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Introducción.
Estos conceptos jurídicos básicos o fundamentales son tales pues son utilizados en
casi todas las explicaciones que se desarrollan en las distintas ramas del derecho
diferenciándose así de otras expresiones que tienen un ámbito de aplicación o de uso más
restringido como “sociedad anónima” “fraude”, “matrimonio” etc.
Estudiaremos algunos de estos conceptos que nos parecen los más relevantes:
I.- La sanción.
Existen distintos tipos de sanciones en las distintas ramas del derecho. En otros
términos, la sanción no es un concepto exclusivo del derecho penal sino que se utiliza en
todos los ámbitos del derecho.
Otro ejemplo, no ya de una obligación de dar sino que de una de hacer, de realizar
algo, como puede ser el caso de levantar una muralla, pintar un cuadro, etc. En este
supuesto, el procedimiento es distinto. Se encuentra señalado en el artículo 1553 código
civil. Conforme al cual se debe actuar del modo que ahora pasa a indicarse. En primer
lugar, se pueden pedir apremios contra el deudor para que ejecute el hecho convenido. En
segundo término, es posible solicitar que se autorice al acreedor para hacerlo ejecutar por
un tercero a expensas del deudor. En tercer lugar, se puede solicitar que el deudor
indemnice los perjuicios resultantes al acreedor del no cumplimiento de la obligación.
La indemnización de perjuicios implica una sanción para el deudor que ha obrado con dolo
o negligencia. Recoge un principio del Derecho, según el cual quien ocasiona un daño a
otro, dolosa o culpablemente, debe repararlo. Así lo expresa el artículo 2329 del código
civil: “Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra
persona, debe ser reparado por ésta”. Para que proceda la indemnización a que nos
estamos refiriendo, es necesario que concurran los requisitos que pasamos a señalar. a)
Incumplimiento o mora del deudor. b) Perjuicio del acreedor. c) Relación de causalidad
entre el incumplimiento, o retardo, y los perjuicios. d) Imputabilidad, por dolo o culpa, del
deudor, y, e) Que no concurra una causal de exención de responsabilidad.
c) Perjuicios ciertos y eventuales. Por regla general se indemnizan sólo los ciertos.
A.- El castigo, que opera en el ámbito del Derecho penal, es otra de las finalidades
que persigue la sanción. El castigo o pena se impone a un sujeto en el caso de la comisión
de un delito. Nuestro Derecho positivo define lo que entiende por delito en el artículo 1°
del código penal. Nos dice que es “Toda acción u omisión voluntaria penada por la ley”.
Otra definición es la que tradicionalmente viene formulando la doctrina. Según ella, delito
“es una acción u omisión típica, antijurídica y culpable”. Ambas definiciones, en lo
fundamental, expresan lo mismo, pero la doctrinaria tiene la ventaja de explicitar todos
los elementos del delito de una manera clara y precisa. La legal, en cambio, requiere de
una labor de interpretación bastante más ardua en orden a lograr esa precisión. Por este
motivo, nos limitaremos sólo a analizar brevemente la definición doctrinaria. Pasemos a
examinar entonces, los elementos de esta definición:
En primer término, para que haya delito debe existir una acción (en sentido
amplio), un cierto comportamiento humano, que puede ser también una omisión,
destinado a conseguir un resultado, cual es el hecho delictivo. Es relativamente sencillo
colocar ejemplos de acciones, propiamente tales, constitutivas de delito, como es el caso
de matar a otra persona o de sustraerle sin su consentimiento el dinero que porta en un
bolsillo. Algo más complejo y discutible resulta dar ejemplos de casos en que se comete un
delito por omisión, por no realizar una determinada conducta o actividad. Mucho se ha
discutido en el campo de la doctrina penal acerca de la naturaleza de los delitos de
omisión, sobre todo en cuanto a precisar en qué consiste ella. Sin entrar en detalles,
diremos que, para algunos, en el concepto amplio de acción se encuentra incluido
también el de omisión, en cuanto ésta en ciertos casos produce también un resultado. Por
ejemplo, el médico que no le suministra al paciente la medicina, a consecuencia de lo cual
fallece. Pero se agrega que no cualquiera omisión que produzca un resultado dañino o
rechazable es constitutiva de delito. No se trata, por tanto, de un simple no hacer, sino
que hay omisión, en el sentido que estamos considerando, cuando se tiene el deber
jurídico de hacer algo impuesto por una norma con trascendencia penal, pero esa acción
no se realiza, produciéndose un resultado que daña un bien jurídico protegido, como es el
caso de la vida o la propiedad de otro. En el código penal chileno es posible encontrar
diversos casos en que se describen delitos por omisión, como por ejemplo ocurre en el
inciso primero del artículo 237, al disponer que “El empleado público que, debiendo hacer
un pago como tenedor de fondos del Estado, rehusare hacerlo sin causa bastante, sufrirá
la pena de suspensión del empleo en sus grados mínimo a medio”.
Pero para que haya delito no es suficiente la sola acción, aunque la misma pueda
ser muy dañina o perjudicial a otro. Se requiere además que dicha acción sea típica. Esto
significa que, tal acción debe hallarse descrita en la ley como delito. Es lo que se denomina
tipo penal. Al respecto conviene recordar que, no hay otros delitos sino aquellos
establecidos o descritos como tales en la ley.
Por último, la acción típica y antijurídica para constituir delito debe ser además
culpable, desde un punto de vista penal. A este respecto debemos advertir que la noción
de culpa en el campo del derecho penal, no es exactamente coincidente con el concepto
de culpa que se emplea en el ámbito del Derecho civil y del Derecho privado en general.
La culpabilidad es la reprochabilidad del hecho típico y antijurídico, fundada en que su
autor lo ejecutó no obstante que, en la situación concreta, podía someterse a los
mandatos y prohibiciones del Derecho. La culpabilidad se relaciona estrechamente con el
concepto de imputabilidad, esto es la capacidad de conocer lo injusto del actuar y de
determinarse conforme a ese conocimiento. Dicho de otro modo, la imputabilidad es la
capacidad de culpabilidad.
Hay algunas personas que son inimputables, estando por ello exentas de
responsabilidad penal. Respecto a los casos de inimputabilidad contemplados en la
legislación chilena, debe decirse que algunos encuentran su origen o fundamento en un
trastorno mental. Así es inimputable el loco o demente (artículo 10 número1°). Otros, lo
encuentran en el hecho de no haberse alcanzado una edad suficiente para ser
considerado imputable, de este modo son inimputables de acuerdo a las reformas
introducidas por la ley 20.084, publicada en el Diario Oficial el 5 de diciembre de 2005, los
menores de 14 años. Los mayores de de 14 y menores de 18, tienen lo que podemos
llamar una situación especial de responsabilidad que en buena medida atenúa las penas,
contempla formas más benignas de cumplirlas, disminuye los plazos de prescripción,
establece medidas de reinserción y educación, etc. Los mayores de 18 años se encuentran
sujetos a las reglas generales de responsabilidad penal. La mencionada ley 20.084, se
conoce bajo el nombre de ley de responsabilidad de los adolescentes por infracciones a la
ley penal, o más frecuentemente por ley de responsabilidad penal juvenil.
B.- El castigo y su justificación. ¿Por qué el Estado puede imponer penas? Y ¿cuál es la
finalidad que persigue? Este es un tema propio de la filosofía del derecho y se han
planteado al respecto dos corrientes fundamentales, una utilitarista y otra retribucionista.
Filosofía Utilitarista: el bien se define como “la mayor felicidad para el mayor
número posible de personas”. Desde esta perspectiva el castigo se justifica para dar
seguridad a la mayoría y llegar a ser de este modo más feliz o para maximizar la
protección de los derechos o ambos a la vez.
En segundo lugar el castigo puede servir como un ejemplo para que otros
eventuales delincuentes tomen notas de las consecuencias que les pueden acarrear el
delinquir.
Esta doctrina supone la libertad del hombre, pues, sólo puede hacerse merecedor
de una pena quien actúa libremente.
III.- La Responsabilidad:
El profesor Hart, citado por Nino, lo ilustra cuando un relato imaginario “Cómo
capitán de un barco X era responsable por la seguridad de sus pasajeros y carga. Pero, en
su último viaje se embriagaba todas las noches y fue responsable de la pérdida del barco
con todo lo que llevaba. Se rumoreaba que estaba loco, pero los médicos lo encontraron
responsable de sus acciones. Durante el viaje X se comportó muy irresponsablemente y
varios incidentes que tuvo en su carrera demostraron que no era una persona
responsable. El capitán siempre sostuvo que fueron las tormentas excepcionales las
responsables de la pérdida del barco, pero en un proceso judicial que se le siguió fue
encontrado responsable por la pérdida de vidas y bienes. Todavía vive y es moralmente
responsable de la muerte de muchas mujeres y niños”.
Clasificación de la Responsabilidad
a.- el primero cuando se exige cometer el acto antijurídico con intención maliciosa,
es decir, con la intención de causar daño, como cuando se mata por venganza.
