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LA FEMINIDAD
'tía, aunque resulta necesaria en virtud de nuestro interés espe-
cífico: la psicología de las mujeres bajo el patriarcado. La au-
sencia de toda referencia al lenguaje —el mundo mismo en que
nace el niño humano, mediante el cual es nombrado y situado
(el hombre no habla, el lenguaje «lo habla»)— sólo puede ex-
cusarse por la inagotable serie de otras omisiones que, en tanto
se refieren a la forma en que el ser humano se vuelve humano
y vive su humanidad, influyen en la formación y el significado de
la psicología femenina. De hecho, aquí sólo he seleccionado dos
temas: el significado del padre simbólico y del falo en la apari-
ción de la civilización, y el rol fundamental desempeñado por
la diferencia en la formación del sujeto humano. Obviamente, mi
propósito es, en parte, polémico: medíante estos argumentos de-
seo responder a ciertas reducciones feministas que no acuerdan
ninguna significación paterna ni fálica a las culturas dominadas
por el hombre y, por otro lado, refutar las tesis de Reich-Laing-
Firestone, según las cuales las diferencias pueden eliminarse en 5. El lugar de la mujer
Ínteres de la armonía.
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mación y represión de ios deseos) era una condición de Id civili- der muchas cosas. Tomando como ejemplo a Inglaterra, podemos
zación. En efecto, parecería ser una condición, pero una condi- ver que en el período 1940-1945 la familia, tal como se encuen-
ción que Freud podría haber dejado de percibir, precisamente tra en nuestras ideologías dominantes, vírtualmente había dejado
porque había alcanzado una especie de etapa «última». Antes de de existir. En los tiempos bélicos, el empleo industrial de muje-
precisar este punto, desearía diferenciar este problema de otro res fue predominante y los padres se encontraban ausentes. Por
que en principio parecería semejante. Herbert Marcuse —un raar- primera vez se planificó una organización social alternativa para
xista que ha utilizado constantemente el psicoanálisis en la for- la familia. Se amplió la educación obligatoria, se crearon par-
mación de sus teorías— afirma que la sociedad capitalista re- vularios pre-escolares, se organizó la evacuación de niños en gran
quiere un exceso de represión, superior a la que exige el fun- escala, el estado se ocupó de las raciones alimenticias, aseguró
cionamiento de la sociedad. Marcuse sostiene que el reino de la la alimentación básica de los niños pequeños y proporcionó res-
penuria real está prácticamente terminado (o podría estarlo), de taurantes comunales, tareas que normalmente están a cargo de
ahí que sea posible la liberación del trabajo extenuante y explo- la familia nuclear. Después de una monumental reacción post-
tador. Pero el capitalismo, con el fin de conservar su naturaleza bélica, en la actualidad se vuelve visible una repetición de al-
específica (la explotación de la plusvalía), debe crear nuevas ne- gunas de esas tendencias. Con los planes gubernamentales de
cesidades, exigir nuevas «realizaciones» e instituir, de este modo, parvularios pre-escolares y guarderías, y el continuo aumento del
una represión innecesaria de los deseos potencialmente liberados. ciclo escolar obligatorio, la escuela puede convertirse rápidamen-
Considero que este argumento, aunque auna las teorías psico- te en la principal institución ideológica en que se inserta al
analítica y marxista, de hecho atrapa al psicoanálisis en la eco- niño. Naturalmente, este desarrollo se produce en forma irre-
nomía marxista. Al hacerlo, el curso de la historia es visto de gular y socialmente brutal, y es contra esta «masificacíón» es-
una forma demasiado evolucionista, como en el caso de Freud colar y de la moderna fábrica automatizada que se alza el ro-
cuando se refiere al progreso de la civilización. A pesar de las manticismo de la familia y el mantenimiento de la intimidad y
apariencias y de su importancia en diversos sentidos, esta teoría la vida privada. Al igual que los cantores del bome-swect-bome
contiene la marca de los aspectos más negativos de las dos cien- del siglo diecinueve, creen que están regresando a una edad de
cias que propone utilizar: el economismo del marxismo y el ma- oro precapitalista, pero de hecho sólo están tarareando la melo-
tiz evolucionista del psicoanálisis. No es que la civilización haya día. La sociedad capitalista establece a la familia en el contexto
superado el punto en que le resulta necesario el malestar, pero de su redundancia. El establecimiento o la abolición de la fa-
existe una contradicción entre el modo de la inmediata expresión- milia no es en sí mismo importante, excepto como un síntoma
represión de estos deseos y las leyes que los prohiben como base de esta redundancia. El acento puesto tanto por reaccionarios
misma de la cultura. La prohibición del incesto y la exigencia como por revolucionarios (como Reich) sobre la familia y su
de la exogamia se basan intensamente en el complejo edípico con- propia naturaleza contradictoria bajo el capitalismo, es lo que
temporáneo porque se las refuerza, precisamente, cuando ya no ha oscurecido la contradicción más fundamental entre las con-
son necesarias. Sólo en este sentido sumamente específico la diciones específicas de la familia y las exigencias de la ley de la
cultura humana.
