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Alonso Valencia Llano

Mujeres
Cau canas
y Sociedad
Republicana

Deparlamen1o de Hls1orla
FacuHad de Humanidades
.
Universidad del Valle
Cen1ro de ES1Udlos Regionales Reglón
~os.~
V \S~
Osear Rojas Renterí~
Rector CONTENIDO
Alvaro Guzmán Barney
Vicerrector Académico
Magdalena Urhan R.
Vicerrectora de Investigaciones
Darío Henao Restrepo PRÓLOGO
Decano Facultad de Humanidades Por Sim.one Accorsi 9
Eduardo Mejía Prado
~efe del Departamento de Historia INTRODUCCIÓN 13
Alonso Valencia Llano
Director de la Colección LAS MUJERES EN LA INDEPENDENCIA 19
Las heroínas en la cotidianidad de la guerra 19
Comité Editorial Las mujeres caucanas en los ~cios
El autor del presente libro
Eduardo Mejía Prado de la sociedad republicana 30
agradece a los profesores
Adolfo León Atehortúa Cruz De la cotidianidad femenina al heroísmo 32
Simone Accorsi de la Escuela
Gilberto Loaiza Cano Las voluntarias 38
de Literatura y del Centro de
Carlos Armando Rodríguez La ruptura de la cotidianidad 43
Estudios de Género y a
Alonso Valencia Llano. La difícil vida de las heroínas: El caso
Miguel Camacho del
de doña Juana Camacho 53
Departamento de Historia
sus sugerencias para que esta
©Mujeres Caucanas LA RECONSTRUCCION ---
publicación fuera posible.
y Sociedad Republicana DE LA COTIDIANIDAD CAUCANA - 61
© Alonso Valencia Llano .J La cotidianidad de las élites en las Provincias
Q del Cauca 61
l
ISBN: 958-33-3073-6 La cotidianidad en las zonas de frontera · 71
Departamento de Historia
o La conflictiva cotidianidad del medio siglo 73
Facultad de Humanidades La cotidianidad rural en los años cincuenta 84
Universidad del Valle
Diseño y Diagramación: UNA FAMILIA DE LA ELITE POLITICA.
Orlando López Valencia EL CASO DE LOS MOSQUERA 97
ilustración de la carátula:
..
,
María Catalina Josefa Ruiz de Quijano:
Ñapangas de Popayán. los amores con la pariente pobre 102
Comisión Coreográfica María Josefa Benedicta Vicenta Arboleda
y Arroyo: la esposa del General 105
Impreso en An,iuelo Ético Ediciones Susana Llamas: el amor del Presidente 121
·· :_.Iciem
D. · bre d~ ~2~~001· Doña Amalia Mosquera de Herrán:
Santiago de Cali, Colombia; la aliada política 127
María, Clelia y Teodulia: las hijas ilegitimas 130

María Ignacia Mosquera: la esposa
del Presidente senil PRÓLOGO
131
LAS MUJERES CAUCANAS y LA POLITICA·
LA C~ffiNTELA DEL CAUDILLO .
La muJer en la legislación caucana: . 135
entre la exclusión y la supeditación .Sin _duda_ -~-1 _perí_Q~O que~ono(!~ffiQS como __'~La_lnde­
Los esp~~ios ~úblicos y los privados 135 _Qendenci~", es la época d~_wayoreJ5 campios en el de~~oJ]o
La participación política femenina dur t 137 p.istórico colombiano. Latransformaci9n del incipiente Esta:.
la guerra de 1860 an e do.,colonial en una__ R_e:gúl:lli~ moderna trajo importanti:).S
141 transformaciones sociales a pesar de que los padres de la
EL BELLO SEXO: ENTRE LA TRADIC ~ ._2atria no .tenían muchos intereses en modifi~ar las baS:!is
Y LA MODERNIDAD ION sociales tradicionales. Claroeptªg1l_e dep.tro de_esastransfo:r--
~El ser y .el d.~ber ser" de las mujeres caucanas 157 maciones, el "empoderamiento" femenino a causa de las
a orgamzacwn política de las mujeres 157 muchas revoluciones o reformas liberales fue una cons_ec~e~- -
y la lucha contra la sociedad laica cia "inesperada" que estremeció los cimientos aeia sólida
178
Las mujeres cauc~as durante la Regeneración estructura patriarcal vigente en la Nueva Granada. ·
186 Según el discurso vigente "Los hombres eran, por natu-
Conclusiones raleza, plenamente morales (y por ende, mejores represe;-
Bibliografía 193 tantes de lo humano); lqs mujeres lo eran menos. He aquí
201 entonces una de las contradicciones útiles, incluso necesa-
rias, del concepto del individuo abstracto: articuladp~como
la base de un sistema de inclusión ulliversal (contra lasjerar-
quías y privilegios de los regímene_s. monárquicos y w_isto_cr~::-
. ticos), podía también usarse como criterio de exclusión para
defininir a los no-individuos, o menos que individuos, aquellos
que eran diferentes de la figura singular de lo-humano" 1 .
§_i!l ~.!P-b_argQ,~ste prejuicio masculinist!l y ll!:Ís.9gep.o iba_®
contravía a_l~ ideas modernas y liberales sobre. la ii?;tl!!ldad,
los derechos individuales y la democracia. La necesida~ _de
incorporar las "manos femeninas" en la guerra y en la admi-
nistración de las propiedades desiertas de hombres, se
convirtió en un reto y a la vez en un "peligro" para el nuevo
'' sistema republicano. El hipócritfi e. incoherente_republica.:.:·
,.
!rismo ep.un~iabaprincipios uniy_ersalistas, pero excluía a las

1
Scott, Joan W, Only Paradoxes to Ofter. French Feminists and the
·

.t' Rights o{Man, Cambridge, Massachussetts: Harvard University Press,


1996, p. 7.
LAS MUJERES EN LA INDEPENDENCIA

Las heroínas en la cotidianidad de la guerra J


Es innegable que no hubo una época de mayores cambios,
que la que se inició con el período que conoc_e:gJ.os como <<Ll?-
independencia», durante el cual se transformó el Estado colo-
nial y se intentó construir el Republicano ..No nos referimos
únicamente a las medidas económicas, caracterizadas por
un~ aplicación extremadamente lenta, sino a las importantes
transformaciones sociales que ellas trajeron consigo, pues a
pesar de que "los padres de la patria" estaban in!eresados ---
en crear un-Estado sin que se modificaran las bases sociales
a
tradicionales, lo cierto es que la sociedad se transformó un
ritmo mucho más acelerado del que los creadores de la Repú-
blica hubieran deseado. ¿En qué medida o cómo se vieron
afectadas y/o beneficiadas las mujeres caucanas con estos
cambios? Es lo que nos interesa estudiar. v
Para cualquier estudioso de nuestra historia es un hecho
cierto que los patrones sociales de la colonia se mantuvieron
por lo menos durante los primeros cincuenta años de la Repú-
blica. Esta fue una queja constante que llevó a la justificación
política de lo que se llamó <<Revolución de medio Siglo>> o
<<Reformas liberale~ cuando se hizo más clara la idea de ,
crearuha sociedad más acorde con las medidas económicas )
que exigía la vinculación al mercado mundial. Pero este tipo
de planteamiento oculta el hecho de que la dinámica social
superó'las intenciones reformadoras de los líderes políticos -
tanto conservadores como avanzados- y que los hombres y
las mujeres caucanas iniciaron una serie de transformaciones
que llevaron a la extinción de la sociedad colonial mucho
antes que los legisladores se lo propusieran.: La explicación
se encuentra en la necesidad de las familias caucanas de adap-
tarse al período de la independencia que afectó no sólo a las
familias de la élite colonial, a las de los mestizos y a las de los
esclavos, sino también -aunque en mucha menor medida- a
20 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 21

las familias indígenas; esto no significa, desde luego, que la que muestran muchos altibajos en la construcción del Estado
mentalidad colonial que se reflejaba en una serie de roles y republicano, pero que hacen evidentes los esfuerzos por la
representaciones hubiera desaparecido del todo, pues ella reconstrucción de espa~ios de dominio soci~ tradicionales
se mantuvo en mayor o menor medida en los diferentes esta- como los detentados por las antiguas élites coloniale~, Esto
mentos sociales que sobrevivieron a la colonia. Desde este . · significó ún enfrentamiento con sectores nuevos surgidos
pur:to de vis~a es necesario tener en cuenta que las .represen- ·durante la independencia, que veían en ellos trabas del p~a-
taciOnes social:~ coloniales se -prolongaron por más tiempo ·· do que era necesario e~ar si se buscaba la creación de
en sectores de elite y en algunás comunidades indígenas que una nueva sociedad, de. una sociedad más liberal. Por eso
en otros sectores socialmente más dinámicos -como los mes~ toda la primera mitad del Siglo XIX se caracterizó por cons-
tizos y los negros libertos, por ejemplo-. . tantes enfrentamientos que. fueron aprovechados por hom-
Para la primera mitad del Siglo XIX se pueden identificar bres y mujeres de sectores sociales excluidos para abrirse
claramente tres períodos en estas transformaciones: el prime~ un espacio en l8:nueva sociedad.
ro es el de la independencia, ,_que cubriría gross..o ",nodo el No creemos necesario insistir en que la mujer ha sido un
período de historia regional qll:e abarca desde eí 3 d~ julio de ser invisible en nuestra historiografía, porque el t!':lma ha·
1810, cuando se inició el proceso de fi:idependeilcia en1a sido tratado por muchos autores que recientémemte han
Gobernación de Popayán, hasta un poco más allá de 1830 . hecho de la historia de las mujeres 'sU. campo de estudio, lo
cuando las Provincias del Cauca se desvincularon del EcÚa- que constituye, sin duda alguna, un replanteamiento en la
dor Y adhirieron nuevamente a la Nueva Granada,. iniciando forma de mirar ~l'pasado y a las mujeres como agentes socia-
el proceso republicano propiamente dicho. 3 El segundo cubre les.5 Lo más importante a señalar es que la historiografía
desde 1830, cuando se perfila el surgimiento de los caudfuos tradicional aborda la participación femenina en los procej:;OS
populares, ~asta la revolución liberal de 1860, que cons~lidó históricos en forma <<anecdótica,_s.arcástica y picaresca restán-
la autonomía regional; y, el tercero, el que seprolonga hasta dole importancia a los hechos:?Z, tal y como lo señala Santiago..
~poco más allá de 1886 cuando se inició la república c~ntra­ Samper, qui~n agrega:. . ·
lista:4 Se trata de tres periodos de transformaciones políÜéas
,· . La mujer sobresale en nuestra historia sólo cuando ha
3 actuado heroicamente, como los. hombres. En las _corrientes
Este proceso puede ser estudiado en la conocida obra de· José
historiográficas actuales, se ac~ta que la mujer es difer(_'lnte
Manuel Restrepo: Historia de la Revolución en Colombia, Medellin
ed. Bedout, s.f.. Una versión corta del mismo puede consultarse e~ al hombre, ~to biológicamente como espiritUalmel!Ée, y que
Alonso Vale~c~a Llano: '~Por un momento fuimos ecuatorianos", en por lo tanto, su actuación de$()- deLª-~oJJ.tecE)r deJa vida
Gac¡ta Doilllllical, El Pms, N2 409. Cali, septiembre 13 de 1998. tiene que ser distinta a la del hombré. Esto no implica ni
~ Gustavo Arboleda: Historia Contemporánea de Colombia sugiere que ella sea demenor o secundaria_illlportancjJ.i: 1
:ao~ota, ~anco Central Hipotecario, 1990. Una versión más cercana~
~~ histona del Cauca puede verse en los artículos de Francisco Zuluaga:
La Guerra de los Supremos en el Suroccidente de la Nueva Granada"·
--
~igni:fica que ahora la--,
historia :n:ilia y ·;studia el pasado con
.. --- -
uña perspectiva más re~, y que acepta y busca descubrir
.

