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Pont1hc1a Unwersidad Católica del Peru

B\BLlOTECA CENTRAL
DONATlVO

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1 ~DOC-MU\tR
ttNi~O Dt DOCUMENi~C\ON Editora
soi~t lA MU\tR . zegarra F.
Margarita
Primera edición, noviembre de 1999
© CENDOC - Mujer

Diseño de carátula: Vicky Avalos


Foto de carátula: coleción Courret, Biblioteca Nacional
Edición: Margarita Zegarra Flórez
~uspician: Mama Cash, Holanda; Diakonia, Acción Ecuménica Sueca

CENDOC - Mujer
Av. Mariscal La Mar 170, Lima 18, Perú
Telf: 2429206 - 4472355
Telefax: 4466332
e mail: postmast@lechuza.org.pe
Impreso en el Perú
CONTENIDO

Presentación
Margarita 'Zegarra Flórez

l. PERU COLONIAL

l. En brazos de la divinidad. Historia de una mujer y su huaca (Canta, 1650)


Javier F. Flores Espinoza 15

Jj 2. Determinando los límites de la virtud: el discurso en torno al recogimiento


entre las mujeres de Lima durante el siglo XVII
39
"' v,,
Nancy E. van Deusen

;"
3. Hechicerías y curanderías en la Lima del siglo XVII. Formas femeninas
de control y acción social
Alejandra B. Osario 59

4. Diosas en el manuscrito quechua de Huarochirf


Diana Miloslavich Túpac y Yolanda Wesrphalen Rodn'guez 77

5. Santa Rosa de Lima y la identidad criolla en el Perú colonial (ensayo de


interpretación)
Teodoro Hampe Martínez 95

6. Género y santidad: el caso de una monja y su confesor en el siglo XVll


Lourdes E. Búinco 115

7. El divorcio en la sociedad colonial limeña


Delfina González del Riego Espinosa 131

rJ .8., Jaque a la Dama. La imagen de la mujer en la prensa limeña de fines


_. del siglo XVIIl
Claudia Rosas Lauro 142

9. Descalza de pie y pierna. Una reflexión sobre las preocupaciones por


la vestimenta de las limeñas a fines del siglo xvme inicios del XIX
Jesús Antonio Cosamalón Aguilar 173
'
• 10. El honesto velo de nuestro sexo. Sociabilidad y género en mujeres de secto- '
res po pul ares, e n la Lima de l 800 ¡ ) /
Ma rgarita Zegarra Flórez 83 21, Muj er, cine y sociedad en Lima: 1897- 1930. No recomendable para señoritas
Violeta Núñez Gorritti 365

Ll. PERU REPUBLICANO 22.Scnsualidad y estética en los escri tos de J uan Croniq ueur ( 19 14- 1919)
Ricardo Portocarrero Grados 373
11 . Pulperas, chinganeras y chicheras en la Lima republicana ( 1830- 1860)
Amaldo Mera Avalos 207
IU. a mos ESPAC IOS
• , 12 C ien años de normas sobre relaciones de parej a en el Perú : 1H34- l 934.
Una apro ximac ión a su estudio . (> 23. La Quíntrala de Chile. Sociedad colonial , imaginarios colec tivos y muj eres
extraordinarias
Silvia Loli Espi11ow 215 Lui.r M iguel Gla ve
397
~ • ' 13. Salud , enfermedad y muerte : las mujeres en la Lima del si glo XIX
Carlota Casalino Sen 24. Sor Juana Inés de la Cru z o el an e de ser muj er en la Nueva España
237 del siglo XV II
Rocío Cas tro Ma rgado
• 14. El "gremio" de vivanderas en la Huamanga de los siglos XIX YXX 41 5
Natalia Conzález 259
25. La evolución del J)Cl'llona3c feme nino e n la narrativa de Borges
Carla Sagásregu, flued ia
15. Una muj er en busca del reconoci miento masculino: Justa Retamoso Y su 43 1
t método para curar la alienación mental
Patricia O/iart 27 5
IV. DES DE EL PRESENTE
16. Imagen de la mujer afroperuana en el teatro del siglo XIX . "El deseo de
figurar" de Juana Manuela Laso de Eléspuru . Í 26. Las crisis de la ma.sc ul in1cbd. Hechos e imerrogantes
Esther Castaiieda Vielaknmen y Elizabeth Toguch, Kayo 287 Anuro Crancu/os Mog rcw e10
445
17. Lectoras y füe ratas : en el espejo de la ficción
Graciela Batticuore
305 ~ '27. S~ ializac16n Y relaciones de gé nero. Len ua · .
\ v1dns de ducns de un b"'"o 1
. g Je , poder Y emociones en las
• Sanros A11aya -•• popu ar de Lima
M arr1r1
18. El periodismo militante de Clorinda Mano de Turner
319
Ana Maria Portugal 45 7

