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FACULTAD DE INGENIERÍA
Índice de tablas
Tabla 1: Bandas correspondientes al satélite ALOS, donde la banda pancromática
corresponde al sistema PRSIM y las bandas multiespectrales al sistema AVNIR-2
(Geosoluciones, 2019). ................................................................................................................. 27
Tabla 2: Características del satélite ASTER (Méndez et al., sf). .......................................... 28
Tabla 3: DEM utilizados para la generación del balance de masas del glaciar El Potro. .. 30
Tabla 4: Imágenes ópticas utilizadas para la determinación de la ELA, la zona de
acumulación y ablación del glaciar El Potro............................................................................... 31
Tabla 5: Imágenes ópticas utilizadas para el cálculo del retroceso y/o progreso del glaciar
El Potro. ........................................................................................................................................... 33
1. Introducción
1.1 Planteamiento del problema
El cambio climático ha sido un tema de gran importancia para la humanidad y uno de los
más estudiados por diversas áreas de la ciencia, esto con el fin de comprender las causas
que lo generan y las consecuencias que este podría provocar en un futuro cercano a nivel
global, describiendo así de qué manera y que sistemas naturales podrían verse más
vulnerados.
El aumento de las temperaturas superficiales en el planeta ha sido una de las principales
evidencias del cambio climático. Estas alzas son debido a las emisiones de gases de efecto
invernadero, particularmente de dióxido de carbono. Este último es uno de los
contribuyentes principales del calentamiento progresivo de la atmosfera producto de las
actividades antrópicas. La asociación NOAA (Administración Nacional Oceánica y
Atmosférica) realizó un análisis de la temperatura promedio global sobre superficies y
océanos en el año 2020 concluyendo que los años más cálidos desde el comienzo de los
registros en 1880 fueron los años 2016 con un promedio anual de 1.0 °C, 2019 con 0.95°C
y 2020 con 0.98°C, siendo el año 2016 el más cálido de la historia. Además, los siete años
más cálidos desde el registro entre 1880-2020 han ocurrido desde el año 2014, mientras
que los 10 años más cálidos han ocurrido desde el 2005 (NOAA N. C., 2021).
A pesar de los distintos efectos que trae consigo el fenómeno de cambio climático como,
por ejemplo, cambios en la humedad, cambios en la temperatura, variaciones de vientos,
entre otros; unos de los más importantes y preocupantes para Chile son las bajas en las
precipitaciones que ha estado experimentando y que se han visto evidenciadas en el centro
y norte de Chile provocando una megasequia de la cual no se tenía registro desde hace 50
años. Dentro de las regiones que se han visto más afectadas por este evento de sur a norte
son la Región de O’Higgins con un déficit de -78%, la Región Metropolitana con -77% al
igual que la Región de Valparaíso, la Región de Coquimbo con -87% y la Región de
Atacama con -99%, siendo esta última la más afligida frente a estos efectos (Paúl, 2019).
Las variaciones en las precipitaciones del país que provocan que estas se intensifiquen o
disminuyan son consecuencia de la acción de los efectos del Niño-oscilación del sur o
ENSO el cual ha sido cada vez más intenso generando condiciones más extremas dando
lugar a periodos muy secos o lluviosos. Este fenómeno corresponde a anomalías de
temperaturas asociadas al océano pacífico y consta de dos partes, una fase cálida conocida
como el Niño y una fase fría conocida como la Niña. Cuando surgen vientos alisios fuertes
desde el oeste las temperaturas ecuatoriales comienzan a disminuir y por consecuencia
comienza la fase fría y cuando la intensidad de vientos disminuye las temperaturas
superficiales del mar aumentan dando lugar a la fase cálida. Si bien estos fenómenos y el
cambio climático son temas distintos, están relacionados entre sí ya que la intensidad del
fenómeno del Niño y la Niña se ven afectados por el último. Tal es el caso que a pesar de
que la fase fría genere bajas en las temperaturas y precipitaciones, este es cada vez menos
frío. En el año 2020 según el NOAA la fase fría se hizo presente prolongando así las
precipitaciones en el país (Climate gov, 2021).
La sequía por la que se ha visto envuelta en la actualidad el norte de Chile no solo ha
afectado a la población, sino que también localmente a lo que se conoce como criósfera, la
cual comprende a todos los materiales congelados de la Tierra que se encuentran sobre o
bajo la superficie ya sea terrestre u oceánica, lo cual a su vez incluye a los glaciares, nieve,
casquetes, icebergs, hielo marino, lagos y ríos congelados, el permafrost y suelos
congelados estacionalmente. La extensión local de la criósfera además varía dependiendo
de la ubicación que posea alrededor del mundo (Cop25Chile, 2019).
Prueba de lo anterior son los cambios producidos en la extensión y grosor de material
congelado por el derretimiento del hielo glaciar, siendo estos altamente susceptibles a
cambios en las temperaturas, lo cual implica que de proseguir estos efectos se podría
ocasionar una pérdida sustancial de la masa de hielo en los principales glaciares de
montaña de las zonas tropicales, provocando así un desbalance entre la masa de agua que
es almacenada y la cantidad de masa que se pierde producto de la ablación, esperando así
que el balance entre lo que precipita y lo que se ablaciona se vuelva cada vez más negativo.
Ahora bien, los glaciares tropicales o subtropicales no representan un porcentaje mayor en
el aumento del nivel del mar, pero si adquieren una importancia mayor puesto que gran
parte de la población depende de la escorrentía de ríos que nacen de estos (Cop25Chile,
2019).
Ahora bien, específicamente en la tercera Región de Atacama, existen diversos glaciares,
entre ellos El Potro, que son de gran interés científico debido a los cambios en el clima que
pueden afectarlos y a los pocos estudios que existen acerca de ellos, lo cual limita el
conocimiento acerca de su comportamiento.
El glaciar El Potro se encuentra ubicado en la Cordillera Frontal Andina, en la tercera Región
de Atacama al sureste de la ciudad de Copiapó y entre el límite de Chile y Argentina.