Y de AJ~:r;so Valer:cia L~ano: "La Guerra de 1851 en el Cauca", "La .qué hizo realme~te el 'bello sexo>> en épocas anteriores. 6
Revoluc10n de Jose Maria Melo en las Provincias del Cauca" y "T -
e· . d
Ipr~ano e Mosquera y la guerra en el Cauca entre 1859 y 1862"
omas
5
La bibliografía que se cita al final, sobre todo la referida a la
p:rblicados en L~ guerras civiles desde 1830 y su proyección en el historia de las mujeres, abunda en este tipo de planteamientos, por lo
Slglo XX. ~emanas de la JI Cátedra anual de Historia: "ErnestO ~ue consideramos innecesario repetirlos. ·
Restrepo Tlrado", Bogotá, Museo Nacional de Colombia, 1998. 6
Santiago Samper Trainer: "Soledad Acosta de Samper, el eco de
--~-~--
22 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 23

Desde una perspectiva similar, aunque nuestro énfasis "heroínas". Respecto a_L~-~tim~ bue_g?~-~jemplos se t~_ene_n
estará en la política, nos dedicaremos a estudiar la forma e:r;t
en Manuelita Sáenz, cuya histona ha sido contada en mnu-
que las mujeres de la antigua Gobernación de Popayán apro- merables estu_ffios académi_COS y obras de fi CCIOn,
"' q':e mu~s-
vecharon la inestabilidad que produjeron}as guerras de inde- tr~e su papel histórico, tal como lo afirma Lucia OrtiZ,
pendencia y de vinculación a la República de la Nueva Gra- se debió a haberse 'upido con el Libertador.!!--O~ros ca~os se
nada para ganar espacio en la sociedad que se estaba constru- tienen en Manuela Beltrán y Policarpa SalavaiTieta, qmene~,
yendo. Partimos de la certeza de que, en el presente, el papel . . ;- Mercedes Guhl, superaron su reclusión en el espaciO
segun . .d . " d l
histórico de las mujeres es reivindicado de muchas maneras, do méstico y participaron en la indepen encm cuan o a
pero se admite sin mucha discusión que sus acciones «Se . l'
política, arte masculina del mundo exterwr; se co o en sus
encuentran en los entretelones, en los repliegues·demasiado ·hogares v ÜJS hizp tambalear. Como la hembra que busca
íntimos para ser conocidos públicamente»: tal y como lo afir- defénder su cría, estas mujeres luchadoras trataron de asegu-
ma Oiga Amp_aro Sánchez, quien agr~ga que en la lucha por . "10
rar un futuro para su patr za.
sus reivirldicaciones las mujeres "han tenidola osadiá_de ia participación de las mujeres eaucanas en el proceso ~e_ -e •

interpelar al poder patriarcal y a sus pilares fundamentales: ' independencia no ha sido estudiada, aunque-~e l~s ~a~mencio­
la familia, la sexualidad, la religión, lo público, y al ejerCíeio nado en diferentes estudios. La forma mas tradiciOnal de
de la violencia para la resolución de los conflictos". N o obst~- · verlas: repetimos, es cuando se les estudia como "heroínas"
te también .reconoce que se presenta "una historia difusa, de la independencia. Quizás el trabajo más anti~o sobre el
opaca y restrictiva para las mujeres y de una vida personal tema es el elaborado por el historiador José IgnaciO Vernaza:
11
sometida a los mandatos sociales, familiares, morales o sexua- . "Homenaje a la mujer: Heroínas caucanas", escrito en 1936,
les. Pero -agrega- sería ingenuo creer que su historia se ka en el q11e se mencionan algunas caucanas entre "esas mujeres_
caracterizado exclusivamente por la larga y total subordi- tan varoniles" que se destacaron en la independencia de otros
nación de las mu]eres." 7 v · · sitios de la República, y entre las que hace sobresalir a la
La independencia fue un proyecto dirigido, desarrollado caleña doña Juana Camacho, de quien hablaremos después.
y consolidado principalmente por los hombres, pero nadie Igual es el enfoque que les da Amanda Gómez Gómez, en su
libro Mujer.es}u~mi71JJS en Qolc~mbia y he_chos guerreros, ~ ;~ue -
1
puede negar que la participación de las mujeres en él fue
también muy importante. 8 Desde luego, la independencia ha reúne lo que tradicionalmente se ha dicho sobre la participa-
sido vista más como un proceso heroico que como una rup~a. ción de mujeres en los conflictos del período. Para el caso del
de cotidianidades, y es por eso, que los actores sociales han Cauca tiene la virtud de hacer un listado de las II!Ujeres que
sido primordialmente los "héroes" y, en menor medida, ias sufrieron las consecuencias de la partiCipación eh actos mili-
tare~ y poljticos Ém ún período qu-e cubre desd_e 1810 lí.as~a~,
un grito", en Magdala Velásquez (dir.): Las mujeres en la historia de . ) 1821; menciona no sólo las mujeres de él}.!~· esposas de los
Colombia. Tomo l. Mujeres, historia y política, Bogotá, Consejería
Presidencial para la política social, Ed. Norma, 1995, p. 113. · 9 Lucía Qrtiz: "Genio, figura y ocaso de Manuela Sáenz", en Las
7
Oiga Amparo Sánchez: "La política y las mujeres", en Mujeres y desobedientes. Mujeres de nuestra América, Bogotá, ed. Panamericana,
Po]J~ica, Foro,# 33, Bogotá, dici®J.bre .lilf!?_~o 1998, pp. 27-28. 1997, p. 88.
8
Véase por ejemplo la obra d~s Arturo Dii§ "Las mujeres de ~ercedes Guhl: "Las madres de la patria: Antonia Saptos Y
! la Independencia", en Boletín de Históñayifiitigüedades, Vol. CV, # Policarpa Salavarrieta", en Las desobedientes... , p. 119.
' 645, 46, 47, Bogotá, Academia Colombiana de Historia, julio, agosto, u Inserto en Cali en su IV Centenario, Cali, ed. América,·1936.
septiembre de 1968, pp. 361 y ss. · ~Medellin, Imp. del Departamento de Antioquia, 1978~
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUlA
BIBLIOTECA CENTRAL
!\l
~ i, 1

24 Alonso Valencia Llano

próceres de la independencia, sino también las mujeres de


Cuadro# 1
lo que ella identifica como "pueblo", y que parece referirse a HEROINASCAUCANAS
1
rr
!i
sectores populares surgidos durante la colonia. No es un tra-
bajo analítico ni sistemático, sino una simple reunión de datos
1 biográficos bastante incompletos por cierto, como es de espe-
rarse de un trabajo que se basa en bibliografia secundaria. Ciudad Actividad Castigo Fecha
1 de carácter tradicional. A pesar de que el énfasis está centra- .~ Ciudad
Fuga de presos Fusilamiento 11-12-1812
Popayfu, 11-12-1812
do en las mujeres estas no son vistas como tales sino como Andrea Velasco
Pasto :· !bid. !bid.
j Luisa Góngora ' Pasto:; !bid. !bid. 11-12-1812
,, actores de un proceso político que busca ponerlas como ejem- Domingo Burbano
Domitila Zara5ti
Pasto.) !bid. !bid.
!bid.
11-12-1812
1813
Quilichao Militar
¡'
¡: plo de patriotismo. 13 Rafaela Lenis
Cali Esposa de prócer Destierro 1813
Maria Josefa del Campo L. !bid. 1813
i: El historiador que más espacio dedica a las mujeres Petrona de Val!ecilla Cali !bid.
!bid. !bid. 1813
1' Maria Francisca Cuero Cali
!bid. 1813
Ir,, caucanas es Eduardo Riascos Grueso quien en su libro Proce- Gertrudis Cuero Cali !bid.
!bid. !bid. 1813
Cali 1813
ld
li rato Caucano/4 hace un j~cioso y exhaustivo seguimiento Maria Josefa Vergara
Jerónima Caicedo de V. Cali !bid. !bid.
1813
r~ '·~
· de los caucanos y caucanas que sufrieron las consecuencias Tomasa Caicedo Cali !bid. !bid.
Fusilamien_to. -· s:2-1815
Militar .
i:l de su participación en el proceso de liberación del sur del
Dorotea Lenis
Juana Camacho de C.
Toro
Popayán
Moreno
Colaboración
Patriota
Prisión
Fusilamiento
1816
16-1-1816
'!1 Justa Estepa Palmira Entrega armas Fusilamiento 13-9-1817
'l:: país. Aunque centrado principalmente en los hombres, este Josefa Castro Entrega Armas Fusilamiento 13-9-1817
Josefa Costa Palm~ra 29-9-1819
libro reúne los pocos datos que existen sobre las mujeres Maria Antonia Ruiz. esclava Tulu~
Soldado en San Juanito
!bid. 29-9-1819
Rita Ruiz (La Guila) Tulu~ 9-9-1819
r),
que alcanzaron un papel destacado en las contiendas y logra- Mariquita Ramos (La Chanal Tuiua. !bid.
Prisión 1820
Jgnacia Arboleda Popa,y~ Patriota
ron por esto superar el anonimato; tiene en cuenta no sólo a Gabriela Arango Popay~
Patriota Prisión 1820
2-2-1820
Patriota Fusilamient,o
las mujeres de la élite sobre las cuales existe mayor inforrri.a- Maria del Carmen Olano
Ana Josefa MoraJes
Popayan
Qu~ichao
Fuga de soldados !bid. 1820
Patriota Prisión 1820
ción, sino también a aquellas mujeres de pueblos lejanos que Mercedes Martinez de S. Cal!
patriota Fusilamiento 5-2-1820
Carlota Rengifo Toro Azotes y destierro 1820
sacrificaron sus vidas por la libertad. · Matilde Guevara Cali
patriota
patriota Fusilada 24-9-1820
Bárbara Mon.tes Caloto
La poca importancia numérica de las mujeres reseñadas
en las dos últimas obras mencionadas salta a la vista al obser- FUENTE: Amanda Gómez Gómez: Mujeres heroínas en Colombia y Hecho~
var el cuadro siguiente en el que aparecen sintetizadas la ·M d llin 1978·, Eduardo
... Riascos Grueso: Procerato
. caucano, Cali,
Guerreros, e e ,
heroínas caucanas: Imp. Departamental, 1964.

13 Una buena crítica a estos estereotipos de mujer fue elaborada


por Mercedes Guhl, quien dice:-
Vale la pena anotar que cuando uno intenta comparar la vida de
estas mujeres se enfrenta al problema de la falta de información sobre
ellas. Algo se sabe de sus orígenes, sus aportes al proceso de iruiepen-
dencia Y lo que más se recuerda es su trágico final. Además hay que ·
tener en cuenta que esta información nos llega magñificada y -
distorsionada por la visión de los historiadores que las convirtieron en
figuras legendarias, despojándolas un poco de su carácter esenéialmente
femenino para dejarlas como hemínas asexuadas. Ob. cit., p. 123.
14 Cali, Imprenta Departamental, 1964. ·.
26 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 27

