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Evaluación alternativa, enfoque que intenta averiguar qué sabe el estudiante o qué es capa de

hacer, utilizando métodos diferentes que sólo examen; existe espectro amplio que el estudiante
puede mostrar incluyendo situaciones de la vida real y problemas significativos de naturaleza
compleja. (Ahumada 2005:41)

Evidencias reales y vivenciadas por el estudiante en relación con los aprendizajes de las
asignaturas.

Evaluación centrada en el proceso, el alumna asume la responsabilidad de su aprendizaje.

Collins, Brown y Newman, 1995, proceso colaborativo y multidimensional, se autoevalúan, los


evalúan sus compañeros, el maestro y éste último aprende de y con ellos.

Carácter participativo de estudiantes, aumentando la probabilidad de que los estudiantes


aprendan, que los estudiantes eleven sus niveles de comprensión asegurando su permanencia y
posterior aplicación.

En la actualidad, el concepto de evaluación ha sido dibujado por diversos sectores de la sociedad


como un aspecto que priva al estudiante para obtener un puntaje que lo ha de impulsar hacia la
promoción de un grado escolar, alguna certificación de nivel educativo o en el mejor de los casos a
reconocer qué aprendió en determinado momento.

Al observar en nuestra práctica educativa es fundamental puntualizar el cómo hemos evaluado al


estudiante, qué métodos y técnicas se han utilizado y cuál ha sido el resultado palpable en el que
los infantes caractericen de alguna manera proactiva el hecho evaluativo.

Si bien, al hacer una introspección, es necesario reconocer que nadie se exenta de figurar como un
docente que ha posibilitado una evaluación auténticamente vivencial y potencializadora de las
fortalezas y áreas a mejorar en los estudiantes; desde nuestra ingenuidad conceptual hemos
tratado de hacernos de los insumos para favorecer el aprendizaje de los estudiantes, tomando en
cuenta sus necesidades y sus fortalezas; con la revisión de distintos autores durante el diplomado
nos hemos enriquecido de aspectos fundamentales que son prioritarios para construir con el
estudiante su aprendizaje.

La evaluación alternativa (Ahumada 2005) promueve indagar qué es lo que sabe el estudiante,
además de lo que es capaz de hacer y mostrar, apuntalando situaciones de vida real y problemas
que tengan significación de naturaleza compleja; la labor docente es la de facilitar a través de
evidencias reales una relación con los aprendizajes de las diferentes asignaturas; por tanto, es
indispensable organizar una planeación acorde con las características del grupo, las necesidades
educativas y el contexto en el cual se interactúa.

Al centrar al estudiante en el proceso, es el alumno quien asume la responsabilidad de su


aprendizaje, puesto que al ser un proceso colaborativo y multidimensional (Collins, Brown y
Newman 1995, en Ahumada 2005:42) se puede concretar la autoevaluación, originada a través de
criterios específicos del aprendizaje y la coevaluación, donde los estudiantes se evalúan entre
pares, generando un reconocimiento en las áreas de oportunidad, asegurando que eleven sus
niveles de comprensión.
Para posibilitar una evaluación auténtica es indispensable la utilización de diferentes instrumentos
de evaluación, siendo congruentes con las metas o propósitos que se originen a través de una
planeación de actividades; el encasillarse en un solo instrumento puede traer consigo invalidez y
generar datos poco confiables.

Es necesario retomar el conocimiento previo del estudiante para ir direccionando las acciones, así
como retomar el ritmo de aprendizaje y apegarlo de manera concreta desde el pensamiento
divergente que sin duda existe en cada grupo escolar, además de profundizar en una motivación
intrínseca la cual favorezca al autocontrol de los agentes escolares.

Es menester del educador estar atentos a las posibles carencias o desviaciones a modo de
replanteamiento en los procesos de enseñanza y aprendizaje con el fin necesario de realizar la
retroalimentación no solo como comunicación de resultados, también como ponderación en el
error y estimular la superación del mismo, reconociéndolo como algo natural para un aprendizaje
significativo.

La utilización de instrumentos evaluativos uniformes no permite captar los grados de


significación que los estudiantes les dan a los aprendizajes (Ahumada 2005:43)

Evaluación auténtica: conocimientos previos, ritmos de aprendizaje, pensamiento divergente,


motivación intrínseca.

Reconoce el error y estimula su superación.

Permite evaluar competencias y desempeños.

Aprendizaje situado, considera los contextos en donde ocurren los aprendizajes.

La evaluación no se concibe como un proceso inherente al aprendizaje, sino como un proceso


paralelo con tiempos y lugares diferentes para su realización. (Ahumada 2005:45)

Es la natural resistencia al cambio y a la innovación, (Ahumada 2005:46)

Obligación del profesor a permanecer atentos a las posibles carencias o desviaciones que sufren
los procesos de enseñanza y aprendizaje a fin de hacer las observaciones necesarias y
pertinentes para que el estudiante reconozca el error como una forma natural de aprender.

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