Corresponde a un glaciar de montaña que posee una superficie total de 7 km2 (García et
al., 2018) y se encuentra a 5864 msnm, siendo uno de los glaciares más grandes del norte
de Chile. A pesar de su tamaño, el glaciar ha experimentado perdidas de área a través del
tiempo, donde de acuerdo con el inventario de glaciares realizado entre los años 1986 y
2016, este ha disminuido en un 16% tomando como referencia la región chilena. Sin
embargo, este porcentaje es relativamente menor en comparación a las pérdidas
presentadas en el mismo inventario por otros glaciares pertenecientes a la región, como el
glaciar Nevado Tres Cruces (6748 msnm), el cual disminuyó su área en un 47% o el glaciar
Estrecho (5284 msnm) que disminuyó su área en un 35% (Flores et al., 2018). Dado esto
es que surge la incertidumbre del por qué, a pesar de presentar las mismas condiciones
climáticas en teoría y encontrarse a una altura similar, el glaciar El Potro ha experimentado
poca pérdida de área si se compara con otros glaciares de la misma región.
Dicho lo anterior, este trabajo pretende, mediante métodos indirectos, comprender los
factores principales que afectan el comportamiento del glaciar El Potro frente a las
condiciones de estrés hídrico, las cuales se han ido incrementando a partir del año 2010 y
aumentos en las temperaturas que se han visto reflejadas en la Región de Atacama en un
periodo de tiempo que contempla los años entre 2000 y 2020.
1.2 Hipótesis
1.3 Objetivos
1.3.1 Objetivo General
Estudiar la evolución del volumen del glaciar mediante métodos geodésicos entre los años
2000-2020.
• Estimar el estado de equilibrio del glaciar entre los periodos 2000-2007, 2007-2010
y 2010-2014.
• Caracterizar los aspectos climáticos de la zona de estudio, identificando los cambios
significativos para comprender el comportamiento del glaciar entre los años 2000 y
2020.
• Determinar el retroceso y/o avance del glaciar El Potro, entre los años 2000 y 2020.
2.Marco Teórico
2.1 Marco Climatológico
En Chile existen tres rasgos que caracterizan su climatología. Por el norte y limitado a la
alta cordillera, el cinturón de vientos Alisios, provenientes de la vertiente amazónica que
trae precipitaciones estivales de manera decreciente de norte a sur, mientras que, por el
sur se manifiesta del cinturón de vientos del oeste en latitudes templadas que es por donde
viajan los sistemas frontales y las bajas migratorias provenientes del suroeste, el cual es
controlado por la presencia del Anticiclón Subtropical del Pacífico Sur. Estas características
climáticas, junto con la corriente fría de Humboldt y la cordillera de Los Andes, son los
factores más importantes que controlan el clima (Miller 1976, Garreaud et al., 2003).
La Región de Atacama se destaca por presentar precipitaciones relativamente escasas las
que se concentran principalmente en los meses de invierno (entre mayo y principios de
agosto), en donde la distribución de éstas depende en gran medida de la altitud y la
distancia hacia a la costa. Por lo general las precipitaciones en esta región no superan los
100 mm/año, lo que la incluye en la categoría de zona árida. La aridez de la zona se debe
a la influencia del Anticiclón Subtropical del Pacífico Sur (ASPS), que bloquea la llegada de
frentes climáticos a la zona, acentuándose por la presencia de la Cordillera de Los Andes,
la corriente fría de Humboldt y el efecto de surgencia de aguas profundas. La primera
produce un efecto de sombra de lluvias que impide una mayor penetración de las lluvias
convectivas provenientes del Amazonas a la región, y las otras dos disminuyen la capacidad
de evaporación de aguas del océano Pacífico a la atmósfera, determinando así la hiper-
aridez del desierto de Atacama (Fuenzalida 1965, Garreaud et al. 2003, 2007, Houston &
Hartley 2003).
Por otro lado, la expansión latitudinal hacia el sur del ASPS durante el verano, producto del
ciclo anual de desplazamiento latitudinal, bloquea la llegada de frentes migratorios
provenientes del suroeste en la zona, determinando la total ausencia de precipitaciones
originadas en el cinturón de vientos del Oeste. Contrariamente, durante el invierno la
contracción hacia el norte del ASPS, permite la llegada ocasional de centros migratorios de
bajas presiones, capaces de aportar precipitaciones invernales en la zona como se describe
en la figura 2 (Garreaud et al. , 2007).
Figura 2: Curvas de presión a nivel del mar en el Océano Pacífico y Sudamérica. Se describe la
posición del Anticiclón Subtropical Del Pacífico Sur en los periodos de invierno y verano.
Se considera que la fase del Niño está presente en el océano cuando las temperaturas son
positivas e iguales o superiores a 0.5°C, significando que las temperaturas de las aguas
superficiales del océano pacífico se encuentran a 0.5°C sobre el promedio y las condiciones
de la Niña existen cuando las temperaturas superficiales son de -0.5°C o inferiores
indicando que se encuentran a 0.5°C más fría que el promedio (Climate gov, 2021).
La fase cálida del ciclo ENSO, El Niño, se caracteriza principalmente por el debilitamiento
a gran escala de los vientos alisios y por un aumento en las temperaturas de la superficie
del mar. Es posible observar además que las presiones atmosféricas durante esta fase son
mucho más altas que lo normal en la región oeste del pacífico tropical y bajas en la región
sureste del pacífico tropical (Maturana et al., 2004). El Niño al traer aguas más cálidas hacia
las costas de la Región de Atacama genera el aumento de las precipitaciones en la zona,
siendo este un factor principal de la variabilidad de estos eventos. Por otro lado, la fase fría
de este fenómeno, La Niña, al contrario, El Niño se caracteriza por el reforzamiento de los
vientos alisios intensificándolos, favoreciendo el ascenso de aguas mucho más profundas
y por lo tanto más frías que lo normal sobre la región este del pacífico ecuatorial. A
consecuencia de esto se observan anomalías negativas en la superficie oceánica y la
presión atmosférica en este periodo son más bajas que lo normal en el sector de Indonesia
y el norte de Australia y más altas sobre el pacífico tropical del este. Estas características
se manifiestan principalmente en un déficit de precipitaciones y condiciones atmosféricas
más secas en la zona norte de Chile (Climate gov, 2021).
ENSO es un patrón climático a escala estacional por lo que las características de la fase
cálida y fría no se perciben a corto plazo y dependen de las condiciones climáticas
necesarias para presentarse. Estas fases cambian irregularmente de un lado a otro entre
El Niño y La Niña cada dos a siete años en donde cada una de estas desencadena
alteraciones predecibles de temperaturas, precipitaciones y vientos en el océano pacífico.
