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REVISTA
DE
SOCIOLOGIA
APLICADA
experiencias
de S>
promoción
9
social
\
CARITAS ESPAÑOLA
Cuesta de Santo Domingo, 5 - MADRID-13
AÑO VI S E P T I E M B R E 1966 T r i m e s t r a l
nota bibliográfica
* Thuiller, Guy. LA PROMOTION SDCIALE. Presses Univ. de Fran-
ce. Col. «Que sais-je?» París, 1963.
Páginas
Presentación.................................................................... 3
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presentación
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Así, como experiencias urbanas se ofrecen «La animación so
cial en medio urbano», que recoge una experiencia canadiense,
y «Una asociación de fomento cultural en zona industrial», de una
localidad guipuzcoana. De la acción realizada en medio rural pre
sentamos «Fomento ganadero y promoción rural», de la provincia
de Castellón; una experiencia italiana sobre «Educación y desarro
llo rural» y «Un tele-club rural», de un pueblo de la provincia de
Madrid.
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los problemas sociales
y la
acción social
p o r D e m e trio C A SA D O
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La enumeración precedente corresponde exactamente a los fac
to re s de la acción social. La acción social tiene su fundamento
en la existencia de carencias y perturbaciones que afectan ai
hombre, bien sea directam ente o de manera inm ediata a través
de los efectos del d esequilibrio social. Para atajar estas situacio
nes la acción social procura u tiliza r o crear unos recursos ade
cuados, entre los cuales tienen una especial im portancia los que
se refieren al cuadro de normas, institucion es, fondos y funciones
correspondientes a la A dm inistración Pública del país.
Es evidente que de las cuatro dim ensiones citadas, solamente
la prim era y la segunda tienen un contenido de fenómenos que
pueden considerarse problemas sociales en sentido e stricto ; sin
embargo, las otras dos dim ensiones im plican una serie de d ifi
cultades y carencias que condicionan negativam ente la acción
social y que pueden ser consideradas tam bién problemas sociales.
Por ello, desde la perspectiva operativa de la acción social, in
teresa considerar integrados en la problem ática social las men
cionadas carencias y dificu ltad es. En la vida social se producen
problemas sociales ta les como la fa lta de viviendas para ciertos
sectores de población. La acción social ha de responder a esta
carencia y por ello— si se desean e vita r las fórm ulas «benéficas»
(2 )— necesita hombres dispuestos a organizarse en cooperativas
u otras form as de asociación que sirvan de base para resolver el
problem a; asim ism o es necesario que existan fondos públicos que
perm itan financiar la construcción de las viviendas. La carencia
de hom bres dispuestos a asociarse y la carencia de fondos pú
blicos, que son carencias al nivel de los recursos y del marco
institucion al, constituyen problemas para la acción social y, por
ello, en mi opinión, deben integrarse en el cuadro de la proble
m ática social.
a) Situaciones de dependencia.
La acción social se enfrenta, con frecuencia, con el problema
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de las categorías sociales dependientes; es decir, incapaces de
s u b s is tir sin una ayuda ajena: niños, enferm os y ancianos desvá
lidos, inválidos, dism inuidos de todos los órdenes, etc. La s o c ie
dad responde de estos problemas, en general, a través de fó rm u
las «benéficas»; sin embargo, a la acción social se le plantean
también problemas y posibilidades de rehabilitación de inválidos,
integración profesional, creación de puestos de trabajo especia
les para todo tip o de dism inuidos, prom oción de fórm ulas asocia
tivas (asociaciones de padres de niños subnorm ales), prom oción
de servicios de previsión (residencias y se rvicio s para ancianos,
gestionados y financiados por los m ism os), etc.
Las situaciones de dependencia provienen a veces de depen
dencias congénitas o adquiridas (enferm os y d is m in u id o s ); otras
veces la dependencia tiene su origen en in fo rtu n io s fa m ilia re s
(niños desvalidos); en o tros casos la dependencia arranca de
factores fisio ló g ico s (ancianidad). Sin embargo, debe tenerse en
cuenta que las exigencias sociales que estos problem as plantean
vienen matizados por determ inados factores de tip o social. Cuan
do están muy desarrolladas las funciones de a uxilio Ínter o intra-
fa m iliar, los servicios que ha de prestar la sociedad fre n te a las
distin ta s situaciones de dependencia es mucho m enor que en el
caso contrario. La dependencia del anciano, incluso, se produce
con más frecuencia en las sociedades donde su e statuto está
poco valorado (cual es el caso de las sociedades m odernas), que
en aquellas otras donde es objeto de gran estim ación. Por otra
parte, la tendencia a considerar que la sociedad tiene la obliga
ción de afrontar estos problemas, plantea unas exigencias de
atención crecientes.
b) Situaciones de pobreza
La insatisfacción de las necesidades fundam entales de a lim en
tación, salud, educación, vivienda, empleo y renta co n stitu ye una
problem ática social encuadrable, con más o menos propiedad, en
el concepto genérico de pobreza. Este problem a se produce en
muchos casos a un nivel carencial intenso, y co nstitu ye un pro
blema de carácter absoluto (hambre, analfabetism o, paro to ta l, e t
cé te ra ); en otros casos el problema es relativo, es decir, resulta
de comparar la realidad con los niveles a que han llegado otros
sectores sociales y a los que se aspira socialm ente.
La pobreza se presenta a veces afectando a grupos y com uni
dades enteras, pero en otros casos afecta, de manera más o m e
nos generalizada, a individuos y fa m ilias aisladas (parados, s i
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niestrados, personal no cualificado, clases inferiores, clases pasi
vas, e tc .). Este segundo caso es el que se encuadra dentro del
tip o que consideram os «carencias y perturbaciones del bienestar
y del desarrollo humano». Este tip o de pobreza recibe, con fre
cuencia, un tratam iento de tip o «benéfico», más, también es ob
je to con frecuencia de una acción social encaminada a resolver
sus problemas de alim entación (cooperativas de consumo, educa
ción en economía dom éstica, educación alim entaria, e tc.), salud
(educación sanitaria, saneam iento, e tc .) , educación (alfabetiza
ción, educación de base, e tc .), empleo (form ación profesional,
prom oción de la m ovilidad social, form ación de m igrantes, pro
m oción cooperativa, e tc ).
En la problem ática de la pobreza las d istin ta s m anifestaciones
de la m ism a vinculan en una relación de causa y efecto (analfabe
tism o — bajo nivel de renta— ; paro— mala alim entación— ; e tc.).
A sim ism o las situaciones de dependencia no atendidas desembo
can en situaciones de pobreza; por otra parte, muchos de los
problem as que verem os después pueden conducir a situaciones
individuales o colectivas de pobreza.
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cial, por ello los problem as de carencias y las lim ita cio n es a que
se hizo referencia anteriorm ente tienen una ciara reiación con las
perturbaciones del e q u ilib rio social. Estos pueden tip ific a rs e de
varias maneras; en este caso se u tilizan estos tre s tip o s : situa
ciones de marginalidad, atraso cultural y desorganización social.
a) Situaciones de marginalidad
Las situaciones de m arginalidad se producen en grados muy
diferentes, de tal manera que a veces se incluyen en otros tip os
de problemas, sin embargo, existen algunas muy típ icas que han
sido afrontadas en diversas ocasiones por la acción social. Tal es
el caso de los gitanos, los delincuentes y las p ro stitu ta s, entre
otras categorías. No se trata, en estos casos, de situaciones in d i
viduales más o menos generalizadas de m arginalidad, sino que
esta situación afecta a categorías y grupos enteros, las cuales
se encuentran en una posición claram ente desventajosa en orden
a lograr unas metas de bienestar y desarrollo.
b) Atraso cultural
c) Desorganización social
Esta denominación se refie re a una serie de anorm alidades so
ciales cuya característica común es la falta de consenso social.
En una sociedad en rápida evolución, cual es el caso de la
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nuestra, este problema afecta en cierta medida a toda la so
ciedad (con flictos de padres e hijos; indeterm inación de las
normas de com portam iento; rápida declinación de los valores;
e tc é te ra ).
En algunos sectores y comunidades el problema se presen
ta con una agudeza especial. En las comunidades rurales que
han entrado en contacto con la nueva cultura de manera súbita
e intensa, es normal que se haya producido una situación de
c ris is cu ltural; es decir, de confusión, ambigüedad y enfrenta
m iento de normas, crite rio s , conductas, etc.; en las comunida
des de nueva creación (barrios suburbiales, nuevas ciudades,
barrios de absorción, etc.) es tam bién normal que se produzca
una situación de caos social, originado en el desconocim iento
de sus habitantes, en la ausencia de un sedim ento de pautas
de com portam iento y en la carencia de relaciones, grupos, lí
deres, etc.; es decir, de organización social.
La Organización de Comunidad es una form a de acción so
cial que responde adecuadamente a esta problem ática, y los
centros sociales y las asociaciones, en general, se utilizan con
frecuencia como m edios para co rre g ir la desorganización com uni
taria.
Una form a de desorganización sociai a la que los m ovim ien
tos sociales de carácter moderado y refo rm ista no suelen de
dicar mucha atención, es aquella que consiste en una lim ita
ción anormal de las posibilidades de participación social de c ie r
tas categorías o grupos, como consecuencia de determ inados
desequilibrios de poder (caciquism o, monopolio, opresión de de
term inados sectores sociales, e tc .). No cabe duda de que es
tos problemas tienen una clara resonancia política, y por ello,
se tiende a pensar que deben ser afrontados por los m ovim ien
tos de acción política.
La acción social ha incidido, en ocasiones, sobre estos pro
blemas y puede hacerlo con toda propiedad (aún sin abando
nar su orientación refo rm ista no re v o lu cio n a ria ). La educación
cívica, la creación de instituciones, la organización social y eco
nómica de los sectores perjudicados, y otras acciones, son m e
dios adecuados para (incidir favorablem ente en los desequili
brios de poder y aun co rreg irlo s en cierto s casos.
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recursos es muy amplío. Todo elem ento que cumple una fun
ción social, o que puede ser utilizado positivam ente, es un re
curso. He aquí una enum eración de las grandes categorías de
recursos (3 ):
— la población
— las estructuras culturales
— las estructuras sociales
— las estructuras económ icas
—- la infraestructura.
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hizo referencia anteriorm ente persiguen la creación de este tipo
de recursos,
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O tro sector de problem as de interés es el que se deriva de las
posibles anorm alidades funcionales en la aplicación de las nor
mas.
O tro aspecto de las estructuras p olíticas que interesa a la
acción social es el correspondiente a las d ire ctric e s , medidas y
programas de ación social emanados de la A d m in istra ción Pú
blica. Tales elem entos tienen el carácter, en p rin cip io , de recur
sos, mas pueden producirse tam bién en ellos problem as de ca
rencia de orientación. A l p rim er tip o correspondería, por ejem
plo, la carencia de programas de educación sanitaria; al segundo,
tipo podrían a dscribirse todos aquellos program as en los que
la A dm inistración, desestim ando el princip io de subsidiariedad,
asume responsabilidades ejecutivas que podrían ser incorpora
das por la sociedad. De la m isma manera que a p ropósito de las
normas, además de los problemas estructurales apuntados, e xis
ten problemas funcionales, como por ejem plo las frecuentes d i
ficultades adm inistrativas con que tropiezan los aspirantes a be
neficiarse de los programas públicos.
Como no se pretende analizar la estructura de la problem á
tica social, sino sim plem ente apuntarla, creo que puede con
cluirse esta referencia a los problemas sociales que se le pre
sentan a la acción social al nivel de las estructuras p olíticas, in
dicando que el esquema manejado anteriorm ente (carencias, o rie n
tación inadecuada, desviaciones funcionales) podría aplicarse a
los restantes sectores de las estructuras política s que interesan
a la acción social; es decir, los órganos de la A d m in istra ció n com
petentes en la m ateria y los fondos financieros aplicables a la ac
ción social (5).
NOTA FINAL
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gro de sus objetivos, y que por e llo ha de m ejorarlos, crearlos y
o rie n ta rlo s adecuadamente. Ello explica el que la acción social
debe abordar campos tales como la prom oción Institucional o la
prom oción legislativa, los cuales, aunque no son específicam en
te sociales, pueden convertirse en plataform as de lo social cuan
do sirven a sus fines. En ú ltim o té rm ino esta consideración pue
de generalizarse, en cuanto que la acción social no se caracteriza
por la naturaleza social de los elem entos que maneja, sino de los
fin e s que persigue, aun cuando, en rigor, éstos varían en alguna
m edida según la posición de los agentes de la acción social.
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metodología
de la promoción social
p or A n to n io DEL VALLE
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de las personas y grupos, socialm ente deprim idas o marginales,
provocado por personas ajenas a esos grupos y que son conscien
te s de las deficiencias que presenta el orden social existente y de
seosas de reform as eficaces y no de cambios radicales, produc
to re s de nuevos desajustes y problem as sociales.
