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Testigos de tiempo completo

por T. M. Moore
¿Cómo pueden los líderes de jóvenes ayudar a
sus hermanos y hermanas a convertirse en
testigos eficaces y consistentes de Cristo, y a
compartir el evangelio rutinariamente con los
perdidos? T.M. Moore comparte su respuesta a
esta pregunta.

Recientemente ha surgido un interés renovado por la evangelización como


estilo de vida entre los miembros de las iglesias. Podríamos estar al borde de
un tremendo avivamiento. «La evangelización como estilo de vida» es más
que testificar con una vida de santidad personal y con amor de sacrificio.
Estos son importantes puentes para comunicar verbalmente el evangelio. Son
eficaces para captar la atención de nuestros amigos y vecinos perdidos. Sin
embargo, no son en sí «evangelizadores».

Para ayudar a los demás a entender y responder ante el evangelio, debemos


agregar a nuestro estilo de vida la habilidad para iniciar y desarrollar nuevas
amistades y expresar clara, valiente y conciliatoriamente el mensaje de la
gracia salvadora de Dios por medio de Jesucristo.

Un estilo de vida evangelizador significa dar testimonio de la persona


salvadora y de la obra de Jesucristo en nuestra vida cotidiana. Es comunicar
el evangelio en el transcurso de nuestras relaciones interpersonales y
nuestras interacciones con los demás.

A medida que nuestra vida atrae a otros, los alcanzaremos con el mensaje del
amor de Dios en una conversación natural y de una manera agradable. Las
personas de negocios aprenden a usar el tiempo de almuerzo para cultivar
amistades en las cuales compartir el amor de Cristo, lo cual ocurre
naturalmente, los miembros de la iglesia abren sus hogares a los vecinos y
están concientes de sus intereses y necesidades. Los jóvenes permiten que
su preocupación por la pureza moral y por la integridad personal sea la que
abra la puerta para discutir temas sobre la fe en Cristo.

Nuestra esperanza es ver que todos los que creen en Jesús viven dichos
estilos y hablan tales mensajes. Esto es lo que tenemos en mente cuando
hablamos de movilizar a la iglesia hacia un estilo de vida evangelizador.

La iglesia como centro de capacitación

Ninguna otra institución está mejor capacitada que la iglesia local para
evangelizar y para enseñar a las personas un estilo de vida evangelizador.
Dicho ministerio es la culminación de todas las actividades de capacitación de
la iglesia. Todo lo que hagan los líderes para equipar a los miembros de la
iglesia debe contribuir a que den testimonio del evangelio en su vida diaria.

El patrón de las iglesias del Nuevo Testamento refleja esto. En las iglesias
locales, los creyentes primero empezaron a alcanzar a los perdidos en
Jerusalén, Antioquia, Tesalónica, Corinto y Roma. Las iglesias proveyeron un
gran frente unido en contra de un mundo hostil (1Ts 1.7–8; 1Ts 2.14) y un
ambiente protector donde los nuevos creyentes podían resguardarse y
nutrirse (Hch 2.42). En la actualidad, esto es lo que quisiéramos observar que
ocurra en aumento en nuestras iglesias.

El Señor Jesús indicó que los creyentes deben tener como expectativa
testificar y que hacerlo es un acto normal en sus vidas diarias. Él nos prometió
que su Espíritu, el cual vive en nosotros, vendría y derramaría ríos de agua
viva para los que están a nuestro alrededor (Jn 7.38) —y cuando Jesús
hablaba sobre agua viva, se refería a vida eterna (Jn 4.13–14).

Cada creyente puede, por lo tanto, tener como expectativa experimentar el


deseo y la habilidad de contarle a otros acerca del evangelio. Los creyentes
pueden esperar que el Espíritu Santo los impulsará a orar diariamente para
que Dios abra las puertas de la oportunidad y así testificar. También nos hará
proceder valientemente en la fe para compartir con los demás la forma en que
Dios dirige, y buscar capacitarnos en áreas donde la debilidad a la hora de
evangelizar se manifiesta.

