Está en la página 1de 10

Las mujeres

en la historia
de Colombia
TOMO III
MUJERES Y CULTURA
DIRECCIÓN ACADÉMICA
Magdala Velásquez Toro

ASESORES
Catalina Reyes Cárdenas
Pablo Rodríguez Jiménez

CONSEJERÍA PRESIDENCIAL
PARA LA POLÍTICA SOCIAL

PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA

GRUPO EDITORIAL NORMA


Barcelona, Buenos Aires, Caracas, Guatemala,
México, Panamá, Quito, San José, San Juan,
San Salvador, Santafé de Bogotá, Santiago
Primera edición: octubre de 1995 CONTENIDO
© Consejería Presidencial para la Política Social, 1995
Calle 7ª Nº 6 - 58, piso 2
Santafé de Bogotá, Colombia
© Editorial Norma, S. A., 1995
Apartado 53550
Santafé de Bogotá

Mujer y código simbólico 11


Impreso en Colombia por Cargraphics S.A . • Imprelibros
Prohibida la reproducción total o parcial Florence T homas
por cualquier medio sin autorización escrita de la Editorial
Las mujeres en la literatura colonial 24
Tomo III: ISBN 958·04·2983·9 Ángela Inés Robledo
Obra completa: ISBN 958·04·2980·4
ce 21018338 Sexualidad y cultura femenina en la Colonia 47
Jaime Humberto Borja

El mundo colonial y las mujeres 72


Pablo Rodríguez

Historia de un amor lesbiano en la Colonia 103


Pablo Rodríguez

El espíritu de las modas femeninas del siglo XIX 107


Coordinación editorial Eduardo Domínguez Gómez
Camilo Calderón Schrader
Editora asistente
Mujeres en la literatura del siglq,� , .XI)( 137
Patricia Torres Londoño
J Jana Marie DeJong
l. J
Coordinación institucional
Paulina Ospina Mallarino
Asesora de la Secretaría de Mujer y Género 158
Consejería Presidencial para la PoUtica Social Escritoras colombianas del siglo xx
Ilustración de cubierta María Mercedes Jaramillo
Autorretrato con Dominga, Betty Osorio de Negret
Óleo de María Mercedes Hoyos, 1992
Las mujeres y la poesía 213
Teresa Rozo-Moorhouse
Las mujeres en la historia de la educación

Las mujeres en la historia de la educación se derivaban para el cumplimiento de su rol de madre y


esposa ejemplar. No podía salir a la calle con frecuencia ni
MARTHA CECILIA HERRERA asomarse a la ventana, se controlaba estrictamente su for­
ma de vestir y se le vigilaba para garantizar la rectitud de
su comportamiento moral. En opinión de muchos, la mu­
jer conocía bien los secretos de su oficio para que le fueran
enseñados y, en cambio, la posibilidad de que accediera al
conocimiento, sí podía traer numerosos peligros.

