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EL drama del entendimiento.

Notas sobre la propuesta psicoteórica de Bernard J. F. Lonergan

“la extensión de nuestros


conocimientos y el alcance de
nuestros intereses nos fijan un
horizonte. Dentro de ese horizonte
estamos encerrados.”
LONERGAN, B. (1996). El sujeto.
Pág. 9.

Abstract.
Es mundialmente reconocida la labor del filósofo canadiense Bernard J. F.
Lonergan, por sus estudios de teología y gnoseología, especialmente al plantear
nuevas formas de entender los procesos sistémicos que determinan y forjan el
acto del entender o el conocer. Pero poco se ha detenido y estudiado los aportes
psicológicos que el propio Lonergan trazó, a modo de punto de partida para una
teoría integral de la psique, que se nutre de los últimos avances de la
gnoseología, antropología, ética, teología y psicología. Es sobre este aspecto que
buscaremos explicar y sintetizar en donde toma sentido y cuerpo el presente
trabajo.

Introducción.
Hace ya más de dos siglos de la sistematización y formulación de la gnoseología
como corriente filosófica con un cuerpo y marco teórico propio, enfocada en el
estudio del problema del conocer humano y la ideogénesis. Así también, hace ya
más de un siglo en que la filosofía ha abandonado el campo de la Psyque a la
psicología, y parece desentenderse de sus problemas. Hace menos de medio
siglo que la gnoseología parece encontrarse en un proceso de letargo final
tendiente a desaparecer, corriéndose sus preocupaciones y problemas a las
neurociencias modernas, u otras áreas del saber.
Dentro de este panorama muy actual, sorprende encontrarse con las obras del
filósofo canadiense Bernard J. F. Lonergan, quien osadamente intenta una
reactualización y unificación de aquellos abandonados campos teóricos y
problemas, desde una filosofía tan amplia y compleja, que solo puede
adjudicársele el adjetivo de “pretensiosa” en un mundo donde el saber cada vez
más tiende a dividirse en recortadas áreas de especialistas.

A modo de resumen.
Bernard Lonergarn es uno de los pensadores católicos más importantes del siglo
XX, dedicándose prioritariamente a los problemas gnoseológicos y a combatir el
escepticismo contemporáneo desde bastas áreas de saber interrelacionadas,
como la antropología, la metafísica y la ética, además de la ya nombrada
gnoseología. Su esquema básico se sustenta en la noción de “chispazo
inteligente” al cual le dedica su gran obra Insight. En dicha obra se pretende
mostrar un hecho tan cotidiano y evidente que se vuelve desconocido o
apercibido:

“Así pues, le llamamos chispazo inteligente (insight) no a cualquier acto


de atención, advertencia o memoria, sino al acto de entender que
sobreviene. No es ninguna intuición recóndita. Es, más bien, un evento
familiar que ocurre fácil y frecuentemente en los medianamente
inteligentes...”1

Este acto de entender inteligente, ese instante en que la inteligencia logra callar y
calmar su sed de respuesta en una formula racional, aparecida o acontecida
repentinamente como un relámpago, pero que al estar involucrada en una
extensa red de significados y participar de principios racionales constitutivos, se
vuelve movilizadora, luminosa y evidente. Esto no es nada esporádico o anómalo,
pues tal acto de entendimiento se realiza a cada instante y en la gran parte de
operaciones que el hombre racional lleva a cabo. De este modo su función y
centralidad en la vida humana no es cosa menor, pues parece ser el centro
gravitatorio de la vida intelectiva o racional del hombre:

“Al mismo tiempo su función en la actividad cognoscitiva es tan central


que captarlo en sus condiciones, su funcionamiento, y sus resultados,
1
Lonergan Bernard Joseph Francis. Insight, prefacio, IX, p3.
hace que se alcance una sorprendente unidad básica en todo el campo
del inquirir y del opinar humanos.”2

Esta primacía en tanto acto cognoscitivo y propio de la vida humana, hace de sus
consecuencias, derivaciones y valoraciones deban ser tenidas en cuenta, pues
este hecho nuclear del aspecto intelectivo, forja al hombre como totalidad
integrada, y lo direcciona en una cadena de chispazos inteligentes, o actos de
entender, hacia la Verdad objetiva y primera que es Dios, fundamento ultimo del
bien, del Ser y de la Verdad. Por lo cual, los actos morales, el sentido de la
existencia, el sujeto, y la ciencia, dependen de la correcta comprensión de este
hecho, tanto para su éxito como para su fracaso. Tendido entre estas dos
posibilidades se encuentra el hombre concreto, su ganarse a si-mismo o su
perderse a si-mismo, esas vías dentro del esquema psíquico pueden ser
traducidos como “estavilidad psiquico-animica” o “inestabilidad”, “patología”,
“anomalía”, “enfermedad”. Así es que Lonergan le dedica unas lineas a como
conectar su teoría gnoseológica con la posibilidad de una práctica analítica en el
terreno de la psyque, punto al cual le dedicaremos estas notas, a modo de
esclarecimiento, resumen y sistematización.

