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el 9 de abril1948

en BarrancabermeJa

Apolinar Dlaz CalleJas


Diseño carátula: J oe Broderick
Ilustración: Remando Carrizosa

primera edición, septiembre de 1988


C) fundación friedrich ebert de colombia,FESCOL
C) EDITORIAL EL LABRADOR
a.a. 58308 - tel.: 285 50 02
bogotá, colombia
ISBN 958-95152-1

preparación litográfica, impresión


y encuadernación:
tercer mundo editores

impreso y hecho en colombia


printed and made in colombia
AGRADECIMIENTOS

El autor expresa sus agradecimientos a las instituciones y


personas que en diversas formas colaboraron en la realiza-
ción de este trabajo y en su publicación, o con sus comenta-
rios y sugerencias:
A la Fundación Friedrich Ebert de Colombia, FESCOL y ·-
a su director, doctor Berend Hartnagel, tanto por el apoyo a
la investigación misma como a la edición del Libro;
a los directores de la Biblioteca Nacional de Colombia,
Conrado Zuluaga y Jairo Aníbal Niño, por las facilidades
para la consulta y fotografía de periódicos;
a Amparo Díaz Uribe, Raúl Valdés Vivó, Walter J. Bro-
derick, Luis Fernando Díaz Uribe y Guillermo Segovia Mora
por sus comentarios e insinuaciones;
a Gonzalo Sánchez, por honrar al autor escribiendo el
prólogo de este libro;
a Jorge Regueros Peralta, por facilitar el acceso a su ar-
chivo periodístico;
a Carlos Nicolás Hernández, por e-l suministro y autoriza-
ción de uso de fotografías históricas;
a Esperanza Espinosa, por el trabajo de mecanografía; a
Humberto Pineda Céspedes, por la corrección de textos; y a
Hernando Barrios Verbel, por la búsqueda de fotografías en
Barrancabermeja.
a Santiago Pombo, gerente de Tercer Mundo Editores, y
a Gabriel Fonnegra por su excelente corrección de estilo.
PRESENTACION

Desde luego la historia no ~e repite en sus detalles. La ex-


periencia de los diez días de poder popular, hace cuarenta
años en Barrancabermeja, no se aplica a las condiciones y
circunstancias del esquema político de hoy. Más bien los an-
tecedentes de Barrancabermeja enriquecen el presente deba-
te en Colombia, sobre cómo diseñar la nueva democracia. La
historia política sirve para entender lo actual y programar el
futuro.
En este sentido el libro de Apolinar Díaz Callejas encaja
perfectamente en los esfuerzos de la Fundación Friedrich
Ebert, FESCOL, de estimular y asesorar el debate en Co-
lombia sobre nuevos conceptos de reforma, modernización y
democratización del sistema político. Los temas del debate
-democracia participa ti va, reforma del Estado- son los de-
terminantes de este libro.
Después de haber facilitado al autor su profunda investi-
gación, estamos inmensamente complacidos de poder pre-
sentar el excelente producto como aporte al debate demo-
crático en Colombia.

FESCOL
Septiembre de 1988
INDICE

PROLOGO por Gonzalo Sánchez 11


INTRODUCCION 17

PRIMERA PARTE

CAPITULO 1: LA EXPLOSION DE LA IRA 23

"El crujir de dientes" 25


El caudillo de la palabra 26
Ideas movilizadoras y convocantes 29
Gaitán era un revolucionario 30
De la ira al "Bogotazo": testimonio de personali-
dades y partidos 34
La infundada perplejidad de las clases dirigentes
ante la cólera popular 38

CAPITULO 2: EL ESCENARIO DEL PODER POPULAR 47


Barrancabermeja: hurgando en los origenes 49
La herencia que se hizo presente 53
La huelga de 1924 55
La huelga de 1927 57
Otros movimientos obreros 62
El sindicalismo en Barrancabermeja 63
[7 ]
8 DIEZ OlAS DE PODER POPULAR

CAPITULO 3: CONCIENCIA Y CULTURA POPULAR


REVOLUCIONARIAS EN BARRANCABERMEJA 65
Conciencia revolucionaria 65
Cultura popular revolucionaria 69
Conciencia revolucionaria y militancia partidista 71

CAPITULO 4: DE LA HUELGA ANTIMPERIALISTA AL


PODER POPULAR 73
El proletariado petrolero al frente de los intereses
nacionales 74
Desarrollo de la huelga antimperialista 77
Represión antisindical. Muerte de Gaitán: hacia el
poder popular 85

SEGUNDA PARTE

CAPITULO 1: LOS DIEZ DIAS DEL PODER POPULAR 95


Los componentes del poder popular 98
El poder popular actúa 101
El poder militar revolucionario 107
Abastos y prestación de servicios públicos 114
Otras acciones del poder popular 120
La junta revolucionaria de gobierno por dentro 122

CAPITULO 2: REPERCUSIONES NACIONALES. EL FIN


DE UNA ESPERANZA 129
El fin de una esperanza 131
Lo que se dijo sobre el poder popular 133
Nuevo abrazo bipartidista. Se desata la represión 138
CAPITULO 3: REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 143
El consejo de guerra en Bucaramanga 145
INDICE 9

Enérgica protesta política 151


Episodio de los tiempos en que los militares eran
iguales al resto de los colombianos 154
¡Presos los testigos! 157
El consejo de guerra por dentro 161
La sentencia militar 164
La clase obrera y el pueblo también dictan
sentencia 167

TERCERA PARTE

CAPITULO 1: EL 9 DE ABRIL Y LA CONFERENCIA


PANAMERICANA. MARSHALL Y EL ANTICOMU-
NISMO 171
La campaña anticomunista 172
Marshall actúa desde Bogotá 173
La prensa y comentaristas norteamericanos frente
al 9 de abril 180
Una burda patraña 182
El petróleo colombiano en la política norteameri-
cana de 1948 183

CAPITULO 2: ALGUNAS REFLEXIONES EN VOZ ALTA 187


ANEXOS 193
BIBLIOGRAFIA 223
PROLOGO

Los diez dias de Poder Popular, sustancia y vida de este tex-


to de Apolinar Díaz Callejas, son el eslabón fuerte de la larga
cadena de rebeliones locales que irrumpieron una tarde de
abril de 1948, que dejó de ser una tarde cualquiera debido a
la conjugación de tres factores que le dieron dimensión histó-
rica: el asesinato del más carismático líder de la política co-
lombiana en el siglo XX; el subsiguiente desencadenamiento
de una de las más violentas y generalizadas sublevaciones
populares de los tiempos modernos en el hemisferio occiden-
tal, y la abrupta interrupción de una Conferencia continen-
tal, presidida por el arquitecto de la reconstrucción capitalis-
ta de posguerra, el general George Marshall.
Gaitán, el líder asesinado, había hecho de su vida y su
palabra una larga obra que bien hubiera podido titularse
Discurso contra la desigualdad. Porque la trayectoria políti-
ca de Gaitán fue ante todo de lucha, una lucha tridimensio-
nal contra la concentración de la propiedad, del poder y del
capital, que no pasaba necesariamente por su supresión, pero
que sí implicaba una profunda transformación democratiza-
dora de la sociedad colombiana.
El grito, nada unívoco, de revolución, que insurreccionó
al-país entero el 9 de abril, a raíz de su asesinato, no hacía
sino revelar en la pluralidad de contenidos concretos la diver-
sidad de fuerzas sociales y de proyectos políticos que poten-
cialmente cabían en el igualitarismo social de Gaitán, y que
[ 11 ]
12 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

incluso lo desbordaban. De hecho, el trágico epílogo de su


vida y su obra daba mucho mayor perspectiva a toda la tra-
ma social que se había venido tejiendo por lo menos en los
dos decenios anteriores al asesinato.
Un perspicaz periodista norteamericano, que no se dejó
confundir por las maniobras desinformadoras del Departa-
mento de Estado, ampliamente documentadas por primera
vez en este libro, puso las cosas en su punto al informar al
mundo que se trataba indiscutiblemente de "un violento y
profundo desasosiego popular (que) había emergido a la su-
perficie". El desasosiego popular, es claro ahora, trascendía
el mapa electoral del gaitanismo.
Estas observaciones preliminares son un necesario punto
de partida para la lectura del libro y para entender cómo la
dinámica nacional dicta su ley a los acontecimientos locales.
Pero, por otra parte -y éste es uno de los más notables
aportes de Díaz Callejas-, las manifestaciones y modalida-
des concretas de la rebelión, en sus diversos escenarios, tan-
to urbanos como rurales, deben ser analizadas a la luz de la
formación histórica de los poderes locales y de sus respecti-
vos contextos culturales y políticos.
Barrancabermeja, población objeto de este estudio, es,
por un lado, una ciudad de río, una ciudad-puerto, eje de
convergencia comercial y cultural de la Costa Caribe con el
mundo andino, abierta a múltiples influencias políticas y al
mismo tiempo poseedora de una gran capacidad de irradia-
ción regional de su propio dinamismo; por otro lado, es tam-
bién la ciudad-petróleo, formada en los patrones de segrega-
ción social y espacial características del enclave y con una
significación estratégica para el capital extranjero. La histo-
ria misma de Barranca, la estructura de su poder local, está
articulada desde principios del siglo a la dinámica internacio-
nal, de dos maneras: con el capital foráneo, a través de la
Tropical Oil Company o la Shell, y con el movimiento obrero
mundial, a través de la organización sindical y el Partido
PROLOGO 13

Socialista Revolucionario, PSR, afiliado a la Internacional


Socialista. No deberla sorprender, entonces, que los dos úni-
cos sitios del país sobre los cuales se informó al exterior a
raíz de los sucesos del 9 de abril fueran precisamente la capi-
tal política del país, Bogotá, y la capital petrolera, Barranca-
bermeja. Ambas expresaron los polos de contraste en cuanto
al carácter de los acontecimientos: la anarquía en la primera,
el orden revolucionario en la segunda.
Más allá de los episodios locales, conexos o inconexos, el
9 de abril en Barranca resultó ser ante todo una reafirmación
de la soberanía nacional, fugaz pero ejemplar. En efecto,
ba}v el signo del poder obrero, el 9 de abril no solo unificó y
reconcilió a la Barranca colombiana con la Barranca america-
na, sino que sometió la segunda a la primera, aboliendo de un
tajo la disociación estructural que tan lúcidamente había
descrito Gonzalo Buenahora. No hay que olvidar que el 9 de
abril tuvo como antecedente inmediato un prolongado perío-
do de huelga política, por la nacionalización y reversión al
Estado colombiano de los pozos petrolíferos.
Lo que Díaz Callejas demuestra convincentemente, utili-
zando incluso un excelente material fotográfico que hace par-
te integrante del texto, es que las formas organizativas y las
jerarquías de las fuerzas sociales que se dan el 9 de abril en
Barranca brotan de la historia social y política de la región,
de su pasado radical, obrero y antimperialista. Son un resul-
tado casi natural del conjunto de prácticas, representacio-
nes, símbolos, formas de resistencia, tácticas y experiencias
de lucha que desde los tiempos del legendario Raúl Eduardo
Mahecha habían llevado a configurar una contracultura
obrera, permanentemente enfrentada al universo cultural y
político del enclave petrolero. En términos más generales, lo
que se pone en evidencia aquí es la forma como la dinámica
local moldea los procesos nacionales.
Dentro de esta óptica, el 9 de abril en Barranca, cuyo
análisis deberla servir de modelo para el estudio de otros
14 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

casos, más que ruptura, es síntesis. Síntesis no solo del pro-


ceso político sino también del proceso investigativo, en cuan-
to integra y pone bajo una nueva luz los resultados de los
trabajos más recientes sobre la zona.
Pero, además de estos trabajos, de la cuidadosa revisión
de prensa y de numerosas entrevistas, el texto se nutre de la
insustituible experiencia personal del autor, miembro de la
Junta Revolucionaria y por lo tanto uno de los protagonistas
centrales de Los diez dias de Poder Popular. El testimonio
alcanza así un singular equilibrio de la doble condición de
actor-investigador.
En este libro el lector encontrará respuesta a interrogan·
tes claves relacionados con asuntos logísticos, aspectos mili-
tares y bases sociales del movimiento. Pero, sobre todo, el
problema principal, el que discurre por sus páginas es el pro-
blema político-estratégico de la construcción y los compo·
nentes de un poder popular, así como sus relaciones orgáni-
cas. Al poner como centro de la discusión el carácter de los
factores del poder popular -junta, alcalde, poder obrero-
se rompe con la imagen simplificadora de que unos esclareci-
dos dirigentes del Establecimiento canalizaron sin resisten·
cias la indignación popular, y se demuestra, en cambio, cómo
la autonomía de los poderes locales, por más relativa que ella
fuera, constituye el más formidable desafío de las fuerzas
populares a la estabilidad de la dominación oligárquica. Así
ha quedado registrado en la memoria colectiva. Su derrota
no puede opacar su significado.
Los diez dias de Poder Popular representan uno de los
más sobresalientes experimentos de emancipación del movi-
miento popular con respecto a las prácticas centenarias del
enfrentamiento liberal-conservador. Díaz Callejas realza el
contraste cuando compara el contenido de los actos de poder
de las autoridades revolucionarias con los de la tradición bi-
partidista de las guerras civiles, durante las cuales era más
que frecuente que los costos de la guerra corrieran por cuenta
PROLOGO 15

de los sectores populares del bando contrario. En cuanto las


contribuciones forzosas estuvieron a cargo de los potentados
liberales, el9 de abril no era un levantamiento simplemente
liberaL
Por su contenido ·material, como expresión nítida de
democracia directa y soberanía popular, los actos de poder
del gobierno revolucionario tienen también escasos antece-
dentes en la historia nacional. Porque lo que realmente se vio
fue al pueblo, en cabildos abiertos, eligiendo juntas y alcal-
des revolucionarios sometidos al control permanente de sus
cargos e incluso a su revocabilidad cuando no eran fieles in-
térpretes del mandato recibido; al pueblo como legislador,
expidiendo decretos y dictando órdenes adoptadas en delibe-
raciones públicas; al pueblo como juez, castigando las infrac-
ciones al nuevo orden revolucionario; al pueblo armado en
brigadas y milicias, erigido en poder militar y garante de su
propia autonomía momentáneamente conquistada. Todo
esto con un sello distintivo: aunque en la junta había una
heterogénea representación social, el movimiento era efecti-
vamente dirigido por los obreros, el sector popular de mayor
presencia numérica, organización, influencia social y con-
ciencia política. Esta capacidad hegemónica de los obreros
sobre otros sectores (jornaleros, pequeños propietarios rura-
les y comerciantes) y, en general, su entronque con la comu-
nidad local, tenían antecedentes identificables en las grandes
huelgas de las décadas anteriores y en los lazos de solidari-
dad que se habían establecido en la lucha contra las prácticas
monopólicas y el despotismo de las compañías petroleras.
No obstante el vuelco en las instituciones políticas que de
una u otra forma aquí se hacía patente, Díaz Callejas evita
caer en una sublimación sin reservas de la revuelta popular y
nos advierte, por el contrario, que si bien se trataba en éste y
en muchos otros casos de la provincia colombiana, de la es-
tructuración de poderes paralelos, no había, empero, proyec-
tos o programas políticos alternos. La multiplicidad de pode-
16 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

res locales, casi simultáneamente conformados en decenas de


municipios colombianos, no era en este sentido la expresión
de un federalismo consciente, lo cual habría sido ya un pro·
grama político, sino pura y simple dispersión. Carentes de
dirección y programa revolucionarios, eran, por tanto, pode·
res defensivos, y no podían serlo de otra manera, a la espera
de una negociación, de una incursión militar o de la simple
disolución.
En este marco de ausencia de un proyecto político, ligado
a una nueva forma de Estado y por tanto de sociedad, ad-
quiere toda su fuerza simbólica el episodio aparentemente
lúdico y también conmovedor de la Junta de Barranca cuan·
do, al final, decide ordenar la construcción de una murallita
para tener ocupada en algún quehacer a la inquieta y ansiosa
población. Era ciertamente el reconocimiento de la necesidad
de prepararse para el inminente asedio militar que se veía
venir en nombre del orden bipartidista reconstruido, pero al
mismo tiempo, la murallita condensaba la conciencia de fra-
gilidad, de soledad, de ese poder local frente al centro, la so-
ledad simultánea de todos los demás poderes locales.
Los movimientos populares, ha señalado el historiador
francés Albert Soboul, son una compleja mezcla de fuerzas
sociales, intereses personales y pasiones colectivas. El esce-
nario de Los diez dias de Poder Popular, tal como lo ha re-
construido Apolinar Díaz Callejas, reposa sólidamente sobre
el análisis de esos tres pilares. Pero este no es solo un libro de
historia; el lector convendrá conmigo en que es también un
texto de pedagogía política para los luchadores de hoy y de
mañana.

GONZALOSANCHEZGOMEZ
Instituto de Estudios Políticos y
Relaciones 1nternacionales

Bogotá, abril de 1988


INTRODUCCION

El 9 de abril de 1948 fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán. A


partir de ese momento se desató en Colombia una explosión
de ira, anarquía y saqueos sin precedente, conocida como el
'' Bogotazo' '. Fue impulsada no solo por el ánimo de protesta
sino por la intención de vengar la muerte del más connotado
líder y conductor popular de la historia política colombiana.
El hecho político de la protesta y levantamientos de las ma-
sas desapareció en uno o dos días en la vorágine de la furia
del pueblo raso y de la confusión. En varias poblaciones
hubo gobiernos populares de distinta duración. Pero tan solo
en Barrancabermeja fue constituido un poder popular sus-
tentado en un poder obrero, que ejerció el gobierno a pleni-
tud durante diez días, del 9 al 18 de abril, con una extensión
recortada del mismo por otros diez días, del19 al28 de abril,
cuando la ciudad fue tomada por el ejército gubernamental.
El autor de este libro fue uno de los protagonistas de los su-
cesos de Barrancabermeja: he aquí la explicación de este
trabajo.
El objetivo del libro radica en encontrar la racionalidad
de las acciones del poder popular, sus lineamientos institu-
cionales -aunque primarios y simples-, sus componentes
políticos -la Junta Revolucionaria de Gobierno, la dirigen-
da obrera de Jos sindicatos petroleros y la alcaldía munici-
pal- y su posible significado, como experiencia histórica,
en la elaboración de un proyecto alternativo de poder popu-
[ 17 ]
18 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

lar. Además, se intenta desentrañar los factores que deter-


minaron que en el conjunto del país la reacción por el asesi-
nato de Gaitán no hubiera podido ser más de lo que fue y
que, por contraste, fuera en Barrancabermeja y solo ahí don-
de se conformó un poder popular y obrero que sustituyó to-
talmente el gobierno local existente al momento de la muer-
te de Gaitán.
Ese poder popular mantuvo en funcionamiento la totali-
dad de los servicios públicos, impuso la ley seca, sostuvo el
orden en la ciudad, controló la delincuencia común, estable-
ció contribuciones forzosas, tomó bajo su control todos los
medios de comunicación y radio, puso a su disposición el sis-
tema de transporte terrestre y fluvial, atendió el abasteci-
miento de víveres y, la cuestión fundamental, se apoyó en
milicias populares y batallones obreros, rústica y sencilla-
mente armados pero propios y bajo el mando del gobierno
popular.
El libro se propone dar respuestas válidas a las siguien-
tes preguntas: ¿por qué esa experiencia de poder popular y
obrero fue posible en Barrancabermeja y solo en Barranca-
bermeja? ¿Por qué fue establecido tal poder popular sin la
dirección, al margen de un partido revolucionario propia-
mente dicho? Lo anterior explica que este libro no sea una
nueva historia del 9 de abril, del ''Bogotazo' '. Tampoco la
memoria detallada de los sucesos acaecidos en Barrancaber-
meja. No se presentan minuciosamente las acciones indivi-
duales de los protagonistas principales. No es una investiga-
ción exhaustiva sobre la formación social y cultural de Ba-
rrancabermeja. Sin embargo, todos esos temas son aborda-
dos para encontrar los orígenes de la personalidad radical,
revolucionaria y solidaria de Barrancabermeja, pues es en
esa personalidad, en su propia experiencia revolucionaria,
nacionalista y antimperialista, donde se encuentran las ex-
plicaciones para que la muerte de Jorge Eliécer Gaitán lleva-
ra, como llevó, a los diez días de poder popular.
INTRODUCCION 19

Para escribir este libro fue utilizada en abundancia la


prensa de todas las tendencias políticas de aquella época)
algunos testimonios de dirigentes obreros, así como los re-
cuerdos del autor.
Ojalá otros investigadores continúen la tarea de poner a
disposición del pueblo colombiano todo el contenido, leccio-
nes y limitaciones de la experiencia de poder popular dE
Barrancabermeja.

Apolinar Díaz Callejas


Primera Parte

que trata de la personalidad y muerte de Gaitán,


de la explosión de ira popular que ese hecho
desató, de las conductas y opiniones de partidos
y dirigentes en aquellos tiempos y de los antece-
dentes y causas para que en Barrancabermeja, y
solo en Barrancabermeja, se hubiera constituido
un poder popular y obrero que gobernó plena-
mente durante diez días.
CAPITULO l. LA EXPLOSION DE LA IRA

Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado a la 1:05 de la tarde del 9


de abril de 1948. En ese mismo instante murió también el
gaitanismo en cuanto organización y movimiento político. Lo
que hizo explosión fue un sentimiento de frustración, de odio
y de ira tanto en Bogotá como en todo el territorio nacional.
Se produjo un vacío de conducción y dirección de parte del
gaitanismo propiamente dicho, a lo cual se agrega que no
había partidos o movimientos revolucionarios con capacidad
para conducir y dirigir al pueblo hacia objetivos de poder o
revolucionarios.
La clase dirigente liberal tradicional simplemente ocupó
el vacío determinado por la muerte de Gaitán. Desaparecido
Gaitán, los dirigentes liberales tradicionales no tuvieron que
tomarse la jefatura del partido liberal y del pueblo gaitanis-
ta. Simplemente la asumieron en el oleaje de la furia popular
ciega y de la anarquía que le es inherente.
Menos de dos horas después del asesinato de Gaitán, a
las tres de la tarde, el embajador norteamericano Willard
Beaulac decía en telegrama al secretario de Estado encarga-
do, pues el titular, general Marshall se encontraba en Bogo-
tá: "El jefe del Partido Liberal Jorge Gaitán ha sido baleado
y muerto sobre la 1: 15 p. m. hoy, en la Carrera Séptima con
Jiménez de Quesada en el centro de Bogotá. El populacho
capturó y mató al asesino, tiró el cadáver frente al Palacio
Presidencial y lo colgó en la calle; las turbas invadieron el
[ 23]
24 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Capitolio, sede de la Conferencia Panamericana, saqueando


el edificio y procurando poner fuego por lo menos a un ala
del Palacio. U na hora después del asesinato de Gaitán, indi-
viduos armados y bandas empezaron a saquear las tiendas,
atacando particularmente las ferreterías para conseguir
armas, inclusive machetes, tubos metálicos, escopetas (... )
una bomba fue lanzada contra el primer piso del Edificio
Americano, donde en el séptimo piso se aloja la Delegación
Norteamericana" (Gilhodés, 1985-1986, p. 251).
Meses después, el19 de noviembre de 1948, el asistente
del asesor jurídico del Departamento de Estado de Estados
U nidos, Samuel Herman, escribía en memorando al asisten-
te del asesor jurídico para Reclamos Internacionales lo si-
guiente: "El populacho actuó en el calor de la sangre, no en
aplicación de un plan predeterminado o con el designio de
asaltar. (... ) Jorge Eliécer Gaitán, jefe del Partido Liberal,
fue asesinado el9 de abril de 1948. Las masas en las ciuda-
des colombianas se lanzaron a una revuelta espontánea. El
populacho erró por las calles de Bogotá y de las otras ciuda-
des saqueando, quemando y destruyendo propiedades''
(lbid, p. 256).
Todo ello desembocó por doquier en una borrachera co-
lectiva. En Bogotá, la gente bebía para "ahogar la pena",
para "consolarse", para "poder llorar" la muerte de Gai-
tán. Bebían por miedo y para adquirir nuevo coraje, para ol-
vidar. Nunca habían saboreado el whisky, el bourbon, el
cognac y la ginebra. ¿Qué tal sería el guayabo?* (Braun,
p. 294).
En términos de objetivos políticos, la ira se expresb en la
consigna de "matar a los godos"**. La toma del poder no
era la meta del pueblo ni de los dirigentes gaitanistas y libe-

* Guayqbo: malestar posterior a una borrachera, resaca (Nota del


autor).
** Godo: miembro del Partido Conservador (Nota del autor).
EXPLOSION DE LA IRA 25

rales. Tampoco de los grupos revolucionarios. Lo más lejos a


que se llegó fue pedir la renuncia del presidente Ospina Pé-
rez. Lo demás fue simplemente una protesta.
El expresidente Carlos Lleras Restrepo precisó los objeti-
vos de los dirigentes liberales en su relato de las conversa-
ciones con el presidente de la República. La aspiración máxi-
ma, planteada por Luis Cano, fue la renuncia del jefe del
gobierno (El Tiempo, 8 de abril de 1973). Analistas investi-
gadores y partidos coinciden en describir los acontecimien-
tos del 9 de abril como un estallido de cólera popular que en
la generalidad del país desembocó en actos anárquicos y de
pillaje (Partido Comunista, Treinta años ... ).

EL CRUJIR DE DIENTES

El propio Gaitán, que era un profundo conocedor de la sico-


logía de las multitudes humilladas y ofendidas, había adver-
tido a las clases detentadoras del poder económico y político
sobre la naturaleza y características de la furia del pueblo
cuando se Je agotara la paciencia y decidiera lanzarse a ven-
gar siglos de sufrimientos y opresión.
Sin embargo, Jos núcleos sociales y políticos que en Co-
lombia han usufructuado siempre el poder y que permanen-
temente hacen ostentación de un supuesto espíritu cristiano,
nunca escucharon los llamados a la justicia ni las adverten-
cias de Gaitán.
Para esos sectores, las prevenciones de Gaitán no eran
más que demagogia, populismo y muestras de las ''inclina-
ciones fascistas'' y caudillistas que le atribuyeron al conduc-
tor popular, en el afán de minimizar sus denuncias sobre
atropellos de la autoridad pública. En el discurso de 1929, en
el juicio de responsabilidades por la masacre de las banane-
ras, había dicho: ''Parece que ciertos hombres y ciertas mul-
titudes no reaccionaran ante las ofensas, ante la conculca-
26 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

ción de sus derechos y que no es el caso de temérseles por-


que permanecen tranquilos. Temedle a esas almas tranqui-
las que parece no reaccionaran. E 1 hombre que reacciona
inmediatamente descarga su ímpetu volitivo; pero el tacitur-
no ignorante que sufre la ofensa, la acumula. Pasa ésta al
plano de la subconsciencia, hasta que un día, por cualquier
motivo banal estalla en forma huracanada y terrible. ( ... )
Hoy, mañana o pasado, esa multitud que sufre el cilicio y
que lo sufre en silencio, sabrá desperezarse y para ese día,
¡oh bellacos!, será el crujir de dientes" (Gaitán, 1958,
pp. 33, 58).

EL CAUDU.LO DE LA PALABRA

Entre los elementos que concurrieron a la pasión y adhesión


desatadas en el pueblo colombiano en torno a la figura y pr~
puestas políticas de Gaitán, y que contribuyeron a incubar la
ira que hizo explosión a partir de la muerte del caudillo p~
pular, está la palabra.
Se puede decir que Gaitán fue el caudillo de la palabra.
Esta le permitió llevar a un pueblo mantenido históricamen-
te en la opresión y la ignorancia, conceptos y consignas que
eran generalizaciones elementales pero comprensibles y al
alcance de los más amplios sectores populares. Estremeció y
llegó a lo más profundo del alma de mestizos, mulatos, indí-
genas y negros. Era la palabra que comenzaba suave, acari-
ciadora y lenta, para luego elevarse al trueno y la tempestad.
Gaitán mismo provenía de las clases populares. Con su
palabra logró levantar en las más tradicionalmente sojuzga-
das el sentimiento de la dignidad, una vaga conciencia del
poder del pueblo y un cierto sabor de oportunidad de ascen-
so y mando, pero a la vez de revancha y desquite antioligár-
quicos. El pueblo colombiano, en una inmensa proporción,
creyó que con Gaitán le había llegado ''su hora''.
EXPLOSION DE LA IRA 27

El escenario principal de su actividad fueron las ciudades


y concentraciones urbanas, pese a los activos y combativos
inicios al lado de las reivindicaciones campesinas de la tie-
rra. Su discurso urbano mantuvo resonancia y contenido
agrario para la avalancha de inmigrantes rurales que aún en
la actualidad se incorporan a la vida urbana de Colombia.
Por ello su palabra llegó a los sectores urbanos bajos, a los
trabajadores e inmigrantes rurales desplazados por la mo-
dernización y por el avance tortuoso, cavernario, recortado,
dependiente e implacable del capitalismo colombiano, que
es un injerto de capitalismo modernizante con relaciones y
formas serviles de trabajo, de poder terrateniente y teocráti-
co, de sistemas artesanales y sobrevivencias esclavistas, con
acentuadas prácticas autoritaristas.
Eduardo Caballero Calderón (Caballero, 1975), notable y
reposado escritor colombiano, es tal vez quien mejor ha des-
crito el poder de la palabra en Gaitán: "Cuando hablaba en
público, o en el Congreso (... ) su voz encantaba a las muche-
dumbres como la flauta de un domador de serpientes. Al
margen de lo que decía, aun sin entenderse lo que estaba
diciendo -pues muchas veces a cien metros de distancia del
orador, en tiempos en que no se utilizaba el micrófono, nadie
podía comprender nada-, su ademán imperioso, su gesto
apasionado, el canto y el encanto peculiar de su voz de acen-
tos populares, enardecían o amansaban a las muchedum-
bres. ( ... ) Muchas veces, aJ acompañarlo en algún acto pú-
blico, yo trataba de libertarme de esa onda magnética que
electrizaba el ambiente y porúa a vibrar los nervios de sus
auditorios, pero a los pocos minutos de escucharlo me sentía
aspirado por aquel torrente, galvanizado por aquella descar-
ga humana, y dejaba de ser yo mismo para convertirme en
una limadura de hierro entre la muchedumbre. Quienes no
han sufrido una experiencia semejante no pueden compren-
der lo que es un caudillo y un orador en movimiento''.
28 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Un trabajador petrolero de Barrancabermeja, testigo de


los sucesos del 9 de abril en ese centro obrero, da cuenta del
recogimiento místico y la tensión que suscitaba la palabra de
Gaitán: ''La gente sintonizaba las emisoras de Bogotá y se
oía el grito de ¡a la carga!, y la explicación y toda la cosa.
Eso era como estar en un templo. Usted iba y donde había
un radio ahl había un grupo oyendo todo en silencio, nadie
hacia ningún gesto ni nada'' (Archila, 1986, p. 165).
Pero la palabra de Gaitán tenía, además, la virtud de
identificarlo con el pueblo y hacía que el pueblo se identifica-
ra con él. Era una comunión evidente.
Por eso desde sus inicios en la política y como regla cons-
tante de su acción retomó la defensa e identidad con el pue-
blo, lo que los sectores dominantes calificaron siempre des-
pectivamente como ''la canalla''. En agosto de 1933 había
dicho en un discurso en la Cámara de Representantes que
''el partido liberal ha sido a través de toda su historia el par-
tido del pueblo, de la democracia, y por tal causa fue llama-
do en otras épocas el partido de la canalla''.
Era el pensamiento radical colombiano del siglo XIX,
recogido de manera singularmente elocuente por Juan de
Dios Uribe: "Para algunos aristócratas de la política colom-
biana la opinión de los pobres es simplemente un instinto
brutal de la canalla. En lugar de probidad tienen ellos un
saco en donde guardan los más injuriosos dicterios contra la
clase numerosa que sin abandonar el rudo trabajo de todos
los días, se reúne de vez en cuando a pensar sobre la salud
de la Patria. ¿Con qué derecho -dicen los privilegiados-
se invade el templo donde somos exclusivos sacrificadores?
¿Cómo osan las turbas venir aquí con sus harapos sobre las
carnes tostadas y sus jirones de ideas en el cerebro, aquí en
donde nosotros trabajamos con compostura y en donde basta
nuestra sabiduría? ¡'Oh, no: atrás la canalla! ... ¿Conocéis la
canalla? ... Ese monstruo feroz trabaja desde la aurora hasta
la noche, y su trabajo se le roba; sufre, y sus quejas no se
EXPLOSION DE LA IRA 29

escuchan; enferma, y se le arroja del hospital; muere, y su


nombre no se escribe en las piedras del cementerio... Para
nosotros esa parte débil de la sociedad merece consideracio-
nes mayores, porque es la más generosa: bien se sabe que
en el costado izquierdo está el corazón. N o excusamos ten-
der la mano públicamente al trabajador y gritar con todas
nuestras fuerzas: ¡Viva la canalla!" (Uribe, 1965, p. 71).

IDEAS MOVILIZADORAS Y CONVOCANTES

Otro elemento que afianzó la lealtad y adhesión del pueblo


colombiano a Gaitán fue que éste formuló durante su vida
política un cuerpo de ideas vertebrales que lo identificaron
ante las masas como "su voz", "su hombre", para la reali-
zación de sus más profundas aspiraciones, frustradas duran-
te toda la existencia nacionaL
Algunos ejemplos ilustran dicha afirmación. En agosto
de 1934 decía en la Cámara de Representantes: ''El Estado
actual, individualista y capitalista, no es un reflejo de los
intereses del pueblo sino un instrumento de opresión de las
clases pudientes contra los desheredados''. Y agregaba: ''El
liberalismo se halla en un callejón sin salida. De un lado,
grandes masas de proletarios, de campesinos, de deshere-
dados de la fortuna, liberales y conservadores. Del otro, los
terratenientes, los poseedores exclusivos de la riqueza, que
son también liberales y conservadores. ( ... ) Y como los diri-
gentes son los que dirigen, y los dirigentes, sean liberales o
conservadores, tienen el control del poderlo económico y
manejan la gestión del Estado, nos explicamos por qué ayer
como hoy la bala de los fusiles oficiales actúa contra la masa
y en defensa de los intereses de capitalistas y latifundistas,
ya se llamen conservadores o liberales''.
Al mismo tiempo, Gaitán promovió e invocó en las gentes
el espíritu combativo, la valentía en la lucha, tal como lo
expresó en su discurso sobre "La corrupción oligárquica":
30 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

''Ya lo dije, y ahora lo repito. Nosotros no estarnos pidiendo


números, el que forme en este movimiento tiene que tener
cualidades especiales de lucha, de ideal y de batalla. Los tí-
midos, los que se sienten derrotados, la cobardona gente
que no tiene en sus venas la especie palpitante que galopa
desde Palonegro y desde los Llanos que nos dieron la liber-
tad no nos sirve a nosotros. Nosotros somos, ante todo, la
restauración del viejo tipo colombiano que sabe que la vida
nada vale en frente del ideal por el que se lucha''.
Hizo de la denuncia de la oligarquía colombiana una de
las columnas principales de su acción política y un elemento
aglutinante y dinamizador del pueblo liberal y conservador,
tal como Jo resume el discurso de marzo de 1946 en el Teatro
Municipal de Bogotá: "Gente de todos los órdenes, conser-
vadores y liberales: os están engañando las oligarquías, en
pie vosotros los oprimidos y engañados de siempre, en pie
vosotros los burlados de todas las horas, ( ... ) que yo os juro
que en el momento de peligro, cuando la orden de batalla
haya que darla, yo no me quedaré en mi biblioteca. Sabed
que el signo de esa batalla será para mí presencia en las ca-
lles a la cabeza de vosotros. (... ) Yo digo aquí a vosotros en
Bogotá, a la gente de toda Colombia: no hay sino una sola
solución, a las calles permanentemente si es que en verdad
tenéis la potencia de luchar para dar la batalla.
"Pueblo, por la restauración moral. ¡A la carga!
"Pueblo, por nuestra victoria. ¡A la carga!
''Pueblo, por la derrota de la oligarquía. ¡A la carga!
''Pueblo, por vuestra victoria. ¡A la carga!''

GAITAN, UN REVOLUCIONARIO

Pero en la adhesión casi fanática de las masas populares co-


lombianas a Jorge Eliécer Gaitán influía otro hecho esencial:
a Jo largo de toda su vida estuvo del lado de esas masas po-
EXPLOSION DE LA IRA 31

puJares urbanas y rurales. Siempre se colocó en la ribera en


que estaban los trabajadores, Jos campesinos, los pobres.
"Las ideas socialistas en Colombia", su tesis de grado
para optar el título de doctor en Derecho y Ciencias Políticas,
de octubre de 1924, representó una dimensión revoluciona-
ria de proyección socialista y renovadora. Su trayectoria polí-
tica siempre estuvo signada por la contradicción entre objeti-
vos y medios revolucionarios, en confrontación con el peso
de la cultura legalista y reformista del sistema colombiano
de dominación (García, 1955).
En su carta a Luis Tejada, el notable periodista colombia-
no de la primera mitad de la década de los años veintes, re-
conocía la necesidad de que ''el remo liberal hunda su plano
en las aguas de la reivindicación proletaria y abra sus velas,
en un despliegue trascendente, a los vientos vivificantes de
la transformación social" (Colección Jorge Eliécer Gaitán,
1949).
Tuvo Gaitán dos momentos culminantes que lo mostra-
ron en la totalidad de su compromiso con los trabajadores y
con los campesinos, y en la plenitud de su rebeldía contra la
estructura oligárquica de la sociedad colombiana.
Fueron dos debates parlamentarios. El de 1929, para
denunciar los crímenes cometidos por la fuerza pública con-
tra los huelguistas de las plantaciones bananeras de la U ni-
ted Fruit Company en el departamento del Magdalena, en la
Costa Caribe de Colombia, en noviembre y diciembre de
1928. En este discurso ante la Cámara de Representantes,
Gaitán dio muestras de singular valor civil y personal, acu-
sando, desafiante, a los mandos militares comprometidos en
la masacre y al poderoso monopolio norteamericano. Es qui-
zá la intervención parlamentaria más leída de la historia de
Colombia.
Dijo: "Y ahora voy a demostrar que tanto la tropa como
los oficiales estaban comandados por los empleados de la
U nited Fruit. ( ... ) Pero qué ha de importarles a los señores
que no quieren que perdamos el tiempo en esta Cámara, el
32 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

saber que no solo los oficiales del ejército eran comandados


por los empleados de la U nited, sino que la tropa era dedica-
da a acarrear los bultos de esa compañía hacia los almacenes
y bodegas" (Villaveces, 1968). Concluyó así: "Hablo en
nombre de 32 mil víctimas. Mi labor está cumplida. El fuego
de mi juventud se ha puesto al servicio de la justicia. Este
crimen no quedó en la sombra y yo estoy tranquilo. Yo no
creo en la justicia mientras exista un régimen como éste que
nos avergüenza. N o es en demanda de castigo que he acudi-
do. Tenía el único empeño de que la nación conociera la pá-
gina más bochornosa de su historia. Ya está conocida y no se
perderá esta labor. Todo esto llegará hasta los últimos rinco-
nes de mi patria y yo confío en la multitud''. Ciertamente, la
tragedia conocida en la historia política de Colombia como
masacre de las bananeras no quedó en la sombra ni en el ol-
vido. El pueblo colombiano la mantiene viva gracias al deba-
te de Gaitán que, además, contribuyó a la caída del régimen
conservador unos meses después.
Ese debate-denuncia de Gaitán, que aún mantiene su
vigor y su fuerza, concurrió de manera notable a la forma-
ción de la mística y lealtad gaitanista para con su líder.
Efecto similar tuvo el debate parlamentario de agosto de
1934 en el que Gaitán, fundador del movimiento Unión Na-
cional Izquierdista Revolucionaria, UNIR, por el cual había
sido elegido miembro de la Cámara de Representantes,
denunció el asesinato de diecisiete campesinos uniristas por
la fuerza pública, en la hacienda ''Tolima'', cercana a !ba-
gué, capital del departamento del Tolima, el14 de agosto de
aquel año. Sirvió también a Gaitán para reiterar sus puntos
de vista sobre la cuestión agraria en Colombia (Gaitán,
1984).
También despertó gran mística y afianzó la adhesión sin
límites de amplios sectores urbanos y rurale'S en torno a J or-
ge Eliécer Gaitán una actitud que a los ojos de la gente co-
mún y corriente, del trabajador, del obrero, del campesino y
del peón agrícola era un signo de excepcional valentía: Gai-
EXPLOSION DE LA IRA 33

tán denunciaba directamente, con nombres propios, a los


patronos, terratenientes y funcionarios públicos responsa-
bles del sojuzgamiento de las clases pobres y de la represión
sangrienta de las luchas por la tierra o por mejores condicio-
nes de trabajo. La verdad sea dicha: para toda persona racio-
nal tal valentía caracterizó siempre a Gaitán. Unos párrafos
del debate citado confirman lo dicho.
Dijo: "En este caso, como en todos, el señor Jaramillo
logra la complicidad, que no es arbitraria sino fruto de nues-
tra organización social presente, de autoridades que se po-
nena su servicio, que proceden de acuerdo con su querer,
porque el Estado actual, individualista y capitalista, no es un
reflejo de los intereses del pueblo sino un instrumento de
opresión de las clases pudientes contra las desheredadas''
(Villa veces, op. cit.).
Su coraje también se aprecia aquí: "No me digáis ahora,
señores predicadores del principio de autoridad, sórdidos
espíritus sin justicia, que por encima de esa defensa primor-
dial del ser, por encima del pan y de la vida que el trabajador
reclama, por encima del imperativo sicológico y biológico
que os he descrito, puedan imperar vuestros apolillados có-
digos, hechos para desconocer los frutos del trabajo y hala-
gar al explotador de los trabajadores. N o me digáis eso, por-
que yo os respondería que acepto vuestra distinción; que
estáis defendiendo la letra muerta del código, la legalidad
del papel, los incisos que niegan la preeminencia del trabajo
y desconocen la estabilidad de la familia, y que nos sentimos
orgullosos de encararnos altaneramente frente a vuestro
ruin criterio para oponernos a vuestro abuso; para defender
la vida tal como ella es contra la vida mentirosa, opresora y
desleal que vosotros concebís''.
N o se requiere ser un especialista en sicología de masas
para entender y explicarse el poder movilizador y la capaci-
dad para generar la adhesión popular que teman esa conduc-
ta y esas palabras de Gaitán. Es lo que está detrás de la fu-
34 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

ria, la cólera y la ira que estallaron en Colombia desde el


momento de su asesinato.
Una observación final resulta a todas luces importante.
Es cierto que la acción revolucionaria de Gaitán se vio frena-
da por las limitaciones ideológicas de su proyecto y por no
tener el partido que lo condujera. De otro modo, con su capa-
cidad de comunicación y movilización de masas habría podi-
do ser el protagonista del cambio revolucionario que Colom-
bia sigue esperando. Otra cosa fue que los movimientos
marxistas, el Partido Comunista Colombiano, entre ellos, no
supieron valorar a Gaitán. Medófilo Medina, destacado his-
toriador comunista, ha examinado seriamente los errores de
su partido en la comprensión del carácter progresista, demo-
crático y antioligárquico de Gaitán y del gaitanismo (Medí-
na, 1980).