La única historiadora que aborda directamente el tema Aunque no se trata de .un trabajo exhaustivo y su énfasis
aunque referido a la Gran Colombia, es Evelyn Cherpak, e~ analítico sobre el papel de las mujeres se centra únicamente
s~s artíc~os "La part~eipación _daJas mujeres en el gwv:i- en el papel histórico que jugaron las mujeres de la élite, no
m:ent~de :nd~:eende:r:cia de laG~ Colombia, 1780-l~ 1s deja de mencionar las actividades que desarrollaron mujeres
Y Las mujeres en la mdependencia. " 16 En el primero, desde mestizas y ~scl<'!.Vas, ~~~a participación en la !A<l~pend,encia
una perspectiva feminista, denuncia que los _historiadores lnüsólo rué más num.erosa, sino militarmente más imp_or:-
han puesto poca ~tención a· la participación -de las mujeres .. tafite. Gracias a esto la autora encuentra las explicaciones , -
en l?s hechos de mdependencia; aunque el trabajo adOlece cáusale.s .que llevaron a las mujeres a participar en unos -
de cierta generalidad, explicable por tratarse de un artículo hechos de los cuales estaban. cultural y tradicionalmente
ofrec~ algunos elementos metodológicos para abordar el excluidas:
estudio de la forma en que las mujeres colombianas participa-
¡:¡
ron en los diferentes hechos que llevaron a la constitución 1º· Los lazos de parentesco, que por solidaridad familiar las·
del Estado republicano. Estudia también cómo ellas sufrieron llevaba a participar en la guerra.
Y enfrent~on las consecuencias de dicha participación. 2º. Los aspectos económicos asociados a las refol"Il!as-bor--
A partrr de un rápido seguimiento de las actividades socia- bónicas que llevaron a un aumento de lps·impúéstos afee-- ·
les desarrolladas por las mujeres durante la colonia, Cherpak tanda sus patrimonios.
mue~~ra que las mujeres se encontraron preparadas para· 3º. El fortalecimiento de sentimientos patrióticos."'
part1~1par en un_proceso tan convulsionado como el que se 4º. Razones personales especificas de diverso orden entre
estudia. E?a clasifica de la siguiente manera la participación las que se incluyen la ambición por apoderarse de los
dE) l~ mujeres: - - ----- bienes que sus parientes lograran por su participación
1º· P~~~p-~ción personal en los combates, actividades' en las guerras, fuera como botín o como recompensa; esto
. . secundarias y en espionaje. incluía no só:lo recompensas económicas, sino t~bién
2º. En actividades tradicionales como anfitrionas en las políticas.
tertulias y la asistencia de heridos. 5º. LaS que vieron en la guerra la oportunidad para expresar
3º; Contribuciones en dinero y abastecimiento a los insur~ su rebeldía personal contra la sociedad.
gentes.
4º. Qomo _consecuencia de su. participación sufrieron el Desde luego, la autora reconoce que no existía ningún..
sacrificio personal al perder a sus seres queridos con~ tipo de solidaridad feminista que pudiera hacer surgir espe-
fiscación de bienes y riquezas, la pobreza y E)J désti~rro;'l7"" ~anzas de lograr mejoras sociales en su condición de mujere::;
y que les permitiera superar su tradiciona1 papel de esposas

En Asunc~ón L~vrin (compiladora): Las mujeres latinoame-


15
• Sin embargo astas mujeres tenían pocas formas de luchar. Hay casos
ncanas. Perspectivas hLstóricas México Fondo de Cultur E - · · excepcionales, coriw Éuangelina Tamayo que participó directamente en
1985. ' ' a cononnca;
16 batallas de independencia. La gran mayoría de ellas tiene un papel
E? Magdala Velásquez (dir.): Las mujeres en la historia de maternal hacia la independencia: la alimentan, la cuidan, la protegen.
Colombw...
17 Lucharon a su manera, con medios femeninos: auspiciaron la formación
Ver C_herpak, ob. cit., p. 220. Desde una perspectiva feminista un de tertulias para difundir y discutir las ideas de la Ilustración, sirvieron
poco extrana, Merce~es Guhl, ve en estos tipo~ de participación «un de espías y contribuyeron con su dinero a la causa insurgente. Gu:hl, oh. ·
papel maternal>> propw de las mujeres, cuando dice: <!:!it., p. 120.
1
':!
•.
28 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 29

y,madres. 18 Curiosamente, en la presente_ investigación mos- españoles en el Viejo Mund<Y. Cuando sus hogares se vieron
traremos cómo fueron precisamente éstos dos roles de las amenazados, ellas también se agruparon para defender lo
mujeres construidos en la cotidianidad del suroccidente, que les era más cercano y significativo. 19
colombiano, los que van a permitir observar la forma erÍ. que
las mujeres participaron en las guerras de independencia. . ·Más que aportes teóricos que ayuden a explicar la partici-
Para lograrlo vamos a v~r cómo las guerras independentistas
. ,/.
pación de las mujeres, el trabajo de Cherpak aporta en el ~en­
y las contiendas políticas internas que las siguieron rom- ? tido de hacer sistemáticamente evidente las múltiples formas
pieron la cotidianidad de las mujeres caucanas tanto de la de dicha participación. Esto lo consideramos importante,
élite como de los sectores populares. porque ayuda a esclarecer la forma en que las mujeres parti-
En otro artículo titulado "Las mujeres en la indepen- ciparon en la construcción de la sociedad republicana, cons-
dencia", Cherpak muestra cómo se dio la participación feme- cientemente o no, con proyecto político o sin él, con el conven-
nina en los procesos políticos que se iniciaron en Venezuela cimiento de que estaban tr~forrriando la sociedad o sin él.
a partir de 1808_. Esta vez el tratamiento del tema es mucho r Lo importante es que la historiadora Cherpak muestra que
más exhaustivo y abundante en ejemplos sacados de la histo- las mujeres participaron de ~ proceso que b~~apa trans-
riografia tradicional. Aunque no se nota un tratamiento crí- formar el Estado que regía la excluyente sociedad colonial y
tico de las fuentes utilizadas, la autora l<;>gra mostrar la ' ·les da un espacio en la historia de una república que tradicio-
variada participación femenina en hechos militares, en ter- nalmente las ha ignorado y que sólo las reconoce en el papel
tulias, en actividades de apoyo, conspirativru;; y de solidaridad de heroínas, una imagen mascUlina que destaca sólo algunas
y, desde luego, las consecuencias de dicha participación.. mujeres qué lograron superar el anonimato. Con todas las
Respecto a esto, hace afirmaciones arriesgadas -y hasta ana- limitaciones que este trabajo pueda tener, explicable_por el
crónicas-, quizás llevada por una cierta euforia feminista, y escaso desarrollo de la historia de las mujeres de nuestro país,
que no son suficientemente demostradas en el texto. Un buen debémos decir que lo hemos tomado como guía para mostrar
ejemplo se tiene en la siguiente: la forma en que las mujeres caucanas participaron, no sólo en
la destrucción del Estado colonial, sino también en la trans-
Los sentimientos der:rÍacioncll~mo criollo .y de intenso formación de la sociedad excluyente que lo sustentaba.
patriotismo no eran desconocidos entre algunos d~ los miem- · Pretendemos mostrar cómo, más que desde una posición
bros del sexo débil. Durante siglos, muchas mujeres habían. · política, las estructuras sociales de la colonia fueron también
. \
desarrollado una conciencia de país y el sentimiento de que. transformadas desde una cotidianidad que fue rota princi-
eran americanas y tenían intereses diferentes a los de los ... palmente por mujeres que individualmente se vieron afecta-
.....· das por los hechos de la independencia. Esta ruptura de la
18 Respecto a esto Cherpak dice:
cotidianidad las llevó a defender intereses de grupo, de
"Probablemente la mujer no esperaba gozar en forma directa, como familia, o los simple¡:;, precisos y sencillos inter~ses individua-
grupo, de los cambios económicos, legales y políticos que prometían las
revoluciones. Su participación fue tangencial a cualquier mejora de su les de mujeres que debían ubicarse en la sociedad republicana
propia posición legal, política o económica v no esperaban zri:deseaban que lentamente iba surgiendo.
_más libertades que las que ya tenían. El desarrollo de un moVimiento
por los derechos de la mujer era improbable en una sociedad tradicional por lo tanto actuaron sin tener en cuenta algún cambio directo e
y conservadora, donde su puesto era seguro y bien definido. No hay inmediato J!ara los miembros de su propio sexo. [...]"
evidencia disponible que indique que las mujeres se sintieron oprimidas En Velásquez, oh. cit., p. 84.
19 Cherp'ak: «LaS mujeres ... », en Velásquez, oh. cit., p. 84.
o que hubieran desarrollado un sentimiento de solidaridad como grupo;
30 Alonso Valencia Llano
Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 31

Las mujeres caucanas lo que se prolongó hasta después de .la Batalla de Boy~cá
en los inicios de la sociedad republicana (1819) cuando el gobierno del vicepresidente Santander hiZo
Debido a las estrechas relaciones de la Gobernación de andes esfuerzos por construir una legislación republicana
grás acorde con la sacie . da d que se queria
' construír" y que
Popayán con la Audiencia de Quito, el desarrollo de los hechúft ·
que condujeron a la independencia se remonta hasta 1809 . :guía los moqelos de los Estados europeos. P~a ello in~ent?
cuando se inició el proceso de autonomía de aquel país, y lin:Jj.nar los patrones sociales coloniales mediante la disnn-
que llevó a que varios de los comprometidos debieran huir .- :ución del poder de la iglesia católica. que te~a el control de
de Quito y refugiarse en el valle del Cauca donde vivían alg¡;_- las conciencias,. estableció un sistema educativo más demo-
nos miembros de sus familias. 2~ Fueron precisamente estas crático al que tuVieron acceso amplios sectores de la población
personas quienes estimularon al Cabildo de Cali para que el -incluidas las niñas- y prohibió que enlos censos de población
3 de julio de 1810 m~estara su apoyo al soherano español se mencionara la raza como patrón de clasificación introdu-
y desconociera elg'obieriw invasor que se había implantado cie~do para ello categorías jurídicas~ .
en la península!~ · Aunque a estos intentos transformadores no les faltaron
En lo inmediato esto significó una profunqa divisió1;1 entre contradictores, con ellos se buscaba abrir espacios_ª- grupos
las élites de la gobernación que se manifestó a partir de 1811 sociales que habían mostrado su capacidad de contribución
en el enfrentamientó entre las ciudades del sur -Popayán-y a la nueva sociedad; se trataba principalmente de los grupos
Pasto- profundamente realistas, contra las del norte Cali mestizos y de los negros esclavos y libertos, cuyos aportes en
'q
Caloto, Buga, Cartago, Toro y Anserma las que a partir deÍ . la gesta de independencia habían sido considerables. Esto
proyecto político conocido como «Ciudades Confederadas» hizo evidente un enfrentamiento social que se venía dando
decidieron enfrentar militarmente al Estado Colonial. El desde el período colonial en el cual sectores de la élite hicieron
::=:.._período de independencia fue sumamente largo (1810-1821). esfuerzos por controlar una población mestiza que se negaba
23
Ydurante él la región fue alternadamente ocupada por tropas a regirse por los patrones estamentales tradicionales. Por
patriotas y realistas, lo que se moderó a partir de 1821 con eso vecinos pobres de las ciudades y pueblos y muchos cam-
la batalla de Pichincha que dio libertad a Quito y cesó definiti;.. pesinos aprovecharon la oportunidad que brindaban las
vamente a partir de 1824 cuando se libraron las batallas de guerras, para buscar y lograr un equilibrio en el orden social,
Junín y Ayacucho que liberaron al Perú. que fuera más acorde con el Estado republicano. Desde luego,
Durante el período de guerra no se dieron mayores trans- en la contraparte, sectores de la élite cuestionaban un Estado
formaciones sociales, pues seguían rigiendo los patrones ca-· que amenazaba destruir el orden social tradicional.
loniales; incluso durante los períodos de ocupación patriota Desde este punto de vista el proceso revolucionario en-la
se siguió aplicando casi en su totalidad la legislación colonial, ~ Gobernación de Popayán se nos revela sumamente complejo
·.:'!
y contradictorio, como lo es, -igualmente, la participación
20 femenina en él. Como se ha señalado, las mujeres parti-
Sobre los hechos de la independencia de Quito puede consultarse
Alons_o Valencia Llano: <<Elites, burocracia, clero y sectores populares ·
·,en la mdependencia quiteña, (1809-1812),, en Procesos, Nº 3, Quito, TI · 22 David Bushnell: El régimen de Santander en la Gran Colombia,

semestre, 1992, p. 55 y ss. ; Bogotá, Universidad Nacional de Colombia/Tercer Mundo, 1966.


21
Aunque existen muchos estudios sobre el tema puede consultarse 2a Respecto a este tema pueden consultarse las obras de Eduardo
la obra clásica de Belisario Palacios: Apuntaciones histórico-geográficas Mejía Prado: Origen del campesino uallecaucano, Cali, Universidad del
de la actual Provincia de Cali, Cali, imprenta de Eustaquio Palacios Valle, 1993, y de Margarita Garrido: Reclamos y representaciones,
1889. - ' Bogotá, Banco de la República, 1994.

