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1 Samuel 10:10

Versículos Conceptos

Cuando llegaron allá a la colina, he aquí, un grupo de profetas {salió} a su encuentro; y el Espíritu de Dios vino sobre él con gran poder, y profetizó entre ellos.

Éxodo 33:14

Versículos Conceptos

Y El respondió: Mi presencia irá {contigo}, y yo te daré descanso.

Isaías 63:11-14

Entonces su pueblo se acordó de los días antiguos, de Moisés. ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo
Espíritu en medio de ellos, el que hizo que su glorioso brazo fuera a la diestra de Moisés, el que dividió las aguas delante de ellos para hacerse un nombre eterno, el que
los condujo por los abismos? Como un caballo en el desierto, no tropezaron;Leer más.

Hageo 2:5

Versículos Conceptos

``{Conforme} a la promesa que os hice cuando salisteis de Egipto, mi Espíritu permanece en medio de vosotros; no temáis."

Jeremías 31:33-34

Porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días --declara el SEÑOR--. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: ``Conoce al SEÑOR", porque todos
me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande --declara el SEÑOR-- pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.

Romanos 8:2-9

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la
carne, Dios {lo hizo}: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y {como ofrenda} por el pecado, condenó al pecado en la carne, para que el requisito
de la ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.Leer más.

Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que {viven} conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente
puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la ley de
Dios, pues ni siquiera puede {hacerlo,} y los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Sin embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en
verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de El.

2 Corintios 3:3-6

siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de
corazones humanos. Y esta confianza tenemos hacia Dios por medio de Cristo: no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna {procede}
de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, Leer más.

Hebreos 8:10-11

PORQUE ESTE ES EL PACTO QUE YO HARE CON LA CASA DE ISRAEL DESPUES DE AQUELLOS DIAS, DICE EL SEÑOR: PONDRE MIS LEYES EN LA
MENTE DE ELLOS, Y LAS ESCRIBIRE SOBRE SUS CORAZONES. Y YO SERE SU DIOS, Y ELLOS SERAN MI PUEBLO. Y NINGUNO DE ELLOS
ENSEÑARA A SU CONCIUDADANO NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: ``CONOCE AL SEÑOR", PORQUE TODOS ME CONOCERAN, DESDE
EL MENOR HASTA EL MAYOR DE ELLOS.

Ezequiel 36:26-27

`Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. `Pondré
dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis ordenanzas

Ezequiel 11:19
Versículos Conceptos

Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,

Ezequiel 37:14

Versículos Conceptos

`Pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os pondré en vuestra tierra. Entonces sabréis que yo, el SEÑOR, he hablado y lo he hecho' --declara el SEÑOR."

Isaías 44:3

Versículos Conceptos

``Porque derramaré agua sobre la {tierra} sedienta, y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi Espíritu sobre tu posteridad, y mi bendición sobre tus descendientes.

Isaías 32:15

Versículos Conceptos

hasta que se derrame sobre nosotros el Espíritu desde lo alto, el desierto se convierta en campo fértil y el campo fértil sea considerado como bosque.

Isaías 59:21

Versículos Conceptos

En cuanto a mí --dice el SEÑOR--, este es mi pacto con ellos: Mi Espíritu que está sobre ti, y mis palabras que he puesto en tu boca, no se apartarán de tu boca, ni de la
boca de tu descendencia, ni de la boca de la descendencia de tu descendencia --dice el SEÑOR-- desde ahora y para siempre.

Ezequiel 39:29

Versículos Conceptos

No les ocultaré más mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel --declara el Señor DIOS.

Isaías 61:1-2

El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de
corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del SEÑOR, y el día de venganza de nuestro Dios; para
consolar a todos los que lloran,

Isaías 11:2

Versículos Conceptos

Y reposará sobre El el Espíritu del SEÑOR, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del SEÑOR.

Lucas 4:18-19

EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES. ME HA ENVIADO PARA
PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS;
PARA PROCLAMAR EL AÑO FAVORABLE DEL SEÑOR.

Joel 2:28-29

Y sucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros
jóvenes verán visiones. Y aun sobre los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en esos días.

