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Naciones Unidas A/75/969–S/2021/652

Asamblea General Distr. general


Consejo de Seguridad 21 de julio de 2021
Español
Original: inglés

Asamblea General Consejo de Seguridad


Septuagésimo quinto período de sesiones Septuagésimo sexto año
Temas 34 y 72 c) del programa
Prevención de los conflictos armados
Promoción y protección de los derechos humanos:
situaciones de los derechos humanos e informes
de relatores y representantes especiales

Carta de fecha 14 de julio de 2021 dirigida al Secretario


General por el Representante Permanente de Myanmar
ante las Naciones Unidas

Me dirijo de nuevo a usted para informarle del actual empeoramiento de la


situación en Myanmar. Más de 160 días después del golpe de Estado ilegal, todavía
no hay señales de que la brutal represión y la violencia cometidas por los militares
vayan a remitir. Más de 900 personas han sido asesinadas y unas 200.000 se han visto
obligadas a huir de sus hogares como consecuencia de las violentas incursiones
militares.
Deseo subrayar el deterioro de la situación en mi condado con la nue va variante
de la enfermedad por coronavirus (COVID-19). Según la Organización Mundial de la
Salud, hasta el 9 de julio de 2021, había 184.375 casos confirmados de COVID -19 y
3.685 fallecidos. Las muertes relacionadas con el coronavirus han alcanzado el ni vel
más alto en Myanmar desde que comenzó la pandemia, y el número de infecciones ha
llegado a su máximo. La media diaria más alta registrada ahora es de 5.014 nuevas
infecciones el 12 de julio de 2021. El sistema sanitario del régimen ha fracasado por
completo, y los militares no tienen capacidad para hacer frente a la crisis sanitaria
que se está produciendo en todo el país.
Mi país está sufriendo ahora un aumento sorprendente de los casos de
COVID-19, y la gente está muriendo y sufriendo. La mala gestión y la negligencia de
los militares han provocado una grave crisis sanitaria en el país. Además de no haber
capacidad para detectar casos y realizar pruebas, la gente tiene que hacer cola para
comprar oxígeno para sus familiares enfermos. Sin embargo, los militares han
controlado y limitado el suministro de oxígeno al público y han ordenado a las plantas
de oxígeno que no vendan ni proporcionen oxígeno a la población. Estas medidas
adoptadas por los militares han hecho que muchas personas se encuentren en una
grave situación en el país. El pueblo de Myanmar no puede aceptar esta situación que
es claramente una grave violación de los derechos humanos básicos. Según se
informa, debido a la falta de oxígeno, en este momento en Myanmar están muriendo

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muchos pacientes infectados por COVID-19. Estas personas se enfrentan actualmente