Así como Jesús a menudo dirigía a sus discípulos por medio de una visión de
lo que podían alcanzar si obedecían fielmente, así también nosotros debemos
considerar cuidadosamente cómo podemos inspirar a nuestra iglesia por
medio de una visión que refleje el potencial de ellos en evangelizar como
iglesia. Debemos ayudarlos a entender las necesidades de la gente del
mundo moderno y esto lo logramos cuando les mostramos que nos
preocupamos por los asuntos de nuestra comunidad y de nuestro mundo. De
esta forma, empezarán a desarrollar una carga por los perdidos. El púlpito, las
sesiones de capacitación para el liderazgo, y todos los demás eventos
sociales deberían percibirse como oportunidades para inspirar a otros sobre la
visión de cómo pueden ayudar a satisfacer las necesidades de los demás,
especialmente al compartir las buenas nuevas de Dios.

Jesús indica que hay algo espontáneo sobre testificar. Cuando somos llenos
del Espíritu Santo, Él nos hace rebosar, entonces no necesitamos nada más
para que él trabaje.

Aunque testificar sea algo espontáneo, eso no significa que sea automático.
Debe nutrirse. Este es el propósito de un ministerio de capacitación de
pastores y maestros (Ef 4.11–15). Los pastores deberían percibir su llamado
primario como la capacitación de los santos para que estos desempeñen el
trabajo del ministerio. El punto más alto de su ministerio debe ser hablar la
verdad en amor (Ef 4.15), y la verdad más grande del amor de Cristo
obligarnos a hablar el maravilloso mensaje de la reconciliación con Dios por
medio de Cristo (2 Co 5.14–21).

Imagine las emocionantes relaciones que surgirían si los miembros de la


iglesia tomaran la actitud de Pablo para con los demás:

«Por tanto, conociendo el temor del Señor persuadimos a los hombres…


Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros.
Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que
uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; y por todos murió, para
que los viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos.

»De manera que nosotros de ahora en adelante ya no conocemos a nadie


según la carne… Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo por medio de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación; a saber,
que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando
en cuenta a los hombres sus trasgresiones, y nos ha encomendado a
nosotros la palabra de la reconciliación. Por tanto, somos embajadores de
Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; en nombre de Cristo os
rogamos: ¡Reconciliaos con Dios! (2Co 5.11–21).

La meta de los líderes debería ser observar a los miembros viendo a sus
vecinos ya no desde una perspectiva carnal sino como habitantes de la
eternidad en una desesperada necesidad de reconciliarse con Dios. Todos los
cristianos son embajadores de Cristo: ellos viven en este mundo
exclusivamente para representarlo a él, para interesarse siempre por los
demás para que estos sean nuevos en Cristo.

Un rasgo de un ministerio eficaz es el grado por el cual los miembros alcanzan


a sus vecinos por vivir un estilo de vida evangelizador. Solamente cuando los
pastores vean que este estilo está presente en las vidas de las personas
podrán saber que su ministerio lleva fruto.

Los ingredientes para una capacitación eficaz

¿Qué pueden hacer los líderes para ayudar a sus miembros a experimentar
un estilo de vida evangelizador?

Los líderes deben ser modelos

Los líderes que desean que sus hermanos(as) experimenten un estilo de vida
evangelizador deben ellos mismos ser evangelistas a tiempo completo.

Jesús dijo que ningún discípulo está por encima de su maestro (Mt 10.24). No
podemos esperar que las personas de nuestra iglesia se levanten más allá del
ejemplo de sus líderes. Por esa razón, es fundamental que los líderes cultiven
y demuestren un estilo de vida evangelizador frente a su gente.

Este requisito podría pedir un cambio en muchos líderes. ¿Cuántos líderes


tienen suficiente contacto con personas que no son creyentes para testificar
consistente y frecuentemente? Tendemos a aislarnos cada vez más de los no
creyentes a medida que progresamos en nuestros ministerios. Pero no
debería ser así.

En tanto que deberíamos desasociarnos de los «creyentes» obviamente


hipócritas no sea que la causa de Cristo sea blasfemada (Mt 18.15–17; 1 Co
5.9–11), Pablo nos advierte de no perder contacto con los no creyentes, sin
importar sus estilos de vida.

Jesús continuamente compartía con bebedores, glotones, prostitutas, los


impíos —justamente la gente que los líderes cristianos evitarían hoy en día. Él
y sus discípulos compartieron el evangelio con aquellos que más lo
necesitaban. Cuando los fariseos le preguntaron a los discípulos «¿Por qué
come vuestro Maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores? —
Jesús respondió— los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino
los que están enfermos. Mas id, y aprended lo que significa: "Misericordia
quiero y no sacrificio"; porque no he venido a llamar a justos sino a
pecadores» (Mt 9.11–13).

