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8.7.

REQUISITOS FORMALES GENÉRICOS DEL TÍTULO - VALOR

Los requisitos formales genéricos que deben contener todos los títulos valores, según el artículo
493 del Código de Comercio, son los siguientes:

NOMBRE DEL TÍTULO – VALOR

para que un documento pueda producir los efectos de título valor, debe contener la designación
de la especie o clase de título valor que se trate. Esto significa que el documento debe indicar
claramente si se trata de una letra de cambio, un pagaré, un cheque, etc. De esta manera, se
permite a las personas que adquieren o utilizan el título valor conocer su naturaleza y las
obligaciones que éste establece.

LUGAR Y FECHA DE EMISIÓN O EXPEDICIÓN

En efecto, el requisito de la fecha de emisión del título valor se refiere tanto a la fecha en la que se
creó el documento como a la fecha en la que fue entregado al beneficiario o acreedor. La fecha de
emisión puede ser importante en algunos casos, como por ejemplo cuando en el título valor se
establecen plazos que se cuentan a partir de su creación, o cuando se da el caso de la ratificación
de la suscripción de un título por una persona que no tiene el poder suficiente para hacerlo.
En el caso de que no se indique la fecha y el lugar de emisión del título valor, la ley establece una
norma supletoria que determina que la fecha y el lugar de emisión se tendrán como la fecha y el
lugar de su entrega. Sin embargo, si el título valor no tiene ninguna de estas fechas, será
considerado inválido y no podrá producir sus efectos legales.
Por otro lado, la entrega del título valor debe realizarse acompañada de la intención de hacerlo
negociable. Solo en casos excepcionales se permite la reducción o la prohibición del elemento
circulación, como en el caso de un cheque que contenga las expresiones "intransferible" o "no
negociable". En estos casos, aunque el título no sea transferido con la intención de hacerlo
negociable, no pierde su naturaleza de título valor.
LA MENCIÓN DEL DERECHO CONSIGNADO EN EL TÍTULO
Este elemento tiene íntima relación con la literalidad y la incorporación referida entre los
requisitos esenciales. Ello quiere decir que el derecho debe mencionarse por escrito en el título.
En el escrito debe mencionarse además el derecho que se incorpora en él, como ser una suma
determinada de dinero en el caso de una letra de cambio, cheque o pagaré, o una alícuota parte
de un crédito colectivo como ocurre en el caso de los bonos, o referirse a mercaderías depositadas
como en el caso de los certificados de depósitos.
LUGAR Y FECHA PARA EL EJERCICIO DEL DERECHO
Este requisito de forma se divide en dos partes, el lugar donde se debe cumplir con la obligación y
la fecha cuando se debe cumplir con lo prometido. Sin embargo, como este requisito no es
esencial para la validez del título – valor, la ley establece para ello presunciones para el caso de no
consignarse, cuando establece que si se omite el lugar de cumplimiento o el ejercicio del derecho,
se tendrá como al el domicilio del creador del título y si se hubieran señalado varios lugares, el
tenedor podrá elegir de entre ellos. Sin embargo tratándose de títulos representativos de
mercaderías, se podrá exigir su cumplimiento en el lugar en que éstas deban ser entregadas.
En el segundo caso, que corresponde a la fecha en que deba cumplirse la obligación
comprometida, ello tiene diferentes modalidades según el título – valor del cual se trate, tales
como a fecha fija, a la vista, a días o mese fecha y a días o meses vista.
LA FIRMA DE QUIEN LO EMITE O EXPIDE
Este requisito es esencial para la existencia del título – valor y se refiere a que el emisor o girador
del título debe necesariamente firmar el documento para que pueda surtir los efectos de ley. De lo
contrario el título es absolutamente nulo.

En resumen, estos requisitos son necesarios para que un título valor pueda producir sus efectos
legales. Si un título valor carece de alguno de estos requisitos, puede ser considerado inválido y no
podrá ser utilizado para cumplir con las obligaciones que establece. Sin embargo, la omisión de
estos requisitos no afecta la validez del negocio jurídico que dio origen al título valor, salvo en
casos específicos en los que la ley lo establezca expresamente.

8.8. CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS – VALORES

8.8.1. DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL OBJETO DE LA OBLIGACIÓN

Esta clasificación obedece al tipo o clase de derecho que se incorpora en el título – valor:

Los títulos – valores de contenido crediticio, llamados también por la doctrina “obligaciones”, son
aquellos en los que el derecho incorporado es una suma de dinero, ya sea mediante una orden
como sucede en la letra de cambio o en el cheque, o mediante una promesa como es el caso del
pagaré.

Los títulos – valores corporativos o de participación, también llamados personales, son aquellos
cuyo objeto principal no es tanto el derecho de un crédito, sino más bien el poder o la facultad de
endilgarle al poseedor una calidad especial de miembro de una corporación, tal es el caso de las
acciones, que confieren a su poseedor la calidad de socio, y otorgándosele los derechos y
obligaciones de accionistas ya referidos cuando tratamos el tema de las sociedades anónimas; o
también al caso de los bonos o debentures que constituyen obligaciones patrimoniales emitidas
por sociedades anónimas y cuyo legítimo tenedor, al mismo tiempo se hace acreedor a una
alícuota parte de un crédito colectivo tomado por la sociedad emisora y a determinados derechos
colaterales.

Los títulos – valores representativos de mercaderías, son aquellos que confieren a sus legítimos
tenedores un derecho real sobre mercaderías, de tal manera que no puede transferirse el dominio
de éstos sin transferirse el título. Esta clase de títulos – valores corresponden propiamente a los
certificados de depósitos o a la carta de porte y conocimiento de embarque.

8.8.2. DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SU CIRCULACIÓN

Esta clasificación obedece a la ley de circulación que tiene los títulos – valores y corresponde a los
títulos nominativos, a la orden y portador.

Los títulos nominativos contiene a parte del derecho en ellos consignados, el nombre de la
persona que ejercita ese derecho. Este nombre también está apuntado en los registros internos
del que lo emite; de manera que de haber endoso, la transferencia no queda perfeccionada, si no
que necesariamente ésta sólo puede verificarse previo registro del nuevo propietario en los libros
de la sociedad emisora.
En los títulos – valores a la orden, existe también el nombre del titular; es decir que son también
nominales; sin embargo para ser transferidos, no necesitan que esta transferencia sea registrada
en los libros internos de que lo emite y para ello basta endosarlos y entregarlos a su nuevo titular;
sin necesidad del registro.

En los títulos – valores al portador, su tenedor es el titular del derecho; no existe endoso por no
ser necesario, pues su legítimo poseedor viene a ser su titular y propietario.

8.8.3. DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SU IDENTIFICACIÓN

Quienes están de acuerdo en la posibilidad de crear títulos – valores por la costumbre, se apoyan
en el carácter dinámico del Derecho Comercial, y afirman que sostener la tesis contraria en
convertir en rígido un derecho por naturaleza móvil, y olvidar el valor que la ley otorga a la
costumbre como fuente creadora de derecho. Concluyen afirmando aquellos, que la costumbre
puede generar títulos – valores y que los documentos que reúnen los requisitos legales
establecidos por la ley, aunque no estén plenamente identificados, son título – valores siempre
que no violen prohibición alguna.

8.8.4. OTRAS FORMAS DE CLASIFICACIÓN DE LOS TÍTULOS – VALORES

Títulos Abstractos y causales o concretos. Esta clasificación obedece a los efectos de la causa en la
vida del título y al principio de abstracción. Los abstractos son aquellos que se desvinculan por
completo de la causa que le dio origen; es decir, del negocio jurídico o relación jurídica
subyacente, como la letra de cambio con la que se paga la compra de algo. Si bien es cierto que la
emisión de la letra de cambio nace como producto de la operación de compra venta ya referida,
tanto la operación de compra venta como la emisión de la letra de cambio tienen sus propios
efectos por separado.

Los títulos causales o concretos son aquellos que no se pueden desvincular de la causa que les dio
origen, como es el caso de las acciones; pues si la sociedad emisora desaparece, desaparecen
también las acciones.

Títulos restrictivos y no restrictivos. Estos títulos – valores se clasifican de acuerdo al alcance de


su negociabilidad. Los restrictivos son aquellos cuya negociabilidad (circulación) se ha limitado,
como ocurre con los cheques cuando se le coloca la cláusula no negociable, intransferible, etc.; los
no restrictivos son aquellos que no tienen esa limitación y son perfectamente negociables.

Títulos singulares y seriales. Estos se refieren a la forma de creación. Los singulares son aquellos
que se emiten en forma individual como el caso del cheque o pagaré. Los seriales son lo que
ofrecen características genéricas y se emiten masivamente; tal es el caso de las acciones o los
bonos o debentures.

Títulos nacionales o extranjeros. Esta clasificación tiene que ver con el origen territorial de los
títulos. Los nacionales son los creados en Bolivia y conforme a las leyes bolivianas (artículos 491,
492 y 493 del Código de Comercio). Los extranjeros son los creados fuera del territorio nacional
según las propias normas del país del origen y para que sean válidos en Bolivia se debe cumplir con
los requisitos citados en el artículo 513 de nuestro Código.
8.9. ENDOSO

El endoso es el mecanismo creado por la ley para permitir la circulación de los títulos – valores. En
endoso viene a ser la cláusula accesoria inserta en el reverso del título, por el cual el acreedor o el
beneficiario inserta a otro acreedor en su lugar. Este se materializa cuando el acreedor –
endosante- ordena por escrito que el título – valor sea pagado a otra persona, endosatario. Si se
coloca el nombre del nuevo acreedor, la fecha del endoso y la firma del primer acreedor se llama
endoso completo.

Si solo se coloca la firma del endosante únicamente se llama endoso en blanco. Con el endoso y la
entrega del título; es decir, con el desplazamiento material del título de manos del endosante al
endosatario, se hace posible la circulación de los títulos – valores. El concepto referido
anteriormente, se refiere al caso común del endoso, cual es el endoso en propiedad.

Endoso posterior al vencimiento. Llamado también endoso impropio. Este se lo hace después del
vencimiento o después del protesto y produce los efectos de cesión ordinaria.

Endoso sin responsabilidad. Este tipo de endoso se efectúa cuando el endosante transfiere un
título a la orden, en el cual el pone una cláusula especial que dice “sin responsabilidad, u otra
equivalente”. En este caso el endosante se libera de toda responsabilidad cambiaria respecto a los
tenedores futuros del documento, el propietario transfiere su derecho pero sin garantizarlo de
modo alguno.

Endoso Bancario. Los endosos de títulos – valores entre bancos, constituyen una modalidad
excepcional con respecto a los requisitos que debe contener todo endoso, pues el endoso entre
bancos se puede hacer únicamente con el sello del banco endosante y sin necesidad de firma de
este.

8.10. TRANSFERENCIA MEDIANTE CESION DE CRÉDITO

Los títulos – valores pueden excepcionalmente transferirse mediante la cesión de crédito, es


posible que los derechos establecidos en documentos civiles o mercantiles constitutivos de
obligaciones puedan ser traspasados de manos del acreedor a otra persona que se constituye en
nuevo acreedor. Sin embargo en lo que toca a títulos – valores, aunque estos sean esencialmente
transferibles, la transferencia por lo general no se efectúa mediante la cesión de crédito, sino
mediante el endoso, y solamente en la vía de la excepción se trasfieren mediante la cesión de
crédito, ya sea antes o después de su vencimiento.

La cesión de crédito es un figura jurídica de índole civil y también mercantil; el endoso es


exclusivo de materia comercial, y dentro de ello de materia de títulos – valores en particular.

La cesión de crédito puede verificarse sobre un derecho que conste o no en un


documento, mientras que el endoso se verifica siempre sobre un derecho necesariamente
incorporado en un título – valor.

La cesión de crédito puede hacerse mediante documentos separados del título, mientras
que el endoso debe hacerse en el reverso del título, y sólo con carácter excepcional en hoja
adherida él.
Para que la cesión de crédito produzca efectos respecto al deudor y a terceros debe ser
aceptado por el deudor o por lo menos notificado éste; mientras que en el endoso para que se
produzca efectos respecto a los obligados no requiere ninguna notificación.

En la cesión de crédito, el cedente garantiza la existencia del derecho en el momento de la


cesión, y la solvencia del deudor solamente es garantizada cuando así sea convenida. En el endoso
la existencia del derecho y la solvencia de los deudores es garantizada en todo momento, salvo
casos muy especiales en los cuales el endosante transfiere su derecho al endosatario sin
responsabilidad.

8.11. EL AVAL

La palabra aval es un término jurídico utilizado único y exclusivamente al referirnos a los títulos –
valores. El aval indicando que “es un acto jurídico unilateral, en virtud del cual una o varias
persona garantizan en forma objetiva, escrituraria, pura, simple, total o parcial y mediante sus
firmas, el pago de una obligación de personas determinadas o no, vinculadas cambiariamente en
un título – valor”.

Un aval es un activo que una persona u organización presenta como garantía en pro de cumplir
con una obligación a la que se ha predispuesto. Con garantía nos referimos a que el obligado
presenta un bien como fianza o promesa de pago. Dicho bien podrá pasar a ser propiedad del
prestamista si el obligado no cumple con la devolución de su deuda.

8.12 ESPECIES DE TÍTULOS – VALORES.-

En nuestro Código de Comercio en forma taxativa se distinguen como especie de títulos – valores
típicos los siguientes: la letra de cambio, el pagaré, el cheque, el bono o debenture, las cédulas
hipotecarias, el certificado de depósito y bono de prenda, la carta de porte y el conocimiento de
embarque y la factura cambiaria.

8.13. ACCIÓN CAMBIARIA

Dícese cambiaria la acción que asiste al tenedor legítimo de la letra de cambio, del cheque o del
pagaré para cobrar su importe, intereses y ciertos gastos, de los obligados según el título.

Si el tenedor del título no ha sido satisfecho en sus pretensiones, éste tiene derecho a dirigirse al
órgano jurisdiccional competente para obtener en forma forzosa su cumplimiento. La utilización
de estas acciones judiciales para exigir el cumplimiento de los derechos de acreedores en los
títulos – valores, es lo que la doctrina denomina “Acción Cambiaria”.

8.14. OTRAS ACCIONES JUDICIALES

Acción causal. Esta acción tiene su fundamento en lo dispuesto por el artículo 492 del Código de
Comercio, cuando determina que la omisión de las menciones y requisitos establecidos en la ley
para su validez de los títulos – valores, no afecta a la validez del negocio jurídico que dio origen al
documento; y en el artículo 510 que dispone que los títulos – valores dados en pago se presumen
recibidos bajo la condición “salvo buen cobro” cualquiera sea el motivo de la entrega.

Acción de enriquecimiento ilícito. Esta acción no cambiaria, constituye el último recurso que tiene
el acreedor de un título – valor, para cobrarlo cuando no ha podido exigir su cumplimiento por
razones de caducidad o de prescripción del título. Encontramos su fundamento en lo dispuesto por
el artículo 961 del Código Civil, cuando determina que quien sin justo motivo se enriquece en
detrimento de otro, está obligado en proporción a su enriquecimiento a indemnizar a éste por la
correspondiente disminución patrimonial.

8.15. CADUCIDAD Y PRESCRIPCIÓN

Estas figuras jurídicas tan importantes para el derecho cambiario. Ambas figuras se refieren a la
pérdida de los derechos cambiarios como consecuencia del transcurso del tiempo y constituyen
alguna de las defensas que tiene los demandados frente a las acciones cambiarias, pues en virtud
de la oposición de ellas por la vía de la excepción, se puede enervar una acción ejecutiva.

Caducidad. La caducidad no solo se refiere a la pérdida de los derechos cambiarios por dejar pasar
un tiempo determinado, que por lo general es corto, sino también al acaecimiento de ciertos
hechos contemplados expresamente por la ley, como es el caso de no haber sido presentado el
título en tiempo oportuno para su aceptación o para su pago y por no haberse presentado el título
oportunamente para su protesto, cuando así sea el caso. La acción ejecutiva de regreso sólo
caduca, mientras que la acción ejecutiva directa no sólo caduca, sino que también prescribe.

Prescripción. La prescripción es un figura jurídica que sólo requiere el transcurso del tiempo para
que opere, a diferencia de la caducidad que precisa además del transcurso del tiempo, el dejar de
hacer ciertos hechos en las oportunidades establecidas por ley. Las causas que interrumpen la
prescripción respecto de uno de los deudores cambiarios, no la interrumpe respecto de otros,
salvo en el caso de los firmantes en una misma condición y que por ello resulten obligados
solidarios.

Diferencia entre caducidad y prescripción.

La caducidad tiene aparejada el transcurso del tiempo y la no realización de ciertos


hechos, mientras que la prescripción sólo requiere el transcurso de un determinado tiempo.

La caducidad sólo opera a favor de los obligados de regreso y ante una acción cambiaria de
regreso, mientras que la prescripción obra tanto en una acción cambiaria directa contra el
aceptante o el avalista, como en una acción cambiaria de regreso del tenedor.

La caducidad no se interrumpe, mientras que la prescripción de la acción se puede


interrumpir cuando el deudor reconoce expresa o tácitamente su obligación frente al acreedor y
cuando se cita al obligado cambiario con la demanda ejecutiva.

La caducidad en ningún caso puede ser renunciada, pues ella va íntimamente ligada al
acaecimiento de ciertos hechos establecidos por la ley y no al mero transcurso del tiempo,
mientras que a la prescripción puede renunciarse expresa o tácitamente, como es el caso de no
invocarla en la oportunidad procesal, o realizar abonos parciales a un título – valor prescripto.

Por último, diremos que la prescripción de la acción cambiaria no puede ser declarada de
oficio por el juez, sino que tiene que ser invocada por la parte interesada, mientras que la
caducidad tiene que ser declarada de oficio por el juez al rechazar la demanda por falta de fuerza
ejecutiva, y también puede ser invocada por la parte interesada

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