Quien mejor ha sabido exponer esa autonomía del deber jurídico ha sido Kelsen.
Para él, el deber jurídico no es más que la norma jurídica considerada desde el punto de
vista del obligado. Desde otro ángulo, decir que un individuo está jurídicamente obligado
o que tiene un deber jurídico significa que si realiza la una conducta contraria a la
prescrita, se le debe aplicar una sanción.
El derecho de resistencia.
Casi todos los juristas de esta escuela se plantearon de una manera más o menos
exigente las condiciones del ejercicio de la resistencia a las leyes injustas. Como principio
general distinguieron distintas formas de ejercicio de la desobediencia a las leyes en
función de la gravedad de las circunstancias provocada por las injusticias del tirano –
resistencia pasiva o activa, según los casos, con una diversidad de medios apropiados a los
hechos- y de los títulos del príncipe tirano –resistencia a cargo de los súbditos
indistintamente o de un colegio de representantes calificados, según se trate de una
tiranía de ejercicio o de una tiranía de origen. De la naturaleza de los hechos, el fiel trazará
la forma y grado de resistencia al tirano, teniendo siempre presente el bien común; desde
la mera oración impetrando el auxilio divino hasta la lucha sin cuartel.
Por otra parte la resistencia se llevará a cabo con menos reservas si el príncipe es
un usurpador que si es un príncipe legítimo. En el primer caso, el ejercicio del poder está
viciado desde el principio (tiranía de origen), en el otro caso, el poder legítimo en
principio, se vuelve ilegítimo con la práctica (tiranía de ejercicio). Por este motivo el
usurpador, puede ser resistido por cualquier persona en representación de la comunidad,
en tanto que el príncipe legítimo, que se hace tirano por su forma de gobernar, sólo puede
ser resistido por una representación de hombres ilustres de la comunidad especialmente
designados al efecto.
Este derecho de resistencia, que fue objeto de una rica elaboración en la edad
media y el renacimiento se incorporó recién a las declaraciones de derechos y
constituciones liberales delos siglos XVII y XVIII. Este derecho de resistencia, como el
derecho a la libertad, a la vida, a la igualdad, etc.- se concibió como un derecho natural de
las personas (más como un derecho individual que un derecho de los pueblos). Con ello
obtuvo reconocimiento jurídico positivo pero no eficacia jurídica, ya que no se establecían
procedimientos ni medios materiales para la protección de estos derechos naturales
subjetivos.
La desobediencia civil
La objeción de conciencia
V) Derecho subjetivo.
“Tengo derecho de vestirme como quiera”, “Juan tenía derecho a que le dieran
vacaciones”, “Pedro tiene derecho a comer en la pensión”, “todos tenemos derecho a
expresar públicamente nuestras ideas”, “el derecho a voto es irrenunciable”. En todas
estas frases la expresión derecho no se refiere a un conjunto de normas (derecho
objetivo), sino a una situación particular en que se encuentra una persona o conjunto de
personas en relación al derecho objetivo. Estos casos en que decimos que hay un derecho
subjetivo de alguien, también se pueden calificar utilizando otras expresión como,
facultad, permiso, licencia, privilegio, atribución, poder, etc.
¿Pero cómo hemos llegado hasta aquí? Hay una tesis formalista, de raigambre
liberal que concibe la nueva visión del derecho subjetivo como un proceso de
profundización en la idea de la libertad que es el gran ideal de la época que abarca el
jusnaturalismo racionalista desde que en el siglo XVI la libertad religiosa se convirtiera en
el gran reto de la ideología liberal,. Junto a ella se desarrolla una tesis materialista, que
concibe el derecho subjetivo moderno como el fundamento doctrinal que requiere la
nueva economía (capitalista). La idea del derecho subjetivo es la cobertura ideológica
impuesto por el nuevo orden capitalista, que requiere conceptos jurídicos para proteger
sus valores fundamentales que son el derecho a la propiedad privada y a la libertad
económica, contra los privilegios de la nobleza terrateniente.
1.- Tesis del derecho subjetivo como expresión de la voluntad del sujeto.
Teoría De La Voluntad o Tesis Del Derecho Subjetivo Como Expresión De La Voluntad Del
Sujeto
Esta teoría nace al amparo de la escuela histórica del derecho la que bajo la
influencia de Kant entiende el derecho subjetivo fundamentalmente como manifestación
de voluntad de los sujetos.
Kant había definido el derecho como aquel conjunto de condiciones que hacen
posible la conjugación del arbitrio o voluntad de cada uno con el de los demás según la ley
universal de libertad.
La primera y más importante critica que ha recibido esta teoría fue formulada por
el jurista alemán Rudolf Von Ihering, quien en una obra suya titulada “El fin en el
derecho” formula la siguiente pregunta ¿si la voluntad es el centro del derecho subjetivo,
qué ocurre entonces con los derechos en manos de personas sin voluntad? Esto porque, el
Ordenamiento Jurídico reconoce variados casos de Derechos subjetivos en que no existe
la voluntad del titular, es por ejemplo:
b) existen además ciertas situaciones en que el titular del derecho ignora que lo
tiene y si no hay conocimiento tampoco hay voluntad. Esto puede ocurrir por ejemplo, en
los casos de derecho hereditario que se transmiten en el mismo instante de la muerte del
causante, aunque el heredero lo ignore.
c) finalmente hay también situaciones en que los derechos se tienen aun contra la
voluntad del propio titular. Es lo que ocurre por ejemplo, en el derecho del trabajo donde
impera el principio de la irrenunciabilidad (Art. 5 del Código del Trabajo). Esto significa que
hay ciertos derechos que el trabajador tiene y a los cuales no puede renunciar. Y si lo
hace, dicha renuncia carece de valor. Por ejemplo, el derecho al feriado, el derecho a
recibir una remuneración por su trabajo, etc.
Teoría Del Interés o Tesis Del Derecho Subjetivo Como Interés Jurídico Protegido
Esta teoría fue elaborada por R. von Ihering quien en una obra titulada “El
espíritu del derecho romano”, sostiene que el derecho subjetivo es realmente un interés
jurídicamente protegido. Sostiene que en todo derecho existen dos elementos: Uno
sustancial y otro formal.
Esta idea de que un derecho sin acción que lo proteja no sirve en realidad para
nada, proviene del derecho romano. Los juristas de la época clásica no concebían la
existencia del derecho sin una acción procesal que lo protegiera.
Los críticos, sin embargo, sostienen que esta teoría no logra superar las críticas que
se formulaban a la teoría de la voluntad y que por el contrario incurren en el mismo error.
Esto, porque, en cierta forma el interés es la medida de la voluntad, pues, normalmente
sólo se quiere aquello en lo que se ha puesto interés y sólo se tiene interés en aquello que
se quiere. En otras palabras no hay interés sin voluntad. Por lo que de igual modo
quedarían sin explicación los derechos en manos de personas sin voluntad.
2-el deber u obligación que impone la norma y que lleva aparejada una sanción
para el caso de ser infringida. Este último momento es para Kelsen el más relevante.
Por su parte León Duguit niega, también, los derechos subjetivos individuales del
liberalismo y sustituye este concepto por uno nuevo que denomina la función social al
servicio de la solidaridad social. Afirma que los derechos subjetivos no existen y sólo existe
la función social del hombre en la sociedad. NO hay así un derecho subjetivo a la
propiedad, sino una función social del poseedor de la riqueza.
La ley y las demás fuentes del derecho cumplen una función de orientación en la
decisión del juez, pero, no la determinan por completo. De esta manera en la perspectiva
de estos autores no tiene mucho sentido defender la existencia de un derecho subjetivo
derivado de y protegido por una norma jurídica, porque la norma jurídica es la decisión
del juez, y por lo mismo no existe ninguna seguridad en la atribución de facultades.
Por otra parte para el realismo jurídico escandinavo la mayoría de los conceptos
jurídicos tradicionales son ficticios y existen solamente en la imaginación de las personas.
Para ellos sólo existe aquello que puede verificarse empíricamente, aquello que puede
comprobarse en los hechos. Lo que no ocurre con los conceptos jurídicos tampoco con el
derecho subjetivo.
a) Capacidad jurídica.
De manera que existen personas sin capacidad de ejercicio, pero, no existen personas
sin capacidad de goce.
Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los sordomudos que
no puedan darse a entender claramente. Los dementes son las personas que por cualquier
causa se encuentran privados de razón de un modo permanente. Los impúberes son los
varones que no han cumplido 14 años y la mujer que no ha cumplido 12 años (Art. 26 del
Código Civil).
Son incapaces relativos los menores adultos y los disipadores que se hallen bajo
interdicción de administrar lo suyo. Los menores adultos son los varones mayores de 14 y
las mujeres mayores de 12 que no hayan alcanzado la mayoría de edad (18 años).
