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Rzano Leongómez

:ARC
LA AUTODEFENSA
A COM BINACION DE
IAS LAS FORMAS DE LUCHA
de Ricardo Peñaranda^
sociología y política
Sociólogo de la Universidad de
París, con posgrado en ciencias
políticas y magíster en relaciones coediciones
del instituto de estudios políticos
internacionales, Eduardo Pizarro
y relaciones internacionales de la
Leongómez es actualmente direc­
universidad nacional de colom bia
tor del Instituto de Estudios Políti­
y tercer m undo editores
cos y Relaciones Internacionales
de la Univetsidad Nacional de Co­
lombia, y director de la revista>Aná-
lisis Político. Ha sido coautor de
varios libros: Colombia: violencia y
democracia ; (1987), Pasado y pre­
sente de la violencia en Colombia
(1986) y América Central y el Cari­
be. Contradicciones y perspectivas
(1984).

Foto carátula: cortesía de Cromos


J v rÿ > ^
LAS FARC (1949 -1966)
De la autodefensa a la combinación
de todas las formas de lucha

por
EDUARDO PIZARRO LEONGÓMEZ

con la colaboración de
R ic a r d o P e ñ a r a n d a

prólogo de
PIERRE GILHODES

un INSTITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS


Y RELACIONES INTERNACIONALES
TERCER
/MUNDO
EDITORES
TERCER /M U N D O EDITORES
Calle 69 No. 6-46 - Tels. : 2176766 - 2499824 ■Bogotá - Colombia

Para Carlos

portaçla:
foto de ciro trujillo y m anuel m arulanda vélez,
tom ada en riochiquito en septiem bre de 1965,
cortesía de cromos
diseño de felipe valencia

prim era edición: septiem bre de 1991

© eduardo pizarro leongómez


© universidad nacional de colombia - instituto de
estudios políticos y relaciones internacionales
© tercer m undo editores

ISBN 958-601-345-6

edición, arm ada electrónica,


im presión y encuadernación:
tercer m undo editores

im preso y hecho en colombia


printed and made in colombia
1868-91/181
“Estamos dispuestos a tomar el poder,
incluso por la vía electoral”

Jules Guesde,
jefe del Partido Obrero Francés
C o n t e n id o

Pr ó l o g o ij

I n tr o d u c c ió n 17

I
D e la autodefensa a la g u e rr illa

La AUTODEFENSA: UNA TRADICIÓN ANTIGUA 29


La VIOLENCIA Y LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE GUERRILLA
COMUNISTA 39

Lvs GUERRILLAS COMUNISTAS DEL SUR DEL TOLIMA 55


Los fa llid o s in t e n to s de u n ific a c ió n g uerrillera 75

II
Las guerrillas bajo los gobiernos militares

R ojas P inilla y la n u e v a situ a c ió n po lítica 91

L a “GUERRA DE VlLLARRICA” 107


La J u n t a M ilitar de g o b ie r n o 139
C o n t e n id o
10

III PRÓLOGO
El F rente N acional y la emergencia de las farc

El Frente N a c io n a l : l a s il u s io n e s d e l a p a z 149

Las “REPÚBLICAS INDEPENDIENTES” 16^

El n a c im ie n t o d e l a s f a r c l 8 *7

El f r a c a s o d e l a in t o l e r a n c ia 203

Anexos
Es historia y es presente. Fom entadas por las visiones geopo­
líticas de un com unismo foráneo o expresión de una de las
Anexo No. 1 211 más largas guerras campesinas del siglo -ju n to con el caso de
217 las Filipinas- las guerrillas colombianas siguen preocupando
Anexo No. 2
tanto a los intelectuales com o al resto del pueblo. No sólo con
Anexo No. 3 219
el fin de esclarecer los datos confusos de una historia frag­
Anexo No. 4 222 m entada y m ontuna, sino también p o r la convicción de que
225 la paz podría nacer y consolidarse con la ju sta com prensión
Anexo No. 5 de las causas múltiples que engendraron a los del m onte. Des­
Anexo No. 6 228 pués de tantos otros, citados en estas mismas páginas, Eduar­
231 do Pizarro busca hacernos com prender cóm o nacieron las
Anexo No. 7 Fare después de 15 años de guerrillas de diferentes signos.
Estas guerrillas aparecen hacia 1949-1950 al calor de los
B ib l io g r a f ía
239 acontecim ientos políticos de la época: tom a del ejecutivo
p o r un partido político m inoritario, asesinato de un caudi­
llo que cabalgaba hacia el poder, proyecto de homogeneiza-
ción política del país a la fuerza... No son el fruto de un
pensam iento elaborado, de una intensión clara. Sí conven­
dría subrayar cóm o se inscriben en la trayectoria de un
acontecim iento todavía vivo en la conciencia cam pesina: la
G uerra de los Mil Días, la prim era en que la rebeldía radical
em palm a con las luchas p o r la tierra. Hace unos años paseá­
bam os con el profesor Eric H obsbaw n p o r las tierras de
C haparral, cuando los cam pesinos nos m ostraron unos tú-
12 P rólogo Prólogo 13

m ulos, cem enterios colectivos anónim os y sem iperdidos, de lativa estabilización en la Colonia con la movediza constela­
m uertos de los Mil Días. La casualidad hizo que al an d ar ción latifundio-m inifundio, a finales del siglo pasado y co­
tropezáram os más tard e con dos guerrilleros de las Fare... mienzos del presente, según los países, de nuevo y definitiva­
T radición local no muy lejana de hoy, p ero viva en esta gen­ m ente se precipita la descomposición de las comunidades.
te quien al lado del bam buco tararea los corridos y ranche­ Los aspectos agrarios de la revolución mexicana de 1910 (así
ras, evocaciones directas de la revolución de Zapata y Villa; como guerras indígenas anteriores), las grandes y cruentas
tam bién con un pie en el pasado y o tro en el futuro. luchas del nordeste brasileño que antes de Mario Vargas Llo­
La mitología de los militantes com unistas de la época bus­ sa reseñara Euclides da C unha son una parte de esta historia
caba su inspiración, por partida doble, en la guerra de España del desarrollo del capitalismo en América Latina. En Colom­
y en la revolución china que culminó en 1949. No debe extra­ bia encontram os aspectos de ello en la G uerra de los Mil Días
ñarnos que Viotá, El Davis, M arquetalia, Galilea, fuesen en­ y luego en los movimientos agrarios de los años 20 y 30. Des­
tonces concebidas com o las pequeñas zonas rojas de Colom ­ de esta óptica, la captación de estos movimientos sociales por
bia, com o calificaba M ao a las cuevas de Yenan, a la vez reta­ fuerzas políticas depende de circunstancias locales. Por ejem­
guardia y base del futuro poder en China. plo, el Partido Com unista nace en 1930 bajo las orientaciones
El terreno abonado de estas guerrillas lo señala Eduardo del VI Congreso de la Internacional Comunista, que el año
Pizarro en las diferentes formas de conflictos agrarios: tierra, anterior había puesto el acento sobre las revoluciones agra­
condiciones de trabajo, tradiciones indígenas... preexistentes rias en los países dependientes. Igual que sus hom ólogos del
en la época. Me parece útil insistir aquí sobre las condiciones Perú o de El Salvador, quedará profundam ente m arcado por
colombianas de la descomposición de la com unidad rural. este origen y hasta ayer tuvo su principal fuente de recluta­
Llamamos com unidad rural a un conjunto de familias relacio­ m iento en el campo.
nadas entre sí quienes m antienen sobre un definido territorio Com o bien m uestra Pizarro, hay que distinguir el terreno
relaciones con la tierra, históricam ente determ inadas, donde y los orígenes. En el caso colombiano, éstos son profunda­
pueden subsistir o no prácticas colectivas. O rlando Fais Bor­ m ente políticos. Pero la violencia de los años 50, a su turno,
da, en su obra El hombre y la tierra en Boyacá, dio una definición es un formidable acelerador de la descomposición de las co­
adoptada al medio de la vereda boyacense. En otras regiones m unidades, necesaria para la expansión económ ica relativa­
podrían analizarse las com unidades indígenas, los palenques, m ente fuerte y sostenida que conoce Colom bia desde enton­
las com unidades de pequeños agricultores antioqueños, etc. ces. ¿H ubiera podido existir otra vía? ¿Con ella se habría aho­
La com unidad no es una simple relación jurídica o de facto rrado Colom bia el costo de una violencia tan prolongada? A
con el suelo, sino una m anera de convivir, una cultura; se sabiendas de que no vale reescribir la historia, creo que sí y
expresa en múltiples formas: en el folclor, la toponim ia, la que ello se perfiló en los años 60.
relación con la Divinidad. Pizarro m uestra con una buena cantidad de datos que, a
En el paso de la sociedad primitiva a la sociedad m oderna, pesar de factores perturbadores, el prim er gobierno del Fren­
estas com unidades se van descom poniendo según m odalida­ te Nacional creó, desde el punto de vista que lo ocupa, una
des y ritmos muy variables. En Europa occidental la descom ­ vía hacia la reform a agraria que impulsó Carlos Lleras Restre­
posición es fundam entalm ente endógena y dura siglos y si­ po, a pesar de una relación de fuerzas desfavorable. En 1962,
glos. En América Latina el gran fenóm eno destructor es la frente a la propuesta de una amplia reform a agraria (para la
llegada del colonizador, del español. Si bien se logra u n a re- cual la ley aprobada en 1961 no era suficiente), surgió la al-
14 Pr ó l o g o Pr ó l o g o 15

ternativa llamada O peración Colombia, elaborada p o r Lau- Muchas características del conflicto de hoy que horroriza
chlin Currie. Esta alternativa, defendida p o r los opositores a a tanta gente, y con m ucha razón, son antiguas, como mues­
la reform a, consistía en desarrollar en el cam po un poderoso tra Pizarro; el autor se extiende con gran riqueza de detalles
sector em presarial que necesitaba la purga de los campesinos sobre la guerra irregular que en los 20 años contem plados
y su expulsión deliberada hacia las ciudades (donde el sector libraron grupos de civiles precursores de lo que hoy se ha
de la construcción podría absorberlos y generar un vigoroso dado en llamar, de m anera no precisa, paramilitares. La ac­
crecimiento). tuación en 1966, del “G eneral Peligro” y sus barbudos en la
Ésta fue u na política de destrucción ráp id a y masiva de cordillera de Calarma, m uestra que no se ha inventado nada
las com unidades cam pesinas; en cualquier circunstancia, desde entonces. Sin em bargo, hay que reconocer com o pos­
la descom posición de las com unidades rurales es d o lo ro sa terior la aparición de este ingrediente tan particular que es el
y se acom paña de luchas, desórdenes, revueltas. En el caso narcotráfico y su intervención en la violencia.
colom biano, de com unidades rurales todavía fu ertes en Hoy la descomposición de la com unidad rural es práctica­
los años 50, el ritm o y la form a de la descom posición crea­ m ente u n hecho cumplido. Esto tiene varias implicaciones.
ro n u n traum a en el cual en cu en tro no solam ente causas Sigue siendo necesaria una profunda reform a agraria zonifi-
de la prolongación de la violencia sino hasta su patología. cada para ayudar al reto rn o de la paz en el cam po y liberar la
Los cam pesinos expulsados hacia las fro n teras agrícolas capacidad de trabajo y la creatividad de u n cam pesinado
llevaron con ellos la violencia a la colonización arm a d a aguerrido. Con ella, el guerrillero de hoy, organizado dentro
que evoca A lfredo M olano tal com o, más recien tem en te, de zonas de desarrollo económ ico, podría olvidarse (no nece­
la trasp lan taro n hacia las grandes ciudades d o n d e se p u e­ sitar más) de su fusil.
de convertir en u n v erd ad ero flagelo difícil de errad icar en Se agotan, en el cam po, los factores objetivos de la violen­
breve plazo. cia pero se necesita m ucha imaginación para encontrar las
La guerrilla hubiera podido no existir en los años 60. soluciones políticas dem ocráticas que perm itan superar las
C om parto la opinión de Pizarro de que la actuación del go­ inclinaciones de aquellos que creyeron que el poder sólo sal­
bierno de Guillermo León Valencia fue en esto desastrosa; dría de la guerra popular prolongada. En estos últimos años,
som eüdo a presiones internas y externas, él im pidió la refor­ desde el punto de vista político se ha recorrido mucho. La
m a agraria y em pezó a optar por la O peración Colom bia al guerrilla encuentra todavía m ucho com bustible en el terreno
destituir a su m inistro de Agricultura, Virgilio Barco, cuando económ ico y social que no parece haber sido objeto de la
éste propuso introducir la reform a en el Valle del Cauca. Se misma preocupación. Hay en Colombia cierta racionalidad
debe establecer un paralelismo entre este conflicto político y en las fuerzas que enfrentadas discuten, lo cual perm ite con­
el asalto a M arquetalia. servar el optimismo. N o lo diría así mismo del Perú, donde,
Después, ya tarde, Carlos Lleras R estrepo fue derrotado con desfase cronológico y con mayor presencia de la com uni­
en su esfuerzo de reform a cuando una form idable coalición dad indígena y mestiza, se reproducen agravadas las condicio­
se le atravesó en el sucio debate Vives-Peñalosa. Más tarde, nes del conflicto colombiano.
el A cuerdo de Chicoral marcó el fin de lo que habría podido El trabajo de Eduardo Pizarro será discutido, su aporta­
ser otra vía que probablem ente hubiera evitado a Colom bia ción es difícil de negar. Ojalá nos entregue p ro n to una conti­
la guerra que hasta hoy dura. nuación que nos acerque a los años presentes.
16 Prólogo

Form ularé finalm ente el deseo de que estos estudios de


la horrible categoría de las ciencias sociales que se ha dado INTRODUCCIÓN
en llam ar violentología sean p ro n to sólo referencias al pasa­
do. Colom bia m erece en co n trar p o r fin u n a paz que segu­
ram ente no será el paraíso en la T ierra, que no existe en
ninguna parte, sino el encauzam iento dem ocrático de unos
conflictos sociales legítimos, vinculados al desarrollo de esta
com pleja sociedad.

Santa Fe de Bogotá, septiem bre 13 de 1991

Pierre Gilhodes En 1947 asumió como secretario general del Partido Comunista
Codirector, Instituto de Altos Colombiano, Gilberto Vieira. Dos años más tarde un joven ase­
Estudios para el Desarrollo rrador liberal, Pedro Antonio Marín (o Manuel Marulanda Vê­
lez), se vio obligado, ante la represión oficial, a vincularse a la
resistencia armada contra la dictadura conservadora. En agosto
de 1991, el primero renunció a la secretaría general tras cumplir
44 años como cabeza visible de ese Partido. El segundo cumplió
en este mismo año, 42 años como guerrillero. Para unos, se trata
de dos ejemplos admirables. Para otros, ambos trayectos vitales
simbolizan la impotencia. Para nosotros se trata de la combina­
ción de los dos aspectos.
U na vida coherente es siem pre estimable. Pero el fracaso
histórico del Partido Comunista, así como el de las guerrillas
que inspiró, tratándose de la matriz de la cual emergió el res­
to de las organizaciones de izquierda del país, no nos pueden
dejar indiferentes. C om prender el pasado nos perm itirá en­
tender m ejor el presente y ante todo, rediseñar el futuro para
evitar recaer en errores.
La Violencia constituye todavía el telón de fondo de la
vida contem poránea del país, y las guerrillas comunistas na­
cieron en esos tiempos infaustos. “Las guerrillas no se form a­
ron p o r su propio gusto, las creó la violencia”1. El juicio his-1

1 Tribuna, Ibagué, 28 de agosto 1953.


I n t r o d u c c ió n In t r o d u c c ió n 19
18

tórico a las élites liberal y conservadora, responsables del ho­ En efecto, la guerrilla colombiana tiene una particulari­
locausto nacional cuyas secuelas todavía subsisten, fue reali­ dad con respecto al resto de América Latina: la em ergencia
zado por los autores de La Violencia en Colombia en 1962. tem prana de este actor político, con amplia antelación a la
N uestro objeto es analizar a otro actor de esa confrontación, Revolución Cubana. A finales de 1949 nacieron los prim eros
la guerrilla comunista; llenar un vacío de la historiografía, ya núcleos de autodefensa campesina y de guerrilla móvil con el
que hasta el m om ento sólo existen relatos periodísticos, tes­ objeto de enfrentar la violencia oficial. Si bien durante los
timonios, narraciones noveladas e historias oficiales. Muchas prim eros años de la década de los cincuenta hubo un claro
historias oficiales, maniqueas, simplistas, unilaterales2. predom inio de las guerrillas liberales, en el sur del Tolim a y
Así como se produjo tanto una historiografía liberal como en la región del Sumapaz se presentaron algunos núcleos co­
una conservadora del período de la Violencia, ambas parcia­ munistas que tuvieron im portante actividad e influencia. És­
lizadas, autoexculpatorias e incrim inatorias de su principal tos se desactivaron transitoriam ente durante la pacificación
adversario, existe tam bién una perspectiva com unista de esta que impulsó el gobierno militar en 1953, para reactivarse en
época, fundada ante todo en testimonios personales. Estas 1955 tras la ocupación de Villarrica (Tolima), zona en la cual
versiones son, igualmente, partidistas y acríticas, y tienen to­ se había refugiado una parte de los antiguos insurgentes co­
das las ventajas y todas las desventatajas de las historias ofi­ munistas. En esta nueva etapa de la historia guerrillera colom­
ciales”. Como ventajas podrían señalarse la posibilidad de es­ biana, con claro predom inio comunista, se im pulsaron nú­
tudiar, a través de personajes de prim er plano, las posiciones cleos arm ados móviles en tres regiones del centro del país:
e interpretaciones que estos han asumido ante detei minados Villarrica, el sur del Tolim a y el Sumapaz.
hechos significativos de la vida nacional, asi como la distancia La tradición de resistencia arm ada es altam ente significa­
o la proxim idad frente a otros actores que han incidido en la tiva puesto que, si bien en algunos casos se había presentado
historia reciente del país. Como desventajas podem os subra­ la utilización de la violencia por parte de la izquierda conti­
yar el intento de sobredim ensionar el papel cum plido por el nental, ésta no se había dado en térm inos de acción guerrille­
Partido Com unista en determ inados períodos, y el esfuerzo ra. Eran intentos insurreccionales calcados de la experiencia
manifiesto por minimizar los errores cometidos y las respon­ soviética (Colombia 1928, El Salvador 1932, Bolivia 1952), o
sabilidades que conllevan. com ponendas con sectores militares para im pulsar putsch de
N o ha sido fácil tom ar distancia frente a estas versiones. contenido revolucionario (Brasil 1935, Guatem ala 1944, Ve­
La pobreza extrem a de las fuentes secundarias, la censura de nezuela 1945)3. Paradójicamente, las acciones de tipo guerri­
prensa en los años de las dictaduras conservadoras y milita­ llero, más que una tradición de la izquierda marxista, habían
res, las abultadas contradicciones de las fuentes testim onia­ sido un patrim onio de sectores dem ocráticos antidictatoria­
les, nos han im pedido aclarar algunos episodios claves y so­ les o nacionalistas (José Martí, Augusto César Sandino, José
pesar críticamente en todos los casos las versiones pai tidistas. Figueres). Esto acontecía en nuestro continente a pesar de la
Ante todo, en relación con los episodios ocurridos en la dé­ extensión alcanzada p o r la guerra irregular en los movimien-
cada de los años cincuenta.

3 Manuel Caballero, “Una falsa frontera entre la reforma y la revolución.


2 Con excepción de los valiosos trabajos de los historiadores Medófilo La lucha armada en Latinoamérica”, en Nueva Sociedad, No. 89, Cara­
Medina y Darío Fajardo. cas, mayojunio 1987.
I n t r o d u c c ió n I n t r o d u c c ió n 21
20

tos de liberación nacional que sacudían al m undo en la segun­ han utilizado y las modalidades de poder regional que han
da posguerra, en especial en Asia y en África. Por ello el caso buscado construir a lo largo de su historia. Pero, a su vez, tal
de Colombia no tiene antecedentes, es inédito. En b u en a me­ como lo m uestra la investigación que hemos realizado y como
dida, la posterior consolidación de núcleos guerrilleros en el se visualiza claramente en los mapas adjuntos, la influencia
país va a estar influida por la experiencia tem prana de esta comunista a lo largo de la cordillera oriental, desde el occi­
m odalidad de acción política. La Revolución Cubana, que di­ dente del departam ento de Cundinam arca hasta el departa­
fundió el mito guerrillero a lo largo del continente, halló en m ento del Caquetá, se ha materializado gracias a periódicas
Colom bia un terreno abonado para su germinación. Regio­ oleadas de “colonización arm ada”. Iniciadas éstas con las lla­
nes y núcleos sociales habituados a esta tradición de lucha, madas “guerrillas rodadas” que evacuaron el sur del Tolima
acogieron fácilmente en su seno el proyecto de constitución tras la pacificación de Rojas Pinilla en 1953, continuaron lue­
de focos insurreccionales a comienzos de los años sesenta. go de la llamada “guerra de Villarrica” en 1955, se consolida­
Siendo, pues, la guerrilla colom biana un fenóm eno que ron durante el breve período de paz en los inicios del Frente
antecedió en una década a la Revolución Cubana, se podría Nacional y term inaron de asentarse después de la ocupación
plantear una periodizacion de la misma en tres etapas. 1) el militar de M arquetalia en 1964.
período de predom inio de la guerrilla liberal (1949-1953), 2) En este libro vamos a referirnos a los dos períodos inicia­
el perío d o de p rep o n d eran c ia de la guerrilla com unista les de la acción arm ada comunista. El prim ero, que se halla
(1955-1958) y, 3) la emergencia de grupos de diverso signo íntim am ente relacionado con el período de la Violencia, y
ideológico tras la Revolución C ubana (1962-1991) . M ientras que trascurre bajo las dictaduras conservadoras y los regím e­
que los grupos que nacieron en el país a raíz del ejemplo nes militares. Y el segundo, denom inado de la “Violencia tar­
cubano tienen todos una orientación foquista y voluntarista día”, es decir, la etapa en que coinciden la em ergencia del
-el Movimiento O brero Estudiantil y Cam pesino (MOEC), el bandolerism o político y el nacimiento de otros proyectos in­
Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular surgentes inspirados p o r la gesta cubana. O sea, los años ini­
de Liberación (EPL)-, y un origen principalm ente u rbano de ciales de la guerrilla com unista que desem bocarán en la cons­
clase media radicalizada, las guerrillas comunistas nacen arti­ titución de las FARC en 1966. Para ello, hem os dividido el
culadas a la resistencia campesina contra la violencia oficial. libro en tres partes: en la prim era parte estudiamos los ante­
En este sentido, se trataba de guerrillas articuladas a u n par­ cedentes de resistencia arm ada inspirada por el Partido Co­
tido político pero, en general, con hondas raíces sociales . En munista en la m odalidad de autodefensa campesina, así como
efecto, pueden considerarse como guerrillas de partido por los orígenes de los prim eros núcleos guerrilleros durante la
su origen histórico, el tipo de proyecto que han agenciado, la dictadura conservadora; en la segunda, analizamos la conver­
percepción de su enemigo, las formas de legitimación que sión de estos núcleos en movimientos agrarios y su reactiva­
ción en guerrillas a partir del conflicto de Villarrica; finalmen­
te, en la tercera reconstruim os la formación de las llamadas
4 Cf. Gilberto Vieira, Combinación de todas las formas de lucha (Entrevista “repúblicas independientes” en los inicios del Frente Nacio­
con Marta Harnecker), Bogotá, Ediciones Sudamérica, 1989. nal, la agresión que sufren mediante el Plan LASO en 1964 y
5 Para una diferenciación de los diversos tipos de guerrilla que se han el nacimiento de las FARC.
presentado en Colombia (societales, de partido y militares), véase nues­
tro artículo “Elementos para una sociología de la guerrilla en Colom­ Al abordar la investigación percibimos que no era posible
bia”, en Análisis Político, No. 12, enero-abril 1991. hacer una periodizacion de la resistencia arm ada únicamente
I n t r o d u c c ió n In t r o d u c c ió n 23
22

en relación con los sectores que se hallaban bajo el control o U no de los rasgos más pronunciados de la lucha arm ada
la influencia del Partido Comunista. Creem os que la m ejor de inspiración comunista, sea en su m odalidad de autodefen­
sa o de guerrilla, ha sido su persistencia con autonom ía de los
form a de reseñar el papel de las autodefensas y de las guerri­
cambios en la situación política. En Colombia, la guerra de
llas comunistas es introduciendo estas modalidades de acción
guerrillas estuvo desde sus inicios condenada a no ser más
social y política en el contexto global de la violencia que ha
que una guerra periférica. O mejor aún, una serie de guerras
sufrido el país. Efectivamente, a partir de 1946 Colom bia ha
locales con una muy débil capacidad de afectar en sí mismas
vivido inm ersa en el ciclo recurrente de violencia/ am nistía/
el poder central. Es decir, a configurar el fenóm eno descrito
rehabilitación/ violencia6, ciclo que ha coincidido en sus
por Marc Chernick de la “insurgencia crónica”8, de una gue­
grandes líneas con las modalidades que ha asumido la acción
rrilla sin opciones reales para acceder al poder, condenada a
arm ada inspirada p o r el Partido: au to d efen sa/g u errilla/au ­ ser parte del paisaje político. La historia de las guerrillas co­
to d efen sa/ guerrilla7. En otras palabras, las dos dinámicas se munistas es un ejemplo, particularm ente trágico e ilustrativo,
han superpuesto; una y otra sólo pueden ser com prendidas de este círculo vicioso.
m ediante una visión de conjunto del proceso contem poráneo Por otra parte, otro de los “efectos perversos” del empleo
de la violencia. simultáneo de la acción legal e ilegal, de la participación en los
La dinámica au todefensa/guerrilla/autodefensa no im­ procesos electorales y al mismo tiempo el mantenim iento de
plica, como lo han m ostrado algunos analistas, que la guerri­ una abierta repulsión a esta “democracia burguesa”, ha sido la
lla suija autom áticam ente del movimiento agrario y que, una esquizofrenia política. Esta doble personalidad se ha manifes­
vez cambian las circunstancias, nuevam ente se tranform e en tado a través de tres consignas que han animado al Partido
autodefensa. Sólo en muy pocos casos la dinámica se presen­ desde hace ya varias décadas y cuya incidencia en la vida nacio­
tó de esta manera. El ciclo se define, más que en relación con nal no ha sido desdeñable: la “autodefensa de masas contra la
procesos arm ados en particular, con respecto a la política glo­ violencia reaccionaria”, la “combinación de todas las formas de
bal del Partido Com unista en cada período. Este Partido esti­ lucha” y la “transformación de la autodefensa en lucha guerri­
muló el desarrollo de una u otra m odalidad de acción arm ada llera cuando las circunstancias lo hacen necesario”.
en concordancia con la coyuntura política. En ocasiones la El Partido Comunista, por diversas razones que vamos a
confrontación abierta, y en otros m om entos, de tregua pacta­ contem plar en el libro, mantuvo inm utables estas consignas
da, la resistencia pasiva. desde el período de la Violencia. Esta “inercia organizacio­
nal” tuvo, en la política de com binación de las formas de lu­
cha, el destino más trágico. De un instrum ento justo de resis­
6 Cf. Comisión para el Estudio de la Violencia, Colombia: Violencia y de­ tencia frente a la violencia oficial, acabó produciendo efectos
mocracia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987. negativos e imprevistos: el Partido Com unista term inó por
7 En la periodización debe tomarse en consideración una precaución me­
todológica, señalada por Hermes Tovar: “No se trata de un fenómeno convertirse en una organización de estructura y mentalidad
histórico que culmina exactamente en un año determinado; trabajamos
bajo el supuesto de que los determinantes de los procesos historíeos en el
campo son los señalados para cada período aunque bien es cierto que 8 Marc Chernick, “Negociated settlement to armed conflict: lessons
unos y otros coexistieron, se superpusieron y se superponen ( ti mmn- from the Colombian peace process”, enJournal of Interamerican Studies
miento campesino en Colombia durante los siglos XIXy XX, Bogotá, Ediciones
and World Affairs, V. 30, No. 4, Winter, 1988-1989.
Libres, 1975, pp. 89 y 90).
In t r o d u c c ió n I n t r o d u c c ió n 25
24

conspirativas, incapaz para adecuarse a las realidades políti­ reconocimiento a quienes me ayudaron, en diferentes épo­
cas del país. A finales de los años ochenta, el Partido dejó de cas, en la recolección e interpretación de la inform ación; Eli­
ser la principal organización partidista en el campo de la iz­ zabeth Uribe, César Torres y, en especial, a Ricardo Peñaran­
quierda, papel que ocupo por varias decadas, para caer en el da, quien en estricta justicia es coautor del libro. Evidente­
más deprim ente aislamiento político. mente, sin embargo, las opiniones emitidas son de mi exclu­
El lenguaje es otra expresión de este estancam iento del siva responsabilidad.
Partido, perceptible desde hace varios lustros. En efecto, ante
el cambio del lenguaje, que es sólo una expresión externa de
la renovación ideológica que sufrió el cam po de la izquierda
mundial en la últim a década, im pactan hondam ente las cate­
gorías en desuso, añejas y de viejo cuño, que sobreviven en el
Partido Com unista colombiano. N o es de extrañar que la pe­
restroika y el glasnost no hayan contribuido a refrescar los vie­
jos estereotipos que aún predom inan, como pesadas heren ­
cias del pasado, en el conglom erado comunista. Esta extrem a
rigidez ideológica le impidió a la dirección del PCC compi en-
der que, en m ateria política, no existen sólo el blanco y el
negro sino una infinita gradación ideológica. Y puso en evi­
dencia que para este sector de la izquierda ha sido más fácil
denunciar que intentar com prender, lo cual ha ahondado su
incapacidad para anclarse en nuestra tradición cultural. De
ahí su extrem a m arginalidad y ante todo, los enorm es costos
para el país, debido a la incidencia negativa que tuvo este
fundam entalism o doctrinario para la emergencia, hasta épo­
cas muy recientes, de un polo de izquierda democrática.

## *

Antes de term inar esta breve introducción quisiera agradecer


a mis colegas del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, el
insuperable am biente para la investigación en un marco de
debate colectivo, generoso e inteligente. Igualm ente, debo
agradecer los útiles com entarios del maestro Nicolás Buena­
ventura y de los investigadores Medófilo Medina, Darío Fajar­
do, Ana María Bejarano yjaim e Zuluaga. Así mismo, debo un
I
DE LA AUTODEFENSA
A LA GUERRILLA

LA AUTODEFENSA:
UNA TRADICIÓN ANTIGUA

La Violencia y los primeros


NÚCLEOS DE GUERRILLA COMUNISTA

L a s GUERRILLAS COMUNISTAS
DEL SUR DEL TOLIMA

LOS FALLIDOS INTENTOS


DE UNIFICACIÓN GUERRILLERA
LA AUTODEFENSA: UNA TRADICIÓN ANTIGUA

Las zonas en las cuales surgió la resistencia com unista contra


la violencia oficial, a fines de la década de los años cuarenta,
poseían ya una larga tradición de lucha y organización. El
corazón de las luchas agrarias, durante los años veinte y trein­
ta, estuvo localizado en las provincias del Sumapaz y el Te-
quendam a ubicadas al suroccidente de Cundinam arca en lí­
mites con los departam entos del Tolima y el Huila. Sin em­
bargo, las luchas se extendieron a otras regiones, m enos
estudiadas hasta el m om ento, com o la zona cafetera del
Quindío, Huila, sur del Tolim a y norte del Valle, así com o la
zona ganadera del Sinú y la región bananera del M agdalena1.
Durante los años veinte y treinta se presentaron, según Pie­
rre Gilhodes, tres tipos de conflictos agrarios: los relativos a las
condiciones de trabajo en las haciendas; los conflictos relacio­
nados con la propiedad de la tierra, mediante el cuestiona-
miento de los títulos de propiedad, y finalmente, las disputas
relacionadas con la problemática de las comunidades indíge­
nas (por ejemplo, la recuperación o la defensa de las tierras de
los resguardos)12. Estas diversas reivindicaciones llevaron a nu­
merosos núcleos campesinos e indígenas a defender sus inte-

1 Catherine LeGrand, Colonización y protesta campesina en Colombia, Bo­


gotá, Universidad Nacional, 1988, pp. 152-164.
2 Pierre Gilhodes, Las luchas agrarias en Colombia, Medellin, Editorial La
Carreta, 1974, p. 25.
LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 31
30

reses mediante la creación de ligas y sindicatos3, en los cuales Un rasgo persistente en el desarrollo de las luchas agra­
no faltaria la decisiva influencia del pensamiento socialista o rias en el país, desde las prim eras décadas de este siglo, ha
del agrarismo revolucionario, gracias a la actividad desplegada sido la utilización com binada de form as de acción legal e
inicialmente por el Partido Socialista Revolucionario (PSR), ilegal. C atherine L eG rand5 ha señalado cóm o los límites en­
por el Partido Agrario Nacional (PAN) dirigido por Erasmo tre las dos m odalidades de acción no fueron nunca clara­
m ente considerados p o r el cam pesinado en su lucha contra
Valencia, por la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria
la expansión de las haciendas, a lo largo de cinco décadas.
(UNIR) presidida por Jorge Eliécer Gaitán, y posteriorm ente
La movilización cam pesina perm itió, en su opinión, la afir­
por el Partido Comunista de Colombia. mación de una “ideología de la protesta rural centrada en
En los futuros “enclaves com unistas” de autodefensa cam­ el problem a de los baldíos” que legitimó su lucha contra las
pesina el trabajo de agitación política y sindical se inició tem ­ haciendas, con el argum ento de que las tierras que ocupa­
prano en los años veinte. Uno de los principales dirigentes ban eran en realidad terrenos de la nación. A rgum ento que
del PSR, Tomás Uribe Márquez, trabajó en la organización de consideraron respaldado p o r la legislación vigente hasta
núcleos socialistas en el departam ento del Tolima y en el m u­ 1926, que coincidía con la opinión de los trabajadores rura­
nicipio de Viotá (Cundinamarca). En esta región, igualmente, les sobre el origen ilegal de la mayoría de las haciendas. El
desarrollaron labores organizativas los obreros sindicalizados em pleo sim ultáneo de mecanismos legales e ilegales se en­
del Río Magdalena, ligados tam bién al PSR4. A su vez, desde cuentra entonces en la raíz misma de los conflictos que afec­
sus orígenes el Partido Comunista envió cuadros experim en­ taron las zonas rurales, en las cuales el Partido Com unista
se articuló desde los años treinta.
tados a las regiones campesinas o indígenas en las cuales se
presentaban conflictos agudos. U no de ellos, Fideligno Cue­ En el conocido testim onio de Víctor J. M erchán, uno de
los prim eros cuadros comunistas destacados profesionalm en­
llar, dirigente del PSR y m iembro fundador del PCC, cum plió
te para el trabajo de agitación política, se evidencia este hecho
una labor destacada. que m arcará profundam ente el futuro de la acción política de
Así pues, si el nacimiento de las guerrillas com unistas ac­ la oposición en Colombia. Tras su expulsión de la em presa
tuales tiene su origen inm ediato en el conflicto militar que Bavaria, en donde era un dirigente sindical de renom bre, el
tuvo lugar en las regiones de autodefensa en el año 1964, sus Partido Comunista lo destinó a la región cafetera de Viotá, la
raíces se hunden largos años atras. más im portante en Cundinam arca y teatro de im portantes
luchas agrarias. La consigna que llevaba era la de im pulsar la
creación de ligas campesinas y de sindicatos agrarios. La re­
3 Si bien varias de estas organizaciones fueron legalizadas durante el acción latifundista, recuerda Merchán:
período 1935-1937, se sabe que la mayoría de ellas venía actuando
espontáneamente desde hacía más de diez años. Gonzalo Sanchez (...) provocaba más rebeldía y ánimo de lucha, la que estimula­
menciona más de cien ligas o sindicatos agrarios que se mantuvieron da por la actividad orientadora del Partido, consideraba que
activos hasta los años cuarenta, el grueso de los cuales estaba localiza­
do en los departamentos de Cundinamarca, Caldas y Tolima.
Gonzalo Sánchez, E n s a y o s d e H i s to r ia s o c ia l y p o lític a d e l s ig lo X X , Bogo­
tá, El Áncora Editores, 1985, pp. 151-178. 5 Catherine LeGrand, “Los antecedentes agrarios de la Violencia”, en
4 Medófilo Medina, H i s t o r i a d e l P a r tid o C o m u n i s t a d e C o lo m b ia , 1 . 1 , Bo­ Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda (comp.), P a s a d o y p r e s e n te d e la
V io le n c ia e n C o lo m b ia , Bogotá, Cerec, 1986, pp. 107-110.
gotá, CEIS, 1980, pp. 104-117.
LAS FARC (1949-1966) De la a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 33
32

era necesario combinar las formas de lucha, combinar la ac­ orígenes del movimiento armado de las FARC”67, y que nos
ción legal con la acción ilegal. Insistir en la respuesta a los puede servir como ejemplo ilustrativo de la continuidad histó­
pliegos de peticiones y en la gestión de las comisiones negocia­ rica entre movimiento campesino y lucha armada. El antiguo
doras, pero a la vez el no pago de las obligaciones a la hacien­ municipio de Chaparral com prendía una extensa zona del sur
da, negarse a la recolección de las cosechas de café, estimular
la presencia masiva de los campesinos para impedir los desa­
del Tolima y de él hacían parte los actuales municipios de Ata­
lojos por toma de tierras .
co, Chaparral, Planadas, Rioblanco, Roncesvalles y San Anto­
nio. Escenario de la resistencia indígena desde el siglo XVII,
Chaparral fue también cuna de importantes figuras del libera­
El enfrentam iento se agudizó en la región y la represión
lismo como José María Meló, Manuel Murillo Toro y Darío
se hizo insoportable para el cam pesinado que debía enfrentar
Echandía, e igualmente epicentro de agudos conflictos agra­
a la Guardia de C undinam arca (la policía departam ental), a
rios durante los años treinta y de numerosos sindicatos y ligas
los alcaldes, a los jueces y a los peones de las haciendas. Esto campesinas. En esta región cafetera se presentó una fuerte y
los llevó a conform ar grupos arm ados de autodefensa, para tem prana actividad política y gremial bajo la influencia del
contraponerlos a la “Guardia Oficial”, que recibieron el nom ­ agrarismo revolucionario y del socialismo. Los conflictos gira­
bre de “G uardia Roja”. Igualmente, los jóvenes se organiza­ ron, inicialmente, en torno a las pesas y medidas establecidas
ron en núcleos denom inados “Juventud Roja”. La práctica de por las haciendas, las cuales eran cuestionadas por sus trabaja­
conform ar brigadas para proteger a los dirigentes en las ma­ dores. Más tarde hubo también huelgas de los recogedores de
nifestaciones o para enfrentar a la policía, fue muy com ún en café y siembras clandestinas de cafetales en las partes altas de
los orígenes del Partido. los latifundios. Los sectores campesinos se organizaron en ligas
Un caso de especial interés es el del sur del Tolima y en y contaron, por ejemplo, desde 1937, con la Liga Campesina
particular el municipio de Chaparral, en donde “se ubican los de Irco y Limón, bajo la presidencia del dirigente comunista
José Isauro Yosa. Y al igual que en otras regiones como el Te­
quendama y el Sumapaz, las organizaciones campesinas tuvie­
6 Víctor T. Merchán, “Datos para la historia social, económica y del mo­ ron una sólida representación en los concejos municipales,
vimiento agrario de Viotá y el Tequendama. Testimonio , en Iludios convertidos en escenarios de sus reivindicaciones. La legalidad
Marxistas, No. 9, Bogotá, 1975, p. 110. Es igualmente ilustrativo leer el
testimonio de José Modesto Campo, “Las formas superiores de lucha
de los títulos de propiedad, el derecho de posesión y la libertad
en Colombia”: “En los inicios de los años treinta, los trabajadores agrí­ de cultivos fueron objeto de encendidos debates8.
colas que llevaron a la práctica la consigna comunista de toma revolu­ M ientras que en otras regiones similares los conflictos
cionaria de la tierra, ocupando los latifundios y establecimientos de agrarios redujeron su intensidad después de 1936, en esta
colonizaciones en varios departamentos del país, emplearon la auto­
defensa para apoyar en ella sus conquistas (...) Surgieron, pues, en e zona del Tolima continuaron y la Violencia se superpuso al
panorama político de entonces, organizaciones autodefensivas como enfrentam iento agrario. De ahí, según Medófilo Medina, las
la “Guardia Roja”, el “Correo Rojo”, las Juntas de Colonos, las Comi­
siones de Litigio y muchas más, sintetizadoras de las características
concretas de la época. Estas organizaciones autodefensivas combina­
ban en forma excelente tres frentes de lucha, a saber: el de la defensa 7 Medófilo Medina, “La resistencia campesina en el sur del Tolima”, en
contra la agresión, empleando armas si era menester; el de la solidari­ Pasado y presente de la violencia en Colombia, Op. cit., p. 233.
8 Arturo Álape, “El bandolerismo en Colombia (XV). Los conflictos
dad y el de la búsqueda de una solución “legal”.
agrarios de los años 30”, en Alternativa, No. 89, junio 18-25, 1976.
Estudios Marxistas, No. 10, Bogotá, 1975, p. 3.
LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA
34 35

modalidades que tendrían tanto la “revancha terrateniente” rral se presentaron intensas movilizaciones indígenas bajo la
com o la resistencia campesina. En efecto, esta zona fue esce­ conducción de dirigentes como Felipe Santiago Albino, Jacobo
nario de un movimiento de autodefensa contra la violencia Prias Alape, Roque Chango, Jorge Biuche, José Gonzalo Sán­
oficial que posteriorm ente, una vez transform ado en guerri­ chez y Eutiquio Timoté, candidato presidencial del Partido Co­
lla móvil, se convirtió en el núcleo guerrillero com unista más munista en 1934. Los dos últimos, quienes habían impulsado
sólido en los inicios de los años cincuenta, bajo el liderazgo la creación de un “Supremo Concejo de Indios”, participaron
de dirigentes agrarios como Jorge Peñuela o Isauro Yosa. en el pleno ampliado del PSR celebrado en Bogotá el 5 dejunio
A propósito de este último, José G utiérrez subraya con de 1930, el cual dio origen al PCC. En este pleno se propuso la
acierto que “cuando se narre la verdadera historia de las búsqueda de una solución a la cuestión agraria mediante la
FARC (...) la vida de Isauro Yosa aparecerá como el hilo con­ “eliminación de los vestigios feudales, el reparto de la tierra a
ductor de los prim eros y más difíciles tiem pos”9. Nacido el 2 quienes la trabajan directam ente a través de la expropiación sin
de febrero de 1910 en Natagaima (Tolima), de origen cam pe­ indemnización a los terratenientes”. Con respecto a los indíge­
sino, trabajó inicialmente en la construcción del ferrocarril nas la declaración preveía la devolución de las tierras ancestra­
de Neiva durante la “danza de los millones . Licenciado, cum ­ les y el “reconocimiento de la autodeterm inación de los pue­
ple el servicio militar hasta 1930 cuando regresa a su tierra blos indígenas”10.
para convertirse en un pequeño agricultor. Influido inicial­ U na breve biografía de Jacobo Prias A lape, el futuro
m ente por el unirism o gaitanista y más tarde por las ideas co m an d an te g u errillero “C harro N e g ro ”, perm ite trazar
comunistas de Jesús M ana Bolívar y Fideligno Cuéllar, se vin­ una evolución vital com parable a la de otros m iem bros de
cula a las corrientes del agrarismo revolucionario, im pulsan­ estas com unidades indígenas. Alape, natural de las com u­
do la creación de ligas campesinas y la política del frente po­ nidades indígenas de N atagaim a, sufrió con su familia la
pular del PCC. Fue elegido en varias ocasiones para el conce­ persecución oficial y se vio obligado a em igrar de su tierra.
jo de Chaparral e incluso para la Cám ara de Representantes Inicialm ente se vincula a los núcleos guerrilleros que diri­
como suplente del dirigente agrario com unista Pedí o Abella. gía en los Llanos O rientales “C heíto” Velázquez y en 1951
La Violencia lo convirtió en el “Mayor Lister , nom bi e que ingresa a los grupos guerrilleros liberales del sur del Toli­
tom ó en hom enaje al miembro del buró político del Partido ma con los cuales participó en los acuerdos de unidad con
Com unista español, Enrique Lister, quien actuó como gene­ las guerrillas com unistas. U na vez desatada la guerra entre
ral republicano en la guerra civil española. estas dos vertientes en 1952, tom ó posición a favor de la
En esta misma región del sur del Tolima se presentaba segunda, adqu irien d o ráp id a notoriedad. En 1955, ro to el
igualmente la tercera modalidad de conflicto agrano de la épo­ período de tregua con la d ictadura m ilitar, fue ascendido
ca, el conflicto indígena. Las prédicas de Quintín Lame desde a m ayor y designado secretario general del regional agra­
1910 en favor de la recuperación de los cabildos y de sus tierras, rio com unista del sur del Tolima. C on ocasión del nuevo
cercenados por la avaricia de los latifundistas, calaron honda­ período de tregua que se inició a m ediados de 1957, p arti­
mente en la región. En Natagaima, Coyaima, Ortega y Chapa- cipó en las negociaciones de paz y contribuyó a la tran sfo r­
m ación de la guerrilla móvil en m ovim iento agrario de au-

9 José Gutiérrez, Un intruso en el espejo, Bogotá, Ediciones Spiridon,


1988, p. 241. 10 Medófilo Medina, Historia del Partido Comunista, Op. cit., p. 167.
LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA
36 37

todefensa. D uran te el VIII C ongreso del PCC, fue designa­ Gilberto Vieira, secretario general del Partido Comunista,
do m iem bro del C om ité C entral. Cayó asesinado el 11 de reafirma en una reciente entrevista este estrecho vínculo:
en ero de 1960 en G aitania, m unicipio del sur del Tolim a, Frente a la violencia del gobierno, de las fuerzas reaccionarias,
p o r u n a b a n d a de ex g u errille ro s lib erales d irig id a p o r era necesario organizar la violencia de las masas mediante la
“M ariachi”, u n b an d o lero al servicio de los gam onales de autodefensa. Se comenzaron a organizar destacamentos de au­
todefensa, especialmente en las regiones campesinas que diri­
esta reg ió n 11. En el m om ento de su asesinato o cu p ab a el gía el Partido Comunista. Éste contaba en ese momento con
cargo de m ayor je ra rq u ía en los m ovim ientos de au to d e­ un importante trabajo en el campo, pues, desde los primeros
fensa que im pulsaba el P artido C om unista. años de su existencia, había desarrollado una intensa actividad
entre los campesinos13.
Al retiro de Q uintín Lame, su prédica fue continuada an­
te todo por su secretario, José Gonzalo Sanchez, quien había La autodefensa cam pesina y los núcleos guerrilleros co­
militado en las filas del PSR y participado en la fundación del munistas se constituirían en la modalidad central de la activi­
Partido Com unista . Su objetivo fue articular las luchas espe­ dad del Partido durante la Violencia, en especial debido a la
cíficas del movimiento indígena con los intereses más gene­ desarticulación del movimiento obrero y a la ilegalización de
rales del campesinado. Sánchez m urió envenenado en 1952, hecho del Partido Comunista. “En ese m om ento, el campesi­
siendo m iem bro del Comité Central del Partido. nado se mostraba com o una fuerza revolucionaria más activa
El Partido Com unista tuvo, pues, desde sus orígenes, una que la clase obrera”14. La frustración de la Ley 200 de Tierras
im portante im plantación en estas conflictivas regiones. Ellas de 1936 y la contrarreform a agraria contenida en la Ley 100
serían el escenario del nacimiento de los núcleos arm ados de 1944, es decir, la no resolución de los conflictos agrarios
orientados por el Partido en los inicios de la década de los en los años de la República Liberal, dejó m inado el terreno
años cincuenta. Dos grandes conclusiones se pueden extraer, para el holocausto que vivirá el país durante el período de la
Violencia. En síntesis, no se partió de cero a fines de los años
según Arturo Alape, de los conflictos agrarios que antecedie­
cuarenta. La com binación de la acción política legal e ilegal,
ron a la Violencia en estas zonas: por una parte, en el calor
en ocasiones incluso m ediante la utilización de las armas, per­
de la confrontación em ergieron muchos dirigentes que pos­
sistirá en la memoria del Partido Comunista una vez desatada
teriorm ente encabezarían la resistencia contra la dictadura
la Violencia, aunque las organizaciones autodefensivas estu­
conservadora; y por otra parte, algunos de los hacendados viesen inactivas para esta época.
que perdieron o vieron disminuidas sus propiedades a raíz de A partir de la experiencia militar que adquirirá el Partido
las luchas campesinas, serían en ese período los agentes de la Comunista en los años de la Violencia, ya nunca más se des­
“revancha terrateniente”12. movilizarían del todo las guerrillas que inspira; el cambio en
la situación política podría llevarlo a una flexibilización de la
táctica militar en el terreno (m ediante su transform ación en
11 Álvaro Mosquera, “En memoria de nuestros mártires”, en D o c u m e n to s autodefensa), pero ya la lucha arm ada quedará inscrita en su
P o lític o s , no. 19, junio de 1960. . _ _ .T
12 Arturo Alape, “Los conflictos agranos de los anos 30 , U p . a t . La no­
ción de "revancha terrateniente" fue inicialmente propuesta por Pie­
rre Gilhodes para caracterizar el proceso de expulsión masiva del cam­ 13 Gilberto Vieira, C o m b in a c ió n d e to d a s la s f o r m a s d e lu c h a : e n tr e v is ta p o r
pesinado durante la Violencia. C f. Pierre Gilhodes, P o litiq u e e t v io le n c e . M a r ta H a m e c k e r, Bogotá, Ediciones Sudamérica, 1988, pp. 10-11.
L a q u e s tio n a g r a ir e e n C o lo m b ie , Paris, Armand Colin, 1974. 14 Ib id .
LAS FARC (1949-1966)
38

sino histórico. Circunscrita inicialmente en el ám bito estre­ LA VIOLENCIA Y LOS PRIMEROS NÚCLEOS
cho de una táctica de resistencia, irá transform ándose a me­
DE GUERRILLA COMUNISTA
dida que el conflicto se prolonga, ante la actitud intolerante
de las élites para am pliar los espacios democráticos, en un
com ponente estratégico para acceder al poder.