EL "BOGOTAZO": TESTIMONIO DE PERSONALIDADES Y


PARTIDOS

La explosión de ira y rencor, de anarquía y borrachera colec-


tiva que produjo la muerte de Gaitán, el' 'Bogotazo'' (Alape,
1983) fue inmediata. Son numerosos los testimonios sobre el
''Bogotazo' '. U no de los más importantes es el de Fidel Cas-
tro, porque, además de recoger la delirante indignación
popular, muestra la ausencia de conducción y las formas de
expresión del grito a ''matar godos''. Dice Fidel:
''Cuando vemos que empieza a aparecer gente corriendo
como desesperada en todas direcciones. U no, dos, varios a
la vez por acá, por allá, gritando, ¡mataron a Gaitán! ¡Mata-
ron a Gaitán! ¡Mataron a Gaitán! Era gente de la calle, gen-
te del pueblo, divulgando velozmente la noticia. ¡Mataron a
Gaitán! Gente enardecida, gente indignada, gente que refle-
jaba una situación dramática, trágica. ( ... ) Vimos en ese
momento que la gente empezaba a asumir algunas actitudes
violentas. Y a en ese momento, alrededor de la una y media
EXPLOSION DE LA IRA 35

la gente estaba realizando actos de violencia. ( ... ) Veo gente


rompiendo vidrieras y rompiendo cosas. Ya eso empieza a
preocuparme, porque a todo esto ya en esa época tenía ideas
muy claras y muy precisas de lo que es una revolución, qué
cosas deben pasar en una revolución y qué cosas no deben
pasar. ( ... ) Mucha gente dispersa por todas partes en actitud
de ira y de violencia absolutamente espontánea. ( ... ) Descu-
bren a un policía y lo maltratan, a rrú no me gustó aquello,
que agarraran a aquel hombre y le dieran unos cuantos gol-
pes en el mismo piso donde yo estaba, me disgustó. Decían
'¡este es godo! ¡este es godo!', ( ... ) lo acusaron de godo y le
dieron unos cuantos golpes. Y o te confieso que eso me dio
mala impresión" (Alape, s.f., pp. 48, 53).
Fa11ó todo tipo de conducción revolucionaria. ''Lanzamos
la consigna de huelga general y de protesta para exigir la
renuncia o caída de Os pina Pérez'', explica Gilberto Vieira,
secretario general del Partido Comunista Colombiano (Ala-
pe, 1983, p. 306). Gerardo Malina, líder socialista, señala
que Darlo Echandía, el jefe liberal y expresidente de la Re-
pública, gaitanista, fue el hombre del momento. Todos lo
siguieron bajo el entendimiento de que pediría la renuncia
de Ospina Pérez y de que él mismo, Echandía, asumirla el
gobierno (Ibídem, p. 326).
Carlos Lleras Restrepo, posteriormente presidente de la
República, el líder gaitanista Gabriel Muñoz Uribe y todos
los actores coinciden en registrar el hecho de la cólera, la
anarquía y falta de una dirección efectiva de la protesta (El
Tiernp~, 8 de abril de 1973, Alape, op. cit.). Tal vez el mejor
símbolo de lo que ocurrió fue la conducta del dirigente libe-
ral Julio César Turbay Ayala, luego también presidente de la
República, según el relato del escritor y director de J ornarla,
Darlo Samper, quien cuenta que ''en la Calle 14 me encontré
con el doctor Julio César Turbay, que venía con un palo en la
mano al frente de un grupo. Participaba activamente con la
gente'' (Aiape, p. 332).
36 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

El dirigente comunista Julio Posada hizo una lúcida y


dramática atestación: ''Viene entonces la quema de los edifi-
cios, la quema y volcamiento de los tranvías, y se inicia la
borrachera colectiva cuando la masa asalta las cigarrerias,
empieza a tomar toda clase de licores, inclusive llegan mo-
mentos en que ni siquiera destapan las botellas, sino que las
rompen contra algo, beben de la botella rota atolondrados
por la angustia y la impotencia con una especie de necesidad
de olvidar. Naturalmente esto creó la anarquía general, en
un gran sector de las masas. ( ... ) ¿Dónde está el partido en
esos momentos? Durante todo este tiempo, desaparecido
dentro de la multitud; no fue posible ninguna coordinación,
ninguna orientación, ninguna acción de tipo colectivo: cada
cual se lanzó a la calle a vincularse a la multitud o meterse
en ella y actuar prácticamente por el instinto. N o se puede
decir que hubo una orientación distinta a la consigna que se
lanzó desde el balcón del edificio Mazuera: '¡Hacia el Pala-
cio presidencial!' '' (Alape, op. cit., p. 343).
La efímera Junta Central Revolucionaria se asiló en las
emisoras y desde allí pretendió dirigir a las masas populares
con la fantasía retórica:
"¡Pueblo liberal de Colombia! ¡El gobierno conservador
ha caído! ¡El doctor Gaitán empieza a ser vengado!
'' Aló, aló, fuerzas revolucionarias izquierdistas de Co-
lombia. La revolución acaba de derrotar el régimen conser-
vador en Medellín y en Colombia se ha apoderado de las dos
gobernaciones respectivamente en Medellín y en Cali.
'' Aló, aló, fuerzas revolucionarias de Colombia. Acaba
de triunfar la revolución en Barranquilla. Acaba de triunfar
la revolución en Barranquilla. ( ... ) El ejército es del pueblo
armado. El ejército es del mismo pueblo. Los estudiantes
tienen su jefe reconocido. Los trabajadores tienen su jefe. La
revolución colombiana es de izquierda. La revolución es de
izquierda. El pueblo manda en Colombia por primera vez en
la historia. La revolución colombiana es la más grande del
EXPLOSION DE LA IRA 37

mundo. La revolución colombiana es la más grande del mun-


do. La revolución colombiana es la más grande del mundo.
''Ha comenzado la verdadera revolución de izquierda en
América. Ha comenzado la verdadera revolución en Améri-
ca". (Alape, pp. 425, 427).
En el conjunto del país todo fue también anarquía. En
Barranquilla, centro obrero de larga trayectoria, dominó la
orientación "antigoda" (Archila, 1987, p. 68). En Santa
Marta todo se normalizó, incluidas las actividades portuarias
(El Tiempo, 18 de abril de 1948). En Cali y Medellín, Tunja y
Pasto, por todos lados, la cólera y la protesta se fueron extin-
guiendo rápidamente, pese al coraje de muchos dirigentes
gaitanistas, liberales y populares. En varias poblaciones,
particularmente del departamento del Tolima, el pueblo ins-
tauró gobiernos locales liberales (Sánchez, 1983) de diversa
duración, que habrían representado un importante apoyo de
haber existido una adecuada y capaz conducción política de
la protesta popular.
Los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de
Colombia, CTC, levantaron el paro general decretado por los
obreros, ganándose los elogios del diario El Tiempo: ''En el
trascurso de los últimos treinta días los obreros sindicaliza-
dos han dado demostraciones de la más admirable sensatez
y han probado de nuevo cómo la república tiene en ellos, sin
exageración, uno de los baluartes más respetables de su es-
tabilidad' ' (4 de mayo de 1948).
Como siempre ha ocurrido en el sistema colombiano de
dominación, después de la confrontación entre la clase diri-
gente liberal-conservadora vino el entendimiento, el' 'frente
de salvación'', la ''unidad nacional''. Obviamente, el pue-
blo, la canalla de que hablaba Gaitán, volvió a su estado de
marginamiento y de sojuzgamiento tradicional.
En Bogotá, el Comité de Cundinamarca de la Unión Sin-
dical Obrera, USO, la principal organización del proletariado
petrolero, con sede en Barranca, envió a los trabajadores
38 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

que mantenían el poder popular en ese centro petrolero el


siguiente 'patriótico' mensaje: "En estas horas difíciles en
que la patria necesita la cooperación de sus hijos, queremos
hacer un llamamiento formal y encarecido a nuestros compa-
ñeros de luchas sindicales de Barrancabermeja y El Centro,
a fin de que cesen en el paro de actividades que vienen reali-
zando desde el día 9 del presente, con lo cual la Unión Sindi-
cal Obrera contribuirá grandemente en la labor pacificadora
en que están empeñados los verdaderos colombianos. N o
dudamos que este llamamiento que de manera espontánea
nos permitimos hacer a nuestros compañeros de Barranca-
bermeja y El Centro, especialmente a sus prestigiosos diri-
gentes, será bien recibido, toda vez que va encaminado a
contribuir en la medida de nuestro mejor deseo al bien de la
patria. Bogotá, abrill8 de 1948. Unión Sindical Obrera. Ce-
ledonio Velasco M., presidente; L. A. Carvajalino Abello,
vicepresidente; Pedro A. Rivero L., secretario general" (El
Tiempo, 19 de abril de 1948).
El gaitanismo, como movimiento político, como organiza-
ción popular, como estructura partidista y alternativa de
poder, murió en el momento mismo en que Gaitán fue asesi-
nado. A los dirigentes gaitanistas se los tragó el partido libe-
ral tradicional y oligárquico, tal como en la novela La Vorági-
ne, de José Eustasio Rivera, a sus protagonistas "los devoró
la selva".

LA INFUNDADA PERPLEJIDAD DE LAS CLASES DIRIGENTES ANTE


LA COLERA POPULAR

Las manifestaciones de perplejidad y ''patriótica consterna-


ción'' ante la explosión de ira popular llegó a lo plañidero en
algunos sectores de las clases gobernantes. En otros solo fue
fariseísmo. En uno y otro caso pretendieron hacer olvidar la
historia antigua y reciente de Colombia y el empleo de la vio-
EXPLOSION DE LA IRA 39

lencia en sus disputas por el control del poder y del Estado,


que los sangrientos crimenes posteriores, en lo que se viene
llamando'' la Violencia'', reiteraron y repitieron hasta alcan-
zar la cifra de 200 a 300 mil muertos, según los diferentes
estimativos. ·
Al reanudarse las ediciones del diario liberal de centro-
derecha, El Tiempo, después del asesinato de Gaitán, un
editorial titulado ''Bajo el oprobio'', cuya autoria reivindicó
Roberto García-Peña (El Tiempo, 13 de abril de 1986), co-
mentó la situación:
"Escribimos bajo la más amarga y desgarradora impre-
sión de dolor y vergüenza. ( ... ) Pensábamos en una Colom-
bia sin sombra de barbarie. Creíamos en una patria de alto y
firme sentido moral ( ... ) De pronto, como desembocando
hacia la noche, nos tropezarnos con una realidad que nunca
imaginamos. ( ... ) Turbas ciegas de ira, en un principio; lue-
go, envenenadas por todas las pasiones; más tarde, empuja-
das por todos los instintos, se precipitan sobre la ciudad
amada, sobre la capital de la patria. ( ... ) Cuando al cielo
asombrado subían las llamas criminales de los incendios,
veíamos cómo en esas noches de oprobio no solo se quemaba
la materia, sino el espíritu mismo de Colombia'' (subrayados
nuestros).
Obviamente, al descubrir tan 'baja' condición de 'barba-
rie' en el pueblo colombiano, el editorialista encontró a
quién echarle la culpa: "Pero no. Eso no es Colombia. Eso
no somos nosotros. Eso no es ni nuestro pasado ni nuestro
presente, ni siquiera nuestro porvenir. Eso tiene que llegar
de algo que no está en nuestra raza, ni en nuestra índole, ni
en nuestra manera de entender la política".
Pero la ''Colombia sin sombra de barbarie'' del sueño
del editorialista de El Tiempo no existía en abril de 1948. La
cultura de la violencia impuesta a peones y campesinos por
las clases políticas y económicas que dominaban la vida na-
cional antes de la independencia de España, en la indepen-
40 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

dencia y después de la independencia, no conoció límites éti-


cos ni morales en la barbarie dirigida desde arriba, en las
guerras civiles y en las luchas por el control de la burocracia
y de los poderes enriquecedores del Estado.
La barbarie atribuida al pueblo, es decir, a los sectores
más oprimidos de la nación, ha sido producto de los métodos
y sistemas bárbaros utilizados por las clases dirigentes del
sistema de dominación de Colombia.
U nos pocos relatos ilustran la manera como los sectores
dominantes fueron imponiendo, trasmitiendo y haciendo ru-
tinaria la cultura de la violencia.
El historiador liberal Joaquín Tamayo escribió: ''Del
pueblo bajo, el campesino, que era el que más sufría las des-
dichas de una guerra civil, no se habló. Masa pasiva a la que
impunemente se estrujaba y desollaba, iba al matadero sin
protestar, en defensa de una bandera roja o azul, símbolo de
ideales extraños a su mentalidad.( ... ) El soldado de los ejér-
citos liberales o gobiernistas nunca supo por qué mataba,
por qué huía, por qué avanzaba. Resignado y sumiso con un
rifle a la espalda, el machete a la cintura, descalzo, sin ali-
mentos" (Tamayo, 1975, p. 35).
Ese autor describe vívidamente la matanza en el combate
de Bucaramanga e112 de noviembre de 1899, en otra guerra
no desatada por el pueblo sino por las clases dominantes:
''Protegidos por los barrancos y las trincheras de los porta-
les, gobiernistas, al grito de '¡Viva la Inmaculada Concep-
ción!', despedazaron esa carne juvenil, insensible al dolor,
ebria de gloria, atrevida y heroica, fusilada sin misericordia
e impotente en su esfuerzo agotador. '¡Viva la revolución!',
era su grito, y en lucha cuerpo a cuerpo en 'La Puerta del
Sol', se decidió el combate. (... ) La matanza fue horrible;
chorreando sangre, mutilados, esos hombres menores de
veinticinco años, pelearon con el pecho abierto, como muñe-
cos de carnaval, manchados los miembros por la costra aún
no coagulada de las heridas, sucios los rostros de los vivos,
EXPLOSION DE LA IRA 41

feroces e inmóviles las caras de los muertos. Así cayó Juan


Francisco Gómez; así murió Agustín Neira con los intestinos
en la mano, dislocado de dolor, sin defensa ante una cuadri-
lla de malvados, que peinilla en alto cortaron su piel como si
fuera cuero de animal" ·(Ibídem, p. 45).
En la batalla de Peralonso (14-16 de diciembre de 1899)
se hizo presente la cultura de la violencia inducida y creada
por la clase política colombiana: ''¡Mueran los godos!, grita-
ban por el flanco izquierdo los reclutas de Durán*; ¡Mueran
los rojos!, respondían los campesinos de González Valen-
cia**; y montañeses y sabaneros, confundidos cuerpo a
cuerpo, a golpes de machete, a tiros de escopeta, retroce-
dían y avanzaban apegados a la tierra -origen de la vida-,
confundidos a ella, a ese suelo de entonaciones ocres man-
chado de sangre" (Ibídem, p. 65).
Y de esa otra batalla de perfiles históricos en las guerras
liberal-conservadoras, la de Palonegro(mayo de 1900), ¿qué
dice el historiador Tamayo? Leámoslo: "Fue un choque de
aldeanos. Conservadores y revolucionarios se despedazaron
cuerpo a cuerpo hasta morir, en partidas de mil y dos mil
hombres, casi de continuo a machetazos, unos por carecer
de municiones, otros por ignorar el manejo del fusil'' (Ibí-
dem, p. 77).
Es necesario subrayar que en las guerras civiles del siglo
XIX, que desataron en Colombia los gobernantes liberales y
conservadores, esos mismos dirigentes y miembros de las
familias de la más alta categoría social participaban en los
combates y batallas, y morían o triunfaban en ellos, al lado
de la masa de soldados reclutados a la fuerza, contra su vo-
luntad, entre peones, campesinos, arrendatarios y desocu-
pados***, lo cual contrasta con la llamada ''Violencia'' con-
* Justo L. Durán, general liberal.
** Ramón González Valencia, general conservador.
*** El expresidente y notable escritor liberal Salvador Camacho Roldán
anotó que los soldados de uno y otro partido eran ''cazados como fieras
42 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

servadora-liberal de 1947-1953, en la cual ningún dirigente


de alto rango participó directamente: la confrontación y las
víctimas fueron solo entre gentes del pueblo raso.
Respecto de la práctica histórica liberal-conservadora de
la violencia, un escritor conservador, Rafael Azula Barrera,
describía lo ocurrido a raíz de la llegada al gobierno en 1930,
después de casi medio siglo de hegemonía conservadora, del
Partido Liberal: ''El conservatismo fue objeto, entonces, de
despiadada, metódica y persistente persecución en toda la
república. Departamentos enteros quedaron sometidos a
implacables sistemas de terror y, diariamente, los conserva-
dores regaban con su sangre el suelo de la patria. Verdade-
ros fusilamientos en masa de campesinos indefensos se su-
cedieron'' (Guzmán Campos et al, 1977, Vol. 1, p. 25).
A su vez, el escritor liberal Max Grillo registraba la situa-
ción de Colombia en mayo de 1934, así: "Apenas trascurre
día sin que los periódicos den cuenta de un crimen horrendo.
Lo más doloroso es que la sociedad parece haberse familiari-
zado con la producción en serie del crimen. Na die se impre-
siona ante el atentado criminal'' (Ibídem, p. 26). El sistema
de dominación colombiano había impuesto y logrado la con-
vivencia con su cultura de la violencia.
Pero ¿qué ocurrió a partir de agosto de 1946, cuando per-
dió el gobierno el Partido Liberal y lo asumió el Partido Con-
servador? Se repitió la constante histórica del sistema social
colombiano burgués-terrateniente de utilización de la violen-
cia para ganar o conservar el control del Estado.
Correspondió a Gaitán, precisamente, hacer frente en
persona a esa nueva escalada de violencia, en gran medida

a veces con el empleo de perros, y otras con el disparo de pistola y de


fusil a los fugitivos'', al tiempo que el general y expresidente conserva-
dor Pedro Alcántara Herrán confesaba que "los hombres que han de
componer la masa del ejército no son enganchados o notüicados para
que se alisten, sino cazados como venados" ltextos en Díaz-Callejas,
1982, p. 5).
EXPLOSION DE LA IRA 43

iniciada e impulsada por sectores del gobierno minoritario


conservador y del propio partido gobernante. El recurso de
la violencia inducida desde arriba fue restaurado. Pero las
víctimas en esta nueva etapa, con una que otra excepción de
dirigentes de niveles medios, fueron las gentes del pueblo,
de'' la canalla'' de que hablara el propio Gaitán. La ''Colom-
bia sin sombra de barbarie'', del editorialista de El Tiempo,
era apenas un intento para escurrir el bulto a la responsabili-
dad de las clases dueñas del poder que utilizan la violencia
para conquistar o conservar el poder político y el manejo del
Estado, para declararse "perplejos" y para evadir la memo-
ria histórica nacional descubriendo un responsable externo
del "Bogotazo": el comunismo. Naturalmente, esa forma de
escurrir el bulto a la responsabilidad de clase en la cultura
de la violencia tenía que conducir, como evidentemente ocu-
rrió, a encontrar responsables de la 'barbarie', de la explo-
sión de la ira. N o fue dificil la tarea. Primero el pueblo co-
lombiano, salvaje, ignorante, borracho y bárbaro. Esto, en la
mentalidad de la cultura dominante era casi que sinónimo de
gaitanismo. El otro responsable, como ya se ha dicho, tenía
que ser el ''comunismo internacional''.
Pero la historia inmediatamente anterior al asesinato de
Gaitán y al' 'Bogotazo'' dice otra cosa.
El28 de enero de 1948 entregó Gaitán al presidente Ma-
riano Ospina Pérez un "Memorial de Agravios" elaborado
con la participación de los más importantes dirigentes y pe-
riodistas liberales*, en el que se decía: "Por los documentos
puestos en vuestras manos y que apenas se refieren a la si-
tuación que prevalece en los departamentos de Santander
del Norte y Boyacá, no obstante que en los de Na riño, Bolí-
var y Caldas no es menos precaria, dicen inequívocamente

* Entre ellos el editorialista de El Tiempo, Roberto García-Peña (Nota


del autor).
44 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

que en vastas porciones del territorio colombiano no existen


garantías ni para la propiedad, ni para la vida, ni para la
honra; (... ) en un largo éxodo que fatalmente trae a la me-
moria la trágica fuga de los hebreos en la Alemania nazi,
familias, poblaciones enteras, huyen de sus provincias para
refugiarse unas veces en el departamento vecino, para llevar
otras a las naciones fronterizas, su dolor y nuestra vergüen-
za" (Galán Medellín, 1986, pp. 317, 319).
Sobre esos mismos hechos, que contradicen el espejismo
de ''una Colombia sin sombra de barbarie'', informaba en El
Tiempo el dirigente liberal Julio Roberto Salazar Ferro,
quien había sido comisionado por Gaitán para investigarlos:
''Todo lo que pudiera decir resultaría pálido ante la realidad
de lo que me tocó ver y oír en aquella martirizada región de
la patria. Inmensas caravanas de mujeres y hombres huyen
de las regiones asoladas por la barbarie conservadora en
busca de abrigo y pan en otras comarcas donde pueden tener
la seguridad de las propias vidas. Tras de ellos quedó la tie-
rra calcinada por los incendios ... todo fue arrasado" (Ortiz
Márquez, 1978, p. 160).
En solo dos poblaciones rurales, Arboledas y Cucutilla,
pertenecientes a la región donde se registraron los conflictos
de que venimos hablando, ''un cálculo aproximado demos-
traba que mil familias liberales habían sido desplazadas por
la violencia. Venezuela comenzó a ser invadida por los refu-
giados colombianos. Así se inició la era de los indocumenta-
dos" (Ibídem, p. 160).
Obviamente, la perplejidad -sin fundamento en la reali-
dad histórica y del momento del ''Bogotazo''- no solo fue
del editorialista de El Tiempo, Roberto García Peña, un pe-
riodista e intelectual soñador y sincero. Muchas otras perso-
nalidades colombianas incurrieron en el mismo fenómeno de
asombro ante la explosión de ia ira popular por el asesinato
de Gaitán. Como habrá oportunidad de examinar páginas
más adelante, no fueron pocos los casos de estupor farisaico,
EXPLOSION DE LA IRA 45

dadas sus conductas ante la avalancha de crímenes políticos


cometidos antes y después de la muerte violenta de Gaitán.
La verdad histórica de Colombia es que desde sus oríge-
nes y hasta muy recientes días, tanto el Partido Liberal como
el Partido Conservador, en decisiones exclusivas de sus cla-
ses dirigentes, utilizaron la violencia como instrumento para
lograr su afirmación como organizaciones y para conseguir
la adhesión y lealtades partidistas del pueblo colombiano
(Díaz Callejas, 1982, p. 5).
También las altas jerarquías de la Iglesia Católica no solo
terciaron en el pasado en las confrontaciones por el control
del poder político al lado de los sectores más retardatarios
del Partido Conservador, sino que en lo que ha sido llamado
la Violencia liberal-conservadora, tuvo su aporte incitando al
sectarismo y a la exacerbación de los odios entre el pueblo
raso conservador y liberal, al tiempo que restauraron lama-
nipulación de los sentimientos religiosos para inducir y agu-
dizar los choqu~s el)tre esas mismas masas populares, cre-
yentes en las autoridades eclesiásticas hasta el fanatismo*.
Además, desde el surgimiento de la nación a la vida in-
dependiente el empleo de la violencia y de las peores formas
de represión ha sido una constante de la vida nacional: el
despojo a los indígenas de sus tierras, la masacre de las
bananeras, los huelguistas muertos, los campesinos asesina-

* En julio de 1948 la Conferencia Episcopal condenó la "doctrina libe-


ral''. Esto dio lugar a que el periódico de Laureano Gómez, El Siglo,
hiciera gran despliegue publicitario sobre el tema. A su vez, Monseñor
Crisanto Luque, obispo y luego cardenal, en circular de mayo de 1949
echó leña al fuego de la violencia liberal-conservadora ordenando que
"ningún católico puede votar por el actual liberalismo colombiano".
Otro obispo, el de Jericó, Monseñor Jaramillo, declaró que era ''peca-
do votar por los abrileños y por los izquierdistas'' (Ortiz Márquez, op.
cit., pp. 202, 212). Son ejemplos del aporte de las jerarquías eclesiásti-
cas a la "cultura de la violencia" que impusieron a Colombia sus clases
dominantes.
46 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

dos por fuerzas al servicio de los terratenientes, son ejem-


plos de Jo afirmado*.
La explosión de ira popular por el asesinato de Gaitán tie-
ne que ver con el sentimiento generalizado de frustración.
Para las masas colombianas Gaitán era su esperanza, su po-
sibilidad de transformaciones sociales y de liberación. El
pueblo creía en Gaitán y sabía muy bien que las castas oli-
gárquicas no lo querían, que lo rechazaban y lo odiaban. Es-
tas castas no quisieron entender ni atender los llamados de
Gaitán a la justicia sociaL Ni siquiera oyeron sus adverten-
cias sobre las consecuencias de que se agotara la paciencia
del pueblo. Fueron sordos a su premonición de adolescente:
"Hoy, mañana o pasado, esa multitud que sufre el cilicio y
que lo sufre en silencio, sabrá desperezarse y para ese día,
oh bellacos, será el crujir de dientes''**.

* "Hay un total de 393.648 parcelas 'perdidas' como resultado de La


Violencia. (. .. ) estas parcelas se perdieron por simple abandono du-
rante La Violencia o debido a la amenaza directa o por actos de violen-
cia contra sus propietarios o por la coerción para obligarlos a vender
la tierra a precios irrisorios. En el Tolima, un método muy generaliza-
do para desalojar a los campesinos de la tierra fue el incendio de las
casas. Un estudio de la Secretaría de Agricultura de ese departamen-
to estima un total de 34.304 casas quemadas durante el período de La
Violencia. ( ... ) El grupo social más afectado (... ) fueron los pequeños
agricultores que no podían defenderse por sí solos" (Oquist, 1978, p.
307).
** Ejemplos de procedimientos de las clases dominantes para imponer y
desatar su "cultura de la violencia" son: el ministro de Gobierno,
José Antonio Montalvo, en el gobierno de Mariano Ospina Pérez, dijo
en el Senado que el régimen se defendería ''a sangre y fuego''; el di-
rigente conservador Gilberto Alzate Avendaño afirmaba que ''lo im-
portante no es la paz sino la victoria''; Laureano Gómez, jefe del con-
servatismo y luego presidente dictatorial, inventó que todas las cédu-
las de votación eran falsas; de ese modo "explicó" la violencia (Ver
Ortiz Márquez, op. cit.).
CAPITULO 2. EL ESCENARIO DEL PODER POPULAR

Barrancabermeja es fundamentalmente un centro obrero,


columna vertebral del proletariado petrolero de Colombia.
La ciudad comenzó a ser tal y se desarrolló en este siglo,
como sede de la industria del petróleo y derivados. Los cam-
pesinos, peones, artesanos y gentes de la más diversa ex-
tracción social que JJegaron de todo el país, especialmente
de la Costa Caribe, al incorporarse a la producción petrolífe-
ra perdieron su condición social anterior para convertirse en
proletarios. Comerciantes, transportadores, hoteleros e in-
versionistas particulares giraron en torno a la industria del
petróleo y a las acciones y luchas del proletariado petrolero.
No pocas veces fueron solidarios con los trabajadores: "El
comercio colombiano, así como la colonia siria, ha contribui-
do generosamente al sostenimiento de los trabajadores en
paro", decía un comunicado en 1927 (Yunis, Hernández,
1986). Pero la industria petrolera nació en Barrancabermeja
como un enclave imperial de los monopolios norteamerica-
nos. Con sus cercas de alambre impenetrables, para aislar
en sus barracas a los campesinos transformados en obreros y
para proteger a los ejecutivos extranjeros en sus magníficas
viviendas. Como en todo enclave norteamericano, como ocu-
rria en América Central hasta el triunfo de la Revolución Po-
pular Sandinista, encima de esas cercas de alambre que pro-
tegían los terrenos de la Tropical Oil Company había gran-

[ 47]
48 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

des letreros que decían: ''Propiedad privada. Prohibida la


entrada''. Por todo esto, Barrancabermeja y el proletariado
petrolero que la formó nacieron antiimperialistas, radicales
y revolucionarios.
El 9 de abril de 1948, conocida la noticia del asesinato de
Gaitán, en Barrancabermeja, como en toda Colombia, esta-
lló la ira: '·¡A matar godos!'', se alcanzó a decir y a hacer en
Jos primeros momentos. Hasta cuando el proletariado petro-
lero, demostrando en los hechos su vocación histórica de cla-
se revolucionaria, se hizo presente y se integró a la confor-
mación del orden y de la disciplina del poder popular.
Como era obvio, el asesinato de Gaitán, la rabia popular,
el "Bogotazo" y todo lo que ocurrió en Colombia con motivo
de ese crimen fue atribuido al "comunismo internacional"
y, naturalmente, a los comunistas colombianos, tanto por el
gobierno conservador de esa época como por las autoridades
norteamericanas, por los dirigentes políticos liberales y con-
servadores y por los medios de comunicación alineados con
el poder imperial de Estados Unidos.
Barrancabermeja no escapó a esa acusación, pese a que
el pequeño núcleo de militantes del Partido Comunista Co-
lombiano de la ciudad estaba dividido, igual que en el resto
de Colombia. Además, los trabajadores petroleros, casi uná-
nimemente gaitanistas, no le habían perdonado a ese parti-
do que no hubiera votado por Gaitán en las elecciones presi-
denciales, decisión aún no suficientemente aclarada, por
cierto. Los comunistas ni siquiera tenían representación en
el Concejo Municipal de la ciudad. Carecían, como organiza-
ción, de poder y capacidad de conducción de los sucesos en
ese centro petrolero. Igual situación afectaba a los restantes
movimientos revolucionarios colombianos.
Lo anterior explica la necesidad de examinar las circuns-
tancias, condiciones sociales, políticas y de clase que deter-
minaron que en Barrancabermeja y solo en Barrancaberme-
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 49

ja* la explosión de ira y la tendencia al "Bogotazo" de los


primeros momentos, al saberse del asesinato de Gaitán,
hubieran tomado el rumbo de una experiencia de poder po-
pular que duró diez días, desde el 9 hasta el 18 de abril, con
una prolongación restringida de otros diez días, del19 al 28
de abril, inclusive, pues fue el 29 cuando pudo hacer su en-
trada el ejército gubernamental colombiano y terminaron su
presencia las milicias armadas populares que había formado
la Junta Revolucionaria de Gobierno con los propios trabaja-
dores petroleros.
Sin el conocimiento de Jo que representaba Barrancaber-
meja el 9 de abril de 1948 y de su tradición obrera y antiim-
perialista no es posible explicarse la experiencia de poder
popular que se dio con ocasión del asesinato de Gaitán**.
Este trabajo es una aproximación al tema del poder po-
pular en Barrancabermeja. Otros estudiosos deberán am-
pliarlo, mejorarlo, completarlo y corregirlo.

HURGANDO EN LOS ORIGENES

Entre las diferentes circunstancias y factores que contribu-


yeron a la formación de la personalidad política y cultural de
Barrancabermeja (Buenahora, 1970, y Archila, 1986), a su
mentalidad radical, de solidaridad y protesta, están, de una
parte, el hecho geográfico de ser un puerto sobre el río Mag-
dalena, el que más nombres recibió en su recorrido: río Gua-

* Cuando se menciona a Barrancabermeja se engloba no solo el comple-


jo industrial petrolero de la ciudad y El Centro, sino el de la Shell, que
estaba al frente, río Magdalena de por medio, en el departamento de
Antioquia, con sus dos puertos, Puerto Casabe y Puerto Carmelitas.
** Resulta inexplicable que la experiencia de Barrancabermeja se haya
mantenido en la penumbra y casi que en el olvido. No ha despertado
el interés que esta clase de acontecimientos suscitan.
50 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

cabayo, es decir, río de las tumbas; rio Yuma, o sea, río de


los arr.igos; río ArJí, que significa río de los peces; rio Kari-
guaña, etc. De otra parte, el ser la cuna de la industria petro-
lera colombiana, nacida gracias a la inversión de los mono-
polios norteamericanos. En cuanto puerto sobre el rio Mag-
dalena, Barrancabermeja es hechura del ánimo revuelto y
revoltoso de esa atormentada gran corriente de agua sacudi-
da por trascendentales episodios de la historia de Colombia:
camino para la conquista colonial española; torrente que
empujó a BoJívar, al almirante Padilla, a los generales Cór-
dova y Maza, y a los soldados de la liberación y de la Inde-
pendencia. Fue escenario permanente en las guerras civiles
desatadas por las clases gobernantes colombianas, liberales
y conservadores, para alcanzar el control del Estado y del
poder, fuentes de tanta riqueza y bienes materiales, aquí
mismo, en la tierra, para sus usufructuarios. Muchas de las
más importantes batallas de esas guerras civiles ensangren-
taron sus aguas: La Humareda, Los Obispos. Fue eje del
movimiento sindical de braceros, tripulantes y navegantes
fluviales. La Fedena1* cubrió un largo trecho de agitación
del movimiento sindical y obrero, que todavía hoy no acaba
de encontrar su papel de conductor de la revolución política
y social. Río en el que, mirando un poco más atrás, se dieron
las primeras huelgas colombianas. "¡Infelices bogas! Yo les
he perdonado hasta la incomparable mortificación que me
causaban al declararse en huelga por tres o cuatro días en
cualquier miserable caserío de la orilla del Magdalena'',
protestaba el expresidente de la República y jefe liberal,
Aquileo Parra, en sus Memorias, al relatar sus viajes por el
río entre 1841 y 1845 (Parra, 1982, p. 60).
De modo que el río Magdalena, sus puertos y habitantes
han tenido históricamente su propia cultura, su identidad y

* Federación Nacional de Transporte Fluvial, Marítimo, Portuario y


Aéreo.
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 51

sistema de valores, una especie de mestizaje entre lo caribe-


ño y lo valleandino: rebeldes, libertarios, solidarios, amisto-
sos y acogedores, francos, bullangueros, alegres y parrande-
ros, abiertos ideológicamente y de inclinaciones revoluciona-
rias. Cargados de coraje, magia, fantasía y sueños utópicos.
Los trabajadores del transporte fluvial, marítimo, portuario
y aéreo, aglutinados en la Fedenal, hicieron del río Magdale-
na una de las columnas vertebrales del movimiento sindical
colombiano durante casi dos décadas (Archila, 1987). Sin
embargo, engolosinada su dirigencia con el simple reivindi-
cacionismo económico y social que ha marcado el rumbo y
presencia del sindicalismo y de las luchas obreras en Colom-
bia, los directivos de la Fedenal no percibieron los cambios
tecnológicos en el transporte fluvial que permitían mayor y
más rápido transporte de carga por el sistema de remolcado-
res que requerían menos tripulantes. Se pretendió detener
estos progresos de la misma manera que los braceros por-
tuarios creen en la actualidad que, manteniendo los atrasa-
dos sistemas de carga a hombro, pueden impedir la moder-
nización de los sistemas de cargue y descargue a granel y
con sofisticados equipos que agilizan el proceso y las labores
portuarias. N o se trazó una política para asimilar la moderni-
zación*.

* Aun cuando no es tema propiamente dicho de este libro, resulta con-


veniente expresar algunas reflexiones sobre el desenvolvimiento y
rumbos del movimiento obrero y sindical colombiano. Cuando en pró-
ximas páginas sean analizadas las huelgas de los trabajadores petrole-
ros desde 1924 hasta 1948 se encontrará un rasgo común: su alto conte-
nido político expresado en una posición antiimperialista y en una con-
ciencia solidaria, democrática y clasista, sin que ello minimizara los
aspectos puramente reivindicativos. La solidaridad obrera era de ver-
dad. Es decir, se manifestaba en paros, suspensiones de trabajo, apo-
yo económico, concentraciones y movilizaciones permanentes. Paulati-
namente se fue evolucionando hacia un sindicalismo economicista en
que cada organización mira solo hacia sus propios intereses y conquis-
52 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

De manera, pues, que Barrancabermeja nace y se desa-


rrolla en Ja atmósfera abierta, reivindicativa, agitacional y
democrática del río Magdalena. El otro factor de significa-
ción que concurrió a modelar los perfiles políticos y sociales
de la comunidad fue, como ya indicamos, el haber sido, y
seguir siendo en gran medida, la cuna y núcleo principal de
la industria del petróleo. Pero con un elemento fundamental
que estuvo presente siempre en el comportamiento de los
trabajadores durante la experiencia de poder popular inicia-
da e19 de abril de 1948: el movimiento obrero y sindical de
Barrancabermeja surgió y avanzó con un contenido político
definido, no simplemente reivindicacionista, y actuante.
Tuvo carácter antiimperialista, patriótico, en el mejor senti-
do de la palabra.

tas. La solidaridad se convirtió en mera retórica. El caso del río Magda-


lena y del desfallecimiento del movimiento obrero de los trabajadores
fluviales es ejemplo vivo de las consecuencias de la conducción econo-
micista y de simple reivindicación, hacia adentro, para cada núcleo
organizado en sindicato. Ese apoliticismo y economicismo llevan al
estancamiento, a no percibir los cambios tecnológicos que transforman
no solo las condiciones de trabajo sino los sistemas, los equipos y ma-
quinaria y la formación profesional misma del trabajador. El sindicalis-
mo economicista se queda anclado defendiendo el pasado no solamen-
te en términos de las conquistas logradas sino respecto de los métodos
y técnicas de trabajo y de operación de la empresa. Se llega así a un
sindicalismo que se opone a la modernización, a las nuevas tecnolo-
giás, en la era en que las innovaciones tecnológicas están transforman-
do el mundo minuto a minuto. Ese camino es el que conduce a la for-
mación de las llamadas "aristocracias obreras", que solo miran por sí
y para sí. Además, el apoliticismo de la clase obrera no solo fortalece el
sistema de dominación sino que bloquea la formación y avance de nue-
vas alternativas políticas de poder. Pese a espectaculares movilizacio-
nes y manifestaciones que se dan cuando las organizaciones sindicales
tienen "intereses" particulares que reivindicar, todo ello retorna fácil-
mente al statu quo político, a la consolidación y permanencia del orden
establecido.
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 53

Además, en grado diferente, también ha influido en la


formación de la personalidad política y cultural de Barranca-
bermeja el pasado revolucionario de las comunidades urba-
nas y rurales que circundan la ciudad. En efecto, en julio de
1929 en Puerto Wilches y San Vicente de Chucuri, al mismo
tiempo que en el Líbano, departamento del Tolima, se pro-
dujo el ''levantamiento de los bolcheviques'', bajo la direc-
ción del entonces Partido Socialista Revolucionario (Sán-
chez, 1985). Es importante recordar que en Puerto Wilches,
ratificando su práctica histórica, los acontecimientos del 9 de
abril de 1948 se desarrollaron directamente relacionados y
vinculados con los de Barrancabermeja, del mismo modo
que la solidaridad de los campesinos de San Vicente de Chu-
curi para abastecer de víveres al centro petrolero durante los
sucesos del 9 de abril tiene raíces en la tradición revolucio-
naria que venimos comentando.

LA HERENCIA QUE SE HIZO PRESENTE

En la experiencia de poder popular en Barranca se hizo pre-


sente la herencia que representaba una larga historia de
luchas obreras y sindicales, de solidaridad y de confronta-
ción con el poder económico, político e imperial de la Tropi-
cal Oil Company, subsidiaria de la Standard Oil Company.
La Troco, como se la Hamaba, tenía su sede en Toronto,
Canadá. Desde esta ciudad fueron seguidos con atención los
acontecimientos del9 de abril, entre otras razones porque la
Junta Revolucionaria de Gobierno, durante el ejercicio del
poder popular, enviaba informes en inglés sobre la situa-
ción, las demandas al gobierno, las amenazas de interven-
ción militar y el estado del personal extranjero, utilizando los
propios equipos de radiocomunicación del monopolio nortea-
mericano, colocados bajo el control del poder popular.
54 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

La formación misma del sindicato de los trabajadores


petroleros, hoy conocido como Unión Sindical Obrera, USO,
fue una empresa en que no solo hubo la más dura represión
oficial sino que costó numerosas vidas. Las huelgas petrole-
ras de 1924 y 1927 constituyeron verdaderos desafíos revolu-
cionarios, duramente reprimidos; la de 1935, bajo la atmós-
fera de la Revolución en Marcha del presidente Alfonso Ló-
pez Pumarej o, representó una notable victoria obrera. La de
1938, en que los trabajadores petroleros participaron más
por la solidaridad que por reivindicaciones propias, fue un
esfuerzo de presencia de numerosos liberales inclinados a
las ideas socialistas. En todas ellas se acumularon experien-
cias que luego se pondrían en práctica durante el poder po-
pular de 1948. La huelga de 1948, durante los meses de ene-
ro y febrero, es la que tiene quizá el mayor acento político y
antiimperialista, con la circunstancia adicional de que ocu-
rrió inmediatamente antes del asesinato de Gaitán. Fue una
huelga que conmovió a toda Colombia. Al estudiar esas
huelgas petroleras se encuentran elementos fundamentales
para explicar por qué en Barranca bermeja la explosión de ira
por la muerte de Gaitán tomó rápidamente el rumbo de ex-
periencia de poder popular.
El12 de febrero de 1923 fue constituida la Unión Obrera
en Barrancabermeja*, siendo su secretario general y con-
ductor político Raúl Eduardo Mahecha, uno de los más con-
notados líderes del socialismo revolucionario y del movi-
miento obrero colombiano de los años veintes.

* Fuentes principales sobre las huelgas petroleras hasta 1938 son la obra
de Ignacio Torres Giraldo, Los inconformes, 5 Tomos, Bogotá, Edito-
rial Latina, 1978; Barrancabermeja, nacimiento de la clase obrera, de
José Yunis y Carlos Nicolás Hemández, Bogotá, Tres Culturas Edito-
res, 1986; Edgar Caicedo, Historia de las luchas sindicales en Colom-
bia, Bogotá, Fondo Editorial Suramérica, 1977.
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 55

LA HUELGA DE 1924

En 1924 fue presentado un pliego de peticiones para exigir el


cumplimiento de los acuerdos a que había llegado la empre-
sa con el ministro de Industria; aumento de salarios; retiro
de varios empleados extranjeros y cambio de celadores agre-
sivos; no ejercer represalias contra los trabajadores; arreglo
de las barracas o campamentos; reconocimiento de una co-
misión permanente de la Unión Obrera para vigilar las con-
diciones de vida y de trabajo de los obreros; rebaja de los
cánones de arrendamiento a cargo de los trabajadores; res-
peto y buen trato de los extranjeros a los trabajadores colom-
bianos; eliminar los despidos sin justa causa; disminuir las
sanciones económicas por pérdida de ''fichas, tarjetas de
empleo o de alimentos''; cumplimiento de las leyes colom-
bianas sobre accidentes de trabajo y seguro colectivo; serie-
dad en los exámenes médicos; "permitir que los domingos y
días feriados en que no haya trabajo penetren los vivanderos
a vender sus artículos, con exclusión absoluta de vender
bebidas embriagantes'' (Torres Giraldo, 1978, p. 759).
El pliego de peticiones fue rechazado. La primera huelga
petrolera de Colombia se inició el 8 de octubre de 1924. Al
día siguiente estallan huelgas de braceros, estibadores y
bodegueros en Girardot y La Dorada, que autoridades y sec-
tores poli ticos pronorteamericanos y reaccionarios presenta-
ron como prolegómenos de la ''revolución social''.
El gerente de la Tropical suspendió las discusiones y de-
claró a los huelguistas ''fuera de la ley''. El Correo Libera~
periódico de Medellín, informaba el 14 de octubre: ''El mi-
nistro Reyes viaja rápidamente a Barranca. Más de 4.000
obreros bloquearon a Infantas (principal sector de produc-
ción, N. del a.), se adueñaron del ferrocarril y rompieron las
cercas que separan el personal colombiano del yanqui'' (Ibí-
dem, p. 762).
56 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

La huelga fue destrozada por la fuerza pública, unida a la


Tropical Oil Company. El 14 de octubre, en presencia del
ministro de Industrias, ocurrió la balacera. La prensa con-
servadora presentó la huelga como la ''semana roja'' de
Barrancabermeja. EJ 29 de octubre informó El Correo Libe-
ral: ''Hasta estos momentos han sido deportados de Barran-
cabermeja mil doscientos obreros'' (Ibídem, p. 764).
En el 'acuerdo' celebrado entre el ministro de Industrias,
Diógenes A. Reyes, y el gerente de la empresa norteameri-
cana, el 13 de octubre, "para la mejor organización de las
clases trabajadoras de Barrancabermeja que se hallan al ser-
vicio de la Compañía'', pues no hubo acuerdo con el sindica-
to, se estipuló, entre otras cosas: "XI. Por carecer de facul-
tades para resolver la petición de los obreros acerca del
aumento de salarios, el Gerente ofrece presentar por correo
esa solicitud a la Directiva de la Compañía en Toronto, reco-
mendándole pronta respuesta. (... ) XIII. Los obreros, para
volver al trabajo, deberán pasar de nuevo por la oficina de
empleos'' (Ministerio de Industrias, Anexos a la Memoria
de 1925, Imprenta Nacional, Bogotá, 1925, p. 373).
En la Memoria presentada al Congreso de 1925 dijo el
ministro Diógenes Reyes, refiriéndose a la huelga de Ba-
rrancabermeja: "Este conflicto ha sido tal vez el más sensa-
cional en el país. ( ... ) Este [el Ministro], después de tener
con las partes interesadas dos largas conferencias telegráfi-
cas el 9 y el 11 del citado mes, se trasladó en hidroavión el
día 12 al Jugar de Jos acontecimientos, y no obstante la resis-
tencia que pusieron elementos extrañ.os a los obreros, obtu-
vo la solución del conflicto con el pacto firmado ell3 del mis-
mo mes [al cual corresponden las cláusulas del párrafo ante-
rior], es decir, a las veinticuatro horas de haber llegado a
Barranca. Pero la agitación continuó por las medidas que
tuvo que tomar la policía en guarda del mantenimiento del
orden público" (Reyes, 1925, LXXV).
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 57

El movimiento obrero petrolero de Barrancabermeja no


se detuvo ni ante su primera derrota ni ante la represión. Por
el contrario, logró identificar a gran parte de la población,
incluidos los comerciantes, con sus objetivos e intereses.
Obsérvese que una de las peticiones del pliego que llevó a la
huelga de 1924 fue la de exigir que los comerciantes pudie-
ran entrar a los campamentos a vender sus productos, con la
sola y absoluta excepción de bebidas embriagantes. Esta
profunda identidad entre pueblo y clase obrera en Barranca-
bermeja fue un elemento constante tanto en los movimientos
huelguísticos posteriores como en la presencia política sub-
siguiente de la comunidad. Fue un factor determinante du-
rante la experiencia del poder popular en abril de 1948, lo
cual, obviamente, no elimina la existencia de esquiroles,
provocadores y agentes de la Tropical Oil Company y de gru-
pos políticos derechistas.
El examen de algunas huelgas posteriores ilustra las
anteriores apreciaciones.

LA HUELGA DE 1927

El punto de vista del gobierno conservador de la época fue


expresado por el propio ministro de Industrias, José Antonio
Montalvo, en su Memoria al Congreso (Montalvo, 1927,
p. 74): "En los campos de explotación de esta entidad, situa-
dos en el Municipio de Barrancabermeja, han ocurrido tres
conflictos en octubre de 1924, septiembre de 1926 y enero de
1927, que han sido tal vez los más sensacionales en el país.
En todos ellos ha tenido necesidad de intervenir la Policía en
guarda del mantenimiento del orden público, y en el último
el Gobierno se vio precisado a declarar turbado éste, en vista
de los graves sucesos que se venían desarrollando alrededor
de la huelga''.
58 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

De igual modo es importante conocer el pensamiento de


los dirigentes liberales, en aque1Jos momentos en la oposi-
ción, tanto sobre la huelga de Jos trabajadores petroleros
como sobre lo que llamaban la politización del sindicalismo,
asignando a éste una simple tarea economicista y reivindica-
tiva que, lamentablemente, fue la dirección que predominó y
predomina en la actualidad.
Eduardo Santos, director y propietario de El Tiempo, dijo
en el editorial del 26 de enero de H~27:

"¿Qué pasa en Barranca? Nadie, excepto quizás los altos personajes


del gobierno, lo sabe hoy en esta ciudad. (... ) Se dice a última hora
que la huelga ha concluido, y agregan los informes oficiales que ade-
más han sido puestos presos M ahecha y sus compañeros de dirección.
Esto indica bien claramente que no se trata de un arreglo, sino de una
imposición; que no se ha llegado a un acuerdo entre la compañía y sus
trabajadores, sino que está surtiendo sus efectos la ley marcial, cuya
aplicación se encargó al general Castro. Pero al mismo tiempo, avisan
de varias partes del río que los marineros han decretado el paro, que
se ha suspendido la navegación en el alto Magdalena, que no funcio-
nan ni los servicios del oleoducto ni el ferrocarril de Bolívar, y que en
el Calamar las cuadrillas que trabajan en el cargue y descargue de los
buques se han cruzado de brazos, y que el ferrocarril de La Dorada
también verá suspendidos sus servicios. El objeto de todo esto, se
dice, es realizar un paro general a lo largo del Magdalena, entre Ba-
rranquilla y Neiva, para provocar una situación que obligue a la Tropi-
cal Oil a capitular ante las exigencias de sus obreros. (... ) Lo único
que sí creemos, hondamente, es que la ley marcial y el ejército no
deben ser tan solo para acabar con la huelga, sino también para que
se haga a los huelguistas la justicia a que tengan derecho. El gobierno
no debe establecer el orden únicamente, debe basarlo en la equidad,
y si es cierto que en Barranca no se cumplen las leyes que protegen a
los obreros, ni se respetan los pactos firmados con ellos, está en la
obligación de poner remedio a esas iniquidades, en forma eficaz y
completa.( ... ) Se ha decretado a lo largo del río un verdadero embar-
go sobre los productos de la Tropical, sobre la gasolina y el petróleo,
cuyo transporte ha quedado prohibido por mandato de las asociacio-
nes obreras. (... )Los huelguistas han tratado de impedir las comuni-
caciones con Barranca; se negaron, según lo cuenta El Espectador de
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 59

ayer, a transportar un batallón que enviaba el gobierno a ese lugar a


guardar el orden, y que se vio obligado a ir a La Dorada, dando la
vuelta por lbagué, porque los marineros de los buques se negaron a
llevarlo por el río a Beltrán. Ahora se quiere suspender la navegación.
(... ) La causa de esto es muy fácil de hallar, y la ha dado en términos
resonantes el comité ejecutivo del partido socialista revolucionario:
'Es un deber de los revolucionarios socialistas, dice el comité, elevar
todo el movimiento huelguístico a la categoría de una lucha política
que afiance en las masas la convicción de que el proletariado no pue-
de liberarse sin hacer pedazos las formas estatales que rigen en la
sociedad burguesa'. 'Es menester saturar el ambiente de una honda
significación política'. No se trata, pues, de una simple cuestión obre-
ra concreta; del mejoramiento de la situación en que se encuentran
unos cuantos centenares o miles de trabajadores colombianos, sino de
un movimiento político, que es preciso llevar a todos los extremos. De
ahí los sucesos que se están verificando, y los que pueden verificarse.
"Nada nos parece más peligroso, ni más inaceptable que esas ten-
dencias, basadas en un concepto revolucionario" (Santos, 1981,
p. 568).