La propuesta psicoteorica.
Bernard Lonergan, encuentra una consonancia con su propuesta, que le servirá
de modelo o evidencia para la realización de dicha práctica, en el médico y
psicólogo, Wilhelm Stekel, inicialmente apóstol de Sigmund Freud, pero
posteriormente crítico y apostata del mismo. No obstante Lonergan acepta
encontrar un sin número de coincidencias, pero no delimita su práctica a la del Dr.
Stekel.3 Pero es el método o rol del conocimiento en el proceso del analista y el
paciente, lo que permite las coincidencias y referencias de Lonergan al Psicólogo
anti freudiano, y no es solo a él, sino a sus seguidores y otras personalidades del
mundo de la Psicología como Otto Fenichel, Gregory Zilboorg, P. Mullahy, H. S.
Sullivan, entre otros4: Aun si uno prescinde enteramente del Dr. Stekel y de sus

2
Ibídem.
3
Cf. ibídem, 226, p113.
4
Ver Nota 43, de la obra de Insight, tomo I.
alumnos, con todo, se dan otros tratamientos analíticos en los que la curación
obra por el conocimiento5.
Como se realiza o justifica esta cura por el conocimiento es lo que compete a esta
breve investigación. En primer lugar la psicoteoría Lonerganiana se forja sobre su
concepción de la persona humana. Este no es una esencia inmóvil, ni pura, sino
que posee en su obrar y conocer la llave de su perdición o salvación, concepción
antropológica fundada desde una cosmovisión cristiana. Pero la salvación posee
sus vías y formas, las cuales no siempre culminan en Dios, este es el fin del
proceso y el origen solo en un sentido meta cognitivo y metafísico. En este juego
del hombre, que le compete solo a él en su libertad y obrar, se gana o se pierde la
“Autenticidad”:

La autenticidad humana no es algo como una cualidad pura, alguna


serena libertad a salvo de todo descuido, de toda equivocación, de todo
error, de todo pecado. Más bien consiste en una retirada de la no-
autenticidad, y la retirada nunca es un logro permanente. Es siempre
precaria, debe ser siempre alcanzada otra vez, es en gran parte una
cuestión de descubrir todavía más descuidos, reconociendo todavía
nuevos fracasos por comprender, corrigiendo todavía más errores,
arrepintiéndose más y más profundamente de pecados ocultos 6.

Así como para el filósofo Martin Heidegger la sombra que atemoriza al hombre es
la propia muerte, final incondicional de su existencia en tanto dasein7, la sombra
postulada por Lonergan será la no-autenticidad. ¿Qué entiende Lonergan por no-
autenticidad? No es solo una posibilidad del humano y su libertad, sino que
parece presentarse como una tendencia de su propia naturaleza caída, El hombre
constantemente está huyendo o retirándose de la no-autenticidad que lo
amenaza. Así el pecado se presenta como aquello no propio del hombre y en
tanto no-propio destruye al ser propio, su naturaleza y propósito. ¿Cuál es el
propósito del hombre? Llegar a la verdad, al bien, conquistar la autenticidad,
desde una mirada de trascendencia, llegar a Dios, que es el fundamento del bien,

5
LONERGAN, B. J. F. insght, 226, p113.
6
LONERGAN, El Método en Teología. The University of Toronto Press, 1990, p. 252.
7
Cf. HEIDEGGER, Martin. Ser y tiempo. capítulo 45.
la verdad y del hombre8. La no-autenticidad se presenta como el trasfondo
amenazante de toda potencialidad humana en cuanto a la totalidad de sus
múltiples dimensiones. ¿Qué significa este “en todas sus dimensiones”? que la
posibilidad de perderse se da tanto en el conocer, como en el actuar, en el amar o
en el creer, etc. Así de este modo también Lonergan nos refiere:

El desarrollo humano es de dos tipos bien diferentes. Hay desarrollo de


abajo hacia arriba, de la experiencia al entendimiento creciente, del
entendimiento creciente al juicio equilibrado, del juicio equilibrado a
fructíferos cursos de acción, y de fructíferos vías de acción a nuevas
situaciones que provocan nuevas comprensiones, juicios más
profundos, vías de acción más ricas. Pero también hay desarrollo de
arriba hacia abajo. Está la transformación del enamorarse: el amor
doméstico por la familia, el amor humano por la propia tribu, la propia
ciudad, el propio país, la humanidad; el amor divino que orienta al
hombre en su cosmos y se expresa en su adoración.9

Podríamos sintetizar que la variabilidad o el dinamismo de la autenticidad humana


se da por una vía intelectiva o del entendimiento y una vía valor atiza o amorosa.
La primera es una vía de incorporación del mundo y los entes a mi pensamiento,
de una comprensión de su ser en relación, permitiendo un ascenso y comprensión
mayor, pero siempre entendiendo al sujeto como el receptáculo del conocimiento,
solo efectuando la trascendencia cognitiva por la intencionalidad del conocer 10. La
segunda vía, es un derramarse, un entregarse, un proceso inverso al de las
facultades cognitivas, en donde uno se hace al modo del otro y desplaza su
fundamento hacia lo otro dejándose orientar por aquello fuera de uno que se
ubica afectivamente como superior. Así Lonergan puede coincidir con Blas Pascal
al afirmar:

Tal amor transformador tiene sus ocasiones, sus condiciones, sus


causas. Pero una vez que aparece y mientras permanezca, conduce.