El pudor se cotizaba a precios elevados. Los padres


La educación femenina en la época colonial
de familia se manifestaban cautelosos en cuanto a la
Las instituciones educativas surgidas durante la Colo­ enseñanza de la escritura por considerar que se pudie­
nia partieron, en lo fundamental, de la iniciativa privada, ra hacer mal uso de tales conocimientos[ ... ] Las damas
sobre todo religiosa; sólo hacia fines del siglo XVIII el Es­ hacían las cuentas con granos de maíz y las mejor avi­
tado español comienza a ejercer mayor control sobre la sadas se valían de los marfilíneos dedos, métodos
esfera de la educación. Inicialmente fueron las escuelas mnemotécnicos de los hijos de Confucio. Puede decirse
doctrineras, adscritas a las encomiendas, las encargadas que no se encontraban en Santa Fe cien damas que su­
de impartir a los indígenas nociones relativas a la religión pieran escribir y las que poseían esa instrucción usa­
cristiana y la lengua española. La economía de la sociedad ban una ortografía desastrosa, [cuenta José Caicedo
colonial era esencialmente de explotación minera y agrí­ Rojas] 1•
cola, las relaciones sociales estaban regidas por estrechos
códigos en los cuales la pertenencia étnica era determi­ Esta cosmovisión no era exclusiva de la América hispana,
nante. Buena parte de la sociedad se encontraba excluida en buena parte del mundo persistía la concepción de la
de la participación política y social. La religión era la ma­ mujer como ser pasivo en la toma de decisiones sociales y
deja que lo entretejía todo, su función era legitimar las familiares, destinada a servir al hombre y.a reducir sus as­
relaciones de dominación y servir de soporte a las elabora­ piraciones a la esfera de lo privado.
ciones ideológicas, que nutrían la visión del mundo que Cuando empiezan a surgir instituciones para la educa­
interesaba al poder dominante. A la par de las escuelas ción de las mujeres, tienen el fin de prepararlas para el
destinadas a la evangelización, también surgieron otros matrimonio, y quienes no acceden a este compromiso si­
establecimientos tendientes a preservar el saber cultural guen por lo general el camino del monasterio para dedicar
de la época. A ellos tenía acceso un reducido número de la su vida al servicio de Dios. Es por ello que los conventos
elite que debía probar su "pureza de sangre" para ser acep­ comenzaron a multiplicarse en la sociedad colonial y fue
tado en conventos, colegios y seminarios. En general, la allí donde la instrucción femenina dio sus primeros pasos.
economía no requería de mano de obra especializada lo En 1583 se fundó el Monasterio de la Concepción en San­
que llevó al desinterés por impartir educación a la mayo­ tafé, en 1584 el de las Clarisas en Pamplona, en 1591 el de
ría de la población.
En este contexto, la mujer desempeñaba un papel refe­ l. José Caicedo Rojas, Recuerdos y apuntamientos, Bogotá, Bi­
rido exclusivamente al hogar y a las actividades que de allí blioteca de Cultura Colombiana, 1950, pág. 138.

