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UPV-EHU (22/02/2023)
través de las más diversas culturas- y los combina en estructuras siempre diversificadas.
Se pregunta, pues, cuál es la razón de la elección y cuales son las leyes de las
combinaciones.” (íd.:84)
y que, volviendo con Radcliffe-Brown y la crítica por parte de Lowie a éste, podemos
afirmar que el avunculado existe en formas de parentesco que no son matrilineales ni
patrilineales y que además, la relación avuncular se da entre cuatro términos: “supone
un hermano, una hermana, un cuñado y un sobrino” (íd.: 85). Tras mostrarnos diversos
datos etnográficos, además del sistema de actitudes que en ellos se presentan (bien
reflejados en el esquema de la página 88 a modo de esbozo) y tras añadir que se dan de
formas inversas dependiente del dato etnográfico que se expone mediante el método
comparativo, Levi-Strauss deduce que la relación avuncular es el elemento del
parentesco ya que “el avunculado […] debe ser tratado como una relación interior a un
sistema, y que es el sistema mismo el que se debe considerar en su conjunto para
percibir su estructura” (íd.: 90) dando lugar a la extracción lógica de dicho elemento y
que, por ende, han de darse “una relación de consanguineidad (hermano a hermana), una
de alianza (esposo y esposa) y una de filiación (progenitor a hijo)” (íd.:90) que “resulta
[…] de la existencia universal de la prohibición del incesto.” (íd.:90); pero aquí no
acaba la cosa, Levi-Strauss afirma que el avunculado no es universal ya que no se da en
todas las partes del mundo pero, sí que ha de ser considerado como el átomo del
elemento del parentesco (los pares de oposiciones) ya que el avunculado es el resultado
de las relaciones entre los cuatro términos previamente citados; dicho de otra forma, la
relación avuncular es el átomo que conforma la estructura elemental del parentesco
dentro de este sistema, es más, podemos argüir que ha de cumplirse un sistema de
actitudes marcado, ya sea por transformaciones de las sociedades, conflictos/contactos
entre culturas diferenciadas o bien por crisis profundas para mantener unida a la unidad
-valga la redundancia- que conforma el parentesco. Tras esto, nuestro autor retoma su
punto de partida para con el método estructural llegando a la conclusión de que
“el sistema de parentesco es un lenguaje; no es un lenguaje universal, y puede ser
desplazado por otros medios de expresión y de acción. […] (Ya que) la lengua es el
sistema de significación por excelencia; ella no puede no significar y su existencia se
agota en la significación. […] (Es más) lo que confiere al parentesco su carácter de
hecho social no es lo que debe conservar de la naturaleza; es el movimiento esencial por
el cual el parentesco se separa de ésta. (Ergo) lo verdaderamente elemental no son las
familias, términos aislados (criticando a R-B), sino la relación entre esos términos.” (íd.:
92 y 94).