Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
VASQUEZ
E D I T O R E S
Marx: crítica radical y praxis emancipadora en el siglo XXI
Impresión
Vásquez Editores
vasquezeditores@gmail.com
@_vasquez_editores_
www.vasquezeditores.com
Medellín
ISBN
978-958-49-7582-9
1. Raúl Zelik
¡Marx! - Sobre la necesidad de un giro materialista en
las ciencias sociales críticas y otras lecciones de Marx
7
2. Carlos Alberto Duque García
Trabajo doméstico, salarios y plusvalor
31
3. Diana Fuentes
Teoría de la enajenación en El capital:
Claves para una lectura crítica
62
4. Rommel Armando Hernández Silva
Marx y la tolerancia
75
5. Horacio Machado Aráoz
Sobre límites y crisis. Marxismo(s), crisis civilizatoria
y la ecología política de Marx
89
6. Rubén Darío Zapata
Fetichismo de la mercancía y supervivencia
119
7. Alejandro Mantilla Q.
Poder, valor e institución: La Crítica de la Economía
Política como crítica de la ontología social
144
8. Oscar Llerena Borja
Marx y la lucha moderna por definir el sentido de la
naturaleza humana
167
9. Wilmar Lince Bohórquez
Marxismo y Sociología: fronteras del debate entre la
ciencia y la ideología; ¿Dicotomía o dialéctica?
198
10. Aaron Tauss
Marx, la propiedad privada y la propiedad común
229
Introducción
...de toda esta escoria sólo obtendremos un resultado, a saber: que estos tres
momentos, la fuerza productora, el Estado social y la conciencia, pueden
y deben necesariamente entrar en contradicción, entre sí, ya que, con la
división del trabajo, se da la posibilidad, más aun, la realidad de que las
actividades espirituales y materiales, el disfrute y el trabajo, la producción
y el consumo, se asignen a diferentes individuos, y la posibilidad de que no
caigan en contradicción reside solamente en que vuelva a abandonarse la
división del trabajo.” (Marx y Engels, 1974, p. 32)
14
3. En una entrevista Foucault dijo lo siguiente: “El poder en el socialismo soviético fue
llamado totalitarismo por sus enemigos; y en el capitalismo occidental fue denunciado por
los marxistas como dominación de clase, pero la mecánica del poder nunca fue analizada.
Este trabajo sólo pudo iniciarse después de 1968; es decir, a partir de las luchas cotidianas
que se llevaron a cabo a nivel de base”. (Foucault, 1977, p. 194) (traducción propia)
15
Ser radical significa atacar las cuestiones en la raíz. La prueba evidente del
radicalismo de la teoría alemana y, por lo tanto, de su energía práctica, es
hacer que tome como punto de partida la cortante, positiva eliminación
de la religión. La crítica de la religión culmina en la doctrina de que el
hombre sea lo más alto para el hombre; en consecuencia, en el imperativo
categórico de subvenir a todas las relacionas en las cuales el hombre es un
ser envilecido, humillado, abandonado, despreciado. (Marx 2014, párr. 35)
Esta falta de claridad explicativa era aún más asombrosa por el hecho
de que la ciencia económica en las últimas décadas se ha presentado
como una ciencia cuasi natural. Basándose en la matemática, insinúa
que existen unas leyes económicas, que prevalecen independientemente
de las condiciones y los conflictos sociales. El neoliberalismo, en
particular, cuyo proyecto político consiste en liberar los intereses
de la propiedad privada de la regulación democrática, siempre se ha
sustentado ideológicamente en la permanente presentación de nuevos
modelos de equilibrio.
Trágicamente, en el mundo real no solamente los poderes de
autoregulación del mercado son más débiles de lo que se afirma, por
el hecho de que la competencia perfecta es escasa, mientras que los
oligopolios son la norma, sino que también hay crisis económicas
terribles en las que, a pesar de la caída de los precios y los salarios, la
gente no compra ni vuelve a contratar. El hecho de que incluso los
21
Bibliografía
1. Introducción
* Datos entre paréntesis billones de pesos corrientes, datos entre corchetes millones
de horas de trabajo. Fuente: Elaboración propia, datos provenientes del DANE (cuentas
nacionales anuales y matriz de trabajo ampliada)
6. Para estimar el valor de los medios de producción comprados por los capitalistas en
Colombia se empleó como variable proxy el valor de los consumos intermedios de ese
año, publicado por el DANE. Por tal razón, no se consideran aquí los desembolsos en
depreciación del capital fijo.
41
pesos7. Para ese mismo año el tiempo total de TDNR realizado por los
hogares colombianos ascendió a 36.290 millones de horas de trabajo.
De tal manera, para Colombia, el tiempo de TDNR superó con creces
el trabajo asalariado: en 2015, por cada hora de trabajo contratada por
el capital hubo 1,4 horas de TDNR. Llama la atención, además, que el
21,5% del TDNR (7.793 millones de horas) fue asumido por personas
asalariadas, es decir, que tenían una ‘doble jornada de trabajo’.
En el gráfico 5 se muestra la distribución del total de tiempo de
trabajo (asalariado y doméstico no remunerado) según sexo. Se
observa una clara división sexual del trabajo: mientras los hombres
concentran el 61,1% del trabajo asalariado (16.278 millones de horas),
las mujeres concentran el 78,4% del TDNR (28.469 millones de
horas). Así mismo, de los 7.793 millones de horas de TDNR realizado
por personas asalariadas, el 66,5% fue realizado por mujeres. Por
último, si se suma el tiempo total de trabajo (asalariado y doméstico
no remunerado) se llega a la conclusión que, por cada hora de trabajo
de los hombres, las mujeres trabajaron 1,6 horas.