De acuerdo con los estudios y monitoreos del NOAA los años más críticos del periodo cálido
son el 2003, 2005, 2007 y 2016, siendo este último el año más intenso y para el caso del
periodo frío los años más críticos fueron el año 2000, 2008 y 2011 respectivamente, siendo
este último el más intenso como se observa en la figura 4 (Climate gov, 2021).
Figura 4: Temperaturas estacionales de la superficie del mar en el océano pacífico tropical central
en comparación con el promedio de 1981-2010 (Climate gov, 2021).
Invierno Altiplánico
El invierno altiplánico está relacionado directamente con la corriente amazónica, un
conjunto de tormentas convectivas que se desarrollan entre los meses de diciembre y
marzo sobre gran parte de la zona tropical y subtropical del continente. La corriente
amazónica se compone de la alta humedad que ingresa desde el océano Atlántico y un
fuerte calentamiento superficial generando una expansión de la columna de aire y una
circulación anticiclónica en la zona alta de la troposfera denominada “Alta de Bolivia” (Vera
et al. 2006).
El calentamiento de los Andes centrales durante las tardes genera brisas valle-montaña
sobre sus dos laderas. Esta brisa que se origina en las zonas bajas al este de la cordillera
transporta aire cargado de humedad, mientras que la brisa provocada sobre la ladera
occidental transporta aire muy seco proveniente del desierto de Chile. En la mayor parte
del año (abril-noviembre) los vientos en altura cruzan los Andes centrales desde el pacífico
hacia el este, favoreciendo de esta manera el desarrollo de la brisa en la ladera occidental
y el aire seco que predomina en el altiplano, dando origen a un prolongado periodo seco
como se muestra en la figura 5, esquema A. Sin embargo, en los meses de verano, el
desarrollo del Alta de Bolivia provoca vientos desde el este sobre los Andes centrales,
favoreciendo la brisa sobre la ladera oriental y el aire mucho más húmedo que es capaz de
alcanzar el altiplano como se observa en el esquema B de la figura 5 (Garreaud, 1999).
Figura 5: Circulación atmosférica en condiciones secas y húmedas de la zona Norte (Garreaud,
1999).
El ingreso de la brisa oriental hacia la cordillera no ocurre durante todo el verano, sino que
solo durante unas decenas de días cuando el Alta de Bolivia se encuentra más activa
generándose las condiciones esenciales para la formación de tormentas intensas y
convectivas, con calentamiento superficial y humedad. Las diferencias dentro de la estación
estival son distintas en cada verano, alternado periodos muy lluviosos como en el año 2019
y años muy secos como el año 2015. En cuanto a la variabilidad interanual de las
precipitaciones en la región del norte de Chile estas se relacionan fundamentalmente con
los cambios en la disponibilidad del vapor de agua sobre el altiplano, sin embargo, hasta
hace poco se consideraba que estos cambios de humedad eran determinados por la
intensidad de los flujos este-oeste sobre el mismo. Por esta razón para periodos de
precipitaciones donde prevalecen los vientos del este, efecto que tiende a ocurrir bajo
condiciones de La Niña, favorecen la precipitación del altiplano. Mientras que el aumento
de los vientos provenientes del oeste que tiende a ocurrir bajo condiciones de El Niño
genera la disminución de las precipitaciones sobre el altiplano (Garreaud & Aceituno 2001).
De acuerdo con los datos obtenidos de cobertura nival de la estación meteorológica ubicada
cuenca del Río Copiapó, los años en donde mayor cubierta hubo durante el periodo del
Invierno Altiplánico es el 2001 con 241.08 Km2 y el año 2015 con un total de 747.13 Km2,
mientras que los años con un déficit mayor de cobertura nival son el 2000 con 29.86 Km2,
el 2003 con 31.35 Km2, el 2007 con un total de 47.37 Km2, el 2014 con 13.43 Km2, el 2016
con 19.41 Km2 y el 2019 con una cubierta total de 34.33 Km2 como se muestra en la figura
6.
Figura 6: Datos del promedio mensual anual de cubierta nival entre los años 2000 y 2022
correspondientes al periodo del Invierno Altiplánico (Cr2, 2022).
Por otro lado, de acuerdo con las mediciones de la estación meteorológica ubicada en la
cuenca del río Copiapó, los años que presentaron una mayor cobertura nival son el 2000
con un total de 3684.87 Km2, el 2002 con un total de 4529.08 Km2, el 2007 con un promedio
de 3770.01 Km2 y el 2017 con 4800.02 Km2 de cobertura nival. Además, los años 2010,
2011, 2013 y 2015 se mantuvieron casi constantes presentando un promedio total de
cobertura nival de 3193.32 Km2. En cuanto a los años en los que hubo una menor área de
cubierta nival se encuentra el 2001 con un total de 861.33 Km2, el 2014 con 958.36 Km2 y
el 2019 con un promedio de 469.48 Km2 como se observa en la figura 8.
Figura 8: Datos del promedio mensual anual de cobertura nival de la Región de Atacama,
obtenidos de la estación meteorológica de la cuenca del río Copiapó (Cr2, 2022).
Por otro lado, La Cordillera Frontal Andina posee un clima diferente a la de la región en
donde se ubica entre los 28 y 30°S, que es principalmente árida, debido a la disminución
de las temperaturas concorde aumenta la altitud. Este gradiente térmico negativo, que varía
entre los 0.5 y -1°C cada 100 metros, provoca un aumento en el contenido relativo de la
humedad en el aire, así como lluvias orográficas en las laderas de barlovento, pero menos
frecuentes en las laderas de sotavento. Las precipitaciones son mínimas, correspondientes
a 50mm aproximadamente, en zonas de bajas altitudes y aumentando hacia el oeste y
sureste. Además, las nevadas disminuyen de sur a norte, de 300 a 150 mm (Perucca &
Esper, 2008).
Las primeras nevadas en las zonas de mayor altitud de la Cordillera Andina ocurren en
mayo, siendo las más importantes las acontecidas durante julio y principios de agosto.
Estas en general son de relativamente corta duración en donde después de cada tormenta,
se forma una capa de hielo que protege el casquete de nieve y evita la evaporación. La
orientación con respecto a los vientos dominantes es de suma importancia, ya que las
laderas de las montañas orientadas al norte reciben más insolación que las orientadas al
sur y tienen un régimen de viento específico (Perucca & Esper, 2008).