Disipador es aquel que manifiesta una total falta de prudencia por actos repetidos
de dilapidación. Para que el disipador sea considerado relativamente incapaz es necesario
que sea declarado interdicto por resolución judicial.
El tema de la incapacidad es también relevante en el derecho penal. Para que una pena
sea aplicable a quien cometió un delito el sujeto debe ser capaz o imputable, como se dice
en la dogmática penal. La inimputabilidad se parece a la incapacidad de ejercicio en que
en ambos casos no se satisface una condición para ciertas consecuencias jurídicas sean
aplicables. En nuestro país son inimputables por ejemplo: 1°. El loco o demente, a no ser
que haya obrado en un intervalo lúcido, y el que, por cualquier causa independiente de su
voluntad, se halla privado totalmente de razón; 2°. El menor de dieciocho años. La
responsabilidad de los menores de dieciocho años y mayores de catorce se regulará por lo
dispuesto en la ley de responsabilidad penal juvenil.
Por su parte, nuestro ordenamiento jurídico, en el art. 545 del mismo Código Civil,
define a estos entes colectivos que llamamos personas jurídicas del modo que sigue: “se
llama persona jurídica, una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y contraer
obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.” De esta
definición entonces resulta notoria la relación que venimos señalando entre los conceptos
de personalidad y capacidad jurídicas.
La personalidad es, pues, una categoría estrictamente jurídica, y por ello es posible
afirmar que el derecho reconoce dos clases de personas.
Las personas jurídicas son agrupaciones de individuos o bienes que persiguen la
realización de un fin determinado, fin que los individuos por si solos no podrían alcanzar.
Hay que destacar que la persona jurídica posee una existencia propia, derechos y
obligaciones diferentes a los que posee a título particular cada uno de sus miembros.
El hecho de que estas entidades, que no son seres humanos, puedan ser sujetos de
derecho, ha despertado gran interés y se han propuesto distintas teorías para explicar
este fenómeno.
- Teoría negativa: Quienes sostienen este punto de vista, no hay más personas que las
personas naturales, y no admiten la existencia de personas colectivas. Para explicar las
referencias que las normas jurídicas hacen a ellas, afirman que cuando se habla de las
personas colectivas, en realidad se habla de los actos de ciertos individuos en particular.
- Teoría Realista: Quienes manifiestan este punto de vista, sostienen que además de las
personas físicas, existen otras entidades reales que son las personas jurídicas. Afirman que
las personas colectivas están configuradas por ciertos fenómenos que se dan en la
realidad. Para algunos juristas de esta opinión, la entidad que constituye una persona
colectiva es una voluntad social que se independiza de cada uno de los integrantes de la
sociedad, surgiendo como un elemento autónomo, es decir, las personas colectivas tienen
una existencia real, que está dada por la existencia de una voluntad social.
-Teoría de la Ficción: Federico Carlos Von Savigny es el creador de esta teoría y sostiene
que las personas jurídicas son entes ficticios creados en forma artificial y que son capaces
de tener un patrimonio. Según esta teoría, desde un punto de vista empírico es obvio que
no hay más persona que los seres humanos, y sólo ellos tienen capacidad para tener
derechos y obligaciones. El Ordenamiento Jurídico puede, sin embargo, por razones de
utilidad, suponer la existencia de entidades que no son seres humanos como soporte de
derechos y obligaciones.
Estas entidades no existen en la realidad, pero los juristas hacen como que existen,
atribuyéndoles una voluntad destinada al cumplimiento de ciertos fines jurídico. El que las
personas jurídicas sean entidades reales o ficticias tiene cierta importancia. Si estimamos
que son ficticias, el Estado puede con plena libertad crear y disolver estas personas
jurídicas, pues se trataría de meras creaciones técnicas. Si estimamos, en cambio, que son
reales, al Estado no le quedaría más que reconocerlo.
Finalmente debe destacarse que las personas jurídicas sólo contraen obligaciones
civiles, lo que significa que en ningún caso tienen responsabilidad penal, esto es así
porque para cometer delito se requieren de una única voluntad, y la única voluntad que se
le atribuye a la persona jurídica es para cumplir sus fines lícitos. La responsabilidad penal
es exclusiva de las personas naturales.
Para el profesor Abelardo Torre la relación jurídica es el vínculo entre dos o más
personas en virtud del cual una de ellas tiene la facultad para exigir de otra el
cumplimiento de un hecho determinado o la realización de una conducta determinada.
Por su parte el profesor Luis Legaz Lacambra define la relación jurídica como un
vínculo entre sujetos de derecho, nacido de un hecho determinado definido por las
normas jurídicas como condición de situaciones jurídicas correlativas o acumulativa de
facultades o deberes, cuyo objeto son ciertas prestaciones garantizadas por la aplicación
de una consecuencia coactiva de derecho o sanción.
Siguiendo a este autor entonces los elementos de una relación jurídica son los que
siguen:
1- Sujetos De Derecho:
La relación jurídica se produce siempre entre sujetos de derecho, que son personas
naturales o jurídicas.
Pero hay quienes han planteado que la relación jurídica podría darse entre un
sujeto de derecho y una cosa, basándose para ello en el ejemplo de los derechos reales.
“Derechos real es el que tenemos sobre una cosa, sin respecto a determinada persona”.
Así lo define el art 577 del Código Civil.
Sin embargo para ser titular de un derecho real, lo normal es adquirirlo de otra
persona de manera que aun en ese caso la relación jurídica se produce entre sujetos de
derecho. Es más, cuando se tiene un derecho real sobre una cosa no tiene sentido hablar
de prestación debida o de sujeto de derecho activo o pasivo, elementos que son
fundamentales en una relación jurídica. Los participantes de una relación jurídica ocupan
diversos roles.
Sujeto Activo: es aquel que tiene la facultad para exigir de otro una determinada
prestación o comportamiento. Dicho de otro modo el sujeto activo es el titular del
derecho subjetivo.
Sujeto activo y pasivo, deber jurídico y derecho subjetivo, pues son términos
correlativos. De modo que no existe uno sin el otro.
2-Hecho Condicionante:
Este hecho condicionante puede ser simple, cuando consiste en un solo hecho, por
ejemplo el que mate a otro, el hecho condicionante está integrado aquí por el solo hecho
de matarlo. Puede ser también complejo, cuando se compone de dos o más hechos, por
ejemplo, el funcionario público que malversare fondos, está conformado tanto por el
hecho de la malversación como por la calidad de funcionario público del autor.
Este hecho jurídico condicionante puede ser de la naturaleza o del hombre. En este
último caso puede ser voluntario o involuntario, lícito e ilícito y realizados con o sin la
intención de producir efectos jurídicos.
3-Correlatividad De Situaciones Jurídicas:
En otros casos como en los contratos unilaterales, las partes ocupan algunos de
estos roles en forma exclusiva. Como, por ejemplo, en el caso del comodato o préstamo
de uso en que el comodatario es el sujeto pasivo y su obligación consiste en restituir la
cosa en los términos pactados y el sujeto activo es el comodante que tiene la facultad de
exigir la restitución de la cosa.
4- La Prestación:
5-La Sanción:
La seguridad jurídica.
La seguridad jurídica puede entenderse
A) como certeza del derecho.
Así entendida consiste en un cierto orden, y se da cuando los particulares conocen
los contenidos de las normas jurídicas y por lo tanto, están en condiciones de orientar su
conducta de acuerdo con esas reglas. Los particulares saben de antemano a qué atenerse
en sus relaciones con los demás. Este tipo de seguridad se logra cuando el derecho ofrece
certeza y los particulares tienen la posibilidad de prever las consecuencias jurídicas de su
comportamiento de manera tal que los individuos saben en cada momento cuáles son sus
derechos y obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los
gobernantes pueda causarles perjuicio
Según Radbruch, para que se cumpla con la seguridad jurídica es necesario:
(a) que el derecho (ordenamiento jurídico) sea positivo, establecido en leyes, ya
que no es posible fijar lo que es justo hay que establecer lo que es jurídico, eso sí por una
magistratura que esté en posición de hacer cumplir lo establecido;
(b) que sea “seguro”, esto es, que esté basado en hechos y que no se remita a los
juicios de valor del juez en torno al caso concreto, mediante criterios, como la buena fe,
las buenas costumbres y otros;
(c) que estos hechos puedan establecerse con el menor margen de error posible ,
esto es, que sean “practicables”, como ocurre por ejemplo cuando se supedita la
capacidad de ejercicio de un sujeto a una edad determinada y no al grado de madurez
interior del individuo; y
(d) que no se halle expuesto a cambios demasiado frecuentes, esto es que exista la
fundada expectativa de una continua y prolongada vigencia del ordenamiento jurídico
Finalmente podemos agregar, aunque resulta evidente, que es necesario que el
derecho sea conocido, o se le tenga por tal, en el sentido que tengan los ciudadanos la
posibilidad de conocerlo. NO hay seguridad jurídica si las normas que componen el
ordenamiento son secretas.