8
Cf. Insight, tomo II, 687, 273p.
9
LONERGAN, A Third Collection. New York, Paulist Press, 1985. p 77.
10
Cf. LONERGAN. (1996). El sujeto, ed. Huella. México. P17. Hay una clara referencia a la fenomenología de
Edmund Husserl en el concepto de intencionalidad en el proceso de conocer.
Uno ya no se pertenece. [...] Ha comenzado una vida en la que el
corazón tiene razones que la razón no entiende. 11

El corazón y la inteligencia no son vías separadas, ni contradictorias, son


procesos inversos en cuanto al compromiso y rol del sujeto, pero
complementarios y necesarios. Por ello mismo la estabilidad Psíquica o la cura,
en tanto restablecimiento de aquella estabilidad, en el método psicoanalítico
Lonerganiano tendrá en cuenta ambos factores. Pero el corazón solo puede
entregarse a aquello que conoce, pero a su vez, el conocimiento solo puede
aprehender aquello que no ha negado afectivamente. Por eso corazón y
entendimiento irán de la mano, así el analista debe ser capaz de volver a
encaminar corazón y entendimiento, por una senda común, pues sin el amor, la
inteligencia o más específicamente el sentido común queda ciego o miope para
valorar la verdad y el bien:

 Donde el odio ve sólo el mal, el amor revela valores. De inmediato


dicta el compromiso y alegremente lo realiza, sin importar el sacrificio
que implique. Donde el odio refuerza las malas inclinaciones, el amor lo
disuelve, así sean predisposiciones de motivación inconsciente, la
tendencia al egoísmo individual o grupal, o la tendencia del sentido
común omnicompetente y miope.12

El drama del sujeto y el chispazo inteligente

La vida del hombre es drama, y los caracteres de este drama de la vida están
moldeados por el drama mismo 13. Esto quiere decir que uno constantemente esta
enfrentándose hacia el mundo exterior o el interior de modo artístico, siendo el
mismo un producto artístico14; buscando soluciones, posibilidades de acción o
recursos, el hombre es un buscador y en tal función primaria el hombre es un ser
dramático en tanto puede encontrar lo que busca, conquistándose a sí mismo,
dignificándose; o no y en aquella negativa perderse a sí mismo. La posibilidad de

11
LONERGAN, A Third Collection. P77.
12
Ibidem.
13
LONERGAN. Insight. 211 p106.
14
Cf. Ibidem. p105.
resolución satisfactoria de aquel drama depende de la claridad y la prosecución
de los chispazos inteligentes en el individuo, mientras que su extravió, negatividad
o rechazo terminan destruyendo la totalidad de la vida humana, esto es lo que
Lonergan llamara descuidos o huida del entender15. Este rechazo, este no querer
ver, revela la compleja trama entre amor e intelecto, afectividad y razón. Cuando
se rompe el lazo entre ambos principios humanos, se puede negar el ver la luz del
chispazo inteligente y sus sucesivos chispazos de comprensión, dejando un
mundo de posibilidades, verdades y bienes oscurecido para el entendimiento del
sujeto:

Así como el chispazo inteligente puede desearse, así también puede


no desearse. Además del amor a la luz, puede haber un amor a las
tinieblas. Si es notorio que las predisposiciones y los prejuicios vician
las investigaciones teóricas, mucho más fácilmente las pasiones
elementales pueden sesgar el entender en asuntos prácticos y
personales. Y tampoco dicho sesgo tiene un efecto singular y aislado.
Excluir un chispazo inteligente es también excluir las preguntas
ulteriores que surgirían de él y los chispazos inteligentes
complementarios que lo llevarían hacia un punto de vista redondeado y
equilibrado. Carecer de tal visión más plena da como resultado un
comportamiento que genera malos entendidos tanto en nosotros
mismos como en los demás. Padecer tal incomprensión favorece el
que uno se retire del drama externo de la vida humana hasta el drama
interno de la fantasía. Esta introversión, que supera la extroversión
innata del patrón biológico de la experiencia, genera una diferenciación
de la persona que aparece ante los demás, y del ego más íntimo que
en el soñar despierto es a la vez el actor principal y el único
espectador. Finalmente, la incomprensión, aislamiento, y dualidad
despojan al desarrollo del propio sentido común de una parte mayor o
menor de las correcciones y de la seguridad que resultan de aprender
exactamente los chispazos inteligentes comprobados de los demás, y
de someter los propios chispazos inteligentes a la actitud crítica basada
en la experiencia y desarrollo de los demás.16
15
Cf. LONERGAN. Insight. XI. P4.
16
Lonergan. Insight. 214. 108p
El fragmento citado es determinante y revela múltiples aspectos a tener en
cuenta. En primer lugar hay un orden o jerarquía natural en los bienes que deben
ser amados, cuya inversión o no consecución surge como un desvió del orden
propio del amor, es decir poner un bien inferior por uno superior. Así la luz, el
conocimiento, la verdad y el deseo de realidad son bienes amables jerárquicos
deseables frente a sus opuestos, siguiendo una clara doctrina del Ordo amoris17,
al mejor estilo de Max Scheler y San Agustín. Cuando este orden natural del amor
se tuerce por un defecto de la voluntad o de la inteligencia, se corrompe todo lo
que emana o depende de él, pues como dice Scheler, el ordo amoris es el núcleo
del hombre, la formula propia y cristalina de él 18. En determinados casos esa
corrupción fundamental lleva a la retirada del drama externo, situación existencial
propia del viviente sensitivo, el cual se encuentra arrojado al mundo y hacia el
mundo. Por último, este drama conlleva la instauración patológica del drama
interno de la fantasía, en otras palabras se produce una ruptura con lo otro y una
absorbían del mundo, o lo otro por parte del yo, cayendo en un solipsismo
patológico que extremado más allá de los límites aceptables para la vida cotidiana
irrumpe en neurosis primeramente o trastornos limítrofes, y luego en tanto ruptura
completa con la realidad la propia psicosis. Todo este proceso es consecuente
con una pérdida progresiva del sentido común, quien va perdiendo su autonomía
y posibilidad de corrección o facultad para encaminar la inteligencia y los
chispazos inteligentes, así como la actitud crítica, la aceptación y asimilación del
mundo de la experiencia y la vida en sociedad.

