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UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA

Violencia y discriminación hacia las mujeres

52 - GÉNERO, FEMINISMOS Y DERECHOS


HUMANOS

JASMIN GÓMEZ JUNGHANS

GRUPO 9001

MTRA. CECILIA MONTES MEDINA


Violencia contra la mujer

El artículo 1 de la «Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer»


de las Naciones Unidas, considera que la violencia contra las mujeres es: «todo acto
de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para las mujeres,
inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad,
tanto si se producen en la vida pública o privada».

La violencia contra las mujeres es una expresión de la relación de desigualdad


existente entre los hombres y mujeres fomentadas por el sistema patriarcal que
circunda en la mayor parte del mundo, el cual hace pasar como natural la creencia de
que las mujeres son inferiores ante los hombres, imponiendo bajo esta creencia que
son el “sexo débil”, menos inteligentes y capaces. Así, crea una estructura de opresión
y violencia que se sigue normalizando en la sociedad actual. Por ello, es importante
identificar y aprender a nombrar estas violencias, pues así puede generarse
conciencia al respecto y proponer soluciones colectivas, para así, poco a poco,
generar los mecanismos y herramientas necesarias para brindarle a las mujeres una
vida digna y llena de respeto.

El tema de la violencia contra la mujer es un asunto que nos pertenece a todas, pues
todas las mujeres la han experimentado de distintas formas a lo largo de la historia.
Esta violencia puede estar representada de múltiples maneras y puede ser
experimentada con mayor o menor intensidad. Puede ir desde recibir un sueldo
menor a un hombre por realizar la misma carga de trabajo, tener miedo de caminar
sola en las calles, recibir comentarios sexistas, hasta lo más atroz que puede realizar
la violencia patriarcal como vivir violencia física por parte de la pareja, ser abusada
sexualmente, y la forma más extrema de la violencia contra la mujer: el feminicidio,
que implica el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer.

De acuerdo a la organización patriarcal de la sociedad, cada género desempeña


diversos roles en la sociedad, los cuales son impuestos desde que nacemos. El reparte
de roles de género perpetua la idea de que la mujer es una propiedad del hombre.
Algunas décadas atrás, se desconocía esta condición de inferioridad social hacia la
mujer, pero poco a poco se fue concientizando que que los problemas que parecían
“asuntos personales” de una mujer en particular, en realidad eran problemas
colectivos. Así, cada vez es más clara la violencia que sufrimos las mujeres, y el
nombrarlas crea una toma de conciencia, así como en algunas ocasiones también de
accionar contra esta. La visibilización de las distintas formas de violencia
contribuyen a la abolición de las misma, pues hasta hace poco existía una
normalización de dicha violencia que permitía su reproducción en la sociedad. Sin
duda el entorno en el que las mujeres y los hombres se desarrollan y desenvuelven
cotidianamente contribuye a esta normalización y a la perpetuación de los ciclos de
violencia. Por ejemplo, si desde pequeña has visto a tu padre golpear a tu madre,
probablemente de grande ya tienes normalizada esta conducta en pareja, y sea más
fácil permitirla en ahora tus relaciones sexo-afectivas. También es importante
señalar el papel negativo que muchas veces desarrollan los medios de comunicación,
reforzando estereotipos de género y normalizando conductas violentas o posiciones
de desigualdad hacia la mujer. Un claro ejemplo de esto es la pornografía, la cual
tiene repercusiones ideológicas y políticas sobre las mujeres, perpetuando la idea de
la mujer como objeto sexual del hombre y la normalización de la humillación pública,
así como la violación.

Sin duda, la cultura es una de las mayores responsables de la perpetuación esta


prácticas, pues tiene que ver con valores y la cosmovisión de cada individuo, pero
también con la engendración de prejuicios y mitos, los cuales condenan a las mujeres
y legitiman a los hombres violentos. Creencias o prácticas normalizadas implantan
incluso ideas revictimizantes contra la mujer, como “mujeres que eligen ser
maltratadas” (porque no pueden salir de un ciclo de violencia) o “disfrutando de la
violencia que padecen”. Algunos mitos que perpetuan la violencia son:
1. “Solo en las familias con problemas existe la violencia”
2. “Sólo los hombros adictos a las drogas, alcohol, o con estrés en el trabajo, son
violentos como efecto de su situación personal”
3. “La violencia dentro de casa es un asunto de la familia y no debe difundirse
fuera de ésta”
4. “La violencia sólo existe en familias con precariedad económica”
5. “Siempre se exagera la realidad cuando se habla de violencia contra las
mujeres”
6. “La violencia la sufre un concreto tipo de mujeres: pasivas, jóvenes, sin trabajo
remunerado, que convive con gente adicta o alcohólica”
7. “Si no se va es porque lo disfruta”
8. “Hay que quedarse en ese lugar por los hijos”
9. “Los violadores son enfermos mentales y no son plenamente responsables de
lo que hacen”
10. “Es imposible mantener relaciones sexuales con una mujer contra su
voluntad”
11. “Ella provocó al violador”
12. “Las violaciones se producen a altas horas de la noche, por personas
desconocidas”.