Hechos 2:17-18

Y SUCEDERA EN LOS ULTIMOS DIAS --dice Dios-- QUE DERRAMARE DE MI ESPIRITU SOBRE TODA CARNE; Y VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS
HIJAS PROFETIZARAN, VUESTROS JOVENES VERAN VISIONES, Y VUESTROS ANCIANOS SOÑARAN SUEÑOS; Y AUN SOBRE MIS SIERVOS Y
SOBRE MIS SIERVAS DERRAMARE DE MI ESPIRITU EN ESOS DIAS, y profetizarán.

Mateo 3:11

Versículos Conceptos
Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; El os
bautizará con el Espíritu Santo y con fuego

Marcos 1:8

Versículos Conceptos

Yo os bauticé con agua, pero El os bautizará con el Espíritu Santo.

Lucas 3:16

Versículos Conceptos

Juan respondió, diciendo a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más poderoso que yo; a quien no soy digno de desatar la correa de sus sandalias; El os
bautizará con el Espíritu Santo y fuego.

Juan 1:33

Versículos Conceptos

Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: ``Aquel sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre El, éste es el que bautiza en el
Espíritu Santo."

Hechos 1:5

Versículos Conceptos

pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días

Hechos 11:16

Versículos Conceptos

Entonces me acordé de las palabras del Señor, cuando dijo: ``Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo."

Lucas 24:49

Versículos Conceptos

Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.

Juan 15:26

Versículos Conceptos

Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, {es decir,} el Espíritu de verdad que procede del Padre, El dará testimonio de mí,

Juan 16:7-15

Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando El venga,
convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque no creen en mí;Leer más.

Hechos 1:5-8

pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días. Entonces los que estaban reunidos, le preguntaban, diciendo:
Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel? {Y} El les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia
autoridad;Leer más.

Juan 7:39

Versículos Conceptos

Pero El decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había {sido dado} todavía, pues Jesús aún no había sido
glorificado.
Hechos 2:4-33

Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. Y había judíos que moraban en
Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo. Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno
los oía hablar en su propia lengua.Leer más.

Gálatas 3:14

Versículos Conceptos

a fin de que en Cristo Jesús la bendición de Abraham viniera a los gentiles, para que recibiéramos la promesa del Espíritu mediante la fe.

Efesios 1:13-14

En El también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en El con el Espíritu Santo
de la promesa, que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión {adquirida de Dios}, para alabanza de su gloria.


 mientras que las condiciones para el cumplimiento de la promesa hecha a David son reiteradas a Salomón (1 R 6:12), es claro que Salomón no
cumplió con estas condiciones (1 R 11:9-13). De hecho, ninguno de los reyes históricos en la casa de David cumplió con la condición de obediencia completa
que tenía que ser la señal del Prometido. De acuerdo a Reyes, el cumplimiento de los pactos abrahámicos y davídicos no se llevó a cabo en el pasado de Israel,
y así establece el fundamento para los profetas que vendrían más tarde )Isaías, Jeremías, Ezequiel , y los doce) que apuntarían a Israel a una esperanza futura
bajo el Mesías cuando los pactos fueran cumplidos (vea Is. 9:6, 7)

Temas históricos y teológicos



 Reyes se concentra, entonces, en la historia de los hijos de Israel desde el 971 a.C. hasta el 561 a.C. Primero Reyes 1:1 - 11:43 se enfoca en la
accesión y reinado de Salomón (971-931 a.C) Los dos reinos divididos de Israel y Judá (931-722 a.C.)son considerados en 1 R 12:1; 2 R 17:41. El autor
ordenó el material de una manera distintiva al hacer que la narración siga a los reyes tanto en el norte como en el sur. Para cada rey descrito, está el siguiente
marco literario. Todo rey es presentado con:

1. Su nombre y relación a su predecesor.
2. Su fecha de accesión en relación al año del gobernante contemporáneo en el otro reino.
3. Su edad al llegar al trono (únicamente para los reyes de Judá).
4. La duración de su reinado.
5. Su lugar de reinado.
6. El nombre de su madre (únicamente para Judá).
7. Evaluación espiritual de su reinado.

Esta introducción es seguida de una narración de los acontecimientos que ocurrieron durante el reinado de cada rey. Los detalles de su narración varía mucho. Cada
reinado concluye con:

1. Una cita de fuentes.
2. Notas históricas adicionales.
3. Noticia de muerte.
4. Noticia de sepultura.
5. El nombre del sucesor.
6. En unas pocas instancia, una posdata añadida (1 R 15:32; 2 R 10:36).