El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, se


constituyó en el “punto de no retorno” en la Violencia que
afectaría al país en las dos décadas siguientes y que constitui­
rá, en opinión de Eric Hobsbawn, "... la mayor movilización
armada de campesinos (ya sea como guerrilleros, bandoleros
0 grupos de autodefensa) en la historia contem poránea del
hemisferio occidental, probablem ente con la sola excepción
de algunos m om entos álgidos de la Revolución Mexicana”1.
A nte la incapacidad del Partido Liberal para contener la
violencia conservadora m ediante la resistencia civil, en for­
ma espontánea y en m últiples regiones a la vez se da el paso
hacia la resistencia arm ada cam pesina. Entre los dirigentes
del Partido Liberal y sus bases de apoyo se instauró, desde
el principio, un divorcio en la estrategia de resistencia a la
violencia oficial: para los prim eros, se debían intentar solu­
ciones “po r lo alto”, ya fuera m ediante el esfuerzo inicial de
un “G abinete de U nión N acional” (1948-1949), o más tarde,
con la ru p tu ra de éste, m ediante múltiples intentos p o r im­
pulsar u n com plot m ilitar favorable a sus intereses. Para los
segundos, que sufrían en carne propia la persecución impla-

1 Eric Hobsbawn, “La anatomía de La Violencia en Colombia”, en Rebel­


des primitivos, Barcelona, Editorial Ariel, 1974, p. 264.
LAS FARC (1949-1966) De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 41
40

cable, la resistencia arm ada se im puso en form a inevitable. m ente, a finales de 1949, a proclam ar la creación de com i­
Esta diversidad de estrategias sería u n a fuente p erm an en te tés de autodefensa. T area que d eb iero n asum ir práctica­
de roces entre los dirigentes liberales y las guerrillas que m ente solos, pues salvo muy contados dirigentes liberales
insurgen en todo el país. Tensión que culm inaría en 1952 -co m o el gaitanista Plinio M endoza N eira, quien invitó al
con una ru p tu ra abierta. En la convención liberal celebrada Partido C om unista a im pulsar co njuntam ente la resisten­
en el teatro Im perio de Bogotá en ju n io de 1951 se acogio cia arm ada activa-, el resto tem ió invocar la movilización
el lem a propuesto p o r H ernando Agudelo Villa, que sinte­ popular. Tal com o lo afirm a el histo riad o r M edófilo M edi­
tizaba bien la actitud de ese partido frente al gobierno con­ na, en el llam am iento a la autodefensa de masas com o fue
servador y la Violencia: “Abstención en toda la línea, oposi­ planteado p o r el P artido C om unista inicialm ente,
ción civil en toda la línea .
Por su parte, el Partido Com unista sufriría severos cam­ ... no se encerraba la invitación a la conformación de destaca­
mentos armados, de grupos guerrilleros, sino la adopción de
bios en su política entre 1947 y 1948. A finales de 1947 lanzo una gran vigilancia de las organizaciones populares y al mismo
la consigna de conform ar una oposición de todas las tuerzas tiempo la previsión de mecanismos prácticos que permitieran
anticonservadoras mediante la formación de un Frente De­ a las masas resistir la violencia de las bandas armadas (...) Co­
mocrático contra la Reacción, como com plem ento del Frente mo método, la autodefensa resultaba adecuada para el tipo de
Antimperialista que venía proclam ando con anterioridad. En violencia que venía desarrollándose desde 1946 .
el V Congreso (julio de 1947) se había aprobado com o con­
De hecho, sin em bargo, el Partido C om unista no se ha­
signa: “Política de masas, acción de masas, resistencia de ma­
llaba en capacidad de afro n tar ese reto. Esta organización
sas y no aventuras”.
se encontraba seriam ente debilitada para enfrentar la vio­
Al igual que los liberales, los com unistas co n sid eiab an
lencia oficial. No sólo a causa de la persecución que sufrió
suficiente la resistencia civil p ara en fren tar los excesos ofi­
a partir del “B ogotazo”, sino debido a que se encontraba en
ciales. Pero a p a rtir del asesinato de G aitán, el to n o cam ­
bió Vanguardia del Pueblo, su sem anario, tituló en su edi­ pleno proceso de reconstrucción tras la división que había
ción del 21 de ju n io de 1948 con grandes caracteres y en sufrido en 1947. Entre el 17 y el 23 de julio de 1947 se cele­
p rim era plana: “La reacción se arm a co n tra el pueblo. D e­ bró el V Congreso Nacional E xtraordinario del Partido So­
be organizarse la defensa p o p u la r”. En los meses siguien­ cialista Democrático, que en el curso de sus deliberaciones
tes, el P artido C om unista se hizo ilusiones con las posibili­ resolvió adoptar de nuevo el nom bre de Partido Com unista
dades de u n a salida m ilitar con apoyo p o p u lar p ara co n te­ que había abandonado desde 1943. En este C ongreso se
n er la violencia. Vanguardia del Pueblo tituló en p rim era produjo el m arginam iento de un sector del Partido encabe­
página el 12 de ju lio de 1948: “La falange no pasara. El zado p o r su secretario general, Augusto D urán (quien arras­
pueblo debe apoyar a las fuerzas del Ejército que se o p o n ­ tró tras de sí a 50 de los 176 delegados, y fundó el Partido
gan al plan subversivo de los g o dos”. T itular que re p ro d u ­ Com unista O brero). Entonces se consolidó la fracción ma-
cía u na resolución reciente de su com ité ejecutivo que iba yoritaria encabezada p o r G ilberto Vieira, partidaria de la
en igual sentido al de un com unicado de la CTC llam ando
al Ejército a salvaguardar al país del golpe fascista que su­
puestam ente se avecinaba. P ro n to estas ilusiones se desva­ 2 Medófilo Medina, Cuadernos de historia del PCC, No. 1, Orígenes del la
necieron. El d eterio ro de la situación los conduciría final- Violencia (1949-1957), Bogotá, Ceis-Inedo, 1989, p. 26.
LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 43

y la superación del ral, y es el devertebram iento del polo u rbano lo que explica
la inevitable “ruralización” que sufrirá el grueso de la acción
Comunista se encon- com unista durante m uchos años. A nte la calum niosa acusa­
ral. En las elecciones ción form ulada desde diversos ángulos sobre la responsabi­
e 1947, a consecuen- lidad del Partido C om unista en el magnicidio de Gaitán, se
candidatura de Gai- agudizó la represión que ya sufría. Las sedes del Partido fue­
i alcanzado en 1945 ron ocupadas p o r la policía, se dictó auto de detención con­
los nueve diputados tra su dirección que debió pasar a la clandestinidad, se p ro ­
lo conservó uno. Su hibió la circulación de su prensa y, en fin, los m iem bros
, es decir, disminuyó regionales del Partido se vieron obligados a dispersarse ante
en las elecciones ce- la represión terrorista que vivía el país.
oncejos municipales, En términos generales, la resistencia campesina frente a la
i votos, m ientras que violencia oficial no se dio de un modo planificado. Fue la ne­
no alcanzaba los 500 cesidad de sobrevivir lo que llevó a que amplios núcleos cam­
s para la Cám ara de pesinos armados fueran tom ando cuerpo. En el sur del Toli-
de 1949, los liberales ma, caso que bien puede observarse en otras zonas, las prim e­
5, los conservadores ras acciones así lo demuestran. “Era un proceso de aparición
.747, de u n total de de una forma de lucha (...) que surgía espontáneamente, nebu­
tía. losamente, en el que los mismos campesinos se convertían en
urbano, tanto en su protagonistas de su propia historia (...) Trátase de un proceso
:omo en su organiza- inicial tan complejo como simple; es la relación (...) violencia
Trabajadores de Co­ reaccionaria - violencia auto-organizada, autodirigida p o r sus
proceso de desverte- potenciales víctimas, los campesinos”5. En algunos casos, sin
1. Este hecho no deja embargo, dirigentes gaitanistas que habían cumplido un papel
[ue, ilegalizado en la relevante en las “juntas revolucionarias”, que surgieron el 9 de
.1 *1 / ° . . .
LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 45
44

este período6. En estas regiones, al igual que en las dom ina­ el Partido orientaba sus fuerzas hacia la desmovilización sin
das por los comunistas, se produjo una com binación entre la entrega, en el sur del Tolim a fue necesario crear un nuevo
autodefensa y la lucha guerrillera que caracterizaría el perio­ destacamento arm ado (destacam ento de Calarma, en Chapa­
do 1949-1964, en el cual la intensidad de una u otra form a de rral), con objeto de proteger esta zona de la agresión arm ada
lucha dependía de las características que asumió el conflicto de los “limpios”, bandas liberales al servicio de las Fuerzas
en cada zona y en cada período. Las principales fases de la Armadas, e incluso de la agresión del propio Ejército.
acción arm ada de inspiración com unista, durante el periodo Siendo, en general, la autodefensa no com unista un mo­
de la Violencia, tom ando como criterio de penodizacion la vimiento espontáneo y de reacción inm ediata frente a la re­
m odalidad predom inante de resistencia de acuerdo con las presión, ella se desarrolla un poco al azar en múltiples regio­
orientaciones del Partido Comunista, fueron las siguientes: nes azotadas por la violencia oficial, bajo la iniciativa de jóve­
nes campesinos liberales. Basta señalar cómo en el sur del
1. A u to d e fe n s a y lu c h a g u e rrille ra : 1949-1953 Tolima uno de los futuros com andantes de las FARC, Ju an de
Jesús Trujillo Alape (más tarde conocido como Ciro Trujillo
2. Autodefensa: 1953-1954
Castaño), siendo aún liberal participó en la organización de
3. Lucha guerrillera: 1954-1958
un movimiento de este tipo: “Por voluntad de mis com pañe­
4. Autodefensa: 1958-1964 ros (de la región) me correspondió la com andancia y pronto
5. Lucha guerrillera: 1964 ... se agruparon, bajo nuestra protección 220 familias ...”7 Lo
Estas fechas no constituyen límites tajantes. C on relativa mismo ocurrió con otros perseguidos, tales com o Jacobo
independencia de la voluntad del Partido Comunista, las cir­ Prias Alape quien provenía, como hem os visto, de las com u­
cunstancias políticas globales o la situación en un área d eter­ nidades indígenas de Natagaima, y en cuyo núcleo de cam pe­
m inada le fijaban una conducta a un determ inado destaca­ sinos liberales actuaron los herm anos Guaracas, uno de los
m ento arm ado o a un cierto núcleo agrario. Un ejemplo claro cuales, Jaim e, es actualm ente m iem bro del Estado Mayor de
ocurrió a m ediados de 1953 con ocasión de la política de pa­ las FARC. Este es el caso igualmente de M anuel M arulanda,
cificación del general Rojas Pinilla. En ese año, a pesar de que quien con otros miembros de su familia yjóvenes campesinos
participaron en el C om ando Liberal de La Ocasión8.
En el caso del Partido Comunista esta directriz tuvo u n ca­
6 Gonzalo Sánchez propone la siguiente clasificación de las zonas de rácter menos espontáneo, ya que nació de una decisión política
resistencia: a) zonas de colonización reciente (Sumapaz y sur del Toll­ en el marco de una larga tradición de luchas agrarias. Su comi­
ina) donde se mantenían vivos los conflictos por el control de la tierra
té central en un llamamiento clandestino planteó, desde el año
y donde habían tenido presencia activa los grupos socialistas y de iz­
quierda liberal, durante los años veinte y treinta; b) zonas de frontera 1949, “(...) al proletariado y al pueblo la necesidad de defender­
abierta y de colonización inicial (Llanos orientales, Magdalena Medio, se, replicando a la violencia de los bandidos fascistoides con la
Alto Sinú y Alto San Jorge) tradicionalmente aisladas de los centros de
poder; c) zonas con una estructura agraria consolidada (como el sures­
te antioqueño) en donde además de condiciones geográficas favora­
bles, se contaba con un cierto grado de homogeneidad liberal, que 7 Ciro Trujillo, Páginas de su vida, Bogotá, Editorial Abejón Mono, 1974,
facilitó la formación de los comandos guerrilleros. Vease Gonzalo Sán­ P- 17.
8 Medófilo Medina, “La resistencia campesina en el sur del Tolima”, op.
chez, “Violencia, guerrillas y estructuras agrarias” en Nueva Histo­
cit., p. 262.
ria de Colombia, Volumen II, op. cit., Bogotá, pp. 143-14 .
LAS FARC (1949-1966) p E LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 47
46

violencia organizada de las masas”. Esta decisión fue ratificada Con el llamamiento a la autodefensa com enzó a transfor­
el 22 de octubre del mismo año en una reunión extraordinaria marse la vieja consigna que llamaba a la resistencia civil con­
del comité ejecutivo del Partido, que contó con la presencia de tra la dictadura conservadora, por una nueva que convocaba
los miembros del comité central residentes en Bogotá. Sobre a impulsar la resistencia arm ada contra la violencia oficial. Un
la base de una ponencia presentada por su secretario general, año más tarde, el XIII Pleno del comité central señaló a los
Gilberto Vieira, se discutió la situación política nacional y se comunistas la tarea concreta de “organizar la autodefensa en
todas las regiones amenazadas por ataques reaccionarios”. En
llegó a las siguientes conclusiones:
ese mismo año se im pulsaron algunos “comités de resisten­
1. Organizar la autodefensa popular: frente a la ola de violen­ cia” contra el régimen conservador, com puestos tanto por
cia falangista que golpea ferozmente al pueblo colombiano, los
liberales como por comunistas, de poca eficacia. En todo caso
comunistas deberán tomar la iniciativa de organizar la autode­
fensa de las masas, formando comités o brigadas de unión de­ la decisión de lanzar un sector del partido a la acción armada,
mocrática por la defensa de la vida y de las libertades ciudada­ no dejó de producir tensiones internas. De acuerdo con un
nas, como base para la integración del Frente Democrático testimonio del hoy extinto dirigente maoísta Pedro León Ar­
que derrotará a las fuerzas reaccionarias; boleda, en el año 1949 se reunió una conferencia nacional de
2. Contra la componenda antidemocrática: la proposición de
reforma constitucional para aplazar indefinidamente las elec­
organización del PCC en la cual se planteó la cuestión de la
ciones presidenciales y formar una junta de gobierno pantana autodefensa armada. Por un lado Pedro Abella, Álvaro Vás-
provisional, significaría una componenda antidemocrática de quez y el p ropio A rboleda apoyaron la resistencia activa,
las clases dominantes, a espaldas del pueblo y defraudando la mientras que Filiberto B arrera se opuso. Un año después el
voluntad de lucha de las masas contra la reacción; debate se reprodujo en Viotá, durante el Congreso de funda­
3. Por la derrota del candidato falangista: en el caso en que se
ción de la Juventud Com unista y en esta oportunidad se en­
verifiquen elecciones, los comunistas habrán de contribuir de­
cididamente a la lucha por derrotar al candidato falangista de frentaron Arboleda, su herm ano Eligió, Próspero León, Pe­
la reacción; al mismo tiempo, los comunistas insistirán en la dro Vásquez y jo sé G utiérrez (prim er secretario de la JUCO),
necesidad de que el pueblo levante su programa por la libera­ contra los seguidores de B arrera910.
ción nacional y la democracia, por rescatar del olvido la Plata­ A m ediados de 1950 la arrem etida oficial iba en aum ento,
forma Ideológica de Gaitán en todos sus aspectos positivos,
lo que hizo que paulatinam ente se fuera pasando de la auto­
para exigirle su cumplimiento al candidato liberal (...)
defensa a las acciones móviles de com andos guerrilleros, sin
que se pueda señalar, dada la diversidad de los procesos re­
9 Vanguardia del Pueblo, 25 de octubre de 1949. Con el transcurso de los
gionales, en qué m om ento preciso ocurre ese tránsito de una
años, la autodefensa llegará a ser para el Partido “La organización de fase a otra. Un protagonista de esta historia describe así el
masas para responder con la violencia revolucionaria a las agresiones fenómeno: “Nos convertimos en guerrilla actuante cuando la
que realizan las Fuerzas Armadas o bandidos a sueldo de los latifun­ autodefensa es colocada ante tal disyuntiva y regresam os al
distas y capitalistas. Es una preparación paramilitar de carácter de ma­
sas, que sirve para asegurar el trabajo, la tranquilidad, la vida y los
estado original si las circunstancias políticas llevan a las masas
bienes de quienes a ella se acogen. Igualmente representa una especie a negarnos su apoyo (...) En este sentido y en los aspectos
de resguardo para la existencia de las organizaciones de masas y para
el trabajo del Parüdo Comunista. En condiciones de agresión total
puede ser transformada rápidamente en movimiento guerrillero Par­
tido Comunista de Colombia. La política y la táctica del Partido Comu­ 10 Alternativa, Pedro León Arboleda, su último reportaje, No. 47 agosto
de 1975, p. 4.
nista, Bogotá, Editorial Colombia Nueva, 1967, p. 166.
48 LAS FARC (1949-1966)
r p E la AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 49

organizativos nunca actuamos contra la voluntad e intereses artesanales hechas con tubos de acueducto o con lanzas de gua­
de las masas (...) Es la razón de que seamos al mismo tiem po dua o de chonta, repletas de dinamita, pedazos de metal, una
que guerrilla, m ovimiento de masas”11. mecha y un fulminante. Mas tarde, en el período de la guerrilla
La autodefensa cobijó inicialmente a núcleos liberales y móvil y mediante la apropiación de las armas del adversario,
comunistas. A uncuando su duración en este período fue muy mejoraron notablemente su poder de fuego.
breve, es significativa en tanto que, en muchos casos, dio ori­
Estos primeros comandos -recuerda el ex comandante Olim­
gen a los prim eros grupos guerrilleros en Boyacá, Tolima,
p o - eran unos idílicos organismos de masas que no tenían to­
A ntioquia, S antander, Huila, C undinam arca y los Llanos davía carácter de guerrillas, pues no se proponían la ofensiva
Orientales. La organización, el arm am ento y el reclutam iento ni atacar a nadie, exclusivamente eran defensivos, políticos.
de hom bres fue un proceso vertiginoso: “... cuando Gómez Cumplían labores de vigilancia, establecían sus códigos de se­
asumió el poder, a todo lo largo del país había 4.500 hom bres ñales para avisar el peligro, se comunicaban con cuernos o
humo, blanco o negro según el caso. Desde luego también uti­
organizados en resistencia formal ...”1112 lizaban “propios”, o sea, enviados personales. La custodia de
En cuanto hace a los movimientos de autodefensa de inspi­ su región y el adiestramiento político-militar eran las funcio­
ración comunista, éstos se constituyeron en las regiones del Te- nes primordiales de tales comandantes, la protección de los
quendama y el Sumapaz, en Cundinamarca y en el sur del Toli­ campesinos ante las agresiones de las fuerzas armadas oficia­
les. Organizaban también los refugios de las familias, para el
ma. Además, el Partido Comunista contaba con una importante momento cuando les cayera la fuerza pública. Eran organis­
influencia en otros lugares como Montevideo, San Vicente y El mos que disponían siempre de una dirección política y militar
Pato en Santander; la línea del ferrocarril de Puerto Wilches; que se encargaba, además de enseñar elementos de táctica mi­
Concepción en Santander del Norte; las zonas de la Tropical Oil litar y las normas fundamentales de la guerra”13.
Company, de la Shell y la Socony Vacuum, en los territorios pe­
Algunos núcleos de autodefensa se transform arían en
troleros; la región del Ariari, en los Llanos Orientales; el muni­
guerrillas móviles. No todos dieron ese paso. En algunos ca­
cipio de San Juan de Rioseco en Cundinamarca.
sos, debido a una ausencia de condiciones adecuadas, tales
Las regiones que adhirieron con mayor celeridad a la auto­
como organización, arm am en to , claridad táctica, etc. En
defensa fueron, precisamente, aquellas en las cuales el movi­
otros, porque la propia autodefensa bastó para contener la
m iento agrario había desarrollado un nivel im portante de con­
violencia oficial y sus objetivos se alcanzaron sin necesidad de
ciencia política y organización gremial. La composición social
transformarse en otra m odalidad de organización (como ocu­
era heterogénea, pues auncuando la mayor parte la integraban
rrió en la región de Viotá). Los núcleos autodefensivos que
campesinos pequeños y medianos, en ocasiones participaban
dieron ese paso estuvieron ante todo localizados en el depar­
también campesinos ricos. Inicialmente las armas eran en ex­
tamento del Tolima: Chicalá, Irco, Buenos Aires, San Miguel,
trem o precarias: escopetas de fisto cargadas por la boquilla,
Rioblanco, Ataco, La M arina y Horizonte; igualmente en la
fúsiles Mauser de la G uerra de los Mil Días, granadas de mano
región del Sumapaz, situada entre el propio departam ento
del Tolim a y Cundinamarca. Pero, en otros casos los núcleos
11 Ciro Trujillo, Páginas de su vida, op. cit., p. 17.
12 Russell Ramsey, Guerrilleros y soldados, Bogotá, Editorial Tercer Mun­
do, 1981, p. 180. Ramsey no incluye en sus cifras a los guerrilleros 13 Carlos Arango, FARC veinte años. De Marquetalia a La Uribe, Ediciones
comunistas. Aurora, Bogotá, 1984, p. 173.

ai
De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 51

guerrilleros se crearon sin la mediación previa de un movi­ jefe de O rden Público del Ministerio de G obierno, los latifun­
m iento autodefensivo. distas m ediadores, delegados de los comités de autodefensa
El caso de Viotá, una especie de Suiza a lo Guillermo Tell y dos miem bros del com ité central del Partido Comunista.
com o la calificara Eric Hobsbawm, es ilustrativo de una expe­ Como conclusión de la reunión, se pactó el retiro de la tropa,
riencia en la cual la simple autodefensa im pidió la agresión sin condicionarlo a la desmovilización o el desarm e del movi­
oficial contra la región. Según el testim onio de Víctor J. Mer- miento agrario. El m unicipio de Viotá se constituyó de esta
chán, cinco municipios de la región del T equendam a fueron m anera en un “santuario” de las guerrillas comunistas, mu­
invadidos p or el Ejército y la Policía en esa época. En respues­ chos de cuyos militantes y futuros dirigentes se form aron en
ta, el Partido Com unista lanzó la consigna de im pulsar los la Escuela Nacional de Cuadros, que tuvo su asiento en la
“Com andos Campesinos de A utodefensa”, que perm itiesen región a partir de 1952.
rechazar la agresión. Los rasgos característicos de Viotá, adem ás de ser u n en­
clave com unista relativamente aislado y un islote de autono­
Para garantizar este objetivo se requería una movilización ge­ mía campesina, eran la larga tradición de lucha y el alto nivel
neral de la población sin hacer diferencias en ideologías polí­ de cultura política de su población que contrastaba con el
ticas o religiosas ni tampoco en condiciones sociales o diferen­ nivel prom edio del país.
cias económicas. Así fue como se hizo necesario lanzar la con­
signa del Frente Único en Viotá contra la violencia oficial. La A diferencia del resto del campo colombiano, Viotá tiene su
consigna fue acogida por unanimidad historia propia, sus canciones épicas, sus héroes (los pioneros
de la batalla por la tierra), sus preocupaciones generales y sus
La táctica que im pulsó el Partido en esta región se fundó medios de información, sus rituales y su mesianismo, que prác­
en una preparación defensiva del cam pesinado, evitando que ticamente constituye toda una cultura15.
asum iera iniciativas contra el gobierno o contra cam pesinos
de otras filiaciones políticas. Cada sector de la población re­ La “C iudad Roja”, com o era d enom inada Viotá en la
cibió una tarea específica. M ientras que los sectores del cam­ prensa del Partido, poseía, sin duda, mayorías com unistas cla­
pesinado pobre y los asalariados asum ieron las tareas propia­ ras. En las últimas elecciones con algún grado de garantías,
m ente militares, los sectores medios y altos tuvieron a cargo las celebradas en octubre de 1947 para renovar concejos mu­
el suministro de pertrechos, drogas y vestidos. Por su parte, nicipales, el Partido Com unista obtuvo 1.190 votos frente a
a los sectores latifundistas se les asignó el frente diplom ático I 200 liberales y 46 conservadores, lo que le significó ocho con­
con objeto de que sirvieran como m ediadores ante el gobier­ cejales frente a uno liberal. Las particularidades de esta re-
no central. Tras los prim eros enfrentam ientos arm ados se
pactó con el Ejército un armisticio negociado, gracias a la
mediación de los latifundistas quienes verían seriam ente afee- | 15 José Gutiérrez, La rebeldía colombiana. Observaciones sicológicas sobre la
actualidad política, Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, 1962, p. 90. A su
tados sus intereses si dejaban prosperar el conflicto. La con- I turno, Medófilo Medina afirma que “el interés de Viotá desde el punto
ferencia se realizó en la hacienda Buenavista de la familia Ci a- j de vista histórico es enorme (...) Se forjó un espíritu de solidaridad y
ne, con participación de oficiales de las Fuerzas Armadas, el I14 de valores colectivistas que es difícil encontrar en otra comunidad del
país. Si Viotá logró substraerse al flagelo de la violencia sectaria de
mediados del siglo XX ello se debió a la conciencia ganada por las
masas en un largo proceso (...)”, Historia del Partido Comunista de Co­
14 Víctor J. Merchán, “Testimonio”, op. cit., p. 117. lombia, op. cit., p. 174.
D e LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 53

gión hicieron que desem peñara u n papel vital para la super­ ques reaccionarios. Pero las acciones armadas no deben consi­
vivencia del Partido Comunista, tal como lo señala el historia­ derarse todavía como la forma fundamental de lucha, ya que
en este período lo más importante es impulsar y organizar la
dor Michael Jiménez:
resistencia de las amplias masas1617.
Viotá desempeñó un papel significativo y único en medio de la
compleja combinación de lucha partidista, bandolerismo y con­ Es evidente que durante este prim er período los comunis­
flictos agrarios revolucionarios, que predominaron en la región tas no consideraron la lucha armada como el instrum ento para
central colombiana a mediados del siglo XX. Mientras que la acceder al poder. En todos sus docum entos se subraya el carác­
influencia comunista en el movimiento sindical fue destruida
por la represión y la competencia del reformismo liberal de la
ter defensivo de la resistencia armada. Este es el caso, por ejem­
década de los años 40 bajo la conducción de Gaitán, Viotá se plo, del XIV Pleno del comité central (marzo de 1951) que
convirtió en una de las pocas zonas seguras para las actividades consideró que "... la lucha armada que se ha librado y se libra
del Partido Comunista y sus líderes, mayoritariamente urbanos, en algunas regiones, es una expresión heroica de la resistencia
dependieron del apoyo y la generosidad de los campesinos de
esta región. Bajo estas circunstancias la dirección campesina de de nuestro pueblo contra la represión terrorista de la dictadura
esta zona ofreció un apoyo crítico para las fuerzas insurgentes y contra la violencia de las bandas reaccionarias”.
de la Cordillera Oriental y de los Llanos Orientales, al servir La dirección del Partido tuvo que librar una batalla prolon­
como un centro de abastecimiento y entrenamiento para los gada contra los sectores que, en todos los niveles de la organi­
guerrilleros izquierdistas. Por esto Viotá se ganó el sobrenombre
de República Independiente por parte de las autoridades con­
zación, consideraban la lucha armada como la forma funda­
servadoras que planearon varias iniciativas militares para des­ mental de acción en ese momento. Estos sectores, que incluso
truir las comunas radicales campesinas de las colinas cafeteras propugnaron por el desplazamiento del comité central a la lu­
del suroccidente de Cundinamarca cha armada, fueron calificados de “aventureros y extremoiz-
El movimiento comunista arm ado tuvo, pues, en este pe- 1 quierdistas” y finalmente desautorizados. La dirección del Par­
ríodo dos orígenes: por una parte, la autodefensa cam pesina tido se negó a auto-ilegalizarse, rompiendo amarras con los
y por otra, la conform ación directa de un núcleo guerrillero. I escasos espacios de acción legal que subsistían y con la clase
En estos prim eros años de la resistencia actuaron unos 36 I obrera urbana que percibían como el eje de la revolución. De
frentes guerrilleros, entre liberales y comunistas, predom i- j ahí su negativa radical a trasladar la dirección al campo, como
nando en núm ero y extensión los prim eros. La diversidad de I pretendían algunos miembros de la organización. Además la
sus motivaciones, su desarrollo desigual y su dispersión, entre I dirección criticó duram ente a los sectores radicales por produ­
otros factores, im pidieron un m ando nacional unificado. cir expectativas inmovilizadoras en los sectores populares, que
En el XIII pleno del comité central del Partido Com unista se reducirían a esperar su liberación p o r parte de los núcleos
que se había reunido en forma clandestina a finales de 1950, I armados. No obstante esta condena al “guerrillerismo a ultran­
za”, comienza a calar en el pensamiento y en la praxis del Par­
se afirmó:
tido Comunista la necesidad de preservar esta forma de lucha
(...) los comunistas deben proceder a organizar la autodefensa como eventual “reserva estratégica” para acceder al poder. La
de los trabajadores en todas las regiones amenazadas por ata-

17 Comité central del Partido Comunista de Colombia, T r e in ta a ñ o s de


16 Michael Jiménez, “The many deaths o f the Colombian revolution", P a ­
lu c h a d e l P a r tid o C o m u n is ta d e C o lo m b ia , Bogotá, Editorial Los Comu­
p e n o n L a t i n A m e r ic a No. 13, liais, Columbia University, 1990, p. 20.
neros, p. 94, s.f.
54 LAS FARC (1949-1966)

lucha armada comenzó a ser apreciada, bajo la influencia de las


obras de Mao Tse-Tung, en la óptica de la “guerra popular
LAS GUERRILLAS COMUNISTAS DEL SUR DEL TOLIMA
prolongada”. En la resolución política del VTI Congreso del
Partido (abril de 1952) se propuso ayudar a los guerrilleros en
el terreno político aclarándoles la perspectiva de su heroico
combate como una lucha prolongada, de grandes proyeccio­
nes para el futuro cuando se combine con el movimiento de
masas”.

Debido a su im portancia histórica en la conform ación de las


futuras FARC, es necesario observar los hechos acaecidos en
el sur del Tolima, en donde se ubicaron los principales nú­
cleos guerrilleros comunistas y que constituyó, con los Llanos
Orientales, la región de mayor concentración de grupos ar­
mados. A proxim adam ente, dado que los diversos testim o­
nios difieren entre sí, la distribución de las guerrillas com u­
nistas fue la siguiente: a comienzos de 1950, en Irco, Chicalá,
Horizonte, La Marina, todos en el municipio de Chaparral. A
finales de 1950, El Davis, en el municipio de Rioblanco, Pau-
jil, Peña Rica y San Miguel en el municipio de Ataco. A partir
de 1951, Córdoba y Sucre en el municipio de Chaparral. A
partir de 1952, El Davis II (Chaparral), El Cam brín (Rioblan­
co) y Saldaña o El Infierno (Ataco). A partir de 1953, Calarma
en los límites de los municipios de O rtega y Chaparral ( Véase
Mapa No. 1).
Los futuros com andantes de las guerrillas comunistas tu­
vieron todos, casi sin excepción, su origen o su debut militar
en esta región del Tolima: Jacobo Prias Alape, Ciro Trujillo,
Pedro A ntonio Marín, Jaim e Guaracas, Raúl Valbuena, Isau­
ro Yosa y muchos otros. Incluso el futuro fundador del maoís-
ta Ejército Popular de Liberación (EPL), Pedro Vásquez Ren-
dón, estuvo en la zona como comisario político.
BOYACA
V De la a u t o d e f e n s a a la g u e r r il l a 57

El im pacto del asesinato de Gaitán tuvo amplio eco en


todo el departam ento del Tolima, m ayoritariam ente liberal.
De inm ediato se conform aron juntas revolucionarias en va­
rios municipios, incluida su capital, Ibagué. La ju n ta de esta
ciudad estuvo presidida p o r Germán Torres Barreto, quien
com partía el m ando suprem o con el gobernador del departa­
mento, París Lozano. La ju n ta revolucionaria fue depuesta
por el Ejército tres días más tarde, tras lo cual el nuevo go­
bierno de Unión Nacional designó al coronel H ernando He­
rrera como jefe civil y militar del departam ento.
En el sur del Tolima emergieron simultáneamente núcleos
armados liberales y comunistas. Los primeros fueron impulsa­
dos en el municipio de Rioblanco, bajo la dirección del ex di­
rigente político gaitanista Gerardo Loaiza y sus cinco hijos, fa­
miliares de Pedro Antonio Marín y en cuyas filas este joven
aserrador y futuro com andante de las FARC inició sus activida­
des guerrilleras. Entre 1949 y 1950 los Loaiza inspiraron la con­
formación de ocho comandos guerrilleros, cuyos jefes tendrían
un im portante papel en el futuro de la zona: el ideólogo del
movimiento, Ignacio Parra (“Revolución”), Aristóbulo Gómez
(“General Santander”), Gerardo Aguirre (“Ráfaga”), y sobre
todo, Leopoldo García (“General Peligro”), quien se convertirá
en el jefe máximo del movimiento pocos años más tarde.
En cuanto a los com andos comunistas el más im portante,
al parecer, fue el com ando de Chicalá. Conform ado p o r 17
jóvenes trabajadores agrícolas, hijos de colonos, este grupo
desarrolló una experiencia guerrillera que ejerció una nota­
CAQUETA
ble influencia en el posterior desarrollo del m ovimiento ar­
mado. “Este grupo tenía más características de form ación
guerrillera que de grupo de autodefensa. Sus integrantes pre­
sentaban ciertas características de desarraigo que debilitaban
MAPA No. 1 M OVIM IENTO ARMADO COM UNISTA los rasgos campesinos de la agrupación”1. H acían parte de
PERÍODO: 1949-1953 este destacam ento los herm anos Bermudez y los herm anos
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS
CONVENCIONES Y RELACIONES INTERNACIONALES

WHA ZONAS DE AUTODEFENSA U. NACIONAL


1 Medófilo Medina, “La resistencia campesina en el sur del Tolima”, op.
# GUERRILLAS MÓVILES Escala Aprox. 1—4.000.000 cit., p. 252.
Base Cartográfica ICAC
58 LAS FARC (1949-1966) De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 59

Castellanos y la com andancia militar estuvo a cargo de Raúl y caer de nuevo en Ceilán porque en Ceilán se habían organi­
Valbuena, com andante “Baltazar”. Posteriorm ente el desta­ zado bastante los liberales.
Fue en esa época cuando los alcaldes conservadores comenza­
cam ento fue reforzado con la presencia del com andante ron a expedir salvoconductos a los liberales que se quisieran
“O lim po” (destacado desde Bogotá por la dirección del Par­ “voltear”. Entonces Ceilán fue nuevamente tomada por el Ejér­
tido Comunista), quien se hizo cargo del com ando político. cito y los “pájaros” agregaron a la matanza el saqueo de toda
El tránsito de la guerrilla liberal a la guerrilla comunista, la población.
A esas alturas primaba el desconcierto en las masas liberales.
que recorrerán muchos guerrilleros durante estos años, pue­ Era ya claro que se trataba del exterminio en masa de ese par­
de apreciarse claram ente en el testimonio autobiográfico de tido, por una política bien dirigida desde el gobierno. Al mis­
Pedro A ntonio Marín, el futuro M anuel M arulanda Vélez. Su mo tiempo todos los jefes liberales del Valle huían dejando sin
trayectoria coincide, en muchos aspectos, con la de otros fu­ orientación a la gente.
turos dirigentes guerrilleros comunistas: Como cinco meses me estuve en los alrededores de Ceilán con
un tío llamado Manuel María. Cuando la situación se nos hizo
El 9 de abril de 1948, al ser asesinado el caudillo Jorge Eliécer insostenible me trasladé a Génova, en Caldas, donde vivía la
Gaitán, me encontraba yo en Ceilán (Valle) haciendo unas di­ mayor parte de mi familia. En Caldas se empezaba a vivir ya la
ligencias a un tío mío, Angel María, jefe político de la vereda misma tragedia que había conocido en el Valle. Empezaban a
de Puerto Valle. aparecer las bandas de “pájaros” con sus consignas de ¡Viva la
La reacción de las masas liberales ante el crimen fue inmedia­ Virgen del Carmen!, ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva Laureano Gó­
ta. Los liberales, la mayoría de Ceilán lograron el apoyo de la mez!, y ¡Abajo el Partido Liberal!
policía; los conservadores, comerciantes ricos los más, fueron En Génova me reuní con cerca de diez primos, con Modesto
inmovilizados. Un señor de apellido Gallego, jefe liberal del Ávila y sus hijos y con los González de San Juan. Entonces
municipio, dirigió la creación de una “policía del pueblo”. decidimos organizar un grupo armado para comenzar a hacer­
Después de tres días de este control popular de la población le frente a esa violencia.
llegó el Ejército. Fueron detenidos y llevados a Tuluá más de Muy pronto corrió el rumor de en qué estábamos nosotros y
200 liberales. El Ejército permaneció pocos días en el pueblo comenzaron a llegar muchachos dispuestos a la pelea. Fue en
porque una vez garantizada la “normalidad” se fue. poco tiempo que pudimos conformar un núcleo de cincuenta
hombres, pero hombres desarmados. Y ese era el próximo pa­
A continuación M arín se traslada, p o r prim era vez, a la so, conseguirnos las armas. Entonces había una sola forma de
zona de El Davis, y luego a Primavera en el departam ento del conseguirlas: quitárselas a los conservadores.
Valle, donde encuentra que al lado de la represión oficial se Después de dos meses el grupo contaba ya con cien hom ­
ha generalizado la acción de las bandas de “pájaros” conser­ bres, aunque escasamente arm ados y con poca experiencia
vadores que siem bran el terro r en todas partes. política. A los pocos días lograron capturar los prim eros fusi­
Ante la necesidad de proteger la vida más de mil liberales se les en un enfrentam iento con la policía de Génova, luego del
concentraron en el caserío de Betania. Pero hasta allí llegó cual se refugiaron en el páram o, desde donde incursionaron
también esa barbarie. Una fuerza de por lo menos 200 hom­ en la población de Santa Helena, para después continuar ha­
bres, policía y “pájaros”, intentó la masacre. Fueron rechaza­
cia el norte, hacia Pijao.
dos por la población. Entonces los atacantes fueron reforzados
con el Ejército y un mes más tarde pudieron tomar e incen­ De Pijao regresamos a Génova para empezar una labor de
diar el caserío. Por lo que supimos los pocos que pudimos es­ “limpieza”. Entre los ajusticiados recuerdo a un jefe “pájaro”,
capar, fueron muchos los muertos. al mismo tiempo juez de Génova, llamado Miguel H. Pareja.
Yo había perdido todo contacto con mis parientes y me fui a Fueron pasando esos primeros meses excepcionalmente duros
La Tulia, otro caserío. Pero allí nuevamente tuvimos que huir y de repente la Dirección Nacional Liberal, que tan ligero ha-
De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 61
60 LAS FARC (1949-1966)

bía abandonado a la gente, comenzó a llenarla de ilusiones. En el sitio llamado La Ocasión se file constituyendo la base
para futuras acciones. Desde allí despachamos comisiones ha­
Carlos Lleras y el señor Lozano y Lozano, entre otros, nos hi­
cia Rioblanco, Ataco y El Limón en busca de armas. Esas co­
cieron saber a los que estábamos en el monte que el 7 de agos­
misiones combatían bien, atacaban al enemigo. Fue así como
to -la fecha estaba cercana-, cuando tomara posesión Laurea­
el movimiento tuvo una mayor repercusión y amplió su radio
no Gómez, el Partido Liberal tenía un acuerdo con el Ejército
de acción. Pero también crecía la persecución oficial.
para impedirlo porque esa elección era inconstitucional. Para
En esa época mucha gente se sumaba de buenas a primeras al
esa fecha el Partido Liberal nos señaló la tarea de tomar Géno­ combate, la mayor parte creando grupos que intentaban algu­
va. Obedecimos la orientación y nos instalamos cerca, en San nas acciones y luego se disolvían. Supimos que los comunistas
Juan. En la madrugada de ese 7 de agosto nos dispusimos a la hacían frente al enemigo con eficiencia por los lados de Rio-
captura de Génova, pero con tan mala suerte que nos encon­ blanco, Chaparral y El Limón.
tramos a la Policía esperándonos y los sorprendidos fuimos Un día el enemigo realizó una gran operación y logró tomar­
nosotros. Combatimos desde las dos hasta las diez de la maña­ nos el comando de La Ocasión, matando cuarenta personas.
na y fuimos derrotados. La Policía, que había recibido refuer­ Lo brutal de la represión hizo consolidar la resistencia, y de
zos del Ejército desde Manizales y de más de trescientos “pája­ nuevo fue instalado el comando general de los Loaiza. Mucha
ros”, nos ocasionó más de veinte muertos y gran número de gente comenzó a agruparse en La Profunda, La Quebrada y El
heridos. Horizonte, en cercanías de Herrera, recibiendo la orientación
Esta fue la primera etapa de la lucha, puede decirse. Nuestro de los Loaiza. Estos, a través de sus subalternos tomaron con­
grupo, con el duro golpe recibido y además con las esperanzas tacto en los comandos comunistas, llegando a ciertos acuerdos
perdidas en el liberalismo, se fue desintegrando. En poco tiem­ que les permitieron trasladar sus efectivos a El Davis.
po no quedábamos sino unos diez combatientes. Intentamos El encuentro con los comunistas fue recibido con entusiasmo
algunas acciones pero la desmoralización de la población era por los combatientes liberales. Los comunistas eran hombres
tanta que no contábamos con su apoyo. En esas circunstancias con orientaciones claras y conocimientos políticos y organiza­
acordamos marchar hacia el Tolima en grupitos de dos o tres. tivos. El prestigio de los comunistas ante las masas presionó a
los Loaiza para hacer un comando conjunto. Allí se aprobaron
M arín se trasladó entonces a la zona de Gaitania y Plana­ las tareas por decisión mayoritaria y se introdujo por primera
das, en donde encontró viejos amigos dentro del gremio de vez la disciplina militar en las acciones y los desplazamientos.
corteros de m adera y algunos parientes, gracias a los cuales Varias fueron las comisiones conjuntas de liberales y comunis­
tas que operaron y tuvieron buenos resultados. Las cosas cam­
se acercó al núcleo de resistencia liberal que el jefe de la zona, biaban. Por ejemplo, en la comisión realizada en San Luis, en
G erardo Loaiza, natural de Génova y pariente de Marín, ha­ Huila, después de tomar el caserío, la guerrilla se retiró con
bía organizado ju n to con sus hijos. El com ando de los Loaiza más de treinta mulas cargadas de armas y mercancías. En esas,
m antenía una estrecha dependencia con la Dirección Nacio­ los más inconsecuentes entre los liberales, que deseaban se­
guir “por la libre”, sin sujeción a ninguna disciplina, comenza­
nal Liberal y a pesar de su crecimiento y de las continuas ron a crear un clima adverso a los comunistas, contra sus orga­
acciones que efectuaba en la zona de Gaitania, La Profunda, nizaciones y sus métodos.
Rioblanco, La Trigueña, Las Pavas, etc., continuaba a la espe­ Los comunistas desplazaron desde El Davis dos comandos con
ra de un arreglo “por lo alto” que pusiera fin al conflicto. el objeto de crear otros. Así nacieron los de Peña Rica, El Cam-
brín, etc., lográndose ampliar la influencia de masas de ese
Gracias a sus desplazamientos y experiencias previas, M arín partido, pues continuaba el éxodo de refugiados que buscaban
fue adquiriendo prestigio y rápidam ente se convirtió en un protección. Recuerdo como dirigentes comunistas de aquella
m iem bro influyente del com ando, "... pese a no tener mayo­ época a Olimpo y a Jaime. Recuerdo entre otros a Richard,
res conocimientos militares y a ser solam ente un campesino Lister, Ramón, Melco, Solito, Baltazar, Timochenco, Ricaurte
y Norberto.
fiel al liberalismo de ellos”.
62 LAS FARC (1949-1966)

A pesar de la existencia, en este m om ento, de com andos Davis con destacamentos de Peña Rica, El Socorro, Sucre y El
Cambrín.
conjuntos de liberales y comunistas, lentam ente se fueron
Sin embargo, todo reforzamiento de las posiciones comunistas
deslindando campos. Así los comunistas actuaban bajo la di­ era simultáneo a un crecimiento de las hostilidades por parte de
rección del com ando central de El Davis que tenía a su cargo los grupos liberales. Empezó así una guerra de desgaste de am­
los com andos de San Miguel, Bilbao, Peña Rica, La Estrella, bas fuerzas, en la que cayeron muchos hombres de ambos lados,
Surrey y El Cambrín; m ientras que los liberales tenían su co­ llevando la peor parte los liberales. Rápidamente éstos se vieron
m ando central en La Ocasión, que orientaba los com andos derrotados militar y políticamente y pidieron tregua, que fue
aceptada por los comunistas, interesados en terminar ese tipo
de La Q uebrada, La Profunda, El Agarre, H errera, Rioverde, de lucha, que sólo beneficiaba al enemigo. Los liberales, sin em­
El Socorro y La Palma. Estas circunstancias hicieron que Ge­ bargo, interesados en continuar su lucha anticomunista y presio­
rardo Loaiza fuera perdiendo las posibilidades de conservar nados a ello por los jefes liberales de varios departamentos y la
la jefatura única de la resistencia. Dirección Nacional, se dedicaron a reorganizar sus comandos
para seguir dividiendo criminalmente a las masas. En esas con­
diciones vino el golpe del 13 de junio de 1953 y la mal llamada
Los comunistas intentaron mantener la unidad del movimiento “pacificación” de Rojas Pinilla2.
en una conferencia guerrillera que se reunió en Horizonte. En­
tonces las aspiraciones caudillistas de Loaiza y además la indis­ A mediados de 1950 los destacamentos comunistas, que se
ciplina de su gente llevaron a una división más profunda. Se habían organizado como Comandos de Autodefensa en Irco,
convino en que cada sector, liberales y comunistas, quedaban en Chicalá, Buenos Aires y La Marina, con el objeto de librar a la
libertad de acción en materia política y militar. Es preciso señalar
población civil del asedio oficial, inspirados en la obra de Jorge
que en ese proceso jugó papel nefasto la influencia de la Direc­
ción Nacional Liberal, siempre interesada en que no se impri­ Amado El caballero de la esperanza (sobre la histórica marcha
miera un carácter revolucionario a la lucha guerrillera.
Así, mientras de una parte se planteaban los principios progra­
máticos de los comunistas: verdadera y profunda reforma agra­ 2 “Notas autobiográficas de Manuel Marulanda”, en Estudios Marxistas, No.
ria democrática, nacionalización de los medios de producción, 15, 1978. En Vanguardia del Pueblo (14 de febrero de 1951) encontramos
rompimiento de las ataduras imperialistas, etc., los liberales co­ una breve biografía del dirigente sindical Manuel Marulanda, en cuyo ho­
menzaban a empantanar su política en la consigna sectaria de nor Marín tomó su futuro nombre por insinuación del comisario político
“matar godos”. Tal era el atraso político de los dirigentes cam­ de las guerrillas del sur del Tolima, Pedro Vásquez (el inspirador del maoís-
pesinos liberales y la influencia que en ellos, pese a sus inconse­ ta EPL una década más tarde). Manuel Marulanda Vélez nació en Medellin
cuencias, tenía la Dirección Nacional Liberal. al despuntar el siglo, se ligó a las luchas obreras en 1925 en las filas del
En medio de la división, sin embargo, era notorio que la confian­ socialismo revolucionario al lado de María Cano e Ignacio Torres Giraldo.
za de las masas se inclinaba cada vez más de parte de los comu­ Posteriormente participó en la fundación del Partido Comunista. Por or­
nistas. Eso llevó a la Dirección Nacional Liberal, primero a pre­ den de esta organización se trasladó en 1936 a Bogotá, en donde contribu­
sionar a los Loaiza para que impusieran una delimitación de las yó a la organización del Sindicato Unificado de la Construcción. Más tarde
áreas de cada sector político. Más tarde y mediante el aporte de ocuparía la presidencia de la Federación del Trabajo de Cundinamarca.
armas y municiones que la Dirección Nacional Liberal hace en­ Capturado el 5 de diciembre de 1951 en una manifestación contra la par­
trega a los Loaiza a través del Ejército, se comienza a atacar y a ticipación de Colombia en la guerra de Corea, fue duramente torturado en
desarmar a los comunistas. la sede del Servicio de Inteligencia Colombiano (SIC), la policía política de
Pero entonces muchos sectores liberales rechazaban esa actitud la época. Moriría a los pocos días de salir de prisión, a consecuencia de la
traidora de su Partido y a través de sus dirigentes locales hacen tortura. Contaba con 51 años. Desde hacía algunos años se había margina­
un pacto de unidad con los comunistas para continuar la lucha do de las filas del Partido Comunista. Véase igualmente, Arturo Alape, “El
contra la reacción y los traidores. El pacto se concreta en la crea­ bandolerismo en Colombia (IV). La verdad de la tortura, la verdad de
ción de un Estado Mayor Conjunto y en el reforzamiento de El Laureano”, en Alternativa, No. 77, 5 al 12 de abril de 1976.).
64 LAS FARC (1949-1966)
E l m a t e r ia l f o t o g r á f ic o de este
CUADERNILLO PERTENECE AL ARCHIVO
PERSONAL DEL ENTONCES “COMANDANTE
avant la lettre de Luis Carlos Prestes en Brasil entre 1924 y 1926) OLIMPO", AMABLEMENTE CEDIDO PARA
ESTA PUBLICACIÓN.
y en la Gran Marcha de Mao Tse-Tung, crearon igualmente una
“Columna de Marcha”. Ésta, tras mil dificultades, se instaló en el
extremo sur del departamento del Tolima. El desplazamiento de
la Columna implicó no sólo el abandono de la zona de influencia
de los primeros comandos de autodefensa comunista, sino que
produjo una acelerada militarización del movimiento, que se vio
reforzada debido a los continuos enfrentamientos con la policía
conservadora a lo largo de los tres meses que duró la marcha.
Situación que se reflejará en el carácter predominantemente mi­
litar adoptado por el enclave de El Davis.
Medófilo M edina sugiere que el desarraigo que acusan las
guerrillas comunistas de esta región puede encontrar una ex­
plicación en el hecho de que, a finales de los años cuarenta,
no se había estabilizado aún el control sobre la tierra p o r par­
te del cam pesinado del sur del Tolima. A diferencia del caso
del Sumapaz, en donde los derechos de los colonos no esta­
ban para entonces en cuestión. Según esta hipótesis, el hecho
de que la Violencia se hubiera superpuesto al enfrentam iento
entre terratenientes y colonos, en el caso de Chaparral, ha­
bría significado una mayor radicalización del movimiento
cam pesino y una m enor sujeción al entorno geográfico y so­
cial, que perm itiría a los núcleos arm ados que allí se forjaron
una mayor movilidad y autonom ía operativa3.
De hecho, antes que formar una Columna que permitiera el
desplazamiento masivo de la población civil que influenciaban,
los núcleos armados se proponían evacuar la zona, tal como lo
recuerda el comandante Baltazar: “Era como abandonar un po­
co el escenario, organizadamente, dejando a la población con
sus consignas. Que saliera el grupo armado con aquellos auxilia­
res que tuvieran una mayor capacidad de movilización”4. Según

3 Medófilo Medina, “La resistencia campesina en el sur del Tolima”, op.


P ágina siguiente: Vista general del
cit., p. 254. Comando Central de El Davis. Uno
4 Arturo Alape, Las vidas de Pedro Antonio Marín, Manuel Marulanda Vê­
de los primeros escuadrones,
lez, Tirofijo, Bogotá, Editorial Planeta, 1989, p. 144. pobremente armado, recibe
instrucción militar. (1950).
U na escuadra de guardia del
Comando Central de El Davis
se prepara para iniciar su
turno (1951).

R evistade una cadena de


tiradores antes de tomar
posición en una de las
trincheras que protegían el
Comando Central (1951).
algunos de los
A rriba , Plaza de arm a s d e El
combatientes que Baris. A dem ás d e servir
formaron la Columna de como sitio d e re u n ió n ,
Marcha en 1950. De Bjnbién se u tilizaba p a ra
kepis, en primer plano, el ¡Dprácticas h a b itu ales de
“Comandante Richard”. tiro (1951).

D erecha, el “Disco Rojo”,


brigada encargada de las
comunicaciones con la
capital y el interior del
país (1952).
D erecha,
el grupo de “Las
Académicas”,
encargado de la
instrucción de los
guerrilleros y la
población civil.

