Está en la página 1de 1

En las calles desnudas, donde el sol se esconde, camina un perrito, sin dueño ni nombre.

Con patitas cansadas y mirada perdida, busca un poco de amor en esta vida.

Su pelaje desgastado, tan triste y maltrecho, refleja su historia, llena de abandono y


despecho. Las noches sin hogar, sin cobijo ni alimento, han dejado huellas en su espíritu
sediento.

Atraviesa callejones, esquivando el peligro, sus ojos suplican un poco de calor y abrigo.
Las caricias olvidadas, ahora son su anhelo, anhela un hogar donde encuentre consuelo.

Cada paso que da, va dejando su huella, su lealtad inquebrantable es una joya tan bella.
A pesar de la adversidad, su amor no se rinde, sabe que en algún lugar, alguien le
rescinde.

Los corazones fríos pasan de largo, ignoran su sufrimiento, su mirada amargo. Pero en
su noble espíritu vive la esperanza, de encontrar un refugio, una nueva danza.

Oh, perro sin dueño, eres un ser excepcional, un testamento vivo de resiliencia y lealtad
sin igual. Que los ángeles te guíen hacia un mejor destino, donde encuentres amor, en
un hogar divino.

Que tu suerte cambie, perro callejero, y encuentres un refugio, un hogar verdadero.


Donde te den caricias, comida y abrazos, y olvides las penas, los fríos y los lazos.

Y así, en tu nueva morada, que encuentres la paz, que olvides las noches sin luna, sin
solaz. Que el amor te inunde, perro de noble estirpe, y vivas en alegría, con una nueva
vida que brille.

También podría gustarte