Fuente: Elaboración propia con base en DANE (matriz de trabajo ampliada 2015)
7. Para estimar el valor del plusvalor se empleó el excedente bruto de explotación de ese año,
publicado por el DANE, que tiene incorporado la depreciación del capital fijo.
42
[1]
[2]
[3]
8. En este capítulo suponemos, como primera etapa del análisis teórico, que la única fuente
de ingreso monetario de los hogares es el trabajo asalariado. En los países periféricos esto
no es cierto. Muchos hogares, especialmente los más pobres, obtienen ingresos monetarios
por actividades de producción mercantil simple (trabajos por cuenta propia). Para el primer
trimestre de 2017, en Colombia, los trabajadores cuenta propia ascendieron al 43,4% del
total de ocupados. Las conclusiones teóricas aquí presentadas pueden verse modificadas de
forma importante cuando se incorpora el trabajo cuenta propia.
43
[4]
El nivel de vida de los hogares dependerá del trabajo necesario y el
TDNR. A partir de allí podemos despejar el trabajo necesario:
[5]
9. Aquí consideramos esta variable como constante. Así mismo, en aras de simplificar,
suponemos que todas las horas de trabajo asalariado fueron validadas por el mercado, es
decir, no hubo inconvenientes en el “salto mortal” de las mercancías.
45
[6]
[8]
Esta relación directa entre el TDNR y la masa de plusvalor encuentra
su límite en la cantidad máxima de TDNR que los hogares pueden
realizar, así como en la productividad del mismo. Como se mencionó
anteriormente, el TDNR que los hogares pueden realizar está limitado
en términos absolutos por las horas del día, la cantidad de tiempo
asalariado realizado por los hogares y el tiempo de actividades personales
(dormir, comer, desplazamientos, etc.). Así mismo, la productividad
marginal decreciente del TDNR impone límites a la cantidad de ingreso
salarial que el TDNR puede sustituir. Considerados esos límites (que
pueden cambiar con la acumulación de capital y cambios tecnológicos)
la ecuación [7] y la expresión [8] nos permite predecir que la lógica
del capital conduciría, en términos generales, a una permanencia y
reproducción del TDNR en magnitudes significativas.
46
[9]
[11]
[12]
[13]
[14]
Donde los bienes de consumo adquiridos por el hogar estarían
determinados por el cociente donde V seguiría siendo el
ingreso salarial de los hogares (capital variable) y el precio
de los bienes de consumo. Cuando hay plusvalía relativa el capital
variable disminuye en igual proporción que los precios de los bienes
de consumo, por lo que la cantidad de bienes de consumo adquiridos
por el hogar permanecería invariable. Esto, a su vez, implicaría
que la función de producción doméstica (ecuación 14) no sufriría
modificaciones. El TDNR no se modificaría.
[15]
[16]
[17]
Donde el capital variable sería:
[18]
[19]
[20]
[21]
[22]
[23]
53
[24]
En presencia de ejército industrial de reserva (desempleados,
subempleados, etc.), la cantidad de trabajadores asalariados está
determinada por el lado de la ‘demanda’ laboral, la cual está resumida
en la ecuación [24]. La cantidad de trabajadores asalariados en una
economía variará de la siguiente forma:
[25]
[26]
10. Los ingresos de los hogares pueden aumentar aún si los salarios individuales permanecen
constantes si nuevos miembros del hogar consiguen empleos asalariados.
54
[27]
11. Es importante recordar que los subconsumistas reconocen que el consumo de los
asalariados no es el único componente de la demanda agregada pues también está el
consumo de los capitalistas y la inversión. Sin embargo –argumentan- la finalidad última
de la inversión es aumentar la oferta de bienes de consumo, lo cual agrava aún más la
situación, ampliando la brecha entre la oferta y la demanda de estos.
57
Conclusiones
Bibliografía
Bibliografía
Marx y la tolerancia
Rommel Armando Hernández Silva14
1.
2.
18. La Ideología Alemana fue un trabajo que no se publicó en vida de Marx, por el contrario,
como F. Engels en el prólogo a la edición alemana, era un trabajó que pretendía dar a
conocer el punto de vista de Marx y Engels sobre “su concepción filosofía anterior” (Carlos
Marx, La idelogía Alemana, 1975, pág. 7), pero termino sirviendo para aclarar sus posturas
con relación a la filosofía posthegeliana. En ese trabajo los autores hacen evidente, como
lo mencionara Nestor Kohan en su libro Marx en su tercer mundo: hacia un socialismo no colonizado
(2007), la estrecha relación entre la práctica y la teoría, que permitirá afirmar que en Marx
hay una filosofía de la praxis como lo sostiene Adolfo Sánchez Vázquez, en su libro titulado
Filosofía de la Praxis.
83
19. No hay en las obras de Marx una apreciación explicita sobre lo justo y lo injusto, porque
Marx no es un filósofo que verse sobre temas morales. No obstante, en los capítulos del
primer tomo de El Capital sobre Plusvalía Relativa, Acumulación del capital, Maquinaria
y Gran Industria, puede encontrarse en los pies de página de esas secciones, valoraciones
sobre la situación de los obreros que revela apreciaciones donde puede deducirse
concepciones morales contrapuestas entre lo justo y lo injusto.