A bajo ,una cadena de


tiradores ya equipados
con fusiles tipo FA
(1952).
Eljefe político de El De la a u t o d e f e n s a a la g u e r r il l a
Davis, “Comandante
Olimpo”, ensaya uno de
los primeros fusiles FA
que cayeron en poder de Manuel Marulanda, cumplida esta primera fase, el grupo guerri­
la guerrilla (1952). llero sería disuelto y sus integrantes se distribuirían en pequeños
grupos móviles que habrían de apoyarse, para su aprovisiona­
miento, en sus veredas de origen5. Este objetivo inicial no pudo
cumplirse ante el temor de la población civil por las represalias
de que pudieran ser víctimas. En estas circunstancias unas dos­
cientas personas, protegidas por unos cincuenta guerrilleros, ini­
cian el desplazamiento que habría de terminar, luego de tres
meses, en la vereda de La Lindosa en el cañón del río Cambrín,
en donde fueron acogidos por el grupo de los Loaiza. Además
de los obstáculos naturales que tuvieron que superar, la columna
debió afrontar más de veinte escaramuzas con la Policía y el Ejér­
cito; en palabras del comandante “Baltazar”, “la Columna se
abrió paso a puro fuego limpio hasta llegar a donde los Loaiza”.
La relación movimiento armado-población-territorio, varía
en cada una de las experiencias armadas comunistas a las que
hemos venido refiriéndonos: Viotá, Sumapaz, Sur del Tolima.
En este último caso, la imposibilidad de los comandos com u­
nistas para continuar actuando en las zonas en las cuales tenían
sus bases sociales, tuvo consecuencias nefastas ya que comen­
zarían a actuar en zonas bajo influencia liberal. Lo que los obli­
gó a transitar de un movimiento armado de autodefensa con
profundos vínculos con la población, a una guerrilla desarrai­
gada más próxima a un modelo militar. Tres años después, una
vez se produjo la amnistía de Rojas, las guerrillas comunistas
debieron trasladarse nuevamente hacia áreas desconocidas, an­
te la imposibilidad de soportar el asedio oficial. U na de las con­
secuencias que acarreó este proceso fue la pérdida de influen­
cia del Partido en la región de Chaparral, la cual finalmente
desapareció como “enclave comunista”.
En diciembre de 1950 los comandantes de la Columna, “Mel-
co” y “Olimpo”, responsables militar y político respectivamente,
impulsan la realización de una conferencia guerrillera unificada.
Luis Alfonso Castañeda, el Esta conferencia se celebró en el cañón del Río Cambrín y contó
“Comandante Richard”,
fue uno de los principales
jefes de El Davis y futuro
dirigente de la resistencia 5 Manuel Marulanda, Cuadernos de campaña, op. cit., p. 30.
en Villarrica (1952).
66 LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 67

con la presencia de la comandancia general de las guerrillas del tos de mayor afluencia llegó a albergar unas cuatro o cinco
sur del Tolima en pleno, encabezada por Gerardo Loaiza, sus mil personas, civiles en su gran mayoría, pues según los cál­
hijos “Punto Fijo”, “Calvario” y “Veneno”, Leopoldo García (“Pe­ culos del com andante “O lim po” el núm ero de hom bres ar­
ligro”), Fidel Rico (“Joselito”) y Amulfo Villa. Por parte de las mados no superó nunca los doscientos cincuenta. Las foto­
guerrillas comunistas participaron Eliseo Manjarrés (“Melco”), grafías y descripciones m uestran varios centenares de casas
“Olimpo”, Raúl Valbuena (“Baltazar”), Pedro Ramos (“Casimi­ de techo de palma, apiñadas en manzanas irregulares, en
ro”), Marco Aurelio Restrepo (“Cleto”), Pedro Pablo Rumique torno a una am plia plaza de armas, centro de todas las acti­
(“Canario”), César Valbuena (“Félix”) e Isauro Yosa (“Lister”). vidades de la población, ubicada en el filo de la m ontaña.
Unos y otros conformaron el Estado Mayor Unificado del Sur, Durante los tres años que se m antuvo este enclave se desa­
bajo la dirección general de dos comandantes en jefe, Gerardo rrolló una organización que, inspirada en el m odelo de un
Loaiza e Isauro Yosa. La conferencia dio a los grupos que actua­ cuartel militar, estructurado en com pañías de 75 hom bres
ban bajo su orientación el nombre de Ejército Revolucionario de cada una, reguló el com portam iento de sus habitantes en
Liberación Nacional y estimuló la realización de acciones milita­ todos los órdenes, tanto en la esfera militar com o civil. La
res conjuntas. Sin embargo, se acordó mantener separados sus adm inistración de El Davis se articuló bajo la orientación de
núcleos armados de base. un estado mayor, del cual se desprendía una serie de orga­
En el marco de los acuerdos pactados con los guerrilleros nizaciones lo cual llevó en la práctica a la conform ación de
liberales se disolvió la columna y sus miembros fueron distribui­ una especie de gobierno orientado p o r un com ando militar.
dos en varias comandos menores, ubicándose en El Davis la sede “Tenía cara de gobiernito -recu erd a M anuel M arulanda-
del Estado Mayor de la guerrilla comunista. Asimismo se creó por sus amplias facultades, p o r el desarrollo com unitario de
una comisión para garantizar la orientación política, dependien­ la acción de la población civil”.
te del comité municipal del Partido en Chaparral. La formación A unque el grueso de la población civil era liberal, la or­
de destacamentos guerrilleros comunistas se acompañaba con la ganización estuvo a cargo de los dirigentes comunistas en re­
creación simultánea de los Frentes Democráticos que esúmulaba presentación del com ité regional del Partido. Por iniciativa
el Partido en este período, labor en la cual se destacó, sobre todo de ellos se organizó la explotación de varias fincas abandona­
en el norte del Tolima, Luis Morantes (“Jacobo Arenas”). das en los alrededores, lo que dio lugar a la creación de un
El destacam ento de El Davis fue fundado en una cum bre sistema de econom ía com unitaria basada sobre el trabajo co­
m ontañosa situada entre el Río C am b n n y la q uebrada de lectivo, que perm itió el aprovisionamiento de productos agrí­
La Lindosa6. Con el co rrer del tiem po el cam pam ento se colas y su distribución centralizada a través de un depósito
transform ó prácticam ente en un pueblo, que en los mom en- general que estuvo a cargo de “Gavilán”.
Las decisiones adoptadas p o r el estado mayor eran ejecu­
tadas p o r los m iembros del Frente Democrático y sus diversos
6 Descripciones del destacamento de El Davis se encuentran en Manuel comités: El comité de mujeres, con sus comisiones de lavan­
Marulanda, C u a d e r n o s d e C a m p a ñ a , o p . c it.; en la entrevista de Carlos dería, enferm ería, casino y aseo; el com ité de educación, en­
Arango al comandante “Olimpo”, publicada en F A R C v e in te a ñ o s , op.
cargado de brindar instrucción a los niños y a los adultos anal­
c it., y en la entrevista de Arturo Alape a Manuel Marulanda publicada
en L a v id a s d e P e d r o A n t o n i o M a r í n , o p . cit., Una interpretación más fabetos; el batallón Sucre, en el que los niños recibían instruc­
analítica puede consultarse en el trabajo de MedóFilo Medina, La re­ ción militar básica y de donde se seleccionaban aquellos que,
sistencia campesina en el sur del Tolima”, op. cit. a partir de los trece años, com enzaban a integrarse a los gru-
DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 69

pos guerrilleros com o estafetas; y el com ité de juventudes co­ lle. Bajo su orientación se crearon 18 com andos entre libera­
munistas, encargado de aum entar la militancia entre los jóve­ les y comunistas.
nes guerrilleros y divulgar docum entos de actualidad política. A partándose del m odelo de autodefensa que prom ovía
Además se contó con un periódico llamado Frente Rojo y con el P artido C om unista, en El Davis se adelanta u na expe­
un correo encargado de las comunicaciones con Chaparral, riencia que tiene más el carácter o la p reten sió n de “zona
Ibagué y Bogotá, conocido como el “Disco Rojo”. liberada” y que, en opin ió n de M edófilo M edina, d esarro­
Las órdenes se divulgaban d iariam en te en las relacio­ lla su actividad m ilitar en la perspectiva de u n a guerra p ro ­
nes que se efectuaban al iniciar el día en la plaza de arm as, longada, acusando u n a notable influencia del pensam ien­
en d o n d e se congregaba tam bién a la población en ocasio­ to m aoísta. U n elem ento que puede ayudar a explicar esta
nes especiales, d u ra n te las cuales se en to n ab a el him no
circunstancia es el hecho de que en la orientación política
guerrillero: tuvo u n a m ayor influencia el com ité regional del Partido
que la p ro p ia D irección N acional que, en opinión del co­
El turbión que estremece a mi pueblo m andante “O lim p o ” y del propio M anuel M arulanda, tu­
oprimido y violado por la ley vo u n a actitud vacilante a p artir del golpe de Rojas Pinilla
me coloca el fusil en las manos y com etió el e rro r de relevar de sus cargos a los com andan­
y me llena de una nueva fe.
tes más experim entados, rem plazándolos p o r los dirigen­
Soy soldado y combato en los campos tes M artín C am argo y P edro Vásquez, quienes se ap arta­
de la tierra que he de liberar rían del Partido años después.
donde el más pobretón de Colombia P or todo lo anterior, El Davis term inó p o r convertirse
tenga tierra y derechos y paz.
en un enclave, extraño a las tradiciones sociales y políticas
Soy soldado de los guerrilleros de u n a región p red o m in an te m en te liberal, liderada por
que fabrican un mundo mejor cam pesinos acom odados que no com partían la orientación
y prometo vencer en la lucha política ni el tipo de organización im pulsado p o r los dirigen­
contra el dollar y su dictador.
tes com unistas desplazados de Chaparral. Las diferencias
He venido de aquellos muchachos no sólo se fundaron en el choque de diversos m étodos com o
que enterraron el yugo español la prohibición del reparto individual del botín arrebatado al
de Galán tengo el odio a los amos enem igo, el rechazo a la agresión indiscrim inada contra los
y el coraje de Tulio Varón.
conservadores o la organización vertical y auto ritaria de
Las mujeres que inflaman mi pecho com batientes y civiles. Lo fundam ental fue el enfrentam ien­
con el fuego de su corazón to de dos concepciones políticas diferentes, en un espacio
me saludan adiós guerrillero ajeno a la organización agraria y a la tradición com unista.
y que triunfe la revolución.
En esa situación -señ ala M edófilo M edina- se planteaban
objetivam ente dos salidas p ara resolver favorablem ente las
El radio de acción de El Davis incluyó no sólo el sur del dificultades: O bien la integración en una sola organización,
departam ento del Tolima, su influencia llego a sentirse en las la local, o bien el reto rn o a los lugares de origen. La perm a­
regiones vecinas de los departam entos del Huila, Cauca y Va­ nencia de las guerrillas de C haparral com o organización in-
70 LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 71

d ep endiente en esta zona de influencia liberal resultó a la ner su orientación m ediante el control de los puestos de man­
postre la decision más negativa”78. do; la ruptura que ocasionaron a la unidad familiar al incor­
N o pasaría m ucho tiem po para que la unidad entre los porar a los jóvenes, a las mujeres y a los niños a los diversos
comunistas y los liberales se quebrara, gracias no sólo a las comités, lejos de la autoridad paterna; la introducción de
divergencias políticas sino a la presión que ejerció la Direc­ prácticas seculares que suplantaron las tradiciones religiosas;
ción Nacional Liberal y tam bién a factores com o divergencia las contribuciones forzosas que se exigieron a los com batien­
de m ando, m étodos por em plear en el terreno de batalla, tes y el reparto com unitario de bienes y, por último, el uso de
formas de relación con la población civil, conflictos ideológi­ sistemas de espionaje que sem braron la desconfianza y anu­
cos. El estado mayor se mantuvo con vida aproxim adam ente laron cualquier manifestación de inconform idad10.
durante un año. Según Marulanda: En todo caso, la guerra entre los “limpios”, muchas veces
desde el comienzo estuvo (la Dirección Nacional Liberal) en con apoyo de las propias Fuerzas Armadas, y los “com unes”,
contra de la unidad de las guerrillas, ya que el tipo de movi­ tuvo ribetes trágicos. Más eficaz que la acción oficial resultó
miento guerrillero que los dirigentes nacionales del liberalis­
esta guerra interna, cuya duración fue de veintidós meses y
mo querían conformar, para negociar el poder o parte de él
con la oligarquía conservadora, era simplemente de carácter que debilitó seriam ente a los grupos arm ados comunistas,
antigodo. Sentían miedo que las guerrillas colombianas llega­ restándoles simpatía y confianza entre las masas campesinas
ran a levantar la consigna de toma del poder por el pueblo de la zona. Adicionalmente, en esta desgastadora guerra de­
para un cambio profundo de régimen .
saparecen valiosos elem entos de los dos bandos. En el campo
A su turno, A rturo Alape aduce que el distanciamiento liberal m ueren dos hijos del “viejo” Loaiza y las filas comunis­
definitivo se produce cuando los comunistas com enzaron a tas pierden al “Teniente C anario”. Las guerrillas comunistas
difundir las conclusiones de la llamada Prim era Conferencia fueron desalojadas de muchas de sus zonas de influencia,
Nacional del M ovimiento de Liberación Nacional, celebrada debiendo refugiarse en los com andos de U crania (posterior­
en Viotá en agosto de 1952 por iniciativa del Partido Com u­ mente Marquetalia, en el municipio de Planadas) y, provisio­
nista. “Las conclusiones de este evento fueron, sin duda, una nalmente, en El Davis.
propuesta program ática que iba más allá de las pretensiones La experiencia de El Davis y el tránsito de la autodefensa
liberales en su lucha por el derrocam iento del gobierno con­ a la guerrilla puede apreciarse en el siguiente testim onio de
servador, la restitución del poder al liberalismo y la defensa Alfonso Castañeda, “Capitán Richard”, extractado de u na en­
de la Constitución avasallada por el estado de sitio 9. trevista que concediera a Voz de la Democracia en 1959:
Desde la perspectiva de los guerrilleros liberales, según el
biografo de “Mariachi”, David Gómez, el enfrentam iento en­ ... Los chulavitas acabaron con nuestra tranquilidad. Se plan­
tre “liberales limpios” y “com unes” tiene entre sus causas la teó la necesidad de defendernos y nos juntamos siete. Todos
actitud hegem onista de los comunistas, que buscaban impo- los campesinos que salían al pueblo eran encarcelados y asesi­
nados a sangre fría. Organizamos entonces la vigilancia...

7 Medófilo Medina, “La resistencia campesina en el sur del Tolima”, op.


10 David Gómez, Jesús María Oviedo, General Mariachi, Ibagué, Litografía
cit., p. 261. _
8 Manuel Marulanda Vélez, Cuadernos de Campaña, op. cit. y p. 3b. Atlas, 1978, p. 36 y ss. También, Gonzalo Sánchez, Ensayos de historia
9 Arturo Alape, Las vidas de Pedro Antonio Marín, op. cit., p. 160. social y política del siglo XX, op. cit. , p. 266.
72 LAS FARC (1949-1966)

En septiembre de 1951 empezaron ya los choques armados.


T DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 73

Nos entrevistamos en los Llanos de Chaparral con altos


Con machetes ensartados en palos y escopetas de fisto, espe­ oficiales y se concertó la presentación. El día de salida me
rábamos al enemigo a la sombra de los palos de café. Esto era
en la parte alta de la región. A las familias las metíamos en el llegó un inform e de que el alcalde estaba borracho y decía
monte y nosotros en las trochas buscábamos la defensa o nues­ que me tenía el “pollo” listo para “pasarm e al papayo”. Yo
tra muerte. desistí de ir al pueblo. Dije que los que quisieran presentarse
lo hicieran, no sin antes advertir que el gobierno era “el mis­
Después de siete meses de penosa resistencia y ante el
mo m arrano con lazo nuevo”11.
acoso de la policía chulavita y el Ejército, que realizaron la
masacre de La Lindosa, en la cual m urieron más de sesenta
campesinos, se planteó la evacuación de la zona m ediante la
“Colum na de M archa”.
N o nos quedaba otra alternativa, sino coger el monte. La co­
lumna de marcha recorrió centenares de kilómetros por el sur
del Tolima. La Columna llevaba mimeógrafo. Organizaba mí­
tines. Aclaraba los objetivos políticos y sociales del movimien­
to. Crecía rápidamente el Frente Democrático. El movimiento
de autodefensa se combinaba audázmente con la lucha guerri­
llera, a medida que la violencia dictatorial ensangrentaba los
campos (...) La Columna buscaba contacto con otro importan­
te foco guerrillero: el grupo de García Loaiza en Chaparral y
Rioblanco. Allí recibieron a la Columna con los brazos abiertos
y se constituyó un Comando Unificado.

La agresión contra el destacam ento que se fundó en El


Davis no tardó y com enzaron los bom bardeos.
Un día entró una avioneta de trompa roja. Nos entró miedo.
Los que conocíamos películas nos imaginábamos que venía
algo grave. La avioneta dio vueltas y después se fue. Al día
siguiente entraron aviones haciendo mucho ruido. Y empeza­
ron a sonar las explosiones. Caían bombas por todas partes y
las ametralladoras barrían la tierra. N o solamente nos bombar­
deaban a nosotros sino a todas las veredas vecinas. En medio
del susto una compañera dio a luz. La gente se escondía en los
montes. Pero las únicas bajas fueron dos caballos y una vaca.

Después del golpe de Rojas Pinilla y ya en medio del en­


frentam iento con los liberales “limpios”, se adelantaron los
contactos con el dirigente liberal Rafael Parga Cortés y altos
oficiales del Ejército para una posible entrega de los guerri­
lleros comunistas, que no pudo llevarse a la práctica, luego de
lo cual “Richard” se traslada a Villarrica. 11 Así nació la autodefensa, Voz de la Democracia, Septiembre 12 de 1959.
LOS FALLIDOS INTENTOS DE UNIFICACIÓN
GUERRILLERA

El año 1952 fue clave en las definiciones políticas del Partido


Comunista. En abril se desarrolló clandestinam ente el VII
Congreso del Partido Com unista y en agosto la Prim era Con­
ferencia Nacional Guerrillera.
Tres fueron los aspectos más relevantes del VII Congreso
Comunista. En prim er térm ino, su visión sobre el golpe mili­
tar que se avecinaba y la definición de una política de resis­
tencia de masas que debía asumir el Partido ante tal eventua­
lidad. En segundo lugar, la propuesta de organización del
Frente Democrático, com o mecanism o que garantizara la
unidad de acción de los trabajadores y que sirviera para orga­
nizar con mayor ahínco comités de autodefensa, recolectar
firmas a favor de la paz y fortalecer diversas organizaciones
de carácter popular. Finalmente, la definición de su política
ante el movimiento arm ado al plantear que “las guerrillas no
serían un factor decisivo en la lucha por la liberación (...)
m ientras no puedan fundirse con un movimiento popular
que se exprese en la lucha de las masas”. A pesar de calificar
en su resolución política a los grupos guerrilleros como una
“expresión heroica de la resistencia de nuestro pueblo contra
la dictadura terrorista”, a continuación este docum ento su­
brayaba que
la extensión y alcance de la lucha guerrillera ha sido, sin em­
bargo, exagerada por elementos aventureros o ilusos de una
LAS FARC (1949-1966) DE LA AUTODEFENSA A LA GUERRILLA 77
76

parte, y de otra, por los sectores más reaccionarios de la propia finitiva, bajo la modalidad de la “com binación de todas las
dictadura, interesados en prolongar y hacer más riguroso el formas de lucha”.
estado de sitio con el argumento de que “hay focos guerrilleros En el marco de esta ambivalente actitud, el Partido Com u­
en todas partes”, con lo cual reafirmaba, en detrimento de los
sectores calificados com o militaristas, que “el Partido debía
nista promovió ese mismo año de 1952 la realización de una
insistir en su política de autodefensa de masas contra la violen­ cum bre guerrillera, en un intento por orientar el desarrollo
cia oficial y reaccionaria”1. del movimiento insurgente del país. En agosto se celebró la
llamada Conferencia de Boyacá o “Prim era Conferencia del
En síntesis, el Partido consideró que las guerrillas sólo po­
Movimiento Popular de Liberación N acional”, que en reali­
drían llegar a ser factor decisivo si lograban fundirse con un
dad se desarrolló en la vereda Brasil, del m unicipio de Viotá.
amplio movimiento de Frente Democrático encabezado por
Por razones de seguridad los docum entos expedidos p o r la
la clase obrera, que su perspectiva debería encauzarse hacia
conferencia indicaban que habían sido aprobados en “algún
la m odalidad de la “guerra popular prolongada”, en clara alu­ lugar de Boyacá”2.
sión al pensam iento de Mao Tse-tung y que era necesario
Las versiones de este encuentro son desafortunadam ente
com batir firm em ente el aventurerismo y el bandolerism o en
incompletas. Según el testimonio del ex com andante “Olim­
el movimiento guerrillero.
po”, a la conferencia no concurrió ni uno solo de los com an­
Esta ambigua posición ponía en evidencia el carácter va­
dantes guerrilleros del Llano, por expresa prohibición del Di­
cilante del Partido frente al movimiento guerrillero, ya que
rectorio Nacional Liberal. A nom bre de ese Partido y tom an­
estimulaba la lucha arm ada al tiempo que la subordinaba al do abusivam ente la vocería de los guerrilleros del Llano,
desarrollo del movimiento político de masas encabezado por
concurrieron Roberto Salazar Ferro (futuro m iem bro de la
la clase obrera, en m om entos en que surgían en todas partes
Asamblea Nacional C onstituyente de Rojas Pinilla), Jorge
núcleos armados espontáneos y en que la clase obrera, absor­
Santos, un gran latifundista del Llano, y uno de los herm anos
bida o desarticulada en años anteriores, estaba prácticam ente
Fonseca, el menos com prom etido con la lucha y m iem bro del
ausente del panoram a político. Esta estrategia era un intento
clan más oficialista y más anticom unista del Llano3. Con la
por conservar un espacio de acción legal lo más amplio posi­
sola excepción del prim ero, los otros dos delegados al pare-
ble y, paralelam ente, orientar las acciones del movimiento
insurgente. La indecisión del Partido no contribuyó en nada
a la unidad del movimiento guerrillero y, p o r el contrario, 2 Arturo Alape, La paz, la violencia: Testigos de excepción, Bogotá, Planeta
estimuló el desarrollo espontáneo de algunos núcleos de re­ Colombiana Editorial, 1985, p. 87.
sistencia, de acciones individuales y desesperadas y condujo 3 Los tres hermanos Fonseca provenían de las Fuerzas Armadas y se
vincularon a la resistencia tras el asesinato de uno de sus hermanos.
a la separación de aquellos sectores considerados com o Eulogio era cabo segundo del Ejército, Eduardo provenía del arma de
“aventureros” y “extrem o-izquierdistas”. Esta tendencia se Artillería yjorge de la Marina de Guerra; véase, Eduardo Franco Isaza,
conservará durante los años siguientes y, con algunas varia­ Las guerrillas del Llano, Bogotá, Ediciones Hombre Nuevo, 1976, p. 32.
ciones, constituirá un rasgo característico del Partido Com u­ Estos se retirarían aparatosamente de la asamblea guerrillera celebra­
da en mayo de 1953, que daría origen a las Fuerzas Revolucionarias de
nista Colom biano que term inará adoptándola, en form a de- los Llanos Orientales y más tarde, tras el golpe de Rojas, “propiciarían
la entrega fraccionada de las guerrillas, iniciando con ello una actitud
desleal con la causa en que todos estábamos comprometidos”, Ibid., p.
1 Comité central del Partido Comunista de Colombia, op. cit., p. 101. 263.
78 Las fa r c (1949-1966 ) De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a
79

cer en ningún m om ento tom aron la palabra durante la reu­ talecer en sus regiones los Frentes Democráticos de Libera­
nión. Gonzalo Sánchez señala, por su parte, que en la confe­ ción Nacional, se creó una Comisión Nacional C oordinadora
rencia estuvieron presentes entre otros, el jefe guerrillero Ra­ y se llamó a fortalecer las luchas populares con miras al de­
fael Rangel en representación del movimiento insurgente de rrocam iento de la dictadura conservadora y la instauración
Santander y el capitán Ju an de J. Franco representando a las de un gobierno dem ocrático, popular y antimperialista.
guerrillas del suroriente antioqueño4. El texto de la declaración final fue en realidad mucho más
A pesar de esta aparente diversidad de grupos, es notoria allá (Véase, Anexo 1). Se trataba de un program a maximalista,
la influencia que ejercieron los representantes de las guerri­ que desbordaba am pliam ente las posibilidades del movimien­
llas comunistas y que se reflejó en las decisiones adoptadas to guerrillero y presentaba las bases program áticas de un fu­
p or el encuentro. Según el com andante político del com ando turo gobierno dem ocrático que incluían: propuestas para el
de El Davis, “O lim po”, las cuatro principales conclusiones ejercicio pleno de las libertades democráticas; m ejoram iento
fueron las siguientes: 1. Buscar la unificación del conjunto del de las condiciones de vida de los trabajadores; defensa de los
m ovim iento guerrillero, b tjo la conducción de G uadalupe intereses de las com unidades indígenas; nacionalización de
Salcedo5; 2. Iniciar de inm ediato y p o r iniciativa de la resis­ las minas y los m onopolios extranjeros; establecimiento de
tencia arm ada, una reform a agraria democrática; 3. Im pulsar un eficaz sistema judicial y la ampliación del derecho de su­
una alianza obrero-campesina-guerrillera como medio para
fragio; desarrollo de un plan de instrucción y cultura para el
alcanzar el poder; 4. T om ar como criterio para ubicar a los
pueblo, que abarcaría desde la dem ocratización de la univer­
amigos y enemigos del proceso, la simpatía o antipatía con el
sidad hasta el fom ento del deporte; p o r último, desarrollo
movimiento armado. Además se invitó a los asistentes a for­
independiente de la econom ía, en defensa de la soberanía
nacional y una política internacional libre de com prom isos
4 Gonzalo Sánchez, Ensayos de historia social y política del siglo XX, op. cit., con las potencias extranjeras. Principios estos que, concluye
p. 247. Esta afirmación parecería corroborada por la declaración final de el docum ento, "... deberán ser puestos en práctica en la me­
la Conferencia que asegura que las decisiones por ella adoptadas conta­ dida de sus posibilidades, en las zonas liberadas, por parte de
ron con el respaldo de los representantes de todos los grupos guerrilleros:
los Consejos Populares y de las autoridades designadas por
“... los de los Danos Orientales, los de Urrao y Salgar, los de Chaparral y
el Dbano, los de Yacopí y Muzo, los de Sumapaz, el Valle, el Huila y otros ellos. Y serán consagrados posteriorm ente en una Constitu­
sectores del país”. Sin embargo, considerando la escasa repercusión que ción dem ocrática aprobada p o r una Asamblea Constituyente
tuvieron las decisiones de la Conferencia, es muy probable que la partici­ que sea elegida de m odo directo por el pueblo colom biano”6.
pación hubiera sido mucho más reducida y limitada, con algunas excep­
ciones, a los representantes de las guerrillas comunistas. A propósito de este program a, afirm a Gilberto Vieira:
5 Si bien la unificación del mando guerrillero está explícita en la decla­
ración final, no así la designación de Guadalupe Salcedo para ese car­ Ese programa expresa el anhelo de los campesinos revolucio­
go, por demás ausente del Congreso. El ex comandante Olimpo, aun­ narios, de los comunistas que están en la lucha abierta por el
que insiste en este punto, reconoce que se había aprobado también la poder, que luchan por la tierra. Ese programa tiene mucha
creación de una dirección alterna, encargada de vigilar el cabal cum­ influencia en el sur del Tolima, pero también en el movimien-
plimiento de las decisiones adoptadas por la Conferencia y que estaría
conformada por probados dirigentes comunistas, como es el caso de
Víctor J. Merchán, quien fuera designado como primer director alter­
no. Entrevista con el ex comandante “Olimpo”, grabación magnetofó­ 6 Declaración final de la Primera Conferencia Nacional del Movimiento
nica No. 10, Febrero de 1991, Centro de Documentación Iepri. de Liberación Nacional. Anexo 1.
LAS FARC (1949-1966)
80 De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 81

to de Sumapaz y en el oriente del Tolima (...) N o influye lamen­


rrilla del Llano. Las causas de tal situación suelen ubicarse en
tablemente a la mayoría de las guerrillas de entonces .
la influencia que la Dirección Nacional Liberal ejercía sobre los
Ciertam ente, como lo confirm a un asistente ocasional a comandantes llaneros, hecho que, aun siendo cierto, no pro­
la Conferencia, Óscar Reyes, futuro dirigente de la autode­ porciona una explicación enteram ente satisfactoria, más aún si
fensa com unista de El Pato, quien estuvo presente como es­ se tiene en cuenta que en ese m om ento las relaciones de los
tafeta del com ando de los herm anos Bautista, las decisiones comandos con la máxima instancia liberal se hallaban en su
adoptadas por la Conferencia no tuvieron mayor repercusión punto más bajo. Un factor explicativo adicional puede hallarse
en los Llanos. Incluso sus dirigentes, a quienes el propio Re­ en el recelo de la dirección comunista frente al movimiento
yes inform ara unas semanas después, no las consideraron en guerrillero de los Llanos, al que los docum entos del Partido se
el m om ento de aprobar la Prim era Ley del Llano . referían como “leyendas sobre una república popular surgida
De hecho, la propuesta impulsada p o r el VII Congreso en los Llanos”, por lo cual el Partido term inó subestim ando el
Comunista, en el sentido de “... insistir en su política de auto­ potencial militar y político de las guerrillas del Llano y desco­
defensa de masas contra la violencia oficial y reaccionaria” y nociendo su capacidad ofensiva.
las tareas que asignara al Frente Democrático para la organi­ El desconocimiento de las directivas del Partido acerca de
zación de los comités de autodefensa, la recolección de firmas lo que estaba sucediendo en los Llanos, puede apreciarse en el
en favor de la paz y el fortalecimiento de las organizaciones hecho de que el único cuadro im portante del Partido que entró
populares, no se com padecían con el estadio ofensivo en el en contacto directo con los líderes del movimiento insurgente
que se encontraban las guerrillas del Llano. El propio Gilber­ de los Llanos hiera el dirigente sindical y miembro del comité
to Vieira reconoce las dificultades que ocasiona el program a central, Pedro Abella. Éste realizó, sin embargo, su gestión más
adoptado por la Conferencia de Boyacá: “El program a que se a título personal que a nom bre del Partido y fue justam ente su
aprueba en esa Conferencia en el año 52 ocasiona problem as simpatía hacia el movimiento guerrillero de los Llanos lo que
muy serios en el movimiento guerrillero (...) En cierto grado, determ inó su expulsión del Partido, a comienzos de 1953, acu­
en algunas de estas guerrillas hay un rechazo al program a que sado de aventurerismo y extremo-izquierdismo10.
se acuerda en la Conferencia de Boyacá. Y en general, lo que Abella ingresó en los Llanos a comienzos de 1950, en
se puede deducir es que no hay una influencia política de ese com pañía de Aureliano Vaca, un guerrillero perteneciente al
program a sobre las guerrillas liberales . com ando de los herm anos Fonseca, llevando algunas armas
Así pues, el Partido Comunista no logró crear una real ins­ que habían sido obtenidas p o r los com andos guerrilleros del
tancia de orientación del movimiento armado, auncuando la sur del Tolima. Aunque su intención de prom over la unidad
Comisión Nacional Coordinadora intentó desem peñar algún de los com andos guerrilleros tropezó al com ienzo con la des­
papel en este sentido. Y sobre todo no logró influir en la más confianza que su experiencia com unista despertaba entre los
dinámica de estas organizaciones en el plano nacional, la gue- jefes llaneros, logró, con la ayuda de Eduardo Franco y los
herm anos Bautista, prom over una reunión de jefes guerrille-

7 Arturo Alape, La paz, la violencia: testigos de excepción, op. cit., p. 86.


8 Proceso contra Óscar Reyes, Tribunal Superior de Florencia, Juzgado pri­ 10 Entrevista con Pedro Abella, grabación magnetofónica No. 11, abril de
mero. Expediente suministrado por el historiador José Jairo Gonzalez. 1991, Centro de Documentación Iepri, Universidad Nacional de Co­
9 Arturo Alape, La paz, la violencia: testigos de excepción, op. cit., p. 8b. lombia.
LAS FARC (1949-1966) De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r i l l a 83
82

ros que se realizó en inmediaciones de la hacienda “Aguazul”. ya había entendido. Él era un soñador, que tenía grandes pla­
nes: que la unidad de la guerrilla, que la unidad latinoamerica­
A esta reunión asistieron, según su p ropio testim onio, el na y todo eso, cosas que en la práctica eran muy difíciles sobre
grueso de los dirigentes llaneros incluidos los herm anos Bau­ todo cuando no habíamos siquiera podido unirnos entre no­
tista, los Fonseca, Eduardo Franco, G uadalupe Salcedo y el sotros. Sí hicimos las reuniones que él menciona y estudiamos
“G eneral” Eliseo Velázquez. A raíz de esta reunión se acordó la posibilidad de crear un frente común guerrillero que tuviera
la realización de un prim er encuentro de jefes guerrilleros de com o centro los Llanos y que en unión con los de Santander,
todo el país, que según el propio Abella se realizó meses des­ Antioquia, Tolima, fuera cercando a Bogotá.
Los del Partido eran una cosa muy pequeñita, además esta­
pués en la localidad de Aguabonita, en cercanías de Girardot.
ban acosados por la represión y se interesaban por lo suyo
Las conclusiones de este encuentro, en el sentido de unificar (...) Realmente no estuvieron interesados en el Llano, en eso
el m ando guerrillero del país en torno a las guerrillas del Lla­ sí puede decirse que hubo algo de egoísm o por parte de los
no y realizar un program a conjunto de acciones militares con­ camaradas. Pero es que tampoco podían ir a ayudar a una
tra la dictadura de Laureano Gómez, fueron defendidas por revolución, que estaba dirigida por un partido contrario al
el propio Abella ante el comité central del Partido que recha­ de ellos. No ve que es que por ayudarnos, de pronto noso­
tros nos les adelantábamos1112.
zó el proyecto11. Estos hechos fueron confirm ados por el ex
com andante Eduardo Franco Izasa, autor del valioso trabajo
testimonial “Las guerrillas del Llano”, quien se refiere a Abella En los Llanos, mientras tanto, aislado del resto del país,
y a las dificultades del proceso de unidad guerrillera en estos se había estado form ando el mayor de los movimientos gue­
térm inos: rrilleros de resistencia a la dictadura de Laureano Gómez y el
único que, a la postre, hubiera podido representar un peligro
Sí, Pedro Abella estuvo con nosotros allá en el Llano y me
ayudó mucho para evitar enfrentamientos que hubieran sido real para la estabilidad del gobierno. A finales de 1949, luego
muy graves. Con sus cejotas y su voz así como pausada, fue un del cierre del Congreso p o r parte del gobierno de O spina y
tercero que sirvió para evitar muchos enfrentamientos y ayudó ante la evidencia, cada vez más clara, de que el movimiento
a conciliar posiciones. Lo que pasa es que Pedro era un fraile
de resistencia civil propuesto por la Dirección Nacional Libe­
suelto, él no iba en representación del Partido y creo incluso
que ya había sido retirado por haber sido uno de los amigos ral era incapaz de detener la Violencia, se produjeron las pri­
de Durán (...) Conmigo sí se identificó, en una ocasión me meras acciones ofensivas de los com andos liberales de los Lla­
mostró una navaja que yo no quise recibir, él insistió que mi­ nos que venían siendo hostigados por la policía “chulavita”
rara y la abrió para que viera la hoja, yo la cogí por hacerle caso
y vi una inscripción en ruso, entonces se la devolví y le dije que
desde el año 48. Entre el 15 y el 30 de noviem bre de 1949 los
com andos de Eliseo Velázquez, el de los herm anos Bautista y
el de los Fonseca efectuaron cinco ataques de im portancia,
11 Ibid. Abella nació en 1909 en Paipa y fue desde la fundación del Parti­ incluyendo la tom a de Puerto López p o r parte del prim ero,
do hasta su expulsión, en el año 53, miembro activo del comité central. a los cuales se sumó el alzamiento del capitán Silva en Villavi-
Luego de su retiro mantuvo vínculos con los dirigentes llaneros, que cencio el 25 de ese m es13.
se vieron interrumpidos por acusaciones sobre manejo de fondos de
las guerrillas. A comienzos de los años sesenta tuvo activa participa­
ción en la organización del MOEC, al lado de su sobrino Antonio La-
rrota. Hasta donde se sabe, fue uno de los pocos dirigentes comunistas 12 Entrevista con Eduardo Franco Isaza, julio de 1991.
que recibieron instrucción militar en la Unión Soviética, en donde 13 Reinaldo Barbosa, “Centauros de Guadalupe”, Tesis de Maestría en
permaneció entre 1933 y 1935. Historia, Universidad Nacional de Colombia, 1989, pp. 167-169.
84 LAS FARC (1949-1966) De la a u t o d e f e n s a a la g u e r r il l a 85

Esta prim era etapa de la “Revolución de los Llanos”, que ral. Con la colaboración de la población civil se logró rom per
culminaría en un clima de dispersion y derrota en 1951, estuvo el bloqueo impuesto por el Ejército y se reforzó el cobro de los
caracterizada por la espontaneidad, el caudillismo de los gamo­ “im puestos” a la producción ganadera, que en adelante fueron
nales, un marcado aislamiento con respecto a los movimientos aplicados a todo aquel que no manifestara simpatías por el mo­
que se desarrollaban en el centro del país, la indisciplina, los vimiento revolucionario, bien fuera conservador o liberal.
enfrentamientos internos y la enorm e influencia de las jefatu­ A finales de junio de 1952, en respuesta a la reactivación del
ras liberales a través de los hacendados de ese Partido, que movimiento guerrillero se adelantó en los Llanos, por órdenes
hacían de los guerrilleros un apéndice de la Dirección Nacional del Ministro de Guerra, José María Bernai, la mayor operación
Liberal sin asumir los costos del levantamiento armado. militar desatada hasta entonces en el país. Este operativo, que el
La prim era gran operación antiguerrillera lanzada por el historiador Russell Ramsey calificó de “insensato” debido al em­
Estado entre 1950 y 1951 sirvió, a pesar de sus errores y de su pleo de métodos de guerra convencional, constituyó un fracaso
fracaso, para restar fuerzas y dinámica al movimiento guerrille­ profundo y sólo afectó a la población civil. Las poblaciones de
ro de los Llanos. Logró dispersarlo e impidió que la propuesta Puerto López, El Turpial, Las Delicias, El Frío y San Pedro de
de unificar fuerzas a través de una confederación de comandos Arimena, fueron bombardeadas dejando cientos de refugiados
se realizara. No obstante, tuvo también otro efecto de conse­ y los campos arrasados. Militarmente, la respuesta al gigantesco
cuencias inmediatas e imprevistas: permitió a los dirigentes del operativo por parte de la guerrilla ponía en evidencia la reactiva­
Llano percatarse de la ambivalente política que había asumido ción del movimiento insurgente. Un botón de muestra fue el
en contra de sus intereses la Dirección Nacional Liberal. Entre aniquilamiento de una columna de cien soldados en Puerto Ló­
junio de 1951 y junio de 1952 se vivió un período que puede pez el 10 de julio de 1952, por parte de una de las columnas de
caracterizarse como de reconstrucción del movimiento arma­ Guadalupe Salcedo. El auge de la resistencia era incuestionable.
do en esta región. De allí en adelante se desencadenó la ofen­
La zona de operaciones (en los Llanos) sobrepasaba los 150.000
siva guerrillera en los Llanos. En el resto del país se puede afir­
Km cuadrados, extensión de la cual el 90% se encontraba fuera
mar que, en términos globales, el movimiento guerrillero cre­ del control de las autoridades; las guerrillas tenían bajo su con­
cía a pesar de sus altibajos o derrotas parciales. trol la frontera con Venezuela (...) y, en cuanto a su número, en
Desde los primeros meses de 1951, bajo la dirección de un el apogeo del conflicto, los cálculos más optimistas estimaban en
com ando de emergencia coordinado por Eduardo Franco Isa- 80.000 el volumen de efectivos (...) los pesimistas lo situaban
alrededor de 20.000, cifra de todas maneras amenazante, tratán­
za, se tom aron medidas para el reagrupam iento del movimien­ dose de un Ejército irregular14.
to rebelde. Se crearon el comando de La Estaca bajo la direc­
ción del propio Franco y el comando de Iguaro al m ando de Al promediar el año 1952 era evidente que el movimiento
Tulio Bautista, al tiempo que se iniciaba la persecución de guerrillero de los Llanos se había cualificado, pasando a una eta-
aquellos que habían colaborado con la represión del movi­
miento, comenzando por el incendio de los hatos de los gana­
deros liberales que les habían vuelto la espalda y el fusilamiento 14 Gonzalo Sánchez, E n sa y o s d e h is to r ia so c ia l y p o lític a d e l sig lo X X , op. c it., p.
de los traidores. Los comandos ganaron en eficacia organizán­ 242. La cifra de 20.000 hombres resulta de todas maneras exagerada. El
dose en guerrillas móviles, coordinando acciones y realizando propio Gonzalo Sánchez, en un trabajo más reciente, considera que el
número de hombres en armas en esta zona pudo haber alcanzado unos
operaciones ofensivas con el objeto de proveerse de las armas 10.000. V éase Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrillas y estructuras agra­
que a partir de entonces ya no esperarían de la Dirección Libe- rias”, en N u e v a H is to r ia d e C o lo m b ia , Vol. II, op. cit., p. 144.
De l a a u t o d e f e n s a a l a g u e r r il l a 87
LAS FARC (1949-1966)
86

pa ofensiva de consecuencias impredecibles. “Las acciones sub­ munistas y liberales que en algunas oportunidades se transformó
versivas llevadas a cabo en junio de 1952 en adelante -señala el en enfrentamiento abierto.
coronel Sierra O choa- estaban definidas p o r una franca ofensi­ A lo anterior deben sumarse las enorm es diferencias de
va, la más violenta después del 9 de abril . Adicionalmente, las carácter cultural que separaban a los grupos guerrilleros de
tensas relaciones con la Dirección Nacional Liberal llegaron casi las diversas zonas del país. Cada uno de estos com andos con­
a un punto de ruptura, luego del mensaje de los comandantes taba con tradiciones de lucha bien diferentes entre si, que se
guerrilleros al ex presidente López (agosto de 1952) en el cual reflejaron, por ejemplo, en el escaso interés que los guerrille­
rechazaban la política de entendimiento con el conservatismo y ros del Llano brindaron al problem a de la propiedad sobre
convocaban al pueblo liberal para que con absoluta libertad ...se la tierra, en com paración con los guerrilleros del sur del To-
encargue de dirigir sus destinos y defenderse como pueda . lima, continuadores de una larga tradición agrarista. Entre
En estas circunstancias, pese a la marginalidad que dismi­ estos grupos existían tam bién enorm es diferencias en cuanto
nuía las posibilidades del movimiento en los Llanos para in­ al origen de clase de sus miembros, tradiciones políticas y
cidir en el plano político nacional, resultaba logico que las formas de organización social. Todo lo cual term inó ahon­
miradas de varios dirigentes guerrilleros de las demás zonas dando la brecha entre ellos y limitando aún más sus posibili­
del país se hubieran dirigido hacia allí, con la esperanza de dades de unificación. En síntesis, como lo sugiere el profesor
encontrar las condiciones que hicieran posible la unificación Hobsbawm, las posibilidades de estos movimientos estaban
del movimiento insurgente. dadas por la estrecha relación comando-territorio-base social,
Aunque la idea de una guerrilla unificada pudo estar en la que limitaba no sólo el crecimiento del grupo insurgente si­
mente de muchos de sus dirigentes, es muy probable que las no, además, su movilidad y su capacidad de desplazarse a
propias condiciones del movimiento insurgente hayan hecho im­ otros escenarios geográficos17.
posible el desarrollo de este proceso. La principal dificultad re­ Volviendo al caso de los Llanos, lo anterior puede expli­
sidía en su fragmentación, lo cual le impidió adquirir conciencia car p o r qué los insurgentes llaneros no incorporan a su pro­
de sus posibilidades reales. De hecho, la resistencia como uno de yecto político las decisiones adoptadas en la “Conferencia de
los aspectos “menos visibles” de la Violencia, sólo pudo comen­ Boyacá”. Más aún, si se com paran las conclusiones de esta
zar a apreciarse en su verdadera magnitud después de la desmo­ última con el contenido de la Primera Ley del Llano ( 11 de
vilización de buena parte de los comandos guerrilleros, a partir septiem bre de 1952), y con el de la Segunda, conocida como
del segundo semestre de 1953, en medio del asombro que pro­ “Ley que organiza la revolución en los Llanos Orientales de
dujeron los testimonios sobre la entrega de miles de guerrilleros Colom bia” (18 de ju n io de 1953), puede observarse que éstas
a lo largo del país1516. Por otra parte las dificultades para la unifi­ planteaban un program a más coherente y que se adaptaba en
cación también respondían al recelo existente entre grupos co- form a más realista a las expectativas de los habitantes del Lla­
no. Con la ventaja de que no fueron consideradas en ningún
m om ento como una imposición sino, por el contrario, acep-
15 Gustavo Sierra Ochoa, Las guerrillas de los Llanos Orientales, p. 12. Ci­
tado por Gonzalo Sánchez, Ensayos de historia social y política del siglo
XX, op. cit., p. 241. 17 Cf. Eric Hobsbawm, “Historiografía del bandolerismo”, en Pasado y
16 Gonzalo Sánchez, “Guerra y política en la sociedad colombiana , en
presente de la Violencia en Colombia, op. cit., Véase del mismo autor, “Ana­
Análisis político, No. 11, Bogotá, Iepri, Universidad Nacional de Colom­
tomía de la Violencia en Colombia” en Rebeldes primitivos, op. cit.
bia, 1990.
88 LAS FARC (1949-1966)

tadas com o el fruto de la evolución interna de su lucha. En


virtud de lo cual se han considerado com o el más com pleto
proyecto dem ocrático del movimiento insurgente de la épo­
ca, en clara contraposición con el proyecto fascista y corpora-
tivista de la Asamblea Constituyente que im pulsaba en el mis­
mo período Laureano Gómez.
El golpe del 13 de ju n io de 1953 interrum pió, sin em bar­ II
go, el proceso de politización clasista y de autonom ía crecien­
te de las guerrillas del Llano. No por simple coincidencia, el
golpe se produjo precisam ente en el m om ento de mayor au­
ge del movimiento insurgente. La reincorporación de los gue­ Las g u er r illa s bato l o s
rrilleros liberales a la vida civil constituiría la expresión más
palpable de la culminación de esta época de convulsiones.
GOBIERNOS MILITARES
Todo era, sin em bargo, una simple ilusión. M ientras el país
vivía la euforia de la paz, se estaba ya tejiendo, debido a múl­
tiples factores, un nuevo período de violencia. Este prim er
ciclo de violencia/am nistía/rehabilitación tendría una breví­ R o ja s P in il l a y l a n u e v a
sima duración. SITUACIÓN POLÍTICA

L a “GUERRA DE VlLLARRICA”

L a J u n t a M il it a r d e g o b ie r n o
ROJAS PlNILLA Y LA NUEVA SITUACIÓN POLÍTICA

El golpe cívico-militar del 13 de junio de 1953 cambió de un


tajo la situación política e incidió en form a inm ediata en la
violencia que sufría el país. Con el fin de superar esta conm o­
ción interior el nuevo gobierno buscó, como u no de sus prin­
cipales objetivos, la desmovilización de los alzados en armas.
Entre los diversos factores que incidieron en el estímulo dado
por sectores mayoritarios de la clase dirigente al arbitraje mi­
litar, el prim ero en nuestra historia, la superación de la gue­
rra civil era la aspiración principal.
La amnistía de Rojas Pinilla tuvo la particularidad de que
sólo tenía como respaldo los compromisos verbales que asu­
m ieron los miembros de las Fuerzas Armadas frente a la gue­
rrilla. La circular dirigida p o r el brigadier general Alfredo
Duarte Blum a los jefes de las tres armas el 19 de ju n io de
1953 es muy significativa a este respecto:
Interpretando el sentir del excelentísimo Señor Presidente
de la República, Teniente General Gustavo Rojas Pinilla, lo
autorizo para que a todos los individuos que en una u otra
forma se hayan comprometido en hechos subversivos contra
el orden público y que se presenten voluntariamente ante las
autoridades militares haciendo entrega de sus armas, les de­
jen en completa libertad, les protejan las vidas, les ayuden a
reiniciar sus actividades de trabajo y los auxilien en sus nece­
sidades más apremiantes cuando las circunstancias así lo exi­
jan y usted lo estime necesario. Sírvase hacer conocer esta
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
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orden en todas su dependencias y difundirla en las zonas mentada por los guerrilleros del Llano); 4) las propuestas condi­
afectadas de su jurisdicción1. cionadas de disolución sin promesas de entrega (tal el caso de las
El decreto No. 1546 del 22 de junio de 1953 sólo concedió guerrillas que dirige en Antioquia, Juan de Jesús Franco Yepes,
un indulto parcial para los delitos políticos, rebajando las penas “Capitán Franco”); y 5) las propuestas de conversión de la gue­
en una cuarta parte, mientras que el Decreto No. 2184, del 21 rrilla en autodefensa sin desmovilización y sin entrega de armas
de agosto de 1953, sí concedía el indulto total pero sólo para (propugnada por las guerrillas de inspiración comunista, salvo
los militares com prom etidos en el golpe militar frustrado en en el Sumapaz)3.
1944. El tardío Decreto de amnistía No. 1823, expedido con La posición del Partido Comunista frente a la política del
ocasión del prim er aniversario del régimen militar, tuvo sola­ gobierno militar tuvo tres variantes regionales “diferencia-
m ente un efecto reducido ya que para entonces la inmensa bles no sólo p o r su particular experiencia histórica sino tam­
mayoría de los alzados ya había depuesto las armas. No obstan­ bién p o r el papel que acertada o equivocadam ente les asigna­
te estas limitaciones, es obvio que el objetivo central del gobier­ ba el Partido Comunista en el marco general de la resisten­
no militar en el plano de la guerra civil obtuvo un éxito inicial cia”4: la del Tequendam a, la del sur del Tolima y la del Suma-
fulgurante. Ahora bien, paz. En la prim era, gracias a la alianza entre el movimiento
agrario y los sectores latifundistas, se logró im pedir la agre­
... si la función de la amnistía de 1953 fue el desarme y la des­ sión militar y la zona se mantuvo com o un área de refugio y
movilización del movimiento guerrillero, precisamente en el
momento en que éste atravesaba un período de relativo ascen­ de seguridad de los guerrilleros comunistas; en la segunda,
so y cualificación, las condiciones de aceptación de la misma debido a la complejidad de los enfrentam ientos entre guerri­
son indicativas del nivel de conciencia política alcanzado por llas liberales y comunistas, bandas conservadoras y Ejército,
los diferentes frentes que operaban en el territorio nacional y
en múltiples y variadas alianzas temporales, se viviría en un
de su comprensión, también diferenciada, del conjunto de la
situación política2. perm anente estado de tensión y conflicto que haría necesaria
la evacuación de los frentes arm ados com unistas hacia otras
En efecto, las respuestas dadas a la política oficial por parte zonas; finalmente,' en la región del Sumapaz se produjo una
de los diferentes grupos guerrilleros no fueron homogéneas. Al entrega de armas en el municipio de Cabrera ante el general
menos cinco tipos de respuesta han sido dilucidados por el his­ Alfredo D uarte Blum, el 31 de octubre de 1953; sin embargo,
toriador Gonzalo Sánchez: 1) las rendiciones incondicionales el m ovimiento agrario perm aneció cohesionado y esta fórm u­
(como las de los contingentes armados de los hermanos Tiberio la perm itió a los dirigentes comunistas fortalecer su consoli-
y Leonidas Boija, en Rovira, Tolima); 2) las rendiciones con exi­
gencias posteriores a la entrega (tal fue el caso de los grupos
armados que actuaban en el sur y en el norte del Tolima al man­ 3 En este punto nos apartamos de las apreciaciones de Gonzalo Sánchez,
do del “Mayor Arboleda”, de “Mariachi”, del “General Peligro”, quien habla de la desmovilización de la guerrilla sin entrega de armas.
Es más precisa la apreciación de Gilberto Vieira: “En las nuevas condi­
etc.); 3) las rendiciones con exigencias previas a la entrega (fo-
ciones políticas creadas, el Partido Comunista lanzó la consigna de
transformar las guerrillas en movimientos de autodefensa campesina,
sin desmovilizarse y sin entregar las armas al gobierno" (“Nueva etapa
1 D ia r io d e C o lo m b ia , 20 de julio de 1953. de lucha del pueblo colombiano”, en Documentos Políticos No. 47, fe­
2 Gonzalo Sánchez, E n s a y o s d e h is to r ia p o lític a y s o c ia l d e l s ig lo X X , op. c i t ., brero-marzo de 1965, p. 13).
p. 225. 4 Gonzalo Sánchez, Ensayos..., op. cit., p. 258.
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dación en la zona, m ediante el despliegue a nivel regional de mo Villarrica; Teruel en el Huila; Riochiquito en el Cauca, y
un “Frente Democrático de Liberación N acional”5. Viotá y la región del Sumapaz en C undinam arca6.
Con la reinserción de los alzados en armas, en la mayoría de A nte el cambio de situación política, el Partido Comunis­
los casos, o la simple desmovilización en otros, termina la prime­ ta buscaba transform ar a las guerrillas en movimiento de au­
ra etapa del movimiento guerrillero colombiano, caracterizada todefensa. Pocos días después de la llegada de Rojas al poder,
por el predominio de las guerrillas de inspiración liberal. el com ité central recom endó que: “... si no es hostilizado por
Com o com plem ento del decreto de amnistía, el gobierno las Fuerzas Armadas oficiales, el movimiento debería consi­
creó una Oficina de Rehabilitación y Socorro bajo la direc­ derar la conveniencia de transform arse en autodefensa de
ción de jo rg e Bejarano, y con dependencias en los principales masas para garantizar su trabajo pacífico, luchar por la tierra
departam entos afectados p o r la violencia. La Oficina buscó para quienes la trabajan y p o r la defensa de los derechos del
pueblo contra toda clase de arbitrariedades”7.
elaborar una ley tendiente a restablecer la tenencia de la tie­
N o obstante esta decisión, debido a múltiples problemas
rra para sus verdaderos dueños, así como im pulsar una bolsa
de ord en tanto nacional com o regional, “el movimiento gue­
de em pleo y unas Oficinas de Rehabilitación Física y Social y
rrillero orientado p o r los comunistas se debatía en la incerti­
de Protección Materno-Infantil. La insuficiencia de recursos
d um bre”8. De hecho, la violencia política continuó auncuan-
y la ausencia de continuidad pronto condujeron esta política
do con m enor intensidad que en el pasado inm ediato, en to­
al fracaso. El clima de paz sólo tendría una corta duración. do el su r del T olim a. S egún esta m ism a fu en te, en los
M ientras tanto la guerrilla y los movimientos de autode­ prim eros meses del golpe se sostuvo el enclave de El Davis, se
fensa com unista se habían convertido en una fuerza regional creó un nuevo destacam ento guerrillero bajo la conducción
con sus enclaves en algunas áreas del sur del Tolima, como de José A. Castañeda, “Richard”, en Calarma, al norte de Cha­
M arquetalia, y del oriente de este mismo departam ento, co- parral, y se sostuvieron contactos arm ados con el Ejército y
con bandas de antiguos guerrilleros liberales transformadas
en avanzadas del gobierno, prácticam ente hasta finales de
5 Marcos Arenas, antiguo estafeta de la guerrilla de Juan de la Cruz Va­ 1953. Las conversaciones entre los emisarios del gobierno y
rela, afirma haber entregado en 1953 una carta firmada por varios
dirigentes de las guerrillas liberales, Rafael Rangel y Guadalupe Salce­
representantes de El Davis ( Véase Anexo No. 2), que se desa­
do, entre otros, en la que invitaban a Varela a sumarse a las conversa­ rrollaron desde el mes de ju lio de 1953 en busca de la entrega
ciones de paz con el gobierno de Rojas. Según la versión de Arenas, de las armas, no tuvieron éxito debido a varias causas.
Juan de la Cruz les dijo a los comandantes del Sumapaz: Por una parte, la situación de aislamiento político del Par­
“Aquí les presento estas cartas de otros grupos guerrilleros que ya han tido Comunista, debilitado por años de represión, se tornó
pactado la paz con el gobierno. Nosotros comprendemos muy bien
que la paz, siendo necesaria, no va a ser duradera, pero creo que nos
dram ática con el cambio de gobierno, no sólo debido al apo­
va a tocar seguir el mismo camino de la otra gente y negociar, o mejor, yo brindado por el Partido Liberal al nuevo m andatario y a la
hacer un simulacro de entrega de armas. Solos nada podemos hacer
en adelante, aunque solos hayamos luchado hasta hoy. De todos mo­
dos continuaremos la lucha a través de los sindicatos por la revolución 6 Russell Ramsey, Guerrilleros y soldados, op. cit., p. 263.
colombiana que apenas comienza”. Alfredo Molano, entrevista con 7 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op. cit., p. 112.
Marcos Arenas, “La colonización voces y caminos” en La colonización 8 Medófilo Medina, “La resistencia campesina en el sur del Tolima”, op.
de la Reserva de la Macarena, Bogotá, 1990, p. 30. cit., p. 263.
LAS FARC (1949-1966) I G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
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incorporación de las guerrillas liberales, sino, ante todo, en las bandas conservadoras, se hacían exigencias de carácter po­
virtud de la filosofía abiertam ente anticom unista que anima­ lítico com o el levantam iento del Estado de Sitio, libertades
ba al m ando militar, la m utua desconfianza de las partes y las democráticas y sindicales, amnistía e indulto para los presos
hostilidades que m antenía el Ejército en la zona. Rojas Pinilla políticos y la convocatoria de una Asamblea Constituyente;
llegó incluso a afirm ar en alguna ocasión: “el único obstáculo exigencias económicas com o la reconstrucción de las zonas
para la pacificación del país es el Partido Com unista”. arrasadas p o r la violencia, la distribución de tierras a los tra­
Por otra parte, debe añadirse que la total incom prensión bajadores campesinos, la condonación de hipotecas y deudas
de las características del m om ento político por parte del man­ bancarias, la construcción de vías de com unicación y escuelas
do militar de las guerrillas comunistas agravó esta situación. y el aum ento de salarios para las clases trabajadoras; e inclu­
En el docum ento del estado mayor militar de las Fuerzas Gue­ so, dem andas relacionadas con el manejo de la política exte­
rrilleras de la Cordillera Central de los Andes, suscrito en El rior com o la revisión del tratado bilateral entre Colombia y
Davis el 26 de junio de 1953 (Véase Anexo No. 3), es decir, a los Estados Unidos y cambios en la política frente a los gobier­
dos semanas del golpe militar, el radicalismo que asoma a nos del Perú y Venezuela9. Sin duda, existía una enorm e dis­
todo lo largo del texto sólo contribuía a ahondar su dram áti­ tancia entre la concesiones que estaba dispuesta a otorgar la
co aislamiento. Sobre el terreno mismo, el docum ento preci­ dictadura militar y las dem andas que hacía el movimiento
pitó de inm ediato la ruptura de los destacam entos Sucre y El guerrillero comunista para su eventual reincorporación (véa­
Davis II con el estado mayor, debido a que estos dos grupos se Anexo No. 4, “Circular de las Fuerzas Armadas a los grupos
habían entrado ya en negociaciones con el gobierno para su alzados en armas del Sur del Tolim a”).
reincorporación. A nivel nacional, los calificativos al nuevo U na de las principales razones por las cuales el conflicto
gobernante como “el delincuente mas villano del país, quien en el sur del Tolima no cesó en ningún m om ento fue la utili­
conquistó su título a base de asesinatos y masacres”, a su po­ zación de las guerrillas liberales por parte del Ejército para
lítica com o de “falsa pacificación, política de chantaje y de aniquilar los núcleos comunistas, y un poco más tarde, el in­
engaño”, y la intransigente decisión de no entregar las armas tento del propio Ejército de liquidar a los dirigentes guerri­
hasta im poner un “G obierno Popular de Liberación Nacio­ lleros liberales amnistiados.
nal”, sólo conducían, en un m om ento de extrem a soledad, a Además, en numerosas regiones, una fuente de tensión y
colocar a las guerrillas en la mira del cañón. conflicto inevitable estallo cuando los refugiados, al regresar
P or estas razones era en extremo ingenuo tratar de im po­ a sus tierras, las encontraban ocupadas. Este es el caso, por
ner condiciones de negociación al gobierno militar, con mi­ ejemplo, del departam ento del Tolima, en el cual la violencia
ras a una eventual reincorporación. Y m ucho menos, del te­ revivió debido a que el
nor de las expuestas en el m em orando dirigido p o r las Fuer­
zas G uerrilleras del Sur del Tolima, al m ando de José A. ... regreso inesperado de miles de guerrilleros a sus fincas
abandonadas durante cuatro o más años significó nuevas
Castañeda, al teniente coronel A ntonio M aría Convers Par­ tensiones económicas para una sociedad local ya muy trau-
do, com andante del puesto militar de Chaparral, que eviden­
tem ente caerían en el vacío.
El m em orándum en cuestión incluía una larga lista de exi­ Memorándum sobre condiciones de desmovilización de las Fuerzas
gencias para una eventual desmovilización. Además del inm e­ Guerrilleras del Sur del Tolima al Gobierno”, Calarma, septiembre 30
diato retiro del Ejército del sur del Tolim a y del desarm e de de 1953.
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 99
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matizada. Muchos encontraron a personas extrañas viviendo liberales del sur del Tolim a, que te rm in aro n enfrentados
en sus tierras, y en algunos casos éstas habían sido vendidas en un conflicto sin tregua, p or lustros, con las guerrillas
en ausencia de sus verdaderos dueños. El sur y el oriente del
com unistas, es so rp re n d e n te 12.
Tolima fueron gravemente afectados por tales ventas .

