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Quiero comenzar diciendo que aun estoy en este profundo aprendizaje de ser una verdadera

católica, y creo que Dios me ha encontrado y ha querido que yo camine por este sendero, en
medio de mi debilidad más grande, el Matrimonio. No creo que sea su voluntad al azar, estoy
totalmente convencida que en esta búsqueda luego de muchas crisis y varios libros de autoayuda,
que me proporcionaban una felicidad pasajera y luego el vacio, Dios en su infinito amor ha querido
que a través de este sacramento, yo lo encuentre y sane mi vida.

En mi infancia, el matrimonio era mi sueño, anhelaba ese príncipe azul, y una familia de papa y
mama. La Hermana Glenda lo resume así: "Los deseos del corazón son presagios de Dios al alma.
Dios te hará desear lo que Él te quiere regalar." Y Dios había sembrado en mi ese deseo.

“El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor” (Proverbios 16:9).

Este rosario con sus meditaciones nace en agradecimiento, luego de una crisis matrimonial, que
me llevo a Dios padre, a encontrarme con él y a retirar todos esos obstáculos que me apartaban de
su gracia, a salir de mi egoísmo y de aprender a orar por mi esposo y mi familia.

Encontré en Amoris laetitia («La alegría del amor» en latín), la segunda exhortación apostólica
postsinodal del Papa Francisco, que trata sobre el amor en la familia, dirigida a los esposos
católicos , una forma de meditación de cada una de las decenas del rosario, que espero pueda
iluminar a muchas familias.

Rosario por mi Familia


La Biblia está poblada de familias, de generaciones, de historias de amor y de crisis familiares,
desde la primera página, donde entra en escena la familia de Adán y Eva con su peso de violencia
pero también con la fuerza de la vida que continúa (cf. Gn 4), hasta la última página donde
aparecen las bodas de la Esposa y del Cordero (cf. Ap 21,2.9). Las dos casas que Jesús describe,
construidas sobre roca o sobre arena (cf. Mt 7,24-27), son expresión simbólica de tantas
situaciones familiares, creadas por las libertades de sus miembros, porque, como escribía el poeta,
«toda casa es un candelabro». Entremos ahora en una de esas casas, guiados por el Salmista, a
través de un canto que todavía hoy se proclama tanto en la liturgia nupcial judía como en la
cristiana:

«¡Dichoso el que teme al Señor, y sigue sus caminos!

Del trabajo de tus manos comerás, serás dichoso, te irá bien.

Tu esposa, como parra fecunda, en medio de tu casa;

tus hijos como brotes de olivo, alrededor de tu mesa.

Esta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén,

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz a Israel!» (Sal 128,1-6).


LUNES Y SÁBADOS MISTERIOS GOZOSOS

1. En el primer misterio, contemplamos el anuncio del arcángel Gabriel a la virgen María y la


encarnación del Hijo de Dios.

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