El clima entre los 3500 a 4000 msnm en la Cordillera Andina, es de tipo tundra de alta
montaña, el cual comprende temperaturas que oscilan entre -18 y 10°C. Por encima de los
4300 msnm, el tipo de clima en esta zona es de hielo perpetuo, donde las temperaturas
medias en los meses más cálidos son inferiores a 0°C, siendo estas condiciones ideales
para la formación de permafrost. Por otro lado, las temperaturas invernales más altas
registradas en la región cordillerana son causadas por la influencia del llamado viento
Zonda, el cual consiste en un viento cálido y seco proveniente del occidente de Argentina.
Finalmente, entre los 4000 y 6000 msnm, las precipitaciones son principalmente en forma
de nieve y heladas (Perucca & Esper, 2008).
En los 28°S se encuentra la Cordillera Principal que posee cumbres de hasta 5800 msnm,
en esta se exponen valles en forma de artesa que habrían sido erodados durante las
glaciaciones cuaternarias (Amman et al., 2001). Además, es posible observar cabeceras
coronadas por circos, aristas y cumbres piramidales que, junto a laderas con escombros
glacigénicos y morrenas de valle que se extienden por más de 20 km aguas abajo de los
circos glaciares dando cuenta de la acción de las glaciaciones sobre la evolución del paisaje
(Aguilar et al., 2013).
Hacia los Andes altos es probable observar numerosos parches de nieve perenne, siendo
rasgos característicos de la zona. Estos parches tienen su límite inferior en la latitud del
cerro El Potro, el cual se encuentra a 5000 msnm y donde es posible encontrar este tipo de
morfología principalmente en las laderas que se encuentran orientadas hacia el sur en
contraste con los 4300 msnm de altitud en los Andes centrales de la provincia de Mendoza,
(Trombotto, 2000). Dentro de esta latitud se encuentra la presencia de morrenas que rodean
pequeños glaciares y antiguos valles glaciares y que poseen pendientes moderadas y
carecen de morfologías de flujo. Sin embargo, estas geomorfologías se consideran de
origen incierto debido a que posiblemente correspondan a formas de transición de glaciares
de roca, especialmente donde la cubierta considerada de este tipo de morfología es espesa
entre 20 y 25 metros y considerando además condiciones de permafrost. Es posible
observar antiguos depósitos de morrenas en valles de ríos a 4000msnm (Perucca & Esper,
2008).
El termokarst presente en la zona, el cual corresponde a superficies de terreno irregulares,
se caracterizan por la formación de depresiones y agujeros redondos que superan los 200
metros de diámetro y que tienen pendientes más suaves frente al sol (Black, 1969). En el
área el termokarst es desarrollado sobre glaciares de roca principalmente con depresiones
generadas por la fusión de hielo y se encuentran cubierta de agua (Perucca & Esper, 2008).
Por otro lado, encima de los 5000 msnm de la cordillera Principal se encuentran las llanuras
crioplanares, las cuales son muy importantes ya que son agentes de transporte de
sedimentos. Estas geomorfologías se fusionan formando terrazas crioplanares. Además de
estas geomorfologías es común dentro de la zona encontrar lóbulos de solifluxión que se
presentan como protuberancias en laderas de los principales valles fluviales actuales y
terrazas de solifluxión (Perucca & Esper, 2008).
En los taludes detríticos, los fragmentos de roca producto de la gelifluxión, se canalizan
generando hendiduras en el sustrato que es aprovechado por rocas o avalanchas de nieve,
luego de ser movilizados estos detritos son depositados dando lugar a conos de perfil
convexos y estos además se fusionan con otros y forman acumulaciones de escombros en
pendientes continuas. Este tipo de morfologías son muy frecuentes en la zona del cerro El
Potro, especialmente en sus laderas (Perucca & Esper, 2008).
Los glaciares de roca también son comunes en las áreas periglaciares de la Cordillera
Andina, los cuales son cuerpos que poseen hielo y escombros angulares que tienen forma
de lóbulo y se desplazan lentamente cuesta abajo. Las superficies de estos poseen crestas
longitudinales en los bordes, pero transversales en su posición final, mientras que las
crestas y surcos son indicadores de flujo. Las pendientes frontales de los glaciares de roca
poseen pendientes pronunciadas (Perucca & Esper, 2008).
Figura 9: Mapa geomorfológico de la zona, en donde se observan las principales morfologías
(Perucca & Esper, 2008).
Donde
b = Corresponde al balance de masa especifico.
c= La acumulación.
a= La ablación.
Como se ha descrito anteriormente, suele considerarse el fin del verano previo como el
inicio de un nuevo año de mediciones, cuando este periodo se extiende por un año
hidrológico completo, se podrá medir el balance específico anual (bn) y para calcularlo se
considera un año de calendario específico entre dos fechas fijas, de esta manera el balance
se extiende por el periodo existente entre dos superficies de verano consecutivas. El
balance especifico anual o neto queda representado por ecuación 2 (Ostrem & Brugman,
1991):
bn=ct+at
Ecuación 2: Formula para calcular el balance de masa especifico anual.
Donde
bn= Corresponde al balance de masa específico anual.
ct= La acumulación total en un año hidrológico.
at= La ablación total en un año hidrológico.
Un balance especifico ya sea anual o estacional, debe ser integrado a toda la superficie del
glaciar. Los términos de balance de masa para el glaciar en su totalidad son análogos a los
referidos para determinar puntos específicos, con excepción de ser expresados con letra
mayúscula, por lo que al integrar (bn) sobre toda el área del glaciar, en adelante s, se obtiene
un balance anual total (Bn) correspondiendo al volumen equivalente de masa total durante
un año hidrológico. Esta ecuación se describe con la siguiente formula (Rivera et al., 2017):
Bn= ∫𝒔 𝒃𝒏𝒅𝒔
Ecuación 3: Formula para calcular el balance de masa total anual.
Figura 10: Terminología del balance de masa en un ciclo anual y diferenciación estacional para un
glaciar típico de régimen templado o de latitudes medias (Cuffey & Paterson, 2010).