[330] [331]
MARTHA CECILIA HERRERA Las mujeres en la historia de la educación

la Encarnación a cargo de los Agustinos, en 1606 el de las Al finalizar la centuria empezó a crecer la expectativa por
Carmelitas en Santafé. En estos lugares, las mujeres parte de mujeres pertenecientes a la elite, de obtener algún
"aprendían a leer y a escribir, la costura y demás oficios tipo de formación, lo que estimuló la fundación de esta­
domésticos propios de su sexo, instrucción mediana en blecimientos de instrucción femenina; empero, las muje­
verdad, pero que era imposible recibirla mejor en otra par­ res procedentes de los grupos sociales menos favorecidos,
te, ni aún en el hogar paterno, en una Colonia naciente continuaban en su gran mayoría excluidas de la educa­
cuyos pobladores eran ignorantes en sumo grado"2• La la­ ción. En 1783 se creó el Monasterio de la Enseñanza de
bor de la mujer como educadora se redujo en buena parte Monjas Benitas y pocos días después se "abrió un interna­
a la formación que impartía a los hijos en el hogar. Por su do para jóvenes de la alta sociedad y una escuela pública
condición de madre se le consideró "educadora por natu­ gratuita para las niñas del pueblo"4• Dos años después,
raleza", lo cual le fue labrando la profesión de institutora cursaban estudios veintitrés colegialas, mientras las niñas
una vez que empezó a vincularse al trabajo fuera del ho­ de la escuela pasaban de doscientas.
gar. El estudio de Johanna Mendelson, en tomo a la opi­
También, como puede deducirse, numerosas religiosas nión sobre la mujer en la prensa hispanoamericana, indi­
se encargaron de prolongar "la piedad y recogimiento" en ca para finales del siglo xvrrr mutaciones respecto a su
varias generaciones de mujeres, jugando el papel de edu­ imagen, expresadas en la multiplicación de los escritos so­
cadoras durante este período, al tiempo que marcaron la bre el tema femenino, el surgimiento de opiniones a favor
enseñanza femenina con un profundo sello de religiosi­ de su acceso a la educación, a la vez que se cuestiona si su
dad. único lugar debe estar en el recinto familiar. En algunos
La primera mitad del siglo XVIII no trajo mayores modi­ círculos se crearon escenarios que la mujer utilizó a su fa­
ficaciones, con excepción de las escuelas que se abrieron vor, los cuales le permitieron una ruptura con las imposi­
en algunos conventos. En 1765 no había en la capital del ciones sociales de la época y el desarrollo de actividades
Nuevo Reino escuelas para niñas claramente instituciona­ que le estaban vedadas: estudiar, trabajar o adelantar la­
lizadas. bores asistenciales fuera del hogar. No obstante, según
nuestro parecer, estos cambios no hicieron mella en el
Mucho seria que alguna vieja de jubón, polleras de conjunto de las instituciones que componían la sociedad
amascote y gafas, montadas en la punta de la nariz, hi­ colonial, las cuales siguieron reproduciendo los esquemas
ciese un tímido ensayo, como informe borrador de es­ mentales que reflejaban una visión tradicional en torno a
cuela, con una media docena de niñas de las casas la imagen femenina. Es por ello que a pesar de algunos
vecinas, y con voz gangosa les enseñase las primeras cambios experimentados a nivel cultural y social, al fi­
letras de la cartilla [ ...] De escribir y contar no había nalizar esta centuria, "las mujeres continuaban siendo
para qué hablar; la misma maestra no lo sabía y enton­ profundamente piadosas y guardadas en sus hogares
ces no había profesores 3• como en verdaderos claustros", tal como lo afirma la her­
mana Teresa de la Inmaculada5 •
4. Hermana Teresa de la Inmaculada, "¿Quién ha educado a la
2. Jaime Arroyo, Historia de la gobernación de Popayán, Bogotá, mujer colombiana?", Bogotá, Universidad Javeriana, tesis para ob­
Biblioteca de Cultura Popular, 1952, pág. 321. tener doctorado en Filosofía y Letras, 1960, pág. 21.
3. José Caicedo Rojas, op. cit., pág. 140. 5. Ibid, pág. 13.

