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PERSONAJES:

AURA BLACK: BLANCA MONA


BRI DOBOIS: PELI NEGRA, OJI VERDE
SELENE FALCON RIVERA: MORENA
KATIA RICCI: BLACA PELINEGRA
AEDRAN BERRY: MONO
NASH TRAORÉ: PELI NEGRO OJIAZUL
LIAM WANG: CASTAÑO CONOJOS NEGROS
CAÍN IVANOV (luego pasa a ser dobois): OJI VERDE PELINEGRO BLANCO A MORIR
Capítulo 1
Despertar
Acto natural que hace el ser vivo en varias situaciones. Es el provocar una sensación,
cosa o deseo. Hacer que una persona reflexione o se dé cuenta o fije de algo. O la más
simple de todas, el dejar de dormir. 
Cuando despiertas luego de un sueño profundo, empiezas escuchando poco a poco lo
que se encuentra a tu alrededor, hasta el más mínimo detalle, el viento haciendo mover tu
persiana, las llantas de un carro rozando la carretera, los pájaros cantar, todo. Luego,
abres tus ojos lentamente, tratando de recibir de manera cálida la luz del sol que se
escapa en tu cuarto. Te quedas pensando en nada, solo mirando un punto fijo para
entender lo que pasará en el día. 
Al pasar los años, las personas cambian, así igual que sus propósitos; amigos, su
felicidad, la vida. Algunos al despertar, abren su ventana y contemplan la vista, pensando
lo feliz que será su día, otros todo lo contrario: se despiertan queriendo haberlo hecho
nunca. 
Al levantarme de la cama me estiro un poco, asimilando los objetos en mi cuarto,
esperando que la mancha negra en mi vista se desvanezca y que el mareo se me pase,
acomodando así mi cuerpo en el espacio. 
Amanecer en Nueva York es algo increíble, una nueva vida para mi mama y mi misma. Al
dejar Tampa, de un modo u otro los problemas se fueron alejando, los recuerdos molestos
y dañinos han ido poco a poco superándose. Viví en esta ciudad desde que nací, pero
alrededor de los 12 a papá le salió un trabajo en Tampa, así que nos tuvimos que mudar
allá. Pero, ahora que mis padres se separaron, mamá decidió volver a casa y papá
quedarse lejos en Tampa, cosa que no me quejo.
Regresar es algo bueno para mamá, el recordar su vida soltera, cuando todo iba bien en
nuestras vidas le está subiendo los ánimos. La veo mejor.
-Hola má – digo un poco dormida entrando a la cocina la cual está llena de cajas y bolsas.
Alcanzo una manzana de la encimera y la lavo mientras ella me sonríe de la manera
cálida.  
-Buenos días, cariño. ¿Cómo has dormido? - me pregunta mirándome fijamente dando
sorbos pequeños a su taza. Los pequeños rayos de sol iluminan sus ojos, haciéndolos ver
poderosos, pero a la vez mostrando su abrasador color miel. 
Esbozo una sonrisa - Al parecer las pastillas están funcionando. - informo sentándome en
una banca al lado de la isla.  
-Así que dinos, Katia, ¿qué escondes bajo la manga? Te vi con el psicólogo un poco— me
detengo para lamerme los labios y crear un poco de dramatismo - cariñosa.
Ella ríe muy simpática, sin embargo, se está considerando el hecho de darme un
zapatazo en la cara - Ya te he dicho que somos muy buenos amigos de la infancia.
¿Algún problema? 
-No ninguno- respondo con una sonrisa en la cara mientras me aproximo al cuarto de
baño. 
Y no lo tengo, la verdad es que me alegro de que esté explorando de nuevo aquella zona.
Mamá estuvo por mucho tiempo evitando el conocer nuevas personas, cosa que
necesitaba para poder superar las cosas. Por eso siempre he amado Nueva York, es una
ciudad grande, llena de personas y de oportunidades. El mudarse de nuevo las cosas
pueden cambiar, puedes cambiar para mejorar, recordar lo bueno de la vida. Ella necesita
alguien que la valore, le recuerde día a día la mujer fuerte que es, que no la abandone. 
Al caminar por el pasillo sin darme cuenta me pegue en el tobillo con una caja que tal vez
pesa 6 kilos. Ya llevamos casi 4 meses y nada que le ponemos orden a esta casa. Mamá
ha estado ocupada con el trabajo, y yo prefiero arreglar la casa con ayuda de ella, ya que
ella es la experta no yo. La reconocida Katia Ricci, diseñadora de interiores, la mano
derecha de todo famoso al comprar una casa o apartamento, ¿a quién no le gustaría
arreglar la casa con su compañía y creatividad? 