84
radical, porque ser radical es atacar los problemas de raíz (Marx, 1982,
p. 426), no sobrellevarlos, ni soportarlos, sino hacer todo lo posible
por acabarlos, todo lo contrario a la idea de tolerancia manifiesta en
el pensamiento liberal. Esta forma de pensar se debe a la tradición de
la cual hace parte el mismo Marx, el pensamiento crítico alemán de
los jóvenes Hegelianos, donde la historia avanza gracias a la crítica
(Cornu, 1975, p. 182-204). La relación entre historia y dialéctica es
estrecha porque bajo el entendido hegeliano que comprende la historia
como movimiento o “libertad de pensamiento” (Vásques, 1993, p.
16), la forma que tiene ella de moverse es dialéctica, donde la negación
inicia con la crítica, haciendo evidente las contradicciones que van
apareciendo en la realidad para que esas contradicciones puedan ser
superadas y la historia avance (Vásques, 1993, pp. 327-348).
Esto implicaba, utilizar la crítica evidenciando las causas de la
contradicción, la crítica es la herramienta de develación de la realidad,
que los jóvenes hegelianos usan y consideran al igual que Marx, como
el instrumento más poderoso, pero a diferencia de ellos, el autor de El
capital, entenderá que ella puede convertirse en un elemento estéril, si
no supera la mera confrontación de ideas y se materializa. Por eso en la
crítica de la filosofía del derecho de Hegel, él sostendrá que “la crítica
no es una pasión de la cabeza, sino la cabeza de la pasión, no es el bisturí
anatómico, sino un arma. Su objeto es el enemigo, al que no trata de
refutar, sino de destruir” (Marx, 1958, p. 6).
La crítica en sí resulta positiva, pero como mera crítica se queda estéril,
por ello es conveniente no solo atacar, sino también desarrollar una
teoría que pegue en las masas, que identifique al sujeto revolucionario
que se convierta en las armas críticas para transformar la realidad, por eso
se la entiende como un arma destructiva y no como un bisturí que corta
delicadamente. Esto no quiere decir que deba elaborarse elucubraciones
teóricas, propuestas utópicas que salven al mundo, por el contrario,
la comprensión de la realidad parte del análisis de las condiciones
materiales, de los hechos históricos, económicos y políticos a partir de
los cuales puede preverse, con un margen de posibilidad mayor, lo que
podría acontecer y, a partir de esa lectura, actuar.
85
Bibliografía
‘90, a más de un millón 100 mil en el período 2000-2009 (IFRC, 2001; 2009; ONU, 2009).
91
23. Al respecto, Hermann Daly plantea: “La desviación del enfoque del valor de uso al valor de
cambio que acontece con la circulación mercantil D-M-D’ es crucial. La acumulación de bienes y valores
de uso es autolimitante. … Pero el valor de cambio de los bienes en general, abstraído en forma de dinero,
se torna el centro de la acumulación. No hay nada que limite el valor de cambio abstracto que se puede
tener. … En nuestra época, este proceso histórico de abstraerse cada vez más del valor de uso ha sido
llevado quizás al límite en la así llamada “economía de papel”, que puede ser simbolizada como D-D’, la
conversión directa de dinero en más dinero, sin referencia a los bienes ni siquiera como un paso intermedio”.
(Daly, 2013, p. 53).
96
26. “Esta concepción de la historia consiste, pues, en exponer el proceso real de producción,
partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata” (Marx y Engels, 1974, p. 40).
106
27. Para Marx, a través del trabajo, el hombre “pone en movimiento las fuerzas naturales que
forman parte de su propio cuerpo, sus brazos, sus piernas, su cabeza y sus manos, con el fin de apropiarse
de los materiales de la naturaleza de una forma adecuada a sus propias necesidades. … [Y] A través de
este movimiento actúa sobre la naturaleza exterior y la cambia, y de este modo, cambia simultáneamente
su propia naturaleza…” (Marx, 1867). Es decir, la emergencia de lo humano dentro del
proceso geo-histórico-biológico acontece como producto el específico obrar humano; en
la procuración de su subsistencia, el ser humano viviente va produciéndose como un ser
socio-cultural, tecnológico y político.
107
Bibliografía
Introducción
De la ideología al fetichismo
29. Según escriben Marx y Engels: “La clase que tiene a su disposición los medios para la
producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción
espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de
quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente” (Marx y Engels,
1975, p. 50).
125
entra las mercancías y no entre los hombres; las cosas producidas por el
trabajo social han sustituido a los seres humanos y los han convertido
en sus agentes.
De entrada, tenemos que reconocer la remisión que hay en el
concepto de fetiche a los asuntos mágico-religiosos. Un fetiche es
básicamente un objeto al que algunas comunidades –supuestamente
primitivas– atribuyen propiedades que no están necesariamente
relacionadas con su constitución real. En los rituales a estos objetos
se les atribuyen poderes sobrenaturales sobre los sujetos, los cuales
se vinculan al fetiche a través del deseo, el temor o la veneración. En
muchos casos, las comunidades asumen que pueden manipular el
fetiche para sacar alguna ventaja, por ejemplo, para lograr que llueva,
que vuelva el verano, que haya una buena cosecha, etc. En última
instancia, el objeto representa un poder que está más allá de él, pero
que se encarna en él, con lo cual va más allá de la mera representación
simbólica. Eso es lo que parece ocurrir con la mercancía, que parece
tener poderes sobre los hombres, a quienes subordina a su dinámica.
