Está en la página 1de 84

Página |1

Capítulo XIV

TERAPIA SISTEMICA
Más que un modelo terapéutico: un modelo de las ciencias modernas

Por Marcelo R. Ceberio

El túnel del tiempo: los antecedentes


En principio cabe aclarar y establecer una distinción pertinente en la asociación
entre Terapia familiar y Terapia sistémica. La terapia familiar es una forma de psicoterapia
que centra su abordaje en familias. En esta área de trabajo terapéutico pueden aplicarse
diferentes modelos por ejemplo, el Cognitivismo, el Psicoanálisis, la Gestalt, el modelo
Sistémico, entre otros. Esta definición resulta una oportunidad para aclarar la homologación
de la terapia sistémica con la terapia familiar.
Históricamente la terapia sistémica ha sido hermanada con la terapia de familia. La
razón se encuentra en las primeras investigaciones con familias con un miembro
esquizofrénico, que llevó a cabo el grupo pionero de G. Bateson, W. Fry, J. Haley y J.
Weakland con la colaboración de D. Jackson, de cuya unión resultó la Teoría del doble
vínculo (1962). Fue lo que dio en llamarse una de las herejías del grupo, puesto que por
primera vez se incluyó a más de un miembro en el espacio de una sesión, aunque era a fines
investigativos. Por tal razón, históricamente la terapia sistémica fue denominada “terapia
familiar”, rótulo que llevó a reducirla a esta forma de abordaje, cuando el modelo sistémico
es un modelo epistemológico, un modelo de la ciencia, y como tal, aplicable a terapia
individual, de pareja, grupal y de organizaciones, es decir, excede las fronteras de la terapia
familiar.
Pero sí es factible afirmar que el modelo más efectivo en el trabajo con familias es
el modelo sistémico. Un modelo que se centra en los problemas humanos y que interpreta a
la familia como un todo relacional y propone vías de solución operativizables en la acción.
En síntesis, en lo que respecta a la terapia familiar específicamente, podríamos
definirla como la terapia que actúa sobre la familia como conjunto en vez de hacerlo
solamente sobre el individuo. También puede ser considerada terapia familiar al proceso
Página |2

individual en el cual se invitan a los familiares del paciente a las sesiones. Claro está que es
un proceso terapéutico individual en el cual se insertan sesiones familiares. Mientras que la
terapia sistémica, como señalamos, excede las fronteras de una terapia de familia.
Por lo tanto, son orígenes compartidos, los de la terapia de familia y la terapia
sistémica. Los primeros esbozos de la Terapia sistémica nace hacia fines de los ´50,
principios de los ´60, como consecuencia de la interacción de dos grupos liderados por
figuras de la talla de Gregory Bateson y Donald D. Jackson que, impregnados por las ideas
de nuevas teorías de información y comunicación, conformaron un modelo de estudio en
las relaciones humanas. Los avales teóricos en donde se apoyaron para desarrollar lo que a
posteriori se llamó la pragmática de la comunicación, fueron la Cibernética de la mano de
Norman Wiener (1954) y la Teoría General de los Sistemas de Von Bertalanffy (1968),
teorías que tomaron propulsión en esa época. Son los conceptos dependientes de estos
modelos de pensamiento, los que son trasladados al plano de los vínculos humanos,
generando una nueva vertiente epistemológica.
La post guerra abría campos de estudio y la necesidad de tratamientos de urgencia
en situaciones traumáticas. Diferentes tipos de conflictos personales, familiares, sociales,
patologías y diversas clases de problemas, fueron heredados del caos que había implicado
la 2da. guerra mundial. Estas secuelas, llevaron a que se conformaran trabajos terapéuticos
de acción rápida y eficaz.
El movimiento de la Terapia Familiar surge cuando comienzan a ser observadas
familias en vivo, en su lugar de interacción familiar, en su seno, y no –como la tradición
terapéutica lo indicaba- en el consultorio. Diversas investigaciones fueron realizadas con
familias humanas, paralelas al trabajo de campo que se venía desarrollando con familias
animales, obteniendo resultados que fueron corroborándose y desconfirmándose como todo
trabajo de corte científico.
A pesar que tenía una función investigativa y no de tratamiento, el trabajo de incluir
a miembros de una familia en una misma consulta (lo que sería la base constitutiva de la
futura terapia familiar) era una transgresión al pensamiento psicoanalítico clásico, que sólo
admitía al sujeto individual en la labor terapéutica, considerándose una contaminación el
hecho de involucrar a otras personas en el espacio de la terapia.
Página |3

Por aquellos años y paralelamente, algunos investigadores trabajan en el campo de


la psicoterapia, desarrollando las bases de la terapia familiar. Por ejemplo, Carl Whitaker en
Atlanta, Salvador Minuchin y E. H. Awerswald en Nueva York, Murray Bowen en Topeka
y Nathan Ackerman en Nueva York, T. Lidz y S. Fleck en Yale, G. Bateson, D. Jackson, J.
Haley, P. Watzlawick, J. Weakland y Virginia Satir en Palo Alto, la gesta de la teoría del
apego de J. Bowlby, entre otros. Todos estos profesionales que trabajaban con familias,
tomaron a los grupos familiares no como una suma de componentes individuales (método
sumativo, analítico y lineal), sino como un sistema (holístico y ecológico) con sus
propiedades y atributos.
De esta manera, se revolucionó el campo de la salud mental. Pero más aún, se
comenzó a gestar una nueva epistemología, una nueva manera de entender y resolver
problemas, una nueva forma de conocimiento. Este cambio involucra a la concepción del
síntoma, entre otros conceptos. El análisis del síntoma no se entiende desde preguntarse el
por qué o su origen en sus historicidad o su diacronía (representado por la lectura lineal)
sino para cuestionar el para qué, el objetivo, cuál es su función en el sistema. Puesto que el
síntoma puede sostener el equilibrio de todo sistema. Equilibrio estático, pero equilibrio al
fin.
Además, se redefinió la creencia de que por medio del insight y del método
explicativo, se produce el cambio. El trabajo terapéutico se centró en el problema, como así
también, los tiempos de los procesos terapéuticos en comparación con los psicoanalíticos,
se redujeron indefectiblemente. Estos son solo algunos de los aspectos en que varió la
teoría y su praxis de la gesta de un modelo sistémico que debió hacerse lugar en un
universo terapéutico de neto perfil psicoanalítico.

La importancia de las conferencias Macys


Alrededor de los años ´40, en Estados Unidos se desarrollan una serie de
conferencias interdisciplinarias, que aunaban profesionales de diversas áreas del
conocimiento ávidos de buscar isomorfismos, es decir, patrones de forma similares en los
diferentes campos de acción. Estas reuniones científicas eran patrocinadas por las tiendas
Macy´s, y en ellas entre los que participaban se encontraban los antropólogos G. Bateson,
Página |4

M. Mead, el neurofisiólogo Warren Mc Culock, el cibernetista Heinz Von Forster, William


Pitts, Lawrence Cobi y los ingenieros Norbert Wiener y Norman Bigelow.
En 1942 Gregory Bateson y Margared Mead participaron en la primera de estas
conferencias y fue una de las primeras en la que trataron sobre el tema Inhibición Cerebral,
un eufemismo para hablar de hipnosis, disertación a la que fue invitado Milton Erickson,
quien como contribución hipnotizó a un psiquiatra de Yale. En 1946 tuvo lugar la 2º de las
conferencias con los mismos miembros de la anterior y se prolongaron, con una frecuencia
de dos veces al año hasta 1949. Participaron diferentes tipos de profesionales como
ingenieros, físicos, matemáticos, fisiológos, psicólogos, neurólogos, psiquiatras,
antropólogos y sociólogos; y todos ellos convenían en que debían intentar un lenguaje
común a pesar de las diferencias que imponía cada disciplina. La conferencia de 1947 versó
sobre Mecanismos Teleológicos y las dos que siguieron en 1948 directamente sobre
Cibernética y se trabajó principalmente sobre toda la estructura del lenguaje.
Eran los prolegómenos de la segunda guerra mundial, cuando a Wiener se le
encomienda rectificar el error de tiro de la batería antiaérea americana. Lo que Wiener
muestra en una de estas conferencias es el mecanismo básico del feed-back, es decir, el
error de tiro hacia un avión blanco genera un desvío (error) y produce un ángulo entre la
dirección esperable y la dirección errada que toma el proyectil. El ingeniero muestra cómo
ingresa información nueva en el circuito (la cantidad de grados necesarios para rectificar el
error), que de ser correcta retroalimentará el circuito puesto que se produce una
comunicación de retorno reduciendo el ángulo hasta ajustar la dirección hacia el objetivo.
Esta comunicación de retorno no es más ni menos que el feed-back.
Inmediatamente se produjeron asociaciones de este mecanismo en Medicina, en las
ciencias sociales como la Antropología, Sociología, Psicología, etc. Por ejemplo, la
experiencia humana, como proceso de aprendizaje, utiliza el mismo mecanismo. Cuando
una acción para obtener un objetivo es equivocada (genera un ángulo de desvío)
ingresamos información nueva, ya sea porque apelamos a nuestros propios recursos, ya sea
porque hemos pedido ayuda y nos han proporcionado los datos que rectificarán el error.
En esta misma línea, el método de ensayo y error, desarrollado por Piaget (1936) es
un circuito cibernético, los problemas humanos también constituyen circuitos cibernéticos.
Página |5

En síntesis, son múltiples los ejemplos que se podrían dar al respecto que llevan en su
estructura un modelo cibernético.
Fue como en ese mismo año que Norman Wiener publicó su obra Cibernética,
término que fue utilizado para referirse a los puntos en común de todas esas disciplinas
científicas. En 1949 se desarrollaron 3 conferencias con el mismo nombre y se incorporó
una figura que cobraría gran relevancia en el plano cibernético-constructivista: Heinz Von
Foerster.
Sin duda que la figura más icónica del modelo sistémico aplicado a las ciencias
sociales y que más se relacionó con la terapia familiar en este grupo fue Gregory Bateson.
Fue antropólogo cultural. En estas conferencias tomó ideas de la neurocomputación, lógica
formal, matemática y las aplicó al estudio de la comunicación. Procuró explicar un
esquema para describir y explicar los sistemas sociales como algo más que la suma de
partes. Su propósito fue investigar mecanismos de retroalimentación circular y sistemas
causales circulares en los sistemas biológicos y sociales.
Para esta época G. Bateson daba cursos en la Universidad de Harvard y en 1948
comenzó a trabajar con un psiquiatra suizo Jugen Ruesch en San Francisco, cooperando en
un estudio sobre la Comunicación en Psicoterapia. Fue el primer contacto de Bateson con la
psiquiatría. Trataba principalmente de encontrar los fundamentos teóricos de un enfoque
sistémico de la comunicación. El resultado de la investigación se plasmó en un libro pilar
en las ciencias de la comunicación -Comunicación: Matriz Social de la Psiquiatría-
publicado en 1951.
En 1952, Bateson recibió una beca de la Rockefeller Foundation para estudiar
comunicación en general, en particular las paradojas y su relación con los distintos niveles
de abstracción de comunicación y clasificación. Lo que a posteriori se llamó el Grupo
Bateson, estuvo conformado por las figuras de la talla de John Weakland, Jay Haley y
William Fry (que dejó el proyecto al año siguiente por su servicio militar) quienes
comenzaron a trabajar en el Hospital de la Administración de Veteranos de Menlo Park.
Fue este grupo quien en sus primeras investigaciones exploró las paradojas de la
comunicación en diversas situaciones, incluyendo la conducta animal, películas de ficción,
humor, hipnosis y psicoterapia. Encontró que el pensamiento sistémico daba herramientas
para explicar los comportamientos, sin dirigirse al mundo interno de las personas. Es decir,
Página |6

entiende la mente como una caja negra, metáfora que alude al aparato de los aviones que
graba la información de cada vuelo. En esa caja negra solamente se conocen los outputs e
inputs de información. Solamente la entrada y salida de información y de la caja negra
solamente pueden construirse hipótesis. Más allá que la explicitación de estas hipótesis no
nos aseguran una modificación de conductas, por lo tanto el insight deja de ser una conditio
sine qua non para el cambio.
Este grupo, trabajando en el hospital de veteranos de Menlo Park (California),
prestó atención a pacientes psiquiátricos y sus familiares y desarrolló la teoría del doble
vínculo de la esquizofrenia (1960). Allí, se redefinió la esquizofrenia como una forma de
comunicación familiar. Bateson contó con la colaboración de uno de los psiquiatras más
relevantes de la época: Donald Jackson. Sus aportes fueron de mucha importancia puesto
que necesitaban el punto de vista de la psiquiatría dado que intentaban explicar la etiología
de la esquizofrenia.
Fue Jackson el fundador de lo que fue el principal instituto de investigación en
psicoterapia en la década del ´60 y ´70: el M.R.I. (Mental Research Institute). El MRI fue
fundado en 1959, como una rama de la Fundación de Investigación Médica de Palo Alto,
California. La ciudad de Palo Alto, es la ciudad representativa del llamado Silicon Valley,
dado que los principales desarrollos cibernéticos se hallan allí. Empresas como Face book,
Skipe, Google (en la localidad vecina de Montain view), entre otras, conviven al lado de la
prestigiosa Universidad de Stanford y el MRI.
El grupo piloto fue conformado por el mencionado Jackson, Jules Riskin, Virginia
Satir, al que a posteriori en el año 1961se unió Paul Watzlawick, Richard Fisch y Arthur
Bodin. Ambos grupos liderados por Bateson y Jackson intercambiaban información y
cooperaban permanentemente pero nunca se fusionaron. Era difícil pensar dos líderes
intelectuales de la talla de Jackson y Bateson, uno subordinarse al otro.
Más tarde, venció el plazo de la beca que avala al grupo Bateson, quien viajó fuera
del país para realizar otras investigaciones, y es en aquel momento que Jay Haley y John
Weakland se unen al grupo del M.R.I. Alrededor de 1966 Weakland, Watzlawick y Fisch –
y a pesar de sus orígenes analíticos- trataron de ver qué posibilidad existía de acortar los
tratamientos y de que el terapeuta fuese lo más operativo en lo pragmático y pudiese
encontrar respuestas y soluciones a corto plazo a los problemas humanos, contrariamente a
Página |7

la longevidad de los tratamiento psicoanalíticos. Es así, que en enero de 1967 se creó el


Centro de Terapias Breves del Mental Research Institute. Su particular enfoque, se
caracteriza por centralizar y determinar cuál es el problema para trazar una estrategia de
resolución. El énfasis está colocado en prestar atención tanto a la estabilidad como al
cambio cuando se conceptualiza el problema que presenta el cliente, a la importancia del
lenguaje y del sistema de creencias del terapeuta en su influencia sobre que va a ocurrir en
terapia. Es un modelo de resolución rápida de problemas, por lo tanto posee un número
limitado de sesiones y su apoyatura teórica se establece con la Teoría General de los
Sistemas, la Cibernética, la Pragmática de la comunicación. Como enfoque estratégico en
las intervenciones se sostiene con el Constructivismo y la Hipnoterapia de Milton Erickson.

Cibernética y Teoría General de los Sistemas


En general, la mayoría de las grandes teorizaciones, investigaciones, modelos
psiquiátricos y psicológicos están impregnados por la primera ley de termodinámica. Ley
que pone énfasis en los fenómenos de conservación y transformación de la energía. Ley que
halla su basamento en una causalidad –como lo señalábamos anteriormente- de corte lineal,
cuyo método utilizado es el explicativo –el por qué- y se recurre necesariamente al pasado,
en la necesidad de encontrar el motivo de lo que sucede en el presente.
A partir de los años ´50, una nueva epistemología se fundamenta en el concepto de
información basado en la 2º ley de la termodinámica. Sus bases, surgen de la Cibernética:
se habla sobre orden y desorden, entropía negativa y positiva y causalidad circular, por lo
tanto, de naturaleza retroactiva, y la información constituye el nódulo central que se orienta
a procesos de comunicación más amplios y más complejos como los sistemas humanos. La
Cibernética (Wiener 1954), tuvo como objetivo de estudio los procesos de comunicación y
control en los sistemas naturales y artificiales. Es definida por el autor como la ciencia de
la comunicación y el control en el hombre y la máquina.
En la historia ya hemos descripto claramente el nacimiento de la teoría cibernética
en manos de N. Wiener. Cabe agregar que tanto la Teoría Cibernética como la Teoría
General de Sistemas son ciencias hermanas. O sea, poseen las mismas bases
epistemológicas circulares y se complementan en sus conceptualizaciones. En las
investigaciones y desarrollos terapéuticos, la Cibernética pasa por dos momentos que
Página |8

fueron llamados Cibernética de 1º y 2º orden, demarcando dos niveles de recursividad. La


primera se refiere a los sistemas observados, donde encuentra un observador no
involucrado en el campo de lo observado. O sea, se aplica una epistemología cibernética a
la observación de un sistema, pero el observador no la aplica a sí misma. Mientras que en la
segunda, se pasa de los sistemas observados a los sistemas observantes (2º nivel de
recursividad) y se completa y complejiza la hipótesis. Un antropólogo podrá describir un
ritual de una tribu determinada, por ejemplo, los Zulúes, pero la premisa no es completa
sino se involucra en él en el campo de lo observado: cómo ritualizan los Zulúes mientras
que son observados por un antropólogo.
De la misma manera sucede en la psicoterapia. Desde una óptica sistémica, las
descripciones que realiza un terapeuta acerca de la familia siempre deben incluirlo. En este
sentido, la Cibernética de 2º orden resulta un elogio a la subjetividad, puesto que la
hipótesis que elabora el profesional, siempre pasará por el tamiz no solo de su modelo
terapéutico, sino de su sistema de creencia y escala de valores, esquemas, reglas, etc., de su
estructura cognitiva.

En cuanto a la Teoría General de los Sistemas, fue creada en la década del 40 por Ludwig
Von Bertalanffy y constituyó un modelo práctico para conceptualizar los fenómenos que la
reducción mecanicista de la ciencia clásica no podía explicar. Hubo un cambio de
concepción de la causalidad. Freud, basado en la epistemología de su época,
conceptualizaba su teoría bajo la causalidad mecánica (lo más moderno era la electricidad y
el vapor) y lo importante era la transmisión de Energía. Bertalanffy reconoce que la teoría
de sistemas comprende un conjunto de enfoques que difieren en estilo y propósito, entre las
cuales se encuentra la teoría de conjuntos (Mesarovic) , teoría de las redes (Rapoport),
cibernética (Wiener), teoría de la información (Shannon y Weaver), teoría de los autómatas
(Turing), teoría de los juegos (von Neumann), entre otras. Por eso, la práctica del análisis
aplicado de sistemas tiene que aplicar diversos modelos, de acuerdo con la naturaleza del
caso y con criterios operacionales, aun cuando algunos conceptos, modelos y principios de
la Teoría General de sistemas como el orden jerárquico, la diferenciación progresiva, la
retroalimentación, etc., son aplicables a grandes rasgos a sistemas materiales, psicológicos
y socioculturales.
Página |9

Se produce ahora un viraje conceptual hacia la informática y la Cibernética. Se pasa


de lo intrapsíquico –pilar del Psicoanálisis– a lo interaccional sistémico. Del pensamiento
lineal causa-efecto, al circular en donde se busca que efecto causa el efecto por sobre la
causa que lo origina. De lo individual a lo social (con el auge de la Sociología). En síntesis,
se pasa a tener en cuenta la mutua influencia entre las personas, y el conjunto de reglas que
hacen al sistema en el cual interactúan.
Según Bertalanffy (1968) es posible entender una filosofía de sistemas, puesto que
teoría no debe entenderse en su sentido matemático, por lo tanto limitado, sino que la
palabra teoría está más cercana en su definición a la idea de paradigma de Kuhn. El
distingue en la filosofía de sistemas una ontología de sistemas, una epistemología de
sistemas y una filosofía de valores de sistemas. Estas son algunas de las razones por las que
la T.G.S. es una epistemología de epistemologías o paradigma de paradigmas, es decir, se
encuentra a un nivel meta.
Bertalanffy entiende la ciencia como un subsistema del sistema conceptual,
definiéndola como un sistema abstraído, es decir, un sistema conceptual correspondiente a
la realidad. Es mediante la ontología que logramos distinguir un sistema real de un sistema
conceptual. Los sistemas reales son, por ejemplo, universo, galaxias, animales, átomos,
células, etc. Los sistemas conceptuales son la música, la lógica, las matemáticas y, en
general, toda construcción simbólica. El autor señala que la distinción entre sistema real y
conceptual está sujeta a debate, por lo que no debe considerarse en forma rígida.
La epistemología de sistemas se refiere a la distancia de la Teoría general de
sistemas con respecto al positivismo o empirismo lógico. Por otro lado, la TGS no
comparte la causalidad lineal o unidireccional, la tesis que la percepción es una reflexión de
cosas reales o el conocimiento una aproximación a la verdad o la realidad. Bertalanffy
(1968) señala [La realidad] es una interacción entre conocedor y conocido, dependiente de
múltiples factores de naturaleza biológica, psicológica, cultural, lingüística, etc. La propia
física nos enseña que no hay entidades últimas tales como corpúsculos u ondas, que existan
independientemente del observador. Esto conduce a una filosofía ‘perspectivista’ para la
cual la física, sin dejar de reconocerle logros en su campo y en otros, no representa el
monopolio del conocimiento. Frente al reduccionismo y las teorías que declaran que la
realidad no es ‘nada sino’ (un montón de partículas físicas, genes, reflejos, pulsiones o lo
P á g i n a | 10

que sea), vemos la ciencia como una de las ‘perspectivas’ que el hombre, con su dotación y
servidumbre biológica, cultural y lingüística, ha creado para vérselas con el universo al
cual está ‘arrojado’ o, más bien, al que está adaptado merced a la evolución y la historia.
La Teoría General de los Sistemas tiene una matriz de tipo biológico. von
Bertalanffy define un sistema como un conjunto de elementos que interactúan entre sí con
sus propiedades y atributos. Todo sistema es un conjunto de objetos y relaciones entre los
objetos y sus atributos. Los objetos forman parte del sistema, pero los atributos son las
propiedades de los objetos, y las relaciones mantienen unido al sistema. Cada integrante de
un sistema es portavoz por oposición franca o tácita de su sistema de origen: su familia será
esa matriz que le ha producido esas propiedades personales. A partir de tales propiedades,
el sistema al que se ingresa atribuirá determinadas funciones. Por lo tanto, las propiedades
de cada uno de sus miembros se traducen en atributos para el nuevo sistema.
Esos atributos pueden denominarse Funciones. Las funciones pueden ser implícitas o
explícitas. Las implícitas son las que espontáneamente se van gestando en las diversas
interacciones del sistema, y se elaboran a partir de las propiedades de cada integrante. Las
funciones le otorgan equilibrio y complementariedad al sistema. Hay alguien que es el
protector, el solidario, el confrontativo, el conciliador, el chivo expiatorio, etc.
En cambio las funciones oficiales son los que tradicionalmente se llaman Roles, y son
determinados a priori por la organización. Hay un jefe, un empleado, un gerente, un padre,
una madre, un hermano, un hijo. Pero funciones implícitas y roles no siempre coinciden.
Un padre no siempre ejerce la función de padre, un jefe no siempre es el líder. Por otra
parte, las funciones implícitas son mediatas, por lo tanto se desarrollan en el tiempo y en el
devenir de las interacciones; mientras que los roles son inmediatos y sirven para la
organización ad hoc del sistema.
De la misma manera que las funciones, las reglas de un sistema también son oficiales
inmediatas y tácitas mediatas. Las reglas oficiales son las que impone la organización a
cada uno de los integrantes de manera inmediata, ya desde su ingreso al sistema. Como
reglas oficiales deberán acatarse y su cumplimiento dependerá de algunos factores como la
flexibilidad o rigidez del sistema, que punirá en mayor o menor medida su acatamiento, o la
capacidad de rebeldía o sometimiento de sus miembros. Mientras que las reglas tácitas son
desenvueltas a los largo del tiempo en función de las diferentes interacciones del sistema,
P á g i n a | 11

de allí su mediatez. No siempre las reglas oficiales y tácitas convergen. Hay sistemas muy
estrictos e integrantes muy laxos, o inversamente, integrantes muy rígidos lindando en los
superyoico, y sistemas flexibles. Por ejemplo, hay sistemas escolares más horizontales y
flexibles y poseen alumnos que se exigen más que lo que demanda ese sistema de estudios.
También se habla de sistemas abiertos y cerrados, depende del grado de intercambio que
los sistemas desenvuelven con otros sistemas y con su suprasistema o al contexto o
ambiente al que pertenece. Cabe aclarar que en los sistemas humanos, son más o menos
abiertos, no existen sistemas cerrados puesto que un sistema humano que no intercambia
con otros sistemas no puede sobrevivir.
Carlos Sluzki (1987), señala que si tomamos como parámetro su valor como referente
conceptual del campo de la terapia familiar en los últimos diez años, el fiel de la balanza se
inclina a favor de la Cibernética a partir de nuevos desarrollos epistemológicos. Según
Sluzki, la historia de estos desarrollos van de la mano de autores como G. Bateson, W. Mc
Culloch, H. Maturana, F. Varela, H. Von Foerster y E. Von Glasersfeld que fundamentan lo
que se podría denominar como Nueva Cibernética, que le provee a la Terapia Sistémica un
lenguaje y un modelo de pensamiento. De esta manera, tanto la Terapia Familiar como las
ciencias del pensamiento en general, coevolucionan con una nueva lingüística, una nueva
física y una nueva antropología. Por lo tanto, la observación del comportamiento de una
persona (de acuerdo a la óptica sistémica o cibernética) no es realizada desde la visión de
un individuo autónomo o aislado, sino como una entidad que interactúa en un entramado de
relaciones. Este sistema, está caracterizado por un contexto poblado por permanentes
intercambios de información que pautan las conductas-respuestas de manera recurrente.
La pregunta es uno de los ejes de exploración más importante en la terapia
sistémica: quién hace qué, a quién, cuándo y en donde, en qué contexto, y la exploración
mediante preguntas circulares que ahondan el pensar, el sentir y el actuar, por ejemplo:
T: Cuando su marido se enoja, Ud. qué siente?.
Ella: Rabia, bronca
T: Y porque piensa que siente esa rabia…
Ella: El me está rechazando
T: Y Ud. que hace cuando se siente rechazada
Ella: Lloro, le grito, lo odio!!!!
P á g i n a | 12