..,1
32 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 33
ciparon en forma voluntaria de muy diversa manera; -otras logrado durante la colonia que l~s ~~;rmitía desarr?l~~
sólo sufrieron las consecuencias de la participación de sus . ·dades diferentes a las que les senalaba una tradic10n
esposos, padres, hermanos o hijos. act IVI aba reducirlas al hogar, en 4n . di . al 1d
=::-~1 Fuera pública o clandestina su participación; fuera volun-
~e busc . . .tra
. c10n pape e
·asas madres e hijas. Así, muchas muJeres desarrollaron
taria o como una consecuencia de la fuerza de los aconte- ·. esp ' . dmini" ·
t ividades económicas fundamentales tales como a s-
cimientos, lo cierto es que las mujeres participaron de la única ac
tración de herencias, de haciendas, de mmas
. y d e ~adrillas
manera en que durante aquella época podían hacerlo: a partir de esclavps; también se desempeñaron en ~1 c~me::c10 al por
de su inserción en un grupo social-la élite, los mestizos cam- ayor y al menudeo, y compitieron con las mstituciOnes ecle-
pesinos o habitantes pobres de los pueblos y ciudades, y los n;tásticas por el control del sistema crediticio de la época. Se
esclavos- y, desde luego, con su participación defendieron Sl , • 1
trataba de actividades que superaban lo domestico y que as
intereses particulares, de familia o de grupo sin que ellos sacaba de una esfera socialmente considerada privada y las
entraran en contradicción con las ideas libertarias que esta- colocaba en lo público. Para ello las mujeres enfrentaron du-
ban en boga. Identificar dicha participación e intereses es lo ras realidades tales como la· viudez, que automáticamente
que nos proponemos estudiar en las páginas siguientes.. ,. ' · las colocaba como jefes de familia con la respon~ll:bi]jdad de
administrar el patrimonio familiar pues, muchas veces, eran
De la cotidianidad femenina al heroísmo nombradas como albaceas de sus hijos. Pero también muchas.
La historia tradicional nos muestra a las mujeres que par- mujeres no esperaron a la condición de viudas para ganar
ticiparon en la independencia de Colombia como las «heroí- espacio en la sociedad colonial, pues deb~eron.tomar. ~la fuer-
nas». Para el caso de la Gobernación de Popayán esta visión. za el control de sus familias y del patriinomo familiar para
no es tan fácil, pues aquí los estudios mencionan pocas muje- enfrentar un esposo dilapidador, al que se veían obligadas a
res en estos roles. Esto no significa que no participaran en la demandar en jriicio para preservar la dote y las gananciales
guerra, sino que los historiadores han considerado que su <P,el matrimonió y salvar así la sustentación p::ropia y de los
participación no fue importante, con la excepción de algunos hljos, lo que en muchas ocasiones llevaba al divorcio. Esto·-
pocos casos; desde luego, los más destacados son los de las las obligaba a actuar en la esfera pública y demostrar que
señoras de la élite, que debieron padecer la persecución fami- eran mucho mejor administradoras que sus esposos, pues
liar, el sacrificio de algunos de sus familiares o la pérdida de acrecentaban el capital y vigilaban la educación formal e
sus fortunas para que triunfara un proyecto político del cual informal de los hijos e hijas hasta colocarlos en situaciones
sus familias serían las principales beneficiarias. Desde el pun- que garantizaban su subsistencia. De igual inteligencia Y
to de vista político debemos reconocer que estas mujeres habilidad hicieron gala cuando fueron colocadas en los con-
estaban mejor preparadas que las de otros sectores sociales ventos y por su condición social llegaron a regentarlos, pues
para entender los cambios que se proponían lograr los miem~~ mostraron ser también excelentes administradoras, como lo
bros de sus familias, Íl.!era por conversaciones privadas o en prueba las enormes fortunas que dichas ·instituciones llega-
tertulias, fuera porque la educación que recibían les permití~ ron a acumular. 24
leer los documentos impresos que circulaban y la correspon-
dencia privada, o porque les permitía asimilar las propuestas 24
Respecto a estas· actividades véase Isabel Cristina Bermúdez:
filosóficas que sustentaban el nuevo proyecto político. Imágenes y representaciones de la mujer en la f?obemación de Popayán,
Pero no era solamente la formación intelectual; en su ·Quito, Universidad Andina Simón Bolívar, Corporación Editora
Nacional, 2001. Referencias más generales sobre el tema y algunos
participación política influyó la experiencia que habían
estados de la cuestión sobre el mismo pueden consultarse en Suzy
Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 35
34 Alonso Valencia Llano

Esto, desde luego, no se rompió con la independencia, iniciaron una participación simbólica en ~l ejército de su pa-
puesto que desde el punto de vista socioeconómico los cam- dre cuando este estaba inmerso ~n la prrmera de nuestras
bios se sintieron en forma muy lenta. Desde este punto de contiendas civiles, la de <<La Patria Boba>>:
vista puede decirse que no es perceptible una ruptura en la .
participación social de las mujeres entre el período histórico El general Nariño hablaba a todos de un modo jovial y
de la colonia y el repuolicano~ pero sí podemos decir que la acompañaba a las señoras a visitar el campo y a presenciar
independencia fue un período de primordial importancia para las maruobras; dos de sus bijru¡'_ se presentaron más tarde
las mujeres caucanas, pues les permitió no sólo consolidar con divisas militares haciendo de artilleros, y una de ellas
las actividades públicas que hemos mencionado, sino que las (la señorita Mercedes) aplicó el botafuego al cañón con grant;le
obligó a participar en actividades políticas y militares de las impavidez.25
_cuales habían estado excluidas. Y lo que es igualmente impar-
.tahte: amplió el número de mujeres que vieron rota su coti- Desde luego, esto no puede considerarse seriamente como
dianidad y se vieron obligadas a desarrollar actividades que una participación femenina en la guerra, pero si puede ser· __
antes eran monopolizadas por los hombres. _ : considerado como un estímulo a dicha participac}():p.,Ja que
De esta manera se puede superar la mirada superficial se incrementó en septiembre de ese mismo año cuando Nari-
sobre la participación de las mujeres caucanas durante el ño inició su campaña militar sobre las provincias del Cauca
proceso de independencia que las muestra en su papel de que antes conformaban la Gobernación de Popayán.
heroínas, tal y como lo revela el cuadro # l. Esta visión es Las referencias a la participación femenina en la Gober-
relativamente fácil de explicar en tanto que la historiografia nación de Popayán son bastante dispersas y se concentran
tradicional sobre el período ha resaltado las actuaciones mili- sobretodo en las zonas de Cali, Buga y Toro que se carac~e­
tares de muchos hombres y unas cuantas mujeres, que sacri- rizaron por ser más abiertamente oposicionista a la domi:
ficaron sus vidas, sus familiaS o sus fortunas para defender nación colonial que Popayán o Pasto. En Cali, por ejemplo,
lo que entendían como <<la libertad>>; desde luego, es la visión se menciona las persecuciones que sufrió doña Mercedes
heroica de la historia que pretende ver en muchos hombres Martínez del Coso y Scarpetta por no denunciar el paradero
Y unas cuantas mujeres a los padres y madres de la patria y de su esposo. lo· que la llevó a ser <<montada en un asno,
cuya función no es otra. que servir de ejemplo a las genera- paseándola por las calles de la ciudad, agregando a esta
ciones futuras. . infame burla los insultos e injurias de la soldadesca y del
No tenemos muchos datos acerca de la forma en que se' bajo pueblo». En Palmira se ordenó azotar a doña Dorotea
inició la participación femenina en las contiendas, pero canta- · Castro, <<quien favorecía con armas y dinero, hombres Y
mas con la memoria escrita por uno de los más conspicuosJ semovientes a la guerrilla que 'comandaba el mayor Pedro
observadores de los inicios de la independencia, <<el abande-; Murgueitio>>. En 1817 doña Vicenta Vaca escondió las armas
rada>> José María Espinosa, quien acompañó al general Anta-' que con las que las guerrillas patriotas esperaban invadir el
nio N ariño en la liberación de las Provincias del Cauca a, Chocó. En Popayán doña Teresa Torres, hija de Camilo To-
partir de 1813. Espinosa muestra cómo las hijas de Nariño- rres, fue puesta en capilla, sometida a consejo de guerra; en