Este supuesto poder, sin embargo, surge de una confusión objetiva en
la cual el valor de cambio de las mercancías desplaza su valor de uso y lo
relega a una simple condición del intercambio. Lo que se admira de la
mercancía, pues, es su valor de cambio, su manifestación como riqueza
monetaria, y es esto mismo lo que hace que los hombres se postren
ante ella.
Si Marx recurre al concepto de fetichismo de la mercancía es porque
intenta mostrar cómo en la sociedad supuestamente secularizada y en
el seno mismo de la razón ilustrada se perpetúa la superstición y la
irracionalidad mágico-religiosa. Por eso la crítica de la religión avanza
en Marx hacia una forma más general en la crítica de las ideologías.
“Lo novedoso de la crítica del fetichismo de la mercancía”, señala
Zamora, “consiste en reorientar la crítica de la religión hacia prácticas
aparentemente racionales de las sociedades modernas bajo las que se
identifican las formas ‘arcaicas’ de la religión” (Zamora, 2012, p. 59).
De esta manera, la crítica a los ídolos en las religiones monoteístas
renace con fuerza en la crítica a las representaciones y prácticas
127
En los años 30 del siglo pasado Walter Benjamin, siguiendo las pistas
de Marx, estudió las manifestaciones del fetichismo de la mercancía en
la cultura30. Lo que descubrió Benjamin es que la transformación de la
dimensión cultural en un área más de la industria capitalista tiene unos
efectos importantes sobre la configuración de la realidad en general; y es
que no solo las obras de arte y todos los productos del espíritu terminan
convertidos en mercancías, sino que las mercancías mismas adoptan
la forma de obras de arte, embellecidas con las técnicas estéticas más
avanzadas y presentadas al público para la contemplación y el culto. Lo
que intenta entonces Benjamin, más que presentar una particular crítica
estética, es evidenciar cómo el fetichismo que caracteriza la mercancía
se ha convertido en la característica de la sociedad en su conjunto. Así
lo expresa en el Libro de los Pasajes:
30. En gran medida el concepto de Industria cultura presentado después por Adorno
y Horkheimer en Dialéctica de la Ilustración (1998) es un desarrollo posterior de esta
preocupación benjaminiana, aunque conduzca a conclusiones a veces opuestas a las
extraídas por Benjamin de su propio análisis.
130
31. Esta es una evidencia con la que Zamora refuta la crítica de Adorno a Benjamin en el
sentido de que, según Adorno, para Benjamin el fetichismo y, por ende, la fantasmagoría,
parecían reducirse a un dato de la conciencia, que se manifestaba como sueño, y no algo
objetivo que acontecía en el proceso de producción de mercancías. Para Benjamin dicho
fetichismo cobija las dos dimensiones: es un resultado objetivo de la forma de organización
de la producción capitalista y, a la vez, un dato de conciencia, como prueba efectivamente
la actitud del dandi.
131
con el alma de la mercancía. Por eso hoy nos resulta más claro lo que
ya denunciaba Benjamin a propósito de las exposiciones universales: en
ellas “la moda prescribe el ritual con el que el fetiche mercancía quiere
ser adorado” (Benjamin, 2005, p. 42).
32. Aunque mucho se ha escrito sobre el poder de las marcas en el contexto de la sociedad
de consumo, uno de los trabajos que mejor ha captado el fenómeno y el impacto que las
marcas tienen en la subjetividad de los consumidores es el best seller de Naomi Klein No-
Logo: el poder de las marcas (Kelin, 2001).
133
El consumo insustancial
33. De hecho, la propia asunción de la riqueza como valores de cambio supone la escasez.
Tal como lo define la economía burguesa, la primera condición para que un objeto tenga
valor de cambio es que sea escaso, lo cual se corresponde con su propiedad privada. De
esta manera, los abundantes recursos de la naturaleza pueden hacerse escasos mediante la
apropiación privada de los bienes comunes. Después de hecho, la lógica de la acumulación
de capital se encarga de llevar esta escasez relativa a los términos de una escasez absoluta
en tanto acaba literalmente con dichos recursos y los convierte cada vez a mayor velocidad
en objetos inutilizables, en basura. Véase a propósito a José Manuel Naredo (1997) en La
Economía en evolución.
139
ausencia de miseria individual en la sociedad primitiva en cierto sentido la
hace más humana y al mismo tiempo, menos “económica” que la del siglo
diecinueve. (p. 257)
Consideraciones finales
Bibliografía
Cristianisme i justicia.
· Zamora, J. A. (2012). Religión y fetichismo de la mercancía. En
Moreira, A. (org.), O capitalismo como religiao, (pp. 51-92).
Goiás: Pontificia Universidade Católica de Goiás.
144
36. Calvo (2012, p. 150) destaca que hay al menos un centenar de obras publicadas en el
siglo XVII que llevan en su título el término ‘anatomía’ en el sentido aquí expuesto.