Ese editorial de Eduardo Santos no es solo una opmwn


política sobre la huelga de Barrancabermeja y la forma de
conducción del movimiento obrero que se hacía en aquella
época. Es también un formidable testimonio sobre los he-
chos mismos: represión gubernamental y aplicación de la ley
marcial; gobierno y ejército del lado del monopolio nortea-
mericano bajo el pretexto, tradicional en el sistema de domi-
nación de Colombia, dizque de defensa del orden público;
solidaridad de los trabajadores de la navegación, oleoductos,
ferrocarriles, braceros y trabajadores portuarios, transporta-
dores, etc., no solamente en todos los puertos y a todo lo lar-
go del río Magdalena sino en otras ciudades, incluida la
negativa ''a transportar un batallón que enviaba el gobierno
a ese Jugar a guardar el orden''.
Ciertamente, era un tipo de solidaridad militante y real
que prácticamente ha desaparecido del escenario de las lu-
chas obreras y sindicales de la Colombia actual de fines del
siglo XX.
60 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Dos días después, el 28 de enero de 1927, Santos, res-


pondiendo a la prensa conservadora, censuraba la conduc-
ción política de la huelga por los socialistas revolucionarios,
al tiempo que condenaba la brutalidad de la represión ofi-
cial:

"Los obreros han cometido faltas. Es natural, porque son gentes sin
cultura, dirigidas por elementos violentos e irresponsables, que, o
aman el desorden por sus temperamentos belicosos, o lo fomentan
para medrar. En cambio, la autoridad ha ejecutado actos tan inicuos
como el abaleo del 20 de enero en Barrancabermeja, que en manera
alguna se justifica. Detestable es la actuación de un Mahecha, pero
más todavía lo es la de un jefe de policía como Rafael Pulecio Viana,
que logró unir en contra suya todos los elementos honrados e impar-
ciales de las petroleras, por su actuación brutal. A estas horas está
preso Mahecha, y no sabemos si se ha ejercido alguna sanción contra
el funcionario responsable de aquella máxima iniquidad. '¡Fuerza!
¡Fuerza!', gritan algunos, para los cuales lo necesario es suprimir los
síntomas de las dolencias sociales, aunque subsista la causa profunda
que las motiva, y que sigue obrando sordamente. Nosotros no hemos
de acompañarlos en ese clamor. Que se restablezca el orden, en bue-
na hora; que se impidan atropellos y violencias, pero que no olvide la
autoridad que es esa la mitad de su labor. No es posible que todo se
reduzca a encarcelar y amordazar a Mahecha, a Torres Giraldo, a
María Cano. Lo indispensable es reemplazarlos ante el pueblo; mos-
trarles que ellos son conductores peligrosos; que el Estado vela por
que se haga justicia a los humildes y por que se les reconozcan sus
derechos. La autoridad no puede estar con los poderosos, contra los
obreros, sino entre los dos, como elemento de equidad y de orden. Y
el orden no es solo el silencio y la obediencia, sino la justicia. Si en
Barranca el ejército respalda a la Tropical Oil Company y hace que los
trabajadores vuelvan a los campos, sin que se lean siquiera sus peti-
ciones, podrá haber prestado un gran servicio a la Tropical, pero no
habrá obrado en bien del verdadero orden público nacional, que no
puede basarse sobre el desconocimiento del derecho" (Santos, op.
cit., p. 572).

La huelga petrolera de 1927, recibió el apoyo y solidari-


dad de la población, incluidos los comerciantes colombianos
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 61

y hasta de los de origen libanés, no solo por la justicia de las


demandas obreras sino por su naturaleza nacionalista y anti-
imperialista*. Ocurrieron sucesos de solidaridad y de accio-
nes populares singularmente similares a los que se dieron
durante los 10 días de ·poder popular en abril de 1948. Así,
Jos comerciantes hicieron aportes económicos, los campesi-
nos suministraron provisiones de alimentos, como yuca, plá-
tano, arroz, ñame, etc., y funcionaron las ollas comunes para
la alimentación de los trabajadores y de sus familias (Torres
Giraldo, op. cit.). El comunicado de prensa del 12 de enero
de 1927, redactado por Mahecha, decía: "Hoy cuentan los
huelguistas con siete mil hombres unidos estrechamente. El
comercio colombiano, así como la colonia siria, ha contribui-
do generosamente al sostenimiento de los trabajadores. ( ... )
El obrerismo ha tomado hoy de los almacenes de aprovisio-
namiento $4.589, según el contingente de los labriegos que
proveen yucas, plátanos, ñames, etc.'' (Yunis, Hernández,
1986, p. 75).
Obviamente, la represión policiva produjo muertos, heri-
dos y desterrados. Los dirigentes sindicales y socialistas
revolucionarios fueron encarcelados y se intentó poner en
marcha cortes marciales para enjuiciarlos por el delito de
sedición.
Gran cantidad de obreros de la empresa norteamericana
tuvieron que huir de la región para escapar a la represión
oficial.
La huelga fue derrotada. Pero, en cambio, se afirmó la
unidad e identidad entre clase obrera y pueblo y se afianzó la

* El espíritu y solidaridad antümperialistas eran muy activos. El15 de


enero de 1928 fue creado el Comité de Ayuda a la lucha de Sandino en
Nicaragua y se dispuso la formación de un contingente de combatien-
tes. "Invitamos a nuestros compatriotas a marchar resueltamente a
Nicaragua a combatir al lado del General Sandino por la libertad del
Continente", decía el llamamiento (Torres Giraldo, 1973, V. 5, p. 69).
62 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

personalidad política radical y antiimperialista de Barranca-


bermeja. Todo ello contribuye a explicar la conducta del pue-
blo de esta ciudad y de los trabajadores petroleros y portua-
rios durante la existencia del poder popular creado el 9 de
abril.

OTROS MOVIMIENTOS OBREROS

El 7 de diciembre de 1935 se inició en Barrancabermeja otra


gran huelga petrolera bajo la dirección de la Unión Sindical
Obrera, USO, pero con la diferencia de que ocurría bajo el
gobierno democrático-liberal de Alfonso López Pumarejo,
definido como el periodo de la Revolución en Marcha, la cual
concluyó el19 de aquel mes y año con la primera gran victo-
ria del proletariado petrolero contra el monopolio norteame-
ricano.
Lo importante de este movimiento huelguístico, para los
efectos de dar una explicación seria a la respuesta obrera y
popular en Barrancabermeja a raíz del asesinato de Gaitán,
son las siguientes peculiaridades de la huelga: mantuvo el
carácter nacionalista y antiimperialista; se hizo presente de
nuevo una conducción política del movimiento*; los comer-
ciantes y la mayoria de la población dieron su solidaridad a
la clase obrera petrolera; un comerciante, precisamente,
manejó los dineros y fondos acumulados por los trabajadores
para financiar la huelga; el comité de huelga dictó normas
sobre precios de artículos de primera necesidad para impe-
dir la especulación; creó brigadas de vigilancia con los pro-
pios huelguistas para la conservación, defensa y protección
de las instalaciones petroleras mismas; decretó la ley seca; y

* Gilberto Vieira, dirigente nacional del Partido Comunista Colombiano,


estuvo al frente de esta huelga.
ESCENARIO DEL PODER POPULAR 63

organizó el abastecimiento de víveres para la población y


ollas comunales. A la huelga se sumaron los trabajadores de
los oleoductos y de las embarcaciones para el transporte de
petróleo y combustibles. Los campesinos de las regiones de
Puerto Wilches y San Vicente de Chucuri hacían llegar los
víveres requeridos por la población y los trabajadores (To-
rres Giraldo, 1978; Archila, 1986).
Es decir, muchos de Jos elementos que estuvieron pre-
sentes durante la experiencia de poder popular de abril de
1948 se encuentran en éste y en los anteriores movimientos
huelguísticos de Jos trabajadores del petróleo de Barranca-
bermeja, y en el comportamiento del propio pueblo de la ciu-
dad y de la población rural circunvecina.
En 1938 se desarrolló un paro de braceros del puerto de
Barrancabermeja que recibió solidaridad parcial de los tra-
bajadores petroleros. Hubo enfrentamientos duros con la
fuerza pública. En ella tuvieron parte muy activa figuras li-
berales de tendencia socialista. Fue reprimida violentamen-
te.

EL SINDICALISMO EN BARRANCABERMEJA

Pero en Barrancabermeja Jos sindicatos de la industria pe-


trolera, de la Tropical Oil Company y de la Shell, y los de los
oleoductos, no eran Jos únicos existentes. Pese a ser una ciu-
dad pequeña habían surgido otras organizaciones obreras,
tales como el Sindicato Industrial Obrero de Barrancaberme-
ja, el Sindicato de Braceros, el Sindicato Gremial de Chofe-
res, etc., Jo cual le da un perfil muy acentuado de centro
obrero. Este es otro elemento determinante en el comporta-
miento obrero-popular e19 de abril de 1948 y durante la per-
manencia del poder popular.
CAPITULO 3. CONCIENCIA Y CULTURA POPULAR
REVOLUCIONARIAS EN
BARRANCABERMEJA

Para mejor comprender por qué solamente en Barrancaber-


meja se produjo esa experiencia de poder popular, sustenta-
do en un poder obrero, es indispensable tener una visión de
conjunto de los antecedentes y factores objetivos y subjeti-
vos que se reunieron a Jo largo del tiempo para la formación
en ese centro petrolero de una conciencia y una cultura po-
pular revolucionarias, determinantes de la conducta asumi-
da por los trabajadores y la población. De esta manera, se
evita caer en el error de atribuir a la sola iniciativa de unos
cuantos individuos la dirección y modalidades concretas del
ejercicio del poder popular. Al tiempo, permite entender los
limitantes que desde el primer momento afectaban su conti-
nuidad, su profundización y su proyección al resto del país.
Todo esto hace que el libro tenga varios estilos, en vez de
uno como es lo normaL Pero este es el mal menor, según el
autor.

CONCIENCIA REVOLUCIONARIA EN BARRANCABERMEJA

Objetiva e históricamente, en la era de la sociedad capitalis-


ta y liberal, Ja clase obrera tiene el destino de convertirse en
eje de la transformación revolucionaria del sistema social. Lo
cual no quiere decir que por el solo hecho de existir, la clase

[ 65]
66 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

obrera cumple una tarea revolucionaria. En Estados U nidos,


Alemania Federal, Inglaterra o Japón, Holanda o Argentina,
Arabia Saudita, Bélgica o Colombia, existe un proletariado,
una clase obrera, sin que esto, por sí solo, haga de. los obre-
ros una fuerza revolucionaria. Por el contrario, en no pocos
países desarroHados y en vías de desarrollo la clase obrera
no solamente está al margen de propósitos y actividades
revolucionarios sino que apoya y sustenta el sistema social
capitalista, rodeada de ventajas y privilegios contractuales y
salariales que la empujan a posiciones de aristocracia obrera
y antirrevolucionarias. La ideología revolucionaria tiene que
ser llevada y trasmitida a la clase obrera. Es uno de los cami-
nos para que no caiga en el economicismo y el reivindicacio-
nismo, y para que asuma su tarea histórica. Es esa la misión
principal de un partido revolucionario: cuando así no se
hace, no se avanza ni se construye un proyecto alternativo de
poder. Simplemente se vegeta dentro del sistema que se
dice debe ser sustituido. Esto, por cierto, es lo que muestran
ser muchos partidos revolucionarios de América Latina.
Barrancabermeja es un buen ejemplo para explicar cómo
se formó una conciencia revolucionaria. Nace como centro
obrero petrolero en los momentos mismos en que Colombia
se enrumba aceleradamente hacia el desarrollo capitalista
con todas sus consecuencias: descomposición de la sociedad
tradicional feudalizada y señorial y del campesinado; urbani-
zación y desruraJización de las relaciones sociales y de traba-
jo; iniciación de los procesos de modernización e industria-
lismo. Pero surge también bajo la modalidad de una depen-
dencia total de un monopolio petrolero norteamericano, la
Standard Oil Company, a través de su subsidiaria la Tropical
Oil Company.
La población de extracción rural, transformada de la
noche a la mañana en clase obrera, deslumbrada inicialmen-
te por los salarios de la Tropical, altos si se comparan con las
remuneraciones de servidumbre que se pagaban en las re-
CONCIENCIA Y CULTURA REVOLUCIONARIAS 67

giones de origen, perpleja ante el poder y técnica de los grin-


gos, sintió rápidamente la discriminación y la opresión. Gran
parte provenía del Litoral Caribe, en que el espíritu de igual-
dad, libertad y dignidad ha estado más presente. Es la per-
sonalidad típica del costeño, del 'caribe'.
La segregación racial y social se hizo presente. El pers~
nal extranjero, canadienses y norteamericanos, los llamados
gringos, en sus casas, campos deportivos y de recreación,
clubes sociales y otros servicios exclusivos, protegidos por
cercas de alambre. En barracas colectivas y sin servicios,
aprisionados por otras cercas de alambre, los obreros colom-
bianos. En campamentos mejor dotados los empleados e~
lombianos de mayor nivel, sumisos y aduladores de los jefes
extranjeros. Finalmente, los "campamentos de los negros
yumecas'', traídos de las Anti11as como mano de obra barata
para competir con los trabajadores nativos, especialmente si
éstos intentaban organizarse y hacer exigencias. Los yume-
cas, que así fueron bautizados en toda la Costa Caribe los
negros venidos de las Antillas inglesas y de Curazao para
trabajar en las empresas norteamericanas, eran discrimina-
dos y aislados con otras cercas de alambre, pero por ser ne-
gros.
Al mismo tiempo, todos los cercados anteriores estaban
rodeados por otra gran cerca de alambre, impenetrable, que
los aislaba de los habitantes de Barrancabermeja, es decir,
de Colombia (Torres Giraldo, 1978; Archila, 1986; Yunis y
Hernández, 1986). Los propios comerciantes colombianos no
podían cruzar esas cercas ni ejercer el comercio en el enclave
de la Troco. Es la causa para que los trabajadores petroleros
exigieran en sus pliegos de peticiones el libre comercio, y
también para que esos comerciantes fueran sus a1iados y de
los dirigentes socialistas revolucionarios en los movimientos
huelguísticos.
Esas circunstancias prepararon el terreno para que se
desarrollara una conciencia revolucionaria antiimperialista,
68 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

en !os momentos en que en Colombia ganaban espacio los


movimientos e ideas socialistast estimulados por el ejemplo
de la revolución rusa de 191 7.
Pero el factor principal para la formación de esa concien-
cia estuvo en la acción, divulgación y agitación que empren-
dieron líderes socialistas y revolucionarios de significación
nacional. Entre ellos, por haberse radicado en Barrancaber-
meja, Raúl Eduardo Mahechat socialista revolucionario que
alcanzó gran notoriedad a lo largo del río Magdalena organi-
zando y dirigiendo a los trabajadores fluviales, de ferrocarri-
les y otras actividades productivas. Mahecha dirigió la for-
mación de la Unión Obrera, de la cual fue su secretario gene-
raL Fue notable divulgador del socialismo. Ademást en Ba-
rrancabermeja estuvieron dirigentes revolucionarios socia-
listas y comunistas como María Cano, Guillermo Hernández
Rodríguez, Ignacio Torres Giraldo y Gilberto Vieirat entre
otros; Gerardo MoJina, socialista; Diego Luis Córdoba, libe-
ral de izquierda; y el propio Jorge Eliécer Gaitán, para solo
citar unos casos. También personalidades revolucionarias
continentales como Vicente Lombardo Toledano* t fundador
y secretario general de la Confederación de Trabajadores de
América Latinat CTAL, organización que cumplió la misión
de promover la unidad y solidaridad de los trabajadores lati-
noamericanos, hasta su extinción en 1964. Todos ellos eran
una cátedra ambulante de las ideas socialistas.
Fueron, junto con muchas otras personast comunicado-
res políticos que contribuyeron a la formación de la concien-
cia revolucionaria en Barrancabermeja.

* Durante su visita a Colombia en 1944, Vicente Lombardo Toledano


estuvo también en Cartagena. Uno de los dos oradores en la manifesta-
ción que SE: le hizo en la Plaza de los Coches de esa ciudad fue el autor
de este libro, en esos momentos estudiante de derecho de la Universi-
dad de Cartagena, vinculado al movimiento obrero. Tenía 23 años de
edad.
CONCIENCIA Y CULTURA REVOLUCIONARIAS 69

CULTURA POPULAR REVOLUCIONARIA EN BARRANCABERMEJA

Como complemento y parte de la conciencia revolucionaria


en Barrancabermeja se desarrolló una activa vida cultural
popular. Buenahora da éuenta, por ejemplo, de la formación
de Los Saturnales "entre los que había abogados, médicos,
dentistas, obreros y estudiantes" (Buenahora, obras cita-
das). Aparecen ahí nombres de intelectuales de alta figura-
ción regional y nacionaL Aurelio Martínez Mutis, Luis Vida-
les, Jorge Artel, notables poetas colombianos, se hicieron
presentes en el centro petrolero en actos culturales con los
trabajadores.
También en este campo estuvieron en Barrancabermeja
figuras de las letras, de relieve internacional como el gran
poeta cubano Nicolás Guillén, quien llegó a principios de
1946 con ocasión de un largo viaje que hizo por el río Magda-
lena. Barrancabermeja era, por sus luchas obreras, un lugar
de atracción e interés para los poetas e intelectuales demo-
cráticos y revolucionarios.
El propio Guillén describió así su paso por el centro pe-
trolero:

''Al final de la travesía, Barrancabenneja, el infierno del Magdalena,


con su roja temperatura de cuarenta grados a la sombra ... y lo que
hay bajo ese tremendo sol. Porque Barranca no es solo la ciudad pro-
piamente dicha, sin agua, a pesar de hallarse junto al río más grande
de Colombia; ni el hotel de lujo para los turistas, ni los barrios crapu-
losos, donde cientos de obreros compran cada sábado largas y doloro-
sas enfermedades con los ahorros de la semana. Barranca es lo otro.
Los campos petroleros, el aceite que brota incansablemente de la tie-
rra, para llegar al buque-tanque extranjero. Yo los visité; yo estuve
con ellos. Hablé mano a mano con los trabajadores, y quise conocer
sus opiniones. Recuerdo una, que me impresionó sobre todas:
-Es la primera vez -me dijo aquel hombre tostado por el sol- que
viene aquí un poeta-escritor. Nunca vienen, ni los de fuera ni los de
dentro. Para los intelectuales, nosotros no existimos; para los dueños
de esto ¡tampoco! Sin embargo, a nosotros nos gusta la poesía, nos
70 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

agradan los libros y ansiamos aprender. Otra cosa; si usted vuelve a


Cuba, diga que aunque trabajamos aquí, somos ante todos colombia-
nos. Ya usted sabe lo demás" (Guillén, 1982, p. 153)*.

Exagerado y sectario el interlocutor de Guillén, pues, en


verdad, la vida cultural de Barrancabermeja era intensa. La
propia visita de Guillén lo demuestra.
Pero la cultura popular no es solo la presencia y actividad
de escritores, poetas, grupos de teatro, de danza y música
-que de todo eJlo hubo en Barrancabermeja-, sino que
consiste fundamentalmente en la lucha constante por elevar
las condiciones materiales y espirituales de vida del hombre,
en la conformación de valores éticos, morales y sociales que
enaltezcan el sentido de la dignidad de la persona humana,
especialmente de los trabajadores, como visión y sueño de
un mundo mejor, cargado de justicia, igualdad y libertad.
Fueron Jos que ganaron los trabajadores petroleros a lo largo
de sus luchas, enmarcados en los principios de respeto y
defensa de la soberanía nacional, que, como ve'remos a con-
tinuación, fueron los motivos de la huelga petrolera de prin-
cipios de 1948, el antecedente político-social más próximo a
los diez días de poder popular. Esta cultura popular tiene la
dimensión de las acciones y coaliciones de los obreros en pro
de sus propios intereses. La formación misma del sindicato,
la USO, fue una escuela política y cultural, con figuras le-
gendarias como Raúl Eduardo Mahecha y Rafael Godoy. La
cultura radical de Barrancabermeja es hija de esas luchas.
Lo dicho hasta. aquí y lo que será presentado más adelan-
te, muestran un conjunto obrero y una comunidad con con-
ciencia y prácticas revolucionarias. La cultura nueva de los
trabajadores, de las clases populares y de quienes han sido
sujetos de opresión se construye rescatando el significado

* El autor, junto con el gran poeta colombiano Jorge Artel y otros inte-
lectuales, recibió y acompañó en Cartagena a Nicolás Guillén.
CONCIENCIA Y CULTURA REVOLUCIONARIAS 71

real, los éxitos y limitaciones de luchas pasadas en la pers-


pectiva de la liberación social y política. Para este fin es fun-
damental reescribir la propia historia, develando el conteni-
do cierto de los acontecimientos que se sucedieron en otros
tiempos. La cultura revolucionaria es una síntesis en cons-
tante renovación de pasado, presente y futuro, que en el par-
to de los enfrentamientos de clase busca y encuentra su
auténtica ideología y el vehículo político conductor.
Sin el estudio de las luchas de los obreros petroleros,
apenas reseñadas, no se puede entender la huelga naciona-
lista de 1948. Y sin el análisis de esta huelga no es compren-
sible la experiencia de Jos diez días de poder popular.

CONCIENCIA REVOLUCIONARIA Y MILITANCIA PARTIDISTA

Los medios de comunicación de masas colombianos, los g~


biernos liberales y conservadores, y los dirigentes de los dos
partidos tradicionales dominantes, siempre han estado incli-
nados a considerar Jos movimientos obreros y las huelgas
como obra exclusiva del ''comunismo internacional''. Al
analizar la huelga petrolera de 1948 encontraremos esa posi-
ción. Todo ello Jleva a las campañas de desinformación sobre
el ''peligro comunista' '.
Pues bien. Es evidente que en la formación de la concien-
cia y cultura revolucionarias de Barrancabermeja, en la or-
ganización y luchas de los trabajadores, muchos socialistas
revolucionarios y comunistas jugaron importante papel y
contribuyeron a su desarrollo. U nos y otros ganaron la con-
fianza de los obreros petroleros para dirigir los movimientos
sindicales y representarlos en las negociaciones con las
empresas y con Jos gobiernos.
Esta realidad, sin embargo, no condujo a obtener el ap~
yo obrero y popular para el Partido Comunista, por ejemplo.
Este ha sido absolutamente minoritario en todo tiempo en
72 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

los debates electorales. Su acción sindical no ha quebrado


las lealtades partidistas tradicionales, especialmente hacia
el Partido LiberaL Han tenido la confianza como dirigentes
sindicales y negociadores de convenciones colectivas de tra-
bajo, indudablemente por su honestidad e independencia,
pero no han logrado la adhesión a su partido. En las eleccio-
nes de marzo de 194 7, las inmediatamente anteriores al es-
tablecimiento del poder popular con motivo deJ asesinato de
Gaitán, los resultados electorales fueron: liberales, 3.400
votos; conservadores, l. 200; comunistas, 226 (Vanguardia
Libera~ 11 dejuniode 1948).
Es ésta una contradicción que requiere amplio, profundo
y objetivo estudio, y explicaciones convincentes.
CAPITULO 4. DE LA HUELGA ANTIIMPERIALISTA AL
PODER POPULAR

Complemento indispensable para comprender el desarrollo


que tuvo la experiencia de poder popular en Barrancaberme-
ja a raíz del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, más allá de
las conductas individuales, es tener presente que desde fi-
nes de 194 7 se había acentuado el enfrentamiento entre la
Unión Sindical Obrera, USO, y la Tropical Oil Company, no
por cuestiones salariales sino por intereses políticos naciona-
les: el proletariado petrolero de Barrancabermeja denunció
las manipulaciones de la Tropical Oil Company para coaccio-
nar al gobierno de Colombia y obtener nuevas ventajas y la
prórroga de su presencia en la región, dilatando así el proce-
so de reversión al Estado colombiano de las instalaciones y
equipos del monopolio norteamericano.
El 7 de enero de 1948 se inició la más importante huelga
política, nacionalista y antiimperialista, en muchos años de
la vida del movimiento sindical. La larga huelga y el proceso
represivo posterior se prolongaron hasta empatar con los
acontecimientos que se iniciaron en Barrancabermeja el 9 de
abril de 1948 como consecuencia del asesinato de Gaitán.
Fueron cuatro meses continuos de lucha obrera, refriegas
con la fuerza pública, huelga, paros de solidaridad, tensión
colectiva e individual en las gentes, trastornos en la circula-
ción comercial y en los transportes, explosión de ira, poder
popular, milicias obreras.

[ 73]
74 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

EL PROLETARIADO PETROLERO AL FRENTE DE LOS


INTERESES NACIONALES

El conflicto entre los propósitos de la Tropical Oil Company


para conseguir mañosamente la prórroga de la concesión
para la explotación de los yacimientos petrolíferos de Ba-
rrancabermeja se puede sintetizar así:
La llamada Concesión de Mares, que había adquirido la
Tropical Oil Company para la explotación de los yacimientos
petrolíferos de Barrancabermeja, debía revertir al Estado
colombiano en 1946. Sin embargo, los habilidosos abogados
colombianos al servicio de los monopolios norteamericanos y
extranjeros, acreditados ante la Corte Suprema de Justicia
de aquella época, lograron sentencia que prorrogó hasta
1951 el plazo para explotación de nuestro petróleo por la Tro-
pical Oil Company.
Ante la perspectiva de la reversión al Estado fue puesta
en marcha una intensa campaña de propaganda para con-
vencer a la opinión nacional de Colombia de que el Estado y
el país eran incapaces de administrar la empresa, y que era
mejor buscar un nuevo acuerdo para la prórroga del contrato
con la Tropical.
Como esto no era suficiente, la poderosa empresa petro-
lera inició una vigorosa publicidad para demostrar que los
yacimientos estaban en vías de total agotamiento y que las
reservas recuperables eran de unos pocos millones de barri-
les, por lo cual procedió, unilateralmente, al despido masivo
de los trabajadores de las secciones de perforación y limpie-
za de pozos*. En la prensa colombiana de aquella época eran
publicados extensos comunicados en que se pretendía justi-
ficar los despidos.
Los trabajadores petroleros, por intermedio de su organi-

* En este aspecto, ver Luis Torres Almeida, La crisis del petróleo en Co-
lombia, Bogotá, Editorial Uninca, 1975, p. 116.
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 75

zación, la Unión Sindical Obrera, USO, exigieron el reinte-


gro de sus compañeros y al tiempo convocaron al país a
demandar la reversión inmediata al Estado colombiano. No
se presentó un pliego de peticiones solo para obtener alzas
de salarios, nuevas prestaciones o servicios a cargo de la
empresa en beneficio de los trabajadores petroleros. Fue
una demanda de carácter político y una denuncia de las ma-
niobras de la compañía norteamericana para lograr nuevas
prórrogas y ventajas en su contrato. Era un movimiento fun-
damentalmente antiimperialista. Con estas metas, la USO
decretó la huelga en todas las instalaciones de la Tropical Oil
Company, que comenzó el miércoles 7 de enero de 1948, en
medio de una expectativa general que se extendió a todo el
territorio de la república.
Puede anticiparse que Jos trabajadores y el país obtuvie-
ron resonante victoria, pues el gobierno se vio forzado a inte-
grar un tribunal de arbitramento que casi dos meses des-
pués dictó sentencia ordenando el reintegro de los trabaja-
dores despedidos y obligando a la empresa norteamericana a
continuar los trabajos de recuperación secundaria de los
pozos en explotación. A lo largo del conflicto estuvieron acti-
vos Jos abogados petroleros. Hasta un jurista de la respeta-
bilidad nacional de Carlos Lozano y Lozano se colocó al servi-
cio del monopolio extranjero. Fue el demandante del decreto
del gobierno que creó el Tribunal de Arbitramento. Después
de la victoria de los trabajadores petroleros, que se habían
puesto al frente de los intereses de la nación, el Congreso de
la República expidió la Ley 165 de 1948, que sirvió de funda-
mento jurídico para el nacimiento posterior de la Empresa
Colombiana de Petróleos, Ecopetrol, encargada de asumir la
administración, dirección y manejo de la Concesión de Ma-
res, desde el momento en que se produjera la reversión al
Estado colombiano.
Es decir, los trabajadores del petróleo, organizados en la
Unión Sindical Obrera, se convirtieron en los promotores y
76 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

defensores del interés nacional y de la recuperación de los


yacimientos y explotaciones petrolíferas de Barrancaberme-
ja. La huelga que se inició el 7 de enero de 1948 impulsó la
creación ulterior de Ecopetrol y preparó al país para recibir
los yacimientos y las instalaciones de producción, almacena-
miento y refinación en Barrancabermeja y en la zona llama-
da El Centro, donde estaban los pozos productivos. Esta
conducta nacionalista y antiimperialista es otro de los ele-
mentos fundamentales para comprender y explicarse el com-
portamiento de los trabajadores del petróleo durante los diez
días de poder popular, iniciados el 9 de abril, al asumir la
responsabilidad de proteger con las brigadas armadas todas
las instalaciones petrolíferas y la refinería. En la huelga ha-
bían ratificado que eran los defensores de la soberarúa y de
los intereses de Colombia respecto de tales yacimientos e
instalaciones. De hecho fueron coautores de la ley que creó a
EcopetroL A lo largo de la experieneia de poder popular que
comenzó poco después del asesinato de Gaitán, las brigadas
formadas con los propios obreros petroleros armados fueron
Ja base de apoyo para evitar todo riesgo de actos anárquicos,
de desesperación y furia que pudieran comprometer la segu-
ridad tanto de los yacimientos petrolíferos como de los equi-
pos e instalaciones de almacenamiento, producción y refina-
ción.
Los hechos posteriores mostraron la importancia de la
acción preventiva de las brigadas de obreros. En la desespe-
ración del aislamiento y la impotencia, bajo el peso de la in-
dignación y la cólera que generó la muerte de Gaitán en un
pueblo deJirantemente gaitanista, la ejecución de actos te-
rroristas era previsible, no simplemente por la existencia de
mentalidades anarquistas, sino como consecuencia del aba-
timiento en que se encontraba la población*. Los obreros

* La Junta Revolucionaria de Gobierno se vio precisada a ordenar el


arresto de personas que arrastradas por la cólera -aun siendo revolu-
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 77

petroleros y la USO entendieron que esos yacimientos e ins-


talaciones eran propiedad y patrimonio de todo el pueblo
colombiano, y elJos sus guardianes.

DESARROLLO DE LA HUELGA ANTIIMPERIALISTA

La mejor medida de la significación nacional y trascendencia


de la huelga de los trabajadores petroleros de la Tropical Oil
Company, iniciada el 7 de enero de 1948, la dio la propia
prensa nacional, que convirtió el hecho en motivo de desplie-
gues informativos, grandes titulares a varias columnas, con
igual o mayor intensidad que las noticias sobre las acciones
represivas y crímenes atribuidos por el Partido Liberal y por
Gaitán a las autoridades conservadoras, como las referidas a
la preparación de la Conferencia Panamericana que debía
reunirse en Bogotá. Así, El Tiempo, periódico de centro-
derecha y el de mayor circulación nacional, decía en sus pri-
meras páginas: ''Huelga de los trabajadores de la Tropical
estallará el miércoles", (enero 5 de 1948); "Se inician los
conflictos obreros. A las 12.00 m. estalla hoy el paro en la
Tropical", (enero 7 de 1948); "Sin incidentes trascurrió el
primer día de huelga. El gobierno pidió que se levantara el
paro", (enero 8 de 1948). Jornada, el periódico de Gaitán,
hacía lo mismo: ''Huelga petrolera declarada para el martes
al medio día'', (enero 4); ''Por voluntad de la propia empre-
sa los trabajadores van a la huelga. La empresa presiona al
país por reforma de la legislación'', (enero 6); ''Todo listo
para iniciar el paro a las doce y cinco'', (enero 7); ''El paro
fue declarado legal por el juez. El presidente conferenciará

cionarias, honestamente, en algunos casos- creían que había que


"matar godos" y dizque destruir las instalaciones petroleras "impe-
rialistas' ' .
78 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

con delegados de los obreros'', (enero 9). El LiberaL periódi-


co que orientaba la corriente liberal adicta al expresidente
Alfonso López Pumarejo, decía en la misma forma sobresa-
liente: '• Huelga petrolera decretada para el 7 en Centro'',
(enero 4) ; ''Paro petrolero nacional habrá. La USO pide al
presidente intervenga hoy", (enero 5); "Los petroleros di-
cen por qué irán al paro. 'La maniobra es contra el país',
declara Montaña", (enero 6); "Hoy estalla la huelga petro-
lera'', (enero 7). Vanguardia del Pueblo, órgano central del
Partido Comunista de Colombia, informó: ''Decretada la
huelga petrolera. La Tropical viola todos los pactos de traba-
jo'', (enero 6 al 12); "El gobierno debe hacerse cargo de las
secciones que abandona la 'Troco' en la Concesión de Ma-
res. Continúa firme la huelga antiimperialista. Crece la soli-
daridad nacional", (enero 13 al19). El Espectador también
hizo de la huelga petrolera la noticia central: "6.000 obreros
petroleros irán e 1 miércoles al paro" , (enero 5) ; "E 1 juez de
Barranca declara legal el paro de petroleros", (enero 8);
''Choques entre la policía y los huelguistas hubo hoy en
Barrancabermeja y Bogotá", (enero 9); "Presentan su fór-
mula los petroleros en huelga. Piden reintegro, estabiliza-
ción de salarios y administración oficial de la Concesión de
Mares", (enero 10). Obviamente, El Siglo, el diario laurea-
nista de la ultraderecha colombiana dio su versión proimpe-
rialista, pronorteamericana, antigaitanista y antinacional.
Veamos: '' Gaitán colabora en el paro comunista de los petro-
leros'', (enero 6); ''El gobierno hará respetar el orden públi-
co y la ley contra el paro que intentan los comunistas. Cone-
xiones internacionales tiene el paro petrolero. Montaña Cué-
llar en contacto permanente con el doctor Gaitán. Tratan de
unir el paro con los sucesos de Cali. Por qué es ilegal la huel-
ga", (enero 7); "El gobierno controla la siwación en los lu-
gares afectados por el paro comunista'' ; ''Extranjeros perni-
ciosos ayudan en la organización del paro comunista. Sabo-
taje a la Panamericana'', (enero 8); ''El presidente intervie-
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 79

ne para resolver el problema petrolero''. ''Los dirigentes


comunistas son únicos responsables del paro. El juez de
Barranca comunista integral. El ministro sostiene la ilici-
tud", (enero9).
La anterior larga información sobre cómo tituló la prensa
colombiana en sus primeras páginas los acontecimientos
relacionados con la huelga de los trabajadores petroleros, en
enero de 1948, permite apreciar no solo la repercusión del
movimiento obrero sino la posición de los diferentes sectores
tanto de la burguesía como, de los partidos y movimientos
políticos. El diario laureanista El Siglo mostró la posición
antinacionaJ.
Un hecho fundamental de subrayar y relevar en el desa-
rrollo de la huelga petrolera de 1948 fue la permanente soli-
daridad del conjunto de la clase obrera colombiana, no por
medio de declaraciones retóricas sino recurriendo a paros y
suspensiones del trabajo en sus propias empresas en apoyo
de los obreros del petróleo y de la USO, así como mediante el
aporte de dineros para el sostenimiento de la huelga.
La Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC,
por medio de resolución de su Comité Ejecutivo, resolvió
''dar a los trabajadores de Ja Tropical Oil Company y en la
forma que fuere necesario, su irrestricto e incondicional apo-
yo, ( ... ) asumir la responsabilidad de la dirección central del
movimiento de huelga de los trabajadores petroleros de Co-
lombia, y con la Unión Sindical Obrera, USO, ( ... ) ordenar a
todas las Federaciones nacionales, departamentales y loca-
les, y a todas las demas organizaciones sindicales filiales de
esta central sindicál nacional, procedan a organizar inmedia-
tamente y en la forma más efectiva posible, la solidaridad
moral, material y económica con los compañeros en huelga
( ... ) hacer un fervoroso llamamiento a los trabajadores co-
lombianos y a toda la opinión pública en general, para que
en vista de la trascendencia nacional del conflicto ( ... ) contri-
buyan en todas las formas a la patriótica batalla que en guar-
80 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

da de los principios tutelares de la nacionalidad han iniciado


en buena hora Jos trabajadores de la industria del petróleo''
(Jornada, enero 6 de 1948).
La solidaridad con los obreros petroleros y la USO fue
activa y beligerante. La CTC acordó un paro general en el
país como solidaridad con los trabajadores (Jornada, enero
17). Ordenó también asambleas permanentes, movilizacio-
nes y manifestaciones de apoyo en todo el territorio nacional
y dispuso el descuento a todos los trabajadores de una cuota
con destino al Fondo de Solidaridad con los Trabajadores del
Petróleo (J ornarla, enero 21). Numerosos concejos municipa-
les expresaron su solidaridad. •'Paros de solidaridad en
Bavaria y Fenicia. ( ... ) Los ferroviarios anuncian al Ministe-
rio de Trabajo paros escalonados en todo el país (Jornada,
enero 14). En Bogotá y todo el país se realizaron manifesta-
ciones de solidaridad y de protesta por la falsificación de los
hechos por parte del periódico conservador El Siglo (El Libe-
raL enero 13). Los trabajadores de la Shell y de la Colombian
Petroleum Company organizaron movimientos de solidari-
dad. Fueron decretados paros de transportadores, oleoduc-
tos, etc. (El LiberaL enero 19). La Asamblea de Juntas Di-
rectivas de los Sindicatos de Bogotá, reunida el 20 de enero
de 1948, dispuso nuevas movilizaciones y acciones de solida-
ridad y apoyo económico a Ja huelga petrolera (El Tiempo,
enero 21). El Concejo Municipal de Medellín aprobó una
resolución en que expresó

''que los huelguistas del petróleo no defienden solamente sus propios


intereses como asalariados (... ) sino que su movimiento ha servido, a
la vez, para denunciar ante la opinión nacional el hecho de que la Tro-
pical Oil Company, cuya concesión termina en 1951,' está aplicando
una calculada política de paulatino desmantelamiento de las instala-
ciones técnicas de exploración y explotación, lo cual tiende a afectar a
la postre los altos intereses económicos de nuestro país; (... ) que los
trabajadores independientes, en primer término, junto con los distin-
tos sectores democráticos de la población, han considerado de ntal
DELAHUELGAALPODERPOPULAR 81

importancia expresar de inmediato su efectiva solidaridad con los pe-


troleros en huelga, y al mismo tiempo, avanzar un debate que haga
claridad en tomo a la tesis de la nacionalización de los hidrocarburos,
mediante la consigna inmediata de que el gobierno, en nombre de
todos los colombianos, proceda a ocupar y a explotar todos los pozos
que vaya abandonando la Troco en la Concesión de Mares, a fin de
preparar a la nación para administrar y usufructuar en su hora la ex-
plotación y distribución de los combustibles, lubricantes y derivados''
(Vanguardia del Pueblo, 27 de enero al2 de febrero).

En Cali, Barranquilla, Cartagena, Cartago, Girardot, Ar-


mero, Pajonales, !bagué, La Dorada, Puerto Wilches, en to-
do lugar de Colombia .donde había una organización sindical
o campesina, hubo solidaridad, protestas, manifestaciones y
apoyo a la huelga de los trabajadores del petróleo. Casos
hubo, como el de la Unión de Trabajadores de Bedout, sindi-
cato de Medellín afiliado a la Unión de Trabajadores de Co-
lombia, UTC, convertida en instrumento de la derecha co-
lombiana, el gobierno y los círculos religiosos más reaccio-
narios para la división del movimiento obrero que, rompien-
do la disciplina de la organización nacional a la que estaba
afiliada, apoyó la huelga petrolera y aportó al Fondo de Soli-
daridad $100 de los $107 de que disporúa su tesorería.
El gobierno y la derecha conservadora impulsaban cam-
pañas de repudio a la huelga petrolera. Así, en El Siglo se
decía: ''Transportadores de Cundinamarca no van a paros
subversivos''; una docena de individuos firmaron una decla-
ración manifestando ''expresamente que no estamos de
acuerdo con el paro que se proyecta llevar a efecto como res-
paldo a los trabajadores de la Tropical Oil Company'' y se
pronunciaron en apoyo al ministro de Gobierno (El Siglo,
enero 31). Igualmente, comenzó una campaña de desinfor-
mación para mostrar supuestas divisiones entre los trabaja-
dores petroleros e imaginarias desafiliaciones de éstos de la
USO (El Siglo, febrero 3 de 1948). El mencionado periódico
llegó hasta afirmar: ' 'Los petroleros de Barranca le ofrecen
82 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

respaldo a la UTC. Algún día esperamos liberarnos de la


coyunda moscovita, anuncian'' (El Siglo, febrero 11). Pero el
esfuerzo diversionista de El Siglo fracasó.
Muy pocas veces en la historia del movimiento obrero
colombiano se ha registrado una huelga con las repercusio-
nes y significado que tuvo la de Jos obreros del petróleo en
1948 en Barrancabermeja, en medio de la atroz ola de violen-
cia política desatada, atribuida al partido y gobierno conser-
vadores, que comprendía asesinatos de los que se culpaba a
la policía.
Ciertamente, a partir de enero de 1948 tomó mayor fuer-
za ''la Violencia'', que aún no ha terminado. Diversos inves-
tigadores estiman el número de muertos entre 200 y 300 mil
personas hasta 1957. En ese mes de enero, habitantes libe-
rales de Sucre, San José de Ja Montaña, Salazar, Durania,
Román, CucutiJla, Chinácota y otras poblaciones del depar-
tamento de Santander deJ Norte, fueron atacados por con-
servadores. Miles de hombres, mujeres y niños tuvieron que
huir, dejando abandonadas todas sus pertenencias (Ortiz
Márquez, op. cit., p. 158; Guzmán Campos et al, op. cit.,
VoL 1, p. 33). Un coronel del Ejército, Gregorio Duarte, de-
claró a la prensa: ''El ejército ha salvado la vida de innume-
rables mujeres y niños, acorralados por los conservadores
entre Cucutilla y Arboledas. ( ... ) El incendio de la aldea libe-
ral de Román, convertida hoy en cenizas, es acto inconcebi-
ble" (Guzmán Campos et al, p. 33). El gobernador del de-
partamento, Manuel Buenahora, declaró: ''Admito que los
conservadores de Arboledas son responsables del éxodo de
Jos liberales, a quienes sitiaron por hambre'' (Ibídem,
p. 34).
Ante esa situación de violencia, Gaitán encabezó la que
se lJamó "marcha del silencio", el 7 de febrero de 1948.
Ante la multitud, Gaitán clamó en la Plaza de Bolívar de Bo-
gotá: "Señor presidente: aquí no hay aplausos sino millares
de banderas negras que se agitan. (... ) No me he engañado
DELAHUELGAALPODERPOPULAR 83

cuando he dicho mi concepto sobre la conciencia popular,


ampliamente ratificada en esta manifestación, donde los
aplausos desaparecen y solo se oye un rumor emocionado de
los millares de banderas negras que aquí se han traído para
recordar a nuestros hombres tan villanamente asesinados.
(... ) Señor presidente: no os reclamamos tesis económicas o
políticas. Apenas os pedimos que nuestra patria no siga por
caminos que nos avergüenzan ante propios y extraños. Os
pedimos tesis de piedad y de civilización. (... ) Señor presi-
dente: esta enlutada manifestación, estas banderas negras,
este silencio de masas, este grito mudo de corazones, os
pide una cosa muy sencilla: que nos tratéis a nosotros, a
nuestras madres, a nuestras esposas, a nuestros hijos y a
nuestros bienes, como querríais que os tratasen a vos, a
vuestra madre, a vuestra esposa, a vuestros hijos, a vuestros
bienes" (Ibídem, p. 164).
Al otro día, el 8 de febrero, la policía disparó desde los
balcones de la gobernación contra una manifestación liberal
en Manizales. Hubo cuatro liberales muertos y doce heridos
del mismo partido (Ibídem). Gaitán se trasladó a esa ciudad
y pronunció una oración fúnebre aún recordada: ''Compañe-
ros de lucha: al pie de vuestras tumbas juramos vengaros,
restableciendo con la victoria del Partido Liberal los fueros
de la paz y de la justicia en Colombia. ( ... ) Compañeros:
vuestro silencio es grito. Vuestra muerte es vida de nuestro
destino final" (Ortiz Márquez, 1978, p. 167).
Bajo esta atmósfera de choques políticos y de violencia
fue como se desarrolló exitosamente la huelga de los trabaja-
dores petroleros. El gobierno tuvo que integrar un Tribunal
de Arbitramento, conformado por las siguientes personas:
Diego Montaña CuéHar, en representación de los trabajado-
res petroleros; Jorge Soto del Corral, en representación del
gobierno; y Francisco Parodi Dávila, como representante de
la Tropical Oil Company. Fue ésta la primera gran victoria
del movimiento huelguístico. Naturalmente, no solo El Siglo
84 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

se colocó contra los trabajadores. En su estilo, el periódico


liberal de centro-derecha, El Tiempo, bailaba en la cuerda
floja con creciente inclinación a caer en el anticomunismo
como pretexto para denunciar lo que llamaba los excesos de
la huelga. Enrique Santos, Calibán, en su bien leída colum-
na "Danza de las Horas" decía: "Las alegaciones de los
obreros pueden o no ser ciertas, como es inobjetable la posi-
ción de la Compañía respecto de sus trabajadores. Pero en
este conflicto no se ha tenido para nada en cuenta un dere-
cho superior a todos los demás: el de la ciudadanía'' (El
Tiempo, enero 8). La soberanía y el interés nacionales no
contaban. En columna posterior, Calibán introdujo el "peli-
gro comunista'', para atacar al movimiento obrero petrolero
(El Tiempo, enero 11). Sin embargo, el propio periódico re-
conocía en editorial del 13 de enero que el problema de fon-
do de la huelga era el de la reversión al Estado de la Conce-
sión de Mares o la prórroga del contrato con la Tropical,
pues estaba en juego el interés nacional (El Tiempo, enero
13). Al otro día volvió a la carga Calibán. Escribió: "Pero la
huelga puramente política sigue. ( ... )Triste suerte la de los
obreros. No les está reservado otro porvenir que el de dar
cuotas, perder salarios y olvidarse del trabajo'' (El Tiempo,
enero 14).
Para la dirección y desenvolvimiento de la huelga fueron
creados diversos organismos: El Comando Nacional de
Huelga, integrado por los siguientes dirigentes: Diego Mon-
taña Cué11ar, asesor jurídico de la USO; Víctor Julio Silva,
presidente de la CTC; Jaime Rubio L., presidente del Comi-
té Ejecutivo de la Federación de Trabajadores Petroleros de
Colombia, Fedepetrol; Tulio Echeverry, vicepresidente de la
USO; y Pedro Abella, del secretariado del Comité Ejecutivo
de la CTC (Jornada, enero 11, 1948). Operaba también el
Comité Ejec4tivo de la Federación de Trabajadores Petrole-
ros de Colombia, conformado así: presidente, Jaime Rubio
L.; fiscal, Antonio Pérez Tolosa; secretario de Finanzas, Luis
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 85

A. Carvajalino Abello; secretario de Actas y Archivos,


Eduardo Castaño; y secretario general, José Maria Echeve-
rri M. En Barranca bermeja actuaba el Comité Ejecutivo de
la USO, presidido por Gustavo Cuadros Estévez, quien, a la
vez, presidía el Comité de Huelga de El Centro, es decir, de
la zona de producción. En Barrancabermeja, zona de refine-
ría, funcionaba otro Comité de Huelga, presidido por Carlos
Ranúrez, del cual formaba parte, entre otros, José Recaredo
Silva. Había comités similares en todos los sitios de Colom-
bia en que desarrolJaba actividades la Tropical Oil Com-
pany*.
Pero en la medida en que avanzaba el movimiento huel-
guístico y se hacía más activa la solidaridad nacional, el dia-
rio El Tiempo entraba a cuestionar a fondo la huelga de los
trabajadores petroleros. ''N o queremos creer que sean cier-
tas las versiones existentes sobre un posible paro general
decretado como solidaridad con Jos trabajadores de las pe-
troleras. ( ... ) Un paro general nada agregaría a la posibili-
dad de arreglo y, antes bien, contribuiría al caos" (El Tiem-
po, febrero 4). En la columna de al lado, Calibán insistía en
Jos ataques a la huelga y planteaba que ''el gobierno tendrá
que ponerle fin de una vez al paro" (El Tiempo, febrero 4).
Así se siguió hasta la conclusión del conflicto.
Obviamente, hubo agresiones policivas, vuelos de avio-
nes militares sobre Barrancabermeja; fue denunciado el in-
tento de utilizar al ejército para romper la huelga poniendo a
la tropa a operar la refinería (El Libera~ enero 30). Se dio
cuenta a la opinión pública de que ''en Barranca se ha pre-
sentado una situación dificil para algunos soldados, quienes
sintiendo lesionada su dignidad personal, se negaron a obe-
decer órdenes según las cuales pasarían a ser simples do-

* Informaciones suministradas al autor por Gustavo Cuadros Estévez, en


testimonio especial.
86 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

mésticos del personal directivo de la empresa de ese puerto.