a una realidad desgarradora.
Mientras el resto del mundo se adapta a la nueva normalidad en la que la mayoría
de las personas has sido vacunadas, mis conciudadanos de Myanmar siguen sin
vacunarse y buscan desesperadamente bombonas de oxígeno. Los militares no tienen
planes estratégicos concretos para hacer frente a la crisis y siguen difundiendo
información incorrecta que pone en peligro la vida de las personas. La población no
confía en los militares debido a sus continuas mentiras sobre el resultado de las
elecciones y a los amplios abusos de los derechos humanos que han cometido contra
civiles pacíficos.
La situación en mi país no solo no está mejorando sino que, lamentablemente,
está empeorando. El Programa Mundial de Alimentos ha advertido de la importante
subida de los precios de los alimentos en todo el país y ha calculado que más de
6 millones de personas necesitan urgentemente ayuda alimentaria. La situación en
Myanmar solo puede abordarse mediante esfuerzos multilaterales y, para poner fin a
la matanza de civiles inocentes, es más importante que nunca que la comunidad
internacional actúe de manera urgente y decidida. En Myanmar no solo se está
produciendo una catástrofe humanitaria, sino también una crisis de salud pública que
requiere atención y asistencia inmediatas y una acción decisiva de las Naciones
Unidas y la comunidad internacional. Nos sentimos completamente impo tentes e
indefensos ante los actos inhumanos y los crímenes atroces cometidos por los
militares.
Desde el golpe de Estado, los militares han iniciado una violenta represión
contra los manifestantes antigolpistas, un terror que equivale a crímenes de lesa
humanidad. Los militares siguen reprimiendo la libertad de expresión y deteniendo
arbitrariamente a periodistas, líderes de la sociedad civil y manifestantes
antigolpistas. Por si esto fuera poco, los soldados también han tomado a familiares
como rehenes cuando no pueden encontrar a quienes tienen órdenes de detención. Un
padre de 50 años fue detenido al no poder encontrar a su hijo, miembro del sindicato
de estudiantes. Los actos inhumanos de los militares son interminables y empeoran
cada día.
Por la presente le transmito la información semanal actualizada sobre la
situación en Myanmar al 11 de julio de 2021 y la información sobre la perspectiva
jurídica de 13 de julio de 2021, para su amable atención (véanse los anexos I y II).
Quiero reiterar que el pueblo de Myanmar está indefenso y clama por ayuda y
necesita una acción decisiva y urgente de la comunidad internacional.
Le agradecería que tuviera a bien hacer distribuir la presente carta y sus anexos
como documento de la Asamblea General, en relación con los temas 34 y 72 c) del
programa, y del Consejo de Seguridad.

(Firmado) Kyaw Moe Tun


Representante Permanente

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Anexo de la carta de fecha 14 de julio de 2021 dirigida


al Secretario General por el Representante Permanente
de Myanmar ante las Naciones Unidas

Actualizaciones semanales sobre la situación en Myanmar


(11 de julio de 2021)

La COVID-19 está aumentando en Myanmar


La llegada de la nueva variante de la COVID-19 a Myanmar ha producido un
desastre humanitario. Según la OMS, hasta el 9 de julio de 2021, había 184.375 casos
confirmados de COVID-19 y 3.685 fallecidos. Desde el inicio de la pandemia, este es
el mayor número de muertes relacionadas con el coronavirus en Myanmar. Las
infecciones locales han alcanzado niveles sin precedentes. La media diaria más alta
registrada ahora es de 3.666 nuevos casos cada día.
Las pruebas para la detección del virus han caído en picado desde el golpe de
Estado del 1 de febrero. La Organización Mundial de la Salud y la Federación
Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han advertido
del número creciente de casos. El sistema sanitario del régimen ha fracasado por
completo, y los militares no tienen capacidad para hacer frente al empeoramiento de
la situación del país. Un brote de casos ha devastado el país, y la gente está sufriendo
profundamente. La población no confía en los militares porque han difundido
información incorrecta sobre el resultado de las elecciones y han cometido numerosos
abusos de derechos humanos contra civiles pacíficos. Muchos médicos y personal
sanitario se han negado a trabajar para los militares, mientras que muchos otros han
sido detenidos y arrestados arbitrariamente.
La mala gestión y la negligencia de los militares han provocado una grave crisis
sanitaria en el país. Bajo el gobierno civil elegido, el gobierno, el sector privado, los
voluntarios y la población han trabajado juntos para controlar la enfermedad.
Se ha informado de que no se está haciendo un cribado adecuado del brote ni
existe capacidad para realizar pruebas. Además, la gente debe hacer cola todos los
días para comprar oxígeno para sus familiares infectados debido a la desastrosa
gestión del asunto por parte de los militares. Durante esta pandemia, la población se
enfrenta a retos sin precedentes. Myanmar busca desesperadamente oxígeno mientras
el resto del mundo se adapta a la nueva normalidad en la que la mayoría de la
población está vacunada. Además, ha aumentado el precio de las mascarillas, los kits
de pruebas y otros suministros médicos. Es poco probable que la crisis sanitaria
mejore sin planes concretos, recursos y cooperación internacional.
El portavoz de las Naciones Unidas anunció que el grave brote de COVID -19
tendría efectos devastadores para la población y la economía y destacó la importancia
de reanudar los servicios sanitarios esenciales. Los militares deben cesar la violencia,
devolver el poder al pueblo, restaurar la democracia en el país y liberar a todos los
detenidos antes de que esto pueda suceder.