Segundo Reyes 18:1-25:21 se enfoca en el tiempo en el que Judá sobrevivió por sí sola (722-586 a.C). Dos párrafos de conclusión hablan de acontecimientos
después del exilio babilónico (2 R 25:22-26. 27-30).

 Tres temas teológicos con enfatizados en Reyes. En primer lugar, el Señor juzgó a Israel y a Judá debido a sus desobediencia a su ley (2 R 17:7-
23). Esta infidelidad por parte del pueblo fue incrementada por la apostasía de los reyes malos que los guiaron a la idolatría (2 R 17:21, 22; 21:11), y entonces
el Señor ejerció su ira en contra de su pueblo rebelde. En segundo lugar, la palabra de los verdaderos profetas se cumplió (1 R 13:2, 3; 22:15-28; 2 R 23:16;
24:2). Esto confirmó que el Señor guardaba su Palabra, aún sus advertencias de juicio. En tercer lugar, el Señor recordó su promesa para con David (1 R
11:12-13, 34-36; 15:4; 2 R 8:19). Aunque los reyes de la línea davídica probaron ser desobedientes al Señor. Él no llevó a la familia de David a un fin como lo
hizo con las familias de Jeroboam 1, Omri y Jehú en Israel. Aún cuando el libro cierra, la línea de David aún existe (2 R25:27-30), entonces hay esperanza
para la "simiente" venidera de David (2 S 7:12-176). El Señor es entonces visto como alguien fiel, y su Palabra es digna de confianza.

Vista Panorámica de 1 Reyes

El período que 1 Reyes cubre incluye la “edad de oro de la literatura de sabiduría hebrea” porque fue durante estos años que Salomón escribió el Cantar de los Cantares,
Proverbios y Eclesiastés. Internacionalmente, Israel tuvo la oportunidad de sobresalir porque éste fue un período de debilidad en Egipto y Mesopotamia. El libro
describe el reinado de Salomón sobre la monarquía unida (Israel y Judá, 2:12–11:43); luego el libro narra las circunstancias del reino dividido. El escritor introduce
cada uno de los reyes de Judá y de Israel, dando la edad del rey al ascender al trono, la duración del reinado, el nombre de la madre y hechos adicionales acerca del rey.
Se hace una evaluación del reinado del rey y se recapitulan varios acontecimientos; al final de cada narrativa el escritor cita sus fuentes, dice donde fue sepultado el rey
y quien reinó después de él.

Salomón comenzó su reinado eliminando la oposición. Después de consolidar su reino, dirigió a la gente a ofrecerle un gran sacrificio a Dios. Esa noche le fue otorgada
su petición por sabiduría. Salomón construyó tres ciudades importantes donde almacenó carruajes militares para seguridad. Además él fortificó dos ciudades más para
protegerse de las incursiones desde territorio filisteo. Se presentan asuntos administrativos del rey y su programa económico, como también cuestiones acerca de sus
relaciones extranjeras. Se resumen las construcciones de Salomón, especialmente la construcción y dedicación del templo. Encontrándose en esta gloriosa situación, el
pecado llevó a Salomón a la decadencia espiritual y al subsecuente castigo.

Al morir Salomón, su hijo Roboam fue visitado por Jeroboam y los representantes de las tribus del norte de Israel con la petición de que el gobierno fuera menos
severo. Jeroboam era hijo de uno de los sirvientes de Salomón, y un profeta le había dicho que Dios lo había escogido para reinar sobre las tribus del norte. Roboam
siguió un mal consejo y rehusó la petición; por eso el reino se dividió: Israel en el norte, con diez tribus con Roboam como rey y Judá en el sur, con dos tribus con
Roboam como rey. Jeroboam comenzó su reinado rompiendo sus lazos religiosos con Jerusalén. Estableció nuevos lugares de adoración en Betel, en la parte sur de su
dominio y en el norte en el territorio de Dan. También instaló un nuevo sacerdocio e instituyó otro calendario. Sin embargo, mucha gente del reino del norte permaneció
fiel a la adoración del Señor. El profeta Elías luchó por la causa del Señor en contra de esta falsa religión de ritos paganos sexuales y violencia, y sus encuentros con
Acab y Jezabel llenan muchas páginas del libro. Elías desafió a toda la nación a volver al Señor.

Por más de 50 años de la historia de la monarquía dividida, hubo conflicto entre Judá e Israel. Después de este tiempo de guerra, Acab y Josafat comenzaron un período
de paz entre los reinos, que duró cerca de 40 años.