Todos estos cuestionamientos parecen reunir los condimentos exploratorios básicos


para entender y aunar los datos en una hipótesis que permita el seguimiento del tratamiento
terapéutico. Razón por la que el paradigma clásico de estudio de una persona en forma
individual queda relegado, ya que es imposible pensar un análisis de una persona sin tomar
en cuenta el contexto situacional en donde aparece la conducta. Esto no quiere decir que no
se trabaje de forma individual, pero siempre pensando al individuo en su universo
relacional.
Tal vez –como lo hemos mencionado- uno de los conceptos más importantes en esta
epistemología es el de retroacción. O sea, es tan importante como saber que no somos
simples emisores o receptores de información, sino que siempre se produce un feed-back en
relación con el mensaje que se emite o que se recibe. La noción de feed-back es la base que
construye la causalidad circular, base fundante dentro de esta epistemología y que, además,
que produce la diferencia con la primera o tradicional. O sea, la retroacción (como
comunicación de retorno) establece un circuito circular que involucra e influye
permanentemente tanto al emisor como al receptor (y viceversa).
Ya no existe un comienzo o un fin, una vez desencadenado el proceso, solamente se
produce una influencia recíproca y así se comprueba claramente que el todo no es igual a la
suma de las partes. Entonces, para la comprensión de una conducta determinada
considerada problema, es necesaria la observación del contexto situacional en donde se
produce, quienes son los integrantes que colaboran a generar un circuito, qué información
es la que circula, cuándo y fundamentalmente, más allá de la dinámica interactiva, cuáles
son las reglas constitutivas del código que rige el juego desenvuelto.
Esta coreografía observable -por el investigador, por el terapeuta-, lo que la persona
hace (actúa, dice, acciona), es la puerta en el plano del pragmatismo de una forma, un
estilo, de un código que, como portavoz, se reproduce en la acción y tendrá determinados
efectos sobre la persona misma y el resto de integrantes que interaccionan en el sistema.
Toda información de retorno, puede poseer un efecto que logre concretar una estabilidad


El concepto de feed-back es el nódulo central de las ciencias de la comunicación. La “comunicación de retorno” es la
esencia de la interacción; de la misma manera que el primer axioma de la pragmática de la comunicación humana
sentencia “Es imposible no comunicarse”, siempre en la interacción, nuestra conducta pauta y delimita la respuesta de
nuestro interlocutor y esta misma es la que regulará nuestra conducta y así en sucesión recursiva. Por lo tanto el feed-back
aparece en las relaciones humanas como el sol cada mañana.
P á g i n a | 13

pero rígida –homeostasis-, es decir, es una realimentación negativa que dice no al cambio
(con las consecuentes reglas rígidas del sistema). Otra posibilidad es la pérdida de
equilibrio (desarrollo de una crisis) favoreciendo la posibilidad de cambio para una nueva
estabilidad (homeodinamia). O sea que la transformación y la estabilidad son dos procesos
inherentes a la vida de un sistema.
En otras palabras, es posible entender todo cambio como la necesidad de mantener
cierta regularidad y es esta misma estabilidad, la que podrá mantenerse a través del cambio.
A este equilibrio del sistema se le aplica el término homeóstasis, que no es una
denominación muy afortunada ya que revela un equilibrio estático, un estado más bien
estacionario. Brand (1976) definió con el término homeodinamia, al doble juego
cibernético de estabilidad-cambio. Homeodinamia es el equivalente a lo que Maruyama
llamó morfogénesis. Esta propiedad es patrimonio de aquellos sistemas más permeables al
entorno, con flexibilidad en las reglas de su funcionamiento, que le permiten frente a
situaciones de crisis (como introducción de entropía), modificar sus pautas y reacomodarse
a la nueva situación.
Desde un punto de vista sistémico-cibernético, de acuerdo a nuestros desarrollos
teóricos, la crisis es el punto de mayor convergencia de ambas teorías. La crisis es un
estado de máxima tensión en un sistema, un desajuste critico que altera su estabilidad. E
términos cibernéticos es un arco o secuencia parcial de entropía (retroalimentación
positiva). Es un ángulo de desvío del curso correcto de las interacciones de un sistema.
Existen crisis esperadas y crisis inesperadas. Las crisis esperadas son, de acuerdo al
contexto, las crisis que forman parte de la evolución de los sistemas. Por ejemplo,
nacimientos, casamientos, viajes, despidos laborales, muertes, entre otras. En cambio las
inesperadas son producto de eventualidades que escapan fueran del libreto de la normalidad
evolutiva, por ejemplo, accidentes graves, accidente grave de un hijos, muerte de un hijo,
enfermedades incurables o terminales en gente joven, etc.
Las crisis, para el mundo sistémico, constituyen una oportunidad. Ese estado de
tensión es el preludio para un cambio. Puesto que cada vez que se halla un desvío en el
normal trayecto de la recurrencia de un sistema –una crisis- el sistema deberá ingresar la
información nueva necesaria para reducir ese ángulo de desvío. Solucionando el problema


En términos cibernéticos, entropía: retroalimentación positiva.
P á g i n a | 14

que implica la crisis, el sistema aprende, por lo tanto cuando retoma su estatus, no será sus
estatus inicial, será una nueva estabilidad.
Por último, los sistemas poseen una serie de propiedades que los describen:

Totalidad
Un sistema es una totalidad, es decir solo puede entenderse a la luz del todo. Sus
características se comprenden en relación al sistema total. Un sistema no es una colección
aleatoria de elementos, sino una organización interdependiente donde la conducta y la
expresión de cada uno de sus componentes influyen y es influido por los otros.

No sumatividad
La suma de las partes corresponda a paradigmas lineales de análisis. No puede
entenderse analizando un sistema como descomposición de partes, puesto que cada una se
halla en interacción con el resto, razón por la cual “El todo es más que la suma de las
partes”. El análisis de la familia, como todo sistema, no es la suma de los individuos. Hay
patrones interaccionales que trascienden las cualidades de los miembros y que competen al
sistema en un supranivel.

Retroalimentación
Entender a los sistemas bajo la lupa de la Cibernética o de la Teoría General de
sistemas, implica aceptar la recursividad y los mecanismos de retroalimentación, es decir,
influenciabilidad recíproca, estímulos y respuestas entre interlocutores. El Estímulo
produce una Respuesta que a su vez actúa nuevamente sobre el estímulo inicial, el efecto
que tiene su efecto sobre la causa que lo motivó. Son los procesos mediante los cuales un
sistema abierto recoge información sobre los efectos de sus decisiones internas en el medio,
información que actúa sobre las decisiones (acciones) sucesivas.
El término Retroalimentación también es conocido como realimentación,
retroacción, o Feed-Back. Es un mecanismo mediante el cual la información sobre la salida
del sistema se vuelve a él convertida en una de sus entradas, esto se logra a través de un
mecanismo de comunicación de retorno, y tiene como fin alterar de alguna manera el
P á g i n a | 15

comportamiento del sistema. Además puede ser considerada como un retorno de los efectos
de una acción que influye al sistema en el siguiente paso.
Un proceso de retroalimentación posibilita:
 Observar si hay alguna diferencia o desviación el proceso de retroalimentación se
encarga de regular o modificar las entradas para que la salida se acerque al valor
previamente definido.
 Comparar la forma real de funcionamiento del sistema y el parámetro ideal de su
funcionamiento.
 Establecer si la finalidad del sistema es llevada a cabo o no, o como está trabajando
el sistema para lograr su objetivo, pero al mismo tiempo manteniendo la estabilidad.
 Desarrollar formas de adaptación o cambio mediante mecanismos de control.

Se denomina Retroalimentación Positiva cuando la desviación en el feed-back


respecto de un valor normal o esperable, lleva a una desviación más grande, o sea se
amplifica el desvío (entropía). Es una acción amplificadora o estimuladora de la salida
sobre la entrada, que puede inducir inestabilidad al sistema ya que refuerza una
modificación de su desempeño. Indica una cadena cerrada de relaciones causales en donde
la variación de uno de sus componentes se propaga en otros componentes del sistema,
reforzando la variación inicial y propiciando un comportamiento sistémico caracterizado
por un autorreforzamiento de las variaciones (circularidad, morfogénesis). La
retroalimentación positiva está asociada a los fenómenos de crecimiento y diferenciación.
Cuando se mantiene un sistema y se modifican sus metas/fines nos encontramos ante un
caso de retroalimentación positiva. En estos casos se aplica la relación desviación-
amplificación (Mayurama. 1963).
Mientras que la Retroalimentación Negativa es cuando la desviación se corrige por
activación de mecanismos contrarios, restrictivos, por lo tanto se mantiene estable. Es
negentrópica en términos cibernéticos. La retroalimentación negativa prima el control.
Mediante los mecanismos de retroalimentación, los sistemas regulan sus comportamientos
de acuerdo a sus efectos reales y no a programas de outputs fijos. En los sistemas
complejos están combinados ambos tipos de corrientes en una dialéctica de estabilidad y
cambio. Este concepto está asociado a los procesos de autorregulación u homeostáticos.
P á g i n a | 16

Los sistemas con retroalimentación negativa se caracterizan por la mantención de


determinados objetivos. Se constituyen en una acción que a su vez frena, inhibe o
disminuye la señal de entrada y le permite, al sistema llegar al equilibrio y cumplir con sus
objetivos al reducir los efectos de un proceso de retroalimentación positiva exagerado.

Equifinalidad
Significa que un sistema puede alcanzar el mismo estado final Aunque parta de
condiciones iniciales diferentes y mediante múltiples vías. La interacción entre sus partes
permite al sistema actuar creativamente como un todo en el procesamiento de distintas
entradas en formas diferentes para producir salidas apropiadas con el fin de lograr sus
objetivos.
Esto indica, que las organizaciones por medio de los refuerzos interdependientes de
sus miembros, tienen la capacidad de desempeñar muchas actividades distintas para lograr
una amplia gama de objetivos. Lo que viene a plantear la posibilidad de emplear distintas
estrategias con éxito y no tener que elegir necesariamente una variable como la mejor. Esta
cualidad de los sistemas agudiza el problema de la elección estratégica y relativiza el
monopolio de las estrategias exclusivas, entre las cuales la estrategia de calidad de servicio
puede ser una de ellas.

Entropía
La palabra entropía proviene del griego entrope que significa transformación o
vuelta. Es un proceso mediante el cual un sistema tiende a consumirse, desorganizarse y
morir. Es la propiedad de los sistemas abiertos según la cual, al poder recibir estos más
energía que la que consumen, pueden almacenarla y adquirir entropía negativa, logrando
sobrevivir. La entropía es una ley por la que todas las formas de organización tienden hacia
su desorganización o muerte (Se basa en la segunda ley de la termodinámica que plantea
que la perdida de energía en los sistemas aislados los lleva a la degradación, degeneración,
desintegración y desaparición).
Para mantener la entropía negativa y perdurar, un sistema debe mantener un balance
positivo entre la energía generada y la energía que se consume. La búsqueda de entropía
negativa, que consiste en la constante adaptación de la organización a las variaciones del
P á g i n a | 17

entorno, constituirá el argumento de dirección estratégica fundamental para alcanzar el


objetivo básico de empresa: su supervivencia.

Neguentropía
Es la entropía negativa de un sistema vivo que exporta para mantener su entropía
(desorden) baja. Es un concepto introducido por Erwin Schrodinger (1943) que fue un
teórico de la física teórico y uno de los padres de la mecánica cuántica. Los sistemas vivos
son capaces de conservar estados de organización improbables (entropía). Este fenómeno
aparentemente contradictorio se explica porque los sistemas abiertos pueden importar
energía extra para mantener sus estados estables de organización e incluso desarrollar
niveles más altos de improbabilidad. La neguentropía, entonces, se refiere a la energía que
el sistema importa del ambiente para mantener su organización y sobrevivir. Tengamos en
cuenta, además, que todo sistema se encuentra en un contexto o suprasistema con lo cual
las misma reglas del sistema superior regula las fugas de energía (entropía)
Para compensar el proceso de degradación sistémica a lo largo del tiempo, algunos
sistemas abiertos consiguen compensar su entropía natural con aportaciones de subsistemas
con los que se relacionan. Si en un sistema cerrado el proceso entrópico no puede detenerse
por sí solo, en un sistema abierto, la neguentropía sería una resistencia sustentada en
subsistemas vinculados que reequilibran el sistema entrópico.

Sinergia
Es un concepto proveniente del griego syn que significa con y ergos que significa
trabajo. Es la propiedad que supone que el todo (el sistema) es distinto a la suma de las
partes, permitiéndole al sistema transformar la materia en productos útiles. Consiste en una
interinfluencia recíproca. Todo sistema es sinérgico en tanto el examen de sus partes en
forma aislada no puede explicar o predecir su comportamiento futuro. La sinergia es, en
consecuencia, un fenómeno que surge de las interacciones entre las partes o componentes
de un sistema (conglomerado).
Los procesos del sistema no son sumativos y esta propiedad implica que el
funcionamiento interrelacionado de todos los elementos del sistema permite obtener
mejores resultados (sinergia positiva) o peores resultados (sinergia negativa) que los
P á g i n a | 18

alcanzados por los elementos aisladamente. La totalidad es la conservación del todo en la


acción recíproca de las partes componentes (teleología). Para que se dé la sinergia debe
existir en el mismo una organización y configuración tal que se dé una ubicación y relación
particular entre las partes. Las relaciones causales entre cada una de las partes de un sistema
pueden generar una relación causal positiva (+) que indica que un cambio producido en un
elemento genera una influencia en el mismo sentido en los otros elementos con los cuales
está interaccionando. La sinergia negativa (-), muestra que el cambio se produce en sentido
contrario. En resumen, Sinergia es una búsqueda global del todo a través de la máxima
contribución de cada una de las partes.

Ley de la Variedad Requerida


Esta ley establece que cuanto mayor es la variedad de acciones de un sistema
regulado, también es mayor la variedad de perturbaciones posibles que deben ser
controladas. Es decir, la multiplicidad de acciones disponibles que generan diferentes
estados del sistema (no estados rígidos sin en continuo movimiento) en un sistema de
control debe ser, por lo menos, tan grande como la variedad de acciones o estados en el
sistema que se quiere controlar. Al aumentar la variedad, la información necesaria crece.
Todo sistema complejo se sustenta en la riqueza y variedad de la información que lo
describe, pero su regulación requiere asimismo un incremento en términos de similitud con
las variables de dicha complejidad.

Complejidad
La complejidad de un sistema radica en la articulación de factores cuantitativos, o
sea, la cantidad de elementos de un sistema, las potenciales interacciones, el nivel de
conectividad e interrelación entre partes y el número de estados posibles que se producen a
través de éstos (variedad, variabilidad: variedad requerida). La complejidad sistémica está
en directa proporción con su variedad y variabilidad, por lo tanto, es siempre una medida
comparativa.
Una versión compleja (aún más) de la Teoría General de Sistemas se funda en las
nociones de diferencia de complejidad y variedad de acciones, interacciones a desarrollarse
en un circuito. Estos fenómenos han sido trabajados por la cibernética y están asociados a
P á g i n a | 19

los postulados de R. Ashby (1984), en donde se sugiere que el número de estados posibles
que puede alcanzar el ambiente es prácticamente infinito. Un sistema es una trama o red de
relaciones en continuo movimiento, en una dialéctica de términos aparentemente
contradictorios: la estabilidad y el cambio.

Subsistema y recursividad
Se entiende por subsistemas a sistemas de sistemas. Pueden definirse como
conjuntos de elementos y relaciones que responden a estructuras y funciones especializadas
dentro de un sistema mayor. En términos generales, los subsistemas tienen las mismas
propiedades que los sistemas (sinergia) y su delimitación es relativa a la posición del
observador de sistemas y al modelo que tenga de éstos.
Siempre un sistema es un subsistema o suprasistema de otro u otros sistemas. Un
sistema, este compuesto a su vez por una serie de componentes que también son sistemas
de otros sistemas (como las cajas chinas). El grado de ensamblabilidad de los sistemas tanto
diacrónica como sincrónicamente hacen a la complejidad del universo sistémico. Un
sistema se sinergiza con otros sistemas como anillos concéntricos, o de manera parcial,
puesto que intersistémicamente comparten fracciones con otros sistemas.
El concepto de recursividad o recuerrencia representa la jerarquización de todos los
sistemas existentes, es el concepto unificador de la realidad y de los objetos. El concepto de
recursividad se aplica a sistemas dentro de sistemas mayores.

Permeabilidad, adaptabilidad, estabilidad


La permeabilidad de un sistema mide la interacción que establece eses sistema con
otros sistemas de manera dinámica. Es un proceso intersistémico este recibe del medio. La
mayor o menor permeabilidad de un sistema determina el grado de apertura. La
permeabilidad es parte del proceso de adaptación de un sistema. La adaptabilidad, es la
propiedad que tiene un sistema de aprender y modificar un proceso, un estado o una
característica o propiedad, de acuerdo a las modificaciones que propone el contexto al que
pertenece. Esto se logra a través de un mecanismo de adaptación que permita responder a
los cambios internos y externos a través del tiempo. Es una dinámica intra e intersistémica
P á g i n a | 20

y dependerá de la flexibilidad de sus reglas y funciones y el nivel de homeodinamia


característico del sistema.
Todo este proceso lleva a que el sistema se mantenga estable, tal estabilidad se
observa, cuando se mantiene en equilibrio a través del flujo continuo de materiales, energía
e información. La estabilidad ocurre mientras los sistemas pueden mantener su
funcionamiento y trabajen de manera efectiva.

Morfostasis u homeostasis/ Morfogénesis u Homeodinamia


La homeodinamia o morfogénesis, muestra cómo los sistemas complejos (humanos,
sociales y culturales) se caracterizan por sus capacidades para elaborar o modificar sus
formas con el objeto de adaptarse a los diferentes desafíos del medio ambiente o las
variaciones del contexto en el cual se halla inmerso el sistema. De cara a situaciones
críticas (retroalimentación positiva), el sistema encontrará sus propios recursos de acción,
en pos de recuperar su estabilidad.
Se trata de procesos que apuntan al desarrollo, crecimiento o cambio en la forma,
estructura y estado del sistema. Ejemplo de ello son los procesos de diferenciación, la
especialización, el aprendizaje y otros. En términos cibernéticos, los procesos causales
circulares que aumentan la desviación son denominados morfogenéticos. Estos procesos
activan y potencian la posibilidad de adaptación de los sistemas a ambientes en cambio. La
tendencia a la homeodinamia remite a un concepto de equilibrio en movimiento
(contrariamente a la homeostasis). Los sistemas abiertos, flexibles en sus reglas y
funciones, son propensos a una estabilidad dinámica, adaptándose de una manera exitosa a
los cambios e incrementando su aprendizaje.
La homeostasis o morfoestasis, son los procesos de intercambio con el ambiente que
tienden a preservar o mantener una forma, una organización o un estado dado de un
sistema. Esta regulación tendiente al equilibrio se produce mediante mecanismos
neguentrópicos (retroalimentación negativa) que reducen el ángulo de desvío. Es la
capacidad del sistema de conservarse estructuralmente apto para alcanzar su objetivo. Por
medio de comunicaciones intersistémicas, los distintos subsistemas de la organización
pueden compartir información relevante y coordinar sus actividades para alcanzar
P á g i n a | 21

nuevamente el equilibrio en otro nivel. La incorporación de los factores externos al sistema


le permite reajustar y corregir su comportamiento, efectuándolo de forma que la estructura
del sistema permanezca estable. Procesos de este tipo, son característicos de los sistemas
vivos. En una perspectiva cibernética, la morfostasis u homeostasis nos remite a los
procesos causales mutuos que reducen o controlan las desviaciones.
Mientras que en la homeodinamia o morfogénesis hay modificaciones de formas en
pos de la adaptación proclives a una nueva estabilidad, la homeostasis o morfostasis, son
sistemas que poseen características que no se caracterizan por su flexibilidad. En este
sentido cabe una aclaración. El concepto de homeostasis fue creado por Claude Bernard,
considerado a menudo como el padre de la fisiología, y publicado en 1865. Deriva del
griego homeo que significa similar, y estasis, en griego στάσις, «estabilidad". Es definida
como la característica tanto de un sistema abierto o cerrado, especialmente en un organismo
vivo, mediante la cual se regula el ambiente interno para mantener una condición estable y
constante.
Los múltiples ajustes dinámicos del equilibrio y los mecanismos de autorregulación
hacen la homeostasis posible. Toda la organización estructural y funcional de los seres
vivos tiende hacia un equilibrio dinámico. Por lo tanto los componentes de un sistema y el
sistema completo están en constante cambio para mantener dentro de unos márgenes el
resultado del conjunto, por lo tanto estos sistemas no son estáticos. Algunos autores (entre
los que me incluyo) prefieren usar el término homeodinamia para nombrar este mismo
concepto.
Y claro está que los ajustes al contexto, somete al sistema a variaciones que no
tienen nada que ver con el estatismo y la rigidez. En las ciencias humanas y en los trabajos
terapéuticos con sistemas familiares y organizaciones, la dificultad del cambio, aparece en
los sistemas cuya rigidez de reglas y funciones conjuntamente con su escasa permeabilidad
dada su escasa apertura al intercambio intersistémico. Son los sistemas que viven como una
amenaza de autodestrucción el impacto de una crisis, por lo tanto tienden a refortalecer sus
reglas, a abunquerarse, en el intento de salir de la situación sin modificar su estructura.
Se hace necesaria una modificación del uso del término homeostasis y aplicar el
concepto de homeodinamia o morfogénesis. Por ejemplo, en la llamada homeostasis
orgánica, el primer paso de autorregulación, es la detección del alejamiento de la
P á g i n a | 22

normalidad. La normalidad en un sistema de este tipo, se define por los valores energéticos
nominales. La regulación se dispara en los momentos en que los valores del organismo no
están en equilibrio, activando los mecanismos necesarios para compensarlo. Puede
observarse en los tipos de regulaciones del organismo: la termorregulación, que es la
regulación del calor y el frío; la osmorregulación que es el proceso de regulación del agua e
iones, en la que participa el Sistema Excretor principalmente, ayudado por el sistema
nervioso y el aparato respiratorio.
De la misma manera cuando se habla que la homeostasis responde a cambios
efectuados:
- En el medio interno: El metabolismo produce múltiples sustancias, algunas de ellas
de desecho que deben ser eliminadas. Para realizar esta función los organismos
tienen sistemas de excreción. Por ejemplo en el ser humano el aparato urinario. Los
seres vivos pluricelulares también poseen mensajeros químicos como
neurotransmisores y hormonas que regulan múltiples funciones fisiológicas.
- El medio externo: La homeostasis más que un estado determinado es el proceso
resultante de afrontar las interacciones de los organismos vivos con el medio
ambiente cambiante cuya tendencia es hacia desorden o la entropía.