LA IDEOLOGIA Y EL METODO
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sos en la Integración del grupo y en su desarrollo cu ltural.
Lo que parece claro es que en m ateria de acción social no
privan los m odelos económ icos de que los resultados corren
parejos con las inversiones realizadas. Con solo m entalidad eco
nóm ica no se pueden apreciar los cambios de actitudes, los
avances culturales, el m ejoram iento de la vida social, la tom a
de conciencia ante los problemas, el aumento del sentido de
responsabilidad, la aprehensión de o bjetivo s comunes, etc. Los
resultados externos de la prom oción social (número de peones
transform ados en obreros especializados, de analfabetos «alfa
betizados», de cooperativas, de centros co m u n ita rio s...) son fá
cilm e nte cuantificables, pero aquéllos que se refieren a los va
lores m orales y socio-culturales no se pueden m edir si no se
posee una fina intuición desprovista de pre ju icios sobre lo que
«hay que alcanzar». Quizá por esta razón— y por prim ar los va
lores económ icos— se busquen con ansia los resultados e x te r
nos y se m enosprecie la tarea educativa y la acción social en
dógena.
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siem pre una obra solidaria, en la que los líderes de la comuni
dad juegan un papel preponderante, básicam ente educador.
Y es que ambos tip os de promoción tienen características or
ganizativas y de animación muy dispares. El m ontaje de unos cur
sos de form ación profesional, por ejem plo, precisa gruesas in
versiones, gestiones sin cuento, un aparato organizativo a tono con
la obra a desarrollar y un m ínim o de animación socio-cultural:
grandes sectores de la población sienten la necesidad de cuali
fica rse profesionalm ente y «esperan» la ocasión para acceder a
ella. Sin embargo, el grupo de vecinos que lucha por crear un
interés común a toda la barriada para enfrentarse con los proble
mas vecinales, precisa un a lto grado de animación, previo a la
puesta en marcha de la acción externa. Y esta animación sólo
se logra desde dentro del grupo vecinal, o al menos con su pro
pio esfuerzo y deseo solidario.
Parece claro que los prom otores que se proyectan sobre un
determ inado grupo social, las instituciones de gran ámbito de
acción e incluso los «notables» de la localidad, se orientan hacia
la promoción social de resultados externos, dado que no exige
gran dedicación a la tarea educacional, de conducción de perso
nas o de animación a través de los líderes de la comunidad. No
cabe duda que esta manera de proceder, que es beneficiosa en
sí misma, no suele producir resultados duraderos y se parece
más bien a la acción benéfica que a la verdadera acción social,
aunque el objeto de sus actuaciones sean m aterias específica
m ente sociales.
La participación de las personas a promocionar, contar con sus
opiniones y con sus líderes naturales, conformar las obras y ser
vicios de promoción de acuerdo con sus deseos más profundos
y «tenerlos en cuenta», no sólo en los discursos, parecen postu
lados esenciales en los que debe fundam entarse la m etodología
a emplear. No podemos extendernos aquí sobre el grado de pre
paración, la responsabilidad com unitaria y el «si saben lo que
quieren» que muchos argumentan al llegar a este punto. Lo que
sí parece claro es que la promoción social no se puede imponer
ni re p artir como el que da un aguinaldo.
Los animadores experim entados de la prom oción social, aqué
llos que fomentan el cambio social en la base y revisan con sin
ceridad y sin «aprioris» los métodos que utilizan, saben que hay
que armonizar los dos tip os de promoción social aquí apuntados.
No bastan los resultados externos, sino que se precisa un pro-
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tundo trabajo en el plano cu ltural (in te rn o) y de la responsabilidad
ante el mundo de los demás, por lo que tratan de conjugar lo
exógeno y endógeno que la prom oción social lleva consigo. Y en
esta orientación, el concurso de la propia comunidad es im pres
cindible; y la comunidad se representa por sus líderes y por su
solidaridad de grupo, latente o en potencia.
LA ACTITUD PROMOTORA
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LA PLANIFICACION SOCIAL «DE OFICINA»
LOS LIDERES
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los que aseguran el carácter representativo, por así decir, de las
actuaciones. Podríamos d ecir que su función básica, además de
las propias de su liderazgo (anim ación y educación), es la de
s e rv ir de «puente» entre los prom otores o iniciadores del proce
so social y la comunidad sobre la que se actúa.
El term óm etro que nos p erm itirá m edir sin vacilaciones el gra
do de influencia y el carácter popular que pueda te ne r una d ete r
minada obra social lo proporciona la presencia o no de líderes,
representativos de la comunidad, en la m ism a. Aquellas realiza
ciones que cuentan con una gran masa de b en eficiarios y un equi
po prom otor, más o menos am plio, pero sin líderes, surgidos del
propio grupo, están haciéndole un flaco se rvicio a la prom oción
social ya que, quieran o no, estim ulan el desarrollo del «espíritu
de beneficiarios» y no crean una vida com unitaria auténtica.
A este respecto conviene señalar que las d ific u lta d e s con que
se tropieza para contar con los líderes de la comunidad suelen
ser de tre s tip os:
1. Temor hacia los líderes.— Hay prom otores sociales que con
sideran que los líderes son peligrosos para el p orven ir de
las obras de prom oción social, ya que pueden poner a d is
cusión los fundam entos m ism os de dichas obras o, cuan
to menos, darles una orientación d istin ta de la que han
pensado los prom otores. Aparece aquí el hecho de la «in
docilidad» de los líderes.
2. Incorporar líderes sin prestigio.— Por fa lta de orientación,
por la prisa de empezar cuanto antes, por m alicia o por
ignorancia, algunos prom otores erigen en líderes de las ac
tividades a personas que no gozan de p re s tig io entre sus
compañeros o que representan grupos m in o rita rio s, y cuya
intervención es más disolvente que beneficiosa.
3. Inexistencia de líderes por desorganización social.— En zo
nas suburbiales, comunidades de reciente form ación o loca
lidades con gran presión ideológica o social, parece que no
se pueden encontrar los líderes naturales, bien por no e xis
t ir o por la fa lta de ám bitos de convivencia a través de los
que se m anifiesten. También suelen presentarse estas s i
tuaciones por el abandono secular y la fa lta de vida asocia
tiva que se padece, a este respecto, en el país. En ta les
situaciones, el m étodo más adecuado puede ser el de
orien ta r los esfuerzos hacia la creación de un liderazgo de
nueva planta.
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La experiencia de animación urbana en el barrio de Saint Hen-
ri, que se incluye en este m ism o número, m uestra claram ente el
in s u stitu ib le papel que los líderes han de cu m p lir en cualquier
realización social.
En un libro sobre el desarrollo de líderes comunales, publi
cado en los Estados Unidos, se presenta la siguiente lista de t i
pos y características de líderes. Nos parece de gran importancia
esta tipología dado que parece llegada la hora de d iscrim inar en
tre líderes y «líderes»:
1. El que tiene fama.
2. El perito o experto que tiene conocimientos.
3. El tipo ««padre de familia» que resuelve el problema de sus
«niños».
4. La fuerte o querida personalidad que atrae, no importa sus
conocimientos.
5. El manipulador.
6. El organizador de la comunidad que concentra sus esfuer
zos en el programa.
7. El organizador, o educador, de la comunidad que concentra
sus esfuerzos en el desarrollo de la gente.
8. El líder-participante que desarrolla por medio de su parti
cipación activa en cualquier forma de actividad comunal.
(2)
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pañoles somo un desastre: o pesim istas u o ptim istas, pero valo
rando escasamente que la gente, por pequeños que sean sus in
gresos, sea capaz de sostener económ icam ente una obra social.
Y generalm ente se enfoca mal este asunto ya que los pesim istas
creen que «la gente es incapaz de co n trib u ir para una obra que
beneficia a todos», cuando en realidad lo que pasa es que la gen
te o no considera «aquéllo» como suyo o nadie ha desarrollado
su responsabilidad económ ica como para que colabore.
También sucede a veces que de los asuntos económ icos de
una realización social sólo se enteran un grupo de «iniciados», bien
porque se considere que «los demás bastante tienen con p a rti
cipar en lo que pueden», bien porque «estas m aterias sólo las
pueden resolver los especialistas» o porque convenga guardar el
«secreto de procedencia». Con independencia de las situaciones
particulares, el m étodo en la acción social exige inform ación
porque únicamente los que tienen información se interesan.
A veces la gente sencilla tiene ideas geniales sobre cómo f i
nanciar determ inadas actividades sociales. Y el potencial humano
que se puede m oviliza r cuando una actuación «prende» en la co
munidad, traducido en valores económ icos, es de una cuantía in
imaginable: prestación personal, fa cilita ció n de vehículos y trans
portes, m aterial, etc., son ejem plos conocidos y poco empleados,
LA ASISTENCIA TECNICA
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1. Asistencia técnica para organizar la obra. Suele ser muy
variada y de carácter especializado (organizar una coope
rativa, un centro profesional, e tc .). D ifíc il de encontrar y
de alto costo.
2. Asistencia técnica para encontrar recursos. Supone un am
p lio conocim iento del marco leg isla tivo e instituconal de
la promoción social. Se so licita con gran frecuencia.
3. Asistencia técnica para la animación. Precisa instituciones
com petentes en la m etodología de la promoción y el tra
to con las personas. Los prom otores no suelen valorar su
ficien te m e nte la necesidad de este tip o de asistencia té c
nica.
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9. Revisión constante de los resultados y rectificación, si pro
cede. Asistencia técnica.
10. Influenciar masivamente a la comunidad. Participación*
11. Especialización de los animadores para reemplazar la asis
tencia técnica.
12. institucionalización con carácter permanente.
13. La comunidad dirige el proyecto.
CONCLUSION
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la animación social
en medio urbano:
una solución
p o r M ie h e l B LO NDIN
EL BARRIO DE SAINT-HENRI
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neciente a la mayoría étnica y que permanece socialm ente mar
ginada.
La situación actual
Breve historia
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manera de las gentes del campo, en veladas y en bailes populares
y seguían dando im portancia a las relaciones fa m iliares.
La cris is provocó transform aciones decisivas. M ontreal se des
arrolla hacia el norte y el este. Aparecen zonas residenciales en
las proxim idades de SH. Se puede fija r en esta época el com ien
zo de la em igración fuera de SH, que proseguirá siem pre. Los
elem entos más dinám icos, y a menudo los más afortunados, aban
donan el barrio para establecerse en otra parte. Los profesiona
les y los com erciantes continúan ejerciendo su o ficio en el barrio,
pero eligen sus d om icilios en barrios más atrayentes.
En consecuencia, SH se compone de dos categorías de po
blación: los obreros y los indigentes. Los obreros consiguen me
diocres rentas de su trabajo. No cualificados, ejercen su a c tiv i
dad bien en los transportes, bien en las industrias antiguas y
poco mecanizadas del barrio. Tienen poca ocasión de ver aumen
ta r sustancialm ente sus rentas. Si están sindicados son poco ac
tiv o s en sus sindicatos. Son estables en su empleo y su vida fa
m ilia r es de alta calidad.
La otra categoría de la población com prende personas o fa
m ilias que sacan su renta de la asistencia pública o de fuentes
irregulares. Son los parados, los inestables, los inaptos para el
trabajo, los inválidos, las madres necesitadas. Según te s tim o n io
de sacerdotes y de otros observadores, su número crece sin ce
sar, porque los nuevos habitantes que van llegando al barrio per
tenecen a esta categoría. Todos están caracterizados por la ines
tabilidad y la inseguridad. C onstituyen un estrato social in fe rio r
que hay que d istin g u ir de los obreros que acabamos de m encio
nar. Geográficam ente, están concentrados al este y al sur del ba
rrio, m ientras que los obreros habitan más bien al norte y al
oeste. No deberá olvidarse esta d iferenciación social y geográ
fica si se quieren com prender los problem as que plantea SH.
De estas observaciones notemos sobre todo que el destino
de SH ha sido perder gradualm ente sus elem entos dinám icos y
acoger a una población económ icam ente débil y depauperada. Ha
remos notar más adelante que este d eclina r se ha v is to acompa
ñado de un deterioro físico paralelo.
Mentalidad
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te, los demás m ontrealistas m anifiestan una incomprensión total
hacia este barrio y reaccionan bajo la tenaz influencia de prejui
cios alim entados por la prensa y la te levisión . Hay que haber
vivido en SH para com prender lo que significan estos prejuicios
y qué reacciones provocan.