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Ya duchada y arreglada, el timbre de mi celular me distrae de mis pensamientos dando
así que me acerque a él para ver de qué se trata el sonido. Al fijarme en la pantalla se
trata de una llamada la cual de inmediato respondo. 
- ¿Hola? – pregunto al teléfono 
- Hola, A.- saluda S. Selene, es mi mejor amiga de Nueva York, nos conocemos desde
pequeñas, pues su mamá y la mía también lo son. Cuando viví en Tampa, ella y yo
seguíamos hablando, siempre hemos estado muy unidas.  
- Guapa, ya estoy fuera de tu casa- me dice.
- Listo salgo en 2 minutos- digo colgando la llamada para recoger rápidamente mis
pertenencias y meterlas en mi mochila. 
Al salir de casa me encuentro a una chica morena y bella sentada en el puesto de
conductor en un carro BMW blanco, me les uno a ellas y escucho de lo que hablan,
mientras que me monto al asiento de copiloto esperando ansiosa a que S y yo no
vayamos al café. 
Yo le mando el saludo a mi madre— asegura la morena. Me despido de mi madre con la
mano así igual que Selene. Me coloco el cinturón de seguridad, y busco una canción en la
radio que me llame la atención, hasta que me detengo al escuchar la melodía de Hayloft
por Mother Mother.  
Hola, guapa – saluda Selene mirándome coqueta. Le saludo de igual manera, usando su
misma expresión. — No sabes lo hermosa que te ves – dice la piloto. 
Y no lo niego, considerando que en el verano empecé a esmerarme más por mi cuerpo.
Estaba cansada de sentirme insegura en ponerme alguna prenda, del cómo me sentaba,
en fijarme las calorías que traía cada alimento que consumía, arrepintiéndome todo lo que
me comía. Sigo trabajando en desechar esos hábitos y sentirme a gusto conmigo misma. 
Selene, no quiero hablar mientras conduces, casi destrozas el coche que días. No te
distraigas, en el café lo discutimos— le pido recordando lo que ocurrió hace unas
semanas. Mirando fijamente la carretera, observo de reojo como ella tan solo bufa. 
El recorrido a la cafetería es silencioso, pero relajante, es excitante el ver todo tranquilo
en la ciudad, viendo como el sol brilla radiante, iluminando los grandes ventanales de los
edificios, el cielo azul formando un bello paisaje con los taxis amarillos y las publicidades
de colores. 
Ya dentro de nuestro destino, Stumptown, yo ordeno un café con leche y un chorrito de
caramelo y Selene elige un batido de fresas con leche de soya. Mientras que esperamos
que estén listas nuestras bebidas, ambas hacemos nuestra afición favorita: el venir acá
recién abierto el café, el típico frío mañanero, leer un poco de un libro, charlar con
tranquilidad. Esto da serenidad, el tipo de paz que te da energías es mi fuente de recarga
desde hace 1 año, al llegar se lo compartí a S, cosa que no le molesto puesto que todos
los días hemos hecho la misma rutina, hubiese amado haberla descubierto hace 4 años. 
Ya una hora después, nos montamos al auto con nuestras bebidas ya casi terminadas la
cual contienen una bella frase que nos escribió Nina – chica que nos atendió- para ir a la
escuela. Empezamos cada vez más a escuchar el alboroto de adultos corriendo al trabajo,
los taxistas manejando de un lado a otro, pero a pesar de tal contaminación me relaja; te
hace pensar en la vida de los demás, en quienes no descansaron bien, pero acá están de
nuevo madrugando por la paga y la estabilidad, parejas discutiendo, o alguien tan solo
tratando de escapar de sus problemas con maletas en mano, te hace pensar en que todos
a veces vivimos un infierno.
Mientras que estamos en él pare, veo a través del retrovisor que en el carro de atrás se
encuentra —supongo yo— un chico y su padre discutiendo, o más bien tan solo el chico
pues el hombre tan solo lo mira con calma, porque al final el joven sale del auto con
agresividad y desaparece de mi radar luego de levantarle el dedo al señor mientras le dice
finalmente un par de groserías al conductor. 
—Me enteré de que Aedran dará una fiesta de bienvenida en su cabaña— Me informa S
mientras estaciona en el parqueadero de la escuela.
Aedran también es amigo mío desde la infancia, el típico niño rubio con cachetes
rosaditos que hacía bromas a todos sus amigos cuando era tan solo un infante inmaduro.