Nunca un sistema volverá a ser el mismo. Por lo tanto, no es un estado estacionario,


puesto que un sistema aprende, y esa información que ingresa hace que no sea el mismo
sistema, es decir no retornará al antiguo status quo. La homeostasis, entonces, más bien
homeodinamia, proporciona a los seres vivos la independencia de su entorno mediante la
captura y conservación de la energía procedente del exterior. La interacción con el exterior
se realiza por sistemas que captan los estímulos externos como pueden ser los órganos de
los sentidos en los animales superiores o sistemas para captar sustancias o nutrientes
necesarios para el metabolismo como puede ser el aparato respiratorio o digestivo.
En la homeostasis intervienen todos los sistemas y aparatos del organismo desde el
Sistema nervioso, Sistema endocrino, Aparato digestivo, Aparato respiratorio, Aparato
cardiovascular, Aparato reproductor, entre otros.
En el territorio de lo psicológico el término Homeostasis psicológica fue
introducido por W. B. Cannon en 1932 y se define como la tendencia general de todo
P á g i n a | 23

organismo al restablecimiento del equilibrio interno cada vez que éste es alterado. Estos
desequilibrios internos, que pueden darse tanto en el plano fisiológico como en el
psicológico. De esta manera, la vida de un organismo puede definirse como la búsqueda
constante de equilibrio entre sus necesidades y su satisfacción.
Como se verá la vida de los sistemas lejos del estatismo, se encuentran en constante
movimiento y cambio. Más aún, es una compleja coreografía cuyos bailarines deben sortear
diferentes obstáculos y mantener el equilibrio. Si no cambian de estilo, danza o coreografía
es factible que les resulte dificultoso continuar adelante.
Las situaciones críticas que perturban al sistema se producen tanto
intrasistémicamente (por factores inherentes a la dinámica interna del sistema) como
intersistémicamente (en relación del sistema con otros sistemas), factores que obligan a
flexibilizar la estructura en pos de adaptase y crecer. Los sistemas cuya rigidez entorpece la
adapatabilidad tienden a hacer profecías autocumplidoras: tanto temen a su destrucción, a la
pérdida de su identidad como sistema, que terminan fortaleciendo sus reglas y funciones,
cristalizando sus interacciones y por ende empobreciéndose indefectiblemente: un camino
inexorable hacia la muerte.

Cambio 1 y cambio 2
Estos conceptos aplicados a la clínica sistémica, implican entender que un modelo
homeostático da cuenta de la estabilidad de un sistema, lo que se denomina Cambio1, aquel
que produce cambios para no cambiar cuyo objetivo es mantener el equilibrio. Cambios
sobre la misma estructura del sistema, donde las reglas no son cuestionadas ni
reformuladas, y las funciones se mantienen regulares. Más aún, todos estos factores son
ajustados de manera más estricta. El sistema se mantiene en un estado estacionario que
linda o puede lindar con la rigidez. Son las parejas, familias, organizaciones que desean
cambiar sin modificar sus estructuras: Cambiennos pero no nos cambie.
Pero la clínica sistémica, para sus desarrollos necesitaba conceptos que explicasen otro tipo
de cambio, aquel cambio cuya evolución le posibilite el ingreso hacia nuevos estados. Es
allí donde los procesos homeostáticos se contraponen con el verdadero cambio evolutivo de
un sistema. Es allí donde ingresamos en el territorio de la homeodinamia. Mayurama, como
hemos señalado anteriormente, aporta los conceptos de morfoestasis para indicar aquello
P á g i n a | 24

que permanece, aquello que se opone al cambio o que genera el cambio que mantiene la
estabilidad y que es homologable al concepto de homeostasis. Y el de morfogénesis que
describe lo modificable, lo que rompe con la rigidez estacionaria para generar un proceso
evolutivo de cambio. Es la desestructuración de una organización que cambia sus reglas y
funciones, que se transforma en otro sistema para no volver a ser aquel que era. No pierde
su identidad, pero cambia su estructura. Tal cual un púber que salta a su adolescencia.
Sigue conservando su identidad, pero su vos, su cuerpo, su química ha sufrido cambios
irreversibles. Para gestar esta operatoria en los sistemas, hace falta un cambio del cambio.
Es decir, lo que se denomina Cambio 2.
En los sistemas humanos, estas dos tendencias coexisten, interactúan
permanentemente. Este juego dialéctico hace toda una coreografía entre cambio-
estabilidad-cambio-estabilidad, en un continium. Las variaciones de estado de un sistema
dependen de multiplicidad de variables: momentos evolutivos, incidencia del contexto, tipo
de situaciones críticas que debe afrontar el sistema, tensiones intrasistémicas, entre otras.
Estos factores generan que un sistema pueda reaccionar homeostatica u
homeodinámicamente.

La pragmática de la comunicación humana


El análisis de los procesos de información y comunicación fueron el centro de las
investigaciones del grupo de Palo Alto. La comunicación es el nódulo esencial en la
apertura a la vida social y, por lo tanto, fue estudiada minuciosamente, arrojando
producciones como la antes mencionada Comunicación, matriz social de la psiquiatría de
J. Ruesch y G. Bateson (1984) o Pasos hacia una ecología de la mente de G. Bateson
(1976), o la ópera magna de P. Watzlawick, J. Beavin y D. Jackson Teoría de la
Comunicación Humana (1967). Esta nueva comunicación muestra la ruptura de una
concepción de comunicación que solo se ceñía a la palabra. Ahora se entiende que toda
conducta es comunicación, es decir, excede el marco del lenguaje verbal propiamente
dicho.
Este último texto, es la sistematización de las ideas de grupo Bateson, en donde se
desarrolla tanto los estudios acerca del lenguaje y la comunicación, como también, las
atribuciones de significado con que se reviste a las palabras. Se ahonda sobre los tipos
P á g i n a | 25

lógicos y el trazado de distinciones en la percepción. Poblado de abundantes ejemplos, el


texto propone que el estudio de la comunicación podría subdividirse en 3 áreas: sintáctica,
semántica y pragmática, con la finalidad de estudiar la semiótica –teoría general de los
signos y lenguajes-.
La sintáctica, explora los problemas que se relacionan con la transmisión de
información. Su interés se focaliza en los códigos, ruidos, redundancias, canales, capacidad,
etc. Aquí no interesan el significado de los símbolos-mensaje, ya que ésta es la
preocupación de la semántica, o sea, de toda comunicación compartida presupone una
convención semántica. La pragmática analiza cómo la comunicación afecta a la conducta.
La comunicación inter-media entre un emisor y un receptor. No obstante, es un proceso de
mayor complejidad, puesto que genera una interacción entre dos personas que instaura una
relación determinada y que a la vez crea un vínculo original.
Los axiomas de la Comunicación Humana, nos proporcionan algunos conceptos
introductorios y fundamentales para el estudio de la comunicación. En principio, es
imposible no comunicarse ya que toda la conducta es comunicación, en un proceso de
interacción, las actitudes, formas, estilos del emisor, pautan indefectiblemente la respuesta
del receptor y viceversa –de allí, que hasta los silencios comunican, ya que el hecho de no
hablar o de aislarse no implica no comunicarse-.
Por otra parte, no sólo la comunicación es la transmisión del contenido determinado,
sino la forma en que se expresa –sea una expresión mímica, el tono de voz, etc.-, delimita o
define el tipo de relación, por lo tanto la Comunicación tiene un aspecto de contenido y
otro de relación. El primer aspecto transmite datos y el segundo explicitaría el cómo debe
entenderse dicha comunicación, en este sentido, el aspecto relacional es una comunicación.
En general, en las relaciones de corte patológico, existe una lucha constante por la
definición de la naturaleza de relación.
En todo mensaje comunicativo existe una respuesta, en el nivel de contenido y en el
de relación en donde se destacan tres realimentaciones posibles:
 El rechazo de la comunicación: implica la no aceptación de la comunicación, rechazarla
es bloquear bruscamente la tentativa de interaccionar.
 Su contrario es la aceptación de la comunicación, que además genera la confirmación de
la relación.
P á g i n a | 26

 Mientras que a través de la descalificación, la persona invalida tanto su propia


comunicación como la ajena. Contiene una gran cantidad de fenómenos como las
contradicciones, malentendidos, frases incoherentes e incompletas, interpretación literal
de metáforas y viceversa, etc.
 Por último, la desconfirmación implica que el interlocutor no existe. A diferencia de la
descalificación en la que se denigra a la otra persona, la misma denigración confirma su
presencia. En la desconfirmación el otro pasa a ser transparente o invisible.

Por otra parte, en un sentido recursivo, toda conducta de una secuencia es un


estímulo para el hecho que sigue y en sentido interaccional –toda acción produce un efecto
y una reacción en cadena y al mismo tiempo toda conducta es causada por, pero a la vez es
causa de.
La comunicación en este sentido, puede ser definida como una ilación
ininterrumpida de intercambios. La puntuación de la secuencia de hechos, los organiza y es
vital para la puesta en marcha de la interacción, pero al ser una operación arbitraria, puede
ser origen de conflictos en la relación. Por ejemplo, una madre que se queja de que su hijo
no la escucha, y a su vez el hijo que dice estar cansado porque su madre se la pasa gritando.
En la interacción, los mensajes pueden ser transmitidos a través de dos modalidades
comunicativas. Un sujeto puede trasmitir algo a través de la palabra en forma directa. Esta
es la forma verbal propiamente dicha. La segunda posibilidad es la de expresarse a través
de algún elemento que la evoque, o que se asemeje. Es la modalidad no verbal o analógica.
Aquí están comprendidos las posturas corporales, manerismos, tonos de voz, ritmos,
cadencias, etc.
El lenguaje verbal trasmite noticias, información, permite intercambiar
informaciones sobre objetos y transmitir conocimiento de una época a otra. Es arbitrario y
admite mentiras, y es de alto grado de complejidad y abstracción. Mientras que el
analógico, manifiesta lo que en el lenguaje verbal está limitado. Transmite sentimientos, es
espontáneo, por tanto resulta difícil mentir y es de bajo grado de abstracción.
Existen, además, dos aspectos fundamentales en la relación entre dos personas,
basados en la igualdad o en la diferencia. Una relación es considerada simétrica, cuando
dos sujetos se mueven en el mismo plano en una condición de igualdad. Cada uno de los
P á g i n a | 27

integrantes intenta criticar o tomar una iniciativa defendiendo su posición como válida, y
como las interacciones para que puedan desarrollarse en armonía necesitan ser
complementarias, el intercambio se transforma en dificultoso. No existen las dos posiciones
que permiten una adaptación: one up (superior) y one down (inferior). Por ende, con mucha
facilidad, una comunicación extremadamente simétrica –competitiva, agresiva- puede
llegar a desarrollar una violenta escalada.
En la relación complementaria, las dos personas se encuentran en desigualdad y
aceptan sus diferencias. Es la desigualdad la que permite el complemento en la interacción.
Más allá, que ciertas complementariedades rígidas convierten al interlocutor que se halla
por debajo en blanco de descalificaciones.
Además, toda comunicación se produce en un contexto determinado, el
conocimiento del mismo nos permite conocer más profundamente la interacción que se
genera, que a la vez constituye un tipo de relación que cuando se estereotipa muestra el
modelo típico del funcionamiento del sistema.
Es posible que entre el mensaje enviado y el mensaje recibido existan diferencias
que dan como resultado la confusión, ambigüedades, malas interpretaciones y
contradicciones. Pero en la paradoja, la confusión o la contradicción es patrimonio natural
del mensaje en sí mismo. Watzlawick (1967) la define como una contradicción que resulta
de una deducción correcta a partir de premisas congruentes y las divide en tres tipos:
 Paradojas lógico-matemáticas (antimonias)
 Definiciones paradójicas (antinomias semánticas)
 Paradojas pragmáticas (instrucciones paradójicas y predicciones paradójicas)
De estas tres, las que poseen más relevancia son las pragmáticas, por la incidencia en el
plano de la conducta.
Las paradojas, se diferencian de las contradicciones ya que en estas últimas se
puede encontrar una solución a través de la elección, mientras que en las paradojas
pragmáticas es imposible. Estas paradojas tienen su origen en las dos primeras, y se
traducen al plano relacional. En general, es una orden en la cual se exige una conducta
espontánea, con lo cual cumplir la orden ya implica dejar de lado la espontaneidad
requerida.
P á g i n a | 28

La utilización de las comunicaciones paradojales es la base del doble vínculo, que


su estereotipación en el tiempo da como resultado la conducta esquizofrénica y cualquier
otro proceso psicopatológico. El doble vínculo fue uno de los primeros resultados de las
investigaciones del grupo, hasta constituirse en una teoría de la psicosis.
En las familias con un miembro esquizofrénico se observaba cómo se transmitían
mensajes y conductas excluyentes simultáneamente, a niveles lógicos diferentes. Es una
comunicación que a un nivel puede expresar un requerimiento manifiesto, para que en otro
se contradiga o anule. La dinámica del doble vínculo, implica a dos o más personas, una de
las cuales es considerada como la víctima. Cuando un individuo haya sido sometido en
varias oportunidades a este tipo de interacción, le resultará muy difícil permanecer sano y
siempre que se presente una situación de esta clase, se producirá un derrumbamiento en la
capacidad de cualquier individuo para discriminar niveles lógicos.
Los investigadores de Palo Alto, más allá de clasificar la comunicación en tres
niveles (de significado, de tipo lógico y de aprendizaje) y de analizar los comportamientos
de animales e indagar acerca de la hipnosis y las paradojas, se dedicó a observar las pautas
de transacción esquizofrénica. Entre las hipótesis que plantearon, se preguntaban si estas
pautas aparecían a través de la dificultad de diferenciación de tipos lógicos, como en el
lenguaje verbal, en la discriminación de lo literal y lo metafórico, puesto que los pacientes
mentales, en ocasiones usan metáforas concretizándolas o lo literal se metaforiza.
Según el grupo, una persona con esta problemática, podría aprender a aprender, en
un contexto donde esta dificultad fuese adaptativa. Si se comprendía el contexto, se
comprenderían también los neologismos o las nuevas construcciones de sintaxis, etc., por lo
tanto, el comportamiento esquizofrénico cobraría sentido. Si tomamos a la familia como el
contexto básico donde se desarrolla el aprendizaje de un ser humano, quiere decir, que la
familia de un esquizofrénico moldeó esa forma peculiar por vía de los peculiares segmentos
de comunicación que se le imponen a un sujeto. Descubrieron, entonces, que en tanto el
paciente designado mejoraba otro miembro de la familia empeoraba.
Así, desde lo que a posteriori se denominó el modelo sistémico, se observó que la
familia necesitaba una persona que encarnara al síntoma. Bateson no sólo encontró pruebas


La implementación de los Tipos Lógicos en el campo de la terapia familiar, se desarrolló en una de las primeras
investigaciones del grupo de Palo Alto: la teoría del doble vínculo.
P á g i n a | 29

de esta suposición, sino que quedó impresionado por el punto en que la familia fomentaba y
aún exigía que el paciente mostrara una conducta irracional. Este mecanismo opuesto al
cambio (a la mejoría del paciente identificado), llevó a D. Jackson a acuñar el término
homeóstasis familiar. Por último, investigaron lo que llamaron doble atadura o Double Bind
en la comunicación del esquizofrénico. En un artículo llamado Hacia una teoría de la
esquizofrenia (1962), Bateson, Jackson, Haley y Weakland, describen cuáles son los
ingredientes básicos para su constitución:
1. Dos o más personas. De ellas designamos a una, para los fines de nuestra definición,
como la víctima. No suponemos que el doble vínculo sea infligido sólo por la madre,
sino que puede ser realizado por la madre sola y por una combinación de madre, padre,
y/o hermanos.
2. Experiencia repetida. Suponemos que el doble vínculo es un tema recurrente en la
experiencia de la vida de la víctima. Nuestra hipótesis no invoca una sola escena
traumática, sino experiencias tan repetidas que la estructura del doble vínculo llega a ser
una expectativa habitual.
3. Un mandato negativo primario. Puede tener una de dos formas: a) No hagas tal cosa, o
te castigaré, o b) Si no haces tal y cual cosa, te castigaré. Aquí elegimos un contexto de
aprendizaje basado en la evitación del castigo, antes que un contexto de búsqueda de
recompensa. Quizá no exista una razón formal para esta elección. Suponemos que el
castigo puede ser el retiro del amor o la expresión de odio o cólera, o -cosa más
devastadora- el tipo de abandono que resulta de la expresión de extremo desamparo por
parte de los padres.
4. Un mandato secundario que choca con el primero en un plano más abstracto, y puesto
en vigor, como el primero, por castigos o señales que ponen en peligro la supervivencia.
Este, es más difícil de describir que el anterior, por dos razones. Primero, el mandato
secundario es comunicado al niño, por lo general, por medios no verbales. Para
transmitir este mensaje más abstracto se puede usar la postura, el gesto, el tono de voz,
la acción significativa y las inferencias ocultas en el comentario verbal. Segundo, el
mandato secundario puede ejercer su impacto sobre cualquier elemento de la prohibición
primaria. Por consiguiente, la verbalización del mandato secundario puede incluir una
amplia variedad de formas; por ejemplo: No veas esto como un castigo, No me veas
P á g i n a | 30

como el agente del castigo, No te sometas a mis prohibiciones, No pienses en lo que no


debes hacer, No pongas en duda mi cariño -del cual la prohibición primaria es (o no es)
un ejemplo-, etc. Resultan posibles otros ejemplos cuando el doble vínculo se inflige, no
por un sólo individuo, sino por dos. Por ejemplo, un padre puede negar, en un plano más
abstracto, los mandatos del otro.
5. Un mandato terciario negativo que prohibe a la víctima que escape del terreno. En un
sentido formal, quizá sea innecesario establecer este mandato como un elemento
separado, pues el reforzamiento en los otros dos planos implica una amenaza para la
supervivencia, y si los dobles vínculos son impuestos durante la infancia, la fuga, por
supuesto resulta imposible. Pero parece que en algunos casos la fuga de ese terreno es
imposibilitada por ciertos recursos que no son puramente negativos, por ejemplo,
caprichosas promesas de cariño, y cosas por el estilo.
6. Por último, el conjunto de los ingredientes ya no es necesario, cuando la víctima ha
aprendido a percibir su universo en pautas de doble vínculo. Casi cualquier parte de una
secuencia de doble vínculo puede ser suficiente, entonces, para precipitar el pánico o la
cólera. El esquema de mandatos en pugna puede llegar a ser reemplazado por voces
alucinatorias.
El grupo de Bateson no sólo observó que esta situación ocurre entre el pre-
esquizofrénico y su madre, sino también que puede aparecer en personas normales. Siempre
que un sujeto es atrapado en una situación de doble vínculo, responderá de un modo
defensivo y en forma similar a la esquizofrenia.

En síntesis, el proceso de construcción de realidades se vehiculiza a través del


lenguaje –constituyendo significaciones- y es el lenguaje el elemento mediante el cual
también podemos definir y analizar las reglas. Es decir, es el mismo lenguaje que posibilita
analizar, corroborar y rectificar el mensaje emitido, o el juego relacional desarrollado.
Campanini y Luppi (1992) señalan:
Este último uso del lenguaje es de nivel lógico más elevado con respecto a su uso en
el intercambio de contenidos y se puede definir como metacomunicación por cuanto es una
comunicación sobre la comunicación. Par poder comunicar no es importante que los
comunicantes sean siempre perfectamente conscientes de las reglas (el niño aprende a
P á g i n a | 31

hablar sin conocer la gramática y la sintaxis) pero es fundamental que sobre esas reglas se
puedan hacer afirmaciones y comentarios que se consideren legítimos y, en consecuencia,
provistos de significado).
Ya que la metacomunicación es una información que posibilita saber cómo se debe
captar la información. Mientras que las reglas sean respetadas la comunicación es
complementaria y eficaz. Cuando existe confusión y transgresión a las mismas, se obtiene
como resultado una comunicación disfuncional.