149
Las relaciones de dependencia social (al comienzo sobre una base de todo
natural) son las primeras formas sociales, en las que la productividad
humana se desarrolla solamente en un ámbito lo restringido y en lugares
aislados. La independencia personal fundada en la dependencia respecto
a las cosas es la segunda forma importante en la que se llega a construirse
un sistema de metabolismo social general, un sistema de relaciones
156
universales, de necesidades universales y de capacidades universales. La
libre individualidad, fundada en el desarrollo universal de los individuos y
en la subordinación de su productividad colectiva, social, como patrimonio
social, constituye el tercer estadio. El segundo crea las condiciones del
tercero. (Marx, 1971, p. 85).
…el que los hombres relacionen entre sí como valores los productos de
su trabajo no se debe al hecho de que tales cosas cuenten para ellos como
meras envolturas materiales de trabajo homogéneamente humano. A la
inversa. Al equiparar entre sí en el cambio como valores sus productos
heterogéneos, equiparan recíprocamente sus diversos trabajos como
trabajo humano. No lo saben, pero lo hacen. El valor, en consecuencia,
no lleva escrito en la frente lo que es. Por el contrario, transforma a todo
producto del trabajo en un jeroglífico social. (Marx, 1975, p. 90).
los conceptos clave están ligados al problema del valor y las tendencias
de la acumulación. Más tarde, posterior a la publicación del primer
volumen de El capital, la pregunta por la comuna rural rusa y por la
naciente antropología mostrará otro posible desarrollo de esta cuestión.
A mi juicio, plantear el antagonismo entre valorización capitalista y
el despliegue del ser genérico permitiría replantear la pregunta por la
emancipación humana, la revolución y la transición al comunismo.
Defendiendo la centralidad de los espacios comunitarios como
posibilidades de recreación de la vida que derroten al valor capitalista,
al trabajo abstracto y al fetichismo, y que redefinan la reproducción de
la vida potenciando la relación metabólica con la naturaleza no humana.
Bibliografía
38. “Marx dice que las revoluciones son la locomotora de la historia mundial. Pero tal vez
se trata de algo por completo diferente. Tal vez las revoluciones son el manotazo hacia el
freno de emergencia que da el género humano que viaja en ese tren” (Benjamin, 2005a,
p. 37).
169
Cuando niño, Marx era “un terrible tirano con sus hermanas, sobre
quienes gustaba “cabalgar” como si fueran caballos por las pendientes de
Markusberg, en Tréveris, a toda velocidad, y a quienes insistía para que se
comiesen los “pasteles” que, con masa sucia y manos aún más sucias, hacia
él mismo. Pero ellas soportaban las “cabalgatas” y se comían los “pasteles”
sin chistar, a cambio de las historias que Karl les contaría en recompensa
por su condescendencia. (McLellan, 1977, p. 18)
39. La semántica del término pathos puede rastrearse a partir de la palabra moderna patetismo,
que proviene del término griego pathétikos, que significa sufrir, experimentar un sentimiento,
pasión, padecimiento, enfermedad. La voz pathos está hermanada con pátheia: acto de sentir
igual que otro (Alonzo, 1987, p. 444). En Aristóteles, el termino pasión puede describir
una amplia gama de afectaciones del alma: “Entiendo por pasiones, apetencia, ira, miedo,
coraje, envidia, alegría, amor, odio, deseo, celos, compasión y, en general, todo lo que va
acompañado de placer o dolor. Por facultades, aquellas capacidades en virtud de las cuales
se dice que estamos afectados por estas pasiones; por ejemplo, aquello por lo que somos
capaces de airarnos, entristecernos o compadecernos. Y por modos de ser, aquello en virtud
de lo cual nos comportamos bien o mal respecto de las pasiones; por ejemplo, en cuanto a
encolerizarnos, nos comportamos mal, si nuestra actitud es desmesurada o débil, y bien, si
obramos moderadamente, y lo mismo con las demás”. (Etica Nicómaco, 1105b). Nosotros
usamos este término para señalar un profundo sufrimiento del espíritu que, como tal,
proviene de una pasión por el mundo, por lo humano. En este sentido, pathos posee una
carga ética indiscutible y estará relacionado con el termino compasión.
171
Marx prefirió así la visión de Epicuro por dos razones: en primer lugar,
su énfasis sobre la autonomía absoluta del espíritu humano liberaba a los
hombres de todas las supersticiones de objetos trascendentes; en segundo
lugar, el énfasis sobre la libre autoconciencia individual mostraba una vía
que permitía ir más allá del sistema de una filosofía total. (p. 49)
40. La cuestión sobre la influencia del pensamiento griego antiguo en la obra de Karl Marx
es un tema poco estudiado, cuyo abordaje, a nuestro entender, enriquecería las lecturas
de la obra del autor de El capital. Existen innumerables muestras de la preocupación de
Marx por el mundo griego antiguo; baste mencionar a modo de ejemplo: la centralidad del
concepto valor en la economía política, cuya procedencia Marx rastrea en el libro V de la
Ética Nicómaco y en el libro I de la Política de Aristóteles.
172
una vez que el trabajo no sea ya solo medio de vida, sino incluso que se
haya convertido en la primera necesidad vital, … solo entonces podrá superarse
el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus
banderas: ¡de cada cual según sus capacidades a cada cual según sus necesidades!