sociedad capitalista instituye una represión excesiva; sólo el con-
cepto de contradicción (y no el de grado, implícito en la expre- Con el capitalismo (en todas sus variantes: imperialismo, fas-
cismo, etc.), el hombre alcanza el límite de un desarrollo his-
sión de «represión excesiva» utilizada por Marcuse) puede ser-
virnos para prever cualquier transformación política. tórico totalmente basado en la lucha de ciases. Con el trabajo
Podemos abordar e«ta proposición más concretamente. Las social masivo que el hombre emprende por primera vez, dentro
guerras no cambian en modo alguno las relaciones básicas de del capitalismo se encuentran poderosamente presentes las con-
producción, pero ofrecen una situación política diferente que diciones de su propia disolución. También podría parecer que
prefigura el futuro. De la ultima guerra mundial podemos apren- son las condiciones necesarias para una transformación de toda
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ideología previa, de toda condición anterior de la cultura hu- La clase trabajadora, como clase, es la que ve cómo la clase ca-
mana. No obstante, mientras reconocemos que las contradic- pitalista se apropia privadamente del producto de su trabajo
ciones del capitalismo como sistema económico sólo serán re- social; las mujeres son quienes se encuentran en el corazón de
sueltas mediante su derrota (y aun así, no en forma directa), la contradicción del patriarcado bajo el sistema capitalista.
demasiado a menudo olvidamos que algo similar es verdad con El intercambio controlado de mujeres que define a la cultu-
respecto a su ideología dominante. ¿Por qué cometemos esta ra humana se reproduce en la ideología patriarcal de toda forma
omisión? de sociedad. Marcha al lado del conflicto de clase y se entre-
Me atrevo a sugerir que una razón importante es que he- laza con éste, pero no es lo mismo. Las mujeres dan testimonio
mos tenido la tendencia a hacer el análisis ideológico en función de la definición patriarcal de la sociedad humana en la psicología
del análisis económico. (Aunque parece ser todo lo contrario, misma de la feminidad, y no sólo en la ideología de su rol
la obra de Marcuse es un ejemplo.) Quizá sería más correcto como madres y procreadoras. Pero actualmente esta ideología
decir que ambas esferas se han mezclado inseparablemente y patriarcal, en tanto se plantea como la racionalización última,
que el progreso teórico no depende de la amalgama sino de la de hecho se encuentra en la agonía de su propia irracionalidad;
especificación. Sin embargo, semejante confusión tiene conse- en este sentido, es como la economía capitalista misma. Pero en
cuencias aún más serias. Aunque la ideología y un modo dado ambos casos, únicamente una lucha política le pondrá fin. Nin-
de producción son interdependientes, aquélla no puede redu- guna de las dos puede morir de muerte natural: el capitalismo
cirse al segundo ni las mismas leyes gobiernan el mundo. Es- intervendrá, como siempre, a nivel político, para asegurar su su-
quemáticamente: al analizar la sociedad occidental contemporá- pervivencia.
nea (como cualquier otra), nos ocupamos de dos áreas autóno- En virtud de que aparece como la racionalidad última, los
mas. El modo económico del capitalismo y el modo ideológico críticos confunden el complejo de Edipo con la familia nuclear.