Tipos de violencia contra la mujer según la ONU

En el 2006 la ONU enunció diversas formas de violencia que las mujeres padecen
alrededor del mundo:
● Violencia contra la mujer en el ámbito de pareja: es la forma más común de
violencia que experimentan las mujeres. Puede presentarse de diversas
maneras:
a. Violencia física, que es el uso intencional de esta fuerza, pudiendo utilizar armas,
con el objeto de dañar a la mujer.
b. Violencia psicológica, las controla, aísla y humilla. La violencia económica les
niega el acceso a los recursos básicos.
c. Violencia sexual, que es la conducta por la cual se hace participar a la mujer en un
acto sexual no consentido; realizarlo con una mujer incapacitada, o bajo los efectos
de sustancias.

● Violencia contra la mujer dentro de la familia: las mujeres pueden


experimentar esta violencia en el seno de la familia desde antes del nacimiento
hasta la ancianidad. Puede manifestarse como:
a. Violencia física; violencia relacionada con la dote
b. Infanticidio femenino; abuso sexual de las niñas en el hogar
c. Ablación o mutilación genital; matrimonio precoz o forzado
d. Violencia ejercida por otros miembros de la familia
e. La violencia cometida contra las trabajadoras domésticas
f. Otras formas de explotación. También, dentro de la familia, o al amparo de ésta, se
cometen los denominados crímenes de “honor”.

● Violencia contra la mujer en la comunidad:


a. Feminicidio o femicidio: el homicidio de una mujer por cuestiones de género
b. Violencia sexual llevada a cabo fuera de la pareja
c. Acoso sexual y violencia en el lugar de trabajo, demás instituciones y en el ámbito
deportivo. Un 50% aproximadamente de mujeres de la Unión Europea manifiestan
haber sido acosadas en alguna ocasión en sus puestos de trabajo
d. Trata de mujeres: la mayoría de las víctimas de trata de seres humanos en el
mundo son mujeres y niños. El fin es la explotación sexual. Puede darse dentro del
mismo país o a nivel internacional
e. Otras violencias: dedicación de las niñas pequeñas a templos. Las restricciones de
la segunda hija a casarse. El matrimonio con el hermano del marido fallecido. El
maltrato de las viudas, en particular la incitación a que se suiciden.

● Violencia contra la mujer cometida o tolerada por el Estado:


a. Violencia contra la mujer privada de libertad: es la que se lleva a cabo en
prisiones, centros de bienestar social, etc.
b. Esterilización forzada: controla la reproducción de la población femenina, o de un
subgrupo determinado.

● Violencia contra la mujer en conflictos armados: Como consecuencia de las


guerras, las mujeres padecen todo tipo de violencia física, sexual y psicológica,
comprendiendo:
a. Homicidios, torturas, raptos, mutilaciones y desfiguraciones, reclutamiento
forzado de mujeres combatientes
b. Violaciones, esclavitud sexual, explotación sexual, prostitución forzada
c. Desapariciones involuntarias, prisiones arbitrarias, matrimonios forzados
d. Abortos forzados, embarazos forzados; esterilización compulsiva.

Feminicidio: crímenes de odio contra la mujer

La palabra femicide en inglés es traducida al español como femicidio. Lagarde


(2008) la traduce como feminicidio, palabra que denomina al conjunto de
violaciones a los derechos humanos de las mujeres que contienen los crímenes y las
desapariciones de mujeres, identificados como crímenes contra la humanidad. Es un
genocidio contra las mujeres, el cual está presente cuando las condiciones históricas
generan prácticas sociales que permiten atentados violentos contra la integridad, la
salud, las libertades y la vida de mujeres y niñas. Los responsables pueden ser
conocidos o desconocidos, asesinos individuales o grupales, ocasionales o
profesionales, que conducen a una muerte cruel a sus víctimas por el hecho de ser
mujer. Existen feminicidios realizados por conocidos: parejas o exparejas, parientes,
esposos, acompañantes, familiares, colegas, así como pueden ser perpetrados por
desconocidos o por grupos delictivos. Pero la característica principal es que dichos
actores conciben a las mujeres como usables, prescindibles, maltratables y
desechables. Sin lugar a duda, son crímenes crueles de odio contra las mujeres.
Existen condiciones para que ocurran feminicidios cuando el Estado (o las
instituciones) es negligente, sin garantizar seguridad a la vida de las mujeres. Ya
siendo una forma de violencia extrema, en muchas ocasiones el Estado resulta ser
ineficiente para realizar sus funciones y ejercer justicia para las víctimas y sus
familias.