Com o veremos más adelante, estas dos regiones serían el Yo trabajaba en 1949 en la finca de mi padre en la vereda de
Campohermoso, cuando fuimos despojados y echados por la
escenario principal de la nueva ola de violencia desatada a
“chulavita”, y por comisiones de civiles que fueron llegando a
mediados de 1955. acabar con los liberales. No me quedó más que largarme al
Es indudable que m ientras los Llanos recibieron bajo el monte, huyendo todos los días y de vez en cuando ensayando
gobierno rojista un trato especial1011, en el resto del país y en una tímida resistencia con una u otra escopetica de fisto. Des­
particular en el Tolima, una vez transcurridos los efímeros de ese año empecé a correr y a no tener paz. Cansado, acosa­
m om entos de euforia con que se dio comienzo a la paz, se do, me largué a Bogotá tratando de establecer algún contacto
para irme a los Llanos a pelear al lado de Elíseo Velázquez. No
reinició la pacificación “a sangre y fuego”. Q uienes sufrieron
pude y tuve que venirme nuevamente, por entre el monte, has­
esta nueva etapa de violencia se refieren a ella como la vio­ ta Campohermoso, donde tuve que volver a coger para el mon­
lencia grande”, para m ostrar sus dimensiones. Esta, aunque te y aislarme en Peña Rica, donde la indiada liberal de la zona.
m enos extendida en el territorio nacional que la anterior, que Yo seguía escotero (solo), y un día cansado de corretear salí
culmina en 1953, tuvo una intensidad muy superior. ^ para Gaitania, una vereda cercana. Allí me cogió preso la tropa
La autobiografía de Jesús M aría O viedo, “M ariachi , di­ que ese día hizo un asalto. Me dieron patadas, palo, y me hi­
rig e n te g u errillero lib eral nacido en 1928 en la vereda cieron lo que a los demás liberales que caían en poder de los
chulos (policías): humillarme. La policía me vino a traer a Pla­
C am poherm oso, del m unicipio tolim ense de A taco y cuyo nadas y en el camino los dejé esperándome. De ese día en
d u ro en fren tam ien to con las guerrillas com unistas se p ro ­ adelante me hice guerrillero, estableciendo contacto con otros
longa d u ran te dos décadas hasta su asesinato en 1977, es que huyeron y consiguieron los primeros “palos” (armas) en la
la m ejor radiografía de esta situación. Es in teresan te re­ lucha. Yo trataba, aún, de sacarle el cuerpo a la pelea pero no
p ro d u cir textualm ente apartes de dicha autobiografía ya había remedio.
que su sim ilitud con la vida de tantos o tro s guerrilleros

12 Como han señalado diversos autores, Pierre Gilhodes y Eric Hobs-


10 James Henderson, C u a n d o C o lo m b ia se d e s a n g r ó , Bogotá, El Áncora Edi- bawm, entre otros, no es posible en este periodo establecer una clara
diferenciación entre el bandolero y el revolucionario campesino. Uno
11 ^te^rato especial, reflejado, por ejemplo, en la inversión superior de y otro proceden de la misma matriz y pueden además transitar de una
recursos de rehabilitación en esto región, no excluía una utilización condición a otra, como en efecto ocurrió en estos años. Tal es el caso
simultánea de represión selectiva. Ésto se orientaba contra antiguos de Manuel Manilanda, quien inició sus actividades liquidando conser­
alzados en armas que cuesüonaban el cumplimiento de las promesas vadores en los alrededores de Ceilán (Valle) y terminó como dirigente
oficiales. Desde Caracas, donde se había refugiado el segundo coman­ de las guerrillas comunistas del sur del Tolima. A su vez, muchos gue­
dante de las Fuerzas Revolucionarias de Los Llanos Orientales, Eduar­ rrilleros liberales derivaron en bandoleros, para terminar sosteniendo
do Franco Isaza, afirmaba en una entrevisto: “El pueblo de Colombia un vago discurso progresista e incluso adhiriendo a la causa revolucio­
está pidiendo a gritos jusücia, está solicitando en todos los términos naria, como fue el caso de “Pedro Brincos”. Pierre Gilhodes, “La Vio­
que el gobierno dé cumplimiento a lo prometido cuando necesito de lencia en Colombia: bandolerismo y guerra social”, en varios autores,
las promesas para afianzarse en el poder. No hay nada nuevo en las O n c e e n s a y o s so b re la V io le n c ia , Bogotá, 1985. Eric Hobsbawm, “Histo­

exigencias populares. Nuestro lema de ayer es el mismo de hoy: Liber­ riografía del bandolerismo”, en P a s a d o y p r e s e n te d e la V io le n c ia e n Co­
lo m b ia , op. cit.
tad Justicia y Paz’”, E l N a c io n a l , Caracas, 28 de septiembre de 1954.
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
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Vino una especie de tregua y me regresé nuevamente a Cam- U n a p az p írric a


pohermoso que había sido incendiado. Muy poco estuve allí,
pues se inició, al poco tiempo, otra persecución dura. Estába­ Ya había pasado el 13 de junio que vino a traer una paz chiqui­
mos en 1952 y yo me regresé a la guerrilla. to a nosotros. Paz en el papel pero no en la práctica. Yo, des­
confiado, le había peliado al Ejército y a los godos en San An­
L os “ C o m u n es” tonio. Sin embargo, ante la ofensiva de paz de los jefes del
liberalismo, del gobierno y de todo el mundo, resolvimos en­
Por esa época las guerrillas venían siendo mangoneadas por los tregarnos con “Arboleda” y lo hicimos el 22 de octubre en
“comunes” (comunistas), que habían establecido contacto con Santo Ana.
los Loaiza -liberales de Rioblanco-, que, hay que decirlo, fueron A los ocho días me estaba persiguiendo otra vez la tropa de La
los iniciadores del movimiento guerrillero en el Tolima. Actué Virginia, dizque porque yo era “el intelectual” de la vaina. Co­
con ellos en el comando de El Paujil y estuve algún tiempo en rrí otro largo rato, casi solo. En Irco puse una fonda en la
esa cosa porque no sabía distinguir si eso era liberalismo o una vereda “La Estación” pero no me duró el gusto: en 1954 cuan­
disidencia de las que había en esa época. Me batí duro contra los do había logrado hacer una pequeña fortuna volvió el Ejército
“chulos” y comencé a desear separarme de esa gente. y me echó de allí y de unas mejoras que había comprado a los
señores Romero. Era la violencia grande: la de Rojas Pinilla, la
D urante el período de unidad de las guerrillas comunistas del Coronel Villate, la de los aviones, las bombas, la metralla,
y liberales, “M ariachi” fue asignado al C om ando San Miguel, la de las barridas más duras que vimos. De la casa que estaba
bajo control comunista y debido a sus constantes críticas a la construyendo en ese sitio no quedó ni el zinc que sirvió para
construir un cuartel en ese lugar. Me andaban cerquita y me
form a com o éste era m anejado fue condenado a m uerte por
perseguían a muerte. Si mataban dos por el límite con el Huila
el estado mayor de El Davis13. Su ejecución, que debía ser era “Mariachi”, si se robaban ganado, “Mariachi”, si molesta­
realizada por los miembros del “Disco Rojo” (la unidad de ban las mujeres, Mariachi”. No me quedó ya otra cosa que
inteligencia del com ando de El Davis), se frustró debido a que darme plomo con unos ochenta hombres que tenía nuevamen­
su com pañero de unidad, el “Teniente A rboleda , le inform ó te a mi mando y con un fusil que no entregué en 1953.
acerca de la sentencia y decidió con los veinte hom bres a su El enfrentam iento de “M ariachi” y su grupo contra el ré­
m ando pasarse al cam po liberal. gimen militar se prolongaría hasta enero de 1957, cuando se
Vino 1953 y me pasó algo grande. Me encontré con “Arbole­ abrió una nueva etapa de distensión en el Tolima gracias a los
da”, que operaba con la guerrilla en “Las Hermosas”. Me buenos oficios del dirigente político Rafael Parga Cortés.
gustó ese hombre por guapo y por buen soldado. Hablé largo
con él y resolvimos organizar una rebelión interna contra los El 19 de enero de 1957 me entrevisté con el doctor Parga y don
“comunes". Un 23 de junio desarmamos a los comunistas de Ismael Castilla, del Directorio Liberal del Tolima, en El Rubí,
nuestra guerrilla. Los echamos y los hicimos largarse de El cerca de Planadas. Convinimos en hacer la paz y yo me com­
Limón, Irco, Ambeima, Las Hermosas y Calarma. Logrando prometí a recoger unas comisiones que tenía por el Huila y por
esto nos fuimos con “Arboleda” a La Palma, y allí hicimos aca. Contaba con más de trescientos hombres a mi mando y
contacto con los Loaizas y los Garcías (“Peligro” y su familia), con el apoyo total de la población que es muy grande. I*or su
que estaban dándose candela de la buena. Este acto nuestro parte el gobierno se comprometió a levantar el bloqueo eco­
unificó el movimiento guerrillero auténticamente liberal y le nómico a que nos tenía sometidos, a retirar los retenes que nos
dio más vigor y fuerza. acosaban y a dejarnos regresar a Santiago Pérez -mi pueblo-,
donde estaba la pajaramenta. También se acordó que se per­
mitiera la venta de fincas de conservadores malos de “Casa
Verde” bien a liberales o bien a conservadores honrados. Fue
13 Esta es la versión del biógrafo de “Mariachi”, David Gómez, op. cit., pp. el 19 de enero de 1957. Aún esperamos que se cumpla el com­
47 y ss. promiso que fue ratificado solemnemente en la célebre entre-
LAS FARC (1949-1966) GUERRILLAS Y GOBIERNOS MILITARES 103
102

vista del puente de Planadas a la que asistieron directorios, Madrid fue asesinado en plena época de paz cuando salía a hacer
secretarios de gobierno, periodistas, etc . mercado a la localidad de Nátaga. Era también la única persona
en mucho terreno a la redonda que hablaba español, en la parte
El m antenim iento del enclave de El Davis se iba haciendo indígena de la región. Claro que el apoyo indígena no fue logra­
día a día insostenible. Ante esta situación, el com ité regional do desde el comienzo. Pasó mucho tiempo antes de que los in­
dios aceptaran a los guerrilleros de Charro y Marulanda. La gran
de Chaparral decide realizar la II Conferencia Regional del mayoría se resistía a la penetración de la guerrilla1415.
Sur, el 28 de octubre de 1953, con la colaboración de la co­
misión política del estado mayor de El Davis (véase Anexo No. En cuanto al nacimiento de M arquetalia com o una estra­
5). Para la adecuada transform ación en autodefensa se crea­ tégica zona de influencia comunista, éste se produjo en 1955
ron cuatro destacam entos móviles, las llamadas “comisiones cuando “C harro N egro” se desplazó de Riochiquito hacia esta
rodadas”, que actuarían teniendo como perspectiva la crea­ área selvática, denom inada El Tám aro por sus centenares de
ción de movimientos de masas en zonas receptivas en cuanto habitantes, refugiados allí a consecuencia de la persecución.
al influjo comunista. El desplazamiento de las guerrillas co­ El segundo grupo, al m ando de A ndrés Bermudez, “Lla­
munistas hacia el sur del T olima m ediante la Colum na de nero”, fue aniquilado al poco tiempo de su conformación,
M archa” en 1950, abandonando sus áreas históricas de in­ por los “limpios”. A este grupo, que era el m ejor arm ado y
fluencia y, ahora, las “comisiones rodadas hacia areas lejanas que debía perm anecer en El Davis bajo la conducción inex­
del Huila o del oriente del Tolima explican la desaparición de perta de “Llanero”, le fue tendida una celada. Con el pretexto
la influencia com unista en la región de Chaparral. Situación de alcanzar unos acuerdos negociados con los directorios po­
líticos y el Ejército, fueron desarmados y aprehendidos, y pos­
bien diferente de la que se presentará en Viota y el Sumapaz.
teriorm ente asesinados en cercanías del Río Saldaña.
El prim ero de estos grupos móviles, al m ando d ejaco b o
El tercero, bajo la dirección de José A. Castañeda e Isauro
Prias Alape y Manuel M arulanda, tras fuertes enfrentam ien­
Yosa, se instaló tras múltiples escaramuzas en Villarrica. Y el
tos con los “limpios” y el Ejército regular, term inó por insta­
cuarto, dirigido por “Ave N egra” se desplazó hacia Natagaima.
larse en Riochiquito y posteriorm ente impulsó en el sur del
Así, pues, el Partido Comunista orientó a los destacamentos
Tolim a el polo de colonización arm ada de M arquetalia. Al guerrilleros que influía, hacia el cese al fuego, pero se negó a
ingresar en Riochiquito los guerrilleros comunistas tuvieron, entregar las armas y a acogerse a la amnistía. Sólo trece días
según el testimonio de Jaim e Guaracas, serias dificultades pa­ después del golpe militar de Rojas, el estado mayor militar de
ra insertarse en la población local predom inantem ente indí­ las Fuerzas Guerrilleras de la Cordillera Central de Los Andes
gena. Incluso se produjo el asesinato del prim er hom bre que en un manifiesto en mimeógrafo había adoptado esta línea de
sirvió com o contacto de los comunistas en la zona, el colono conducta: “El pueblo colombiano durante siete años de cruda
Miguel Madrid. violencia ha aprendido a combatir con las armas en la m ano y
sin ellas a sus verdugos y no está dispuesto a deponer las armas
para m orir de rodillas abandonando a su lucha liberadora”16.
14 El Tiempo, 3 de septiembre de 1958. El alias de Jesús María Oviedo
nace de su pasión por las rancheras mexicanas que cantaba acompa­
ñado de un tiple o un violín. Fue asesinado, al parecer por las FARC,
en su finca en Ataco (Tolima) en septiembre de 1977. El Colombiano, 15 Carlos Arango, FARC veinte años, op. cit., pp. 142-146.
16 Manuel Marulanda Vélez, Cuadernos de campaña, op. cit., p. 104.
20 de septiembre de 1977.
104 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 105

El Partido Com unista no se equivocaba en cuanto a la A unque en la exposición de motivos U ribe Cualla sostuvo
orientación abiertam ente anticom unista de la adm inistración que la ilegalización debía ser adoptada por consenso, las co­
de Rojas Pinilla (la ilegalización del Partido no se hizo espe­ sas no sucedieron de esta manera. Es indudable que para mu­
rar), y ante esta situación buscó garantizar su influencia polí­ chos sectores políticos la ilegalización del com unismo podía
tica y sindical en determ inadas regiones, reforzándolas con el abrir la brecha para nuevas exclusiones. Por ello la carta
apoyo militar del movimiento de autodefensa. En este senti­ abierta a la Constituyente, firm ada por Gilberto Vieira, secre­
do se orientaron las conclusiones de la Segunda Conferencia tario general del PCC, tuvo amplia resonancia. En ella se afir­
Regional del Sur (octubre 28 de 1953), ya mencionada: “lu­ maba: “... la ilegalización del Partido Com unista es un proble­
char por la no entrega de las armas y tratar de que todos los ma que no atañe únicam ente a los com unistas sino también
campesinos dispongan cada día de mejores elem entos de de­ a todos los dem ócratas y patriotas colombianos, porque con
fensa de sus intereses y contra todo intento del gobierno y la esa m edida se crea un arm a de persecución ideológica y se
reacción de repetir cualquier forma de violencia contra el establece el delito de opinión”19.
pueblo laborioso”17. La falta de unanim idad llevó entonces a que en una ju n ta
Si el proceso de pacificación del gobierno militar alcanzó privada de delegatarios conservadores, Guillermo León Va­
un rápido éxito en sus prim eros meses, la violencia no se ex­ lencia presentara una fórm ula que, habiendo sido aprobada
tinguió en su totalidad ya que ésta continuó muy aguda tanto inicialmente en esta reunión, fue llevada a la Constituyente
en el sur del Tolima com o en la región del Sumapaz. Ya fuera donde se aprobó finalm ente por mayoría de 36 votos contra
directam ente ejecutada por el Ejército y la Policía, o indirec­ 19. El texto era el siguiente: “Art. lo . Q ueda prohibida la
tam ente m ediante grupos de guerrilleros liberales manipula­ actividad política del com unismo internacional. La ley regla­
dos. En cualquiera de los dos casos se buscaba exterm inar los m entará la m anera de hacer efectiva esta prohibición. Art. 2o.
focos comunistas. El círculo vicioso de la violencia oficial y la Este acto rige desde su sanción”20.
resistencia arm ada no se había logrado rom per. Esta declaración de ilegalización sería sólo el preám bulo
El 10 de junio de 1954 la prensa conservadora inform ó de una agresión masiva contra las regiones agrarias de in­
acerca de la decisión tom ada por el consejo de ministros para fluencia comunista. La “guerra de Villarrica” sería el origen
ilegalizar al Partido Comunista. Solicitud que fue trasladada de la segunda etapa de la guerrilla en Colombia, cuya parti­
a la Asamblea Nacional Constituyente. El proyecto original cularidad residiría, en com paración con la prim era etapa, en
de ilegalización presentado por Ju an U ribe Cualla y otros el predom inio de las guerrillas de inspiración comunista.
constituyentes como Rafael Ortiz González y José Gabriel de
la Vega, rezaba así: “El comunismo y demás partidos interna­
cionales no podrán actuar en Colombia como organizaciones
políticas. Se les declara fuera de la ley y ésta adoptará las me­
didas que sean indispensables para hacer efectiva la prohibi­
ción aquí decretada”18.

17 Ibid, p. 127. 19 El Tiempo, 19 de agosto de 1954.


18 El Tiempo, 18 de agosto de 1954. 20 El Tiempo, 8 de septiembre de 1954.
LA “GUERRA DE VlLLARRICA’

Entre 1953 y 1954, los principales sitios donde se asentó la


autodefensa agraria com unista fueron Riochiquito, Marque-
talia, Villarrica y el Sumapaz. Al tiempo que el movimiento
agrario en Viotá continuó con sus rasgos específicos (véase
Mapa No. 2). El prim ero, Riochiquito, que nos sirve como
prototipo, fue caracterizado p o r su principal dirigente como
“un m ovimiento agrario construido con familias guerrilleras
que no habían querido entregarse y con habitantes indígenas
del lugar” y en donde “siem pre estuvieron ju n tas la acción
militar y la política, durante unos nueve años”1.
Esta política, impulsada p o r el Partido Com unista en bue­
na m edida como respuesta a la política oficial que buscaba
exterm inar al movimiento agrario, iba en total contravía con
uno de los objetivos que se proponía el gobierno militar, y
que más adelante adoptaría también el Frente Nacional: re­
cuperar para el Estado el m onopolio de las armas. La crea­
ción de zonas bajo autodefensa arm ada fue u na fuente de
perm anente tensión y conflicto, que se encuentra en el origen
tanto de la guerra de Villarrica (1955), como de la guerra de
M arquetalia (1964), las cuales abrirían el cam ino para nuevos
episodios de reactivación de la guerra irregular en el país.

1 Ciro Trujillo, Páginas de su trida, op. cit., pp. 35-36.


G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 109
BOYACA

CALDAS La euforia de la paz que se vivió en el país a partir del 13


de ju n io fue, en todo caso, dolorosam ente corta. En 1954 la
violencia, jam ás extirpada del todo, tom a de nuevo una gran
fuerza. Germ án Guzmán Campos, en el prim er tom o de La
Violencia en Colombia, señala que “este período de la violencia
fue más bárbaro e intenso que el anterior”, abarcando los
departam entos del Tolima, Huila, Caldas, Valle, Cauca y un
sector del Carare2. Se trataba de enfrentam ientos militares
entre los núcleos arm ados comunistas y las guerrillas liberales
convertidas en grupos al servicio del Ejército (los llamados
“limpios”); de una reactivación de guerrillas liberales ante el
incum plim iento de las promesas oficiales; y, ante todo, del
despliegue militar contra las regiones de influencia com unis­
ta, que tom aría el nom bre de “guerra de Villarrica”.
La historia de Villarrica está estrecham ente ligada al desa­
rrollo de la más sólida de las experiencias de organización
agraria de los años treinta: la Colonia Agrícola del Sumapaz,
dirigida p o r Erasmo Valencia, m iem bro fundador del Partido
Agrario Nacional. Esta organización cam pesina surgió como
un desarrollo espontáneo de las medidas contem pladas en el
Decreto 1110 de 1928, p o r el cual el gobierno nacional, bus­
cando una salida a la creciente presión de arrendatarios y
Guacamayas X /
y '
,_—-r
R- Guayabero colonos en el oriente del Tolima, destinó u na extensa zona
en jurisdicción de los municipios de Cunday e Icononzo, para
la realización de lo que pretendía ser un ambicioso plan de
colonización dirigida. Para 1945, la Colonia Agrícola (en cu­
yo núcleo se sitúa la población de Villarrica) se había conver­
CAQUETÁ
tido en un im portante centro dinam izador de la econom ía
regional, contaba con más de 1.700 familias de colonos, entre
oficiales y espontáneos, y generaba un creciente volum en de
MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA productos agrícolas destinados al m ercado de las poblaciones
MAPANo.2
PERIODO: 1953-1954 vecinas, incluso al de la ciudad de Bogotá.
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS |
CONVENCIONES Y RELACIONES INTERNACIONALES

V////A ZONAS DE AUTODEFENSA U. NACIONAL 2 Germán Guzmán, Orlando Fais y Eduardo Umaña, La Violencia en Co­
♦ GUERRILLAS MÓVILES lombia, Bogotá, Punta de Lanza, Vol. 1, 1977, p. 104.
Escala Aprox. 1—4.000.000
“GUERRILLAS RODADAS" Base Cartográfica IGAC
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 111
110

Pese a los esfuerzos del gobierno p o r m antener la zona tigar los levantam ientos populares generalizados que tu­
bajo su control, la principal característica de la organización vieron lugar en p ro testa p o r el asesinato de G aitán el 9 de
cam pesina que allí se forjó fue el cuestionam iento, por parte abril de 1948. La región, que había sido desde los tiem pos
de los colonos, del sistema político bipartidista. Este hecho, de la UNIR un pod ero so b aluarte gaitanista, fue som etida
com o lo señalan los historiadores José Jairo González y Elsy desde finales de 1948 a un violento proceso de conservati-
M arulanda, "... constituyó un elem ento trascendental para la zación. Éste se inició con la destitución del d irecto r de la
evolución posterior de la vida nacional, en la m edida en que C olonia A grícola del Sum apaz, Julio García, y su rem plazo
el cam pesinado al organizarse políticamente p o r fuera de los p o r u n oscuro p ersonaje de filiación conservadora, E duar­
marcos del bipartidism o se perfiló hacia un verdadero movi­ do G erlein Gómez, q uien con el apoyo de varios destaca­
m iento agrarista que quedo sometido a la sospecha y a la re­ m entos de la policía “chulavita”, traídos p ara el efecto de
taliación, no tanto de los sectores hacendatarios como de las C hiquinquirá, El Cocuy y la provincia del Guavio, com en­
políticas agrarias del Estado”"*. Es en este contexto en donde zó u n a cam paña de hostigam iento y persecución contra
se sitúan las sucesivas estrategias gubernam entales que entre los pob lad o res liberales. Esta política de aniquilam iento
1948 y 1965 buscaron p o r diferentes m edios, que incluyeron tuvo c o n to rn o s d ram ático s com o la m asacre de Pueblo
desde el intento por conservatizar la población hasta la gue­
N uevo, en d o n d e fu ero n asesinados más de noventa cam­
rra de exterminio, el control político de esta región, cuya in­
pesinos, o el genocidio de M ata de Fique, en donde m urie­
dependencia llegó a ser considerada por m om entos como
ro n o ch en ta y siete hom bres.
una amenaza nacional. La respuesta espontánea de los pobladores condujo a la
La región del Sumapaz fue escenario entre 1948 y 1965
reactivación del movimiento agrario y a su rápida conversión
de tres guerras sucesivas: 1948-1953; 1954-1957; 1958-1965,
en guerrillas. Tres fueron los com andos que se establecieron:
que la sum ieron en una profunda crisis, aún hoy no superada.
los dos prim eros, Guanacas y El Roble, en el área rural de
Estas, sin em bargo, no tuvieron como resultado una clara vic­
toria militar, lo cual obligó a adelantar u n a serie de procesos Villarrica. El prim ero al m ando de los herm anos Naranjo, y
inconclusos de negociación, que alim entaron la continuidad el segundo bajo la conducción de los herm anos M ora y los
del conflicto en la región34. Jim énez. El tercero fue el com ando de El Palmar, organizado
La “p rim era g u erra del Sum apaz” (1948-1953) se desa­ en la vereda de ese mismo nom bre en jurisdicción de Iconon-
tó a p a rtir de la reacción conservadora, que in ten tab a cas- zo, p o r iniciativa de los herm anos Cuéllar. Esta situación, de
resistencia espontánea y dispersa inicialm ente, com enzó a
cam biar a partir de 1952 bajo la conducción del dirigente
3 José Jairo González y Elsy Marulanda, Historias defrontera. Colonización agrario Ju an de la Cruz Varela.
y guerras en el Sumapaz, Bogotá, Cinep, 1990, p. 27. Varela, connotado líder gaitanista y sucesor de Erasmo
4 Una completa información sobre la región deí Sumapaz y los sucesivos
conflictos puede encontrarse en el trabajo de Elsy Marulanda, Coloni­
Valencia en la cabeza del Movimiento Agrario del Sumapaz
zación, hacienda y movilización campesina en Colombia. Sumapaz: 1870 - ocupaba, en el m om ento en que se inició la agresión, la vice­
1970, Bogotá, Iepri-Tercer Mundo, 1991. También, desde una pers­ presidencia de la Asamblea del Tolima y por entonces había
pectiva regional comparada, puede consultarse el trabajo de Gonzalo desarrollado estrechos lazos con dirigentes políticos del PCC,
Sánchez, “Tierra y Violencia. El desarrollo desigual de las regiones”,
en Análisis Político, No. 6, Bogotá, Iepri Universidad Nacional de Co­ al cual ingresó en 1952. El 24 de diciem bre de 1952, en una
lombia, 1989. asamblea del movimiento de autodefensa del Sumapaz, Vare-
LAS FARC (1949-1966)
G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
112 113

la fue elegido com andante y dirigente político, con lo cual se rrillas del Alto Sumapaz dirigidas por Juan de la Cruz Varela
consolidó la unificación de los comandos. que se entregaron el 31 de octubre de 1953 al m ando de Sa­
El movimiento acordó ascensos militares y conformó un equi­
lom ón Cuéllar y Marco Jim énez, y del com ando de Lituania
po de dirección militar con un teniente, tres subtenientesi tres al m ando de Silvestre Bermudez, “Mayor M ediavida”, que hi­
sargentos primeros, cuatro sargentos segundos y siete cabos zo entrega de las armas en Acó el 18 de noviembre de ese
auxiliares. Las denominaciones de los grados y la concepción mismo año. El 22 de diciembre de 1953, en un hecho que
militar misma eran tomadas del Ejército colombiano. Los po­ tendría enorm es repercusiones para la región, un grupo de
cos elementos técnicos sobre los cu ales descansaba la mcipien
te guerrilla eran aportados por combatientes que habían près 140 guerrilleros conducidos por el “Mayor Lister”, el “Capi­
tacto servicio militar, entre quienes figuraban uno oodos>subo­ tán R ichard” y el “T eniente Ave N egra” se entregó al Ejército
ficiales (...) En el plano militar fue muy valiosa la ayuda près en la plaza de Villarrica. Este núcleo guerrillero provenía del
tada por Luis Enrique Hernández (“Ramiro Sofito ), joven de sur del Tolima, de donde había sido desplazado por el enfren­
gran valor y talento militar que había sido enviado por las gue­
tam iento con los liberales “limpios”, y había llegado a la re­
rrillas de Chaparral5.
gión con el fin de formalizar su entrega no en Villarrica, co­
La devastadora ofensiva del Ejército en 1952, prim ero mo a la postre sucedió p o r el retraso de la columna, sino en
contra el com ando de El Roble y luego contra El Palmar, dio Acó, conjuntam ente con el com ando de Lituania. Al llegar a
origen a la retirada de la población en columnas de m archa Villarrica los “sureños”, com o en adelante se les llamaría, re­
en febrero de 1953. La “Colum na de m archa de El Pa ma cibieron el apoyo y la solidaridad de sus habitantes, quienes
se organizó bajo la conducción de Juan de la Cruz V arela y a incluso efectuaron una especie de plebiscito que im pidió que
com andancia de Salomón Cuéllar, “V encedor , y Marco Ji­ los guerrilleros amnistiados fueran evacuados por el Ejército
ménez, “Resortes”. Luego de salir de El Palm ar se um ° hacia su lugar de origen.
Villarrica con el com ando de El Roble, «guio h a a a La Colo­ El arribo de los “sureños” dio origen a profundas divisio­
nia y se enrum bó finalm ente hacia la zona de El Duda . Alre­ nes entre los colonos. A pesar de la solidaridad que inicial­
dedor de dos mil quinientos campesinos y colonos realizaron m ente ofrecieron a los recién llegados, los habitantes de Vi­
este penoso recorrido, que culminó con la tom a del cuartel llarrica veían cada día con más preocupación cómo se asenta­
de policía de La Concepción el 3 de mayo de 1953. Luego de ba en su territorio una guerrilla que, aunque desmovilizada,
lo cual la región del páram o de Sumapaz quedo bajo el con­ m antenía sus armas y com enzaba a desarrollar una activa la­
trol de los com andos guerrilleros, ahora unificados bajo a bor proselitista que no gozaba de la total aceptación de la
conducción de Juan de la Cruz Varela. Fue en este contexto población local.
de ascenso y unificación del movimiento arm ado en el que
Los de Chaparral tenían más política y vino la división, pues
se produjo el golpe militar de Rojas Pinilla, dando paso al de la noche a la mañana empapelaron a Villarrica de comu­
prim er proceso de negociación en la región. nista, sí? Porque Villarrica era liberal, no era comunista (...)
La violencia bipartidista en Villarrica concluyo, pues, a Cuando llegaron entraron en persecución, en pelea digamos,
finales de 1953 al tiem po con la desmovilización de las gue tos dirigentes de Villarrica y los de Chaparral. Entonces fue
cuando resultó dizque comunista Villarrica. Resultaron tam­
bién peleando porque Marco Jiménez (antiguo guerrillero li­
beral y negociador de la entrega de tos sureños) no estaba de
r Medófilo Medina, Cuadernos de historia del PCC 0f>. cit., p. 68 acuerdo que extorsionaran el comercio y los otros pues les
6 José Jairo González y Elsy Marulanda, Historias defrontera, op. cit., P- 3 ' ■ tocaba pedir para mantenerse, para manejar 136 hombres en
LAS FARC (1949-1966)
112 G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
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la fue elegido com andante y dirigente político, con lo cual se rrillas del Alto Sumapaz dirigidas p o r Juan de la Cruz Varela
consolidó la unificación de los comandos. que se entregaron el 31 de octubre de 1953 al m ando de Sa­
El movimiento acordó ascensos militares y conformó un equi­ lom ón Cuéllar y Marco Jim énez, y del com ando de Lituania
po de dirección militar con un teniente, tres subtenientes, tres al m ando de Silvestre Bermúdez, “Mayor Mediavida”, que hi­
sargentos primeros, cuatro sargentos segundos y siete cabos zo entrega de las armas en Acó el 18 de noviem bre de ese
auxiliares. Las denominaciones de los grados y la concepción
mismo año. El 22 de diciembre de 1953, en un hecho que
militar misma eran tomadas del Ejército colombiano. Los po­
cos elementos técnicos sobre los cuales descansaba la incipien­ tendría enorm es repercusiones para la región, un grupo de
te guerrilla eran aportados por combatientes que habían pres­ 140 guerrilleros conducidos por el “Mayor Lister”, el “Capi­
tado servicio militar, entre quienes figuraban uno o dos subo­ tán R ichard” y el “T eniente Ave N egra” se entregó al Ejército
ficiales (...) En el plano militar fue muy valiosa la ayuda pres­ en la plaza de Villarrica. Este núcleo guerrillero provenía del
tada por Luis Enrique Hernández (“Ramiro Sofito ), joven de
gran valor y talento militar que había sido enviado por las gue­ sur del Tolima, de donde había sido desplazado por el enfren­
rrillas de Chaparral56. tam iento con los liberales “limpios”, y había llegado a la re­
gión con el fin de formalizar su entrega no en Villarrica, co­
La devastadora ofensiva del Ejército en 1952, prim ero mo a la postre sucedió p o r el retraso de la columna, sino en
contra el com ando de El Roble y luego contra El Palmar, dio Acó, conjuntam ente con el com ando de Lituania. Al llegar a
origen a la retirada de la población en columnas de marcha Villarrica los “sureños”, com o en adelante se les llamaría, re­
en febrero de 1953. La “Colum na de m archa de El Palmar cibieron el apoyo y la solidaridad de sus habitantes, quienes
se organizó bajo la conducción de Juan de la Cruz Varela y la incluso efectuaron una especie de plebiscito que impidió que
com andancia de Salomón Cuéllar, “V encedor , y Marco Ji­ los guerrilleros amnistiados fueran evacuados por el Ejército
ménez, “Resortes”. Luego de salir de El Palm ar se unió en hacia su lugar de origen.
Villarrica con el com ando de El Roble, siguió hacia La Colo­ El arribo de los “sureños” dio origen a profundas divisio­
nia y se enrum bó finalmente hacia la zona de El D uda . Alre­ nes entre los colonos. A pesar de la solidaridad que inicial-
dedor de dos mil quinientos campesinos y colonos realizaron m ente ofrecieron a los recién llegados, los habitantes de Vi­
este penoso recorrido, que culminó con la tom a del cuartel llarrica veían cada día con más preocupación cóm o se asenta­
de policía de La Concepción el 3 de mayo de 1953. Luego de ba en su territorio una guerrilla que, aunque desmovilizada,
lo cual la región del páram o de Sumapaz quedó bajo el con­ m antenía sus armas y com enzaba a desarrollar una activa la­
trol de los com andos guerrilleros, ahora unificados bajo la bor proselitista que no gozaba de la total aceptación de la
conducción de Juan de la Cruz Varela. Fue en este contexto población local.
de ascenso y unificación del movimiento arm ado, en el que
se produjo el golpe militar de Rojas Pinilla, dando paso al Los de Chaparral tenían más política y vino la división, pues
de la noche a la mañana empapelaron a Villarrica de comu­
prim er proceso de negociación en la región. nista, sí? Porque Villarrica era liberal, no era comunista (...)
La violencia bipartidista en Villarrica concluyó, pues, a Cuando llegaron entraron en persecución, en pelea digamos,
finales de 1953 al tiem po con la desmovilización de las gue- los dingentes de Villarrica y los de Chaparral. Entonces fue
cuando resultó dizque comunista Villarrica. Resultaron tam­
bién peleando porque Marco Jiménez (antiguo guerrillero li­
beral y negociador de la entrega de los sureños) no estaba de
5 Medófilo Medina, Cuadernos de historia del PCC, Op. cit., p. 68. acuerdo que extorsionaran el comercio y los otros pues les
6 José Jairo González y Elsy Marulanda, Historias defrontera, op. cit., p. 37.
tocaba pedir para mantenerse, para manejar 136 hombres en
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
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armas. Ese fue el error más grande que pudo hacer Villarnca, que no estaba de acuerdo, que había mucho novelero, que sabía
haber recibido ese personal . que había gente curiosa de saber qué cosa era la revolución (. )
Que eso estaba muy bien, continuar con el pueblo, pero con
U na diferencia sustancial entre el movimiento guerrillero base al futuro, que había que esperar un tiempo prudencial, es­
que renació en 1955 en Villarica y el de 1949, es el carácter perar a que nos agredieran y luego sí ir al ataque, para no crear
m enos espontáneo de esta segunda etapa: “C uando comenzó condiciones como las que se estaban creando ya, que nos esta­
ban agrediendo por parte del movimiento mismo y que eso crea­
el movimiento guerrillero en Villarrica -afirm a Gilberto Viei­ ba condiciones para que nos atacaran lo más pronto posible9.
ra - se debió a una decisión del Partido Comunista. Al iniciar­
se la ofensiva militar contra esa región, el Partido dio la con­ El optim ism o de algunos dirigentes com unistas como
signa de la resistencia armada, de desplegar la guerra de gue­ M artín Camargo, “Richard” y “Lister”, entre otros, hizo pen­
rrillas. Ese movimiento fue dirigido por nuestro Partido, por sar a muchos que el conflicto que estaba por desatarse conta­
medio de cuadros políticos y militares 8. ba, a corto plazo, con posibilidades de resolverse a su favor.
Siguiendo las directrices de su Partido, los dirigentes co­ Algunos incluso creyeron que el derrocam iento de la dicta­
munistas desarrollaron u n a intensa labor proselitista que bus­ dura podía darse en térm ino de meses y hasta de días. Villa­
caba el fortalecimiento de los llamados Frentes Democráticos rrica se sitúo entonces en la mira de la política represiva de la
de Liberación Nacional, en los cuales se articularía la resisten­ dictadura de Rojas, cuya abierta posición anticom unista en­
cia de los años siguientes. Pese a sus logros en m ateria orga­ contró en las actividades del Frente Democrático de Libera­
nizativa, es indudable que los líderes comunistas sobrestima- ción Nacional de esa región un claro pretexto para intervenir
ron el papel de estas organizaciones y sus posibilidades, al militarmente, con la excusa de restablecer el control sobre
convocar a sus miembros, en forma poco realista, a luchar todo el territorio nacional10.
por el derrocam iento de la dictadura militar, partiendo del A finales del 54 acosaron mucho en sus actividades de organi­
supuesto de que contarían con el apoyo de num erosos gru­ zación -recuerda un ex combatiente de Villarrica- se descara-
pos arm ados que participaban del mismo proyecto en los Lla­
nos, el sur del Tolima y otras regiones del país. Así lo recuer­
da un ex guerrillero y colono de Villarrica: 9 José Jairo González y Elsy Marulanda, op. cit., p. 180.
10 El anticomunismo de Rojas no era nuevo y estaba fuera de cualquier
Mientras tanto la gente del “Mayor Lister” y el “Capitán Ri­ duda. Así se aprecia en la siguiente comunicación del embajador nor­
chard” trataban de ubicarse en la región. Ellos tenían mas habi­ teamericano al Departamento de Estado el 14 de septiembre de 1954:
lidad política, estaban más cerca del Partido Comunista. Enton­ La posición del Presidente Rojas con relación al comunismo es com­
ces fue cuando entraron a crear la organización política en toda pletamente clara. El comunismo y otras publicaciones subversivas han
la región, a politizar la cosa y tal. Promovieron la cuestión de la sido prohibidos. La delegación colombiana ante la Conferencia Inter­
creación de células, comités, toda la cosa. Algunos de nosotros nacional de Caracas participó en la redacción y respaldó la resolución
veíamos con mucho escepticismo la cuestión. Pensábamos que anticomunista adoptada allá. Una fuerte orientación anticomunista
iban como muy rápido, a lo cual me invitaron y se los dije. Dije fue expuesta por el canciller E. Sourdís el 31 de mayo y por el ministro
de Guerra el 3 de junio. El programa de los Estados Unidos de perse­
guir subversivos y de aprobar una legislación anticomunista indudable­
7 José Jairo González y Elsy Marulanda, Historias de Frontera, op. cit., p. mente ha tenido influencia en las ideas del gobierno colombiano”.
132 , Citado por Silvia Galvis y Alberto Donadío, ElJefe Supremo: Rojas Pini-
8 Umberto Valverde, Colombia, tres vías a la revolución, Bogotá, Círculo lla en la Violencia y el poder, Bogotá, Planeta Colombiana Editorial
Rojo Editores, 1973, p. 43. 1988, p. 392.
G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
LAS FARC (1949-1966) 117
116

abandonarlos, los que inmediatamente son tomados como su­


ron en el medio de propaganda que había en ese tiempo y que
yos por las chusmas reaccionarias y bandidos asesinos que ma­
hay hoy, esa vaina de pintar piedras, esa vaina de escribir letre­
ros, consignas. Llegó el caso hasta que en el teatro, el capitán sacraron familias enteras como las de Isidro Caballero y Alci­
des Varona.
fue una noche y en las propias costillas le pegaron un pasquín
del Frente Democrático. Cómo sería la gente de bernonda y Del 12 de noviembre último para acá se ha desarrollado por
aventurera, escribir en las paredes y piedras: que viva el comu­ las fuerzas oficiales acantonadas en Villarrica al mando del Ca­
nismo! Por aquí, en esta región, donde hasta ahora salimos de pitán Lombana, Alcalde Civil y Militar del Municipio, una im­
una guerra y nadie sabía qué era eso del comunismo Entonces pía persecución contra los indefensos y pacíficos campesinos
ahí sifu é duro... fue tan fuerte la guerra del 54-55! El golpe fue por el injustificado calificativo de “comunistas” dado precisa­
berraco, los militare^ nos declararon la guerra y nos toco pe­ mente por los individuos empeñados en revivir la violencia,
encontrando eco en las autoridades locales12.
lear a pesar de todo
En efecto, la segunda etapa de la Violencia tuvo su eje Sin em bargo, esta voz de alerta caería en el vacío. El 4 de
central en el conflicto arm ado de esta región del oriente to lí­ abril de 1955 se iniciaron en form a definitiva los operativos
mense. Com o antesala al inicio de los operativos militares, la militares con la creación del Destacamento Sumapaz, inicial­
tropa, el 12 de noviembre de 1954, en núm ero de 300 hom ­ m ente al m ando del teniente coronel H ernando Forero Gó­
bres, cercó un bazar organizado en la vereda Marcadilla por mez, y posteriorm ente, a partir del 18 de octubre del mismo
el cura de Villarrica, detuvo a varios dirigentes agrarios como año, del teniente coronel Roberto Torres Q uintero. Con esta
Isauro Yosa y Miguel Avilez, y asesinó a varios campesinos. acción, realizada bajo el pretexto de com batir a los “bandole­
Yosa sería trasladado a la cárcel M odelo de Bogota y, tras ros comunistas que pretenden crear un fortín im penetrable
varios cambios de su lugar de reclusión, puesto en libertad a las puertas de Bogotá”, el Ejército inició operaciones mili­
condicional luego de la caída de Rojas. tares en toda la región, las cuales fueron extendiéndose rápi­
En los prim eros días de 1955, Juan de la Cruz Varela y dam ente prim ero hacia el Sumapaz y después hacia el oriente
otros dirigentes agrarios de la zona enviaron la siguiente carta del departam ento del Tolima.
al presidente Rojas Pinilla con objeto de intentar contener la La decisión del gobierno de dar comienzo a las acciones
agresión militar: armadas, significó la ru p tu ra de los acuerdos firmados en Ca­
brera el 31 de octubre de 1953. Cinco mil soldados del desta­
Excelentísimo señor:
cam ento Sumapaz enfrentaron, durante un año, la resistencia
En el municipio de Villarrica, en el oriente del Tolima, desde arm ada de unos ochocientos hom bres de la región, que se
el día 12 de noviembre del año que acaba de terminar, se ha dividieron en dos grandes frentes de guerra: uno, bajo la con­
vuelto a revivir la violencia si no con más crueldad con la mis­ ducción de “Tarzán”, se ubicó entre Villarrica y Villamontal-
ma por lo menos de la que reinó antes del 13 de junio de 1953.
Violencia que día a día toma más y más proporción animada vo; y otro, dirigido por “R ichard” y “Rapidol”, en El Alto del
por las mismas autoridades del municipio, como por los que Roble. A ctuaron como comisarios políticos de la zona, M ar­
llaman “Pájaros Azules”, importados de otros territorios para tín Cam argo y Luis M orantes, “Jacobo A renas”. El movimien­
asesinar a los pacíficos trabajadores y moradores, llegando ac- to de resistencia pretendió inicialmente conservar sus posi­
tualmente al doloroso extremo de que las gentes que ya habían
vuelto a conseguir algunos bienes, nuevamente les ha tocado ciones y detener el avance del Ejército, m ediante una línea

12 El Tiempo, enero de 1955.


11 JoséJairo González y Elsy Marulanda, op. cit., p. 181.
G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 119
LAS FARC (1949-1966)
118

(que llam aron la “m uralla” o la “cortina”) de veinte kilóme­ en la zona, en form a p ard al encuadrado política y militar­
m ente p o r el Partido Comunista.
tros, entre Villarrica y D olores13.
Las razones que expuso el teniente coronel Forero Gó­
En solidaridad con los campesinos agredidos, el Partido
mez para justificar la agresión militar son similares a las que
Com unista ordenó a los grupos de autodefensa asentados en
se presentaron en 1964, cuando ocurrió el ataque contra Mar-
T ierradentro y el sur del Tolima reactivarse com o guerrilla
quetalia: “Sin lugar a dudas las directivas comunistas habían
móvil, lo cual realizaron bajo la conducción de Ciro Trujillo
fijado la región de Villarrica-Sumapaz, com o objetivo princi­
y M anuel M arulanda, respectivamente. pal y baluarte prim ario para su futura expansión en toda
A pesar de su escasa extensión y débil poblam iento, la nuestra patria; en el transcurso de los años alcanzaron una
región de Villarrica alcanzaría, según los térm inos de Jacques sólida organización en la que se creían invulnerables”15. En
Aprile-Gniset, “la dim ensión de un caso extrem o pero ejem­ 1955 una amenaza com unista era muy poco creíble. Frente al
plar (...) En este fragm ento se concreta y se com pacta en for­ progresivo deterioro del proyecto militar de Rojas, debido
ma explosiva una problem ática que lo convierte en m ode­ ante todo a su creciente distanciam iento frente a las élites
lo”14. Es un ejemplo típico de la suerte que corrieron y segui­ civiles y a la Iglesia, era necesario encontrar un factor agluti­
rán co rrie n d o en el fu tu ro m uchas otras zonas de colo­ nante para el país; un com plot com unista a las puertas de
nización del país; el círculo se cierra en treinta y tres años, Bogotá era un buen señuelo.
entre 1925, año en que se inicia la colonización, y 1958 en el El movimiento agrario de la zona de Villarrica se hallaba or­
que culminan el exterm inio y la expropiación. Es decir, el ganizado tanto en sindicatos de agricultores como en comités del
ciclo que Darío Fajardo ha descrito como de migración-colo­ llamado “Frente Democrático de Liberación Nacional”, que im­
nización-conflicto-migración-colonización. La revancha y re­ pulsaba en esta época el Partido Comunista. Por ello, el intento
conquista latifundista tuvo como escenario claro esta región de arrasar con la zona se convirtió en un conflicto de proporcio­
en la cual además se superpuso una motivación política. En nes inusitadas. Sin lugar a dudas, el operativo militar lanzado
efecto, en esta etapa la diferencia con otras regiones de índo­ contra el movimiento agrario del oriente del Tolima no había
le similar es la existencia de un fuerte movimiento campesi­ tenido parangón en el pasado. Esta es la opinión del general
no, altam ente politizado y, a pesar de las tensiones presentes Matallana: “Yo creo que esa fue la ocasión en que se ha empeña­
do más a fondo la fuerza pública contra un movimiento guerri­
llero, que defendió palmo a palmo toda esa región de Sumapaz.
13 La eficacia militar de la “cortina”, no es compartida por todos. Juan Gar­ Allí se empleó todo lo que teníamos de fuerza aérea, la artillería
cía, “Gavilán”, ex combatiente de Villarrica, recuerda: “La infantería, la y numerosas unidades de infantería y de otras armas”16.
artillería y la aviación del enemigo nos cerraba por todas partes y nos Según el general Matallana, en este enfrentam iento se uti­
sentíamos derrotados. No sabíamos pelear en guerra regular. Nos pusi­
mos a defendemos en la Cortina, en vez de mandar la autodefensa a
lizaron cuatro batallones de infantería (aproxim adam ente
guerrear como guerrilla rodada. Cuando ya estábamos agotados fue cuan­ 4.000 hombres), unidades de artillería, num erosos aviones F-47
do descubrimos el secreto que nos sacó con vida de aquel infierno . Al­
fredo Molano, entrevista con Juan García, “Colonización: voces y cami­
nos”, en L a c o lo n iza c ió n d e L a R e se r v a d e la M a c a r e n a , op. cit., p. 55. 15 Fuerzas Armadas de Colombia. Ejército Nacional. Brigada de Institu­
14 Jacques Aprile-Gniset, “El caso de la colonia de Sumapaz y la guerra
tos Militares. Comando. Orden del Día No. 121.
de Villarica”, ponencia presentada en el III Congreso Nacional de His­ 16 Arturo Alape, L a p a z y la V io le n c ia ... op. c it., p. 185.
toria, Medellin, 18 al 21 de noviembre de 1981.
120 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
121

e incluso B-26, todo bajo la jefatura militar de la Brigada de apoyo de la llamada Comisión Nacional de Prensa, que en
Institutos Militares (BIM), con sede en Bogotá, al mando del representación del Congreso Nacional de Prensa aplaudió la
entonces coronel Rafael Navas Pardo. Esta brigada creó, a su decisión del gobierno de m antener el orden público a cual­
turno, un comando operativo con sede en Cunday el lo. de quier costo en las zonas de influencia com unista del Cauca,
mayo de 1955 al mando de los tenientes coroneles H ernando Tolima y Cundinamarca. El comunicado, Armado por Rober­
Forero Gómez, Guillermo Guzmán y Alfonso Mejía, y los ma­ to García-Peña (El Tiempo), Cornelio Reyes (Diario de Colom­
yores Abraham Varón, Alberto Camacho Leyva y José G. Sán­ bia), Guillermo Cano (El Espectador) y Alfonso Gómez Zuleta
chez, quienes además reclutaron bandas conservadoras para (El Colombiano), constituyó una im portante fuente de legiti­
que actuaran al unísono con el Ejército. Sin embargo, la punta mación para el inicio de las operaciones en el Tolima. Apoyo
de lanza del operativo recayó sobre el Batallón de Infantería que tendría una duración brevísima, debido no sólo a la cen­
“Colombia”, cuyo último contingente había regresado al país sura informativa que debió sufrir la prensa, sino a la ausencia
proveniente de Corea el 30 de noviembre de 1954. de las medidas de orden socioeconómico para la región que
El 4 de abril de 1955 la dictadura militar publicó un de­ había prom etido el coronel Navas Pardo en una rueda de
creto declarando zona de operaciones militares a Villarrica, prensa celebrada el 6 de abril.
Cabrera, Venecia, Melgar, Icononzo, Pandi, C arm en de Api- C uando se hizo evidente que la única política que se esta­
calá y Cunday. Según ese decreto, los habitantes de los m uni­ ba im plem entando era la de “tierra arrasada”, se desató una
cipios afectados que no respetaran el toque de queda o no fuerte oposición. De inm ediato el gobierno im puso una seve­
po rtaran un salvoconducto militar serían “tratados por las ra restricción informativa: sólo se podían publicar los infor­
tropas del Ejército como enemigos en la zona de operaciones mes oAciales de la oñcina de prensa de Palacio y a los corres­
de la cam paña”17. Esta m edida contó de inm ediato con el ponsales de prensa se les tenía vedado el acceso a la zona. A
fines de abril fueron detenidos los directores de los periódi-
cos liberales H éctor Echeverri Cárdenas, de Tribuna de Iba-
17 La declaratoria fue distribuida en una circular lanzada por avión en gué18*,y José Joaquín Niño Espinosa, de El Diario de Girardot,
toda la zona y su texto es el siguiente: quienes perm anecerían en el cam po de concentración de
Ha sido declarada zona de operaciones militares y será ocupada y or­
ganizada por tropas regulares del Ejército Nacional. En tal virtud, el Cunday p o r varios días a órdenes del teniente coronel H er­
Comando del Destacamento Sumapaz dicta las siguientes disposicio­ nando Forero, bajo la sindicación de estar patrocinando a los
nes que regirán para la población civil, a partir del día 4 de abril de insurrectos de Villarrica. El 10 de mayo fue detenido, a su
1955, hasta nueva orden: En toda la jurisdicción del Destacamento de turno, el corresponsal del diario El Tiempo, H eriberto Rodrí-
Sumapaz se ordena el toque de queda desde las 6 p.m. hasta las 5 a.m.
Queda prohibido el tránsito nocturno a pie, a caballo o en vehículos
automotores, por las carreteras, senderos, campos o montañas de la
región, desde las 6 p.m hasta las 5 a.m. Queda prohibida la venta de 18 A pesar de este hecho, de la censura que le fue impuesta y las constan­
bebidas alcohólicas del día 11 de abril de 1955 en adelante. Nadie tes amenazas, el periódico Tribuna mantuvo una constante actitud crí­
podrá transitar o permanecer en la región sin portar salvoconducto tica contra la dictadura y de denuncia contra las autoridades militares
expedido por el Comando del Destacamento. Se notifica a la ciudada­ y los funcionarios conservadores, en defensa de los liberales del Toli­
nía que aquellas personas que incumplieren las anteriores disposicio­ ma. Las denuncias de Tribuna arreciaron luego del asesinato de su
nes, cargan con la responsabilidad de ser tratadas por las tropas del director, en junio de 1957, y pusieron al descubierto cuantiosos frau­
eiército como enemigas en la zona de operaciones de la campaña”. El des cometidos contra el fisco departamental, por oficiales del Ejército
Tiempo, 6 de abril de 1955. durante los años de la dictadura.
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
122 123

euez, quien fue trasladado igualmente a Cunday. De otra par­ comunicación firm ada p o r todos sus m iem bros (Alejandro
te el diario La República quedó sometido a censura previa G al vis, H ernán Salamanca, José Joaquín Castro M artínez,
desde el 24 de abril por haber publicado sin autorización del Adán Arriaga Andrade, Alfonso Palacio Rudas y Delio Estrada,
gobierno unas fotografías de la zona . este último como secretario general) para protestar contra las
El deseo del g o b iern o de o cu ltar lo que estaba ocu­ depredaciones de la tropa en esta región, cuyas denuncias ha­
rrien d o en esta m artirizada región era evidente. Para ello, bían llegado a sus oídos, a pesar de la drástica censura oficial
no sólo no se contentó con la estricta censura sino que impuesta a los medios de comunicación. En uno de sus princi­
adem ás, p o r m edio del D ecreto No. 1.139 del 25 de abr. pales apartes afirma el comunicado de la dirección liberal:
de 1955, el gobierno m ilitar adiciono el articulo 197 del
C ódigo de justicia Penal M ilitar que define el delito de No contamos con más noticias que las suministradas por los
comunicados oficiales, pero de ellos inferimos la alarmante
sabotaje, gracias al cual se com enzó a castigar, con pena repetición de actos tan graves como la muerte de prisioneros
de prisión, a los periodistas que publicaran inform aciones custodiados por agentes de la autoridad, la detención de nu­
sobre la actividad m ilitar: merosas personas sin motivo alguno, el registro intempestivo
de los domicilios y la evacuación en masa de pobladores que
Numeral 5o. Quien divulgue informes o noticias que imputen
sufren de ese modo irreparables desastres (...) El Partido Libe­
directa o indirectamente a las Fuerzas Armadas o a uno o va­
ral es anticomunista. De ello da fe toda su historia. Pero en­
rios de sus miembros de ellas, la realización de hechos come­
tidos en campaña o en misiones de orden publico, que la ley tiende que la lucha contra el comunismo no requiere la elimi­
haya erigido en delito o que por su carácter deshonroso e in­ nación física de los comunistas ni justifica la aplicación de tra­
moral sean susceptibles de exponerlos a la animadversión el tamientos que no estén autorizados por las leyes y admitidos
desprecio o el desprestigio públicos, incurrirá en prisión.?f por los principios de la civilización cristiana21.
dos a cinco años. Parágrafo: quedará exento de rcsponsab h-
dad el sindicado que probare en el proceso la exactitud de la De inm ediato, el diario El Tiempo lanzó la iniciativa de
imputaciones que haya hecho . constituir una “Comisión Nacional de Paz y G arantías”, con
La ausencia de control de los hechos por parte de la opi­ la función no sólo de estudiar la situación im perante en el
nión pública facilitó, sin duda, los excesos que se habría de oriente del Tolima, sino tam bién con el objeto de proponer
cometer. No obstante, el 28 de abril de 1955 la Dirección Na­ medidas al gobierno tendientes a recuperar la paz en el país.
cional Liberal, en un valeroso acto, envió a Rojas Pimlla una Desde Melgar, Rojas Pinilla acogió la iniciativa de la Comi­
sión, que constaría de cinco miembros, cuatro provenientes
de los partidos tradicionales (dos elegidos por los partidos y
19 Véase La República, 23 y 24 de abril de 1955. “U Dirección de infor­ dos por el presidente) y uno del propio gobierno. En los días
mación y propaganda del Estado debidamente autorizada, comunica siguientes se produjeron numerosas manifestaciones de apo­
que el diario La República, en su edición de hoy, violo la orden impar­ yo a la propuesta e incluso se m encionaron los nom bres de
tida a toda la prensa del país en el sentido de abstenerse de publicar
infonnaciones^relacionadas con el bandolerismo en el Tol.ma y en
los ex presidentes Alfonso López Pum arejo y Mariano O spina
otras regiones, que tal disposición rige indefinidamente smexcepc Pérez, así como del brigadier general Alfredo Duarte Blum
nes. En consecuencia, se ha ordenado la censura a parür de la fecha para conformarla.
para el mencionado órgano de prensa, Bogota, 24 de abnl de 195 ,20