del patriarcado. La interdependencia entre ambos se encuentra Por el contrario, lo significativo es la contradicción entre la
en la expresión específica de la ideología patriarcal; en este caso ley internalizada de! orden patriarcal humano —descrita por
el sistema de parentesco que define al patriarcado está sujeto a Freud como complejo de Edipo— y su incorporación en la fa-
la familia nuclear. Pero si analizamos la situación económica y milia nuclear,
la ideológica únicamente en el punto de su interpenetración, nun- La ley patriarcal habla a cada uno y por cada uno en su
ca veremos los medios de su transformación. inconsciente; la reproducción de la ideología de la sociedad hu-
Bajo el capitalismo, el modo ideológico de reproducción con- mana queda asegurada de este modo en la adquisición de la
tiene su propia contradicción, al igual que el modo económico ley por cada individuo. El inconsciente que Freud analizó po-
de producción. Las condiciones sociales del trabajo bajo el sis- dría describirse, entonces, como el lugar de la reproducción de
tema capitalista contienen, potenciaímente, la superación de las la cultura o ideología. En consecuencia, resulta crucial la con-
condiciones explotadoras a las que están sujetas, y son estas tradicción existente entre esta ley —que ahora es esencialmente
mismas condiciones sociales de trabajo las que vuelven poten- redundante pero que continúa hablando en el inconsciente— y
ciaímente redundantes las leyes de la cultura patriarcal. La clase la forma de la familia nuclear. La familia burguesa se creó, por
obrera tiene el poder de apropiarse (para la humanidad) de los así decirlo, para dar a esa ley una última oportunidad. Natu-
productos de su trabajo que por ahora le son sustraídos; pero ralmente, no opera demasiado bien, de modo que la sociedad
no es suficiente ampliar esta posición y aplicarla a la ideología capitalista ofrece al mismo tiempo un programa de sosteni-
patriarcal. Las mismas Acondiciones de trabajo capitalistas (la miento y de socavamiento de la familia. En virtud de que éste
masa de personas que trabajan juntas} crean las condiciones de es evidentemente un punto de debilidad, muchas teorías y estra-
cambio en ambas esferas, pero en virtud de sus orígenes total- tegias revolucionarias se han dedicado a atacarlo. Pero como he-
mente diferentes, el cambi» se producirá en formas distintas. mos visto, su importancia no reside tanto en su interior como
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14. — PSICOANÁLISIS T FEMINISMO
que la clase trabajadora es el agente de la derrota del modo de
en ai relación con la ley patriarcal que supuestamente espresa. producción específicamente capitalista. Ninguna agrupación —ni
Resulta aún de mayor importancia la contradicción entre la ley las mujeres ni la clase trabajadora— pueden cumplir semejante
patriarcal y la organización social del trabajo, contradicción en- rol sin una teoría ni una práctica políticas. Pero en este caso
mascarada por la familia nuclear. no es necesario un orden de prioridades. Depende de las condi-
En el momento en que la estructura misma de la cultura ciones en que tengan lugar. Como el patriarcado no es en modo
patriarcal se vuelve superflua, surge la moda de! hombre-como- alguno idéntico al capitalismo, los éxitos y la fuerza de ambos
animal. A lo largo de toda su historia, el hombre ha realizado movimientos revolucionarios, no seguirán caminos paralelos. En
persistentes esfuerzos intelectuales por distinguirse de las bes- una etapa intermedia, es perfectamente posible que el femi-
tias: ésta siempre fue una característica dominante de su ideo- nismo gane más terreno bajo una democracia social que en los
logía; ahora, cuando la base de su cultura diferencial necesita primeros años de socialismo. Aunque se alcance una economía
una transformación, la única acción posible de retaguardia con- socialista, tampoco debe entenderse que ha de cesar la lucha
siste en considerar que la cultura nunca fue muy significativa. contra el patriarcado. No se trata de que alguno de los dos mo-
En el zoológico humano, el «mono desnudo» masculino es na- vimientos políticos asuma e! rol principal, o que estos grupos
turalmente agresivo, y la hembra naturalmente criadora: deben revolucionarios se excluyan mutuamente, o que cada grupo sólo
recuperar su naturaleza animal instintiva y olvidar lo que el esté abierto a sus afiliados. Quiero decir que cuando la clase
hombre ha hecho del hombre. Semejantes absurdos son un sín- obrera se vuelve revolucionaria, personas que no provienen de
toma del dilema del orden patriarcal humano. Los movimientos la misma pueden sufrir una transformación política de sus pro-
feministas de los siglos diecinueve y veinte son síntomas de un pios orígenes de clase y unírsele. Del mismo modo, si el movi-
orden absolutamente distinto. miento feminista tiene una teoría y una práctica revolucionarias.
Bajo el orden patriarcal, las mujeres son oprimidas en su también los hombres (aunque con dificultad) pueden renunciar
misma psicología de la feminidad; esta opresión se manifiesta a sus privilegios patriarcales y volverse feministas. Esto no equi-
cuando este orden se conserva únicamente en forma sumamen- vale a decir que se afiliarán al movimiento, en tanto éste opera
te contradictoria. Las mujeres tienen que organizarse como gru- a nivel de conciencia feminista, del mismo modo que los inte-
po para efectuar un cambio en la ideología básica de la socie- lectuales marxistas no pueden afiliarse al movimiento sindical (que
dad humana. Para ser eficaz, esta acción no puede limitarse a un es la organización equivalente de la conciencia de clase obre-
desafío de equidad que cuestione simplemente la dominación ra): sólo pueden apoyarlo de un modo práctico. Hago estas
del hombre (aunque esta acción también desempeña un rol tác- comparaciones con el único propósito de contribuir a situarnos
tico), sino a una lucha basada en una teoría que demuestre que en los debates actuales de la izquierda sobre la práctica polí-
las leyes instituidas por el patriarcado no son socialmente nece- tica.