19. iZ,arela: la emergencia del femi nismo en Arequipa 33 1 Sobre los autores
¡sabe/le Tauzin -Ca.rtellanos
481
·, , ~ .
~20. Sexualidad y cuerpo femen mo. •s•c~rs_o s y trans fonnac ioncs
Nuevos d1_
sociales en Lima a fines del siglo XIX y pnnc1p1os del XX 347
María Emma Mannarelli
Mujer, cine y "'ocicdad en l j 1na: l 897-1930
Nn .tc-crnncndablc pa1,1 se ño rtt a"

Violeta NúñeL Gorrrtti


Com e10 Nacwna f dt> C111enU1tn1roffíJ

bl pre¡.y cntc en"ayo e~ una fonna de repensar el cine desde la vida cotidiana
en la ciudad de L1rna, a Ja cual Hega a fines del siglo xrx, a sólo un año y un mes
ck la presentación ofi cial en Francia por los hennanos Lumiere.
Poco -o casi nada- se ha escrito de la relación entre el cine y la vidn cotidiana.
El trobaJO s1stcrnático y organizado sobre la historia del cine en el Perú es
ba'ltante reciente en nuestro medio, 1 y éste ha privilegiado recuperar la
rnfonnación existente. Indudablemente esta decisión, guiada por un deseo de
conocer el qué, cómo, cuándo. así como quiénes fueron los cineastas peruanos
en las diferentes épocas de nuestra historia, ha dado buenos resultados. y ahora
cualquier persona interesada puede contar con materiales de consulta que la
pueden llevar a otra serie de reflexiones.
Dentro de este contexto el lector podrá imaginar que es muy poco lo que se
ha escrito de la relación mujer-cine. Es cierto que recién a fines de la década
del sesenta, la mujer hace más clara y frecuente su participación en la producción
nacional, pero su presencia se hizo sentir de múltiples formas desde las primeras
exhibiciones. De un lado, como simple espectadora y, en el transcurso del
desarrollo del negocio de distribución y exhibición, ingresando a trabajar como
comentari sta en revistas y periódicos. También participó en la elaboración de
argu_mentos de los primeros largometrajes de la década del 20. 2 Luego, trabajó
activamente como secretaria en las e~presas, o como boletera y acomodadora
e:n las salas de cine .

1 Lo, Libros public-, .dos basta la fecha sobre la historia del cine peruano soo los s1guicntcs
\'iok-tt Nóliu Gomn, Piras \' alamblls · la /nnra <h oro dtl c111t ptru.aM (Lima. Coinullo Blanco.
1990 ' · r--
dc I G\u.w o ~ . El t'IIU tJlf ti Perú 1897-1950. Ttsrimonios, 2 tomos (L1m.t u,w,emdaí.1
df t...un.., 1991 l. Rtcardo 'Bedoy.a. Cw, wios dt CUll' tn ti Paú: UM ltirtona crfnca (Lun:a UruvC'CSI~
Ltma lCl, 199? ¡
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1 ,n,,t ,r 1 l • 1 d 1 1.j - 1 a el
, ,u1 ohh fl,ndti puru ,t·r anotado en lu agcm o e ve c1 coso y cucufoto ltrnc~;,
1