2.3.4 Acumulación
2.3.5 Ablación
3.Metodología
3.1 Materiales
3.1.1 Satélite ALOS
ALOS es un satélite de origen Japonés que fue lanzado en el año 2006 por la Agencia
Espacial Japonesa (JAXA). Este durante su operación recolectó imágenes de radar en
escenas de 50 km x 70 km de todo el planeta en periodos de 45 días, a través de su sensor
PALSAR que corresponde a un radar de apertura sintética en banda L. Las imágenes de
este sensor se encuentran disponibles según tres niveles de procesamiento, de 1.0
correspondiente a la imagen cruda, 1.1 correspondiente a datos comprimidos y 1.5
correspondiente a imágenes expandidas (cita). La plataforma ALOS dispone de un registro
de imágenes satelitales desde el año 2006 al 2011 y comprende 3 sistemas independientes
(PRSIM, AVNIR-2, PALSAR), los que adquieren simultáneamente imágenes ópticas con
diversas resoluciones y coberturas. ALOS consta de una banda pancromática que posee
una resolución de 2.5 metros y 4 bandas multiespectrales con una resolución de 10 metros
cada una como se describe en la tabla 1, por lo que el satélite dispone de una resolución
total de 12.5 metros. Además de disponer de imágenes multiespectrales es posible utilizar
este satélite para obtener modelos de elevación digital (DEM) que corresponde a la
elevación de superficie terrestre respecto del datum de referencia dado (Geosoluciones,
2019).
Landsat corresponde a una serie de 8 satélites (enumerados del 1 al 8), que inicialmente
se llamaron ERTS (Earth Resources Technology Satellites) y fue la primera misión que
lanzó Estados Unidos para el monitoreo de los recursos terrestres. De todos los satélites,
solo el 5 y el 8 se encuentran activos. Su mantenimiento y operación se encuentra a cargo
de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y su producción y
comercialización depende del servicio geológico de los Estados Unidos (USGS).
Los satélites Landsat llevan a bordo diferentes sensores, los cuales han ido evolucionando
para captar más información sobre la superficie terrestre, con mayor precisión y detalles.
De ahí las mejoras radiométricas, geométricas y espaciales que se incorporaron a los
sensores pasivos; el primero, conocido como Multispectral Scanner Sensor (MSS), seguido
de Thematic Mapper (TM) que tiene mayor sensibilidad radiométrica que su antecesor,
Enhanced Thematic Mapper Plus (ETM+) que entre sus mejoras técnicas destaca una
banda espectral (pancromática) con resolución de 15 metros y en el último satélite Landsat.
Landsat-8 posee dos sensores de imágenes Operational Land Imager (OLI) y Thermal
Infrared Sensors /TIIRS). Las imágenes Landsat, de acuerdo con el sensor que posean,
pueden estar compuestas de 4 (Landsat-1,2,3) hasta 11 bandas espectrales (Landsat-8).
Dependiendo del satélite y sensor, estas incluyen un canal pancromático, rango visible, una
o más bandas infrarrojas, y una o dos bandas térmicas. En cuanto a sus resoluciones
espaciales, estas varían entre 15, 30, 60 y 120 según el sensor y banda(cita).
3.1.4 Misión SRTM
3.1.6 ArcGis
3.1.7 QGIS
Para el cálculo del balance de masa del glaciar se utilizaron cuatro DEM, correspondientes
al año 2000, 2007, 2010 y 2014 como se observa en la tabla 3.
ALOS
2007 AP_05879_FBS_F6610_RT1.dem
PALSAR 12.5 m
ALOS
2010 AP_21983_FBS_F6610_RT1.dem
PALSAR 12.5 m
COPERNICUS
2014 Copernicus_DSM_10_S29_00_W070_00
DEM 30 m
Tabla 3: DEM utilizados para la generación del balance de masas del glaciar El Potro.
En primera instancia se realizó una delimitación de los DEM descargados con la zona de
estudio. Una vez delimitados los DEM, se procedió a realizar una resta entre estos utilizando
la calculadora ráster del software QGIS versión 3.18 para visualizar las diferencias de altura
que pueda haber entre los años estudiados. Luego de obtener el resultado de la resta se
obtuvo un nuevo ráster, el cual contiene las diferencias de ambos DEM y a partir de este se
realizó una clasificación discreta donde el software determinó las zonas en que los valores
de altura son iguales a cero. Ahora bien, los DEM tienen errores intrínsecos en los valores
de los pixeles, por lo que también se revisó el valor de -1.
LANDSAT
LE07_L2SP_233080_20100311_20200911_02_T1_SR_B2
2007 7 30 m
LANDSAT
LC08_L2SP_233080_20140906_20200911_02_T1_SR_B2
2014 8 30 m
Luego de que se establecieron las zonas de acumulación y ablación, cada zona se delimitó
en función a los DEM utilizados de cada año, de los cuales se realizaron dos extractos de
DEM del año 2000, 2007, 2010 y 2014 respectivamente. Posteriormente con la herramienta
Ráster Surface Volume del software QGIS se calculó el volumen de cada DEM generado
en el paso anterior. Dentro de los parámetros que se utilizaron en este cálculo fue un nivel
de base de 4000 m para así obtener un resultado en términos numéricos más reducido y la
metodología seleccionada fue la de contar el volumen solo por encima del nivel de base
definido como se observa en la figura 13.
Figura 13: Parámetros utilizados con la herramienta Ráster Surface Volume del software QGIS
versión 3.18.
Una vez obtenidos los volúmenes de las zonas de ablación y acumulación, se realizó una
sumatoria de las 2 zonas correspondientes al periodo para así obtener el balance de masa
en m3 para el periodo respectivo.
Luego de obtenido el balance de masa, este fue dividido por el área en m2 tanto del año
del principio del balance, como por el área del final del mismo para cada periodo, obteniendo
así los Metros equivalentes de agua (Mqa), y estos a su vez fueron restados entre sí para
poder obtener el error asociado a ese balance.
3.3 Cálculo del retroceso del glaciar El Potro, mediante imágenes ópticas
Para este paso se utilizó un total de siete imágenes ópticas correspondientes al año 2000,
2007, 2010, 2014, 2016, 2018 y 2020 como se observa en la tabla 5.
Imágenes Ópticas Utilizadas Para el Cálculo del Retroceso y/o Progreso del Glaciar El Potro
LANDSAT
2000 5 LT05_L1TP_233080_20000307_20161216_01_T1 30 m
LANDSAT
LE07_L2SP_233080_20100311_20200911_02_T1_SR_B2
2007 7 30 m
LANDSAT
2014 8 LC08_L2SP_233080_20140906_20200911_02_T1_SR_B2 30 m
SENTINEL
2016 2 S2A_OP~2 10 m
LANDSAT
2018 8 LC08_L1TP_233080_20180309_20200901_02_T1_refl 30 m
SENTINEL
2020 2 T19JDJ_20200314T143721_TCI 10 m
Tabla 5: Imágenes ópticas utilizadas para el cálculo del retroceso y/o progreso del glaciar El Potro.