La población de SH pertenece a un mundo aparte. Encuentra
en ella misma la satisfacción a una necesidad profunda: la de con
tactos cotidianos con otras personas de la misma condición
(«gente como nosotros», d ice n), que comparten los mismos va
lores y la misma manera de percibir el mundo. Los habitantes
de este barrio encuentra reconfortante v iv ir entre ellos. Tienen
necesidad de estos contactos, bastante rudos a los ojos de cual
quiera que sea extraño al barrio, pero cuán sinceros para las
personas y fa m ilias de allí. De ahí nace un sentimiento intenso
de pertenencia al medio. Es el aspecto positivo del aislam iento.
La población se id e n tifica con su barrio, está orgullosa de per
tenecer a él y encuentra esenciales satisfacciones que impiden
una decadencia más profunda. Este se ntim iento de pertenencia
compensa quizá la inhumanidad del mundo del trabajo.
Una im portante proporción de la mano de obra de SH trabaja,
bien como obreros no cualificados en industrias donde la lengua
de trabajo es el inglés, bien como empleados subalternos en pe
queñas empresas habitualm ente bajo dirección inglesa. La ma
yoría de los hom bres ejercen o ficio s sin interés y desprovistos
de sentido, en empresas donde su opinión no cuenta y en las
que entran en contacto con sus patronos en un idioma que no es
el suyo. Estos obreros no tienen ninguna fuerza y no consiguen
más que frustraciones.
No debemos sorprendernos si otra a ctitud de esta población
hacia su b a r r io e s la apatía. Esta se vuelve el mecanismo que
permite sobrevivir, sobre todo, cuando el obrero no encuentra en
el hogar la seguridad y el calor humano que necesita. La apatía
se combina con la necesidad de v iv ir con «gentes de su mundo»
y el orgullo de pertenecer a este barrio, im pidiendo que estos
sentim ientos se traduzcan en acciones positivas.
La cohesión política de SH es mínim a. Los ciudadados están
poco interesados en la política. Si votan, se contentan con apoyar
al candidato «elegido» por la máquina electoral. Se saben y se
sienten sin peso. Las autoridades m unicipales han acentuado este
sentim iento al dejar empobrecerse el barrio desde hace veinte
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años, m ientras aportaban sustanciales m ejoras a un barrio ve
cino. Los representantes p olítico s del barrio se interesan poco
por las mejoras, porque no son tanto los representantes de la
pobación como los servidores de los reales detentadores del
poder: los m iem bros de profesiones liberales y los hom bres de
negocios, dominados a su vez por unos cuantos individuos. La
población local no tiene poder real y se hunde en la desespe
ranza.
Estos puntos resumen nuestras observaciones en el curso de
la exploración p re lim ina r del barrio. Reconstruirem os ahora la
h istoria de nuestra experiencia de anim ación, dividiéndola se
gún los dos campos principales en que se ha desarrollado.
LOS COMIENZOS
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bolo que le probara que el barrio no sería dem olido. La escuela
se tomaba como fa cto r de estabilidad y de prestigio. Tenía un
va lo r sim bólico.
Con el fin de form ar el grupo de ciudadanos que se iban a
ocupar de este problema, juzgamos conveniente apoyarnos en un
organism o que ya existía, aunque con poca vitalidad, para que
convocara a los padres en una reunión semi-pública. Se elig ió
una quincena de personas que tom ó el nombre de Asociación de
Padres de SH. La Asociación de Padres lim ita ría su tarea al pro
blema de la escuela. El campó de acción estaba, por el mismo
hecho, reducido al de la parroquia de SH, al que prestaba servi
cio la escuela. La parroquia está situada en el centro del barrio
de SH y es una de las más antiguas y la más populosa, contando
con doce m il personas.
La Asociación em prendió su trabajo con ardor. El 18 de abril
estableció el p rim er contacto con la C om isión de Escuelas Cató
licas de M ontreal (C. E. C. M .). A! m ism o tiem po, efectuaba un
sondeo con los padres para conocer su opinión. Sobre un total
de 1.209 padres a que se elevaba la cifra , 1.114 dieron la segu
ridad de que apoyarían la acción de la Asociación.
El 28 de mayo se efectuó la prim era asamblea general de pa
dres de SH. El objetivo de esta reunión era presentar el nuevo
com ité, inform ar a los padres de las acciones emprendidas y pe
d irle s su apoyo y sugerencias. Hubo gran entusiasm o y los padres
de SH apoyaron con vigo r las iniciativa s de su Asociación.
Después de esta asamblea pública tuvo lugar una reunión con
los com isarios de la CECM. Durante esta reunión los m iem bros
del com ité estuvieron intim idados por el «bombo» que rodeaba
a los com isarios y reivindicaron débilm ente, contentándose con
medías respuestas. De regreso a SH tenían la im presión de ha
ber estado por debajo de su m isión, pero sacaron de ello una
lección para el fu tu ro .
EL PROGRESO (1963-1964)
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saron las cuestiones que se tenía la intención de plantear, se
pusieron de acuerdo para e xig ir ciertas m ejoras inm ediatas y se
designó un ponente.
La reunión con los com isarios tuvo lugar el 9 de octubre. Se
d iscu tió sobre el equipam iento de la escuela y sobre o tros pro
blemas de orden escolar. Se inform aron de todas las gestiones
necesarias para la construcción de una escuela. Term inó la re
unión con gran satisfacción de los padres, pues todas sus deman
das fueron aceptadas. La cuidada preparación de esta reunión per
m itió al com ité sentirse a gusto y e xig ir respuestas precisas. Los
com isarios — d ije ro n — estaban tan sorprendidos que no pudieron
más que acceder a las peticiones.
En las reuniones que siguieron continuaron ocupándose a c ti
vamente de la escuela, interesándose al m ism o tie m p o p ro g re si
vamente por otras cosas, tales como los esparcim ientos. La A so
ciación abordó el a nálisis de este problem a en su reunión del 28
de noviem bre. Se entresacaron algunos elem entos de la situ a
ción y se consultó a las personas en o tro tiem po responsables
de las diversiones. La am plitud del problema y sus aspectos esen
ciales se precisaron progresivam ente. Algunos m iem bros lo con
sideraron tan agudo que sugirieron la form ación de un com ité
autónomo para resolverlo. En su reunión del 22 de enero de 1964
la Asociación com isionó a dos de sus m iem bros para crear este
com ité y reclutar colaboradores. A sí se funda el S e rvicio de Es
parcim ientos de Saint-Henri, Inc.
El año que había acabado p erm itió a la Asociación afianzar sus
fundamentos, dar a sus m iem bros más seguridad y hacerles des
cu b rir el sentido y el valor de su com etido. Los m étodos de tra
bajo en grupo se m ejoraron con más orden. A prendieron bien a
preparar una asamblea pública y a u tiliza r los periódicos. El p re
sidente m anifestó un gran sentido de líder y mucha habilidad en
la distribución de tareas y la utilización de los subcom ités.
LA SITUACION EN 1964-1965
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iO
3
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contribuyendo a poner en marcha dos organism os: El Comité de
Educación de Adultos y el Comité «Nosotrosy Saint-Henri». El pro
blem a de la construcción de la nueva escuela seguía, sin embar
go, siendo su preocupación principal hasta febrero de 1965, mo
m ento en que comenzaron efectivam ente los trabajos de esca-
vación. De septiem bre a febrero de 1965 hubo frecuentes contac
to s con la CECM, e incluso una reunión con el adjunto del pre
sidente de la misma. El éxito dependía de este esfuerzo soste
nido y perseverante. La Asociación tuvo que hacer frente, en efec
to, en medio de cierto escepticism o y de las burlas de la mayo
ría de los padres, porque la población seguía siendo incrédula y
veía poco posible que una promesa pudiera volverse realidad.
A l m ism o tiem po la Asociación se interesaba por otros pro
blemas tocantes al m ejoram iento físico del barrio. El más im
portante era la creación y arreglo de espacios de juegos para los
niños. La Asociación obtuvo, no sin esfuerzos, dos nuevos par
ques. El prim ero, el patio de la escuela secundaria de SH, se
consiguió después de una decena de gestiones. Se trataba so
lam ente de probar la necesidad de parques y obtener la colabo
ración de dos organism os: la CECM y el Servicio de Parques de
la ciudad de M ontreal. Para la puesta a punto del segundo parque
hubo necesidad de u tiliza r un terreno de estacionam iento m uni
cipal que los com erciantes del barrio habían obtenido después
de largas gestiones. Los prim eros intentos, en ju lio de 1964, no
dieron ningún resultado. Este terreno de estacionam iento, aun
que poco utilizado, estaba confiado por el Ayuntam iento a un po
deroso grupo de com erciantes. Un prim er encuentro con éstos
no aportó ningún resultado. Fue entonces cuando una petición fir
mada por todos los residentes de los alrededores y por varios
com erciantes provocó una reunión con el presidente del Com ité
E jecutivo de la ciudad de M ontreal. Este reconoció que la re i
vindicación de la Asociación estaba bien fundada, pero confesó
que d ifícilm en te podía oponerse a los com erciantes. Después de
m últiples trabajos, éstos cedieron y el Com ité Ejecutivo dio orden
de co nve rtir este te rre no en campo de juegos para los jóvenes.
Se pudo u tiliza r desde ju lio de 1965.
De febrero a junio de 1965 la Asociación se interesó, además,
por las d ificultades escolares de los niños. Colaboró tam bién con
el Servicio de Parques de M ontreal, a fin de poner en marcha un
«Club de la Edad de Oro», que estaría a disposición de las per
sonas de edad de este sector. En el curso de una asamblea
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púbica, la Asociación dio cuenta detallada de todas sus a ctivida
des. Los padres estaban encantados. C ontrariam ente a su actitud
en reuniones precedentes no propusieron ningún nuevo programa
de actividades. Parecían m om entáneam ente satisfechos de los
numerosos resultados obtenidos tan rápidam ente.
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política del Servicio de Parques de M ontreal comenzó a m od ifi
carse en cierto s puntos.
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LOS R ESU LTA DO S
b) Creación de un liderazgo.
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rido una madurez cívica que raram ente se encuentra en los ba
rrio s obreros. Estos ciudadanos han descubrierto que unidos pue
den realizar mejoras importantes en su medio. Han adquirido con
fianza en ellos m ism os y se sienten capaces de actuar. Están
orgullosos de ello.
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población. Paradójicamente, todos los que fueron som etidos a este
sondeo reconocieron la existencia de un problema agudo, pero
nadie osó proponer ninguna solución porque, en d e fin itiv a , decía
«esto no estaba tan mal» y que de todas maneras «no había nada
que hacer»...
El barrio, como hemos hecho notar al princip io, form a una ban
da larga y estrecha. Esta banda está cortada a lo largo por un fe
rro ca rril, que cuenta hasta con ocho vías, y por dos anchas ave
nidas que sirven de lazo con los suburbios del oeste de M ontreal,
Está rodeado de industrias y cuenta tam bién con varias en su cen
tro. Podemos hacer la imagen siguiente: un barrio d ivid id o en va
rios pequeños islotes, contando cada uno con una población de
dos a cinco m il habitantes.
Por datos sacados de un estudio m unicipal que com prende una
parte im portante del barrio, este sector cuenta con el 58,2 por 100
de alojam ientos con más de setenta y nueve años, 72 por 100
de sesenta años o más, 4,7 por 100 solam ente de a lojam ientos
construidos hace menos de tre in ta años. La calidad de las casas
deja mucho que desear. Numerosos alojam ientos tie ne n necesi
dad de reparaciones im portantes. La m itad de los cuartos no tie
nes ni baño ni agua caliente. Los espacios libres y los parques
son raros y hasta ei año pasado, claram ente insu ficie n te s. Las ha
bitaciones están revestidas de madera o de tejas y tocan las
aceras. La mayoría no tiene patio individual ni balcón. El a lq u ile r
mensual en este sector es de 42,20 dólares por mes, m ie ntra s que
es de 66 dólares en el conjunto de la ciudad d M on trea l. Según
las normas de la O ficina Federal de Estadística, en 1961 el 26,35
por 100 de los alojam ientos estaban superpoblados.
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en colaboración con la Ayuda Mutua parroquial de SH. Este fue el
nacim iento del grupo que, al mes siguiente, tom ó el nombre de
«Nosotros, Saint-Henri».
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«o
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diversas razone? independientes del com ité, sólo acuden unas 40
personas, éstas m anifiestan mucho interés. Lo que im porta es
que un grupo de ciudadanos de SH se prepare para jugar un papel
activo en la renovación del barrio y que los m iem bros del com ité
tomen conciencia de la am plitud del problem a y de sus responsa
bilidades en este terreno.
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Desde la semana siguiente ei com ité preparó una segunda
asamblea con la idea de inform ar a fa gente de SC de los pro
yectos de la ciudad de M ontreal. Con este fin se invitó ai d irector
de( S ervicio de Urbanismo para que sum inistrara inform ación so
bre el proyecto «La pequeña Borgoña» y respondiera a las pre
guntas de los ciudadanos. A cudieron más de trescientas personas.