[332] [333]
Las mujeres en la historia de la educación
MARTHA CECILIA HERRERA

Los inicios de la República: siglo XIX y educación gros a los que conducía "el cultivo del ocio". En 1828, do­
femenina ña Matilde Ramos creó la primera institución para señori­
Una vez lograda la independencia del poder español e tas en Santafé. En 1832 el gobierno fundó el colegio La
instaurada la República, la Constitución de 1821 trazó.los Merced primer establecimiento oficial de enseñanza se­
ejes juridicos e ideológicos del nuevo orden social. Uno de cundaria para señoritas. "Un sexo hermoso, adornado
los ideales consagrados fue el relativo a la extensión de la de brillantes cualidades físicas e intelectuales, tiene títulos
instrucción pública y al incremento de la enseñanza para incuestionables a que se le fomente y eduque al nivel del
mujeres. La educación se fijó como fin supremo la for­ siglo de las luces", aseveraba Rufino Cuervo, gobernador
mación de individuos bajo una recia moral ciudadana, al de la provincia de Cundinamarca. Al hacer eco de las re­
considerarse que la construcción de una sociedad demo­ presentaciones mentales que predominaban sobre la mu­
crática debía pasar necesariamente por la elevación del jer, Rufino Cuervo, entraba en contradicción con aquello
nivel cultural de sus integrantes, camino que aseguraría la de que se le educara "al nivel del siglo de las luces", al ase­
gestación de "naciones civilizadas", "felices" y de cara al gurar que dicha educación se podía llevar a cabo fácilmen­
"progreso". En contraste con estos ideales, la realidad edu­ te pues los requerimientos eran mínimos:
cativa dejaba mucho que desear. Las escuelas estaban mal
dotadas, el mobiliario era escaso y se hallaba en mal es­ Que se enseñe por ahora a leer, escribir y contar, los
tado, los locales eran oscuros y antihigiénicos, el método principios de moral, religión y urbanidad, las gramáti­
pedagógico autoritario y memoristico. Inicialmente, la cas española y francesa, el dibujo y la labor propia del
formación femenina se delegó a las comunidades religio­ sexo, la economía doméstica y los elementos de música
sas argumentándose la falta de recursos, al tiempo que vocal e instrumental. Tal es lo que, por ahora, puede
una ley posterior dispuso la fundación de escuelas en las formar el objeto de la enseñanza, practicable en todas
cabeceras de cantones y demás parroquias en que fuera partes y que no hará de las granadinas, sabias, ridículas
posible. Sin embargo, los recursos del gobierno no permi­ y pedantes.
tían poner en práctica dichas disposiciones, lo que tuvo su
mayor repercusión en la falta de educación para las muje­ En 1834, Francisco de Paula Santander informaba que
res pertenecientes a los estratos sociales bajos, a la vez que la nación tenía 530 establecimientos de educación prima­
legitimó el monopolio de las comunidades religiosas sobre ria, que brindaban enseñanza a 1 7 O1O alumnos, de los
la enseñanza femenina. cuales el 11% eran mujeres. Por estos años, algunos ciuda­
En las elites despertó un relativo interés por la educa­ danos constituyeron en Santafé la Sociedad de Educación
ción de la mujer. Las tertulias constituyeron escenarios Primaria, mientras las damas promovían por su parte la
que permitieron a algunas damas de la alta sociedad en­ educación femenina. En Medellín, 1834, se constituyó una
trar en contacto con diversos aspectos de la cultura y obte­ junta de damas distinguidas con el objeto de promover la
ner formación en el campo de las ciencias, la literatura o cultura femenina. En 1838 se inauguró en Popayán la pri­
las humanidades. De igual modo, las instituciones edu­ mera institución regentada por seglares a cargo de Nicola
cativas albergaron a las hijas de los estratos altos, con el Cox y Villar. De igual forma, Braulia Vega promovió en
objeto de inculcarles "buenas maneras" y conocimientos Antioquia la educación de la mujer con la creación de un
de cultura general, buscando además que utilizaran de colegio en la población de Sansón. En 1840, el Estado de
manera adecuada el tiempo libre para no caer en los peli- Bolívar creó el colegio de Nuestra Señora del Carmen.