Aportes del Constructivismo


La terapia sistémica se ha enriquecido, y porque no completado, con los aportes del
Constructivismo. El Constructivismo es un modelo teórico del saber y de la adquisición de
conocimiento. Su planteo básico, radica en que la realidad no existe como hecho objetivo,
es una construcción más dentro de las construcciones que realiza toda persona, entre las
cuales también se encuentra la construcción social.
En su desarrollo evolutivo, el ser humano como parte de su proceso de adaptación al
medio ambiente intenta edificar una estructura mental que le permita ordenar esa tendencia
a la entropía de su experiencia. A través de ese proceso, va estableciendo experiencias
repetibles y relaciones más o menos confiables, construyendo así un mundo al cual llama
realidad. De esta manera, el efecto de la comunicación produce que dos o más individuos
que interaccionan y se acoplan estructuralmente en la coordinación de sus conductas,
coconstruyen un mundo conjuntamente. Este acoplamiento da lugar a la vida social, siendo
el lenguaje una de su consecuencias.
El Constructivismo es una corriente epistemológica que es desarrollada en su forma
más radical por Ernest Von Glasersfeld (1984, 87, 92) y cuenta con algunos investigadores
que en otros campos han llevado este tipo de pensamiento al ejercicio teórico y pragmático,
como el psicólogo Jen Piaget, el antropólogo G. Bateson, el cibernético H. Von Foerster, el
neurólogo W. Mc Cullloch, los biólogos H. Maturana y F. Varea y el fisiólogo y el
lingüista P. Watzlawick.
Pero la preocupación por la relación entre realidad (mundo óntico) y el
conocimiento de ella es tan antigua como la historia de la filosofía. Immanuel Kant, en los
finales del siglo XVIII, en su Prologómena a toda metafísica futura, expone que los seres
P á g i n a | 32

humanos estamos limitados por nuestro aparato perceptivo y que tanto los objetos de
nuestra experiencia como la experiencia misma son el resultado de nuestra manera de
experimentar, es decir, están estructurados y determinados por nuestras categorías de
espacio y de tiempo, y que nunca logramos captar la cosa en sí.
von Glasersfeld, utiliza la analogía de un ciego que cruza un bosque diariamente en
búsqueda de un río que queda al otro extremo. Al cruzarlo, tropieza con troncos de árbol,
rocas diversos obstáculos, etc., y superándolos eventualmente llega al río. Por lo tanto, en
su mente recrea una serie de caminos viables y esa serie tiene cabida encaja en el bosque
real. Pero para el ciego, su representación mental no contiene ni rocas, ni troncos, ni
árboles. Ni siquiera bosque, que un observador externo pudiera ver. Lo que sabemos está en
función de nuestras observaciones, no de lo observado y la objetividad no es más que la
ilusión del sujeto de que la observación se puede realizar sin él, dice H. Von Foerster.
Un ser humano en el transcurso de su vida, en el intercambio permanentemente con
el medio social, desde su nacimiento, construye con otros y a la vez conforma
construcciones individuales acerca de la realidad. En esta gesta interactiva se elaboran
escala de valores, pautas de interacción, normas que regulan los procesos, en síntesis,
historia regida por determinado pattern que son inherentes a esa persona y no a otras. Que
existan algunos puntos de vista que se comporten y otros que no, forman parte de los
diferentes coloridos que poseen las perspectivas humanas. Todo este bagaje es el que se
pone en juego en el momento de la observación. Es el que permite ver eso y no otra cosa.
Con lo cual la mirada no es ingenua, está revestida de todos estos engramas individuales y
socio-culturales que generan un determinado mapa o recorte de lo que llamamos realidad.
Estos engramas son los que pautan las atribuciones de sentido, y generan la producción de
significados expresados a través del lenguaje, como base constitutiva del mismo.
El epistemólogo J. Piaget en la Construcción de la realidad del niño (1937) señala
sobre el desarrollo genético de la inteligencia y afirma que no se trata de una adquisición de
una representación fiel a la realidad, sino que el niño la construye. Esta construcción se
opera en base a su experiencia y mediante un mecanismo que posee dos procesos
invariables: la organización (y todo organismo desde el unicelular hasta el más complejo se
organiza para mantener su identidad) y el de adaptación (que depende de la asimilación y la
acomodación de lo experimentado). Un niño acomoda sus experiencias que surgen de las
P á g i n a | 33

interacciones con el medio ambiente a esquemas estructurados en su mente para poder


asimilarlas.
Paul Watzlawick habla de dos tipos de realidades: una realidad de 1º orden y una de
2º orden. La primera se refiere a las propiedades físicas que son comprobables de forma
objetiva, que se apoyan en pruebas experimentales verificables y repetibles. Y la segunda, a
las atribuciones de sentido, al valor con que se revisten los objetos, situaciones, etc. En su
libro Es real la realidad, refiere a un ejemplo:
[...] la realidad del primer orden del oro, es decir, son propiedades físicas, son
perfectamente conocidas y verificables en todo tiempo. Pero la significación, la
importancia del oro en la vida humana desde tiempos remotos y sobre todo el hecho de que
dos veces al día se le asigne en una oficina de la City londinense un valor concreto, y que
esta asignación de valor tenga una importante influencia en otros muchos aspectos de
nuestra realidad, todo esto tiene muy poco o nada que ver con sus propiedades físicas. Esta
otra segunda realidad del oro es la que puede hacer de un hombre un Creso, o llevarle a la
bancarrota.
El mismo Einstein remarcaba que el la teoría la que determina lo que se puede
observar, confirmando de esta manera que nuestros propios esquemas y estructuraciones
mentales son los que pautan la posibilidad de realizar una observación y no otra. Además
de permitirnos ver, también estos esquemas operan como obstáculo, ya que de acuerdo a la
rigidez de su conformación imposibilitan la plasticidad y la ampliación de la perspectiva.
En general, en el ámbito clínico es factible observar cómo se construyen realidades,
cómo se inventan situaciones en lo que Paul Watzlawick llama profesías que se
autocumplen. Estas profesías, son las que generan circuitos recursivos que producen a
modo de bola de nieve desde una simple angustia hasta un ataque de pánico o, con bastante
asiduidad, parte del desencadenamiento de los síntomas fóbicos.
Si una realidad es concebida como una construcción personal y como tal subjetiva,
hablar de descubrimiento es una falacia ya que este postulado perteneciente a la ciencia
clásica presupone que existe una realidad a priori, objetiva. El insight, desde esta
perspectiva, más que el descubrimiento del motivo original o de la verdad, es ni más ni
menos que una construcción que calza como aval de lo que le sucede a la persona.
P á g i n a | 34

Pero si la vida se construye mediante acciones correctoras, si la experiencia misma


es acción, no se trata, entonces, de unívocamente reflexionar o buscar la comprensión de la
situación como prerequisito del cambio. O sea el insight de la psicoterapia tradicional no
nos aseguraría la transformación de la situación problemática. Operar a través
prescripciones de conductas, como tareas que impongan una pauta diferente en el circuito
generador del problema, posibilitaría una experiencia nueva que lleve a la construcción de
una realidad nueva.
E. von Glasersfeld define que el mundo que experimentamos es y debe ser como es
porque nosotros lo construimos, o sea, lo organizamos de esa manera. Lo mismo vale decir
con respecto a los sistemas interactivos humanos. Una identidad del sistema depende de
patrones de interacciones y si bien también nos transformamos en el proceso de
relacionarnos interpersonalmente, esta transformación es casi siempre imperceptiblemente
lenta. Desarrollamos tácticas para manejar relaciones y también estas mismas contribuyen
al sentido de quienes somos. Repitiendo la misma manera de hacer las cosas nos confirma
quienes somos.
Cerrando esta apretada síntesis de la visión del Constructivismo, podríamos
reflexionar, haciendo alusión a algunos pensamientos que elabora Paul Watzlawick en el
epílogo de su libro La realidad inventada (1984): ¿Qué experimentaría un hombre que
estuviera resuelto a ver consecuentemente su mundo con su propia construcción?.
Según Varela (1984) se volvería un ser humano más tolerante, ya que comprendería
que su mundo es el producto de su propia invención, con lo cual respetaría entendiendo que
existen otras construcciones de sus semejantes. Se sentiría más responsable ya que asumiría
sus proyectos, fantasías, equivocaciones, sus propias profecías creadoras de realidades. De
esta manera, la responsabilidad y la comprensión lo llevarían a un estado de libertad plena,
ya que sería consciente de que él y nada más que él es el inventor, el productor de su propia
realidad y que solamente él posee las herramientas como para poder transformarla.

La familia como sistema


La familia puede ser considerada como la célula nuclear de la sociedad. Y no es
para menos. Pautas socioculturales, reglas familiares, códigos comunicacionales de
convivencia, sistema de creencias y significados, funciones, escala de valores, figuras
P á g i n a | 35

identificatorias, tipos de relaciones y vínculos, son los condimentos que se desarrollan en el


caldero familiar y que, a posteriori del proceso de individuación, se reproducen -por
opuesto o similitud- en otros grupos o constituciones de otras familias. Los cambios en las
estructuras familiares son paralelos a los cambios sociales y socioculturales, ya que la
familia reproduce en su microcontexto los avances o retrocesos del macrocontexto al cual
pertenece.
El pasaje del ser individuo a la condición de persona, revela en el hombre su
condición de ser social. Este índice de sociabilidad puede deberse a multiplicidad de
factores, aunque más allá de que sea factible debido a su naturaleza, el ejercicio y la
necesidad de integrarse a grupos aparece desde sus primeros momentos de vida, por
ejemplo, fruto de la necesidad de alimentación y protección con metas a sobrevivir, hasta
las más complejas relaciones que establece con el ambiente en el mundo adulto. De esta
manera, se conforman las redes sociales en las cuales circulan códigos comunicacionales
compartidos y no, que constituyen los grupos y subgrupos que, unidos, organizarán la
estructura total de la sociedad.
La introducción de pautas y reglas, permiten tal organización y aseguran la
estabilidad del sistema. Claude Levi Strauss (1985), considera que la ausencia de reglas, traza
la diferencia entre lo que denomina un proceso natural y el proceso cultural. En efecto, se cae
en un círculo vicioso al buscar en la naturaleza el origen de reglas institucionales que suponen
-aún más, que ya son- la cultura y cuya instauración en el seno de un grupo difícilmente pueda
concebirse sin la intervención del lenguaje.
El autor, señala que tanto la constancia como la regularidad, son dos elementos que
existen tanto en la naturaleza como en la cultura, pero las que aparecen como dominantes en
una, aparecen de un modo más débil en la otra, y viceversa (como si fuese una regla de
compensación en pos del equilibrio). En la constancia, representan el dominio de una herencia
biológica. Mientras que en la regularidad, una tradición externa, o sea, impuesta desde la
estructura social.
Ningún análisis real permite, pues, captar el punto en que se produce el pasaje de los
hechos de la naturaleza a la cultura, ni el mecanismo de su articulación. [...] En todas partes
donde se presente la regla, sabemos con certeza que estamos en el estadio de la cultura. (Levi
Strauss.1985)
P á g i n a | 36

Levi Strauss reconoce en lo universal el criterio de la naturaleza, puesto que lo


constante en la humanidad no responde al dominio de las costumbres, de las técnicas y de las
instituciones (compuestas por pautas) por las que sus grupos se distinguen y oponen. Sostiene,
además, que todo lo universal en el hombre remite al orden de la naturaleza, siendo la
característica principal la espontaneidad. Y todo lo que está sujeto a una norma, regla o pauta,
corresponde al estadio de la cultura, mostrando los atributos de lo relativo y de lo particular.
Estas conceptualizaciones, sirven como base para afirmar que el ritmo de constante
transformación de los sistemas (cualquier grupo social, por ejemplo), por evolución o
revolución, somete la sociedad a permanentes cambios, productos de la tecnología, ecología,
política y economía, que amenazan con desorganizar la estabilidad de su estructura. Desde el
modelo sistémico, estos cambios no son ni más ni menos que las crisis a las que debe
someterse cualquier sistema que pretende evolucionar. Si por crisis se define a un momento
de máxima inestabilidad en el sistema, es esta misma la que posibilita hacer una ruptura de
una modalidad, de un estado, de un paradigma, para generar un cambio. Las crisis sociales,
entonces, promueven desacomodaciones del sistema, que fomentan la reformulación de reglas,
cambios en los estamentos comportamentales, revisionismo de antiguas estructuras, etc.,
llevando en un proceso paulatino, a una nueva acomodación de dicho sistema a esas nuevas
formas, en vías de retornar la seguridad de la estabilidad social.
Un sistema -en este caso el social- se va estructurando en función de permanentes
intersecciones diacrónicas y sincrónicas. Situaciones presentes que se consolidan en pasadas
(inmediatas o mediatas, de acuerdo al tiempo transcurrido desde su inicio) y convergen con las
futuras en la medida que no pasaron y tal vez pasarán. Esta amalgama de los tres tiempos, es
acompañada por un orden de sucesión y recursión de hechos, con características dinámicas
que generan una homeodinamia tal, que hace que la vida sea descripta como activa, fluida y en
constante movimiento. Este equilibrio exige para su permanencia, el respeto de las pautas que
lo rigen y que pueden ser modificadas cuando el sistema fluctúa y se amplía, hasta el punto de
llevarlo a reorganizase en un nivel diferente. En este sentido, nunca se retorna al status quo
inicial: cada vez que se produce una crisis, esa desviación del equilibrio lleva a que se
ingrese información nueva que rectifique la energía desviada del objetivo. Toda
información nueva genera una diferencia (la información que faltaba para acertar al
P á g i n a | 37

objetivo), y en esa diferencia radica el proceso de aprendizaje. Todos los sistemas humanos,
por ejemplo, funcionan bajo el mismo proceso.
La familia como matriz de intercambio, se constituye en uno de los pilares
principales de la vida psíquica de las personas. Es la base de la constitución de un modelo
relacional que permite crear otras relaciones, desde las laborales, de amistad, pareja, hasta
la construcción de una nueva familia. Pautas, normas, funciones, mandatos, se encarnan en
cada uno de sus miembros que, por oposición o similitud, se identifican con su grupo
familiar.
Pero los nuevos paradigmas de conocimiento, no permiten analizarla como una
suma de componentes individuales sino como un todo organizado, un sistema reglado en el
cual todas las partes tienen su importancia en el funcionamiento. Las funciones que
desarrollan cada uno de sus miembros, producen un acople estructural del que deviene la
funcionalidad o disfuncionalidad del sistema. Desde esta óptica, numerosas conductas
sintomáticas es posible reinterpretarlas a la luz del sistema y no hacer foco en la persona en
sus componentes intrapsíquicos individuales. Por supuesto, que esta definición gira
copernicanamente las ópticas tradicionales que centralizan la conducta anormal en una
persona negando al resto del grupo, para observar el todo, del cual una parte es la
emergente, es la evidencia de la disfunción. La familia, como microsistema dentro del
sistema social, ha sufrido los cambios de la sociedad en forma paralela, como señala Salvador
Minuchin (1982). Las funciones de la familia poseen dos metas diferentes: por un lado, la pro-
tección psicosocial de sus miembros, y por el otro, la acomodación a una cultura y a su
transmisión.
Además, la familia provee a cada uno de sus integrantes un sentimiento de identidad
independiente que se encuentra mediatizado, en cierta medida, por el sentido de pertenencia.
Es en el proceso de individuación, donde cada uno de los hijos de una familia comienza a ser
alguien, más allá de su clan. Es este proceso, la cimiente de la identidad de las personas que,
en general, -como señalábamos renglones arriba- se erigen como portavoces de sus familias de
origen, tanto en concordancia como en divergencia. Es de remarcar, entonces, que no es
necesario reproducir de manera fiel las bases y características de familia de origen, es decir, no
es una relación directamente proporcional, puede ser inversa. Aunque, es indefectible que la
familia de origen se constituya en el paradigma para la adhesión o el disenso de sus reglas y
P á g i n a | 38

demás rasgos, que se expresa en las características y estilo de personalidad de cada uno de sus
integrantes. Pero tales identificaciones no solo implican a constructos personales y cognitivos,
o sea, no solamente demarcan fronteras de estilos de personalidad, sino que también se tienden
a reproducir pautas de interacción, juegos relacionales y formas de emocionar y manifestar
afectos.
En un proceso de socialización, la familia moldea la conducta de un hijo y le otorga
un sentido de identidad, y si bien constituye la matriz del desarrollo psicosocial de sus
miembros, también debe acomodarse a la sociedad, garantizando de alguna manera, la
continuidad de la cultura. En un sentido evolutivo, la familia cambiará en la medida en que
la sociedad cambie. O sea, los cambios siempre se orientan desde la sociedad hacia la
familia, nunca desde una unidad más pequeña a una mayor.

Aunque no se observa con mucha frecuencia, la familia normal puede describirse


como un sistema abierto, con flexibilidad de pautas, en constante transformación y que
permanentemente interactúa con otros grupos de la sociedad y se acomoda a sus demandas
y propuestas. El requisito de sistema abierto, entonces, sería conditio sine qua non para una
familia considerada funcional.
Salvador Minuchin (1982), señala que una familia normal se caracteriza por tres
componentes. El primero define a la familia como la estructura de un sistema sociocultural
abierto en proceso de transformación. El segundo, muestra a una familia que se desarrolla a
través de un cierto número de etapas y que se reestructura en cada una de ellas. Por último, la
familia normal se adapta a las circunstancias cambiantes. Esta acomodación le permite
mantener una continuidad y desenvolver un crecimiento psicosocial en cada miembro.
Definimos, entonces, a la familia como un sistema relacional que supera y articula
entre sí los diversos componentes individuales. Es un sistema autocorrectivo, autogobernado
por reglas que se desarrollan, evolucionan y se instauran a través del tiempo por medio de
ensayos y errores. En síntesis, una familia funcional se define como un sistema constituido por
varias unidades en relación, que posee una interacción dinámica y constante de intercambio
con el mundo externo.
Un factor relevante en el crecimiento del sistema, muestra a las crisis como las
protagonistas del cambio. Las crisis, no son ni más ni menos que una situación de cambio.
Cambios, ocasionados por los problemas que se presentan en los sistemas y que someten a
P á g i n a | 39

los mismos a incorporar información que posibilite la corrección de la desviación que


implica la ruptura del equilibrio. Este estado de máxima tensión que origina la crisis, puede
ser ocasionado a través de cambios intrasistémicos. Por ejemplo, los cambios evolutivos,
como la adolescencia, nacimiento de un hijo, muertes, separaciones, etc. Mientras que los
cambios intersistémicos se refieren a las modificaciones del ambiente, mudanzas, cambios
de trabajo, cambios en la escala de valores, etc. Aunque estos son cambios evolutivos y,
como tales, esperables, también pueden aparecer situaciones críticas imprevisibles, como
enfermedades terminales o incurables en la juventud, accidentes de gravedad, por ejemplo.
Estos eventos inciden en el funcionamiento familiar, desarrollando un proceso de
adaptación que lleva, por un lado, a transformar reglas capaces de constituir una cohesión
de la familia y, por otro, un crecimiento psicológico de sus miembros.
Un sistema familiar como todo sistema, está sostenido por reglas inherentes y
particulares a cada familia en sí misma. Reglas que se constituyen en código a través del
tiempo, en función de las sucesivas interacciones con otros grupos sociales. Según Mara
Selvini Palazzoli (1989), la idea central de esta hipótesis se basa en los modelos que ofrecen la
Cibernética y la pragmática de la comunicación humana. Cada grupo -natural, con historia-
entre los cuales la familia es uno de los grupos naturales principales (llamamos también grupo
a un equipo de trabajo, deportivo, empresario, etc.), se constituye en un tiempo determinado a
través de intercambios, ensayos y retroalimentaciones correctivas que conforman una serie de
eventos experienciales.
El sistema discrimina acerca de lo que está permitido o no en la interrelación,
consolidándose así las reglas inherentes al sistema. De esta manera, la familia termina por
convertirse en una unidad sistémica original, regida o sostenida por medio de dichas pautas,
que son particulares a la misma.
Una familia no está compuesta por una realidad simple. Los miembros de una pareja
que comienza a conformar una familia, son representantes representativos de un código
determinado por las familias de origen de cada uno de los integrantes. En la interacción que
desarrollan, los códigos pasados se intercambian, se pactan acuerdos y desacuerdos que
concretizan un código actual, recreando las normas que fundamentarán el sostén del
sistema y desarrollarán el futuro del mismo.
P á g i n a | 40

El equilibrio en un sistema funcional, está fundamentado por dos funciones


aparentemente contradictorias, la tendencia homeostática y la capacidad de transformación
que caracterizan a todo sistema vivo. Esta dinámica, posibilita mantener siempre un equili-
brio que permita la creatividad que llevará a evolucionar el sistema y acomodarse a los
cambios, por ende a crecer (y estas son condiciones inherentes a la vida misma). En las
familias -según Maurizio Andolfi- cuyos cambios de relaciones son advertidos como
amenazantes, se determina un congelamiento de los sistemas interactivos presentes y de aque-
llas funciones desenvueltas por cada uno de sus miembros, que se cristalizan a posteriori, en
relaciones estereotipadas que anulan experiencias e informaciones nuevas.
Pero la flexibilidad o rigidez de un sistema no son características intrínsecas a su
estructura, aparecen ligadas a un dinamismo y a las variaciones de estado en un espacio y en
un tiempo definido, pudiendo ser determinados en base a la capacidad de tolerar una
desorganización temporánea en vista de una nueva estabilidad. No obstante, no podemos
afirmar que un sistema sea definidamente rígido o inevitablemente flexible. Un sistema que
fue flexible puede terminar constituyéndose en rígido y así sucesivamente.
En este sentido, la aparición de una patología individual puede emerger en situaciones
de crisis intra o inter sistémicas correspondientes a las fases evolutivas de la familia, y de esta
manera se garantiza el equilibrio funcional adquirido. O sea, el sistema puede transformarse
pero no cambiar; puede utilizar un input nuevo para operar variaciones que no lleven a la
discusión ni modifiquen su funcionamiento. El síntoma, entonces, aparece como forma de
resistencia al cambio
Más allá de la funcionalidad de una familia, existen sistemas familiares que presentan
conductas diagnosticadas como patológicas en uno o más integrantes y se conducen con un
tipo de relación o pautas que son peculiares de la patología. Por esta razón, tanto los
comportamientos del emisor como los del receptor, tendrán características que permiten
mantener las reglas y darán como resultado un tipo de vínculo patológico. Si estas conductas
sintomáticas son parte de las relaciones peculiares del sistema, para poder actuar sobre la
sintomatología generando una modificación, se debe tratar de cambiar las reglas.
Si la familia es tomada como un sistema de interacción, como un instrumento
socializante que recrea estilos, formas y códigos peculiares inherentes a cada familia en
particular, el sujeto integrante adquiere una identidad prevista de este contexto grupal del
P á g i n a | 41

cual se constituye en portavoz. La funcionalidad y la movilidad son dos conceptos que


introduce Pichon Rivière (1985), que señalan el grado y la naturaleza de adaptación de un
sujeto en el contexto del grupo. Cuando en esta estructura de interacción surge la
enfermedad como un elemento innovador -por ende perturbador del proceso interactivo-, se
considera a esta conducta desviada como anómala que afecta el circuito del sistema
comunicacional. La enfermedad es la cualidad emergente que lleva una situación implícita,
revelando el estilo de comunicación y de interacción que en ese momento es alienante. El
enfermo se constituye en el portavoz, mediante el cual comienza a manifestarse el proceso
hasta ese momento implícito, causal de la enfermedad.

Tanto Mara Selvini (1989) como M. Andolfi (1982), observan que los sistemas
patológicos o el comportamiento patológico de algunos de los miembros de la familia, surgen
a partir de la repetición casi automática y compulsiva de transacciones dirigidas a mantener las
reglas cada vez más rígidas al servicio del equilibrio. Las crisis accidentales y evolutivas,
pueden generar síntomas que acarrean disfuncionalidades interaccionales entre los miembros
de la familia que permanecen en el tiempo mediante los intentos de solución fracasados. Estas
disfunciones crean realidades propias a partir del problema. Se crean reglas, pautas, funciones
en torno al síntoma que se erige como un gran general dominando la situación.
El síntoma puede definirse como una conducta anómala, un comportamiento bizarro
que sale de los canales esperables y funcionales de respuesta frente a las situaciones. El
síntoma puede interpretarse como una denuncia y constituirse en una explicitación, una señal
de alarma de que algún tramo del circuito comunicacional se halla disfuncionando. Pero, el
fenómeno del síntoma es más complejo. Factores comunicacionales e interaccionales, de
experiencia, de historia, determinantes psicoinmunoendocrinos, cognitivos y emocionales,
convergen para constituir un trastorno bulímico, de pánico, anoréxico, depresivos, de
obesidad, de drogadicción, psicótico, obsesivo compulsivo, etc. Por lo tanto, resulta
sumamente difícil entrar en afirmaciones certeras acerca del origen o el objetivo del síntoma,
solamente se pueden construir hipótesis desde diferentes modelos teóricos que lo explique de
manera aproximada.
Desde un meta nivel sistémico-cibernético, se intenta entender todos estos planos de
análisis de manera complementaria, que se introducen en un contexto que le otorga ciertos
sentidos. Fundamentalmente, comprenden al síntoma como un fenómeno complejo, alostático,
P á g i n a | 42

poblado de variables múltiples que convergen y se sinergizan.