Esta vez era la primera que una asamblea pública informaba a
la población sobre un proyecto municipal que le tocaba de cerca;
era un precedente importante.
En el curso de los seis meses siguientes los com ités «Nos
otros, Saint-Henri» y «El sueño de los ciudadanos de Santa Cune-
gunda» cooperaron frecuentem ente en sus proyectos comunes. Es
to s dos com ités se apoyaron m utuam ente, poniendo en común al
gunas de sus preocupaciones. Los m iem bros de «El sueño de los
ciudadanos de SC» debían acelerar su «entrenamiento», porque
la ciudad de M ontreal se proponía em prender pronto la renova
ción de esa zona y habían comenzado ya las investigaciones pre
lim inares para un programa de renovación en los próxim os años.
Nuestra tarea consistió en preparar rápidam ente el com ité para
que tu viera un papel activo en la discusión de los objetivos y pre
paración de los planes.
ALGUNOS PROBLEMAS
Estos com ités estaban com puestos por personas del medio,
sobre todo por obreros y amas de casa. La tarea del animador era
en p rim er lugar interesarles y m ostrarles la urgencia de la situa
ción y después com prom eterles a proseguir el análisis sistem á
tic o de la situación; ayudarles, en fin , a descubrir lo que podían
hacer. Este análisis debía hacerse, tanto de los componentes ob
je tivo s de la situación, como de la form a en que la población la
percibía. Esto significaba d escubrir sim ultáneam ente la am plitud
del problema y la inconsciencia o indiferencia de una parte de la
población, debiendo apoyar el plan de acción en esta doble toma
de conciencia.
Como el problema del alojam iento es una responsabilidad pro
vincial abandonada a las m unicipalidades, el interlo cu tor principal
del com ité debía ser la autoridad m unicipal. Antes de la in te r
vención de los párrocos, en diciem bre de 1964, la actitud de
las autoridades era ambigua. Lo menos que se puede decir es
que no le daban gran prioridad a este problema, pero por te
m or a indisponer contra ellas al público normalmente atento,
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las autoridades reacionaron rápidamente a la declaración de los
párrocos y em prendieron el estudio inm ediato de un se ctor en
el que ya teníam os form ado uno de los com ités de renovación
urbana.
Es difícil establecer un diálogo entre las autoridades munici
pales y las agrupaciones de ciudadanos. Tanto por parte de las
autoridades, como por la de los funcionarios responsables del
sector, se veía con m alos ojos, por así d ecirlo , la form ación
de estas agrupaciones y, por prim era vez, el S ervicio de Urbanis
mo se veía forzado a dialogar con ellas e intentaba re s is tirs e pa
sivam ente — salvo su d ire c to r— invocando toda clase de pre tex
tos. Consideremos un m om ento de cerca este problem a.
AI parecer, los obstáculos son de dos órdenes: la inseguridad
de los especialistas y una defectuosa concepción de la dem ocra
cia. Los especialistas se incorporan a un nuevo tip o de acción, la
renovación urbana, y se sienten más o menos inquietos a conse
cuencia de la am plitud del problema y del pequeño núm ero de
técnicos com petentes con los que pueden contar. A b rir el diálogo
es aceptar que se pongan en tela de ju ic io sus ,análisis y sus
planes, que se les fuerce a explorar nuevos caminos y que in
cluso se contradigan sus opiniones. Es como m eterles en un ca lle
jón sin salida para su punto de vista. S ignifica, igualm ente, una
amenaza para su suprem acía. Ellos no ven qué es lo que puede
aportar una participación de la población.
Por su parte, las autoridades m unicipales se oponen, sin exa
gerar, a reconocer a estos com ités, pretextando que el barrio
está ya representado por un consejero. Las autoridades tie ne n en
cuenta siem pre a los d iferen te s grupos de presión, sobre todo
a los financieros, sin interrogarse sobre el número de sus m iem
bros y su carácter representativo, sin embargo d ifíc ilm e n te acep
tan esta nueva fuerza popular. Los com ités son un nuevo com
ponente de la situación y exigen, por su m ism a e xistencia, que
se cuente con ellos y quieren tom ar parte inm ediatam ente en
las decisiones que les conciernen.
Esta voluntad de actuar de los ciudadanos pone de re lie ve ne
gativam ente dos aspectos esenciales de M ontreal: su organiza
ción adm inistrativa y sus mecanismos representativos. Un exa
men atento de estos dos engranajes p erm ite ver en qué les pue
de afectar una empresa de animación.
La adm inistración de la ciudad de M ontreal está fu e rte m e n te
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centralizada. Los diversos funcionarios de un sector dado depen
den de un jefe de servicio, especie de m in istro no electo, cuyo
papel se reduce a menudo a ejecutar los reglam entos que ordena
el C om ité Ejecutivo, en el que no tie ne voz deliberante. Salvo
para algunos servicios m unicipales, no existen subunidades adm i
n istra tivas locales. Los ciudadanos que desean una m ejora o un
cam bio deben, en la mayoría de los casos, ponerse en contacto
con el jefe deí servicio m unicipal. En estas condiciones, es ine
vita ble que no deseen ve r m ultiplica rse las asociaciones de ciu
dadanos. Estas, en efecto, se unirían a los diferentes grupos de
presión que estos je fe s de se rvicio deben ya tener. Si ocurre que
los contactos con los jefes de se rvicio no bastan, lo que es fre
cuente, los ciudadanos están obligados a som eter directam ente
su petición al presidente Ejecutivo. Por su parte, los consejeros
que representan a los ciudadanos no tienen actualmente más que
un m ínim o poder leg isla tivo y ningún poder adm inistrativo o ficial.
Influyen muy poco en la adm inistración de la ciudad y represen
tan mal los intereses y las preocupaciones de sus barrios. De
ahí la im posibilidad de los ciudadanos para hacerse oír por estos
Interm ediarlos.
Sin embargo, si estos ciudadanos se agrupan para fines pre
cisos, tienen una conciencia muy viva de los problemas que les
preocupan y de ahí que deseen p articip a r intensam ente. Así. uno
de nuestros com ités, a p a rtir de una necesidad im periosa y de
un conocim iento íntim o del barrio, se ha planteado la validez del
em plazamiento y puesta a punto de un parque. Después de este
anáiisis, los m iem bros de este com ité propusieron un nuevo em
plazam iento y una nueva puesta a punto. Según los urbanistas
qué consultam os, esta propuesta tenía mayor validez que el p ri
m er plan oficia l y se basaba en m ejores crite rio s. Un grupo de
ciudadanos es más sensible a las necesidades del barrio qué a
las contingencias exteriores.
Por las mismas razones, este com ité se preocupó del proble
ma del realojam iento de las fa m ilias desahuciadas. Hasta ahora
este problema había sido escamoteado por las autoridades pú
blicas, que parecían no te ne r conciencia del drama que consti
tuye para una fa m ilia la obligación de tener que abandonar su
alojam iento, lo que sign ifica a menudo te ne r que dejar el barrio.
El com ité estudió el papel que podría jugar la empresa privada
en la construcción de alojam ientos a precios módicos. Las prim e
ras conclusiones le llevaron a dudar de que una empresa privada
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se com prom etiera a tales trabajos. Pero entonces, ¿quién iba a
c o n s tru ir las viviendas necesarias? ¿Qué otras soluciones puede
haber? En este punto el com ité se enfrentó con dos tip os de s o
luciones: la vivienda urbana cooperativa y la vivienda propiedad
del Estado, estudiando a fondo cada una de las fórm ulas. H ubie
ra sido entonces m ejor com pletar este estudio por medio de un
diálogo con el Ayuntam iento. Se hubiera podido proceder más
rápidamente a una decisión sa tisfa cto ria para todos.
LA INFORMACION NECESARIA
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percusión en las gentes que detentan ya el poder. Es, pues, im
portante hacer un análisis preciso de la d istribu ción del poder;
evaluar los lazos que existen entre los diferen te s detentadores
del poder; determ inar si éstos son residentes del barrio u hom
bres de negocios del e xterior. En efecto, ocurre a menudo que
algunos de éstos controlan a los políticos de un barrio o de una
región. A otra escala, im porta tam bién conocer a las personas
con cargos dentro de las Organizaciones de tip o parroquial, como
la Caja Popular, la de San Vicente de Paul, la Liga del Sagrado
Corazón... Algunas veces un pequeño número de individuos con
trolan estos organism os durante varios años y se vuelven fac
tores de inercia. El análisis del poder, aunque sea sumario, per
m ite hacerse una buena idea de las fuerzas representativas y
prever los co n flicto s que podrían derivarse de nuestro trabajo en
el barrio.
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en todas las etapas del trabajo. El ideal sería no comenzar has
ta el m omento en que el conocim iento de un m edio sea sa tis
factorio, aunque como es poco posible retardar la acción hasta
ese punto, hace fa lta saber analizar y diagnosticar sobre la m ar
cha.
EL PAPEL DE ANIMADOR
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es decir, a gentes que no habían te nid o nunca hasta ese mo
m ento ocasión de darse cuenta de la fuerza que podían repre
sentar como comunidad de ciudadanos. Era su prim era experien
cia y teníam os que hacerles adquirir la confianza en ellos mismos,
que les perm itiera hacer fren te al conjunto de sus conciu
dadanos, así como a las autoridades con las que tendrían que
reunirse. El descubrim iento de los problemas y el descubrim ien
to de la fuerza que se posee como grupo, tienen la misma im
portancia en la puesta a punto de los p relim inares de la acción.
En esta puesta a punto el papel del anim ador es prim ordial y
éste debe dar todo el estímulo necesario a les que anima, evi
tando que le sean dependientes.
Durante todo el curso de la acción, el animador social debe
igualmente aportar toda la ayuda técnica necesaria para iniciar
a los m iem bros en el trabajo en com ités, experiencia nueva para
la mayoría de ellos. Hace falta que cada una sepa expresar su
opinión y juzgar en su valor la opinión de los otros. Cada m iem
bro debe tam bién iniciarse en nuevas tareas. El presidente apren
derá a d irig ir eficazm ente una reunión; a rep artir responsabili
dades; a hacer fre n te a los inevitables co n flicto s que surgen
en el in te rio r del com ité; a asegurar los resultados en el traba
jo. El secretario, a redactar el orden del día de las asambleas.
El publicista a dar una inform ación adecuada a la población,
etcétera.
El animador social, por su parte, asegura la ejecución del
trabajo del secretario, prepara los docum entos y ciertas cartas,
se pone en contacto con los especialistas, bien para obtener
datos técnicos, bien para preparar las reuniones del com ité. Por
ú ltim o, es responsable de la atm ósfera de las reuniones, que
deben ser vivas y animadas, m ejor cuantas menos ausencias
haya. Una atm ósfera muy seria im pide expresarse a ciertos obre
ros y entraña una m enor participación en las reuniones. En una
atm ósfera sosegada los pequeños c o n flicto s se atenúan por sí
m ism os y se resuelven más fácilm ente.
El animador social debe, por ú ltim o, intentar que todos los
organismos del barrio se conozcan y aprendan a colaborar. El
é xito de toda empresa colectiva depende de una continua cola
boración. Esta perseverancia en gran medida se debe a la pre
sencia y a la propia perseverancia del animador.
CONCLUSION
Todas estas funciones del animador están de alguna mane-
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ra englobadas en una m isión dom inante, constante: el anim ador
debe ser quien dé una orientación a las actividades de los gru
pos que m oviliza. O rientar las agrupaciones de ciudadanos quie
re decir dar un sentido a sus esfuerzos, situ a r cada interven
ción en una mayor perspectiva, precisar los o bjetivos de la par
ticipación, interpretar las d ificu ltad es y los fracasos. Es el hilo
d ire c to r que perm ite la interpretación de las d ificu lta d e s y pro
porciona un marco en el que situar cada una de nuestras in te r
venciones.
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ciones solamente, podemos esperar que barrios como SH, y
o tros del m ism o género, puedan sa lir del círculo vicioso en el
que están encerrados.
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una asociación
de fomento cultural
en zona industrial
por Ig n a c io A LB ISU
con la colaboración de
A n to n io del VALLE
LA LOCALIDAD DE RENTERIA
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m ente infra-desarrollados; pavoroso problema de cem enterio; r it
mo de crecim iento en la población infan til superior siem pre al
del levantam iento de nuevas plantas escolares; promiscuidad...,
y un dato sig n ifica tivo : cuatro librerías y 125 establecim ientos
de bebidas alcohólicas.
A todo lo a nte rio r hay que agregar un dato im portante en el
aspecto socio-cultural, fru to de la gran raigam bre asociacionis-
ta de la región: la existencia de múltiples sociedades dedicadas
a fines diversos (m ontañism o, deporte, gastronomía, fotogra
fía, e tc .).
52 —
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eran incapaces de liberarse de las garras del alcohol.