25 José María Espinosa: Memorias de un abanderado. Recuerdos de


Berm~dez: Hijas, esposas y amantes, Bogotá, ed. Uniandes, 1992; ver
especialmente su artículo: ••La condición femenina durante la conquista la Patria Boba. 1810-1819, Bogotá, Biblioteca Popular de Cultura
y la colonia: análisis de escritos sobre el tema», pp. 59 y ss. Colombiana, Imprenta Nacional, 1942, p. 21.
36 Alonso Valencia Llano
Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 37
la cárcel de esta misma ciudad estuvieron doña Ignacia quienes fueron sacrificadas en la plaza de Santander de
Arboleda y doña Gabriela Arroyo. Participaciones militares Quilichao. 28
más directa se dieron por parte de mujeres de sectores popu- El general José María Obando rela~a los abusos que_ ~e
lares en 1819, cuando una guerrilla integrada por mujeres metieron en Popayán cuando era ;realista, pues don Basilio
de Llanogrande (Palmira) asaltó las tropas del gobernador ~arcía, le había ordenado realizar Un. empréstito forzoso de
Pedro Domínguez en «El Guanábano», derrotando y dando 8.000 pesos de algunas familias de Popayán, «Cuya conducta
muerte al mencionado gobernador. Igual participación feme- olítica empezaba a ser sospechosa a los ojos de los españoles>>,
nina ocurrió en Buga durante la Batalla de San Juanito. 2s pcon la amenaza que qmenes . no pagaran 1o sen-alado senan .
Otros ejempJos de la forma en que surgen las heroínas se remitidos a Pasto «en una enjalma, de la misma manera q_ue
tienen con la reconquista española de Popayán en 1816, que lo habían sido algunas mujeres realistas de Popayán al puerto
se caracterizó por una serie de actos represivos de los cuales de Buenaventura». Lo curioso de este empréstito consistió
no escaparon las mujeres. Los casos más sobresalientes fue- en que fue cubierto por las mujeres, pues ante la situación
ron los abusos cometidos por Francisco Warleta, quien se . militar del momento la mayoría de los hombres se encontraba
destacó no sólo por imponer empréstitos exagerados, sino ·~ ausente. Esta situación se vio agravada por el he<::l1P~de que -·
también por mandar fusilar a cuanto patriota encontrara . no se disponía de dinero lo que hizo que las senoras acordaran
en las prisiones o en lo&. cami.p.os, pagando penas o gozando pagar el empréstito de diversas maneras: así la esposa d~
de salvoconductos de libre movilización. Pero sus abusos no don José Diago pagó con·sus joyas; la señora de don Jose
se quedaron en la represión sobre-los hombres, sino también María Mosquera pagó cori unas reses que tenía enmantadas;
en la que realizó sobre indefensas mujeres, que debieron doña María Josefa Hurtado fue la única que pagó en dinero.
pagar el hecho de formar parte de familias patriotas. El caso No sobra mencionar que hubo muchos acuerdos entre estas ·
más destacado se presentó cuan.do en Buga mandó apresar señoras y Obando que llevaron a que lru¡ cantidades que paga-
a las señoras Cabal «haciéndoles remachar cadenas en los ran fueran realmente inferiores a las· que sé les señalaron.29
pies, sin embargo de ser jóvenes honestas y recogidas· era su Pero como dice el mismo Obando, los abusos no fueron
delito el no confesar donde estaba oculto el General ;epubli- cometidos únicamente por los españoles, puesto que el
cano José María Cabal, su pariente inmediato.» 27 Su ejemplo coronel Simón Muñoz, cuando cambió de bando y se unió a
fue seguido por un patriota, don Joaquín Valdés, teniente los patriotas, <<tuvo a bien hacer una salida, y recorriendo
del Batallón Numancia, quien en la plaza de la ciudad de· por el territorio de Timbío, robó, azotó mujeres y despechó de
Toro mandó atar a una mujer «y condenó a un hijo de la: nuevo esos habitantes.» 30 Esto no fue muy diferente a lo que
misma para que la azotara>>; ante la negativa, el hijo fue ocurrió en Pasto durante la dominación del patriota Juan
muert? a planazos de machete por el mismo teniente, quien ~ José Flórez: .
mando azotar otras mujeres de la misma ciudad a las que r
exponía en la misma plaza a la vergüenza pública. Más tarde, .· [... ] las puertas de los domicilios se abrían con la explosión
Warl~ta, pretendió enviar a las mujeres de Llanogrande a de los fusiles para matar al propietario, al padre, a la esposa,
construir el tenebrosos camino de Anchicayá; casos más .
drásticos se dieron con Carmen Olano y Petrona Montes
28
Ibíd., p. 148. .
2
2sv¡ernaza, H . 1 . 9 José María Obando: Apuntamientos para la historia, .Bogotá,
<< omenaJe a a muJer... », pp. 28-29.
27 Biblioteca Popular de Cultura Colombiana, 1945, pp; 33-34.
Restrepo, oh. cit., tomo II, p. 146. 30
Ibíd., p. 29.
38 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 39
al hermano, y hacerse dueño el brutal soldado de las propie- hi tóricas y las connotaciones de clase que dicha selectividad
dades, de las hijas, de las hermanas, de las esposas; hubo . s e no nos quedan muchos registros de cómo sectores dife-
t Ien,
madre que en su despecho saliese a la calle llevando a su hija es a los de élite "padecieron» las guerras. No sabemos,
de la mano para entregarla a un soldado blanco, antes que rent . d -"-~;1;
por. ejemplo, cómo y por qué muchas mu~eres ~ 1as 1i:1llllllas
. otro negro dispusiese de su inocencia; los templos llenos de campesinas, indígenas o esclavas, termmaron mmersas en
depósitos y de refugiadas, fueron también asaltados y un proceso que transformó la sociedad; pero sí sabemos que
saqueados [...)31
articiparon, aunque muchas de ellas no superaron el ano-
~ato de su participación y fueron registradas simplemente
pe estos atropellos no se escaparon ni las mujeres emba- como «voluntarias», <<Juanas>>, cuando no como <<soldaderas>>,
razadas ocultas en los conventos, pues de allí eran sacadas nombres que ocultaba cierto desprecio, como podremos
por las tropas patriotas. Un ejemplo de esto se tiene en la observar más adelante cuando mencionemos la participación
esposa de Obando, quien fue sacada del convento de La En- política de la mujer eillas contiendas civiles del Siglo XIX.
carnación en Popayán. 32 A esto se agregó la corrupción de Respecto a esto no podemos olvidar que, por lo menos
las costumbres, pues como lo afirma José Manuel Restrepo: para el caso colombiano, la mayoría -si no todas- ª~ Jas-<<heroí-
nas>> eran mujeres que provenían de sectores populares. Esto .
En aquella época desgraciada los padres no tenían seguras nos muestra que la participación política de las mujeres tiene_
a sus hijas, ni los maridos a sus esposas, pues a cada momento -aunque ~uene anacrónico para la época que se. estudia- una
podía corromperlas un seductor, prevalido del terror que connotación de clase. Lo que esto significa en pocas palabras,
habían inspirado los pacificadores. Cualquiera oficial: español es que fue mucho más amplia la participación\ femenina de
que pretendía liberarse de la presencia incómoda de un padre origen popular que la de élite; esta participación es resaltada
o de un marido, o que deseaba apoderarse de sus bienes le de la siguiente forma por Asunción Lavrin:
fraguaba un proceso como insurgentes [... )33 .
La participación de las mujeres en las transformaciones
Todo esto también llevó a que muchas familias de la élite políticas determinadas por estas guerras tuvo la forma que
enfrentaran la independencia huyendo. 34 ya se supone de combatir y dedicarse al espionaje por ser las
más atrevidas, o de seguir a los ejércitos como soldaderas, o
Las voluntarias
de abastecimiento económico por otras. En esta ocasión his-
Aunque la historiografia tradicional ha resaltado el papel', tórica, así como en otras en que las mujeres han tenido parti-
de las heroínas, lo cierto es que la mayoría de las mujeres de cipación en las guerras, ha habido dos tipos principales de
la época sufrieron la independencia de muy diversas mane- mujeres: las que actuaban como soldados y las soldaderas,
ras. Desgraciadamente por la selectividad de las fuentes~ Las primeras lograban tener respeto y rango entre sus com-
.· pañeros de lucha varones al asumir papeles masculinos y
31 proyectar una imagen de liderazgo activo que modificaba su
Ibíd., p. 38.
32
Ibíd., p. 123. femineidad. La soldadera por el contrario, desempeñaba los
33
Restrepo, ob. cit., Tomo II, p. 149. trabajos que se esperaban de una mujer en un anonimato
~~os ejemplos acerca de familias de la Gobernación de Popayán
34
tradicional. Solamente se recuerda a la mujer que actuaba
q~e ~Igmeron es~a conducta pueden verse en José Manuel Restrepo: como soldado. Esta situación confirma la suposición de que,
Dzano de un emzgrado, Bogotá, Librería Nueva, 1878, pp. 76-77. bajo ciertas circunstancias, la imitación de la conducta del
40 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 41

hombre logra el reconocimiento en favor de las mujeres por- sido reconocidas como heroínas, pero ignoramos lo que ocu-
que el hombre siempre ha sido considerado como superior.3s rría con la gran mayoría. Tampoco sabemos por qué partici-
paban, qué hacía que una mujer abandonara su hogar para
·La participación de mujeres de estratos populares se dio . seguir a un hombre o a un ejército poniendo en riesgo sus
desde los orígenes mismos de la independencia. Espinosa, vidas. Las respuestas no pueden ser más que hipotéticas pre-
por ejemplo, se refiere a la actividad de revendedoras en los guntas: ¿se trataba de mujeres pertenecientes a sectores
alborotos del 20 de julio de 1810 en Santafé, pero también urbanos que seguían a sus hombres recién reclutados? ¿se
relata un hecho, que parece no haber tenido precedentes: trataba de sectores desposeídos de bienes materiales que bus-
caban participar en los saqueos que se presentaban después
Aquí ocurrió un incidente que por tener tanto de poético de los combates? ¿se trataba de mujeres campesinas sin tierra
como de prosaico, merece referirse. En pos del ejército iba que simplemente seguían a sus hombre? o ¿el mensaje patrió-
una bandada de mujeres de pueblo, a las cuales se ha dado tico había sido tan efectivamente transmitido que las mujeres
siempre el nombre de voluntarias (y es muy buen nombre estaban luchando por la Patria? Algunos intentos de respues-
porque estas no se reclutan como los soldados), cargando ta a interrogantes similares fueron dados p~r Layrin; ·
morrales, sombreros, cantimploras y otras cosas.36
En su mayor parte, la participación de las mujeres en las
Aunque inicialmente su presencia fue vista como ;J~ guerras les produjo muy pocas recompensas, incluso a las
estorbo que retrasaba la marcha de los ejércitos, Espinosa heroínas, quienes casi nunca obtenían pensiones o las ganan-
señala la utilidad que estas mujeres llegaron a significar para cias materiales de que gozaban los hombres. Las mujeres
unos ejércitos improvisados como lo fueron los que partici- colaboraban con el movimiento sin ambiciones políticas de
paron en la independencia, pero también intenta explicar ninguna especie, puesto que no habían sido educadas para
por qué las «voluntarias>> abandonaban sus hogares y mar- pensar políticamente o porque no se consideraban a sí mis-
chaban detrás de las tropas, cuando dice que trató con res- mas como seres políticos de la misma manera en que lo hacían
peto: los hombres. Fueron muchas las que vieron su participación
a estos auxiliares muy útiles, a quienes el amor o el patrio- en las guerras a la luz de un sacrificio noble, que durante
tismo, o ambas cosas, obligaban a emprender una dil~tada y mucho tiempo había sido una de sus más importantes normas
trabajosa campaña. El general Bolívar mismo reconoció en de conducta. 38
otra ocasión que no era posible impedir a las voluntarias
que siguiesen al ejército, y que hay no sé qué poesía y encanto Estas respuestas no son satisfactorias sobre todo en lo
para la mujer en las aventuras de la vida militar.37 que se refiere al ámbito político, pues no tenemos por qué
)
aceptar que el único ideario político sea el de los hombres.
No tenemos muchos datos acerca de la participación dé El hecho .es que las mujeres participaron en las guerras y
este ejército auxiliar en los combates. Sabemos que las pocas que las guerras son una de las formas de expresión de la
mujeres que se enfrentaron militarmente en batallas han política; son formas de confrontación que se asumen en la
lucha por el poder. Lo que sí es innegable es que las explica-
35
Lavrin, ob. cit., pp. 19-20. ciones a la participación política femenina en la independen-
36
ob. cit, p. 27.
37 Ibid. 38 Lavrin, oh. cit., p. 20.
Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 43
42 Alonso Valencia Llano

cia tienen muchos elementos que pueden estar en los La ruptura de la coti~anidad . . .
registros de los comportamientos individuales y pueden tener No es nuestra intención hacer un estudio de la cotidia-
que ver con los sentimientos; un doloroso caso ocurrido en el "dad de las mujeres caucanas durante las guerras de
ni . d 1
pueblo de Mercaderes es ilustrativo al respecto: independencia, tema que rebasa las pretensiOnes e a
resente investigación.42 Nuestro interés consiste en mostrar
[...] a poco andar vimos a una mujer que estaba llorando ~ómo la guerra cambió las prácticas cotidianas y cómo las
sentada al pie de un árbol: era una de las voluntarias, la cual mujeres enfrentaron dichos cambios, en un período que se
interrogada por unos soldados sobre la causa de su llanto, les caracterizó por represiones y abusos sobre las mujeres de
dijo señalando hacia el monte, a un lado del camino: <<iVean los criollos, por la conscripción de los hombres de las mu~eres
allí a mi marido!>> Todos miramos hacia la parte que ella nos mestizas y por el desvertebramiento de las familias esclavas
mostraba y vimos a un hombre que pendía de otro árbol. 39 cuyos hombres fueron enviados a la guerra. -
Con ser esta represión y abusos graves de por sí, lo máq
Hubo, desde luego, participación político-militar directa · importante es que la guerra y la situación de inestabilid~d __
explicada por los deseos de venganza, como el caso de Mari~ ' que ella creó, consolidaron y ampliaron los rol~s qgª las muJe-
Antonia Ruiz, quien ante el fusilamiento de su hijo, ordenado res caucanas de la élite venían desarrollando desde el período
por Warleta, recorrió los campos del Valle del Cauca incitando colonial, pues muchas de ellas debieron tomar el control de
a la rebelión y llegando, incluso, a participar como soldado sus hogares. Como se mencionó antes, esto no era nuevo,
en la batalla de San Juanito, el29 de septiembre de 1829.40 pues los censos coloniales muestran como en el valle del Cau-
Y, desde luego, se dio la participación política más directa, ca en general y en Cali en particular la mayoría de los jefes
como en los casos en que la participación en los ejércitos y de hogar eran mujeres. 43 Aunque la situación no era nueva,
en los combates no se dio del lado revolucionario, pues en los
ejércitos españoles también participaron mujeres y si bien 42 Curiosamente, la cotidianidad de las mujeres no ha sido estudiada

en ellos, quizás por ser un ejército más profesional, no encon- a pesar de que existen importantes esfuerzos por abordar el tema del
diario transcurrir de la vida. Los principales aportes en este sentido están
tramos el «ejército auxiliar de mujeres voluntarias.>>,' si contenidos en la obra editada por Beatriz Castro: Historia de la vida
encontramos mujeres participando como soldados tal,y como, ·cotidiana en Colombia, Bogotá, ed. Norma, 1996, en la que a pesar de la
ocur;ñó en.el combate del Bajo Palacé, en 1813, uh teina que abundante y desigual calidad de las colaboraciones, se siente la ausencia
ha sido deJado de lado por nuestra historia p~tri.a: de un estudio acerca de la cotidianidad durante un periodo tan dificil,
especialmente par~ las mujeres, como lo fue el de la independencia. Ante
Entre los prisioneros de esta jornada caye~on varias esto debemos reconocer que el estudio de la cotidianidad colombiana
mujeres vestidas de hombre, que peleaban al lado de los publicado en Londres en 1822 por Baldwin, Cradock y Joy sigue siendo
el mejor. Véase Colombia: relación geográfica, topográfica, agrícola,
soldados, y entre los muertos se hallaban también algunas. ¡
comercial y política deste país, adoptado para todo lector en general y
No hay duda que las voluntarias realistas les ganaban en para el comercio y colono en particular, Bogotá, Banco de la República,
entusiasmo a las voluntarias patriotas, aunque estas también tomo I, pp. 245 y ss. Algunos ele~entos teóricos acerca del tema, abor-
solían exponerse a muchos peligros.41 dados desde una perspectiva marxista, pueden consultarse en la obra de
Agnes Heller: Historia y vida cotidiana. Aportes a la sociología socialista,
39
Espinosa, oh. cit., p. 44. México, ed. Grijalvo, 1985.
40
43 Eulin Castro: <<La mujer en la sociedad colonial siglo XVITI, un
• Raúl Silva Holguín: Valle del Cauca. Tierra de promisión, Cali, estudio demográfico,,, Cali, Universidad del Valle, trabajo de grado
rmprenta Departamental, 1960, p. 112.
41
Espinosa, oh. cit., p. 37. inédito, 1991.