A partir de las imágenes satelitales obtenidas, se delimitó el contorno del glaciar El Potro
en cada imagen utilizando el software QGIS versión 3.18. Posterior a la delimitación, el
siguiente paso fue comparar dos imágenes, en este caso se comparó el año 2000-2007,
2007-2010, 2010-2014, 2014-2016, 2016-2018 y 2018-2020 con el fin de observar los
cambios producidos en el glaciar en dicho periodo de años. El siguiente paso fue generar
un archivo shapefile tipo línea para trazar segmentos perpendiculares al límite del glaciar
utilizando 2 contornos de años consecutivos, con tal de poder magnificar el retroceso o
avance en cada periodo como se aprecia en la figura 14.
Figura 14: Líneas (en color rojo) generadas para el cálculo del retroceso del glaciar El Potro.
4. Resultados
La figura 15 muestra los valores obtenidos del balance de masa del glaciar El Potro a partir
de modelos de elevación digital (DEM) entre los años 2000 y 2007, donde el valor total
obtenido de la zona de acumulación es de 39.2 Metros equivalente de agua (m eq. a) y el
valor de la zona de ablación es de 46.9 m eq. a, dando como resultado un balance de masa
total de 86.2 (±) 0.9 m eq. a. A partir del valor obtenido se infiere que el glaciar ganó esa
cantidad de volumen durante los años de estudio.
Figura 15: Mapa de resultados del balance de masa del glaciar El Potro entre los años 2000-2007.
Por otro lado, la figura 16 muestra los valores obtenidos del balance de masa del glaciar El
Potro a partir de modelos de elevación digital (DEM) entre los años 2007 y 2010, donde el
valor total obtenido de la zona de acumulación es de -0.26 m eq. a y el valor de la zona de
ablación es de -0.49 m eq. a, dando como resultado un balance de masa total de -0.75 (±)
0.0003 m eq. a. Dado que el valor obtenido del balance de masa es prácticamente un delta
0, se infiere que durante esos años el glaciar mantuvo su volumen.
Figura 16: Mapa de resultados del balance de masa del glaciar El Potro entre los años 2007-2010.
Finalmente, la figura 17 muestra los valores obtenidos del balance de masa del glaciar El
Potro a partir de modelos de elevación digital (DEM) entre los años 2010 y 2014, donde el
valor total obtenido de la zona de acumulación es de -55.7 m eq. a y el valor de la zona de
ablación es de -37.08 m eq. a, dando como resultado un balance de masa total de -92.8 (±)
5.1 m eq. a. El valor adquirido del balance de masa indica que durante este periodo de
tiempo el glaciar perdió esa cantidad de volumen.
Figura 17: Mapa de resultados del balance de masa del glaciar El Potro entre los años 2010-2014.
La figura 18 muestra la disposición de la ELA del glaciar El Potro durante los años de
investigación, encontrándose en el balance realizado entre los años 2000 y 2007 en la cota
5450 msnm, entre los años 2007 y 2010 en la cota 5470 msnm y entre los años 2010 y
2014 en la cota 5460 msnm.
Figura 18: Disposición de la ELA dentro de los años investigados.
La figura 19 muestra el valor en metros obtenidos del cálculo del retroceso del glaciar El
Potro a partir de imágenes ópticas entre los años 2000 y 2007, donde el retroceso promedio
obtenido corresponde a un total de 231.6 metros. En cuanto al área obtenida, esta fue de
9.76 km2 en el año 2000 y de 8.39 km2 para el 2007. El retroceso observado se ve reflejado
principalmente en las lenguas del glaciar específicamente a las del lado este concordando
con la zona de ablación del glaciar.
Figura 19: Mapa de retroceso del glaciar El Potro entre los años 2000 – 2007.
Por otra parte, la figura 20 presenta el valor obtenido en metros del cálculo del retroceso
del glaciar El Potro a partir de imágenes ópticas entre los 2007 y 2010, obteniendo un
retroceso promedio de 104.61 metros. En cuanto al área obtenida, esta fue de 8.39 km2
para el año 2007 y de 8.10 km2 en el año 2010.
Figura 20: Mapa de retroceso del glaciar El Potro entre los años 2007 – 2010.
La figura 21 indica el valor obtenido en metros del cálculo del avance del glaciar El Potro a
partir de imágenes ópticas entre los 2010 y 2014, obteniendo un avance promedio de
226.66 metros. En cuanto a las áreas obtenidas, esta fue de 8.10 km2 en el año 2010 y de
9.33 km2 para el 2014.
Figura 21: Mapa de avance del glaciar El Potro entre los años 2010 – 2014.
La figura 22 muestra el valor obtenido en metros del cálculo del retroceso del glaciar El
Potro a partir de imágenes ópticas entre los años 2014 y 2016, obteniendo un retroceso
promedio de 282.38 metros. En cuanto a las áreas adquiridas, esta fue de 9.33 km2 para el
2014 y de 7.80 km2 en el 2016. En este periodo el glaciar obtuvo más pérdida de área si se
compara con los demás periodos analizados.
Figura 22: Mapa de retroceso del glaciar El Potro entre los años 2014 – 2016.
Por otro lado, la figura 23 presenta los resultados obtenidos en metros del cálculo de avance
del glaciar El Potro entre los años 2016 y 2018 a partir del estudio de imágenes ópticas,
obteniendo un avance promedio de 187.3 metros. En cuanto al área extraída, esta
corresponde a 7.80 km2 en el 2016 y de 9.87 km2 para el 2018. Durante este periodo el
glaciar alcanzo la mayor área en comparación a los periodos analizados.
Figura 23: Mapa de avance del glaciar EL Potro entre los años 2016 – 2018.
Finalmente, en la figura 24 se observa el valor obtenido del cálculo de retroceso del glaciar
El Potro a partir de imágenes ópticas entre los años 2018 y 2020, obteniendo un retroceso
promedio de 169.92 metros. En cuanto al área obtenida, esta fue de 9.87 km2 en el 2018 y
de 7.75 km2 para el año 2020. Durante este periodo hubo un menor retroceso en el glaciar,
pero no alcanzando el año récord del periodo 2007 a 2010
Figura 24: Mapa de retroceso del glaciar El Potro entre los años 2018 – 2020.