La idea era capaz de entusiasm ar al más reacio, por poca sen
sibilidad que le quedase: se trataba de repescar hom bres, ha
cerles conscientes de su dignidad y de su m isión en la vida,
proporcionarles un ideal y un apoyo com unitario y a b rirle s las
puertas del mundo, de la cultura como llave para dom inar su
libertad.
A LA BUSQUEDA DE UN EQUIPO
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e je rció tam bién su influencia y, sobre todo, ai hecho de que el
hom bre del pueblo, norm alm ente indefenso, busca el apoyo de
los demás como necesidad vita l. Finalm ente, si el grupo se man
tenía era porque la bebida era o había sido problema para todos,
lo cual proporcionaba unas características que ayudaban a man
te n e r la cohesión del grupo.
Pero las reuniones en (a casa no se podían mantener, ya
eran demasiados para un piso pequeño. Como única solución se
continuaron las reuniones durante cinco meses más en una bo
dega. Parecía un contrasentido el hacerlas allí, pero la necesi
dad de un local y el estím ulo que en la bodega podían encon
tra r eran factores esenciales. Hacer las reuniones en una bode
ga venía a ser para ellos como la imagen del fum ador retirado que
lleva tabaco en el bolsillo.
Aquellas reuniones consistían en hacer proyectos sobre la
asociación a fundar, preparar los estatutos, recordar juegos, can
ta r y contar chistes. M ientras tanto se iban haciendo los trá m i
te s para la legalización de la asociación. Se hablaba de este
local, de aquel otro, de la cuota que había de estipularse, de las
actividades y de m il proyectos más.
En este tiem po pasó mucha gente por las reuniones, hubo
curiosidad y algunos no volvían a aparecer, pero el grupo inicial
iba creciendo, y, lo que es más im portante, aquel grupo de hom
bres Iba adquiriendo unos o bjetivos comunes, unas preocupacio
nes que se salían de «su» problema, aparecía la ilusión y la
confianza mutua: se forjaba la comunidad.
Desde la prim era reunión, el que quería y podía aportaba algo
en m etálico. El gran grupo tomaba conciencia de sí m ism o y com
prendía las exigencias que se derivaban de un esfuerzo comu
nitario . Por ello se fueron dividiendo en grupos, con su responsa
ble al fren te , para desarrollar las actividades que entonces se
realizaban: captación de socios, cada grupo en su ambiente, apo
yándose en la típica in stitu ció n vasca de «la cuadrilla», ir descu
briendo posibles locales, a dm inistrar los fondos de la futura aso
ciación, etc.
A pesar de todo, algunas de estas actividades no se llevaban
bien, y es que era lógico. La mayor parte no tenían idea del orden,
de la organización, de los métodos a emplear, de la d iscip lin a...
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abierto a todas las personas que, con problem a alcohólico o sin
él, quieren participar en el m ism o. La naciente asociación, d eci
didam ente, pretende atacar tanto el problema alcohólico cuanto
todo aquello que suponga un foco que atente contra la cultura, la
higiene y la salud pública de los ciudadanos de Rentería, además
de constituir por sí misma una institución de promoción cultural.
Se decide aprovechar este esfuerzo com unitario en el sentido
de co nstitu irse como Asociación. A l fin queda legalizada con el
nombre de «Asociación de Fomento Cultural».
Desde fuera, y por la fuerza del p rim er mom ento, a la asociación
se la ve, única y exclusivam ente, como una Liga antialcohólica;
deformada visión que, sin embargo, va a ayudar extraordinariam en
te en lo que a captación de socios de cuota se re fie re . Prin
cipalm ente el elem ento fem enino, en positiva respuesta a la lla
mada que se le dirige, recaba ayuda económ ica de las d is tin ta s
instituciones, empresas y particulares, pues no en balde, como
decíamos antes, el alcoholism o afecta prácticam ente a toda la
población, si no directa, sí al menos indirectam ente.
A mediados de 1963 los m iem bros de la A sociación que pade
cen el problema alcohólico quedan integrados en la A sociación
M undial de A lcohólicos Anónim os. A parentem ente todo sigue
igual; sin embargo, es el comienzo de un m ovim iento pro reden
ción de los alcohólicos a escala provincial, que term inará con el
nacim iento pujante de una nueva asociación provincial (y, por
tanto, también en Rentería) que nace como la «Asociación de A l
cohólicos Anónimos», con vida propia y sin que nada tenga que
ver con la Asociación de Fomento C ultural, si no es en el sentido
de ese vínculo afectivo y sentim ental de haber sido la m adre que
en Guipúzcoa dio vida a aquélla.
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Se pidió perm iso al d ire cto r de las escuelas nacionales para
celebrar el cu rsillo allí, y se obtuvo. Posteriorm ente, las escuelas
fueron el local de la Asociación, en el cual se desarrollaron las
actividades hasta que, finalm ente, se consiguió un local propio.
El cu rsillo fue algo decisivo. Fue muy sencillo, pero de gran
des resultados. He aquí su desarrollo:
Primer día.— El mundo ha evolucionado. Rentería está dentro
de este mundo, ¿cpmo ha evolucionado? El ponente repartió por
cada mesa una hoja en la que iban dos preguntas: ¿Cómo encuen
tras a Rentería con relación a hace veinte años? ¿Crees que en
esta evolución ha participado todo el pueblo?
Segundo día.— ¿Qué es la cultura humana? Preguntas: ¿Qué
necesita Rentería para desarrollarse culturalm ente? ¿Nuestra Aso
ciación qué debe hacer para elevar la cultura de nuestro pueblo?
OBJETIVOS
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1. ° La cultura que querem os dar tie n e una doble dim ensión:
Personal y C om unitaria.— Personal, porque lo que se pretende es
desarrollar arm ónicam ente todas las facultades y valores de la
persona, y com unitaria, por cuanto que, rom piendo con el in d i
vidualism o, lleva en sí un profundo sentido de prom oción co
m unitaria.
2. ° Nuestro m ovim iento cu ltural es em inentem ente e volutivo.—
Ya que, nutriéndose de la realidad de cada día, da a cada nueva
realidad una nueva respuesta.
3. ° Lo único que de verdad cu ltiva al hom bre es la tom a de
responsabilidades.— Sentirse responsable de un trabajo o de una
persona obliga a form arse, instru irse y llevar un tono de vida.
Por ello, sentirse responsable obliga al hombre a superarse per
sonalm ente y a tom ar conocim iento de su dignidad. Puede decirse
que así ha encontrado una meta para su vida y una carta de c iu
dadanía.
4. ° Es muy im portante colaborar con los centros, clubs y en
tidades que de una u otra form a ayudan al pueblo de Rentería a
elevarse culturalm ente, para así, y en beneficio de todos, v iv ir
una vida más fe liz.
\■
ACTIVIDADES
— 57
iO
ín H ir o
campaña de captación de socios, éstos pasan de los 500.
M uestra de la aceptación que ha tenido la Asociación nos la
proporciona la asistencia a algunas conferencias organizadas: Una,
sobre el tema de «El M unicipio», a base de diapositivas, tuvo
440 asistentes, y en la que se tra tó «El alcoholism o como proble
ma social», asistieron 1.000 personas.
EL LOCAL SOCIAL
58 —
iO
índice
fomento ganadero
y promoción rural
p o r F ra n c is c o IÑ IG O
— 59
iO
índice
Evolución de la población
Economía agraria
60 —
iO
índice
guminosas, hortalizas, etc.) ocupaban 196 hectáreas de secano y
75 de regadío; los de frutales, 171 hectáreas de secano y 9 de
regadío.
El régim en de la tie rra es el siguiente: propietarios, 250; apar
ceros, 42; arrendatarios, 71. Hay 3.475 explotaciones agrarias con
superficie comprendida entre 0 y 4,9 hectáreas; 15 explotaciones
tienen de 5 a 9,9; 6, tienen de 10 a 49,9, y 3, de 300 a 999, 9 hec
táreas.
El censo de ganado vacuno para la producción de leche era de
210 vacas, en 1963.
La población depende casi exclusivam ente de la a gricultura.
Como ocurre en toda la zona levantina del valle del Palancia, el
cu ltivo predominante del secano es el olivo, siguiéndoje de
lejos el de los cereales. Por diversas circunstancias, todo el se
cano está muy abandonado, dada su m arginalidad económ ica. El
regadío es cultivado con esmero y puede decirse que de él depen
den los ingresos fa m iliares. Pero a pesar de esta dedicación plena
a las parcelas regables, los cu ltivo s han sido to ta lm e n te anárqui
cos y los métodos y técnicas de trabajo muy p rim itiv o s , aparte
de la enorme parcelación y abancalamiento de la tie rra s .
Como el número de hectáreas de regadío por fa m ilia es de
0,38, los habitantes de esta población se ven forzados a m ejorar
su economía, sosteniendo una pequeña ganadería dom éstica. Ello
exige una alta dedicación humana, con una contrapartida econó
mica muy débil. Este panorama tan frecuente en el agro español,
constituye uno de los factores determ inantes del fenóm eno e m i
gratorio.
— 61
..... »n
índice
tablo, alim entar a los animales, ordeñar las vacas, entregar dos
veces al día la leche al Industrial com prador y vender los produc
tos de la tie rra.
Por otra parte, el pueblo no posee ningún organismo co le c ti
vo que agrupe a los agricultores y que realice gestiones de com
pra y venta para la defensa de los precios en favor del campesi
no. Todo esto es consecuencia del enorme individualism o de las
gentes del campo, al cual no es ajeno Teresa. La baja cultura,
tie ne como consecuencia la rutina, el rechazo de las nuevas té c
nicas de trabajo y de cultivos, desesperanza, indiferencia y falta
de confianza.
La baja rentabilidad de la producción agrícola, dada la índole
de los cultivos, las reducidas dim ensiones de las explotaciones
fa m ilia re s y la fa lta de la adecuada com ercialización de los pro
ductos se vio agravada por la elevada m ortalidad del ganado va
cuno en los establos fa m iliares (14 por 100 anual).
Las consecuencias de esta situación son:
* Abandono progresivo de la cría de ganado vacuno.
* Mala alimentación familiar.
* Reducidas posibilidades para mejorar la cultura.
* Carencia de medios para la expansión de los modos de es
parcimiento y de las posibilidades de confort en el hogar
* Falta de horizontes para los hijos.
* Emigración.
Recursos existentes
Los recursos con que contaba Teresa para m odificar su es
tru ctu ra económica y social eran los siguientes:
Económicos: En dinero son muy lim itados, salvo el que se pue
de obtener m ediante hipotecas o préstam os.
Humanos: Fundam entalm ente en las personas del Párroco,
M aestro, Secretario del A yuntam iento y un grupo de hombres pro
cedentes de los cu rsillo s de cristiandad.
Técnicos: La Agencia del Servicio de Extensión Agraria de Se-
gorbe, en cuya comarca está situada Teresa.
Comerciales: Afortunadam ente la venta de la leche no cons
titu y e problema, por co ncu rrir en toda la zona del Palancia varios
industriales transform adores de Valencia, que cada día envían sus
camiones a recoger el mencionado producto.
Ayudas especiales: C áritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
62 —
iO
índice
COMO HA SURGIDO LA EXPERIENCIA
— 63
iO
índice
arrollo de la idea cooperativista con su am plio panorama de posi
bilidades en el sector agrario.
Este grupo de hombres maduró estas ideas en sesiones su
cesivas, hasta a dq uirir la firm e convicción de que la obra era rea
lizable, e inaplazable, y por tanto, dieron los prim eros pasos ponién
dose en contacto con la Agencia de Extensión Agraria de Segorbe
de cuyos técnicos recibieron la m ejor de las acogidas.
El Párroco y los cinco m iem bros iniciales ( de los cuales sola
m ente 3, más el Párroco, llegarían a ser so cio s), tuvieron necesi
dad de proceder a la captación de nuevos m iem bros para la obra
proyectada. Esta labor, por razones psicológicas, se llevó a cabo
sigilosam ente, de hombre a hombre, hasta alcanzar la cifra de 16
socios. Una vez reunidos y siem pre bajo la dirección técnica de
Extensión Agraria, se constituyó en noviem bre de 1963 el Grupo
Sindical de Colonización, para la explotación de un establo colec
tivo , compuesto dé 16 m iem bros.
M edios de financiación
64 —
iO
índice
cipio a aportar 1.500 pesetas en m etálico, más 50-60 jornales de
trabajo personal para e d ifica r el establo y sus instalaciones. A d e
más, cada uno aportó 4 hanegadas de regadío (1 hanegada = 832
m etros cuadrados).
Elección de técnicas
COMPRA DE GANADO
— 65
5 iO
índice
Se compraron 24 novillas preñadas para prim er parto, con un
prom edio de 5 meses de gestación, siendo su im porte, más los
gastos de compra y de transporte hasta Teresa, de 384.000 ptas.