Me he dado cuenta de que es muy útil tener contacto con varios tipos de
líderes comunales con el fin de aprender más acerca de nuestra área y para
desarrollar nuevas amistades a las que podríamos evangelizar. Tomar la
iniciativa con los vecinos de uno también puede ser útil.

Generalmente, tan solo estar alerta sobre las personas que están a su
alrededor puede generar oportunidades inesperadas para testificar. Las
personas creyentes pueden compartir a Cristo en restaurantes, en aviones, en
estaciones de trenes, y en las calles de la ciudad tan solo al escuchar el aviso
del Señor en cada circunstancia. Las personas de su iglesia necesitan ver
este tipo de ejemplos en sus líderes.

Utilice medios eficaces

Los líderes necesitan establecer un vehículo para motivar y capacitar a las


personas para que testifiquen al mundo. El programa debería resaltar dos
componentes importantes: contenido y estructura.

Contenido: Para convertirse en testigos eficaces, los creyentes necesitan


aprender dos tipos de contenido: el evangelio en sí, y el estilo de vida
evangelizador.

Los miembros necesitan entender el evangelio de tal forma que lo puedan


comprender y comunicar fácilmente. La mayoría de los creyentes ya
entienden los principios básicos del evangelio, pero cuando intentan
comunicar el contenido de su fe, a menudo se atascan ya sea en confusiones
teológicas o en compartir experiencias personales con las que los demás se
puedan identificar. Pierden de vista los hechos objetivos del evangelio. Los
líderes necesitan corregir esto con una enseñanza eficaz.

Dicha instrucción funciona mejor cuando se da progresivamente, y cuando se


provee primero una visión general de todo el evangelio en un formato de
bosquejo, luego se regresa a él en las distintas sesiones para así completar
los detalles. En el proceso de manejar los detalles, hombres y mujeres pueden
aprender a compartir su información recién adquirida en una forma personal y
conversacional.

En nuestra propia iglesia, la capacitación se ofrece con varios métodos de


evangelización, entre ellos Explosión evangelizadora, Las cuatro leyes
espirituales, y una forma de la ilustración Bridge desarrollada para grupos
juveniles. Cada una de ellos son herramientas eficaces para comunicar el
evangelio.

El segundo tipo de contenido es ayudar a la gente a cultivar la evangelización


como forma de vida. Las personas necesitan directrices para entender cómo
hacer nuevos contactos, para establecer nuevas amistades, y para comunicar
el evangelio eficaz e inofensivamente.

Los líderes pueden dar estas directrices al enseñar el contenido del evangelio
y al usar las discusiones prácticas, mini dramas, y sesiones de preguntas y
respuestas para personalizar el material. Pueden crear y fomentar los
contextos en los cuales se puede conocer gente y desarrollar amistades.
Estas pueden incluir comunidades de vecinos, clases de escuela dominical, el
recibimiento de las visitas, consejería después de presentar un sermón
evangelizador, incluso ayudar a los miembros a sentirse cómodos al
entrenarlos en sus hogares.

Estructura: Junto a un contenido apropiado debe haber una estructura eficaz


para capacitar a las personas a un estilo de vida evangelizador. No funcionará
si simplemente se pasa el contenido y no les ayudamos a aplicar lo que han
aprendido.

Si conocer los hechos fuera el único requisito para que el pueblo de Dios se
convierta en evangelistas, podríamos darle a cada miembro un libro que
explicara el evangelio y eso sería todo. Pero las personas necesitan más que
eso.

Robert Coleman, D. James Kennedy, y otros han observado varios pasos que
Jesús tomó para ayudar a sus discípulos a traducir lo que él les enseñó para
ponerlo en práctica:

Primero, Jesús pasaba mucho tiempo con ellos, respondía a sus preguntas y
les enseñaba. Esto significa que una capacitación eficaz requiere bastante
tiempo para enseñar e interactuar con los demás.

Testificar eficazmente requiere conocer mucho acerca del evangelio. La


mayoría de los adultos puede aprender eficazmente en un ambiente de clase,
particularmente cuando se combina las exposiciones con la lectura y
memorización de las Escrituras y otros materiales pertinentes. En dicho
ambiente, también se puede proveer la rendición de cuentas y animar a los
demás, especialmente si los nuevos discípulos se juntan con personas con
más experiencia.