Cada rey es evaluado según él se conformaba a la ley de Dios. 1 Reyes demuestra que el pecado trae juicio y que la justicia concede la recompensa genuina.

Contexto Histórico de Reyes

Una distinción debe ser hecha entre el contexto de las fuentes de los libros y el del autor de de los libros. El material de las fuentes fue escrito por participantes y
testigos oculares de los acontecimientos . Fue una información relevante, la cual era históricamente precisa con respecto a los hijos de Israel, desde la muerte de David y
la subida al trono de Salomón (971 a.C.) a la destrucción del templo y Jerusalén por los babilonios (586 a.C.). De esta manera, Reyes rastrea las historias de dos
conjuntos de reyes y dos naciones de personas desobedientes, Israel y Judá, y ambas estaban volviéndose más y más indiferentes a la ley de Dios y sus profetas e iban
camino a la cautividad.

El libro de Reyes no solo es historia precisa, sino historia interpretada. El autor, un exiliado en Babilonia, deseaba comunicar las lecciones de la historia de Israel a los
exiliados. Específicamente, él le enseñó a la comunidad en el exilio la razón por la que el juicio del Señor había venido. El escritor estableció al principio de su
narración que el Señor requería obediencia por parte de los reyes a la ley mosaica, si su reino iba a recibir su bendición; la desobediencia traería el exilio (1 R 9:3-9). La
triste realidad que la historia reveló fue que todos los reyes de Israel y la mayoría de los reyes de Judá hicieron "lo malo ante los ojos de Jehová". Estos reyes eran
apóstatas, que guiaron a su pueblo al pecado al no confrontar la idolatría, sino al apoyarla. Debido al fracaso de los reyes, el Señor envió a sus profetas para confrontar
tanto a los monarcas como al pueblo con su pecado y su necesidad de regresar a Él. Debido a que el mensaje de los profetas fue rechazado, los profetas predijeron que
la (s) nación (es) serían llevadas al exilio (2 R 17:13-23; 21:10-15). Al igual que toda profecía pronunciada por los profetas en Reyes, esta palabra del Señor se cumplió
(2 R 17:5, 6; 25:1-11). Por lo tanto, Reyes interpretó la experiencia de exilio del pueblo y les ayudó a reconocer por que habían sufrido el castigo de Dios por la
idolatría. También explicó que así como Dios había mostrado misericordia a Acab (1 R 22:27-29) y a Joaquín (2 R 25:27-30), así también estaba dispuesto a mostrarles
misericordia.

El contexto geográfico predominante de Reyes es la tierra de Israel desde Dan hasta Beerseba (1 R 4:25), incluso el Transjordán. Cuatro naciones invasoras jugaron un
papel dominante en la vida de Israel y Judá desde el 971 al 561 a.C. En el décimo siglo a.C., Egipto impactó la historia de Israel durante los reinados de Salomón y
Roboam (1 R 3:1; 1:14-22, 40; 12:2; 14:25-27). Siria (Aram) presentó una gran amenaza para la seguridad de Israel durante el siglo noveno a.C. 890-800 a.C. (1 R
15:9-22; 20:1-34; 22:1-4, 29-40; 2 R 6:8-7:20; 8:7-15; 10:32, 33; 12;17-18; 13:22-25). Los años desde 800-750 a.C. fueron medio siglo de paz y prosperidad para Israel
y Judá, porque Asiria neutralizó al sur. Esto cambió durante el reinado de Tiglat-pileser III (2 R 15:19, 20, 29). Desde la mitad del siglo octavo hasta la última parte del
siglo séptimo a.C., Asiria aterró a Palestina, conquistando finalmente y destruyendo a Israel (reino del norte) en el 722 a.C. (2 R 17:4-6) y sitió a Jerusalén en el 701
a.C. (2 R 18:17-19:37). Desde el 612 hasta el 539 a.C., Babilonia fue la potencia dominante en el mundo antiguo. Babilonia invadió a Judá (el reino del sur) tres veces,
con las destrucción de Jerusalén y del templo ocurriendo en el 586 a.C. durante ese tercer ataque (2 R 24:1-25:21).