Durante el tiem po que medió entre la constitución del Grupo
y la llegada de los animales, los a gricultores socios procedieron
a preparar sus campos para el cu ltivo de los forrajes necesarios
y la construcción del establo y de sus dependencias auxiliares.
66 —
iO
índice
Dirección dei Grupo
Inversiones realizadas
Instalaciones ...................................... 400.000 ptas.
V a c a s .................................................... 384.000 ptas.
— 67
iO
índice
aparte de las prestaciones personales en trabajo de los compo
nentes del Grupo, que ascienden a unas 120.000 pesetas.
Para la manutención del ganado y especialm ente para la alfi
m entación de los novillos que el Grupo retiene en el establo, ha
sido preciso increm entar la su pe rficie inicial de regadío en un
20 por 100. Esta tie rra adicional no es aportada por los socios, si
no que es cedida por terceras personas com pletam ente gratis,
reservándose únicam ente la producción de los árboles frutales
e xisten tes en los predios cedidos.
En cuanto a la rentabilidad de la explotación, el Grupo asegu
ra que el beneficio neto asciende al 40 por 100 de los ingresos
brutos to tales anuales. Por otra parte, teniendo en cuenta los des
em bolsos realizados y la valoración de las tie rra s aportadas para
la alim entación del ganado, más los gastos de la explotación, la
rentabilidad del capital es del orden de 14 por 100 anual.
68 —
iO
índice
de algunos de los socios que lo form aban, tuvo lugar una grave
c ris is en la compra de la leche de la comarca (en noviem bre de
1963 se pagaba la leche a 5,50 pesetas litro ) , debido a que una
de las empresas que m ayor cantidad de este líquido compraba,
hizo suspensón de pagos, afectando el colapso a Teresa. Este con
tratiem po asustó a muchos por las cantidades que quedaron sin
pagar a los ganaderos y por la desaparición de una empresa de
alta capacidad de absorción industrial. Algunos m iem bros del na-
cíente Grupo lo abandonaron, aunque se consiguió c u b rir sus va
cantes con o tros a g ricu lto re s con más fe en la obra.
Otra empresa transform adora se hizo cargo de la producción
láctea de los pueblos afectados por el desaparecido clien te, pero
bajando el precio de compra de la leche a 5 pesetas el litro .
En estas condiciones se inició la vida del establo. Gracias a
Dios, ese precio se ha visto superado y actualm ente perciben 7
pesetas por litro .
Durante los 15 meses transcurridos, no ha habido una sola
baja por enfermedad o m uerte, en las 24 novillas traídas de San
tander, desenvolviéndose la paridera de novillos con toda norma
lidad.
Todo ello ha p erm itido al Grupo ir liquidando las deudas con
traídas en los prim eros momentos de la instalación, habiéndose
recibido ya del In stitu to Nacional de Colonización el 100 por 100
del préstamo solicitado y concedido. También se van cum pliendo
los plazos de am ortización del préstam o otorgado por C áritas
Diocesana.
Las dificu ltad es encontradas, aparte de las a nteriores, pueden
resum irse en las siguientes:
— La falta de recursos económicos en los socios del Grupo,
lo que ha hecho im prescindible la financiación de C áritas y
del In stitu to Nacional de Colonización.
— La m entalidad que padece el cam pesino español (descon
fianza, rutina, fa lta de sociabilidad, fa lta de cu ltu ra com u
nitaria) y el desconocim iento de técnicas y de economía
agrarias.
— Dimensiones reducidas de los predios o parcelas, que im
piden la mecanización de las explotaciones fo rra je ra s.
— Falta de caminos para el abastecim iento económ ico de fo
rrajes al establo, y para el transporte del e stié rco l al campo.
— Desidia, im previsión, fa lta de fe en la obra, irre sp o n sa b ili
dad, etc.
— 6^
iO
índice
ANALISIS DE RESULTADOS
70 —
iO
índice
F uera del p ueblo
— 71
iO
índice
BIBLIOGRAFIA SELECCIONADA
A nder Egg, Ezequiel: METODOLOGIA Y PRACTICA DEL DES
ARROLLO DE LA COMUNIDAD. Humanitas. Col. Desarro
llo Social. Buenos A ire s, 1965.
Aron, Raimond y Bert H oselitz. LE DEVELOPPEMENT SOCIAL.
Congrés et coíloques. V il Ed. M onton e t Cié. París, 1965.
349 páginas.
Badin, Pierre: PROBLEMES DE LA VIE EN GROUPE. Col. Nouve-
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Belloncle, G.: LE DEVELOPPEMENT DES COLLECTIVITES RURA
LES PAR LA FORMATION D ’ANIMATEURS. Essai sur les
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Ed. Tecnos. M adrid, 1965.
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CILE. Service Social dans le monde, número 3, 1965. Pági
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Mundi-Prensa. París, 1966. 240 páginas.
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71 páginas más anexos.
Rodríguez. Z.: TRANSFORMACION DE UNA ALDEA EN COMU
NIDAD. Educ. Fundamental de Adultos. UNESCO. París, 1953.
educación y desarrollo rural:
la experiencia
de treviso *
p o r G iu s e p p e R O S S E T T O
INTRODUCCION
— 73
iO
índice
tienen que resolver los m ism os problemas en cuanto a la agri
cultura: lograr un sector económ ico moderno m ediante una evo
lución acelerada de las form as de vida y de trabajo, de las di
m ensiones económ icas y técnicas, de las form as asociativas
y culturales.
74 —
iO
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1963 1954 1959 1962
75
iO
índice
em pobrecido la provincia (que por otro lado presentaba una sa
turación d em og rá fica).
Esta provincia, a pesar dei desarrollo iniciado después de la
guerra en las pequeñas y medianas industrias, ha continuado
siendo principalm ente rural debido a que su posición geográ
fica no perm ite la creación de grandes zonas industriales. Sus
características geográficas la hacen apta para una agricultura
intensiva que, ahora hace su aparición.
Pero esta agricultura, todavía fundam entalm ente basada en
métodos antiguos y em píricos, y cerrada a las nuevas técnicas,
no podía engendrar más que una inm ovilidad, conducir a un fata
lism o y a una resignación ante la pobreza, y también a la exas
peración del individualism o y a la marcha de los jóvenes más
inteligentes y dinám icos. El resultado fue un incremento del círcu
lo vicioso de pobreza.
Su Historia.
76 —
iO
índice
En el verano de 1955 los alumnos de la escuela se repartie
ron por los campos de la zona con m áquinas y empezaron a pro
vocar discusiones sobre la mecanización y sobre la necesidad de
la cooperación. El resultado fue el nacim iento de una cooperativa
de maquinaria que fue la prim era de las 150 cooperativas que
existen actualm ente. Si la escuela tenía que responder al problema
de la preparación personal y técnica del campesino, la coopera
tiva debía responder al problema de las estructuras, pero tam
bién convertirse en un nuevo instrum ento de educación: educa
ción en la solidaridad, en la cooperación, en la comunidad.
En los años siguientes, el equipo de prom otores y animadores
se com prom etió en la tarea del desarrollo y refuerzo de las es
tructuras, definió los métodos de trabajo para la acción educativa
directa y elaboró una ideología.
El CECAT que hasta este momento era sólo un equipo de ani
madores sin form a juríd ica , se co nvirtió en in stitu ció n , bajo form a
de asociación privada (1959). Sus objetivo s más d ire cto s consis
tían en aconsejar, animar, coordinar, o rie n ta r la tota lid ad de las
actividades en los sectores de educación y de cooperación que
ya estaban en m ovim iento.
En 1959 las cooperativas alcanzaron la cifra de 45, al m ism o
tiem po que las escuelas veían cómo cada vez aumentaba más el
número de alumnos. La experiencia empezaba a te ne r verdadero
éxito a pesar de la desconfianza de los cam pesinos habituados
a que se les considerase al margen de la civiliza ció n o avasalla
dos por tareas que raras veces respondían a sus verdaderos in
tereses.
Sus actividades
En todas sus actividades el CECAT tie ne un solo fin : la edu-
ción del campesino para co nve rtirle en una persona com prom etida
en la transform ación y edificación de una sociedad, de una nue
va civilización; en una persona portadora de sus propios valores
como las demás categorías sociales. Está claro que el objetivo
ha de encaminarse a la eficacia de los m edios, ya que éstos, por
otro lado, pueden convertirse en nuevos instrum entos de some
tim ie n to de la persona.
La Educación.
La actividad escolar que comenzó como se ha dicho en 1954,
con el nacim iento del In stitu to Profesional del Estado para la
— 77
iO
índice
agricultura, se caracteriza por nuevos procedim ientos didácticos:
1. La escuela para adolescentes, en sus 8 secciones disper
sas por toda la provincia, acoge jóvenes mayores de 14 años que
han term inado ei período escolar o bligatorio.
A ) Para los jóvenes los cursos se reparten en dos ciclos: El
prim ero es de tre s años (14-15 y 16 años). En él, debido a una
form ación profesional y general, el joven adquiere la calificación
de «experto cultivador».
El segundo ciclo dura dos años y en ellos se dan cursos espe
cializados y de perfeccionam iento que les perm iten adquirir una
capacitación rural más avanzada.
B) Para las jóvenes el ciclo de form ación comprende dos
años (14-15) de form ación profesional unida a una form ación ge
neral que le da una capacitación especial: «mujer rural».
Para las de más edad se prevén sesiones de recuperación.
2. La educación de los adultos, no pudiendo llevarse a cabo
por planes sistem áticos, se ve rific a m ediante diversas iniciativas
que pueden resum irse del modo siguiente: encuentros, debates,
reuniones, asambleas de estudio, con el fin de despertar en el cam
pesino el sentido de responsabilidad como jefe de fa m ilia y de
empresa, y como m iem bro de una sociedad c iv il.
— Cursos más profundos o sem inarios de estudio para los cam
pesinos que quieren incorporarse a la comunidad como animado
res, prom otores y responsables.
■— Viajes de estudio por Italia y por el extranjero para poner
al campesino en contacto con nuevas experiencias y a brirles a
nuevas ideas y valores.
— Una instrucción profesional que les prepare para progra
m aciones técnicas: mecanización agrícola, aumento del ganado.
— Cursos sobre la organización de cooperativas agrícolas y
su asistencia técnica y com ercial.
3) Centro de promoción rural: Esta iniciativa tuvo como o ri
gen ia marcha del campo de gran frarte de fuerzas jóvenes e in
te lig en te s, ya por d ificu ltad es m ateriales o por deseo de evasión
de su medio en el que se encontraban en situación de in fe rio ri
dad.
La falta de operadores, m onitores y animadores rurales, de
cuadros interm edios para todos los niveles; es decir, personas
que salvados del medio rural hayan tenido la posibilidad, median-
78 —
iO
índice
te un esfuerzo personal de investigación y de análisis, de realizar
un desarrollo de su personalidad que les haga capaces de tran s
m itir a los demás la sign ificación de sus experiencias y provocar
así fenómenos de transform ación desde la base, llegando a un cre
cim iento y promoción humana del medio.
Los jóvenes (de 18 a 35 años) han de tener:
— una serie de experiencias rurales,
— confianza en el mundo rural,
— deseo de prepararse para ponerse a su servicio,
— un títu lo de estudios elem entales.
El ciclo comprende tre s años.
He aquí algunas de las perspectivas que se abren ante estos
jóvenes:
— participar en la empresa fam iliar,
— asistencia técnica a las cooperativas,
— d irig ir y animar las cooperativas de segundo grado,
— enseñanza en las escuelas de jóvenes,
— creación de empresas rurales d irigid as por equipos de jó
venes que deberán convertirse en empresas p ilo to s para
la agricultura.
— 79
iO
índice
él te jid o vivido de ia sociedad, de los grupos sociales de donde
proceden los alumnos.
El joven, si quiere convertirse en un elem ento m otor de la so
ciedad y de la civiliza ció n cuya transform ación es cada vez más
rápida, debe a dquirir una estructura m ental abierta, capaz de re
novar continuam ente sus adquisiciones. El joven no tiene sola
mente que aprender, sino que debe «aprender a aprender». Por
el contrario la escuela de ahora habitúa al joven a acumular una
serie de datos técnicos y cie n tífico s que hacen al individuo un
ser capaz de desempeñar un papel determ inado en ia sociedad,
pero incapaz de o rientarse, sobre todo, de orientar las v e rtig in o
sas transform aciones modernas. La escuela tradicional ha sido
siempre selectiva, una escuela de élite, ahora de acuerdo con la
función dem ocrática, ha de convertirse en medio de promoción
para todos.
Por otra parte, fuera de la escuela, el modo de instrucción de
los jóvenes puede provocar entre generaciones c ris is sociales y
culturales.