En el verano nos volvimos a hablar de nuevo, cosa que me dejó impactada por lo guapo
que está y también por lo responsable y maduro que se volvió. La verdad es que
extrañaba pasar el rato con él y que me sacara un par de sonrisas. En pocas palabras:
extrañaba Nueva York
—Súper— digo de manera claramente desanimada
—Es decir, ¿quieres ir? - me mira detenidamente a los ojos tratando de descubrir si seré
sincera en la respuesta que le daré.
—Sabes perfectamente que no soy de ir a fiestas. - digo mientras que tuerzo la boca- Que
tal una película ¿te parece? – propongo con una sonrisa inquieta. La verdad es que me
fastidian las fiestas. Tan solo imaginar adolescentes hormonales a mil, el olor a cerveza
barata, la música empalagosa con la que todos se pegan y rozan entre sí me da
náuseas. 
Musita algo que no logro entender antes de salir de su asiento y pararse fuera del coche
arreglando su cabello rizado. Imito sus movimientos, empezando a caminar hacia el
interior del colegio. Los nervios me consumen, el tener que volver a ver gente que no me
hablo hace años, los susurros de personas al ver que estoy de nuevo en NYC, las
conversaciones de la separación tan dramática de mis padres. Creo que mi cuerpo está
temblando a punto de desmayarme por la presión que siento. 
Por cada paso que doy, voy sintiendo que las miradas van aumentando, cosa que hace
que me encoja de hombros recogiendo mis manos sobre mi pecho, al hacer esto siento
como mi corazón está latiendo a mil y mis manos van transformándose congeladas. Bajo
mi cabeza mirando al suelo, imaginando los gestos de cada estudiante, hasta que algo
me retiene y siento un dolor en mi brazo.
-Pe-perdón- balbuceo. Alzo por fin la mirada, percatándome de que nadie me está
mirando, y que acabo de golpear a un chico por exagerada. Tonta. 
-Solo fíjate al caminar, no mires hacia el suelo cuando lo hagas- me recomienda. Al
dirigirle la mirada me fijo de que es el mismo chico de hace unos minutos
No me atrevo a responderle, tan solo lo miro con detalles adentrando en sus ojos verdes,
cosa que él también empieza hacer con los míos. 
La forma en la que me mira es profunda, por cada segundo que me mira su curiosidad y
la mía van creciendo como si nuestros ojos fuesen un caso y tratemos de buscar pistas
para descubrir con quién estamos tratando. Sin previo aviso su mirada se empieza a
tornar intensa, como si de esta salieran llamas ardientes consumiendo toda pista que
encontraba en sus esmeraldas. Sin más, aparto la mirada y me acerco donde mi
compañera, tratando de evitar que aumente el color rosado de mis cachetes.
Ya terminadas las clases me dirijo a la cafetería recogiendo una bandeja para recibir la
comida, este día fueron pastas con carne, eso es lo que menos parece. Me paro enfrente
tratando de dar con la ubicación de mi amiga, hasta que la veo, ella siente mi mirada y
voltea a verme haciendo un ademán para que me acerque. Ya más cerca me fijo que está
con dos chicos: el primero está sentado enfrente de S, es castaño con unos ojos negros;
el segundo es pelinegro con ojos azules. También se encuentra una chica pelinegra que
se me hace parecida a alguien, por cada paso que doy trato de cavar en mis recuerdos,
no consigo nada. 
Ya cerca Selene me siente como si tuviese un chip y empieza a decir- Chicos, esta es
Aura, ella estudiaba acá hace 4 años y volvió si se dan cuenta- bromea mientras que me
siento al lado de ella, enfrente de mí está el ojiazul, a mi lado; la chica. 
Hola, bienvenida de nuevo, soy Nash- dice el chico delante de mí. Este me extiende la
mano y yo se la estrecho. Me le quedo mirando y tiene unas facciones muy lindas, es
decir, está bueno. Me le quedo mirando a su sonrisa, simplemente, wow. 
Y yo soy Liam- dice estrechando también su mano el castaño- Un placer. 
Placer mío. ¡Está super lindo!
¡Dios mío, Aura! Llegas al instituto y ya estás pensando en esas marranadas. Calma las
hormonas, chica. Regaña mi subconsciente.  
Aura- me llama S gracias a Dios, o si no me hubiese dado un puño en la cara en frente de
todo el instituto- ¿Recuerdas a Bri? - señala a la chica a mi lado.