. •,
44 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 45

ella puede ser explicada por un hecho simple: la propuesta estro triste regreso me hubieran atendido de la misma
nu .
de autonomía política debió ser defendida con las armas, lo manera: hasta me hicieron instancias para que continuara
que exigió que muchos hombres de la élite se improvisaran aceptando sus servicios pero yo los rehusé constantemente,
como soldados y como tales marcharan a los campos de orque me daba vergüenza, no sólo presentarme en su casa
batalla.44 Esta participación militar que se prolongó desde ~on una traza tan poco decente como la que traía, sino seguir
1811 hasta 1821 implicó la muerte de muchos ~e ellos, la siéndoles gravoso. No obstante estas buenas señoras, con
huida a los montes y selvas de los que fueron derrotados, la las precauciones debidas y para no ofender mi delicadeza,
cárcel y el destierro para los que cayeron en manos de los hacían llegar de cuando en cuando a mis manos indirec-
enemigos y una vida militar permanente y el desempeño de tamente algún obsequiÓ, que yo agradecía con todas veras,
cargos públicos en lugares apartados para otros. Debido a como lo agradezco todavía hoy. Sin esto, mi suerte habría
esto, muchas mujeres caucanas en condición de viudas o de. sido allí la más desgraciada.46
esposas solas, debieron desempeñarse como jefes de hogar
con todas las responsabilidades que ello implicaba. Lo que· Pero los cambios no se sintieron solamente en la asistencia
escribiera en 1816 doña Jerónima Caizedo de Vergara a don ' a familiares conscriptos, pues de hecho la guerra)J.abía roto
Sebastián Herrera, es bastante elocuente acerca de esta una cotidianidad que descansaba, para el caso de la élite
situación: en Cali <<... era imposible hallar un hombre>>. Por payanesa, sobre lo que producían las haciendas. Esta situa-
esto la represión cayó sobre indefensas mujeres quienes ción económica era más o menos general, según lo decía en
fueron perseguidas y desterradas por no revelar los paraderos 1813 Agustín UTioa del Campo, cuando a nombre suyo y de
de sus esposos e hijos.45 sus tías María Teresa Olavarri y Bartola del Campo y en el
Esta labor de madres tuvo una derivación durante las de sus hermanas: María Trinidad, María Josefa, María Fran-
guerras, cuando suplieron la asistencia social de familiares cisca, María Antonia y María Ignaciá. UTioa, solicitó la rebaja
conscriptos. Aunque sobre esto hay muchos ejemplos báste- de los réditos de varios principales que recaían sobre unas
nos con citar el caso de José María Espinosa, el famoso minas de su propiedad, teniendo en cuenta <<el gran destrozo
«abanderado» de los ejércitos patriotas en el Cauca, quien. y graves perjuicios económicos que sufriera la mina <<Domin-
agradece en los siguientes términos la ayuda que le prestaron guillo>> y <<El Real de Minas de Santa Bárbara>>, con ocasión
las señoras Valencia, miembros de una de las más tradicio- de Zas guerras republicanas a las cuales <<el bárbaro Warlet~>
nales familias de Popayán, durante el años de 1813: · ,· · despojó de esclavos, de lingotes de oro y de mujeres, para
remitirlos a Cali». Ante la incapacidad de los funcionarios
[...] don Camilo Torres [...] me recomendó a las señoras por resolver el caso, en 1826 se vio obligado a pedir que los
Valencias, familia de las más distinguidas de aquella ciudad, acreedores nombraran un administrador para que de cuenta
47
y ellas me recibieron y atendieron, como quienes eran, con ·~ de ellos <<gobiernen» las minas y se cobraran lo adeudado.
finas atenciones y suma bondad, y fueron mi mejor apoyo Algo similar ocurrió con doña Josefa Antonia Rada, quien
antes de la expedición a Pasto. N o dudo qU:e después de en 1827 poseía una casa en Popayán con valor de $5.000 sobre
la cual debía $1.000. Por las circunstancias de la guerra la
44
V. José Ignacio Vernaza: <<El Obispo prócer. Excelentísimo Sr.
Doctor Don José de Cuero y Cayzedo, Obispo de Cuenca y Quito» en ' 46Espinosa, oh. cit., pp. 72-73.
Cali en su IV Centenario ... , pp.14-15. ·' 47Archivo Central del Cauca, signatura 6515 (Independencia, JII-
45
Vernaza: <<Homenaje a la mujer... », p. 26. 2cv). En adelante se citará: ACC., sig.

.•,
46 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 47

señora se había visto obligada a abandonar la ciudad, por lo contribuciones hasta que se le resolviera una mortuoria; ella
que no pagó los réditos que importaba el capital, ante la debería contribuir por su hacienda del Abrojal, lo que afirmó
demanda de los acreedores se vio obligada a solicitar rebaja con la sigqiente frase: <<Cuenten Uds, que agitaré activamente
de los intereses, lo que logró. 48 . sobre esto: considero las necesidades de la Patria». 50
Otras de las responsabilidades de las mujeres, y de las La imposibilidad de otras viudas para pagar sus contri-
más gravosas por cierto, fueron las que adquirieron con el buciones no fue planteada en términos tan patrióticos. Doña
Estado, fuera el colonial o el republicano que se intentaba María Prieto, por ejemplo, se negó a pagar porque sus bienes
construir, y que se referían al pago de <<contribuciones» o estaban embargados para cubrir deudas dejadas por su difun-
<<donativos>> para el sostenimiento de las tropas en contienda to marido y porque ella carecía de recursos. Igual sucedió
o las apremiantes necesidades de las oficinas públicas. Esto con doña Juana María Camacho, viuda de Joaquín de Caicedo
ocurrió en 1816 cuando el gobernador don José Solís decretó _y Cuero, a quien se le cobraban contribuciones que corres-
por orden del <<pacificador» Pablo Morillo, un gravamen que' pondían al Sr. Obispo José de Cuero y Cayzedo que se negó a
debía ser pagado por las familias de los patriotas. La lista de · pagar por no ser ella su apoderada, si no su difunto marido;
contribuyentes que para el efecto se elaboró sirve como el argumento en este caso fue jurídico: <<los podere;; ]W son --
indicativo para ver cómo la medida afectó a las señoras de trascendentales a las viudas», a lo que se agregó él hecho de
la élite, pues María Josefa Hurtado debió pagar $10.000.oo; que el Estado le estába debiendo a ella mayores cantidades. 51
Ignacia Larrahondo $1.000.oo; Ursula Arboleda $500.oo, A menudo estas negativas a pagar empréstitos ocultaban
mientras que María Ignacia Arboleda y Rosa Quiñones intenciones de engañar al fisco, tal y como sucedió en 1820
debieron entregar 10 fanegadas de maíz.49 con doña Gertrudis Muñoz, quien dijo no tener de donde dar
Existen mayores registros sobre las <<Contribuciones» 15 pesos de donativo <<Y que solo puede dar un negro», pues
cobradas por las autoridades republicanas, que obligaban a las autoridades descubrieron que en su hato de Juntas del
que algunas madres de familia diseñaran estrategias que les Dagua tenía 40 reses. 52
permitieran conservar el menguado patrimonio familiar. Las contribuciones se siguieron cobrando con cierta
Como ejemplo podemos observar a doña María Tomasa Cobo regularidad, pues en 1820, aparecieron varias mujeres entre
de la Flor quien en 1816 ofreció entregar a la tesorería al-. los grandes contribuyentes de Caloto, zona que debería pagar
gunas piezas de plata labrada y un esclavo, en calidad de un donativo de guerra por valor de $5.000; entre ellas
<<donativo», para cubrir las partidas que se le habían asignado - encontramos a Gabriela Pérez de Valencia propietaria de <<El
ya que las consideraba <<tan justas y necesarias para la defensa- Arroyo»· quien debía contribuir con $100, Antonia Yanguas
de la Provincia>>. El problema consistía en que de no reci- con $250, Dionisia Mosquera propietaria de <<Gelima» con
bírsela deberían esperarla pues se <<halla falta de dinero por $125 y María Ignacia Arboleda con $100. 53 Estas cifras, a
el saqueo que experimentó de sus enemigos». Posteriorment~ pesar de ser importantes, pueden ser consideradas irrisorias
la señora cubrió en efectivo las contribuciones que le corre~-­ si se les compara con las c_ontribuciones que se pagaron en
pondieron por su hacienda de San Jerónimo, en Palmira. El Cali donde una sola hacendada -Margarita Barona- pagó
mismo año se encontró en una situación parecida doña María
Josefa Montoya, quien solicitó una prórroga para pagar sus 50
ACC., sig. 533, (Independencia, CI-4b).
51 ACC., sig. 533, (Independencia, CI-4h).
48 52
ACC., sig. 5311 (Independencia, JI-10cv). ACC., sig. 1012, (Independencia, CI-16h)
49 53 ACC., sig. 3498 (Independencia, CII-8cp) .
Gómez, ob. cit., p. 198.