Para evitar estas d ificu ltad es el CECAT ha intentado elaborar
nuevos métodos pedagógicos cuyas características fundamenta
les son:
— Formar hombres capaces y no dominados, de ahí la necesi
dad de una form ación de la personalidad, para hacer que el
joven sea capaz de orientarse u orientar las transform acio
nes actuales.
— Formación abierta y form ación «asociada» para ayudar a
los jóvenes en su crecim iento y en su elección profesio
nal.
— Proceder del análisis a la síntesis y a la acción, apuntando
al desarrollo intelectual del joven. La escuela ha de ayu
dar en la observación y en el análisis de la experiencia
rural vivida por el joven y su fa m ilia y, a p a rtir de ésta,
desarrollar una síntesis, orientada hacia la acción.
— Proceder de lo concreto a lo abstracto, en lo concerniente
a la progresión de los programas. La experiencia y los
problemas de la vida rural han de p e rm itir a los jóvenes
llegar con mayor facilidad a un conocim iento c ie n tífico y
técnico.
— Valorar la acción educativa de la fa m ilia y del medio me
diante contactos entre los padres y la escuela. La escuela
no es el único medio de educación sino que ha de unirse
80 —
iO
índice
a los otros dos nuevos m edios educativos: la fa m ilia y el
medio de origen.
Concretam ente este m étodo de form ación se desarrolla así:
La escuela: h ipótesis de búsqueda. El joven, tom ando como
punto de partida lo que aprende en la escuela, establece con sus
compañeros y los que le enseñan un «plan de estudio» sobre un
tem a determ inado.
La fa m ilia : análisis de la experiencia fa m ilia r, desarrollo del
plan de estudio y creación del «cuaderno de proyectos». El joven
discute con sus fa m ilia re s los elem entos del plan de estudio y
prepara con ellos «el cuaderno de proyectos» donde se anotan los
datos de los proyectos fam iliares.
La escuela: discusión de las observaciones de cada uno, con
tro l de las conclusiones para el reg istro de los proyectos de va lo r
medio de la zona, advertencias cie n tífica s y técnicas del profesor,
advertencias que se derivan de leyes generales. Paso al e je rc ic io
y a la acción.
— 81
iO
índice
rácter fa m ilia r. En él se intenta favorecer la vida comuni
taria y el trabajo en equipo en las investigaciones y en to
do el trabajo escolar.
Los profesores llevan con los jóvenes una vida en común lo
que perm ite, si el profesor tiene una rica personalidad humana,
una educación más com pleta del joven:
— Los profesores, cuando los jóvenes están en fa m ilia les v i
sitan frecuentem ente, estableciendo así un diálogo prove
choso con la fa m ilia y el medio.
— Los directores de las escuelas se ayudan en su tarea de
un consejo de adm inistración form ado por los padres de
los alumnos, elegidos por las fam ilias que han promovido
la escuela. El consejo puede opinar sobre la orientación
económica y adm inistrativa, y sobre disciplina general.
El programa del CECAT prevé que, con el progreso y creci
m iento humano del medio rural, las escuelas poco a poco debe
rán ser organizadas por las mismas fam ilias, según el método de
las «Casas Familiares» francesas.
Hasta ahora cerca de 17.000 personas han asistido a las es
cuelas o a los cursos organizados por el Centro.
LA COOPERACION
82 —
iO
índice
Las características fundam entales de las cooperativas son las
siguientes:
— Proceder de abajo arriba para e xcitar el e spíritu de inicia
tiva de los asociados.
— No basta con crear in stitu cio n e s que trabajen en favor de
los campesinos; es necesario que las institucion es estén
en poder de ellos. Solamente así se podrá favorecer el
crecim iento humano del mundo campesino.
— Su dim ensión en pequeña: de 10 a 15 m iem bros.
Un pequeño grupo de hombres que se conocen entre sí. De
este modo pueden desarrollarse intensas relaciones humanas y
adm inistrativas y pueden perderse operaciones técnicas y eco
nómicas llevadas a cabo y controladas directam ente por sus m iem
bros, perm itiendo la realización de un verdadero e je rc ic io demo
crático y de auto-gobierno.
Las «Cooperativas de maquinaria» son las más num erosas, los
dirigentes del CECAT ju s tific a n esta situación por d iversos m o ti
vas, siendo los fundam entales:
— M otivos ideológicos: la máquina en la sociedad campe
sina es el elem ento de ruptura más fu erte . Hace que los
campesinos reconozcan la necesidad de renovar sus té c
nicas.
— M otivos económ icos: im posibilidad para las pequeñas em
presas de llegar a una mecanización autónoma; im p osib i
lidad de ofre cer prestaciones a las empresas no asociadas.
— M otivos sociales: los jóvenes, al v iv ir en una c iv iliza ció n
en la que las máquinas y la técnica son instru m e ntos de
progreso, no em igrarán; las cooperativas, co nstitu ida s tan
to por colonos como por granjeros, les dan la p osibilidad
de afirm ar su independencia fre n te a los patronos.
Existen tam bién cooperativas de compra y de d is trib u c ió n de
los alim entos agrícolas, de recogida y de venta de los productos
agrícolas, etc.
CONCLUSION
— 83
iO
índice
dad rural, problemas que se intentan solucionar mediante la crea
ción de instituciones cuyas tareas sean precisas y delim itadas.
— La solidaridad campesina en las escuelas, en las coopera
tivas, en todas las demás actividades se intenta promover en el
sentido de la solidaridad y de la comunidad. La persona cree en
y con el grupo, por la obra del grupo, trabaja para el grupo.
—• Preocupación de que toda la sociedad campesina llegue a
un desarrollo humano integral. De ningún modo se trata de crear
una é lite muy desarrollada fre n te a un mundo aún atrasado, ni
tam poco o riginar un d esequilibrio que desemboque en una form a
nueva de som etim iento dél mundo campesino. Hay que desarro
llar a toda la comunidad.
— La respuesta cultural que el CECAT ha dado a los proble
mas, ha contribuido a plantear las bases de una cultura campe
sina abierta al diálogo, siguiendo los modelos culturales de la
ciudad. Incorporándose al dom inio cultural y permaneciendo fie l
al mundo campesino, ha provocado el encuentro de los «dos mun
dos», el campesino y el cu ltural, que parecían estar destinados a
no encontrarse jamás. Una de las razones fundam entales que ex
plican el fracaso a veces brutal de las demás acciones en favor
de la agricultura es quizá esta m entalidad por la cual la cultura
no puede penetrar en los campos (ni tampoco en las fábricas)
sin perder su pureza.
Hay que recordar un ú ltim o valor: la experiencia está íntim a
m ente relacionada y enclavada en un contexto de relaciones in
ternacionales. Recuerda en su e spíritu y m étodos la experiencia
francesa de las «Casas Fam iliares de aprendizaje rural», con ex
periencias sim ilares. A sí ha sido objeto de un cuidadoso estudio
por parte de la C. E. E. y comienza a llam ar la atención de los d i
rigentes de los países en vías de desarrollo que la encuentran
interesante y valedera para el desarrollo de sus propios países.
84 —
iO
índice
un tele-club
rural
p o r A ntonio A LB A R R A N ,
con la colaboración de
M .* J esú s M A N O V E L
EL PUEBLO
— 85
iO
índice
m ayores de sesenta años, lo que es por sí m ism o un índice re
velador, que no precisa com entario.
PRIMEROS PASOS
86 —
iO
índice
Poco a poco se logra un clim a general de interés por la idea,
Es en este momento, cuando por m edio de un pregón se convoca
al pueblo en una asamblea general.
A la asamblea asisten unas cien personas mayores. Se celebra
en la escuela. Hablan el maestro y el párroco. Se insiste en los
problemas de origen (cultura y asociación) y en las condiciones
en que podría hacerse algo (suyo y d irig id o por e llo s ). Se hacen
propuestas sobre cómo obtener un te le v is o r y el local posible pa
ra instalarlo.
En esta asamblea:
— Se decide arreglar, por prestación personal, un local anejo
a la iglesia parroquial, para ponerlo en condiciones m ínim as, ya
que se trata de un claustro.
— Se ve la necesidad de nom brar una Junta Provisional (tre s
casados y tres solteros, más el m aestro y el párroco, como ase
sores cultural y religio so) que se haga cargo de la puesta en
marcha de la Sociedad. Se nombra esta Junta un poco a dedo,
para un período de cinco meses, en que se prevé e le g ir otra de
m ocráticam ente.
— Se deciden las cuotas de los socios (diez pesetas los so
cios solteros, m ayores de 14 años, y 15 los m a trim o n io s ).
— Se proponen d istin to s modos de a dquirir el aparato de T.V.
El párroco entregará gratuitam ente el aparato viejo y la Junta bus
cará las m ejores condiciones de compra del nuevo,
— Se hace ya una prim era inscripción de socios, unos setenta.
Después de varios días de gestiones del equipo prom otor, se
acuerda so licita r un préstam o a una Sociedad de Caza e xistente
en la localidad (15.000 pesetas) y con el aparato v ie jo cedido por
el párroco, y o tr^ préstam o de 5.000 pesetas que hace la parro
quia, se adquiere al contado un te levisor. La Junta empieza a co
brar una cuota de inscripción (25 pesetas) y la cuota de socios
del prim er mes.
Prácticamente se inscribe el 90 por 100 de los habitantes. Los
menores de 14 años y los jubilados o mayores de 65 años, que
dan dispensados de la cuota.
— 87
iO
índice
La prim era experiencia, que cuenta con ei elem entó de la «no
vedad», está muy concurrida. Se presenta, en el espacio Primera
fila , «Llama un Inspector», de J. B. Priestley. La obra es clara, In
teresante, con un mensaje bastante diáfano. A ntes de comenzar
se hace un breve resumen del autor y de los puntos principales
que luego se discutirán en el coloquio. Las esperanzas puestas
en el p rim er intento no resultan fallidas, el coloquio será bastan
te animado, aunque todos tienen una gran d ificu lta d al intentar
expresar sus Ideas.
Se siguen haciendo coloquios con alguna regularidad. Una de
las obras (ROMEO Y JULIETA) da pie para una introducción lite
raria acerca de los d istin to s géneros dram áticos: tragedia, dra
ma, com edia... La asistencia no es muy numerosa: el local es poco
acogedor, la hora es demasiado ta rdía... Los asistentes son jóve
nes casi exclusivam ente, y pocos casados; m ujeres y chicas Jó
venes, apenas ninguna.
También se hace algún coloquio esporádico sobre una pelícu
la de serie, sobre alguna de largom etraje y sobre algún tele-dla-
río. Siempre resultan interesantes, pero poco a poco se van ha
ciendo más distantes, fundam entalm ente por un poco de incons
tancia en los responsables.
UN ALTO EN EL CAMINO
NUEVAS PERSPECTIVAS
88 —
iO
índice
Algunos jóvenes asisten en M adrid a un C ursillo de D irige n
tes de Centros Parroquiales, organizado por el D epartam ento de
Promoción Social de C áritas Diocesana. En este C u rsillo se plan
tean posibles actividades en línea de prom oción cu ltu ra l, s o cia l...
y, entre ellas, la actividad de Tele-Club.
ULTIMA ETAPA
— 89
iO
índice
PRIMERA SESION. Programa: Proceso a la Juventud. Tema: La
oración en fam ilia. Un tema poco oportuno para empezar, pero no
fue posible prever cuál sería el tema. Diez m inutos antes, se
o rien tó sobre el contenido general del programa en semanas an
te rio re s, su estructura, in té rp re te s... Después de ver el programa,
se tra tó de reconstruir ei contenido del m ism o, a base de inter
venciones espontáneas y provocadas de los asistentes. Cuesta
arrancar a hablar; dicen que «lo saben para ellos mismos, pero no
saben cómo decir lo que han visto». A lo largo del forum salie
ron los siguientes aspectos: comparar las generaciones anterio
res y las actuales en su postura ante el rezo, la oración espon
tánea fren te a las oraciones aprendidas de memoria, la oración
entre amigas (los chicos no tienen confianza entre ellos para re
zar juntos) m ejor que la oración con los padres, oración en la
Iglesia y oración fuera de la misma. De refilón salió el tema de
la am istad como clim a para rezar en común, que dio pie para
dialogar sobre la amistad misma, sus d ificu ltad es, su escasez en
am bientes populares (ru ra le s). Esta sesión estuvo dirigida por
un representante de Promoción Social de C áritas, venido expresa
m ente para ello.
SEGUNDA SESION. Programa: Encuesta y Telediarlo. Tema de
la Encuesta: El piropo. Este tema tampoco pudo ser previsto. En
previsión de los acontecim ientos posibles del Telediario, la pre
paración de la Sesión se hizo con un Mapa-mundi, situando las
naciones: Vietnam y Santo Domingo. Situación geográfica de los
pueblos en cuestión y sus lím ites. Pequeño análisis de los con
flic to s respectivos, intereses existentes, enjuiciam iento de ellos...