A dll L'lt lll'l OJe Europa, don<lc el ci nc fue desde SllS inicios un espectáculo
netumcntt• popuhu -y tuvo 4t1.c cspc~ur algunos af\os ~ntcs qt~e la. burgue~fa lo
m:l;pta, a como unu de ~u s d, strocc,or~cs•, en Amé.rica el cine ingresó a la~
l!~Iern 1i in{" allu~ de la ~c)Cic<la<l: Los dtfusores del .eme, ya ,fuera en .~u versión
fru nccsu (dnemat6grnfo l ,urn1crc) o no~teu mencana (v1tas.co~Io Edison).
rnm,trnron d mvcnto a los notables de las ciudades, para luego 1r a instalarse en
teatros du1 an te hrcves tcmporada.<l .
Los oligarcas limcf\os hicieron del cinc una actividad obligada de su quehacer
sociul. Las crónicas sociales de periódicos y revistas de esos años nos muestran
este hecho. Separaban pakos diariamente; al igual que en la ópera o el teatro,
era una forma más de dejarse ver.
En estos primeros treinta ar1os podemos describir tres períodos del crecimiento
del cine en Lima. El primero, que va desde el arribo del cine hasta 1907, se
caracteriza por funciones realizadas por temporadas en teatros, restaurantes y
ferias dond e los difusores del cine muestran diferentes aparatos
cinematográficos.
El segundo, 1908-1912, es la época de las carpas cinematográficas ubicadas
en plazas públicas, cuyo nombre servirá para denominar la carpa. Es en esta
etapa que se organiza primariamente el negocio de exhibición-distribución y la
función cinematográfica. En la última, de 1913 a 1930, el cine se consolida en el
ámbito limeño, construyéndose salas dedicadas expresamente para este fin.
Esta etapa coincide con un boom: la expansión del espacio urbano limeño.
La Lima del 900 tumba sus últimas murallas -las cuales alguna vez rodear?n
la ciudad- dispuesta a enfrentarse al nuevo siglo, pero desprovista de cualquier

os En la
producción nacional de los primeros ai\os fueron María Sánchez Concha y Angeln Rarn fue
60
crl1ica de eme 1enemos u Mana Wiese; In primera trabajadora t~cnica ingresó u fine~ de los Y
Victoria Chicón, y la primera directora a inicios de los 70 fue Nora de lzc ue. .
•r • , 11;1ns de c1M-
3 Para mayor rn,ormac16n ver Núl\e1., Pi1<1s y afombrts, y Bedoya, Cttn
D
Mujer, cine y sociedad en Lima
l
367

asomo de idea de planificación urbana.


b .
Su población llegaba a 130,000 habitant
d. . . es,
concentradas e~ el centro y sus am~s tra 1c10nales; sm contar a la población
de las zonas ctrcundantes. Esta Lima, que ~, dura~ pe~as había logrado
recuperarse del desastre de la gu~rra del 79, tamb1en sera testigo de los primeros
mo vimientos de lucha emprendidos por sectores. obreros en busca de meiores
J
ondiciones de vida; en ese proceso se empiezan a formar conductas diferentes
ae las socialmente establec1"d as .
Las salas de cine fueron un típico ejemplo de estas nuevas formas de
conducta. Ubicadas preferentemente en plazas y calles céntricas de la ciudad,
se dividieron en salas de estreno y salas de barrio. El reglamento de teatros y
cinemas era el que establecía, de acuerdo a ciertos requisitos, la categoría de
los locales. Las salas de primera o estreno como el Teatro Excelsior, Teatro
Colón o la Sala San Martín contaban con orquesta completa, aire acondicionado,
completo alfombrado de los pasillos, cantina surtida con los mejores licores y
perfecta proyección. Las de barrio intentaban imitar los esquemas de las
primeras.
Las salas congregaron en un mismo espacio a diferentes públicos que
nunca antes se habían enfrentado cara a cara. Separados por el valor de
la entrada, pero todos dispuestos a la misma aventura. Claro está que se
reproduce el orden social previamente establecido: el palco y la platea es el
reino de la oligarquía; los laterales, luneta, platea alta o galería corresponden
a los demás estratos sociales. La ciudad estaba dividida en cuarteles, y
dentro de esos cuarteles la pertenencia barrial era clara. Los limeños
orgullosamente señalaban el barrio de origen: Abajo el Puente, Barrios Altos,
Montserrate, Guadalupe, etc. Las películas rotaban de acuerdo a la categoría
de la sala.

En una ciudad donde las di versiones estaban limitadas a temporadas de


circo, toros y esporádicas temporadas de ópera o teatro clásico, el cine
rápidamente se convirtió en el espectáculo por excelencia. El limeño se volcó al
cine, convirtiéndose en cinemero y cinéfilo. Creemos que esto se debió a factores
como el costo de la función y la posibilidad de acceso de la mayoría de la
población . El costo de un boleto variaba según la categoría del cine y el
lugar de ubicación, el horario y día de la función; sin embargo, éste siempre
~e más barato que cualquier otro espectáculo ofrecido. Por otro lado, el
eme ofrec·' ·
10 un tipo de espectáculo accesible a toda la po bl ac1on; ·' no se
re~uería de un conocimiento previo o una fe determinada para poder acceder
a el Adem as,
famir , l · , 1
e cine fue promocionado como un espectacu o para O ª
t d 1a
1
tel - ~-, Para entender el fenómeno cinematográfico hasta la irrupción d~ la
ev1s1on en . . ., dio hizo
uso d , nuestro med10, debemos pensar que la poblac10n prom~ . ,
1
video.e e en los mismos
· , •
temunos que hoy en dia °
, hace uso d e 1a te lev1s10n e1
' 368
vtoleta "llur\n f t0flffm

¿ Qué vio el limeño de ·~~o.¡ año~?

Podemo~ docir qur vio de todo, e, dcctr. l(L, película~ ve nf


i ,, ~ f • t d an de t
S1nroc1~amo, mns, Ct ,ml(' nO ue un (',p,cc ,1 () f pnvdegmdo Odvi ,,
rbe
o , ,, d - é- f . Ya n11
ver Jo~ ahota r Iá<-Jco~ del eme an ~~ ita rnno, ran cé~ y la pr~ e P\ldl)

norteamericano S1 h1rn e, c1erto que la mfluencrn pnrnana d"' I ucc,6 11


ma, cad a por Ja prod ucc16n europea. en un aparente meno, h '" t\h.r,
. - - ' e cu,,
0
rwrtcamerricana. ec,to ~e debió más bien a un hecho cuhural y econ,~ ª de la
1
Ja Limo deJ cambio de \ 1g ·10 , la cultura y el adelanto científico venían ; ~ } Purn
Será ,con el lc,tru1í~mo que el eje de penetración cambie de norte he -uro~
• · e- . • ac,énd
má~ patente en todo~ .l o~ ámbitos. En la década del veinte. ta prod 0 ~,
hoJJ ywooden~e se conc;oljd6 en el mercado nacional. ucci6n

L~ fuodón cinematográfica

La función cj nematográfica involucraba más que "ver una pelfcul·t" '- . Pa( ru
hablar de ella tenemos ~ue referir_nos a dos aspectos, la hora y el día. Como yu
hemos señalado, con la maugurac16n de la Carpa de San Juan de Dios 4 en 1908
se inició una programación diaria y organizada en funcion es de matinée, ver~
rnouth y noche.
En un cine de primera categoría la función se iniciaba con una obertura
interpretada por la orquesta, luego venía una serie de cortos hasta llegar a la
primera parte de la película principal. En el intermedio, la orquesta volvía a
ofrecer algo especial; luego, la parte final de la película, cerrando nuevamente
la orquesta.
Los distribuidores y exhibidores organizaron cada día de la semana para
atraer a Jos espectadores, dándole a cada día un nombre especial. Así, tenernos
los manes de flores (en ellos entregaban pequeños ramos a las damas asistentes),
los domingos familiares (con funciones especiales para niños y señoritaS a las 3
pm), y los famosos viernes de moda o estreno, instituidos por el Cine Teatro
Excelsior de la calle Baquíjano.
Debemos añadir otro tipo de función que siguió el más puro modelo europeo.
Nos referímos aJ cine confitería-heladería que se dio en Lima a partir de 191 2·
La c?nfiterfa Marrón, ub!cada en el ~ortal de Botoneros, inauguró es1e tiPoa!
funciones y luego el PaJa1s Concert hizo de ella un símbolo de status. Se trat