En efecto, hay varios soldados encalabozados, por negarse a
prestar semejantes servicios'' (El Liberal, febrero 18).
Pese a todo ello, con la constitución del Tribunal de Arbi-
tramento concluyó la huelga de los trabajadores petroleros,
el24 de febrero de 1948. La Confederación de Trabajadores
de Colombia, CTC, pudo declarar que "la huelga de los tra-
bajadores del petróleo al servicio de la Tropical Oil Compa-
ny, cuya duración hasta hoy es de 49 días, representa la más
heroica lucha adelantada por la clase obrera colombiana, a
través de toda su historia, y destaca con caracteres indele-
bles el hondo sentido patriótico que anima al proletariado en
esta gran jornada contra las oscuras maniobras de la empre-
sa imperialista Tropical Oil Company, por lo cual merece
que se le señale ante el país y especialmente ante las clases
trabajadoras de Colombia, como un vivo ejemplo de concien-
cia de clase, de firmeza, de disciplina y de patriotismo indis-
cutible" (El Libera~ febrero 25).
Encontramos en todos estos hechos nuevos elementos de
juicio para entender plenamente el comportamiento de los
trabajadores petroleros de Barrancabermeja durante la ex-
periencia de poder popular que comenzó el 9 de abril inme-
diatamente después de concluida la huelga nacionalista y
antiimperialista.

REPRESION ANTISINDICAL. MUERTE DE GAIT AN.


HACIA EL PODER POPULAR

Como ha sido indicado, la formación del Tribunal de Arbitra-


mento y la sentencia que dictó este organismo, en la que dis-
puso el reintegro de los trabajadores despedidos y ordenó a
la Tropical Oil C ompany la continuación de las operaciones
de exploración y de recuperación secundaria de los pozos
petroJíferos, constituyeron una resonante victoria política
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 87

para la USO y para la clase obrera colombiana. Obviamente,


en el Tribunal de Arbitramento hubo un voto en contra: el
del árbitro de la Tropical. Sin embargo, desde antes de que
terminara la huelga, habían sido puestos en marcha planes
que sirvieran para justificar la represión posterior contra los
dirigentes sindicales. Efectivamente, el 13 de febrero infor-
mó El Tiempo de un atentado terrorista en Bogotá contra el
gerente de Ja Tropical Oil Company, Lionel W idey, haciendo
explotar dos petardos que causaron la rotura de los vidrios
de la casa. Al mismo tiempo, se habló de hechos similares en
Barrancabermeja.
Al día siguiente, con gran despliegue publicitario, se in-
formó del mencionado atentado, ruptura de líneas telefóni-
cas en la Concesión de Mares, intento de descarrilamiento
de un tren, perforación al oleoducto, etcétera.
El Ministerio de Justicia designó como investigador es-
pecial al Juez 54 de Instrucción Criminal, Alberto Lizarazo
(El Tiempo, febrero 14). El Siglo, en cambio, al informar de
estos hechos hizo toda una historia de denuncias de supues-
tos actos terroristas desde la iniciación misma de la huelga
petrolera, que misteriosamente no habían sido divulgados
antes.
El Juez de Instrucción Criminal se trasladó a Barranca-
bermeja a adelantar la investigación de supuestos actos te-
rroristas, de Jos cuales eran acusados, obviamente, los diri-
gentes de la USO y de la huelga.
En la primera semana de marzo de 1948, el Juez de Ins-
trucción ordenó la detención de varios dirigentes de la USO,
entre elJos, el presidente del Comité Ejecutivo y del Comité
de Huelga de El Centro, zona de producción petrolera pro-
piamente dicha, Gustavo Cuadros Estévez; Carlos Ramírez,
presidente del Comité de Huelga de Barrancabermeja, Car-
los Ramírez; José Recaredo Silva, Narciso Rueda y otros
(Vanguardia.del Pueblo, 9 a 15 de marzo de 1948; testimonio
88 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

de Gustavo Cuadros E.). Se les acusaba de atentados terro-


ristas durante la huelga.
Es importante subrayar que ese empeño retaliatorio con-
tra los dirigentes de la huelga petrolera tenía lugar en el
marco de las tensiones internas y externas que suscitaba la
reunión en Bogotá de la IX Conferencia Internacional Ameri-
cana, pues la delegación de Estados Unidos, presidida por el
secretario de Estado, general George Marshall, había anun-
ciado su empeño en conseguir una declaración anticomunis-
ta. Era trasladar al seno de la Conferencia y a América Lati-
na la política de la guerra fría impulsada por el presidente
Truman. Además, Gaitán había sido excluido como miembro
de la delegación colombiana a dicha Conferencia, lo cual dio
lugar a hondas desavenencias poli ticas en las relaciones del
Partido Liberal con el gobierno conservador de Mariano Os-
pina Pérez y dentro del propio Partido Liberal. De otra parte,
El Siglo había hecho intensa campaña para tratar de presen-
tar a Gaitán como supuestamente vinculado a la ''subversión
comunista'', al tiempo que la propia huelga petrolera había
sido señalada como parte de las acciones del ''comunismo
internacional'' contra la IX Conferencia Internacional Ame-
ricana. En la parte final de este libro se adelanta un análisis
completo del tema. Ahora solo se llama la atención sobre la
atmósfera de confrontación política que existió durante la
huelga petrolera y el posterior encarcelamiento de sus diri-
gentes.
Ante la grave situación creada por la detención de los
líderes de los obreros petroleros, tanto la Federación de Tra-
bajadores Petroleros de Colombia como la USO dispusieron
y organizaron Ja asistencia jurídica a los presos sindicales. El
presidente de la USO, Gustavo Cuadros E., y algunos otros
detenidos fueron atendidos por el abogado José Antonio Or-
tiz, radicado en Barrancabermeja; Carlos Rarrúrez, presi-
dente del Comité de Huelga de Barrancabermeja, José Re-
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 89

caredo Silva, Narciso Rueda y el resto de los encarcelados


fueron asistidos por el autor de este libro, quien para ese fin
se trasladó desde Bogotá, donde residía y ejercía la profe-
sión de abogado, a Barrancabermeja.
Como la participaci6n del autor de este libro en los diez
días de poder popular está directamente relacionada con la
defensa de los dirigentes petroleros encarcelados bajo la
acusación de haber ejecutado actos terroristas, es provecho-
so suministrar informaciones y datos complementarios sobre
esa circunstancia.
Apolinar Díaz Callejas había recibido título de doctor en
Derecho y Ciencias Políticas en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Cartagena, el 16 de mayo de 1947. Los estu-
dios los había terminado en 1945. En Cartagena había sido
dirigente estudiantil, se hizo miembro del Partido Comunis-
ta y como tal trabajó en el movimiento obrero y sindical de
Cartagena y del departamento de Bolívar, que entonces
comprendía a los actuales departamentos de Córdoba y Su-
ere. Por esa causa participó en las actividades relacionadas
con la visita a Cartagena de Jorge Eliécer Gaitán, a fines de
1943, siendo ministro de Trabajo designado por el presi-
dente encargado, Darlo Echandía. Como activista político,
siendo estudiante aún, fue secretario general del Comité de
Cartagena del Partido Comunista. Como tal concurrió al II
Congreso Nacional de ese partido, en el cual fue cambiado el
nombre pasando a JJamarse Partido Socialista Democrático.
Hubo tres informes principales: el central, presentado por
Augusto Durán; el relativo al cambio de nombre, expuesto
por Gilberto Vieira, y uno especial sobre el llamado ''Golpe
de Pasto'', el intento de golpe militar contra el presidente
Alfonso López Pumarejo el 10 de julio de 1944, a cargo de
Jorge Regueros Peralta. En este congreso, el autor, que era
estudiante de derecho y acababa de cumplir 23 años de
edad, fue elegido miembro de la Dirección Nacional del Par-
90 DIEZ OlAS DE PODER POPULAR

tido Socialista. Democrático*, que así pasó a llamarse lo que


antes se conocía como Comité Central.
En esas actividades políticas y sindicales visitó la región
del Sinú, hoy departamento de Córdoba, y Montería, que
pasó a ser su capital, donde alcanzó a conocer a la legendaria
Juana Julia Guzmán, quien con Vicente Adamo y otros lu-
chadores fue activista. de los movimientos obreros y campe-
sinos de aquellas tierras y del Comité Socialista formado en
1920.
La vinculación al movimiento obrero regional y de Carta.-
gena llevó a que Díaz CaJlejas se incorporara a la oficina jurí-
dica y de asesoría a los trabajadores petroleros de Diego
Montaña Cuéllar en Bogotá, a fines de 1947. Cuando se tras-
ladó a esta ciudad ya se había retirado del PSD. Luego retor-
nó por breve tiempo a la militancia, para alejarse del todo
poco tiempo después.
Estos los antecedentes que explican el viaje a Barranca-
bermeja para la defensa de los dirigentes de la USO deteni-
dos, ciudad en la cual solo fue conocido de los líderes sindi-
cales, de algunos funcionarios y de Gonzalo Buenahora. He-
cho el anterior paréntesis de carácter personal, resta decir
que los líderes obreros fueron puestos en libertad incondi-
cional con la revocatoria del auto de detención en los prime-
ros días de abril.
El9 de abril de 1948, desde las 12:30 del día estaba Díaz
Callejas en el aeropuerto de Barrancabermeja, esperando el

* La Dirección Nacional del PSD quedó compuesta así: Augusto Durán,


secretario general; Gilberto Vieira, presidente de la Dirección; Rafael
Baquero H., Jorge Regueros Peralta, Julio Rincón, Pedro J. Abella,
Julio C. Posada, Aristides Baraya, Víctor J. Merchán, José A. Már-
quez, Manuel F. Ortiz, Jorge E. Bayona, José Gonzalo Sánchez, Rafael
Godoy, Carlos Arturo Aguirre, Gabriel Vélez Estrada, Tomás Herazo
Ríos, Jaime Cuéllar Gallego, Apolinar Díaz Callejas, Ismael Escamilla,
Alvaro Sanclemente, José G. Russo, Jesús Villegas y Mercedes Abadía
(Diario Popular, agosto 9 de 1944, No. 763).
DE LA HUELGA AL PODER POPULAR 91

avión en que regresaría a Bogotá. La misión jurídica había


terminado. Le acompañaban varios de Jos dirigentes petrole-
ros. Entre otros, Gustavo Cuadros, Carlos Ramírez, José
Recaredo Silva, Francisco Tuirán. Igualmente el abogado
José Antonio Ortiz, el "inspector nacional del Trabajo, doctor
Numa PompiJio GonzáJez, y el inspector regional, doctor
GuiJlermo López Zapata. A Ja una y media de la tarde, apr~
ximadamente, fue comunicada Ja cancelación del vuelo de
A vianca. ''¡Acaban de matar a Gaitán!' ', informó el emplea-
do de Ja empresa aérea con grito quebrado por la emoción, el
desconcierto y el dolor.
''¡N o puede ser! '', exclamaron varios de los presentes.
La incredulidad y el espanto se generalizaron. Había que
regresar de inmediato a la ciudad.
En el recorrido hacia el hotel se constataba un hecho: las
gentes se echaban a la calle, llenas de furia, con la indigna-
ción en los gestos y en las miradas, algunas ya armadas de
machetes y toda clase de herramientas. La ira ganaba las
mentes y las voluntades. Los gritos de venganza se generali-
zaban: ''¡Muera Ospina! ¡Mueran los godos!''
Dejadas las valijas en el hotel, el grupo se trasladó a la
sede de la alcaldía de Barrancabermeja, pasando por entre
una multitud creciente que ocupaba plazas y calles. La cóle-
ra era colectiva. El pueblo bramaba de indignación. Todos
los radios trasmitían las noticias de las emisoras de Bogotá,
y columnas de obreros se dirigían también hacia la alcaldía.
En Ja plazuela, miles de personas comenzaron a corear:
"¡Junta Revolucionaria! ¡Junta Revolucionaria!" La gente
escuchaba las noticias de Bogotá, desde donde las emisoras
vociferaban: "Aquí la Radio Nacional. ( ... ) A estas horas ya
el cuerpo de Guillermo León Valencia cuelga de la lengua en
un poste deJa Plaza de Bolívar. Igual suerte han corrido los
ministros Montalvo y Laureano Gómez. El pueblo se levanta
grandioso e incontenible para vengar a su jefe y pasean por
la calle el cadáver de Ospina Pérez. Pueblo: ¡A la carga! ¡A
92 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

las armas!'' (Alape, 1983, p. 256). ''Los obreros de Barran-


bermeja. ¡Adelante! ¡Recibido perfectamente! ¡Muy claro!
( ... ) Arde el Palacio de la Carrera. (... ) El doctor Darlo
Echandía se posesionó de la Presidencia'' (Ibídem, p. 428).
La ira se había apoderado de las plazas y de las calles de Co-
lombia.
Aquí comienza la historia de los diez días de poder popu-
lar.
Segunda Parte

que da cuenta de la formación del poder popu-


lar, de sus acciones y características así como de
sus componentes políticos, de las limitaciones
que lo afectaban, de la forma en que llegó a su
fin, de la represión y consejos verbales de gue-
rra contra sus dirigentes.
CAPITULO l. LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Frente a la alcaldía y en las calles adyacentes se había for-


mado una manifestación que crecía continuamente. Eran,
aproximadamente, las tres de la tarde. La atmósfera que se
vivía era de confusión, gritos y anarquía. Circulaban noticias
de toda especie: "¡Mataron a Luis Pinilla! ¡Están asaltando
almacenes!'' Al mismo tiempo, los llamados anónimos a la
venganza: "¡Mueran los godos! ¡Muera el gobierno!" Pero
también las exclamaciones partidarias: ''¡Viva Jorge Eliécer
Gaitán! ¡Viva Da río Echandía! ¡Viva el Partido Liberal!'' En
los balcones de la alcaldía habían sido instalados micrófonos
con altoparlantes. Los oradores se sucedían. Una propuesta
estaba en boca de todos: formación inmediata de una junta
revolucionaria. Los dirigentes políticos gaitanistas se hicie-
ron presentes. También los líderes obreros. Alguien, cuyo
nombre es imposible de recordar en ese maremágnum, pro-
puso la integración de la Junta Revolucionaria de Gobierno.
El aplauso colectivo y el rugido de la multitud fueron los sig-
nos de aprobación.
Seguramente hubo una breve deliberación previa, el au-
tor no lo recuerda, y se convino en proponer una junta de
cinco miembros y los nombres de los integrantes, pues el
orador encargado de presentar la iniciativa a los manifestan-
tes -cuyo nombre ninguna de las personas consultadas por
el autor ha podido recordar, aun cuando ~Y cierto consenso

[ 95]
96 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

en que debió de ser Carlos Ramírez, presidente del Comité


de Huelga de Barrancabermeja, hombre resuelto, enérgico,
empujador y gaitanista radical- fue directamente al grano,
haciendo una corta apología de cada uno de los candidatos.
Una salva de aplausos indicó, en cada caso, la aprobación
popular de la composición de la Junta Revolucionaria de
Gobierno. Debe señalarse que este procedimiento para la
creación e integración de la junta revolucionaria marcó des-
de el principio otra diferencia con lo ocurrido en el resto del
país, en que las juntas o comandos se autonombraron.
La Junta Revolucionaria quedó así:
José María Vesga Villamizar, abogado, dirigente gaita-
nista, quien, como tal, había sido elegido a la Cámara de
Representantes. Defendió y apoyó la huelga de los trabaja-
dores petroleros vigorosamente (Jornada, 18 de febrero de
1948). En las sesiones ordinarias de la Cámara de Represen-
tantes, que se iniciaron el 20 de julio de 1948, fue elegido
s~gundo vicepresidente, en reconocimiento a su actuación
durante el poder popular;
Gonzalo Buenahora, médico, escritor, poeta y luchador
político de izquierda, de larga y permanente trayectoria de
solidaridad con el movimiento obrero petrolero y de la ciu-
dad de Barrancabermeja;
Arturo Res trepo T., liberal gaitanista de tiempo comple-
to, comerciante, presidente del Concejo Municipal. Apoyó
también la huelga de los trabajadores de la Tropical Oil
Company. Como miembro y presidente del cabildo de la ciu-
dad, aprobó la proposición número 137 de 11 de febrero de
1948, en que la corporación municipal denunció que "desde
del 18 de enero pasado, vienen prestando sus servicios los
soldados del ejército, contra su sentimiento, en los casinos
de los norteamericanos en las labores de sanidad y ayudan-
tes de cocina.( ... ) En el hospital de la Tropical Oil Company
se encuentran varios soldados lesionados por desconoci-
miento absoluto de las labores industriales que desarrollan,
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 97

ahogándose uno en Chucurí y otro en en Galán'' (El Liberal,


18 de febrero de 1948);
Hernando Soto Crespo, médico al servicio de la empresa
petrolera, liberal radical de la estirpe de los radicales colom-
bianos del siglo XIX, anticlerical, vehemente y de fácil pala-
bra, innato anarquista romántico;y
Apolinar Díaz Callejas, transitoriamente en Barrancaber-
meja como abogado de los líderes petroleros, de las condi-
ciones y antecedentes personales consignados en páginas
anteriores.
La junta revolucionaria así elegida comenzó a actuar de
inmediato en el despacho mismo de la alcaldía. De la mani-
festación popular salían voces que en forma unánime pedían
el nombramiento de Rafael Rangel Gómez como alcalde. Así
lo decretó la junta. El alcalde Rangel Gómez se puso al fren-
te de sus funciones en el acto. ¿Quién era este hombre?
Rafael Rangel Gómez, el alcalde del poder popular, era
rígidamente liberal y gaitanista, elegido miembro del Conce-
jo Municipal de Barrancabermeja en las elecciones para cor-
poraciones públicas de 1947. Estaba dedicado a las activida-
des comerciales, especialmente a transacciones de ganado
vacuno (informe de Gustavo Cuadros al autor). Había sido
miembro de la policía, de la cual se había retirado volunta-
riamente*. Era hombre enérgico, con agudo sentido de la
administración municipal, disciplinado. Era organizado y
organizador. Cuando se inició la represión en Barrancaber-
meja, a partir de la entrada del ejército gubernamental en la
madrugada del29 de abril, Rangel Gómez se lanzó a la lucha
guerrillera. Operó en las zonas rurales de Barrancabermeja,

* Este hecho no pudo ser confirmado satisfactoriamente por el autor. La


versión sobre Rangel, de Guzmán Campos, Fals Borda y Umaña Luna
en La Violencia en Colombia, Tomo 1, p. 193, tomada de Ramón Man-
rique, Los días del terror, está plagada de inexactitudes.
98 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

San Vicente de Chucurí y Puerto Wilches. Se acogió a la


amnistía de 1953, decretada por el gobierno del general Ro-
jas Pinilla. Posteriormente se incorporó al Movimiento Revo-
lucionario Liberal, que dirigió Alfonso López Michelsen.
Rangel Gómez fue elegido miembro de la Cámara de Repre-
sentantes por ese movimiento político para el período 1960-
1962. Fue su suplente Prudencio Tolosa Suárez.
El poder popular fue conformado, en medio de la infernal
barahúnda colectiva que había desatado en Barrancaberme-
ja el asesinato de Gaitán, por la Junta Revolucionaria de Go-
bierno y la alcaldía. Hubo, sin embargo, otro elemento clave
y decisorio en su estructura y naturaleza: la presencia, parti-
cipación y fuerza del proletariado petrolero en cuanto clase
obrera organizada, con una larga historia de luchas, confron-
taciones y combates.

LOSCOMPONENTESDELPODERPOPULAR

Fueron tres Jos componentes del poder popular en Barranca-


bermeja: la Junta Revolucionaria de Gobierno, elegida di-
rectamente por el pueblo, es decir, por el conjunto de la po-
blación, que era claramente gaitanista; el alcalde; y lo que
puede ser llamado el poder obrero, también sustancialmente
gaitanista. Es decir, desde el punto de vista ideológico esos
componentes eran casi unánimemente gaitanistas, no como
consecuencia del asesinato de Gaitán sino por adhesión polí-
tica anterior. Por consiguiente, la alternativa política que
representaba el poder popular estaba enmarcada en el pro-
pósito global que se manifestó en toda Colombia, tal como
fue registrado en los testimonios reproducidos en el Capítulo
1 de la Primera Parte: remplazar al presidente Mariano Os-
pina Pérez por un presidente liberal. En parte alguna del
país, ni siquiera en Barrancabermeja, se planteó siquiera la
posibilidad o la meta de un poder obrero, de un gobierno
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 99

obrero o de una revolución obrera o socialista. Ni izquierdis-


tas liberales, ni socialistas como Gerardo Molina, ni el Parti-
do Comunista Colombiano, formularon esa propuesta. La
abrumadora mayoría del proletariado petrolero era liberal-
gaitanista, Jo cual en manera alguna disminuía su condición
revolucionaria. Para que la opción de un poder obrero o so-
cialista fuera posible el 9 de abril de 1948, en Barrancaber-
meja o en Colombia, aun existiendo un proletariado con la
trayectoria revolucionaria del de Barrancabermeja, se re-
quería que la clase obrera y Jos sectores populares urbanos y
rurales, en una parte sustancial, hubieran sido ganados a la
ideología de la revolución y que, además, existiera el partido
o movimiento político capaz de conducir el proceso. Lo pri-
mero no se había logrado hasta entonces, ni aun a la hora de
escribir este libro. Lo segundo no existía en aquellos mo-
mentos. Ni la izquierda liberal, ni los socialistas dispersos en
la cátedra universitaria, ni el Partido Comunista estaban en
capacidad de inducir y comandar un proceso de esa naturale-
za. Por tal razón, ni siquiera fue planteada esa posibilidad.
Por consiguiente, es idealizar los hechos y navegar fuera
del mundo terrenal atribuir al poder popular de Barranca-
bermeja la posibilidad de optar por ese rumbo.
Aclarado lo anterior, debe examinarse la cuestión de los
componentes del poder popular en Barrancabermeja de ma-
nera objetiva, partiendo del hecho cierto de que Barranca-
bermeja no estaba en capacidad de transformar el panorama
poHtico de Colombia, ni el poder popular creado se podía
extender al resto del territorio colombiano. Sin embargo, los
diez días de poder popular constituyen una experiencia sin
antecedentes en el país y contienen elementos importantes
para la formulación de un proyecto alternativo de poder.
Porque pensar siquiera que de Barrancabermeja podían par-
tir batallones armados de machetes, lanzas, revólveres, es-
copetas y unos cuantos fusiles para tomarse a Bogotá y a
Colombia, es solo fantasía académica. Hasta la ira había sido
100 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

aplastada en la anarquía. Solo que en Barrancabermeja, a


diferencia del resto de Colombia, fue creado un poder popu-
lar sustentado, ¡y esto es la clave!, en un poder obrero un
gobierno local, autónomo, propio, que desplazó y sustituyó a
las autoridades y al gobierno que existían antes del 9 de
abril.
Como se ha dicho antes, el poder popular tenía tres com-
ponentes: la Junta Revolucionaria de Gobierno, el alcalde y
lo que hemos llamado, quizá de manera idealista, el poder
obrero. N o era una estructura de poder que siguiera los prin-
cipios de las democracias liberales y de separación de com-
petencias y funciones. Era unitario y directo, aun dentro de
los perfiles inacabados, primarios y de alguna manera bur-
dos que tuvo realmente.
La junta representaba el conjunto del poder, tenía la di-
rección política general~ orientaba las acciones, seguía los
acontecimientos nacionales e internacionvJes y tomó deter-
minaciones fundamentales: nombrar al alcalde, entregar a
las brigadas obreras y milicias populares las armas tomadas
a la policía, disponer el control de los servicios públicos, te-
lecomunicaciones y emisoras, decretar la ley seca, imponer
contribuciones forzosas, resolver sobre abastecimiento de
víveres, etc. En testimonio al autor, Gustavo Cuadros Esté-
vez, quien, como se dijo en páginas anteriores, era el presi-
dente del Comité Ejecutivo de la USO y había sido presiden-
te del Comité Central de Huelga, le expresó que las directi-
vas del proletariado petrolero estuvieron acordes en que la
orientación del gobierno popular estuviera a cargo de la Jun-
ta, y que ésta tuviera la dirección política.
Lo que ha sido denominado en este libro el poder obrero
estaba conformado por el proletariado petrolero tanto de la
Tropical Oi! Company como de la Shell, del oleoducto de la
Andian y otras dependencias. Los trabajadores portuarios,
del transporte fluvial y terrestre, de los servicios y demás
actividades, obviamente, hicieron parte del sistema popular
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 101

de gobierno. Pero la responsabilidad decisoria estaba en


manos de Jos obreros petroleros y en sus directivas sindica-
les. La fuerza política más importante, organizada, discipli-
nada y responsable era la constituida por los obreros petrole-
ros. De hecho, repitiendo la experiencia de las huelgas y
luchas obreras a lo largo de la historia de Barrancabermeja,
los trabajadores petroleros se convirtieron en la fuerza con-
ductora del poder popular. Tenían la capacidad para impo-
ner un orden revolucionario. Empleando terminología ac-
tual, representaban el poder real. Por ello asumieron el con-
troJ y vigilancia de las instalaciones petroleras y el uso de los
equipos de las empresas, la seguridad y cuidado del perso-
nal extranjero, la formación de las brigadas obreras arma-
das, la fabricación de armas, en la que el hecho espectacular
lo constituyó la construcción de varios cañones, el manejo y
control de Jos depósitos de dinamita y otros explosivos, la
guardia y dominio a Jo largo del río Magdalena y del movi-
miento de embarcaciones en el Magdalena Medio.
El otro componente del poder popular era el alcalde, Ra-
fael Rangel Gómez, que en acuerdo con los demás compo-
nentes asumió la organización y administración del munici-
pio propiamente dicho, del orden local, de la disciplina ciu-
dadana y de la previsión y sanción de los delitos comunes.
Del mismo modo, Rafael Rangel Gómez, quien representaba
a los sectores populares gaitanistas, se constituyó en el me-
dio para organizar la alimentación colectiva, la vigilancia de
las instalaciones públicas y de servicios. Dirigía las milicias
populares armadas, que cumplían funciones policivas.

EL PODER POPULAR ACTUA

Esclarecida la cuestión de los componentes del poder popu-


lar, es importante retomar el hilo de los acontecimientos y de
las decisiones adoptadas a partir de la formación de la Junta.
102 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

En la propia sede de la alcaldía la Junta Revolucionaria


de Gobierno tomó algunas determinaciones: los miembros
de la Junta, el alcalde, los dirigentes sindicales y gentes del
pueblo bajamos al cuartel de la policía que se encontraba en
un local del propio palacio municipal y exigimos a la policía
la entrega de las armas y dotaciones. Hicieron la entrega sin
resistencia, más bien con simpatía. Fueron, aproximada-
mente, 17 fusiles, con los cuales comenzó a constituirse la
milicia popular armada, integrada casi que totalmente por
obreros sindicaJizados. Hecho esto, retornamos al despacho
del alcalde en el palacio municipal para continuar deliberan-
do y tomando las determinaciones más indispensables en
medio de las informaciones continuas sobre muerte y lincha-
miento de otros "godos". Lo que podría llamarse el primer
decreto de la Junta Revolucionaria de Gobierno consistió en
ordenar la ley seca y la destrucción, por la milicia popular
armada acabada de conformar, de todos los depósitos y exis-
tencias, privados u oficiales, de licores embriagantes. Esta
determinación y la acción de las milicias armadas de destruir
a culata las botellas de ron, aguardiente, whisky y de lo que
fuera, a la vista del pueblo, tuvo un efecto psicológico y de
masas multiplicador, pues otras gentes se incorporaron a la
tarea. Se entendió que había un gobierno revolucionario, y
una disciplina y un orden también revolucionarios.
Sobre esa determinación de establecer la ley seca, la
segunda tomada por la Junta, pues la primera había sido,
como se acaba de indicar, la captura de los fusiles de la poli-
cía y la formación dé las milicias populares y brigadas obre-
ras armadas, Gonzalo Buenahora relató: ''En esos momen-
tos difíciles llegó alguien con una botella de whisky en la
mano, a anunciarnos que habían asaltado el estanco. Re-
cuerdo muy bien la indignación de Díaz Callejas, quien asió
la botella y la estrellón contra el suelo gritando enfurecido:
'¡Carajo, esto no es borrachera, es revolución!' '' (Buenaho-
ra, La Comuna de Barranca, p. 94). El alcalde Rafael Rangel
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 103

Gómez ocupó su despacho en la alcaldía y comenzó a actuar


como tal, como primera autoridad municipal; la policía de-
partamental y nacional entregó sus armas, que ingresaron al
servicio de la milicia popular. El alcalde tomó disposiciones
para poner término al saqueo y al robo. Nadie podía trasla-
dar un bulto, maleta o paquete más o menos grande sin per-
miso de la autoridad. Durante la permanencia del poder
popular en Barrancabermeja prácticamente desaparecieron
el robo y el hurto. Fue organizada la vigilancia de la ciudad.
Hubo una'autoridad municipal dirigida por Rangel Gómez.
Al mismo tiempo, el poder obrero, ejercido normalmente
por la USO, el sindicato de la Tropical Oil Company, en Ba-
rrancabermeja, y el de los trabajadores de la Shell, al otro
lado del río, en Casabe, puso en ejecución su propio orden
revolucionario. Tomaron las otras armas disponibles que
tenían la policía, el resguardo, etc. Organizaron brigadas de
obreros armados. Adoptaron los métodos de protección de
las instalaciones petroleras de producción, almacenamiento
y de la refinería y oleoductos. Asumieron el control de todo
el sistema de transporte de las empresas petroleras, como
ferrocarril, vehículos automotores, lanchas con motor fuera
de borda, buques, planchones, y lo pusieron a disposición
del poder popular, pero manejado y operado por los propios
trabajadores. Colaboraron en la defensa y manejo de las
comunicaciones, telefonía y radiocomunicaciones de las
empresas petroleras. El personal de técnicos y extranjeros
fue confinado en sus propias viviendas. Tenían las casas por
cárcel bajo vigilancia de las milicias armadas. Tomaron el
control de Jos depósitos de víveres y otros abastecimientos
que tenían tanto la Tropical Oil Company como la Shell, y
organizaron el suministro de alimentación y aprovisiona-
miento para los trabajadores de esas empresas y sus fami-
lias. Asumieron el manejo de las existencias de gasolina y
otros combustibles en manos de ambos monopolios, con el
fin de regular los suministros para la población y el gobierno
104 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

popular de Barrancabermeja. Es decir, el proletariado se


convirtió en el protector y vigilante de la riqueza nacional y
retomó, así, su experiencia en las luchas obreras de tantos
años, incluida la de la batalla que acababa de ganar en la
huelga de enero a febrero.
Como el alcalde Rangel Gómez comenzó a despachar el
propio 9 de abril en la sede de la alcaldía, la Junta Revolucio-
naria de Gobierno se trasladó al edificio que ocupaba la
empresa de canalización del río Magdalena, situado en el
muelle fluvial de la ciudad, en donde sesionó permanente-
mente, de día y de noche, durante los "diez días de poder
popular'' (Vanguardia Liberal, junio 11, carta de Arturo Res-
trepo). Sus miembros solo iban a sus residencias u hoteles
para e1 aseo personal y el cambio de ropa. El resto del tiem-
po permanecían en el edificio de la Canalización.
En coordinación con el alcalde Rangel y los dirigentes
obreros, la Junta tomó otras determinaciones de gobierno y
de poder, fundamentales: asumió el control de los correos y
telégrafos, la planta de teléfonos y de telecomunicaciones, la
Marconi; igualmente asumió el control y administración de
los servicios de acueducto, energía eléctrica, alcantarillado y
hospitales. Todos Jos barcos tanto de carga como de pasaje-
ros fueron amarrados al puerto. Se estableció vigilancia so-
bre los depósitos de víveres y en el mercado público, para
impedir el saqueo. La emisora local fue convertida en la ra-
dio oficial de la Junta Revolucionaria de Gobierno, que ope-
raba bajo su estricto control.
Barrancabermeja se convirtió, así, en el centro de un
gobierno popular en el Magdalena Medio, especialmente
entre Puerto Wilches y Puerto Berrío, con incursiones en
embarcaciones fluviales ligeras, pero armadas, hasta las
cercanías de Puerto Boyacá y La Dorada. Estas embarcacio-
nes capturaron todos los barcos que encontraron y los hicie-
ron amarrar en el puerto fluvial de la ciudad.
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 105

U na decisión política de especial importancia fue la de


disponer la detención de los conservadores. Era la única for-
ma de protegerlos de Ja agresión de que pudieran ser vícti-
mas, dado el estado de ánimo del pueblo, el deseo de ven-
ganza y la explosión dé ira que había desatado la muerte de
Gaitán. N o faltaban personas dominadas por inclinaciones
anarquistas, que solo gritaban una consigna: ''¡A matar
godos! '' Además, era una medida de precaución y control
por cualquier posible acción de los conservadores en solida-
ridad con el gobierno central o contra el poder popular*.
Naturalmente en algunos sectores del pueblo, domina-
dos por la cólera, por la desesperación misma, por el deseo
de represalia e incluso por los llamados hechos a través de
las emisoras de Bogotá exaltando el sentimiento anticonser-
vador, el encarcelamiento de los conservadores de Barranca-
bermeja fue visto como una forma de salvarles la vida, lo
cual, ciertamente, era verdad. El no haberlo hecho habría
implicado una masacre inexplicable y cobarde. Por tal razón,
para protegerlos en la cárcel misma en que estaban deteni-
dos y para suministrarles alimentación, agua y hasta medici-
nas en los casos que las requerían, fue necesaria una acción
enérgica de las milicias populares y las brigadas obreras,
bajo la coordinación del alcalde Rafael Rangel Gómez. A los
conservadores les tocó vivir, evidentemente, muy malas con-
diciones durante varios días. Pero se les salvó la vida. Con-
tra todas las afirmaciones y calumnias en sentido contrario,
publicadas en El Colombiano de Medellín,. La Prensa de

* Una anécdota interesante: coincidencialmente, el padre del autor de


este libro, Manual Abad Díaz, fue nombrado alcalde por el pueblo, en
Colosó, hoy departamento de Sucre, el mismo 9 de abril de 1948, con
motivo de la muerte de Gaitán. Ahí tomó similares disposiciones: creó
comisiones. civiles armadas y dispuso el encarcelamiento en las escue-
las públicas de los conservadores, pese a que en población tan pequeña
como es ese pueblo, todos eran parientes y familiares.
106 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Barranquilla, y La Patria de Manizales, y aun en El Tiempo,


en que se habló de cincuenta o más muertos, éstos no fueron
sino ocho durante todo el período del Poder Popular y que
ocurrieron en los primeros momentos, cuando la Junta Revo-
lucionaria de Gobierno y el alcalde Rafael Rangel Gómez aún
no habían asumido el control total de los acontecimientos y
del poder*. Así lo testimoniaron posteriormente los propios
conservadores de Barrancabermeja durante el consejo ver-
bal de guerra que a fines de julio de 1948 se hizo contra los
miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno en Buca-
ramanga.
Los bares, cabarets y locales públicos para el expendio
de licores y la parranda fueron clausurados. Las prostitutas
colaboraron en las cocinas y ollas comunales que fueron or-
ganizadas para atender a la alimentación de las gentes po-
bres o sin trabajo que no tenían familiares ni personas que
les suministraran los alimentos.
Hay una anécdota interesante: el dodor Julio Roberto
Salazar Ferro, quien viajó a Barrancabermeja con la comi-
sión negociadora del gobierno y la Dirección Liberal, des-
pués de culminadas las deliberaciones y logrado el acuerdo
que puso fin al poder popular, en el hotel Pipatón, con su
gracia boyacense, en voz baja pero con mirada ardiente nos
preguntó: "¿No se podrá conseguir una putica?" Algunos
miembros de la Junta le contestamos en medio de la carcaja-
da general: "No hay servicio. Las prostitutas están en la
revolución''.
El aeropuerto de la ciudad fue ocupado por las milicias
populares armadas y bloqueado con tanques y canecas de
combustibles y su sistema de comunicación nacional asumi-
do por personal de la revolución. Era imposible el aterrizaje

• Carta de Arturo Restrepo T., presidente del Concejo Municipal de Ba-


rrancabermeja y miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno,
Vanguardia Liberal, junio 11 de 1948.
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 107

de cualquier tipo de avión. El puerto fluvial de Barrancaber-


meja y los de Carmelitas y Puerto Casabe en las explotacio-
nes de la SheH, también quedaron bajo control de las briga-
das obreras armadas.

EL PODER MILITAR REVOLUCIONARIO

El ejercicio del poder revolucionario supone la organización


de los instrumentos de fuerza que se requieran para poder
actuar, para perdurar, para mantenerse en funciones y para
tener operatividad. De otro modo sería una especie de poder
retórico y frágil, pues no tendría en qué sustentarse. N o
pocas veces en la historia un proceso de cambio se desmoro-
nó por carecer de fuerza militar propia en la cual apoyarse.
Un ejemplo de ello fue, en años recientes, el gobierno de la
Unidad Popular de Chile, que dirigió Salvador Allende. Fue
en este campo, tal vez, en el que la iniciativa del proletariado
petrolero, tanto como clase como en virtud de su experiencia
histórica, hizo los mayores aportes a Jos diez días de Poder
Popular. Como habrá de verse en seguida, especialmente en
el testimonio de Antonio Pérez Tolosa, la fabricación de
armas ligeras y cañones fue una hazaña.
Tanto en la sicología del individuo como en la de las ma-
sas populares colocadas en una situación revolucionaria, ver
cada día cómo crece su ejército, cómo dispone de nuevas
armas, genera mayor seguridad y confianza en el nuevo
poder popular, independientemente de la eficacia real de
esas armas frente a las del enemigo. Si a ello se agrega que
buena parte de las armas fueron inventadas y fabricadas por
su propio ejército, por el pueblo, el sentimiento de tranquili-
dad y el ánimo de combate se avivan y encienden, al tiempo
que ganan respeto Ja dirección y conducción del proceso.
Fue eso, precisamente, lo que ocurrió en Barrancaber-
meja durante Ja experiencia de poder popular a partir del 9
108 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

de abril de 1948. Las masas populares dieron todo su valor y


significación aJ hecho de que el nuevo poder dispusiera de su
propio ejército, de fuerza militar propia. El solo instinto de
conservación enseña a las clases populares qué no hay revo-
lución ni cambio social importante que puedan ejecutarse
cabalgando en Jas fuerzas militares y represivas de las clases
contra las que se dirige Ja revolución o el cambio. Sin ejército
revolucionario no puede haber cambio revolucionario. Si el
pueblo no está armado, no detenta realmente el poder. El
golpe de Pinochet contra el presidente Salvador Allende lo
prueba. A lo anterior se agrega, en el caso específico de Ba-
rrancabermeja, que junto a las milicias populares y obreras
que desfilaban o montaban guardia, existía un arma de ca-
pacidad imponderable para la defensa: eran las instalacio-
nes petroleras, Jos depósitos de combustibles.
Ni los miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno,
ni los dirigentes de los sindicatos petroleros, ni el alcalde
Rangel Gómez, hacían alarde de contar como último recurso
con un simple fósforo para producir una hecatombe nacio-
naL Tal vez lo que daba miedo era eso: los dirigentes del
poder popular sabían que tenían las instalaciones petroleras
y depósitos de petróleo y gasolina como arma de gran poder.
Sin embargo, no lo predicaban, no lo gritaban. Cuando hubo
que hacerlo se hizo: fue cuando el ejército gubernamental
avanzó hasta San Vicente de Chucurí y entró a territorio del
municipio de Barrancabermeja. Desde la sede de la Junta
Revolucionaria de Gobierno fue llamado por teléfono el jefe
civil y militar del Departamento de Santander, a cuya juris-
dicción pertenece el municipio de Barrancabermeja, el coro-
nel Miguel Angel Hoyos, y en conversación sin estridencias
ni procacidades o ultrajes verbales se le informó que el ejér-
cito del gobierno estaba en San Vicente de Chucurí; que las
armas de las milicias populares y obreras no permitían una
defensa equilibrada de la ciudad; que la entrada de las tro-
pas gubernamentales daría lugar a una matanza incalcula-
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 109

ble, pues en Barrancabermeja, pese a las desventajas en


armamento, volumen de tropas y entrenamiento, habría re-
sistencia popular y algunos combates. Pero que él, el jefe
civil y militar, sabía que con un fósforo podrían explotar las
instalaciones y depósitós petroleros. Le fue comunicado que
habían sido colocadas tres cargas de dinamita: una en Ba-
rrancabermeja, en la refinería; otra en El Centro, la zona de
producción; y otra en las instalaciones de la Shell, frente a
Barrancabermeja, al otro lado del río Magdalena. Que en
cada sitio había un hombre que sabía lo que tenía que hacer
y el momento oportuno. El vocero de la Junta concluyó su
diálogo con el jefe civil y militar más o menos con estas pala-
bras: ''Coronel: cuando quiera, usted puede disponer que
entre el ejército a Barrancabermeja. Gracias por su aten-
ción*.
Quien tiene miedo y sale corriendo evade el miedo.
Quien lo tiene pero debe permanecer en el mismo sitio, debe
tragárselo. Esto último hicieron los responsables del poder
popular. Todos tuvieron que tragarse su propio miedo.
Es muy común que en las situaciones excepcionales y de
confrontaciones surjan individuos que por condiciones muy
personales y particulares asumen de manera natural respon-
sabilidades de dirección y liderazgo.
Fue lo que ocurrió en Barrancabermeja durante la expe-
riencia de poder popular en abril de 1948.
Antonio Pérez Tolosa, era el presidente del sindicato de
trabajadores de la ShelJ. Por su capacidad organizativa y por
su experiencia militar, pues había sido sargento del Ejército,
mostró especial disposición para las tareas militares en la
emergencia que representó el poder popular creado en Ba-
rrancabermeja a raíz de la muerte de Gaitán. Fue práctica-
mente el jefe militar del poder popular. Por sus dotes espe-

* El autor cree que a nombre de la Junta habló Gonzalo Buenahora.


llO DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

ciales ejerció la dirección militar, habiendo quedado bajo su


mando el capitán Arenas, un oficial retirado del ejército que
trabajaba en la Shell, ahí si, como superior jerárquico de
Pérez. Antonio Pérez, concluido el poder popular y puesta
en marcha la represión gubernamental, fue sometido a con-
sejo verbal de guerra en Bucaramanga como reo ausente, en
julio de aquel mismo año, tal como ocurrió a los miembros de
la Junta Revolucionaria y a otros dirigentes populares. En
dicho consejo verbal de guerra fue condenado a varios años
de prisión. Para ese momento ya se había incorporado al
movimiento guerriJJero que surgió en el país como respuesta
a la violencia desatada por el gobierno conservador. Con la
posterior anulación de las sentencia condenatoria y por la
expedición de una ley de indulto, se reincorporó a la vida ci-
vil. Vivió en Bogotá donde ejerció la profesión de vendedor y
representante de lociones y otros productos de esa especie
para hombres. Mantuvo una inalterada y calurosa amistad
con el autor de este Jibro. El 17 de julio de 1980 fue asesina-
do en su residencia, sin que nunca hubieran sido descubier-
tos ni castigados Jos responsables de ese crimen. El concep-
to general de sus amigos fue el de que había sido un crimen
político para eliminarlo, tal como había ocurrido con casi la
totalidad de los dirigentes guerriJJeros que se habían acogi-
do a las diversas amnistías decretadas por los gobiernos y
por el Congreso de la República.
Nada mejor para Jos objetivos de este libro que recurrir al
testimonio directo de Antonio Pérez Tolosa, a su relato sobre
la forma como dirigió buena parte de la organización militar
a la fabricación y emplazamiento de armas, durante los diez
días de poder popular. Es lo que viene a continuación, con el
carácter de homenaje a ese luchador.
Su testimonio a Arturo Alape ( "Magazín Dominical", El
Espectador, 5 de abril de 1981) es de imprescindible tras-
cripción:
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 111

''Con los cuchillos viejos hicimos una gran cantidad de lanzas. Apro-
vechando, naturalmente, los palos que se serruchaban, se perforaban
con unos clavos, luego ~e doblaban y se empataban agarrando el me-
tal y quedaban unas lanzas formidables para las personas que no te-
nían armas de fuego. Esa noche la guardia se organizó militarmente.
La población se acostó tranquila. ( ... ) Al día siguiente se nos presenta
el problema del control del río. Entonces nos dimos a la tarea de fabri-
car los cañones en los talleres de las petroleras. Había un material
excelente para eso, tubos de acero, como también suficiente pólvora
negra. Fabricamos los proyectiles. Los cañones los montamos en cu-
reña en las plataformas de los camiones pesados, y los otros sobre
una base de hierro, pero fijos en los puertos. El tubo era más o menos
de 18 a 22 centímetros. Cuando los probamos, los proyectiles atrave-
saban con tremenda facilidad sobre el río. ( ... )El primer cañonazo lo
hicimos a la una de la tarde del lO. Con esa experiencia hicimos nueve
cañones. Y al río lo controlamos por medio de lanchas, haciendo dete-
ner a todos los barcos intimidados con los cañones. Ningún barco hizo
resistencia, pues se dieron cuenta de que los cañones podían atrave-
sar fácilmente cualquier blanco. Se hizo un disparo a una lancha vieja
y la volvió pedazos. (... ) Ordené practicar unas requisas al personal
de staff, por parejo a colombianos y extranjeros. Casa por casa se
decomisó todo lo que fueran armas, escopetas muy buenas; se les
explicaba por qué tenían que hacer eso y todos colaboraron. Los grin-
gos salían con sus escopetas diciendo: tómenla".

Antonio Pérez, como hemos dicho, presidía el sindicato


de la Shell, en las instalaciones situadas frente a Barranca-
bermeja, al otro lado del río, en Antioquia, aun cuando des-
de el punto de vista político y sindical había una completa
integración con Barrancabermeja. Por esa circunstancia geo-
gráfica la concepción militar para la defensa de la zona tema
diferencias con la que el propio Antonio Pérez puso en ejecu-
ción en Barrancabermeja.
Sigamos la lectura del testimonio de este formidable lí-
der sindical y revolucionario:

"Yo hice colocar minas en los puertos claves, estratégicos, con deto-
nadores a unos 200 metros de distancia y unas granadas de mano
hechas de tubo de acueducto grueso; se cortaban, quedaba pesando
112 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

como una libra o libra y media cada granada, se les cerraba el pico y
por detrás se les hacía una perforación, se les cogía en acero la culata,
se le ponían pasadores y era una granada formidable de libra o libra y
media. Donde reviente una perica de esas con su poder destructor la
explosión sería pavorosa. Por supuesto, eso nos ayudó mucho, porque
el ejército se dio cuenta de que todo estaba minado.
"Eso fue en la selva, en los puntos donde se creía que podía desem-
barcar tropa; cada 200 metros estaban dos fusileros y un tipo listo con
los detonadores. Nos amenazaban desde Puerto Berrío. Porque siem-
pre bajaba mucho cuerpo flotante por el río, tipos descabezados río
abajo. Porque Puerto Berrío quedó en manos del ejército, no hubo
quien dirigiera eso.
"En efecto, intentaron cogemos por sorpresa. Venían en canoas de
noche, prendían la máquina rururu y apagaban, con el fin de deso-
rientar al fusilero, y al ratico i'rruuun y volvían a apagar el motor de
sus canoas, pero no se atrevían a acercarse mucho a las orillas de la
Shell y de Barranca''.

