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Abstract.
Es mundialmente reconocida la labor del filósofo canadiense Bernard J. F.
Lonergan, por sus estudios de teología y gnoseología, especialmente al plantear
nuevas formas de entender los procesos sistémicos que determinan y forjan el
acto del entender o el conocer. Pero poco se ha detenido y estudiado los aportes
psicológicos que el propio Lonergan trazó, a modo de punto de partida para una
teoría integral de la psique, que se nutre de los últimos avances de la
gnoseología, antropología, ética, teología y psicología. Es sobre este aspecto que
buscaremos explicar y sintetizar en donde toma sentido y cuerpo el presente
trabajo.
Introducción.
Hace ya más de dos siglos de la sistematización y formulación de la gnoseología
como corriente filosófica con un cuerpo y marco teórico propio, enfocada en el
estudio del problema del conocer humano y la ideogénesis. Así también, hace ya
más de un siglo en que la filosofía ha abandonado el campo de la Psyque a la
psicología, y parece desentenderse de sus problemas. Hace menos de medio
siglo que la gnoseología parece encontrarse en un proceso de letargo final
tendiente a desaparecer, corriéndose sus preocupaciones y problemas a las
neurociencias modernas, u otras áreas del saber.
Dentro de este panorama muy actual, sorprende encontrarse con las obras del
filósofo canadiense Bernard J. F. Lonergan, quien osadamente intenta una
reactualización y unificación de aquellos abandonados campos teóricos y
problemas, desde una filosofía tan amplia y compleja, que solo puede
adjudicársele el adjetivo de “pretensiosa” en un mundo donde el saber cada vez
más tiende a dividirse en recortadas áreas de especialistas.
A modo de resumen.
Bernard Lonergarn es uno de los pensadores católicos más importantes del siglo
XX, dedicándose prioritariamente a los problemas gnoseológicos y a combatir el
escepticismo contemporáneo desde bastas áreas de saber interrelacionadas,
como la antropología, la metafísica y la ética, además de la ya nombrada
gnoseología. Su esquema básico se sustenta en la noción de “chispazo
inteligente” al cual le dedica su gran obra Insight. En dicha obra se pretende
mostrar un hecho tan cotidiano y evidente que se vuelve desconocido o
apercibido:
Este acto de entender inteligente, ese instante en que la inteligencia logra callar y
calmar su sed de respuesta en una formula racional, aparecida o acontecida
repentinamente como un relámpago, pero que al estar involucrada en una
extensa red de significados y participar de principios racionales constitutivos, se
vuelve movilizadora, luminosa y evidente. Esto no es nada esporádico o anómalo,
pues tal acto de entendimiento se realiza a cada instante y en la gran parte de
operaciones que el hombre racional lleva a cabo. De este modo su función y
centralidad en la vida humana no es cosa menor, pues parece ser el centro
gravitatorio de la vida intelectiva o racional del hombre:
Esta primacía en tanto acto cognoscitivo y propio de la vida humana, hace de sus
consecuencias, derivaciones y valoraciones deban ser tenidas en cuenta, pues
este hecho nuclear del aspecto intelectivo, forja al hombre como totalidad
integrada, y lo direcciona en una cadena de chispazos inteligentes, o actos de
entender, hacia la Verdad objetiva y primera que es Dios, fundamento ultimo del
bien, del Ser y de la Verdad. Por lo cual, los actos morales, el sentido de la
existencia, el sujeto, y la ciencia, dependen de la correcta comprensión de este
hecho, tanto para su éxito como para su fracaso. Tendido entre estas dos
posibilidades se encuentra el hombre concreto, su ganarse a si-mismo o su
perderse a si-mismo, esas vías dentro del esquema psíquico pueden ser
traducidos como “estavilidad psiquico-animica” o “inestabilidad”, “patología”,
“anomalía”, “enfermedad”. Así es que Lonergan le dedica unas lineas a como
conectar su teoría gnoseológica con la posibilidad de una práctica analítica en el
terreno de la psyque, punto al cual le dedicaremos estas notas, a modo de
esclarecimiento, resumen y sistematización.