Esta proceso aberrante de la psyque humana es la que Lonergan, siguiendo al Dr.


Stekel, llama escotosis19, y escotoma20 al punto negro o chispazo inteligente
negado que origina y es originado por la escotosis o huida del entendimiento. Este
proceso de la escotosis es inconsciente21, es una censura que emerge de la
psyque por un extravió de la razón y del corazón.

Ahora bien, el sentido común es una estructura básica de chispazos inteligentes22


que en su acumulación y regla da orden, claridad y coherencia lógica a la
17
Cf. MAX SCHELER. Ordo amoris. Editorial Caparrós. Madrid 2008.
18
Ibidem. P27.
19
Insight. 215. 109p.
20
Ibidem.
21
Ibídem.
22
Ibid. 225, p113.
estructura cognoscitiva integral, tanto de los datos sensitivos, experienciales,
teoréticos o abstractos. Cuando un chispazo es negado, a favor de la unidad de
sentido del esquema de conocimientos y la coherencia lógica del sentido común,
la mente intenta llegar a él por otros medios o suplantar aquella verdad negada
por otra, pues la función de los chispazos inteligentes es aportar a la inteligencia
una liberación de su tensión psíquica fundada en un problema o pregunta.
Cuando los chispazos negados se vuelven considerables se daña la estructura
misma del sentido común23 y este termina corrompido haciendo surgir chispazos
inteligentes contrarios24, que buscan dar orden en el desorden, pero a través de
verdades parciales, construyendo en el sujeto lo que se da a llamar fantasía, es
decir, un mundo de sentido solo para mí, extraño al sentido y al mundo en-sí. El
efecto inmediato de este proceso, de la escotiosis, es la perdida de la
autenticidad, la pérdida del si-mismo, el hombre se vuelve un extraño para sí
mismo25.

Este esquema se revela como extremadamente rico y provechoso, no obstante, el


propio Lonergan no afirma la aplicabilidad estricta, más si, sus consecuencias o
resultados. Esto no debemos olvidar, debido a que la obra Insight, en donde se
inserta dicha picotearía, es primariamente una obra sobre el chispazo inteligente,
una obra metafísica-gnoseológica y no un tratado psicológico:

Porque si no podemos esperar que el lector crea que una huida del
chispazo inteligente sea el principio infantil del problema psíquico, no
podemos sino afirmar que hay alguna conexión entre él y, por otra
parte, la represión e inhibición, los deslices de la conciencia despierta
y la función de los sueños, las aberraciones en la religión y la
moralidad y, como un límite, las psiconeurosis.26

Especificaciones técnicas “represión”, “resistencia”, “transferencia”


e “inconsciente”

23
Supra. Nota 13.
24
Ibidem. 215, p109
25
El sujeto. P31.
26
insght, 223, p112.
Hemos llegado a la conclusión de que el esquema psíquico se preserva en
niveles de salud cuando existe un nivel aceptable de chispazos inteligentes que
permiten al hombre vivir en la realidad, es decir en el mundo sin recurrir a la
fantasía. Pero cuando las huidas de entendimiento se vuelven cotidiana o se
efectúa sobre principios elementales del entender, todas las consecuencias
derivadas también se ven comprometidas, y en esto el esquema psíquico del
sujeto en general. En tal situación, se activan mecanismos de defensa frente a la
tensión psíquica, que exige una solución a un problema mental, una pregunta o
sentido de la realidad del existente, este mecanismo es un último recurso
necesario para el yo y por lo tanto tendrá sus consecuencias. Frente a las
posibles críticas por parte de los psicoanalistas, Lonergan hace bien en recordar,
que el mismo Freud, contra las acusaciones de Adler y Jung, les recuerda que él
siempre había afirmado que las represiones y la resistencia sustentante pudieran
implicar una suspensión del entender.27 Así pues, como se efectúa esta
suspensión del entender es lo que debe estudiarse, específicamente en los
términos propios para una psicoteoría, concentrándonos en primer lugar por
aquello que se da en llamar represión o censura y la resistencia.

