Está en la página 1de 4

1

Una atmósfera restrictiva hacia las mujeres en la obra Arráncame la vida

Desde hace décadas hasta nuestros días los estereotipos han estado presentes. Con ello
la mujer se ha desenvuelto en una sociedad que la limita para desarrollarse plenamente como
persona. En ese contexto, la escritora y periodista mexicana Ángeles Mastretta presenta la
temática de atmósfera restrictiva hacia las mujeres en su novela Arráncame la vida, obra
publicada en 1985, con el propósito de mostrar cómo el abuso de poder de los hombres impide
el desarrollo femenino. En este ensayo se cuestiona: ¿De qué manera se evidencia una
atmósfera restrictiva hacia las mujeres en la obra Arráncame la vida de Ángeles Mastretta? Ante
ello se plantea que los verbos imperativos, las hipérboles y las ironías configuran una atmósfera
restrictiva hacia las mujeres en la obra Arráncame la vida de Ángeles Mastretta.

En primera instancia, los verbos imperativos evidencian el autoritarismo de Andrés


Ascencio. Esto se muestra cuando Emilio está cantando fuera de la casa de Andrés, esperando
a que Lilia encienda la luz como muestra de aceptación; sin embargo, Catalina se opone y Andrés
le dice: “Cállate, Catalina. No tienes por qué meterle insidias en la cabeza a la niña. Prende la
luz Lilia” (Mastretta, 1994, p. 92). El verbo regular predicativo de modo imperativo "cállate”
evidencia el abuso de autoridad de Andrés Ascencio, puesto que utiliza su condición de padre y
esposo para callar a Catalina y así su hija Lilia encienda las luces. De esta manera, el
autoritarismo, evidenciado en el uso del verbo imperativo “cállate”, impide a Lilia hacer uso de su
libre albedrío, pues Andrés la está obligando a tomar decisiones en su vida personal que a él le
conviene, mas no a ella. También esto se muestra cuando después de una noche de festejo,
Ascencio y Catalina toman una siesta y cuando ella quiere ir a montar en caballo a pedido de
Checo, Ascencio le replica: “-Cállate. Te oigo multiplicada por cinco. —Duerme… ¿Para qué
despiertas? Es domingo. (…) ¡Qué aberración! Vienes” (Mastretta, 1994, p. 70). Nuevamente la
presencia del verbo imperativo “cállate” refuerza la idea de que la mujer no puede dirigirse al
hombre con voz alta pues esto significa una falta de respeto para él. Del mismo modo, el verbo
irregular imperativo de aspecto imperfectivo “duerme” demuestra la superioridad masculina frente
a la femenina, incluso para decisiones que solo deberían ser tomadas por la misma persona.
Asimismo, el verbo irregular imperativo “vienes” refleja la sumisión de la mujer frente al hombre,
ya que esta tiene que obedecer a su esposo, quien es considerado en el contexto de la obra la
máxima autoridad en el hogar, a ir a un almuerzo en contra de su voluntad. De ese modo, el
ejercicio de autoridad de Ascencio, que se hace notorio a través de dos verbos, refleja la opresión
del varón hacia la mujer y cómo ello impide su libre toma de decisiones. Adicionalmente, el
autoritarismo se muestra mediante dos verbos imperativos en el momento que Catalina está
2

cantando junto a Carlos Vives y a Ascencio no le parece bien, llegando a decir lo siguiente:
“Ahora la que está echando a perder todo eres tú, Catalina —dijo Andrés. Cállate, deja actuar a
los grandes” (Mastretta, 1994, p. 72). Los verbos regulares imperativos “Cállate” y “deja”
evidencian que las mujeres son opacadas o calladas por sus esposos cuando quieren
demostrar su talento, por lo que en ese aspecto tomaban un rol más pasivo que activo.
Este autoritarismo las restringe a ejercer su derecho de libre expresión y con ello
desarrollarse íntegramente. En síntesis, el autoritarismo de Andrés Ascencio se evidencia
a través de verbos imperativos como “cállate” utilizados de manera reiterada y esto crea
una atmósfera que impide el desarrollo pleno de las féminas.