(Marx, 2012, p. 391)
Lo que Marx entendió fue que la labor en sí misma había sufrido un cambio
decisivo en el mundo contemporáneo: que ella se había convertido no únicamente
en la fuente de toda riqueza, y en el origen de todos los valores sociales, sino que
todos los hombres, independientemente de su origen de clase, estaban destinados
a tarde o temprano a convertirse en laborantes y que quienes no puedan ajustarse
a este proceso de la labor serían vistos y juzgados por la sociedad como meros
parásitos. (Arendt, 2007, p. 19)
1970, pp. 383-384). Esta lucha fáustica por lo humano de la que nos
habla Lukács no es idealista, ni espiritista ni teológica, es materialista en
el sentido más propio de la palabra. Y aunque Goethe opte por una fe en
la idea de progreso, expresada en su interés por Estados Unidos (Lukács,
1970, p. 382), no cabe duda de que:
por muy criticable que sea esta limitación de Goethe, el caso es que la
“fenomenología del espíritu” poética se cierra con la evolución real de
las fuerzas productivas en cuanto a fuerzas que conducen de la existencia
fantasmagórica del feudalismo al mundo del desarrollo auténtico de las
posibilidades humanas, a la realidad de la acción humana. Como luego
tendremos ocasión de observar, Goethe no embellece en absoluto el carácter
diabólico de la forma capitalista de este progreso pero al mismo tiempo no
puede sino mostrar que únicamente aquí se abre al fin un dominio verdadero
para la praxis humana. (Lukács, 1970, p. 382).
De manera, pues, que todas las críticas que reclaman para el “Fausto” un final
estrictamente intramundano son más radicales que el propio Goethe, pero
solo en apariencia, en lo esencial no pasan de estar sustentadas por una vulgar
visión liberal del mundo, una visión cuyo eje es el propósito de “conciliar”
todas las contradicciones de la vida capitalista en el marco mismo de la
sociedad capitalista. La visión de Goethe es infinitamente más profunda:
cree en un núcleo radical incorruptible del hombre, de la humanidad y de su
evolución. Y cree en la salvación de este núcleo también en (y, sobre todo, a
pesar de) la forma de evolución capitalista. (Lukács, 1970, p. 382).
arbor/article/view/85)
181
El humanismo afirma un orden e impone una civilización que tiene su origen
en el triunfo aparentemente definitivo de la técnica racionalizada sobre la
técnica mágica. Se trata de algo que puede llamarse “la muerte de la primera
mitad de Dios”, y que consiste en la abolición de lo divino-numinoso en su
calidad de garantía de la efectividad del campo instrumental de la sociedad.
Dios, como fundamento de la necesidad del orden cósmico, como prueba
fehaciente del pacto entre la comunidad que sacrifica y lo Otro que accede,
deja de existir. (Echeverría, 2001, p. 159)
Este gran galanteo con el cosmos tuvo lugar así, por vez primera, a escala
planetaria, y además en el espíritu de la técnica. Mas, como el incesante
afán de lucro propio de la clase dominante proyectaba expiar precisamente
en ella su voluntad, la técnica traicionó a la humanidad, transformando su
tálamo en un gran mar de sangre. (p. 88)
Este gran galanteo del que habla Benjamin, esta insolencia propia
de titanes es la referencia al peligro que la especie humana trae consigo,
su trágica condición fáustica. La humanidad entregada al desarrollo
183
42. Llamamos la atención del lector sobre el estupendo libro de César Ruiz, Historia y sistema
en Marx. Hacia una teoría crítica del capitalismo, que echa bastante luz sobre este complejo
problema en el pensamiento de Marx.
188
Un uso del discurso racional que es capaz de incluir una noción profana,
no religiosa o eclesial, de “lo milagroso” o “lo divino”, y según el cual el
sentido de la obra humana se funda en la concordancia e identificación
193
entre la expresividad espontánea del otro y la expresividad propiamente
humana. (Echeverría, 2005b, pp. 30-31)
Bibliografía
45. En la Crítica a la filosofía del Derecho, Marx (1968) habla del espíritu de una época, en
el sentido del pensamiento y las ideas sociales devenidas de las relaciones históricas —
contradictorias— que se trenzan en luchas.
46. En La ideología alemana, Marx y Engels (1974) controvertirán con las vertientes empiristas
encabezadas por Feuerbach y las idealistas poshegelianas. Para ambos casos, la sentencia
es contundente: son epifenoménicos, ya sea por idealistas objetivos o por materialistas
empiristas.
47. Esto aparece en la Contribución a la crítica de la economía política (Marx, 1989), en cuyo
prólogo se resalta la disección epistemo-metodológica estructura-superestructura; de
igual modo, en La ideología alemana hablan de la “esencia” de la concepción materialista
de la historia: el ser social (sociedad de clases, capitalista) que condiciona la conciencia.
201
48. Quizás el pasaje más certero al respecto sea el subtítulo 7 del capítulo XXIV de El
Capital (La llamada acumulación originaria) cuando se refiere a la tendencia histórica del
capitalismo presupuestándole al proletariado una posibilidad real de derrotar a la burguesía.
202
49. Autores como Estanislao Zuleta (2010), George Lukács (1966), Néstor Cohan (2013),
Ardea Skybreak (2002), Sandy Petrey (en un texto no traducido plenamente de 1989, en
el que debate críticamente la mirada que le da Marx al arte en sus escritos), Francis When
(2007), entre otros tantos, han destacado el papel de la literatura y el arte en general en la
obra científica de Marx. Para algunos de estos autores, dada la importancia que le da “El
Moro” al arte y su preocupación literaria al momento de exponer sus investigaciones, este
aspecto debería ser asumido por quienes pretenden continuar con la tradición marxista.