Lonergan nos afirma que no solo se inquieta la mente, por otro lado frente a un
chispazo inteligente no deseado por el inconsciente del individuo, la mente
produce una actividad de censura dictaminando la manera en la que las funciones
de demanda neural no deban de atenderse 28 y admitiendo en la conciencia
cualquier material en remplazo de aquel chispazo no deseado29.este proceso del
entender que se ciega a sí mismo y reconfigura su objeto de entendimiento,
repercute en la conducta como “aberración”, en tanto el sujeto rechaza
conscientemente los valores que el inconsciente negó y predispone, generando
un círculo vicioso, a una profundización intelectual-volitiva por la vía del error.
Este rechazo y predisposición de la conducta descansa no en una obnubilación
de la inteligencia, sino en un desplazamiento del esfuerzo, interés y preocupación.
Según esto, nos inclinamos a restringir el nombre 'represión' a aquel ejercicio de
la censura aberrante que se dedica a impedir el chispazo inteligente 30.
27
SIGMUND FREUD, “On the History of the Psycho-analytic Movement” en The Standard Edition of the
Complete Psychological Works of Sigmund Freud, vol. 14. London, ed. Hogarth Press, 1957. p 42.
28
Insight, 216, p109.
29
ibidem.
30
Ibidem.
Ahora en el proceso de análisis de una conciencia la huida del entender se
manifiesta de dos maneras llamadas “resistencia” y transferencia 31. La resistencia
parte del mismo principio cotidiano que efectúa como autodefensa la mente del
sujeto para evitar los chispazos inteligentes, ese buscar los medios
ingeniosamente para apagar el fuego de la inteligencia tiene su tiempo y momento
en el consultorio frente a un otro ajeno que indaga por aquellos espacios
censurados por la represión:

Así como en el resto de su vida el entender del paciente halla


espontáneamente medidas de autodefensa y con esto alimenta el
escotoma, así en el drama íntimo del análisis el paciente se dedica a
descubrir medios para impedir la revelación inminente y, al mismo
tiempo, a reprimir los chispazos inteligentes que le explicarían su
propia conducta. Esa es la resistencia; es plausible, ingeniosa, llena de
recursos; se adapta a sí misma a cada nueva situación; pero lejos de
ser deliberada, es al menos fundamentalmente no consciente. 32

El rechazo a entender la propia conducta y los desvíos de la razón, están ligados


a un mecanismo de inhibición y represión afectivo, volitivo e intelectivo, en favor
del drama del sujeto existente que efectúa una huida hacia la fantasía. Reconocer
dicho proceso es un arduo trabajo en retrospectiva que intenta desde el propio
paciente el reconocimiento de lo real, lo otro y el sentido de las verdades
negadas. En tal reconocimiento debe efectuarse en primera instancia una
rendición del ego, una aceptación del error, y en tal compromiso que el sujeto
tiene con su mente, reconocerse como errado y aceptar el valor negado de
aquello que no se quería ver.

Así mismo en la represión y su consecutiva inhibición se han desencajado imagen


u objeto de sus debidos resultantes afectivos y estos se encuentran negados o
desplegados hacia otro objeto de forma incongruente 33. En el proceso de análisis
estos afectos negados a sus objetos correspondientes pueden dirigirse hacia la
persona del analista, a esto se le da el nombre de transferencia34. Este proceso
como es arduamente sabido en el esquema freudiano, es de suma utilidad para la
31
Ibidem. 224, p112.
32
Ibidem. tomo II, 482, p113
33
Cf. Ibidem. Tomo I 216, p109.
34
Cf. ibidem. 224, p112.
cura del paciente, pero ya abordaremos esto en los aspectos de cura que el
método de Lonergan exige.

Por otro lado el inconsciente de Lonergan es despojado de gran parte de los


postulados que de él ha hecho la historia de la psicología. Mientras que en Freud,
su gran descubridor, termina ocupando la centralidad del análisis y de la
dimensión humana, siendo en gran medida lo más original y propio de la psiquis,
o el “hombre real”35, en tanto principio determinante o condicionante primario de
las actividades derivadas del sujeto. Como puede verse condensado en la famosa
frase del padre del psicoanálisis: “el yo no es el amo de su propia casa”.36

Frente a tal posición, Lonergan lo predispone como potencialidad metacognitiva.