El tema del piropo fue más rico en intervenciones. Todos po
dían decir algo. Dio pie tam bién para una revisión de la actitud entre
chicos y chicas del pueblo. Resultó bastante animado.
Los tem as del Telediario fueron muchos. En prim er lugar se
reconstruyeron las noticias. Hay que notar que los mayores no
tienen una gran memoria retentiva. Hay que reconstruir los he
chos a base de las imágenes. Después de aludir y relacionar va
rias noticias, se centró el forum sobre una, relativa al m in istro
español de M arina en Portugal. Se habló sobre su significación
actual en el Gobierno. Una pregunta abrió un camino interesante:
¿Sabéis qué es un m in istro del Gobierno? Al comprobar que no
había claridad de ideas se hizo una exposición dialogada sobre
la com posición del Gobierno, explicando la función de cada M in is
te rio y el nombre del m in istro respectivo, a la vez que se iba ha
ciendo un ju ic io somero de los más interesantes.
90 —
iO
índice
TERCERA SESION. Programa: Teatro: C rim en y Castigo, de
D ostoiewsky. Por la d ificu lta d de la hora, a sistieron solam ente
35 ó 40 personas. Breve presentación del autor de la obra. En las
interrupciones p ub licita ria s se hacía un pequeño resumen de la
marcha, o algún breve com entario; tam bién se explicó una pa
labra cuya significación no entendieron y por la que preguntaron.
El forum posterior fue más breve y menos dialogado que otros
días, debido a la hora. La obra ofrecía d ificu ltad es para entender
la: «hay muchas ideas». Pero, poco a poco, relacionando las ideas
con las imágenes, fueron saliendo casi todas las cosas. Se analizó
el aspecto moral y el form al de los personajes, su intepretación
dram ática... Se hizo alusión a la música como fa c to r de ambien-
tación excepcional y a la expresividad del silen cio en d e te rm i
nados momentos. AI final se situó tam bién geográficam ente Rusia,
patria del autor, y países lim ítro fe s de Europa y Asia. La sesión
fue dirigida esta vez por el párroco.
En todos los programas se suelen e xplicar determ inadas pala
bras raras en su lenguaje. Estas palabras las proponen a veces
los maestros o el párroco o los m ism os asistentes, de las que han
salido en el programa; por ejem plo: decrecer, in frin g ir, donostia
rra, protocolo, tesis, encuesta...
* El interés crece, los com entarios siguen fuera del local en que
se celebran las sesiones,
* Algunos asistentes han empezado a tom ar notas a lo largo
del proprama.
* Las sesiones, por el momento, han de ser d irig id a s por las
personas más representativas de la comunidad (m aestro, sacer
d o te ...).
* El carecer de elem entos para am bientar los com entarios de los
programas (mapas, fo to s ...) hace menos eficaces los resul
tados.
* Raramente hay programas adecuados, y las horas de los más
interesantes no siem pre son adecuados para la población tra
bajadora.
* El tono de los programas no resulta accesible, ni en su te rm i
nología ni en su contenido, para el mundo rural. Por otra parte
rara vez los problemas les resultan «cercanos», lo que resta
interés a su incorporación a los m ism os.
— 91
iO
índice
noticiario
legislativo
(Noticias de ia actualidad
legislativa española)
92 —
iO
índice
observándose, como nota sig tranjeras y los corresponsa
n ifica tiva la desaparición de Íes inform ativos extranjeros.
la censura obligatoria, que se Cae igualm ente en el ám
su stituye por la consulta vo bito m aterial de la Ley, el
luntaria. e je rcicio de la profesión pe
En el capítulo II la Ley re rio dística — si bien por De
gula los impresos y publica creto se regularán los re q u i
ciones: su concepto, sus sitos para dicho e je rc ic io — y
clases y los requisitos del pie de la figura del D ire c to r y los
de im prenta y depósito. S ubdirectores de p ub lica cio
nes.
La diferenciación entre pu
Desde el punto de v is ta de
blicaciones unitarias y pub li
los p erju icios que la inform a
caciones periódicas, da lugar
ción pudiera ocasionar a
a la doble clase de Empre
cualquier persona, natural o
sas, editoriales y p e rio d ísti
jurídica, la Ley regula los de
cas, respectivam ente, que
rechos de réplica y re c tific a
son reguladas en los capítu
ción. El prim ero se establece
los V il y III. La regulación de
en garantía de los a dm in istra
estos tip os de Empresas
dos; el segundo afecta a la
— que habrán de ser in scri A d m in istra ción y autoridades
tas en sus correspondientes en relación con n o tic ia s so
R egistros— presenta ciertas bre actos propios de su com
particularidades que inciden petencia o función.
en el ámbito del Derecho
Finalm ente, establece la
M e r c a n t i l , especialm ente
Ley la responsabilidad por in
cuando la form a jurídica fracciones de sus normas,
adoptada por la Empresa sea clasificando esta re s p o n s a b ili
la de Sociedad Anónima. D i dad en penal, c iv il y a d m in is
chas particularidades afectan trativa , y determ inando las
al capital, los adm inistrado sanciones correspondientes.
res y el objeto social.
Com pletan el a rticu la d o de
Junto a las Empresas edi la Ley, cuatro d isp osicion e s
to ria le s y periodísticas, la finales, cinco tra n s ito ria s y
Ley se ocupa, en el capítulo una derogatoria. P o s te rio r
VI, de las Agencias In fo rm ati m ente los D ecretos 742 a
vas, clasificándolas en Agen 755/1966, de 31 de marzo
cias de inform ación general, («B. O.» 4 de a b ril) e s ta b le
gráfica, de colaboraciones y cen normas e spe cíficas para
m ixtas. Trata también las em el m ejor desarrollo y a p lica
presas im portadoras de p ubli ción de la Ley, y el D ecreto
caciones, las agencias ex 2.246/1966, de 23 de ju lio
_93
iO
índice
(«B. O.» 10 de se p tie m b re ], nos consultivos, deliberan
determ ina ei estatuto legal tes, coordinadores y de
de las publicaciones de la cooperación establecidos so
Iglesia. bre una base fundamental
mente paritaria y representa
tiva para el estudio y des
EMPLEO: arrollo de los programas de
REESTRUCTURACION DE LAS los servicios de empleo».
COMISIONES PROVINCIALES
La composición de las Co
Y COMARCALES DE COLO
misiones Provinciales agru
CACION
pa a un doble tipo de voca
les: los vocales natos y los
(D ecreto 2.012/1966, de 21 de
electivos. Tienen el primer
ju lio . «B. O.» 12 de agosto.)
carácter diversos funciona
rios de las diversas Delega
La ratificación por el Es
ciones y Servicios de la Ad
tado español al Convenio de
ministración Central del Esta
Ka O. I. T., núm. 84, sobre
do; así como el Jefe de la
Servicios de Empleo, y la ne
Oficina Provincial de Encua-
cesidad, en consecuencia, de
dramiento y Colocación, y el
adoptar las medidas per
Gerente del Polo de Promo
tinentes para viabilizar las
ción y Desarrollo Industrial,
disposiciones del Convenio
si existiese en la provincia.
ratificado, ha repercutido so Vocales electivos serán los
bre la hasta ahora vigente es representantes de los traba
tructuración de las Comisio jadores y empresarios — en
nes Provinciales y Comarca igual número, no inferior a
les de Colocación, reguladas tres ni superior a seis— y
por el Reglamento de los Ser Ioís representantes (trabajado
vicios del mismo nombre. res y empresarios) de las
El Decreto 2.012/1966, de Hermandades Sindicales de
21 de julio, actualiza el régi Labradores y Ganaderos, y de
men de estas Comisiones, las Comunidades de Regan
modificando su composición, tes. La presidencia y vicepre
orientando sus funciones ha sidencia de las Comisiones,
cia objetivos específicos en corresponderá a los Dele
la política de empleo y agili gados Provinciales de Traba
zando su funcionamiento. jo y de Sindicatos, respecti
Constituyen las Comisio vamente. Será Secretario, el
nes Provinciales y Comarca de Empleo de la Delegación
les — en definición del artícu de Trabajo.
lo 1. del Decreto— «órga Cuatro importantes funcio-
94 —
iO
índice
nes atribuye el Decreto a las S ervicios de la Secretaría Ge
Comisiones: a) lograr la ple neral del M ovim iento, enco
na ocupación y mejor utiliza m ienda en su artículo 9.° a la
ción de la mano de obra en Delegación Nacional de A so
la provincia; b) la orientación ciaciones «fom entar la crea
y formación profesional; c) la ción y funcionam iento de A so
prevención del desempleo y ciaciones o Entidades de Ca
la represión del paro invo bezas de Familia». P osterior
luntario, y d) la atención a m ente, la Orden de 24 de ju
los movimientos migratorios, lio de 1963 co nstitu yó el p ri
tratando de obtener el mejor m er paso en el desarrollo de
ajuste geográfico de la pobla tal finalidad, regulando la
ción activa de la provincia. constitu ción de A sociaciones
de Cabezas de Fam ilia en el
Innovación de interés en la
estructura de las Comisiones ám bito m unicipal.
Provinciales, es la «Comisión En base a estas normas
de Estudios», a la que corres han venido constituyéndose
ponde el estudio previo de en el país un notable núm e
todas las cuestiones señala ro de A sociaciones Fam ilia
das en el párrafo anterior, lo res, dentro del régim en ju rí
cual es una garantía en or dico asociativo del M ovim ie n
den a la racionalización de [a to. La presente Orden de 18
política de empleo. de abril de 1966 co nstitu ye,
El Decreto reguia finalmen- pues, un segundo paso en el
mente las Comisiones Comar sentido de agrupar p ro v in c ia l
cales de un modo simétrico m ente las Asociaciones sur
a las Provinciales, adaptando gidas en el ám bito m unicipal
su composición y funciones y local. En tal sentido esta
al área comarcal. Las presidi blece y regula las Federacio
rá el Delegado Comarcal Sin nes Provinciales de A so cia
dical en representación del de ciones Fam iliares, en cuyo
Trabajo de la Provincia. seno tienen cabida, no sólo
las Generales de Cabezas de
Fam ilia, sino tam bién, las aso
FEDERACIONES PROVINCIA ciaciones fa m ilia re s de fin e s
LES DE ASOCIACIONES FA específicos.
MILIARES En cada provincia podrá
co n stitu irse una Federación
(Orden, 18 de abril, 1966. B.
Provincial, con personalidad
M ovim iento, 1 mayo.)
juríd ica propia e independien
El Decreto de 20 de ju lio te de la de cada una de las
de 1957, que e structuró ios Asociaciones que la consti-
— 95
iO
índice
tuyan, y dentro del régim en tos, fin es, actividades, m iem
ju ríd ico del M ovim iento. Les bros y organización en gene
serán por tanto propias a las ral. La Orden prevé igualmen
Asociaciones federadas los te la integración, a su vez, de
derechos y deberes inheren las Federaciones Provinciales
tes a dicho régim en. en la Federación Nacional.
96 —
iO
índice
E l p ró x im o
n ú m ero de
DOCUMENTACION
SOCIAL
tratará el
tema:
GUIA PRACTICA
PARA EL ESTUDIO
SOCIO- RELIGIOSO
DE UNA PARROQUIA
NO DEJE DE ADQUIRIRLO iO
índice
números
publicados
1. LO SOCIAL EN CARITAS (agotado).
2. LOS CENTROS SOCIALES (agotado).
3. LA ASISTENCIA SOCIAL (agotado).
4. LAS MIGRACIONES EN ESPAÑA (agotado).
5-6. COMO ESTUDIAR UN MUNICIPIO (agotado).
7. LA ACCION SOCIAL (agotado).
8. ASPECTOS SOCIALES DE LA VIVIENDA (agotado).
9-10. LA VIVIENDA EN SUS ASPECTOS ECONOMICOS
(agotado).
11-12. LAS COLONIAS DE VACACIONES (agotado).
13. LAS TECNICAS DEL TRABAJO DE GRUPO.
14. LAS GUARDERIAS INFANTILES (agotado).
15. EL COOPERATIVISMO.
16. EL SERVICIO SOCIAL DE COMUNIDAD.
17-18. LA PLANIFICACION SOCIAL.
19. EL SERVICIO SOCIAL.
20. LA ANCIANIDAD, PROBLEMA SOCIAL DE NUESTRO
TIEMPO.
21. SERVICIO SOCIAL DE CASOS Y SUPERVISION.
22. CENTROS DE FORMACION Y SERVICIO SOCIAL.
Segunda época:
1. LA PROMOCION SOCIAL.
2. EL DESARROLLO COMUNITARIO.
3. EXPERIENCIAS DE PROMOCION SOCIAL.
Próximo número:
PRECIO: