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Hermanos y hermanas: Ustedes me llaman Maestro y Señor; y

tienen razón, porque lo soy. Así se expresó Jesús después de

lavar los pies a sus discípulos. Desde el momento en que el Hijo

de Dios quiso llamarse "Maestro" colocó ese título entre los más

sublimes de la tierra. Hoy estamos reunidos maestros y

estudiantes para agradecer y suplicar. Agradecer el don de esta

insustituible vocación y suplicar la gracia de ser fiel a ella. Con

alegría, porque nuestra Comunidad educativa está de fiesta, nos

ponemos de pie, recibimos al padre que presidirá nuestra

eucaristía, y uniendo nuestros corazones y nuestras voces,

cantamos.

Vamos a escuchar la Palabra de Ella nos hará comprender y


valorar el motivo que hoy nos reúne fraternalmente. Abramos la
mente y el corazón a su mensaje.
A cada intención, pedimos: “Danos un corazón grande para amar”

1. Te pedimos por tu Iglesia, para que nunca deje de proclamar con


fidelidad el mensaje de la salvación, oremos.

2. Oremos por el Santo Padre Francisco y todos los sacerdotes del


mundo entero quienes llamados a la vocación de servicio llevan la
buena nueva al igual que Jesús buen maestro. Oremos

3. Por los gobernantes de nuestros países quienes tienen bajo su


mando los lineamientos de la educación, para la luz del Espíritu
Santo les conceda orientar y proponer lo más indicado para forjar la
educación de nuestras naciones.

4. Por los educadores, para que, con paciencia y bondad, alienten en


sus estudiantes el deseo de crecer y superarse. Oremos.

5. Por los estudiantes, para que, con alegre responsabilidad, encaren


la tarea de su propia educación. Oremos.

6. Por la comunidad educativa para que juntos, con afecto y


comprensión, busquemos una esmerada preparación religiosa,
cultural, moral y social. Oremos.
Después de alimentarnos con la palabra de Dios preparamos la mesa
de la eucaristía. El Señor, nuestros Dios, nos ha enriquecido con
toda clase de bienes materiales y espirituales. Por eso, le
presentemos nuestro propósito de ponerlos al servicio de los demás
ofrecemos nuestra gratitud simbolizada en la ofrenda espiritual y
material que ahora realizamos.

1. Presentamos el pan y el vino, Señor, queremos que tu Espíritu nos


haga ser pan partido y entregado para los demás. Ayúdanos a ser
consuelo para el necesitado, para el triste. Ayúdanos a ser ofrenda
agradable a Ti con nuestra fe y entrega desinteresada a los demás.

2. Ofrecemos las flores y la Biblia que nos habla de nuestra fe, de


esa fe que cada día la vivimos personalmente en nuestro encuentro
con el Señor, pero también una fe compartida y alimentada en la
comunidad educativa, permite Señor que a igual que las flores que
embellecen tu altar también tu palabra embellezca nuestra vida.

3. Presentamos nuestras vidas para que en tu altar Señor, tú las


fortalezcas y nos impulses cada día para seguir cumpliendo con
nuestra vocación de ser hijos de Dios, por eso entregamos esta
ofrenda que con amor ha sido recolectada para compartir como
hermanos con aquellos que hoy la necesitan.

4. Invitamos a los docentes a pasar al frente. Presentamos Señor


nuestros docentes, queremos agradecerte por su esfuerzo diario
para otorgar conocimientos a sus estudiantes, concédeles cada día
comprensión, paciencia, dedicación y mucho amor a la vocación
particular a la que han sido llamados.

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