“El feminicidio es una de las formas extremas de violencia de género está


conformado por el conjunto de hechos violentos misóginos contra las mujeres que
implican la violación de sus derechos humanos, atentan contra su seguridad y ponen
en riesgo su vida. Culmina en la asesinato de algunas niñas y mujeres. Hay infinidad
de sobrevivientes. El feminicidio se consuma porque las autoridades omisas,
negligentes o coludidas con agresores, ejercen sobre las mujeres violencia
institucional al obstaculizar su acceso a la justicia y con ello contribuyen a la
impunidad. El feminicidio conlleva la ruptura parcial del estado de derecho, ya que el
Estado es incapaz de garantizar la vida de las mujeres, de respetar sus derechos
humanos, de actuar con legalidad y hacerla respetar, de procurar y administrar
justicia, y prevenir y erradicar la violencia que lo ocasiona. El feminicidio es un
crimen de Estado” (ML).

Cierre
La violencia contra la mujer está presente en distintas esferas de nuestras vida como
un cotidiano. Es difícil darte cuenta de toda la violencia que ejercen sobre nosotras, y
también tener claro que el Estado no nos protege, lo que genera que tengas que
sobrevivir a estas situaciones normalizadas. Me mueve mucho el corazón este tema,
pero también el miedo y la impotencia. Es impresionante observar la violencia que
una ha experimentado a lo largo de su vida, en carne propia. Los ejemplos abundan:
permitir que mi padre decida qué ropa está bien o no utilizar, así como con quién
debo y no debo relacionarme; violencia normalizada con exparejas, tanto física como
psicológica; que un desconocido en la calle tocara mi cuerpo sin mi consentimiento;
soportar acoso callejero casi todos los días de mi vida; experimentar un profundo
temor a ser asaltada, violentada, violada o incluso asesinada cada vez que regreso de
mi trabajo a casa por la noche, aún cuando mi casa está a cuatro cuadras de
distancia; temer por mi vida cuando un hombre alza el tono de voz y hace
expresiones de enfado. Y podría seguir mil hojas más recapitulando estas violencias.
Me causa una gran rabia esta situación en particular: al ser sobreviviente de todas
esas violencias y al acercarme al feminismo, convivir y expresarme con mujeres que
han tenido experiencias similares, aprender a nombrar estas violencias y
problemáticas sociales, me hizo sentir empoderada alguna vez, como si “ya me la
supiera de todas, todas” y fuera fácil para mí entender e identificar cuando alguien
me quiere violentar, o cuando alguna conocida sufre de violencia. Se supone que ya
tuve “mi despertar”. Pero cada vez me encuentro con que las situaciones de violencia
no cesan, siempre descubro nuevas formas en las que puedo ser violentada o
discriminada por ser mujeres, e incluso ¡me encuentro permitiendo estas violencias!
A veces parece un problema sin fin. He entendido que la violencia no cesa al saberla
identificar, pero puede ayudar a las víctimas. El verdadero trabajo es más fuerte,
tiene que ver con un cambio estructural. Y mucho de este trabajo depende también
de los hombres, pues les toca reflexionar, desaprender y reaprender a nuevas formas
de vivir su masculinidad. Sin embargo, muchas veces esta situación puede llenarte de
impotencia, porque sería maravilloso tener la respuesta para terminar con toda una
vida y vidas pasadas de opresión sistémica.

Bibliografía
Lagarde, M. (2008). Antropología, feminismo y política: Violencia feminicida y
derechos humanos de las mujeres. En Retos teóricos y nuevas prácticas (pp.
209-240). Ankulegi. Recuperado en:
http://mujeresdeguatemala.org/wp-content/uploads/2014/06/Violencia-feminicida
-y-derechos-humanos-de-las-mujeres.pdf

Yugueros, A. (2014). La violencia contra las mujeres: conceptos y causas. Barataria.


Revista Castellano-Manchega de Ciencias Sociales, (18), 147-159.

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