Un terapeuta trabaja con problemas humanos y como facilitador de soluciones, deberá


intervenir comprendiendo códigos, ideologías y diversos constructos del sistema, en el intento
de desprenderse de sus propias estructuras conceptuales. Desprendimiento entre comillas, ya
que resulta imposible disociarse en totalidad (al menos parcialmente), sino simplemente ser
más objetivo dentro de la subjetividad relacional del proceso terapéutico. De todas maneras,
no es posible dominar ese plano disociativo y es inevitable que al terapeuta se le filtren
constructos personales, es decir: siempre estamos expuestos a resonancias personales.
Un terapeuta, cibernéticamente, puede ser concebido como un rectificador de
desviaciones, un equilibrador de la disfuncionalidad, un ayudador ecológico que corrige los
errores de los intentos por solucionar problemas (ya sean problemas propiamente dichos o
problemas sintomáticos). Pero esto no implica transitar el terreno de la fría y distante
objetividad a la que la ciencia clásica hizo ostentación. Un terapeuta piensa, analiza, reflexiona
solo y con otros, confronta sus ideas con superiores de mayor experiencia, pero por sobre todo,
siente. El territorio de la emocionalidad, es un campo todavía fértil, al cual le debemos –
todavía- mayores desarrollos en el ámbito de la psicoterapia. El uso de las emociones como
técnica, el vínculo terapéutico cimentado en la confianza afectiva, dejaron de ser valores
agregados a una estructura racional de la psicoterapia para pasar a un protagonismo relacional,
eje del desarrollo del proceso terapéutico.
Ejercemos la terapia no solo con todos nuestros conocimientos específicos, sino que
vamos a la carga con todas nuestras estructuras conceptuales. Nuestro diccionario cognitivo, lo
que los psicólogos cognitivos llaman esquemas (Beck 2000, Risso 2009), se componen de un
florido repertorio de valores, creencias, modelos específicos, normas familiares, pautas
socioculturales, entre otros constructos, que en mayor o menor medida se ponen en juego en la
sesión, de acuerdo a la persona del paciente, la temática que trae a sesión, sus aspectos
relacionales y el contexto. De todas estas conceptualizaciones internalizadas1, las estructuras

1
Como resultado de una investigación con familias en la Escuela Sistémica Argentina (ESA), hemos
desarrollado un cuadro de doble entrada que delimita lo que hemos denominado Antiguas y nuevas estructuras
familiares. Lo que deja entrever este análisis y, por tanto, debe entenderse que nos hallamos en un período de
transición, es que resulta imposible ubicarnos en alguna de las dos columnas: ni nos embanderamos y
desarrollamos las pautas de las antiguas estructuras familiares, ni llegamos a consolidarnos en los códigos de las
nuevas. En las pautas de distinciones de ambas categorías familiares, se diferencian por mandatos, normas,
P á g i n a | 43

familiares, con todo lo que conlleva (desde estilo relacional, manifestación afectiva,
identificaciones relacionales y personales, normas y formas de actuación, valores, etc.), se
constituyen en un epicentro del cual resulta imposible desprenderse.

Las escuelas terapéuticas en el paradigma sistémico2


El modelo sistémico es un paradigma, un modo de conceptualizar la realidad. Una
realidad que incorpora consensos en la definición de problemas a trabajar, objetos de
estudio, modelos explicativos y metodologías de estudio. Este basamento epistemológico es
compartido por comunidades científicas que se ocupan de diferentes disciplinas. Entre ellas
encontramos a los psicoterapeutas, que se forman y nuclean en torno a diversas escuelas o
modelos de intervención: estratégicos, narrativos, estructurales, entre otras.
Lo más común después de un tiempo de recorrido es que estos consultores tomen
conceptualizaciones y criterios provenientes de diferentes líneas, ya que las instancias de
formación y los grupos de referencia van cambiando.
Con el tiempo de formación y experiencia, el profesional adquiere cierta flexibilidad
que le permite jugar con diferentes recursos en la forma en que se adecuan a sus
particularidades personales y a la situación clínica singular. Es lo que Gianfranco Cecchin
nominó una postura irreverente por parte del terapeuta y lo que Ceberio y Linares (2005)
distinguieron como Estilo terapéutico. El modelo, entonces, es la lupa, lo que permite
observar el caso construir la hipótesis, mientras que el estilo es la particular
implementación del modelo en manos del terapeuta. Siempre absolutamente siempre, un
modelo muta, tato por variables personales como contextuales.

preceptos, hábitos, funciones de cada uno de los miembros y del sistema general. Se observan cambios en el
subsistema pareja conyugal, pareja parental, funciones de la fratría, características y funciones de cada uno de los
miembros.
Las que se denominan Antiguas familias, son aquellas estructuras familiares que competen a las
concepciones de generaciones de comienzos del siglo XX hasta la década del ’60. Es decir, abarcan hasta los
padres nacidos en la década del ’50, que se hallan compenetrados en los preceptos y mandatos de sus propios
padres, nacidos a su vez entre los años 1920 y 1930. Mientras que las nuevas estructuras, responden más
precisamente a los padres de la generación del ’60 y ’70, que a pesar de ser hijos de padres de la primera columna,
tienden a ser más flexibles y adaptados a los cambios que suponen las estructuras modernas de familia, la actitud
de los adolescentes, la forma de interacción de pareja, etc. Por tal razón, las dos estructuras se interceptan, hay
nuevos padres y madres, revisionistas, flexibles y modernos, pero hay padres y madres que sucumben a las
premisas de las antiguas estructuras de familia. Somos una generación de tránsito. (Ceberio M. R. y Serebrinsky
H. 2011)
2
La autoría de las Escuelas sistémicas es autoría de Javier Mandil.
P á g i n a | 44

La dinámica interaccional de la sesión nos conducirá, naturalmente a recombinar las


herramientas, revelarnos contra los lineamientos estrictos y buscar, en fin, nuestra propia
identidad como profesionales en contextos de intervención diferenciados. Sin embargo,
importa en este espacio señalar la aclaración que hace Cecchin cuando propone la
irreverencia terapéutica: es importante que un alumno, en los momentos iniciales de su
formación, se ciña a los parámetros estrictos de un modelo. En este sentido, trabajar de
manera integrativa e irreverente, es diferente a desarrollar un pastiche ecléctico en el que se
utilizan recursos provenientes de diversas fuentes sin tomar en cuenta hacia que modelo de
cambio apuntan y que criterios de implementación requieren.
Intentaremos entonces, establecer unos criterios generales que comparten todos los
modelos terapéuticos insertos en el paradigma y señalar algunos aportes específicos
desarrollados por las diferentes escuelas. Y esto, sin dejar de recordar el valor introductorio
que las notas aquí expuestas tienen para una formación y capacitación continua.
Existen diferentes corrientes que podríamos clasificar en:
a. Aquellas que dan prioridad al análisis de la comunicación y a las conductas dirigidas a
resolver creativamente los problemas (Watzlawick, Weakland, Fisch, Segal)
b. Las que focalizan en la estructura familiar y las triangulaciones: terapia familiar
estructural, Estructural estratégica (Minuchin, Montalvo, Fischman, Haley, Madanes).
c. Las que atienden principalmente al significado del síntoma en el contexto familiar: La
Escuela de Milán (Selvini Palazzoli, Cecchin, Prato, Boscolo) y M. Andolfi (Escuela de
Roma).
d. Enfoques postmodernos: White, Epston, Andersen, Goolishian.

La mayoría de las corrientes se maneja en 4 etapas:


1) Una clara definición del problema o síntoma en términos concretos.
2) Una investigación de las soluciones hasta ahora intentadas.
3) Una clara formulación del cambio concreto a realizar.
4) La formulación y puesta en marcha de un plan para producir dicho cambio. Si bien para
la familia que consulta existe un paciente identificado, en este tipo de terapia el paciente
es la familia.
P á g i n a | 45

Modelo de Terapia Breve del MRI (Mental Research Institute-Palo Alto) (Watzlawick,
Weakland, Fisch)
Podría decirse que este es el primer y original modelo terapéutico inserto en el
paradigma. Con la participación original de Bateson, Haley y Don Jackson a fines de los
60, Paul Watzlawick, John Weakland y Richard Fisch entre otros, terminarían de darle
forma a este enfoque de lineamientos mínimos pero poderosos.
Más allá de sus modificaciones y revisiones constantes, que involucrarían a partir de
los 80 la injerencia de los planteos constructivistas y construccionistas sociales, conservaría
su carácter eminentemente pragmático, sostenido en la idea de que todo conflicto
existencial o trastorno puede ser operacionalizado como un problema y que la consecución
de un objetivo mínimo pero concreto en psicoterapia puede generar, a partir del efecto
dominó, cambios más globales en el sistema que consulta.
En forma sintética desarrollaremos algunos de los criterios fundamentales del
enfoque de Palo Alto. En principio es una terapia que se realiza junto al cliente un contrato
de 10-12 entrevistas, focalizadas en la resolución de un problema y la consecución de un
objetivo mínimo a lograr.
No necesariamente se trabaja en consulta con la persona sintomática-portadora del
problema, sino con la persona preocupada por el mismo: es decir, con lo que ellos nominan
el cliente de la terapia. La idea de los gestores del enfoque es que al estar esta más
motivada, será la principal vía de introducción de cambios en el sistema.
El objeto principal de análisis e intervención serán las Soluciones intentadas, es
decir, los afrontamientos fallidos que las personas involucradas realizaron y realizan en
torno al problema. La idea básica es que el sistema que sostiene al problema es mantenido
retroactivamente por los intentos fallidos para solucionarlo que las personas, orientadas por
el sentido común –vale decir, por presupuestos básicos organizados en su sistema de
creencias- insisten en llevar a cabo.
La operatoria principal consistirá en inducir en los consultantes una intervención en
180 grados, o sea, llevarlos a implementar una serie de conductas-comunicacionales
opuestas a aquellas que integran las soluciones intentadas empleadas al momento,
abandonando de esta forma la insistencia en el más de lo mismo interaccional que sostiene
P á g i n a | 46

el problema y gestando, de esta manera, las condiciones para que un cambio de segundo
orden se lleve a cabo.
Este Cambio de segundo orden se define, desde la óptica del MRI, como aquel que
se suscita cuando las personas han cambiado radicalmente su sistema perceptivo-reactivo,
de tal manera que se involucran en circuitos comunicacionales en donde el problema
presentado en consulta no tiene lugar. En este sentido, la elucidación del origen de la
problemática a tratar no es importante para la óptica de esta escuela, sino la
conceptualización de las pautas perceptivas-retroactivas que lo mantienen.
Para el MRI, los problemas se generan cuando, ante las dificultades corrientes de la
vida cotidiana, las personas insisten en solucionarlas a partir de intentos convencionales
llevados adelante por la lógica racional.
Otro punto importante cuya incidencia encontramos en las demás escuelas del
paradigma, pero que en este modelo tiene fuerte preponderancia, es el artesanal uso del
lenguaje y las técnicas eriksonianas de hipnosis sin trance, en pos de inducir al consultante
a involucrarse en circuitos interactivos novedosos. De estos recursos, uno de los principales
es la utilización de la postura del entrevistado (hablar el lenguaje del paciente), remedar
sutilmente sus modalidades representacionales, sistema de valores, actitud ante el problema
y la terapia, encuadrando las intervenciones dentro de un marco semántico aceptable para el
mismo.
La reestructuración se conceptualiza, como una intervención orientada a modificar
la percepción del cliente respecto al problema, en pos de que realice cosas distintas.
Es importante ser claros en este punto para diferenciar las teorías del cambio: para
este modelo, el proceso terapéutico se dirige a que los integrantes del sistema se involucren
en alternativas conductuales. El cambio a nivel cognitivo será más que nada un medio para
orientar a los que consultan a participar en nuevos circuitos interaccionales. Esta
perspectiva encuentra diferencias con la propuesta de otros modelos en los cuales la
incidencia de la cibernética de segundo orden es más marcada, y por tanto, conceptualizan
el reencuadre cognitivo como una meta, más que como un medio para el cambio.
El modo usual de intervención en este modelo de terapia breve es entonces: generar
un cambio de creencias, y cierta convicción en la sesión, como un medio para desarrollar
P á g i n a | 47

las condiciones aptas que la prescripción de conductas diferentes, en las famosas tareas
para el hogar, requiere. Estas tendrán tres modalidades principales:
Se realizarán prescripciones directas, es decir, se solicitará a los consultantes la
implementación directa de conductas alternativas a aquellas que venían llevando a cabo,
cuando el rapport es alto, la resistencia es baja y la conducta-problema es controlable por
parte de los implicados.
Las prescripciones indirectas son tareas orientadas a desfocalizar la percepción del
consultante respecto a la conducta de afrontamiento. La forma básica que adquiere es preste
atención a X cosa, cuando al mismo tiempo, en la práctica, el que consulta realiza aquellas
acciones que le generan aprensión pero que lo llevarían a resolver el problema. Son
indicadas, frecuentemente para aquellos problemas ubicados en el espectro de la ansiedad,
las fobias, etc.
Y finalmente, las famosas, prescripciones paradojales en donde básicamente se le
pide al cliente que haga más de la misma conducta-problema. La idea sobre la cual se
sostiene una intervención semejante, es pensar la interacción cliente-conducta-contexto
como un verdadero juego relacional que tiene las características de un doble-vínculo. En
este sentido, la petición por parte del terapeuta, en un contexto supuestamente promotor del
cambio, de que el consultante siga haciendo lo que hace, no hace más que espejar esa
trampa relacional en la que el cliente se encuentra, sobresaturando de esta manera, a partir
de un feed-back positivo, el sistema que sostiene el problema. Estas intervenciones suelen
estar indicadas en las situaciones donde se registra una alta oposición por parte del que
consulta, en situaciones donde la conducta es incontrolable y/o compulsiva, etc.
A partir de conceptualizaciones semejantes, es decir, tomando la teoría del doble
vínculo como background epistemológico, se tratarán los fenómenos resistenciales en
psicoterapia a la manera de un arte marcial, en el sentido de que recomendarán usar la
fuerza del contrincante para ser vencida. El método general será entonces, prescribir la
resistencia como una fuerza curativa, como un fenómeno necesario para que el proceso
terapéutico avance.
En este mismo sentido, se orientarán diversas intervenciones tendientes a anticipar
diversos impasses terapéuticos: la restricción del cambio, pedirle al consultante que vaya
despacio en su mejoría, prescribir recaídas, etc. Vale decir que resulta notable como las
P á g i n a | 48

teorizaciones originales del MRI describían la resistencia como una especie de fuerza física
a vencer (aún en la forma de un arte marcial como el judo), y un problema de oposición por
parte del que consulta.
Dichas conceptualizaciones serían criticadas y revisadas sucesivamente por
pensadores insertos dentro del paradigma. Sin embargo, podrían ser pensadas como el jalón
inicial en esas teorizaciones orientadas a conceptualizarla de una forma diferente a como se
había pensado anteriormente: como un fenómeno comunicacional suscitado en el interior
de la relación terapéutica.

Modelo Estructural (Minuchin-Fischman-Montalvo)


Salvador Minuchin es un psiquiatra argentino que trabajó sucesivamente en Israel y
Estados Unidos. En este último país fue asignado para operar con familias de escasos
recursos, en las cuales los problemas de violencia, alcoholismo, anomia eran moneda
corriente. A posteriori, se haría cargo de la dirección del equipo de terapia familiar del
Philadelfia Child Guidance Center.
No es casual entonces, que merced a la población en la que intervino, se interesase
fuertemente por las características contextuales que sostenían los síntomas, que se
interiorizase en la epistemología sistémica como marco para comprender estos fenómenos y
que realizase una relectura de la misma imbricándola con propuestas metodológicas de
otras fuentes: la terapia familiar más clásica del Ackerman Institute, las intervenciones
promotoras de crisis de Carl Withaker.
Es así como el modelo estructural de Minuchin, enfocado en propiciar el cambio en
familias altamente homeostáticas, es uno de los más difundidos e influenciantes de la
actualidad. Introduzcamos entonces algunos de sus más importantes aportes
Minuchin entiende la estructura de un sistema como un corte sincrónico, una
instantánea de sus pautas organizacionales más recurrentes. En este sentido, vale la pena
aclarar, que todos los constructos que Minuchin utiliza refieren, en última instancia, a
conductas que por su homeostática recurrencia, determinan en un nivel meta, todos los
demás comportamientos de los miembros de un sistema. Es decir, en un sistema familiar,
por ejemplo puede observarse la recurrencia de un conjunto de conductas interaccionales
observables cuya semejanza estructural da lugar a un isomorfismo formal que nominamos
P á g i n a | 49

alianza madre-hija. Y esta estructura formal, posiblemente condicionará ciertas actitudes


particulares en la hija, como pueden ser sus contactos exogámicos, sus conductas de
diferenciación e individuación, su salida al mundo exterior.
La estructura conformará una división del sistema en subsistemas o holones. En una
familia, la división más típica estará dada por el subsistema conyugal (la pareja matrimonial
padre-madre), el subsistema parental (que puede o no ser la misma pareja, pero estará, a fin
de cuentas conformado por los miembros que supuestamente ejercen una función de tutoría
y regulación jerárquica en ese sistema), el subsistema fraterno, etc. Estos subsistemas
estarán divididos y comunicados entre sí a partir de fronteras, respecto a las cuales, la
elucidación de sus características importará para un diagnóstico estructural. Estas podrán
ser rígidas cuando la transmisión de información a través de ellas es complicada o casi
inexistente: por ejemplo, en el caso de padres que ponen excesiva distancia con los hijos.
También pueden ser difuminadas, en los casos en que la división de funciones y
roles no quedan claras y que algún miembro de otro subsistema interviene en su
funcionamiento, por ejemplo, en los casos en que una abuela desautoriza a los padres en su
función rectora y pretende tomar el lugar de la madre regulando el comportamiento de sus
nietos. Este ejemplo, debería ser leído tomando en cuenta que la aberración estructural no
se produce meramente cuando cierto pariente ejerce una función inesperada por su filiación
biológica.
Hay innumerable cantidad de abuelas que realizan esta función de tutoría en forma
exitosa. Los principales problemas se producen cuando las funciones y jerarquías no
quedan claras. Para continuar con este ejemplo: esto podría observarse en los casos en que
madre y abuela compiten y se desautorizan mutuamente en el ejercicio de este rol.
Por supuesto, el caso más cercano al ideal de salud sistémico se suscita cuando estas
fronteras son flexibles, es decir, cuando el ejercicio de las funciones está claramente
delimitado, pero a su vez el pasaje de información entre los subsistemas se encuentra
facilitado; hacia esta forma de funcionamiento apunta el tratamiento estructural llevar a la
familia.
Es importante destacar, así mismo, que en concordancia con el funcionamiento de
las fronteras a nivel intra-sistémico, suelen detectarse ciertas particularidades en las
fronteras que dividen y comunican al sistema con el mundo exterior. De esta forma,
P á g i n a | 50

Minuchin ha hecho célebres los casos de familias donde los hijos padecen enfermedades
psicosomáticas, en las cuales las fronteras intrasistémicas se presentan extremadamente
difuminadas, a la vez que las fronteras con el mundo externo adquieren la forma de una
cerca de caucho, es decir, una frontera exo-sistémica rígida que impide el pasaje de
información respecto al contexto y la consecuente individuación-diferenciación de sus
miembros.
Basándose en la teoría de los juegos de Von Neumann, Minuchin observa diversas
jugadas relacionales en las que los miembros se involucran en pos de sostener la identidad
y teleología de un sistema. En este sentido, la aberración de fronteras intra-sistémicas se
genera a partir de la formación de alianzas y coaliciones trans-generacionales y trans-
jerárquicas en el sistema familiar.
Estos juegos se registran en esas coaliciones abuela-nieto en contra de la madre,
como la citada más arriba, en las díadas simbióticas en las cuales un hijo opera como único
sostén afectivo de un progenitor, o típicamente en esos triángulos que Freud había
entrevisto como nódulo originario de la neurosis: la coalición progenitor-hijo en contra del
otro progenitor. Sin embargo, lo que Minuchin encuentra es que, más que formaciones
intrapsíquicas, históricamente pesquizables y motivadas por intereses incestuosos
inconscientes, podemos ubicar estas formaciones estructurales como juegos relacionales
que se reproducen sincrónicamente, generando la rigidez del sistema, y que los fines de
tales juegos pueden obedecer a motivos completamente ajenos a las esferas del erotismo.
Muchas veces estas organizaciones se generan con fines de protección a la unidad
familiar, otras como formas que ayudan a evadir aprendizajes complejos o la ejecución de
tareas –la individuación, por ejemplo- intensamente angustiantes. De hecho, en la
consultoría llevada a cabo en organizaciones empresariales podemos encontrar
sorprendentes isomorfismos que actúan como guía para la intervención en estos campos. En
todo caso, la finalidad específica de tales formaciones estructurales será objeto de
investigación por parte del profesional a cargo, en el caso por caso.
La escuela estructural propondrá, una serie de modalidades propias de intervención
destinadas a favorecer el cambio estructural en el aquí y ahora de la entrevista, y que
requerirán de un gran compromiso y participación activa por parte del terapeuta.
P á g i n a | 51

Fijación de límites: constituyen una serie de técnicas orientadas a reforzar el trazado de


fronteras cuando están difuminadas y/o fomentar la permeabilidad de las mismas cuando
los límites entre subsistemas son demasiado rígidos. En la práctica se vehiculizan a través
de acciones tan diversas como: alterar la ubicación espacial de las personas en el
consultorio, bloquear los intentos de interrupción por parte de familiares que intentan
hablar por otros, utilizar el propio cuerpo para interrumpir el contacto visual entre los
integrantes de díadas disfuncionales, e infinidad de operatorias en las cuales, más que
intervenir a partir de contenidos ideativos, se introducen una serie de marcadores
analógicos y modificaciones concretas en la dinámica procesual suscitada en la sesión.
Al alterar pragmáticamente los límites entre subsistemas, cambiarán las reglas que
rigen las relaciones promoviendo, en este sentido, la ampliación del repertorio psicosocial
en los integrantes de la familia.

Desequilibrio: el consultor puede aliarse con miembros disfuncionalmente debilitados, o


coaligarse con los componentes de un subsistema en contra de otros –apoyar a los padres
desafiando a los hijos, por poner un ejemplo- en pos de reorganizar las jerarquías
Intervenciones semejantes requieren, sin lugar a dudas, suficiente flexibilidad como para
ser desactivadas y alternadas en caso de necesidad.
No debemos olvidar que el consultor ha de sostener un enganche con todos los
miembros del sistema consultante, y que el miembro del sistema apoyado por el terapeuta
habrá luego de valerse por sí mismo en su contexto natural.