Autor y fecha

La tradición judía propuso que Jeremías escribió, Reyes, aunque esto es poco probable debido a que el acontecimiento final registrado en el libro (2 R 25:27-30) ocurrió
en Babilonia en el 561 a.C. Jeremías nunca fue a Babilonia, sino a Egipto (Jer 43:1-7) y habría tenido por lo menos ochenta y seis años de edad en el 561 a.C. De hecho,
la identidad del autor no nombrado permanece desconocida. Debido a que el ministerio de los profetas es enfatizado en Reyes, parece que el autor con mucha
probabilidad era un profeta no mencionado quien vivió en el exilio con Israel en Babilonia.

Reyes fue escrito entre el 561-538 a.C. Debido a que el último acontecimiento narrado en el libro (2 R 25:27-30) establece la fecha más temprana posible de término y
debido a que no hay registro del fin de la cautividad babilónica en Reyes, la liberación del exilio (538 a.C.) identifica la fecha de escritura más tardía posible. Esta fecha
es algunas veces retada a la luz de las afirmaciones "hasta hoy" en 1 R 8:8; 9:13, 20, 21; 10:12; 12:19; 2 R 2:22; 8:22; 10:27; 14:7; 16:6; 17:23, 34, 41; 21:15. No
obstante, es mejor entender estas afirmaciones como aquellas de las fuentes usadas por el autor, en lugar de afirmaciones del autor mismo.

Es claro que el autor usó una variedad de fuentes al recolectar la información de este libro, incluso "el libro de los hechos de Salomón" (1 R 11:41), "las historias de los
reyes de Israel" (1 R 14:19; 15:31; 16:5, 14, 20, 27; 22:39; 2 R 1:18; 10:34; 13:8, 12; 14:15, 28; 15:11, 15, 21, 26, 31), y "las crónicas de los reyes de Judá" (1 R14:29;
15:7, 23; 22:45; 2 R 8:23; 12:19; 14:18; 15:6, 38; 16:19; 20:20; 21:17, 25; 23:28; 24:5). Además, Isaías 36:1-39:8 proveyó información usada en 2 Reyes 18:9-20:19, y
Jeremías 52:31-34 parece ser la fuente para 2 Reyes 25:27-29. Esta explicación presenta un solo autor inspirado, viviendo en Babilonia durante el exilio, usando estos
materiales como fuente preexílicas que estaban a su disposición.

Retos de Interpretación (1, 2)



 El principal reto de interpretación en Reyes tienes que ver con la cronología de los reyes de Israel y Judá. Aunque se presenta información
cronológica abundante en el libro de Reyes, esta información es difícil de interpretar por dos razones.

1. En primer lugar, parece haber inconsistencia interna en la información dada. Por ejemplo, 1 R. 16:23 afirma que Omri, rey de Israel, comenzó a
reinar en el año 31 de Asa, rey de Judá, y que él reinó doce años. Pero de acuerdo a 1 R. 16:29, Omri fue seguido por su hijo Acab en el año 38 de Asa,
dándosele a Omri un reinado de sólo siete años, no de doce.
2. En segundo lugar, a partir de fuentes extrabíblicas (griegas, asirias y babilónicas), correlacionadas con información astronómica, una serie
confiable de fechas puede ser calculada desde el 892 hasta el 566 a.C. Debido a que se cree que Acab y Jehú, reyes de Israel, son mencionados en registros
Asirios, 853 a.C. puede ser fijado en el año de la muerte de Acab y 841 a.C. como el año en el que Jehú comenzó a reinar. Con estas fechas fijadas, es posible
ir hacia atrás y hacia adelante para determinar que la fecha de la división de Israel de Judá fue ca. 931 a.C., la caída de Samaria 722 a.C., y la caída de
Jerusalén 586 a.C.