La propuesta psicoteorica.
Bernard Lonergan, encuentra una consonancia con su propuesta, que le servirá
de modelo o evidencia para la realización de dicha práctica, en el médico y
psicólogo, Wilhelm Stekel, inicialmente apóstol de Sigmund Freud, pero
posteriormente crítico y apostata del mismo. No obstante Lonergan acepta
encontrar un sin número de coincidencias, pero no delimita su práctica a la del Dr.
Stekel.3 Pero es el método o rol del conocimiento en el proceso del analista y el
paciente, lo que permite las coincidencias y referencias de Lonergan al Psicólogo
anti freudiano, y no es solo a él, sino a sus seguidores y otras personalidades del
mundo de la Psicología como Otto Fenichel, Gregory Zilboorg, P. Mullahy, H. S.
Sullivan, entre otros4: Aun si uno prescinde enteramente del Dr. Stekel y de sus
2
Ibídem.
3
Cf. ibídem, 226, p113.
4
Ver Nota 43, de la obra de Insight, tomo I.
alumnos, con todo, se dan otros tratamientos analíticos en los que la curación
obra por el conocimiento5.
Como se realiza o justifica esta cura por el conocimiento es lo que compete a esta
breve investigación. En primer lugar la psicoteoría Lonerganiana se forja sobre su
concepción de la persona humana. Este no es una esencia inmóvil, ni pura, sino
que posee en su obrar y conocer la llave de su perdición o salvación, concepción
antropológica fundada desde una cosmovisión cristiana. Pero la salvación posee
sus vías y formas, las cuales no siempre culminan en Dios, este es el fin del
proceso y el origen solo en un sentido meta cognitivo y metafísico. En este juego
del hombre, que le compete solo a él en su libertad y obrar, se gana o se pierde la
“Autenticidad”:
Así como para el filósofo Martin Heidegger la sombra que atemoriza al hombre es
la propia muerte, final incondicional de su existencia en tanto dasein7, la sombra
postulada por Lonergan será la no-autenticidad. ¿Qué entiende Lonergan por no-
autenticidad? No es solo una posibilidad del humano y su libertad, sino que
parece presentarse como una tendencia de su propia naturaleza caída, El hombre
constantemente está huyendo o retirándose de la no-autenticidad que lo
amenaza. Así el pecado se presenta como aquello no propio del hombre y en
tanto no-propio destruye al ser propio, su naturaleza y propósito. ¿Cuál es el
propósito del hombre? Llegar a la verdad, al bien, conquistar la autenticidad,
desde una mirada de trascendencia, llegar a Dios, que es el fundamento del bien,
5
LONERGAN, B. J. F. insght, 226, p113.
6
LONERGAN, El Método en Teología. The University of Toronto Press, 1990, p. 252.
7
Cf. HEIDEGGER, Martin. Ser y tiempo. capítulo 45.
la verdad y del hombre8. La no-autenticidad se presenta como el trasfondo
amenazante de toda potencialidad humana en cuanto a la totalidad de sus
múltiples dimensiones. ¿Qué significa este “en todas sus dimensiones”? que la
posibilidad de perderse se da tanto en el conocer, como en el actuar, en el amar o
en el creer, etc. Así de este modo también Lonergan nos refiere:
8
Cf. Insight, tomo II, 687, 273p.
9
LONERGAN, A Third Collection. New York, Paulist Press, 1985. p 77.
10
Cf. LONERGAN. (1996). El sujeto, ed. Huella. México. P17. Hay una clara referencia a la fenomenología de
Edmund Husserl en el concepto de intencionalidad en el proceso de conocer.