20 El Vbenípo, “Contra Í Í Fuerzas Armadas no se podrá hacer publicacio­


nes”, 26 de abril de 1955. 21 El Tiempo, 29 de abril de 1955.
LAS FARC (1949-1966)
124 G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
125

N uevam ente, en alocución dirigida a todo el país p o r los El Ejercito cuenta con personal técnico que atenderá solícita­
canales de televisión y las radioemisoras el 13 de mayo, Rojas mente a sus heridos, suministrándoles drogas gratuitas, aloja­
Pinilla ratificó su aceptación de la Comisión y respondió a los miento higiénico y alimentación sana. Hágalos presentar o llé­
cargos em itidos por la Dirección Nacional Liberal en contra velos a los puestos militares más cercanos. Las tropas tienen la
orden de respetarles la vida y trasladarlos a los puestos de cu­
de los excesos institucionales en Villarrica, considerándolos
ración u hospitales para ponerlos al cuidado de los médicos y
como totalm ente injustificados2223. En esa oportunidad el ge­ personal sanitario. Bogotá, junio 1 de 195524. 7
neral Rojas, aunque ratificó la convicción del gobierno sobre
la responsabilidad del com unismo, rechazo las versiones en El primer comunicado oficial emitido por el Departamen­
el sentido de que su gobierno estaba utilizando la bandera to de Información y Propaganda del Estado y fechado el 20
anticom unista para justificar una más amplia represión: de abril de 1955, informa acerca de los resultados de la acción
militar en su “primera fase”. Este documento constituye una
Lo que el gobierno no acepta ni puede aceptar, es que se su­
giera el cargo de que se está valiendo de la amenaza comunista autentica radiografía del tratamiento que recibía la población
para poner a funcionar consignas de sangre y fuego, sin consi­ en el área. Según el documento, los logros alcanzados por la
deración alguna por los más elementales derechos del hombre tropa fueron los siguientes:
y la sociedad (...) Es cierto que Colombia y su actual gobierno
son anticomunistas; pero comprendo muy bien que en el co­ a. Limpieza de una extensión considerable de terreno, a la cual
munismo hay que distinguir la doctrina materialista que ofrece están reintegrándose bajo la protección de las Fuerzas Armadas
equivocadas soluciones a las necesidades de los humildes y el regulares los propietarios y aparceros. En la zona, eminentemen-
aspecto internacional, que lo convierte, engodo país libre, en e agrícola, se está actuando ya en la recolección de café;
un agente eficaz de las potencias enemigas . b. Segundad y libertad de acción para los vecinos de Cunday y
otras regiones; ' 7
De hecho, la Comisión jam ás se constituyó y el gobierno
c. Entrega a las autoridades militares y ordenada evacuación
continuó su política de “sangre y fuego” en toda el área. El acia centros de trabajo de 2.314 personas, de las cuales 612
lo. de junio de 1955 repartió un volante en la region, que actuaban como reclutas forzados de los cabecillas del desor­
constituía un auténtico ultimatum: Campesinos: las Fuerzas en, 752 eran personal venido a la región so pretexto de re-
Armadas sólo quieren llevar la paz y tranquilidad a todos los colectar café -dedicación que no han podido comprobar- y los
campos. Por última vez hacemos este llamamiento a los habi­ 950 restantes, son del avecindamiento de Villarrica. Estos ve­
cinos del municipio serán los primeros en volver a ocupar sus
tantes de Sumapaz para que aquellos que deseen ponerse a
viviendas a medida que las autoridades vayan despejando el
salvo se presenten con sus armas al puesto militar más cerca­ problema del espionaje, y de la ayuda clandestina a los ban­
no. T as Fuerzas Armadas le garantizan su vida . doleros, actividades peligrosísimas con centro en el poblado
Sin duda, toda la población era percibida como subversi­ que está demostrando que los villarricenses en su gran mayo­
va o al m enos como potencialm ente subversiva. O tro volante ría dejaban durante el día la población para prestar ayuda a
que se repartió profusam ente en la región rezaba lo siguiente: los criminales y regresaban a ella a las últimas horas de la
tarde, fingiendo inocencia, lealtad a la guarnición militar y
A los alzados en armas. Sea caritativo con sus propios heridos. ranga por el intenso trabajo del campo. No se trata de un
N o los remate ni los deje morir por falta de atención médica. éxodo tumultuario y confuso y desordenado, sino una evacua­
ción en el sentido militar de la palabra. El gobierno atiende a

22 El Tiempo, 14 de mayo de 1955.


23 Diario de Colombia, Bogotá, 14 de mayo de 1955. 24 El Tiempo, 4 de junio de 1955.
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
126 127

los abastecimientos y transportes con regularidad v precisión (...) Comandante en jefe fuerza aérea nos informa privadamente
Oficina de Prensa, Coronel Roberto Torres Quintero Fuerza Aérea colombiana arrojó aproximadamente 50 bom­
bas Napalm fabricadas aquí, ingredientes de origen europeo,
En este docum ento se hablaba, por otra parte, de unas su­ en apoyo ofensiva militar 7-10 de junio, culminó en la captura
puestas pruebas de la penetración comunista en el área, billetes de la Colonia centro guerrilla del oriente del Tolima. El Presi­
especiales diferentes de los emitidos por el Banco de la Repú­ dente Rojas, se informó, dio permiso Fuerza Aérea para el uso
discreto del Napalm para esta operación solamente22.
blica y de circulación exclusiva en la región, estampillas que
llevaban las efigies de Stalin y de Lenin, además de hojas volan­ El gobierno de los Estados Unidos no consideró convenien­
tes, folletos y periódicos de orientación comunista. te el envío de 3.000 bombas de Napalm solicitadas por Rojas
El malestar que produjo en el país la forma com o se desa­ Pinilla, debido a los riesgos de ensom brecer aún más su imagen
rrollaban los episodios en Villarrica alcanzó, al parecer, a los en el continente. Esto a pesar de que Rojas, en una reunión con
propios m andos militares y a la Procuraduría G eneral de la el em bajador norteamericano, trató de convencerlo de la pre­
Nación. En una comunicación enviada por el agregado mili­ sencia de agentes extranjeros del comunismo en la zona, como
tar norteam ericano al D epartam ento de Estado en Washing­ el español Lister (seudónimo de Isauro Yosa, quien se halla­
ton, el coronel R obert T urner recoge las palabras del com an­ ba detenido en ese momento), un comunista internacional de
dante general de las Fuerzas Armadas, brigadier general Al­ apellido Richard (el seudónimo de José A. Castañeda) y otros
fredo Duarte Blum, quien cuestiona seriam ente al gobierno de procedencia alemana, checa y rusa. Lo cual no impidió que
militar por incum plir las promesas hechas en 1953 a los gue­ la misión militar estadounidense prestara su asesoría en la fa­
rrilleros reincorporados en el Sumapaz, por la respuesta te­ bricación de las bombas de Napalm (cuyos com ponentes se
rrorista a sus dem andas y por la form a en que se conducía el trajeron finalmente de Europa) y brindara sus conocimientos
conflicto en el área. Por otra parte, el Procurador General de a la Fuerza Aérea para su utilización28.
la Nación, Eduardo Piñeres y Piñeres, recibía a diario múlti­ Ante la imposibilidad de m antener indefinidam ente la lu­
ples denuncias por asesinato, detención arbitraria, desapari­ cha de posiciones fundada en el movimiento de autodefensa,
ción de prisioneros y torturas sistemáticas2526*. el Partido Com unista recom endó, por una parte, su transfor­
Para junio, el Ejército había logrado avances en su agre­ mación en guerrilla móvil y por otra, la apertura de negocia­
sión a Villarrica, haciendo peligrar la capacidad de resistencia ciones para buscar una salida política. Éstas se iniciaron con
de los núcleos armados, en especial gracias al bom bardeo aé­ una reunión que se desarrolló el 21 de ju n io de 1955 en la
reo sistemático de la zona, incluso con la utilización de bom ­ población de Cabrera (Cundimarca), con la asistencia de re­
presentantes del alto m ando militar y de los cam pesinos del
bas de Napalm. El em bajador de los Estados Unidos en Co­
oriente del Tolim a y del Sumapaz así como de representantes
lombia Philip Bonsal, inform ó de la siguiente m anera sobre
del propio Partido. Sin em bargo, las exigencias de los coro­
estos hechos al Secretario de Estado, Jo h n Foster Dulles:
neles Navas Pardo y Forero Gomez de una rendición incon­
dicional de los guerrilleros y de la entrega de las armas con-
25 El Tiempo, 21 de abril de 1955.
26 El texto del informe del coronel Turner se encuentra citado en Silvia
Galvis y Alberto Donadío, op. cit., p. 431. Las denuncias al Procurador,
en la p. 453.
LAS FARC (1949-1966) La columna guerrillera
128 del Sumapaz, que
comandaba Juan de la
Cruz Varela, se dirige
dujeron a un fracaso de las negociaciones, tras dos meses de al sitio acordado para
su entrega (1953).
conversaciones. Foto cortesía de
Los alzados en armas insistían en conservar las armas co­ E l E spectador.
mo garantía frente a la violencia oficial. La tregua se rompio,
reactivándose la confrontación bajo la m odalidad de lucha
guerrillera, hacia el sur de Villarrica a lo largo de la coordille-
ra oriental. Esto se debió a que el movimiento arm ado se re­
tiró de la zona, una vez fue copada, para proseguir la lucha
J u a n de la Cruz Varela,
en el páram o de Sumapaz y en las selvas vírgenes de Guaya­
a la izquierda del
b era y El Pato, donde los campesinos revolucionarios instala­ general Duarte Blum,
ron sus bases e iniciaron sus cultivos2930. encabeza la entrega de
las guerrillas del
A su vez, la autodefensa del Sumapaz se retiró tam bién en Sumpaz, en la plaza de
form a organizada hacia el páramo. En otras palabras, como Cabrera (1953).
subraya Medófilo Medina, la resistencia cam pesina no se di­ E l E sp e c ta d o r

solvió com o daban a entender los triunfalistas comunicados


militares, sino que se desplazo a otras zonas prolongando el
conflicto. Un testimonio de un com batiente de Villarrica re­
cogido por Jacques Aprile-Gniset dice: “Algunos guerrilleros
decían que el movimiento arm ado se había dispersado. Pero
* / **30 / '
otros com pañeros dijeron que no, que se regó ... (vease
M apa No. 3).
La m odalidad utilizada por el Ejército para acabar con la
resistencia de Villarrica com binó los cercos de exterminio,
con el desplazamiento forzado de los campesinos de la zona
en cam iones de las fuerzas militares hacia Ibagué en el mejor
de los casos, y en el peor hacia campos de concentración que,
como el de Cunday, dejó un triste recuerdo por los excesos
perpetrados. El propio gobernador civil y militar de Tolima,
coronel César Augusto Cuéllar Velandia, reconoció que sólo
en las tres prim eras semanas de operaciones militares fueron
evacuadas de la zona 2.500 personas (entre ellas 600 niños),

29 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op. cit. p. 119.


30 Jacques Aprile-Gniset, “El caso de la Colonia de Sumapaz y la guerra
de Villarrica”, op. cit., p. 51.
3 sr

G uerrilleros liberales de los Llanos, comandados por Dúmar Aljure, momentos antes de su rendición ante
los enviados del gobierno del general Rojas Pinilla (1953). El Espectador.
A rriba, G u a d alu p e Salcedo sigue
c o n a te n c ió n los c o m e n tario s
so b re el im p a c to nacional
p ro d u c id o p o r su e n tre g a
(El Tiempo).

D erecha,Aljure y Salcedo días


después de la desmovilización
(El Espectador).

A bajo , Varela ingresa a Cabrera


acompañado de los hermanos A rriba, combatientes de la columna liberal de los Loaiza obtienen sus
Víctor y Julio Jiménez, sus salvoconductos oficiales. us
lugartenientes (El Tiempo).

^ A
RioSrncrd° LOaÍZa !1Efraí',lValenda- el Arboleda”, hablan
™ ad0• dd I ” * acompañantes
L uego d e la
e n tre g a, sólo
q u e d a b a e sp e ra r el
c u m p lim ie n to de
las pro m esas. A ños
m ás tard e , m uchos
ex g u errillero s
lib erales m o riría n a
m an o s d e las
fuerzas m ilitares y
las cuadrillas
conservadoras.
Rioblanco, 1953.
(El Espectador).

C a rrie r eS UreS f ° n tra l3S co m u n istas a se n ta d as en


e i r n o d n lr r 0 n r ' d e 1955‘ Fue la acció" m ás costosa d u ra n te
résn td d o ri h T ' I n te m n o eI 8 ™ * » d e las fuerzas m ilitares, con el
re sp ald o d e u n id a d e s aereas y d e artillería (El Espectador).
“ L ” encabeza una
is t e r

protesta de presos políticos


en la cárcel de La Picota,
en 1957 ( E l T ie m p o ).

Isa u ro Yosa fue uno de los


más destacados dirigentes
agrarios del sur del Tolima.
Fue fundador del
Comando de El Davis y
promotor de la resistencia
de Villarrica. Tomó el
nombre de “Lister”
( E l T ie m p o ).
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
131
130

quienes recibieron entre 22 y 80 pesos para atender los gastos tinuaba bajo el control de la guerrilla; b) el increm ento de la
de transporte hacia Chaparral, A rm ero, Líbano, etc. recolección de la cosecha cafetera en las tierras bajas, cuyo
Muchos niños, según la misma fuente, fueron trasladados valor se estimaba superior a los dieciocho millones de pesos;
hacia la Casa del Niño o el H ogar Refugio C a rd a de Rojas c) la captura de 252 supuestos guerrilleros que fueron evacua­
Pinilla en Ibagué, o hacia refugios infantiles en Bogota, con dos a Cunday para ser som etidos a consejo de guerra33.
colaboración de Sendas, que destinó $150.000 para ^ e v a c u a ­ E ntre el 1 de abril y el 24 de mayo se celebraron en
ción3132.Según los cálculos realizados por Jacques Apnle-Gmset C unday cu atro consejos verbales de guerra, en los cuales
con base en los censos de población oficiales, como consecuen­ fueron llam ados a ju ic io 170 detenidos, 113 de los cuales
cia directa o indirecta de la confrontación militar en estos mu­ resu ltaro n condenados a penas que oscilaban en tre tres y
nicipios del oriente del Tolima y el suroccidente de Cundina- quince años de prisión. Estos consejos se ad elan taro n sin
marca, emigraron no menos de 100 mil personas. investigación previa, sin abogados civiles, con sentencias
Las dimensiones de la confrontación se pueden medir, fulm inantes y los condenados fueron enviados a la C olonia
igualmente, p o r las estadísticas de bajas oficiales. Ln el S e ç m Agrícola y Penal de A raracuara sin que las sentencias estu­
cfo Inform e presentado por la Oficina de Inform ación y Pro­ viesen ejecutoriadas ante la segunda instancia, que surtía
paganda del Estado a la opinión pública el 3 de jim io de^lOññ, efecto ante el T ribunal M ilitar, lo cual constituía u na nue­
va a rb itraried a d 34.
se reportan estas bajas en sólo dos meses de cam pana .
El com unicado al cual nos hem os referido concluía infor­
m ando sobre la preparación de una tercera (y eventualm ente
Cuadro N o . 1 , _ , . . , int-n
Bajas oficiales en Villarrica hasta el 2 de jumo de 1955 ultima) fase del operativo militar, que de esta m anera se pro­
longaba más allá del sexto mes, a pesar de haber sido diseña­
Muertos H eridos do para uno o dos meses. La preocupación de algunos me­
1 2 dios de prensa ante tal anuncio, se refleja claram ente en el
Tenientes
_ 3 siguiente com entario de la revista S-emana del 13 de junio:
Subtenientes
1 -
Sargentos prim eros
_ 4
Sargentos segundos Los colombianos, que a merced del silencio sobre las cues­
3 2
Cabos prim eros tiones de orden público estaban pensando que la paz había
4 6
Cabos segundos sido impuesta por fin en las regiones del Tolima, tuvieron la
22 46 semana pasada una ingrata sorpresa cuando el gobierno ex­
Soldados__________
31 63 pidió un comunicado en el que informa que las Fuerzas Ar­
TOTAL
madas se disponen a realizar “...la tercera y posiblem ente
ultima fase de operaciones cumpliendo con sus deberes y
Este Inform e, presentado el 4 de junio, destacaba como contribuyendo al mantenimiento del orden interno, único
resultados de la cam paña militar: a) la recuperación del co escenario y verdadera conciliación para el ejercicio de las
ro sobre la región cordillerana de Núñez-Cabrera-Osp.na libertades fecundas.
Pérez-Icononzo. N o se hacía m ención de Villarnca, que con-

33 Diario de Colombia, junio 4 de 1955.


31 El Tiempo, 24 de abril de 1955. 34 El Tiempo, 2 de junio de 1955.
32 El Tiempo, 4 de junio de 1955.
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s
132 y g o b i e r n o s m il it a r e s
133

La primera reflexión que se plantea ante la persistencia de


un estado de cosas que se creía ya terminado, es la de que
algo muy hondo, algo cuya verdadera naturaleza escapa al
b íd e£ : r ¿ : r avión el 23 de a w ' mi— b° -
conocim iento de la nación, debe estar alentando tan increí­
ble com o inútil acción de un grupo de gentes colombianas c e n tm lT r f-0ntaC¡Ón 7"™ ** en esta reSió" la cordillera
(...) El país tiene necesidad de saber esa verdad, de investigar armada’” 1 ™ “ 17
SegUnda ^ ° la de “colonización
armada . Los campesinos organizaron su sepliegue hacia
la verdad, de discutir esa verdad, no tanto para justificar o
explicar un hecho transitorio aunque trágico, sino para ob­ otras regiones mediante las llamadas Columnas de M archa38
tener la certeza de ^ue las raíces de la nacionalidad no están Sim ultaneam ente con la conform ación de estas colum nas'
heridas de muerte . que encuadradas por núcleos armados protegían la evacua-
“cortina” v * f las zona8 de conflicto, se disolvió la
A m ediados de 1955 el gobierno consideró “arrasad o ” el ru n a y se paso a la lucha de guerrillas. En cuanto hace a
foco subversivo de Villarrica e innecesaria la convocatoria as columnas, estas se organizaron en tres contingentes for­
de la Comisión de Paz para la región. De inm ediato, una ados por guerrilleros (en número de 230) y familias' uno
com isión especial de origen gubernam ental en tró a form u­ comandado por “Richard”, que se dirijo h i Ja L r e ^ ó n T
lar medidas de pacificación para el área, que garantizaran el El Pato; otro conformado por 100 efectivos armado! y 250
control militar alcanzado por el Ejército. Esta com isión es­ A l» 7 7 “GaVUán"' 1 ” * < ™ " * ó hacia d
taba com puesta p o r el m inistro de G obierno, Lucio Pabón Ito Guayabero; y finalmente, otro encabezado p o r Eusebio
N uñez, el m inistro de Guerra, brigadier general G abriel Pa­ Prada que se enruto hacia la región de El Duda, y más adelan­
rís, el com andante general de las Fuerzas Armadas, briga­ te continuo su expansión hacia Medellin del Ariari bajo el
dier general A lfredo D uarte Blum, el director de la Policía,
brigadier general Deogracias Fonseca, el com andante de la
La nociónde colonización armada" fue formulada por William Ramírez en su trabajo
Fuerza Aérea, teniente coronel A lberto Pauwells y finalm en­
guerrilla mral en Colombia: una vía hacia la colonización armada" en E s tu d i a
te, el com andante de la M arina, capitán de fragata Jaim e R u ra le s L a l.n o a m e n c a n o s , Vol. 4, No. 2 , mayoagosto de 1981. Igualmente se pueden

Erazo. Iac ; : r n u n : : a ia ponenda de w - r ” :u en c o L * :


En el inform e que presentó el teniente coronel Forero na vía haca .a colonización armada" de Alejandro Angulo en la misma revista v ,a reseña

Gómez a su sucesor en el m ando del destacam ento Suma- El P ato'íL otT lQ R ot ',brr Y R(^ s' ^ bombardeos en
paz, teniente coronel Torres Q uintero, el 18 de octubre de ciembre de 1980 Es T *“* “ L a ‘in o a m e r k a ™ ’ V°>- 3. No. 3, septiembredi-
embre de 1980. Es interesante confrontar la noción de William Ramírez con la uue
1955, el núm ero de bajas sufridas p o r las Fuerzas A rm adas propone varo Delgado, "simbiosis colonización-guerrilla" en su obra, L u c h a s sociales en
el C o q u eta , Bogotá, Ediciones Ceis, 1987.
había ascendido, con respecto al mes de ju n io , a 73 (2 ofi­
Estas Columnas de Marcha han sido tradicionalmente consideradas por la historiografía
ciales de la Fuerza Aérea y 71 m iem bros del Ejército) y el comunista como un logro y un acto heroico de las guerriHas s.tuacT en Villarrica ^
núm ero de heridos a 212 entre oficiales, suboficiales y sol­ embargo algunos testimonios recientemente recogidos por Molano y por González y
dados3536*. Los oficiales de la Fuerza A érea m urieron debido
Z7z:u:r su::::
Marulanda sugieren que pudo tratarse de un acto desesperado de

m anera 31 ^ de ,a « - * * -
soportar el ngor de semanas de marcha a través de la selva, asediados por el hambre y

35 S e m a n a , Vol. XVII, No. 449, junso 13 de 1955. J L “ 1 7 ‘" - T " 3™" C° n 13 VÍda dC U" 813,1 nÚmCr° dC A* - p e c o
36 Alvaro Pablo Ortiz y Óscar Lara, O p e r a c ió n C o b ra . H i s t o r i a d e u n a g e s ta i Z Z T l T h l C° IOniZaCÍ6n' VOCeS >' en Zo colon, ca e , o n 2 la
R e s i d e L a M a c a r e n a , op. c u ., pp. 55-57. Igualmente, José Jairo González y Elsy Maru
r o m á n tic a , Bogotá, Ediciones Forelia, 1988. landa, H is to r ia s de F ro n tera , op. cit., pp. 71-76 y 339-145 . 7 Elsy Maru
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
134 135

liderazgo de Plinio Murillo, “Capitán V eneno . La guerrilla cial establecido. Es decir, se fue configurando un proceso de
com unista continuó ciertam ente durante estos años reclutan­ p oder local en térm inos más de participación social que de
do cuadros guerrilleros liberales, como fue el caso del propio sustitución social41*.
Murillo, quien rom pió am arras con D um ar Aljure en 1956 En este período el movimiento guerrillero se caracterizó
para ingresar al Partido Comunista. Lo mismo ocurrió con p o r un ascenso creciente, aunque no de los mismos rasgos
Óscar Reyes, quien actuaba con los herm anos Bautista, jefes m de la misma envergadura que en el período anterior. Se
guerrilleros liberales de los Llanos. trataba, ante todo, aunque no exclusivamente, de u na gue­
A hora bien, en relación con las guerrillas, que perm ane­ rrilla de inspiración com unista, cuyas zonas de influencia
cieron en la Hoya de Palacio, en la región del Sumapaz, se eran m enos extensas que en la anterior etapa de la Violen­
citó a una conferencia de com andantes para organizar la re­ cia, y que com binaba con mayor m aestría que en el pasado
tirada. Tras prolongadas discusiones se decidió conform ar inm ediato la guerrilla móvil con la autodefensa; esta últim a
una serie de comisiones hacia la cordillera Central con el ob­ actuó con eficacia en la región del T equendam a y el norte
je to de unificar el movimiento guerrillero bajo el m ando del del Tohm a “que servían de refugio a num erosos cam pesinos
coronel “Charro N egro” y los mayores “Tiro Fijo” y “C iro”. perseguidos”4*.
Este proyecto no se llevó nunca a cabo. En efecto, durante todos estos años la región del Tequen­
Tras la caída de la dictadura de Rojas se inició en firme la dam a continuó su tradición autodefensiva, entrando en esta­
colonización armada. “La organización militar y partidista do de alerta en el año 1955, ante las amenazas proferidas por
perm aneció y se profundizo. Con el correr de los días, la gi an el general Duarte Blum de invadir la zona si continuaba sien­
colonia resolvió ampliar y consolidar la colonización no solo do un “santuario” para los com batientes de Villarrica. Esta
por razones económicas sino como estrategia para afianzar la situación condujo a que la región viviera en un gran aisla­
autodefensa. Salieron, entonces, contingentes de colonos ar­ miento, lo cual llevó a la organización cam pesina a conform ar
mados y organizados hacia El Pato, hacia La Uribe, hacia el instancias autónom as de poder local, tales com o las “comisio­
Caguán, hacia el Ariari y por fin, hacia G uayabero”3940. nes de control y solidaridad” y los “tribunales populares”. Lle­
En esta forma, y en ausencia de una intervención estatal, gó a ser tal la im portancia de estos organismos que incluso
se fue generando paulatinam ente un p oder local, en el marco los alcaldes, los inspectores civiles y los hacendados Ies envia­
de una lucha que no se proponía como prioridad inm ediata ban sus quejas y reclamos.
la tom a del poder político ni la transform ación del orden so-

41 )'VlllÍa"? Ramírez, “Violencia y representación política”, en Análisis Po­


39 Alfredo Molano, La colonización se la Reserva de La Macarena, Ibid., p. lítico, No. 3, Bogotá, 1988. En el mismo sentido, Pierre Gilhodes afir­
56. . . . ma que la “(...) solidaridad campesina es más una solidaridad de los
40 El objetivo de la Columna de Marcha fue, según los testimonios reco­ desfavorecidos, que una adhesión a ideales o a un programa. En últi­
gidos por Alfredo Molano, “(...) evacuar a la mayoría de la población mo análisis es también, sin duda, la expresión regional de la lucha por
no apta para el combate, primero hacia los páramos y luego, bajo el la berra más que una lucha por el poder (...)”, ya que este último obje­
inclemente fuego del ejército, hacia el cañón del río Duda y el Llano tivo si bien es captado plenamente por los dirigentes, constituye un
(...) Fue, como comentó un viejo guerrillero, lo mismo que hizo Bolí­ 49 h °nz°nty demasiado global y abstracto para la masa campesina.
var, pero de para abajo”, Selva Adentro, Bogotá, El Áncora Editores, 42 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, Treinta años de
lucha, op. cit., p. 129.
1987, p. 4L
136 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
137

Estas instancias de po d er local conform adas por delega­ Pocos días antes de la caída de Rojas Pinilla se presentó
dos de los sindicatos agrarios, las ligas campesinas y el movi­ en los límites entre el Huila y el Tolima, el último com bate
m iento de autodefensa sobrevivieron al gobierno de Rojas y con el Ejército en el cual murió Jesús M aría Marín, herm ano
sólo se extinguieron lentam ente apenas com enzó a norm ali­ de M anuel M aru lan d a Vélez, fu tu ro co m an d an te d e las
zarse la situación política en la zona en los albores del Frente FARC .
Nacional43. Viotá constituyó, pues, una de las principales re­
giones agrarias en las cuales, gracias al carácter de enclave
com unista y a la protección de unidades de autodefensa, el
Partido pudo continuar realizando, a pesar de la represión
que sufría, todo tipo de reuniones, plenos de su comité cen­
tral e incluso congresos partidistas.
En febrero de 1956, Rojas expidió el D ecreto 0434 regla­
m entario de la ilegalización del com unismo en el país, y de
inm ediato se desató una feroz represalia contra el Partido
Comunista. Fueron detenidos num erosos dirigentes y conde­
nados a severas penas de prisión, tras varios consejos verbales
de guerra. Además, el gobierno militar logró desarticular el
aparato de propaganda y agitación del Partido.
Sim ultáneam ente con esta orientación anticomunista, el
gobierno militar impulsó un nuevo plan de pacificación. El 4
de abril se instaló en la ciudad de Ibagué una “Asamblea de
la Paz” con más de trescientos delegados y con la participa­
ción de varios gobernadores y del obispo de la diócesis, M on­
señor A rturo Duque Villegas, quién brindó todo su apoyo al
gobernador militar del departam ento, teniente coronel To­
rres Q uintero. El dilema para el obispo se resum ía en dos
opciones: o “alianza para la paz” o “aplicación de la justicia”.
La “Misión de Paz” resultante de la Asamblea visitó las zonas
más afectadas por la violencia, escuchó a varios dirigentes
guerrilleros y presentó algunas recom endaciones que no pro­
ducirían, sin embargo, mayor im pacto44.

43 Víctor J. Merchán, Testimonio, op. cit., p. 119.


44 Darío Fajardo, Violencia y desarrollo. Transformaciones sociales en tres re­ 45 Véase el testimonio de Jaime Guaracas recogido por Carlos Arango,
giones cafetaleras del Tolima, 1936-1970, Bogotá, Editorial Sudamérica, FARC, veinte años: de Marquetalia a La Uribe, Bogotá, Ediciones Aurora,’
1979, p. 151. 1986, p. 241.
L a J u n t a M il it a r de G o b ie r n o

A raíz de la caída de Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957 el


Partido Comunista, que se hallaba reducido a pequeños nú­
cleos clandestinos en las áreas urbanas o replegado en form a
dispersa en las zonas rurales, buscó por todos los medios la
derogatoria del Decreto 0434, dedicando todos los esfuerzos
de la dirección, como lo señalará el VIII Congreso, a “La reor­
ganización legal del Partido en todo el país”. Mientras tanto,
com enzó a actuar abiertam ente a pesar de las enorm es difi­
cultades y a editar y distribuir su propia propaganda, inicial­
m ente m ediante el periódico mensual Voz de la Democracia,
que bajo la dirección del ex magistrado de la Corte Suprem a
de justicia, Ju an Francisco Mujica, se convierte en su principal
órgano de expresión. No obstante, en los prim eros m om en­
tos los dirigentes comunistas son detenidos, incluyendo a Gil­
b erto Vieira, su secretario general. Pero poco después son
puestos en libertad. La realización abierta y pública del VIII
Congreso del Partido en Bogotá, a fines de 1958, será la me­
jo r expresión de la legalidad reconquistada.
La Ju n ta Militar buscó repetir la experiencia de Rojas en
1953 en relación con la guerrilla, para lo cual suspendió los
operativos militares y buscó entrar en negociaciones con el
m ovimiento armado. En el sur del Tolima la labor pacificado­
ra que venía desarrollando desde los prim eros meses de 1957
el presidente del directorio liberal del Tolim a y rico hacenda­
do, Rafael Parga Cortés, “Lord Parga”, se consolidó. Éste lo-
140 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
141

gró convencer a los jefes guerrilleros liberales de la zona acer­ dora, sino otra. Nosotros, liberales del todo, no quisimos jalar­
ca de la buena voluntad de la Ju n ta Militar. Su mediación fue le. Después de una reunión larga nos abrimos: ellos siguieron
en extrem o eficaz, ya que diversos grupos que actuaban en la con su gente y nosotros nos fuimos. Un día quisieron quitarle
un tusil a uno de los nuestros y entonces se desarregló más la
zona al m ando de Leopoldo García (“General Peligro”) cesa­ cosa. Hubo encerronas para matarnos y por más de 22 meses
ron sus actividades. nos dimos plomo con ellos. Nosotros éramos los “limpios” y
Es interesante reconstruir brevem ente las actividades de ellos los “comunes” y tenían más de ochocientos hombres.
este jefe guerrillero liberal, cuya parábola vital resume bien En 1952, después de combatir más con ellos que con los chu-
lavitas, la guerrilla me ascendió a capitán. Teníamos ya a raya
lo vivido en esta región estratégica para la historia de la gue­ a los invasores de nuestra tierra y habíamos parado ranchitas
rrilla comunista. El “General Peligro”, nacido en Santa Hele­ y establecido comandos de cinco, diez o veinte hombres según
na, analfabeto, siendo muy joven ingresa en el prim er grupo el caso. Estábamos junto a Ignacio Parra, “Revolución” (ideó­
arm ado de resistencia liberal en el sur del Tolima, el de Ge­ logo del movimiento), Aristóbulo Gómez, “Santander”, Gerar­
rardo Loaiza, debido a la persecución que se desata en su do Aguirre, “Ráfaga”, los Vargas. Ya me habían bautizado “Pe­
ligro , no sé por qué (...)
región por parte de comisiones de “chulavitas”. Su relato se
inicia antes, con la venta p o r parte de su padre de la finca que Con el golpe militar del 13 de ju n io de 1953 vendría la
poseía la familia en Rioblanco. desmovilización y la entrega de las armas:
Tuvimos que seguir hasta el cañón del Anamichú, en donde Hicimos los primeros contactos con el capitán Villamil en “El
trabajé por más de seis años, abriendo montañas, sembrando Guayabo”, en Rioblanco. Entregamos las armas y pudimos en­
pastos, criando marranos, con mi padre y mis hermanos (éra­ trar a Herrera y otros sitios en poder de la tropa, dos meses
mos cinco y sólo queda uno), hasta que llegó 1949 y comenza­ despues del 13 de junio. Yo le pedí al Ejército que me diera una
ron las comisiones dirigidas por un tal Jeremías Marroquín y tropa para echar a los comunistas que estaban en El Davis. Y los
Manuel Rincón, civiles y conservadores los dos, que armados echamos. A otros “comunes” los cogimos presos y se los entre-
de escopetas, carabinas y machetes, asaltaron fincas, asesina­ gamos a la tropa. Dejé de luchar y me puse a trabajar. Yo creía
ron trabajadores, a sus mujeres y sus niños y se dieron a termi­ que había vuelto la paz y que nos darían garantías. Me fui a Cha­
nar con los “cachiporras”. Por esta situación se vio obligado a parral y le presté $10.000 a la Caja Agraria (aún los debo), com­
emigrar con cientos de personas hacia Rioblanco, donde per­ pre un ganado y me fui a trabajar a la finca de Alfonso Jaramillo.
seguido de nuevo, se va con su familia a la Quebrada en donde
se encuentra con Gerardo Loaiza, quien en ese momento tenía Poco tiempo le duró esta situación de tranquilidad a Leo-
una veintena de hombres. pold° García, pues a pesar de su activa participación con los
Don Gerardo y los suyos ya venían siendo correteados por las limpios al lado del Ejército, le tocó vivir la persecución con­
comisiones mixtas de civiles y policías. Yo le dije al viejo Ge­
tra los antiguos jefes guerrilleros liberales en la perspectiva
rardo que no quería dejarme matar y que quería ingresar con
ellos a la revolución. Uno de ellos me dijo que no me metiera,
de su aniquilamiento.
que yo tenía familia y que esa vaina era muy dura. Yo, que tenía Vinieron nuevas comisiones mixtas de tropa y civiles que ellos
entonces 25 años, le dije que prefería que me mataran a mi llamaban de “paz”, entraron en veredas liberales, quemaron,
familia antes que vivir humillados más por la chulavita. mataron, encarcelaron, robaron, en Amoyá, en Ronces, eií
Rioblanco, en Santiago Pérez, en Herrera, en El Limón! en
U n poco más tarde entraron en contacto con los núcleos todas partes. Acosados, martirizados, vivíamos con la vida en
guerrilleros comunistas de El Limón. una hilacha. Yo estaba trabajando en “Quebradón” cuando me
avisaron que me habían echado una comisión para matarme.
Después de que estábamos juntos con esa gente, ellos nos di­ Me fui al monte, a rodar, a organizar otra vez la resistencia.
jeron que no había que seguir la política liberal ni la conserva- Vino la etapa más dura, la violencia grande. No hubo cuartel
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
142 143

ni para ellos ni para nosotros. Peleamos en “Carrusel”, en la reivindicaciones para su reincorporación: “... restablecimien­
“Estrella”, en mil partes. Eso sí fue duro. Ellos eran veinte ve­ to de las libertades democráticas y elecciones libres: libertad
ces más numerosos que nosotros y tenían de todo. N o se como
pudimos trancarles tanto. Nosotros le dábamos donde quería­
inm ediata de los presos políticos; amnistía e indulto para los
mos, nunca nos dejamos ver en descampada. Soltamos mu­ perseguidos; inm ediato regreso de las gentes desplazadas a
chos presos porque no somos asesinos. Por esa época ya Ma­ sus tierras, con protección suficiente; derogación de los de­
riachi” operaba en Amoyá y tenía un buen grupo de gente a su cretos represivos de la dictadura; levantam iento del Estado
lado, anda con “Arboleda” que maneja el sector de Las Her- de Sitio; adecuada y pronta reform a agraria”3.
mosas. Negro inteligente ese... . La sim ultaneidad de los procesos de paz y de guerra, y de
El liderazgo de Leopoldo García se fue consolidando lenta­ guerrillas y autodefensas comunistas que hem os subrayado,
mente consolidando en esta región del Tolima y a finales de nuevam ente se realiza en este cambio en la situación política.
1956, tras una reunión de los jefes guerrilleros liberales en ac­ Como señalan los autores de la historia oficial del Partido
tividad, se le ascendió al máximo cargo en la jerarquía militar. Comunista:
A hora bien, con la acogida del “General Peligro” a las Nuestro partido apoyó las justas peticiones de los guerrilleros
banderas de la paz de la Ju n ta Militar se inició una nueva y Ies aconsejó nuevamente la transformación de sus destaca­
etapa de distensión en el sur del Tolima, region en la cua mentos de combate en organizaciones de autodefensa de ma­
comienza un tránsito de estos jefes guerrilleros “limpios a sas para defender el trabajo pacífico de los campesinos contra
la violencia y el bandolerismo de todos los orígenes. La política
su condición de gamonales locales con claras zonas de in­ de solución pacífica de las luchas armadas en el campo se fue
fluencia. La nueva era de violencia anticomum sta, que se de­ imponiendo a medida que vino una tregua efectiva, en que en
satará a partir de 1960 en esta región, estaba echando así sus realidad cesaron las operaciones militares oficiales. Nuestro
prim eras semillas. Se trata de la em ergencia del “bandoleris­ partido encabezó en una serie de regiones la realización de las
tareas de convertir el movimiento guerrillero en autodefensa
mo de los terratenientes, de los señores”, como ha sido deno­ de masas y en núcleos de activistas para la organización sindi­
m inada por Gonzalo Sánchez esta m odalidad de bandidism o cal y política de importantes sectores campesinos4.
que igualm ente hallaremos más adelante en otras zonas de
influencia comunista, como el n orte del Cauca y el Sumapaz . Esta política se vio, no obstante, afectada p o r los intentos
Éste no fue, sin embargo, el caso de todos los antiguos jefes de algunos sectores gubernam entales o políticos, tanto nacio­
guerrilleros liberales, algunos de los cuales ingresaron a las nales com o regionales, de transform ar los grupos guerrilleros
filas del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y otros liberales en grupos a su servicio para exterm inar a los dirigen­
participaron, al lado de los comunistas, en las actividades del tes agrarios, para consolidar influencias políticas regionales o
para pacificar las regiones de influencia com unista. Por
movimiento agrario y el proceso de pacificación.
ello, la constitución de las zonas de autodefensa no se realizó
Del lado de los guerrilleros comunistas tam bién se acogio
sin traum atism os y enfrentam ientos.
la iniciativa de paz de la Ju n ta Militar, estableciendo ciertas
Al final de su mandato, la Ju n ta Militar de G obierno con
aprobación previa del prim er presidente del Frente Nacional

5 ~ ,-g -
nos: el caso de la violencia en Colombia, Bogotá, El Áncora Editores, 19 , 3 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op cit p 145
4 Ibid. ’v
p. 63.
LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
144 145

ya electo, Alberto Lleras Camargo, creó m ediante el D ecreto Sin em bargo, al cabo de muy poco tiem po la violencia rena-
0942 del 27 de mayo de 1958 la llamada Comisión Nacional cei ía de sus cenizas. Se trata de la llamada “Violencia tardía”
Investigadora de las Causas Actuales de la Violencia (o, sim­ y las causas que la generaban y reproducían no serían, en esta
plem ente, Comisión de Paz), com puesta por O tto M orales nueva oportunidad, tam poco extirpadas. Por ejemplo, las vo­
Benitez, Augusto Ramírez M oreno, Absalón Fernández de ces que clamaban p o r el desm antelam iento de las “guerrillas
Soto, los sacerdotes G erm án Guzmán Cam pos y Fabio Martí­ de paz” no serían escuchadas y sus efectos nefastos se harán
nez, y por los brigadieres generales H ernando M ora Anguei- sentir en los años siguientes.
ra y Ernesto Caicedo López. Igualm ente, participaron en apo­ En cuanto hace a las guerrillas comunistas, esta nueva eta­
yo a la Comisión el joven sociólogo O rlando Fais Borda y el pa de autodefensa será mucho más prolongada que las ante­
abogado Eduardo U m aña Luna. La Comisión tenía, a su vez, riores, pese a algunas escaramuzas m enores e incluso a en­
funciones de investigación y mediación del conflicto. Ambas frentam ientos graves con grupos de guerrilleros liberales (co-
tareas se llevaron a cabo con relativo éxito, se presentó un clue condujeron a la m uerte de “Charro N egro” en
inform e sobre las causas de la violencia y sobre las terapias I960) o con el propio Ejército en 1962 en cercanías de Mar-
que se requerían para superar esta traum ática situación, ade­ quetaha Esta etapa term ina, sin em bargo, con la invasión mi­
más la Comisión logró recorrer gran parte del país y sostener litar a M arquetaha en 1964. En form a prem onitoria, los his­
20.000 entrevistas personales y firm ar 52 pactos de paz . En toriadores comunistas escribían en 1960 unas frases en cuya
una alocución radial dirigida a la nación el 29 septiem bre de prevismn del futuro se describe dram áticam ente la circulari-
1958 decía el Presidente Lleras Camargo: dad de la violencia colombiana:
La obra de la Comisión que ha venido estudiando las causas de El movimiento guerrillero, actualmente desmovilizado en su
la violencia y las medidas aconsejables para la rehabilitación de conjunto, fue una escuela formidable para el pueblo colombia­
las comarcas asoladas y de sus habitantes y desplazados, ha sido no, cuyas enseñanzas deben ser elaboradas y asimiladas por
para el gobierno una orientación cuyo valor no podríamos exa­ nuestro partido. Si el proceso de democratización del país íbe­
gerar. La Comisión ha recorrido ya casi todas las zonas más du­ ra interrumpido por cualquier forma de dictadura reacciona­
ramente afectadas y mi impresión es la de que por pnmera vez ria y terrorista, el movimiento guerrillero volvería a resurgir.
en diez años se ha tocado el fondo mismo del problema social, Aleccionado por sus grandes experiencias, no sería entonces
político, económico y moral de esta tragedia inenarrable. La im­ un mero factor espontáneo para la defensa elemental de la
parcialidad de la Comisión, su devoción, su generosidad de es­ vida y se convertirá, a no dudarlo, en factor revolucionario
píritu, la excelencia y el equilibrio de su integración, han produ­ decisivo para la liberación de nuestro pueblo6.
cido más efectos disolventes del rencor sectario y de la descon­
fianza enmontada que ninguna otra acción anterior. A sus
ilustres miembros debe el país gratitud y es posible que les deba
en gran parte la paz, si no encontramos nuevos obstáculos arti­
ficiales en frente de nuestras intenciones.

Así, pues, el Frente Nacional nacía acom pañado con una


euforia de paz similar a la que había vivido el país en 1953.

5 Germán Guzmán, Orlando Fais y Eduardo Umaña, La Violencia en Co­


lombia, op. cit., p. 111. 6 Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op. cit., p. 136.
í!