 Pero cuando los años totales de reinados reales en Reyes son sumados, el número para Israel es doscientos cuarenta y un años (no los doscientos
diez años del 931 al 722 a.C.) y Judá trescientos noventa y tres (no los trescientos cuarenta y seis años del 931 al 586 a.C). Es reconocido que en ambos reinos
hubieron algunos correinados, esto es, un período de gobierno durante el cual dos reyes, normalmente padre e hijo, gobernaron al mismo tiempo, y así los años
que empalmaron fueron contados dos veces en el total para ambos reyes. Además, diferentes métodos para contar los años del gobierno de un rey y aún
diferentes calendarios fueron usados en diferentes ocasiones en los dos reinos, resultando en las aparentes inconsistencias internas. La precisión general de la
cronología en Reyes puede ser demostrada y confirmada.
 Un segundo importante reto de interpretación tiene que ver con la relación de Salomón con los pactos abrahámico y davídico. Primera de Reyes
4:20, 21 ha sido interpretado por algunos como el cumplimiento de las promesas dadas a Abraham (cp. Gn. 15.18-21; 22:17). no obstante, de acuerdo a
Números 34:6, la frontera occidental de la Tierra Prometida a Abraham era el Mar Mediterráneo. En 1 R. 5:1ss, Hiram es visto como el rey independiente de
Tiro (a lo largo del Mediterráneo), tratando con Salomón como un semejante. El imperio de Salomón no fue el cumplimiento de la promesa de la tierra dada a
Abraham por parte del Señor, aunque una gran porción de esa tierra estuvo bajo el control de Salomón. Además, las afirmaciones de Salomón en 1 R 5:5 y
8:20 son sus declaración de ser la simiente prometida del pacto davídico (2 S 7:12-16).
 El autor del Reyes sostiene la posibilidad de que el templo de Salomón fue el cumplimiento de la promesa del Señor hecha a David. No obstante,
mientras que las condiciones para el cumplimiento de la promesa hecha a David son reiteradas a Salomón (1 R 6:12), es claro que Salomón no cumplió con
estas condiciones (1 R 11:9-13). De hecho, ninguno de los reyes históricos en la casa de David cumplió con la condición de obediencia completa que tenía que
ser la señal del Prometido. De acuerdo a Reyes, el cumplimiento de los pactos abrahámicos y davídicos no se llevó a cabo en el pasado de Israel, y así
establece el fundamento para los profetas que vendrían más tarde )Isaías, Jeremías, Ezequiel , y los doce) que apuntarían a Israel a una esperanza futura bajo el
Mesías cuando los pactos fueran cumplidos (vea Is. 9:6, 7)

1 R EY ES PR IMER LIBR O DE LOS R EY ES

PRIMER LIBRO DE LOS REYES

INTRODUCCIÓN

Historia

A manera de introducción al Primer libro de Reyes (1R), el autor narra la última etapa de la historia de David desde el punto en que la había dejado 2 Samuel. La

avanzada edad del rey hace prever la proximidad de su muerte, y la monarquía de Israel ha de encarar el problema de la sucesión al trono. Requerido por Betsabé, David

dispone que se unja y proclame rey a su hijo Salomón (1 R 1—2), y así queda establecida la dinastía davídica. De esta forma, la historia del pueblo de Israel entra en

una nueva fase, la sucesión monárquica, que cubre el período entre el comienzo del reinado de Salomón (ca. 970 a.C.) y la caída de Jerusalén en tiempos de Sedequías

(586 a.C.).

No se dispone de mucha más información sobre el gobierno del hijo de David que la referente a su prudencia, a sus riquezas y a la edificación del templo. Desde el

punto de vista político, es destacable que Salomón siempre supo mantener la unidad del reino y evitar que Israel se viera envuelto en conflictos bélicos. Sin embargo,

cuando él murió (930 a.C.) y su hijo Roboam ocupó el trono, se precipitaron los acontecimientos que causaron la división del reino en dos estados independientes: el de

Judá o reino del sur, y el de Israel o reino del norte. Dos siglos más tarde, en el año 721 a.C., Israel quedó sometido a la dominación asiria, y cerca de siglo y medio

después, en el 586 a.C., cayó Judá bajo el poder del imperio neobabilónico.
El período de los reyes está documentado por los libros de Reyes y Crónicas, que ciertamente proveen una considerable cantidad de datos cronológicos. Esas

indicaciones, no obstante, son a menudo tan imprecisas que no bastan para establecer con exactitud las fechas de principio y final de los reinados correspondientes. Esto

explica las variaciones de algunos años que se aprecian en cronologías propuestas por diferentes historiadores.

Contenido y composición de los libros

El reinado de Salomón ocupa una extensa porción de la primera parte de esta obra (1 R 2.12—11.43), donde se hace evidente el interés del autor en realzar la

personalidad del rey. Recuerda su inteligencia y sabiduría, las riquezas que atesoró y las grandiosas construcciones que impulsó; entre otras, el complejo de edificios

amurallados del palacio real, las enormes caballerizas de Meguido, las ciudades-campamento y, destacando sobre todas ellas con especial relieve, el templo que hizo

construir en los terrenos adquiridos por David a tal efecto (cf. 2 S. 24.18-25). Esta «Casa de Jehová», santuario único de Israel, habría de tener una importancia sin par

en la vida religiosa y en la cultura del pueblo, tal y como lo expresó el mismo Salomón en su plegaria durante la ceremonia de dedicación del templo (1 R. 8.23-53).