•'-
48 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 49

$3.000.54 Otras propietarias pagaron sus contribuciones de ,,Miguel Sánchez>> de propiedad de Micaela Salviejo y <<La
guerra con reses, son los casos de Doña María Angela Valencia Honda>> de María Josefa Rentería, quien la había heredado
y Doña Matilde Pombo de Arboleda de Caloto, quienes en de su difunto esposo José Bermúdez; 59 Se trataba, sin duda,
1822 entregaron 71 reses para el abasto de tropas, las que ·. de hacendadas exitosas como lo muestran algunas de las
fueron evaluadas en $509.55 consignaciones de alcabalas, hechas por María Josefa Cayce-
La situación de guerra hizo que las «donaciones>> -en do hacendada de Cali y las grandes contribuciones que se
realidad se trataba de contribuciones forzosas- no cesaran, cobraban. 60
y aunque ellas no nos van a revelar más las actitudes de las Por otra parte, el hecho de que estas propietarias fueran
mujeres frente a este mecanismo financiero del Estado, sí en la mayoría de los casos <<mujeres solas>>, las mostraba como
nos permiten ver cómo éstas lograron conservar sus hacien- indefensas frente a funcionarios corruptos, lo que las obligaba
das después de la guerra. Así la contribución ordenada en a recurrir a la ley. Es el caso de un <<donativo>> solicitado para
1822 nos permite identificar las propietarias de Caloto: María avituallar las tropas del general Manuel Valdés en 1820,
Teresa Hurtado,. Doña María Ignacia Arboleda, Doña María · cuando la señora María Josefa Hurtado entregó $1.500 a
Ignacia y Doña Bartola del Campo y Gabriela Pérez de Manuel José Jironza quien estaba encargado de rE)eoger el ·
Valencia. Lo interesante es que esta vez el descontento que dinero, pues éste sólo entregó $1.380 quedándosecoil el saldo,
tales imposiciones producía no fue expresado por las mujeres el que sólo fue devuelto en 1826 cuando luego de la denuncia
como ocurría durante la guerra, sino por un hombre quien de la señora se amenazó con embargar los bienes de Jironza. 61
se quejó acerca del estado de ruina en que se encontraban Las amenazas al pat:rimonio familiar no llegaban siempre
las haciendas debido a «Zas contribuciones políticas, raciones, de funcionarios del Estado, pues en ~uchas ocasiones eran
donativos y destrozo por las tropas>>. 56 Este ejemplo fue los esposos los que se encargaban de dilapidarlo lo que
seguido por otros propietarios que debían pagar la obligaba a las esposas a estar vigilantes, tal y como ocurrió
contribución anual decretada por el Congreso, entre los que con María Joaquina.Astaísa quien en 1827 debió demandar
se encontraba doña Matilde Pombo de Arboleda, quien el a su marido J'4arcos Garzón por haber dispuesto de un ganado
mismo año se quejó de que las haciendas· de su propiedad que era de su propiedad. 62 Otros peligros estaban repre-
<<más bien... son gravosas que lucrativas>>. 57 sentados en los administradores de las haciendas, quienes
Igualmente, las contribuciones de 1827 nos muestran que pretendían aprovecharse de las viudas; así en 1820 doña J oa-
entre los 30 hacendados del Cantón de Caloto existía la quina Valencia debió apoyarse en su yerno para demandar
hacienda de <<San José>> de la Sra. Rafaela Valencia en Qui- la entrega de la hacienda <<El Avispero>> y para que los admi-
lichao, la de <<PílamO>> de Doña Bárbara Asprilla, <<La nistradores Tomás Carvajal, JoséAntonioArmidayJoaquín
Dominga» de Doña Gabriela Valencia.58 Entre las 7 haciendas Pérez rindieran las cuentas de sus administraciones. Esta
del norte del valle del Cauca se encontraba la haciend31' hacienda le correspondía de la mortuoria de su marido. 63
Ocurría con frecuencia que se presentaban <<avivatos>>
54
ACC., sig. 1044 (Independencia, CI-15cp). para realizar cobros por deudas inexistentes como el 2 de
55
ACC., sig. 1358 (Independencia, CI-15cp).
56 59
ACC., sig. 1331 (Independencia CI-15cp). ACC., Sig, 3980 (Independencia, CII-16a).
57 60
ACC., sig.1328 (Independencia, CI-15cp). En este documento ACC., sig. 4615 (Independencia, CII-19a).
61 ACC., sig. 2319 (Independencia, CI-21h).
existen quejas similares de otros hacendados quienes también
62
mencionan la situación ruinosa de sus economías. ACC., sig. 5525 (Independencia, JI-12cv).
58 63
A C. C., Sig. 2767 (Independencia, CII-2a). ACC., sig. 5574 (Independencia, JI-12cv) .

• 1

50 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 51

julio de 1827 cuando María Manuela Varona, viuda del Coro- encendida gracias a una obra pía establecida desde el período
nel Francisco José de Caldas -el <<Sabio>>- se vio obligada a colonial. El administrador de esta obra había prestado $500
demandar a Manuel Esteban Arboleda, hijo de Antonio a Nicolasa Unda, quien se negó a pagar el principal y los
Arboleda, quien le estaba cobrando $1.560 pesos a que alcan- réditos, argumentando que los esclavos que respaldaban el
zaba una suma supuestamente prestada por Antonio al capital estaban de servicio en el ejército y que por lo tanto la
"Sabio" para que comprara una imprenta; la viuda pudo deuda debía cobrársele al Estado y que los réditos los pagaría
demostrar que este señor no había prestado el dinero en cuando se le estableciera el monto. Con este argumento la
mención y que por lo tanto el cobro era ilegal. 64 Sra. Unda ganó la demanda. 67
Los patrimonios familiares no sólo eran amenazados por La situación era igualmente difícil para las mujeres
estos <<donativos», intentos de estafa y cobros ilegales, pues recogidas en los conventos, que también veían cómo la guerra
sobre ellos gravitaban también la exigencia de entregar dificultaba su sostenimiento. En 1813 Mariana Benavidez,
esclavos para los ejércitos y, lo que era considerado más grave, «seglar recogida en el Convento de de Nuestra Señora de la
que algunos esclavos aprovechaban la confusa situación Encarnación» de Popayán demandó las testamentarias de _
política para huir, lo que obligaba a la contratación de <<caza- Gaspar García de Rodayega, quien le había qu~dago debiendo
dores de esclavos» para que los cogieran y los regresaran a la suma de $700 con cuyos réditos se sostenía. Los albaceas
sus amos. Esto fue precisamente lo que le ocurrió a María se defendieron diciendo que el atraso en el pago de réditos y
Josefa Hurtado en 1826 cuando debió pagarle $25 a Juan entrega de capital se debía <<a las bajas que había sufrido la
Domingo Sarria por traerle desde el Patía una negra huida. 65 mina de Gelima en los mejores y más esforzados negros que
La complejidad de las dificultades por las que pasaba una la trabajaban y al constante saqueo y robo de ganado de las
mujer jefe de hogar se puede ejemplificar en doña Josefa, tierras de San Ignacio», en Caloto. Ante lo justo de la deman-
pues aparte de entregar <<donativos» y de administrar escla- da se ordenó el embargo de los bienes de la testamentaria,
:IJ
.... vos que aprovechaban su condición de mujer sola para esca- pero lo largo del proceso que se prolongó hasta 1826 hizo
parse, debía explotar las minas del <<Cayado» y <<Agua Clara», que el fallo se produjera cuando ya la demandante había
cuya producción había entrado en crisis también como una muerto. 68
consecuencia de la independencia. Estas minas en 1825 pro- No obstante algunos avances logrados por las condiciones
dujeron solamente 58 pesos 7 reales, a lo que se agregaba el que imponía la guerra, se seguían manteniendo muchas res-
impacto de las reformas sociales que desarrollaba la república tricciones que estaban sancionadas por la costumbre. Por
tales como la liberación de vientres, pues la señora se quejaba ejemplo, las mujeres tenían impedido el acceso a cualquier
de <<la pérdida de los negritos manumitidos que han nacido cargo publico, pues se les consideraba <<funcionarias ineptas» .
.L en el mismo año de 1825». 66 Un caso de este tipo se presentó en 1822 con la Tesorería de
La guerra no perjudicaba únicamente lo relacionado coil: la Casa de la Moneda de Popayán que venía siendo desem-
lo profano, pues de la difícil situación no se escapaban ni la's peñada por el Conde de la Casa de Valencia don Pedro Felipe
cosas divinas, en este caso <<la lámpara del Señor Sacramen~ de Valencia. A su muerte la heredad en el cargo recayó en su
tado» de la iglesia de Caloto que todavía en 1824 se mantenía hija Doña Teresa de Valencia, quien fue declarada <<sustituto
inepto», por el sólo hecho de ser mujer, lo que llevó a que el
64 ACC., sig. 5317 (Independencia, JI-lOcv).
65
ACC., sig. 2745, (Independencia, CII-4h). 67 ACC.,·sig. 5243, (Independencia, JI-9cv).
66 ACC., sig. 4950 (Indepndencia, CII-23b). 65
ACC., sig, 5405 (Independencia, JI-llcv).
52 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 53

cargo pasara a manos de su hermano don Manuel María tos hasta que se recluyera en un convento. Ella se negó a
Pérez de Valencia. N o obstante la legalidad del asunto la hacerlo y argumentó que no tenía por qué hacerlo debido a
familia consideró afectados sus derechos, pues el admi- que fue él quien la expulsó de la casa y que, además, ella
nistrador de la Casa de Moneda rebajó el sueldo a don Manuel había entablado divorcio ante la curia por maltrato. 72
lo que obligó a que su hermana en calidad de heredera legal Las guerras de independencia también consolidaron pro-
del cargo y su madre doña Antonia Junco, condesa de la Casa cesos que se venían dando desde finales del período colonial,
Valencia, demandaran ante el gobierno el respeto a su dere- tales como las actividades comerciales en manos de mujeres.
cho, lo que lograron. 69 Desde este punto de vista ya no se puede decir que la dificil
También se mantenía la incapacidad de las mujeres casa- actividad comercial era ejercida principalmente por hombres
das para establecer cualquier tipo de negocios sin el consen- quienes debían enfrentar no sólo malos caminos sino tam-
timiento del marido, argumento que intentó utilizar Fran- bién situaciones riesgosas como las que se presentaron por
cisco Miguel Ortiz, vecino de Pasto, en 1829 en una demanda la descomposición social que la guerra trajo que hizo peli-
contra su esposa Rosa de Soberón por «el supuesto arriendo grosos ciertos tramos de caminos, entre ellos los del Chocó y
que decía haber hecho de la cuadra de Santiago>> a Lucas de Pasto. En estas actividades encontramos persona§ como
Soberón su hermano. El esposo exigía que se le entregara la Doña Bárbara González y Luna en 1821 y a ·Máiía.Concep-
cuadra, pero la esposa se defendió con el argumento de que ción Tobar en 1827, quienes pedían guías para introducir
ella debía sostener en Popayán el colegio de sus hijos sin él .mercancías. Aunque las guías se encuentran en medio de las
apoyo de su marido. Ortiz sostuvo que la transacción era solicitudes hechas por varios hombres, y por lo tanto es dificil
nula porque una mujer casada «no podía hacer nada sin el establecer de dónde introducían las mercancías, ellas mues-
consentimiento de su rn,arido>>. No obstante la legalidad de tran cómo eran las mujeres caucanas la clientela propicia
lo pedido por el espo~o, la sentencia fue fallada en favor de la
':;
para una amplia gama de productos extranjeros: ruan de
esposa por la corte superior atendiendo a que el marido había algodón, trajes de filoseda y muselina, carlancanes, medias
abandonado 13us obligaciones familiares. 70 medias, tijeras, casimir, sarazas, muselina. 73
La falta del cumplimiento de obligaciones como la señala-
da aparece con cierta frecuencia en los juzgados donde las La difícil vida de las heroínas:
mujeres reclamaban para que se obligara a los hombres a el caso de doña Juana Camacho
cumplir con ellas. Así ocurrió con Ignacio Fernández , quien El caso de doña Juana Camacho es uno de los más útiles
fue obligado a pagar a su hermano Antonio Fernández la para observar cómo se construyeron las imágenes de las
alimentación de su esposa María Josefa Sánchez y de su hija, heroínas en la. historia del Valle del Cau ca. El suroccidente
·' a quienes había abandonado voluntariamente y de lo que su del país se caracterizó por la ausencia casi total de la parti-
hermano se había hecho cargo. 71 En esto algunos maridqs cipación de mujeres de élite en los procesos que llevaron a la
llegaban a extremos inverosímiles como el ocurrido en 1831. independencia; esto no es dificil de entender si se tiene en
cuando Baltazara Viteri entabló juicio contra su marido Beni- cuenta que las mujeres de la élite en la Gobernación de Popa-
to Cícero, quien la echó de su casa y se negó a pasarle alimen-
72 ACC., sig. 5995 (Independencia, JII-2cv).
73
La gama de productos suntuarios dedicados a las mujeres de las