El ordenamiento jurídico permite exigir de los otros el respeto de los derechos que él
mismo nos atribuye y por cierto garantiza, pues de no hacerlo no sería propiamente
derecho sino alguna otra cosa.
Como quiera que se entienda, el valor de la seguridad jurídica, al margen de los
problemas que nos planteábamos al inicio, se expresa en nuestro ordenamiento en una
variedad de instituciones y notoriamente en el catálogo de garantías constitucionales que
contiene la constitución. Debe señalarse en todo caso, que nuestra constitución asegura
muchas veces libertades que se pueden o no ejercer más que derechos que se puedan
exigir.
La prescripción existe no sólo en el derecho privado sino en todas las ramas del
derecho, notoriamente en el derecho penal que la contempla como una causal de
extinción de la responsabilidad penal (art.93 nº 6 y 7), pudiendo prescribir no sólo la
acción penal (que es la acción para perseguir al delincuente) como también la pena ya
impuesta. Los plazos y los detalles sobre cómo opera son materia de la asignatura de
derecho penal y están reglamentadas en términos generales en los art. 94 y ss. Del Código
Penal.
e) La cosa juzgada:
Esta es una institución propia del derecho procesal. En términos sencillos y desde
la perspectiva de la seguridad jurídica esta institución quiere garantizar que los conflictos
de intereses entre particulares se resuelvan efectivamente, que tengan una duración
limitada en el tiempo y que no puedan renovarse de manera arbitraria e indefinida. Cosa
juzgada o res judicata es una cuestión que ya ha sido materia de un juicio y de una
decisión, y sobre la cual no se puede volver a discutir.
Según la definición del profesor Uruguayo Eduardo Couture la cosa juzgada es la
autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de
impugnación que permitan modificarla.
En la terminología de la doctrina chilena cosa juzgada es el efecto que producen las
resoluciones judiciales firmes o ejecutoriadas. Firmes o ejecutoriadas significa que no
existen recursos de ninguna naturaleza que puedan interponerse en su contra y que están
por lo tanto en estado de cumplirse.
El hecho de que no procesa recurso alguno puede deberse a distintas situaciones.
-Que la ley no conceda ningún recurso contra una determinada resolución judicial.
-Puede ser que la ley establezca la procedencia de algunos recursos y que
transcurridos los plazos para interponerlos no se hayan deducido.
-Puede ocurrir que habiéndose interpuestos esto recursos hayan sido debidamente
resueltos.
Aunque no son las únicas que producen este efecto las más importantes son las
sentencias definitivas que son aquellas que, en términos generales, deciden el asunto
controvertido y en rigor producen la acción y excepción de cosas juzgada. Es decir, la cosa
juzgada tienen dos momentos la acción y la excepción (defensa).
La acción de cosa juzgada corresponde a aquel en cuyo favor se ha declarado un
derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo, así lo
dispone el articulo 176 del código de procedimiento civil.
Por ejemplo una sentencia definitiva condena a Juan a pagarle 10 millones a Pedro.
Cuando esta sentencia quede firme o ejecutoriada, le dará a Pedro la acción de cosa
juzgada para obtener el cumplimiento de lo resuelto, es decir, para obtener que Juan le
pague.
La excepción de cosa juzgada tiene por objeto impedir que un determinado asunto
vuelva hacer discutido en un determinado tribunal si es que ya ha sido materia de un
juicio en el que se ha dictado sentencia.
En el ejemplo, una vez obtenido el pago de los 10 millones pedro no podría volver
a demandar a Juan por el mismo motivo y con la finalidad de cobrar los 10 millones. Si
Pedro lo intentara Juan se defenderá oponiendo la excepción de cosa juzgada.
2-La Justicia:
Desde siempre el derecho se ha vinculado a la idea de justicia. De hecho como
señalado en forma reiterada, para la doctrina del derecho natural derecho y justicia son
inseparables, están conceptualmente conectados al punto que desde su perspectiva
hablar derecho injusto constituye una contradicción en sí misma.
El postulado de la justicia equivale a una demanda de igualdad en la distribución
de las ventajas o cargos. Estas ventajas o cargas pueden ser de distinta naturaleza como
salarios, impuestos, castigos, etc. En todos los casos la idea de justicia exige una
distribución igualitaria, de modo que en la formación del concepto de justicia se
encuentra básicamente la idea de igualdad, proporción, orden y armonía.
Por cierto que no existe unanimidad respecto al contenido de la idea de justicia, ni
sobre un concepto de justicia, y ni siquiera acerca de la utilidad del mismo. Al respecto se
han planteado muy diversas teorías:
D.- La justicia según Sto. Tomás 1224-1274: este autor que citamos por la
influencia que ejerce hasta nuestros días recepciona la doctrina aristotélica y siguiendo a
Ulpiano define la Justicia como el hábito, por el cual con perpetua y constante voluntad es
dado a cada uno su derecho.
Acepta la distinción aristotélica entre justicia general y particular, pero en el
análisis de esta última agrega una justicia social o legal, que funciona cuando se ordena a
otro pero no en forma individual, sino como miembro de la comunidad que integra y a la
que sirve. Esta justicia social tiende al bien común, ordenando las conductas de los
particulares en relación al todo institucional en que están integrados.
E.- La Justicia según Hans Kelsen: Kelsen sostiene que la razón humana sólo puede
acceder a valores relativos, esto es, que no puede emitirse un juicio sobre algo que parece
justo con la pretensión de excluir la posibilidad de un juicio de valor contrario, es decir,
que al afirmar o al juzgar algún hecho o conducta como justos, no se puede pretender que
ese juicio tenga un valor absoluto, pues alguien más podría perfectamente emitir respecto
del mismo hecho o conducta, un juicio de valor contrario sin que haya modo racional de
afirmar que uno es verdadero, y otro es falso.
La justicia absoluta, dice Kelsen, es un ideal irracional, pues es lo mismo que una
ilusión. Desde el punto de vista del conocimiento racional no existen más que intereses
humanos, y por tanto, conflictos de intereses. Estos conflictos se pueden solucionar bien
satisfaciendo el interés en detrimento de otro, o bien mediante un compromiso entre los
intereses en pugna. Kelsen sostiene que es imposible demostrar que sólo una de las
soluciones sea justa. Esta filosofía relativista de la justicia es perfectamente compatible
con la responsabilidad moral. El hecho de que los principios morales constituyan valores
relativos no significa que no sean valores, significa sólo que no existe un único sistema
moral, y que hay que escoger entre ellos. De este modo, el relativismo impone al individuo
la tarea de decidir qué es lo bueno, y que es lo malo. Por su parte, el principio moral
específico de una filosofía relativista de la justicia es la tolerancia. La tolerancia supone
comprender las creencias religiosas o políticas, de otras personas sin aceptarlas, pero sin
impedir que se expresen libremente.
Es claro que no puede aplicarse una tolerancia absoluta con una filosofía de valores
relativistas, sólo puede ensalzarse la tolerancia dentro de un sistema legal específico que
garantice la paz al prohibir y prevenir el uso de la fuerza, pero sin prohibir la libertad de
expresión pacífica.
De esta manera, dice Kelsen, y dado que la democracia implica libertad, y la
libertad, tolerancia; “no hay forma de gobierno alguna que sea más favorable a la ciencia
que la democracia”.
En una obra suya titulada “que es justicia”, y después de analizar las distintas
corrientes y teorías que han intentado responder a esa pregunta, Kelsen termina
señalando que no sabe si puede afirmar qué es la justicia que la humanidad ansía alcanzar.
“Sólo puedo estar de acuerdo, señala, en que existe una justicia relativa, y afirmar qué es
la justicia para mí. Justicia es la de la libertad de la paz, justicia de la democracia, de la
tolerancia.”
Capítulo II
Los fines del derecho o valores jurídicos.
Los valores son cualidades que se predican, (que alguien, o un grupo predica), de
ciertas cosas, personas o acciones.
El problema de los fines o de los valores es un tema propiamente filosófico.
Desde este punto de vista una de las cuestiones fundamentales, que atraviesa
también el ámbito del pensamiento jurídico es el de la objetividad o subjetividad de los
valores.
¿Son los valores o fines características objetivas de las cosas o comportamientos, o
bien son meramente subjetivas? ¿Son los juicios de valor verdaderos o falsos o no lo son
del todo?
Por cierto que hay al respecto diversas opiniones. En el ámbito del pensamiento
jurídico quienes sostienen la existencia de valores objetivos opinan que decir de alguien o
de un comportamiento que es justo, bueno, etc. equivale a formular un juicio descriptivo,
informativo y por lo mismo susceptible de ser calificado como verdadero o falso. Un juicio
de valor consistiría en reconocer en ese algo, en ese alguien o en tal comportamiento una
característica que todos pueden identificar (objetiva), que le es propia por “naturaleza”.
