Está en la página 1de 2

El Reavivamiento y la Reforma

Deben producirse un reavivamiento y una reforma bajo el ministerio del Espíritu Santo. El
reavivamiento y la reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento significa una renovación de la
vida espiritual, un avivamiento de las facultades de la mente y el corazón, una resurrección de la
muerte espiritual. La reforma significa una reorganización, un cambio en ideas y teorías, en hábitos y
prácticas. La reforma no producirá el buen fruto de justicia a menos que esté conectada con el
reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de hacer su obra designada, y al
hacerlo, deben fusionarse.-RH Febrero 25, 1902. (Eventos U. D. Pag. 194)
La iglesia se encuentra en el estado laodicense. La presencia de Dios no está en su medio.-1NL 99
(1898). (Eventos U. D. Pag. 50)

La voz de Battle Creek, que ha sido considerada como autoridad para aconsejar cómo debiera hacerse
la obra, ya no es la voz de Dios.-17MR 185 (1896).
Han pasado algunos años desde que he considerado a la Asociación General como la voz de Dios.-
17MR 216 (1898).
El hecho de que estos hombres debieran estar en un sitial sagrado, como si fueran la voz de Dios al
pueblo, como creíamos que la Asociación General lo era, es un asunto del pasado.-GCB Abril 3, 1901,
p. 25. (Eventos U. D. Pag. 52)

El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las señales de los tiempos. Las señales de la
venida de Cristo son demasiado claras para que se las ponga en duda; en vista de estas cosas, cada
uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador vivo. Dios invita a todos, tanto
predicadores como laicos, a que se despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la
historia terrenal están llegando rápidamente al fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros
días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y
fervor en la causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás. El domina la
mente de los observadores del sábado no consagrados, y los induce a sentir celos unos de otros, a
criticarse y censurarse. Es su obra especial dividir los corazones, para que la influencia, la fuerza y la
labor de los siervos de Dios sean consumidas por el trabajo entre los observadores del sábado no
consagrados, y les toque dedicar de continuo su tiempo precioso al arreglo de pequeñas divergencias,
cuando debieran consagrarlo a proclamar la verdad a los incrédulos. (JT T.1 Pag. 89)

Los ministros y los miembros laicos de la iglesia desagradan a Dios cuando permiten que ciertas
personas les cuenten los errores y defectos de sus hermanos. No deben escuchar estos informes, sino
preguntar: "¿Habéis seguido estrictamente lo ordenado por vuestro Salvador? ¿Habéis ido al ofensor
y le habéis hablado de sus faltas entre vosotros y él solo? Y ¿se ha negado él a escuchamos? Con
cuidado y con oración, ¿ habéis tomado a dos o tres personas y trabajado con él con ternura,
humildad y mansedumbre, y con un corazón palpitante. de amor por su alma?" (JT T.2 Pag. 260)

No tenemos tiempo, para espaciarnos en asuntos que no tienen importancia. Debemos dedicar
nuestro tiempo a proclamar el último mensaje de misericordia a un mundo culpable. Se necesitan
hombres que obren bajo la inspiración del Espíritu de Dios. Los sermones de algunos de nuestros
ministros tendrán que ser mucho más poderosos que los que predican ahora, o muchos apóstatas
oirán un mensaje tibio e indirecto que arrulla la gente y la hace dormir. Todo discurso debe darse
bajo el sentido de los terribles juicios que pronto han de caer sobre el mundo. El mensaje de verdad
ha de ser proclamado por labios tocados por un carbón vivo del altar divino.
Mi corazón se llena de angustia cuando pienso en los mensajes tibios que dan algunos de nuestros
ministros, cuando llevan un mensaje de vida o muerte. Los ministros están dormidos; los miembros
laicos también; y el mundo perece en el pecado. Dios ayude a su pueblo a despertarse, a andar y
obrar como hombres y mujeres que están en el umbral del mundo eterno. Pronto una terrible
sorpresa sobrecogerá a los habitantes del mundo. Cristo vendrá repentinamente, con poder y grande
gloria. Entonces no habrá tiempo para prepararse para recibirlo. Ahora es el tiempo en que hemos de
dar el mensaje de advertencia. (JT T.3 Pag. 220)

Si perdéis el cielo, lo perdéis todo; si obtenéis el cielo, lo obtenéis todo. Os ruego que no os equivoquéis
en esto. Hay intereses eternos en juego. (Maranatha el Señor Viene Pag. 12)

También podría gustarte