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UNIDAD I

Derechos Humanos

Existe un conjunto de derechos que poseemos todas las personas por el solo hecho de
ser humanos. Derechos que, dependiendo la corriente filosófica, nos corresponden por
nuestras naturaleza humana y trascienden al derecho positivo (ius naturalismo) o han sido
resultado de un devenir histórico sustentado en diversas corrientes ideológicas e impulsado
mediante acuerdos internacionales.

Nikken (2010) los caracteriza como un conjunto de atributos inherentes a la dignidad de


toda persona humana por el simple hecho de serlo, y se afirman ante el Estado o quien detente
el poder público en un territorio determinado.

“Son derechos subjetivos que emanan de la dignidad humana y que la


resguardan, porque ellos combaten la dominación arbitraria y apoyada en
desiguales relaciones de poder social, mediante la cual unos seres humanos
imponen a otros ser instrumentos de sus propios fines” (Nikken, 2010, p.55)

Los derechos humanos no son creados por las leyes ni por los estados, sino que son
reconocidos por ellos. Los estados tienen la obligación de, en el ejercicio del poder, respetar y
garantizar los derechos humanos sin afectar el goce efectivo de los mismos. “El Estado es el
garante de los derechos humanos, tanto en la esfera doméstica como frente al derecho
internacional” (2010, p. 73). Existe una forma de categorizarlos de acuerdo a como se fue
ampliando a lo largo de la historia la progresiva cobertura de estos derechos, clasificación que
se conoce como las tres generaciones de los DD HH, sobre la cual nos explayaremos
posteriormente.

Primero, para sistematizar el estudio nos referiremos, en primer lugar, a las


características de los derechos humanos.

a) Universalidad y Transnacionalidad.

Los derechos humanos son un atributo de todas las personas humanas, sin distinción de
nacionalidades. Deben hacerse valer en cualquier jurisdicción y para todas las personas. Esta
característica se encuentra intrínsecamente relacionada con la inherencia señalada en el
concepto. Es decir, son atributos inherentes e innatos a la persona, que no le son concedidos,
solamente reconocidos.
La Declaración de Viena reafirma esta universalidad al reafirmar que los estados se
comprometen a “promover el respeto universal, así como la observancia y protección de todos
los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos” y agrega que “...el carácter
universal de esos derechos y libertades no admite dudas” (párrafo 1). Luego afirma que “..
todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están
relacionados entre sí” y que, pese a que deban tenerse en cuenta las particularidades de queda
estado, desde un punto de vista cultural, histórico y religioso, “...los Estados tienen el deber,
sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger
todos los derechos humanos y las libertades fundamentales.” (párrafo 5).

En consecuencia la promoción y defensa de estos derechos trasciende las fronteras y las


nacionalidades, todas las personas humanas son titulares de estos derechos y todos los Estados
están obligados a respetarlos y garantizarlos.

b) Indivisibilidad e Interdependencia

Estos derechos componen un conjunto indivisible por lo cual no se admiten


jerarquizaciones o tratamientos diferenciados entre ellos, así como no pueden separarse o
fragmentarse. Nikken aclara que “...no cabe hacer distinciones entre las fuentes de ofensa a la
dignidad humana, que es el bien esencial que forma el objeto de los derechos humanos”(2010,
p. 70). La interdependencia se refiere a la relación que existe entre los derechos razón por la
cual la violación de alguno de ellos impide o pone en riesgo la satisfacción de los otros. Este
punto es importante a tener en cuenta al momento de analizar las generaciones de derechos
humanos, puesto que esta clasificación no importa una jerarquización, sino que se desprende
de un estudio histórico del tema. Por otra parte, en nuestra Constitución Nacional se impone
una interpretación armoniosa de los derechos y garantías allí reconocidos, entre los que se
debe contar a los que se incorporan en virtud del art. 75, inc 22 (pactos internacionales sobre
Derechos Humanos) que conforman el bloque de constitucionalidad de nuestra Nación. La
interpretación armoniosa implica que ningún derecho opaque, anule o suprima a otro,
propiciando la coexistencia y un sistema coherente de derecho.

De esta forma, los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales deben
entenderse como un conjunto de derechos humanos indivisibles e interrelacionados. por lo
cual los Estados deben asignarles a cada uno de ellos el mismo nivel de importancia.