Dicha cualidad es independiente del sujeto que formule el juicio respectivo, quienquiera
sea el que lo haga, no podrá sino detectar esa característica y no otra. Los juicios de valor
serían verdaderos o falsos para todos, objetivos. Los valores serían por tanto susceptibles
de ser conocidos y una vez conocidos no habría más que aceptarlos tal como son.
Por otra parte quienes afirman que los valores son subjetivos, también opinan que
decir de alguien o de un comportamiento que es justo, bueno, etc. equivale a formular un
juicio descriptivo, informativo y por lo mismo susceptible de ser calificado como
verdadero o falso, aunque dichas las cualidades éticas no están propiamente en las cosas
o en las personas o en los comportamientos sino que les son atribuidos por las personas.
De manera que emitir un juicio de valor consiste aquí también en describir una
característica de algo, de alguien o de un determinado comportamiento, pero las
cualidades éticas que se describen (de una persona o comportamiento) pueden ser
distintas según quien sea el que emite el juicio de valor. Es decir, un juicio de valor
(subjetivo) puede no ser compartido por otro que esté formulando un juicio de valor
respecto del mismo alguien o comportamiento. De manera tal que, los comportamientos,
personas, decisiones, no serían justas ni buenas en sí mismas sino que la bondad o justicia
les serían atribuidas por las personas que formulan el juicio respectivo. Los juicios de
valor pueden ser verdaderos o falsos, pero su verdad o falsedad está restringida a los
quienes los aprueban o rechazan, son subjetivos.
Para otros, los valores no designan cualidades ni objetivas ni subjetivas, ni
empíricas ni ideales, los juicios morales no son verdaderos ni falsos, no se formulan con el
propósito de transmitir información o de describir algo sino con otro, por ejemplo, el de
influir en la conducta de las personas. Esta es básicamente la doctrina del emotivismo,
para esta doctrina un juicio de valor es el que exterioriza o provoca una emoción. Palabras
como bueno o malo, deber, digno, cumplen esa función. Si no son verdaderas ni falsas, es
porque no pueden en realidad conocerse ni contrastarse con la experiencia. Para una
doctrina como esta decir “robar dinero es malo” constituye un enunciado que no tiene
ningún significado fáctico, es decir, no expresa ninguna proposición que pueda ser
verdadera o falsa, sería lo mismo que decir “¡robar dinero!”. Desde un punto de vista
como éste, la posibilidad de justificar racionalmente los juicios de valor prácticamente
desaparece, como veremos, algunos juristas partidarios de esta doctrina han llegado a
decir que apelar a la justicia es como pegar un golpe sobre la mesa. Desde esta
perspectiva los juicios de valor son irracionales.
Evidentemente el tema de los valores, empezando por el de su propia existencia,
características, funciones, es bastante más complejo que lo que hemos reseñado, sin
embargo, con sus defectos y obvias omisiones nos parece que esta exposición es
suficientemente ilustrativa de alguno de los problemas básicos que se plantean y de los
enfoques que se adoptan y que tienen incidencia en el pensamiento jurídico.
La seguridad jurídica.
La seguridad jurídica puede entenderse
C) como certeza del derecho.
Así entendida consiste en un cierto orden, y se da cuando los particulares conocen
los contenidos de las normas jurídicas y por lo tanto, están en condiciones de orientar su
conducta de acuerdo con esas reglas. Los particulares saben de antemano a qué atenerse
en sus relaciones con los demás. Este tipo de seguridad se logra cuando el derecho ofrece
certeza y los particulares tienen la posibilidad de prever las consecuencias jurídicas de su
comportamiento de manera tal que los individuos saben en cada momento cuáles son sus
derechos y obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o la mala voluntad de los
gobernantes pueda causarles perjuicio
Según Radbruch, para que se cumpla con la seguridad jurídica es necesario:
(a) que el derecho (ordenamiento jurídico) sea positivo, establecido en leyes, ya
que no es posible fijar lo que es justo hay que establecer lo que es jurídico, eso sí por una
magistratura que esté en posición de hacer cumplir lo establecido;
(b) que sea “seguro”, esto es, que esté basado en hechos y que no se remita a los
juicios de valor del juez en torno al caso concreto, mediante criterios, como la buena fe,
las buenas costumbres y otros;
(c) que estos hechos puedan establecerse con el menor margen de error posible ,
esto es, que sean “practicables”, como ocurre por ejemplo cuando se supedita la
capacidad de ejercicio de un sujeto a una edad determinada y no al grado de madurez
interior del individuo; y
(d) que no se halle expuesto a cambios demasiado frecuentes, esto es que exista la
fundada expectativa de una continua y prolongada vigencia del ordenamiento jurídico
Finalmente podemos agregar, aunque resulta evidente, que es necesario que el
derecho sea conocido, o se le tenga por tal, en el sentido que tengan los ciudadanos la
posibilidad de conocerlo. NO hay seguridad jurídica si las normas que componen el
ordenamiento son secretas.
La seguridad jurídica puede entenderse también como:
D) seguridad dada por el ordenamiento jurídico. Así entendida es la garantía dada al
individuo, de que su persona, sus bienes y sus derechos no serán objetos de
ataques violentos y que para el caso en que esto llegue a ocurrir le serán
aseguradas por la sociedad, protección y reparación.
El ordenamiento jurídico permite exigir de los otros el respeto de los derechos que él
mismo nos atribuye y por cierto garantiza, pues de no hacerlo no sería propiamente
derecho sino alguna otra cosa.
Como quiera que se entienda, el valor de la seguridad jurídica, al margen de los
problemas que nos planteábamos al inicio, se expresa en nuestro ordenamiento en una
variedad de instituciones y notoriamente en el catálogo de garantías constitucionales que
contiene la constitución. Debe señalarse en todo caso, que nuestra constitución asegura
muchas veces libertades que se pueden o no ejercer más que derechos que se puedan
exigir.
La prescripción existe no sólo en el derecho privado sino en todas las ramas del
derecho, notoriamente en el derecho penal que la contempla como una causal de
extinción de la responsabilidad penal (art.93 nº 6 y 7), pudiendo prescribir no sólo la
acción penal (que es la acción para perseguir al delincuente) como también la pena ya
impuesta. Los plazos y los detalles sobre cómo opera son materia de la asignatura de
derecho penal y están reglamentadas en términos generales en los art. 94 y ss. Del Código
Penal.
e) La cosa juzgada:
Esta es una institución propia del derecho procesal. En términos sencillos y desde
la perspectiva de la seguridad jurídica esta institución quiere garantizar que los conflictos
de intereses entre particulares se resuelvan efectivamente, que tengan una duración
limitada en el tiempo y que no puedan renovarse de manera arbitraria e indefinida. Cosa
juzgada o res judicata es una cuestión que ya ha sido materia de un juicio y de una
decisión, y sobre la cual no se puede volver a discutir.
Según la definición del profesor Uruguayo Eduardo Couture la cosa juzgada es la
autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de
impugnación que permitan modificarla.
En la terminología de la doctrina chilena cosa juzgada es el efecto que producen las
resoluciones judiciales firmes o ejecutoriadas. Firmes o ejecutoriadas significa que no
existen recursos de ninguna naturaleza que puedan interponerse en su contra y que están
por lo tanto en estado de cumplirse.
El hecho de que no procesa recurso alguno puede deberse a distintas situaciones.
-Que la ley no conceda ningún recurso contra una determinada resolución judicial.
-Puede ser que la ley establezca la procedencia de algunos recursos y que
transcurridos los plazos para interponerlos no se hayan deducido.
-Puede ocurrir que habiéndose interpuestos esto recursos hayan sido debidamente
resueltos.
Aunque no son las únicas que producen este efecto las más importantes son las
sentencias definitivas que son aquellas que, en términos generales, deciden el asunto
controvertido y en rigor producen la acción y excepción de cosas juzgada. Es decir, la cosa
juzgada tienen dos momentos la acción y la excepción (defensa).
La acción de cosa juzgada corresponde a aquel en cuyo favor se ha declarado un
derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo, así lo
dispone el articulo 176 del código de procedimiento civil.
Por ejemplo una sentencia definitiva condena a Juan a pagarle 10 millones a Pedro.
Cuando esta sentencia quede firme o ejecutoriada, le dará a Pedro la acción de cosa
juzgada para obtener el cumplimiento de lo resuelto, es decir, para obtener que Juan le
pague.
La excepción de cosa juzgada tiene por objeto impedir que un determinado asunto
vuelva hacer discutido en un determinado tribunal si es que ya ha sido materia de un
juicio en el que se ha dictado sentencia.
En el ejemplo, una vez obtenido el pago de los 10 millones pedro no podría volver
a demandar a Juan por el mismo motivo y con la finalidad de cobrar los 10 millones. Si
Pedro lo intentara Juan se defenderá oponiendo la excepción de cosa juzgada.
2-La Justicia:
Desde siempre el derecho se ha vinculado a la idea de justicia. De hecho como
señalado en forma reiterada, para la doctrina del derecho natural derecho y justicia son
inseparables, están conceptualmente conectados al punto que desde su perspectiva
hablar derecho injusto constituye una contradicción en sí misma.