Uno ya no se pertenece. [...] Ha comenzado una vida en la que el
corazón tiene razones que la razón no entiende. 11
La vida del hombre es drama, y los caracteres de este drama de la vida están
moldeados por el drama mismo 13. Esto quiere decir que uno constantemente esta
enfrentándose hacia el mundo exterior o el interior de modo artístico, siendo el
mismo un producto artístico14; buscando soluciones, posibilidades de acción o
recursos, el hombre es un buscador y en tal función primaria el hombre es un ser
dramático en tanto puede encontrar lo que busca, conquistándose a sí mismo,
dignificándose; o no y en aquella negativa perderse a sí mismo. La posibilidad de
11
LONERGAN, A Third Collection. P77.
12
Ibidem.
13
LONERGAN. Insight. 211 p106.
14
Cf. Ibidem. p105.
resolución satisfactoria de aquel drama depende de la claridad y la prosecución
de los chispazos inteligentes en el individuo, mientras que su extravió, negatividad
o rechazo terminan destruyendo la totalidad de la vida humana, esto es lo que
Lonergan llamara descuidos o huida del entender15. Este rechazo, este no querer
ver, revela la compleja trama entre amor e intelecto, afectividad y razón. Cuando
se rompe el lazo entre ambos principios humanos, se puede negar el ver la luz del
chispazo inteligente y sus sucesivos chispazos de comprensión, dejando un
mundo de posibilidades, verdades y bienes oscurecido para el entendimiento del
sujeto:
Porque si no podemos esperar que el lector crea que una huida del
chispazo inteligente sea el principio infantil del problema psíquico, no
podemos sino afirmar que hay alguna conexión entre él y, por otra
parte, la represión e inhibición, los deslices de la conciencia despierta
y la función de los sueños, las aberraciones en la religión y la
moralidad y, como un límite, las psiconeurosis.26
23
Supra. Nota 13.
24
Ibidem. 215, p109
25
El sujeto. P31.
26
insght, 223, p112.
Hemos llegado a la conclusión de que el esquema psíquico se preserva en
niveles de salud cuando existe un nivel aceptable de chispazos inteligentes que
permiten al hombre vivir en la realidad, es decir en el mundo sin recurrir a la
fantasía. Pero cuando las huidas de entendimiento se vuelven cotidiana o se
efectúa sobre principios elementales del entender, todas las consecuencias
derivadas también se ven comprometidas, y en esto el esquema psíquico del
sujeto en general. En tal situación, se activan mecanismos de defensa frente a la
tensión psíquica, que exige una solución a un problema mental, una pregunta o
sentido de la realidad del existente, este mecanismo es un último recurso
necesario para el yo y por lo tanto tendrá sus consecuencias. Frente a las
posibles críticas por parte de los psicoanalistas, Lonergan hace bien en recordar,
que el mismo Freud, contra las acusaciones de Adler y Jung, les recuerda que él
siempre había afirmado que las represiones y la resistencia sustentante pudieran
implicar una suspensión del entender.27 Así pues, como se efectúa esta
suspensión del entender es lo que debe estudiarse, específicamente en los
términos propios para una psicoteoría, concentrándonos en primer lugar por
aquello que se da en llamar represión o censura y la resistencia.
Lonergan nos afirma que no solo se inquieta la mente, por otro lado frente a un
chispazo inteligente no deseado por el inconsciente del individuo, la mente
produce una actividad de censura dictaminando la manera en la que las funciones
de demanda neural no deban de atenderse 28 y admitiendo en la conciencia
cualquier material en remplazo de aquel chispazo no deseado29.este proceso del
entender que se ciega a sí mismo y reconfigura su objeto de entendimiento,
repercute en la conducta como “aberración”, en tanto el sujeto rechaza
conscientemente los valores que el inconsciente negó y predispone, generando
un círculo vicioso, a una profundización intelectual-volitiva por la vía del error.
Este rechazo y predisposición de la conducta descansa no en una obnubilación
de la inteligencia, sino en un desplazamiento del esfuerzo, interés y preocupación.
Según esto, nos inclinamos a restringir el nombre 'represión' a aquel ejercicio de
la censura aberrante que se dedica a impedir el chispazo inteligente 30.
27
SIGMUND FREUD, “On the History of the Psycho-analytic Movement” en The Standard Edition of the
Complete Psychological Works of Sigmund Freud, vol. 14. London, ed. Hogarth Press, 1957. p 42.