También debemos destacar que existen algunas circunstancias excepcionales donde


algunos derechos pueden ser limitados (por ejemplo, estado de sitio).
c) Inalienabilidad e imprescriptibilidad

Los derechos humanos pertenecen a las personas para siempre, no prescriben, no


caducan. Ninguna persona puede ser despojada de ellos. Como mencionamos anteriormente,
encontraremos situaciones excepcionales donde los derechos se verán limitados, pero siempre
debe realizarse de forma tal que se afecten la menor cantidad de derechos y en el alcance
estrictamente necesario para la situación excepcional que se trate. Existen situaciones
ordinarias donde se restringen algunos derechos pero siempre con la garantía del debido
proceso y el derecho de defensa en juicio, en todos los Estados se implementan medidas de
persecución y detención ante la comisión de delitos, donde se afecta el derecho a libertad,
pero ateniéndose a los límites que las constituciones nacionales y los tratados internacionales
fijan para estas situaciones.

d) Irreversibilidad

El reconocimiento formal de un nuevo derecho humano, y como tal, inherente a la


persona humana, los incorpora al conjunto de derechos que, irrevocablemente, deben ser
promovidos, respetados y garantizados por los estados. Esta situación es irreversible incluso
en el caso que algún estado denuncie un acuerdo, tratado o pacto ratificado. El acto de
denuncia implica la autoexclusión del Estado de los mecanismos de control internacional del
cumplimiento de esos acuerdos, pero no elimina el reconocimiento de los derechos humanos
contenidos en dicho instrumento.

“La dignidad humana no admite relativismos, de modo que sería inconcebible


que lo que hoy se reconoce como un atributo inherente a la persona, mañana
pudiera dejar de serlo por una decisión gubernamental.”(Nikken,2010, p.71)

Este razonamiento es una consecuencia lógica de la inherencia propia de este tipo de


derechos, el instrumento normativo no crea estos derechos sino que los reconoce, los declara,
por lo que la derogación de la norma o la denuncia de un convenio internacional no puede
suprimirlos o quitarles el carácter de derecho humano, y con ello la tutela que les corresponde.

e) Progresividad

Esta característica se evidencia en el estudio histórico de la materia, no siempre


estuvieron reconocidos la misma cantidad de derechos humanos que en la actualidad, lo cual
nos plantea la posibilidad de que los ámbitos de protección de esta categoría de derechos
continúe ampliándose, ya sea en la esfera interna de cada país o en el ámbito internacional.

El artículo 32 de nuestra Constitución Nacional expresa que “Las declaraciones,


derechos y garantías que enumera la Constitución no serán entendidos como negación de
otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del
pueblo y de la forma republicana de gobierno.”

También encontraremos en los convenios internacionales, disposiciones que


específicamente establecen que ninguna disposición acordada en dicho instrumento
internacional debe interpretarse en detrimento de los derechos reconocidos en los
ordenamientos jurídicos internos en el caso que el convenio no los contemple, tampoco puede
menoscabar la protección de mayor amplitud o alcance que establezcan dichos ordenamientos
internos.

En este sentido el art. 5, inc. 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
expresa que “No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos
humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes,
convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el presente Pacto no los reconoce
o los reconoce en menor grado.” El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (PIDESC) incorpora un artículo idéntico al citado. Estas disposiciones son
expresiones del principio pro homine, principio pro persona o “cláusula del individuo más
favorecido” (Vasak, en Nikken, 2010, p.72).

Pueden encontrarse autores que se refieren a este principio con la idea que implica un
progreso gradual para el cumplimiento de los derechos, efectuando medidas a corto, mediano
y largo plazo. Queremos destacar que no es el sentido que le estamos atribuyendo aquí, sino
que lo entendemos como una ampliación progresiva del reconocimiento de los derechos, un
reconocimiento que es irreversible.

