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VIGESIMOSEPTIMO DOMIMGO DEL TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO 03 DE OCTUBRE

Monición de entrada.- Rubén

Hermanos y hermanas, muy buenas noches.


El ser humano está hecho para vivir en la unidad y para la
hermandad de fe en Jesú s. Como somos humanos y cristianos,
crecemos y vivimos no aisladamente sino en comunidad.
La base de toda comunidad humana es la familia y por eso la
Iglesia exhorta a los matrimonios a la fidelidad. Muchas veces
esto es difícil, pero Jesú s, por su pasió n y muerte, nos da la
fuerza necesaria.
Como hermanos y hermanas en Cristo, empecemos esta Liturgia
cantando con alegría.

Monición de lectura.- Estela

El libro del Génesis nos acerca al relato de la creació n que


quiere ser expresió n del proyecto de Dios para la pareja
humana.
Segú n la carta a los Hebreos, Quien santificó a todos tiene el
mismo origen que los santificados; por eso somos hermanos.
Ahora Cristo está glorificado por su pasió n y muerte y nos abrió
el camino hacia el Padre.
Jesú s en el evangelio, indica que hay que volver la mirada a la
voluntad primera de Dios en la creació n.
Los fariseos son incapaces de entender el plan de Dios: para
entrar en la diná mica del Reino hay que tener un corazó n de
niñ o.
Atentos escuchemos las lecturas.

Primera lectura.- Evodio y Leticia

Lectura del Libro del Génesis 2, 18-24

El Señ or Dios dijo:


«No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien
como él, que le ayude».
Entonces el Señ or Dios modeló de la tierra todas las bestias del
campo y todos los pá jaros del cielo, y se los presentó a Adá n,
para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el
nombre que Adá n le pusiera.
Así Adá n puso nombre a todos los ganados, a los pá jaros del
cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como
él, que le ayudase.
Entonces el Señ or Dios hizo caer un letargo sobre Adá n, que se
durmió ; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne.
Y el Señ or Dios formó , de la costilla que había sacado de Adá n,
una mujer, y se la presentó a Adá n.
Adá n dijo:
« ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su
nombre será “mujer», porque ha salido del varó n».
Por eso abandonará el varó n a su padre y a su madre, se unirá a
su mujer y será n los dos una sola carne.

Salmo.- Genaro y Lilia

Sal. 127, : Dichoso el que teme al Señ or


Dichoso el que teme al Señ or
y sigue sus caminos.
Comerá s del fruto de tu trabajo,
será s dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Esta es la bendició n del hombre
que teme al Señ or.
Que el Señ or te bendiga desde Sió n,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R/.

Segunda lectura.- Mares

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11


Hermanos:
Al que Dios había hecho un poco inferior a los á ngeles, a Jesú s,
lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasió n y
muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara
muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento
al jefe que iba a guiarlos a la salvació n.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por
eso no se avergü enza de llamarlos hermanos.

Evangelio del día


Lectura del santo Evangelio segú n San Marcos 10, 2-16
En aquel tiempo, acercá ndose unos fariseos, preguntaban a
Jesú s para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
É l les replicó :
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesú s les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazó n dejó escrito Moisés este
precepto. Pero al principio de la creació n Dios los creó hombre
y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se
unirá a su mujer y será n los dos una sola carne. De modo que ya
no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que
no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
É l les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio
contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con
otro, comete adulterio».
Acercaban a Jesú s niñ os para que los tocara, pero los discípulos
los regañ aban.
Al verlo, Jesú s se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niñ os se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues
de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo
que quien no reciba el reino de Dios como un niñ o, no entrará
en él».
Y tomá ndolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Oració n Universal
Hermanos, sintiéndonos solidarios de las ansias y esperanzas
de todos los hombres, dirijamos a Dios Padre nuestra oració n
diciendo todos: «Escucha, Señ or, nuestra oració n.-Ruben

Por la iglesia, Para que sepa anunciar la alegría de la unidad, de


la perpetuidad y de la fecundidad del amor matrimonial.
Oremos. .-Germán y Paz
Por el papa, Para que Dios nuestro señ or le revista del espíritu
santo y sea firme en la defensa de la familia, .- Germán y
Paz
Para que los que tienen en sus manos el poder de dar leyes a los
pueblos, no traten el tema del matrimonio y la familia con
superficialidad y parcialidad, sino que tomen en cuenta lo que
Dios ya ha hablado sobre este tema. Oremos. .- Genaro y
Lilia
Por los niñ os que sufren la separació n de sus padres, para que
Dios sane sus heridas y restablezca la armonía familiar. Oremos.
.- Genaro y Lilia
Por los matrimonios que está n a punto de separarse, para que
el amor que les unió se reavive en sus corazones y logren
entenderse a través del diá logo honesto y sincero. Oremos. .-
Evodio y Leticia
Por la comunidad para que sepamos responder a las
necesidades de los enfermos, de los marginados, de los
desempleados y abandonado. Oremos. .- Evodio y Leticia
Por las madres responsables para que sean fieles testigos del
amor de Cristo ante los demá s. Y vayan transformando su vida
en testimonio transparente del amor de Dios. Roguemos al
Señ or. .- Mares

Colecta. (Elías y Claudia)


Presentación de las Ofrendas.-Estela
Como una sola familia cristiana, llevemos ahora al altar las
ofrendas de pan y vino, que se transformará n en el Cuerpo y
Sangre de Cristo. Cantamos.
Comunión.- Rubén
Cristo se entrega a nosotros para que, al comulgar, nos hagamos
uno con él. Acerquémonos con devoció n y fe a recibirle en
nuestros corazones.
Final.-Estela
La misa termina, pero nuestro compromiso comienza. Ahora
nos retiramos a nuestros hogares, iluminados por la Palabra de
Dios que nos ha hablado sobre la familia, ese nú cleo que
debemos defender y trabajar por É l, haciendo lo que se nos ha
pedido en esta Misa.

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