[334] [335]
MARTHA CECILIA HERRERA Las mujeres en la historia de la educación

Margarita Sarmiento de Silvestre, dama que se destacó en cos a la educación y se dio interés al desarrollo de las cien­
las letras colombianas, fundó en Santafé en el año de 1849 cias útiles.
un colegio denominado Escuela Nueva. En 1850 ya había El movimiento educacionista de 1870 llevó un poco
casas de educación femenina en Rionegro y Antioquia, al más allá la renovación de la enseñanza, al promover una
tiempo que en Medellín el colegio de Santa Teresa acogía reforma desde un punto de vista laico, orgánico y nacio­
un número de niñas con el objeto de prepararlas para nal, tomando como referencia los avances hechos a nivel
desempeñar los altos destinos que las esperan en el recinto mundial por Johann Heinrich Pestalozzi y Friedrich Fro­
de la familia. bel, pioneros de las ideas de Escuela Nueva o Activa. Den­
La construcción de la República a lo largo de este siglo t�o de este entorno llegó al país la primera misión pedagó­
fue un proceso complejo y difícil, atravesado por las dis­ gica alemana, la cual tenía como uno de sus propósitos la
putas políticas e ideológicas, las innumerables guerras ci­ creación de escuelas normales en todo el territorio, inicia­
viles, la pobreza absoluta sufrida por el pueblo raso, el tiva en la que se contempló la fundación de instituciones
aislamiento geográfico y las dificultades para lograr acuer­ femeninas. En 1872 ya funcionaba en Santafé la primera
dos entre los grupos que tenían el poder político y econó­ de ellas, y en 1874 se dispuso su creación en las capitales
mico. La educación fue bandera de los partidos políticos, de todos los estados. En 1875 existían normales de esta ín­
su organización y en especial su orientación ideológica, dole en Santa Marta, Bucaramanga, Tunja y Tolima, pero
constituyó uno de los puntos de mayor confrontación a lo su presencia fue efímera debido a la difícil situación por la
largo de la centuria. En 1842 los conservadores realizaron que atravesaba el país. Además de los contenidos imparti­
reformas en la educación, con el propósito de lograr ma­ dos a los ':ªrones, las mujeres normalistas debían apren­
yor organización y asegurar una orientación religiosa en der urbamdad, costura, economía doméstica y nociones
la formación moral de los escolares. En 1844, Mariano de medicina casera. En el campo de la educación prima­
Ospina Rodríguez impulsó la expedición de una ley que ria, el sexo femenino fue excluido del aprendizaje del álge­
dividió la instrucción primaria en siete ramas y discrimi­ bra, la geometría y sus aplicaciones, lo que les impedía
nó la enseñanza femenina de la masculina. Posteriormen­ trabajar en áreas relacionadas con el comercio y las ofici­
te, las transformaciones que se dieron a mediados de siglo nas públicas. Durante estas décadas, las disposiciones le­
bajo los gobiernos de los liberales radicales, buscaron ade­ gislativas reforzaron la idea de la formación de la mujer
cuar las estructuras heredadas de la Colonia a los requeri­ como respuesta a las demandas del trabajo doméstico; sin
mientos económicos y sociales del momento. Para ello se embargo, la renovación de las estructuras educativas tam­
propusieron, entre otras medidas, restar poder al clero, bién logró sus efectos positivos, en la medida en que la
desamortizar los bienes de manos muertas, dar libertad a enseñanza femenina estaba inmersa en el conjunto de ins­
los esclavos, disminuir el número de resguardos; medidas tituciones educativas del período, aunque con las limita­
con las que se pretendía crear condiciones para el desarro­ ciones que la caracterizaban.
llo del capitalismo y la inserción del país a la economía Hacia 1880 se desencadenó una recia confrontación en
mundial. Las reformas de 1853 decretaron la libertad de contra de la doctrina política de los liberales radicales, que
enseñanza, y en 1863 la nueva Constitución abolió el re­ generó entre otras consecuencias, el desmonte de la refor­
quisito de los títulos académicos para el ejercicio de las ma educativa y la consagración del dominio de la religión
profesiones, al tiempo que se trazaron fines más pragmáti- católica en el terreno ideológico. La Constitución de 1886
Y el Concordato, celebrado con el Vaticano en 1887, con-