Muertes y detenciones arbitrarias


Según la Assistance Association for Political Prisoners (AAPP), 6.611 personas
han sido arrestadas. Además, 5.173 personas siguen detenidas, 963 tienen órdenes de
detención y 899 civiles han sido asesinados por los militares desde el 1 de febrero de
2021. Desde entonces, los militares han cometido ataques sistemáticos y selectivos y
han ejercido la violencia contra civiles inocentes.

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Han transcurrido 160 días desde el golpe de Estado. Sin embargo, el grupo
militar terrorista sigue cometiendo actos inhumanos, realizando detenciones
arbitrarias y torturando y propinando a los detenidos brutales pali zas con impunidad.
El Programa Mundial de Alimentos estima que en Myanmar, más de 6 millones
de personas tienen una gran necesidad de ayuda alimentaria. El Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) prevé que casi la mitad de la población
podría verse abocada a la pobreza a principios de 2022.

Actos despiadados de los militares


El transporte de alimentos y suministros está limitado y el ejército no pone fin
a todas las formas de violencia contra personas inocentes. En cambio, ha acele rado
los actos de terrorismo en muchos lugares de Myanmar. Debido a las acciones
terroristas de los militares contra el pueblo, en Mindat, en el estado de Chin, se han
producido enfrentamientos entre las fuerzas de resistencia locales y los militares. En
Mindat, hay escasez de alimentos y suministros médicos, por lo que el ejército está
limitando el transporte a esa zona. Los desplazados por los brutales ataques de los
militares a aldeas enteras se quedaron sin comida, agua ni medicinas.
Continúan las detenciones arbitrarias y los asesinatos: Man ZarMyay Mon, líder
de las protestas de 28 años y originario de Chaung-U, en la región de Sagaing, se
enfrenta a cinco cargos de incitación, y está siendo brutalmente torturado.
Según uno de sus familiares, en el interrogatorio le rompieron los dedos y lo
hirieron gravemente. En el municipio de Dagon Sur, en la región de Rangún, Khin
Kyaw, un ejecutivo de la Liga Nacional para la Democracia (LND) de nivel de
distrito, fue asesinado a tiros el 5 de julio.
El 6 de julio se detuvo a un niño de 12 años, Aung Swan Pyae, y a otras seis
personas, entre ellas miembros de su familia, en la región de Mandalay. En respuesta
a la resistencia y a las protestas pacíficas, los militares detienen constantemente a
niños como parte de su represión.
Los actos inhumanos cometidos por los militares no cesan. Se ha informado de
la detención de un padre de 50 años en el municipio de Hlegu, en la región de Rangún.
Los soldados no pudieron encontrar al miembro del sindicato de estudiant es, así que
detuvieron a su padre. Aparentemente, el padre no había hecho nada malo. En la
redada nocturna del 6 de julio, los soldados detuvieron al menos a diez personas. Estas
personas detenidas han sido víctimas de desapariciones forzadas y sus familia s no
pueden ponerse en contacto con ellas.
Desde el golpe de Estado hasta el 3 de julio, 39 periodistas han sido detenidos,
6 encarcelados y 3 heridos. Esto incluye a un periodista con ciudadanía
estadounidense. Aunque los militares pusieron en libertad a 49 periodistas, se han
dictado órdenes de detención contra 26 periodistas. Además, los militares han
revocado las licencias de ocho empresas de comunicación.