Me le quedo mirando un rato y por fin en mi mente viene el recuerdo de unas de las niñas
más dulces de la escuela. - ¡Increíble! - digo lanzándome a abrazarla- casi no te
reconozco, estás super guapa.
-Gracias- sonríe tímida - tu igual. 
-Gracias. Te vi de lejos y algo en mi decía que te conocía, hasta que vi tus preciosos ojos.
- admito. Bri tiene unos ojos color esmeralda hermosos, sus facciones son tiernas, tiene
sus pecas alrededor de su cara llamando claramente la atención de cualquiera. Es muy
loco como la vida pasa tan rápido y la gente crece, agregándome a la lista.
-Bri se mudó a Alaska un año después de que tú te fueras. - dice la morena. - Hoy
también es su primer día. Volvió hace 3 días exactamente. - asiente contenta B. 
-Chicas, ya venimos iremos por algunos refrescos- nos avisan los chicos levantándose de
la mesa.  
- ¿Y qué tal la vida en Alaska? - pregunto mirando fijamente a Bri.
-Papá se casó con una mujer allí, así que se podría decir que tengo por fin una familia
estable- Bri baja la cabeza y luego la levanta forzando una sonrisa, tratando de
convencerse de que está bien, en sus ojos se ve todo lo contrario. No debí de preguntar.
Recuerdo tarde de que sus padres se divorciaron cuando ella tenía 7. Su madre la
abandonó, quedando al cuidado de su padre.  
Mierda. 
-Ya volvimos- dicen los chicos sentándose de nuevo en su sitio. Suspiro fuerte
agradeciéndoles en mi mente, no sabía que responderle. La única respuesta que le doy a
B es un pequeño apretón en la mano, expresando con un gesto que lo lamento, ella tan
solo me sonríe. 
- ¿Irán a la fiesta de inicio de año que realizará Aedran? - pregunta Nash mirándonos a
las tres. 
Agarro mi tenedor para probar la comida tratando de evitar la mirada claramente de mi
amiga- Pensaba ir, pero hay personas que piensan lo contrario. -suelta S.
Alzo mi mirada y todos en la mesa me miran, esperando una respuesta de mi parte. 
- No soy de ir a fiestas- sonrío de manera un poco rara. 
- Vamos A, según lo que me han dicho es una de las fiestas más increíbles que hacen en
el año- dice B a mi lado. La verdad me sorprendió que me tratara de convencer, pensé
que era como yo que no le gustaban ese tipo de cosas.
- Si, vamos A
- Si, vamos.
- Por favor, Aura- pide B
- Me lo pensaré- digo finalmente derrotada.
Mientras que seguimos en el almuerzo, Selene nos habla sobre lo que se pondría si
fuésemos a la fiesta de Aedran, hasta que lo veo. El chico de esta mañana está saliendo
de la cafetería, su caminado es calmado, como si no hubiese más gente en la escuela
excepto de él. Me levanto de la mesa excusándome de que ir al baño. Recojo mi morral, y
trato de seguirlo a 15 pasos de distancia, para que no me vea seguirlo por los pasillos.
Al acompañarlo por la distancia, este finalmente se sienta en unas bancas a leer en la
zona verde de la sede. Pienso en regresar a la cafetería, pero algo en mí no quiere, lo
único que quiero es saber sobre este chico, el saber por qué pasó lo de esta mañana, el
por qué sus ojos me llaman la atención, algo tiene este chico que me hace sentir
diferente, de una forma misteriosa me hace sentir: viva. 
Sin pensarlo, saco de mi mochila un libro y empiezo a hacer como si leyera en otra banca
que está enfrente a la de él. Cada vez que pretendo pasar página lo miro de reojo, está
usando audífonos mientras lee, en sus expresiones se nota lo entusiasmado que se
siente al leer aquel escrito, puesto que sonríe en ocasiones, frunce el ceño, se muerde el
labio de manera tan fuerte que hasta me preocupe de que ya estuviese sangrando su
boca. Su concentración está a tal punto que no se ha dado cuenta que llevo varios
minutos analizándolo sin apartar la mirada. 
El timbre para entrar a clases suena y él levanta su mirada rápidamente y me mira
fijamente, no tuve oportunidad de aparentar que no lo miraba por lo inesperada que fue su
acción, así que lo único que hago es mirarlo de igual manera. 
- ¡Aura! - Me grita la voz de mi mejor amiga. Haciéndome voltear a mirarla, guardando el
libro de nuevo en la mochila mientras que camino acercándome a ella, siendo de nuevo
yo la que aparta la mirada. 