28
Insight, 216, p109.
29
ibidem.
30
Ibidem.
Ahora en el proceso de análisis de una conciencia la huida del entender se
manifiesta de dos maneras llamadas “resistencia” y transferencia 31. La resistencia
parte del mismo principio cotidiano que efectúa como autodefensa la mente del
sujeto para evitar los chispazos inteligentes, ese buscar los medios
ingeniosamente para apagar el fuego de la inteligencia tiene su tiempo y momento
en el consultorio frente a un otro ajeno que indaga por aquellos espacios
censurados por la represión:
35
Ibidem. 230, p115.
36
Freud, Sigmund. “Obras Completas”. Tomo XVII. “Una dificultad del psicoanálisis” (1917). Amorrortu.
Buenos Aires. 1979. Pag. 135.
37
Insight. tomo II, 482, p113.
38
Ibídem.
las palabras está su significación. 39 Toda psicología de fondo idealista, esto quiere
decir, que niegue una ontología más allá de la psyque del hombre, carece de una
totalidad del mundo y lo real, es una terapia inconclusa, es un intento de curar al
hombre desligado, pero sin reconocer ningún punto al cual ligar. Nuestras
palabras, así como nuestro sistema de significaciones se construye y nace
mutuamente de sus objetos referenciales, no hay lenguaje sin sus significados
reales, sin mundo, sin ontología no se necesita un lenguaje; y sin mundo ni
ontología en el lenguaje no hay cura en el análisis.
Así como el desorden está vinculado con un rechazo del entender, así su
curación es un chispazo inteligente, un “relampagueante rayo de iluminación”. 40
Como podemos ver, el rol del experto o analista es crucial, pues este es quien con
ardua labor y temple anímico adecuado ayude a realizar al paciente una autentica
prognosis o insight, es decir, un procesos de autorreflexión de sus propios dramas
afectivo-cognitivos, que solo puede enfrentarse desde un acto de libertad. Nadie
puede curarse obligadamente:
Entonces, si tan ardua labor, solo puede realizarse con un experto al cual damos
el nombre de analista, es necesario que nos detengamos en esta figura para
delimitar sus capacidades, rol y función. ¿El analista debe ser un filósofo o un
erudito para poder realizar un trabajo que parece tener su punto nodal en el
conocimiento y su proceso interior? Si bien, todas esas características hacen de
él un experto en la materia, solo le sirven como instrumento necesario, pero existe
un factor personal, un obligatorio don de simpatía, que lo defina más como un
conocedor del drama humano singular, pues su labor “implica la habilidad de
pasar desde la biografía y conducta de un paciente, de sus sueños y
asociaciones, hasta una captación de su huida precisa del conocimiento” 49. Debe
poder entender el sufrimiento individual y personal de cada hombre que arribe a
su consultorio, llegar a comprender tanto la lógica de su “sentido común”, como su
“ordo amoris”, la huida del entender es el componente oculto de una historia
individual; posee no sólo rasgos típicos sino también sus propios giros y vueltas
particulares; y continúa siendo operante en la situación analítica. En el análisis el
47
Ibidem. 225, p113.
48
Ibidem. 224, p112.
49
Ibidem. 226, p113.
“yo” desplegara toda una intrincada trama de mecanismos de defensa con el fin
de sostener la integridad cognitiva-afectiva, forjada por el existente y que el
analista se encuentra intentando someter a examen y enderezar. Por eso el
“analista debe ser más listo que la resistencia”50, la cual le negara a cada paso el
acceso al escotoma. Tendrá que “discernir la transferencia, ser capaz de
aprovecharla, y saber cuándo terminarla” 51, pues el rol que sostiene de autoridad
frente al paciente le hará blanco de ataques de aquellas afectividades negadas a
objetos dolorosas y reprimidos, que constantemente buscan un remplazo para
purgar la libido y el dolor que arrastran en la oscuridad de la represión. tiene que
ser capaz de esperar las oportunidades favorables, tiene que estar preparado a
tomar la iniciativa cuando la ocasión lo pida, tiene que ser capaz de desistir
cuando lo derroten, tiene que ser ingenioso para mantener las cosas funcionado
cuando ve que puede ganar esta complicada y peligrosa partida de ajedrez 52.