Segundo, Jesús llevaba consigo a sus discípulos cuando ministraba. Las


personas necesitan ver a los demás demostrando las destrezas que están
aprendiendo. Cuando ven a los demás testificar eficazmente, se convencerán
de que ellos también pueden hacerlo. En los equipos de capacitación, los
nuevos discípulos observan e imitan a sus maestros de confianza, de esta
forma, dichas oportunidades se pueden dar. Los maestros pueden proveer
útiles retroalimentaciones, y guías, así como el ánimo que el discípulo
requiere a medida que empieza a testificar.

Tercero, Jesús puso a sus discípulos a trabajar. Aprendieron la tarea. Un buen


programa de capacitación sobre evangelización debe colocar a los discípulos
en posiciones para que los testimonios reales formen parte del proceso de
aprendizaje. En ese contexto pueden observar un testimonio competente en
acción y gradualmente compartir el evangelio a medida que aprenden y ganan
confianza. Si no se pone la capacitación en práctica, el esfuerzo es en vano.

Cuarto, Jesús fue paciente: Enseñó a los discípulos las mismas lecciones
repetidamente. Fundamentaba una lección en otra. Él los levantaba cuando
caigan. Los ayudaba a aprender de sus errores y los animaba cuando
fracasaban. Los programas de capacitación de evangelización funcionan
mejor cuando ellos siguen Su modelo.

Interactúe con las personas que no son creyentes

Un tercer ingrediente fundamental para movilizar a la iglesia local a un estilo


de vida evangelizador es ayudar a los creyentes a interactuar con los que no
han sido alcanzados en sus comunidades.

Los líderes deberían orar frecuentemente para encontrar nuevas formas para
que sus iglesias interactúen con la comunidad. Días de campo, películas,
conciertos, campañas para donar sangre, de registro o de limpieza, domingos
de visitas —existen muchas formas para poner a la iglesia local en contacto
con la comunidad.

Nuestra iglesia también ha encontrado una variedad de formas para que los
niños tengan contacto con sus padres. Los almuerzos especiales, desayunos,
y reuniones para personas profesionales y de negocios también han sido una
fuente de nuevos contactos para evangelizar.

Los líderes también necesitan animar a los miembros a descubrir nuevas


formas para alcanzar a los vecinos, socios de negocios, y conocidos con el
evangelio o, en último caso, invitarlos a la iglesia. Almuerzos de negocios,
tardes de café, días de campo en los vecindarios y «días de juego» pueden
ser también eficaces.

Sin un flujo estable de nuevos contactos la iglesia se estanca en la


evangelización. Pero con un esfuerzo conciente en mantenerse alcanzando a
los demás hará que la iglesia continúe con un ambiente evangelizador en la
comunidad.

¡Persevere!

El último ingrediente para una exitosa capacitación evangelizadora es la


perseverancia. Los líderes necesitan examinar más allá. Deben estar
dispuestos a continuar capacitando, alcanzando, declarando las buenas
nuevas del amor de Dios, incluso en la presencia de resultados
insatisfactorios. El apóstol Pablo nos dice que debemos persistir en dichas
buenas obras, creyendo que cosecharemos, si no renunciamos (Gá 6.9).

La evangelización eficaz por parte de la iglesia no se puede alcanzar por


medio de una campaña anual o un «bombardeo intenso» de un fin de
semana. Solamente si los líderes persisten en capacitar a los santos y los
santos persisten en compartir su fe, el fruto aparecerá.

Estos cuatro componentes, si se alcanzan fielmente alcanzados y se ora


cuidadosamente, pueden ayudar a producir un fructífero programa de
evangelización en la iglesia local. El Señor está listo para bendecir nuestros
esfuerzos si creemos en él para desarrollar un estilo de vida evangelizador.

T.M. Moore es el pastor de los ministerios de enseñanza de la iglesia Cedar


Springs Presbyterian Church en Knoxville, Tennessee. También escribe una
columna semanal en el sitio web Breakpoint.com. Además, es autor de varios
ensayos, artículos, poemas y libros.

Copyright 2005 por T.M. Moore. Usado con permiso. Todos los derechos
reservados. Traducido y adaptado por DesarrolloCristiano.com

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