Ill
EL FRENTE NACIONAL Y LA
EMERGENCIA DE LAS FARC
EL FRENTE NACIONAL:
LAS ILUSIONES DE LA PAZ

L a s “REPÚBLICAS INDEPENDIENTES”

El nacimiento de las farc


E l F r e n t e N a c i o n a l .- l a s il u s io n e s d e l a pa z

A u n cu an d o el Partido C om unista votó en blanco el plebiscito

anunció decIar^ io n publica, la dirección comunista


nuncio que su organización había recobrado su legalidad
consutuaona! y que actuaría en consecuencia1. El número de
votos depositados en blanco, aproximadamente 25 M era
doo. Sin duda la
,u nm,ndicativo del grado
ayor votación de d«en la
registrada dad
historia del
pa,S reflejaba una euforia dem ocrática q u e arraao c ‘ n to d t
las consignas opuestas al Frente N acional.
A dem as del cam bio sufrido en el país, los factores d e ín
d o le externa incidieron en form a decisiva en las p osicion es
^ s r r ° , c o m u n r a en ,o s añ° s < ■ * * » «
so del P r m 'i f COnt° Ia afluencia del XX Congre­
so del PCUS celebrado en 1956, en el cual se aprobó la tesis
transito pacifico al socialismo como posibilidad real. Tam-

1 Eliges: n 6' N° ° bStante>


Democracia para eldentro
tkularde
de 19 democracia (No 2 1957)
^ >

s s s r s s r ■con r“ p" “ • - 2 s ¡£
150 LAS FARC (1949-1966) El f r e n t e n a c i o n a l y l a s f a r c
151

bién tuvo enorm e im pacto la histórica declaración de los par­ nuestro Partido dio su voto p o r la restauración de la legalidad
tidos comunistas del campo socialista en favor de la coexis­ republicana y el funcionam iento normal de las instituciones
tencia pacífica de los sistemas socialistas y capitalistas, su em u­ democratico-burguesas...”2.
lación civilizada y la posibilidad de erradicar la guerra como La decisión de actuar a través de los canales legales no
medio de solución de los conflictos internacionales. solo cobijo al Partido en cuanto tal, sino que tam bién abarcó
Esta nueva actitud se vio reforzada por el M anifiesto de la al movimiento arm ado sobre el cual influía. Pocos días des­
Paz lanzado por 56 partidos comunistas (incluido el colom­ pués de la posesión de Alberto Lleras Camargo se produjo
biano), que tuvo una enorm e influencia en el movimiento una reunion del Partido en M arquetalia, con participación de
com unista internacional. Este docum ento, resultado de un un m iem bro de su comité central, con el objeto de estudiar
prolongado y desgarrador debate, así com o de profundos la futura actitud de los guerrilleros frente al cambio de la si­
ajustes teóricos y políticos en el seno de las organizaciones tuación política. La conferencia decidió propugnar por los
comunistas de todo el m undo y em itido con ocasión del cua­ siguientes objetivos:
dragésimo aniversario de la Revolución de O ctubre celebra­ 1. levantamiento del estado de sitio; 2. libertades democráti-
do en Moscú, subrayaba lo siguiente: cas para todos los partidos políticos, incluido el Partido Comunis­
ta; 3. libertad para los presos políticos y amnistía general para los
Las formas de tránsito de los distintos países del capitalismo al alzados en armas; 4. retiro de los puestos militares en el campo
socialismo pueden ser diversas (...) En varios países capitalis­ y su regreso a los cuarteles; 5. libre organización para el cam­
tas, la clase obrera, encabezada por su destacamento de van­ pesinado en organizaciones sindicales u otras; 6. aprobación de
guardia puede, en las condiciones actuales, basándose en un
frente único obrero y popular (...) agrupar a la mayoría del
partidas para la reconstrucción de las zonas afectadas por la
pueblo, (y) conquistar el poder estatal sin guerra civil (...) violencia, la realización de obras públicas, puestos de salud
escuelas y envío de maestros, médicos y enfermeras; 7. derecho
del Partido Comunista a elegir sus propios representantes a las
Según este docum ento, la em ergencia de condiciones corporaciones publicas; 8. devolución de las tierras apropiadas
más favorables para la victoria del socialismo nace a raíz de indebidamente tanto por “pájaros” como por oficiales de las
los cambios en la correlación de fuerzas mundiales en detri­ Fuerzas Armadas; 9. becas para los hijos de los campesinos
m ento del capitalismo, y gracias a la “atracción de las ideas
para estudiar agronomía y otras carreras; 10. cedulación de los
del socialismo (...) en la clase obrera, los campesinos, trabaja­
guerrilleros amnistiados; 11. impulso de las organizaciones de
dores y la intelectualidad”. masas, la educación política y el fortalecimiento del Partido en
N ada más indicativo de la postura del Partido que la acti­
tud que asumió en las primeras elecciones presidenciales des­
de la caída de la dictadura militar. En efecto, el Partido Co­ 2 Éste es el tono general que anima el conjunto de las declaraciones de
munista, ante la candidatura u ltraco n serv ad o r de Jorge Ley- la época por parte del Partido Comunista o de las guerrillas que éste
va, la cual era percibida como una amenaza que podía revivir influye. Véase el “Informe al VIII Congreso del Panido ComunisU”
el sectarismo político y ante el clima golpista que se respiraba ^ Q Ct?T d ° P°r G'lberto Vieira, en Documentos Políticos, No. 13, Bogotá,
1959. La posibilidad de un tránsito pacífico del capitalismo al socia­
en el país, tom ó la decisión de apoyar la candidatura oficialis­ lismo se basa en la nueva correlación mundial de fuerzas y los cambios
ta de Lleras Camargo. “Al respaldar la candidatura de Lleras que esta determinando en todo el mundo la existencia del campo so-
Cam argo, en las circunstancias precisas de aquellos días, cialista encabezado por la Unión Soviética”, p. 13.
152 LAS FARC (1949-1966)
El f r e n t e n a c io n a l y la s fa r c
153

las zonas de influencia de los exguerrilleros; 12. acuerdos con


los guerrilleros liberales3. ro n ^ fn r" T n CO" comunistas se firma-
Este encuentro y las decisiones allí tom adas habrían de , , acue.r dos’ A genda estaba condicionada a la
allanar el cam ino para iniciar negociaciones con el gobierno. 'M ariach i- “ T P ™ “ gUerrillas liberal« com andadas por
M anach, y Pelrgro , quienes tenían más de seiscientos
Según el testimonio de M anuel M arulanda Vélez, recogido
hom bres en armas. Cada uno de los dos grupos inició un pr“
por A rturo Alape, las conversaciones con delegados del go­
ceso inm ediato de dom inio del territorio y de los sectores de
bierno se realizaron inicialmente en el sur del Tolima, en el
municipio de Aipe. En nom bre de las guerrillas comunistas from ac“ ,0n T Ue Comrolaban- Va que percibían que la con-
participó Jacobo Prias Alape, quien aceptó el temario pro­ s ^ S ro n T ié T '" evitable' Los guerrilleros comunistas
puesto salvo en lo referente a la entrega de las armas. U na 4 ,i S T en Manama, Chapinero, La Julia, Sur de
ta, M arquetalia y otros lugares, lo cual llevó a serias contrce
nueva reunión se convocó para el mes de septiem bre de 1958.
versias con las autoridades departam entales que exigían la
Un día antes de esta nueva reunión con los delegados co­
munistas, los representantes gubernam entales, entre quienes IZ s a ta d o " ™ " 011 * y la M o v iliz a c ió n
se encontraban el coronel Arce H errera, com andante del Ba­
C ontra esta posibilidad atentaba la estrategia de los diri-
tallón Tenerife y los dirigentes políticos Rafael Parga Cortés
y Felio A ndrade M anrique, se reunieron cerca de Planadas ^ n“ l dC b ZOna> dC ap0yarSC - los C u e t o s de Ï1
con los guerrilleros liberales de las zona, encabezados por S eal T ! mecanismos Para apuntalar su poder
ocal. Las raíces del nuevo modelo de “bandolerism o” se es­
Jesús M aría Oviedo (“M ariachi”) y Leopoldo García (“Peli­
taban consolidando. Los antiguos jefes guerrilleros liberales
gro”). Estos manifestaron, en un mal presagio para el futuro,
a nom bre de un autodenom inado “Movimiento Revoluciona-
que su guerra no había term inado, ya que no habían acabado
n o del Suroeste del Tolim a” se consolidaban como gamona-
de exterm inar a los “godos” ni a los comunistas del área. Adi­
les locales, con un control sobre determ inadas áre a s^ e l sur
cionalmente, muchos ex guerrilleros liberales com enzaron a
ser reclutados por el Ejército, recibiendo entrenam iento, do­ el mlncim a’ 7
M CUalCS ÍmPeraban las norm as dictadas por
el m encionado Movimiento, así como la ley seca. Es así como
tación m oderna, munición y recursos económicos, y com en­
su máximo dirigente, Leopoldo García (“G eneral Peligro”) se
zaron a ser utilizados com o herram ientas del orden nuevo
convirtió en el jefe político de H errera, G erardo Loaiza C g Z
que buscaban aclimatar las Fuerzas Armadas. Muy pronto es­
tas organizaciones em pezarían a atacar tanto a los núcleos r r r ° aiZa| v e l a ',CgÍ6n dC Rioblanco- H erm ógenes Var-
gas ( General V encedor”) de la región de La Profunda fesús
agrarios comunistas como a la población inerm e. En efecto,
M a m Oviedo (“General M ariachi”) de Planadas y Luis Efraín
un rasgo de estos grupos que desde 1949 las Fuerzas Armadas
Valencia ( General A rboleda”) de Las Hermosas7 Esta distri-
conform arían periódicam ente, es que term inan p o r desbor­
dar las funciones de acom pañam iento del Ejército y, despro­ a un°vn 7 7 P °r áreas de Afluencia caudillista condujo
un vercUdero arnnconam iento de los núcleos comunistas
vistos de disciplina jerárquica, term inan descompuestos, co­
(hngídos p o r “Charro IVegr0 ”, en el área de Gaitania. Igual-
m etiendo excesos contra la población civil y enfrentados al
Estado que estimuló su emergencia. z ^ z o b ra 'T d 1 ï )UC,0n ÍnddÍÓ Cn d Perm anente c lim fd e
zozobra y de enfrentam iento que viviría esta región, y que
ram on íUentC dC asesinatos Y de conflictos armados. 9
3 Arturo Alape, La paz y la violencia: testigos... op. cit., p. 224. P1 20 de y 5/ 0 de !958 se posesionaba como gobernador
del Tolima, Darío Echandía, quien al día siguiente fue nom-
154 LAS FARC (1949-1966)
El f r e n t e n a c i o n a l y l a s f a r c
155

brado por el Congreso com o Designado a la Presidencia de


Hermógenes Vargas, “Vencedor”;jesús María Oviedo, “General
la República. A su posesión en Ibagué asistió la Comisión de Mariachi ¡Germán Duzán, “Mayor Santander”; Efraín Valencia,
Paz, con cuyos integrantes se reunió al día siguiente, así como General Arboleda ; Zoilo Oviedo, “Coronel Brillante”4.
con delegados de los jefes guerrilleros liberales del sur del
Tolima. El nom bram iento de Echandía com o Designado se Como prueba de la buena voluntad que los animaba, el “Ge­
neral Peligro había dado captura al jefe de un grupo bandoleril
consideraba clave para alcanzar la pacificación de uno de los
que huía del Valle del Cauca, Pedro Fernández (“Comandante
departam entos más martirizados del país en ese m om ento.
N erón ), y lo había entregado a las autoridades de Chaparral5.
La Comisión de Paz logró llegar a acuerdos en las siguien­
tes semanas con los dirigentes del “Movimiento Revoluciona­ Pero no solam ente se firm aron solemnes tratados de paz
rio del Suroeste del Tolim a”, con quienes expidieron un co­ con los jefes liberales, sino que se im pulsaron acuerdos simi­
m unicado conjunto a favor de la paz en la región: lares con los jefes de bandas conservadoras, tales com o los
acuerdos firmados con Teodoro Tacuma, en la vereda de Be-
Los suscritos comandantes, ex combatientes guerrilleros libe­ lu, Natagaima , o los suscritos con Jerem ías Ortigoza y Rafael
rales del suroeste del Tolima, Leopoldo García P., Ignacio An­ Q uiroga en Alpujarra. Incluso la Comisión de Paz estimuló la
tonio Parra Hernández, Silvestre Bermúdez T., Aristóbulo Gó­
mez y otros comandantes del Movimiento, declaramos en for­ firm a de convenios entre los jefes guerrilleros de uno y otro
ma enfática para el conocimiento de los ex guerrilleros autén­ partido de una misma región, tales com o el “Acuerdo de Paz
ticamente liberales: de Rovira .
La estrategia de las clases dirigentes era clara: p o r una
1. Desautorizamos cualquier acción contra la vida, honra y bie­
nes de la ciudadanía en general, sin distingos políticos, o con­
parte, buscar la desmovilización y la reincorporación de los
tra la autoridad legítimamente constituida; guerrilleros que aceptaran entrar en negociación con el go-
2. Toda acción que constituya anormalidad va contra los inte­
reses de la patria y del liberalismo, y contra el logro de la paz,
objetivo básico del movimiento; 4 El Tiempo, 3 de septiembre de 1958.
3. Los suscritos comandantes no hemos dado orden alguna 5 El Tiempo, 12 de agosto de 1958.
que contraríe los propósitos de paz que nos animan, en ningu­
do^ o T Í dC BdÚ; a 12 dC sePtiembre>después de haber conversa­
na zona del Tolima o del país; do con la Comisión Investigadora de las Causas de la Violencia me
4. Rechazamos las aseveraciones hechas de que patrocinamos comprometo a dedicarme al trabajo, ajeno a toda acción de guerrillas,
o intervenimos en hechos que afectan el orden público y ad­ respetando las vidas, honra y bienes de todos los liberales. Estoy dis­
vertimos a los ex combatientes que solamente deben atender puesto a cooperar con las autoridades en el castigo de los delincuen­
las órdenes emanadas directamente de este comando; tes, cualquiera que sea el color político. Sólo anhelo trabajar y que se
5. Exhortamos vivamente a nuestros copartidarios a luchar por
n u e Í f l tT qi/ 0KE'St0ynt°rtalmen,e dC acuerdo con Política de paz
la paz, a trabajar por la recuperación de los territorios afecta­ de l 958 g0blCrn° ’Teodoro Tacuma>El Tiempo, septiembre 13
dos por la violencia, ya que de no ser así, quedarán de hecho
bajo la acción de la justicia y habrán desconocido la autoridad 7 S o d C| Sefr mbr df ,19r58 en Una ceremor|ia verificada en el dcspa-
de los comandantes responsables. L hÍnHg° , T0hma’ Darí° Echandía- «n representante de
las bandas conservadoras de Casaverde y un representante de las gue­
Herrera, agosto 28 de 1958. rrillas liberales de Planadas, firmaron en presencia de altas autorida-
es civiles y militares y de los miembros de la Comisión Investigadora
Leopoldo García, “General Peligro”; Ignacio Parra, “Revolu­ de las Causas de la Violencia, un acuerdo mediante el cual se compro
ción”; Aristóbulo Gómez, “General Santander”; Silvestre Ber­ metieron a cesar las hostilidades mutuas, y a trabajar por el restablecí-
múdez, “Mayor Mediavida”; Gerardo Loaiza, “General Loaiza”; r /4jdei“septiembre
‘° dei de 1958. m,e
diario El Tiempo,
156 LAS FARC (1949-1966) El f r e n t e n a c io n a l y las fa r c
157

bierno y, por otra, diezmar militarm ente a quienes continua­ Esta decisión facilitó el tránsito de los antiguos jefes gue-
ran en actividad. Esta estrategia sólo produciría sus frutos a rnlleros comunistas a su nueva condición de dirigentes aéra­
finales de 1965 cuando fueron aniquilados los últimos reduc­ nos en las regiones en las cuales com enzaron a actuar. En
tos del bandolerismo. Marquetalia, prim ero Jacobo Prias Alape y luego de su asesi­
La nueva política que se estaba delineando en esta región nato, Manuel M arulanda Vélez; en la región de El Pato, Al­
del país condujo a una nueva reunión en M arquetalia con fonso Castaneda; en el Sumapaz, Ju an de la Cruz Varela y en
objeto de analizar la actitud que debía asumir el movimiento Riochiquito, Ciro Trujillo. ^
arm ado de inspiración comunista. Sus conclusiones fueron, Estas regiones se convirtieron en verdaderas “zonas de
según un testim onio recogido p o r A rturo Alape, las siguien­ refugio para todos aquellos que escapaban de la violencia y
tes: inform ar al conjunto de los com andos arm ados acerca e la expropiación de sus tierras. En este am biente se logró
del contenido de los diálogos con el gobierno; reconvertir la mitigar la confrontación con la mayoría de los antiguos jefes
guerrilla en movimiento de autodefensa, estimulando la co­ E "M m eralrS’ mUchos de Ios cuales ingresaron a las
lonización de nuevas áreas; licenciar al personal militar que las del MRL y realizaron alianzas locales con el Partido Co­
así lo solicitara, con la condición de que sería llamado nueva­ munista. Un ejemplo interesante de estos pactos es el firm ado
m ente a filas si la situación lo requería; distribuir los bienes p o r Samuel Moral, a nom bre de la Unión Campesina de Gua-
de la organización entre sus miembros, salvo lo correspon­ yabero, Meta y el oriente del Huila, y p o r Rafael A ntonio H er­
diente a la dirección para continuar sus tareas organizativas nandez a nom bre de los guerrilleros liberales agrupados en
en la nueva situación; abolir los grados militares y los nom ­ torno al General Peligro”, p o r el cual se acordaba:
bres ficticios; entregar tierras a los com batientes que desea­
1. Mantenimiento de la paz y la convivencia, denunciando t o
ran quedarse en el área de Marquetalia; las armas quedarían do acto que pueda alterarla;
en posesión del partido; solicitar a las autoridades, en el m ar­ 2. Absoluto respeto a las ideas políticas y religiosas de cada cual-
co de los acuerdos firmados, créditos para labores agrícolas y 5. Garantía para quienes quieran organizar grupos políticos y
presentar programas reivindicativos a las masas, sobre la base
para vivienda en favor de los ex combatientes; buscar la pre­ de observar cuidado en el lenguaje para no chocar con los
sencia de miembros de la Registraduría Nacional en la zona sentimientos de los demás;
para facilitar la docum entación de todo el personal; solicitar 4. Luchar por llevar al Parlamento hombres democráticos co­
mo objetivo pnncipal;
ayuda económ ica para viudas y huérfanos; organizar a las ma­
5. Declaración de desacuerdo con la alternación por ser con-
sas campesinas en sindicatos u organism os similares provistos trana a los intereses del pueblo;
de personería jurídica y, finalmente, constituir una serie de
comisiones para continuar las negociaciones con el gobier­ ÍS S ^ 80bi" n 0 que no ■usp'nda™s p|a“ d'
no8. La desmovilización de la guerrilla y su conversión en mo­ salarios®30'00 '3 carestía y contra los bajos
vimiento agrario culminó con una nostálgica “fiesta de despe­
dida”, luego de la cual muchos ex guerrilleros tom aron rum ­ Gracias a esta nueva situación política el movimiento agra­
bo hacia sus lugares de origen. n o com unista logró, durante un poco más de dos años, man-

8 Arturo Alape, La paz y la Violencia: Testigos de excepción, op. cit, p. 228. 9 Voz de la Democracia, 15 de agosto de 1959.
158 LAS FARC (1949-1966) El f r e n t e n a c i o n a l y la s f a r c
159

tener una situación de relativa tranquilidad en sus áreas de Este conjunto de hechos se inscribía en el marco interna­
influencia. El asesinato d ejaco b o Prias Alape, el 11 de enero cional de la revolución cubana que tendría com o efecto en
de 1960, fue el toque de alerta de que la situación com enzaba cuanto hace a América Latina, prolongar en form a tardía las
nuevam ente a vivir su sino trágico: el reinicio de la violencia secuelas de la guerra fría”.
en su circularidad infernal. Según Jaim e Guaracas, tras el ase­ La cnminalización del movimiento popular por parte del
sinato se volvió a la militarización del área con medidas de Estado, asi como de una buena parte de las manifestaciones de
control y cerco, lo que obligó al movimiento agrario com u­ inconformidad o de oposición, constituiría uno de los resulta­
nista a reem prender la preparación de grupos de autodefen­ dos mas discutibles del Frente Nacional: éste, mientras abrió
sa. En 1960, bajo la orientación de M anuel M arulanda, se le las compuertas democráticas para los dos partidos, las cerró
dio nuevam ente una estructura orgánica al movimiento de para el resto de las expresiones sociales o políticas. El Estado
autodefensa, el cual estuvo com puesto al comienzo p o r trein­ de Sitio perm anente sería su principal manifestación.
ta jóvenes dotados con armas y equipos de cam paña y una El debate en torno al impacto del Frente Nacional en la
asignación mensual de cinco pesos10. emergencia del movimiento armado ha sido cuestionado por
Es indudable que los años de tránsito de los regímenes mi­ vanos autores, entre ellos, Daniel Pécaut. Es evidente que Co­
litares a los gobiernos compartidos no estuvieron exentos de lombia poseía en esta época márgenes más amplios para la ac­
tensiones y conflictos. En los años finales de la década de los ción democrática, que las dictaduras militares que agobiaban
años cincuenta se vivió el tenso juicio al general Gustavo Rojas al continente por esos años. Pero sus restricciones, la paridad
Pinilla, quien fue condenado por el Senado el 17 de marzo de y la alternación bipartidista eran percibidas por los grupos opo­
1959 siendo despojado de sus derechos políticos y civiles; el sitores como dictatoriales y su acción habría de basarse sobre
rojaspinillismo como corriente política vivía en este período su esta percepción. Así por ejemplo, Gilberto Vieira, refiriéndose
conflictivo tránsito de organización conspirativa a organiza­ al regimen del Frente Nacional, afirmaba que “la ‘república
ción política y en estos meses se multiplicaron los complots mi­ p an tan a’ oligárquica ha sido y es una forma del poder dictato-
litares, como el promovido por el teniente Cendales. Las secue­ nal de la gran burguesía”. Reforma o revolución, lucha electo­
las de la violencia no habían desaparecido y numerosas regio­ ral o lucha armada, aparecían como términos antagónicos
nes del país sufrían no sólo la presencia del bandolerismo, sino eran las coordenadas que separaban, en la América Latina pos­
también agudos conflictos sociales que desembocarían en gra­ ten o r a la Revolución Cubana, a un reformista de un revolu-
donario Sin duda, el factor subjetivo, o sea, la percepción de
ves hechos de violencia. El Frente Nacional afrontaba abiertos
las posibilidades de acción en el marco del sistema político,
desafíos a su hegemonía, provenientes de corrientes contes­
aunado a las posturas doctrinarias radicales que recorrían e í
tatarias de ambos partidos, sobre todo del Movimiento Revo­
continente tras la gesta cubana, pesaron más que los reales o
lucionario Liberal que cuestionaba su legitimidad. Finalmente, imaginarios límites del propio sistema.
en estos años el movimiento popular estaba recuperando su
El impacto del Frente Nacional y de la temprana militariza­
posibilidad de acción y tras una década de bloqueo a sus reivin­
ción de la izquierda sería profundo: al frustrar las posibilidades
dicaciones, insurgía con fuerza renovada.
de emergencia de una izquierda democrática, se creó el clima
para el desarrollo ampliamente mayoritario de una izquierda ex­
traparlamentaria y conspirativa. La nueva era de violencia ten­
10 Carlos Arango, FARC Veinte años, op. cit., p. 152.
dría como origen no sólo la Revolución Cubana y su efecto de
160 LAS FARC (1949-1966) El f r e n t e n a c i o n a l y l a s f a r c 161

demostración, como en el resto de América Latina. El sistema ayuda necesaria cuando ellas lo soliciten, para reprimir la vio­
lencia y el desorden, labor en la que los principios fundamen­
cerrado del Frente Nacional la incubó tanto o más que otros
tales, paz, orden y derechos recobran su máxima importancia;
factores, ya que sirvió para prolongar la tradicional “cultura de 4o. Los ex combatientes nos encontramos vinculados a la hon­
la intolerancia”. Esta comenzaría a ejercitarse ya no sobre el par­ rosa labor de trabajo, interesados en el bien común, e invita­
tido tradicional excluido del poder, sino sobre las fuerzas oposi­ mos a todos los ciudadanos para que no oculten los antisocia­
toras al biparddismo convertido en el partido del orden. les, colaborando con las autoridades para extirpar con todos
los que sólo les interesa el robo y el crimen, animados todos
N ada era más indicativo de la firme voluntad que animaba los buenos colombianos por los principios de la construcción
a los guerrilleros comunistas de buscar un cambio en su con­ social, derechos y patrimonio;
dición, que el siguiente docum ento suscrito p o r sus principa­ 5o. Creemos que para llevar a completa cabalidad los propósi­
les dirigentes: tos que nos animan, es preciso que todas las funciones públicas
sean desempeñadas por personas de una pulcritud intachable,
Los suscritos ex guerrilleros, comandantes encargados de los que serán la base para la constitución de la nueva república.
grupos que operan en el Alto Sur del Tolima (norte del Huila Firmado, Ex mayor Manuel M. Vélez, Ex mayor Ciro Castaño,
y Cauca) Ex teniente Jorge Arboleda, Guillermo Suárez.

Considerando: Nota: la firma del ex guerrillero Coronel Fermín Charry no se


Ante los resultados de los cambios del 10 de mayo de 1957 que encuentra estampada, porque no estaba presente.
colocó en la presidencia de la República al doctor Alberto Lleras
Camargo, ilustre figura del Frente Nacional, a quien le ha corres­ Septiembre 2 de 195811.
pondido la magna labor patriótica de reconstrucción material y
moral de la nación y empeñado en desarrollar la campaña de El movimiento arm ado comunista se incorporó a las políti­
pacificación de la República, cas tendientes a superar la violencia que impulsaba el gobierno
de Lleras Camargo, mediante la Comisión Especial de Rehabi­
Declaramos: litación que coordinaba José Gómez Pinzón. Un ejemplo de
lo . Como patriotas, que luchamos durante los años anteriores
al 10 de mayo de 1957 contra las dictaduras despóticas que esa actitud fue la reunión que sostuvieron a finales de 1959
sembraron de ruinas los campos y ciudades, no estamos inte­ varias comisiones en representación de las zonas de influencia
resados en luchas armadas y estamos dispuestos a colaborar en comunista con el gobierno, para concretar los acuerdos. En
todo lo que esté a nuestro alcance, con la empresa de pacifica­ efecto, comisiones provenientes de El Pato y del oriente del
ción que se ha dispuesto adelantar el gobierno actual del doc­
tor Alberto Lleras Camargo;
Huila (Alfonso Castañeda, Gonzalo García, Liborio Valero), de
2o. De parte de esta agrupación de ex combatientes no tendrá Tierradentro, Cauca (Ciro Trujillo), de Guayabero y Alto Huila
obstáculo alguno el gobierno para ejercer las funciones que la (José H enoe Leal) y del sur del Tolima (Ezequiel Gallo) le plan­
patria le ha encomendado, y además, no existe razón alguna tearon sus problemas al ministro de Gobierno, al jefe de Reha­
para la resistencia armada. Este comando no autoriza ni patro­ bilitación, al jefe de Colonización y al gerente de la Caja Agra-
cina ninguna acción armada cualquiera que se presente (...) y
cualquiera de ellas se catalogará como bandolerismo contra lo
que deben estar unidos todos los colombianos;
3o. Queda condenado el robo y el crimen, y cualquiera que sea 11 Tomado de Gonzalo Sánchez, Ensayos de historia social y política del siglo
el responsable de un acto de éstos le pediremos a las autoridades XX, op. cit., p. 272 - 273. Del mismo tenor es la carta que dirigieron los
la más severa sanción, y continuaremos obedeciendo a las autori­ miembros del movimiento agrario del Sumapaz al primer mandatario
dades legítimamente constituidas y las leyes; tal como lo prometi­ del Frente Nacional en agosto de 1958, cuyo texto se reproduce en el
mos ante los comisionados de paz, dispuestos a prestarles toda la siguiente capítulo.
162 LAS FARC (1949-1966) El f r e n t e n a c io n a l y la s fa r c
163

ria, quienes se com prom etieron a entregarles los préstamos de El caso mas notable es el de Ju an de la Cruz Varela, quien fue
rehabilitación convenidos, a estudiar la instalación de comisa­ elegido a la Cám ara de R epresentantes en 1960 p o r la cir­
riatos, la financiación de cooperativas agrarias, y la construc­ cunscripción de Cundinamarca, en las listas del Movimiento
ción de escuelas y vías de penetración. Revolucionario Liberal (MRL), como suplente de su máximo
Así, pues, armado con las resoluciones del movimiento co­ dirigente, Alfonso Lopez Michelsen. Varela se convertiría en
munista internacional y gracias al cambio de la situación política el portavoz del movimiento agrario comunista, al presentar a
interna, el Partido inició un viraje que habría de incidir tanto en consideración del Congreso un proyecto de ley de reform a
sus orientaciones como en su militancia y en las organizaciones agraria aprobado en noviembre de 1959 en el marco del Pri­
que controlaba. Un ejemplo muy ilustrativo de las posibilidades m er Congreso Agrario Nacional. Por ironías de la historia, en
que dejó abierta esta política de pacificación fue el nombramien­ este mismo año y como suplente del dirigente del MRL Felipe
to de Manuel Marulanda Vélez como inspector de la carretera Salazar Santos, fue elegido a la Cám ara de Representantes el
Neiva-Gaitania-Planadas, en el tramo comprendido entre El Car­ enemigo declarado de los guerrilleros comunistas, Jesús Ma­
men (Huila) y Gaitania (Tolima), cargo oficial que el futuro co­ ría Oviedo, “Mariachi”13.
mandante de las FARC ocuparía durante casi dos años. Un cargo
A mediados de 1960, bajo la inspiración de dirigentes co­
similar se le dio a Juan García, “Gavilán”, en el municipio de
munistas, se celebró el Primer Congreso Nacional Agrario. El
Baraya (Huila). Entretanto, “Charro Negro” compró un equipo
Congreso contó con la participación de 150 delegados de todo
de proyección de cine y combinó este negocio con la ganadería
el país, conform ó la Federación Nacional Agraria y aprobó
y las actividades comerciales en Gaitania (Tolima).
continuar impulsando la política de autodefensa de masas, cu­
La decisión del Partido Comunista de actuar en la vida legal yas funciones serían las siguientes: la vigilancia sobre los extra­
tropezaba, sin embargo, con las limitaciones que introducían las ños que penetren en sus áreas de influencia; la realización de
normas del Frente Nacional para la acción política de terceros protestas por cada atropello contra la tranquilidad pública; la
partidos. El intento de los comunistas de participar en las listas
unidad y la organización para responder a las provocaciones; y
liberales para acceder a las recién reconstruidas corporaciones
ante todo, el fortalecimiento de las organizaciones campesinas.
públicas, sería denunciado por el entonces jefe único del libera­
Estos se consideraron en la reunión como los principales mé­
lismo, Alberto Lleras Camargo, como “un fraude de la ley cons­
todos para contener la violencia antipopular14.
titucional”. Es decir, incluso la participación electoral, base de la
Esta decisión fue igualmente acogida durante la reunión
democracia, era percibida como una acción conspirativa12.
de la Conferencia del Partido Comunista en la zona de Mar-
No obstante esta oposición, destacados dirigentes de la
quetalia, realizada en los días 10, 11 y 12 de septiem bre del
guerrilla com unista accedieron a las corporaciones públicas.
mismo año, que llamó a solidificar la autodefensa de masas
en la región. Una decisión similar fue adoptada en las conclu­
siones de la Tercera Conferencia Regional del oriente del To­
12 En plena campaña electoral, Alberto Lleras Camargo le envió un tele­
grama al jefe del directorio liberal del municipio de Viotá, en el que le lima y Provincia del Sumapaz, preparatoria del VIII Congreso
advertía que “...los comunistas piensan presentar listas liberales y con­
servadoras de adeptos sumisos a su causa para volver a obtener el con­
trol del concejo (...)” Cf. Nicolás Buenaventura, El origen del Frente Na­ 13 Cf. Mauricio Botero, El MRL, Bogotá, Publicaciones de la Universidad
cional (1957 - 1958), Cuadernos de historia del PCC, No. 2, Bogotá, Central, 1990, p. 263.
Ceis-Inedo, 1990, p. 68. 14 Voz de la Democracia, 20 de agosto de 1960.
164 LAS FARC (1949-1966)
El fr e n t e n a c io n a l y las farc 165

del Parddo, celebrada en la región del Sumapaz en ju n io de


El balance de esta Oficina de Rehabilitación es, a pesar de
1958, en donde se llamaba a reforzar la polídca de autodefen­
los ingentes esfuerzos y dedicación de su coordinador, profun­
sa como mecanismo de "... vigilancia de masas contra los pro­
dam ente deficitario16. En 1960, el país se hallaba inmerso una
vocadores y bandidos para im pedir sus fechorías y expulsar­
vez más en una ola de violencia generalizada y de creciente
los de la región cuando sea necesario”15. Sin duda el auge del
sectarismo político. Por una parte, el bandolerismo político
bandolerism o, así como de organizaciones privadas instru­
irrum pía en la escena como el último coletazo demencial de la
mentalizadas por las Fuerzas Armadas para aniquilar el movi­
guerra civil vivida en el país a partir de 1946. Por otra parte,
m iento agrario comunista, incidió hondam ente en la política
comenzaban a surgir los primeros núcleos guerrilleros inspira­
de autodefensa y contribuyó, p o r tanto, a m antener latente el
dos por la Revolución Cubana, orientados por el Movimiento
conflicto que estallaría en M arquetalia en 1964.
O brero Estudiantil Campesino (MOEC). Y finalmente, como
Gracias tanto al nuevo am biente de euforia dem ocrática
evidencia de que la cultura de la intolerancia comenzaba a di­
que generaba el naciente Frente Nacional, como a la política
rigirse hacia un nuevo blanco, los grupos de izquierda y las
de pacificación que adelantó la Comisión Nacional Investiga­
federaciones influenciadas por los comunistas en la CTC fue­
dora de las Causas Actuales de la Violencia, el clima de con­
ron expulsadas en el XII Congreso de esta organización en Car­
vulsión sufrió una relativa mejoría. Bajo el impulso de esta
tagena, en diciembre de 1960, y se vieron obligadas a constituir
Comisión se form aron otras instancias com plementarias co­
su propio aparato, el Comité de Unidad de Acción y Solidari­
mo el Comité Ministerial de O rden Público, los Tribunales de
dad Sindical (Cuass), germen de la futura Confederación Sin­
Conciliación y la Oficina Nacional de Rehabilitación, al tiem­
dical de Trabajadores de Colombia (CSTC).
po que se impulsó una ley de amnistía. Esos órganos tam bién
Además, en el mismo mes fueron allanadas las sedes del
aportaron su cuota para la m om entánea mejoría de la situa­
Partido Comunista, la Juventud Comunista, el Instituto Co-
ción del orden público nacional.
lombo-Cubano, el Movimiento Revolucionario Liberal, así
La Oficina Nacional de Rehabilitación (o Comisión Espe­
como las casas de numerosos simpatizantes de la izquierda,
cial de Rehabilitación de las Zonas Afectadas por la Violen­
com o parte de los preparativos para la visita de Jo h n F. Ken­
cia), creada m ediante el Decreto 1718 del 3 de septiem bre de
nedy a Colombia. En este am biente, y a pesar de la aparente
1958, tenía com o función principal “la preparación y ejecu­
apertura dem ocrática que vivía el país, el Partido Comunista
ción del plan de rehabilitación de las zonas afectadas p o r la
decidió celebrar, en ju n io de 1961, su IX Congreso en la más
violencia”, así com o la coordinación de las diversas depen­
absoluta reserva. Sin duda, este hecho constituía un mal au­
dencias gubernam entales asignadas para tal efecto. C oordi­
gurio para el futuro.
nada por el ingeniero José Gómez Pinzón, en calidad de con­
Nicolás Buenaventura, en un lúcido análisis de la política
sejero presidencial, reunía en una especie de consejo de mi­
del Partido Com unista durante este período, sostiene que la
nistros para asuntos de violencia a los ministros de G obierno,
política de la dirección por la reconstrucción organizativa y
Justicia, G uerra, Salud Pública, Educación, A gricultura y
la reconquista de los espacios de acción legal, m ediante vías
Obras Públicas.
pacíficas, se desarrolló en clara oposición a la lucha armada.

15 Mimeo, Archivo del Ceis, citado por Nicolás Buenaventura, Los oríge­
nes del Frente Nacional, op. cit., p. 53. 16 Gonzalo Sánchez, “Rehabilitación y violencia bajo el Frente Nacional”,
en Análisis Político, No. 4, mayo-agosto de 1988.

L
166 LAS FARC (1949-1966)

Sus dos presupuestos básicos eran: en prim er térm ino, la ne­


cesidad de colocar el eje de la acción revolucionaria en el
LAS “REPÚBLICAS INDEPENDIENTES
movimiento sindical y, por tanto, en los espacios urbanos. Y
en segundo térm ino, la posibilidad de “transform ar el anti­
guo eje guerrillero Tequendama-Sumapaz-Sur del Tolim a (...)
en un área estabilizada de colonización agraria dem ocrática
que iniciara en el país un cambio en el equilibrio de fuerzas
a favor del cam pesinado y contra el latifundio belicista”17. Sin
duda, Nicolás Buenaventura tiene razón. No obstante, las
condiciones en las cuales se desarrollaban las transform acio­
nes del país en las zonas rurales (grupos de justicia privada,
em ergencia del bandolerism o, retaliaciones, ausencia persis­
tente del Estado), harían necesario el reforzam iento de la au­
todefensa arm ada y la em ergencia de zonas de influencia co­ El deseo de proyectar su acción política en el marco de la
m unista autoprotegidas. En este contexto, el Partido acuñaría lucha exclusivamente en el plano legal por parte de la direc­
la tesis de la “com binación de todas las formas de lucha” en ción comunista, sólo se sostendrá por unos pocos años. En
su IX Congreso. La simultaneidad del orden y de la violencia 1964, con la agresión militar a Marquetalia, se reiniciaría la
propia de nuestro sistema político18 tendría su contrapartida acción guerrillera de su inspiración con el nacimiento, un po­
exacta en la convivencia de la acción política legal e ilegal, que co más tarde, de las FARC. H asta el Frente Nacional, las ac­
asumirían todas las organizaciones de izquierda, en diversa ciones de las guerrillas o de los movimientos de autodefensa
proporción, a partir de la década de los años sesenta. de inspiración com unista tuvieron un carácter fundam ental­
m ente defensivo. A lo sumo, su nivel más elevado se alcanzó
en la Conferencia de Boyacá (1952), cuya incidencia no fue
muy significativa ya que existía un desfase entre los propósi­
tos definidos en la Conferencia y la capacidad material para
im plem entados.
Esta situación empezaría a sufrir cambios a partir del 27
de mayo de 1964, día en que com enzaron los operativos mi­
17 Nicolás Buenaventura, op. cit., p. 28. litares en M arquetalia y que las FARC conm em oran com o su
18 “¿Es una coincidencia que la violencia adquiera tal presencia en un
país andino en el cual, la democracia civil restringida ha subsistido a fecha de nacimiento, auncuando sólo será a finales de 1966
pesar de innumerables crisis? La violencia es consustancial al ejercicio cuando adoptaron propiam ente esa denom inación. Para el
de una democracia que, lejos de referirse a la homogeneidad de los sociólogo Pierre Gilhodes, así como para el fallecido ideólo­
ciudadanos, reposa en la preservación de sus diferencias “naturales”, go de las FARC, Jacobo Arenas, la agresión a M arquetalia
en las adhesiones colectivas y en las redes privadas de dominio social,
y que no aspira a institucionalizar las relaciones de fuerza que irriga la constituyó el detonante para la reactivación de las guerrillas
sociedad, sino que hace de ellas el resorte de su continuidad. Daniel comunistas. Gilhodes sostiene que: “... no es exagerado con­
Pécaut, L'ordre et la violence. Evolution sociopolitique de la Colombie entre cluir que en Colombia, desde el punto de vista estrictam ente
1930 et 1953, Paris, Éditions de Pecóle des hautes études en sciences militar, se inventó el enemigo en nom bre de una respuesta
sociales, 1987, p. 17.
continental (...) La inspiración vino del exterior en esta ofen-
168 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 169

siva ideológico-militar de comienzos de los sesenta. Se presio­ a ésta y a otras regiones en las cuales existían movimientos
nó sobre un presidente débil para tener en la cúspide militar agrarios significativos, fueron los discursos incendiarios pro­
a un oficial de nuevo corte, apto para aplicar una teoría ge­ nunciados por Álvaro Gómez H urtado en el Senado de la Re­
mela y com plem ento de la Alianza para el Progreso”1. A su pública a partir de 1961, en los cuales denunciaba la existencia
vez, Arenas afirm aba al respecto, en entrevista que sostuvo en el país de 16 “repúblicas independientes”, que escapaban a
con la periodista Olga Behar, que si la agresión a M arquetalia la soberanía nacional y al control del gobierno central. Entre
no se hubiese llevado a cabo muy probablem ente no habrían éstas, las más im portante eran Marquetalia, Riochiquito, El Pa
nacido las FARC: “N unca pensamos que este enfrentam iento to, Guayabero, Sumapaz, la región del Ariari y la intendencia
se fuera a prolongar p o r tantos años. Creíamos que íbamos a del Vichada. Esta última debido a los intentos del MOEC de
influir en la sociedad colombiana con nuestras denuncias y crear en la zona un foco guerrillero.
que la gente se movilizaría en solidaridad, y que el gobierno Estas intervenciones comenzaron a calar lentamente en los
suspendería la operación”12. medios de comunicación y en el gobierno liberal de Alberto
En otras palabras, tanto para el investigador francés como Lleras. En realidad, más que movimientos de autodefensa se
para el activista, la naciente doctrina continental de la Segu­ trataba en la mayoría de los casos de movimientos agrarios bajo
ridad Nacional, fundada en la percepción del “enem igo inte­ influencia comunista. Las áreas controladas por ex guerrilleros
rior” y en la necesidad de adelantar acciones de carácter pre­ comunistas, en virtual marginamiento de la economía nacio­
ventivo para evitar su desarrollo, constituyeron, en últim a ins­ nal, en donde la ausencia del Estado era total, no cubrían más
tancia, el factor d eterm in an te p ara el nacim iento de las que las regiones del Sumapaz y El Pato en la cordillera oriental,
FARC. Sin duda tienen razón, auncuando es claro que la po­ Marquetalia y Riochiquito en la cordillera central y el Ariari en
sibilidad de la reactivación estaba presente y latente si consi­ los Llanos Orientales (véase Mapa No. 4)3.
deram os que ya se había aprobado para esta fecha la doctrina El resto eran más bien zonas en las cuales el sindicalismo
de la “combinación de todas las formas de lucha”, que fue agrario y las ligas campesinas se hallaban bajo la influencia
ratificada en las conclusiones del Prim er Congreso del Movi­ comunista: éste era el caso de Natagaima, Purificación, Cha­
m iento de A utodefensa Comunista, celebrado en abril de parral y Rioblanco en el Tolima; de Yacopí y Viotá en Cundi-
1961 a iniciativa de la Dirección Nacional del Partido. namarca; de Montevideo, Puerto Wilches y la línea del ferro­
El episodio de Marquetalia, que tendría profundas inciden­ carril de Bucaramanga, en Santander.
cias en el futuro del país, tuvo algunos antecedentes que debe­ Un caso típico, que perm ite describir la estructura de una
mos describir brevemente. El origen inm ediato de la agresión organización de autodefensa, es el de la región de El Pato. En
ella se daban poderes ejecutivos a un dirigente de la com uni­
dad, a otro se le asignaba el cargo de parcelador de tierras
1 Pierre Gilhodes, “El Ejército colombiano analiza la violencia”, en Pasa­
(quien debía además dirimir los conflictos de linderos), y a un
do y presente de la Violencia en Colombia, op. cit., p. 317. Sería más preciso tercero el papel de secretario, con funciones de publicidad e
decir que la agresión a Marquetalia influyó en la reactivación de las información, que ejercía a través de un boletín titulado El
guerrillas comunistas, pero de ninguna manera en la guerrilla contem­ mural informativo. E xistía ad em ás u n co n sejo de rep re-
poránea en sus otras vertientes, que emergen gracias a otros factores,
con otros actores y en otras dinámicas, muchas veces en abierto en­
frentamiento con el Partido Comunista.
2 Olga Behar, Las guerras de la paz, Bogotá, Editorial Planeta, 1985, p. 71. 3 Pierre Gilhodes, Ims luchas agrarias... op. cit., p. 61.
G u er r ill a s y g o b ie r n o s m ilita r es 171

BOYACA

sentantes veredales en el cual se le daba una cuota de partici­


pación al Partido, a través de las organizaciones de jóvenes y
de mujeres. Estas últimas debían además anim ar las organiza­
ciones cooperativas, las escuelas y adquirir m áquinas de co­
ser. Otras formas de acción com unitaria se desarrollaban en
torno a una biblioteca pública, cursos de educación política
obligatoria, cursos de alfabetización y finalmente, una maqui­
naria para procesar la caña de azúcar4.
En 1962 la región de El Pato llegó a contar con un cuerpo
de autodefensa de más de 300 hom bres. El com ando general
se instaló en San Luis del Oso y estuvo, inicialmente, confor­
m ado por Alfonso Castañeda (“R ichard”) quien era com an­
dante en jefe, Eduardo Pachón Prieto (“Rapidol”) Angelino
Godoy (“Capitán Figueredo”) y ja n u ario Valero (“Óscar Re­
yes”). A unque la agresión contra El Pato se había iniciado
desde 1963, su ocupación definitiva se lleva a cabo en marzo
de 1965, al cabo de seis meses de operaciones militares en las
que participaron cerca de 4.000 soldados de los Batallones
Colombia, Juanam bú y Tenerife5.
Las llamadas “repúblicas independientes” vivían en un
m arcado aislam iento debido al cerco desplegado p o r las
Fuerzas Armadas a su alrededor, por lo cual difícilmente po­
R . G ua ya b era
dían comercializar sus excedentes agrícolas. Además su capa­
Sn. Vicente del Caguán cidad de expandirse era en extrem o reducida debido al “co­
munismo de penuria” en que se debatían, al abandono del
* \ CAQUETA Partido Com unista de las luchas agrarias de otras regiones o

4 Ibid.
5 José Jairo González, “Aspectos sociopolíticos de la Violencia en el Ca­
queta", Informe presentado a la Universidad de la Amazonia, Floren­
MAPA No.4 MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA cia, 1986, pp. 48-53. Tras la agresión contra la región y el desplaza­
PERÍODO: 1958 miento subsiguiente de la población campesina, la región volvió pro­
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS visionalmente a recobrar la paz hasta que se produjo una nueva
Y RELACIONES INTERNACIONALES invasión militar en 1980. Mientras tanto fueron reconstruidas sus es­
CONVENCIONES U. NACIONAL
tructuras sociales y políticas, las cuales se encuentran descritas en la
obra de Alfredo Molano y Alejandro Reyes, Los bombardeos de El Pato,
ZONAS DE MOVÜMIENTO Escala Aprox. 1—4.000.000 Bogotá, Cinep, Serie Controversia, No. 89, 1980.
AGRARIO COMUNISTA
Base Cartográfica ICAC
172 G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s
LAS FARC (1949-1966) 173

a su simple instrum entalización para apoyar a las regiones uno de los dirigentes agrarios de la zona, Rafael Pacheco, se
agredidas, abandonando sus propias reivindicaciones6. resum en los puntos de vista de esta organización:
Estructuras muy similares a las que podían apreciarse en El (...) el movimiento agrario y campesino de Riochiquito lucha
Pato existían en otras regiones como Riochiquito, al oriente del por una verdadera reforma agraria revolucionaria, para mejor
departam ento del Cauca, o en la región del Ariari en el Meta. vida de los campesinos; por una Colombia nueva y libre de
explotación donde existan amplios créditos y a largo plazo pa­
La región de Riochiquito, al oriente del Cauca en límites ra el campesinado, e instrumentos de trabajo modernos para
con el departam ento del Huila, com prendía un área de 80.000 labrar la tierra, y por eso también nuestro movimiento lucha
hectáreas pobladas en su mayoría p o r indígenas pertenecientes por conquistar un gobierno democrático, popular y revolucio­
al grupo Paez, y había sido explorada desde 1951 por unidades nario, en que el poder sea para la clase obrera, y lucha contra
el imperialismo norteamericano, principal culpable de la mise­
guerrilleras provenientes del Tolima, comandadas por “Cha­ ria y el atraso de nuestro país8.
rro N egro”. Esta región se constituyó en una de las áreas selec­
cionadas desde 1953 como refugio de los guerrilleros comunis­ La ocupación militar de Riochiquito se produjo el 15 de
tas provenientes de El Davis. Dirigentes com ojacobo Prias Ala­ septiem bre de 1965, tras lo cual salieron los com batientes al
pe, Manuel M arulanda Vélez, Ciro Trujillo, Jairo Gutiérrez, m ando de Ciro Trujillo hacia la cordillera oriental, en com
Jaim e Guaracas, Isaías Pardo y otros, se constituyeron en los pañía de los destacamentos arm ados provenientes de Mar-
abanderados de la organización agraria de la región, luego de quetalia y G uayabera9.
superar la desconfianza inicial de sus habitantes. O tra de las zonas consideradas p o r el gobierno com o
El naciente movimiento agrario impulsó la realización de u n a “república in d e p e n d ie n te ” fue la región llanera del
una serie de conferencias y asambleas abiertas con todos sus Ariari. Tierras baldías en los años treinta, el área com enzó
pobladores o sus representantes, en las cuales se dictam ina­ su colonización entre 1935 y 1937 en form a pacífica debido
ron tanto las norm as que debían regir en la región com o los a la ausencia de propiedades latifundistas en la zona. D uran­
precios de los artículos que se producían o que traían los co­ te la “prim era violencia”, la resistencia en la región fue ar­
dua y a diferencia del resto del Llano, los grupos guerrille­
merciantes, los mecanismos para el nom bram iento de sus di­
ros que actuaban en esta zona depusieron las arm as pero no
rigentes y las formas de m antenim iento del orden interno.
las entregaron al general Alfredo D uarte Blum. N o obstan­
Esto último era particularm ente im portante debido a la pre­
te, d u ran te el gobierno de Rojas Pinilla la región vivió sin
sencia de bandas organizadas desde 1949 por el obispo de
zozobra al igual que el resto del Llano. En estos años se
Belalcázar, m onseñor Enrique Vallejo, en asocio con sectores
produjo una ola m igratoria hacia la región, com puesta en
latifundistas, quienes sem braron de sangre toda la región du­ general p o r ex guerrilleros com unistas como los herm anos
rante tres décadas7. Avila, en especial uno de ellos de nom bre Pastor. Éstos im­
En 1964 esta región sufría, como el resto de las zonas con­ pulsaron la prim era organización de masas en 1954, que só-
sideradas com o “repúblicas in d ep en d ien tes”, un bloqueo
económ ico y un cerco militar asfixiantes. En un testim onio de
8 Voz Proletaria, 28 de mayo de 1964.
9 José Jairo González, “Las repúblicas independientes en Colombia:
1955-1965", ponencia presentada al VII Congreso de Historia, Popa-
6 Pierre Gilhodes, Las luchas agrarias en Colombia, op. cit., p. 69.
7 Voz Proletaria, 23 de abril de 1964. yán, 1990, p. 41.
174 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s

lo sería legalizada en 1957 bajo el nom bre de Sindicato de Excelentísimo Señor Doctor
Alberto Lleras Camargo
Trabajadores Agrícolas del M unicipio de G ranada. En la ca­
Presidente de Colombia
becera m unicipal, M edellin del Ariari, existió igualm ente Bogotá
u na organización de masas bajo el nom bre de Ju n ta Pro-
Pueblo. Los objetivos de estas dos organizaciones se resu­ Excelentísimo Señor:
m ían en tres líneas de acción fundam entales: la lucha p o r la
paz, la construcción de escuelas y la realización de obras Con todo respeto tenemos el honor de dirigirnos a V.E. en
públicas101. nombre del Movimiento del Oriente del Tolima y Provincia
del Sumapaz, para felicitarle por su exaltación a la más alta
Después de la caída del gobierno de Rojas, los sindica­ magistratura de la nación, augurándole los más fecundos éxi­
tos se reorganizaron y conform aron las “Ju n tas de A u to d e­ tos en la poderosa tarea que la patria ha depositado en vues­
fensa de M edellin del A riari”, “... organización que tuvo tros hombros en momentos tan sombrios porque atraviesa la
com o jefes a P astor Ávila, Plinio M urillo, Francisco Lara y república, con la pérdida de su grandeza jurídica y moral, con
la conculcación de todas las libertades institucionales durante
R oque Molina. A finales de 1958 y com ienzos de 1959 re­ los últimos doce años con el menoscabo de la dignidad huma­
conocieron com o je fe absoluto de las organizaciones cam ­ na y respeto a la vida, pero que hoy vuestra esclarecida inteli­
pesinas del Ariari y el Sum apaz a Ju a n de la Cruz Varela, gencia sabrá restaurar y conducir a feliz puerto, sorteando el
quien para entonces había organizado la región del D uda, tenebroso oleaje del sectarismo banderizo y salvaje de quienes
pretenden obstaculizar vuestros nobilísimos fines, pretendien­
la Francia y U crania”11. do impedir con ellos la recuperación y restauración democrá­
Como señala esta misma fuente, aunque esta región no tica y republicana, prolongando los siniestros métodos de vio­
fue objeto de una agresión militar como la desarrollada con­ lencia, y terrorismo y lucro, que tanto luto, orfandad, miseria
tra otras de las repúblicas independientes, sí fue som etida a y desolación han dejado a Colombia.
Igualmente para ofrecerle nuestra colaboración y la de los cam­
un perm anente cerco de seguridad p o r parte del Ejército. És­ pesinos del oriente del Tolima y provincia del Sumapaz, ajenos
te trató de desarticular el asentam iento al m ando de Plinio totalmente a la violencia y al bandolerismo, decididos amantes de
Murillo, utilizando en sus constantes agresiones a D úm ar Ai- la paz, la justicia y el respeto para todos, especialmente en los
ju re y otros ex com batientes liberales, lo que obligó a Murillo, campos, en su lucha contra la impunidad con el cambio de todos
los malos elementos que desde sus puestos de funcionarios la
luego de varios atentados, a abandonar su curul en el Conce­
propician; por la restauración moral, jurídica, política y social del
jo de San M artín y a refugiarse en la cordillera. pueblo sin exclusivismos, ofreciéndole nuestra amplia y patriótica
La región del Sumapaz también estaba incluida en la fatí­ colaboración en beneficio de la paz y la normalidad, ya que con­
dica lista de las “repúblicas independientes”. Al igual que los fiamos en que cumpla sus grandes promesas hechas al país de
cumplir a cabalidad la Constitución y la leyes, gobernando para
guerrilleros del sur del Tolima, el movimiento agrario del Su­
todos los colombianos sin discriminaciones.
mapaz le había enviado, a mediados de 1958, una com unica­ Manifestarle con todo respeto a V.E. que este movimiento de
ción con el mismo tono respetuoso y alambicado al presiden­ campesinos que lucharon valerosamente durante diez años
te Lleras, en la cual le anunciaban su deseo de reincorporarse contra las dictaduras en defensa de sus vidas, de sus bienes y
a la vida democrática: propiedades, de los derechos humanos y de los fueros consti­
tucionales, no constituye peligro alguno para sus gobierno co­
mo lo han querido hacer creer algunos célebres personajes,
sino que por el contrario, somos todos gentes pacíficas que
10 Voz Proletaria, 20 de febrero de 1964. condenamos enfáticamente la violencia, rechazamos el bando­
11 JoséJairo González, “Las Repúblicas independientes...” op. cit., p. 25. lerismo y estamos listos para presentarle toda nuestra amplia
176 LAS FARC (1949-1966)
G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 177

y patriótica colaboración en la tarea por una justa recupera­


ción democrática y confiamos en que vuestro gobierno inte­ exención de impuestos para los colonos p or lo menos por diez
gralmente pacifista, se preocupará por resolver y solucionar años; 7. la reconstrucción de los caseríos de Concepción y Pla­
satisfactoriamente nuestras apremiantes y angustiosas necesi­ ya; 8. la reconstrucción y conservación de caminos 13.
dades, con un justo plan de ayuda concreta y rehabilitación El gobierno departam ental decidió responder positiva­
económica para todos los campesinos perseguidos por la vio­
lencia y arrojados de sus propiedades; un justo plan escolar
m ente a estas solicitudes y el 18 de septiem bre de 1958 el
con dotación por el Estado de todos los libros y muebles para secretario de G obierno de Cundinam arca, Diego Uribe Var­
los educandos; un justo plan vial de desembotellamiento de gas, presentó un llamado “Plan de Rehabilitación de Suma-
estas regiones agrícolas tan fértiles; una justa reforma agraria paz”, que contem plaba algunas de las dem andas contenidas
en forma democrática; valorización de nuestra moneda y un en el pliego de los colonos de la zona 1415.Sin em bargo, en la
efectivo control para contener la creciente alza del costo de la
vida; tecnificación de la agricultura; salario justo para los obre­ práctica la violencia continuó afectando la región durante
ros, para lo cual solicitamos su valiosísima intervención favo­ muchos años.
rable y pronta de estos delicados problemas. El enfrentam iento partidista se superponía al conflicto
por la tierra, con dos polos principales: por una parte, el m o­
Del excelentísimo Señor Presidente nos es grato suscribirnos vimiento agrarista de Ju an de la Cruz Varela y, p o r otra, la
sus respetuosos y atentos servidores y compatriotas. agresión que desplegaban los hacendados que im pulsaban
Comité Pro-Paz, Protección, Defensa y Rehabilitación, Campe­ una suerte de “bandolerism o de los terratenientes”:
sinos del Oriente del Tolima y provincia del Sumapaz.