4 Estuvo ubicada en la actual Plaza San Martín.


Mujer, cine y sociedad en Lima 369

. la hora del té, en donde a los habitúes se les ofrecía películas


de proyecct0nes ªotros cines, y maravillosos dulces extraídos de la más fina
Ya estrenad~s e~ que servían adecuadamente para los fines de diversión y
tería bmena,
repo~ de los asistentes.
convite .
d la competencia entre las salas de cine por atraer a los
~'uestra
1v1 e 1 1 . 1 .
fue el que los dueños de as sa as premiaran a os asistentes con
espectadores, odían ir desde un pase doble para la siguiente función hasta un
sorteos que p . .
artículo de uso cotidiano.

Viernes: estreno de película y ... vestido

Aunque Ud. no lo crea, en el cine se estre~aba vestido (ya ~e~e en ve~sión


original o copia). No importaba el orden social, se trataba de ir bien vestido y
con distinción. El día de estreno, ¿era imprescindible para la limeña estrenar un
vestido en las salas de primera categoría? Sí, tan importante como comulgar
cada domingo en misa.
Indudablemente, el cine hizo que la mujer limeña modificara gradualmente
su vestido, dejando de usar, por ejemplo, el fascinante pero incómodo corset, o
que hiciera eco de las nuevas modas en peinados y maquillaje. Citemos un
ejemplo: en 1911 se exhibió un pequeño corto de un personaje que usaba pantalón.
A los pocos días, las tiendas de ropa empezaron a ofrecer el producto, el que
tuvo gran demanda.
Las boquitas tipo corazón, los ojos delineados en negro o el cabello corto en
forma de paje fueron influencia directa del cine. No estaría demás revisar el
álbu?1_ familiar si se tiene alguna duda de este cambio. El tango, aquel baile
prohibido Yprostibulario, corrió la misma suerte entre las limeñas pues finalmente
e!emeporteño ritmo, sensual y cadencioso, fue introducido en nu~stro país por el
y V: l ·
r '_ ª entmo fue solamente el punto más alto de la cresta de la ola. Las
~menas de diferentes estratos sociales seguramente rezaron varios kilos de
;:nas _Para salvar sus almas del fuego eterno del infierno, o pospusieron la
encia para seguir disfrutando del pecado. ·
¿Cuáles eran las · · · de la hmena
· - ohgarca,
·
comercio O
la . o~upac1ones diarias la empleada de1
mctu stna, Y de la obrera?
La limeña oli . . .
la dieta d garca mic1aba su día con un desayuno equilibrado de acuerdo ª
senonta e moda y 1eyendo el cuaderno de citas diarias. Ninguna senora
- . rec·b, - o
1 1
rev·18 a a nact· saba
~alospe . d. te que no estuviera anotado en la agenda. Lue~o Pª .
Ylas 1nvitac¡ n6 icos Ylas invitaciones sociales· cenas obligadas, bailes, IlllSa
0
nes de los almacenes con las nov~dades traídas por los barcos.

_J
, 370
VIOieta Núftez Gorrlttl

. .b d ba tcJfo y hocfn dulces para ~u ca~n o r nra In


Tambi én on 3 • .
ue c, fabn 111 volucr~dn . y s, htt b f,1. caíd.o en de \ Pohrr\ cJ
círculo, en 1º' q ~gr<K i 1~
• cotlóm1t:J. ~jemprc cx,~tía una ca,a en rl Jtt6n el· .i o ec. 11._ _
en ,a 1enc,a r , e 1,1 { --~
rec1.1, Í',1 1:i 1, 0,IV>'
. . · de co,tur,1, que pcrm111 an una Jove
ª.
. n de In "hucnt1 \ n1<1n º" ,..
, Je ,, ~,m ·i form a ~u f f{Jlf.l.\ . Eqa mu1 cr am ad a ne 0(1cd,lcj ·
mantener. a .. 1e- ' ' ~ 1' lr 1'> ~
hu,cada inl'an,ahkrncntl! por lo~ intelcclllalec;. a lo~ 15 ano\\ ltlJJh,'l J')()r P~"'él,
, e'l ,1
·i-uio¡1 a , maneJaba c,u prop10 carro .
por. todo L,mn. y e1:; pe rnh,1 un {. lh
P 'O-.:r,
1
1
que oportunamente la pidiera en matnmonio . l ler

La empleada de comercio se levantaba mu y temprano. y a di fe


. , d rene' ~ d 1
mmera. veía de reojo los escaparates deI J 1ron e la Unión v. p ' . e 1
J .d ~ or que
"oñabc1 con .lucir uno de aquellos mo de l os of rec1 os por las tiendas e . 1 no
. . , . d' Xc u,1 \ u
A la \alida del traba10
'J
siempre
.
hab1a un Joven 1spuesto a mostrarle l'is n OVCllJd
" L ,

de la ci udad , incluido el eme, y luego una madre presurosa a record I e,


. . . ar e lt1,
dewenlura5 que suponía aceptar aque 11 as mv1tac10nes.

La obrera se levantaba mucho más temprano que las otras dos


. " d. .
preocupac1on 1ana -a d.1ferenc1a
e
e as ot ras- era asegurar el sustento. .diy ,u.
. d I
. ~ . d I .. . . dfl ()
de ]a familia . Para ella no ex 1sl!a una J?rna a e ara ni. mv1tac1one~ de~pués del

trahaj o. Su mundo era basta.nte reduc ido, en med ida en que no parti ripah 11
en el sindicato o en las reumones que se realizaban des pués de la jornada de
trabajo. ¿Cómo participar y hablar libremente en ellas si las normas establecida,
decían que la mujer debía seguir al marido, saber callar y mantener la ca!-la
ordenada y limpia? Qué hacer Lenin, qué hacer.
Las crónicas del movimiento obrero sólo nos hablan de hombres heroi co~.
indudablemente, pero qué fue de la mujer que los alimentó y vistió, la que trabajó
pa.lmo a palmo con ellos y sufrió las mismas injusticias de clase -o peores- por
el hecho de ser mujer. De ella sabemos poco o casi nada, salvo por el trabajo de
Susan Stokes. 5 Stokes entrevistó a mujeres obreras, pero no nos explica cuáles
fueron sus posiciones y opciones políticas, sus sueños y las trabas sociale\
frente a las cuales las mujeres obreras de esos años debieron luchar. ¿Les fue
permitido salir de la casa o se vieron limitadas a guardar silencio eterno para
evitar mayor enfrentamiento en casa que una lucha de clases?
Nosotros no podemos dar una respuesta. Podemos sí intuir que la mujer de
c1ase alta podía, gracias al dinero -y a su nivel educativo- abrir salones en
donde se discutían temas poéticos o liberales, y emitir opiniones, las cuale~ eran
celebradas por sus iguales como ocurrentes salidas.
¿Fue ei cine con sus funciones de días femeninos una opción de libertad
para la mujer? Nosotros pensamos que no. Las funciones estuvieron ~ncau 5ad,L'

Stt'tn , 0111r
5 Ver Susan S1okes. ''Ernicidad y clase social. Los afro-peruanos de Li111:1", Stt'\t'
Lima, obrera, 1900-1930, T. JI (Lima: Ediciones El Virrey, J 987 ).
Mujer, cine y sociedad en lima
371

