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Denis Kerleta Olovchich

UPV-EHU (22/02/2023)

Síntesis: “El análisis estructural en lingüística y en antropología”


de Claude Levi-Strauss
El presente texto se encuentra dentro del libro fundacional de la antropología estructural
denominado de la misma forma que el método antropológico de la mano de su
precursor, Claude Levi-Strauss. Siendo el capítulo 2 el que nos atañe podemos decir de
forma muy generalizada que, se trata de una colaboración entre el método estructural de
la lingüística y la disciplina sociológica que define en última instancia, a la antropología
estructural. En palabras de Levi-Strauss:
“el lingüista proporciona al sociólogo etimologías que permiten establecer, entre ciertos
términos de parentesco, lazos no perceptibles de manera inmediata. El sociólogo,
inversamente, puede hacer conocer al lingüista costumbres, reglas positivas y
prohibiciones que permiten comprender la persistencia de ciertos rasgos del lenguaje o
la inestabilidad de términos o de grupos de términos.” (Levi-Strauss, [1945] 1980: 76)

El trabajo realizado por nuestro autor centrará el foco de análisis en el parentesco y


sobre todo, de cómo los términos (culturalmente diversos en forma, pero que no en
contenido) conforman este espacio de estudio así como de las relaciones entre los
términos y de su posible reformulación/readaptación para con un método positivo y
científico relativo a las ciencias sociales en general y, a la antropología socio-cultural y
la lingüística en particular, para así poder encontrar la naturaleza de las relaciones de
parentesco o de patrones comunes que se dan en diversas culturas mediante el método
deductivo y empírico que caracterizan a nuestro autor y, es más, hablamos de una
ciencia nomotética para encontrar cuál es “la naturaleza de la naturaleza humana”
(Méndez, 2008: 39).
¿Qué ocurrió cuando entró en escena la fonología? En el párrafo anterior podrían quedar
resumidas algunas observaciones de Levi-Strauss aunque, me veo en la obligación de
proyectar lo que nuestro autor nos cuenta sobre ello mediante N. Trubetzkoy “el ilustre
maestro de la fonología” (Levi-Strauss, [1945] 1980: 77) para dejar constancia de estos
avances de la época, que provocarían una nueva ruptura epistemológica; observamos
que el método fonológico consta de 4 principios fundamentales: “[...] (1) la fonología
pasa del estudio de los fenómenos lingüísticos conscientes al de su estructura
inconsciente; (2) rehúsa tratar los términos como entidades independientes, y toma
como base de su análisis, por el contrario, las relaciones entre los términos; (3)
introduce la noción de sistema [...] y (4) busca descubrir leyes universales” (íd.: 77). Por
ello es de vital importancia retener que, los fonemas como los términos de parentesco
son “elementos de significación […] adquieren esta significación sólo a condición de
integrarse en sistemas; […] elaborados por el espíritu en el plano del pensamiento
inconsciente” (íd.: 78); es decir, tenemos las letras B y L respectivamente, si estas letras
las añadimos a una palabra conseguimos un fonema (en este caso una letra se convierte
en fonema): Bata y Lata, son dos palabras completamente distintas (pero semejantes en
su forma) y es por ello que los fonemas en este caso, las letras B y L, aportan un
significado distinto ergo, son elementos de significación (fonemas) que provocan una
distinción a nivel mental, surgida a su vez por el propio nivel mental para describir y
comunicar las cosas. Se trata pues de que los “fenómenos observables resultan del juego
de leyes generales pero ocultas” (íd.: 78); en el caso de los sistemas de parentesco
Denis Kerleta Olovchich
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podríamos preguntarnos: ¿por qué cuando conozco lo que es padre/madre, he de