Juan de la Cruz Varela, Julio A. Poveda, Hernando Guzmán, (...) es la que toma cuerpo en la región del Sumapaz (entre
Pedro Pablo Bello, César González, Sigifredo Alejo, Jesús A. Cundinamarca y Tolima), de amplia tradición de lucha organi­
Morales, Pedro I. Acosta12. zada por la tierra. En esta zona latifundista la Violencia asume
el carácter de revancha terrateniente y la resistencia adquiere
el carácter de guerra revolucionaria. En este polarizado con­
Los objetivos del movimiento agrario del Sumapaz, una texto los bandoleros, estimulados por los terratenientes y ga­
monales, lo mismo que por el Ejército y los servicios secretos,
vez se posesionó Lleras Cam argo, están contenidos en un actúan como agentes del terror contra la lucha organizada de
extenso m em orial enviado por los colonos de la región al los campesinos'5.
m inistro de G obierno, Guillermo Amaya Ramírez, que in­
cluía: 1. la legalización de los títulos de propiedad y la adju­
dicación de los terrenos baldíos; 2. el estudio p o r parte del Este tipo de bandolerism o asoló las zonas de influencia
gobierno de los títulos de los particulares que fueran con­ comunista. Este es el caso de Marcos Jim énez (“Resortes”) en
trovertibles; 3. la indem nización para los colonos que no Villarrica, de D úm ar Aljure en la región del Ariari (Meta) y el
desearan regresar a sus parcelas; 4. la indem nización para de los grupos que prom ueve el gran latifundista A ntonio Var­
los colonos que fueron víctimas de la violencia; 5. solicitud gas en contra del movimiento agrario del Sumapaz. U n ejem­
para que el gobierno asum iera la responsabilidad p o r las plo de la actividad de estos grupos se presentó en Lérida (To-
sumas que los colonos adeudaban a la Caja Agraria; 6. la

13 El Tiempo, 31 de agosto de 1958.


14 El Tiempo, 19 de septiembre de 1958.
12 El Tiempo, 23 de agosto de 1958. 15 Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, op. cit., p. 63.
178 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 179

lima) el 7 de noviembre de 1959 cuando fueron agredidos, “limpios” procedentes de Planadas18. Este grupo de guerrille­
con saldo de varias vícdmas, los asistentes al acto público de ros liberales al m ando de Jesús M aría Oviedo (“M ariachi”),
creación de la Juventud Com unista de esta localidad16. tenía la sede de su com ando general en Planadas y su existen­
La región del Sumapaz, a pesar de h ab er sido catalogada cia era perm itida tanto por las autoridades civiles com o por
com o u na de las “repúblicas in d ep en d ien tes” p o r el gobier­ las militares, a pesar de múltiples actos depredadores contra
no no debió afron tar un ataque m ilitar com o el resto de la población civil, como el impuesto de una carga de café, que
estas regiones, y tras u n a solución p o r la vía revolucionaria cobraba a los campesinos por cada diez recolectadas en su
del conflicto agrario en los años siguientes se consolidó co­ área de influencia. Nuevam ente se reincidía en la trágica ex­
mo enclave com unista hasta hoy. Esta solución “p o r la vía
periencia de El Davis, siete años atrás. En los días siguientes
revolucionaria” es fruto de las particulares características de
al asesinato de “C harro N egro”, las fuerzas liberales y las co­
la región y refleja una cierta transacción en tre la hacienda y
munistas (comandadas las segundas por Isauro Yosa) se tren­
el m ovim iento agrarista, com o resultado de un equilibrio de
fuerzas que se presenta en este caso, al finalizar el período zaron en fieros combates en los cuales cayó herido “Belalcá-
de la Violencia, en tre los dos actores del conflicto. Com o zar”, quien com andaba a los guerrilleros liberales. “M aria­
señala Gonzalo Sánchez: chi”, quien asumió directam ente el m ando para rem plazado,
fue herido a su vez.
Ante esta situación, el jefe guerrillero liberal ubicó estra­
La disolución del sistema de hacienda, a través del mecanismo
de la parcelación y como efecto inmediato de la Violencia, fue tégicam ente sus tropas en toda la población de Gaitania, que
quizás el resultado característico de esa amplia zona que bajo había caído bajo su control, y previo acuerdo con los gober-
el nombre de Sumapaz se extiende desde el sur de Cundina-
marca al oriente del Tolima. Geográfica y hasta socialmente
muy diversa, la región fue en cierta medida unificada política­
18 15 de enero de 1960. Todas las versiones sobre la muerte de Jacobo
E l T iem p o ,
mente en el curso de varias décadas de agitación campesina y Prias Alape divergen de un autor a otro. Según Alvaro Delgado, historiador co­
de combatividad que sobrevivió hasta los años sesenta, en los
munista, el 6 de enero de 1960 los guerrilleros “limpios” al mando de “Mariachi”
albores del Frente Nacional. La zona constituye también el se tomaron la población de Gaitania y el 11 asesinaron a “Charro Negro” (Luchas
ejemplo más próximo de una “revolución agraria”, como re­ sociales en el C oqueta, op. cit., p. 31). Jaime Guaracas sostiene a su tumo, que unos
sultado final y no buscado de la Violencia17.
veinte hombres armados del grupo de “Mariachi", portando uniformes de la
policia y armas de uso oficial, se tomaron el 11 la población y perpetraron a
continuación el crimen; véase Carlos Arango, J a im e Guaracas: Un com andante gue­
El 11 de enero de 1960 fue asesinado en la calle principal rrillero ante los tribunales m ilitares, Bogotá, Ecoe Editores, 1986, p. 67. Marulanda,
de Gaitania, en el suroeste del Tolima, el más destacado diri­ por el contrario, sostiene que fueron miembros de la Policía Nacional que en un
gente de la guerrilla comunista de la época y m iem bro del número de 250 habían llegado el 11 de enero a las cinco de la mañana a la
población de Gaitania, provenientes de Planadas, quienes ejecutaron la acción;
comité central del Partido, Jacobo Prias Alape, quien cayó al véase Arturo Alape, L a paz, la -violencia ... op. cit., p. 230. Jacobo Arenas vuelve a
lado de los dirigentes agrarios de la región, Misael Calderón responsabilizar a “Mariachi”, pero ubica el asesinato el 2 de enero (Cese a l fuego,
y N atanael Díaz, po r parte de un contingente de guerrilleros op. cit., p. 81). Finalmente, el general Álvaro Valencia Tovar, desde la otra orilla
ideológica, sostiene que “Mariachi" tras dar de baja a “Charro Negro" en comba­
te, cercó en la población de Gaitania a su grupo que se salvó de ser aniquilado
gracias a que las Fuerzas Armadas se interpusieron; véase Arturo Alape, op. cit.,
16 Voz de la Democracia, 12 de noviembre de 1959. p. 240. Nuestra versión se basa en una confrontación de los diversos medios
17 Gonzalo Sánchez, “Tierra y violencia”, op. cit., p. 17. de la prensa escrita en la semana de los acontecimientos.
180 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 181

Existen regiones del país, por ejemplo, Sumapaz, donde la ar­


nado res del Huila, Felio A ndrade M anrique, y del Tolima, bitrariedad y la ola de persecuciones parecen obedecer a un
Rafael Parga Cortés, facilitó el ingreso de tropas com binadas plan previamente elaborado. Al asesinato de pacíficos campe­
del Ejército y de la Policía para controlar la situación, tras lo sinos, a quienes se liquida por tener una u otra manera de
cual regresó con sus hom bres a su sede de Planadas. Nueva­ pensar, o estar organizados en ligas campesinas, se suceden las
detenciones en masa, de cien o más campesinos, sindicados de
m ente se utilizaban grupos guerrilleros liberales com o punta delitos que nunca han cometido y la cuestión se hace más crí­
de lanza para aniquilar las zonas de influencia comunista. Es­ tica, Señor Ministro, cuando se llega a trasladar personas dete­
ta será una constante en la historia del país: ante la precarie­ nidas, sin estar aún condenadas, para sitios de reclusión com o
dad del Estado, los organismos arm ados y de seguridad esti­ el presidio de Araracuara, sin que existan motivos que justifi­
m ularán la participación de grupos privados en el ejercicio de quen tal traslado (...)20
la violencia política. En este año nació también un grupo de extrem a derecha,
En efecto, el grupo de “M ariachi” era perm itido p o r el la “Mano N egra”, financiado por sectores de la gran indus­
Ejército, dado que actuaba como una suerte de grupo para­ tria, cuyas actividades se prolongarían a lo largo de toda la
militar en contra de las organizaciones comunistas en toda el década.
área. U na vez llegaron las tropas a Gaitania, continuaron los Ahora bien, la ola de asesinatos que vivió el país en estos
combates tanto en esta población como en el poblado de San años no sólo afectó a líderes campesinos o de la oposición
Miguel y a lo largo del cañón del Río Atá. En ellos participa­ política, sino que incluso, como ya había ocurrido bajo Rojas
ron grupos arm ados provenientes de M arquetalia que debie­ y la Junta Militar, muchos guerrilleros liberales amnistiados
ron enfrentar tanto las agresiones provenientes del Batallón com enzaron a ser sistemáticamente dados de baja p or la fuer­
Tenerife, acantonado en el sur del Tolima, como de grupos za pública. Por ejemplo, el 19 de enero de 1960 m uere en
privados adjuntos al Ejército com o los dirigidos p o r Alirio Bogotá H erm ógenes Vargas, “Capitán Peligro”, tras haber si­
Salcedo y Efraín Valencia19. do herido p o r la tropa en la vereda El Limón, de Chaparral,
En febrero de este mismo año se produjo un atentado dos días antes. El 23 de enero, a su turno, fue asesinado por
contra el dirigente del Sumapaz, Ju an de la Cruz Varela, en un cabo de la policía, Silvestre Bermúdez, “Mayor Mediavi-
el cual fue gravem ente herido su hijo Teodosio. En el mis­ d a”, quien se había convertido en el jefe político de Prado
mo mes, un contingente del Ejército realizó operaciones mi­ (Tolima) y actuaba como presidente del Directorio Liberal
litares en torno a la región del Ariari. Estos son sólo algunos Municipal21. Esta ola criminal coincidió con u n auge im por­
hechos protuberan tes en un en o rm e caudal de actos de vio­ tante de luchas campesinas y con la em ergencia de ligas y
lencia contra dirigentes agrarios, que em pezaban a p reocu­ sindicatos agrarios, a los cuales se habían vinculado muchos
par gravem ente a la opinión pública nacional. Es así com o, de los antiguos guerrilleros del Tolima.
en ju n io de 1961, el Comité Jurídico Pro-Libertad de los En este clima de fuertes tensiones se celebró en el mes de
Presos Políticos y Defensa de los D erechos H um anos envió ju n io de 1961 el IX Congreso del Partido Com unista que,
una carta al m inistro de Justicia para denunciar esta grave como ya se ha señalado, aprobó por prim era vez la tesis de la
situación:

20 Jorge Villegas el. al., Libro negro de la represión 1958-1980, Bogotá, Fun­
19 Carlos Arango, Jaime Guárneos: un comandante guerrillero ante los tribu­ dación para la Investigación y la Cultura, 1980, p. 28.
nales militares, op. cit., p. 69. 21 El Tiempo, 23 de enero de 1960.
182 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 183

com binación de todas las formas de lucha. En su resolución escaramuzas militares y contó con la solidaridad urbana tanto
política se afirmaba: del Partido Comunista como del Movimiento Revolucionario
Liberal (MRL). El operativo, sin explicación alguna, fue levan­
tado al corto tiempo y la región recuperó su statu quo ante. Al
La revolución puede avanzar un trecho por la vía pacífica. Pero
si las clases dominantes obligan a ello, por medio de la violen­
parecer, constituyó un “ensayo general” de lo que serían las
cia y la persecución sistemática contra el pueblo, éste puede acciones em prendidas en 1964 y fue el inicio de intensas cam­
verse obligado a tomar la vía de la lucha armada, como forma pañas cívico-militares y de inteligencia para allanar el camino.
principal, aunque no única, en otro período. La vía revolucio­ El cuartel general de la autodefensa de la región, cuya sede
naria en Colombia puede llegar a ser una combinación de to­ se encontraba en el caserío de M arquetalia, todavía sobrevivi­
das las formas de lucha22.
ría dos años.
En realidad, durante los prim eros años del Frente Nacio­
Esta política tom ará forma a partir de la agresión militar nal la prioridad en el orden público se orientó hacia el ban-
contra Marquetalia, auncuando su posibilidad histórica esta­ didism o social, que afectaba ante todo los departam entos del
ba ya contem plada con años de antelación. En efecto, duran­ Valle, Tolima, Caldas, Santander y Cauca. El núm ero de cua­
te los prim eros años del Frente Nacional, en los cuales las drillas y el clima de zozobra e inseguridad que generaban,
consignas que anim an al Partido Com unista se hallaban lejos absorbió una buena parte de los esfuerzos del gobierno y de
de la lucha arm ada (el levantamiento del estado de sitio, el las Fuerzas Armadas. Como se advierte en el Cuadro No. 2,
desm antelam iento del Frente Nacional, la unidad de la clase su extinción ocupó el prim er lustro de la década de los años
obrera, la reform a agraria democrática), no se planteaba, sin sesenta, y fue sólo en ese m om ento cuando el gobierno deci­
em bargo, la desmovilización del movimiento arm ado en su dió reorientar su acción hacia las zonas de autodefensa en
m odalidad de autodefensa. En este sentido el 23 pleno del form a total. Es decir, trasladó su centro de actividades milita­
com ité central (13 al 16 de abril de 1960), recom endaba: “Pa­ res, del viejo Caldas y del norte del Tolima en donde actua­
ra defender la organización campesina contra los actos terro­ ban estas bandas, hacia las regiones más al sur en donde te­
ristas de bandas armadas ai servicio del latifundismo y estim u­ nían asiento los grupos de autodefensa.
ladas por algunas autoridades, es necesario practicar y exten­ Cuadro N o. 2
der la política de autodefensa de masas”.
Dos años más tarde, a comienzos de 1962, todavía bajo el Año Cuadrillas
gobierno de Lleras Camargo, la VI Brigada realizó un nuevo
e im portante operativo contra la región de M arquetalia en la existentes eliminadas en actividad
que participaron 5.154 soldados, 1.154 suboficiales y 189 ofi­ 1960 116 12 104
1961 104 12 92
ciales, quienes integraban las unidades antiguerrilleras de
1962 92 33 69
muy reciente creación, “Lanceros” y “Flechas”. El movimien­ 47
1963 69 22
to de autodefensa utilizó tácticas guerrilleras en las breves 1964 47 18 29
1965 29 2 27

22 Gilberto Vieira, “Nueva etapa de la lucha del pueblo colombiano”, en Fuente: Revista del Colegio Nacional de periodistas, No. 11, no­
C .N .P . Reporter,
Documentos Políticos, febrero-marzo de 1965, p. 17. viembre-diciembre de 1965, p. 20.
184 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 185

La actividad de estas bandas se localizaba fundam ental­ No habrá feroz ofensiva. Será una acción adecuada para la in­
m ente en el eje cafetero, en particular en el norte del Tolima tegración racional de áreas donde no hay autoridades. Las
Fuerzas Armadas llevarán un estandarte de paz que represente
y del Valle, en el antiguo Caldas y en Antioquia. N o es, pues, los intereses nacionales. No habrá represión indiscriminada.
de extrañar que la principal brigada del país fuera en ese mo­ Habrá voces de sosiego y de apaciguamiento de odios y temo­
m ento la de Armenia. En el Cuadro No. 3 se observa con res injustificados. Nuestra espada será la justicia, nuestro escu­
do la Constitución Nacional23.
claridad cuáles eran los departam entos más afectados.

C u a d ro N o. 3
M uertes a causa de la Violencia
p o r D epartam entos (1958-1966)

Región Total m uertes %

Tolim a 5.257 28.27


Valle 5.016 27.00
Antiguo Caldas 2.606 19.42
Antioquia 2.127 11.46
Huila 733 3.95
Santander 648 3.49
Cauca 457 2.46
C undinam arca 334 1.79
M eta 166 0.89
Boyacá 142 0.76
N. Santander 11 0.06
O tros 83 0.45

TOTAL 18.575 100.00


Fuente: Paul Oquist, Violencia, conflicto y p o lítica en Colombia, Bogotá, Instituto de
Estudios Colombianos, 1978, p. 175.

En el año 1964, finalmente, el gobierno decidió agredir


militarm ente a las zonas campesinas de influencia comunista.
En su mensaje para justificar la “Cam paña de Pacificación”,
el entonces coronel H ernando C urrea Cubides afirmó a tra­ 23 Citado por Alejandro Reyes y Alfredo Molano, Los bombardeos de El
vés de los medios de comunicación: Pato, op. cit., p. 51.
n

El n a c im ie n t o d e l a s fa r c

El lo . de enero de 1964, Guillermo León Valencia, el mal


llamado “Presidente de la Paz”, anunció públicam ente que
antes de term inar ese año estarían ya exterm inadas las “repú­
blicas independientes”.
El 27 de mayo de 1964 se inició en firme la operación
contra M arquetalia, bajo el código de “plan LASO” ( Latin
American Security O peration ) u “O peración Soberanía”, con
un enorm e contingente militar bajo el m ando del coronel
H ernando C urrea Cubides, com andante de la VI Brigada con
sede en Ibagué. Éste dispuso de la totalidad de los helicópte­
ros con que contaban en ese m om ento las Fuerzas Armadas,
de com pañías del Ejército especializadas en lucha de con-
trainsurgencia, recién creadas, así como de grupos de inteli­
gencia y localización (GIL), form ados en la Escuela de Lance­
ros de Tolemaida, de aviones de com bate T-33 y, finalmente,
de siete batallones del Ejército (entre una tercera y una cuarta
parte de sus efectivos)1.
Además, existió asesoría de oficiales norteam ericanos
desde Neiva, según reconoció el coronel encargado de este

1 El relato más pormenorizado sobre Marquetalia, desde la perspectiva


del Ejército, es el del general Matallana recogido en la obra de Carlos
Arango, FARC 20 años... op. cit., pp. 205-236. Y desde el ángulo de la
guerrilla, el de Jacobo Arenas en su obra Diario de Marquetalia, Bogotá,
1972, s.p.i.
188 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 189

operativo al representante antioqueño del MRL, Carlos Res­ ñas, con la creación de los destacam entos guerrilleros de
trepo Arbeláez, quien efectuó un im portante debate en la Cá­ Guayabero y El Pato, de Chaparral y Natagaima (zonas no
mara. Este mismo representante denunció la utilización de incluidas en la lista de las “repúblicas independientes”, pero
armas bacteriológicas en la zona, las cuales, según sus habi­ de fuerte influencia comunista), de Riochiquito y natural­
tantes, habían producido epidemias de viruela negra y de “es­ m ente el de M arquetalia (véase Mapa No. 5). Sin duda, la in­
puela de gallo”2. vasión militar a M arquetalia se constituirá en un m onstruoso
Debido a una multiplicidad de factores, sobre todo la tenaz erro r histórico p o r parte de la clase dirigente colombiana.
resistencia que encontró el Ejército y lo accidentado del terre­ Sin embargo, ésta no es la única razón explicativa de la emer­
no, sólo hacia mediados de junio se logró ocupar la población gencia de la guerrilla como pretende la historiografía oficial co­
de Marquetalia, gracias a la intervención aéreo-transportada munista. Hubo sin duda otros factores. Una razón adicional fue
del Batallón Colombia al mando del entonces coronelJoséJoa- la percepción de la dirección comunista sobre la inminencia de
quín Matallana. Según algunos militares entrevistados, la cúpu­ un golpe militar. Es así como en el 30o. pleno de su comité cen­
la militar había realizado inicialmente una evaluación negativa tral se subrayaba que: “las clases dominantes preparan el camino
de la intervención en el área. Sin embargo, los constantes cho­ para una dictadura franca y terrorista contra el movimiento po­
ques armados entre los grupos de autodefensa y la tropa res­ pular, destruyendo la legalidad que proclamaron en 1957 y esti­
ponsable del cerco militar a la región, las presiones de sectores mulando un nuevo auge del militarismo”3.
de la clase política co n tra las llam adas “repúblicas inde­ A lo cual se sumó la em ergencia de grupos arm ados, co­
pendientes”, la avidez de los terratenientes de las áreas circun­ mo el ELN y el EPL, que buscaban disputarle al Partido su
vecinas para apropiarse de estas regiones y, sobre todo, la hegem onía política en el campo de la izquierda y, en particu­
emergencia de grupos guerrilleros tanto en Colombia como en lar, en el terreno militar. El Partido, que reivindicaba con or­
el resto de América Latina, convencieron al alto m ando militar gullo su pasado y que m antenía aparatos arm ados de autode­
acerca de la necesidad de aplicar políticas preventivas en esta
fensa en actitud expectante, no aceptaba que se desconocie­
im portante área de influencia comunista. ran sus títulos antiguos en este terreno. El Partido se negaría
En esta decisión no fue de poca m onta la incidencia de la entonces a dejarles copar el espacio armado, sobre el cual
misión militar norteam ericana en Bogotá, que contribuyó a afirm aba tener títulos más legítimos en su haber histórico. En
diseñar los planes para la ocupación de estas regiones. En el alguna medida, las FARC nacen como reacción a la creación
diseño influyó, además, la experiencia alcanzada p o r el Ejér­ del ELN y del EPL. A pesar de que la dirección com unista
cito y en particular por el entonces coronel Alvaro Valencia
poseía una m ejor com prensión de la situación colombiana,
Tovar, en la liquidación del em brión de núcleo arm ado del
en com paración con las visiones absolutizadas y esquemáticas
Vichada, en el cual había actuado el médico manizalita Tulio
Bayer, del MOEC.
El resultado fue que a partir de esta agresión, la autode­ 3 Gilberto Vieira, “La combinación de todas las formas de lucha de ma­
fensa se transform ó en movimiento guerrillero. Y la lucha sas. Sobre el 30o. pleno del Comité Central del Partido Comunista”,
arm ada de inspiración com unista se extendió hacia otras zo- en Documentos Políticos, No. 41, p. 79. Vieira hace, sin duda, referencia
no sólo al clima golpista que invade al continente en estos años, sino
a la corriente golpista que tomó cuerpo en el país en torno al general
Alberto Ruiz Novoa y a la revista La Nueva Prensa que dirigía Alberto
2 Voz Proletaria, 29 de octubre de 1964. Zalamea.
G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 191
BOYACA

que dom inaban en América Latina (Regis Debray, Ernesto


CALDAS
Guevara), el Partido no podía estar ausente de una form a de
lucha probada en Cuba y que se expandía como una m ancha
de aceite por todo el continente, despertando las energías
revolucionarias de múltiples sectores y ganando adeptos in­
cluso en el interior de sus filas.
En los municipios de Chaparral y Natagaima em ergió un
frente guerrillero con el nom bre de “Movimiento 26 de Sep­
tiem bre” al m ando de Carlos Julio Rodríguez y Pedro Villal-
ba, dirigentes agrarios de la zona y veteranos tanto de las gue­
rrillas del sur del Tolima durante la dictadura conservadora
de Laureano Gómez, como de la “G uerra de Villarrica”4. El
26 de septiem bre de 1963 habían sido asesinados 16 cam pe­
sinos miembros de la Cooperativa de Producción Agrícola de
El Plomo y La María, entidad que recibía apoyo de la Caja de
C rédito Agrario, y a su vez integrantes del movimiento de
autodefensa del Partido en la zona. Esta matanza y las cons­
tantes amenazas y acciones punitivas que com enzaron a reci­
b ir los dirigentes agrarios de la zona, en el marco de la políti­
ca de arrasar las áreas de influencia comunista, m otivaron la
em ergencia del grupo arm ado5.
En cuanto hace al destacam ento de El Pato, éste nace co­
mo consecuencia del cerco militar tendido por el Ejército des­
de el 20 de septiem bre de 1964. En m em oria de los campesi­
nos caídos en la resistencia contra el cerco, tuvo lugar el lo.
de enero de 1965 una asamblea en la zona, que reunió a de­
legados del movimiento agrario y de autodefensa, del Partido
CAQUETA
y la Juventud Comunista, la U nión de Mujeres D em ócratas y
otros, la cual expidió un com unicado que determ inó: “... ha­
cer más beligerante nuestra lucha por el levantam iento del
cerco militar y el retiro de las tropas de la región, la creación
MAPA No.5 MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA de escuelas, la construcción de caminos y carreteras, la con­
PERÍODO: 1964
cesión de créditos oficiales baratos y de indemnizaciones por
INSTITUTO DE ESTUDIOS POLÍTICOS
CONVENCIONES Y RELACIONES INTERNACIONALES

ZONAS DE AUTODEFENSA U. NACIONAL


4 Voz Proletaria, 2 de diciembre de 1965.
GUERRILLAS MÓVILES 5 Voz Proletaria, 25 de febrero de 1965.
Escala Aprox. 1—4.000.000
COLUMNAS DE MARCHA Base Cartográfica ICAC
192 LAS FARC (1949-1966)

los peijuicios recibidos p o r los colonos com o efectos del cer­


co bélico”. El docum ento manifiesta que las organizaciones
de la zona estaban dispuestas a utilizar la resistencia arm ada
si no cesaba la agresión oficial. “El objetivo de nuestra lucha
es el mismo ya planteado por los com pañeros de Marquetalia:
la reform a agraria dem ocrática, el im plantam iento de un go­
bierno democrático, para lo que se hace necesario la form a­
ción de un gran frente popular”.
De hecho, el cerco culminó con la tom a militar de esta
región y del área colindante del Guayabero (en el departa­
m ento del Meta) el 22 de marzo de 1965. De inm ediato se
consolidaron los frentes guerrilleros de las dos zonas, que
elaboraron conjuntam ente una carta dirigida a los rep re­
sentantes, diputados y concejales del MRL en la cual plantea­
ban sus peticiones, las cuales constituyen un testimonio del
carácter inicial de estos frentes armados, imbuidos ante todo
de un “agrarismo revolucionario”: Al pasar a la vida civil, algunos ex guerrilleros liberales emergen como los nuevos
jefes políticos regionales, dando paso al “bandolerismo de los señores”. Arriba,
1. Retiro de las tropas (Ejército, Policía y servicio de inteligen­ Leopoldo García, “General Peligro”, aparece acompañado por las autoridades de La
cia) de la región de El Pato, convertida hoy en “zona de guerra” Herrera (1960). Abajo, Efraín Valencia, “General Arboleda”, con habitantes de Las
y levantamiento del cerco militar y de aniquilamiento que el Hermosas (1959). E l T ie m p o .
gobierno ha extendido en todos sus alrededores, extensivo a
todas las zonas rurales de Colombia com o uno de los medios
indispensables para mantener la paz.
2. Levantamiento del estado de sitio y derogatoria de los de­
cretos-leyes 1288 y siguientes, a la vez que pedimos: libertad de
prensa hablada y escrita, libertad de manifestación y de reu­
nión, libertad de asociación.
3. Indemnización por parte del gobierno a las personas peiju-
dicadas por la violencia oficial, que consistiría en lo siguiente:

a. Ayuda en dinero efectivo para compra de alimentos, drogas,


vestuario, herramientas y vajillas.
b. Ayuda en dinero efectivo para compra de animales, como ga­
nado vacuno, mular, caballar, lanar, porcino y aves de corral.
c. Ayuda económica para las familias afectadas, para las viudas,
huérfanos, hermanos, padres de las victimas de la violencia.
d. Ayuda en efectivo para la construcción de escuelas, colegios
y demás centros docentes necesarios para la buena marcha de
la educación.
C iro Trujillo (arriba) y Manuel Marulanda
Vélez (abajo) observan los bombardeos y
el avance del Ejército sobre Riochiquito
(septiembre de 1965). Con los ataques
contra las “repúblicas independientes” se
inicia nuevamente la transformación de las
autodefensas en grupos guerrilleros.
C rom os, E l E spectador.

Ju a n de la Cruz Varela, quien había


llegado a la Cámara de
Representantes como candidato del
MRL, denuncia el asesinato de sus
cuatro hermanos (septiembre de
1960). E l E spectador.

El Frente Nacional permitió el


reintegro de muchos ex combatientes
comunistas a la vida civil. Manuel
Marulanda trabajó como inspector de
carreteras. E l E spectador.
E l 27 de mayo de 1964, siete batallones del Ejército, respaldados por
aviones T-33 y flotillas de helicópteros, iniciaron la “operación
soberanía”, destinada a desolar las autodefensas comunistas de
Marquetalia. E l E sp ecta d o r.
coronel Matallana. E l E spectador.
unidades aéreo-transportadas del batallón Colombia, al mando del
antiguerrilla comandados por el coronel Alvaro Valencia. Participaron

L a agresión militar a Marquetalia constituyó un grave error histórico de la dirigencia colombiana, que aceleró el
surgimiento de las FARC. Varios ministros del despacho izan la bandera de Colombia donde funcionó la sede de
la autodefensa de Marquetalia (junio 1964). E l E spectador.
G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 193

e. Préstamos a largo plazo para la compra de maquinaria como


despulpadoras de maíz, café, molinos de caña y otros enseres
necesarios en el campo, así como para la asistencia de los pas­
tos artificiales y demás sementeras.
f. Indemnización por parte del gobierno por la pérdida de las
cosechas y objetos a causa de la violencia desde que empezó la
agresión.
g. Partidas presupuéstales para la construcción de caminos,
puentes, carreteras y demás obras de beneficio social, inclu­
yendo caminos de penetración a todos los municipios y pobla­
dos adyacentes.
h. Ayuda de la Cruz Roja para la salvación de las vidas amena­
zadas por las enfermedades comunes o provocadas.
i. Libertad e indulto para los presos y perseguidos políticos.
j. Inspección ocular de los señores parlamentarios yjuristas de
la Comisión Internacional de los Derechos Humanos6.

Las agresiones militares contra este conjunto de regiones


producirían la form ación de nuevas columnas de m archa de
campesinos desplazados, similares a las de los años cincuenta,
que habrían de dirigirse hacia nuevas o antiguas regiones de
colonización. La “colonización arm ada”, por oleadas periódi­
cas continuaba su m archa y con ella la extensión territorial
M anuel Marulanda Vêlez, del agrarism o comunista. Las oleadas periódicas de “coloni­
“Tirofijo”, asumió la zación arm ada” estuvieron acom pañadas de un impulso orga­
comandancia de las FARC a
nizacional simultáneo m ediante ligas agrarias, células del Par­
partir de su conformación
durante la Segunda tido o núcleos de la Juventud Com unista y movimientos coo­
Conferencia del Bloque perativos y de mujeres. El objetivo fue siem pre la creación de
Guerrillero del sur, en mayo de
1966. Cromos. u n a legalidad alternativa a la del Estado, en el marco de un
p oder local. Las ligas agrarias fueron tom ando la form a de

6 Voz Proletaria, 29 de julio de 1965. Para el estudio de las características


A PESAR de los cam bios e n su del movimiento agrario del Guayabero, dirigido por viejos guerrilleros
c o n ce p ció n estratégica y e n su de los años cincuenta desplazados a esta región de colonización en
co m p o sic ió n social, a ú n hoy el 1956, es interesante leer la carta dirigida al padre Camilo Torres Res­
c am p esin a d o conserva u n p e so trepo por los comandantes del naciente Comando Guerrillero de Gua­
im p o rta n te e n las filas d e las
yabero, Joselo Ruiz, Heráclito Valbuena, Benito Mora, Alberto Gó­
FARC, lo q u e refleja sus
mez, Apolinar Sánchez, Miro Gorky y Héctor García, publicada en Voz
oríg en es e n la resistencia
cam pesina. Cromos. Proletaria, 12 de agosto de 1965.
194 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 195

ju n tas de colonos o de sindicatos agrarios, según las m odali­ Nuestro Partido ha sostenido que las acciones guerrilleras no
dades de organización campesina en cada región. pueden imponerse artificialmente a las masas sino que tienen
que responder a su propia voluntad de lucha determinada por
Para el Partido Comunista se abría una nueva etapa en la profundas necesidades vitales. Por eso, nuestro Partido se ha
lucha de las masas campesinas. El secretario general de este opuesto sistemáticamente a las aventuras. Pero el problema
Partido afirmaba: “Esta nueva etapa tiene ya un contenido cla­ que se ha iniciado con el ataque militar a “Marquetalia” es bien
ram ente revolucionario. Es una lucha que no se limita a buscar distinto. Y por eso el Partido Comunista planteó desde un
principio la más amplia solidaridad con los campesinos vícti­
la defensa de la vida y de los bienes de la com unidad regional. mas de la agresión de las Fuerzas Armadas oficiales.
A hora plantea su propio concurso para desatar un gran movi­ Toda la experiencia del pasado y los hechos actuales demues­
miento nacional que sea capaz de tom ar el poder”7. tran que el Ejército puede ocupar terreno, pero no logra ni
Sin em bargo, añadía que, “...la presente etapa de la lucha logrará nunca aniquilar las organizaciones campesinas de au­
todefensa, las cuales ante un ataque de esta naturaleza y de las
guerrillera no ha aparecido vinculada a la conform ación com­ proporciones del que se produjo en “Marquetalia” se transfor­
pleta de todas las condiciones de la situación revolucionaria”, man en destacamentos guerrilleros móviles.
razón por la cual, “la lucha guerrillera actual tiene la perspec­ Lo evidente es que el plan oficial para destruir las organizacio­
nes campesinas ha determinado el comienzo de una nueva eta­
tiva de ser prolongada...”8
pa de las luchas de carácter guerrillero en Colombia.
La tesis de la necesidad de com binar todas las formas de Las luchas guerrilleras podrán irse extendiendo, a medida que
lucha incluyendo la lucha armada, había sido aprobada, co­ las suscite la propia política de violencia oficial. Esta es una
mo hem os visto, en el IX Congreso del Partido celebrado en lucha de carácter prolongado cuyo triunfo final dependerá de
su coordinación con todas las formas de lucha de masas, con
el mes de ju n io de 1961, el cual había previsto que “la vía la acción combinada de todos los sectores oprimidos de la so­
revolucionaria en Colombia puede llegar a ser una com bina­ ciedad colombiana.
ción de todas las formas de lucha”9. Esta línea de acción po­
lítica sería ratificada más adelante en el XXX Pleno del Comi­ El XXX Pleno, ante la agresión a las zonas de autodefensa
comunistas había afirmado, por otra parte, que “la política de
té Central del Partido Comunista reunido los días 27, 28 y 29
autodefensa se coloca en el prim er plano de nuestro trabajo
de ju n io de 1964. Y finalmente, la tesis de la com binación será
de masas”. Lo cual no significaba que la autodefensa y las
codificada de m anera sistemática en las “Tesis sobre el movi­
guerrillas representaran las únicas modalidades de acción po­
m iento arm ado” (véase Anexo No. 6) aprobadas en el XXXI lítica. Se consideraban como las formas superiores y más ele­
Pleno del Comité Central del Partido Com unista y ratificadas vadas de lucha, pero no la form a principal. A diferencia de
en el X Congreso del PCC, celebrado en 1966 ya bajo la ad­ otros grupos que em ergieron en este mismo período (como
ministración de Lleras R estrepo10. El XXXI Pleno tiene la el Ejército de Liberación Nacional), el Partido no reducía su
enorm e im portancia de haber concluido que, finalm ente, las participación política a la vía arm ada sino que, por el contra­
previsiones del IX Congreso se habían confirmado: rio, insistía en la necesidad de actuar en otros múltiples pla­
nos incluido el electoral. Y aun afirm aba que la guerrilla co­
m unista había surgido a pesar de la ausencia de condiciones
7 Citado por Ramón López, “Características de la lucha armada”, en revolucionarias maduras.
Documentos Políticos, No. 54, octubre de 1965, p. 6.
8 Ibid., p. 8. En medio del conflicto arm ado y del cerco militar, los gue­
9 Voz Proletaria, 17 de diciembre de 1965. rrilleros se reunieron el 20 de julio de 1964 en una asamblea
10 Documentos Políticos, No. 55, noviembre-diciembre de 1965, pp. 99-100. general que redactaría el llamado Program a Agrario de los
196 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 197

Guerrilleros, que sería en adelante el ideario para el campo cuas, Jaim e Bustos, Luis Salgado, G erm án Rom ero, M artín
de las guerrillas comunistas. Cruz, Javier Gualteros, Campo Elias Luna, Víctor Luna, Israel
La agresión militar a la región de Marquetalia tuvo una re­ Valderrama, B audelinojosé Cedeño, Federico Aldana, Jaim e
sonancia que desbordó las fronteras del país, y el gobierno tuvo Reyes, Ciprián Álvarez, Rogelio Díaz, Pedro Ipús, G am boa
que soportar un alud de denuncias internacionales. La de ma­ Esquivez, Sai Esquivez, Joaquín Ospina, Reinaldo Avilés, José
yor impacto fue, sin duda, la carta dirigida al gobierno colom­ Bedoya, Secundino Perdom o, Víctor Carrillo, Jaim e García,
biano por un grupo de intelectuales y políticos franceses enca­ Efraín Patilludo, M artín Ruiz, Alirio Rojas, Desiderio Gonzá­
bezado por el escritor Jean Paul Sartre y el dirigente comunista lez, Luis González, H onorio González, Fidel González, Abra­
Jacques Duelos. En el plano nacional y bajo la consigna de “de­ ham García, Jesús Ortiz, Darío Mejía, Vidal Charry, G erm án
fender a Marquetalia” se logró movilizar im portantes sectores Garzón y muchos otros. En esta reunión la guerrilla com unis­
de la población gracias a la iniciativa tanto del Partido Com u­ ta se dio el nom bre de “Bloque Sur” y tras realizar un balance
nista como del MRL “línea dura”. Para apoyar al movimiento de las acciones militares cum plidas durante este período,
de autodefensa, el Partido envió como comisarios políticos a aprobó planes de acción militar, política, organización, de
un miembro de su Comité Ejecutivo, Jacobo Arenas, y al diri­ educación y finanzas.
gente de la Juventud Comunista, H ernando González, quien En estos m om entos, cuando se redefinía el papel de la
caería en combate a los pocos meses en la región de Riochiqui- lucha armada, fue necesario entrar a establecer una nueva
to 11. Sin embargo, la aplastante superioridad militar y logística relación entre el movimiento guerrillero y la dirección del
de las Fuerzas Armadas terminaría imponiéndose. Partido Comunista. La Prim era Conferencia G uerrillera de­
A finales de septiem bre de 1964 se realizó en Riochiquito dicó parte de sus deliberaciones a este asunto. Recogiendo la
la Prim era Conferencia G uerrillera con la participación de experiencia de M arquetalia llegó a la conclusión de que:
los diversos destacam entos que se hallaban conform ados: por una serie de causas, es conveniente la unificación de la di­
Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero, 26 de Septiem­ rección política y militar en una sola, personificada en la direc­
bre y algunos grupos menos significativos. Nuevam ente los ción del Partido. Una sola dirección que será la del organismo
máximo de dirección correspondiente del Partido, puede dele­
viejos com batientes de los años cincuenta en el sur del Tolima gar tareas militares específicas y conferir responsabilidades en
o en Villarrica tom aban las armas: Isaías Pardo, Darío Loza­ los cuadros respectivos y esto facilitará grandemente y simplifi­
no, Jaim e Guaracas, Roberto López, Jesús Medina, Parméni- cará las tareas de la dirección del movimiento guerrillero12.
des Cuenca, Isauro Yosa, Rigoberto Lozada, M anuel Maru-
landa, Ciro Trujillo, Luis Pardo, Luis Perdom o, Miguel Pas- La Conferencia, en sus conclusiones, planteó la necesidad
de actuar “nacionalm ente”, como un solo movimiento, es de­
cir, superar el carácter localista que había m antenido desde
11 En la primera comisión de apoyo político enviada por el Partido a los años cincuenta: “Considera la Conferencia de u n a ex­
Marquetalia en 1963, cuando ya se veía venir la agresión militar, ade­ trao rd in aria im portancia la iniciativa de unificar nuestras
más de Jacobo Arenas participó Pedro Vásquez Rendón, quien enca­ fuerzas dentro de bloques geográficos determ inados, con lo
bezaría un poco mas tarde la fracción maoísta que daría origen al PCC cual el radio de acción del movimiento guerrillero para cada
m-1. Vásquez tuvo serios enfrentamientos con los dirigentes de la zona,
ya que entró a cuestionar la actitud pasiva que venían asumiendo y a
exigir su inmediata conversión en guerrillas móviles; véase Olga Behar,
Las guerras por la paz, op. cit., p. 69. 12 Ciro Trujillo, Páginas de su vida, op. cit., p. 103.
198 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 199

uno de los grupos, se am pliará y con ello contarán con mejo­ ciparon en esta reunión conform aron el núcleo inicial de la
res condiciones para la planificación, determ inación y desa­ nueva organización guerrillera.
rrollo de las acciones futuras”13. En esta Conferencia se adoptaron los estatutos, el regla­
La necesidad de esclarecer temas relacionados con la tác­ mento interno, el régimen disciplinario y las normas de com an­
tica y la estrategia del movimiento guerrillero llevó a la reali­ do; además se aprobó un plan militar nacional y se afirmó que
zación de la Segunda Conferencia Nacional de Autodefensa, iniciaban una lucha prolongada por la toma del poder15. En
los días 25 y 26 de septiem bre de 1965 (Véase Anexo No. 7). estos primeros años de surgimiento de las FARC su composi­
U na vez que la resistencia de M arquetalia fue finalm ente ción social era netam ente campesina, con muy contadas excep­
doblegada por el Ejército, así com o invadida la región de El ciones, tales como Jacobo Arenas, ex dirigente sindical. Refi­
Pato, sus miembros trasladaron su eje de actividad hacia Rio- riéndose a la resistencia de Marquetalia, dice Arenas que “su
chiquito-Tierradentro en el departam ento del Cauca, en don­ origen era netam ente campesino, eran propietarios agrarios,
de se realizó la Prim era Conferencia Guerrillera. En esta re­ propietarios de fincas, de parcelas, dueños de ganado, de cul­
gión la amenaza de agresión era inm inente debido a la crea­ tivos, es decir, pequeños productores campesinos”16. No podía
ción de un com ando militar en Tierradentro, m ediante el ser de otra manera, ya que a diferencia del resto de los grupos
Decreto-ley 1833 de 1964 dictado al am paro del estado de guerrilleros que emergieron en estos años, de clara raigambre
sitio. “Pedimos 18 escuelas y nos pusieron 18 puestos milita­ urbana, al menos en su cúpula dirigente, las FARC tenían sus
res”, replicaron de inm ediato los campesinos de la zona. A su raíces en una resistencia campesina que se puede rastrear des­
vez, un docum ento de los dirigentes de Riochiquito enviado de las primeras décadas de este siglo.
al general Ayerbe Chaux, concluía con una afirmación pre­ En relación con los destacamentos que se aprueban en la
monitoria: “En Riochiquito, señor general, los m andos mili­ Segunda Conferencia, afirma Jacobo Arenas que “Era aquélla
tares y el gobierno van a sufrir una nueva equivocación, por­ una táctica aproxim ada a una concepción operacional, u na dis­
que de la misma m anera que hem os defendido con pasión y tribución de la fuerza guerrillera para operar en guerra de gue­
ardentía la paz, vamos a dem ostrar de lo que somos capaces rrillas móviles en amplias áreas de operaciones militares”1 .
si nos es im puesta la guerra”14. Se constituyeron seis destacam entos guerrilleros bajo la
Sin embargo, en esta región la resistencia no se prolongó dirección de Ciro Trujillo, Joselo Losada, Carm elo López,
m ucho y tras la ocupación a “sangre y fuego” del caserío de Rogelio Díaz, José de Jesús Rojas Rivas (“Cartagena”) y Ma­
Riochiquito por tropas aerotransportadas del Batallón Co­ nuel M arulanda Vélez (en coordinación con Jacobo Arenas)
lom bia el 15 de septiem bre de 1965, los guerrilleros que ha­ respectivamente.
bía en la zona se repartieron en destacam entos evacuando la En una decisión que Arenas considera inexplicable, Ciro
región en dirección al lugar de reunión de la II Conferencia Trujillo, quien ocupaba el segundo m ando en las FARC, de­
del Bloque G uerrillero del sur de Colom bia (25 de abril al 5 cidió concentrar el conjunto de los destacam entos (con las
de mayo de 1966) constitutiva de las Fuerzas Armadas Revo­
lucionarias de Colombia, FARC. Los 350 hom bres que parti-
15 C f. la declaración política emanada de la Conferencia, F A R C , p o r la
1966.
lib e r a c ió n n a c io n a l. P r e s e n c ia d e la d ig n i d a d ,
13 Ramón López, “Características de la lucha armada”, op. c it., p. 9. 16 Jacobo Arenas, o p . c it., p. 68.
14 V o z P r o le ta r ia , 23 de septiembre de 1965. 17 I b id ., p. 90.
200 LAS FARC (1949-1966) G u e r r il l a s y g o b i e r n o s m il it a r e s 201

solas excepciones de los de Joselo y M arulanda), en la región rales campesinos, debía sustentarse en el predominio de la cla­
cafetera del Quindío. El desastre fue total. “Pronto la fuerza se obrera como vanguardia. En otras palabras, se estaba lejos
concentrada fue detectada por el Ejército que se lanzó sobre del “guevarismo” y su versión del foco audaz como m otor del
ella y com o no había plan militar para una fuerza concentrada proceso revolucionario:
sino planes para operar como destacam ento y en guerra de
El objetivo central de la lucha revolucionada en Colombia es
guerrillas móviles, nuestra fuerza se replegó desorganizada­ la unidad popular y patriótica entre el campo y las ciudades y
m ente y cada com andante salió con sus hom bres en busca de entre las diversas corrientes que separadamente desean un
protección de masa y terren o ”18. cambio radical de la sociedad. La tarea fundamental es la uni­
A nte este descalabro, sólo el trabajo político que se venía dad de la clase obrera, para (que) se convieda en el destaca­
mento de vanguardia (...) Para realizar estas tareas es indispen­
desarrollando en la región de El Pato perm itió a las FARC
sable una labor perseverante de combinación de todas las for­
sobrevivir. “Perdimos muchos hom bres y el 70% de las armas. mas de lucha, legales e ilegales, que encaucen el anhelo
Se recuerda que hasta la Q uinta Conferencia pudo decir Ma­ creciente de un cambio político profundo20.
nuel M arulanda: Por fin nos hemos repuesto del mal que casi
nos liquida”19. En los años siguientes, y a pesar de las intenciones mani­
Entre el 3 y el 14 de enero de 1966 se desarrolló en La fiestas en sus docum entos de constituirse en un futuro no
H abana la prim era Conferencia de Solidaridad de los Pueblos lejano en una fuerza destinada a la conquista del poder, su
de Asia, Africa y América Latina, que contó con representantes radio de acción y su protagonism o regional reducirían a las
de fuerzas revolucionarias de 82 países, incluyendo a Colom­ FARC a una guerrilla más orientada a la “participación so­
bia. A esta conferencia sólo pudo asistir por Colombia la dele­ cial” de las com unidades locales bajo su influencia, que a una
gación del Partido Comunista, debido a que las delegaciones guerrilla destinada a la “sustitución social”. De esta m anera,
de otros partidos políticos o movimientos guerrilleros tuvieron las FARC no constituirían durante estos años un protagonista
dificultades para el viaje. La delegación estaba compuesta por im portante de la vida nacional. A lo sumo, se convertirían en
Diego M ontaña Cuéllar (miembro del comité ejecutivo en ese una fuerza política local en las regiones en las cuales tenían
entonces), Alvaro Delgado, Teodosio Varela, Alberto Rojas Pu­ su asiento fundamental. Entre la Prim era (1964) y la Séptima
yo, Jaim e Guaracas y el “com andante Baltazar” del Frente Sur, (1982) Conferencias su crecimiento fue vegetativo con avan­
quien sostuvo duros enfrentamientos a lo largo de la Conferen­ ces y retrocesos. La ru p tu ra se produjo en la VII Conferencia
cia con el propio Fidel Castro. En la ponencia presentada por celebrada en 1982, en la cual se le añaden a la sigla FARC dos
la delegación del Partido Comunista, que no podía ser del agra­
do de una conferencia casada de antem ano con un militarismo
a ultranza para acceder al poder, se reafirmaba la tesis de la 20 “Primera Conferencia Tricontinental. Ponencia de la delegación de
Colombia”, en Documentos Políticos, No. 57, p. 60. En este mismo docu­
combinación de todas las formas de lucha. Además, se afirma­ mento se lee a propósito de la lucha armada, que estaba siendo mag­
ba en el texto de la intervención que la forma predom inante nificada en la Conferencia: “El problema teórico de si la revolución
de acción política lejos de descansar en los destacamentos ru- debe ser cruenta o pacífica puede seguirse discutiendo (...) Lo que
podemos afirmar a la luz de la revolución cubana es que la vía, armada
o no armada, depende no del deseo o del capricho de los revoluciona­
rios, sino de las relaciones de fuerza y de la actividad de las clases que
18 Ibid. actúan. Pero, sobre todo, cualquiera que sea el camino que la reacción
19 Ibid. imponga, la única vía cierta es la vía del marxismo-leninismo”, p. 53.
202 LAS FARC (1949-1966)

letras, EP (Ejército del Pueblo), y se redefine su papel dentro


de la estrategia com unista para acceder al poder. EL FRACASO DE LA INTOLERANCIA
Este rediseño del papel de la guerrilla en la política comunis­
ta coincidió con un cambio significativo en la composición social
de las FARC, es decir, en los segmentos sociales dentro de los
cuales se realizaba el reclutamiento de sus miembros. “Se han
operado cambios muy importantes. Al principio la casi totalidad
de sus componentes eran los campesinos. Y todavía el campesi­
nado sigue teniendo un peso específico en las FARC. Pero en los
últimos años esa situación se ha venido modificando con la in­
corporación de otras gentes a la lucha nuestra, a la lucha armada
por el poder”21. Arenas hace referencia a la incorporación de
obreros, intelectuales, estudiantes, médicos, abogados, profeso­
A MANERA DE NOTAS FINALES
res y sacerdotes, quienes habrían contribuido a mejorar el nivel
cultural y las expectativas del movimiento.
El problema de las relaciones entre la lucha legal y la lucha ilegal
En este sentido es profundam ente cuestionable una ten­
que ha utilizado el Partido Comunista a lo largo de su torm en­
dencia interpretativa rom ántica de las FARC que busca pro­
tosa historia es, sin lugar a dudas, central para nuestro país.
longar hasta hoy sus orígenes en la resistencia campesina, ca­
Colombia, debido a múltiples factores, vio frustrada durante
racterizando a las FARC como una corriente “dem ocrática
décadas la formación de un renovador “tercer parúdo” y cómo
radical” o como una guerrilla para la “participación social”.
languidecían todos los intentos de conformar un polo de iz­
El propio Jacobo Arenas subrayaba al respecto: “... el conjun­ quierda democrática. En efecto, el campo de la izquierda fue
to de nuestros guerrilleros sabe que estamos luchando ya no prácücamente copado a parür de los años sesenta por los gru­
por una simple defensa de la vida y la parcela sino p o r el pos alzados en armas y de manera marginal, por grupos o gru-
cam bio del sistema social en Colom bia”22. Si todavía hoy el púsculos sin una incidencia seria en la vida nacional, la inmensa
órgano de divulgación de las FARC se llama Resistencia, sim­ mayoría de vida efímera. Como diría Jacques Fauvet, “en el ce­
bolizando su pasado autodefensivo, ésta es sólo una reminis­ menterio de los movimientos políticos muertos al nacer, la ex­
cencia del pasado.
trem a izquierda ocupa claramente la hilera más amplia”.
El cambio en las FARC, a partir de la VII Conferencia, Sin duda esta experiencia tiene sus raíces en la Violencia,
inició una ruptura en el frágil equilibrio m antenido entre el que desvertebró p o r años al movimiento obrero y popular
Partido y su brazo arm ado en beneficio del segundo. Éste fue organizado, y redujo durante los años cincuenta al Partido
un cambio crucial que determ inaría, con el tiempo, el predo­ Com unista a unos débiles núcleos, tanto rurales com o urba­
minio del polo militar como agente dinam izador de la acción nos, imbuidos de u n a m entalidad conspirativa. Esta situación
política de esta organización. se vio acrecentada debido a la percepción del carácter cerra­
do del Frente Nacional y ante todo, a la expansión de la “gue­
rra fría tardía” p o r todo el continente, a consecuencia de la
21 Jacobo Arenas, Cese elfuego, op. cit., p. 95. Revolución Cubana. El surgimiento de la prim era revolución
socialista en el Hem isferio Occidental, la cual generó una
204 LAS FARC (1949-1966) N otas f in a l e s 205

convulsión revolucionaria y antiimperialista en vastas capas acción política de oposición han sido en extremo reducidos.
de la población, cambió en forma radical el panoram a políti­ Este hecho ha servido de justificación, por parte de la cúpula
co de América Latina. El continente se polarizó. Para unos, comunista, para no acceder a la desmovilización del movimien­
la Cuba de la Prim era Declaración de La H abana aprobada to armado, aceptando sólo su transformación en movimiento
en septiem bre de 1960, encarnaba la “tierra prom etida”: la de autodefensa en las breves etapas de tregua y negociación
revolución había dejado de ser un sueño im probable. Para que ha vivido Colombia.
otros, agrupados en torno a la Alianza para el Progreso,tal La concepción com binatoria no vio la luz sólo a conse­
am enaza era un reto insoportable. cuencia de la experiencia histórica, sino en el marco de la
Pero la polarización no sólo se produjo entre los partidarios dura polémica que se desarrolló a lo largo del continente.
del cambio y los simpatizantes del statu quo. Tanto o más radical, Polémica sectaria, descarnada, virulenta, que polarizó en dos
fue la polarización en el campo de las fuerzas revolucionarias. bandos irreconciliables al campo revolucionario: los partida­
Bajo la influencia de la Segunda Declaración de La Habana, una rios a ultranza de la lucha arm ada y los partidarios de utilizar
especie de “Manifiesto Comunista para América Latina”, la dife­ múltiples formas de acción política, incluida o no la m odali­
rencia entre un revolucionario y un reformista no brotaba de los dad armada. Algunos partidos comunistas de América Latina
objetivos finales, ya que todos los proyectos vislumbraban el so­ se volcaron hacia esta últim a en forma total, como en Vene­
cialismo como su utopía terrenal, sino de los métodos de lucha. zuela o Guatemala, otros se m antuvieron en el marco de la
La lucha armada distinguía con su marca de hierro al revolucio­ lucha legal, como en Chile o Argentina, m ientras que en Co­
nario del reformista. Los jóvenes más generosos y valientes del
lombia el Partido Com unista adoptó la postura intermedia.
continente se embarcaron por esta vía, cuya futilidad se eviden­
Su estrategia com binatoria buscaba darles a las acciones de la
ció de inmediato en algunos países, mientras que en otros como
guerrilla un carácter de com plem ento para las acciones polí­
el nuestro sólo se mostraría dos o tres décadas más tarde.
ticas y sociales, con objeto de generar una crisis de goberna-
La tesis del Partido Comunista Colombiano sobre la com­ bilidad en el sistema político. Su justificación nacería de dos
binación de todas las formas de lucha, enfrentada a la euforia postulados: p o r una parte, la idea de que la violencia nace de
militarista que dominó en los años sesenta a nuestras naciones, las características del régim en colombiano y, p o r tanto, que
no nació de un dogma marxista. En clara exégesis esta concep­ eo últim a instancia el sistema político es el factor causante de
ción es contraria a los postulados clásicos, que consideran la la em ergencia de la guerrilla. Y por otra, el presupuesto de
lucha arm ada como una expresión superior de acción política que ninguna acción pacífica o de masas puede tener éxito si
en circunstancias excepcionales (por ejemplo, en una situación lo militar no está presente como puntal de apoyo.
insurreccional). La tesis de la combinación de formas de lucha
Dos lógicas poderosas term inan por retroalim entarse. El
constituyó un resultado histórico no calculado de antemano.
Estado se cierra día a día en form a creciente ante la amenaza.
Sus orígenes se rem ontan a la utilización simultánea de los me­
Y la g uerrilla empieza a actuar militarm ente con autonom ía
dios legales e ilegales que acom pañaron la historia de las luchas
de los factores políticos1. En última instancia, la lógica com-
agrarias en el país, particularmente las inspiradas p o r el Partido
desde sus orígenes, cuya tradición sería retom ada en el período
de la Violencia. Por otra parte, la decisión de impulsar la resis­
1 Una reflexión similar a la nuestra, para el caso de Chile, es desarrolla­
tencia arm ada desde 1949 sería, desde entonces, un com ponen­ da por Ricardo Núñez, “El desafío democráüco y la lucha armada en
te de la vida del Partido, en un país donde los espacios para la Chile”, en Nueva Sociedad, No. 89, Caracas, mayo-junio 1987.
206 LAS FARC (1949-1966) N otas f in a l e s 207

binatoria parte de la idea de que en Colom bia no es posible prendió el m om ento político, que exigía la desmovilización
una solución política a nuestros conflictos, si no se acom paña definitiva de las FARC. Los voceros de la UP aseguraron que
de un ingrediente militar. De esta m anera, las alternativas po­ desde las corporaciones públicas iban a continuar la vieja bre­
líticas quedan supeditadas a la lógica de la guerra y a las ca­ ga en nuevas condiciones, para alcanzar la transform ación
pacidades operativas que las fuerzas enfrentadas tengan para revolucionaria de Colombia. Pero a continuación subrayaron
dirim ir a su favor el conflicto. La subordinación de lo militar que no habría entrega de armas y que la perm anencia de la
a lo político se revierte a favor de la lógica militar. Las FARC organización guerrillera se configuraba com o única garantía
term inarían devorando al Partido. para el desarrollo del proceso. La “guerra sucia” se desató sin
Los efectos fueron nefastos. El Partido Com unista term i­ diques de contención contra la UP. Además de los propios
nó bloqueado: ni hacía la guerra, ni hacía la paz. Este com­ agentes del genocidio, que com prom ete ante todo a miem­
portam iento se extendió progresivamente, como una m an­ bros de los cuerpos de seguridad del Estado, la responsabili­
cha de aceite, dado el carácter mayoritario que tuvo el Parti­ dad de la cúpula dirigente del Partido Com unista es innega­
do, durante varias décadas, sobre el conjunto de la izquierda. ble. La política com binatoria era un suicidio para los dirigen­
El resultado fue nítido: al sistema cerrado bipartidista se aña­ tes y activistas legales expuestos a una represalia criminal, en
dió la incapacidad de la izquierda para disputarle a los parti­ respuesta a las actividades de las FARC.
dos tradicionales su hegem onía en la sociedad civil. De esta Este libro es el testim onio de un gran fracaso. La frustra­
m anera, la voluntad de tom ar el po d er en última instancia ción de úna agrupación política im buida de com portam ien­
por asalto, en condiciones que m ostraron con el tiem po y con tos e ideologías intolerantes, incapaz de ver en el adversario
las lágrimas su futilidad, le permitió a un bipartidism o en cri­ otra cosa que un enem igo absoluto que debe ser abatido.
sis continuar gobernando a sus anchas a pesar de sus debili­ Hoy, cuando puja vigorosamente por nacer la nueva Co­
dades y ausencias. Y en el círculo vicioso de las “represa- lombia, pluralista, abierta y tolerante, todos esperam os que
lias/contrarrepresalias” entre el Estado y la oposición, se fue la noche oscura de la Violencia, cuyas secuelas y pesadillas
bloqueando la em ergencia de un esquem a gobierno-oposi­ subsisten expresadas de múltiples formas, se encuentre en
ción real, es decir, un sistema dem ocrático pluralista, debido vías de extinción. Los actuales dirigentes de las FARC, quie­
a la m utua “criminalización” de los dos polos en conflicto. En nes han reiniciado recientem ente conversaciones con el go­
otras palabras, la política de la com binación de las formas de bierno nacional en Caracas, tienen la palabra.
lucha sólo contribuyó a apuntalar la dem ocracia restringida,
que rigió en el país en la segunda m itad de este siglo.
El 28 de mayo de 1984 se firmó p o r prim era vez u n a tre­ Santafé de Bogotá, septiem bre de 1991
gua entre las FARC y el gobierno. Dos años más tarde, gracias
a un partido legal que había surgido como consecuencia del
proceso de paz, la U nión Patriótica (UP), la familia com unista
alcanzó 14 senadores y representantes, 20 diputados y más de
300 concejales. Dos com andantes de las FARC, Braulio He-
rrera e Iván M árquez, accedieron a la C ám ara de R epre­
sentantes. Las posibilidades que q uedaban al descubierto
eran enormes. No obstante, el Partido Com unista no com-
Anexos

ANEXO No. 1. Declaración de la Prim era Conferencia Nacio­


nal del Movimiento Popular de Liberación Nacional (16 de
agosto de 1952)

ANEXO No. 2. M em orándum de las Fuerzas Guerrilleras del


Sur al Teniente C oronel Antonio M aría Convers Pardo (10
de septiem bre de 1953)

ANEXO No. 3. Declaración del Estado Mayor Guerrillero de


El Davis y de su Comisión Política (26 de ju n io de 1953)

ANEXO No. 4. Circular de las Fuerzas Armadas a los grupos


alzados en armas del Sur del Tolim a (25 de septiem bre de
1953)

ANEXO No. 5. Conclusiones de la II Conferencia Regional


del Sur (28 de octubre de 1953)

ANEXO No. 6. “Tesis sobre el movimiento arm ado”, elabora­


das en el 31o. Pleno del Comité Central del Partido Com u­
nista.