En segunda instancia, la hipérbole evidencia la asunción de diferentes roles


machistas de la mujer en la sociedad y cómo ello la impide desenvolverse en diferentes
campos. Esto se muestra en el siguiente diálogo: “—Por mí que se muera de hambre —
dije. ¿A usted general qué le damos?” (Mastretta, 1994, p. 62). La expresión exagerada
“muera de hambre” de Catalina al general Suárez en una cena familiar muestra que el rol
de la protagonista, a lo largo de la historia, iba cambiando, pasando de tener un rol
doméstico a uno más político, puesto que empezó a estar presente en reuniones de esa
naturaleza. Ello se refuerza con el siguiente enunciado: “El tiempo se hizo lento. Yo
empecé a sentir que llevaba siglos soñando niños y abrazando viejitos con cara de
enternecida madre del pueblo poblano (…) el mundo hablaba de los ochocientos
crímenes y las cincuenta amantes del gobernador” (Mastretta, 1994, p. 26). La hipérbole
presente en la oración bimembre “llevaba siglos soñando” evidencia que el estilo de vida
de Catalina había pasado de ser una adolescente y estar por ende inmersa en diferentes
actividades con sus amigos y familiares, a estar en casa de Andrés y por costumbre social,
dedicarse exclusivamente a las labores del hogar, por lo que sentía que el tiempo pasaba
muy lento. Asimismo, la frase nominal “cincuenta amantes” muestra la poligamia en la
época ya que era algo estandarizado que el varón tenga varias amantes. De esta manera
se muestra el papel de la mujer orientado a satisfacer el deseo sexual de los hombres.
Ello es un obstáculo para que las mujeres se introduzcan en nuevas áreas. De igual
manera esto es notorio en el comentario de Andrés Ascencio cuando le dice a Catalina:
“Las mujeres cuando andan de cabras Locas queriéndose coger a todo el que les pone a
temblar el ombligo se le llaman putas” (Mastretta, 1994, p. 38). La expresión “queriéndose
coger a todo el que les pone a temblar el ombligo” evidencia el rol sexual de muchas
mujeres de la época. Por tanto, la hipérbole evidencia el rol doméstico, sexual y político
que impide la autorrealización femenina.
3

Por último, la ironía refuerza la cosificación de la mujer y cómo esto la limita. Ello se
demuestra en el siguiente diálogo: “Siempre me sorprendía con algo y le daban risa mis
ignorancias. —No sabes montar, no sabes guisar, no sabias coger ¿A qué dedicaste tus primeros
quince años de vida? —preguntaba” (Mastretta, 1994, p. 9). La ironía presente en la pregunta
“¿A qué te dedicaste tus primeros quince años de vida?” está como refuerzo a las características
que se describen anteriormente, ello evidencia que la mujer es considerada un objeto y un ser
útil para servir y satisfacer las necesidades sexuales de hombres, mas no para tener un desarrollo
personal. Asimismo, ello se evidencia en el siguiente monólogo de Catalina: “A veces me
quedaba tanto tiempo que Andrés volvía del baño en el que se encerraba con el periódico, y
gritoneaba: —Órale güevoncita. ¿Qué haces ahí pensando como si pensaras? Te espero abajo,
cuento a 300 y me voy” (Mastretta, 1994, p. 9). La pregunta irónica “¿Qué haces ahí pensando
como si pensaras?” muestra la perspectiva de superioridad de Andrés con respecto a Catalina,
pues la considera como algo inferior que no cuenta con la misma racionalidad que él, ello la limita
psicológicamente a sentirse incapaz de incursionar en nuevos campos. Del mismo modo, la
cosificación de la mujer se muestra en la narración de Catalina sobre el momento y la manera en
que Andrés la llevó a su matrimonio: “¿Cómo que quién me creo? Pues me creo yo, Andrés
Ascencio. No proteste y súbase al coche. Entró a la casa, cruzó tres palabras con mi papá y salió
con toda la familia detrás” (Mastretta, 1994, p. 6). Con la expresión irónica “¿Cómo que quién me
creo?” se muestra que Catalina es tomada como un coroto, ya que son sus padres y el
pretendiente Andrés quienes negociaban y si llegaban a un acuerdo, Catalina pasaba al dominio
de Andrés Ascencio. En ese sentido, se puede reafirmar que la cosificación de la mujer,
evidenciado a través de la ironía, impide el desarrollo pleno de las féminas.

En conclusión, mediante los verbos imperativos, las hipérboles y las ironías se evidencia
que el machismo genera una atmósfera restrictiva hacia las mujeres que impide el desarrollo
pleno de sus habilidades y capacidades. La autora recrea tan bien las emociones de los
personajes que, si el receptor es varón, genera un sentimiento de culpabilidad en este; ya que la
desigualdad de género es un problema que aún no se soluciona y el lector podría identificarse
como parte de este. En el siglo XXI aún existe una atmósfera restrictiva hacia las mujeres, puesto
que estas tienen limitaciones para conseguir puestos de trabajo. Ante ello, el gobierno debería
ser la primera institución en comprometerse a mejorar la situación, se podría empezar por el
ministerio de educación, incluyendo en los libros de ciudadanía un lenguaje inclusivo y temas de
igualdad de género.

Número de palabras: 1469


4

REFERENCIA:

Mastretta, A. (1994). Arráncame la vida. España: Alfaguara.

http://www.ignaciodarnaude.com/textos_diversos/Mastretta,Angeles,Arrancame%20la%20vida.

pdf

También podría gustarte