El texto que utilizamos de base para esta parte de la unidad, cuyo link se encuentra en la
bibliografía, cuestiona, precisamente, el tratamiento diferenciado que han tenido
históricamente los derechos civiles y políticos en contraposición a los económicos, sociales y
culturales. La propia Oficina de Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas lo refleja en su página oficial:

“Todos los derechos humanos, sean éstos los derechos civiles y políticos, como
el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos
económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la seguridad social
y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la
libre determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e
interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma
manera, la privación de un derecho afecta negativamente a los demás.”
(ACNUDH,s.f.)
Un aspecto esencial a tener en cuenta en el estudio de esta materia es que los Derechos
Humanos se afirman frente al poder público. Imponen, de esta manera, una serie de
obligaciones a los gobiernos de los estados, quienes son los responsables del respeto,
satisfacción y garantía de los mismos. Los particulares no cometen violaciones a los derechos
humanos sino que son los Estados, o quienes ejercen el poder público, los que violan estos
derechos, ya sea por acción u omisión. “...Compete entonces al Estado marcar los límites de
cualquier centro de poder que pueda ofender la dignidad humana, e incluso imponer
obligaciones destinadas a satisfacer ciertos derechos humanos.” (Nikken, 2010, p.74)

Podemos ejemplificar esta cuestión con el artículo segundo del PIDESC, el cual expresa
que los cada uno de los Estados “...se compromete a respetar y a garantizar a todos los
individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos
reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,
opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social.” De acuerdo al Comité de Derechos Humanos (Observación
General N° 31 del 2004) la disposición citada del pacto implica que cada Estado debe
garantizar los derechos a cualquier persona sometida a su poder, se encuentre o no físicamente
dentro de su territorio. También declara que todos los poderes públicos (ejecutivo, legislativo
o judicial) están en condiciones de comprometer la responsabilidad del Estado.

Se equipara a esta situación cuando un grupo de personas ejerce el control sobre una
parte del territorio en rebelión o insurgencia contra el gobierno de un Estado, ejerciendo como
autoridad pública en dicho territorio.

En la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los


crímenes de lesa humanidad, se establece que las disposiciones de esta Convención se
aplicarán “...a los representantes de la autoridad del Estado y a los particulares que participen
como autores o cómplices o que inciten directamente a la perpetración de alguno de esos
crímenes, o que conspiren para cometerlos, cualquiera que sea su grado de desarrollo, así
como a los representantes de la autoridad del Estado que toleren su perpetración”.

El Estatuto de Roma, que instaura la Corte Penal Internacional (con competencia en


crímenes de guerra, lesa humanidad, genocidio y crímenes de agresión), al referirse a una
serie de actos que se consideran crímenes de guerra, en el artículo 2, inc. e, resalta que ese
párrafo “...se aplica a los conflictos armados que tienen lugar en el territorio de un Estado
cuando existe un conflicto armado prolongado entre las autoridades gubernamentales y grupos
armados organizados o entre tales grupos”.

En cuanto a responsabilidades derivadas de actos terroristas, los cuales son de gran


preocupación a nivel internacional porque atentan directamente contra los derechos humanos,
la democracia y el estado de derecho, cabe señalar el tratamiento que tendrán desde la
perspectiva de los derechos internacionales de derechos humanos. En principio los actos de
terrorismo se tratan como delitos particulares, cometidos por individuos, no teniendo
responsabilidad los Estados por aquella conducta ilegal. “No obstante, en algunos casos el
Estado puede ser responsable de actos de particulares que pueden constituir una violación de
las normas internacionales de derechos humanos.” (OHCHR, 2008, p.10)

En síntesis, los Estados, primordialmente, tienen la obligación de respetar,proteger y


cumplir los derechos humanos. El respeto implica no impedir o interferir su ejercicio por parte
de las personas titulares de los mismos; la protección implica tomar medidas concretas para
impedir que algunas personas menoscaben o impidan el ejercicio de sus derechos a otras; y el
cumplimiento exige la adopción de medidas legislativas, administrativas o judiciales
tendientes a la satisfacción de los derechos

Generaciones de Derechos Humanos

En la historia occidental encontramos el primer antecedente de limitación de los poderes


del Estado en la Carta Magna de 1215 en Inglaterra, luego el Habeas Corpus de 1679 y el Bill
of Rights de 1689. Aunque vale aclarar que dichos documentos no reconocen ni mencionan
derechos inherentes a las personas humanas, sino que hacen referencia a derechos del pueblo
o la sociedad, y establecen deberes puntuales para los gobiernos, en ese momento,
monárquicos.