El operador noruego de telecomunicaciones Telenor abandonó Myanmar


El 8 de julio, el operador noruego de telecomunicaciones Telenor anunció la
venta de sus operaciones de telefonía móvil en Myanmar a una empresa libanesa por
105 millones de dólares. La retirada de la empresa es una señal del colapso de la
economía. Al parecer, las autoridades militares de Myanmar han obligado a las
empresas de telecomunicaciones a instalar tecnología de vigilancia y han prohibido a
los ejecutivos de telecomunicaciones salir del país sin permiso. Después de que los
militares cortaran el acceso a Internet, las empresas de telecomunicaciones se vieron

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obligadas a reducir sus servicios. La salida de Telenor denota el difícil clima


operacional que reina actualmente en el país.

Presión internacional sobre el grupo militar ilegítimo


La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
Michelle Bachelet, informó el 6 de julio al 47º período de sesiones del Consejo de
Derechos Humanos de que 240 ataques contra instalaciones sanitarias, personal
médico, ambulancias y pacientes habían obstaculizado gravemente las pruebas, el
tratamiento y la vacunación en relación con la COVID-19 desde el golpe de Estado.
También instó a todos los Estados a actuar inmediatamente para hacer efectivo el
llamamiento de la Asamblea General de las Naciones Unidas para impedir el flujo de
armas hacia Myanmar. Destacó que, para liberar al pueblo de la impunidad y el control
militares, el Gobierno de Unidad Nacional y las partes interesadas de la sociedad civil
democrática deben participar en cualquier proceso político.
A principios de este año, el Relator Especial de las Naciones Unidas Tom
Andrews advirtió que la comunidad internacional estaba fallando al pueblo de
Myanmar. Al establecer un nuevo marco gubernamental unificado, el Gobierno de
Unidad Nacional ha demostrado su valor como socio y recurso valioso para los
Estados Miembros de las Naciones Unidas. Además, hizo un llamamiento para crear
una Coalición de Emergencia para Myanmar, formada por naciones preparadas para
apoyar al pueblo mediante una acción significativa y coordinada.
Está claro que la de Myanmar es una crisis que requiere una acción coordinada
de la comunidad internacional. El intento ilegal de tomar el control del país por los
militares ha atacado a la población civil, lo que se ha convertido claramente en algo
generalizado y sistemático. Casi 900 personas han sido asesinadas. Unas 200.000
personas se han visto obligadas a huir de sus hogares debido a las violentas
incursiones militares en barrios y aldeas.

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Anexo II de la carta de fecha 14 de julio de 2021 dirigida


al Secretario General por el Representante Permanente
de Myanmar ante las Naciones Unidas

Información sobre la perspectiva jurídica


13 de julio de 2021, Misión Permanente de Myanmar, Nueva York

Prefacio
Esta hoja informativa se publica con el fin de aumentar la conciencia sobre los
crímenes de lesa humanidad cometidos a diario por los terroristas militares y
mantener un registro de sus actos brutales para futuras referencias y procedimientos.
Los crímenes cometidos se indican de forma selectiva en esta hoja informativa debido
a las limitaciones de espacio.

Crímenes apoyados por la junta


El grupo de milicias Pyu Saw Htee disparó y mató a un profesor de instituto y a
su esposa en el municipio de Myingyan el 2 de julio. Moe Hein era miembro de la
Liga Nacional para la Democracia (LND). Pyu Saw Htee también disparó y mató a
U Khin Kyaw, miembro de la Liga Nacional para la Democracia (LND) del municipio
de Dagon Sur, en la región de Rangún, la noche del 5 de julio. Luego llevaron su
cadáver a su cuartel general.