[336] [337]
MARTHA CECILIA HERRERA Las mujeres en la historia de la educación

densaron los nuevos rumbos que tomaría la nación. Se sus hijos, sus padres y todas las generaciones que les pre­
registró un creciente proceso de inmigración de comuni­ cedieron. Muchas mujeres quedaron solas y tuvieron que
dades religiosas, producto del movimiento de seculari­ padecer una sociedad cuyos prejuicios sobre el sexo feme­
zación que vivían los países europeos, el cual vendrá a nino hacían más difíciles los esfuerzos para obtener inde­
reforzar el predominio de la pedagogía católica. En 1875, pendencia económica y lograr prestigio en la esfera de lo
las hermanas de la Presentación fundaron un noviciado, y público, cualquiera que fuera el estrato al que pertenecie­
en 1880 un colegio privado para las hijas de la elite; su im­ ran, aunque, como es obvio, con diferentes grados de difi­
portancia fue en aumento creciente constituyéndose en cultad.
una de las comunidades de mayor influencia en la forma­ A medida que avanzan las décadas, hacen explosión
ción de la mujer colombiana. De tal manera el siglo con­ múltiples transformaciones de carácter nacional e inter­
cluyó con la educación femenina concentrada en los nacional. El auge del capitalismo y los procesos de in­
establecimientos privados y especialmente religiosos, con dustrialización, constituyeron la fuerza que arrastró a las
baja cobertura, escasos niveles de formación y con conte­ naciones a una mayor interdependencia política y econó­
nidos que reproducían las funciones que la mujer llevaba mica, fenómeno que generó cambios bruscos en la esfera
a cabo en el hogar. La vida de la mujer giraba en tomo a la de la cultura. Las naciones poderosas se lanzaron a la gue­
familia, el padre, esposo o hermanos, quienes se encarga­ rra para repartirse el mundo y delimitar sus esferas de in­
ban de administrar sus bienes y tomar las decisiones que fluencia. Colombia consolida la exportación de café como
competían a su vida personal; jurídicamente, ella era una principal producto para asegurar un nexo estable con la
menor de edad, pero como ser humano y miembro de la economía mundial. Se mejoran las vías de comunicación,
sociedad civil, fue testigo de todos los acontecimientos re­ surge una incipiente industria manufacturera y se crea un
gistrados en la historia del siglo XIX y contempló, no sin mercado interno para satisfacer sus necesidades. Estas
sorpresa, el nacimiento de una nueva centuria que la lanzó transformaciones llevaron al surgimiento de nuevos gru­
a la esfera de lo público y removió los más arraigados valo­ pos sociales y políticos, a la eclosión de movimientos so­
res en tomo a su condición jurídica y social. ciales obreros y campesinos, al florecimiento de la clase
media, al advenimiento de movimientos artísticos y litera­
rios. La mujer de los estratos humildes fue incorporada
El amanecer de un nuevo siglo: una luz sobre la
tempranamente a la producción laboral, mientras que a
educación femenina
nivel mundial y local se presenta un movimiento a favor
A comienzos del siglo xx, Colombia era un país que to­ del reconocimiento de los derechos civiles y políticos del
davía luchaba por lograr coherencia en su estructuración sexo femenino. Esta serie de hechos permitieron el acceso
política y social. Su aspecto era más el de aldea que de na­ a nuevos valores y la gestación de un clima social y cultu­
ción, su población llegaba a pocos millones de habitantes ral en el que surgieron visiones del mundo donde las imá­
y se concentraba, en su mayoría, en las zonas rurales. De�­ genes sobre la mujer se multiplicaron y se revaluaron las
trozado por la guerra de los Mil Días, el país se hallaba mi­ ideas en tomo a su función social. Los nuevos modelos
nado en lo económico y desorganizado a nivel político y trataron de insertarse en el tupido tejido cultural, tenien­
administrativo. La mayor parte de la población sufría los do que convivir y confrontarse con antiguas representa­
rigores del hambre y el pesar de haber perdido a sus seres ciones, producto de las tradiciones y estratos sociales
queridos en la última de tantas guerras civiles libradas por presentes en el bagaje social y cultural de la época. De allí