Pérez ToJosa testimonió sobre Ja situación el 18 de abril,


es decir, diez días después de estar en marcha el poder po-
pular: "Unos 10 kilómetros a lo largo del rio era la zona ocu-
pada por nosotros. También estaba tomado Puerto Galán. Lo
mismo que habíamos dinamitado, con minas de siete arro-
bas, todo el rededor de Barrancabermeja. U na sola mina de
esas podía volar el rio y presentarse el peligro de una inun-
dación, al desbordarse las aguas'' (Ibídem) .
Gonzalo Buenahora, figura fundamental durante el po-
der popular en Barrancabermeja, en su obra citada, La Co-
muna de Barranca, da cuenta también de la producción de
armas en los talleres de las empresas petroleras y de la orga-
nización militar adoptada.
Días antes el gobierno conservador había ordenado por
Decreto 483 de octubre de 1899 lo siguiente: ''Prohíbese a
los registradores de instrumentos públicos y privados regis-
trar escrituras y documento de cualquier clase, sin que pre-
ceda para cada caso la correspondiente venia por escrito del
,ministro de Gobierno'' (Ibídem, p. 48). Fue el método em-
pleado para impedir que Jos liberales pudieran trasferir sus
Año de 1922: campesinos y gentes provenientes del Litoral Caribe y de los de-
partamentos de Antioquia, Tolima, Santandtrr, Norte de Santander y otras re-
giones se transforman en proletariado petroÑro al ingresar a la Tropical Oil
Company.

Octubre de 1924: antes de la huelga de ese mes y año, los obreros petroleros ha-
cen ejercicios militares de defensa ante el peligro de ataques del ejército y de la
polida.
Octubre de 1924: los trabajadores petroleros muestran rústicas herramientds,
machetes y algunos revólveres, para lulcer "resistencia" a posible agresión de la
fuerza pública durante la huelga de 1924.

Manifestación obrera en Barrancabermeja durante la huelga de enero de 1927.


Desfilan con banderas de Colombia y las rojas, stmbolos del proletariado.
Cadáver del obrero Leonardo Ardila, uno de los muertos del19 de enero de 1927
durante el abaleo del ejército a los obreros petroleros en huelga. Varias velas en-
cendidas protegen el cadáver.

1935: obreros petroleros frente a la sede de la Unión Sindical Obrera, USO, en


Barrancabermeja.
,
Diciembre de 1943. Jorge Eliécer Gaitán, nombrado
ministro de Trabajo por Darlo Echandta, el19 de no-
viembre de 1943, visitó Cartagena para dialogar con
las organizaciones sindicales. En la foto, con dirigen-
tes de la Federación de Trabajadores de Bolívar, afi-
liada a la CTC, y de la Asociación de Empleados de
Cartagena. Aparecen, entre otros, sentado, a la iz-
quierda de Gaitán, Tomás Herazo Rios; de pie, de-
trás de Gaitán, José Raquel Mercado; de pie, el pri-
mero de la izquierda, el autor, Apolinar Diaz-Calle-
jas, quien tenía entonces 22 años de edad; le sigue,
de izquierda a derecha, también de pie, Rafael Ma-
lambo, dirigente del Sindicato de Braceros y Traba-
jadores Portuarios del Terminal Mari timo de Carta-
gena.
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Desfile del equipo de transporte terrestre del poder popular, el18 de abril de
1948, con motivo de la llegada de la Comisión Negociadora del Gobierno Nacio-
nal y de la Dirección Nacional Liberal.

Desfile de la artillería de las brigadas obreras y milicias populares armadas, el18


de abril de 1948, dta en que llegó la Comisión Negociadora del Gobierno y de la
Dirección Nacional Liberal. Los cañones fueron fabricados con tubos de acero
por los obreras petroleros, en los talleres de la Tropical Oü Company y de la
Shell.
Uno de los cañones fabricados por los obreros petro-
leros. El de la fotografía, tal como fue construido du-
rante los "10 dias de poder popular", se encuentra
actualmente frente a la nueva entrada del Batallón
de Artillería "Nueva Granada", de Barrancaberme-
ja. Se ha convertido en un monumento público histó-
rico.
LA PATRI
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........ _.~ -M..._.•'-'t.-l . . . ., • • • ,.,_ Tllrif ......-..t.
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aJL, aacuL0 DIIIA&&ANQUIU.A UNA CXlNIIGHA IIN1IIIT'IA, JIIUIAOA - I L PA&TIDO IOCIAL DDIOC&ATA DE
ltT AD. 1' LOS dOS A LA IIANG".- -.viTA& JOI"OG&AI'IAI".- a _ _ , . , 0 , DI ACUUD0 CON LA CU.CUL.Aa CO.
aJGmo CONnA LA QICIA.- UN ~~AL PAaA a UCLAU~ DI! LOS HI.C~DU ,.
le los procesados de Barra1c1 4:.- --.
fleron absueltos y 4 conde1ados
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ftf::~.~E:. ~~f~t:-~~·~~J~ i
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAH 113

títulos de propiedad y escapar a las expropiaciones políticas


que con nombre propio decretaba el régimen conservador.
Los liberales hacían otro tanto en las zonas que ocupaban o
por las que pasaban sus ejércitos.
Durante el ejercicio del poder popular en Barrancaber-
meja, también fueron impuestas contribuciones, pero de
manera contraria a como lo habían hecho liberales y conser-
vadores en sus guerras. Las contribuciones forzosas no caye-
ron sobre los conservadores, que estaban presos, sino sobre
los liberales ricos.
Ningún banco fue asaltado, ni robado, ni gravado con
impuestos o contribuciones. Durante el poder popular los
bancos quedaron sometidos a vigilancia y permanecieron
cerrados.
En cambio, fueron ordenadas contribuciones a terrate-
nientes y capitalistas liberales, según el monto de su rique-
za. Obviamente eran medidas de vigencia provisional.
N o fue empleado el sistema de decretos generales de
impuestos. La Junta Revolucionaria de Gobierno se reunía
individualmente, por separado, con cada presunto contribu-
yente liberal y se discutía, y de alguna manera se acordaba
una cifra diaria como contribución al sostenimiento del po-
der popular, principalmente para la adquisición de víveres
con destino a la población en general y para las cocinas y
ollas comunales.
Este sistema de tributación del poder popular hizo posi-
ble, además, otros cambios fundamentales respecto de las
prácticas empleadas durante las guerras civiles entre libera-
les y conservadores, para la adquisición de alimentos y vi-
tuallas con destino a la tropa y a la población.
Durante el poder popular en Barrancabermeja, personas
hubo que debieron aportar contribuciones hasta de un mil
pesos diarios*.
* En aquella época, en promedio, el tipo de cambio estaba en $1.75 por
dólar.
114 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

El presidente del Concejo Municipal de la ciudad y


miembro de la Junta, Arturo Restrepo, recuerda, además,
que ''la Junta, previendo que la falta de alimentos podría
exacerbar los ánimos, y desembocar en saqueos y robos la
situación, nombró una comisión de finanzas compuesta de
caballeros del comercio entre los cuales figuraban los seño-
res don Pedro García, gerente del Banco de Bogotá, Pedro
Julio Acevedo, Hermanos Salazar, FJavio Vásquez, Moisés
Silva, Carlos Vélez y otros, quienes en pocas horas recogie-
ron una suma mayor a diez miJ pesos y procedieron a instalar
un Comisariato de Víveres para repartir gratuitamente a las
gentes, lo que se hizo organizadamente durante la emergen-
cia (Vanguardia Libera~ junio 11 de 1948).
La carga deJ ejercicio del poder popular en Barrancaber-
meja no recayó en el pueblo, en Jos sectores pobres, como
era la tradición histórica nacional impuesta por el sistema de
dominación colombiano. En buena medida como resultado
de la composición misma y la estructura del poder popular,
que se ejercía por la acción coordinada de tres cuerpos: la
Junta Revolucionaria de Gobierno, las directivas de los sin-
dicatos petroleros y la alcaldía. A ello se agregaba como ele-
mento determinante de la participación popular directa el
funcionamiento permanente de asambleas populares y de
asambleas sindicales de los trabajadores. Es este modelo de
poder político el que explica la forma de ejercerlo y las carac-
terísticas de los sistemas de tributación establecidos.

ABASTOS Y PRESTACION DE SERVICIOS PUBUCOS

Una de las cuestiones fundamentales que debió abordar el


poder popular fue el de suministro de alimentos y funciona-
miento de cocinas y ollas populares, no solamente siguiendo
la experiencia histórica en las huelgas de Barrancabermeja,
en las que se procedió de esa manera, sino en razón de que
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 115

en una situación explosiva, de profunda y ciega cólera y exa-


cerbación colectiva, la presencia de grupos humanos desem-
pleados o sin oficio y hambreados implicaba un permanente
riesgo de desórdenes internos. Bajo las tensiones en que se
vivía en aqueJJos momentos, cercados y amenazados por el
ejército gubernamental, aislados del resto del país, consti-
tuidos en el único movimiento de características insurreccio-
nales y de poder popular de todo el territorio nacional, a
treinta y cinco grados de temperatura a la sombra y elevada
humedad ambiental, el espectáculo de grupos hambreados
por las calles habría sido una bomba de tiempo imposible de
controlar, además de una demostración evidente de que no
existía el poder popular o de que era incapaz de operar como
tal, es decir, como poder, como gobierno y como administra-
dor de la comunidad.
De ahí el empeño del poder popular en resolver el proble-
ma de abastos, Jo cual se hizo desde tres direcciones. Los
sindicatos petroleros tomaron bajo su control los comisaria-
tos y depósitos de víveres de sus respectivas empresas, or-
ganizando el abastecimiento por el sistema de cuotas y de
racionamiento de las cantidades para cada obrero y familia,
así como para Jos altos empleados extranjeros y colombianos
(Antonio Pérez, testimonio citado, '' Magazín Dominical'':
Buenahora, La Comuna ... , p. 97). La Junta Revolucionaria
de Gobierno, mediante la confiscación de ganado vacuno y
productos alimenticios que se encontraban en los barcos
amarrados en el puerto. ''Previmos también el hambre. Y
deseosos de mantener la moral revolucionaria en alto, com-
prendiendo que el flagelo del hambre es el mayor peligro,
decidimos incautar un buque repleto de ganado, con cerca
de mil reses de propiedad de unos ganaderos costeños de
apeJJido Salcedo. El capitán del buque aceptó entregar diez
novillos diarios, a cambio de que yo le firmara en el Libro de
Bitácora. ( ... ) De Jos barcos también se sacó arroz, fríjoles,
panela, azúcar y manteca, artículos que no podían conse-
116 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

guirse en el comercio de Barranca, que había cerrado sus


puertas. Del comisariato de la Troco se obtuvieron igual-
mente, leche en polvo, harina y enlatados; y las verduras
fueron conseguidas con Jos camp~sinos del Opón'' (Buena-
hora, op. cit., p. 97). Igualmente, con los recursos financie-
ros obtenidos de las contribuciones forzosas aplicadas a te-
rratenientes y capitalistas liberales, se organizó un sistema
de compras directas a los campesinos de las regiones circun-
vecinas, de lo cual se hablará adelante con más detalle. Fi-
nalmente, el alcalde Rangel Gómez organizó la alimentación
de los varios centenares de presos conservadores y del fun-
cionamiento de cocinas y oJJas comunales.
En esta materia se dieron dos situaciones que es impor-
tante subrayar: de una parte, la continuidad de la experien-
cia histórica adquirida en Barrancabermeja, como parte de
su propia personalidad política y cultural, con ocasión de los
movimientos huelguísticos y obreros en años anteriores; de
la otra, el contraste entre la conducta del poder popular del 9
de abril y la práctica histórica de Jos partidos liberal y con-
servador en sus guerras civiles, en que toda la carga social,
los desabastecimientos y el hambre caían sobre el pueblo
raso y sobre peones y campesinos.
Ya vimos la manera como un gobierno conservador de-
cretaba impuestos a cargo exclusivamente de los liberales, o
sea, de Ja oposición, de la contraparte, para financiar los
gastos de guerra. Igual cosa se hacía en cuanto se refiere a
abastos y alimentación. En enero de 1901 el vicepresidente
de la República como encargado del poder ejecutivo, José
Manuel Marroquín, dictó decreto especial sobre la materia,
en que se decía: ''Considerando: que los rebeldes no cuen-
tan en el territorio de la república con ningún ejército regu-
lar, y que solo tienen guerrillas incapaces de presentar bata-
llas formales; que esas guerrillas viven actualmente del
merodeo; ( ... ) que conforme a las leyes el gobierno tiene
facultad para vivir de los bienes de los enemigos situados en
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 117

el territorio que ocupen sus fuerzas, Decreta: Artículo lo.


Los ejércitos del gobierno que ocupen las provincias suble-
vadas, vivirán en ellas de los bienes de los desafectos al go-
bierno" (Tamayo, 1975, p. 142).
Del lado liberal las· cosas no eran mejores. Al culminar
las jornadas del ejército liberal en Santander que habían
comenzado en Puente Nacional, las tropas siguieron por
Güepsa, Suaita, Guadalupe, Palmas, el Socorro, Curití, Pin-
chote, San Gil, Los Santos, La Honda y Lajita. En Jos inicios
de la Guerra de Jos Mil Días, en 1899, registró el escritor li-
beral Max Grillo las siguientes reflexiones del personaje de
su libro:

''Por primera vez recibió Peralta la desagradable impresión que cau-


sa en el ánimo el pillaje o pecorea ejercida por los soldados en las aves
domésticas pertenecientes a humildes moradores de las chozas del
camino: los cuerpos que iban a vanguardia despojaban sin compasión
a las gentes de las veredas; veíanse en éstas infinidad de plumas de
gallina y de pavo; los gritos de las aves sorprendidas por la irrupción
de sus bárbaros enemigos aturdían y las protestas de los dueños, en-
tremezcladas de lágrimas, eran para ablandar corazones duros.
-Señor coronel, señor comandante, decían los despojados, nosotros
somos de los mismos. ¡Hágame devolver mis gallinitas!
-¿Quién se las roba?
-Aquel del sombrero negro se lleva el gallo. ¡Ah! Mi gallo tan boni-
to, y el de más allá se cogió la amarilla ... Mire, señor, le acaba de tor-
cer el pescuezo. (No puede continuar hablando porque se lo impiden
los sollozos) .
-Y ver que somos liberales; que nuestros maridos están con los pro-
nunciados y que luego pasarán los otros y también nos quitarán los
animalitos ... Los pobres somos los que sufrimos" (Grillo, 1903, pp.
64, 65).

Durante la experiencia de poder popular en Barrancaber-


meja ocurrió lo contrario. Para el abasto de los trabajadores
y sus familias, de la población en general y de los sectores
populares más pobres, utilizando sistemas de racionamien-
to, se hizo uso de las existencias de víveres y otros productos
118 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

alimenticios de que disponían las empresas petroleras y los


barcós fluviales amarrados al puerto. Con los recursos finan-
cieros obtenidos de las tributaciones de los liberales más ri-
cos, fue puesto en marcha un programa de compras directas
a los campesinos de las regiones de San Vicente de Chucurí,
Puerto Wilches, el Opbn, etc., los cuales, además, hicieron
muchas veces donaciones libres al poder popular.
El procedimiento empleado para las compras fue el de
enviar camiones con patrullas de las milicias armadas pro-
vistas de dinero en efectivo para comprar sus productos a los
campesinos a los precios comerciales de la época.
Aun cuando el sistema bancario no estuvo abierto al pú-
blico durante esos días, las contribuciones de los potentados
liberales tenían que ser en efectivo, para lo cual ellos obte-
nían, con el visto bueno de la Junta Revolucionaria de Go-
bierno, que sus bancos les suministraran los dineros corres-
pondientes, de manera que al hacer las compras de sus pro-
ductos a los campesinos, éstos recibieran el precio inmedia-
tamente, de contado. Nunca se registrb un solo asalto o robo
de productos a los campesinos durante la experiencia de
poder popular. Por el contrario, nunca antes el Estado co-
lombiano se había hecho presente para garantizar precios y
adelantar compras directas a los campesinos. Pese a que lo
que hoy se conoce como Instituto de Mercadeo Agropecua-
rio, Idema, había sido creado por la Ley 5a. de 1944 con el
nombre de Instituto Nacional de Abastecimientos, INA, esta
entidad no se había hecho presente en la regibn, de manera
que la primera experiencia de los campesinos en cuanto a
intervencibn estatal directa para la compra de sus productos,
a precios comerciales y de contado, en el sitio mismo de pro-
duccibn, fue la que tuvieron con el poder popular. Sería inte-
resante que algún investigador esclareciera si hubo alguna
otra experiencia posterior. Estas políticas del poder popular
hicieron posible que en el torbellino de los acontecimientos
de Barrancabermeja se pudiera mantener un abastecimiento
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 119

adecuado de productos esenciales de consumo para la pobla-


ción.
Al mismo tiempo, bajo la coordinación y control de la al-
caldía y con la colaboración ciudadana, fueron puestas a fun-
cionar cocinas y ollas ·comunales para quienes carecían de
medios para alimentarse o no disponían de familias o servi-
cios para hacerlo, siguiendo en ello la tradición y prácticas
de las huelgas petroleras. Como también fue dicho antes, en
estas actividades de las cocinas y ollas comunales y en otros
menesteres de importancia fueron colaboradoras entusiastas
y jugaron papel significativo las prostitutas de la ciudad, que
sumaban varios centenares, porque Barrancabermeja era
Jugar especialmente convocante para ellas. Como siempre
ocurrió en todas las revoluciones populares del mundo, las
prostitutas estuvieron del lado revolucionario, sirviendo y
acompañando a los combatientes. Siempre fue en los proce-
sos revolucionarios cuando se reencontraron con su propia
dignidad, y con funciones y trabajos que las enaltecían y
daban significación a sus propias vidas. Así sucedió durante
la permanencia del poder popular en Barrancabermeja.
Del mismo modo, el poder popular, en sus tres soportes,
la Junta Revolucionaria de Gobierno, la dirigencia de los sin-
dicatos petroleros y la alcaldía, organizó no solo la vigilancia
sino el funcionamiento de Jos servicios públicos esenciales:
energía, eléctrica, acueducto, telégrafo, teléfonos y el de
vigilancia y control para impedir robos, atracos u otros ilíci-
tos.
Las milicias armadas, las brigadas de obreros, cumplie-
ron las tareas de vigilancia, protección, control y operación
de las plantas y equipos correspondientes, como tarea revo-
lucionaria, como aporte voluntario de trabajo, en jornadas y
turnos rigurosos. Por eJJo ninguno de esos servicios se para-
lizó. Obviamente, hasta donde fue posible, hubo control de
telégrafos y telefonía hacia afuera de la ciudad.
120 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Todo el sistema de comunicaciones inalámbricas de las


compañías petroleras quedó bajo control del poder popular y
de los sindicatos correspondientes, tanto para comunicacio-
nes internas nacionales, como para comunicaciones interna-
cionales con las casas matrices de las empresas petroleras, a
la cuales se trasmitían informes peribdicos sobre el desarro-
llo de los acontecimientos y la situación de los funcionarios
extranjeros.
Cuestión principal para el poder popular fue el del man-
tenimiento y adecuado funcionamiento de los servicios hos-
pitalarios y de salud, habiendo sido organizados servicios de
emergencia gratuitos para la población. Dentro de las limita-
ciones impuestas por el propio fenómeno de explosión de ira
popular, hubo, sin embargo, atención médica para los con-
servadores que se encontraban presos (Buenahora, op. cit.,
p. 156).

OTRAS ACCIONES DEL PODER POPULAR

En toda situación revolucionaria ocurren enfrentamientos


individuales y delitos comunes, pu€s la sociedad, aun bajo
esas circunstancias, continúa viviendo y las conductas hu-
manas siguen e! rumbo de la formación y cultura preexisten-
tes.
Desde la formación del poder popular no solamente se
paralizó la circulación comercial y fueron cerrados los alma-
cenes y tiendas, sino que igual ocurrió con otras actividades,
como la de la administración de justicia. Todos los juzgados
quedaron cerrados y suspendidos los procesos.
¿Qué hacer en semejantes circunstancias para enfrentar
el delito común, o los delitos y conflictos corrientes, y admi-
nistrar justicia?
No fue organizada lo que en el régimen institucional tra-
dicional se conoce como la rama judicial. Pero hubo un em-
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 121

brión de administración de justicia con rasgos propios de las


situaciones revolucionarias, en que no operan las reglas y
normas jurídicas anteriores, ni el sistema de decisiones so-
bre controversias característico del orden suplantado por el
poder revolucionario. ·
Lo que podríamos Hamar principios para la administra-
ción de justicia durante la experiencia de poder popular te-
nían los siguientes perfiles: en primer término, la delincuen-
cia común bajó notoriamente, particularmente el hurto y el
robo, entre otras cosas, porque había una eficaz vigilancia
del pueblo mismo, de las organizaciones obreras, de las mili-
cias populares y de las propias brigadas de obreros armados
que custodiaban las instalaciones petroleras, así como por la
organización dispuesta por el alcalde Rangel Gómez. Fue
una acción colectiva de vigilancia tan eficiente que, tal vez
por primera vez en Colombia, funcionó una '·oficina de obje-
tos robados" (Buenahora, op. cit., p. 100), y se dictó un de-
creto que prohibía el traslado de bultos de un sitio a otro sin
permiso de la autoridad municipal; en segundo Jugar, los
pleitos individuales eran ahogados por una situación de ex-
plosión, de angustias, de desesperación, durante las 24 ho-
ras del día, y la mediación de Jos vecinos de la comunidad, o
de Jos integrantes de la organización sindical correspondien-
te, ponía fin a esos conflictos y lograba el avenimiento entre
los posibles contrincantes*. De otra parte, se manifestaba

* Aun cuando en circunstancias de tiempo y lugar, condiciones políticas,


conflictos y dimensión diferentes, valdría la pena estudiar la situación
que, según la prensa nacional, se dio en algunas ciudades del país a
mediados de 1985 en los llamados "campamentos de paz" atribuidos
al M-19 y que operaron en zonas urbanas de gran densidad de pobla-
ción de bajos recursos (Cali: en Aguablanca, Siloé, Terrón Colorado,
Petecuy; Bogotá: El Rincón, San Rafael, Villa Gloria, San Francisco,
Meissen; Medellín: Villa Tina, Barrio Popular, El Salvador; iguales
hubo en Barranquilla, Manizales, Bucaramanga, Zipaquirá, etc.). Se-
gún la prensa, los campamentos se constituyeron en una especie de
122 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

una necesidad común, ante la magnitud y gravedad de los


peligros y amenazas de un ataque militar o aéreo por fuerzas
gubernamentales, de preservar y mantener la máxima armo-
nía individual y colectiva. El peligro común unía a la pobla-
ción. La posibilidad de la entrada del ejército, que ya se en-
contraba en los límites de Barrancabermeja con el municipio
de San Vicente de Chucurí, con todas las acciones represivas
previsibles, dado lo que ya había ocurrido en otros sitios del
país, pues según las informaciones de las emisoras de Bogo-
tá y otras ciudades que la Junta escuchaba permanentemen-
te, las tropas irrumpían en plan de conquista y ocupación,
estas circunstancias, repetimos, obligaban a dejar de lado
todas las diferencias y discrepancias en el seno del poder
popular.

LA JUNTA REVOLUCIONARIA DE GOBIERNO POR DENTRO

Naturalmente, durante los diez días de poder popular lqs


cosas no se desarrollaron con el orden y racionalidad que
pudiera desprenderse de las páginas anteriores. Es muy di-
fícil trasmitir la imagen de la ira, de la desesperación, del
sentimiento de frustración, del afán de venganza, del odio
desatado contra los ''godos'', a quienes se responsabilizaba
de la muerte de Gaitán. El llanto de las gentes, la increduli-
dad en la muerte de Gaitán, como cuando muere un familiar
o un amigo muy allegado, muy cercano al corazón, en que no
hay razón humana ni divina que pueda hacer comprensible y

gobierno paralelo en el que administraban justicia, eran resueltos los


pleitos entre vecinos, se emprendieron obras de acción comunal y se
terminó con el robo y hurto (Semana, No. 159, 27 de mayo de 1985; No.
162, 17 de junio de 1985; El Tiempo, 24 de mayo de 1985; 26 de mayo
de 1985; 27 de mayo de 1985; 29 de mayo de 1985; 2 de junio de 1985;
4, 7, 8 de junio de 1985).
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 123

cierta la noticia de que ese familiar, ese amigo, ha muerto.


Ese hecho sociopolítico colectivo y sus consecuencias concre-
tas los vivió y tuvo que manejar la Junta Revolucionaria de
Gobierno. Todo ello en un puerto del río Magdalena, a la vez
centro petrolero, con témperaturas constantes de más de 30
grados centígrados y una humedad que hace del sudor una
materia pesada, grasosa y fatigante en que el moho lo va
cubriendo todo, el sudor aboba y el cerebro y la imaginación
se adormecen.
Además, en toda la población se fue desarrollando día a
día la convicción del aislamiento, de soledad, de que se ha-
bía producido una especie de traición nacional.
Ya no se escuchaban las voces de las emisoras de Bogotá
que proclamaban: ''Los obreros de Barrancabermeja. Ade-
lante ... Adelante ... Revolucionarios, no desmayéis, estáis
listos. Dormid vestidos y con el arma entre las piernas"
(Alape, op. cit., p. 428).
Tampoco se volvieron a oír los informes ''victoriosos'' de
esas emisoras: "Las noticias de última hora son suprema-
mente favorables a la revolución. No obstante que no hemos
podido establecer contacto directo con Barrancabermeja,
otras radiodifusoras clandestinas nos han hecho saber que la
moral del obrerismo de ese puerto, lo mismo que el del cam-
pamento de Casabe, es excelente ... Que ese núcleo rebelde
de hombres amantes de la libertad, prefieren antes volar la
refinería, barcos y demás útiles de gobierno, antes que ren-
dirse. Dicen que solamente se entregan si renuncia Mariano
Ospina Pérez'' (Ibídem, p. 432).
Ya el 11 de abril se escucharon las palabras amistosas y
prudentes de Diego Montaña Cuéllar, asesor jurídico de los
trabajadores petroleros, por largos años comprometido con
su causa, y quien bien conocía su patriotismo y fervor anti-
imperialista: ''Aquí la Radio Nacional. Al micrófono, el doc-
tor Diego Montaña Cuéllar. 'Quiero hacer saber a los diri-
gentes de la Unión Sindical Obrera de Barrancabermeja, que
124 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

he estado conversando con el doctor Darío Echandía, jefe del


liberalismo y actual ministro de Gobierno, y con el señor
general Ocampo, ministro de Guerra, quienes se encuentran
presentes conmigo en los trasmisores de la Radiodifusora
Nacional, y puedo asegurarles en su nombre, que el ejército
no tiene ninguna instrucción de atacar a los obreros que se
encuentren en paro de actividades y que por el contrario tie-
ne órdenes de permanecer en su sitio, mientras los trabaja-
dores se mantengan en la pacífica actitud que han observa-
do. Las noticias divulgadas por aviadores, mediante hojas
volantes, carecen de fundamento y así lo ha hecho saber el
ministro de Guerra, con orden de que se abstengan de repe-
tir dicha propaganda. Por tanto, encarezco a los trabajadores
petroleros de Barrancabermeja, que tantas y repetidas prue-
bas han dado de su celo por la defensa de los intereses nacio-
nales vinculados a la Concesión de Mares, se abstengan de
todo acto que pueda causar daño a las instalaciones o maqui-
naria que, como ellos saben, constituye patrimonio de la
Nación que los colombianos debemos proteger y resguar-
dar" (Alape, p. 511).
El 14 de abril el pueblo de Barrancahermeja escuchó la
voz del doctor Carlos Lleras Restrepo leyendo un comunica-
do de la nueva Dirección Nacional Liberal, en que se resol-
vió: ''Invitar patrióticamente al pueblo liberal, a los sindica-
tos y a las fuerzas obreras, a que sobreponiéndose al justo
dolor provocado por el asesinato de su jefe máximo, doctor
Jorge Eliécer Gaitán, retornen inmediatamente a la normali-
dad y al trabajo, suspendiendo el paro general que el pueblo
decretó de manera espontánea'· (Alape, p. 576).
A esas horas el ejército gubernamental estaba en San
Vicente de Chucurí, a unos kilómetros de Barrancabermeja,
listo a 'conquistar' el centro petrolero. Fue cuando la Junta
Revolucionaria de Gobierno resolvió dialogar con el coronel
Miguel Angel Hoyos, jefe civil y militar del departamento de
Santander, para recordarle que en la ciudad había un arma
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 125

defensiva muy poderosa: todos los depósitos e instalaciones


petroleras.
La gente tenía corrciencia del aislamiento y la soledad.
Esto empujaba más a la desesperación.
Pero los miembros' de la Junta Revolucionaria sabían
más que eso. Todo el tiempo, todos los días, durante las 24
horas, en el edificio de la Canalización donde residía y des-
pachaba, por medio de un complejo sistema de radios y ra-
dioteléfonos tomados de las empresas petroleras, se recibían
los informes oficiales y de emisoras extranjeras sobre la ver-
dad: todo había terminado en Colombia; en parte alguna,
fuera de Barranca, había resistencia; nadie escuchaba ya
nuestra emisora revolucionaria ni la voz de Mario Cújar*:
'' Aló, aló, aló, aló, aJó, aló. Aquí con la Radio Liberal de
Barrancabermeja, número diez. Aquí con la Radio Liberal de
Barranca, número diez ... ¡Colombianos! Vamos a repetir
nuestro boletín informativo: 'Pueblo liberal de Colombia, la
suerte está echada. La sangre de Jorge Eliécer Gaitán debe
ser vengada, a sangre y fuego, como decía el ministro y co-
barde José Antonio Montalvo ... No debemos retroceder un
solo instante ... Aló, pueblo liberal de Colombia~ no pierdan
nuestra sintonía'' (Ala pe, p. 562).
Todo eso lo sabía la Junta, lo sabían los dirigentes obre-
ros, Jo sabía el alcalde Rangel Gómez. Nunca se dormía.
Siempre había miembros de la Junta haciendo turno mien-
tras otros reposaban. Un enjambre de radioescuchas y radio-
telefonistas oía todas las emisoras colombianas y del exte-
rior, especialmente las de Venezuela. ¡Todo estaba perdido!

* Mario Cújar, telegrafista de profesión, liberal gaitanista apasionado,


habló por la Radio Liberal de Barranca, número 10, durante 240 horas,
las del poder popular. Pidió apoyo, resistencia, lucha. Nadie escuchó.
Después fue condenado a varios años de cárcel por el consejo verbal de
guerra celebrado en Bucaramanga a fines de julio de 1948. Era el pago
a su fervor.
126 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

¡Estábamos absolutamente solos! Rangel Gómez masculla-


ba su decisión: "¡Me voy a la guerrilla! ¡Cuando entre el
ejército y venga la represión de los godos y de los ministros
liberales, aquí no se salvará nadie!'' Ciertamente, cuando
en la madrugada del 29 de abril el ejército entró y se tomó a
Barrancabermeja, ya Rangel se había ido al monte, a la gue-
rrilla liberal del Carare y del río Opón.
La Junta ¡tenía que estar ahí!, craneand o soluciones para
bajar la tensión que había en las calles. Había que inventarle
oficios, ocupaciones, a la gente. Lo peor era que la gente no
hiciera nada, que deambulara todo el día sin rumbo ni traba-
jo. Esto llevaba a la desesperación y estimulaba la ira.
¡Había que dar órdenes! Se dieron: a Antonio Pérez, al
capitán Arenas, a los jefes de milicias, a las brigadas de
obreros: ¡organicen ejercicios militares de defensa! ¡Dispa-
ren y prueben los cañones! ¡Eso anima a la gente y les da
coraje y paciencia! ¡Bajen otros diez novillos del barco para
suministrar carne al pueblo! ¡La gente no puede pasar ham-
bre!
Gonzalo Buenahora tuvo una idea genial: ¡hay que poner
a la gente a construir trincheras de defensa! ¡Que constru-
yan una muralllita! ¡No pueden estar de vagos, se van a vol-
ver locos! Evidentemente, la Junta dio la orden de construir
trincheras y la murallita de Gonzalo Buenahora.
Aun así, llegaban los informes: la gente está desespera-
da. Es como un león encerrado, con sed y hambre. Es peli-
groso, se decía.
De pronto la noticia: ¡viene la gente! ¡Piden la cabeza de
la Junta! ¡Oigan los gritos!: "¡Abajo los godos! ¡Muera Os-
pina Pérez! ¡Muera la Junta! ¡Mueran los traidores!"
El autor de este libro había estudiado para maestro de
escuela en la Escuela Normal del Litoral Atlántico de Ba-
rranquilla. Y había sido maestro en Cartagena para poder
terminar el bachillerato y entrar a estudiar Derecho. Por eso
había tenido que estudiar mucha sicología. Tal posiblemente
LOS DIEZ DIAS DE PODER POPULAR 127

la causa para que propusiera: "¡Esperémoslos abajo, en la


plaza! Vienen ciegos por la desesperación. No nos van a ver
si estamos entre ellos. Poco a poco nos irán reconociendo,
pero ya reposados, descargados de la angustia por sus pro-
pios gritos. En ese mómento hay que hablarles, casi uno a
uno. ¡Nada de discursos! ¡Nos linchan! ¡Bajemos! ¡Ya están
llegando a la plaza!'' Y bajamos. Y lo hicimos: se fueron for-
mando corrillos de pequeños grupos. "¡Hola doctor!", ex-
clamaba eJ mismo que antes gritaba ''¡muera la Junta!
¡Mueran los traidores!'' Y comenzaba el diálogo y se daban
explicaciones. ''¡Nos dejaron solos!'', era la conclusión.
Pero también hubo momentos difíciles en la Junta: uno
de sus miembros. Hernando Soto, algunos dirigentes obre-
ros, José Recaredo Silva y otros del Comité de Huelga de El
Centro, gaitanistas de temple, y algunos comunistas, resol-
vieron en El Centro, es decir, en la zona propiamente de pro-
ducción de petróleo, destituir la Junta y formar otra que sí
hiciera la revolución y la llevara a Bogotá a tumbar al presi-
dente Ospina Pérez. ¡Todos los textos revolucionarios salie-
ron a relucir!: la Junta era Kerenski. A falta del barco Auro-
ra que disparara el cañonazo para la iniciación del asalto al
poder (¡como había hecho Lenin!), se podía disparar uno de
los cañones fabricados por los obreros, se tomaría el edificio
donde estaba la Junta y se destituiría a sus miembros, nom-
brando otra Junta bien revolucionaria que se tomara a Bogo-
tá.
¿Qué hacer? Lo que se hizo: disponer la detención de los
desesperados. ¿Cómo se cumpliría la orden? Con las milicias
y las brigadas de obreros armadas. N o había otra fuerza pú-
blica. Y así se cumplió. Al rato, unas carcajadas cargadas de
desolación. ¡Todos nos estamos volviendo locos! ¡Quedamos
solos! ¡Así es, pero no perdamos la cabeza! Unos abrazos
fraternales. ¡Habíamos logrado superar la crisis!
De nuevo la orden de la Junta: ¡prácticas y ejercicios mi-
litares de defensa! ; A construir trincheras y la murallita!
CAPITULO 2. REPERCUSIONES NACIONALES. EL FIN
DE UNA ESPERANZA

Aislado el poder popular. Rodeado por las fuerzas militares


gubernamentales. Entregado casi todo el país y abandonada
toda acción revolucionaria, Barrancabermeja quedó como
una pequeñísima isla de insurrección en el panorama de la
abdicación nacional. Además, dadas las limitaciones intrín-
secas del movimiento, determinadas por el hecho sencillo de
que los liberales, gaitanistas, socialistas, comunistas e iz-
quierdistas, en sus discursos y proclamas no fueron más allá
de pedir la renuncia del presidente Ospina Pérez en protesta
por el asesinato de Gaitán, es una ligereza mental que se
pidiera después, bastante después, que el poder popular
tomara el rumbo de una revolución socialista, o que, en vez
de localizarse en su región, los hombres se lanzaran a tomar-
se la capital de la República, armados con lanzas, machetes,
cuchillos, escopetas y unos cuantos rifles y revólveres.
Retomemos la corriente de los acontecimientos finales.
Ocurrió lo que tenía que ocurrir: entrar en negociaciones con
el gobierno central, de nuevo bipartidista y de 'salvación'
nacional. Fueron adelantadas por radioteléfono, con la pre-
sencia de todos los miembros de la Junta Revolucionaria de
Gobierno y de los principales dirigentes petroleros, comen-
zando por el presidente del Comité de Huelga en Barranca
de la USO, Carlos Ramírez, quien en diversas oportunidades
intervino en las conversaciones radiotelefónicas. La Junta

[ 129]
130 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Revolucionaria de Gobierno, en pleno, sin excepción alguna,


desde su sede, en compañía de los líderes obreros y del al-
calde, adelantó los diálogos con el despacho del ministro de
Gobierno, doctor Darío Echandía, en el cual se encontraba
también el asesor jurídico de la USO, Diego Montaña Cué-
llar. Fueron convenidos los términos del viaje de la delega-
ción de la Dirección Nacional Liberal, integrada por Julio
Roberto Salazar Ferro y Julio Ortiz Márquez*. El gobierno,
posteriormente, incorporó al coronel Jesús Lloreda Galvis.
Hubo una histórica manifestación. El avión militar había
cumplido todas las condiciones exigidas para permitirle ate-
rrizar. Los trabajadores y todo el pueblo pudieron, así,
echarse a la calle para esperar a los comisionados. Se hizo un
desfile militar con la presencia del conjunto de las milicias y
brigadas armadas, con sus rifles, lanzas, escopetas y demás
armas. Sobre sus cureñas, en los camiones de la Tropical Oil
Company, recorrieron las calles los cañones fabricados por
los obreros del petróleo. Fue un 18 de abril, en aquel año trá-
gico de 1948, de acentos dramáticos, de profundos estreme-
cimientos en el alma, de honda sensación de frustración y
derrota, pero también de certeza de que se había hecho todo
lo que era posible hacer. Con mucho de orgullo en los traba-
jadores, en eJ pueblo, en Jos miembros de la Junta Revolu-
cionaria de Gobierno, en las directivas sindicales: cada uno
ofrendó todo lo que tenía para ofrendar. Por ello, un 18 de
abril como aquél solo se pudo dar, solo se podía dar, solo se
dio, en un solo lugar de Colombia: en Barrancabermeja.
Lo demás es bien conocido: discursos. "El rey ha muer-
to, ¡viva el rey! ¡Gaitán ha muerto, viva Gaitán!" Conversa-
ciones, debates, diálogos con el ministro Darlo Echandía. N o
represalias, presos políticos, investigaciones, represión. To-

* Una versión muy completa sobre este hecho se encuentra en Ortiz


Márquez, 1978, p. 192; y en Buenahora, La Comuna... , p. 102.
FIN DE UNA ESPERANZA 131

do lo que era posible discutir en aras de encontrar las máxi-


mas garantías para Barrancabermeja, para los trabajadores,
para el pueblo. Finalmente, hubo acuerdo el19 de abril:
-alcalde de la ciudad, en calidad de jefe civil y militar, sería
el abogado, líder gaitanista, representante a la Cámara y
miembro de la Junta Revolucionaria de Gobierno, José
María Vesga Villamizar;
-policía municipal serían las milicias populares armadas;
-no represión, no represalias, no retaliaciones políticas o
sindicales, no persecución (Ortiz Márquez, op. cit.).
El pacto fue aceptado. Esto prolongó el poder popular
por diez días más, pues pasada la medianoche del28 de abril
entró el ejército gubernamental. Ocupó a Barrancabermeja
con la energía y el calor del ejército que toma una plaza ene-
miga. De inmediato, alcalde militar de verdad, policía de
militares y policía de verdad. Ordenes de captura, investiga-
ciones para consejos de guerra. Represión. Muchos de los
perseguidos, como el alcalde Rafael Rangel Gómez, Antonio
Pérez ToJosa -dirigente de los trabajadores de la Shell y
nuestro jefe militar-, José Recaredo Silva y otros, tuvieron
que huir. Pero no para esconderse. Se incorporaron a la lu-
cha guerrillera que comenzaba.

EL FIN DE UNA ESPERANZA

Así concluyó la experiencia de poder popular en Barranca-


bermeja. N o había sido una empresa fácil convertir la cólera
y la anarquía iniciales en un poder popular. No pocas veces,
por la desesperación, la angustia, el aislamiento, el cerco
militar, las amenazas de bombardeos aéreos y especialmen-
te la certeza de la soledad, de la absoluta soledad en una isla
independiente y al margen de lo que había ocurrido en toda
Colombia, se produjeron explosiones colectivas generalmen-
132 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

te dirigidas contra los miembros de la Junta Revolucionaria


de Gobierno.
El18 de abril, ese 18 de abril que solo ocurrió en Barran-
cabermeja, fue el fin de la esperanza para los trabajadores y
para la población que se había incorporado al poder popular
en esa ciudad. Ya e19 de abril había sido también el fin de la
esperanza para el pueblo gaitanista del resto de Colombia.
Hubo una prolongación, restringida por cierto, del poder
popular desde e119 de abril, día del acuerdo con la comisión
del gobierno y de la Dirección Nacional Liberal, hasta el 28
de abril en la noche, pues en la madrugada del día 29 entró
el ejército y puso definitivo final a la experiencia de poder,
de gobierno del pueblo.
En una crónica periodística de la época se dijo: "Hasta
hoy, 28 de abril, cuando la ciudad ha sido ocupada militar-
mente por el ejército de Colombia, Barrancabermeja ha sali-
do de la más angustiosa pesadilla de todos los tiempos. Diez
y nueve días de angustia, de sufrimientos, de crímenes, ase-
sinatos, estupros, secuestros, robo y destrucción que Dios
permita no queden impunes para bien de la patria, de la jus-
ticia y de la sociedad. Porque lo sucedido el 9 de abril hasta
hoy, lo desconoce Colombia, y sin pecar de exageración,
después de Bogotá, Barrancabermeja ocupó el segundo lu-
gar en daños materiales y el primero en crímenes de toda
clase ejecutados en forma tan macabra dignos de ser relata-
dos en una página de Dante (fdo.) Luis Gil Gutiérrez, Ba-
rrancabermeja, día de la liberación por el ejército, abril 28
de 1948" (La Patria, Manizales, 3 de mayo de 1948). El re-
lato de ese espontáneo corresponsal conservador fue titulado
en dicho periódico con gran despliegue y a cuatro columnas
así: "En Barrancabermeja imperó la pena de muerte, del
nueve al 28 de abril''. Las acusaciones e informaciones del
cronista de La Patria sobre fusilamientos, incendios, robos,
asaltos, sacrilegios, saqueos, son inenarrables, naturalmen-
te atribuidos, como siempre, a los 'perversos' comunistas.
FIN DE UNA ESPERANZA 133

Sin embargo, con ocasión del consejo de guerra adelantado


posteriormente a los miembros de la Junta Revolucionaria
de Gobierno, las mujeres de todas las clases sociales y parti-
dos políticos de Barrancabermeja salieron en defensa de la
''valentía y nobleza'' de los miembros de la Junta Revolucio-
naria de Gobierno durante el poder popular (Jornada, 25 de
julio de 1948). Además, como habrá de verse posteriormen-
te, la única acusación sustentada por el fiscal militar contra
los miembros de la Junta fue la de un delito que en el siglo
XVI llenó de gloria a la nobleza inglesa: el de piratería. De
ninguna de las acusaciones sobre crímenes, asaltos, fusila-
mientos y otras barbaridades, atribuidos por la prensa con-
servadora y en muchos casos por la liberal, a los miembros
de la Junta Revolucionaria de Gobierno se les formuló acusa-
ción en el consejo de guerra.