- Vamos a clases- dice agarrándome de la mano, arrastrándome hacia la última clase.
Capítulo 2.
Puedo confirmar que las vacaciones me desacostumbraron un poco a lo agitado que es el
colegio, ya empezaba a olvidar lo que era sentir como la nalga derecha se te dormía. En
todo el transcurso del día, me quede casi 5 veces dormida, en cada clase.
Por un momento me quedó mirando la pizarra del salón de Química, imaginándome en un
campo, con un vestido victoriano ligero, con el sol en mi cara y el viento levantando mi
cabello por el aire. Seria increíble poder viajar en el tiempo, y tener un diferente escenario.
Cuando me percato, tengo los ojos cerrados soñando despierta, y escucho como una voz
muy cerca de mí me llama.
- ¿Señorita Black, me puede decir por favor la respuesta a la pregunta que llevo alrededor
de- dice el maestro observando su muñeca- 6 minutos repitiendo?
- ¿Señor?
Mierda
-Responda por favor, o si no tendré que mandarla a detención o donde la directora
Sánchez. – el asqueroso me amenaza
- No es necesario- dice una tercera voz masculina a mis espaldas
- ¿Qué dice, señor Ivanov? - no me atrevo a voltear par a ver de quien se trata.
- Dije que no es necesario – responde el chico
El profesor Marín ya tomo una postura retadora, la típica: el cuerpo apoyado en una
pierna, los brazos cruzados, la mirada fija en la persona y un toque de fastidio y odio en el
aire. ¡Ja! Me recuerda a mamá. De que sea de mama ya lo vuelve un poco tenebroso.
- ¿Y por qué cree que la decisión que estoy tomando no es la correcta? Al parecer usted
ahora es el profesor, explíquenos.
-Tal vez usted estaba hablando muy rápido de tal forma que no fue entendible, o
simplemente o sabe vocalizar – la voz del chico es tan relajada, no se nota ni una pisca
de nervios.
- Entonces, acá se la repito: ¿Por qué William Shakespeare escribio romeo y julieta? Así
que, ¿Me la podría responder por favor, Aura? ¿Según lo que le conté acerca de la
historia en la explicación?
- Con gusto. William conoció a su esposa "Anne Hathaway" en un baile, al igual que
Romeo a Julieta; dicen que el destierro de Romeo es porque cuando Anne estaba
embarazada Shakespeare se tuvo que ir a Londres a buscar trabajo; y por último Romeo
habla sobre su familia, hogar y las ganas que tenía de estar allá, que eran cosas que
Shakespeare decía siempre.
- Muy bien. Sigamos con la clase- finalmente dice el profesor antes de darse vuelta y
sentarse en su escritorio.
- Voy a escribir en pedazos de papel pares de números. – dice el profesor mientras rasga
papel y escribe en estos - Las personas que saquen el mismo número se harán como
pareja y escribirán una historia original, sean creativos. El grupo con el mejor escrito se
ganará un premio. – los trozos los mete en una bolsa y se levanta- Todos por favor
levántense, los de esta fila peguen su mesa con el de su lado derecho, y esta fila con el
izquierdo. Cuando lo hagan, cada uno péguese a uno péguese a una pared formando un
semi cuadrado, mirándose todos entre sí. Así que comiencen.
Junto mi pupitre con mi compañero de al lado y me levanto acercándome a la pared
trasera del salón. Luego de unos minutos, todos en el salón, excepto el profesor estamos
pegados a las paredes, viéndonos las caras. Empiezo a analizar la situación, tan solo
tengo a Bri y a Nash. Mirando los rostros siento que alguien me está mirando
intensamente, así que me volteo a ver y me encuentro con su mirada, de nuevo, los
mismos ojos de esta mañana, el me está mirando, serio, con un toque de neutralidad y
algo que no logro captar.
-Bueno- dice el profesor Marín llamando mi atención- Empecemos. Cojan un papel de
manera civilizada.
En mi turno, metí la mano a la bolsa y agarre 2 pedazos, pero no sabia que decidir me
conciencia me decía que escogiera el derecho, luego pensé que en qué pasaría si no
escogía el izquierdo. Finalmente elegí la primera opción. Apartada de la hilera abro el
trozo y observo mi número correspondido.
Ya todos con sus números, el profesor Marín empezó a nombrar las parejas y a
mandarlas a la biblioteca, allí tomara la asistencia de la clase por si algunos se
escapaban.
- Numero 14. ¿Quiénes son los que tienen el 14?

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