También se considera un precedente el derecho internacional humanitario, el cual regía


el tratamiento que se debía dispensar a los prisioneros de guerra y a las poblaciones civiles
dentro de un contexto bélico. Esta fue la primera exteriorización de la voluntad de las
naciones de establecer un sistema jurídico general de protección a los seres humanos, que
buscaba preservar la vida, la dignidad y la salud de las víctimas de los conflictos bélicos.

Son estos actos bélicos, llevados a sus acontecimientos de mayor conmoción al


desarrollarse la Primera y Segunda Guerra Mundial, los que propician la internacionalización
de los Derechos Humanos. La creación de la Organización Internacional del Trabajo al
finalizar la Primera Guerra Mundial es el primer ejemplo de ello, ya que sostuvo, a través de
la protección de los derechos de los trabajadores, que combatir las injusticias y privaciones
que se experimentaban en el sistema de producción mundial era el camino principal para
conseguir una paz y armonía duraderas. Luego, los genocidios cometidos por el Reich en
Alemania durante la Segunda Guerra Mundial puso de manifiesto que “...el ejercicio del
poder público representa un peligro para la dignidad humana, de modo que su control no debe
ser prerrogativa excluyente de las instituciones domésticas, sino que deben constituirse
instancias internacionales para su salvaguardia” (Nikken, 2010, p.62). Luego de la
conformación de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948 se aprobó la Declaración
Universal de Derechos Humanos. En América se conformó la Organización de Estados
Americanos (OEA) que unos meses antes, el 2 de mayo, había aprobado la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Si bien estos instrumentos carecían de
poder vinculante, desde el punto de vista jurídico, hacia los estados (es decir de cumplimiento
obligatorio) significaron un paso importante en la proclama de la comunidad internacional en
favor de principio de valor comunes que propiciarán luego la celebración de acuerdos
tendientes al respeto y aplicación de aquellos derechos reconocidos y la elaboración de los
mecanismos internacionales necesarios para garantizar su tutela.

Entonces la ​primera generación de derechos humanos surgirá en dos instrumentos que


manifestaron declaraciones concretas de derechos individuales, reconociendo la inherencia de
la que hablamos. La Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776 y la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano en la Revolución Francesa de 1789. En
esta primera generación encontramos los derechos denominados Civiles y Políticos que
imponen a los Estados respetar y no impedir los derechos y libertades fundamentales de todo
ser humano, en tutela de los derechos de libertad, seguridad e integridad física y moral.

Comprenden, principalmente, los derechos que le corresponden al individuo frente al


Estado o autoridad pública. Existe una diferenciación entre los derechos civiles y políticos, en
tanto de los primeros son titulares todas las personas humanas y de los segundos solamente
los ciudadanos de un territorio determinado

Generan en los Estados una obligación de resultado respecto a los Derechos Humanos,
es decir, una satisfacción inmediata y la abstención de cualquier acción que los vulneren o
impida su realización y ejercicio por parte de sus titulares. En este punto podemos destacar
que estos derechos también se fueron ampliando a lo largo del tiempo; basta para ejemplificar
con observar los derechos de las mujeres, a quienes, en muchos estados, no se les reconocía
desde un primer momento el derecho a votar o ser elegidas en cargo público; o de las mujeres
casadas que no tenían la libre administración de sus bienes (en nuestro país fueron
consideradas incapaces de hecho hasta 1968, cuando se sanciona la ley 17.711, modificatoria
del Código Civil y no pudieron votar hasta 1947, con la Ley 13.010).

El respeto que deben tener los Estados por los derechos humanos consiste en no
avasallar los límites que estos derechos imponen al ejercicio del poder público, requiere de su
parte asegurar el efectivo goce de los derechos a todas las personas. Por otro lado, garantizar
los derechos es una obligación aún más amplia para los estados, porque deben proveer los
medios necesarios para la satisfacción efectiva de aquellos, como los mecanismos judiciales y
administrativos necesarios para que toda persona pueda ejercer los derechos que son de su
titularidad, para que se puedan hacer cesar las conductas lesivas a esos derechos, para que
sean debidamente reparados y las personas responsables sometidas a un juicio justo para
aplicar las sanciones correspondientes

Ejemplos de libertades fundamentales: Libertad de circulación, igualdad de trato y no


discriminación, derecho a la vida y a la libertad, libertad de pensamiento y religión, libertad
de expresión, libertad de reunión y asociación. Derecho a la intimidad y al respeto de la vida
privada.
Ejemplos de derechos civiles: Derecho al nombre y a la personalidad jurídica, igualdad
ante la ley, derecho de defensa en juicio y la aplicación del debido proceso,

Ejemplos de derechos políticos: Derecho a elegir representantes y ser elegido en cargos


políticos de un país, derecho a la participación en el gobierno, derecho a ocupar cargos
públicos.

Entre los derechos de ​segunda generación se incluyen los Derechos Económicos,


Sociales y Culturales en el contexto de la primer y segunda guerra mundial, con el auge
desarrollo de lo que se ha denominado Constitucionalismo Social; del cual la constitución
mexicana de 1917 y la de Weimar (Alemania) de 1919 son los primeros ejemplos. En ese
período post primera guerra mundial encontramos la conformación de los primeros
organismos internacionales que enarbolan el reconocimiento y respeto de los derechos
humanos para el mantenimiento de la paz. Es así que, con el tratado de Versalles que pone fin
a la primera guerra, se funda la Sociedad de las Naciones y se sientan las bases para la
creación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Tradicionalmente se considera que implican una obligación de hacer (obligación de


medios) para los Estados y conllevan la satisfacción progresiva de estos derechos. El titular es
el individuo que vive en una comunidad y se debe garantizar la igualdad de oportunidades y
acceso a bienes económicos, sociales y culturales en condiciones dignas. Tienen por fin
mejorar la calidad de vida de todas las personas. Nikken, sin embargo, llama la atención sobre
una cuestión que preocupa a nivel mundial, en el contexto actual de globalización, donde se
evidencia la postergación de los derechos económicos, sociales y culturales. El autor plantea
la necesidad de analizar si determinadas políticas concretas que llevan adelante los Estados
configuran una supresión de estos derechos y no la simple no realización.

Ejemplos de Derechos Económicos, Culturales y Sociales: Derecho a un salario justo,


participar libremente de la vida cultural de su comunidad o sociedad; derecho a la seguridad
social; a las condiciones dignas y equitativas de labor, derecho a la salud y al mantenimiento
de niveles de vida adecuado; derecho a la educación. También se incorporan algunos derechos
que son, en sí, libertades fundamentales, como la libertad de asociación sindical.

La ​tercera generación de derechos humanos se considera a los Derechos de los


Pueblos o de Solidaridad y contemplan la cooperación internacional y regional para afrontar
distintos problemas que afectan al colectivo humano, las afectaciones de interés difuso. Tiene
su origen en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, con la creación de las
Naciones Unidas y el inicio de un proceso de descolonización tendiente a la democratización
de la comunidad internacional.

Como evolución de las generaciones anteriores se puede nuclear en tres aspectos: la


paz, el desarrollo y el cuidado y preservación del medioambiente. en este el titular de los
derechos es un grupo indefinido (difuso) de la comunidad, que comparten un mismo interés
colectivo.
Ejemplos de Derechos de los Pueblos o de Solidaridad: Derecho a la libre
autodeterminación de los pueblos, derecho a la no agresión entre países, derechos de
soberanía e independencia económica y política; derecho a la paz mundial; derecho al
desarrollo de regiones, comunidades o etnias; derecho de acceso a avances científicos y
tecnológicos, en especial en materia de salud, alimentación y educación; derecho al medio
ambiente sano; derecho al desarrollo humano y al goce del patrimonio de la humanidad.

Principios

Pro homine

Este principio establece una serie de reglas de interpretación de los tratados


internacionales sobre derechos humanos y surge de estos mismos instrumentos y de la labor
doctrinaria de los profesionales que investigan y estudian la materia. También suele
denominarse como principio a favor de la persona humana y comparte el mismo espíritu que
los principios “pro operario” del derecho laboral, principio “pro reo”, del derecho penal y
principio “pro consumidor” del derecho civil y comercial, todas manifestaciones del principio
“favor debilis” en protección de la parte más débil dentro de una relación jurídica
determinada. Obsérvese que en algunos casos la relación de inferioridad (desde el punto de
vista del poder de negociación o de la posibilidad de ejercicio efectivo de sus derechos) es
entre una persona y el Estado; y en otros esta relación puede darse entre dos particulares,
como ocurre en el derecho laboral.