LO QUE SE DIJO SOBRE EL PODER POPULAR

La explosión de ira provocada por el asesinato de Jorge Elié-


cer Gaitán llevó en pocas horas a la anarquía en todo el país,
sin que una conducción revolucionaria dirigiera la masiva
presencia del pueblo en las calles de ciudades y pueblos, con
la excepción de algunas poblaciones de los departamentos,
especialmente del Tolima, y algunas otras regiones, en don-
de por dos o tres días se mantuvieron gobiernos locales (Sán-
chez, 1983). En Bogotá, no alcanzó la protesta popular a
durar siquiera 24 horas (Abella, 1973; Noguera, 1982; Sema-
na, No. 49, 12-18 de abril de 1983).
Solo Barrancabermeja tuvo tan larga prolongación, des-
de el9 hasta el 28 de abril, inclusive. Dado que durante ese
período estuvo vigente la experiencia de poder popular, es
explicable el interés y la reacción de la prensa nacional y de
las organizaciones políticas y sindicales, a objeto, entre otras
cosas, de encontrar una salida a esa situación.
134 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

En El Tiempo se hizo gran despliegue a la situación de


Barrancabermeja: ''Montaña Cuéllar va hoy a Barranca para
pedir cordura a los obreros" (17 de abril de 1948); "Las pe-
troleras siguen en poder los trabajadores. A Barranca no ha
entrado aún el ejército. Solo se ha permitido entrar en Ba-
rranca al avión que llevaba a Montaña y Zalamea' '*. En el
cuerpo informativo se dijo: ''En Barranca la situación sigue
siendo muy delicada pues los obreros tomaron posesión,
desde el viernes, de las petroleras del Centro y de la ciudad
de Barranca. A dichos lugares no ha podido penetrar desde
entonces ni un soldado, ni un policía, ni nadie. Se dice que
tienen minados todos los alrededores pero todo permanece
intacto, sin incendios, ni saqueos. ( ... )Como es natural, nin-
gún avión ha podido llegar al aeródromo de Barranca que
está en poder de los revoltosos. Los obreros no han atendido
a la orden de levantar el paro y solo mediante condiciones
exigidas por ellos permitieron el aterrizaje de un avión mili-
tar que conducía al doctor Diego Montaña Cuéllar, asesor
jurídico de los obreros y de Jorge Zalamea, enviado de la
dirección liberal nacional. ( ... ) Los obreros exigieron que el
avión llevara bandera blanca y que los enviados deberían
viajar solo con la tripulación, pues si iba fuerza armada abri-
rían fuego sobre el aparato. En estas condiciones debió lle-
gar la máquina ayer a Barrancabermeja, en la esperanza de
que la situación se normalice pronto allí"** (18 de abril);
"Que cese el paro en Barranca pide la Unión Sindical" (19
de abril); "Se restablece la normalidad. Los enviados de la
Dirección Liberal lograron el levantamiento del paro. Monta-

* Se trata de Diego Montaña Cuéllar, asesor jurídico de los trabajado-


res petroleros, y de Jorge Zalamea el gran poeta y escritor colombia-
no.
** Ese supuesto aterrizaje del avión y el viaje de Montaña Cuéllar y Za-
lamea nunca tuvieron lugar. La información era falsa.
FIN DE UNA ESPERANZA 135

ña Cuéllar no viajó'' (20 de abril). ''Comenzó ya a quedar


restablecida la normalidad en Barrancabermeja''. Se dice,
en el texto informativo: ''Una de las principales medidas
adoptadas por el doctor Vesga Villamizar [miembro de la
Junta Revolucionaria de· Gobíerno, designado alcalde] fue la
referente a la libertad de los presos políticos que se hallaban
detenidos desde el 9 de abril en la cárcel del circuito anexa al
palacio municipal. Los presos han ido saliendo por grupos de
la cárcel". Se trataba de los conservadores encarcelados (21
de abril); ''El Concejo exalta la labor de los enviados del Di-
rectorio Liberal'' (28 de abril); ''En la noche del martes en-
tró el ejército a Barrancabermeja'' (29 de abril); ''Huestes
comunistas sembraron el terror en Barrancabermeja. Dra-
máticasescenas de crimen y atentados se registraron en la ne-
fasta fecha del9 de abril. Los liberales no tuvieron participa-
ción en los desmanes ocurridos. Los comunistas tuvieron el
control del aeródromo y de las petroleras en el trágico día''
(30 de abril);'' Solo ocho muertos han sido constatados por la
investigación del9'' (7 de mayo).
En Vanguardia Liberal de Bucaramanga, se dijo: "Orden
en Barranca" (21 de abril); "La verdad sobre los hechos de
Barranca", carta de Arturo Restrepo, presidente del Conce-
jo Municipal (11 de junio);" Protesta liberal en Barrancaber-
meja' '. Se dice: ''Gran estupor ha causado en el liberalismo
de Barrancabermeja la intempestiva decisión del Ministerio
de Justicia, consistente en arrebatar el expediente que por
delitos políticos se venía levantando por el Juez 94 de Ins-
trucción, doctor Hernando López Ruiz, para entregárselo al
señor Eduardo Piñeres Piñeres, de quien se teme una actua-
ción decididamente parcializada pues, como se recordará, el
señor Piñeres Piñeres secretarió por algún tiempo a uno de
los más fatídicos elementos del conservatismo, como es el
señor José Antonio Montalvo'' (17 de junio).
En El Espectador se informó: ''Viaja Comisión a Barran-
ca para que levanten el paro''. En el texto de la información
136 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

se dijo, falsamente: ''Con el objeto de lograr que los trabaja-


dores de la Tropical Oil Company en la Concesión de Mares
levanten el paro y vuelvan pacíficamente al trabajo, viajó
esta mañana a Barrancabermeja, en un avión militar, una
comisión encabezada por el doctor Diego Montaña Cuéllar, a
nombre del gobierno, y Jorge Zalamea, en representación
de la Dirección Nackmal del Liberalismo'' (17 de abril).
La Patria, de Manizales: "Un plan comunista contra los
departamentos adoptó Gaitán" (lo. de abril); "Inauditos
atropellos se cometieron en Barranca'' (25 de abril); ''En
Barrancabermeja imperó la pena de muerte del 9 al 28 de
abril'' (3 de mayo).
La Prensa, de Barranquilla: "Levantado el paro en Ba·
rrancabermeja'' (20 de abril); ''Restablecida la normalidad
en El Centro y Barrancabermeja''. Es una información de la
United Press, originada en Toronto, Canadá, sede de la Tro-
pical Oil Company, que dice: "Toronto, abril21. En las ofici-
nas centrales de la International Petroleum Co. aquí, se ha
informado que se han reanudado labores en sus yacimientos
petrolíferos de Colombia, después de doce días de paraliza-
das a consecuencia de Jos disturbios. U no de los directores
de la empresa dijo haber recibido hoy un cablegrama de su
filial en Colombia, la Tropical Oil Co., informándole que se
han restablecido las comunicaciones con los pozos y refine-
rías de petróleo en El Centro y Barrancabermeja, de Colom-
bia. ( ... ) Añadió que todo el personal ha concurrido a sus
labores y las maquinarias y el equipo se hallan intactos, de
modo que el funcionamiento se reanudará hoy. La Interna-
tional Petroleum Co. tiene un personal de 330 canadienses y
norteamericanos en esos yacimientos. Las comunicaciones
con El Centro y Barrancabermeja quedaron interrumpidas al
producirse los disturbios del nueve de abril. Además la huel-
ga general paralizó el funcionamiento de las labores hasta
hoy (UP, 22 de abril).
FIN DE UNA ESPERANZA 137

Vanguardia del Pueblo, de Bogotá: ''Primero desapare-


cerán las petroleras de Barranca antes de ser tomadas por
las fuerzas de la reacción. Beligerante y disciplinada actitud
de los obreros en el9 de abril'' (Edición del 25 de abril al1o.
demayo). ·
El Colombiano, de Medellín: ''Cayeron Puerto Berrío y
Bolombolo en poder de las fuerzas del gobierno ayer'' (13 de
abril); ''El fracaso comunista en Bogotá alienta las derechas
italianas" (15 de abril); "Rusia propuso a Gaitán que diera
el golpe" (19 de abril); "Normalidad en Barranca" (22 de
abril).
Revista Semana: ''El río y las petroleras. Cesa el peli-
gro''. El texto de la información dice: ''La atención nacional
también estuvo pendiente, además de Bogotá, de otros cen-
tros vitales de la patria. Entre ellos, del río Magdalena, arte-
ria de tanta significación en la economía del país. Las organi-
zaciones obreras ejercieron un control momentáneo de las
cosas. En Barrancabermeja, centro de la importante Conce-
sión de Mares, de la Tropical Oil Company, asumieron el
poder, logrando que se respetasen los bienes y las vidas.
Alertaron por radio al gobierno nacional de que era inútil
pretender dominarlos por la fuerza. La situación entró en-
tonces en una fase de negociaciones, a cargo de los dirigen-
tes del liberalismo y de los jefes obreros de Barranca. Como
culminación de conversaciones, sostenidas por radiotelefo-
nía, se permitió que el domingo 18 aterrizara en Barranca un
avión en que viajaban, desde Bogotá, los señores Julio Ro-
berto Salazar Ferro y Julio Ortiz Márquez. A consecuencia
de este trato directo y de asegurar a los obreros del petróleo
que ninguna represalia sería tomada, salvo los casos de deli-
tos comunes, que estudiaría la justicia ordinaria, se reanu-
daron los trabajos en la mañana del martes 20. Alcalde de
Barranca fue nombrado el representante a la Cámara José
María Vesga Villamizar, quien se posesionó el lunes. ( ... )
Los trabajadores afiliados a la Fedenal, a quienes se hizo
138 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

una promesa idéntica, volvieron a sus tareas el mismo mar-


tes 20. El primer barco en moverse, después del paro, fue el
David Arango, de la Naviera Colombiana, que estaba ancla-
do en Barranca' ' (N os. 78-79, edición del 17 al 24 de abril de
1948).

NUEVO ABRAZO BIPARTIDISTA. SE DESATA LA REPRESION

Como ha sido de ocurrencia histórica, después de cada con-


frontación, retórica o armada, entre el partido liberal y el
partido conservador, se presenta el abrazo de la reconcilia-
ción.
Fue lo que también acaeció después del asesinato de J or-
ge Eliécer Gaitán. En la madrugada del 18 de abril de 1948,
en el Palacio de la Carrera, en presencia del presidente Os-
pina Pérez, las directivas liberal y conservadora firmaron el
llamado Pacto de Tregua, en el cual expresaron: "El grave
clima de exacerbación política creado por el execrable asesi-
nato del señor doctor Jorge Eliécer Gaitán constituye un se-
rio peligro para la paz pública y amenaza con torcer el rumbo
histórico de la nación. Los directorios de los dos partidos se
hallan de acuerdo en la necesidad de restablecer la calma y
la normalidad, no solo para salvar al país de esos gravísimos
peligros, sino también para poder encauzar el esfuerzo uni-
do de todos los colombianos hacia la reconstrucción moral y
material del país, tan seriamente quebrantado por designios
extraños que sorprendieron a los dos partidos históricos en
sus métodos de lucha cívica. ( ... ) Los directorios reconocen
igualmente que la acritud con que la contienda política se ha
conducido por muchos años tiene graves efectos perturbado-
res del espíritu nacional y que es necesario remplazada por
un tono de moderación plenamente compatible con la auto-
nomía de los partidos y con la fervorosa defensa de los idea-
les y programas de cada uno de ellos. ( ... ) Por virtud de lo
FIN DE UNA ESPERANZA 139

así acordado, se ordena a todos los directorios municipales


de los partidos liberal y conservador y a todos los ciudadanos
de ambas colectividades que se abstengan de cualquier acto
de hostilidad con respecto a sus adversarios políticos. ( ... )
Los directorios liberal 'y conservador condenan de nuevo los
actos de violencia y saqueo ocurridos en varias ciudades de
la República, a los que ambas colectividades políticas colom-
bianas son totalmente ajenas, y que ambas repudian como
extraños al espíritu nacional, a la tradición histórica de nues-
tros partidos y a sus ideales y programas'' (Lleras Restrepo,
1955, p. 91).
La historia, por el contrario, mostró dramáticamente des-
pués que la verdad era otra. Que la violencia y el crimen po-
lítico eran parte de la tradición histórica de los dos partidos.
Lo que se llama la Violencia, de la cual son responsables los
dos partidos, sumió a Colombia en la más bárbara hora cri-
minal, en que no hubo ley pública, ética o moral que no hu-
biera sido infringida. N o hubo barbarie que no se cometiera.
Algunos ejemplos del tipo de crímenes que se perpetraron lo
prueba el ''corte de franela'': mientras una persona levanta
la cabeza de la víctima o se la coloca sobre un palo, otra le
corre con fuerza un afilado machete sobre la parte anterior
del cuello; el ''corte de corbata'', que consistía en hacer una
incisión por debajo del maxilar inferior por donde luego se
hacía pasar la lengua de la víctima; el ''corte de la mica'',
por el cual se decapitaba a la víctima dejándole la cabeza col-
gada sobre el pecho; el "corte francés", que consistía en
arrancarle a la persona viva el cuero cabelludo; el ''corte de
oreja'', como demostración de haber asesinado a alguien. Se
dice de ''un alto oficial que al recibir el parte de sus 'pupilos'
les decía: "A mí no me traigan cuentos. Tráiganme orejas";
el sistema de ''picar para tamal'', que consistía en despeda-
zar en trozos menuditos el cuerpo de la víctima; no" dejar ni
la semilla'', que consistía en arrojar a lo alto a los recién na-
cidos y recibirlos en la punta del yatagán; el ''del gallo'',
140 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

que consistía en abrir el vientre de una mujer, introducir un


gallo y luego coserla. (Guzmán Campos, Fals Borda, Umaña
Luna, 1962, Tomo I, pp. 227-229).
Esa es la tradición de los sistemas de lucha entre los dos
partidos: una decena de guerras civiles generales y media
centena de guerras locales, durante el siglo XIX; violencia
liberal-conservadora a partir de los años treintas; guerra ci-
vil ("la Violencia") desatada por el gobierno conservador
contra los liberales en 1947; doscientos o trescientos mil
muertos solo en la última guerra liberal-conservadora (''la
Violencia'') y, luego, sin remordimiento de conciencia,
acuerdo 'patriótico', "salvación nacional".
Los constantes cantos a la tradición y espíritu civilistas,
no son más que eso: cantos retóricos.
Es de esa violencia, de esos crímenes, de esa barbarie
entre liberales y conservadores, de donde arrancan la co-
rrupción, la inmoralidad, la descomposición social, ética y
moral del país, la deshonestidad, el asalto a los fondos públi-
cos, el crimen y las peores formas de la violencia, que toda-
vía se siguen padeciendo en 1988, cuarenta años después de
la muerte de Gaitán, y que padece y soporta el pueblo colom-
biano. Solo que ninguno de los grandes responsables de esos
hechos fue juzgado, ni encarcelado, ni condenado.
Por eso resulta mentiroso el discurso que se le quiere
vender al país de la perplejidad ante la situación de la repú-
blica, predicando una supuesta tradición de civilidad, decen-
cia, respeto mutuo y convivencia políticos. La historia y esos
hechos muestran, por el contrario, que las clases dominan-
tes colombianas recurrieron siempre a la violencia, al crimen
y a la barbarie en las disputas y guerras por el control del
poder político.
Por eso, después de19 de abril de 1948, ello. de abril de
1949, los directorios nacionales de los partidos liberal y con-
servador divulgaron el llamado Manifiesto contra la violen-
cia, en el cual se dijo que ''la ola de violencia homicida que
FIN DE UNA ESPERANZA 141

viene azotando al país desde hace largos años constituye


gravísimo peligro para la democracia colombiana y afrenta a
quienes la estimulan o utilizan. ( ... ) Para vergüenza de nues-
tra cultura política, acontece que en algunas regiones del
país existen poblaciones donde la violencia ha adquirido en
distintas épocas caracteres permanentes y sistemáticos, has-
ta el punto de que a los miembros del partido que aparece
como minoritario en esas localidades les ha sido práctica-
mente imposible continuar viviendo allí y han tenido que
abandonar sus hogares y bienes" (Ibídem, pp. 116-117).
Los responsables reales de estos hechos en el pasado y
en la actualidad tienen una forma de escurrir el bulto a su
propia responsabilidad, atribuyéndola, mañosamente, al
''comunismo internacional''.
Hecho el pacto histórico de reconciliación entre los dos
viejos partidos tradicionales, bipartidariamente fue dictado
el21 de abril de 1948 el decreto de estado de sitio que orde-
naba la convocatoria de consejos verbales de guerra contra
los supuestos responsables de los sucesos del 9 de abril ori-
ginados en el asesinato de Gaitán, por delitos "cometidos
antes o después de la turbación del orden público, siempre
que en el primer caso se trate de hechos que tengan relación
con los que dieron origen a la situación''. Es decir, el gobier-
no bipartidista infringió el principio de la no retroactividad
de las leyes y procedimientos penales.
CAPITULO 3. REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA

A partir de la medianoche del28 de abril de 1948 se inició el


proceso represivo y la militarización de Barranca bermeja.
En los periódicos conservadores y aun en algunos libera-
les arrancó una campaña sistemática por los supuestos actos
de barbarie cometidos en Barrancabermeja. El Colombiano,
La Patria, de Manizales, La Prensa y El Tiempo abrieron sus
páginas a la ultraderecha.
Además, desde el propio 21 de abril de 1948 el gobierno
bipartidista dispuso la convocatoria de consejos verbales de
guerra, que fueron aplicados a algunos dirigentes políticos
de izquierda, liberales y sin partido en distintas regiones del
país. El18 de mayo de 1948 comenzó en Bogotá el primer
consejo de guerra contra Pedro Ramírez Portela, Ricaurte
Mejía y Félix Eduardo Monroy, por los sucesos del 9 de abril
en Cunday, departamento del Tolima (Vanguardia Liberal,
19 de mayo de 1948). Igual ocurrió con el abogado Carlos H.
Pareja, el periodista Rómulo Guzmán y el capitán (r) José
Phillips, y así sucesivamente.
Entre tanto, en Barrancabermeja los jueces de investiga-
ción del gobierno preparaban el terreno para la represión. El
16 de julio de 1948 un grupo de presos políticos de Barranca-
bermeja fue trasladado a la cárcel de Bucaramanga, entre
ellos, los liberales Rafael Márquez, Marco R. Collazos, Ben-
hur Martínez, Luis Ferrer, Pedro A. Pineda, Luis Quintero

[ 143]
144 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Vaca y José del C. Rueda, así como el comunista Aurelio


Rodríguez (Vanguardia Liberal, 18 de julio).
La prensa nacional empezó a destacar el tema de los con-
sejos verbales de guerra para quienes participamos en el
poder popular en Barrancabermeja, pues los trabajadores
petroleros y el pueblo en general comenzaron a expresar su
protesta, en virtud de que eHo quebrantaba y desconocía el
pacto de no represalias celebrado entre el gobierno y los
comisionados de la Dirección Nacional Liberal con los diri-
gentes del poder popular.
El primer consejo verbal de guerra en Bucaramanga por
los sucesos de Barrancabermeja fue contra Antonio Pérez
Tolosa, David Cobos Duarte, Leonidas Castañeda, José del
Carmen Rueda y Jorge Enrique Quintero Chica (Vanguardia
Liberal, 23 de julio). Como dijimos antes, Antonio Pérez se
había incorporado a la lucha guerrillera. Fue juzgado en
ausencia.
Fue convocado también consejo de guerra contra los cin-
co miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno, Gon-
zalo Buenahora, Apolinar Días Callejas, Arturo Restrepo,
Hernando Soto Crespo y José María Vesga Villamizar, así
como contra el alcalde del poder popular, Rafaei Rangel
Gómez, y contra otros dirigentes sindicales y políticos que
participaron en Jos sucesos: José Recaredo Silva, quien se
había integrado a las guerrillas, lo mismo que Rafael Rangel
Gómez, y contra Julio César Alvarez y Mario Cújar, quien
había cumplido especial trabajo en el sistema de radiodifu-
sión y comunicaciones (Vanguardia Liberal, 24 de julio*).

* Buenahora, Restrepo y Cújar fueron detenidos en Barrancabermeja y


trasladados a Bucaramanga; Díaz Callejas lo fue en Bogotá, pero se le
permitió presentarse voluntariamente a Bucaramanga, acompañado
por Diego Montaña Cuéllar; Silva y Rangel se habían incorporado a la
guerrilla liberal; Soto se había asilado en Venezuela.
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 145

Vesga Villamizar no pudo ser detenido ni juzgado en ra-


zón de su inmunidad parlamentaria, pese a que solicitó a la
Cámara de Representantes le fuera levantada para compare-
cer al consejo de guerra al lado de los demás miembros de la
Junta Revolucionaria de Gobierno. En homenaje a su papel
durante el poder popular de Barranca bermeja había sido ele-
gido segundo vicepresidente de la Cámara de Representan-
tes.

EL CONSEJO DE GUERRA EN BUCARAMANGA

La prensa nacional dio intenso despliegue y grandes titula-


res a las informaciones sobre la convocatoria del consejo ver-
bal de guerra para Jos integrantes de la Junta Revolucionaria
de Gobierno de Barrancabermeja, y a la protesta que ello
despertó en los sectores políticos, obreros y populares, así
como a su encarcelamiento. Vale la pena trascribir algunas
de esas informaciones, pues el consejo de guerra, así como
la represión desatada y Jos enjuiciamientos a otros dirigen-
tes políticos y sindicales, dan buena medida de la significa-
ción que tuvo la experiencia de poder popular. El consejo de
guerra a Jos miembros de la Junta Revolucionaria de Gobier-
no fue no solamente el más largo con motivo de los aconteci-
mientos del 9 de abril sino el de mayor duración de la histo-
ria nacional hasta aqueJla época. De alguna manera, hay una
relación proporcional entre el grado de la represión y la mag-
nitud de la tarea cumplida por las víctimas. En todo ello hay,
también, diferenciaciones de origen clasista.
Vanguardia Liberal, de Bucaramanga, fue particular-
mente activo en las informaciones y comentarios. '' Miem-
bros de la Junta de Gobierno, el 9, juzgados el lunes'', decía
a cinco columnas en primera página el 24 de julio de 1948.
En el texto de la información se dijo: ''Asimismo el juez,
doctor Mora, nos informó que el lunes se empezarán las
146 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

audiencias para juzgar a las personas que formaron la Junta


de Gobierno de Barrancabermeja. De acuerdo con la infor-
mación suministrada por el funcionario, fueron traídos a la
ciudad, ayer, el doctor Gonzalo Buenahora y Arturo Restre-
po, y hoy llegarán José Recaredo Silva, Apolinar Díaz Calle-
jas, Hernando Soto, que será juzgado en ausencia, Julio
César Vida!*, Rafael Rangel Gómez y Mario Cújar''. En rea-
lidad, José Recaredo Silva, Hernando Soto Crespo y Rafael
Rangel Gómez fueron juzgados como reos ausentes. En la
edición del 25 de julio decía: '' Vesga Villamizar pide se le
levante la inmunidad'', y daba cuenta detalladamente de los
preparativos para el consejo de guerra, al tiempo que a tres
columnas recogía las informaciones de Barrancabermeja:
''La Junta de Gobierno el9 de abril no hizo otra cosa que evi-
tar graves sucesos". Escribió: "Barrancabermeja, julio 24.
(Del corresponsal). En cumplimiento de orden emanada del
estado mayor general del ejército, fueron detenidos en la
tarde del día 2llos doctores Gonzalo Buenahora y Hernando
Soto y los señores Julio C. Alvarez, Apolinar Díaz Callejas,
Rafael Rangel Gómez, Arturo Restrepo T., los cuales serán
juzgados por un consejo verbal de guerra''. El27 de julio, a
cinco columnas y en primera página: ''Continuaba a media
noche el proceso de guerra contra la Junta de Gobierno de
Barranca''. El 29 de julio, en primera página, a seis colum-
nas: ''Roberto Salazar Ferro, Ortiz Márquez y el coronel Llo-
reda declaran sobre lo de Barrancabermeja''. En la edición
de julio 30, primera página, con fotografía: "Durante diez
horas declararon Salazar Ferro y Ortiz Márquez''. En el rela-
to se dice: "De fuentes fidedignas [el consejo de guerra fue
secreto] sabemos que el doctor Salazar Ferro inició su decla-
ración el miércoles a las siete de la noche y terminó a las cin-
co de la mañana del jueves, esto es, que duró diez horas su

* Se trata de Julio César Alvarez Vidal.


REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 147

declaración. La misma fuente nos informó que una vez que


terminó el doctor Salazar Ferro, empezó su declaración el
doctor Julio Ortiz Márquez, que se prolongó hasta las dos y
media de la tarde de ayer, o sea nueve horas y media". El31
de julio, también en primera página, a tres columnas, infor-
maba: ''En etapa final entró el consejo de guerra ayer''. Sin
embargo, el lo. de agosto, a cuatro columnas, continuaba
titulando: ''Anoche entró en su etapa final el consejo verbal
de guerra", e informaba: "Hasta el momento de escribir
esta información, las diez de la noche, el consejo verbal de
guerra llevaba ciento treinta y tres horas. Este consejo, sin
precedentes en la historia del país, por el tiempo que lleva,
ha puesto a prueba no solo a las personas que forman parte
de él sino también a la opinión pública. La reserva natural
que imponen las disposiciones que reglamentan esta clase
de juicios, nos impone dar más detalles sobre el asunto''. En
la misma edición se informaba desde Barrancabermeja:
''Censura a la prensa otra vez se impondrá en aquel puer-
to", agregando: Barrancabermeja, julio 31. Desde el dia 28
llegó a la ciudad, procedente de Bucaramanga, el capitán
Antonio Fonseca Suárez, jefe civil y militar de Barrancaber-
meja, e inmediatamente se dedicó a despachar importantes
asuntos. ( ... ) En fuentes oficiales se ha hecho saber que la
alcaldia prepara actualmente un decreto por medio del cual
se impondrá la censura a los periódicos locales. Hasta el
momento se desconocen los motivos de esta determina-
ción".
El Liberal, de Bogotá, informaba: ' ' Sensación por los
consejos de guerra convocados en Bucaramanga'' (26 de ju-
lio); ''Atropellos y coacción contra 22 testigos de un consejo
de guerra'' (29 de julio); a cuatro columnas: ''Arbitrariedad
en los consejos de guerra de Bucaramanga, se revela' ' ; ''El
gobernador intervino, para poner coto a injustos excesos.
Los declarantes fueron detenidos'' (30 de julio).
148 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

El Espectador, de Bogotá, titulaba: ''Por piratería serán


juzgados los presos por los sucesos en Barranca'' (19 de ju-
lio). Es interesante esta información, porque fue acertada en
cuanto a que se atribuía a la Junta el delito de "piratería".
La verdad es que se trataba de un delito de estirpe 'noble',
que había servido como uno de los elementos para la forma-
ción del sistema capitalista mundial, particularmente en In-
glaterra y Francia. Para un originario de la Costa Caribe co-
lombiana era ser asimilado a figuras de la piratería de tan
alta estirpe como Henry Morgan, Francisco Nau, "el olo-
nés", sir Francis Drake, el almirante Vernon, el barón de
Pointis y tantos otros filibusteros, bucaneros y piratas que
pusieron en aprietos a Cartagena y a las costas en el mar
Caribe, para llevarse Jas riquezas coloniales a fin de aumen-
tar los caudales del muy honesto y puritano capitalismo de
Inglaterra, Francia, Holanda, etc., del cual se sienten tan
directamente herederos los capitalistas criollos. Decía El
Espectador: "Comprometidos en los hechos de Barranca-
bermeja aparecen los señores Hernando Soto Crespo, Gon-
zalo Buenahora Delgado, Apolinar Díaz Callejas, Julio C.
AJvarez, Arturo Restrepo, Mario Cújar Pastrana, José Reca-
redo Silva y Rafael Rangel Gómez, y para el juzgamiento de
estos sindicados se solicitó la convocatoria del consejo verbal
de guerra. ( ... ) Los sindicados se encuentran presos en Ba-
rrancabermeja y en cuanto se convoque al consejo de guerra,
serán trasladados a Bucaramanga, donde debe reunirse el
respectivo tribunal militar. ( ... ) También aparece compro-
metido en la investigación, aunque por su condición de re-
presentante a la Cámara no ha sido interrogado, el doctor
José M. Vesga Villamizar. ( ... ) Los sindicados por los suce-
sos de Barranca son acusados por delitos contra la seguridad
interior del Estado, conexos con delitos contra la administra-
ción pública, la propiedad y la libertad individual. (... ) Entre
los delitos contra la propiedad atribuidos a los dirigentes del
movimiento en Barrancabermeja, se cuenta el de piratería,
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 149

caso único entre los del nueve de abril. Según la investiga-


ción levantada por el doctor Luis F. Lucas, algunos de los
dirigentes del movimiento procedieron a la captura de los
barcos fluviales, algunos cargados de ganado, y· se apropia-
ron de un gran número de cabezas. ( ... ) El expediente, debi-
damente perfeccionado, fue entregado desde hace días al
estado mayor general, con la solicitud de convocatoria de
consejo de guerra, y en el curso de la presente semana será
expedida la respectiva resolución''. Dicho periódico mantu-
vo información constante sobre el consejo de guerra. Era el
diario vespertino de Bogotá.
El Tiempo, de Bogotá, indicaba: ''Mañana serán juzga-
dos los miembros de la Junta de Gobierno de Barranca'' (25
de julio). En la misma edición decía el editorial de dicho pe-
riódico: ''A propósito de los consejos de guerra verbales que
se adelantan en algunas ciudades del país, contra los miem-
bros de las que se llamaron el 9 de abril, en varias partes,
Juntas Revolucionarias, conviene que se estudie con sereni-
dad, para que brille mejor la justicia, hasta dónde esas per-
sonas obraron equivocadamente o si, por el contrario, con su
acción influyente sobre el desorden popular lograron impe-
dir mayores males. ( ... ) El caso a que hacemos alusión se
repitió en muchos municipios del país. Los miembros de las
citadas juntas se consagraron a una tarea benéfica de con-
tención, que evitó mayores males y redujo al mínimum la
peligrosidad de los sucesos. Así ocurrió en varias poblacio-
nes del país, y así ocurrió, según nos informan personas que
merecen nuestro mayor respeto, en Barrancabermeja. La
Junta allí constituida trabajó para impedir el desbordamien-
to de pasiones a que querían precipitar el pueblo conocidos
agitadores profesionales. Sería por ello prudente que los jue-
ces encargados de conocer de este problema, tuvieran en
cuenta las consideraciones formuladas sin otro interés que el
de establecer seguras normas de equidad y de justicia''. El
27 de julio decía: ''Comenzó ayer en Bucaramanga el conse-
150 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

jo verbal de guerra. Elementos de Bucaramanga y de Ba-


rrancabermeja que constituyeron la Junta de Gobierno en
abril, son juzgados''. Agregaba la información: ''En este
consejo verbal de guerra serán juzgados el doctor Gonzalo
Buenahora y los señores Arturo Restrepo, José Ricardo Sil-
va (sic), Apolinar Díaz Callejas, Julio César Vidal, Rafael
Rangel, Mario Cújar y Hernando Soto. Este último será juz-
gado en ausencia, pues se encuentra refugiado en una em-
bajada diplomática en Bogotá. Por la prestancia intelectual,
política y social de las personas que están siendo juzgadas,
este consejo de guerra ha traído honda inquietud a la socie-
dad santandereana". El28 de julio decía: "No ha terminado
aún el segundo consejo de guerra citado para Barranca''. El
30 de julio daba cuenta del viaje de Julio Roberto Salazar
Ferro, Julio Ortiz Márquez y el coronel Lloreda para presen-
tarse como testigos.
En Jornada, el periódico gaitanista aún sobreviviente, se
informaba, a seis columnas en primera página: ''Paro petro-
lero como protesta por los consejos de guerra en Santander.
Indignación causan en Bucaramanga'' (24 de julio); a dos
columnas en primera página: ''El pueblo sabe que los diri-
gentes de Barranca no pueden ser condenados. El doctor
Apolinar Díaz Callejas, distinguido abogado de Bolívar y
miembro de la Junta de Gobierno, habla especialmente para
J ornarla, antes de presentarse a consejo de Guerra'' (25 de
julio). En la misma edición, a dos columnas, en primera pá-
gina: ''Las damas de Barranca respaldan la conducta de la
Junta de Gobierno''. Igualmente en la edición de ese día, a
dos columnas en primera página: ''El pueblo de Barranca
está contra el juez''. A cinco columnas en primera página:
''Apresados por los militares los declarantes de Barranca.
La justicia militar atropella elementales derechos ciudada-
nos. La prensa conservadora se pronuncia enérgicamente
contra la parcialidad del consejo de guerra y las aberrantes
humillaciones a que han sido sometidos los representantes
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 151

de la ciudadanía de Barranca que viajaron a Bucaramanga''


(29 de julio).

ENERGICA PROTESTA POLITICA

La convocatoria de ese consejo de guerra y el encarcelamien-


to de los miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno y
de otros dirigentes, determinó encendidas protestas políti-
cas. Así, el director de El Demócrata y dirigente liberal del
departamento de Santander, Vicente Giordanelli, envió al
ministro de Gobierno, Darlo Echandía, el siguiente mensaje:
''Jefes liberales Barrancabermeja están siendo condenados
consejos de guerra esta ciudad. Usted y Salazar Ferro, nom-
bre gobierno, prometieron liberalismo esa no ejercer repre-
salias a cambio cesaran movimiento. Liberalismo Santander
protesta por violación promesas oficiales, no explicase qué
gana partido con presencia ustedes en el gobierno si perse-
cución política lleva cárcel nuestros mejores dirigentes"
(Jornada, 24 de julio de 1948).
En esa misma edición del diario Jornada, el nuevo presi-
dente de la Unión Sindical Obrera, USO, Pablo J. Villegas,
declaró: "Estoy profundamente conmovido con la noticia.
Como testigo presencial que fui de los acontecimientos en El
Centro, puedo asegurar que la protesta de los trabajadores
del 9 de abril hubiera desembocado en deplorables hechos si
la actuación de la junta no se hace sentir con tan oportuna
energía. Los dirigentes obreros, me consta, se dedicaron a
proteger la seguridad de las personas y los bienes de las
empresas, como puede atestiguarlo el actual gerente de la
Troco, señor Welle, quien ha expresado sus agradecimien-
tos a las organizaciones y a la propia junta de gobierno''.
A su vez, El Tiempo publicó la siguiente información:
' ' Salazar Ferro y Ortiz Márquez hablan sobre los consejos de
guerra. Cuál fue su actuación en Barrancabermeja en los
152 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

sucesos del 9 de abril. Los doctores Julio Roberto Salazar


Ferro y Julio Ortiz Márquez, miembros de la antigua Direc-
ción Liberal Nacional, y quienes, comisionados por esa enti-
dad, viajaron a Barrancabermeja con motivo de los aconteci-
mientos allí registrados a raíz del 9 de abril, hicieron ayer
para El Tiempo la siguiente declaración, con motivo de los
consejos verbales de guerra que actualmente tienen lugar en
Barrancabermeja, para juzgar a los presuntos responsables
de lo ocurrido en el puerto petrolero: 'Nos parece que el con-
sejo verbal referido no puede ignorar la misión que llevamos
a cabo ell8 y ell9 de abril pasado en Barrancabermeja. Es
indispensable que se conozca nuestro testimonio imparcial.
Así, pues, estamos dispuestos a viajar a Bucaramanga, en el
momento en que lo consideren necesario, bien sea el estado
mayor general del ejército o el consejo de guerra verbal que
acaba de ser convocado. No se debe olvidar, entre otras co-
sas, que nosotros nos comunicamos con los dirigentes de
Barranca por la estación central de radio, controlada por el
departamento de radiocomunicaciones del Ministerio de
Guerra; que viajamos en un avión militar y que estuvimos
acompañados, durante nuestra permanencia en Barranca,
por un distinguido oficial del ejército, teniente coronel Llore-
da. Estas circunstancias, por sí mismas, indicarían la conve-
niencia de hacer ante el consejo de guerra verbal la exposi-
ción pertinente' ". (El Tiempo, 25 de julio de 1948).
Ciertamente, tanto Salazar Ferro, como Ortiz Márquez y
el coronel Lloreda se trasladaron a Bucaramanga y rindieron
testimonios orales ante el consejo de guerra. Cada uno fue
interrogado durante nueve a diez horas, aproximadamente.
De este género de protestas hubo muchas en Santander y
otras regiones del país.
En Jornada (julio 24) informó el corresponsal desde Bu-
caramanga: "El Juez 94 de Instrucción Criminal, doctor
Hernando López Ruiz, que fue enviado a Barrancabermeja
por el ministro de Justicia, puso en libertad incondicional a
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 153

los presos políticos después de estudiar cuidadosamente los


procesos, pero posteriormente llegó al puerto petrolero el
doctor Piñeros y Piñeros, exsecretario del ministro Montal-
vo, funcionario del más crudo sectarismo, quien le arrebató
al doctor López Ruiz el·conocimiento de los negocios, urdió
los procesos y, mediante esos informativos, se les condena.
Pero lo más grave es que el mismo Piñeros y Piñeros está de
asesor jurídico del estado mayor general, y es ahora a quien
corresponde conceptuar sobre la revisión de los procesos.
( ... ) Los trabajadores han entendido que la violenta repre-
sión que se pretende ejercitar sobre los mejores dirigentes
de los sindicatos es una infame maniobra dirigida a quebrar
la voluntad unitaria del proletariado petrolero y que, en tales
condiciones, los obreros se lanzarán a la huelga general
como protesta y mantendrán su actitud hasta que el gobier-
no cumpla el solemne compromiso que contrajo por interme-
dio de su ministro de Gobierno, doctor E~handía, de que no
habría represalias ni procesos políticos. En estos momentos
las directivas están discutiendo y acordando la fecha del
paro. (... ) Los procesos están siendo adelantados en la forma
más arbitraria e irregular. En el caso concreto del dirigente
obrero Antonio Pérez [había sido condenado el 22 de julio,
junto con el directivo sindical Leonidas Castañeda, en conse-
jo verbal de guerra, a 11 años 6 meses de prisión], se le con-
denó sin haber sido llamado a juicio, y corresponde a decla-
raciones públicas hechas por algunos elementos reacciona-
rios del ejército, quienes al llegar a Barranca aseguraron que
los sindicatos serian destruidos, porque representaban orga-
nizaciones comunistas y subversivas. ( ... ) Es bien sabido
que solo la cauta y serena actuación de la Junta de Gobierno
evitó en Barranca los excesos que seguramente se hubieran
producido con motivo del asesinato de Gaitán. El doctor Díaz
Callejas, distinguido y eminente abogado bolivarense, quien
estaba en Barranca en asuntos profesionales el 9 de abril,
fue designado por el pueblo, miembro de la Junta Revolucio-
154 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

naria, y en ella luchó durante doce días por mantener el mo-


vimiento dentro de los cauces de la más absoluta civilidad.
El llamamiento a consejo de guerra contra el doctor Díaz Ca-
llejas, sin habérsele siquiera tomado declaración indagato-
ria, ni haberse instruido proceso alguno, demuestra el si-
niestro propósito de venganza y amedrentamiento que alien-
ta en los fabricantes del proceso, particularmente el turbio
agente de Montalvo, Piñeros y Piñeros''.
Precisamente, cuando a mediados de agosto de 1948 lle-
gó el expediente del consejo de guerra al estado mayor del
ejército, tanto Apolinar Díaz Callejas c;omo otros juristas exi-
gieron del gobierno nacional, del cual dependía administra-
tivamente, impedir la intervención del doctor Piñeros y Piñe-
ros, asesor jurídico del estado mayor del ejército, en el re-
curso de apelación que ha sido elevado ante esta entidad res-
pecto al consejo de guerra hecho contra los presos políticos
de Barrancabermeja, que fueron absueltos por unanimidad.
Para hacer esa petición se basan los solicitantes en que el
doctor Piñeros y Piñeros levantó el expediente contra los
miembros de la junta cívica que se organizó en Barranca en
los días de abril y que ahora le tocaría intervenir como asesor
jurídico en el recurso de apelación'' (El Tiempo, 18 de agos-
to de 1948). El recurso de apelación había sido interpuesto
en favor de Mario Cújar y de los condenados como reos
ausentes: José Recaredo Silva, Hernando Soto y Rafael Ran-
gelGómez.

EPISODIO DE LOS TIEMPOS EN QUE LOS MILITARES ERAN


IGUALES AL RESTO DE LOS COLOMBIANOS

Es evidente que la estructura e ideología del ejército colom-


biano han cambiado en el curso de los años. Hace mucho
tiempo, los oficiales y tropa conservaban, aun cuando fuera
para sí mismos, las concepciones e ideologías del ambiente
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 155

social y familiar de los que venían. Era fácil saber quiénes


eran los liberales y cuáles los conservadores. Ahora repre-
sentan, en general, que no unánimemente, una ideología
común: la del sistema bipartidista liberal-conservador, debi-
damente aliñada con la "doctrina de la seguridad nacional"
que cocina el Pentágono. En los tiempos del consejo de gue-
rra a los miembros de la Junta Revolucionaria de Barranca-
bermeja, más o menos se sabía el color político de los oficia-
les. Por esta razón fue posible adoptar previamente una cier-
ta estrategia política ante el juicio militar. Eran los tiempos
en que los militares se parecían al resto de los colombianos.
No eran un poder creciente mente autónomo e independiente
dentro del Estado, como ahora, ni hacían parte de las reunio-
nes secretas de las Conferencias de Comandantes de Ejérci-
tos Americanos en las que, bajo la dirección norteamericana,
son tomados acuerdos políticos globales que comprometen
la soberanía de cada país, sin que la opinión pública ni los
parlamentos tengan conocimiento de esos pactos ultrasecre-
tos de lo que el expresidente de Venezuela, Carlos Andrés
Pérez, llamó la' 'internacional de las espadas''.
En Barrancabermeja fueron capturados Gonzalo Buena-
hora, Arturo Restrepo, Mario Cújar y Julio C. Alvarez. Des-
de ahí fueron conducidos a la cárcel de Bucaramanga. Soto,
Silva y Rangel Gómez serían juzgados como reos ausentes.
Apolinar Díaz Callejas fue capturado en Bogotá, pero dejado
en libertad por la intervención de Diego Montaña Cuéllar,
bajo palabra de presentarse voluntariamente al consejo de
guerra en Bucaramanga. Así lo hizo, acompañado por Mon-
taña Cuéllar. Esta circunstancia determinó que participara,
como único de los procesados que estaba en libertad, en
multitud de reuniones, reservadas, con los dirigentes libera-
les -encabezados por ese notable e independiente hombre
que fue Alejandro Galvis Galvis, ejemplo de integridad y
carácter- y eminentes juristas, para estudiar todos los as-
pectos de la defensa ante el consejo de guerra. Además, era
156 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

el único abogado en el grupo sometido a juicio. En estas reu-


niones fueron discutidos y elaborados los memoriales de
prueba que debía presentar al iniciarse el consejo de guerra,
que incluía la relación de los testigos de la defensa.
Pero el hecho importante es que a algunas de esas reu-
niones asistieron dos o tres oficiales del ejército en servicio
activo que, ''por ser liberales'', ayudarían en el juicio. Su
principal colaboración consistió en conceptuar sobre las ca-
racterísticas políticas de los oficiales disponibles para la de-
fensa, pues en esa época no se permitía a los procesados la
asistencia jurídica de abogados. Solo podían actuar como
defensores los militares. En esas reuniones fueron seleccio-
nados los oficiales defensores, así: Gonzalo Buenahora, el
coronel Gordillo. Esto permitía un equilibrio de jerarquías,
pues el presidente del consejo de guerra sería el coronel
Eduardo Villamizar, el fiscal lo era el teniente coronel Ricar-
do Carrizosa Pardo y Jos vocales Gabriel Galindo y Jaime
Fajardo; actuaría como secretario el teniente Luis Varela y
como asesor jurídico del consejo el abogado José Antonio
Morales. Un coronel en la defensa igualaba jerárquicamente
a las partes. Los otros defensores fueron: de Arturo Restre-
po, el capitán Rafael Morales; de Julio C. Alvarez, el mayor
Carlos Ortiz Correal, de Mario Cújar el capitán Meza. Para
los reos ausentes el defensor lo designaba el presidente del
consejo de guerra. Para Apolinar Díaz Callejas fue escogido
el capitán Darlo Santacruz. ¿Por qué? Pues porque en opi-
nión de Jos oficiales consejeros en las reuniones reservadas
de que se viene hablando, el capitán Santacruz era godo y
debía ser 'controlado' por Díaz Callejas, que era abogado.
Además, así se evitaba que Jo nombraran defensor de los
procesados ausentes, pues él ayudaría a hundirlos.
La verdad sea dicha, el capitán Santacruz podía ser godo,
pero era persona correcta, muy disciplinada y actuó con
empeño y diligencia. Como defensor de los ausentes, el pre-
sidente del consejo de guerra nombró al capitán Yori.
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 157

En materia militar se conservaban otros hábitos en aque-


llos tiempos. Obviamente, el tratamiento dado a los miem-
bros de la Junta no fue el mismo que sufrieron los demás
procesados. Hubo ma~ifiesta discriminación de clases.