[338] [339]
MARTHA CECILIA HERRERA lAs mujeres en la historia de la educación

surgirían reacomodamientos, conciliaciones, viejas y nue­ en algunos países europeos y en Norteamérica, difundió la
vas imágenes que dieron carne a la dinámica cultural de importancia de la educación para el desarrollo de las na­
esas décadas. ciones y la formación de ciudadanos al servicio de los inte­
Las estructuras educativas de principios de siglo eran reses sociales. Los avances de la psicología clínica y la
herencia del pasado decimonónico y, en un comienzo, las pedagogía experimental, señalaron los nexos entre el cuer­
elites no mostraron interés por introducir grandes modifi­ po y la mente, ubicaron las diferencias cognitivas de los
caciones en los principios que habían regido su funciona­ individuos de acuerdo con su edad y entorno familiar, y
miento. Las ideas modernas en tomo a una educación de trazaron nuevos caminos a los métodos de enseñanza, lo
carácter práctico e industrial y a la formación de ciudada­ cual trajo efectos benéficos sobre el conjunto de la edu­
nos bajo principios morales de tipo secular, se abrieron cación. En los establecimientos que ofrecían instrucción
paso y en ocasiones coexistieron "extrañamente", con pos­ femenina, se fue introduciendo además de la enseñanza
tulados de raigambre tradicional y católica; coexistencia normalista, la comercial, la cual permitiría a las mujeres
en la que, en parte, se podían leer los compromisos esta­ pertenecientes a los estratos medios, desempeñarse como
blecidos entre los grupos sociales que emergían y los gru­ secretarias o empleadas en las oficinas públicas. Las es­
pos tradicionales. La legislación educativa de prin�ipios cuelas de artes y oficios acogieron un buen número de
de siglo introdujo diferencias en las normales femenmas y mujeres que provenían de los estratos bajos, pues la for­
masculinas, y dispuso que el cuerpo de profesores sería mación brindada no requería de una inversión notable en
menor para el caso de las primeras. El decreto precisaba infraestructura y además ninguna legislación controlaba
que la instrucción de las niñas y de las jóvenes debía con­ su funcionamiento, lo mismo que sucedía con los estable­
fiarse sólo a personal femenino, al tiempo que permitía a cimientos de enseñanza comercial. En 1920 existía en Bo­
las mujeres enseñar a varones siempre que no sobre­ gotá una escuela de artes y trabajos manuales en la que
pasaran los doce años. De otro lado, se dete�in? que las estudiaban trescientas mujeres, y el Taller Nacional de Te­
clases de aritmética impartidas en los establec1m1entos fe­ jidos, con cincuenta alumnas. "En Cundinamarca, Boya­
meninos debían combinarse con la costura, lo que redujo cá, Santander del Sur y Tolima, existían pequeñas escuelas
a la mitad la intensidad de dicha asignatura. En el año de en las que se enseñaba costura"7• En 1928 se creó el Insti­
1911 las mujeres asistían a las escuelas de bellas artes y "se tuto Pedagógico Femenino en la ciudad de Bogotá, como
impartían conocimientos de instrucción suficiente y grado parte de una estrategia que desde la década anterior, se
superior en quince colegios dirigidos por las Hermanas de proponía reforzar la formación de maestros y dotar a las
la Caridad, en tres de Terciarias Dominicanas, en uno de capitales de departamento de escuelas normales oficiales,
Salesianas y en sendos de Betlemitas, Franciscanas y del tanto femeninas como masculinas. En 1929 se dispuso
Buen Pastor"6• Para 1919, el número de escuelas normales que los colegios femeninos pudieran certificar instrucción
llegaba a 28 y se encargaba de la formación de 1 228 estu­ suficiente, lo cual creó condiciones para hacer equivalen­
diantes, de los cuales 744 eran mujeres y 484 hombres. tes los diplomas expedidos a uno y otro sexo, medida que
Los años 20 trajeron un nuevo impulso a las reformas permitiría a las mujeres el acceso a la universidad.
educativas; el movimiento de Escuela Activa adelantado

6. Luisa Bohórquez Casallas, La evolución educativa de Colom­


bia, Bogotá, Ed. Cultural Colombiana, 1956, pág. 490. 7. Aline Helg, La educación en Colombia, 1918-1957. Una histo­
ria social, económica y política, Bogotá, CEREC, 1987, pág. 92.
[340]
[341]
Las mujeres en la historia de la educación