Escenificación: Minuchin conceptualiza al enactment o puesta en acto, como un hacer


actuar dentro del encuadre a la familia, en pos de generar un cambio en pautas
interaccionales fundamentales para la organización familiar. En esta sintonía, se podrá
elegir una conducta paradigmática respecto a las dificultades estructurales del sistema, y se
insistirá en su ejecución. Por ejemplo: se le podrá pedir a una madre que ponga límites a su
hijo pequeño, a la vez que se desactivarán los intentos del padre que lo llevan a intervenir
en forma contradictoria al respecto.
Esta escenificación terapéutica se desarrolla a la manera de un proceso constituido
por tres fases:
P á g i n a | 52

1) Observación de las interacciones espontaneas suscitadas en el aquí y ahora de la


entrevista. En esta fase, el consultor realiza un diagnóstico respecto a las áreas sobre las que
es necesario trabajar.
2) Elección de una particular secuencia interactiva disfuncional sobre la cual operar.
Se organizará la escenificación de tal manera que la familia reproduzca esa pauta en el
consultorio.
3) Proponer modalidades diferentes de interacción respecto a la pauta en cuestión. Esta
intervención proporciona al consultor información diagnóstica y predictiva, a la vez que
apunta a inducir efectos reestructurantes en el sistema.

Focalización: Se mantiene el foco en un problema o temática, ignorando los esperables


intentos del sistema para favorecer la desfocalización, presentar otro problema, tratar de
evadir el conflicto, pasar a otro tema, etc. La entrevista se centra en un aspecto puntual,
favoreciendo de este modo, por una parte, una modalidad ejecutiva de resolución, y por otra
el consenso entre el consultor y la familia respecto a las pautas y modalidades organizativas
sobre las cuales es importante intervenir.

Intensificación: Minuchin asevera que, usualmente, los consultantes tienen una sensibilidad
auditiva discriminatoria. Es decir: oímos del mensaje terapéutico lo que podemos oír, o
desde una perspectiva constructivista: percibimos aquello que nuestra epistemología nos
permite percibir.
Para operar sobre esta dificultad, el terapeuta habrá de recurrir a diferentes
maniobras en pos de aumentar la intensidad, generar crisis, fomentar las probabilidades de
cambio. Estas podrán ir desde modificar el tono de voz, hasta repetir el mensaje con
insistencia, emitir un mensaje distinto en contenido pero referente a un isomorfismo
estructural, disminuir la distancia interpersonal con el/los miembros involucrados en la
pauta, aumentar el tiempo de una interacción traspasando los usuales límites de la
tolerancia, etc.
Minuchin y cols, ubican un sustento epistemológico para este tipo de intervenciones
en la teoría de las estructuras disipativas de I. Prigogine. En este sentido, la insistencia del
terapeuta en cambiar pautas y modalidades organizacionales, apunta a promover el proceso
P á g i n a | 53

sucesivo: negentropía-entropía (desorden-desorganización-crisis) en pos de que luego se


produzcan nuevos reacomodamientos estructurales.
Aunque se insista, dentro del encuadre, se trabaja sobre solo una pauta
comportamental concreta, se entiende que el efecto bola de nieve inherente a todos los
sistemas abiertos, tenderá generalizar los resultados del cambio a otras pautas asociadas e
isomórficas. En este proceso se suscitaría la construcción de nuevas estructuras más
flexibles y funcionales, en la que se ubica la idea de cambio de segundo orden, propia de
este modelo terapéutico.

Modelo Estratégico (Jay Haley, Cloe Madanes)


Jay Haley fue miembro fundacional, junto a Gregory Bateson y Don Jackson del
primer grupo de investigación en el MRI. Conjuntamente con John Weakland, concurriría a
diversos seminarios y charlas de formación con Milton Erikson y se constituiría en uno de
los grandes formalizadores de su obra a partir de diversos escritos. En el modelo del MRI,
gran parte de sus técnicas son sistematizaciones de las estrategias espontáneas del genial
hipnoterapeuta.
A posteriori, trabajaría junto a Salvador Minuchin en el Child Guidance Center de
Filadelfia. Finalmente, fundaría su propio instituto de terapia familiar en Washington, junto
a su esposa, la terapeuta argentina Cloe Madanes.
El modelo estratégico de Haley recoge aportes del modelo de Terapia Breve de Palo
Alto y del modelo Estructural, imbricándolos con los estudios de Erikson concernientes al
Ciclo Vital Familiar. La organización de estas influencias diversas dio lugar a un enfoque
propio, en cuyos lineamientos principales se observan as cimientes del modelo breve del
MRI, pero lo ampliaría para trabajar en consulta, no solo con el cliente o el paciente
identificado portador del síntoma sino con todo el grupo familiar. Muchas de las
problemáticas que Haley y sus colaboradores tratarían, como los casos concernientes a los
adolescentes que presentan conductas extremadamente desviadas (problemas de drogas,
delincuencia, trastornos psicóticos), requerirían de la involucración de toda la familia en el
tratamiento.
En este sentido, desarrollaría diferentes reglas técnicas orientadas a tratar a toda la
familia en el consultorio. Por ejemplo, la importancia de citar a todo el grupo conviviente,
P á g i n a | 54

de desarrollar un joining y sentido de participación con todo el grupo concurrente (incluso


hacer participar a los niños!), el arte de hacer participar en el trabajo terapéutico a los
miembros más desvinculados del sistema (justamente, esta desvinculación, por parte de un
progenitor puede ser uno de los factores que sostienen el problema que se trae a consulta), y
la importancia de lograr una definición del problema a trabajar y los objetivos a lograr,
consensuados por todos los participantes.
El modelo del cambio seguirá basándose en alterar las conductas comunicacionales
concretas de los involucrados. Proseguirá entonces con la modalidad prescriptiva
concerniente a solicitar la realización de tareas, poniendo el énfasis de involucrar a todo el
grupo familiar en su realización. Es decir, idealmente, cada cual tendrá un rol definido en la
consecución de la tarea.
Es un modelo que recoge los aportes de Milton Erikson y se centrará en considerar
al Ciclo Vital Familiar como parte del contexto en el que el problema se sitúa. De la idea
original del MRI, que ubicaba a los problemas como originados en la resolución defectuosa
y recurrente de las dificultades cotidianas, se entenderá al síntoma o problema como una
señal de que la familia no puede pasar de una etapa a otra en su desarrollo esperable.
El ciclo vital comprende una serie de fases durante las cuales los miembros de una
familia han de afrontar diferentes requerimientos sociales concernientes a la negociación de
límites entre sistemas, procesos de individuación y transiciones de rol diversas. La conducta
sintomática tendrá entonces la doble función comunicacional de ser, por una parte, señal de
las dificultades en la realización de este pasaje, y por otra la de constituir una pauta
orientada a sostener la homeostasis que el funcionamiento rígido de la familia constituye.
Pero fue a partir del trabajo con Salvador Minuchin, que el modelo se va haciendo
mixto, es decir, se introduce el problema de las jerarquías no definidas en el sistema.
Revisará las conceptualizaciones concernientes al doble vínculo, entendiéndolas como una
batalla por el control y la regulación del sistema. Si el sistema no tiene una organización
jerárquica clara y consistente, su funcionamiento se volverá entrópico.
A medida que trabaja con los llamados jóvenes locos, vale decir su forma
humorística de nominar a los pacientes identificados en un sistema donde se presenta un
trastorno de la emancipación, acrecentará el énfasis en restaurar las jerarquías y reglas
organizacionales claras. La estrategia general de trabajo propuesta para estas problemáticas
P á g i n a | 55

será requerir a la pareja parental en conflicto que suspendan momentáneamente sus disputas
en pos de acordar la forma de organizar la vida del hijo sintomático, posibilitando de esta
forma su externación hospitalaria.
Análogamente al modelo propuesto por Minuchin, se implementará el uso de la
persona del terapeuta para generar alianzas y coaliciones alternativas respecto a los
miembros del sistema. El consultor habrá de funcionar como pilar restaurador de la
jerarquía destituida. Son destacables en este sentido los aportes realizados por Madanes
unos años después, a medida que se suscitó el trabajo con familias uniparentales o en las
que por diferentes razones, el rol organizador no podía estar encarnado por la figura cuya
filiación biológica haría esperable. En este caso, la función jerárquica a apuntalar podría
estar constituida por una abuela o cierta hermana mayor. El problema no será entonces
quien ocupa la posición requerida sino la presencia de una jerarquía clara, definida y
consistente.
Así mismo, las nuevas configuraciones familiares como las convivencias informales
y las familias ensambladas han dado lugar a ciertas reconsideraciones respecto a la sucesión
esperable en un Ciclo Vital Familiar. ¿Podría hoy la separación de los cónyuges y la
consolidación de un nuevo proyecto de pareja, ser considerada otra etapa a traspasar?. En
todo caso, el enfoque estratégico ha demostrado flexibilidad en la revisión constante que los
cambios socio-históricos han condicionado.

Escuela de Milán (Selvini Palazzoli, Prata, Boscolo, Cecchin)


Se podría decir que las formulaciones del grupo de Milán efectuaron, a través de su
historia, una serie de modificaciones acordes al principio hipotético que orientaba su
modalidad de evaluación clínica.
Mara Selvini de Palazzoli, Giuliana Prata, Luigi Boscolo y Gianfranco Cecchin eran
un grupo de psiquiatras italianos, que a partir de una orientación psicodinámica trabajaban
con adolescentes anoréxicas. Al ver escasos resultados en los tratamientos, y al observar
determinantes en la dinámica familiar que incidían en la evolución de la patología, invitan a
principios de los 70 a Paul Watzlawick, para que los supervise y los instruya acerca de los
novedosos lineamientos sistémicos.
P á g i n a | 56

Es así como en esta primer época pondrían énfasis en el diseño de complejas


intervenciones que nominaban contraparadojas, a partir de las cuales procuraban
neutralizar las dinámicas doble-vinculares en las que las familias se encontraban envueltas.
A mediados de dicha década cambiarán su enfoque, que encontrará una pieza clave en el
concepto juegos patológicos.
Se tratará de un constructor complejo que involucrará circuitos retroactivos
comunicacionales y formaciones estructurales, en interjuego con los mitos y creencias
familiares transmitidos a través de las generaciones. Por el interés otorgado a la
epistemología familiar en la evaluación clínica y en la valoración de los procesos de
cambio, y por la metodología hipotética que guiaba su accionar en las entrevistas, este
modelo es considerado un pionero en la adopción de los postulados cibernéticos de segundo
orden.
Entre sus más importantes contribuciones, se observa la formulación de tres
principios básicos que orientan la indagación e intervención profesional en la entrevista
familiar. Al formalizar el accionar terapéutico a partir de estas reglas fundamentales,
Palazzoli y colaboradores apuntan a hacer transmisibles criterios metodológicos generales
para el correcto manejo de la información clínica desde una óptica sistémica. Con el correr
de los años, el Grupo de Milán fue profundizando la idea consistente en que el método de
conducción de la entrevista basado en estos principios, sería condición suficiente para
generar el cambio terapéutico debido al aporte de información significativa y novedosa al
sistema familiar. Estos tres principios:

Hipótesis: Se entiende que todo profesional formará sus propios supuestos a partir de la
recepción inicial de información concerniente al caso clínico, ya sea en la derivación, la
pre-entrevista telefónica, etc. Los datos serán organizados a partir de sus referencias
teóricas, experiencias personales, involucración en procesos terapéuticos anteriores. Las
ideas que el profesional tiene acerca del caso serán consideradas hipótesis que guiarán la
sucesiva recolección de información, expuestas a refutación o confirmación en contraste
con la respuesta ofrecida por la familia a sus intervenciones.
P á g i n a | 57

Circularidad: es la capacidad del terapeuta para conducir su investigación en base al feed-


back de la familia, como respuesta a la información que solicita respecto a las modalidades
relacionales en las que se involucran sus integrantes. Cumplir con tal principio requiere que
el consultor se libere del condicionamiento lingüístico y cultural que lo hace pensar y
hablar en términos de cosas, es decir, de la perspectiva esencialista y lineal corriente en
nuestra sociedad occidental.
Pensar en términos circulares nos posibilita entonces, organizar la conversación
terapéutica estableciendo diferencias y conexiones a nivel de la pragmática y semántica
interaccional, y por otra parte, ubicarnos nosotros mismos como parte de la dinámica
interactiva que se suscita en la entrevista, posición que nos permite confirmar o falsar
nuestras hipótesis a partir de la información recibida.

Neutralidad: se trata de la adopción, por parte del terapeuta, de una posición en la cual no
toma partido por ninguno de los integrantes de la familia, aceptando las ideas, prácticas y
creencias de sus miembros sin juzgar, es decir, considerándolas como elementos
funcionales a la dinámica integral. De hecho, para evitar atribuciones dirigidas a cada
persona en particular, evitarán a rajatabla el etiquetado individual. Por ejemplo, en lugar de
decir La Sra. R. es psicótica, al discutir los casos plantearán La Sra R. se muestra como
psicótica..., con la intención de conservar el criterio relacional en la evaluación de las
conductas de cada componente en el sistema.
El grupo conceptualizó los juegos patológicos como complejas formas
interaccionales que integran circuitos retroactivos, formaciones de alianzas y coaliciones,
organizadas a partir de mitos familiares y sistemas de creencias transmitidos inter-
generacionalmente. Diversos desarrollos del enfoque tomarán en cuenta tres generaciones
en la familia para evaluar la forma en que estos patrones recurrenciales son reproducidos a
través de la historia. En las familias con pacientes identificados graves (anorexias, psicosis)
Palazzoli y cols. investigarán formas particulares de estas dinámicas relacionales a las que
nominará juegos psicóticos. En ellos ubicarán al joven miembro sintomático como
intermediario en un juego de instigaciones y provocaciones mutuas por parte de una pareja
conyugal en conflicto crónico y oculto. El comportamiento anómalo del hijo será funcional
P á g i n a | 58

en tanto mantiene tal conflicto parental al nivel de un impasse, evitando de esta forma la
escalada y el peligro de ruptura.
Acorde a sus diferentes momentos teóricos, el grupo de Milán implementará
diversas modalidades prescriptivas, que constituirán un desarrollo novedoso respecto a
intervenciones más clásicas en otros modelos.

Contraparadojas: son prescripciones paradojales dirigidas a espejar y sobresaturar la trampa


doble-vincular en la que los miembros del sistema participan. A posteriori de una
redefinición que enfatiza la necesidad de la familia en proseguir con los comportamientos
implicados, se prescribe la prosecución recurrente de los mismos, cuidando que cada
integrante tome su parte en la función a cumplir en el interjuego familiar.

Rituales: a medida que Palazzoli y cols. enfatizan el trabajo con la epistemología familiar,
se prescriben tareas de alto contenido simbólico y/o metafórico. Estas pueden cumplir una
función análoga a la de los ceremoniales de transición, constituir un gesto de reparación
ante un daño, metaforizar una modalidad vincular, etc. Algunos ejemplos a citar son la
diversidad de rituales funerarios adecuados a la cultura familiar, los pedidos de perdón ante
una transgresión, las cartas dirigidas al familiar ausente, etc. Apuntan a una
reestructuración de las reglas relacionales y creencias a partir de una entrada analógica de
información al sistema.

Prescripción invariable: más que una simple tarea, la prescripción invariable está
constituida por una serie de señalamientos de encuadre terapéutico, tareas sucesivas
dirigidas a demarcar fronteras entre subsistemas y técnicas orientadas a la recogida de
información. Su nombre se debe a que tal encadenamiento de intervenciones se ejecuta de
manera inmodificada en sistemas patológicos muy rígidos en donde las reglas de
funcionamiento se presentan como ambiguas o confusas. Su universalidad se justifica en el
supuesto teórico consistente en que en todas las familias donde hay un paciente identificado
grave, el principal problema es una falta de diferenciación entre el subsistema parental y el
filial.
P á g i n a | 59

El objetivo de su implementación será doble: a) introducir reglas interaccionales


claras que demarquen ambos subsistemas, aumentando gradualmente la emancipación
mutua entre el hijo sintomático y los padres. b) favorecer una recopilación de información
más completa a medida que nuevas reglas interaccionales se suscitan en la medida que el
hijo se desentrampe del juego psicótico.
Una exposición resumida podría describir esta compleja intervención de la siguiente
manera:
1) Después de una sesión conjunta con todo el grupo familiar, se les pide a los padres que
vengan solos a las entrevistas subsiguientes.
2) En estos encuentros, se les solicita que guarden secreto de todo lo conversado con el
equipo terapéutico.
3) Se les prescribe la realización de salidas conjuntas y sorpresivas, sin la compañía de
ningún otro familiar. Así mismo, deberán también guardar secreto de los lugares,
actividades y situaciones que habrán compartido.
4) Gradualmente, estas salidas se habrán de hacer más frecuentes, y su duración más
prolongada. No deberán dar aviso anticipado de los horarios y momentos en que estas se
llevarán a cabo. Apenas dejarán escuetos carteles de aviso al momento de salir.
5) Cada cónyuge habrá de tomar nota, por separado, acerca de las reacciones de sus hijos al
respecto. En sucesivas entrevistas conjuntas se conversará y reflexionará acerca de los
datos recogidos.

Como ya ha sido señalado, los aportes de la escuela de Milán introdujeron en la


terapia familiar un interés por los procesos cognitivos, cuya influencia trascendió los
límites del enfoque. Su rescate de la teoría batesoniana de la significación condujo a que los
valores, reglas para la acción, mitos familiares y expectativas de los miembros de un
sistema sean entendidos como un meta-nivel determinante en los juegos interaccionales.
En concordancia con estos planteos, para el grupo de Milán, las operatorias
dirigidas a fomentar la reflexión y la comprensión, serían las más importantes a
implementar en el transcurso de las entrevistas. Resulta imprescindible señalar aquí dos
intervenciones especialmente orientadas a estos fines: la connotación positiva, que es una
P á g i n a | 60

particular forma de redefinición que otorga un sentido positivo a la conducta sintomática y


a la totalidad del juego interaccional en el que los integrantes del sistema participan.
Son usuales en este sentido, la adjudicación de razones altruistas (sacrificio, amor,
etc.) a las conductas involucradas en la manutención de la homeostasis. Probablemente, el
comportamiento de Matías es una forma de pedirle a su mamá que se mantenga cerca y
atenta....Ana, por su parte, atiende el pedido de su hijo, expresando de esta forma el
intenso amor que los une.
Los efectos de desculpabilización, atemperamento de las emociones negativas y
validación de los consultantes, funcionan en sí mismos como un poderoso catalizador del
cambio, ofreciendo una apertura reflexiva hacia perspectivas interaccionales más ricas y
complejas.
Las preguntas circulares, por su parte, constituirían una innovadora herramienta
orientada a recoger información interaccional por parte de los consultores, y a favorecer la
reflexión de los familiares en relación a las perspectivas diversas suscitadas en los
participantes del juego vincular. Se trata de cuestionar a cada uno de los miembros del
sistema acerca de su concepción respecto a los pensamientos, emociones y reacciones del
otro, concernientes a temáticas nodales que contextualizan el motivo de consulta:
 Situaciones que rodean las pautas problemáticas
 Acontecimientos gravitatorios en la historia familiar, mitos asociados.
 Reglas, mandatos, valores, ideales.
 Características vinculares suscitadas entre miembros determinados

Se trata de una técnica compleja cuya correcta ejecución requiere práctica; de


acuerdo a la modalidad circular adoptada, cada respuesta de un participante servirá como
disparadora de otra pregunta por parte del profesional.
T: Alicia....cuando vos tirás tu comida en vez de comerla.....como reacciona mamá?
A: Mmmm....con bronca supongo....ella me grita....intenta obligarme a comer.
T: Que pensas que tu mamá siente en ese momento?
A: Rabia....frustración....preocupación por mí....una mezcla, supongo
T: Mamá, cuando ud. le grita a Alicia porque tiró la comida.....que cree ud. que piensa
papá?
P á g i n a | 61

De acuerdo a Gregory Bateson La información es una diferencia....que hace


diferencias. El criterio general de intervención adoptado por esta escuela apunta, en última
instancia, al ingreso de información novedosa que produzca diferencias en los juegos
relacionales. La idea de cambio de segundo orden, se ubicaría desde esta perspectiva, a
nivel de una modificación epistemológica en los integrantes del sistema.

Enfoques posmodernos:
White, Epston, Andersen, Goolishian
Finalmente, en esta sección agruparemos aportes diversos cuyo cuestionamiento
radical respecto a ciertos presupuestos básicos sistémicos los situarían en las fronteras del
paradigma. Usualmente, en la literatura especializada, se engloban bajo la etiqueta enfoques
posmodernos a los modelos narrativistas, conversacionales y construccionistas en general.
En ellos, las elucidaciones concernientes a la cibernética de segundo orden ha ejercido su
influencia más notoria.
Recordemos aquí entonces, cuatro de los principales aportes que el constructivismo
y el construccionismo social han hecho al accionar clínico:

Inclusión del operador en el sistema terapéutico: su propia presencia condicionará, por una
parte el comportamiento de los miembros del sistema, y por otra sus propios presupuestos
epistemológicos determinarán la manera en que percibe los fenómenos clínicos. Esto abre
la puerta a un cuestionamiento y deconstrucción constante de las propias hipótesis
terapéuticas

Enfasis en la injerencia de los procesos cognitivos de los participantes en una situación


terapéutica dada. La vía regia para el cambio será la modificación de las creencias,
constructos y esquemas desde una perspectiva intrapsíquica y de los relatos o narraciones
socio-históricamente constituidas desde una perspectiva socio-cultural. En todo caso,
diversas modalidades de la redefinición constituirán los lineamientos más generales para la
intervención.
P á g i n a | 62

Imposibilidad de pensar las interacciones terapéuticas como instructivas: en su lectura de


los planteos constructivistas, Goolishian y cols. entienden que todo organismo lenguajeante
crea su propio entorno de significados, que le permite organizar, a la vez que filtrar
determinada información que el entorno le ofrece. De esta forma, cada interacción en la que
dicho organismo participa no operará a la manera de un input lineal, sino como una
perturbación ambiental que dicho organismo procesará de acuerdo a sus particularidades y
requerimientos estructurales.
Consideraciones semejantes pondrán en tela de juicio el accionar directivo en
psicoterapia, o al menos, motivarán su replanteo. De pensar las intervenciones como
prescripciones magistrales emitidas por un experto, pasamos a considerarlas como el
resultado de una construcción conjunta llevada a cabo en el interior de ese ecosistema
lingüístico conformado por el consultor y el consultante.

La inclusión de particularidades contextuales más amplias que aquellas suscitadas en el


entorno familiar. Esto da lugar a la elucidación de los determinantes socio-histórico-
económicos y culturales en las narrativas de aquellos que consultan. Diferentes debates
desarrollados en torno a sus presupuestos epistémicos y metodológicos generan, por una
parte, opiniones tendientes a la necesidad de actualizar los modelos comunicacionales
basados en la metáfora de la computadora y el procesamiento de la información. Por otra,
posicionamientos por parte de destacados detractores que, como Salvador Minuchin,
considerarían que el abandono de dichos postulados los colocaría en un lugar ajeno al
paradigma.