PRESOS LOS TESTIGOS

Pero el militarismo naciente en Colombia, ya inmerso en los


compromisos de la guerra fría que recogió el Tratado Intera-
mericano de Asistencia Recíproca, TIAR, y la derecha co-
lombiana querían cobrar que durante los ''diez días de poder
popular'' el ejército gubernamental no hubiera podido con-
quistar Barrancabermeja. Este rencor se manifestó en el tra-
tamiento dado a las numerosas personas que voluntariamen-
te se movilizaron de Barrancabermeja a Bucaramanga para
dar testimonio sobre los sucesos de abril. Como el consejo de
guerra era secreto, los procesados ignoraban cuáles testigos
de los pedidos en el memorial se habían hecho presentes.
Por tanto, no se terúa conocimiento de que hubieran sido
encarcelados y maltratados. Esta información se recibió des-
pués de terminado el juicio, estando en libertad los absuel-
tos, pues cuando esos testigos ingresaron en la sala donde se
desarrollaba el consejo de guerra no fue permitido el contac-
to ni conversación entre ellos y los enjuiciados.
Se presentaron las siguientes personas, casi todas co-
merciantes liberales y del partido conservador: Simón F.
Galvis, conservador; era el alcalde el9 de abril. Mostró una
reposada pero brillante inteligencia y mucho sentido del
humor y de la ironía, cuando el fiscal, coronel Carrizosa Par-
do, trató de Jlevarlo a un dilema: huyó y abandonó el cargo,
caso en el cual era un cobarde, o consintió en ser remplazado
por Rangel Gómez, haciéndose cómplice de rebelión. O co-
barde o cómplice, dijo el coronel. Don Simón, que así era lla-
mado familiarmente en Barrancabermeja, respondió más o
158 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

menos con las siguientes palabras: "Ni lo uno ni lo otro. En


Barranca, desde el momento de la muerte de Gaitán el go-
bierno dejó de existir: ni policía, ni alcaldía, ni guardias, ni
ejército. No se puede abandonar lo que no existe. No fui
cómplice porque en momento alguno apoyé al nuevo alcalde.
Lo cual no quiere decir que no reconozca que la Junta Revo-
lucionaria y el alcalde Rangel salvaron la ciudad y la vida de
muchos conservadores. A declarar esto es a lo que he veni-
do''. Otros declarantes fueron: Norberto Díaz; Máximo
Gómez, a quien, precisamente, se le impuso la contribución
más alta del poder popular, mil pesos diarios; Pedro Julio
Acevedo, José Angel Arroyave, Moisés Silva, Carlos Vélez,
Virgilio Fuenmayor, Rafael Núñez Ospino, Flavio Vásquez,
Julio Camargo, Heliodoro Reyes, Belisario Henao, Roberto
Salazar, José María Gómez Plata, Publio A. Tabares, Ma-
nuel Valbuena, y otros (Jornada, julio 25 de 1948).
La prensa nacional registró los atropellos a los testigos.
El Liberal, expresó: ''Atropellos y coacción contra 22 testi-
gos de un consejo de guerra. Por informaciones que se reci-
bieron ayer de Bucaramanga, se han conocido en la ciudad
los atropellos cometidos contra declarantes del consejo de
guerra verbal que se adelanta en la capital de Santander
contra los caballeros integrantes de la junta cívica que se
encargó de guardar el orden en Barrancabermeja durante
los sucesos el 9 de abril. ( ... ) Las noticias anteriores dan
cuenta de que 22 declarantes, entre los cuales se encuentran
varios conservadores como el señor Simón F. Galvis, que era
alcalde el día del asesinato de Gaitán, y quienes son perso-
nas honorables y ejercen profesiones de comerciantes y ga-
naderos de prestigio, fueron llamados a declarar por orden
del coronel Villamil. A su llegada, se les recluyó dentro de
un potrero que hay en el fondo del cuartel, a la intemperie, y
allí se les ha mantenido, negándoseles todos los servicios
sanitarios, y de alimentación y reposo ... Además, se informa
que los referidos declarantes han sido sometidos a bárbaros
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 159

interrogatorios hasta de cuatro horas continuas de duración,


lo cual está prohibido por las leyes. Esto se confirma al saber
que el sábado pasado hasta las cuatro de la tarde de ayer, se
habían recibido solamente cinco testimonios. La ciudadanía
ha elevado su protesta p·or estos atropellos'' (29 de julio de
1948).
En Vanguardia Liberal del 29 de julio se informó: "No
obstante los esfuerzos hechos por el cronista para ponerse
en contacto con algún testigo de los que declaran en el con-
sejo de guerra, todo fue en vano, porque ninguno está en la
ciudad. Parece que los testigos siguen en el casino de oficia-
les, hasta que termine el consejo. Fuimos informados que en
vista del trato dado a los testigos que, como ayer lo dijimos,.
tuvieron que dormir a la intemperie, el coronel Hoyos, jefe
civil y militar, intervino directamente ante los oficiales su-
balternos para que se corrija semejante proceder''.
En Jornada, se dijo: ''Continúa sesionando el consejo de
guerra verbal convocado en Bucaramanga, para juzgar a los
caballeros liberales que integraron la junta cívica que defen-
dió la integridad de las instalaciones petroleras de la Tropi-
cal Oil Co. y que logró restablecer la normalidad, a raíz de
los acontecimientos del nueve de abril. ( ... ) El domingo pa-
sado viajaron a Bucaramanga los más distinguidos miem-
bros de la sociedad de Barrancabermeja, entre los cuales se
cuentan acaudalados ganaderos y comerciantes, banqueros,
profesionales y funcionarios pertenecientes a ambos parti-
dos, con el propósito de emitir declaración ante el consejo
verbal de guerra que preside el señor coronel Eduardo Villa-
mil. ( ... )El lunes a las 9 a.m. se dio principio a la audiencia
privada y los sindicados presentaron un extenso memorial
de prueba que solo fue resuelto a las 2 de la tarde, hora en
que se señaló el angustioso término de ocho minutos para la
presentación de todos los testigos en el cuartel de Morrorico.
Desde esa hora, los distinguidos declarantes fueron localiza-
dos en un potrero que circunda el casino de oficiales vigila-
160 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

dos por centinelas de vista y se les prohibió todo contacto


con el mundo exterior. ( ... ) Durante las horas de la tarde, y
de la noche del lunes, solo fueron examinados los declaran-
tes a quienes se les sometió a la tortura de un permanente
fogueo de preguntas y repreguntas, sobre hechos completa-
mente extraños al proceso y que ni siquiera tienen relación
con quienes ocupan el banco de los acusados. ( ... )Los decla-
rantes se vieron forzados a pasar la noche tendidos a la in-
temperie y ha llegado a tal extremo el rigor empleado por los
militares que no se les permite ni el uso de los sanitarios.
(... )El martes, y ayer, se siguió la misma táctica con inter-
minables interrogatorios de preguntas capciosas y sometién-
dolos a la tortura de no tener siquiera donde protegerse del
sol tropical. ( ... ) Los alimentos les son llevados y se ha pre-
sentado el caso de que la guardia se rechace a recibirlos. Las
inclemencias del clima y los rigores de la noche produjeron
en el señor Heliodoro Reyes, riquísimo ganadero de Barran-
cabermeja, hombre de avanzada edad, prestante elemento
social y político de Santander, una grave enfermedad, que lo
tiene reducido al lecho. Al solicitar el permiso para retirarse
del potrero en donde lo tenían recluido, se le hizo saber que
no podría ya rendir declaración si no permanecía en el lugar
de la tortura'' (29 de julio de 1948).
Todo lo anterior fue muestra de la tan admirada, por el
sistema bipartidista colombiano, justicia penal militar para
los civiles. A estos procedimientos se agregó que en todo el
territorio nacional fueron miles los presos políticos que pa-
garon así su fe en Gaitán. El17 de agosto de 1948 informaba
Vanguardia Liberal: "En la actualidad, el patio número 3
está lleno de presos traídos a esta ciudad desde Barranca-
bermeja. La mayoría tiene cerca de cuatro meses de estar en
la cárcel sin que sepan de qué delito se les acusa, y no han
sido indagatoriados' '.
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 161

EL CONSEJO DE GUERRA POR DENTRO

Obviamente, había unos procesados presos: Buenahora,


Restrepo, Alvarez, Cúja~ y Díaz CalJejas. Estaban presos y
eran tratados como tales, separados y aislados de los inte-
grantes del tribunal militar y gran parte del tiempo entre
e11os mismos, pues a cada uno se le mantenía con guardia de
vista que le acompañaba constantemente y a todos los sitios.
Aun en el momento en que sesionaba el consejo de guerra se
tenía un soldado a lado y lado de cada uno de los presos. La
alimentación era frugal, pero satisfactoria. El horario era de
estilo militar. Sin embargo, durante los interrogatorios a los
testigos podían transcurrir varias horas. El de Julio Roberto
Salazar Ferro, negociador de la Dirección Nacional Liberal el
18 y 19 de abril con la Junta Revolucionaria, duró de 9 a 10
horas. Tiempo igual ocupó el testimonio y contrainterroga-
ción de Julio Ortiz Márquez, otro negociador de la Dirección
Liberal y del Gobierno. El del coronel Lloreda fue más breve.
Los testigos llegados de Barrancabermeja fueron dura-
mente acosados a preguntas, intentando confundirlos para
que acusaran a Jos miembros de !a Junta Revolucionaria de
rebelión, usurpación de funciones públicas, encarcelamiento
y en cierto modo retención indebida y torturas a los conser-
vadores que fueron 11evados a la cárcel de esa ciudad. Lo
mismo en cuanto a la captura de embarcaciones fluviales y el
robo de alrededor de cien reses para distribuir la carne en el
pueblo, de dinamita y de otros productos que transportaban
Jos barcos retenidos. Era el legendario y casi romántico deli-
to de "piratería" que se les imputaba. Al mismo tiempo se
les presionaba en los hábiles interrogatorios del coronel Ca-
rrizosa, para que acusaran al alcalde Simón F. Galvis de
abandono del cargo, de cobardía. Siempre estuvo presente
en los testimonios de los dirigentes y comerciantes llegados
desde Barrancabermeja la amenaza de ser detenidos para
incorporarlos al consejo de guerra como supuestos cómplices
162 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

de los ''dirigentes de la revolución'', como se decía, o se les


prevenía sobre el riesgo de ser procesados por falso testimo-
nio. La coacción sicológica, agregada a los malos tratos y
encarcelamiento de hecho a que habían sido sometidos, ha-
cía de las sesiones situaciones muy tensas y agobiadoras.
Nunca se permitió conversación entre los testigos y los pro-
cesados.
En esas condiciones, y por las limitaciones de diálogo
colectivo entre los propios enjuiciados, era muy difícil para
el único abogado entre los detenidos, Apolinar Díaz Callejas,
dirigir ordenadamente la defensa. En algunas ocasiones lo
hacía indicando a su propio defensor, el capitán Darlo Santa-
cruz, que tomara una determinada iniciativa. Los demás
defensores entendían que esa era la ''línea defensiva'', pues
no se permitía conversación entre los detenidos ni de éstos
con alguien que no fuera su propio defensor durante las se-
siones del consejo de guerra.
Una materia fundamental en el consejo de guerra, duran-
te los interrogatorios a los procesados -largos y extenuan-
tes-, fue la de configurar el delito de rebelión y usurpación
de funciones, que de ser resuelto favorablemente a los acu-
sados podría llevar al enjuiciamiento del exalcalde Simón F.
Galvis. Aquí es en donde estuvo presente y como columna
vertebral de la defensa que ninguna autoridad había sido
despojada de sus funciones ni suplantada en ellas: el gobier-
no, la administración pública y el Estado como tal, desapare-
cieron desde el momento de la muerte de Gaitán; dejaron de
existir. La Junta Revolucionaria había ocupado, había llena-
do un vacío de poder. Era la tesis jurídica para la defensa,
acordada previamente por Díaz Callejas en las reuniones con
los juristas y dirigentes liberales, antes de la iniciación del
consejo de guerra, en Bucaramanga, reuniones sobre las
cuales se informó en páginas anteriores.
En cuanto al delito de ''piratería'', la defensa fue senci-
lla, aplicando los principios sobre el ''estado de necesidad''.
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 163

Había que alimentar a la población. El hambre era la anar-


quía.
Por lo demás, fue aceptado, implícitamente, que las de-
terminaciones de la JlJnta Revolucionaria en ejercicio del
poder, como ley seca, vigilancia, administración de los servi-
cios públicos, seguridad, etc., habían sido no solamente
buenas sino oportunas y eficaces.
Hay una experiencia vital de estos consejos de guerra,
que eran los primeros que en forma masiva e institucionali-
zada, como regla del sistema de dominación frente a la lla-
mada "subversión", ejecutaba el cuerpo militar. El ministro
de Guerra, general Ocampo, se había manifestado contrario
al juzgamiento de los civiles por los militares. Lo aceptó en
abril de 1948 como una situación excepcional, pero pronun-
ciándose en el sentido de que no se continuara con ese siste-
ma (Vanguardia Liberal, abril de 1948). La Corte Suprema
de Justicia abrió la tronera por la cual se colaron las tenden-
cias militaristas, especialmente de los civiles gobernantes,
declarando conforme a la Constitución el decreto que autori-
zó la convocatoria de los consejos de guerra.
La vivencia es la siguiente. Los militares tomaron muy a
pecho sus funciones. Cada uno tomó muy en serio su papel:
el fiscal, los integrantes del tribunal, los defensores. Descu-
brían un mundo de sutilezas, conceptos y arquitecturas jurí-
dicas que los dejaba fascinados. No era un papel en una obra
de teatro. Era, más bien, una alegria infantil, un lindo juego
mental y de habilidades el que realizaban. Por tal razón ade-
lantaron las defensas con vigor, con una cierta alegria de
niños inteligentes. Sin embargo, ya el lobo había mostrado
sus verdaderas orejas: la "doctrina de la seguridad nacio-
nal'', el ''anticomunismo'' y la naciente convicción de que
estaban destinados a "salvar la patria de la subversión revo-
lucionaria' ', expresión con la que se califica toda demanda
de cambio y transformación social y política.
164 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

LA SENTENCIA MILITAR

En la noche del1o. de agosto de 1948 concluyó el consejo de


guerra. Se dictó sentencia absolutoria para Gonzalo Buena-
hora, Julio C. Alvarez, Arturo Restrepo y Apolinar Díaz Ca-
llejas. Fue condenado Mario Cújar, presente en el juicio.
Había dirigido la emisora. Los reos ausentes, Hernando So-
to, Rafael Rangel Gómez y José Recaredo Silva también fue-
ron condenados. En Bucaramanga existía larga y tensa ex-
pectativa en torno a la finalización del consejo de guerra y de
sus resultados. Mucha gente esperaba en las cercanías del
casino del ejército de Morrorico. Cuando se conoció la noti-
cia hubo estallido de júbilo. Los procesados que quedaron
libres esa misma noche del 1o. de agosto, Gonzalo Buenaho-
ra, Apolinar Díaz Callejas, Arturo Restrepo y Julio César Al-
varez, fueron movilizados rápidamente al centro de la ciu-
dad, directamente a Vanguardia Liberal, donde Alejandro
Galvis Galvis esperaba regocijado y emocionado.
Sin embargo, había un agudo sentimiento de frustración
y de honda tristeza. Mario Cújar, el telegrafista, el hombre
de la emisora revolucionaria de Barrancabermeja, había sido
condenado. N o hay que ocultarlo: hubo justicia con sabor de
clases. Lo que había dicho Gaitán: el poder del Estado, sus
autoridades y sus armas contra las clases pobres.
En la pequeña manifestación congregada en Vanguardia
Liberal hubo declaraciones para este periódico, de ejemplar
conducta solidaria con los procesados. Se ignoraba el inicuo
tratamiento que se dio a los testigos.
Gonzalo Buenahora manifestó: ''Estoy supremamente
agradecido de las atenciones que nos prestó la oficialidad del
Batallón Ricaurte No. 14 y del interés personal que pusieron
todos los interesados en la defensa, especialmente el coronel
Alfonso Gordillo, quien fue mi defensor, y a quien debo que
mi situación de inocencia hubiera sido completamente reco-
nocida por el Consejo. Hay necesidad de decir que el presi-
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 165

dente del Consejo de Guerra, coronel Villamil, una vez dicta-


da la sentencia llamó a uno de los condenados, señor Mario
Cújar Pastrana, comprometido en hechos a donde lo condujo
el tumulto, y luego de darle excusas le prometió interponer
toda su influencia para· que el estado mayor le atenuara la
pena en la forma más benigna. A continuación nos recomen-
dó a los absueltos que ayudáramos a la familia del condena-
do para que no fuera a padecer hambre. (... ) Mis agradeci-
mientos a todas las personas que, por encima de todos los
perjuicios sufridos, se trasladaron desde otras ciudades a
testificar sobre hechos ocurridos en Barrancabermeja, a fin
de establecer la verdad completa en el consejo de guerra''.
Apolinar Díaz Callejas expresó: "En general, personal-
mente, estuvimos muy bien atendidos. En cuanto al desarro-
llo mismo del proceso se practicaron con gran amplitud to-
das las pruebas que solicitamos. Ni el tribunal ni el asesor
juridico rechazaron solicitud alguna nuestra, tendiente a es-
clarecer los hechos y determinar la responsabilidad. En vir-
tud de esta actitud correcta y justa de parte de quienes inte-
graban el consejo de guerra, fue posible establecer lo injusto
y arbitrario de los cargos que nos formuló el señor Piñeros y
Piñeros, juez asesor que instruyó el sumario. En cuanto a los
que fueron condenados, considero que hubo factores deter-
minantes de la sentencia. Primero, que por estar ausentes
no se pudo allegar al proceso las pruebas necesarias, desde
Juego que ningún otro acusado podía hacerlo por ellos; y,
segundo, como consecuencia de este hecho, pudo operar y
producir sus frutos la torcida investigación y la unilateral
formulación de las pruebas, por parte del señor Piñeros y
Piñeros. Para terminar manifiesto que como es posible que
se apruebe por el Parlamento la ley de revisión de los proce-
sos adelantados por los consejos de guerra verbales, ofrezco
mis servicios profesionales en forma absolutamente gratui-
ta, para gestionar ante la Corte Suprema de Justicia la revi-
166 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

sión de los procesos de las personas que intervinieron en los


sucesos de Barrancabermeja''.
Arturo Restrepo, luego de agradecer la actuación de su
defensor, el capitán Rafael Morales, dijo: "Este consejo de
guerra de que acabo de salir con mis compañeros, ha sido
una dura prueba para la firmeza de mis ideales y para mi
espíritu de servicio al partido. Hemos sido absueltos porque
la justicia no podía resolver cosa distinta, dada la verdad de
nuestra conducta frente a los graves acontecimientos de
abril. El país todo sabe que a nosotros no se nos podía hacer
víctimas de cargos delictuosos como los consignados por el
juez Piñeros y Piñeros en el sumario que por propia cuenta
elaboró en Barrancabermeja. El desarrollo del consejo de
guerra por lo prolongado fue una tortura. Allí permanecimos
durante una semana en una tensión nerviosa que apenas se
acomodaba a la gravedad del resultado del juicio. (. .. ) Salgo
de mi dura prueba dispuesto, como siempre, a servirle a mi
partido con el mismo desinterés y tesón con que siempre lo
he hecho. El hecho de ser una de las víctimas de las tantas
injusticias que se están cometiendo en el país, desde hace
dos años, me fortalece en mis ánimos para continuar luchan-
do y sirviendo a mi partido, hasta lograr en 1950 la recon-
quista efectiva del poder''.
Julio C. Alvarez también agradeció los servicios de su
defensor, el mayor Carlos Ortiz Torres, y a los demás oficia-
les, y declaró: ''Yo esperaba el veredicto absolutorio porque
otra cosa no podía pasar. Todas nuestras actuaciones fueron
sensatas y la mejor prueba es el veredicto absolutorio y por
esto no hay nada que decir. Pero desde el ángulo político,
para restablecer la tranquilidad, el liberalismo debe de dotar
a todos los colombianos de un núnimo de seguridades, que
coloquen al pueblo en una escala más elevada que evite los
sucesos que ocurrieron en el país y que todos conocemos y
lamentamos' ' (Vanguardia Liberal, 3 de agosto de 1948).
En el bullicio y el calor de la libertad redimida se asoma-
REPRESION Y CONSEJOS DE GUERRA 167

ron nuevos e interminables empeños por una causa que nun-


ca acabará.

LA CLASE OBRERA Y EL PUEBLO TAMBIEN


DICTAN SENTENCIA

En su edición del sábado 7 de agosto de 1948, Vanguardia


Liberal publicó este informe del corresponsal que mantenía
en Barrancabermeja: ''Hasta el aeródromo de la A vianca
salieron a recibir a Jos presos políticos absueltos por el con-
sejo verbal de guerra de Bucaramanga un imponente desfile
de carros. Las organizaciones sindicales y políticas y nume-
roso público, que en esta forma quiso, espontáneamente,
hacer conocer de los doctores Gonzalo Buenahora y Díaz Ca-
llejas y a los señores Arturo Restrepo y Julio C. Alvarez, la
satisfacción y la alegria que el feliz arribo a esta tierra de
ellos significaba para la ciudadanía de Barrancabermeja.
( ... ) Después de la imponente recepción en el aeródromo, se
produjo un desfile de vehículos por las calles y barrios de la
ciudad. Horas después los doctores Buenahora y Callejas y
los señores Arturo Restrepo y Julio C. Alvarez fueron agasa-
jados en diferentes sitios de la ciudad, donde primó la ale-
gria general''.
Así inició el autor los 27 años de vida que acababa de
cumplir. La revista Semana dijo, con especial sentido del
humor, entre otras exageraciones, refiriéndose a los proce-
sados en Barrancabermeja por el delito de ''piratería'': ''En-
tre éstos se encuentra Apolinar Díaz Callejas (27), de Colo-
só, Bolívar, abogado de la Universidad de Cartagena, espe-
cializado en derecho penal y laboral (socio de Diego Monta-
ña Cuéllar, asesor de los petroleros, en su oficina de Bogo-
tá). Es militante comunista. Ha pertenecido al grupo juvenil
de 'les enfants terribles' (niños terribles). Ha actuado en el
periodismo político. Corrió por unos días el riesgo, junto con
168 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

sus compañeros de aventura, de pasar a la historia al lado de


Drake, Morgan, el barón de Pointis y los asaltantes de más
de siete mares (entre cuyas hazañas indirectas se cuenta la
de haber provocado la construcción de las murallas de la
Ciudad Heroica). Fue absuelto el lunes con tres más'' (N o.
94, 7 de agosto de 1948).
Tercera Parte

que se refiere a la repercusión internacional del


asesinato de Gaitán y de los hechos del 9 de
abril, así como a la Novena Conferencia Interna-
cional Americana, a la vez que contiene algunas
reflexiones del autor.
CAPITULO l. EL 9 DE ABRIL Y LA CONFERENCIA
PANAMERICANA. MARSHALL YEL
ANTICOMUNISMO

Es importante tener presente en el análisis de los sucesos


del9 de abril de 1948, en la experiencia de poder popular de
Barrancabermeja y en la posterior represión, que todo ello
ocurrió en momentos en que se reunía en Bogotá la IX Con-
ferencia Panamericana, a la cual la delegación de Estados
Unidos, encabezada por el secretario de Estado del presi-
dente Harry S. Truman, general George Marshall, traía nue-
vos proyectos sobre anticomunismo y ''seguridad continen-
tal'' en desarrollo de la política de la guerra fría. Ya el impe-
rio norteamericano había logrado el año anterior, en 1947,
imponer a la América Latina el Tratado Interamericano de
Asistencia Recíproca, TIAR, conocido también como el Tra-
tado de Rio, que desde entonces sirvió para legitimizar las
intervenciones norteamericanas y los desembarcos y ocupa-
ción de países de la región, como ocurrió con Guatemala en
1954, contra Cuba en 1961 y en República Dominicana, en
1965.
Pero Marshall y su delegación encm:¡traron que había
resistencia a sus propósitos de países como Argentina, Ve-
nezuela, México y algunos otros.
Gaitán, jefe único del Partido Liberal y seguro candidato
a la Presidencia de la República, con el apoyo de las mayo-
rías parlamentarias liberales había puesto fin a la participa-
ción de ese partido en el gobierno, antes de iniciarse la IX

[ 171 1
172 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Conferencia Panamericana. Como es de tradicional ocurren-


cia, unos se sometieron a la decisión y otros se engolosina-
ron con la chanfaina.

LA CAMPAÑA ANTICOMUNISTA

En respuesta a las denuncias de Gaitán sobre violencia gu-


bernamental y de la policía contra los liberales y a la deter-
minación de no participación del Partido Liberal en el go-
bierno conservador de Mariano Ospina Pérez, la prensa con-
servadora, encabezada por El Siglo, igual que La Patria, El
Colombiano, La Prensa, etc., puso en marcha la más vehe-
mente campaña de fol!etines y difamaciones contra Gaitán,
acusándole de recibir órdenes, tener pactos y encabezar ac-
ciones subversivas como aliado del "comunismo internacio-
nal".
De la misma manera, había una muy intensa campaña
contra eljefe de la delegación de Venezuela, Rómulo Betan-
court.
Asesinado Gaitán, el presidente de la República, Maria-
no Ospina Pérez, la prensa conservadora, las agencias infor-
mativas internacionales norteamericanas, la derecha liberal,
toda la reacción nacional e internacional acusó al ' 'comunis-
mo internacional'' de la muerte de Gaitán y de los efectos de
la explosión de ira.
Esa campaña anticomunista llegó a la suspensión de re-
laciones diplomáticas y comerciales con la Unión Soviética y
a una intensa represión para los señalados como ''comunis-
tas''. Sin embargo, nunca nadie, ni gobierno alguno, pudo
presentar un informe serio o prueba de las acusaciones for-
muladas.
La prensa conservadora, El Tiempo y otros medios de
comunicación comenzaron a publicar y divulgar folletines de
toda especie para demostrar el llamado ''plan comunista''
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 173

que culminó en la muerte de Gaitán y en el '' Bogotazo'' .


Desde entonces hasta ahora se sigue diciendo lo mismo, aun
por los gobiernos norteamericanos, pese a que sus propios
documentos lo desmien~en (Gilhodés, 1985-1986).

MARSHALL ACTUA DESDE BOGOTA

El historiador Alvaro Tirado Mejía publicó en el "Magazín


Dominical" (abril 18 de 1982) un documento oficial del De-
partamento de Estado sobre la supuesta participación comu-
nista en los hechos del9 de abril, elaborado un año después,
es decir en abril de 1949, en el cual se dice entre otras cosas:
''N o se sabe que el gobierno colombiano haya publicado nin-
guna evidencia documental en la cual se elabore o se sustan-
cien los cargos hechos el9 de abril de 1948, y repetidos des-
pués por el presidente Ospina, que implicaban a los comu-
nistas colombianos, a la misión soviética en Bogotá, o a las
'fuerzas del comunismo internacional' en el asesinato de
Gaitán. Puede ser significativo que no se hizo ninguna refe-
rencia a estas imputaciones en la nota entregada al encarga-
do de negocios soviético el3 de mayo de 1948, por medio de
la cual Colombia rompió relaciones diplomáticas y consula-
res con la URSS. ( ... ) Más aún, ningún dato de los informa-
dos hasta ahora por la Embajada y otras agencias de Inteli-
gencia del Gobierno, indica que alguna de las fuerzas men-
cionadas anteriormente estuvieran comprometidas en el ase-
sinato. ( ... ) Sin embargo, hasta ahora no ha sido presentada
ninguna evidencia que vincule a los comunistas colombianos
con el asesinato. De hecho, se ha informado que en el mo-
mento del crimen los comunistas estaban indecisos acerca
del tipo de acción a seguir. Que el asesinato tomó a los co-
munistas por sorpresa, puede ser evidenciado por el hecho
de que los servicios esenciales como transporte, comunica-
174 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

ciones, instalaciones de energía, puertos, hospitales y es-


cuelas no fueron tomados ni sufrieron mayor daño''.
El propio general Marshall, como jefe de la delegación
norteamericana a la Novena Conferencia Internacional Ame-
ricana, que se reunía en Bogotá en el momento del asesinato
de Gaitán, jugó un importante papel en torno a los aconteci-
mientos que se derivaron de ese crimen.
El autor de este libro logró obtener documentos origina-
les relativos a la repercusión de esos hechos en la Nove na
Conferencia Panamericana y a la posición no solo de la dele-
gación de Estados Unidos y del general Marshall sino a la de
algunos países de América Latina. Algunos de esos docu-
mentos han sido desglosados de los archivos secretos del
gobierno norteamericano por primera vez, para ser usados
en este libro. La mejor forma de utilizar este material excep-
cional, a juicio del autor, es seguir el orden cronológico de
los mismos. La traducción del inglés al español de los textos
fue hecha en forma directa. La primera cuestión que queda
clara es respecto de la iniciativa para que fueran traídas tro-
pas norteamericanas a Bogotá, con motivo de la anarquía,
incendios y confrontaciones que se desataron el 9 de abril de
1948 a raíz del asesinato del jefe del Partido Liberal Jorge
Eliécer Gaitán.
En telegrama confidencial de Marshall al secretario de
Estado encargado en Washington, fechado en Bogotá el 10
de abril, a las 10 de la noche, se refiere a que "no discutiría
las sugerencias de la delegación argentina en el sentido de
traer tropas norteamericanas para asegurar el aeropuerto de
Bogotá; además de ser una grave decisión para mi gobierno,
requeriría de una aprobación unánime de los delegados, que
no existe" (Foreign Relations, 1948, Volume IX, Western
Hemisphere, p. 39).
Esto despeja la incógnita sobre la traída de tropas nor-
teamericanas a Bogotá. La iniciativa partió de la delegación
de la República Argentina, presidida por Juan Atilio Bramu-
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 175

glia, ministro de Relaciones Exteriores y Culto*. Ante esa


propuesta, fue que se dio el rechazo airado del jefe de la de-
legación de Venezuela, el expresidente Rómulo Betancourt,
quien refirió los hecho~ así: ''Se propuso que bombarderos y
tropas de los Estados Unidos, trasladados desde la zona del
Canal de Panamá, ocuparan el Aeropuerto de Techo, para
garantizar la seguridad de los delegados. Reaccioné como si
hubiera recibido una descarga eléctrica. Dije que asumía la
representación de Colombia que, por ser tan convulsivos
aquellos días, aún no había integrado su nueva delegación,
para protestar en su nombre y en el de Venezuela al conside-
rársele como nación ocupable por fuerzas armadas extranje-
ras en una parte por pequeña que fuera de su territorio. Y
anuncié que la delegación venezolana, la misma que había
hecho triunfar la tesis de permanecer en Bogotá, después de
dejar constancia de su airada protesta, abandonaría la Con-
ferencia si bombarderos y paracaidistas de los Estados Uni-
dos llegaran a ocupar aeropuertos de Colombia" (Santa,
1983, p. 223).
La dignidad de América había sido salvada.
En el mismo telegrama que se viene comentando, Mars-
halJ expresó que insistió en que ''el primer paso debería con-
sistir en garantizar la seguridad para el arribo y partida de
aviones", para la evacuación "de mujeres, personas no
esenciales ligadas a las delegaciones que desean salir y
miembros de la delegación consecutivamente''.
Ratificó en ese texto su punto de vista en el sentido de
que la Conferencia debería continuar en Bogotá e informó:
"El Presidente Ospina Pérez ha anunciado hoy la formación
de un gabinete de coalición que incluye liberales y conserva-

* El autor llama la atención sobre el hecho de que en materia económica


y sobre colonialismo, las diferencias entre Argentina y E. U. eran hon-
das.
176 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

dores. Los informes que he recibido indican que la situación


se torna más manejable".
A su vez, el embajador norteamericano en Colombia,
Beaulac, en telegrama confidencial, del11 de abril, al secre-
tario de Estado interino, expresaba que Marshall había to-
mado la dirección de la evacuación de los miembros de la
Conferencia y que había pedido dos aviones que salieran de
Panamá, pero' 'solamente para evacuar mujeres y un equipo
de corresponsales americanos. Las mujeres incluyen esta-
dounidenses y de otras delegaciones".( ... ) "El énfasis de la
decisíón de Marshall de solicitar los aviones para empezar a
evacuar mujeres no esenciales de las delegaciones, se fun-
damenta en serias dificultades de alimentación, más que en
la situación general que se vive en la ciudad, donde el mayor
problema es la presencia de francotiradores'', agregó el
embajador Beaulac.
Cuenta un hecho singular el embajador norteamericano
en dicho mensaje: que el párroco de la iglesia de Santa Ana
en Teusaquillo dijo en su sermón que era justo y correcto
portar armas y disparar contra cualquier persona que esté
saqueando o produciendo incendios. ''Si ustedes matan a un
saqueador no vengan a confesarse conmigo. N o es pecado'',
informa en su telegrama el embajador de Estados Unidos,
quien en el mismo documento habla de "dos agentes rusos"
arrestados junto con los colombianos que participaron en las
emisiones de radio. Obviamente, nunca después se habló
más de tan falsa información.
El mismo 11 de abril, sin embargo, en otro telegrama
confidencial el embajador Beaulac habla de que "dos avio-
nes de los Estados Unidos arribaron de Panamá y evacuaron
personal de varias delegaciones hacia Panamá, incluyendo
al siguiente personal de los Estados Unidos''. Naturalmente
se trataba de aviones militares con pilotos también militares
venidos de las bases norteamericanas que operan en la veci-
na república.
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 177

En otro telegrama confidencial de Marshall, para que


solo fuera leído por el secretario de Estado interino Lovett,
fechado el12 de abril a las 11 de la mañana y desglosado de
los archivos secretos del Departamento de Estado en Was-
hington para el autor de este libro, el25 de enero de 1988, da
instrucciones respecto de su posible regreso a Estados Uni-
dos el 17 de abril, pero manifiesta enfáticamente: "Nadie
aquí tiene idea alguna de mis planes. Por favor, no divulgue
esta información. Bajo ninguna circunstancia debo yo apare-
cer como huyendo de la dificil situación que se registra aquí.
Quiero, por lo tanto, realizar mis movimientos de acuerdo
con esta premisa''.
U na de las preocupaciones del gobierno norteamericano
fue siempre evitar que la Nove na Conferencia Internacional
Americana fracasara como consecuencia de los sucesos de
Bogotá. Así lo decía en telegrama confidencial, desglosado
para este libro en enero de 1988, el secretario de Estado in-
terino Lovett, a Marshall: "Crece un evidente sentimiento
en el Congreso y la prensa en el sentido de que se deben
hacer todos los esfuerzos para terminar la Conferencia tan
pronto como sea posible sin dejar la apariencia de fracaso y
de abandono''.
En respuesta al anterior telegrama, Marshall dice al se-
cretario interino, en mensaje de abril 20, puesto a las 2:29
p.m. en Bogotá, también desglosado el 25 de enero de 1988:

''Sucesos fundamentales del pacto orgánico fueron establecidos ayer.


Yo preveo que se completará el documento final para votación final el
el jueves en la mañana. La discusión sobre colonialismo probable-
mente se debatirá mañana y tal vez podrá ser una resolución antico-
munista.
"Esto deja pendiente el tema económico que puede ser acordado por
resolución antes del fin de semana, pero si esto no es factible tendre-
mos un difícil problema en nuestras manos. El presidente de la Con-
ferencia le preguntó al gobierno colombiano si yo estaría dispuesto a
permanecer hasta el sábado si la Conferencia pudiera ser completada
para entonces. Me negué a aceptar, sin decirle a ellos que permane-
178 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

ceré hasta el sábado, pero forzando las cosas para que se pudiera pro-
ducir una rápida definición en las dificultades de arreglo que se pre-
sentaron ayer en el pacto orgánico. Me dicen que tenemos asegurada
la resolución anticomunista. El tiempo lo dirá. El ministro argentino
está jugando un papel protagónico, de acuerdo con nosotros, para
actuar rápidamente, excepto en lo relacionado a colonialismo.
"Comparto el criterio del Congreso y de la prensa que usted mencio-
na, excepto que creo que mi presencia aquí sirve más para 'hacer
algo' acerca de los aludidos movimientos comunistas y revoluciona-
rios, de que lo que podría hacer con nuestro regreso a los Estados
Unidos. Hasta el momento nos parece que tenemos una situación es-
table en Colombia, al menos que los funerales de Gaitán al mediodía
de hoy culminen en otro disturbio violento.
''El reporte de United Press de ayer sobre el anuncio del Departa-
mento de Estado en cuanto a Nicaragua y Costa Rica, significó un
momento peligroso en la Conferencia. Por favor supriman esas afir-
maciones o dénme la vocería a mí en las decisiones que tengan que
ver con ellos. Yo he sido puesto en una situación muy embarazosa en
la Conferencia, y aún continúa. Por favor impidan firmemente indis-
creciones como ésas. Marshall".

En otro mensaje confidencial, puesto el 23 de abril a las


2:34p.m. ~n Bogotá, igualmente desglosado para el autor el
25 de enero de 1988, dice Marshall al secretario interino
Lovett:
''Como el Presidente tiene casi como una rutina el hábito
de encontrarse conmigo en el aeropuerto, él puede pensar
conveniente y amable hacerlo en esta oportunidad. Por favor
impídalo. Sugiérale a él que envíe un representante. Tam-
bién yo podría ir directamente del campo aéreo a la Casa
Blanca, arreglando mi arribo entre 8 y 9 de acuerdo con su
conveniencia. Bajo ninguna circunstancia la señora Marshall
deberá venir de Lesseurg. Tenga en mente, continuando con
lo del Presidente, que la Conferencia no ha terminado su tra-
bajo, a pesar de que se han hecho acuerdos fundamentales
del pacto orgánico y de la resolución anticomunista. No me
involucren en una intervención de prensa hasta tanto yo no
decida sobre qué temas. Tampoco me parece deseable que
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 179

hable por radio. Dado que la Conferencia continúa y aún


debate sobre materias económicas, tengo que ser muy cui-
dadoso en lo que debo decir y en lo que debo abstenerme de
decir. Marshall' ' .
El aprovechamiento que hizo la delegación norteamerica-
na encabezada por MarshalJ de la campaña anticomunista
puesta en marcha con motivo del asesinato de Jorge Eliécer
Gaitán, facilitó la aprobación de la resolución anticomunista,
que era un objetivo fundamental para Estados Unidos, en
medio de la guerra fria que había puesto en marcha el presi-
dente Truman.
Esto permitió obtener la aprobación de una declaración
que fue bautizada como para la Preservación y Defensa de la
Democracia en América, cuyo texto es el siguiente:

Las Repúblicas representadas en la Novena Conferencia Internacional


Americana,
Considerando:
Que para salvaguardar la paz y mantener el mutuo respeto entre los
Estados, la situación actual del mundo exige que se tomen medidas
urgentes que proscriben las tácticas de hegemonía totalitaria, incon-
ciliables con la tradición de los países de América, y que eviten que
agentes al servicio del comunismo internacional o de cualquier totali-
tarismo pretendan desvirtuar la auténtica y libre voluntad de los pue-
blos de este Continente.
Declaran:
Que por su naturaleza antidemocrática y por su tendencia intervencio-
nista, la acción política del comunismo internacional o de cualquier to-:
talitarismo es incompatible con la concepción de la libertad america':"
na, la cual descansa en dos postulados incontestables: la dignidad del
hombre como persona y la soberanía de la nación como Estado;
Reiteran:
La fe que los pueblos del Nuevo Mundo han depositado en el ideal y
en la realidad de la democracia, al amparo de cuyo régimen ha de al~
canzarse la justicia social ofreciendo a todos oportunidades cada dia
más amplias para gozar de los bienes espirituales y materiales que
180 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

constituyen la garantía de la civilización y el patrimonio de la humani-


dad;
Condenan:
En nombre del derecho de gentes, la injerencia en la vida pública de
las naciones del Continente Americano de cualquier potencia extran-
jera o de cualquier organización política que sirva intereses de una
potencia extranjera; y
Resuelven:
l. Reafirmar su decisión de mantener y estimular una efectiva política
social y económica, destinada a elevar el nivel de vida de sus pueblos,
así como su convicción de que solo en un régimen fundado en la ga-
rantía de las libertades y derechos esenciales de la persona humana,
es posible alcanzar este propósito.
2. Condenar los métodos de todo sistema que tienda a suprimir los
derechos y libertades políticas y civiles, especialmente la acción del
comunismo internacional o de cualquier totalitarismo.
3. Adoptar, dentro de sus territorios respectivos y de acuerdo con los
preceptos constitucionales de cada Estado, las medidas necesarias
para desarraigar e impedir actividades dirigidas, asistidas o instiga-
das por gobiernos, organizaciones o individuos extranjeros, que tien-
dan a subvertir, por la violencia, las instituciones de dicha Repúbli-
cas, a fomentar el desorden en su vida política interna, o a perturbar
por presión, propaganda subversiva, amenazas o en cualquier otra
forma, el derecho libre y soberano de sus pueblos a gobernarse por sí
mismos de acuerdo con las aspiraciones democráticas.
4. Proceder a un amplio intercambio de informaciones acerca de las
mencionadas actividades que se desarrollen en sus jurisdicciones res-
pectivas.

LA PRENSA Y COMENTARISTAS NORTEAMERICANOS


FRENTE AL 9 DE ABRIL

Es del mayor interés hacer referencia a lo que opinaban la


prensa y los comentaristas de Estados Unidos sobre los su-
cesos de19 de abril en Colombia. Para este objeto se utilizan
los telegramas, desglosados para el autor en la fecha indica-
da, que enviaba el Departamento de Estado desde Washing-
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 181

ton para el secretario de Estado Marshall. En el del 13 de


abril, por ejemplo, se informa que ''los encabezados de pri-
meras páginas declaran que Marshall culpa a los comunistas
de la revuelta en Colombia''. Sin embargo, se señala que
''algunos observadores indican que las dificultades econó-
micas contribuyen significativamente en los levantamien-
tos", que el periodista Max Lerner, bien conocido, por cier-
to, duda "que los comunistas sean tan estúpidos", coinci-
diendo con Elmer Davis quien tampoco creía en la versión
sobre" la autoría comunista en los levantamientos".
En otro informe de la misma naturaleza del anterior, fe-
chado el19 de abril, se le informa a Marshall que en la pren-
sa norteamericana ''las consecuencias del levantamiento
atraen mucho más atención que las actividades de la Confe-
rencia''. Se dice que el Washington Star afirma que si el ase-
sinato de Gaitán ''fue solo una represalia personal, como
dice laCIA, entonces el levantamiento no fue originalmente
planeado por los comunistas''.
Indica el informe que el experto en cuestiones latinoame-
ricanas Duncan Aikman, en carta al Washington Post, afir-
ma que "a menos que el asesino fuera comunista, es dificil
probar que el disturbio fue planeado por los comunistas''.
Finalmente, en comunicación de igual naturaleza, envia-
da el 20 de abril a Marshall, se le informa que el notable pe-
riodista W alter Lippmann ataca a la administración Truman
''que asume el estereotipo de que todo descontento tiene
una inspiración comunista. El afirma que la Administración
falló en realizar un adecuado diagnóstico del problema por
concentrarse en que son hechos comunistas, en lugar de un
profundo y violento desasosiego popular que surgió a la su-
perficie' '.
En el mismo telegrama se indica a Marshall que Duncan
Aikman, el ya citado especialista en cuestiones latinoameri-
canas, declaró que ''las políticas de derechistas fanáticos de
Colombia tienen parte de la culpa en el levantamiento, y que
182 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

los Estados U nidos cometieron una torpeza al ayudar a


Gómez, Ministro electo del exterior, enérgico antagonista de
la cooperación interamericana y los Estados U nidos en Amé-
rica Latina, como presidente de la Conferencia''.
Como se puede observar de los textos anteriores, los más
importantes periodistas norteamericanos no creyeron el
cuento de que la muerte de Gaitán y los acontecimientos que
desató hubieran sido obra del comunismo internacional.

UNA BURDA PATRAÑA

Entre los telegramas desglosados para el autor de este libro


el 25 de enero de 1988, está el enviado a Marshall por el se-
cretario de Estado interino Lovett, el 14 de abril, en el que
dice que un presunto periodista argentino, Virgilio Albane-
se, había entregado el 8 de abril una carta a un funcionario
del Departamento de Estado en Bogotá, señalando que los
comunistas colombianos, por confusión, llevaron a reunirse
con él a Gilberto Vieira y a Enamorado Cuesta. Que Vieira le
señaló que "cuando el día·D llegue será muy difícil combatir
la quinta columna que está siendo organizada en Latinoamé-
rica''.
Obviamente se trata de esas patrañas de uso corriente en
las actividades anticomunistas de los gobiernos norteameri-
canos. Gilberto Vieira, actualmente secretario general del
Partido Comunista Colombiano, manifestó categóricamente
al autor de este libro que esa información era no solo menti-
rosa sino torpe y vulgar. Que Enamorado Cuesta es un nota-
ble dirigente puertorriqueño, luchador en todo tiempo por la
independencia de Puerto Rico, su país. Que, naturalmente,
desconoce al supuesto periodista argentino Albanese.
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 183

EL PETROLEO COLOMBIANO EN LA POLITICA


NORTEAMERICANA DE 1948

Siempre estuvieron y h~n estado en primer plano los asuntos


petroleros en la política de los gobiernos norteamericanos
respecto a Colombia.
El año de 1948, por todo lo que hemos dicho en este libro,
y particularmente por la huelga petrolera y por los diez días
de poder popular en Barrancabermeja, fue de intensa pre-
sión norteamericana sobre las autoridades colombianas.
Solo a título de ejemplo, se hace referencia a algunas infor-
maciones encontradas en los documentos obtenidos por el
autor de este libro en los archivos del Departamento de Esta-
do en Washington.
Así, en carta confidencial del embajador Beaulac para el
secretario de Estado, fechada en Bogotá el 31 de agosto de
1948 -10 a.m.-, manifiesta que "las dificultades de las
compañías de petróleo, que han desembocado en una res-
tricción de sus operaciones, tienen su origen principalmente
en la actividad obrera bajo la dirección de miembros o ex-
miembros del partido comunista. Además, el objetivo princi-
pal de estos lideres obreros y sus huelgas (frecuentes, ilega-
les y costosas) es la obtención de cada vez más influencia
sobre (y posible control de) la gerencia de las compañías,
indudablemente con el fin de restringir aún más o interrum-
pir del todo la producción del petróleo en Colombia. Las re-
petidas promesas del gobierno colombiano, en el sentido de
que esta situación tendrá adecuada respuesta, han produci-
do muy poco resultado'' 'Foreign Relations of United States,
1948, Volume IX, Western Hemisphere, Colombia, p. 447).
Pero la cuestión va mucho más lejos. En el memorando
del10 de septiembre de 1948, que recoge la conversación de
una misión económica colombiana con funcionarios nortea-
mericanos, éstos presionan insistentemente a la delegación
de Colombia sobre la cuestión petrolera, haciéndose voceros
184 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

de los intereses de los monopolios norteamericanos, hasta el


punto de que el embajador Gonzalo Restrepo Jaramillo se
vio forzado a confesar: "Yo sé muy poco de problemas de
petróleo. Usted me puede decir: ¿Cuáles son las quejas es-
pecíficas de las compañías petroleras?'' (Ibídem, p. 449).
El15 de septiembre de 1948 el embajador Beaulac envía
carta confidencial a la Secretaría de Estado, en la que confie-
sa: "Esta embajada ha brindado su apoyo a los esfuerzos de
las compañías de petróleo americanas en Colombia para re-
sistir la imposición por el gobierno colombiano, basándose
en medidas de dudosa legalidad, del arbitramento obligato-
rio como la forma de llegar a acuerdos en el caso de huelgas
que afectan la industria petrolera en Colombia'' (Ibídem,
p. 451). Es una clara referencia a la huelga petrolera de la
USO a principios de 1948 y al arbitramento ordenado por el
gobierno para resolver el conflicto, hechos que han sido pre-
sentados en este libro.
En la misma carta mencionada continúa diciendo el em-
bajador norteamericano: '' 1) Los sindicatos en la industria
petrolera son controlados por Jos comunistas y 2) Las huel-
gas causadas por el liderazgo comunista tienen como fin no
tanto los beneficios económicos de los obreros como el con-
trol de la gerencia de las compañías por los líderes comunis-
tas sindicales" (Ibídem, p. 451). Y continúa el arrogante
embajador quejándose por' 'el deterioro de la posición de las
compañías petroleras extranjeras en Colombia y una dismi-
nución progresiva en la producción del petróleo. N o cabe
duda que éstos son, en realidad, los objetivos de los líderes
sindicales. ( ... ) Algunas huelgas notoriamente ilegales han
sido declaradas legales por algunos jueces y tribunales labo-
rales comunistas'' (Ibídem, p. 452)*.

* El embajador se refiere, seguramente, al caso de la huelga petrolera


de Barrancabermeja de principios de 1948, declarada legal por el juez
del Trabajo. Pero de manera especial a la sentencia del Tribunal Sec-
MARSHALL Y LA CONFERENCIA PANAMERICANA 185

Afortunadamente, para la reelaboración de la historia


verdadera de las relaciones de Estados Unidos con Colombia
se cuenta con la ventaja de la práctica liberal y democrática
de aquella nación de pqner a disposición del público y de los
investigadores documentos de Estado que fueron secretos
en el momento de su elaboración, trascurrido un determina-
do período de tiempo.

cional del Trabajo de Tunja, de 4 de septiembre de 1948, ante el cual la


Texas Petroleum Company solicitó que "en providencia que cause eje-
cutoria, se declare ilegal la huelga de trabajadores que empezó el día
12 de agosto del presente año, a las siete de la mañana en el campa-
mento de Puerto Niño, Territorio Vásquez, Departamento de Boyacá,
campamento que es de propiedad de la empresa que represento y en la
cual se adelantan trabajos por cuenta de la misma compañía; así como
los paros sucesivos o escalonados que anuncia la parte demandada en
carta adjunta''. El Tribunal no accedió a lo pedido por la Texas y decla-
ró que no era ilegal el paro. Esta sentencia tuvo grande impacto nacio-
nal. Apolinar Díaz-Callejas fue el apoderado del Sindicato en ese jui-
cio. (Copia del juicio que por ilicitud de huelga inició la Texas Petro-
leum Company, contra el Sindicato de Trabajadores de la empresa,
Texas Petroleum Company, editor, Bogotá, noviembre de 1948).
CAPITULO 2. ALGUNAS REFLEXIONES EN VOZ ALTA

La experiencia de poder popular en Barrancabermeja lleva,


necesariamente, a algunas reflexiones finales.
Se han indicado las circunstancias que se conjugaron
para hacer de Barrancabermeja un centro obrero por exce-
lencia. A lo largo de su desarrollo histórico, el movimiento
obrero de Barrancabermeja estuvo no solamente unido al
resto de la comunidad y de la población, sino que se convir-
tió en la fuerza conductora de la sociedad.
Es la región del país en que de manera constante se ha
afirmado una personalidad social, radical y revolucionaria.
Sin embargo, esa característica no quedó sujeta a la di-
rección y conducción de partidos revolucionarios. Por el con-
trario, en los procesos políticos y electorales tanto los traba-
jadores petroleros como la población, en gran mayoría, han
afirmado sus lealtades políticas a los partidos tradicionales,
el liberal y el conservador, obviamente, inclinados a los sec-
tores más progresistas del Partido Liberal. Los partidos re-
volucionarios, entre ellos el Partido Comunista, que tienen
larga trayectoria y presencia en esta concentración industrial
y que dieron y dan un evidente y significativo aporte en la
organización del movimiento sindical, en las luchas obreras,
en las huelgas, no lograron captar la adhesión política o elec-
toral de las mayorías obreras y populares.
Es útil observar aquí que los partidos revolucionarios en
Colombia y otros países latinoamericanos tienen la gigantes-

[ 187 l
188 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

ca tarea de contrarrestar el incalculable poder de la palabra


del hombre y de la familia, para la transmisión oral, de per-
sona a persona, permanentemente, en la conversación dia-
ria, de todo el conjunto de ideas, principios y reglas que con-
forman la cultura del sistema de dominación, sus valores, su
ética y su concepción de la sociedad, del mundo y del hom-
bre mismo. Es una reproducción diaria, verbal, de los valo-
res culturales del sistema, frente a lo cual el poder de los li-
bros, la prensa, los medios de comunicación de masas y aun
la cátedra es de carácter y efectos muy limitados, para el
objetivo de ganar la adhesión a una nueva ideología. Más en
el caso colombiano, donde, pese a sus limitaciones, se prac-
tica una democracia liberal.
En Colombia hay un ejemplo de mucho interés: es la cul-
tura dominante que afirma la necesidad, inevitabilidad y
perdurabilidad del bipartidismo liberal-conservador. Esta
concepción se ha trasmitido de padres a hijos desde el origen
mismo de la república. Los niños nacen liberales o conserva-
dores. Como fue explicado en páginas anteriores, el sistema
bipartidista de Colombia obtuvo y afianzó las lealtades parti-
distas liberales o conservadoras recurriendo a la violencia y
a las guerras civiles.
Es ésta una de las cuestiones de más difícil solución para
la ampliación de la democracia colombiana.
Gaitán intentó romper el bipartidismo liberal-conserva-
dor creando la Unión Izquierdista Revolucionaria, UNIR, de
tendencia claramente socialista. El proyecto fracasó. Fue
esa la causa, ciertamente, para que Gaitán intentara, casi
hasta lograrlo, de no haber sido por su asesinato, impulsar
las transformaciones sociales y políticas de carácter socialis-
ta desde dentro del Partido Liberal mismo, al cual se reinte-
gró. Estuvo a punto de hacerlo, pues había ganado ya, a la
hora del crimen, el apoyo mayoritario del pueblo colombia-
no.
REFLEXIONES EN VOZ ALTA 189

Pero es necesario volver al tema que se venía desarro-


llando.
El hecho de ser Barrancabermeja una ciudad abierta a
inmigrantes pertenecientes al campesinado en descomposi-
ción y a otros sectores bajos y medios de todo el país, aunque
en forma significativamente preponderante de las gentes de
la Costa Caribe colombiana, habituada a la sencillez y la
igualdad, y a recibir el espíritu renovador que les llega de
otros mundos montado en las olas del mar Caribe, ha hecho
de esa ciudad una comunidad libre, desprejuiciada, alegre,
resuelta y receptiva a las ideas de cambio y transformación
social.
Asimismo tiene especial y honda influencia en las carac-
terísticas culturales y políticas de Barrancabermeja el hecho
de que desde sus orígenes y pese a toda forma de represión,
el proletariado petrolero y los sindicatos tuvieran posiciones
políticas claras: fueron y son antiimperialistas. Por esto die-
ron la batalla por la nacionalización del petróleo y tienen par-
te sustancial en la creación de la Empresa Colombiana de
Petróleos, Ecopetrol.
Todo ello concurrió al hecho que se mostrado en este li-
bro de que el experimento de poder popular en Barrancaber-
meja, del9 al18 de abril de 1948, solo ocurrió y podía ocurrir
en aquella época en esta ciudad, en cuanto se sustentó en un
poder obrero. En otros centros obreros no sucedió así. Hubo
otros gobiernos populares, pero no poder obrero*.
Naturalmente, para fines simplemente de especulación
mental, es posible preguntarse:
-¿Por qué se entregó el poder popular de Barrancaber-
meja?
-¿Habría sido posible desafiar a todo el Estado y toda la
nación manteniendo indefinidamente ese poder revolucio-
nario?