BIBLIOGRAFÍA
Arroyo, Jaime, Historia de la gobernación de Popayán, Bogotá,
Biblioteca de Cultura Popular, 1952.
Bermúdez, Suzy. "Historiografía latinoamericana sobre la mujer.
Períodos: conquista y colonia", Universidad de los Andes. Documento
sin datos bibliográficos encontrado en el centro de documentación
de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
Bemal Jiménez, Rafael, La educación he ahí el problema, Bogotá,
Ministerio de Educación Nacional, 1949.
Betancur Mejía, Gabriel, (comp.), Documentos para la historia del
planteamiento integral de la educación, Bogotá, UPN, 1984.
Bohórquez Casallas, Luisa, La evolución educativa de Colombia,
Bogotá, Ed. Cultural Colombiana, 1956.
Caicedo Rojas, José, Recuerdos y apuntamientos, Bogota, Biblio­
teca de Cultura Colombiana, 1950.
Cohen, Lucy, Las colombianas ante la renovación universitaria,
Bogotá, Tercer Mundo, 1971.
De la Pedraja, René, "La mujer criolla y la mestiza en la sociedad
colonial, 1700-1830", en Desarrollo y Sociedad, CEDE, Universidad de
los Andes, págs. 199-229.
Ferro, Miriam, Mi vida. Historia de una maestra rural colombia­
na, Bogotá, Guadalupe, 1978.
Guerrero, Bernardo y Claudia Rodríguez, "Educación, trabajo
femenino y discriminación de la mujer", Seminario La planeación
educativa y los mercados de trabajo.
Gutiérrez, Virginia, Cultura y familia en Colombia, Bogotá, Bi­
blioteca Básica Colombiana, Colcultura, 1975.
Helg, Aline, La educación en Colombia, 1918-1957. Una historia
social, económica y política,. Bogotá, Cerec, 1987.
Hermana Teresa de la Inmaculada, ¿Quién ha educado a la mujer
colombiana?, Bogotá, Universidad Javeriana, tesis para obtener doc­
torado en Filosofía y Letras, 1960.
Hemández de Alba, Guillermo, Aspectos de la cultura en Colom­
bia, Bogotá, Universidad Nacional, 1947.
rcoLPE, Seminario Regional sobre educación técnica y formación
profesional de la mujer, Bogotá, 1974.
Jaramillo, Luz, Renán Silva y Alfredo Cabana, Guía bibliográfica
de estudios sobre la mujer y la educación, Bogotá, Colciencias-UPN,
1979.
Lavrin, Asunción (ed.), Las mujeres latinoamericanas. Perspecti­
vas históricas, México, Andrómeda, 1985.
Melo, Stella, Participación de la mujer en el proceso de educación
superior en Colombia, Bogotá, Universidad Javeriana, departamen­
to de Sociología. 1974.
Mendelson, Johana, "La prensa femenina: La opinión de las mu-

[353]
MARTHA CECILIA HERRERA

jeres en los periódicos de la colonia en la América Española: 1790-


1810", en Asunción Lavrin (ed.), Las mujeres latinoamericanas. Pers­
pectivas históricas, México, Andrómeda, 1985.
Ochoa, Remando y Magdalena Leal, Participacipación de la mu­
jer en el sistema educativo colombiano, Bogotá, Asociación colom­
biana para el estudio de la población, 1977.
OEA, Departamento de asuntos educativos, Situación comparada
de la mujer y el hombre en lo que se refiere a la educación en las repú­
blicas americanas, Buenos Aires, Conferencia Especializada sobre
Educación Integral de la Mujer, 1972.
Silva, Renán, "Imagen de la mujer en los textos escolares", Revis­
ta Colombiana de Educación, Nº 4 (Bogotá, 1979), cruP-UPN.
UNESCO-OIE, La educación de las mujeres en los países en desarrollo.
Boletín de la oficina internacional de Educación, año 56, N° 222
(París, 1982).
Velásquez, Magdala, "Condición jurídica y social de la mujer", en
Nueva historia de Colombia, Bogotá, Planeta, 1989.

(354]

También podría gustarte