69
ACC., sig., 6426 (Independencia, CID-3f). provincias del Cauca es mucho más amplia y puede consultarse enACC.,
70
ACC., sig. 5356 (independencia, JI-lOcv). sig.1120, Independencia, CI-7a); Sig 1248, (Independencia, CI-7a); Sig.
71
ACC., sig. 5395 Gndependencia, JI-lOcv).ll 2793 (Independencia CII-2a).
54 Alonso Valencia Llano
Mujeres Caucanos y Sociedad Republicana 55

yán habían gozado de privilegios en la participación social, lo que no deja de llamar la atención, puesto que no ocurrió lo
de los que no gozaron otras mujeres. Como ya se dijo ellas mismo con las otras miles de viudas existentes. Amanda Gó-
participaron en muchas actividades que hicieron que su mez, quien estudió las mujeres heroínas en Colombia, justi-
participación social no se viera restringida a los recintos de fica el heroísmo de doña Juana diciendo que «fue hija del
sus hogares. Sin embargo, a ellas no se les vio participando_ sufrimiento, desde su infancia: perdió a su padre teniendo
en política, ni en acciones militares, y por lo mismo entre corta edad y su madre fue entonces la formadora de su carácter
ellas no se encuentra una heroína como las que si se encuen- amable y caritativo para con los demás» y que <<por mucho
tran para otros sitios de la Nueva Granada, o para otros sec- tiempo estuvo ausente de su esposo, ignorando su destino
tores sociales de la región tales como las heroínas populares. dentro de las actuaciones militares que la patria le imponía».
Hay, pues, heroínas en los sectores mestizos, pero n<J en Además debió huir de la ciudad ante la persecución española
los de la élite. Sin embargo, las heroínas populares no son y sufrir la pérdida de sus bienes. 76 La primera impresión
conocidas, son absolutamente ignoradas, lo que sin duda que una persona desprevenida se forma al mirar esa justifi-
alguna implica una exclusión de clase. Este fue un problema cación, es que, guardadas proporciones, ocurre lo mismo que
para la élite vallecaucana que creyó que debía construir criticó Lucía Ortiz en su trabajo sobre Manuelita Sáenz-
~- .. ' a -·
imágenes de mujeres que sirvieran de ejemplo para otras quien se le señala: «Fue el hecho de haberse unido al Liber-
mujeres, tal y como los héroes servían de ejemplo para los tador lo que le dio un puesto en la historia a esta mujer, y por
hombres y como no había una participación femenina desta- eso muchos han dedicado sus páginas a indagar su pasado.» 77
cada se echó mano al ejemplo que podría dar una mujer, que Al contrario que con Manuelita, quien era una mujer con
más que participar, había «sufrido» las consecuencias· de las deseos, pasiones, odios y amores y, desde luego con un acti-
guerras de independencia, se trata de doña Juana Mari:a vismo político sin precedentes, la vida de doña Juana Cama-
Camacho, la sufrida viuda del Alférez Real don Joaquín de cho, no nos muestra el heroísmo militante de las mujeres
Caicedo y Cuero. que se enfrentaron al yugo español, sino la valentía de una
Doña Juana María nació en Cali en 1784 en el hogar de mujer que debió enfrentar las dificiles condiciones de viuda
José Benito Camacho y Ante y Marina Caicedo y Hurtado y de un líder de la independencia y con hijos menores, una
murió en Cali el22 de junio de 1868. 74 En 1805 se casó con el situación nada envidiable dadas las dificiles. condiciones del
Alférez Real de Cali don Joaquín de Caicedo y Cuero, quien período post-independentista. Su dificil vida como viuda se
sería uno de los más destacados activistas de la independencia inició en 1813 cuando las tropas de Juan Sámano invadieron
de la Gobernación de Popayán, lo que lo llevó a ser fusilado el Valle del Cauca lo que obligó a que doña Juana emigrara
en Pasto el 26 de enero de 1813. 75 hacia Medellín, donde permaneció hasta que el invasor salió
Es justamente el hecho de ser viuda de un prócer de la de la región. Pero a la invasión de Sámano siguieron las de
independencia lo que hace que doña Juana pase a la historia, Warleta, Tolrá y Calzada. Warleta confiscó todos sus bienes
1- ~cluida su casa familiar y la hacienda de Cañasgordas que
74 José Ignacio Vernaza afirma que la señora Camacho murió Em fue convertida en cuartel para los soldados realistas quienes
Cali el 22 de junio de 1849 ''··· en la más aflictiva pobreza». Ver la desmantelaron. Doña Juana no sólo debió sufrir la pérdida
«Homenaje a la mujer... ». p. 26. de sus bienes, sino también la de la vida de sus familiares
75 Demetrio García Vásquez: «La esposa del protomártir Cayzedo y

Cuero», en Boletín de la Academia de Historia del Valle del Cauca, año


76
XXVI, Nº 113, Cali, diciembre de 1958, p. 531. Silva Holguín, ob. cit. p. Gómez, ob. cit., pp. 315-16.-
112. 77 Ortiz, ob, cit., pp. 88-89.
56 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 57

más cercanos, pues prácticamente todos se comprometieron sufrido, y es público y notorio, sino también porque mi mari-
con la causa patriota. do suplió de su propio peculio muchos pesos al estado [...]
La llegada de tropas patriotas al Valle y los intentos por Más no paran en esto solo mis quebrantos: actualmente
establecer un Estado republicano no trajeron ninguna tran- se me ha condenado por el Supremo Tribunal dé Justicia a
quilidad a doña Juana, antes bien las medidas tomadas por la satisfacción de 1.300 pesos procedentes de unos novillos
las autoridades afectaron de una manera radical sus exiguas que el citado mi marido suplió al C. Ignacio Polanco para la
rentas. Un buen ejemplo de esto se tiene en un decreto expe- primera expedición que siguió al mando del C. Antonio
dido en Santa Fe, el19 de junio de 1815, mediante el cual, se Baraya. En este estado yo no puedo satisfacer el depósito
obligaba a que todos los fondos piadosos que hubieran dejado que se me manda consignar sin verme en la precisión de
los testadores fueran consignados en las tesorerías del Estado vender mis bienes, tal vez a un precio ínfimo, por la mayor
<para lograr por este medio al paso que algún subsidio a las dificultad que se experimenta en el día de efectuar y realizar
urgentes necesidades de la fatria, el cumplimiento y ejecución a dinero los bienes. 78
de las últimas voluntades y beneficio y conveniencia de los
interesados en la aplicación de los réditos de que, o por la Estos argumentos fueron reforzados con otr() ~que se
indolencia ·O por la mala fe de los albaceas, se ven defrau- refería al patriotismo de su familia: <<El gobierno no puede
dados». Gracias a este decreto deberían ser consignados en desatender de todas estas circunstancias y principalmente de
las tesorerías todos los capitales de capellanías, aniversarios, la de haber perdido mi marido en servicio de la Patria[. ..]» 79
patronatos y censos. La contundencia de los argumentos no conmovió a los
El decreto afectó directamente a doña Juana, pues se dio funcionarios públicos, lo que obligó a que la señora demos-
cuenta que su difunto esposo había quedado debiendo 9.572 trara que la mortuoria de su marido no debía la cantidad
patacones a la testamentaria de don Cristóbal Cobo, y se le señalada y que el Estado le estaba debiendo a ella cantidades
conminaba para que los consignara en un plazo de tres días, igualmente importantes, Un ajuste de cuentas permitió ver
sin tener en cuenta que se encontraba cubriendo otros em- que sólo debía$ 4.121, cuyo cobro siguió siendo tan peren-
préstitos forzosos. La cifra era de por sí escandalosa, pero más torio que ella se negó a firmar la notificación del juzgado.
escandaloso era el hecho de que la deuda había sido adquirida Para doña Juana, sometida a la arbitrariedad de los funcio-
para desarrollar las guerras de independencia y no para los narios públicos era evidente que se estaba cumpliendo la
fines particulares del Dr. Cayzedo y Cuero. La negativa a famosa frase de su esposo: «Sálvese la Patria, aunque perezca
cancelar la deuda, que hiciera doña Juana habla por sí sola: yo y mi familia>>. 80
La consolidación de la independencia después de la batalla
Que es imposible verificar la consignación del depósito de Boyacá no le trajo tranquilidad, pues el Valle fue nueva-
que se me pide en circunstancias de hallarme actualmente mente invadido en 1820 por las tropas del patriota venezo-
satisfaciendo el empréstito forzoso del 3% de ganados, y del lano Manuel Valdés, uno de los peores criminales que confor-
uno de todos los bienes que dejó mi marido difunto y mi maron los ejércitos bolivarianos, quien convirtió la hacienda
suegro D. Manuel de Cayzedo, que por hallarse en un solo
78
cuerpo asciende su valor a una suma crecida, y por consi- «Juicitecutivo seguido contra Doña Juana Camacho», en Boletín
de la Academia de Historia del Valle del Cauca, año XIX, Nº 93, Cali,
guiente resulta el pago que tengo que hacer en una cantidad
agosto de 1952, p. 129.
considerable. Los quebrantos de mi casa han sido mayores 79
Ibíd.
que los de otros, no sólo por los muchos prejuicios que he 80
García, oh. cit., p. 531.
58 Alonso Valencia Llano Mujeres Caucanas y Sociedad Republicana 59

de Cañasgordas en cuartel y hospital. Sus abusos motivaron Para colmo de males, por esta misma época sus bienes
la siguiente carta dirigida el 13 de agosto de 1821 al prócer sufrieron una nueva acometida. Esta vez se trató de su propia
Ignacio de Herrera: familia, pues la hacienda de Cañasgordas no era el patrimo-
nio de su esposo sino el patrimonio familiar de su suegro,
Ya sabe Ud. los servicios que la familia ha hecho a la que había recaído en el Alférez por efectos de un mayorazgo
República desde le principio de nuestra revolución:. Sabe que sobre las tierras se había establecido. Desde este punto
también los sacrificios que hizo Joaquín hasta de su vida de vista la propiedad pertenecía tanto a sus cuñados como a
por la justa causa: y por esto he sido yo y lo ha sido toda mi sus hijos. En tales circunstancias su prima hermana Gertru- •
familia el blanco de las iras de los enemigos de la Libertad, dis Caycedo, la demandó por $14.000 que le correspondían
que cuando ocuparon esta ciudad trataron de reducirnos al por herencia de su padre, Manuel de Caycedo, y que estaban
último estado de miseria como en efecto lo consiguieron, representados en la hacienda. 82
despojándonos de nuestros bienes, embargando nuestras El fallo en su contra fue sólo el inicio de una serie de proce-
Haciendas, y oprimiéndonos con las contribuciones más sos que se prolongaron durante varios años. Así, el 17 de
exorbitantes, sin que jamás hubiésemos conseguido aplacar agosto de 1827, doña Juana interpuso un recurso de apelación · ·
su crueldad e indignación. El teatro se ha mudado con la ante la Corte Superior de Justicia del Cauca contraÍa senten-
expulsión de los españoles, pero no para nuestra casa y menos º
cia dictada por Manuel José Caicedo, alcalde 1 municipal
para mí. A la entrada de las tropas de la República ofrecí de Cali, sobre el secuestro de la hacienda «Cañasgordas» y el
voluntariamente mi casa de habitación, que Ud. sabe es de embargo y depósito de sus productos. El recurso fue conside-
las mejores del lugar, y hasta hoy sirve de cuartel y enfer- rado ilegal y la señora debió pagar las costas del proceso83 ,
mería. En las contribuciones he sido siempre la primera y lo que la llevó a un nuevo intento el 18 de octubre de 1827
con exceso a las cantidades a todos los demás vecinos pudien- ante el mismo tribunal, que había reconocido los derechos
tes, como lo acreditaré con documentos. Todo esto lo he tole- de Manuel José Caicedo y de sus hermanas María Josefa y
rado, porque deseo servir a mi Patria y anhelo por su libertad. Gertrudis, lo mismo que a los hijos de su difunto hermano
Pero, priÍno mío, se trata de perseguirme como a un enemigo. Manuel Joaquín acerca de la partición de los bienes que
No me había quedado otra esperanza para subsistir con mis dejara Manuel Caicedo para la apertura del camino de An-
hijos, que el esqueleto de la hacienda, en donde se comenzaba chicayá a Buenaventura, cuya construcción había sido sus-
a hacer algunos reparos, no tanto para disfrutar de ella, cuán- pendida por la Municipalidad de Cali. El fallo de la corte
to para que se procediese a la división entre los herederos y caucana no le favoreció pero una apelación hecha en Bogotá
acreedores; pero hasta de esto se me despoja con la mayor le reconoció sus derechos. 84
arbitrariedad y despotismo, y hoy tiene Ud. la hacienda de En adelante, con su patrimonio asegurado y superados
Cañasgordas de enfermería con más de trescientos enfermos los conflictos que le había traído la participación de sus fami-
que la ocupan. Me tiene Ud. pues en peor estado que cuando liares en las luchas por la independencia, doña Juana pudo
me perseguían los españoles, sin casa en la ciudad, sin enfrentar la difícil cotidianidad caucana de la primera mitad
hacienda, sin arbitrios para sustentar mis hijos, ultrajada y del Siglo XIX, sin pensar que en el Siglo XX sería convertida
a punto de perecer [...]81 en heroína de la independencia.
82
ACC., sig. 5647, (Independencia, JI-13su).
83
ACC., sig. 5825 (Independencia, JI-14cv).
81 Ibíd., pp. 523-24. 84
ACC., sig. 5315 (Independencia, JI-lOcv).

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