0 orden económico,
. antes que ser una opción autónoma Que ést fu
. . · a era
en u d orla muJer para escapar al orden eXJstente simplemente fue
-rza a P h . . una
~~~enciatura, p~rque pasadas estas oras de esparc1m1ento ellas debían volver
rden establecido.
al o .. d d ó .
El cine, como muchas act1v1 a es econ m1cas, recubrió su atractivo con la
. d O mundo mejor, perfecto, aJ cual todos debían llegar. Un mundo donde
idea e u·ctos se resuelven casi· al r·maJ de 1a acc1.ó n, nunca antes smo
· la historia
los con fll . '
no tendría senttdo.

Censura O disculpe Ud. padre

Sí, es cierto, como en Cinema Paradiso, en cada lata venían (y vienen


enrollados) varios kilómetros de película con dramas y aventuras, besos lánguidos,
secuencias de niñas ingenuas que se dejan engañar, novios que piden dinero por
adelantado, millonarias que se fugan con cha1iffeurs y padres engañados. Bien
señalaba Mariátegui en Colónidn, que las latas cinematográficas fueron, y
son, el alimento espiritual de gran parte de nuestra sociedad. 6
La censura durante los primeros años fue un hecho tácito.7 Las salas se
ufanaban de exhibir películas adecuadas, es decir. películas que podían ser vis-
tas por cuaJquier persona. Esto quiere decir que la cartelera limeña tuvo en su
programación un solo tipo de películas: las anunciadas para todos . Digamos que
hubo una autoc.ensura~y que lo importante para los exhibidores y distribuidores
fue encontrar l.a fonna de evadirla, y tener una cartelera variada y atractiva,
queencandilaraaJ público y les asegurase una rentabilidad.
El cine fue visro como un buen ejemplo de conocimiento y ce.rcanla n pueblos
Ycostumbres. Las clases ahas vieron en el cinc un vehículo de acercamiento a
f~nnas de vida más cultas y modernas, a la~ que tomaban como un ejemplo de
vida. Pero esto no debe aplicarse al pie de la letra pam el resto de la población.
Frente al cine existió. como en muchas otras acri vidadt!s sociaJes, una doble
moral. Esta se evidencia en los criterios de la Junta Nacional de Clasificación
~P~lícu_las, qu~ las clasificaba en aduhos, sólo hombres. señoritas mayores de
~ 0s, impropia para señoritas, no recomendable para señoritas, mayores de
15
has:~y menores, y era admitida por todo el cuerpo social, desde la Iglesia
· respetadas damas de sociedad.

6 Co1t;,1ida (L1"
7 Lt ccn, ~). N° 2 0916): 40, ed. facsimllar (Lima: Ediciones Copé. 1gg l) .
·•-ográfiica se creó en I 926.
Ura Cll\Cm••
372
Violeta Núñez Gorrlttl

La censura intentó mantener, hasta dónde le fue posible, est . .


. 1 . . . . b . a n g1de
veces la confesión en las 1g es ias se m1c1a a con la pregu . z. Much ~
th
•hennana, ha visto Ud . tal película? Muc has lo negaban Yotnta, del P~rrac
" . . . 'd ' á ras ace
Ptabano1
Penitenc ia p romet1e nd o no remc1 1r nunca m s . Total, era re.,L.,ar un pnr. a
""º mas

La mujer en 1a producción nacional

La producción nacional de los primeros años estuvo influenciad


noticieros y documentales que venían de otros países. Nuestras ª ~or los
' fu d 1 . . 1 r primeras
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Es en la difusión del espectáculo cinematográfico donde la mujer traba'ó


activamente. Allí encontramos los nombres de Angela Ramos y María Wiele.
La primera trabajó en La Prensa resumiendo los argumentos de las películas a
ser estrenadas, y también participó como argumentista de la película Carnaval
de amor dirigida por Pedro Sambarino en 1930. María Wiese participó como
crítica de cine en la revista Amauta.
Teresa Arce fue tal vez la primera diva de la escena nacional. Actuó como
protagonista en el primer largometraje nacional Camino de la venganza en
1922, y fue la amada de Luis Pardo en la película del mismo nombre estrenada
en 1927. También destacó Carmen Montoya, joven dama de la sociedad limeña,
quien personificó a Micaela Villegas en La Perricholi en 1928.

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