La Dra. Pinto (1997) lo caracteriza como un “criterio hermenéutico que informa todo el
derecho de los derechos humanos” diferenciando su aplicación si se trata de reconocer
derechos protegidos, por lo cual se debe recurrir a la norma y a la interpretación más amplia, o
si se trata de la restricciones permanentes o transitorias al ejercicio de estos derechos, en cuyo
caso la norma a aplicar o la interpretación adecuada será la más restrictiva posible.

De esta forma, la mayoría de los instrumentos internacionales incorpora cláusulas de


interpretación por las cuales ninguna disposición debe interpretarse en el sentido de conceder
la posibilidad de restringir derecho alguno en mayor medida a la estrictamente regulada, así
como tampoco puede interpretarse sus disposiciones en detrimento o menoscabo de derechos
más amplios contenidos en otras normativas nacionales o internacionales, o cuando no se
mencionan derechos que sí se reconocen en otros instrumentos jurídicos.

Algunos ejemplos de cómo diversos convenios internacionales receptan este principio

"Ninguna disposición de la presente convención puede ser interpretada en


el sentido de a) permitir a alguno de los Estados parte, grupo o persona,suprimir
el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la Convención o
limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar el goce y ejercicio
de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las
leyes de cualquiera de los Estados parte o de acuerdo con otra Convención en
que sea parte uno de dichos Estados” (art. 29 del Pacto de San José de Costa Rica)

"Ninguna disposición del presente pacto podrá ser interpretada en el sentido


de conceder derecho alguno a un Estado, grupo o individuo, para emprender
actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los
derechos y libertades reconocidas en el pacto o a su limitación en mayor medida
que la prevista en ‚l. 2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de
los derechos humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado parte
en virtud de leyes, convenciones, reglamentos o costumbres so pretexto de que el
presente pacto no los reconoce o reconoce en menor grado."(art. 5 Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos)

"Nada de lo dispuesto en la presente Convención afectará disposición


alguna que sea más conducente al logro de la igualdad entre hombres y mujeres y
que pueda tomar parte de a) la legislación de un Estado parte, o b) cualquier otra
convención, tratado o acuerdo internacional vigente en ese caso". (art.23,
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer)

En cuanto a las restricciones legítimas a los derechos humanos, los propios instrumentos
internacionales suelen contener restricciones específicas a determinados derechos, observando
requisitos formales (es decir mediante qué instrumento puede hacerse esa limitación, que por
lo general es una Ley) y de fondo (cuál es la justificación de esta limitación).

La Declaración Universal de Derechos Humanos dispone que:

“...en el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda


persona estará sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás,
y de satisfacer las justas exigencias de la moral, el orden público y el bienestar
general en una sociedad democrática” (artículo 29.2)

En este artículo encontramos un ejemplo de la dificultad que ofrece la utilización de


términos ambiguos o demasiado amplios en este tipo de instrumentos. No habla de la moral,
el orden público y el bienestar general lo cual conlleva la necesidad de precisar estos
conceptos que en la mayoría de los casos encontraremos órganos de control internacional con
la facultad de interpretar y definir los criterios a adoptar internacionalmente.

Por ejemplo, al referirse al orden público, la Corte Interamericana de Derechos


Humanos precisó que dicho concepto “...hace referencia a las condiciones que aseguran el
funcionamiento armónico y normal de las instituciones sobre la base de un sistema coherente
de valores y principios…” (1985, pfo. 64)
Pro Actione

El principio pro actione se basa en la obligación de garantizar la tutela judicial efectiva


de los Derechos Humanos, para que toda persona pueda acceder a la justicia para ejercerlos.
Debe garantizarse el libre acceso a la justicia para defender los derechos e intereses de la
persona ante el poder público aún cuando la normativa interna no prevea un recurso o acción.
En este sentido recordamos que todos los poderes del del poder público (legislativo, ejecutivo
y judicial) comprometen la responsabilidad del Estado; por lo que si el poder legislativo no
sanciona las normas que prevean recursos o si el poder ejecutivo no reglamenta una norma
que reconoce determinados derechos humanos o el ejercicio de una determinada acción, el
juez puede y debe hacerlos valer en la resolución de un caso concreto, por más que la persona
haya acudido a la justica por alguna vía que no era la indicada.