Tiene que ir conquistando las funciones intelectivas del paciente, a fin de revelar
verdaderas y echar luz a un sentido común desviado, tiene que ganar su
confianza para convertirse en autoridad terapéutica. Mediante la explicación y
remoción de los síntomas superficiales debe ir preparando el camino para el
descubrimiento del secreto profundo, de su huida del entender, y para que en esta
nueva ocupación se produzca y acepte el relampagueo iluminador53. Pero por
ultimo si ha cumplido con éxito su misión, si ha echado luz y principios sobre
aquella inteligencia desviada, si ha restaurado la lógica del sentido común y si a
entrelazado con proporción y armonía los afectos y sus objetos; debe ser capaz
de preparar el terreno para la autosuficiencia del paciente, quien debe poder
entender y ver ahora con sus propio intelecto el mundo sin sombra de fantasía,
volviéndolo plenamente hombre, en un ejercicio pleno y digno de su libertad 54.
Conclusión
50
Ibídem.
51
Ibídem.
52
Cf. ibídem
53
Cf. Ibídem.
54
Cf. Ibídem.
pero relacionados y direccionados por la luz de los chispazos inteligentes y un
correcto orden afectivo-valorativo. (2) el reconocimiento de lo asistemático o
anomalía como aberración psíquica en tanto orientación del flujo de la conciencia
en conflicto con su función de sistematizar las variedades subyacentes. (3) la
posibilidad de un tratamiento analítico, como un esfuerzo por reorientar un flujo
aberrante de la conciencia y por realizar una liberación de aquellas obstrucciones
inconscientes cuyo origen se revela como psíquico-intelectivo. 55 Sintetizando
dicha cura y su arduo proceso como una recuperación psíquica con una
iluminación intelectual.56
55
Ibídem. 229, p115.
56
Ibidem. 224, p112.
conscientes son apariencia y que alguna cosa última subyacente sea la
realidad57. Este principio base del psicoanálisis, no es una afirmación
científica, sino una postura metafísica, una cosmovisión o paradigma, en
donde se descree de los datos de la conciencia, para trasladar el nivel de lo
verdadero a otro plano ontológico escondido o indirecto, como lo fue también
el mundo inteligible de Platón, pero esta vez no en un “topos uranos”, sino
en un “adentro inconsciente”. Serán quizás las consecuencias prácticas las
que hacen a la clínica, es decir, la derivación de aquella metafísica, en tanto
filosofía práctica o ética, la que sirve para curar. Por lo tanto si esto es así,
es más que valido, si el error o huida del entender fue originado por una
filosofía psicológica, que la vuelta a la inteligencia iluminada lo efectué una
filosofía transpsicologica, que la integre, pero no la absolutice.
Bibliografía
FREUD, SIGMUND.
o “Obras Completas” (1979). Tomo XVII. “Una dificultad del
psicoanálisis of 1917”. Ed. Amorrortu, Buenos Aires.
o “On the History of the Psycho-analytic Movement” (1957) en
The Standard Edition of the Complete Psychological Works of
Sigmund Freud, vol. 14. ed. Hogarth Press, London.
HEIDEGGER, Martin. Ser y tiempo (2012). Ed. Trotta. Madrid.
LONERGAN, BERNARD JOSEPH FRANCIS.
o Insight “Un Estudio del Entender Humano” (2017). Traducción
de Armando J. Bravo. Ed. Sigueme, 3ra edición. Salamanca.
57
Ibídem. 229, p115.
MAX SCHELER. Ordo amoris (2008). Editorial Caparrós. Madrid.
WILHELM STEKEL, Technique of Analytic Psychotherapy (1950),
trad. ingl. Eden y Cedar Paul, New York.