5. Discusión
A partir de los resultados obtenidos del balance de masa realizado entre 2000 y 2007 el
glaciar se vio influenciado principalmente por la fase cálida, El Niño, el cual fue un periodo
con mayor aporte de precipitaciones sólidas en las épocas de invierno en la zona. (NOAA,
2022) . Además, el año 2007 fue el año con mayor aporte de precipitaciones sólidas con un
total de 0.14 m según datos de reanálisis tomados de distintas estaciones meteorológicas
de la Región de Atacama, el cual explicaría el balance de masa positivo (World Meteorogical
Organization, 2020). Esta información puede corroborarse además con datos obtenidos de
la estación meteorológica ubicada en la cuenca del Río Copiapó, la cual indica que en el
año 2007 se produjo una mayor cubierta nival en dicha zona, con un total de 3770.01 km2
para los meses de invierno (Cr2, 2022). Ahora bien, los datos de cubierta nival de la misma
estación meteorológica ubicada en la cuenca del Río Copiapó entre los meses de enero y
marzo, que corresponde al periodo en el cual se encuentra presente el Invierno Altiplánico
en el área de estudio, señalan que el año 2007 tuvo un aporte promedio de cobertura nival
en la zona de 32.34 km2 (Cr2, 2022), lo cual comparado con el total de 3770.01 km2 que
hubo ese año en el periodo de invierno, no representa un aporte significativo. Dicho esto,
el aporte del Invierno Altiplánico no afecta en gran medida al balance de masa.
Entre los años 2007 y 2010 el glaciar fue influenciado mayoritariamente por la fase fría, La
Niña, provocando periodos de déficit de precipitaciones (NOAA, 2022). Sin embargo, estas
precipitaciones a pesar de ser inferiores al peak del año 2007 se mantuvieron en un rango
virtualmente constante con un promedio de 0.04m de acuerdo con los datos de reanálisis
obtenidos de diferentes estaciones meteorológicas de la región durante el periodo
analizado, esto podría explicar el equilibrio que se produjo entre estos años (World
Meteorogical Organization, 2020). Estos datos concuerdan además con las mediciones de
cubierta nival de la estación meteorológica ubicada en la cuenca del Río Copiapó, las cuales
corresponden para el año 2010 a un promedio total de 3193.32 km2, manteniéndose
constante en dicho periodo. Por otro lado, al revisar los promedios desde enero a marzo
dentro de los mismos años, donde se encuentra presente el Invierno Altiplánico, el área
nival aumenta desde 32.34 km2 en 2007 a 58.9 km2 en 2010 (Cr2, 2022), lo cual indica que
el glaciar no depende de este factor para este periodo.
Durante los años 2010-2014, la zona se vio influenciada por la fase fría, La Niña, la cual
estuvo presente principalmente en el periodo de invierno, siendo más intenso entre los
meses de mayo y agosto específicamente generando en la zona un déficit de
precipitaciones. Además, el año 2014 no estuvo presente ni La Niña ni El Niño. (NOAA,
2022). Además, esto puede corroborarse con los datos obtenidos de cubierta nival de la
estación meteorológica ubicada en la cuenca del Río Copiapó, en donde el 2014 fue un año
con déficit de cubierta nival, con un total de 958.36 km2 y si se toman en cuenta los mismos
datos de la estación, pero desde enero a marzo donde se desarrolla principalmente el
invierno altiplánico, este disminuyó desde el año 2010 con 58.96 km2 al 2014 con 27.86 km2
respectivamente (Cr2, 2022). Esto, adjuntando lo anterior dicho, podría haber provocado
que las condiciones generen un balance negativo para ese periodo.
Expuesto lo anterior, los aportes de precipitaciones solidas que dan lugar a la cubierta nival
del glaciar El Potro dependen directamente de los eventos de ENSO y en menor medida de
los aportes del Invierno Altiplánico, indicando que los aportes climáticos provenientes del
océano Pacífico y del océano Atlántico alimentan al glaciar provocando un equilibrio en él.
Las cotas en las que se sitúa la ELA del glaciar, las cuales corresponden desde el primer
balance entre los años 2000 y 2007 hasta el balance realizado entre los periodos del año
2010 y 2014 son respectivamente, en la cota de los 5450 msnm, 5470 msnm y 5460 msnm.
Estos valores indican que la ELA se desplazó entre los años investigados 15 msnm en
promedio, lo cual es relativamente insignificante en base al tamaño total del glaciar. Dicho
esto, es posible que el glaciar a pesar de haber presentado un desplazamiento hacia el
este, su dinámica fue débil y existe la posibilidad de que se encuentre en equilibrio.
El retroceso del glaciar entre los años 2000 y 2007 se ve reflejado principalmente en las
lenguas de este, específicamente a las del lado este concordando con la zona de ablación
del glaciar. En base a esto y relacionándolo con el balance de masa de este mismo periodo,
a pesar de existir un retroceso en el glaciar éste aumentó su volumen y su morfología se
mantuvo relativamente sin cambios relevantes.
Por otro lado, el retroceso observado entre los años 2007 y 2010 corroborarían el equilibrio
que hubo en el glaciar en el balance de ese mismo periodo ya que el retroceso fue inferior
al del periodo de estudio anterior y además no se produjo cambios en la morfología de este.
El avance observado entre los años 2010 y 2014, comparado con el balance de masa
realizado en el mismo periodo, el cual fue negativo, podría relacionarse debido a que el
glaciar al disminuir su altura hubo una mayor cantidad de fusión de hielo glaciar generando
que sus lenguas avanzaran hacia el este, que es donde se encuentra la zona de ablación
y donde la altitud comienza a disminuir.
Entre los años 2014 y 2016 el glaciar experimentó nuevamente un retroceso a pesar de
verse influenciado por los eventos de El Niño, los cuales se vieron intensificados en el año
2016 (NOAA, 2022). Además, según el monitoreo de la estación meteorológica ubicada en
la cuenca del Río Copiapó entre los meses de enero y marzo, que es donde se desarrolla
el Invierno Altiplánico, hubo para el año 2014 y 2016 una cubierta promedio total de 27.86
km2 (Cr2, 2022), lo cual es un valor mucho menor comparado con los datos de años
anteriores, esto por lo tanto podría responder a la disminución de área producida entre los
años estudiados.