En contraste con las espléndidas realizaciones del reinado de Salomón, 1 Reyes descubre algunos aspectos personales que desdoran su imagen. Entre ellos, la

conducta apóstata y poco ejemplar del monarca y su actitud permisiva ante la penetración en Israel de cultos paganos e idolátricos. Porque Salomón, a fin de consolidar

su poder, y conforme a los usos y costumbres de la época, estableció acuerdos políticos y comerciales con naciones vecinas tomando por esposas a princesas extranjeras

(1 R. 7.8; 11.1-3); de modo que tuvo muchas mujeres no israelitas, «las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses», y cuando llegó a la vejez, «sus

mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos», de modo que adoró ídolos y les erigió santuarios (1 R. 11.4-8).

También informa 1 Reyes acerca del alto costo de las construcciones promovidas por Salomón. Para sufragarlas se recurrió a la imposición de tributos públicos, que

convirtieron en realidad las advertencias de Samuel acerca de la institución de una monarquía en Israel (cf. 1 S. 8). Considerados por muchos como cargas en extremo

onerosas, dieron lugar a un clima de tensión que no tardó en extenderse por todo el país. Aquel descontento, agravado con el renacer de viejas desavenencias entre los

territorios del norte y del sur (cf. 2 S. 20.1-2), pronto quebró la frágil unidad política alcanzada durante el reinado de David (cf. 2 S. 2.4; 5.1-3).

Una vez narradas las circunstancias en que se produjo la ruptura de la unidad nacional bajo el gobierno de Roboam (1 R. 12) y la fundación del reino del

norte, Reyes aborda en forma paralela las historias de Judá y de Israel, separadas para siempre e incapaces de superar su mutua hostilidad. Los reyes de uno y otro reino

aparecen alternativamente, encuadrados en fórmulas literarias que se repiten en cada caso y siguiendo el respectivo orden dinástico. En general, el autor no entra en

pormenores, sino que se limita a relacionar o describir algunos de los hechos más significativos de los monarcas y a juzgar su conducta sobre la base de la ley de

Moisés. Estos juicios revisten la máxima severidad. Tratándose de Judá, se aprueba el comportamiento de algunos reyes que siguieron los pasos de David, como Asa (1

R. 15.11), Josafat (1 R. 22.43), Ezequías (2 R. 18.3), Josías (2 R. 22.2) y otros; pero son muchos más los que merecen el veredicto de reprobación: «Hizo lo malo ante

los ojos de Jehová» (p.e., 1 R. 15.26; 22.52; 2 R. 13.2). En cuanto a los monarcas de Israel, ninguno queda libre de un juicio tan grave como: «Anduvo en el camino de

Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel» (1 R. 15.34). Jeroboam I (929-909 a.C.) es propuesto, así como prototipo de infidelidad al Señor y a la unicidad
de su templo en Jerusalén. Con Jeroboam I se inicia la cadena de infidelidades de los reyes del norte, que provocan la ira de Dios y arrastran al reino a su trágico final

del año 721 a.C.: «En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria» (2 R. 17.6; cf. vv. 7-23).

La situación política de Israel adoleció siempre de gran inestabilidad. En sus algo más de dos siglos de existencia (929-721 a.C.), el reino contó nueve dinastías para

un total de diecinueve reyes, muchos de los cuales llegaron al trono usando de medios violentos. En Judá, por el contrario, los reyes que se sucedieron durante los tres

siglos y medio de permanencia del reino (929-586 a.C.) fueron todos descendientes de David, a excepción de la reina Atalía, que, habiendo usurpado el trono, logró

mantenerse en él durante seis años.

La última parte de Reyes (2 R. 18—25) está dedicada a los tiempos siguientes a la caída de Samaria y la desaparición del reino del norte. Se distingue en estos

capítulos la época de Josías, a causa de la reforma religiosa que él impulsó, pero que, pese a su importancia, no bastó para contener la desintegración moral y política de

Judá (2 R. 23.26-27). Después de Josías, la sucesión monárquica se encaminó directamente hacia su dramático final con la destrucción de Jerusalén y el exilio

babilónico.