El inconsciente ya no es una animalidad fuertemente arraigada y pujante frente a
una racionalidad o “yo” débil, sino un dinamismo dirigido hacia arriba en busca de
una realización más plena, primero, en el nivel próximo sensitivo y, segundo, más
allá de sus limitaciones en los niveles superiores artístico, dramático, filosófico,
cultural y religioso37. Esto quiere decir que es el manantial potencial que lleva al
hombre, solo gracias a una sana unidad con la consciencia, a concretar sus
objetivos sensitivos, es decir buscar el bien material, plasmado en el placer y a
elevarse por encima de la propia materialidad a lo propiamente humano en tanto
manantial artístico, dramático, cultural, filosóficos y religioso. Esta concepción
acentúa ese otro costado de aquella zona oscura de la psyque humana que se
presentaba como los deseos puramente animales y materiales; es más, ya la
propia noción de deseo se nos presenta como engañosa en esta instancia
psíquica: La base nerviosa inconsciente (en el sentido propio de los términos) ni
significa ni desea, ya que significar y desear son actividades conscientes 38. Esto
quiere decir que el inconsciente no posee un carácter direccional o volitivo, pues
la voluntad solo se da en una estructura consiente, con lo cual se niega
rotundamente a la concepción determinista del hombre por el influjo del
inconsciente. Además frente a ciertas posiciones estructuralistas ya presentes en
Freud y principalmente de Lacan, Lonergan insiste: más allá de la psicología de

35
Ibidem. 230, p115.
36
Freud, Sigmund. “Obras Completas”. Tomo XVII. “Una dificultad del psicoanálisis” (1917). Amorrortu.
Buenos Aires. 1979. Pag. 135.
37
Insight. tomo II, 482, p113.
38
Ibídem.
las palabras está su significación. 39 Toda psicología de fondo idealista, esto quiere
decir, que niegue una ontología más allá de la psyque del hombre, carece de una
totalidad del mundo y lo real, es una terapia inconclusa, es un intento de curar al
hombre desligado, pero sin reconocer ningún punto al cual ligar. Nuestras
palabras, así como nuestro sistema de significaciones se construye y nace
mutuamente de sus objetos referenciales, no hay lenguaje sin sus significados
reales, sin mundo, sin ontología no se necesita un lenguaje; y sin mundo ni
ontología en el lenguaje no hay cura en el análisis.

Un relampagueante rayo de iluminación

Así como el desorden está vinculado con un rechazo del entender, así su
curación es un chispazo inteligente, un “relampagueante rayo de iluminación”. 40

Llegado a este punto es obligatorio preguntarse ¿cómo es posible efectuar una


curación desde el esquema de Lonergan, en términos psicoanalíticos? Pues bien,
el recorrido de su esquema psicoteórico nos llevó a entender que en el ser
humano existen frecuentemente procesos cognitivos de iluminación en la verdad,
de dar respuesta a la intranquilidad del proceso cognitivo frente a un problema o
pregunta; a esta iluminación se le ha dado el nombre de chispazo inteligente.
Pero así como la mente naturalmente produce estas respuestas gnoseológicas,
en el complejo drama del existente puede darse una negación de los chispazos
motivados por una ruptura entre el orden unitario del querer, el amar y el
entender. Esto quiere decir, que cuando las funciones volitivas, intelectivas y
afectivas se desequilibran, porque alguna de ellas sufre un daño o una tensión
contraria a las predisposiciones del sujeto completo; la mente tiende a poner por
sobre la verdad o el entender, el bienestar del sujeto, aun a costa de daños
futuros, daños que acumulativamente pueden ser de gran nocividad para la vida
del existente. Así también, porque hay preguntas y problemas las que su
respuesta no llegamos con claridad y evidencia, por carecer aun de los restantes
o pertinentes chispazos inteligentes, y que por lo tanto, que fundan un
conocimiento incompleto, que al ser tomado como verdad posteriormente, termina
por fundar otros principios cognitivos también erróneos. Por último, estas
respuestas o eslabones incompletos o errados fundar cosmovisiones erradas o
39
Ibídem. 577, p186.
40
Ibídem. 225, p113.
incompletas, las cuales arraigadas a valores sustentados por el sujeto, corrompen
las facultades intelectivas y niegan los consiguientes chispazos evidentes. Estos
procesos de huidas del entender, producen la escotosis, origen de gran parte de
los males a tratar por la ciencia psicológica. En tal esquema Lonergan propone
que, una vez identificado que el mal psíquico se produce por una falla o huida del
entender, su real o total curación solo puede efectuarse por la misma vía, es
decir, una corrección del entender, o en términos del Dr. Stekel, un
“relampagueante rayo de iluminación”. Podría entenderse este relampagueo
iluminador, como un volver a forjar los chispazos inteligentes negados, los cuales,
a modo de piezas de domino, irán revelando verdades claras y evidentes para el
sujeto que corregirán su anterior paradigma o punto de vista que lo aferraba a
falsos valores, afectos y fantasías, alejándolo de la realidad. Por lo tanto la
curación propuesta por Lonergan, consiste en que ocurran bajo la compañía, guía
e interrogación de un experto, los chispazos negados o al menos los principales
chispazos inteligentes que estaban bloqueados41, esos puntos negros del
entender que dimos en llamar escotomas. Así se podrá realizar correctamente
una “re-forma de la mentalidad del paciente” 42. Lo complejo es que esto no es
solo un proceso intelectual, no se resuelve con una explicación por parte del
analista, ni con un tratado, la eliminación del escotoma solo se resuelve “en el
patrón dramático en el que las imágenes están teñidas de afectos” 43. De lo
contrario los chispazos inteligentes ocurrirán pero no desharán las inhibiciones
que explican los “desordenes afectivos del paciente”44. El paciente tendrá en si un
enorme bagaje teórico y quizás coincida con aquella explicación, pero en la
cotidianidad, el momento de la espontaneidad sensitiva45 con el mundo, donde el
sujeto debe efectuar una íntima captación valorativa seguirá inhibiendo, bajo los
efectos de la represión, las consecuencias afectivas. Por ello mismo el paciente
es incapaz de curarse a sí mismo 46; porque la curación consiste precisamente en
los chispazos inteligentes que surgen de las imágenes esquemáticas que
espontáneamente reprime el paciente. El sujeto que sufre la escotosis, está
imposibilitado por su propio esquema lógico-afectivo a percibir las verdades,
41
Cf. Ibídem.
42
Ibídem
43
Ibídem.
44
Ibídem.
45
Cf. ibídem
46
Cf. Ibídem.
valores, principios y beneficios que su misma patología le niega instintivamente.
De hecho es posible que tal desarrollo de la inteligencia teórica sin modificación
del sensible-afectivo produzca una obsesión con nociones analíticas, y habrá
algún peligro de que tal chispazo inteligente meramente teórico tienda a inocular
al paciente contra el beneficio de una verdadera experiencia analítica con sus
matices dramáticos.47