Por otro lado, los resultados obtenidos del avance observado entre los años 2016 y 2018
pueden relacionarse con los datos medidos por la estación meteorológica ubicada en la
cuenca del Río Copiapó, indicando que para el año 2018 se estimó una cubierta nival total
de 1265.13 Km2, pero este dato es menor comparado con otros años analizados. Sin
embargo, para el año 2017 hubo un total de cubierta nival de 4800.02 km2, por lo que se es
posible inferir que las condiciones climáticas del ese año promovieron el avance del glaciar,
además en este periodo la zona que avanzó fue la del sector oeste del glaciar
correspondiente a la zona de acumulación, abarcando más área que el sector este que
corresponde a la zona de ablación. Por otro lado, según datos de la misma estación
meteorológica, pero tomando en cuenta solo los meses de enero a marzo, donde se
desarrolla comúnmente el Invierno Altiplánico, para el año 2018 hubo un total de 33.58 Km2
de cobertura nival en la zona, siendo esta mayor en comparación al periodo de estudio
anterior (Cr2, 2022). Esta información puede corroborar lo dicho anteriormente.
Finalmente, para los periodos comprendidos desde el año 2018 a 2020, el glaciar retrocedió
y esto puede relacionarse con la influencia de los eventos de la fase fría, La Niña generando
periodos de déficit de precipitaciones en la zona. Además, según los datos medidos de la
estación meteorológica ubicada en la cuenca del Río Copiapó, que indican que para el año
2020 hubo un total de cubierta nival de 1368.8 Km2, pero para el 2019 el total de cubierta
fue de 469.48 Km2, siendo mucho menor que el siguiente año. Dicho lo anterior, es posible
inferir que las condiciones del año 2019 dieron lugar al retroceso del glaciar El Potro.
Además, tomando en cuenta los meses de enero a marzo de la estación, donde se
encuentra presente el Invierno Altiplánico para el 2020, el promedio total de cubierta nival
fue de 51.9 km2 corroborando así la información anterior (Cr2, 2022).
El glaciar El Potro a pesar de los retrocesos experimentados en los años analizados, no
presentó cambios visibles en su morfología y área a pesar de las condiciones climáticas
que controlan la Región de Atacama. Además, cabe destacar que desde el año 2010 Chile
se encuentra enfrentando una megasequía, la cual es considerada una de las mas extensas
y severas de la historia. Dadas estas condiciones el glaciar se ha mantenido relativamente
estable, frente a otros de la zona central, como por ejemplo el glaciar Juncal Norte ubicado
en la Región de Valparaíso, que, según Fernandoy (2022), ha disminuido
considerablemente su área desde el año 2010, alcanzando un total de 6.8 km2 para el año
2021 (figura 25), lo cual es una perdida relativamente alta si se considera que ambos son
alimentados por las mismas condiciones climáticas provenientes desde el océano pacífico.
Dicho esto, es probable corroborar que la estabilidad del glaciar El Potro está ligada a los
aportes climáticos provenientes del océano Atlántico, que, a pesar de ser menores a los
provenientes del Pacífico, contribuyen de manera favorable en el frente a las condiciones
climáticas de la zona.
Figura 25: Variación areal del glaciar Juncal Norte entre los años 1955 – 2021 perteneciente a la
Región de Valparaíso (Fernandoy, 2022).
5.1 Evolución del glaciar El Potro
Los balances de masa obtenidos del glaciar en los años 2000-2014 no presentan pérdidas
significativas que pudieran indicar que el glaciar ha experimentado un retroceso
representativo entre los años de estudio, más bien mantuvo su volumen a pesar de los
factores climáticos presentes. Esto y apoyándose en la morfología del glaciar, que
corresponde a un glaciar de montaña y que estos se caracterizan por presentar una zona
de ablación menor a la de otros glaciares, contribuiría a lo dicho anteriormente. Por otro
lado, tomando en cuenta los cálculos realizados de retroceso del glaciar entre los años
2000-2020, este a pesar de experimentar procesos de retroceso y avance en los años de
análisis, los resultados mostraron que las lenguas del glaciar son las más vulnerables a los
cambios climáticos.
6. Conclusión
A partir del balance de masa y el cálculo de retroceso y/o avance del glaciar entre los años
2000 – 2020, el glaciar presento un balance promedio total de -2.45 m eq. a , un retroceso
total de 197.12 metros y un avance de 206.98 metros.
Por otra parte, el fenómeno que predomina durante el periodo 2000-2007 en la zona es la
fase cálida, El Niño, generando en los periodos de invierno un aporte mayor de
precipitaciones sólidas en el sector, mientras que en el periodo 2007-2010 el fenómeno
predominante es la fase fría, La Niña provocando una disminución en las precipitaciones
sólidas en la zona. Ya para el periodo 2010-2014 el fenómeno predominante sigue siendo
la fase fría, La Niña, generando en los periodos de invierno un déficit en las precipitaciones
sólidas en el área.
Junto con lo anterior, para el periodo 2000-2007 y 2007-2010, los eventos del Invierno
Altiplánico no son un factor predominante sobre el comportamiento del glaciar, mientras que
para el periodo 2010-2014, 2014-2016, 2016-2018 y 2018-2020 este fenómeno si tuvo una
participación importante en el comportamiento de este.
Con lo anterior dicho, se puede inferir que evolutivamente hablando el glaciar El Potro ha
presentado un retroceso virtualmente pequeño comparado a la superficie total de éste.
Además, a pesar de que ha experimentado episodios tanto de retroceso y avance, estos se
reflejan más en las lenguas del glaciar tanto de la zona de ablación como en la de
acumulación, pero este comportamiento puede ser debido a la dinámica del glaciar.
A partir de los antecedentes entregados, las metodologías utilizadas en este trabajo
comprueban que la hipótesis propuesta en el mismo se cumple. Esto, a su vez, indica que
la elección de las metodologías para la realización de este trabajo fue adecuada.
Por último, se recomienda para futuros trabajos ver la posibilidad de generar DEM de la
zona de estudio, a partir de LIDAR o Radar de penetración terrestre (GPR) debido a que no
existe abundancia de datos en esta área en particular, y junto con esto poder realizar
balances del glaciar de forma periódica.
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Anexos
A continuación, se observa cómo se obtuvieron los contornos del glaciar para el cálculo del
retroceso y/o avance del glaciar El Potro.
Figura 26: Perímetro del glaciar El Potro para el año 2000
La figura 33 describe los cambios evidenciados del glaciar El Potro entre los años 2000 al 2020, a
partir de imágenes ópticas.
Figura 33: Mapa resumen del retroceso del glaciar El Potro entre los años 2000 – 2020.