Toma de civiles como rehenes


Theint Sandi Soe, estudiante universitaria en tercer año de derecho, fue detenida
como rehén cuando los terroristas militares no encontraron a su padre Soe Htay, líder
de la protesta en la ciudad de Mogoke. Theint Sandi Soe padecía artritis reumatoide
y se le negó el tratamiento médico para esta grave enfermedad. El 6 de julio, Aye Min
Thein, padre de Aung Khant Hphone, miembro del sindicato de estudiantes del
municipio de Hlegu, también fue detenido cuando la junta terrorista no encontró la
casa de Aung Khant Hphone en el municipio de Hlegu, en la región de Rangún. Saw
Kyi, de 68 años, y Zay Myo Satt, de 13 años, madre y sobrino del manifestante Kan
Win, de la aldea de Pyin Gyi, en el municipio de Launglon, en la región de
Tanintharyi, fueron detenidos durante la noche del 6 de julio, cuando Kan Win
intentaba eludir las órdenes de detención, a pesar de que los terroristas militares
registraban su casa con frecuencia por organizar protestas.
Myanmar es un Estado parte de la Convención Internacional contra la Toma de
Rehenes. Estas pruebas demuestran que los militares terroristas han infringido
continuamente las disposiciones contenidas en dicha Convención. La toma d e rehenes
es una violación de los principios fundamentales del Derecho Internacional y de la
Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Asesinatos
El 7 de julio, Aye Min, de la aldea de Pauk Khone, municipio de Kale, en la
región de Sagaing, murió de un disparo en la cabeza a manos de los militares de la
junta terrorista que entraron en la aldea de Hto Mar, cerca de la ciudad de Kale. La
noche del 6 de julio, Ba Gyan, un civil que volvía a casa de una granja conduciendo
un carro de bueyes en la aldea de Ywar Thit Gyi, en la ciudad de Hopin, estado de
Kachin, fue asesinado de un disparo en la espalda por no haber detenido su carro. La
mañana del 5 de julio, los militares de la junta dispararon en el estómago a una civil,
Thay Thay, quien murió en el acto cuando iba en bicicleta con su hijo en el municipio
de Kawlin, en la región de Sagaing.

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Khant Ko Ko Maung era policía de tráfico de CDM del municipio de Chan Aye
Tharzan, en la región de Mandalay. La noche del 10 de julio, mientras los mi litares
terroristas lo detenían en Kyi Kone, en el municipio de Patheingyi, recibió un disparo
en la espalda y murió. Una mujer había sido detenida por ayudar al movimiento CDM
al mismo tiempo. El asesinato generalizado y sistemático de civiles no ha cesad o en
ningún momento, y los terroristas militares están llevando a cabo estas atrocidades de
manera intencionada. De hecho, es evidente que los ataques contra manifestantes
pacíficos en todo Myanmar se han intensificado progresivamente. El artículo 3 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos establece que todo el mundo tiene
derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. El ataque generalizado
y sistemático dirigido contra cualquier población civil significa la violación del
Derecho Internacional y constituye un “crimen de lesa humanidad” en virtud del
artículo 7 del Estatuto de Roma.

Ataques a periodistas
Chit Min Hlaing, periodista afincado en la ciudad de Pakokku, en la región de
Sagaing, detenido y acusado en virtud del artículo 505 a) del Código Penal en abril,
fue condenado a tres años de prisión. Además, Poet Thway Nay, de la región de
Mandalay, fue condenado a tres años de prisión en virtud del artículo 505 a) del
Código Penal. Poet Thway Nay fue disparado y detenido por llevar a los manifestantes
en su moto durante la represión militar terrorista de una protesta en Mandalay el 27
de marzo.

Detención arbitraria
El 4 de julio, en Mandalay, cuatro personas, entre ellas Myat Thu, líder de las
protestas de la Federación de Sindicatos de Estudiantes de toda Birmania (ABFSU),
fueron detenidas por militares terroristas cuando se encontraban en su casa. Maung
Maung y Kyi Thar Maung Maung, padre y hermano menor de Khin Marlar Maung
Maung, diputado regional de la circunscripción 2 del municipio de Hlegu, en la región
de Rangún, fueron detenidos por los militares terroristas la noche del 6 de julio. En
la madrugada del 6 de julio, las fuerzas militares terroristas asaltaron una tienda de té
situada en la aldea de Ohn Pin Chan, en el municipio de Sintgaing de la región de
Mandalay. Detuvieron al propietario del establecimiento Min Thu Tun, a su hijo de
12 años, Aung Swan Pyae, a su esposa, Tin Nwel Hlaing, al hermano menor de Tin
Newl Hlaing, y a tres camareros. Si bien ningún niño puede ser privado de su libertad
ilegal o arbitrariamente, está claro que los militares han ignorado todas estas normas
y han continuado con sus crímenes. Los militares encarcelaron también a una niña de
cuatro años el mes pasado. Ahora han detenido arbitrariamente a un niño de 12 años.
Según el artículo 37 de la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por
Myanmar, “la detención, el encarcelamiento o la prisión de un niño se llevará a cabo
de conformidad con la ley y se utilizará tan solo com o medida de último recurso y
durante el período más breve que proceda”.