Inscrita en el marco histórico de Reyes, corre también la vida de algunos profetas. Objeto de singular atención son Elías (1 R. 17—2 R. 1) y Eliseo (2 R. 2.1—

8.15; 13.14-20), los dos grandes representantes del profetismo; pero a su lado figuran también los nombres de otros profetas, que van de Natán (1 R. 1.45) a Hulda (2 R.

22.14-20) pasando por Ahías de Silo (1 R. 11.29-40), Semaías (1 R. 12.21-24) e Isaías (2 R. 19.20—20.19). Dado el carácter narrativo de los libros de Reyes, el autor

atiende especialmente a mostrar la actitud de los profetas en momentos de importancia decisiva para la historia de Israel. No se limita, pues, a recoger y transmitir el

mensaje profético como tal, sino que presenta a los profetas en su personal relación con el acontecer histórico. De particular significación son los pasajes en que un

profeta se enfrenta con un rey para echarle en cara su conducta y su falta de fidelidad al Señor (1 R. 18.16-19; 21.17-29; 2 R. 1.15-16).

En la Biblia hebrea, los libros de Reyes están integrados en el grupo de los denominados Profetas anteriores (véase la Introduccción a los libros históricos). Esto

significa que, aun cuando en principio sean catalogados estos escritos como género narrativo, su propósito, más allá de lo puramente histórico, es proyectar una

reflexión profética desde la base de una etapa de la historia de la salvación. Aquí es evidente la influencia de la teología del Deuteronomio, que insiste en la fidelidad a

la Torah como fundamento necesario para que se cumplan en el pueblo de Dios las promesas recibidas de paz y prosperidad (Dt. 28.1-14; cf. 2 R. 21.8; y véase

la Introducción al Pentateuco).

Lo mismo que Samuel y Crónicas, también Reyes es una sola obra compuesta de dos volúmenes. Esta división del texto no se debe a ningún plan previo, sino que es

más bien artificiosa, hecha en el s. III a. C. por los traductores de la Septuaginta.

El autor de Reyes se sirvió de diversas fuentes, p.e. los archivos del templo, y también de un número desconocido de narraciones contemporáneas relativas a los

profetas. De modo expreso, el texto alude a algunos documentos perdidos hasta hoy para la investigación histórica:

Libro de los hechos de Salomón: 1 R. 11.41


Libro de las historias de los reyes de Israel: 1 R. 14.19

Crónicas de los reyes de Judá: 1 R. 14.29

El mensaje

Ciertamente, la historia de los dos reinos, Judá e Israel, se deja ver como una interminable serie de fracasos, delitos y flagrantes infidelidades al Señor, de los cuales

fueron responsables inmediatos y principales los propios monarcas. El gobierno del pueblo de Dios se les había confiado para que lo ejercieran con sabiduría –la que

para sí mismo pedía Salomón (1 R. 3.9)–, no arbitrariamente o con despotismo, sino como un auténtico servicio de guía y protección (1 R. 12.7). Pero aquellos reyes se

dejaron arrastrar por la corrupción, cayeron en la idolatría y condujeron su nación al desastre y a la pérdida de la libertad y la independencia. Como paradigmas de

depravación y de impiedad se describen los reinados de Oseas sobre Israel (2 R. 17) y de Manasés sobre Judá (2 R. 21.1-18).

El mensaje de Reyes no debe, sin embargo, entenderse en un sentido exclusivamente negativo. Junto a los muchos personajes malvados que formaron parte de las

realezas de Judá y de Israel, hubo otros consagrados de corazón a Dios y deseosos de conducir a sus súbditos por los caminos de la ley divina. Fueron los suyos casos

relevantes, en los que el Señor, manifestándose como el poderoso protector de su pueblo, abrió ante este una ancha puerta a la esperanza (2 R. 18.1-8,13-37; 19.1—

20.11).

Esquema del contenido:

1. Fin del reinado de David. Salomón es proclamado rey (1.1—2.12)

2. Reinado de Salomón (2.13—11.43)

3. División del reino (12.1-33)

4. Los dos reinos (13.1—16.34)

5. El profeta Elías y el rey Acab (17.1—22.40)

6. Reinados de Josafat (Judá) y Ocozías (Israel) (22.41-53)

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