Como podemos ver, el rol del experto o analista es crucial, pues este es quien con
ardua labor y temple anímico adecuado ayude a realizar al paciente una autentica
prognosis o insight, es decir, un procesos de autorreflexión de sus propios dramas
afectivo-cognitivos, que solo puede enfrentarse desde un acto de libertad. Nadie
puede curarse obligadamente:

“Una prognosis favorable requiere que la reflexión crítica y la elección


deliberada del paciente se alíen con el analista; pero junto con esta actitud
racional existe una huida del conocimiento que ha de curarse por el
conocimiento” 48

Entonces, si tan ardua labor, solo puede realizarse con un experto al cual damos
el nombre de analista, es necesario que nos detengamos en esta figura para
delimitar sus capacidades, rol y función. ¿El analista debe ser un filósofo o un
erudito para poder realizar un trabajo que parece tener su punto nodal en el
conocimiento y su proceso interior? Si bien, todas esas características hacen de
él un experto en la materia, solo le sirven como instrumento necesario, pero existe
un factor personal, un obligatorio don de simpatía, que lo defina más como un
conocedor del drama humano singular, pues su labor “implica la habilidad de
pasar desde la biografía y conducta de un paciente, de sus sueños y
asociaciones, hasta una captación de su huida precisa del conocimiento” 49. Debe
poder entender el sufrimiento individual y personal de cada hombre que arribe a
su consultorio, llegar a comprender tanto la lógica de su “sentido común”, como su
“ordo amoris”, la huida del entender es el componente oculto de una historia
individual; posee no sólo rasgos típicos sino también sus propios giros y vueltas
particulares; y continúa siendo operante en la situación analítica. En el análisis el

47
Ibidem. 225, p113.
48
Ibidem. 224, p112.
49
Ibidem. 226, p113.
“yo” desplegara toda una intrincada trama de mecanismos de defensa con el fin
de sostener la integridad cognitiva-afectiva, forjada por el existente y que el
analista se encuentra intentando someter a examen y enderezar. Por eso el
“analista debe ser más listo que la resistencia”50, la cual le negara a cada paso el
acceso al escotoma. Tendrá que “discernir la transferencia, ser capaz de
aprovecharla, y saber cuándo terminarla” 51, pues el rol que sostiene de autoridad
frente al paciente le hará blanco de ataques de aquellas afectividades negadas a
objetos dolorosas y reprimidos, que constantemente buscan un remplazo para
purgar la libido y el dolor que arrastran en la oscuridad de la represión. tiene que
ser capaz de esperar las oportunidades favorables, tiene que estar preparado a
tomar la iniciativa cuando la ocasión lo pida, tiene que ser capaz de desistir
cuando lo derroten, tiene que ser ingenioso para mantener las cosas funcionado
cuando ve que puede ganar esta complicada y peligrosa partida de ajedrez 52.
Tiene que ir conquistando las funciones intelectivas del paciente, a fin de revelar
verdaderas y echar luz a un sentido común desviado, tiene que ganar su
confianza para convertirse en autoridad terapéutica. Mediante la explicación y
remoción de los síntomas superficiales debe ir preparando el camino para el
descubrimiento del secreto profundo, de su huida del entender, y para que en esta
nueva ocupación se produzca y acepte el relampagueo iluminador53. Pero por
ultimo si ha cumplido con éxito su misión, si ha echado luz y principios sobre
aquella inteligencia desviada, si ha restaurado la lógica del sentido común y si a
entrelazado con proporción y armonía los afectos y sus objetos; debe ser capaz
de preparar el terreno para la autosuficiencia del paciente, quien debe poder
entender y ver ahora con sus propio intelecto el mundo sin sombra de fantasía,
volviéndolo plenamente hombre, en un ejercicio pleno y digno de su libertad 54.