Quien escribe el presente ensayo comparte la generalidad de este planteamiento. Al detallar
sus obras centrales se revela un ADN original, genuino, que se evidencia en el estilo y el
cuidado no solo gramatical sino especialmente literario; es una especie de contenido que
le subyace a la forma gramatical que no debería soslayarse en la lectura del materialismo
marxista. El arte tiene muchas más posibilidades de sensibilizar y de poner en la cabeza y
en el corazón de los pueblos la teoría revolucionaria; tal hecho (poner la teoría en la fuerza
combativa de las masas), como bien lo señalara Marx (1968), es condición indispensable
para la revolución.
203
50. Especialmente en obras, según Borón, como La cuestión judía o la Crítica a la filosofía del
Estado de Hegel.
51. Después de la caída del denominado “socialismo real” y el desmoronamiento de
204
las principales fuerzas comunistas a finales del siglo XX, el concepto proletario pareciera
haberse convertido en fantasma, un anacronismo que no encaja en los moldes de una
sociedad que experimenta su “cuarta revolución industrial”, a la cual han denominado
“sociedad del conocimiento” e incluso “poscapitalista”. Habría que dedicarle unas cuantas
cuartillas (por decir lo menos) a esta cuestión, para entender el problema en la actualidad.
Por ahora, es importante señalar que la concepción marxista de proletariado sigue la misma
línea lógica de clase social:
a) en cuanto existencia objetiva, material, es decir, clase en sí, clase obrera, trabajadora,
creadora de valores-mercancía a partir del trabajo material productivo (todas estas formas
de trabajo proletarizantes contemporáneas sigue existiendo; información que se refrenda
en los informes anuales de la Organización Internacional del Trabajo o el Banco Mundial).
b) en cuanto existencia subjetiva, consciente, es decir, clase para sí (y que hoy siguen
teniendo vida vía organizaciones políticas en distintas latitudes, con mayor o menos fuerza
en cuanto trabajo de masas, con mayores o menores desarrollos teóricos e ideológicos).
205
Ello implica una tarea y exige elaboraciones que desbordan los alcances
de este ensayo. Se trata, en cambio, de destacar que la ideología, desde los
albores del materialismo histórico, así como abiertamente la reivindica,
es cuestionada en el marxismo por dos razones profundamente
sociológicas. La primera, como ya se mencionó, está asociada a que
en ella se recogía una filosofía poco o nulamente fundamentada en la
ciencia y sus métodos, que gastaba tinta cazando los fantasmas de la
religión, aquella “realización fantástica del ser humano” hacia donde
disparan sus más importantes dardos “críticos”: “en resumen, la crítica
de la religión está terminada y la crítica de la religión es la premisa de
toda crítica” (Marx, 1968). Marx satiriza esta forma de interpretación
del mundo por la estrechez de miras, por sus limitaciones para entender
las luchas y la vida concreta de los seres humanos en sociedad, por
haber convertido a la religión en una suerte de “realización fantástica
del ser humano, porque el ser humano no tiene una verdadera realidad.
La guerra contra la religión es, entonces, directamente, la lucha contra
aquel mundo, cuyo aroma moral es la religión” (Marx, 1968, p. 7).
La crítica a la religión que hacía la filosofía alemana convertía
a la primera en demiurga de la realidad y no, como el materialismo
lo analiza, a la inversa: “es la conciencia de los seres humanos la que
determina el ser social y no el ser social el que determina la conciencia”
(Marx, 1989, p. 8). No hay deidades que creen al ser humano, a la
sociedad y provoquen sus contradicciones; hay seres humanos que a
partir de relaciones contradictorias crean divinidades. La crítica a las
ideas religiosas y su institucionalización —objetos de estudio de la
tradición sociológica— le permitió a Marx, en un mismo movimiento
teórico, distanciarse del idealismo filosófico alemán (aun bebiendo de
la dialéctica) y poner en cuestión los esquemas de conciencia social que
reafirmaba la ideología burguesa con los mismos contenidos engañosos
y místicos de la religión.
En efecto, la segunda razón tiene que ver con la ideología burguesa
en sí misma al comprender que, por la inmanencia del régimen
capitalista, al tiempo que se impone la ganancia y el afán de lucro, se
instala una conciencia falaz de las relaciones sociales: “Las ideas de la
211
clase dominante son las ideas dominantes en cada época … la clase que
ejerce el poder material en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder
espiritual dominante” (Marx y Engels, 1973, p. 45).
La explicación científica más desarrollada que da Marx al respecto
se encuentra en El Capital. La forma de valor o valor de cambio (Marx,
1975a) está regida por la organicidad de las cuatro “subformas”: simple-
concreta, total-desarrollada, general y dinero. Al llegar a esta última
el análisis y el descubrimiento de Marx es frontalmente sociológico
(teórico y científico) y fascinantemente literario; su prosa combina la
argumentación lógica-crítica y la literatura haciendo que las “mesas
dancen”. Así las cosas, es necesario recordar que a la teorización sobre
la forma de valor o valor de cambio le precede:
la demostración de que en la sustancialidad (física, material) de la
naturaleza se encuentra la cualidad objetiva del valor de uso;
la conceptualización de que la suma cooperada de trabajo humano
vivo da origen a la magnitud de valor (trabajo abstracto);
el análisis de que el objeto cristalizado en mercancía (trabajo
concreto), en tanto trabajo humano, encierra un doble carácter:
preservar los valores precedentes y crear valor (nuevos objetos
valorizados al convertir el trabajo en fuerza de trabajo).