Resulta llamativo que el origen geográfico de sus más notables exponentes se sitúe
en la periferia de los espacios tradicionales en los que históricamente se gestaron los
modelos terapéuticos sistémicos. Michael White opera en Australia, David Epston en
Nueva Zelandia y Tom Andersen en Noruega. En todo caso, su particular recuperación de
la herencia antropológica Batesoniana y su incidencia general en la forma contemporánea
de hacer psicoterapia hace necesaria, sin lugar a dudas, su inclusión en este artículo
introductorio.
P á g i n a | 63

A continuación, algunos de los presupuestos más generales compartidos por estas


corrientes:
A nivel epistemológico, definiciones de sistema más basados en la teoría literaria
que en las metáforas computacionales. Tal como asevera Harlene Anderson: Los sistemas
son generados por el relato lingüístico concerniente al problema. O como diría Michael
White: el sistema está constituido por el problema y los efectos de dominio que este
adquiere en las historias de vida.
Así mismo, se recupera la dimensión temporal, histórica en la constitución de esos
relatos que conforman identidades. Basándose en el teórico socio-cognitivo J. Brunner,
entienden que la forma usual en la que una persona articula sus problemas es a la manera de
una narración de acontecimientos, con personajes implicados, intencionalidades en juego y
organizadas a la manera de una sucesión temporal.
A nivel metodológico se pone énfasis en la posición one down del terapeuta: este
deviene un experto en el no-saber, o vale decir, en el arte de preguntar. Se trataría de una
suerte de profesional curioso, cuyas preguntas abren panoramas de significación nuevos,
menos saturados por el problema. Es así como podríamos entender a estas formas de hacer
terapia como grandes procesos de redefinición continua, en los cuales, a medida que los que
consultan hablan distinto acerca de las cosas que hacen, se implican efectivamente en otro
tipo de interacciones.
También se corre el foco de las conversaciones del más de lo mismo o soluciones
intentadas al curioseo acerca de las excepciones al problema y a la historización de
aquellos acontecimientos extraordinarios, en los que las personas desplegaron recursos,
actitudes y características personales valoradas por ellos mismos como positivas, antes
condenadas a la periferia argumental en las iniciales historias saturadas por el problema.
Se entiende entonces a la psicoterapia como una construcción conjunta, entre
consultor y consultantes, de narrativas e identidades, al decir de Carlos Sluzky mejor
formadas, en tanto hacen hincapié en los recursos, posibilidades y diversos factores
potencializadores de los clientes. En la terapia se lleva a cabo la deconstrucción de los
mecanismos de poder implícitos en la posición del experto: en este sentido, T. Andersen y
colaboradores implementan un dispositivo de trabajo nominado equipo reflexivo, en el cual
P á g i n a | 64

la familia reflexiona acerca de las reflexiones llevadas a cabo por los miembros del equipo
y viceversa.
En una relectura de las propuestas filosóficas de M. Foucault, se apunta a
transparentar metodológicamente los mecanismos de poder implicados en la construcción
social de toda idea, todo conocimiento. Esto puede conducir a que, en la práctica,
consultantes y consultores alternen sus ubicaciones a ambos lados del espejo
unidireccional.
En coherencia con semejantes planteos, se lleva a cabo la deconstrucción de
narrativas socio-culturales más amplias que las generadas en el entorno familiar. Se
introducen en la conversación terapéutica problemáticas concernientes al género, factores
étnicos-religiosos, determinantes económico-sociales, etc., en sintonía con el entorno multi-
cultural propio de nuestro universo social contemporáneo.
Los enfoques narrativistas y conversacionales poseen suficiente riqueza y
singularidades para que un apartado conjunto no les haga justicia. Así mismo, se han dejado
afuera desarrollos más contemporáneos de la terapia estructural, por ejemplo, la llamada
Escuela de Roma dirigida por M. Andolfi y cols., enfoque asentado metodológicamente en
técnicas doble-vinculares de desafío y otras herramientas orientadas a generar intensidad y
crisis en el locus terapéutico. O desarrollos de los modelos de terapia breve, como los
orientados a las soluciones de S. De Shazer y W. O Hanlon, que recuperan diversas
herramientas hipnoterapéuticas de Erikson, y que focalizan, en manera análoga a los
narrativos pero a partir de una modalidad más directiva, en aquellas excepciones al
problema en las que los consultantes despliegan recursos notables.

LAS INTERVENCIONES
Uso de la Cámara Gessell
El uso del espejo unidireccional es uno de los aspectos técnicos más utilizados en
terapia sistémica. Mientras el terapeuta trabaja con la familia, un equipo lo observa en la
sala contigua. La apariencia dentro del consultorio es un espejo, pero la familia es
informada por el terapeuta que se halla un equipo detrás (R. Ceberio, Marcelo 2008). La
famosa frase de 8 ojos (en el caso que haya 4 miembros del equipo) ven más que dos,
además de anticiparle la dinámica de que pueda sonar el teléfono y que el terapeuta pueda
P á g i n a | 65

salir o entrar el coordinador del equipo, es clave para dejar en claro cómo se trabajará en la
sesión.
El supervisor puede interrumpir la sesión y dar instrucciones al terapeuta a través de
un intercomunicador. El objetivo es interrumpir una frase improductiva, cortar una
secuencia en donde el terapeuta pierde el control de la sesión, o se halla protegiendo a un
miembro, o simplemente para aconsejar una intervención. No son pocas las ocasiones en
que el supervisor entra a la sesión para comunicarse con el terapeuta y/o la familia de
manera directa.

Uso de la filmación
Muchos equipos sistémicos tienen dentro de la consulta una cámara de filmación. Se
le explicará a la familia la finalidad, además de la dinámica de la cámara Gesell. El objetivo
de filmar las sesiones, permite reunirse con el equipo y poder analizar más
pormenorizadamente el desarrollo de la interacción de la familia con el terapeuta, la
problemática de la familia, las relaciones entre los miembros, las emociones, las
intervenciones, en síntesis, todo lo que acaeció en la sesión.
Este registro posibilita también, perfeccionar la hipótesis y que el mismo terapeuta
de campo observe sus propias acciones. Todo lleva a ahondar la forma de trabajo
terapéutico y perfeccionarlo.

Reorganización jerárquica. Separación de subsistemas.


Como en todo grupo humano, en la familia existen jerarquías. Algunos miembros
tienen poder sobre otros. Jay Haley observó que en familias sintomáticas no se
desarrollaban las jerarquías normales que hacen a una familia funcional y que las fronteras
entre las funciones de los miembros están desdibujadas. Es el caso de los hijos adolescentes
que se simetrizan con sus padres y tienen el control imponiendo las normas de la familia.
Una forma de trabajar sistémicamente es intentar que los padres inicien una puesta de
límites a sus hijos de manera tal que recuperen la jerarquía superior (reorganización
jerárquica). Por lo tanto, el objetivo es sostener las fronteras generacionales entre abuelos,
padres e hijos (familia extensa, de origen y creada).
P á g i n a | 66

Se cree que las funciones de una familia son más eficientes si las distintas fronteras
mantienen las reglas, los roles, las responsabilidades e interacciones de los padres y los
hijos. Permitirle a un niño asumir un rol igualitario al de los padres, según este enfoque, es
disfuncional para la organización familiar. Por ende, es importante provocar un aumento de
las fronteras generacionales que separan a padres de hijos, tal como lo afirma S. Minuchin
(1988)
La técnica consiste en generar movimientos estructurales a través de:
a) Cambiar los asientos colocando a los padres juntos y a los hijos juntos, dividiendo en
subsistemas.
b) Solicitar tareas para enfatizar la diferencia entre las de los padres y las de los hijos.
c) Reforzar la necesidad de privacidad de cada uno en la casa, con puertas cerradas donde
sea posible.
d) Reforzar el tiempo de ambos padres e hijos para hacer sus propias actividades.
e) Inducir a los padres a actuar como adultos con sus chicos, cuando suelen hacerlo en
forma infantil.

Ruptura de coaliciones disfuncionales


Las coaliciones son alianzas entre dos o más miembros en contra de un tercero.
Unos hermanos se unen en contra de otro hermano, un padre hace alianza con su hijo en
contra del padre, un miembro de una generación se une a otro de otra generación en contra
de otro miembro de la familia.
Por ejemplo, si una abuela desautoriza a los padres protegiendo a su nieto y
quitándole los límites que le colocan los padres, la maniobra terapéutica estabilizadora
consiste en apoyar a que los padres pongan límites a la abuela y asuman el control del hijo.
Si una madre cuenta a su hijo los problemas que tiene con su esposo, se cita a la pareja y se
discuten directamente sus problemas, liberando al hijo de la coalición ya que ha quedado
entrampado en medio de ambos.

Ruptura de Triángulos:
Bowen (1978), Clapow (1968) Fogarty (1973) y Friedman (1975), se refieren como
Triángulos a las relaciones donde dos personas en pos de resolver sus dificultades o
P á g i n a | 67

problemas, incluyen a un tercero. Es una confabulación de dos hacia un tercero, no contra


un tercero como en las coaliciones. Un ejemplo de estas triangulaciones resulta cuando un
padre y una madre en conflicto se unen para ayudar a su hijo agredido por los compañeros
del colegio. A su vez, el problema del hijo ayuda a los padres a distraerse de sus propias
dificultades, desfocalizándolos del eje de su conyugalidad conflictiva.

Formulación de Hipótesis a la familia


Se describe a la familia la hipótesis acerca de la función del síntoma, expresándole
el diagnóstico de situación, las características de las funciones de cada uno de los
miembros, la ilación de conductas que se entrelazan en todo el sistema generando la
disfuncionalidad. En general, cuando se trabaja con espejo unidireccional, el terapeuta de
campo se reúne con el equipo detrás del espejo y aúnan las diversas observaciones sobre la
familia. El terapeuta regresa a la sesión y le comunica a la familia una síntesis de lo
observado.
Por ejemplo: Nosotros pensamos que Ezequiel con su “vagancia” protege a su
madre, que se encuentra muy sola en la relación de pareja, haciéndola sentir útil. Nuestro
equipo de trabajo piensa que todo síntoma o conducta negativa tiene una intención positiva
en ese contexto y la conducta debe ser reemplazada por otra positiva que cumpla con la
misma intención.

Alianza transitoria con alguno de los miembros


Una de las maniobras utilizadas en las sesiones consiste en aliarse transitoriamente a
un miembro de la familia, tal como lo plantea Jay Haley (1980). Esta estrategia va en contra
de la supuesta neutralidad que el terapeuta debe tener en las sesiones. Pero la posibilidad de
alcanzar cierto equilibrio en los sistemas puede obtenerse asociándose con algún integrante
momentáneamente, es decir, como una transición a otra estabilidad.
En una familia donde el padre tentaba de poner límites a su hijo agrediéndolo
físicamente y la madre sumisa y débil pidió ayuda en la terapia, el terapeuta se alió con el
padre exigiendo a la madre que deje de cargar al padre con el rol de ogro y que de ahora en
más ella debía poner los límites al hijo. El padre aceptó gustoso. Más adelante en la terapia
se buscó una forma más equilibrada en la puesta de límites.
P á g i n a | 68

Uso del espacio


La ubicación de los miembros en el consultorio permite captar distancias afectivas,
quién se une a quién, dónde se ubica el poder, quién queda aislado, relegado, encumbrado
etc. También se observan las alianzas y coaliciones, por la manera en que se encuentran
sentados los integrantes de la familia. La ubicación resulta una metáfora de cómo funcionan
las relaciones familiares.
Algunos ejemplos muestran la dinámica familia en la elección de los espacios, por
ejemplo: un matrimonio en cambio de sentarse en el sillón de dos plazas, se instala en las
sillas laterales enfrentándose, mientras que los hijos se sientan en dicho sillón quedándose
entrampados en medio. El hijo sobreprotegido por la madre se sienta al lado de ella con las
sillas casi juntas. Un padre ausente, se sienta perdido del resto de la familia que se sienta
como en bloque.

Hacer salir y entrar personas


Durante las sesiones, es factible que el terapeuta haga salir de la sesión a algún o
algunos miembros momentáneamente. Se usa también como mensaje metafórico. Un
matrimonio que desvía el foco de los conflictos conyugales utilizando la parentalidad como
escapatoria, la salida de los hijos de la sesión genera que la pareja se enfrente con sus
problemas. En una familia la madre sobreprotegía a su hijo y a la vez lo enfrentaba con su
esposo, en un determinado momento de la sesión se le pidió que saliera para así, padre e
hijo podrían hablar de cosas de hombres.
También pueden llamarse a nuevos integrantes a que integren la sesión, por
considerarlos relevantes para el desarrollo del tratamiento. Por ejemplo, invitar a la niñera
de los hijos, la participación de un abuelo, la madrina del uno de los hijos, etc.
La flexibilidad mediante el uso del espacio y la entrada y salida de integrantes es
parte de la creatividad de la terapia sistémica

Recursos psicodramáticos
En el libro Cuerpo, espacio y movimiento en psicoterapia (Ceberio M. R. 2008), ya
hemos desarrollado la importancia de los recursos corporales en la terapia y el uso del
P á g i n a | 69

cuerpo del terapeuta como una herramienta de intervención. Uno de los vehículos es el
modelo de la representación dramática, dentro del consultorio, de diferentes aspectos de los
problemas familiares (y de las soluciones). Es decir, en lugar de relatar un hecho o el
problema se insta a la familia a que lo represente.
También puede establecer diálogos en la Silla Vacía entre los diferentes personajes
que el paciente o la familia o pareja recrea, mientras los demás observan. En este sentido,
más que silla vacía habría que llamarle Silla llena, puesto que en esa silla se sientan
numerosos personajes de relevancia para el paciente.
Como en la observación de los espacios que ocupa la familia, es interesante
observar como la familia expresa a través del cuerpo a problemática. Las intervenciones
que se realizan corresponden la psicodrama clásico, como rol playing, dobles, soliloquio,
espejos, amplificaciones y petrificaciones, etc.

Fotografía de la familia
La técnica de fotografía de familia un valioso instrumento para estudiar el impacto
del pasado sobre el presente, la estructura familiar, la comunicación y estilos, tanto como
los roles de los miembros de la familia. El procedimiento es el descripto por Anderson y
Malloy (1976), Ceberio M. R. (2005).
Es una técnica que se puede trabajar en forma individual, grupal o familiar. Si un
terapeuta tiene dificultad en llegar a su paciente o una familia se ve bloqueada para trabajar
sobre hechos significativos actuales o del pasado, se le pide que traiga una fotografía o
selecciones alrededor de veinte. Otorgándole prioridad a aquellas fotografías que puedan
resultar significativas y que cuenten lo que le sucede a la familia o que relate su historia.. El
terapeuta no da ninguna instrucción referente a cómo elegir las fotos, así éstas son
significativas en sí mismas en cuanto a su elección.
La familia discute la manera de obtener y seleccionar fotos. Pueden tener
dificultades para hacer la selección, para obtener fotos de la familia completa, y aparecer
reacciones no esperadas. El proceso de búsqueda es a veces más significativo que la foto en
sí misma (contenido). Mirar las fotografías junto a la familia puede ocupar varias sesiones.
P á g i n a | 70

El terapeuta pregunta sobre los lugares, personas que aparecen en la foto y otros recuerdos,
y proporciona una devolución a los integrantes sobre el proceso de comunicación durante la
tarea.

Escultura familiar
Se pide a un miembro que modele una escultura humana con el resto de los
familiares. Colocará a cada miembro en la forma corporal que exprese la función que
cumple en el sistema. De esta manera armará una trama de relaciones corporales para luego
incluirse. También se le puede otorgar palabra, mediante una frase que exprese cada
miembro, y movimiento articulado en la escultura.
La escultura se basará en cómo vivencia el integrante a la familia en general, o en
una situación determinada. Luego se la evalúa en conjunto. También se puede hacer
modificaciones en la escultura, sugeridas por la propia familia o el terapeuta. Es decir,
puede proponerse que se realice un cambio, solo uno, que pueda generar un efecto hacia un
cambio mayor y en secuencia con todos los miembros.

Uso del Genograma


El genograma, es el diseño de un árbol ramificado que permite conocer en forma
gráfica la constelación familiar multigeneracional. Posibilita, a su vez, la observación
sintética del cuadro compuesto por las diferentes familias de una persona. Además, como
señala McGoldrick y R. Gerson (1985)
“[...] presentan la información en forma gráfica de manera tal que proporciona un
rápido Gestalt de complejas normas familiares y una rica fuente de hipótesis sobre cómo un
problema clínico puede estar relacionado con el contexto familiar y la evolución tanto del
problema como del contexto a través del tiempo”.
También, podría ser definido como un resumen clínico en donde se reúne una gran
información acerca de la familia. Información que permite anticiparse a la posibilidad de
aparición de potenciales problemas y desarrollar así, elementos de prevención. En este
sentido, es un organizador del trabajo terapéutico: al insertarse los datos principales que
componen las características individuales de los miembros de la familia y del sistema en
general, se puede reunir un todo informativo que centra el motivo de consulta, el problema
P á g i n a | 71

o los problemas y las normas de funcionamiento que lo sostienen. De esta manera, es


factible elaborar la o las hipótesis del caso y los recursos estratégicos para abordarlo
(Ceberio M. R.. 2005).
Una de las mayores ventajas del genograma es su diseño gráfico. Cuando se revisa
una historia clínica y en ella está insertado el gráfico familiar, el terapeuta puede obtener en
una vista rápida, tanto el cuadro situacional como la problemática del grupo familiar, sin
tener la necesidad de leer el abundante material descriptivo del caso.
La forma más frecuente de construir un genograma, consiste en confeccionarlo en forma
trigeneracional, donde se diferencian distintos estratos: la familia de origen, las familias
extensas y la creada. El terapeuta puede trabajar con la familia confeccionando en una
pizarra el genograma, observando la interacción de los distintos miembros en la
construcción. Se utiliza también en las familias resistentes, mientras que todos hablan del
gráfico, se proyectan en este, o sea están hablando de ellos mismos.

El contenido y la relación, el lenguaje verbal y paraverbal en la comunicación


Otro de los elementos en que un terapeuta sistémico basa sus observaciones,
consiste en ver el qué y el cómo de la comunicación de los pacientes. Detectar la coherente
articulación entre lo que se dice de manera verbal y lo que se expresa en simultáneo de
manera para verbal.
El lenguaje de los gestos, posturas corporales, tonalidad y cadencia de discurso, los
silencios, son componentes del cómo se expresa el paciente en el diálogo de la sesión.
Cómo cuenta lo que cuenta. Es distinto decir Te quiero (contenido) con los brazos abiertos
y con una sonrisa (proceso), a decirlo con el ceño fruncido y con los varazos entrecruzados
(proceso). En el primer ejemplo, contenido y proceso son congruentes, mientras que en el
segundo son incongruentes, habiendo más de un mensaje en el mensaje expresado.

Expresión de emociones auténticas en la familia


Se trabaja fomentando la expresión de Emociones Auténticas, denunciando cuando
los pacientes tienden a eludir el verdadero sentimiento. Muchas veces la familia se muestra
agresiva en sus expresiones cuando lo que ocultan es la expresión de una profunda tristeza.
Otros se muestran hiperkinéticos y divertidos cuando no han logrado elaborar un duelo.
P á g i n a | 72

Otros se muestran apáticos y malhumorados porque no saben disfrutar. Muchas familias no


saben como expresar el afecto y se refugian en críticas.
El terapeuta intentará poner en palabras, explicitar las emociones no manifestadas,
trabajando con cada miembro y en todo el sistema, sus bloqueos o trabas en la libre
manifestación emocional.

Manejo de refuerzos
En general se instruye a los padres para “reforzar” positivamente las conductas
adecuadas de sus hijos y a ignorar las inadecuadas. Así se puede felicitar a un niño cuando
pide las cosas directamente y se lo ignora cuando llama la atención con un berrinche.
En numerosas ocasiones, las intervenciones estarán dirigidas hacia la modificación
del circuito interaccional del paciente, bloqueando a través de límites explícitos los
mensajes fallidos, obteniendo exitosos resultados en la modificación de la sintomatología
sin actuar directamente sobre las soluciones ensayadas. Nardone y Watzlawick (1992)
señalan:
Pretendemos decir con esto que el terapeuta ha de valorar cuidadosamente, caso
por caso, si es más eficaz alterar el sistema perceptivo reactivo disfuncional del paciente
individual interviniendo directamente sobre él y produciendo, por reacción en cadena, la
modificación de todo el sistema relacional interpersonal, o bien si es más eficaz intervenir
sobre el sistema de relaciones interpersonales familiares, ampliando la terapia a más
sujetos, de modo que, como consecuencia del cambio de las secuencias interactivas de
varias personas, cambia también el sistema perceptivo reactivo de la persona individual
problemática.

Hablar con el lenguaje del cliente


Como estrategia pilar nos permite incursionar en su mundo de significados
personales, facilitar el reestructurar su situación y a la vez connotar positivamente su
potencia y sus ganas de cambiar. Calcar el lenguaje paraverbal como los gestos, actitudes,
modismos, tonos de voz, posturas corporales, etc., como también el verbal propiamente
dicho como frases, muletillas, expresiones, etc., posibilita incursionar en el universo
P á g i n a | 73

semántico de la persona como efecto persuasivo, con la finalidad de influenciar en su


comportamiento.

La reestructuración
Implica recodificar el cómo se percibe o cómo se construye la realidad sin modificar
el significado de las cosas, sino un cambio de estructura. A pesar de que cambiando los
marcos de significación en los cuales se inscribe la situación-problema, se termina
cambiando el significado la misma situación. La redefinición como tal, encuentra su eco en
la connotación positiva que, como hemos mencionado páginas en anteriores, no sólo
recalca la potencia o capacidad de la persona en función de estimularla, sino que también
modifica la percepción de lo que se considera problema.

Connotación positiva
Es uno de los recursos más valiosos de la terapia sistémica. Se trata de una
verdadera reformulación o recategorización del problema. La clásica metáfora del vaso que
tiene agua hasta la mitad, está medio lleno o medio vacío??, plantea dos maneras de ver la
situación. Los seres humanos vivimos construyendo y colocando en categorías a las cosas,
razón por la cual es posible colocarlas en uno u otro box.
La connotación positiva en su vertiente más profunda es un verdadero cambio
semántico. Una intervención clásica es la atribución positiva del síntoma, significándolo
como una denuncia: Todos debemos agradecer el sacrificio que hace Juan en la escuela,
sus problemas de conducta los han traído aquí que, de otra manera no hubiesen llegado
(aludiendo a los padres que han discutido desaforadamente en la sesión y el problema de
Juan los mantenía distraídos). Entra en la sesión un chico sintomático y sale un niño
sacrificado. El problema ha cambiado de foco.
Pero hay connotaciones positivas más superficiales, que motivan e impulsan a
continuar adelante con la tarea terapéutica: Qué hermosa familia, llena de recursos y de
muchísimo afecto… Ustedes van a poder salir adelante!. De una u otra manera, la técnica
de la connotación positiva es una estrategia valiosa, puesto que hace gala a la filosofía
sistémica de la terapia: partir de la salud y de los potenciales de las personas.
P á g i n a | 74

Uso de analogías, metáforas, historias o cuentos


El uso de cuentos en psicoterapia es un recurso que utilizaba naturalmente Milton
Erickson, el famoso hipnoterapeuta. El arte de contar historias como de usar metáforas en
psicoterapia permite un proceso de asociación, desplazamiento e identificación del paciente
con los personajes de la historia.
Hacer una metáfora en hablar sobre un tema para referirse a otro. Esto es útil en
familias resistentes, con poca autocrítica. Paracelso afirmaba El curador no debe decir la
verdad desnuda. Tiene que emplear imágenes, alegorías, figuras, un lenguaje portentoso y
otros caminos ocultos e indirectos.
Es una técnica que desafía a la creatividad del terapeuta, puesto que deberá inventar
una historia o un cuento, contarla como si fuese de otro paciente, o una historia personal
como colocada en otra persona, cuestión de no mostrar intimidades del profesional.
También desafía los dotes actorales del profesional en el arte de narrar, crear
silencios de expectativas, construir climas emocionales, utilizar el lenguaje del consultante,
un sinnúmero de técnicas dentro de esta técnica sumamente efectiva. Su utilización ingresa
muy bien en aquellos pacientes resistenciales a hablar acerca de sus cosas, puesto que no se
habla de él sino de los personajes de la narración.