Dos calamidades críticas


Myanmar informó de 82 víctimas mortales —el mayor número de muertes
diarias desde el golpe de Estado militar del 1 de febrero — y de 3.461 nuevos casos
de COVID-19, tras la realización de 10.114 pruebas con hisopos, según el Ministerio
de Salud y Deportes, controlado por los militares. En estas cifras se incluyen varias
variantes de COVID-19, como la variante delta, más transmisible. Muchos creen que
las cifras, tanto de fallecidos como de nuevas infecciones, están subestimadas.
Desde que los terroristas militares han estado deteniendo a médicos y líderes de
las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales, el

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sistema sanitario de Myanmar se ha colapsado. Se ha informado de la escasez de


oxígeno medicinal en las regiones y municipios muy afectados por la COVID -19,
entre los que se encuentran la capital, Naipyidó, Rangún, Mandalay, Bago y los
municipios de Tamu y Kalay de la región de Sagaing, donde han muerto pacientes al
no recibir oxígeno a tiempo.
En Myanmar, muchas personas han fallecido por falta de oxígeno. Los
trabajadores sociales y los grupos benéficos que dirigen la respuesta a la pandemia en
la ciudad de Kalay afirman que se cree que al menos 600 personas han muerto por
coronavirus en la ciudad en un mes. Ko Htwar Gyi, trabajador benéfico en Mandalay,
dice que muchas personas han fallecido por no tener acceso a oxígeno en el Hospital
de Mandalay. Ayer se registraron 23 fallecidos y cada día se entierran entre unas 10 y
11 personas. Algunos mueren en casa por falta de oxígeno, añadió.
El consejo de administración militar de la región de Mandalay celebró una
reunión con los propietarios de las fábricas que producen oxígeno medicinal. Según
los medios sociales, a los propietarios se les dijo que dejaran de vender bombonas de
oxígeno y servicios de recarga en el mercado privado y que vendieran solo a
hospitales militares, clínicas y centros de cuarentena controlados po r el Ministerio
nombrado por los militares. En una conferencia de prensa celebrada el lunes, el
portavoz militar Zaw Min Tun dijo que la semana pasada se comunicó a las fábricas
de oxígeno que no podían vender oxígeno a particulares y que este debía sumini strarse
a los hospitales, clínicas y centros de cuarentena controlados por el régimen.
Cualquier persona que quiera rellenar bombonas de oxígeno vacías necesitará una
carta de autorización de las autoridades sanitarias. El 12 de julio, un hombre llamado
Phoe Sal, del municipio de Thone Khwa, murió torturado por los militares de la junta
cuando buscaba oxígeno para uno de sus familiares, que se encontraba en estado
crítico.
Como siempre, los militares no respetan el derecho internacional, en especial el
Reglamento Sanitario Internacional. El Ministerio, controlado por los militares, está
publicando cifras incorrectas sobre la pandemia para encubrir su incapacidad.
Lamentablemente, el pueblo de Myanmar se enfrenta ahora a dos calamidades
críticas, la COVID-19 y el intento de golpe de Estado militar. La intervención
internacional es urgente y crítica, y sigue siendo el elemento más necesario para
resolver la crisis de Myanmar, especialmente antes de que más personas inocentes se
enfrenten a un sufrimiento social y humanitario catastrófico.

Ref.: Assistance Association for Political Prisoners (AAPP)


: Ayeyarwady

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