El postulado de la justicia equivale a una demanda de igualdad en la distribución
de las ventajas o cargos. Estas ventajas o cargas pueden ser de distinta naturaleza como
salarios, impuestos, castigos, etc. En todos los casos la idea de justicia exige una
distribución igualitaria, de modo que en la formación del concepto de justicia se
encuentra básicamente la idea de igualdad, proporción, orden y armonía.
Por cierto que no existe unanimidad respecto al contenido de la idea de justicia, ni
sobre un concepto de justicia, y ni siquiera acerca de la utilidad del mismo. Al respecto se
han planteado muy diversas teorías:
D.- La justicia según Sto. Tomás 1224-1274: este autor que citamos por la
influencia que ejerce hasta nuestros días recepciona la doctrina aristotélica y siguiendo a
Ulpiano define la Justicia como el hábito, por el cual con perpetua y constante voluntad es
dado a cada uno su derecho.
Acepta la distinción aristotélica entre justicia general y particular, pero en el
análisis de esta última agrega una justicia social o legal, que funciona cuando se ordena a
otro pero no en forma individual, sino como miembro de la comunidad que integra y a la
que sirve. Esta justicia social tiende al bien común, ordenando las conductas de los
particulares en relación al todo institucional en que están integrados.
E.- La Justicia según Hans Kelsen: Kelsen sostiene que la razón humana sólo puede
acceder a valores relativos, esto es, que no puede emitirse un juicio sobre algo que parece
justo con la pretensión de excluir la posibilidad de un juicio de valor contrario, es decir,
que al afirmar o al juzgar algún hecho o conducta como justos, no se puede pretender que
ese juicio tenga un valor absoluto, pues alguien más podría perfectamente emitir respecto
del mismo hecho o conducta, un juicio de valor contrario sin que haya modo racional de
afirmar que uno es verdadero, y otro es falso.
La justicia absoluta, dice Kelsen, es un ideal irracional, pues es lo mismo que una
ilusión. Desde el punto de vista del conocimiento racional no existen más que intereses
humanos, y por tanto, conflictos de intereses. Estos conflictos se pueden solucionar bien
satisfaciendo el interés en detrimento de otro, o bien mediante un compromiso entre los
intereses en pugna. Kelsen sostiene que es imposible demostrar que sólo una de las
soluciones sea justa. Esta filosofía relativista de la justicia es perfectamente compatible
con la responsabilidad moral. El hecho de que los principios morales constituyan valores
relativos no significa que no sean valores, significa sólo que no existe un único sistema
moral, y que hay que escoger entre ellos. De este modo, el relativismo impone al individuo
la tarea de decidir qué es lo bueno, y que es lo malo. Por su parte, el principio moral
específico de una filosofía relativista de la justicia es la tolerancia. La tolerancia supone
comprender las creencias religiosas o políticas, de otras personas sin aceptarlas, pero sin
impedir que se expresen libremente.
Es claro que no puede aplicarse una tolerancia absoluta con una filosofía de valores
relativistas, sólo puede ensalzarse la tolerancia dentro de un sistema legal específico que
garantice la paz al prohibir y prevenir el uso de la fuerza, pero sin prohibir la libertad de
expresión pacífica.
De esta manera, dice Kelsen, y dado que la democracia implica libertad, y la
libertad, tolerancia; “no hay forma de gobierno alguna que sea más favorable a la ciencia
que la democracia”.
En una obra suya titulada “que es justicia”, y después de analizar las distintas
corrientes y teorías que han intentado responder a esa pregunta, Kelsen termina
señalando que no sabe si puede afirmar qué es la justicia que la humanidad ansía alcanzar.
“Sólo puedo estar de acuerdo, señala, en que existe una justicia relativa, y afirmar qué es
la justicia para mí. Justicia es la de la libertad de la paz, justicia de la democracia, de la
tolerancia.”
Capítulo 4.
“LOS EFECTOS DE LA LEY EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO”
A-Principio de la Territorialidad
Este sistema fue propuesto en el siglo XVII por la denominada escuela de los
glosadores y mantuvo su influencia hasta el siglo XVIII. La idea central es que se aplique el principio
de la territorialidad admitiendo en ciertos casos y bajo ciertas condiciones la aplicación del
derecho extranjero, por ejemplo por simple cortesía o por reciprocidad. La reciprocidad consiste
en aplicar un derecho extranjero con la condición de que este país extranjero cuyo derecho se
aplica, admita en un caso de la misma naturaleza la aplicación del derecho nacional.
Para determinar el derecho aplicable en este sistema se distingue entre estatutos
reales, estatutos personales y estatutos mixtos.
a-Los estatutos reales: son aquellos que se refieren a las cosas y en este caso, la regla es
que estas cosas o bienes se rigen por la ley de un lugar en que se encuentran.
b-Los estatutos personales: son las normas relativas al estado y situación de las personas y
en este caso la regla es que las personas se rigen por la ley del origen, entendiendo por tal la ley
de domicilio. Un ejemplo de estatuto personal son las leyes relativas al matrimonio.
c- Los estatutos mixtos: son aquellos que se refieren a personas y cosas conjuntamente y
en este caso se aplica la ley del lugar en que se encuentran las cosas, o la ley del origen y
domicilios. Por ejemplo leyes de sucesión.
Este sistema tuvo su auge en la Europa del siglo XIX siendo su principal exponente
el jurista italiano Pascual Mancini.
1. Que el derecho extranjero no se aplica por ser contrario al orden público nacional,
es decir, si es contrario a los principios fundamentales del ordenamiento jurídico de que se trata..
2. La forma de los actos jurídicos se rige por la ley del lugar en que se celebra.
3. Los efectos de los contratos se rigen por la ley del lugar al que las partes acuerden
someterse.
Creada por Savigny, quien sostiene que existe una comunidad jurídica internacional, que
está dada por una cierta uniformidad en los principios orientadores de las instituciones jurídicas
privadas. Savigny sostiene que esta uniformidad se puede detectar fácilmente comparando
instituciones como el matrimonio, la propiedad, la compraventa, etc. Que en los distintos
ordenamientos jurídicos eran y son básicamente las mismas. De esta manera, sostiene que no
existe ningún inconveniente de fondo para aplicar el derecho extranjero, de modo que por regla
general será siempre posible aplicar el derecho extranjero salvo en aquellas naciones que se
encuentran fuera de la comunidad jurídica internacional, como sería por ejemplo el caso de un
Estado que aceptara la esclavitud. Hay que tener presente que Savigny elabora esta teoría
teniendo en mente el derecho europeo de la época que era en gran medida heredero del derecho
romano.
Como regla general, en caso de conflictos de leyes en el espacio, Savigny sostiene que
deberá aplicarse aquella ley que sea más conforme a la naturaleza jurídica del problema de que se
trata, sin importar si es una ley nacional o extranjera. Esto significa que frente a un conflicto de
leyes en el espacio debe aplicarse aquella ley que resuelva de la mejor manera la controversia en
cuestión. Con todo, Savigny señala algunas normas especiales para la aplicación del derecho
extranjero:
1º.- las personas se rigen por la ley de su domicilio.
2º.- las cosas se rigen por la ley del lugar en que se encuentran.
3º.- la sucesión de los bienes de una persona se rige por la ley del último domicilio del
causante.
El Art. 14 del código civil impone que “la ley es obligatoria para todos los habitantes de la
República, inclusos los extranjeros”. Disposición análoga establece el Art. 5 del código penal.
De manera que en Chile el mecanismo para resolver los conflictos de leyes en el espacio se
funda en el principio de la territorialidad de la ley.
Así por ejemplo el Art. 16 dispone que “los bienes situados en Chile están sujetos a las
leyes chilenas, aunque sus dueños sean extranjeros y no residan en Chile”. Y en el inc. Final
dispone “los efectos de los contratos otorgados en país extraño para cumplirse en Chile, se
arreglarán a las leyes chilenas”.
De estas disposiciones se sigue que las leyes chilenas rigen al derecho de las personas, los
actos y los bienes si se ejecutan o sitúan dentro del territorio de la República, sin distinción entre
chilenos y extranjeros.
Se contemplan en todo caso algunas excepciones. El Art. 16 inc. 2º otorga valor en chile a
las estipulaciones de los contratos validamente celebrados en el extranjero. El Art. 17 por su parte,
establece el principio de que la ley del lugar rige la forma de los actos. Este principio se conoce
como principio “Locus Regis Actum”, y significa que un acto jurídico celebrado en el extranjero
para tener efecto en Chile, se rige en cuanto a su forma por la ley extranjera.