mantener una actitud de respeto? Es acaso, ¿la palabra la que condiciona mi estar
inconscientemente? Podríamos hacer diversas preguntas en torno a este aspecto ideal de
los sistemas de comunicación en general y de los sistemas de parentesco en particular
pero, veámoslo mejor mediante Levi-Strauss ya que podría “subirme por las ramas”.
Encontramos por un lado el sistema de denominaciones que “constituye, en rigor, un
sistema de vocabulario” (íd.:81), un sistema de comunicación y, el estudio de éste “nos
coloca en una situación análoga a la que nos plantean los fonológicos, pero inversa, esta
situación resulta ‘enderezada’, por decirlo así, cuando se trata de los sistemas de
actitudes” (íd.:81); es decir, tenemos las nomenclaturas (sistema de denominaciones)
que además subsumen un sistema de actitudes (respeto, familiaridad, derecho, deber,
etc.) que han de ser llevadas a cabo por los individuos de los grupos que “consiste en
asegurar la cohesión y el equilibrio del grupo” (íd.:81) y, en última instancia nos hace
conocer el “lenguaje” entre parientes pero, no nos dice por qué eso ha de ser y es así; en
palabras del autor:
“No comprendemos la naturaleza de las conexiones existentes entre las diversas
actitudes ni alcanzamos a advertir su necesidad. En otros términos, y como en el
caso del lenguaje, conocemos la función, pero nos falta el sistema” (íd.:81)
Pero, cabría suponer que “sería un error creer que en toda sociedad el sistema de
parentesco constituye el principal medio de regular las relaciones individuales” (íd.:82)
ya que en diversas culturas la nomenclatura pertinente a la nuestra no acusa el mismo
sistema de actitudes que cabría esperar; a modo de conclusión para nuestro autor,
aportando mayor matización a la hipótesis de Radcliffe-Brown, nos dirá que” el sistema
de actitudes constituye más bien una integración dinámica del sistema de
denominaciones” (íd.:83) ya que el británico creía que el sistema de actitudes es una
expresión afectiva/reflejo del sistema de denominaciones únicamente.
Ahora es cuando entra en juego el método propuesto por Levi-Strauss a lo largo de este
resumen, así como de su obra, mediante un ejemplo práctico y sosteniendo la “hipótesis
[…] de una relación funcional entre los dos sistemas (de denominaciones y de
actitudes), tenemos derecho, por razones de método, a tratar los problemas relativos a
uno y a otro como problemas separados” (íd.:83) para así abordar el fenómeno del tío
materno.
Dejando de lado vestigios y/o supervivencias de regímenes matrilineales hipotéticos
mediante R. H. Lowie que mostró que “el avunculado se encuentra asociado tanto a
regímenes patrilineales como a regímenes matrilineales” (íd.:84) nos adentramos en un
terreno que muestra, cuán interesante es la analogía que presenta la lingüística y la
“sociología del vocabulario” (íd.: 81) para con este fenómeno. Vemos pues que
“Cada lengua, […] sólo retiene un número muy reducido entre todos los sonidos
posibles y a este respecto la lingüística se plantea dos interrogantes: ¿por qué han sido
seleccionados ciertos sonidos?; ¿qué relación existe entre uno o varios de los elegidos y
todos los demás? Nuestro esquema de la historia del problema del tío materno, se halla
precisamente en esta misma etapa: el grupo social, como la lengua, encuentra a su
disposición un material psico-fisiológico muy rico; al igual que la lengua, conserva
solamente ciertos elementos -algunos de los cuales, al menos, permanecen idénticos a
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través de las más diversas culturas- y los combina en estructuras siempre diversificadas.
Se pregunta, pues, cuál es la razón de la elección y cuales son las leyes de las
combinaciones.” (íd.:84)

y que, volviendo con Radcliffe-Brown y la crítica por parte de Lowie a éste, podemos
afirmar que el avunculado existe en formas de parentesco que no son matrilineales ni
patrilineales y que además, la relación avuncular se da entre cuatro términos: “supone
un hermano, una hermana, un cuñado y un sobrino” (íd.: 85). Tras mostrarnos diversos
datos etnográficos, además del sistema de actitudes que en ellos se presentan (bien
reflejados en el esquema de la página 88 a modo de esbozo) y tras añadir que se dan de
formas inversas dependiente del dato etnográfico que se expone mediante el método
comparativo, Levi-Strauss deduce que la relación avuncular es el elemento del
parentesco ya que “el avunculado […] debe ser tratado como una relación interior a un
sistema, y que es el sistema mismo el que se debe considerar en su conjunto para
percibir su estructura” (íd.: 90) dando lugar a la extracción lógica de dicho elemento y
que, por ende, han de darse “una relación de consanguineidad (hermano a hermana), una
de alianza (esposo y esposa) y una de filiación (progenitor a hijo)” (íd.:90) que “resulta
[…] de la existencia universal de la prohibición del incesto.” (íd.:90); pero aquí no
acaba la cosa, Levi-Strauss afirma que el avunculado no es universal ya que no se da en
todas las partes del mundo pero, sí que ha de ser considerado como el átomo del
elemento del parentesco (los pares de oposiciones) ya que el avunculado es el resultado
de las relaciones entre los cuatro términos previamente citados; dicho de otra forma, la
relación avuncular es el átomo que conforma la estructura elemental del parentesco
dentro de este sistema, es más, podemos argüir que ha de cumplirse un sistema de
actitudes marcado, ya sea por transformaciones de las sociedades, conflictos/contactos
entre culturas diferenciadas o bien por crisis profundas para mantener unida a la unidad
-valga la redundancia- que conforma el parentesco. Tras esto, nuestro autor retoma su
punto de partida para con el método estructural llegando a la conclusión de que
“el sistema de parentesco es un lenguaje; no es un lenguaje universal, y puede ser
desplazado por otros medios de expresión y de acción. […] (Ya que) la lengua es el
sistema de significación por excelencia; ella no puede no significar y su existencia se
agota en la significación. […] (Es más) lo que confiere al parentesco su carácter de
hecho social no es lo que debe conservar de la naturaleza; es el movimiento esencial por
el cual el parentesco se separa de ésta. (Ergo) lo verdaderamente elemental no son las
familias, términos aislados (criticando a R-B), sino la relación entre esos términos.” (íd.:
92 y 94).

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