Conclusión

A modo de resumen, Lonergan considera tres principios bien diferenciados en su


psicoteoría: (1) la existencia de un estado de “salud psíquica”, la cual consiste en
el despliegue armónico de un proceso que se mueve a la vez en niveles distintos

50
Ibídem.
51
Ibídem.
52
Cf. ibídem
53
Cf. Ibídem.
54
Cf. Ibídem.
pero relacionados y direccionados por la luz de los chispazos inteligentes y un
correcto orden afectivo-valorativo. (2) el reconocimiento de lo asistemático o
anomalía como aberración psíquica en tanto orientación del flujo de la conciencia
en conflicto con su función de sistematizar las variedades subyacentes. (3) la
posibilidad de un tratamiento analítico, como un esfuerzo por reorientar un flujo
aberrante de la conciencia y por realizar una liberación de aquellas obstrucciones
inconscientes cuyo origen se revela como psíquico-intelectivo. 55 Sintetizando
dicha cura y su arduo proceso como una recuperación psíquica con una
iluminación intelectual.56

Como puede observarse Lonergan realiza un sistema coherente y completo sobre


los dramas de la psyque humana, forjando una terapia o teoría psicoanalítica, que
si bien posee grandes similitudes con la escuela del Dr. Stekel, refiere a una
estructura origina y propia. Esta estructura es su esquema metafísico-
gnoseológico revelado en su más grande obra insight, sin embargo aquel tratado
es un estudio sobre el chispazo inteligente, en donde solo de modo derivado o
como consecuencia encuentra su aplicación en un esquema psicoteórico o
analítico. El núcleo común es la centralidad del proceso del chispazo inteligente
en la vida del ser humano, in principio que impregna todas las áreas o aspectos
de la vida del existente. Dentro de estas áreas o puntos comunes se encuentra la
huida del entender, como origen de toda anomalía o aberración psíquica. Así
como la vuelta a la salud mental al restaurar el orden de chispazos inteligentes.
Creemos que este esquema psicoteórico es de gran riqueza y utilidad, pero
depende de estudios posteriores y profundizaciones a efectuarse que tal teoría
que en las manos del propio Lonergan fue solo un esbozo, se concrete como
escuela y practica real, aportando grandes bienes para la humanidad.

Por último, algunos podrían preguntarse a lo largo de esta breve


investigación, que autoridad posee un filósofo para meterse en el campo de
la psicología y pretender ser palabra mayor, ¿tiene la filosofía derecho a
opinar en un área tan seria como es el campo clínico? Lonergan
anticipándose a dicha crítica nos recuerda, en una clara referencia a Freud,
que No es una ciencia sino una filosofía quien declara que los eventos

55
Ibídem. 229, p115.
56
Ibidem. 224, p112.
conscientes son apariencia y que alguna cosa última subyacente sea la
realidad57. Este principio base del psicoanálisis, no es una afirmación
científica, sino una postura metafísica, una cosmovisión o paradigma, en
donde se descree de los datos de la conciencia, para trasladar el nivel de lo
verdadero a otro plano ontológico escondido o indirecto, como lo fue también
el mundo inteligible de Platón, pero esta vez no en un “topos uranos”, sino
en un “adentro inconsciente”. Serán quizás las consecuencias prácticas las
que hacen a la clínica, es decir, la derivación de aquella metafísica, en tanto
filosofía práctica o ética, la que sirve para curar. Por lo tanto si esto es así,
es más que valido, si el error o huida del entender fue originado por una
filosofía psicológica, que la vuelta a la inteligencia iluminada lo efectué una
filosofía transpsicologica, que la integre, pero no la absolutice.

Bibliografía

 FREUD, SIGMUND.
o “Obras Completas” (1979). Tomo XVII. “Una dificultad del
psicoanálisis of 1917”. Ed. Amorrortu, Buenos Aires.
o “On the History of the Psycho-analytic Movement” (1957) en
The Standard Edition of the Complete Psychological Works of
Sigmund Freud, vol. 14. ed. Hogarth Press, London.
 HEIDEGGER, Martin. Ser y tiempo (2012). Ed. Trotta. Madrid.
 LONERGAN, BERNARD JOSEPH FRANCIS.
o Insight “Un Estudio del Entender Humano” (2017). Traducción
de Armando J. Bravo. Ed. Sigueme, 3ra edición. Salamanca.

o El Método en Teología (1990). The University of Toronto Press,


Toronto.

o A Third Collection (1985). Paulist Press, New York.

o El sujeto (1996). ed. Huella. México.

57
Ibídem. 229, p115.
 MAX SCHELER. Ordo amoris (2008). Editorial Caparrós. Madrid.
 WILHELM STEKEL, Technique of Analytic Psychotherapy (1950),
trad. ingl. Eden y Cedar Paul, New York.

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