Al margen de esta posibilidad de otorgar valor en Chile al derecho extranjero se admite
también la posibilidad de aplicar la ley chilena en el extranjero. Así, el Art. 15 del código civil
establece que respecto de ciertas materias como el estado de las personas y la capacidad para
ejecutar ciertos actos que tengan efecto en Chile y también en cuanto a las obligaciones y
derechos que nacen de las relaciones de familia, entre los cónyuges y parientes chilenos aunque
residan o estén domiciliados en el extranjero quedan sujetos a la ley chilena.
2-Los conflictos de leyes en el tiempo.
La regla general es que las leyes rigen para lo futuro y no se presenta problema alguno
cuando realizado un supuesto jurídico sus consecuencias se extinguen totalmente bajo la vigencia
de la misma ley. Si el hecho está plenamente extinguido una nueva ley no le será nunca aplicable.
La doctrina o ciencia del derecho, ha elaborado distintas teorías Para poder determinar
cuándo una ley tendría efecto retroactivo. Estas teorías son herramientas que se ofrecen al juez
para que pueda establecer o determinar cuándo ley tendría efecto retroactivo y de esa manera
poder cumplir con el mandato del art. 9 que le indica que la ley puede sólo disponer para lo
futuro.
a-La Teoría Clásica o De Los Derechos Adquiridos: según esta doctrina, la ley es retroactiva cuando
viola los derechos adquiridos y no lo es cuando se limita a desconocer simples expectativas.
Esta teoría tiene su origen en el derecho romano, específicamente en una regla de Teodosio II que
disponía que la ley debía aplicarse siempre a hechos futuros y no a los hechos pasados ni a los
hechos en curso de constitución.
El precursor de esta teoría es el tratadista Blondeau, quien la expone en una obra titulada
“Ensayo sobre lo que denominamos Efecto retroactivo de las leyes”. Según este autor, toda nueva
ley viene a mejorar la anterior y al nacer se encuentra con esperanzas nacidas al amparo de esa ley
anterior y la eventual destrucción de esas esperanzas acarrea necesariamente un mal a quienes las
habían concebido. El legislador entonces debe optar entre el menor de los dos males, conservar
una ley mala o inadecuada o destruir las esperanzas nacidas bajo su imperio. La solución que este
autor propone consiste en distinguir entre las esperanzas más débiles y las esperanzas más
fuertes. Las esperanzas más fuertes no podrían extinguirse sin grandes inconvenientes y por ello el
legislador debe respetarlas, al contrario de las débiles.
Otro autor francés, expositor de esta teoría, el profesor Chabot, distingue entre derechos
adquiridos y meras expectativas. Derechos adquiridos son aquellos que estaban irrevocablemente
conferidos y definitivamente adquiridos antes del hecho, acto o ley que se le quiere oponer y las
expectativas o simples expectativas son los derechos que pueden ser revocados por el individuo
que los ha conferido.
• Los derechos adquiridos: son los que han entrado a nuestro dominio y en consecuencia formas
parte de él y no pueden sernos arrebatados.
• Las facultades legales: al ser otorgadas por ley ocurre con ellas lo mismo que con las conferidas
por los individuos, es decir, mientras no asuman la forma de derechos contractuales, son siempre
esencialmente revocables.
• Meras expectativas: respecto de ellas cabe preguntarse en que consisten estas esperanzas,
¿constituyen o no un derecho adquirido? Esto depende, sea de la naturaleza del hecho o sea del
estado de cosas de que ellas derivan. La esperanza puede derivar de la voluntad más o menos
contingente del hombre o bien de una ley que en todo momento puede ser derogada por su autor
o bien de un testamento cuyo autor no ha fallecido.
No hay retroactividad cuando la nueva ley destruye facultades que no se ejercieron bajo el
imperio de una ley anterior, pero, la facultad ya ejercida bajo el imperio de una ley anterior no
puede ser modificada o destruida durante la vigencia de la nueva ley.
Para estos autores el principio que debe regir al juez es que toda nueva ley constituye a los
ojos de quien la dicta un progreso respecto de la ley antigua y por lo mismo el interés social exige
que la nueva ley se aplique al mayor numero de casos posibles y en consecuencia también a las
relaciones jurídicas nacidas antes de su publicación. La aplicación de la nueva ley puede destruir
esperanzas pero nadie puede sentirse realmente lesionado si es que no se le priva de un derecho
adquirido. Contra el derecho adquirido la ley no puede nada, si lo afectara no sería ya factor de
progreso social si no de desorden ya que se terminaría con la seguridad de las transacciones.
b-La Teoría De Paul Roubier: expuso su teoría en una obra titulada “Los conflictos de leyes en el
tiempo. Teoría de la retroactividad de las leyes”. En esta obra publicada en 1929, este autor
distingue entre efecto retroactivo y efecto inmediato de las leyes.
Según esta teoría las normas legales tienen efecto retroactivo cuando se aplican:
1º a hechos consumados bajo el imperio de una ley anterior. (Cuando afecta la constitución de
situaciones jurídicas ya constituidas o la extinción de situaciones jurídicas ya extinguidas)
2º a situaciones jurídicas en curso, por lo que toca a los efectos realizados antes de la entrada en
vigencia de la nueva ley.
Si la nueva ley se aplica a las consecuencias no realizadas de un hecho ocurrido bajo el imperio de
una ley anterior no tiene efecto retroactivo, sino efecto inmediato.
En lo que toca a los hechos futuros es obvio que la ley no puede ser nunca retroactiva. El problema
de la retroactividad se plantea en relación con las consecuencias jurídicas de un hecho realizado
bajo el imperio de una ley cuando al momento de entrar en vigencia una ley nueva, tales efectos
no han terminado de producirse.
En este punto, este autor distingue entre los efectos realizados antes de la vigencia de la
nueva ley y los que no se han realizados todavía. El principio general que formula este autor es
que la ley antigua debe aplicarse a los efectos realizados hasta la entrada en vigencia de la nueva
ley y la nueva ley regirá los efectos que se realicen con posterioridad a la entrada en vigencia. Este
último, como todo principio general admite excepciones, por ejemplo: en materia de contratos, en
que se entiende incorporada la ley bajo cuyo imperio se celebró.
Las situaciones jurídicas constituidas bajo el imperio de una ley no pueden ser
desconocidas o vulneradas por una ley nueva. Si así fuera, se trataría de una ley con efecto
retroactivo. Lo mismo sucede con las situaciones jurídicas ya extinguidas, pero la ley se aplica
desde su entrada en vigencia a las situaciones jurídicas en vías de constituirse o que se vayan a
constituir en el futuro y también a las situaciones jurídicas en vías de extinción. Un ejemplo de
situación jurídica que se constituye en un momento único es la condición de heredero, que se
constituye al momento de morir el causante. Un ejemplo de situación jurídica que requiere de un
estado de un derecho continuo es la prescripción adquisitiva.
Suele decirse que el principio consagrado en el artículo 9 es sólo un mandato para el juez y
que el legislador, desde que no hay disposición equivalente al art.9 en la constitución no tendría
impedimento para dictar leyes con efecto retroactivo, salvo en aquello casos específicos en que se
consagra la irretroactividad a nivel constitucional, que como sabemos son el 19. Nº 3 inciso final y
el 19 nº24.
Al respecto diremos que si bien no existe a nivel constitucional una regla como la del art. 9
del Código civil estimamos que de todos modos no pueden dictarse leyes con efecto retroactivo,
en el sentido no sólo de leyes que entren en vigencia con anterioridad a su publicación en el diario
oficial (lo que es perfectamente posible) sino en el sentido de que además afecten derechos de los
ciudadanos.
En efecto, estimamos que la protección al derecho de propiedad supone una barrera
infranqueable a la posibilidad de dictar leyes con efecto retroactivo, y que la única posibilidad de
que las personas vean afectados sus derechos en virtud de una ley es en virtud de una
expropiación.
Las cosas se clasifican en corporales e incorporales (art. 566) y las incorporales consisten
en meros derechos (art.576) . Sobre los derechos existe también una especie de propiedad (art.
583) y nadie puede ser privado de su propiedad, del bien sobre que recae o de alguna de alguna
de las facultades esenciales del dominio, sino en virtud de una ley general o especial que autorice
la expropiación por causa de utilidad pública o interés nacional calificada por el legislador (art. 19
nº 24 CPE).
Si tenemos propiedad sobre los derechos, entonces ninguna ley nueva puede afectar los
derechos que se han incorporado a nuestro patrimonio, si lo hiciera afectaría nuestro derecho de
propiedad y aquello no es posible sin transgredir el texto expreso de la constitución. Es decir, la
irretroactividad es una consecuencia de la protección constitucional del derecho de propiedad.
El estudio del derecho puede ser abordado fundamentalmente desde tres puntos de vista que
corresponden con otros tantos saberes jurídicos que son la ciencia del derecho, la sociología del
derecho y la filosofía del derecho.