ANEXO No. 7. Segunda parte de la ponencia central discutida


en la Segunda Conferencia Nacional de A utodefensa (26 de
septiem bre de 1965)
Anexo No. 1

Declaración de la Prim era Conferencia Nacional del Movi­


m iento Popular de Liberación Nacional
En los m om entos en que el M inistro de G obierno, señor
Luis Ignacio Andrade, anunciaba al país por radio el 15 de
agosto que estaban a punto de ser sofocados todos los nú­
cleos revolucionarios organizados en el país para com batir a
la actual dictadura, se reunía en un lugar del D epartam ento
de Boyacá la Prim era Conferencia del Movimiento Popular
de Liberación Nacional.
A esta asam blea concurrieron delegados de todos los
frentes de lucha que existen en Colombia y cuyo objetivo pri­
mordial es el de restablecer las instituciones democráticas
I
abolidas desde el día en que el señor O spina Pérez clausuraba
el Congreso de la República, integraba a su antojo la Corte
Suprem a de Justicia y el Consejo de Estado, aniquilaba la li­
bertad de prensa y acababa con el derecho de reunión. Era el
9 de noviembre de 1949, fecha luctuosa en los anales históri­
cos de nuestra América.
Diez y ocho días después, cuando el país era dom inado por
el terror oficial, fue designado Presidente de la República el
señor Laureano Góméz, a quien le ha comenzado a señalar la
justicia las primeras sanciones por su espíritu sanguinario, por
su procacidad tradicional y por su ambición desmedida de
mando. Durante cuarenta años persiguió el señor Gómez la
Presidencia de la Nación colombiana, valiéndose de cuantos
212 Anexos An exos 213

recursos estaban a su alcance para calumniar a las figuras más del segundo dictador U rdaneta que ha tenido la República al
representativas de su época, para provocar toda clase de escán­ través de su accidentada historia de campañas libertarias.
dalos y buscar las más abominables alianzas con los adversarios Lo atañadero a la plataforma ideológica o doctrinaria que
de las instituciones democráticas que trataban de consolidarse fue objeto, durante tres días consecutivos, en un am biente de
entre nosotros, a pesar de la vacilante posición asumida p o r los amplia discusión, provocado noblem ente por los anhelos de
tímidos gobernantes de los años anteriores a 1946. emancipación que bullen en la conciencia del pueblo colom­
Sin em bargo, com o si la fatalidad hubiera estado presi­ biano, de un intenso debate que finalizó con la aprobación uná­
diendo el destino de este hom bre funesto, al llegar a la Presi­ nime de nítidas conclusiones, que han de comenzar a traducir­
dencia de la República la vida se encargó de vengar a sus víc­ se en hechos trascendentales para el futuro de Colombia.
timas expiatorias, im pidiéndole ¿pie pudiera ejercer las fun­ Igualmente, en forma unánime fue condenado el bandole­
ciones de jefe de Estado. rismo por los representantes de todos los guerrilleros: los de
Hoy, en los linderos de la m uerte, cuando la conducta del los Llanos orientales, los de Urrao y Salgar, los de Chaparral y
señor Gómez pasará a la posteridad com o un símbolo de la el Líbano, los de Yacopí y Muzo, los de Sumapaz, el Valle, el
destrucción de la dem ocracia colom biana y del m artirio de Huila y otros sectores del país en la forma siguiente:
sus com patriotas humildes, el país comienza a sentir el fenó­ La Convención del Movimiento Popular de Liberación
m eno de la liquidación de la dictadura que nos oprim e. Nacional considera que la lucha revolucionaria que se realiza
El señor U rdaneta Arbeláez, ligado a familias que disfrutan en el país contra la dictadura conservadora reclama el concur­
el poder en Colombia para enriquecerse y para conculcar los so de todos los hom bres de bien, cualesquiera que sean los
derechos elementales de la ciudadanía -desde el dictador Ge­ partidos políticos a que pertenezcan, para restaurar las insti­
neral Urdaneta hasta don Carlos y Jorge Holguin- predica fa­ tuciones dem ocráticas y salvaguardar los derechos ciudada­
lazmente cordialidad, mientras sus subalternos siembran en Vi- nos y denuncia com o contrarios a los principios cardinales en
llavicencio, en el Líbano, en Rovira, en Santander, por todos que se inspira la lucha revolucionaria, todo acto de bandole­
los lugares del interior de la República, la m uerte y la desola­ rism o, todo atentado contra la integridad personal de los
ción. Política hipócrita contra la cual las fuerzas vivas del pue­ com patriotas o de violación de los elementales fueros hum a­
blo están protestando eficazmente. Esas fuerzas que no han nos. Por consiguiente, las guerrillas deben continuar impla­
querido someterse, que no quieren pactar con los asesinos del cablem ente su tarea de limpiar el territorio nacional de ele­
pueblo, que no quieren participar en el reparto de privilegios m entos que por sus malos antecedentes morales son indignos
que ofrece la dictadura a quienes la sostienen o toleran, estu­ de representar en cualquier campo la causa de la democracia,
vieron representadas, en forma auténtica, en la Prim era Con­ cuya defensa es el objeto fundam ental de esta reunión.
ferencia del Movimiento Popular de Liberación Nacional. En cuanto al Program a que se inserta enseguida, la Con­
Hay dos aspectos que querem os resaltar a los ojos de los ferencia recom endó difundirlo intensam ente, p o r todos los
colombianos honrados: el que se relaciona con la plataform a medios, a cuantos quieran que Colom bia no siga siendo el
ideológica que el pueblo reclama com o concreción de sus refugio de una oligarquía corrom pida, sino el cam po abierto
anhelos y el referente a la condenación de los bandoleros que para la formación de una patria grata a todos los colombia­
con cualquier pretexto roban, incendian y matan, al am paro nos. En folleto especial se explicarán las claúsulas que inte­
del trem endo desorden nacional que ha creado el régim en gran el program a, cuyo texto es el siguiente:
214 A nexos An exos
215

El Movimiento Popular de Liberación Nacional se propone empréstitos contraídos sin aprobación del pueblo y anulación
instaurar un Gobierno Popular Democrático, fundamentado de los tratados lesivos para la soberanía nacional.
en la formación de Consejos Populares y en Comités de Frente
Democrático, que están llamados a unir y expresar la voluntad 4
de todos los hombres y mujeres de Colombia que luchan con­
tra el despotismo y la agresión de la dictadura conservadora. Mejoramiento continuo de las condiciones de vida de los pro­
El Gobierno Popular Democrático se constituirá sobre las si­ letarios, consagrando y complementando sus conquistas socia­
guientes bases programáticas: les en un Código de Trabajo, elaborado democráticamente.
Restauración del fuero sindical. Establecimiento del salario
1 mínimo y del salario vital. Ampliación del Seguro Social cos­
teado por el Estado y los empresarios. Realización de un vasto
Libertades democráticas para el pueblo: plena libertad de plan de viviendas adecuadas para los trabajadores.
prensa, de asociación, de reunión y de palabra. Libertad de
organización para los trabajadores y reconstrucción del movi­ 5
miento obrero y campesino sobre el principio de la unidad Justicia eficaz y gratuita, con tribunales yjueces elegidos popu­
sindical. larmente. Derecho de sufragio para todos los hombres y mu­
2 jeres mayores de 18 años. Separación de la Iglesia y el Estado;
libertad de cultos; establecimiento del divorcio vincular. Pro­
Reforma agraria democrática que ponga en práctica el princi­ cesos penales contra los responsables intelectuales y ejecutores
pio de la tierra para quien la trabaja y que termine con las materiales de la política de “sangre y fuego”.
relaciones semifeudales en el campo. El Movimiento Popular
6
de Liberación Nacional confiscará enérgicamente y sin indem­
nización, de manera inmediata, las tierras y bienes de los ha­ Instrucción y cultura para el pueblo: establecimiento de la ins­
cendados y terratenientes enemigos del pueblo y cómplices de trucción obligatoria y gratuita para todos los niños. Extirpa­
la dictadura, de acuerdo con las decisiones de los Consejos ción, a toda costa, del analfabetismo. Instrucción técnica para
Populares y respetará, al mismo tiempo, las tierras y bienes de los hijos de los trabajadores y sistema democrático de becas
los que simpaticen con la revolución, se solidaricen con los para las carreras profesionales. Establecimiento de casas-cunas
intereses del pueblo y sean consecuentes con la democracia. y guarderías infantiles en todas las fábricas y barrios para ase­
Las tierras confiscadas a los enemigos del Movimiento Popular gurar la protección de la infancia. Democratización de la uni­
de Liberación Nacional serán distribuidas en forma gratuita y versidad y amplia libertad de cátedra. Fomento de la educa­
proporcional entre los participantes de la lucha, de acuerdo ción física y del deporte, libertándolo de la especulación.
con sus necesidades.
El movimiento por el mejoramiento efectivo de las condicio­ 7
nes de vida de los trabajadores agrícolas; por la jornada de Defensa de la soberanía nacional mediante el desarrollo inde­
ocho horas en el campo; por prestaciones sociales y servicios
pendiente de la economía colombiana. Electrificación e indus­
médicos completos; por crédito suficiente y fácil para los cam­ trialización del país, especialmente en el sentido de construir
pesinos y agricultores en general. la industria pesada para la fabricación de maquinaria. Defensa
Eli movimiento defiende los intereses de los indígenas, la inte­ de la industria efectivamente nacional contra la desleal compe­
gridad de sus comunidades, la autonomía de sus Cabildos, pro­ tencia extranjera. Fomento de la navegación mercantil, aérea,
picia el mejoramiento de sus condiciones de vida y exige la marítima y fluvial de carácter nacional.
devolución de sus tierras usurpadas.
8
3
Política internacional independiente y de paz, contra los intere­
Nacionalización de las minas, concesiones y plantaciones ex­ ses creados que azuzan y fomentan las guerras; contra la política
plotadas por monopolios extranjeros. Desconocimiento de los y propaganda bélica. Apoyo a todo esfuerzo tendiente a la reduc-
216 Anexos

ción progresiva de las Fuerzas Armadas de todas las naciones y


a la prohibición de las armas de destrucción en masa. Anulación Anexo N o. 2
de todo compromiso de ayuda militar a potencias extranjeras y
de envío de tropas colombianas a frentes extemos de agresión.
Relaciones diplomáticas y comerciales con todas las naciones
que traten a Colombia en pie de igualdad.
Estos principios programáticos deberán ser puestos en práctica
en la medida de las posibilidades, en las zonas liberadas, por
parte de los Consejos Populares y de las autoridades designadas
por ellos. Y serán consagrados posteriormente en una Constitu­
ción democrática aprobada por la Asamblea Constituyente que
sea elegida de modo directo por el pueblo colombiano.
Los Comités del Frente Democrático que deben organizarse en
todo el país deberán hacer conocer de la opinión pública este
programa por medio de una continua y amplia propaganda.
Dado en el Departamento de Boyacá a los dieciséis días del mes M em orándum de las Fuerzas Guerrilleras del Sur al Teniente
de agosto de mil novecientos cincuenta y dos. Coronel A ntonio María Convers Pardo.
Fuerzas guerrilleras del sur del Tolima

Zona No. 15, Calarma, septiembre 10 de 1953.

Al Sr. Comandante del Ejército acantonado en Chaparral, Te­


niente Coronel Antonio María Convers Pardo.
E.S.C.
Muy respetuosamente nos dirigimos a Ud. para tratar el pro­
blema relacionado con la situación surgida entre las fuerzas
gubernamentales y nuestros destacamentos guerrilleros.

Primero que todo queremos lamentar muy sinceramente los


hechos ocurridos en los últimos días, que han roto la tregua
inicial para un entendimiento entre las Fuerzas Armadas de la
República y el movimiento guerrillero bajo nuestra dirección
que, como el que más está interesado en el retorno a la nor­
malidad de la Nación, conforme a los lincamientos enunciados
por el nuevo gobierno presidido por el Sr. Tte. General Gus­
tavo Rojas Pinilla. Desgraciadamente estos hechos ocurrieron
debido a la conducta agresiva de las comisiones de “paz” en­
viadas y debido al lenguaje soez de un Cabo de Destacamento
bajo su mando, por lo demás impropio en emisarios destina­
dos a conseguir contactos para conversaciones amistosas con
los guerrilleros.

Queremos significar en la presente que mientras el nuevo go­


bierno nos habla un lenguaje de “paz, justicia y libertad para
218 An exos

todos”, fuerzas destacadas del mismo gobierno desatan una


ofensiva semejante en crueldad a las de la siniestra camarilla A n ex o N o . 3
oligárquica que cayó el 13 de junio bajo el peso de sus propios
pecados. N o entendem os cóm o, mientras se llama al movi­
miento guerrillero para que contribuya al retorno de la norma­
lidad en el país, al mismo tiempo se nos habla en el sordo y
homicida lenguaje de las armas.
Consideramos que tal tratamiento no es propio para un enten­
dimiento patriótico, tendiente a consolidar en la práctica el
clima de paz para los colombianos, decimos que los responsa­
bles de la reanudación de la lucha seguramente son fuerzas
interesadas en crearle problemas al gobierno militar, para im­
pedirle el desarrollo de programas que ha esbozado. Creemos
que se trata de la ingerencia de las funestas “guerrillas de paz”
que la camarilla derrocada organizó para mantener en los cam­
pos un clima permanente de violencia. Declaración del Estado Mayor G uerrillero de El Davis y de
Estamos en condiciones de entrar en conversaciones y quere­ Comisión Política
mos hacerlo, entendiendo que el cese de la lucha en las actua­
DICTADURA MILITAR EN COLOMBIA
les condiciones beneficia al pueblo colombiano y está en con­
(Nueva maniobra de la reacción contra el pueblo)
cordancia con los propósitos de su Gobierno. Somos un movi­
miento curtido en varios años de lucha contra un dictadura Tal como se venía alertando por nuestra parte desde días atrás,
anticolombiana y por tanto esperamos de los jerarcas militares el día 13 de junio la camarilla godo-falangista de Colombia
un trato acorde con nuestra investidura. traspasó el poder a los militares. El actual dictador según esta
Del Sr. Comandante. noticia, ya confirmada por los hechos, es el teniente general
Gustavo Rojas Pinilla, el delincuente más villano del país quien
COMANDO DESCENTRALIZADO ZONA No. 15, Calarma. conquistó su título a base de asesinatos y masacres.
Capitán Comandante, José A. Richard.
El pueblo colombiano debe recordar todavía con dolor que fue
Rojas Pinilla el que realizó la matanza colectiva en la Casa Liberal
de Cali en 1949, siendo comandante del Ejército en esa locali­
dad; debe recordar también que es uno de quienes más se ha
desvelado por servir a sus amos, los imperialistas norteamerica­
nos y su política de guerra, participando activamente en el envío
de soldados colombianos para la guerra de Corea y que se ha
destacado en la aplicación de la política de “sangre y fuego” me­
diante la represión salvaje de las masas trabajadoras.

Para todos los hombres y mujeres demócratas de nuestra Pa­


tria debe ser claro que la nueva situación que tiene que enfren­
tar el pueblo colombiano con el golpe militar, conduce a nue­
vos sufrimientos. Los presos políticos aumentarán, se abrirán
nuevos campos de concentración; se doblará la persecución
contra los obreros y campesinos. Habrá más Ejército, más sol­
dados colombianos a disposición del imperialismo yanqui para
sacrificar hoy en Corea y mañana en otro frente de agresión
220 An exos Anexos 221

en beneficio de los multimillonarios de los Estados Unidos, dor de Colombia, a la que consideran una de sus haciendas. Del
habrá más hambre, más miseria. mismo modo se equivocan los nuevos gobernantes y quienes se
han apresurado a ofrecerles su “respaldo”. Debieran todos ellos
El objetivo que persiguen las fuerzas reaccionarias, los traido­ saber que el pueblo colombiano durante 7 años de cruda violen­
res nacionales, con su dictadura militar es el aplastamiento vio­ cia ha aprendido a combatir con las armas en la mano y sin ellas
lento del pueblo ahogando en sangre sus protestas por el pau­ a sus verdugos y que no está dispuesto a deponer las armas para
pérrimo estado en que vive. Pero para cumplir este acometido morir de rodillas abandonando su lucha liberadora.
emplearán primero una redoblada política de falsa pacifica­
ción, política de chantaje y engaño para atrapar algunas gentes La causa de la verdadera democracia es muy sagrada y la lucha
desprevenidas tanto liberales com o conservadoras. Pero el por conquistarla será multiplicada por el pueblo en forma de­
pueblo debe darse cuenta de la suerte que le espera si cae en cidida hasta derrocar la nueva dictadura e imponer en su lugar
las garras de la política engañadora de la dictadura militar. un Gobierno Popular de Liberación Nacional, constituido por
Debe saber que en la política nacional sólo han efectuado los los trabajadores, que represente y defienda sus verdaderos in­
reaccionarios un simple cambio de frente. Los enemigos de los tereses.
trabajadores siguen parapetados detrás de las promesas de
Paz, Justicia y Libertad que comienzan a oírse. Nada de creer en las falsas promesas de la propaganda lanzada
desde los aviones de la dictadura!!
Están más que convencidos los señores de la oligarquía de lo Adelante por el Frente Democrático de Liberación Nacional.
imposible que les resultaba eliminar los núcleos guerrilleros
puesto que éstos se venían extendiendo hacia nuevos sectores FUERZAS GUERRILLERAS DE LA CORDILLERA
y su influencia entre las masas populares crecía. Más que con­ CENTRAL DE LOS ANDES
vencidos que los sistemas de represión empleados hasta hoy,
no han podido cerrarle el paso a las masas en su ascenso revo­ ESTADO MAYOR MILITAR
lucionario. Por eso, la camarilla más sanguinaria se ha puesto El Davis, junio 26 de 1953.
de acuerdo para cederle el camino a los señores militares, dán­
dole al pueblo colombiano un motivo más para cerrar filas y
doblar sus esfuerzos por lograr que la justa política del Frente
Democrático de Liberación Nacional se fortalezca y triunfe so­
bre los déspotas.

Los latifundistas y demás explotadores no podían faltar en las


manifestaciones de adhesión al nuevo gobierno presididos por
el fatídico Ospina Pérez, personaje iniciador de la violencia, y
acompañados de quienes aspiran a convertirse en los hombres
“fuertes” del nuevo régimen. Las componendas contra el pue­
blo siempre están montadas en esta clase de escenarios. Por
ello, la Asamblea Nacional Constituyente ya nombrada o mo­
dificada por el nuevo gobierno reconocerá todos los actos de
terror reaccionario, los asesinatos, las depredaciones contra
los campesinos. Encontrándole una justificación a todo esto
implantará un “nuevo estilo” que no será otra cosa que la mod­
ernización de la maquinaria represiva de las que se aprovecha­
rán en primer término los militares.

Pero se equivocan el imperialismo y la oligarquía colombiana


tratando de frenar su desprestigio con el cambio de administra-
A nexos 223

mo objetivo vital el que el mayor número de campesinos sea


Anexo N o. 4 propietario de su parcela.
e. Extenderá al campesinado y el artesanado los beneficios de
una adecuada legislación laboral que defienda sus intereses y
los proteja de las desventajas en que los coloca la libre concu­
rrencia económica.
f. Extirpará los viejos odios sectarios que han labrado la ruina
de la República permitiendo la fecunda emulación de los par­
tidos políticos en los cuales impondrá la obligación, dentro de
la natural diversidad de sus programas de inculcar en sus adep­
tos el servicio del interés nacional, del deber patriótico y la
disciplina del trabajo.
g. Iniciará una vasta campaña educacional tendiente a desper­
tar el respeto a las grandes tradiciones nacionales, el culto de
Circular de las Fuerzas Armadas a los grupos alzados en ar­ los héroes y la mística de la Patria.
mas del Sur del Tolima. h. Inspirará todos sus actos en un vehemente sentido de justicia.
i. Intervendrá en favor de las clases menesterosas. Dará espe­
FUERZAS MILITARES DE COLOMBIA cial protección a la familia.
j. Garantizará la absoluta independencia de la ramajurisdiccio-
EJERCITO NACIONAL
3a. Brigada nal a la cual prestará pleno apoyo exigiendo que magistrados
BAT. DE INF. No. 9 “BOYACA” y jueces cumplan las funciones propias de un ministerio sin
COMANDO coacciones de ninguna especie, con absoluta imparcialidad y
en tiempo oportuno.
Chaparral, septiembre 25/5 3 k. Evitará que ningún colombiano se quede sin educación por
falta de recursos.
ASUNTO: CIRCULAR A LOS INDIVIDUOS LEVANTADOS EN
l. Manejará e invertirá los caudales públicos con diamantina
ARMAS.
pulcritud. Perseguirá implacablemente, promoviendo su seve­
A: Jefes subversivos del Sur del Tolima. ra sanción a todos los delincuentes sin distingos de ninguna
especie.
1. Para conocimiento de todos los individuos levantados en m. Impondrá el retorno del país a un estado de normalidad,
armas que aún quedan en el territorio de la República, el Co­ en forma que el colombiano que cumpla con sus deberes se
mando del Destacamento Sur del Tolima hace saber, por me­
sienta adecuadamente protegido en todos sus derechos esen­
dio del presente, cuáles son los programas del actual gobierno,
ciales.
presidido por el Excelentísimo Señor Teniente General Gusta­
n. Dará a todos los colombianos iguales oportunidades de adelan­
vo Rojas Pinilla:
to dispensando vigilante promoción a los hombres de trabajo,
a. Lema del Gobierno: “Por la Paz, la Patria y la Justicia”. ñ. Reconstruirá la República sobre bases de unidad, solidari­
b. Se preocupará fundamentalmente por resolver los proble­ dad y concordia entre todos los colombianos.
mas del pueblo colombiano con hechos tangibles, desechando
los estériles trucos verbales de la vieja política colombiana. 2. Todos los individuos alzados en armas y que se presenten
c. Llevará a cabo, acogiendo los postulados de la democracia, voluntariamente con ellas, quedarán en libertad.
una auténtica revolución social y pacífica, sentada sobre el
pensamiento católico. 3. El Gobierno protegerá las vidas de los levantados en armas,
siempre y cuando se presenten voluntariamente con las armas
d. Procurará una reforma agraria que tienda a la colonización
que tengan, sin excepción.
en grande escala de los territorios deshabitados, buscando co-
224 A nexos

4. El gobierno los auxiliará en sus necesidades más apremian­


tes, cuando las circunstancias así lo exijan. A n ex o N o . 5
5. La Caja Agraria tiene órdenes del Gobierno de prestar todas
las facilidades para la reconstrucción de sus viviendas y el cul­
tivo de sus tierras, a quienes se entreguen voluntariamente con
sus armas.
6. La Oficina de Rehabilitación, recientemente fundada, se en­
cargará de suministrar vestuario, víveres y drogas a quienes se
entreguen voluntariamente y con sus armas.
7. Se pone en conocimiento de los subversivos que en la región
Sur del Tolima no están funcionando ni la Caja Agraria ni la
Oficina de Rehabilitación en vista de que hasta el presente no
ha habido presentación voluntaria con armas. Tan pronto co­
mo esto suceda el Comando del Destacamento informará al
Gobierno para que inmediatamente proceda a tomar las me­
didas del caso en lo relacionado con la Caja Agraria y la Ofici­ Conclusiones de la II Conferencia Regional del Sur.
na de Rehabilitación.
LOS CAMBIOS POLÍTICOS Y NUESTRO TRABAJO

TTE. COR. ANTONIO MARÍA CONVF.RS PARDO 1. La política de “paz, justicia y libertad para todos, especial­
COMANDANTE DEL DESTACAMENTO mente para las clases menos favorecidas por la fortuna”, ha
encontrado una amplia y profunda acogida entre las masas
populares en todo el país, dentro de las cuales se ha desperta­
do un ansioso deseo de Paz, de sosiego y de tranquilidad, que
ha llevado a importantes sectores campesinos a deponer las
armas, y a que todo intento de proseguir la lucha guerrillera
no encuentre eco ni perspectivas en los actuales momentos. En
las actuales condiciones, todo intento de proseguir la lucha en
su forma guerrillera, se opone al deseo y voluntad de las masas,
lo cual exige enrumbar una política de masas, resistencia de
masas, por senderos que concuerden con la realidad política
nacional y local.

2. Con la política de pacificación y garantías, el gobierno mili­


tar se ha propuesto, de un lado, ganarse la simpatía de las ma­
sas, aislar el movimiento guerrillero de su base social, mientras
del otro lado se ha dirigido a utilizar a algunos caudillos yjefes
guerrilleros liberales ilusionados en el gobierno militar en su
lucha contra el Partido Comunista, con ayuda de los cuales el
gobierno ha ejecutado una feroz política de asesinatos y encar­
celamiento individual y colectivo de comunistas y combatien­
tes guerrilleros, que hace aparecer a muchos de tales elemen­
tos com o verdaderos traidores, vendidos y agentes descarados
de los fines reaccionarios, profascistas y proimperialistas del
gobierno militar.
226 An exos Anexos 227

3. Los campesinos se encuentran ante un verdadero régimen tento del gobierno y la reacción de repetir cualquier forma de
de zozobra, terror y violencia criminal, impuesta por las ban­ violencia contra el pueblo laborioso.
das de aventureros y ladrones armados, los cuales con el pre­ f) Por medio de la política y actividades de la autodefensa de
texto de liquidar a godos y comunistas saquean, violan mujeres masas, debe llevarse a la práctica una lucha tenaz de los cam­
y roban los bienes de los campesinos. El ladronismo toma ca­ pesinos por el desarrollo del programa del Frente Democráti­
rácter verdaderamente amenazante, constituyendo en la ac­ co de Liberación Nacional el cual, como es sabido, contempla
tualidad el mayor peligro para todos los trabajadores y en ge­ la lucha por la Paz Mundial, la defensa de la industria nacional,
neral para el movimiento organizado de los campesinos. La la libertad de los presos políticos, la conquista de las libertades
Dirección organizacional del Movimiento Popular, debe co­ democráticas y la instauración en Colombia de un Gobierno
rresponder con la aplicación de una amplia política de AUTO­ de Liberación Nacional que garantice la emancipación social,
DEFENSA DE MASAS, cuyos fines programáticos persiga: económica y cultural de todos los trabajadores.
Lugar de la Conferencia, octubre 28 de 1953.
a) Luchar por que el gobierno retire todas las fuerzas punitivas
y de ocupación que obstaculicen la vida, tranquilidad y liber­
tad de trabajo y organización del campesinado.
b) Luchar por el cumplimiento de las promesas de “Paz, justi­
cia y libertad para todos” que deben expresarse en la devolu­
ción de las fincas a las víctimas de la política de “sangre y fue­
go” de la dictadura anterior instaurada por la camarilla laurea-
nista, la reconstrucción de sus viviendas, reposición de sus
bienes, el suministro de auxilios en dinero, semillas, herra­
mientas, construcción de escuelas, centros sanitarios, cons­
trucción y reconstrucción de las vías de comunicación, la par­
celación de tierras, el juzgamiento y castigo de los criminales
ejecutores y gestores de la violencia y el desarme de las bandas
godo-falangistas y de ladrones que siembran el terror en mu­
chos lugares.
c) Luchar por el retorno de los exilados políticos y en general
de todos los trabajadores a sus fincas y regiones, haciendo que
los organismos de autodefensa tomen con interés esta activi­
dad, sin ninguna especie de sectarismo y contribuyendo en
toda forma a garantizar que los campesinos sean ayudados
eficazmente en tal sentido.
d) Luchar por la vinculación de todos los habitantes del campo
al trabajo y labor de reconstrucción económica de sus fincas y
economías, en tanto que esto sea permitido y facilitado por las
garantías de paz dadas por el gobierno y en interés de liquidar,
a la mayor brevedad posible, los grupos de gentes e individuos
que quieren seguir viviendo a expensas de las llamadas revan­
chas y acciones de saqueo, totalmente ajenas a la autodefensa
de masas y dañinas para el bien, sosiego y tranquilidad de los
campesinos.
e) Luchar por la no entrega de las armas y antes, por el contra­
rio, por que todos los campesinos dispongan cada día de me­
jores elementos de defensa de sus intereses y contra todo in-
A nexos 229

aislados que intentaron en años anteriores iniciar luchas arma­


Anexo N o. 6 das sin contar con las masas campesinas, con su voluntad y con
su respaldo, enseña que los planes idealistas proporcionan
triunfos fáciles al enemigo, al ejército, a la policía o a los ban­
didos a sueldo de latifundistas y autoridades.

4. La política de autodefensa de masas de nuestro partido ha


sido y esjusta. Pero no ha sido desarrollada consecuentemente
en algunas regiones y en otras ha sufrido las consecuencias de
una actitud de menosprecio al perfeccionamiento de los mé­
todos represivos y a la tecnifícación política y militar del ene­
migo. En ciertas regiones campesinas y en centros urbanos la
autodefensa es tan embrionaria que muchas veces no pasa de
las consignas de propaganda.

“Tesis sobre el movimiento arm ado”, elaboradas en el 31 Ple­ 5. “En las zonas agredidas por la política oficial de sangre y
no del Comité Central del Partido Comunista. fuego que se adelanta con el pretexto de exterminar supuestas
El ejemplo del 26 de Septiembre, de Marquetalia, El Pato, ‘repúblicas independientes’, la acción guerrillera se ha con­
vertido en la forma principal de lucha de las masas campesi­
Guayabero y ahora Riochiquito, dem uestra en la realidad de nas”, estableció el 31 Pleno del Comité Central.
los hechos la justeza de las siguientes tesis:
1. La resistencia de Marquetalia y de otros sectores campesinos 6. Si el movimiento guerrillero ha surgido, se consolida y se
prueba que el movimiento guerrillero que surge de las masas, amplía en ciertas regiones campesinas, la mayoría del pueblo
expresa sus necesidades y se guía por una orientación revolu­ colombiano sigue utilizando como forma principal de lucha la
cionaria como el marxismo-leninismo, es invencible por pode­ acción de masas cada vez más amplia, variada y enérgica. Esta
rosas que sean las fuerzas del enemigo y auncuando no existan acción de masas se expresa en las combativas huelgas estudian­
aún condiciones en el país para generalizar la lucha armada. tiles, en las tenaces huelgas obreras, en la incorporación de
empleados y funcionarios del Estado a los movimientos huel­
2. La lucha armada puede surgir y desarrollarse, en su forma guísticos y en los beligerantes paros cívicos de diversas ciuda­
guerrillera, auncuando no exista aún una situación revoluciona­ des. Nuestro pueblo desarrolla formas de lucha que no pue­
ria en el país, que pueda considerarse madura por todos sus den llamarse “pacíficas”, pero que aún no son luchas armadas:
aspectos. Sena negativo y fatal para el movimiento revoluciona­ entre ellas se destaca la ocupación de terrenos en centros ur­
rio permitir pasivamente la destrucción de las organizaciones banos donde los destechados construyen sus viviendas hacien­
campesinas, con el argumento de que es necesario esperar la do frente a las presiones de las autoridades y de la policía.
completa madurez de una situación revolucionaria para desple­ Tales acciones de masas, aunque tienen orígenes casi siempre
gar la lucha armada. A la agresión armada del enemigo hay que económico-reinvindicativos, podrán irse elevando en sus con­
oponer en el campo la resistencia guerrillera y la lucha annada, signas y en sus métodos, a medida que se logre combinar las
y cuando las condiciones lo permitan, deberá ser planteada luchas guerrilleras campesinas con las luchas masivas de toda
igualmente en ciudades y centros de concentración proletaria. clase en los centros obreros, estudiantiles y urbanos.
3. Entre las lucha de masas y la lucha guerrillera no hay con­
7. Las luchas armadas, comenzando por las acciones campesi­
traposición alguna. La guerra de guerrillas es una de las for­
nas guerrilleras, se han hecho inevitables y necesarias en Co­
mas más elevadas de la lucha de masas y sólo se consolida y
lombia por la reanudación en gran escala de la política de vio­
avanza allí donde tiene carácter de masas, donde brota mate­
lencia terrorista por parte del gobierno oligárquico, política
rialmente de las masas, donde expresa sus intereses inmedia­
antinacional ligada a la creciente intervención del militarismo
tos e históricos. La experiencia de elementos revolucionarios
230 Anexos

yanqui que desarrolla en nuestro país su programa de “guerra


preventiva” contra el movimiento popular revolucionario. A n ex o N o. 7
8. El movimiento guerrillero que crece actualmente tiene un
carácter más definido y elevado que los movimientos guerrille­
ros de etapas anteriores en nuestro país no solamente porque
se beneficia de sus experiencias positivas y negativas sino prin­
cipalmente porque tiene un carácter claramente revoluciona­
rio y antimperialista y se plantea como objetivo central la toma
del poder para el pueblo, la independencia nacional y la aper­
tura del camino hacia el socialismo.
9. Se han dado algunos pasos importantes hacia la coordina­
ción del movimiento guerrillero, pero resultan aún insuficien­
tes para pasar a una etapa superior en su desarrollo. Esa coor­
dinación que debe ser primero de carácter regional para plan­
tearse luego en escala nacional, es más necesaria que antes por
Segunda parte de la ponencia central discutida en la Segunda
el carácter cada día más elevado de la lucha armada y por el Conferencia Nacional de Autodefensa (apartes).
surgimiento de agrupaciones guerrilleras independientes. Pe­ El movimiento guerrillero, a cuyo carácter debe corresponder
ro la unificación futura de las distintas agrupaciones guerrille­ toda su organización y sus principios internos, así como la au­
ras en las fuerzas armadas populares será la consecuencia de todefensa, deben adoptar una serie de normas que, como prin­
todo un proceso de lucha revolucionaria. cipios, sean un estatuto fundamental para enmarcar tanto las
actuaciones individuales como las de los grupos armados.
Estos principios organizativos generales deben estar dirigidos
a levantar las obligaciones, tanto de las organizaciones como
individuales, la responsabilidad que tienen en los esfuerzos
permanentes por hacer que la lucha cada día sea más justa,
más desligada de los peligros de bandidaje que le hace perder
autoridad y que la aísla de las masas. Y dentro de tales princi­
pios generales, en cada región, en cada núcleo guerrillero au­
tónomo, deben ser elaborados reglamentos claros que estatu­
yan los aspectos disciplinarios y la conducta política, moral, de
los combatientes.

L os p ro b le m a s de so lid a rid a d

Los planteamientos concretos sobre las diferentes manifesta­


ciones y niveles de la solidaridad, de la Primera Conferencia
de Autodefensa, reunida en abril de 1961, a iniciativa de la
Dirección del Partido, fueron: “En el caso de que fuerzas ar­
madas oficiales ataquen a una región campesina a pesar de los
esfuerzos que se hayan hecho por impedirlo, se debe organizar
la más amplia solidaridad nacional a través de la organización
y contando con sus directivas. Lo primero en materia de soli­
daridad con una región que sea colocada en tales condiciones,
232 Anexos A nexos 233

es una campaña nacional denunciando la agresión por todos c) Debe ser desarrollada dentro de todas las organizaciones
los medios de la propaganda y de la acción política. Seguida­ democráticas, dándole determinadas formas elementales de
mente, las directivas resolverán las medidas concretas a tomar organización para que la promuevan. Que en su desarrollo,
para ayudar a la región afectada”. sepan convertirla de adhesión pasiva, de simple simpatía, en
apoyo conciente y elevado (...)
Desarrollando estas iniciativas de la Conferencia, con motivo
de la agresión contra Marquetalia, nuestro Partido promovió La solidaridad en la acción, o armada, tema que en este período
la más amplia campaña de solidaridad que tuvo saludables re­ ha sido bastante debatido también fue previsto por la Primera
percusiones internacionales al ser también levantada por par­ Conferencia Nacional de Autodefensa, destacando que aquélla
tidos y movimientos revolucionarios hermanos. Esta campaña sería efectiva no como producto de órdenes mecánicas ni de
llevó a sectores del estudiantado, de la pequeña burguesía, a actitudes desesperadas ante los acontecimientos, sino como el
parlamentarios y otras personalidades, pero fundamentalmen­ resultado de estudios de conjunto de la situación nacional, que
te a sectores obreros independientes a expresar su solidaridad llevara a la elaboración de planes para desarrollarla de acuerdo
en múltiples formas, que van desde la protesta simple y limita­ con las posibilidades reales de las regiones respectivas.
da, hasta acciones masivas y manifestaciones más elevadas, la
recolección y envío de medicinas, ropas, dinero y otros ele­ La Primera Conferencia de Autodefensa precisó justamente
mentos que han servido de estímulo a la resistencia. que responder a la ofensiva contra una región determinada,
con el alzamiento en armas en todas las regiones, dejando de
Es notorio, sin embargo, cómo otros grupos políticos como el lado su realidad concreta, sin cuidarse de asegurar el apoyo de
MRL en cualquiera de sus líneas y otros, algunos de los cuales masas para tal alzamiento, equivaldría a jugar infantilmente a
preconizaban rabiosamente desde hace algunos años como úni­ la guerrilla, que el enemigo sabría aprovechar política y mili­
ca la lucha annada, estuvieron al margen de las actividades de la tarmente ese paso en falso del movimiento.
solidaridad. Nos parece que ello tiene sus causas: Primero, el
anticoinunismo ha penetrado tan profundamente a dirigentes (...) Tomando en cuenta las previsiones de la Conferencia
de la izquierda colombiana, hasta el punto de que llegan a con­ pueden desarrollarse, con arreglo a las condiciones concre­
siderar factor de popularidad mantenerse aislados de activida­ tas, iniciativas de solidaridad tales como: 1) Creación de fuer­
des en las que participen los comunistas. Y segundo, las concep­ zas limitadas de apoyo que se incorporen con sus armas a la
ciones de clase y las ambiciones personales de muchos de los lucha guerrillera de aquellos núcleos que más requieran ayu­
dirigentes de esos sectores los lleva, dentro de sus cálculos polí­ da; 2) Creación de Grupos guerrilleros ultramóviles, especial­
ticos de caudillos en potencia, a impedir que sus movimientos mente entrenados, para que realicen labores de distracción en
se vinculen a luchas que no pueden capitalizar de inmediato zonas distantes de sus lugares de origen; 3) Creación de Gru­
para sus propósitos. A pesar de ello, las masas se ligaron a la pos de guerrilleros del tipo del “26 de septiembre”, que actúen
solidaridad y realizaron acciones de singular importancia (...) dentro de una determinada área, manteniendo una absoluta
movilidad y clandestinidad; 4) Unificación accidental de efec­
Actualmente la solidaridad ha decaído (...) Su replanteamiento tivos armados para desarrollar determinadas campañas cortas,
y elevación debe partir de un trabajo sistemático, permanente o golpear cierta cantidad de objetivos militares, garantizando
en todos los niveles para imprimirle fuerza haciendo que: el logro de los planes que durante esa transitoria unificación
deben desarrollarse. 5) Diseminación o descentralización en
a) Sea convertida en factor de unidad y fraternal colaboración forma organizada de los distintos grupos guerrilleros en pe­
dentro de las distintas fuerzas populares que logren ser vincu­ queños destacamentos que actúen coordinadamente en una
ladas a ella;
vasta área territorial, apoyándose en las regiones atacadas.
b) La solidaridad que se espera, debe ser combinada con una
actividad propia dentro de cada región que ponga en tensión L as zonas d e “ re se rv a ”
la fuerza del movimiento, contribuyendo a extenderla interna­
mente. La solidaridad no es una acción unilateral sino recípro­ El problema de las llamadas zonas de reserva debe enfocarse
ca de las organizaciones de masas. desde el ángulo cooperativo general de todo el movimiento.
234 A nexos
An ex o s
235

Debe ser estudiado desde el punto de vista del apoyo de las


regiones aún no afectadas con las que han tenido que pasar a to con nuestro Movimiento, que realizan un trabajo unitario y
la resistencia y desplegar la guerra de guerrillas. que es necesario fortalecer. Ha surgido en Santander el grupo
armado José Antonio Galán”, que se sobrepone a sus errores
La evacuación de la población más ligada al movimiento en las de organización y dirección iniciales y que busca una forma de
zonas guerrilleras, para rescatarla de las represalias del enemi­ alianza a su manera. Y pueden surgir nuevos grupos que se en­
go, se ha hecho una necesidad. Aunque sea en forma transito­ caminen dentro de principios revolucionarios, que luchen ho­
ria otras regiones la asimilan a sus actividades. nestamente contra el régimen. El movimiento guerrillero, des­
pués de su consolidación inicial deberá trabajar por su extensión
Precisamente ésta es una actividad solidaria de las zonas de y fortalecimiento. El aislacionismo y la estrechez sectaria, que
reserva. Mas no debe entenderse esto como un fenóm eno in- produjeron verdaderos desastres en el pasado, deben ser reem­
modificable porque la situación puede cambiar y el desarrollo plazados por la fraternal colaboración, por la unidad de acción
de los acontecimientos puede producir el hecho de que las que que puede llegar a desarrollarse hasta la coordinación de las ac­
hoy aparecen como zonas de reserva dejen de serlo para con­ ciones de todo el Movimiento (...)
vertirse en teatro de operaciones de guerrillas, mientras que
las que hoy emplean la lucha guerrillera puedan consolidarse 2) La experiencia de la lucha armada en el pasado demuestra
relativamente como zonas de apoyo y posteriormente de reser­ que a ésta le faltó ayuda combativa de las luchas organizadas
va, en el justo sentido del concepto (...) de la clase obrera, y su combinación y hasta coordinación con
la acción armada en el campo. La alianza obrero-campesina,
Una verdadera zona de reserva se caracteriza por: que ha recibido en los últimos tiempos manifestaciones con­
1) La acción revolucionaria guerrillera o de autodefensa ha crea­ cretas, debe seguir siendo desarrollada.
do la fuerza y las condiciones para hacer imposible la penetración
física del enemigo, sus incursiones desorganizadoras. 3) El bandolerismo ha sido ampliamente utilizado por el go­
2) Con base en lo anterior pueden desarrollarse actividades bierno y los círculos dirigentes del país, que ha creado y soste­
normales, de producción, intercambio, etc., sin riesgo de ser nido bandas con el único objeto de lanzarlas a cometer toda
interferidas por la acción represiva. suerte de desmanes contra los campesinos, para explotarlos
3) Que puedan, con absoluta seguridad cumplir su misión ante políticamente en su propaganda y hacer que el campesino re­
la imposibilidad del enemigo de impedirlo (...) pudie la existencia de gmpos armados en el campo. El movi­
miento guerrillero tiene la obligación de establecer una dife­
rencia radical entre sus actuaciones y las de los grupos de ban­
P rin cip ales ex p erien cias p a ra e s tu d ia r y asim ilar
didos, creados precisamente para desprestigiar su lucha. El
Entre las principales experiencias destacamos cuestiones positi­ movimiento guerrillero no puede justificar bajo ningún pre­
texto, la comisión, por parte de sus hombres, de actos de ban­
vas que deben ser tomadas en cuenta en el camino de nuestra
didaje de cualquier índole. Porque ello lleva implícita la pérdi­
superación, así como algunos de los aspectos negativos, cuya
da de la simpatía entre las masas y su apoyo, que son los fun­
continuación dentro del movimiento lo amenazan seriamente:
dam entos esen ciales de su existen cia. La conducta del
1) La característica de la lucha guerrillera del pasado era la de guerrillero y del miembro de la autodefensa deben estar regi­
grupos que, aislados unos de otros, realizan sus acciones esporá­ das por una especie de código del honor que los hagan cada
dicas. Desarrollaban su vida sin preocuparse de sus perspectivas. día más grandes y respetables (...)
No buscaban la unificación con los demás gnjpos ni hacían es­
fuerzo alguno por coordinar su acción con ellos. Existía una 4. La experiencia demuestra que el movimiento guerrillero pa­
mentalidad estrecha, egoísta, impuesta en la mayoría de los ca­ ra actuar con efectividad y para desarrollarse, tiene que partir
sos por caudillos militares, que temerosos y recelosos ante un de la base de cuerpos absolutamente móviles, elásticos, auda­
trabajo amplio de integración, mantenían a sus gmpos en un ces hasta lo inverosímil. La modalidad del pasado de crear
estrecho marco y dentro de perspectivas limitadas. Hoy existen grandes destacamentos, con gran peso específico de personas
y se desarrollan gmpos guerrilleros liberales, que buscan contac- no combatientes, tiene que ser desechada. Las condiciones de
capacidad técnica del enemigo, que le permiten aerotranspor-
Anexos A nexos 237
236

tar sus fuerzas hasta el sitio mismo del combate, indican que 11 La experiencia del movimiento revolucionario está demos­
el guerrillero de hoy debe asegurar su absoluta movilidad, te­ trando que es posible que suija y se desarrolle la lucha armada
ner una gran capacidad de iniciativa y de maniobra a toda también en las ciudades.
prueba y saber tomar con rapidez y justeza decisiones por su
propia cuenta en el sitio mismo del combate (...)
La activ id ad d e los re n e g a d o s d e l P a rtid o
5. En el desarrollo de la “Operación Marquetalia” se comprobó
que, si bien es cierto que la preparación militar era adecuada Debe ser conocido por la Conferencia el hecho de que cuando
para recibir la más grande ofensiva que el movimiento guerrille­ más arrecia la ofensiva reaccionaria para liquidar al movimien­
ro conoce hasta hoy, las masas en los aspectos político y organi­ to popular; cuando la unidad de los destacamentos que están
zativo no lo estaban suficientemente (...) Los cuadros del Parti­ combatiendo el sistema en las primeras barricadas se hace más
do, sus organismos intermedios y de base venían realizando una necesaria; cuando se precisa llevar claridad y no confusión a
actividad completamente abierta, y al plantearse la represión, las filas revolucionarias, hay un grupo de individuos, algunos
estaban al descubierto frente al enemigo que los persiguió hasta ligados con los servicios de inteligencia del gobierno, empeña­
aislarlos de las masas (...) Es bueno destacar, con base en lo an­ dos en destruir la unidad de nuestro Partido.
terior, que resulta funesto el menosprecio de las tareas de com­ Su actividad, que se identifica con una forma de anticomunis­
binar el trabajo abierto con las actividades clandestinas y, cómo mo, practicado desde supuestas posiciones de izquierda, pre­
es necesario que una parte del Partido esté organizada en forma tende disimularse con las divergencias de los dirigentes chinos
clandestina, para que esto le permita en momentos semejantes
con el movimiento comunista. Pero sus actos los señalan como
jugar un papel directivo y orientador. los mejores servidores de la reacción contra el movimiento re­
volucionario (...)
6. En la lucha guerrillera se ha confirmado la necesidad del
trabajo político; de la superación ideológica; de la actividad
militante de los combatientes (...) Esto nos hace concluir que Septiembre 26 de 1965.
el trabajo político, para elevar la conciencia de los combatien­
tes haciendo de ellos militantes del Partido y hombres cada vez
con una visión amplia de su honrosa misión, debe ser reforza­
do con cuadros de nuestra juventud comunista, que deben lle­
gar a recoger las banderas de temple, responsabilidad y heroís­
mo de los viejos cuadros (...)

8. Tanto para la autodefensa como a los guerrilleros les es nece­


sario mantener bien claro el problema de su dirección y el papel
del Partido (...) Anteriormente, la separación de la Dirección
militar y política hizo aparecer tendencias militaristas, que des­
conocían el papel y la importancia del trabajo político, que dis­
criminaban a los que llamaban “los políticos” y que obstruían las
actividades organizativas y orientadoras del Partido (...)

9. Como en el pasado, trata actualmente de desarrollarse una


nociva tendencia a hacer del Partido, no la fuerza dirigente y
orientadora, sino un simple aliado del movimiento guerrillero
y de la autodefensa al cual sólo se le exige tareas de solidaridad
y se le entrega trabajo que bien puede ser realizado por los
movimientos respectivos. Es una tendencia a subordinar al
Partido negándole su verdadero papel (...)
!

B ib l io g r a f ia

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en septiembre de 1991
santa fe de bogotá, colom bia,
apartado aéreo 4817
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La encrucijada de la sinrazón

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Matones y cuadrilleros

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Cocaína & Co. Un mercado ilegal
por dentro (Novedad)
Nuestro cerrado sistema biparti­
dista frustró durante décadas la
formación de una izquierda reco-
% nocida y renovadora. El vacío lo
* /coparon grupos armados como las
tEARC, aliadas del Partido Comu­
nista: Aimque la tesis de la guerra
* íerfnlrli plr^pónerse, el Partido
^yncfaban-donq^u acción políti-
, óa. El jcpnsecueTite cierre de filas
del Estadb disparó la militariza­
ción del conflicto, y lo único que
ahora queda es el testimonio de
histórico.

IN STITUTO DE ESTUDIOS POLITICOS


/HUNDO
Y RELACIONES INTERNACIONALES
EDITORES

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