sarias en esta etapa. Cuando sean liberadas las potencialidades de las compleji-
La derrota de la economía capitalista y la crisis política dades del capitalismo —tanto económicas como ideológicas—
resultante no significan, en sí mismas, una transformación de por su derrota, en el inconsciente se representarán gradualmente
la ideología patriarcal. Esta es la implicación del hecho de que nuevas estructuras. La tarea del feminismo consiste en hacer
la esfera ideológica tiene cierta autonomía. El cambio a una que éstas vean la luz. En la sociedad no patriarcal tendrá que
economía socialista no sugiere, por sí mismo, que le seguirá el encontrarse alguna otra expresión del ingreso en la cultura, dis-
fin del patriarcado. Es necesaria una lucha específica contra el tinta a las implicaciones que tiene para el inconsciente el in-
patriarcado: una revolución cultural. También las batallas deben tercambio de mujeres. También tendremos que reconocer que
tener su propia autonomía. De esto parece desprenderse que
todavía no ha existido —o no ha existido el tiempo suficien-
dentro del feminismo revolucionario las mujeres pueden ser la te— ninguna sociedad que permita al «eterno» inconsciente des-
punta de lanza de un cambio ideológico general, del mismo modo
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prenderse de su naturaleza inmortal. Aunque existen los regí- ¿Quién tendrá los hijos? ¿Cómo se harán? ¿O cómo de-
menes matrilineales, parece que pueden excluirse los matriarca- jarán de hacerse? No se trata de cambiar esto. Se trata de de-
dos. Los sistemas matrilineales sólo nos ofrecen una variante del rrotar al patriarcado. Del mismo modo que a través de las con-
tema de la ley del padre. Las sociedades socialistas todavía tradicciones del capitalismo podemos entrever el fin de la «eter-
han permanecido demasiado poco tiempo sobre la tierra como na» lucha de clases, nos parece escuchar el canto de cisne de la
para haber alcanzado algo tan radical como un cambio en el naturaleza «inmortal» de la cultura patriarcal.
inconsciente del hombre. En cierto sentido, esto se refleja en
una reciente conversación entre Mao Tse-tung y el difunto Ed-
gar Snow. En ella, Mao afirmó que a pesar del trabajo colecti-
vo, la legislación igualitaria, la atención social de los niños, etc.,
todavía era demasiado pronto como para que los chinos hubie-
sen cambiado profunda e irrevocablemente su actitud hacia las
mujeres. O, como le dijo a André Malraux: «Claro que era
necesario darles [a las mujeres] igualdad legal, para comenzar.
Pero todavía queda por hacer todo lo demás. Deben desaparecer
el pensamiento, la cultura y las costumbres que llevaron a Chi-
na a donde la encontramos, y aparecer el pensamiento, las cos-
tumbres y la cultura de la China proletaria, que todavía no existe.
Tampoco existe todavía la mujer china en las masas, pero ya
está comenzando a desear existir. Liberar a la mujer no es fa-
bricar lavadoras». El psicoanálisis se interesa por la comprensión
de la forma en que operan los pensamientos, las costumbres y
la cultura. Debemos resistirnos a la tentación de descuidar el
análisis, de tomarlo por un sueño. Del mismo modo que las visio-
nes premarxistas del siglo diecinueve sólo percibían al comunismo
como comunismo primitivo, actualmente existe la tendencia a
imaginar a la sociedad post-patriarcal en términos de un ma-
triarcado primitivo: un mundo que nutre, un reino de la emo-
cionalidad y la no-represión. Evidentemente, ninguna de ambas
visiones tiene mucho que ver con la realidad del pasado ni del
futuro.
Hoy, nuestra ideología específica de una familia biológica
natural (nuestra «sagrada familia») vuelve a expresar como una
saga edípíca reprimida la estructura de parentesco con la que
está en contradicción y los problemas del aprendizaje de las
diferencias. Siempre resultará decisiva alguna forma de estable-
cer diferencias, pero que deba precederse así es otra cuestión.
Pero, entretanto, la niña1 que ingresa en una sociedad patriarcal
«modernizada» debe adquirir rápidamente el destino cultural que
le hacen creer coincidente cqji el biológico,
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