Se sostiene asimismo que la realidad jurídica representa tres dimensiones esenciales: una
dimensión normativa, una dimensión social y una dimensión valorativa. Dicho en otras palabras
norma, hecho y valor, constituyen las tres dimensiones esenciales del derecho. A partir de esta
premisa el profesor español Elías Díaz resume los respectivos papeles de la ciencia, sociología y
filosofía jurídica del siguiente modo:
• La filosofía del derecho es la que más propiamente se ocupa de la función valorativa del
derecho y de los problemas relacionados con el fundamento del mismo. Se ocupa
primordialmente aunque no de forma exclusiva de problema de la justicia.
Si bien es cierto que es necesario distinguir entre los niveles de conocimiento jurídico, hay que
destacar también que se encuentran relacionados entre sí y que se encuentran entre ellos
complicaciones y tensiones mutuas.
Para una comprensión plena de la realidad jurídica será necesario conjugar la perspectiva
de la ciencia del derecho, la sociología del derecho y la filosofía del derecho.
La filosofía del derecho debe partir de los datos que le proporcionen la ciencia y la
sociología jurídica, pueden al mismo tiempo servirle de fundamento. La sociología jurídica por su
parte, no puede prescindir de las informaciones o conocimiento sobre el derecho vigente que
aporta la ciencia del derecho.
Desde antiguo se ha discutido acerca del pretendido carácter científico de la ciencia del
derecho sobre todo al compararla con las denominadas ciencias físico matemático que muestran
con sus resultados un grado de certeza, avance y permanencia que la ciencia del derecho no logra
exhibir.
Las dudas acerca del carácter científico de la ciencia del derecho se remontan incluso a la
denominada jurisprudencia romana. En efecto, los romanos denominaban a la actividad de los
juristas como jurisprudencia lo que destaca su carácter de saber práctico por oposición a un saber
puramente teórico. En efecto, la virtud de la prudencia según la tradición antigua es un
conocimiento relativo a la praxis por oposición a la “Sofía,” que es el conocimiento verdadero en sí
por sí. Los romanos también calificaron a la actividad de los juristas como científica, por ejemplo,
Ulpiano al referirse a esta actividad señala que es “la ciencia de lo justo y de lo injusto”. Este
problema, sin embargo, no cobró importancia sino a partir del renacimiento, con la aparición de la
ciencia moderna y los nuevos métodos experimentales, pues, este modelo de ciencia no
correspondía con la actividad de los juristas.
Desde entonces se han formulado numerosas críticas a este pretendido carácter científico
de la ciencia del derecho. La más famosa es la formulada por un fiscal prusiano llamado Julius Von
Kirchmann quien expuso su posición en una conferencia dictada en 1847 y que lleva por título “la
jurisprudencia no es ciencia”. El argumento básico de Kirchmann, para negarle valor científico a la
ciencia del derecho dice relación con el objeto de estudio del mismo. En efecto, señala que el
derecho positivo es un objeto cambiante y contingente, es decir, que no es el mismo según el
tiempo y el lugar, y por ello los resultados de la ciencia del derecho no pueden ser permanentes
sino que son siempre efímeros. Así lo expresa en la conferencia citada diciendo que, en cuanto la
ciencia hace de lo contingente su objeto ella misma se hace contingente y agrega que tres
palabras rectificadoras del legislador convierten bibliotecas enteras en basura. En el fondo, para
este autor, la ciencia del derecho no correspondía con el modelo de las ciencias naturales que era
el único considerado en la época. La ciencia natural reunía los requisitos de universalidad,
permanencia, estabilidad e incluso inmutabilidad que eran exigidos por la ciencia, características
que no existen en la ciencia del derecho.
1) La Dogmática Jurídica:
El nivel inicial de la ciencia del derecho lo constituye la dogmática jurídica o ciencia del
derecho en sentido estricto que estudia el derecho vigente en un determinado momento histórico
y en un cierto ámbito espacial que en general coincide con el de los estados.
- Suministra criterios para el cambio o modificación del derecho: Suele decirse que la dogmática
jurídica trabaja exclusivamente sobre el derecho positivo, pero no hay duda que también
contribuye en virtud del análisis de las normas vigentes y de su aplicación práctica a crear derecho,
aunque de una forma indirecta, porque en principio quien crea el derecho, es la sociedad a través
del poder político legislativo.
- Contribuye a elaborar un sistema conceptual que permite llevar a cabo las otras 2 funciones: En
efecto, la dogmática jurídica no es sólo una disciplina normativa, sino que también valorativa, ya
que tanto la interpretación y aplicación del derecho como la formulación de criterios para la
modificación del mismo son actividades que presuponen e implican valoraciones.
2) El Derecho Comparado:
Es el segundo nivel de la ciencia del derecho. Mientras que la dogmática jurídica se mueve
dentro de un determinado orden jurídico vigente, el derecho comparado consiste
fundamentalmente como su nombre lo indica en el estudio comparativo de diversos
ordenamientos jurídicos globalmente considerados, o bien de instituciones concretas
correspondientes a diversos ordenamientos jurídicos.
Esta ciencia del derecho a la que nos hemos venido refiriendo no es la única ciencia que se
refiere el mundo jurídico.
El tema genérico del que se ocupa la sociología jurídica es el del las relaciones recíprocas
entre derecho y sociedad. Así la sociología investiga tanto la influencia de los factores sociales
sobre el derecho, como la influencia del derecho sobre la sociedad.
En efecto, la sociología del derecho investiga los factores sociales de tipo, económicos,
políticos, culturales, morales, etc. que influyen en la creación, mantenimiento, modificación y
desaparición del derecho y de los valores jurídicos, entendiendo el derecho en un sentido amplio
que incluye, además de las normas, el sistema jurídico tal como es aplicado y las diversas
instituciones, órganos, profesiones, etc. que operan dentro de él; investiga también los factores
sociales que influyen en la eficacia o ineficacia del derecho, tratando de explicar entre otras
cuestiones, las causas de la no aceptación social o de la no aplicación de un derecho vigente o de
concretas normas jurídicas. Por otra parte la sociología del derecho estudia también la influencia
del derecho y de los valores jurídicos sobre la realidad social, abordando temas como el de las
funciones del derecho en la sociedad considerada en su conjunto, el de los efectos sociales de
normas o instituciones jurídicas concretas, el de la función de los juristas en la sociedad, etc.
La filosofía del derecho es una reflexión de carácter filosófico sobre la realidad jurídica. Es
una indagación racional sobre el derecho, que trasciende el conocimiento científico sobre el
mismo, aunque puede y debe partir de los datos que sobre la experiencia jurídica aportan la
ciencia del derecho, la sociología del derecho y las demás ciencias jurídicas.
Aunque la expresión filosófica del derecho se remonta al siglo XIX, la mayoría de los
autores entienden que los orígenes de la filosofía jurídica se remontan a la filosofía griega, en la
que encontramos las primeras reflexiones filosóficas sobre el derecho, la justicia, el problema de la
obediencia a las leyes, etc. aunque en Grecia y en el pensamiento griego no había una distinción
clara entre el derecho, la política, la moral, los usos sociales.
No existe acuerdo acerca de cuál sea el cometido y la temática propia de la filosofía del
derecho. Dependiendo de los autores y de las orientaciones de pensamiento se incluyen en ella
investigaciones diversas, pero, en todo caso se trata de la discusión de problemas y del
esclarecimiento de nociones jurídicas que los juristas habitualmente no afrontan o presumen en
su trabajo cotidiano de interpretación del derecho positivo.
Con las limitaciones expuestas, indicaremos los distintos temas que suelen estudiarse en
filosofía del derecho:
-En primer lugar, está la ontología jurídica, que se ocuparía de definir lo que es el derecho, de
formular un concepto de lo que debe entenderse por derecho en general.
-Otro tema que se asigna a la filosofía jurídica es el de plantearse la cuestión del sentido del
derecho en la vida humana, indagando el por qué de la presencia del derecho en la vida de los
seres humanos.
-Un tercer orden de cuestiones que compete a la filosofía del derecho es el del fundamento, el de
la legitimidad del derecho. En este ámbito se plantean problemas tales como el de por qué y
cuando hay obligación de obedecer el derecho, el de si el derecho es mera expresión de fuerza o
hay otros factores que lo justifican, el de si el derecho se justifica por razones de utilidad o se
funda en la libertad o en la igualdad, etc.
-Se trata en definitiva del problema ético del derecho, del problema de los valores jurídicos. En
síntesis de la cuestión de cómo debería el derecho.
-Finalmente suele incluirse dentro del área temática de la filosofía del derecho la reflexión acerca
de la ciencia jurídica y del trabajo de los profesionales del derecho, poniendo de manifiesto el
sentido y el significado de esa labor, tratando de aclarar los fines y objetivos hacia los que se
dirigen, examinando críticamente los métodos que utiliza la ciencia del derecho y determinando el
carácter y límite de sus resultados.
En síntesis la filosofía del derecho analiza las condiciones de posibilidad de la ciencia del
derecho, plantea también el problema de su cientificidad, el de su conexión con otras ciencias, etc.
Se suele llamar esta parte de la filosofía del derecho como teoría de la ciencia del derecho.