* Ver Gonzalo Sánchez, 1983.


190 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

-¿Era posible que el poder popular se convirtiera en el


principio de una revolución socialista o de profundo cam-
bio social?
Trataremos de formular algunas respuestas racionales,
objetivas y alejadas de las ilusiones infantiles de los lectores
de las hazañas revolucionarias que se han cumplido exitosa-
mente en otros países y mundos. La negociación que culmi-
nó con el pacto celebrado entre el poder popular y la delega-
ción del Gobierno y de la Dirección Nacional Liberal, se hizo
con la participación directa y unánime de los tres elementos
que componían ese poder popular: la Junta Revolucionaria
de Gobierno, los dirigentes de los sindicatos petroleros y el
alcalde. Era una salida inevitable a una situación de total y
absoluto aislamiento. Fue el único poder popular y obrero
alternativo que se dio en aquella época en todo el territorio
nacional y que duró más largo tiempo. Pero en Barrancaber-
meja no se podía ir más allá de negociar una solución exi-
giendo las mayores garantías posibles en un régimen repre-
sivo.
No había posibilidad alguna de resistir el cerco político,
militar y social, sin que en otras ciudades y centros urbanos
de Colombia -"no en la selva"- se hubieran desatado
acciones de poder y resistencia similares a las que se cum-
plían en Barrancabermeja. La circunstancia de que existían
las instalaciones petroleras y la refinería, que supuestamen-
te permitirían amenazar con hacerlas explotar y chantajear
así el poder del sistema de dominación colombiano era un
sueño de lectores de aventuras ajenas. La clase obrera de
Barrancabermeja y la población en su conjunto, con acierto,
lo habrían impedido. Nunca el autoexterminio ni el martiro-
logio inútil han sido conductas ni procederes revoluciona-
rios. Eso fue entendido claramente en Barrancabermeja por
el proletariado, por la población y por los responsables del
poder popular.
REFLEXIONES EN VOZ ALTA 191

La expectativa de que el poder popular de Barrancaber-


meja se convirtiera en la iniciación de una revolución socia-
lista es otro ''sueño'' de quienes solo trabajan en sus propios
escritorios. En primer término, en la documentación que se
ha analizado en este libro, aparece absolutamente claro que
la máxima aspiración del gaitanismo, del liberalismo y de
todos los grupos y movimientos de izquierda y revoluciona-
rios, no fue nunca más allá de la protesta demandando la
renuncia del presidente de la República, Mariano Ospina
Pérez. Barrancabermeja no fue extraña a esa limitación de
los objetivos políticos nacionales. Una isla en revolución, sin
apoyo de masas en el resto de la nación es solo una utopía.
Además, por los textos y declaraciones de los dirigentes de
los propios movimientos revolucionarios se comprueba que
carecían de toda capacidad de conducción y dirección de un
movimiento revolucionario de masas. Desde el propio 9 de
abril y unas horas más, se puso en evidencia esa incapacidad
de conducción y dirección revolucionarias. Habría que decir
con el refrán popular, ''U na golondrina no hace verano''.
Tal vez lo más importante desde el punto de vista espe-
culativo y del análisis abstracto, es reflexionar sobre otro
interrogante:
-¿De haber caído el gobierno de Ospina Pérez, como conse-
cuencia de la explosión de ira que desató el asesinato de
Gaitán y de una mejor dirección política de la protesta
popular, qué rumbo habría tomado el poder popular de
Barrancabermeja?
Habría que señalar, en primer término, que los obreros
petroleros y el pueblo de Barrancabermeja eran entusiasta-
mente gaitanistas, para quienes la sustitución del gobierno
de Ospina Pérez era no solamente la venganza por la muerte
de su líder y caudillo, sino el retorno al poder de su partido:
el liberal. En esas condiciones, las negociaciones se habrían
encaminado a pedir gobernador liberal en el departamento
de Santander, alcalde liberal, fin de la violencia de la policía
192 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

gubernamental, etc. Con certeza se puede afirmar que se


habría dado otra exigencia y demanda fundamental: nacio-
nalizar las instalaciones de producción y refinación de la Tro-
pical Oil Company, la más querida consigna del proletariado
petrolero de Barrancabermeja.
Posiblemente, habría podido ocurrir otro fenómeno polí-
tico: habiendo adquirido la práctica del ejercicio del poder
los trabajadores petroleros, seguramente habrían demanda-
do fórmulas políticas para preservar esa conquista de parti-
cipación directa, lo cual, ciertamente, resulta de gran interés
y sustancia.
Pero los hechos son los hechos. En ausencia de toda ac-
ción revolucionaria en el resto del territorio nacional, Ba-
rrancabermeja y el poder popular sucumbieron en abril de
1948. Sin embargo, se mantienen la cultura y la personali-
dad combativa de la clase obrera y de la población. Si apare-
ciera la huidiza capacidad para dirigir y conducir los proce-
sos revolucionarios en Colombia, tanto los trabajadores
como el pueblo de Barrancabermeja cumplirán su destino
histórico.
Anexos

Por la importancia de los documentos del secre-


tario de Estado de Estados Unidos, general
George Marshall, y del embajador de ese país
en Bogotá, Willard Beaulac, relacionados con la
muerte de Gaitán, los sucesos del 9 de abril de
1948 y las actividades de la Novena Conferencia
Internacional Americana, buena parte de ellos
desglosados de los archivos secretos, por prime-
ra vez, el 25 de enero de 1988, se ha decidido
agregarlos textualmente a este libro. Los tele-
gramas confidenciales se publican en inglés y
español.
Tomado de: Foreign Relations of United States, 1948, Vo-
lume IX, Western Hemisphere, página 39.

Del Embajador en Colombia (Beaulac) al Secretario de Esta-


do interino

Confidencial (Telegrama) Bogotá, abril 9 de 1948


3:00p.m.

190. El jefe del Partido Liberal Jorge Gaitán fue abaleado y


asesinado alrededor de las 1:15 p.m. hoy en la Carrera Sépti-
ma y Jiménez de Quesada en el centro de Bogotá. La turba
agarró y asesinó al autor del asesinato, arrastró el cuerpo al
frente del Palacio Presidencial y después lo colgó en la calle.
La turba invadió el Capitolio, sede de la Conferencia Pana-
mericana, destruyendo el edificio e intentando incendiar por
lo menos una de sus alas. U na hora después del asesinato de
Gaitán individuos airados y bandas comenzaron a saquear
Jos almacenes, específicamente atacaron ferreterías para
obtener armas, incluyendo machetes, tubos, armas de fue-
go, etc. U na bomba fue arrojada a la entrada del edificio
americano, donde reside la delegación oficial de E. U., en el
séptimo piso.

Beaulac
[195]
196 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

Tomado de: Foreign Relations of United States, 1948,


Volume IX, W estern Hemisphere, página 39.

Del Secretario de Estado al Secretario de Estado interino

Confidencial (Telegrama) Bogotá, abril 10, 1948


10:00 p.m.

Martel39. Resumen diario No. 9. Los jefes de las delegacio-


nes se reunieron esta tarde en la residencia del delegado de
Honduras, quien es el presidente interino de la Conferencia,
y se adoptaron por unanimidad las siguientes medidas ur-
gentes:

l. La Conferencia debe continuar.


2. Se designó una comisión conformada por los jefes milita-
res de las delegaciones de Estados Unidos, Argentina,
Brasil, Chile, México y Uruguay para establecer contacto
con las autoridades y establecer arreglos para una inme-
diata evacuación a sus respectivos países de aproximada-
mente cien miembros, incluidos los jefes de la delegación
paraguaya, todos los cuales se han refugiado en instala-
ciones militares. Sin embargo, yo he sido informado que
todos ellos han sido retornados a sus sitios de hospedaje.
3. Se designó una comisión conformada por militares de
E.U., Argentina, Brasil, México, Perú y Venezuela, diri-
gida por el jefe de la delegación peruana, para elaborar
planes de evacuación por avión de mujeres, personas no
esenciales ligadas a las delegaciones que desean salir y
miembros de la delegación consecutivamente. Sin embar-
go, yo insistí que el primer paso debería consistir en ga-
rantizar la seguridad para el arribo y partida de aviones.
4. Se designó un comité conformado por los jefes residentes
de las misiones de E. U., Argentina, Bolivia, Brasil, Chi-
le, Cuba y Venezuela para acordar con el gobierno colom-
ANEXOS 197

biano la seguridad de las delegaciones residentes, me-


dios de transporte, comida y otros servicios, y para crear
un comité que establezca un punto central de información
para las delegaciones. Argentina, Panamá y Perú expre-
saron la opinión de 'que es imposible continuar con la
Conferencia aquí, pero estuvieron de acuerdo en aplazar
su decisión hasta el martes (abril 13) a menos, que por
supuesto, la situación empeore.
Venezuela, República Dominicana, México y Cuba ofre-
cieron sus respectivas capitales como sedes para la Con-
ferencia en caso que sea necesario salir de Bogotá.
Yo manifesté que no solo era importante sino imperativo
que la Conferencia continuara y que los movimientos re-
volucionarios que aquí se presentan no implicaban solo a
Colombia sino que tenían repercusiones a nivel mundial.
Yo también manifesté que deberíamos mantener la Con-
ferencia en un alto nivel de importancia, conservando
nuestra integridad y que por lo tanto no discutiría las
sugerencias con la delegación argentina en el sentido de
traer tropas norteamericanas para asegurar el aeropuerto
de Bogotá; además de ser una grave decisión para mi
gobierno, requería de una aprobación unánime de los
delegados, que no existe.
Los delegados estuvieron de acuerdo en reunirnos diaria-
mente, siendo la próxima mañana (domingo) a las 2 p.m.
El edificio remodelado del Capitolio, sede de las reunio-
nes de la Conferencia, está completamente destrozado.
Las grabaciones y equipo de la Conferencia están destrui-
dos. La gobernación y los edificios municipales también
están destruidos, al igual que la zona central comercial.
Prácticamente todos los almacenes del centro de la ciu-
dad se asemejan a un campo de batalla y el fuego todavía
arde.
198 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

El Presidente Ospina Pérez ha anunciado hoy la forma-


ción de un gabinete de coalición que incluye liberales y
conservadores. Los informes que he recibido indican que
la situación se torna más manejable.

Toda la delegación y el personal de la Embajada están


seguros.

Marshall

Tomado de: Foreign Relations of United States, 1948,


Volume IX, Western Hemisphere, página 40

TELEGRAMA

El Embajador en Colombia (Beaulac) al Secretario de Estado


Interino

CONFIDENCIAL Bogotá, abril 11, 1948

Sin numeración. Para White de McDermott*. Despacho de


emergencia 22 para grupos de prensa. El Secretario de Esta-
do Marshall tomó la dirección de la evacuación de los miem-
bros de la Conferencia y pidió a Lovett antes del mediodía
del domingo (11 de abril) que envíe dos aviones desde Pana-
má. Los aviones serán solamente para evacuar mujeres y un
equipo de corresponsales americanos. Las mujeres incluyen
estadounidenses y de otras delegaciones. El gobierno con-
trola el aeropuerto. La Conferencia continúa entre los jefes

* Funcionarios del Departamento de Estado.


ANEXOS 199

de las delegaciones buscando decidir qué se va a hacer. El


énfasis en la decisión de Marshall de solicitar los aviones pa-
ra empezar a evacuar mujeres no esenciales de las delega-
ciones se fundamenta en las serias dificultades de alimenta-
ción, más que en la sitúación general que se vive en la ciu-
dad, donde el mayor problema es la presencia de francotira-
dores.
El gobierno colombiano ha solicitado a los delegados per-
manecer aqui y dar la oportunidad al gobierno para conti-
nuar la Conferencia, y mostrar su control.
El delegado de Argentina Saverio Valenti dijo: ''La dele-
gación argentina partirá de aqui pase lo que pase'', sugi-
riendo que seria posible trasladar la Conferencia a Panamá,
México o Lake Sucess. La Habana también fue mencionada.
El delegado cubano, Guillermo Belt, dijo después de la reu-
nión de los delegados directivos, realizada en la tarde, que
e1Jos daban plazo hasta el martes al gobierno de demostrar
que puede ofrecer condiciones de seguridad, alimento y faci-
lidades suficientes para continuar con la Conferencia. De
otra forma, en esa fecha los delegados se reunirán nueva-
mente para decidir qué hacer.
El párroco de la iglesia de Santa Ana, en Teusaquillo,
dijo en su sermón que era justo o correcto portar armas y dis-
parar contra cualquier persona que esté saqueando o produ-
ciendo incendios. ''Si ustedes matan a un saqueador no ven-
gan a confesarse conmigo. No es pecado''. El párroco preci-
só que cualquier acción que realicen los parroquianos debe
efectuarse en cooperación con las autoridades.
El gobierno pidió a las personas permanecer en sus casas
y movilizarse antes del toque de queda a las 19:00 para per-
mitir al ejército limpiar las calles de francotiradores.
El funeral de Gaitán está programada para el jueves (15
de abril). El cuerpo embalsamado de Gaitán está en su casa
y la policía permite que la gente lo vea (de tres a cinco perso-
nas simultáneamente). Existen grandes multitudes en los
200 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

alrededores de la casa, pero el orden se mantiene. La radio


anuncia que no se han publicado los periódicos, pero los cua-
tro periódicos del Partido Liberal a través de la radio solicita-
ron a sus lectores colaboración para restaurar el orden. El
gobierno anunció a las 14:45 Est., en relación con las emisio-
nes de radio que fomentaron la revolución el pasado viernes,
que éstas fueron tomadas, y arrestadas las personas, dentro
de las cuales se incluyen dos agentes rusos y otros extranje-
ros (Me Dermott).

Beaulac

Tomado de: Foreign Relations of United S tates, 1948,


Volu·me IX, W estern Hemisphere, página 42

TELEGRAMA

Del Embajador en Colombia (Beaulac) al Secretario de Esta-


do Interino

CONFIDENCIAL Bogotá, abril 11, 1948


11:00 p.m.

US URGENTE NIACT

222. Resumen diario 10. Se realizó una segunda reunión de


los jefes de las delegaciones el domingo en la tarde en casa
del director interino y jefe de la delegación de Honduras, los
cuales acordaron por unanimidad firmar y publicar la si-
guiente declaración:
''Los delegados de la Nove na Conferencia Internacional
de los Estados Americanos afirman que el principio de soli-
daridad democrática que existe entre los pueblos del conti-
nente americano y su propósito común de contribuir en paz
ANEXOS 201

al progreso y bienestar de la humanidad no puede ser modi-


ficado por ninguna emergencia transitoria que se registre en
cualquiera de nuestros países y declara su determinación
absoluta de continuar con el importante trabajo que sus go-
biernos les asignaron, hasta que cumplan a cabalidad con las
tareas para las cuales fueron convocados por la Asamblea en
Bogotá''.
A pesar de la preocupación inicial de algunos delegados
en relación con problemas de seguridad, prevaleció un senti-
miento unánime de continuar la Conferencia en Bogotá, a
menos de que la situación empeorara al punto de que fuera
físicamente imposible continuar.
El Presidente y otros funcionarios dieron plena seguri-
dad de que todas las medidas serán tomadas para dar la pro-
tección necesaria y facilidades para que la Conferencia con-
tinúe.
Dos aviones de E. U. arribaron de Panamá y evacuaron
personal de varias delegaciones hacia Panamá, incluido el
siguiente personal de E. U.:

(Sigue aquí una lista de nombres)

Dado que el gobierno controla cada vez más la situación,


es unánime el sentimiento en favor de continuar la Confe-
rencia en Bogotá.

Beaulac

Tomado de: Foreign Relations of United States, 1948,


Volume IX, W estern Hemisphere, página 42

TELEGRAMA
Del Embajador en Colombia (Beaulac) al Secretario de Esta-
do Interino
202 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

CONFIDENCIAL Bogotá, abril 12 de 1948


8:00p.m.

232. Resumen diario No. 11. Se realizó esta mañana una reu-
nión de los jefes de las delegaciones con Carlos Lozano, jefe
de la delegación colombiana, y Guzmán, secretario general
del Ministerio de Relaciones Exteriores. Se decidió, con vo-
tación de 10 contra 8, esperar hasta mañana a las 2:00p.m.,
para recibir el informe completo del Comité de Embajadores
relacionando las facilidades de seguridad y permanencia
existentes, antes de que se tome la decisión final sobre la
continuación de la Conferencia en Bogotá; Argentina, Méxi-
co y Guatemala expresaron grandes dudas en torno a la deci-
sión de continuar la Conferencia en Bogotá.
MarshaJJ informó sobre los informes de prensa de Yugos-
lavia y Bucarest. Señaló que es claro que el movimiento esta-
ba bien organizado, con un deliberado intento de sabotear la
Conferencia y afectar a ERP y las elecciones italianas y que
por lo tanto el gobierno colombiano ha sufrido sus conse-
cuencias. Agregó que en relación con la Conferencia no debe
surgir la impresión de fracaso (de hecho, a toda costa se
debe continuar con el trabajo). Son positivos la decisión en el
sentido de continuar y el apoyo a la propuesta mexicana de
que el Comité resuelva temas principales del pacto orgánico
y asigne la preparación de documentos al comité de trabajo,
que puede reunirse cada vez que sea necesario; a la cual se
adiciona que la situación mundial está involucrada, razón
por la cual no podemos quedarnos quietos. La reunión deci-
dió por unanimidad que, anticipándose a la decisión favora-
ble de mañana, se le pidiera al gobierno colombiano prepa-
rar el sitio de reunión del comité directivo coordinador para
el miércoles 14 de abril a las 10 a.m., con la autoridad de
decidir sobre los aspectos básicos del pacto orgánico y para
ANEXOS 203

convocar al comité de trabajo cuando sea necesario. No se


discutirán aspectos económicos.
Esta tarde Marshall y otros delegados estaban dispues-
tos a reunirse, por primera vez desde que se inició la revolu-
ción, con la totalidad de la delegación que quedó de E. U. y
después con la prensa, para realizar una revisión completa
de los recientes hechos.

Beaulac

TELEGRAMA RECIBIDO Abril 12 de 1948

DE: BOGOTA MAXIMO SECRETO


PARA: SECRETARIO DE ESTADO
PARA: LOVETT, confidencial, de MARSHALL

Continúo con el mensaje que Carter trasmitió a usted ayer


por teléfono: en referencia vacante en Grecia en septiembre
y cambio deseado en París, ¿qué piensa usted de Golden
para cualquiera de estos dos puestos? Harriman habla de él
en los mejores términos. Necesitamos, a la mayor brevedad
posible, hombres de trabajo en Europa en bases conspicuas.
Confío en que habrá conseguido un sobresaliente aboga-
do para Austin y que hayan mejorado las relaciones públicas
en Nueva York.
Mi plan tentativo es partir para la casa el sábado 17, pa-
sando esa noche en Miami por compromisos. Y o daría una
corta charla ahí. Que sus hombres me manden algunas
ideas. Harriman viajará conmigo. Nadie aquí tiene idea al-
guna de mis planes, por favor no divulgue esta información.
Bajo ninguna circunstancia debo yo aparecer como huyendo
de la dificil situación que se registra aquí; quiero por lo tanto
realizar mis movimientos de acuerdo con esta premisa.
204 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

La reunión en Miami es un compromiso previo con el In-


ternational Variety Club.

Marshall

Desglosado, enero 25 de 1988

TELEGRAMA EMITIDO

DEPARTAMENTO DE ESTADO

WASHINGTON

Embajada Abril 13, 1948

Bogotá

Resumen diario de las opiniones de E. U. para el Secretario.

Conferencia de Bogotá, los encabezados de primeras pági-


nas declaran que Marshall culpa a los comunistas de la re-
vuelta en Colombia.
H. V. Kalten expresa consenso en cuanto a la convenien-
cia de la decisión de llamar a continuar la Conferencia en
Bogotá. Son considerables las opiniones en la prensa y la
radio que ahora creen que los comunistas estaban detrás del
levantamiento (por ejemplo, Constantine Brown, Washing-
ton Post, Washington News, Louisville Courier-Journal,
New York Times, Felix Morley, Harold Stassen). Algunos
observadores, sin embargo, afirman que las dificultades
económicas contribuyen significativamente en los levanta-
mientos. Elmer Davis sostiene "si fue un levantamiento co-
ANEXOS 205

munista, representa un acto extremadamente estúpido'', ya


que la Conferencia adoptará ahora acciones conjuntas contra
el comunismo. Max Lerner (PM) también duda que los co-
munistas sean ''tan estúpidos''. La violencia registrada en
Bogotá induce al N ew York Times, Washington Post y a Kal-
ten Brown a subrayar la importancia de las actividades de la
Conferencia en los temas relacionados con el comunismo.
William Henry (Wall Street Journa~ afirma que puede per-
mitir útiles intercambios de información sobre los problemas
de comunismo y un acercamiento frente al tema, en forma
tal que los dictadores no puedan encontrar excusas antico-
munistas para mantenerse en el poder.
Muchos comentaristas se preguntan con Marquis Childs:
''¿Estaban los funcionarios americanos suficientemente
bien informados del potencial de explosividad en Colom-
bia?" (ejemplos, Washington Post News). Frank Waldrop y
Felix Morley culpan al Departamento de Estado "de haber
estado dormido en los controles'', y otros, incluido el gober-
nador Dewey, creen que laCIA cometió probablemente una
falla. La mayoría de estos observadores lamentan la profun-
da división que existe entre las actividades del FBI y de la
CIA.
W alter Lippman, discutiendo ''la profunda inquietud en
la cual la Conferencia estaba laborando'' cuando la revuelta
estalló, critica ''el fracaso en reconocer la artificialidad del
sistema interamericano y la realidad de la comunidad atlán-
tica''. Lippman afirma que el aislamiento hemisférico será
cosa del pasado; por lo tanto, los problemas de E. U .-Lati-
noamérica ''están volviéndose progresivamente más insolu-
bles dentro del marco del Hemisferio Occidental'' y pueden
ser resueltos solamente con la contribución de una nueva
comunidad política hecha por Europa y el Nuevo Mundo.
Como Lippman advierte: E. U. no debe pensar que puede
arribar a tientas a la armonía americana mediante adulacio-
nes y limosnas. Louisville Courier-J ournal dice que cuando
206 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

se reinicie la Conferencia E. U. debe reexaminar su política,


que parece ser formulada en forma precipitada y apenas en
boceto. El periódico quiere que se revisen las ideas sobre la
asistencia en Latinoamérica; señaló que los latinoamerica-
nos apoyaron la propuesta argentina de un préstamo conjun-
to que le dé a los países participación, en lugar de préstamos
unilaterales de E. U. ofrecidos por el EximBank y el Banco
MundiaL
Bracker, del New York Times, discutiendo las restricci~
nes en Bogotá sobre las noticias de la revuelta, dice que sin
la iniciativa de Armour y el entendimiento mostrado por
MarshalJ y McDermott, la libertad de información podría
haber sufrido una fuerte derrota.
Noticias específicas sobre Ja alianza con la Europa Occi-
dental, bajo una figura semejante al TIAR y no acuerdos bi-
laterales.
También noticias sobre las Naciones Unidas.

DEPARTAMENTO DE ESTADO WASHINGTON

TELEGRAMA EMITIDO

EMBAJADA Abril 13 de 1948

SECRETO

BOGOTA
PARA: DANIELS INF 9

Corrige primer párrafo infotel 8. Instrucciones al Emb.


Davis fueron enviadas de la siguiente forma:
Si bien se comparte el propósito de realizar buenos ofi-
cios para evitar hechos sangrientos, el Dept. considera que
ANEXOS 207

los buenos oficios que usted pueda realizar para lograr un


''aceptable arreglo poli tic o'' como el sugerido podria inevi-
tablemente ser motivo para malinterpretarlo como una inter-
vención. Por lo tanto, tal acción debe evitarse.
Sin embargo, el Dept. aprueba que usted tome parte en
cualquier grupo diplomático constituido para actividades
humanitarias. (Embtel 138, abril 11, 6 p.m., y Embtel142,
abril12, 1 p.m.).
Texto completo tel175, abrill1, 10 a.m. de (fr.) Asun-
ción es el siguiente:
Referencia: trasmisiones en Londres y Nueva York el
diez sobre complot descubierto en Asunción. Las trasmisio-
nes trataron de información descubierta hace varios días. La
esencia de la información, según el Secretario de Asuntos
Externos y la prensa, es que la policía descubrió al Secreta-
rio encargado del Partido Comunista Alberto P. Candia y lo
arrestó con otros tres comunistas y nuevos miembros de las
células comunistas. También se obtuvieron dos mimeógra-
fos, un radio receptor-trasmisor, cinco mil volantes, instruc-
ciones para un golpe de Estado, varias armas y granadas de
mano y los archivos completos de la Secretaria General. Co-
mentarios: la Embajada está tratando de obtener toda la in-
formación de este asunto. Hasta el momento parece ser que
el gobierno paraguayo usó la situación de Bogotá para dar
publicidad a un asunto de relativamente poca importancia.
Asunción se encuentra tranquilo, y todo el mundo interesado
en la Conferencia de Bogotá.
Texto completo tel 177, abril12, 11 a.m. de (fr) Asunción
es el siguiente:
Reemtel 175, abril 11, re complot Comunista. El descu-
brimiento fue hecho en abril 1 o. y reportado confidencial-
mente a la Embajada con el despacho 182, abril15. Mayores
reportes serán emitidos. Claramente el gobierno paraguayo
208 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

usó la situación de Bogotá para publicar una antigua histo-


ria.

Lovett
Interino

Desclasificado, enero 25 de 1988

DEPARTAMENTO DE ESTADO WASHINGTON

TELEGRAMA EMITIDO Abril14 de 1948

EMBAJADA AMERICANA

BOGOTA
SECRETO

En adición a lo referido Deptel 193, abril 13, y Embtel241,


abril 13, el funcionario del Departamento ha recibido una
carta personal con fecha abril 8 de Virgilio Albanese, perio-
dista argentino que cubre la Conferencia y que se hospeda
en el Hotel Atlántico 11-42 con Carrera Séptima en Bogotá,
señalando que los comunistas colombianos lo confundieron a
él y trajeron a Enamorado Cuesta y a Gilberto Vieira a verlo
a él. Vieira señaló, entre otras cosas: "cuando el día D lle-
gue será muy dificil combatir la quinta columna que está
siendo organizada en Latinoamérica''. Con base en esto, la
impresión de Albanese es que los comunistas colombianos
están esperando una crisis. Albanese afirma tener una inte-
resante información adicional que puede revelar. Sugiero
que es de la mayor importancia controlar el contacto logrado
por Albanese si todavía se encuentra en Bogotá o que sea
ANEXOS 209

entrevistado privadamente si es evacuado a Panamá. Repi-


to: a Panamá.

Lovett
Interino

Desclasificado, enero 25 de 1988

TELEGRAMA EMITIDO

DEPARTAMENTO DE ESTADO

WASHINGTON

Embajada
Bogotá Abril19, 1948

Resumen diario de las opiniones de E. U. para el Secretario.

Conferencia de Bogotá. Gran variedad de encabezados del


fin de semana. Las consecuencias del levantamiento atraen
mucha más atención que las actividades de la Conferencia.
Como los artículos de la prensa afirman, el representante
Brown de Ohio tal vez introduzca legislación para liberar a la
CIA totalmente del control del Departamento de Estado.
Fulton Lewis dice que el subcomité Brown podría criticar al
Departamento por ''meterse con las operaciones de inteli-
gencia de la CIA' '. David W ills (ABC) señaló que el testimo-
nio del almirante HiJlenkoetter evidenció la ausencia acos-
tumbrada de cooperación entre el Departamento de Estado y
otras agencias.
El Washington Post sostiene que el Departamento falló
en "no pararle bolas a las advertencias de la CIA y luego
210 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

protestar su inocencia''. Marshall ''no está exento de res-


ponsabilidad por ignorar las señales y exponerse a una tram-
pa comunista'', agrega el Post, haciendo un llamado para
realizar una investigación por un selecto comité de congre-
sistas en la Cámara. Pero Washington Star afirma que si el
asesinato de Gaitán fue solo una represalia personal, como
dice laCIA, entonces el levantamiento no fue originalmente
planeado por los comunistas y no podria esperarse que Mar-
shall anticipara el disturbio. Más aún, Stars considera que
Marshall tiene toda la razón en su decisión de seguir adelan-
te con la Conferencia a pesar de las advertencias hechas por
la Inteligencia.
El experto en Latinoamérica, Duncan Aikman (carta de
Washington Post) afirma que a menos que el asesino fuera
comunista, es dificil probar que el disturbio fue planeado por
los comunistas; muchos aspectos del levantamiento corres-
ponden a técnicas conocidas de revolucionarios latinoameri-
canos, de derecha o izquierda. Detroit Free Press pide prue-
bas de que los comunistas instigaron et levantamiento. Ade-
más: cuando la estabilidad en Colombia hizo explosión, las
dudas surgen acerca del valor de los pactos eon otros regí-
menes, que pueden desaparecer mañana. Chicago News
dice que Bogotá no era el sitio para ganar amigos a través de
la vía panamericana, los comunistas encontraron un campo
fértil para sus esfuerzos, todo esto tiene una profunda justi-
ficación por el descontento con el gobierno colombiano.
News concluye que E.U. debe poner una más cuidadosa
atención en Latinoamérica. En su artículo del domingo en el
New York Times, Bracker señala que levantamientos pue-
den ocurrir en cualquier país de Latinoamérica, y que el pro-
blema del comunismo en el hemisferio no es la supresión de
las masas, sino de la elevación de los niveles de vida de las
masas.
Christian Science Monitor dice que Marshall puede capi-
talizar de la Conferencia un acentuado principio de solidari-
ANEXOS 211

dad que surge por la revuelta, y lección de que la seguridad


del hemisferio es un problema de política global, con Europa
como punto clave. Después de lograr que la Conferencia se
reanude, MarshalJ deberá rápidamente volver al pais para
abordar los problemas de Berlín-Viena, considera Monitor.

DEPARTAMENTO DE ESTADO WASHINGTON

TELEGRAMA EMITIDO

EMBAJADA Abril 19 de 1948

BOGOTA COLOMBIA

TELMAR90
SECRETO

CONFIDENCIAL Y PERSONAL PARA MARSHALL


DELOVETT

Crece un evidente sentimiento en el Congreso y la prensa en


el sentido que se deben hacer todos los esfuerzos para termi-
nar la Conferencia tan pronto como sea posible sin dejar la
apariencia de fracaso o de abandono.
Lo anterior basado en el aumento de la tensión en la re-
gión e informes crecientes de movimientos comunistas y
revolucionarios en otras partes de Centro y Suramérica. Se
pregunta si los delegados no deberían de estar de regreso en
el pais ''haciendo algo acerca de todo esto''.
No cabe duda de que algunas de estas agitaciones están
inspiradas en consideraciones de política doméstica. Solo
212 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

para mi información personal, ¿podría usted darme una esti-


mación de la fecha de finalización de la Conferencia o de su
fecha de retorno?

Lovett
Interino

Desglosado, enero 25 de 1988

TELEGRAMA EMITIDO

DEPARTAMENTO DE ESTADO

WASHINGTON

Abril20 de 1948
Embajada

Bogotá

Resumen diario de las opiniones en Estados Unidos, para el


Secretario.

Conferencia de Bogotá. Las noticias sobre la Conferencia en


páginas interiores, la resolución anticomunista en encabeza-
dos. Desmentido que el levantamiento en Bogotá haya sido
predecid o por CIA, a pesar de las afirmaciones del almirante
Hillenkoetter. W alter Lippmann ataca de la administración
''que asume el estereotipo de que todo descontento tiene
una inspiración comunista''. El afirma que la Administra-
ción falló en realizar un adecuado diagnóstico del problema
ANEXOS 213

por concentrarse en que son hechos comunistas, en lugar de


''un profundo y violento desasosiego popular que surgió a la
superficie". Duncan Aikman (PM) declaró: "Las políticas de
derechistas fanáticos'' de Colombia tienen parte de la culpa
en el levantamiento y que Estados Unidos cometió una tor-
peza al ayudar a Gómez, ministro electo del Exterior, ''enér-
gico antagonista de la cooperación interamericana y Estados
Unidos en Latinoamérica", como presidente de la Conferen-
cia.
Sumner W elles escribe que no obstante el levantamiento
''indudablemente asestó un golpe al prestigio internacional
del sistema regional'' , el más grande perjuicio es que ''la
opinión pública estará muy obsesionada con la amenaza
roja, lo cual haría perder importancia a lo que pasó en la
Conferencia antes del levantamiento''.
Welles cree que los sentimientos contra Estados Unidos
fueron más agudos en esta ocasión que en cualquier otra
reunión interamericana desde 1928. Por lo tanto, el sistema
interamericano está en un verdadero peligro de desplomarse
porque Estados U nidos no ha permitido que los latinoameri-
canos ''tengan una expectativa clara de la cooperación de
Estados Unidos en un programa económico de largo alcan-
ce''. Dicho programa no supone una excesiva carga, y podría
implicar la obligación del gobierno de E. U., cuando el capi-
tal privado está imposibilitado o no desea participar, con el
fin de asegurar a los latinoamericanos el crédito necesario
para un positivo plan de desarrollo, dice W elles. W ashing-
ton Post, sin embargo, insiste en que la ayuda económica es
un problema que atañe fundamentalmente al capital priva-
do.
Scripps-Howard advierte que lo que pasó en Bogotá po-
dría suceder también en ciudades de E. U., tema que tam-
bién ha sido reiterado por Kiplinger Letter, Washington
Times-Heraldy por el columnista Brown de Hearst.
214 DIEZ DIAS DE PODER POPULAft

Kiplinger opina que la inteligencia del Departamento de


Estado falló en Bogotá. Detroit Free Press dice que los críti-
cos de la CIA no sabían de qué estaban hablando, ya que
Marshall aparentemente no atendía a las advertencias. Pero
Elmer Davis puntualizó que si el Departamento hubiera can-
celado la Conferencia por las actividades comunistas, esto
hubiera promovido como nunca antes la presencia comunis-
ta en el hemisferio; Marshall sabía que el prestigio nacional
podria verse considerablemente afectado si él permitía que
las amenazas de los amotinados nos hubieran hecho huir.

DEPARTAMENTO DE ESTADO

TELEGRAMA RECIBIDO

DE: BOGOTA Abril 20 de 1948

PARA: SECRETARIO DE ESTADO


SECRETO

CONFIDENCIAL, PARA LOVETT DE MARSHALL

En referencia con TE LE MAR 90, Harriman puede darle a


usted detalles. Sucesos fundamentales del pacto orgánico
fueron establecidos ayer. Yo preveo que se completará el
documento final para votación final el jueves en la mañana.
La discusión sobre colonialismo probablemente se debatirá
mañana y tal vez una resolución anticomunista.
Esto deja pendiente el tema económico que puede ser
acordado por resolución antes del fin de semana, pero si esto
no es factible tendremos un difícil problema en nuestras
ANEXOS 215

manos. El presidente de la Conferencia le preguntó al go-


bierno colombiano si yo estaría dispuesto a permanecer has-
ta el sábado si la Conferencia pudiera ser completada para
entonces. Me negué a aceptar, sin decirle a ellos que perma-
neceré hasta el sábado, pero forzando las cosas para que se
pudiera producir una rápida definición en las dificultades de
arreglo que se presentaron ayer en el pacto orgánico. Me
dicen que tenemos asegurada la resolución anticomunista.
El tiempo lo dirá. El ministro argentino está jugando un
papel protagónico, de acuerdo con nosotros, para actuar rá-
pidamente, excepto en lo relacionado a colonialismo.
Comparto el criterio del Congreso y de la prensa que us-
ted menciona excepto que creo que· mi presencia aquí sirve
más para ''hacer algo'' acerca de los aludidos movimientos
comunistas y revolucionarios, de lo que podría hacer nuestro
regreso a Estados Unidos. Hasta el momento nos parece que
tenemos una situación estable en Colombia, a menos que los
funerales de Gaitán al mediodía de hoy culminen en otro dis-
turbio violento.
El reporte de United Press de ayer sobre el anuncio del
Departamento de Estado en cuanto a Nicaragua y Costa
Rica, significó un momento peligroso en la Conferencia. Por
favor supriman esas afirmaciones o denme la vocería a mí en
las decisiones que tengan que ver con ellos. Yo he sido pues-
to en una situación muy embarazosa en la Conferencia y aún
continúa. Por favor, impidan firmemente indiscreciones
como ésas.

Marshall

Desclasificado, enero 25 de 1988


216 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

MEMORANDO OFICIAL- GOBIERNO DE LOS


ESTADOS UNIDOS- WASHINGTON

PARA: SECRETARIO INTERINO (LOVETT)


Fecha: abril20, 1948
DE: ARA- Señor Woodward

Cuando yo llamé por teléfono a Paul Daniels en Bogotá esta


mañana el general Carter fue quien tomó el mensaje. El
general Carter me pidió que le mencionara que el general
Marshall le estaria enviando un telegrama a usted esta no-
che, que podria incluir una predicción acerca de la fecha en
que podria concluir la Conferencia.
El general Carter también dijo que el general Harriman
llegarla a Washington hoy o mañana y que cree que usted
querria conversar con él a su llegada.
El general Carter dijo que las reuniones de la Conferen-
cia en abril 19 fueron muy productivas y que prácticamente
todos los puntos importantes relacionados con el Pacto Orgá-
nico han sido aclarados por el Comité. Parece ser que solo se
requiere la elaboración del texto preliminar y la aprobación
por la reunión plenaria. También dijo que al parecer va muy
bien la elaboración de una declaración anticomunista. El dijo
que el acuerdo económico no progresa tan bien y que por lo
tanto podria surgir como una resolución más que como un
pacto.

Robert F. W oodward

Blanca, Lincoln
ANEXOS 217

DEPARTAMENTO DE ESTADO

TELEGRAMA RECIBIDO Abril, 23 de 1948

SECRETO

DE: BOGOTA
PARA: SECRETARIA DE ESTADO

URGENTE

PERSONAL Y CONFIDENCIAL PARA LOVETT DE


MARSHALL

Como el Presidente tiene casi como una rutina el hábito de


encontrarse conmigo en el aeropuerto, él puede pensar con-
veniente y amable hacerlo en esta oportunidad. Por favor
impídalo. Sugiérale a él que envíe un representante. Tam-
bién yo podría ir directamente del campo aéreo a la Casa
Blanca, arreglando mi arribo entre R y 9 de acuerdo con su
conveniencia. Bajo ninguna circunstancia la señora Marshall
deberá venir de Lesseurg. Acuérdese, con referencia al Pre-
sidente, que la Conferencia no ha terminado su trabajo, a
pesar de que se han hecho acuerdos fundamentales del pac-
to orgánico y de la resolución anticomunista. N o me involu-
cren en una intervención de prensa hasta tanto yo no decida
sobre qué temas. Tampoco me parece deseable que hable
por radio. Dado que la Conferencia continúa y aún debate
sobre materias económicas, debo ser muy cuidadoso en lo
que voy a decir y en lo que voy a abstenerme de decir.

Marshall

Desclasificado, 25 de enero de 1988


ANEXOS 219

IU::1 1 lHHHJc!Eil 4. r rHE NA r IONAl ARCHt YJS~


OUT.GOING TELEGRAM
:ND~
c.u....
lbpartmtttt nf &tatt SECRET
Wuhlntton
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-Heldi!
AMEMBASSY, 0oAt1'012690
BOGOTA. Apr11 13, 19~
BOGDEL~
•ooa

FOR DAN IELS INFO 9.


correct first paragraph int'otel 8. Inatructiona ......
to .Aml:l. Davb were aent in following t'orm1
QUOTE While t'ully appreci'ating the deairal:lility ot' O .
O
(.
¡..- ......
any reasonal:lle extenaion ot' good officaa to avoid bloodahed, ~

the Dept' believes that exteneion your individual good


ot'fices to l:lring about •acceptable pol1t1cal arrangsmentt
as suggested wou1d 1nev1tably be subject to m1a1ntsrpretat1on
as intervention and that 1t should theret'ore be avoidad.
Dept ho~ever approves your tsking part in any group d1p1omatic
corps sction that seems to hold forth humanitarian possibility
~MBTEL 138, Apr 11, 6 p.m. and EMBTEL 142 Apr 12, 1 p,m.)UNQUOTE
\ 1" ·e. 1 d ,(:....'

Full text,.Te~tl75, Aprhl; lO s.m.·tr Asuncion follows: C


'~~· ~·" ~ ·n ., .• u -1 ·1/ri Cll
'<,UOTE Re London New Yo 1l broadcasts tenth re Communist '):
plot discovered Asuncion, Broadcasts concerned information
turned ~P se~~~l days ago, Gist thst 1nt'ormat1on according •
Under Secretsry Fo:r¡eign Affairs and presa 1s police discove~ -..;)
n '
fg ~
CA ..... OANC<~ECLABSIFIBD
· :m,o. 12366, Bec. 3.8
~::.. ,/;¡
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r•1"' ~'
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B7
1 .~ ~ •• .................. '"''-
~l
220 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

CLA881FICATION

lbpnrtmtut nf &tntt
Washington
Charge to
~

ACting Secretary-General Communist Party Alberto p. candia,


arrestad him three other Communists and number members new

communist cells. Aleo obtained two mimeographs, one radio


receiver-transmitter, five thousand leaflets, 1nstructions

for coup d•etat, various arms and hand grenades and comp~te

fi~ s secretary-general. Comments: Embassy seeking full


information this affair. At present looks like Paraguayan

Government used Bogota situation publicize matter relativa

unimportance. Asuncion normal with everyone interested


Bogota Conference UNQ.UOTE. ,,.;v)-1"'' ~ '/ .--
/ .,~ 1~..,-¡ o•~
Full text Tel 117, Apr 12, f1~'a.m. fr Asuncion fo11ows:
QUarE REEMBTEL 175, Apri1 11, re Communist p1ot.
Discovery made Apri1 1 and reportad Embassy confidentia1
despatch 182, Apr11 5. Further report w111 be submitted.
~ '
Olear Paraguayan Government used Boe;ota situation publicize

(QFFICES C»tLY)
ancient history UNQUOTE.

~-
_________L_A_RA :nFWoo~~:has
1 4/13/48

* U .•. GOVE .. NW!IENT JIIIINTING 0"'1C:& IM7 TM•118


ANEXOS 221

Rll 1 JWUtJGEIJ 1\f ftiE NAtiOMIIL ARCH(V~S!


0UTGOING TEt.EGRAM CLAO&IFic.3.&4 . ,
lrfii(CATE

LÓCollod
Y!' " Charge D•par1ment

/ , AMEMBASSY,
, ) BOGO'!'~.
~ 224,D

W1 th turther ret DEP'fiL


Apr 1.:5 Dept ott1oer has reoe1ved personal letter dated o
Apr 8 trom V1rg111o Albanesa, Argent1ne journal1st
oover~g Conterenoe res1d1ng Hotel Atlant1oo ll-42
·carrera Sept1ma Bogotá stat1ng Col.omb1an Co-un1ate
..
c..
......
1

oontused h1m w1th another and brougbt Enamorado Cuesta


and G1l.berto V1e1ra to see h111, V1e1ra sa1d amongst other
th1ngs QUO'l'E When D-Da7 comes 1 t wUl. be ver,. d1tt1oul t
to oombat the real F1tth Column wh1oh 1s be1ng organizad
~-e
1. !PO 1n Lat1n Alller1oa UNQUO'l'Z. He gave A1banese 1mpreu1on
<\ \01' DO¡v-
Allol Commun1sts wa1t1ng tor or1s1s, Albaneae ol.a1ms bave
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~.¡ · add1t1onal 1nterest1ng newa he oan reveal, Strongl7 eug-
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222 DIEZ DIAS DE PODER POPULAR

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that 1nter-Amer1can eyetem ie in real danger _. collapee be-
ca~ee US has ref~eed Wl admit Latin Americana QUOTE have any

right to expect US to co-operate in long-range economic program


m;QUOTE. Such program would involve no exceeeive burdene, would
imply US government obligation, when private capital unavailable
or unwanted, to aaeure Latin Americana of credits necessary for
constructiva development plan, Wellee saya, WASHinGTON POST_,how-
ever, insiste economio aid 1e problem mainly of pr1vate capital,
SCRIFPS-HOWARD 1 s Simma warna what happened 1n Bogota could
hA~pen in US citiea too--theme aleo streased by KIPLINGER LETTER,
WASHillGTOH TW~B-HEHALD, Hearat columniet Brown,
Kipl1nger feele State Department intelligence at fault in
Bogota. DETROIT FREE PRESS aaye critica of CIA didn 1 t know .._..
whet they were talk1ng about, as Marehall ap~arently ignorad
warninge, B~t Elmer Dav1e po1nte out if Department callad off
conference beoauee of communiet threate, would heve been b1ggeet
---------:,booet hemiephere 1 e Communiete ever had; Marehall knew nat1onal
DIIITRI.UTION
DUUlED
preatige would suffer disastrouely if he let riotera ec8re ue
(OP'P'ICU ONLV)

away,
Weetern European Alliance. James Reston reporte QUOTE
etrong feel1ng 1n WaAhington that unleea Marehall and Vandenberg
g1ve bolder lead in movement for weetern eeo~1ty system, nothing
--------~--B:¡ffect1ve w111 be aocompl1ehed th1s seesion of aongress and
CA CLEARANC:IE
great opportun1ty w111 be lost UNQUOTE, Lovett has d1scussed
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