Sustancia, magnitud y creación de valor son el preludio (determinan)
de la forma dineraria del valor de cambio. Con ello, se sientan las
bases (lógico-materiales) para que opere, en la realidad concreta, el
fetichismo de la mercancía. En la aprehensión de ese fenómeno real
se soporta la explicación teórica del carácter místico, mistificador y
mistificante de todas las relaciones humanas cuyo intercambio es entre
objetos: bien sea en su forma de valores de uso-mercancías, bien sea
como dinero.
Con estos tres puntos se edifican los pilares científicos (las
concreciones histórico-naturales, lógico-racionales y epistemo-
metódicas) para abordar uno de los quistes más protuberantes,
estructural (relaciones de producción e intercambio) y superestructural
(imaginarios e ideología), de la moderna sociedad burguesa: el
fetichismo que opera a partir del intercambio de mercancías como
212
52. Sombart, en 1909, llegó a afirmar: “Yo he empleado una buena parte de mi vida en
defender a Marx”. Das Lebenswerk von K. Marx. En: Rubio (1941).
213
53. Hay tres obras de Sombart (1935), (1946a), (1946b) y (1972) donde esta visión se refleja
claramente: “El Burgués”, “El apogeo del capitalismo” y “Lujo y capitalismo” publicadas
en 1913, 1916 y 1921, respectivamente. En estos trabajos el sociólogo alemán expuso su
perspectiva acerca de las prefiguraciones ideológicas que operan especialmente en el plano
de la psiquis y que terminan siendo, según sus análisis, más decisivas que las condiciones
económicas. Para efectos de este texto la referencia será el documento que escribió y envió
a Engels haciendo una crítica de algunas teorizaciones de El Capital, pues en este trata los
supuestos desvíos teleológicos o deterministas de Marx.
214
constante, a medida que se abaratan los medios de producción aumenta la
tasa de plusvalía. (Astarita, 2010.)
Occidente.
· Sombart, W. (1946). El apogeo del capitalismo, V1. México: Fondo
de Cultura Económica.
· Sombart, W. (1946). El apogeo del capitalismo, V2. México: Fondo
de Cultura Económica.
· Sombart, W. (1949). Zur kritik des ökonomishen system von Karl
Marx (sobre la crítica del sistema económico de Karl Marx).
Archiv Für Soziale Gesetzgebung und Statistik, 7, 555-594.
· Sombart, W. (1972). El burgués: contribución a la historia espiritual
del hombre económico moderno. Madrid: Alianza.
· Therborn, G. (2015). La ideología del poder y el poder de la
ideología. Madrid: Siglo XXI Editores.
· When, F. (2007). La historia de El Capital de Karl Marx. Bogotá:
Ramdom House Mandori.
· Zeitling, I. (2001). Ideología y teoría sociológica. Buenos Aires:
Amorrurtu Icalma. Zuleta, E. (2010). Arte y filosofía.
Medellín: Hombre Nuevo
229
A pesar de este progreso, este derecho igual sigue llevando implícita una
limitación burguesa. El derecho de los productores es proporcional al
trabajo que han rendido; la igualdad, aquí, consiste en que se mide por el
mismo rasero: por el trabajo. Pero unos individuos son superiores, física e
intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo tiempo, más trabajo,
o pueden trabajar más tiempo; y el trabajo, para servir de medida, tiene
que determinarse en cuanto a duración o intensidad; de otro modo, deja
de ser una medida. Este derecho igual es un derecho desigual para trabajo
desigual. (Marx, 2020, párr. 53)
Bibliografía
org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm
· Marx, K. (2020). Crítica al Programa de Gotha.
https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/
gothai.htm Marx, K. y Engels, F. (1999). Manifiesto
del Partido Comunista.. https://www.marxists.org/
espanol/m-e/1840s/48-manif.htm
· Mason, P. (2016). Postcapitalismo: el futuro que nos espera.
Barcelona: Paidós.
· Sablowski, T. (diciembre de 2010). Die Produktionsweise eines
Vereins freier Menschen. Zeitschrift LuXemburg. https://
www.zeitschrift-luxemburg.de/die-produktionsweise-eines-
vereins-freier-menschen/
· Steinitz, K. (2007). Scheitern des Realsozialismus im 20. Jahr
hundert - Konsequenzen für einen zukünftigen Sozialismus.
En H. Müller (Ed.), Die Übergangsgesellschaft des 21.
Jahrhunderts. Kritik, Analytik, Alternativen, (pp. 156-182).
Norderstedt: BoD-Verlag.
· Streeck, W. (2016). How Will Capitalism End? Essays on a Failing
System. London: Verso.
· Zelik, R. (2011). Nach dem Kapitalismus? Perspektiven der
Emanzipation oder: Das Projekt Communismus anders
denken. Hamburg: VSA.
Este libro se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2022, en
el taller de Vásquez Editores. Se usó la familia tipográfica Garamond
Premier Pro, a 12 puntos, sobre papel bond blanco de 90g.