De la mano de la evolución que han tenido los sistemas judiciales, el acceso a la justicia
pasa a tener otros alcances, como por ejemplo, la implementación de programas de
asesoramiento jurídico a personas de bajos recursos económicos; mecanismos de resolución
alternativa de conflictos, representación de intereses individuales o colectivos mediante
determinadas instituciones o asociaciones.

A continuación ejemplificamos con disposiciones de distintos instrumentos


internacionales:

"...Toda persona puede concurrir a los tribunales para hacer valer sus
derechos. Asimismo, debe disponer de un procedimiento sencillo y breve por el
cual la justicia lo ampare contra actos de autoridad que violen, en perjuicio suyo,
algunos de los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente" (art.
18 de la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre)

"...Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales


nacionales competentes que la amparen contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley".(art. 8 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos)

"...Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y
dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal (...) o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter...”(art. 8 del PSJCR)

"...Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier


otro recurso efectivo ante los jueces (...) que la ampare contra actos que violen
sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales...". (art. 25 del PSJCR)
"...Cada uno de los estados partes en el presente pacto se compromete a
garantizar que: a) toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el
presente pacto hayan sido violados podrá interponer un recurso efectivo aun
cuando tal violación hubiere sido cometidas por personas que actuaban en
ejercicio de sus funciones oficiales. b) la autoridad competente, judicial,
administrativa o legislativa o cualquiera otra autoridad competente prevista
por el sistema legal del Estado, decidir sobre los derechos de la persona que
interponga tal recurso, y a desarrollar las posibilidades de recurso judicial.”(art. 14
PIDCP)

“...Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas
garantías por Tribunal competente, independiente e imparcial establecido por
la ley en la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada
contra ella o para la determinación de sus derechos y obligaciones de carácter
civil…” (art. 3 PIDCP)

Deber de adoptar medidas internas

Todos los Estados asumen el compromiso internacional de adecuar sus normativas


internas para cumplir con los convenios internacionales. En este sentido, no es una regla
exclusiva de los derechos humanos sino de los derechos internacionales, por tanto la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, en su artículo 27 establece que “una
parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado”. Este deber de adecuación, como señalamos en el punto
anterior, compete tanto al intérprete, como al legislador y el constituyente, en caso que se
requiera una modificación constitucional.

En nuestro ordenamiento jurídico se ha producido un avance muy importante en este


sentido, con la reforma constitucional del año 1994, que incorporó en el art 75, inc. 22 los
convenios internacionales sobre derechos humanos, que posteriormente enunciaremos. Junto
con el apartado de derechos y garantías de nuestra constitución corman el bloque federal
constitucional que impone la interpretación armoniosa de las disposiciones de la CN con cada
uno de los instrumentos internacionales incorporado, de forma tal que ningún derecho sea
suprimido por otro, ampliando considerablemente el espectro de derechos reconocidos a las
personas de nuestro país.

Ejemplos de cómo fue receptado este principio en los instrumentos internacionales:

"...Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el art. 1 no


estuviera ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los
estados parte se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de esta convención, las medidas legislativas
o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades.” (art. 2 PSJCR)

“Cada estado parte se compromete a adoptar con arreglo a sus


procedimientos constitucionales y a las disposiciones del presente pacto, las
medidas oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro carácter que
fueren necesarias para hacer efectivos los derechos reconocidos en el presente
pacto y que no estuviesen ya garantizados por disposiciones legislativas o de otro
carácter." (art. 2.2 PIDCP)

Convenios internacionales con jerarquía constitucional incorporados por el art. 75 in. 22

● Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

● Declaración Universal de Derechos Humanos

● Convención Americana sobre Derechos Humanos

● Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

● Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo

● Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio

● Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación


Racial

● Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la


Mujer

● Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o


Degradantes

● Convención sobre los Derechos del Niño

La enumeración no es taxativa, la constitución permite la incorporación de más tratados o


Convenios sobre derechos humanos con el voto de las dos terceras partes de los miembros de
cada Cámara del Congreso Nacional.
Referencias Bibliográficas

Aguilar Cuevas, M. (1998) Las Tres Generaciones de los Derechos Humanos. Derechos
Humanos: Órgano Informativo de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de
México. Número 30, pp. 93-102. Recuperado de ​Generaciones de los Derechos
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Nikken, P. (2010) ​La protección de los derechos humanos: haciendo efectiva la


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