Utilizar la resistencia
Es una intervención que utiliza la fuerza de la resistencia del paciente en su propio
beneficio. Por ejemplo, de cara a un paciente que asiste a la consulta desmotivado con
hacer terapia y resistente al cambiar, la confrontación de su estado genera afirmarse más
aún en su posición. Por lo tanto, el terapeuta evitará confrontarlo. Es el caso de las personas
que asisten a terapia para derrotar al experto. Como cuando los maridos son citados al
espacio terapéutico de la esposa y se imponen diciendo yo no creo en la psicoterapia. Lejos
de la confrontación, el terapeuta le dice, Yo tampoco!!, la terapia es ciencia no es religión,
no se trata de creer, tiene razón. Es una manera envolvente que deja al paciente opinando
lo mismo que el terapeuta. Cuando se usan las resistencias, se puede prescribir, por
ejemplo:

1. Petición de cambio lento: El terapeuta sugiere que son más convenientes los
cambios pequeños que los grandes (más peligrosos).
P á g i n a | 75

2. Prescripción de no-cambio: La situación es aceptable tal como está y no precisa


aplicar ninguna solución especial.

3. Prescripción del síntoma: Instrucción de que se desarrolle el síntoma en una


coordenadas situacionales determinadas (se logra que el síntoma se juzgue desde
parámetros distintos de los habituales).

Estas prescripciones del uso de la resistencia constituyen la llamada paradoja


terapéutica (el mensaje "no cambie" dicho por un agente de cambio), como respuesta a la
comunicación paradójica de la demanda terapéutica ("ayúdeme a cambiar pero no cambie
nada"). Se trata de un procedimiento que puede ser muy beneficioso, pero también muy
perjudicial. No debe utilizarse sin haber realizado un minucioso análisis del valor funcional
de los procesos de resistencia.

Uso del humor


El uso del humor, mediante chistes terapéuticos, gags espontáneos, permiten crear
un clima de distención en la terapia. No se trata de hablar temas banales, sino que es
posible hablar temas profundos y trágicos con el acompañamiento del humor, de esta
manera se logra quitar el componente dramático. Se debe tener especial cuidado cuando
acomodar el toque humorístico para no desacomodar el transcurso de la sesión y crear
resistencias al tratamiento.
El humor también secreta endorfinas en nuestro organismo –nuestra morfina
interna-, descategoriza los componentes angustiantes de una situación, activa una buena
predisposición al cambio.

Técnicas de confusión
También de raigambre ericksoniana, es una técnica que permite descontextualizar al
paciente. Es muy eficaz para desmoronar discursos quejosos, críticos, o monotemas, o
discusiones de escaladas simétricas. Erickson, tenía la habilidad de cortar abrupta y
respetuosamente un relato del paciente, en pos de anular el más de lo mismo. Por ejemplo,
podía bloquear la evolución de un discurso con desenlace catastrófico, solamente colocando
un interlocución que descontextualice. Por ejemplo, Qué fecha es hoy??, este año cuantos
P á g i n a | 76

años cumples??, dentro de 25 y medio de años vos cuantos años tendrías….. y tu hijo
menor.
Es una técnica sumamente eficaz en cualquier caso, pero principalmente en aquellos
resistentes al cambio, puesto que caen en la creencia de que están hablando de otros,
cuando por identificación se proyectan masivamente en alguno de los personajes de cuento.

Preguntas circulares
Además, otra de las técnicas que permite agilizar la comunicación son las preguntas
circulares de Anatole Rapaport. Son cuestionamientos que desestructuran la linealidad
tradicional y exploran tanto el sentir, como el pensar y el actuar de la persona. El terapeuta
puede indagar acerca de Qué piensa que el otro piensa / Qué hace cuando siente un
determinada emoción / Qué siente cuando el otro hace (una acción determinada). De esta
manera, se exploran supuestos y acciones y sus consecuentes interacciones.
Es una técnica basada en preguntas a los miembros acerca de las diferencias entre
ellos o acerca del vínculo entre los mismos (la Escuela de Milán lo denomina “Preguntas
Triádicas”). Así se evalúan las reacciones de los otros miembros frente a las preguntas y se
inicia una nueva serie de preguntas con ellos. Por ejemplo, se le pregunta a una madre
como ve la relación entre el padre y el hijo. A continuación frente a la reacción (verbal y no
verbal) del padre se le puede preguntar si está de acuerdo con lo que piensa la esposa. Y
luego al hijo qué piensa de cómo ven sus padres su relación con el papá, etc…

Uso del one down y el one up


Implica colocarse por arriba o por debajo en la relación de acuerdo a la situación. Es
una táctica muy efectiva, por ejemplo, cuando se intenta bloquear una escalada simétrica y
transformarla en complementariedad. O generar alianzas, evitar enfrentamientos, anular
competencias.

Animar desanimando
También, el animar desanimando, es una maniobra en la que se estimula
restringiendo las posibilidades del paciente. Se trata de descreer que la persona pueda lograr
P á g i n a | 77

realizar una determinada acción. Es una forma enfundada de desafiarla: No creo que Ud.
logre llamar por TE a X..., no pienso que es demasiado para Ud....

Ilusión de alternativas
Es otro de los recursos originales en pos de que la persona realice una tarea que le
administramos. La opción no es sí o no, la opción es siempre sí, puede ser más tarde o más
temprano, el día jueves o viernes, por la mañana o por la tarde, etc., pero siempre es sí. Se
inventan posibilidades de elección, creando una sensación de libertad en la chance, y a la
vez induciendo a la acción.

Evitar formas lingüísticas negativas


Es una técnica que deriva de la hipnosis ericksoniana. El imponer por la
negatividad: No hagas…. (y se especifica una acción), es imponer la idea de hacerla. Es
decir, si yo le digo al paciente No vas a sentir rabia cuando te mire tu jefe, estoy
predisponiendo a la percepción de mi interlocutor la idea de la rabia, por lo tanto, es una
imposición cognitiva pero por la negación.
Por tal razón, es importante no emitir sugerencias por el contrario, puesto que de
alguna manera se corre el riesgo de obtener el efecto contrario al que se desea obtener.

Prescripciones de comportamiento
Pero, tal vez, dentro de las herramientas de la Terapia sistémica, la más original y
que marca mayormente la diferencia con otros modelos son las prescripciones de
comportamiento. Las prescripciones de conductas y tareas, llevan al plano de la acción
experiencias vivenciales de modificación del status quo de la situación. Las tareas,
encuentran el camino contrario al trabajo terapéutico tradicional. En este último, se va de la
reflexión, explicación o insight, a la acción. Se espera que la persona haga el pasaje de lo
cognitivo a lo pragmático.
En las prescripciones, el proceso es inverso: se va de la acción a la reflexión o de la
acción a una nueva forma de percibir, puesto que se descubren nuevas posibilidades de
observar los hechos, por ende, es factible construir una realidad distinta. También,
P á g i n a | 78

prescribir una acción lleva a que se desestructuren circuitos reververantes y bloquear


soluciones intentadas, llevando a revertir la conflictiva presentada.
Para el tipo de pacientes colaboradores y de escasas resistencias al cambio, en
general, son utilizadas tareas directas. Estas prescripciones, no alteran la lógica racional y
consisten en imponer una pauta de conducta que tienen por finalidad romper con circuitos
recursivos y soluciones intentadas fracasadas o escaladas simétricas, etc. Pero en el caso de
personas cuya sintomatología se encuentra sólidamente instaurada cuya resistencia al
cambio es elevada, es necesario entrar por vericuetos inusitados que posibiliten fracturar, en
principio su defensa para, en un segundo momento, intentar generar el cambio. En estas
situaciones, se implentan la gama de tareas paradójicas.
Herederas de la hipnoterapia, las prescripciones paradójicas se diferencian en tres
tipologías: las prescripciones de síntomas, en donde, en cambio de tentar por anular la
conducta anómala (que en general es la solución intentada fracasada) se la provoca
tratándola de reproducir pero voluntariamente. Los teóricos paloaltinos hablan de dos clases
de resultados: la persona cambia tanto si lo logra realizar como si no.
Si la ha podido realizar, ha transformado un acto involuntario en una acción
consciente y, por tanto, voluntaria. De la misma manera que la reprodujo en pasos
posteriores la logrará anular. Si no ha podido desarrollarla, hemos avanzado en la estrategia
de suprimir el síntoma de manera rápida. Se continuará estimulando este tipo de tareas, bajo
la cara ingenuidad del terapeuta quien sorprendido no comprenderá cómo es que no
aparece el síntoma. En otras palabras, dado que un comportamiento sintomático es
comprendido como una conducta espontánea que goza de autonomía, o sea, que escapa al
control consciente, este tipo de prescripciones representan el ejemplo de la paradoja clásica
del sé espontáneo. Tal como lo plantea Watzlawick y otros (1967) en la Teoría de la
Comunicación humana:
Si una persona desea influir sobre la conducta de otra, tiene básicamente dos
maneras de hacerlo. La primera consiste en tratar de que el otro se comporte de manera
distinta. Como ya vimos, este enfoque fracasa en el caso de los síntomas, porque el
paciente no ejerce un control deliberado sobre esa conducta. El otro enfoque, consiste en
que se comporte como ya lo está haciendo. A la luz de lo dicho, ello equivale a la paradoja
del tipo “sé espontáneo”.
P á g i n a | 79

Por lo tanto, si se le pide al paciente que se comporte de una manera que él


considera espontánea, quiere decir que tal comportamiento ya no es espontáneo, puesto que
el pedido sugiere en la respuesta una pérdida absoluta de naturalidad. La prescripción del
terapeuta, entonces, de ser cumplida, lleva a que la conducta sintomática deje de aparecer
espontáneamente para ser el resultado de una orden que debe llevarse adelante. Para
efectuarla, el paciente debe abandonar las reglas de juego que lo regían en la producción del
síntoma. De allí, que cambie tanto si logra realizar la prescripción (ya que transformó al
síntoma incontrolable en controlable, de espontáneo a volitivo), como si no lo logra (el
síntoma comenzó a desaparecer).
En síntesis, en las prescripciones de síntomas si el paciente logra realizar la tarea ha
transformado su sintomatología incontrolable y espontánea, en voluntaria (o sea que está
bajo control); por lo tanto, en pasos posteriores la podrá paulatinamente suprimir y tal vez,
mediante tareas directas. Pero si no la pudo efectuar, hemos avanzado más rápido en el
proceso, ya que por amplificación de la desviación (entropía), se ha inducido a una crisis
que le permitirá comenzar a cambiar las reglas de juego del sistema. El paciente ha
comenzado a controlar su sintomatología, por ende, se siente más seguro y su valoración
personal se ha fortalecido. Este proceso, abre las compuertas del camino inverso al que
seguía la persona.
Prescribir un síntoma, implica realizar un giro copernicano de las soluciones
intentadas para solucionar el problema. Tal vez, este sea un punto para observar con
detenimiento: cuál es el problema original, cuál su reverberancia y el efecto dominó que
produce. La combinación de estas tres disquisiciones, parecen el resultado a evaluar para
introducir una prescripción del síntoma. Pero la llave efectora de esta secuencia recursiva,
el motor en la instauración rígida del problema, son los intentos de solución fallidos.
Mientras que las prescripciones paradójicas, encuentran en sus otras dos clases -las
de desviación del síntoma y las de desplazamiento- dos formas que se extrajeron de la
hipnosis con trance. En las primeras, se trata de realizar una acción que distraiga
momentáneamente la producción del comportamiento. Por ejemplo, realizar una
descripción exhaustiva de la aparición del síntoma, escribiendo obsesivamente día, hora,
minutos, pensamientos, sentimientos, sensaciones, temores, etc., en una libreta que
destinará para tal fin. En general, el resultado es la neutralización del síntoma, ya que la
P á g i n a | 80

atención se ha puesto en la tarea, bloqueando la sintomatología presentada y la tensión y


ansiedades consecuentes, desplazándola a la prescripción.
Cambiar el foco de atención, resulta una distracción momentánea que provoca un
corrimiento de la centralización en el síntoma. Sin explicitarlo, el terapeuta lo sustituye por
una acción que desvíe la observación a un punto accesorio al síntoma y con esto, se anula el
estar pendiente, dejando el encantamiento que ejerce el problema sobre la mirada de la
persona. Este pasaje transicional, bloquea una de las instancias iniciales de soluciones
fallidas: cuanto más se está pendiente del síntoma, más se acrecienta y más dependiente se
vuelve la persona, instaurándose más rígidamente en su sistema, razón por la cual,
cualquier explicación o redefinición cognitiva sobre el problema no basta sino se opera en
la pragmática.
En las segundas, las de desplazamiento, hallan su efectividad en desplazar la
sintomatología en el tiempo. Se intenta trabajar con la frecuencia de aparición del síntoma y
con la intensidad, ya sea en su disminución como en su aumento. Con respecto a la
intensidad, todo síntoma desde corporal hasta conductal posee ciertas gradaciones de
intensidad de aparición. Estas gradaciones se remiten tanto a lo cuantitativo como a lo
cualitativo.
Con respecto a los aspectos cuantitativos, hacen referencia a la cantidad de síntomas
que en una situación determinada se desencadenan. En los aspectos cualitativos, se observa
la profundidad de la afección del síntoma. También los síntomas psicosomáticos muestran
este registro, donde la misura está dada en cuánto dolor provoca el síntoma, más allá de
cuánto abarca en términos de las partes corporales que toma. (como en el caso de potenciar
multiplicando la intensidad de un síntoma en cambio de buscar su supresión) y en el
espacio (intentando trasladar la conducta perturbadora de la parte donde se detona a otra
parte del cuerpo.
Los desplazamientos espaciales no solo se remiten al traslado del síntoma en otra
parte del cuerpo, pueden colocarse en otro contexto ciertas reacciones que se producen en
un contexto definido. Estos desplazamientos se desenvuelven tanto sobre personas, cosas,
lugares, etc., en los que el terapeuta considera que son más apropiados para reaccionar.
Por último, en este punto aclararemos que el terapeuta breve impartirá las
indicaciones de la tarea, utilizando los recursos de la persuación y sugestión hipnótica.
P á g i n a | 81

Describirá clara y desapaciosamente cada uno de los punto a seguir, para lograr la
cooperación y el cumplimiento de la prescripción.
El seguimiento a posteriori de los resultados es muy importante en todo caso se
señalará: “Tal vez fui muy apresurado en mandarle dicha tarea, tal vez fue muy rápido, debí
esperar un poco más, lo dejaremos para más adelante”, evitando de esta manera la
sensación de frustración y su angustia subyacente por la impotencia de no lograr el
objetivo.

Prescripción de una recaída


Se solicita a los pacientes una recaída después de cierto tiempo de resolver el
problema. Milton Erickson les decía: Quiero que vuelvan a aquella época donde se sentían
muy mal para ver si hay algo de esa experiencia que puedan rescatar. Esta tarea es muy
importante, puesto que en cierta medida se anula la compulsión a la repetición a la que se
tiende luego de solucionar el conflicto.
No solo que mágicamente por un efecto paradojal en la mayoría de las
oportunidades cuando se prescribe no se recae, sino que cuando se alerta al paciente que
puede recaer y que es factible de que recaiga, si llega nuevamente a desencadenar el
problema, él mismo entiende que es parte del tratamiento, ya que el terapeuta
previsoramente le anticipó.

Alentar desalentando
Cuando la familia empieza a hacer algunos cambios relevantes, se le puede señalar
que va demasiado rápido, que no se cambia tan rápidamente. Se enumeran las posibles
consecuencias del cambio y se anticipa las nuevas dificultades que habrán de surgir si
siguen cambiando. Así se neutralizan o se previenen las resistencias y el control lo tiene el
terapeuta.
Es una forma paradojal de continuar motivando al cambio, desmotivándolos a que
continúen con las modificaciones. Restringiendo las posibilidades, la familia reduce los
niveles de ansiedad, y no idealiza sus modificaciones permitiendo un rango de error o
recaída.
P á g i n a | 82

Bibliografía
1. Ackerman A.; Andolfi M. (1990) La creación del sistema terapéutico, la escuela de terapia
familiar de Roma. Paidos. Bs. As.
2. Andersen T (1984) El equipo reflexivo. Gedisa. Barcelona
3. Anderson H, Goolishian H. (1995) El cliente es el experto: un enfoque de la terapia del no-
saber. Sistemas Familiares. año 11 nº 3.
4. Andolfi, M. y Otros. (1982). La famiglia rígida. Feltrinelli. Milán.
5. Bateson G. (1997) Pasos hacia una ecología de la mente. Planeta. Buenos Aires.
6. Bateson, G. ; Jackson, D. ; Haley, J. ; Weakland, J. (1962) Toward a theory of Schizophrenia.
Behavioral Science, n. 1.
7. Beck, J. (2000) Terapia cognitiva. Gedisa. Barcelona
8. Bertalanffy, Ludwig von.(1968) “General System Theory: Foundations, Development,
Applications”. George Braziller, Nueva York. Versión cast. “Teoría general de los sistemas”.
Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1988.
9. Boscolo L, Cecchin G. (1989) Terapia Familiar Sistémica de Milán: teoría y práctica.
Amorrortu, Bs As
10. Ceberio, Marcelo R. (1991). Historia del romance de la locura y la sociedad. En: Teoría y
técnica de la psicoterapia sistémica. Clínica del cambio. Ceberio et al. Nadir Editores. Bs. As.
11. Ceberio, Marcelo R., Juan Luis Linares (2000). Locura, marginación y libertad. ECUA. Bs. As.
12. Ceberio M. R., Watzlawick, P. (1998). La construcción del universo. Herder. Barcelona.
13. Ceberio, M. R. (2008) Cuerpo, espacio y movimiento en psicoterapia. Ed. Teseo, Buenos
Aires
14. Ceberio M. R. (2005). El genograma. Un viaje por las interacciones y juegos familiares. Tres
haches. Buenos Aires.
15. Ceberio M, (2002) Confesiones de las resonancias de un terapeuta. Perspectivas Sistémicas,
año 14, nº 70.
16. Cecchin G, Lane J, Ray W. (1993) De la estrategia a la no-intervención. Hacia la irreverencia
en la práctica sistémica. Sistemas familiares año 9. nº 3.
17. Epston D. y White M (1993) Medios narrativos para fines terapéuticos. Paidos. Barcelona
18. Fishman H.; Ch, Rosman B. L. (comps.) (1989) El cambio familiar: Desarrollo de modelos.
Gedisa. Bs. As.
19. Fisch R, Weakland J, Segal L. (1995) La táctica del cambio. Herder. Barcelona.
20. Goolishian H. y Winderman L. (1989) Constructivismo, autopoiesis y sistemas determinados
por problemas, Sistemas familiares. Año 5 nº 3.
P á g i n a | 83

21. Gurman, A.; Kniskern, D. (comps.) (1981) Handbook of Family therapy, VolII Brunner /
Mazzel, New York.
22. Haley J. (1980) Terapia no convencional Amorrortu. Bs. As.
23. Haley J. (1989) Terapia para resolver problemas. Amorrortu. Bs. As.
24. Haley J. (1985) Trastornos de la emancipación juvenil y terapia familiar. Amorrortu. Bs. As.
25. Haley J.; Hoffman L. (1984), Técnicas de Terapia Familiar, Amorrortu, Bs. As.
26. Hoffman, L. (1987) Fundamentos de terapia familiar. Fondo de Cultura Económica. México.
27. Jackson, Don (compil.). (1968). Comunicación, familia y matrimonio. Nueva Visión. Buenos
Aires.
28. Falicov, C. (1991) Transiciones de la familia. Amorrortu. Buenos Aires.
29. Keeney B.; Ross J. (1987) Construcción de Terapias Familiares Sistémicas. Amorrortu. Bs. As.
30. Kerman B. (1988) Crecimiento individual vs. Crecimiento familiar en Terapia de niños. Revista
de la Asociación Argentina de Análisis Transaccional. números 1 y 2. Bs. As.
31. Kerman B. (1988) Comentario sobre Terapia familiar estratégica de Madanes C. Revista de la
Asociación Argentina de Análisis Transaccional. números 1 y 2. Bs. As.
32. Kerman B. (1991) Comentario sobre Genogramas en la evaluación familiar de Mc. Goldrick
M. Gerson R. Revista de la Asociación Argentina de Análisis Transaccional. número 4. Bs. As.
33. Kertész R.; Kerman B. (1985) El manejo del Stress. Ippem. Bs. As.
34. Kertész R.; Atalaya, C.; Kertész, A. (1997) Análisis Transaccional Integrado. 2ª edición.
Ippem. Bs. As.
35. Levi-Strauss, Claude (1985) Estructuras elementales del parentesco. Vol. I y II. Ed. Planeta.
Barcelona, España.
36. Madanes C. (1984) Terapia familiar estratégica. Amorrortu. Bs. As.
37. Mc. Goldrick M.; Gerson R. (1987) Genogramas de la evaluación familiar. Gedisa. Bs. A.
38. Minuchin S. (1985) Caleidoscopio Familiar. Paidós. Bs. As.
39. Minuchin S.; Fishman H. Ch. (1988) Técnicas de Terapia Familiar. Paidós. Bs. As.
40. .Minuchin S. (1977) Familias y Terapia familiar. Granica. Barcelona
41. Nardone G. y Watzlawick P. (1992) El Arte del Cambio. Herder. Barcelona.
42. O’Hanlon H. (1989) Raíces profundas. Paidós. Bs. As.
43. Palazzoli MS, Boscolo L, Cecchin G y Prata G (1982) Paradoja y Contraparadoja. Paidos,
Barcelona.
44. Palazzoli MS. y cols. (1980) Los juegos psicóticos en la familia. Paidos. Barcelona
45. Palazzoli MS, Boscolo L,Cecchin G, Prata G (1980) Hypothesing-Circularity-Neutrality: Three
guidelines for the conductor of the sesión. Family Process. vol 19. nº 1
P á g i n a | 84

46. Pichon Rivière, Enrique. (1985-a-). El proceso grupal - Del Psicoanálisis a la Psicología
Social (1). Nueva Visión. Buenos Aires.
47. Pichon Rivière, Enrique. (1985-b-) Teoría del Vínculo. Nueva Visión. Buenos
48. Riso, Walter (2009) Terapia cognitiva. Paidós. Barcelona
49. Sauber R.; L’Abate L.; Weeks G. (1985) Family therapy, basic concepts and terms. Aspen,
Maryland.
50. .Sluzki C. (1997) Atractores extraños y la transformación de las narrativas, Sistemas familares.
año 13 nº 2.
51. Selvini Palazzoli M. y otros. Los juegos psicóticos de la familia. Paidós. Bs.As.. 1990.
52. Sherman, R.; Fredman (1986) Handbook of structured techniques in marriage and family
therapy. Brunner / Mazel. New York.
53. Warlond Skinner S. (1978) Terapia familiar. América Norildis. Bs. As.
54. Watzlawick P.; Weakland J.; Fisch R. (1980) Cambio. Herder. Barcelona.
55. Watzlawick P.; Beavin J.; Jackson D. (1981). Teoría de la comunicación humana Herder.
Barcelona.
56. White M. (1994) Guía para una terapia familiar sistémica. Gedisa. Barcelona.
57. Zeig J., (comp.) (1987) The evolution of Psychotherapy. Brunner / Mazel. New York.

También podría gustarte