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EMBARAZO ADOLESCENTE

1. EMBARAZO ADOLESCENTE
El embarazo adolescente o embarazo precoz se produce cuando ni su
cuerpo ni su mente están preparados para ello; entre la adolescencia
inicial o pubertad –comienzo de la edad fértil– y el final de
la adolescencia, que la OMS establece en los 19 años. La mayoría de
los embarazos en adolescentes son embarazos no planificados y no
deseados. En estas edades, el embarazo también puede ser producto
de violencia física, simbólica, psicológica y económica. El riesgo de morir
por causas relacionadas al embarazo, parto y postparto se duplica si las
niñas quedan embarazadas antes de los 15 años de edad.  
En el Perú, 12.6 de cada 100 adolescentes están embarazadas o ya son
madres, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2018
(Endes). Disminuir el embarazo en adolescente de manera progresiva y
sostenible es posible a través de un trabajo multisectorial y con
participación comunitaria, en especial de los propios adolescentes,
enfocado en actividades preventivas promocionales.
La evidencia empírica indica que entre los factores asociados a la
maternidad precoz se encuentran las características del hogar de la
adolescente: el ingreso económico de sus progenitores, sus niveles de
educación y la condición de pobreza del hogar. Pero también hay
factores contextuales relevantes, como el acceso a una educación
sexual integral, a los distintos métodos de planificación familiar y, sobre
todo, a la garantía del ejercicio de sus derechos. Asimismo, en el
embarazo y la maternidad adolescentes influyen un conjunto de
representaciones culturales en torno al género, a la maternidad, al sexo,
la adolescencia, la sexualidad y las relaciones de pareja.
2. COMO PREVENIR EL EMBARAZO ADOLESCENTE
La mejor manera de prevenir un embarazo y las enfermedades de
transmisión sexual (ETS) es usar un método anticonceptivo y condón al
mismo tiempo. Cuando llegue el momento, puedes enseñarle a tu hijo/a
adolescentes para qué sirven, cómo funcionan y cómo usar
los anticonceptivos y el condón.
Al principio puede ser un poco incómodo hablar sobre anticonceptivos y
embarazo -o sobre cualquier tema relacionado con el sexo. Una de las
estrategias claves de la prevención es la anticoncepción moderna.  Los y
las adolescentes como parte de su Derecho a la salud sexual y salud
reproductiva, tienen derecho a solicitar consejería y además recibir la
provisión del método que elijan. Las adolescentes menores de 14 años
embarazadas, que decidan la interrupción voluntaria del embarazo, se
les debe garantizar ese Derecho sin imponer ningún tipo de barrera.
3. MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS
Abstinencia: Método más eficaz para prevenir el embarazo y las ITS.
Abstenerse del acto sexual no produce efectos nocivos para la salud del
adolescente. La abstinencia puede incluir otras formas de expresión
sexual. Constituye una opción para adolescentes que no hayan iniciado
relaciones sexuales, así como para aquellos que ya lo hubiesen hecho.
El médico debe de ayudar a los jóvenes a adquirir las aptitudes
necesarias para hacer frente a las presiones de los grupos de
pares.2,8 pues la abstinencia requiere motivación y autocontrol,
comunicación y cooperación de la pareja, su práctica requiere de gran
compromiso por parte de los adolescentes, el cual es violado con
frecuencia, por lo que hay que educarlos respecto a otras opciones
anticonceptivas y como acceder a ellas.
Métodos de barrera: Serían los ideales para los adolescentes, son
accesibles, baratos, seguros y en raras ocasiones producen efectos
sistémicos desagradables. Tienen una eficacia inmediata, control por el
propio usuario, y su uso se inicia y discontinua fácilmente, lo cual se
adapta perfectamente a las características de los adolescentes. Los
métodos de barrera incluyen los condones masculinos y los métodos
femeninos, como condones femeninos.
Métodos naturales: Aquí se incluyen el método del ritmo, pero las
adolescentes no son idóneas para utilizar estos métodos, pues en ellas
son frecuentes los trastornos menstruales y otras alteraciones que
afectan la ya pobre eficacia de estos métodos. No obstante, es posible
que en algunas parejas estos métodos sean la única opción disponible.
4. BARRERAS PARA LOS PADRES ADOLESCENTES
Las adolescentes embarazadas o que ya son madres tienen problemas
para permanecer en la escuela y concluir su educación, con efectos
negativos en su formación, en el desarrollo de habilidades y
competencias psicosociales, en la posibilidad de acceder a
oportunidades educativas y de trabajo futuras, en su autonomía y
seguridad económica, y en su capacidad de participar en la vida política
y pública. Tener un hijo o hija plantea un punto de inflexión en las vidas
de las madres adolescentes, ya sea porque constituyen una pareja y con
ello una nueva economía o porque la pareja se disuelve. Es como un
momento o situación que prueba la solidez de una pareja y la capacidad
de convivencia. Estos cambios asociados a la conformación o no de
nuevas unidades de convivencia y con ello nuevas economías tienen
también una dimensión psico afectiva, donde es un dato añadido que las
adolescentes que narran el abandono de las parejas ante el embarazo
son aquellas que tienen problemas de violencia basada en género. Esto
podría tener que ver con señales de la construcción de relaciones y
vínculos afectivamente complejos, de dependencia muchas veces.
5. DESERCIÓN ESCOLAR A CAUSA DEL EMBARAZO ADOLESCENTE
El embarazo precoz compromete las oportunidades de desarrollo de las
adolescentes, pues al desvincularse del sistema educativo se genera un
obstáculo para la culminación de la educación formal, lo que
consecuentemente repercute en desventajas en torno a la inserción
laboral y productiva, así como también las vuelve vulnerables a la
pobreza, la violencia, los ilícitos y la exclusión social. El embarazo y la
parentalidad adolescente se constituyen como factores exógenos de
desvinculación escolar de las estudiantes de educación secundaria. El
embarazo y la maternidad temprana representan un costo de
oportunidad para las mujeres, ya que la falta de condiciones idóneas,
comprensión y abordaje adecuado de la problemática, trae como
consecuencias la interrupción de la trayectoria educativa o el abandono
del sistema educativo por parte de las adolescentes. En otras palabras,
el embarazo precoz compromete las oportunidades de desarrollo de las
adolescentes, pues al desvincularse del sistema educativo se genera un
obstáculo para la culminación de la educación formal, lo que
consecuentemente repercute en desventajas en torno a la inserción
laboral y productiva, así como también las vuelve vulnerables a la
pobreza, la violencia, los ilícitos y la exclusión social.

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