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Causal de Improcedencia de la Fracción XXI del Artículo 61 de Ley de

Amparo

El criterio jurisprudencial: 1a./J. 33/2015 (10a.), sustentado por la Primera Sala,


publicado en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación Libro 18, mayo de
2015, Tomo I, página 168. Registro digital: 2009004, de rubro: ARRAIGO. LA
ORDEN RELATIVA NO ACTUALIZA LA CAUSA DE IMPROCEDENCIA POR
CESACIÓN DE EFECTOS (ABANDONO DE LA TESIS AISLADA 1a.
LXXXIII/2001).

Análisis.

La causal de improcedencia contenida en la fracción XXI, del artículo 61 de la Ley


de Amparo refiere que este medio de impugnación es improcedente “Cuando
hayan cesado los efectos del acto reclamado”, esto quiere decir que se actualiza
cuando han cesado las violaciones, por haber sido reparadas, por ejemplo, por las
propias autoridades responsables y siempre cuando la misma sea de manera
total.1

La referida tesis jurisprudencial es ilustrativa de la forma en que se configura la


causal de improcedencia referida, ya que señala los elementos que la constituyen
y son:

a) la existencia de un acto de autoridad que se estime lesivo de derechos


fundamentales y que motive la promoción de la demanda de amparo en su
contra;

b) un acto de autoridad que sobrevenga, dentro del procedimiento


constitucional, dejando insubsistente, en forma permanente, el que es
materia del juicio de amparo;

1 Suprema Corte de Justicia de la Nación. Estudios introductorios sobre el juicio de amparo. Tomo 2, La
improcedencia de la acción de amparo. México, p.129.
c) una situación de hecho o de derecho que destruya, en forma definitiva,
el acto que se reclama, volviendo las cosas al estado que tenían antes de
la promoción de la demanda de garantías; y,

d) una situación de hecho que sobrevenga durante la tramitación del juicio


y haga imposible el cumplimiento de la sentencia protectora que, en su
caso, llegare a pronunciarse.

En el caso concreto que dio origen a la jurisprudencia citada, el acto de autoridad


que da origen al juicio de amparo es una orden de arraigo, y la interpretación que
realiza el Alto Tribunal se encuentra encaminada a dilucidar si respecto de dicho
acto reclamado opera la citada causal de improcedencia, o si por el contrario no
hay cabida para que por un acto de autoridad posterior cesen los efectos de la
misma de manera absoluta, completa e incondicional.

En primer lugar, debe tomarse en consideración como se estableció en el referido


criterio, que una orden de arraigo tiene dos momentos, a saber: “la restricción de
la libertad deambulatoria del indiciado, por un término no mayor a cuarenta días; y
que, en ese plazo, se recaben elementos probatorios por el Ministerio Público
para lograr el éxito de la investigación”, ahora bien, como lo señala la Sala
emisora del criterio, el primer momento comienza y fenece en los días y horas
precisados por la autoridad judicial que emite la orden, y el segundo momento se
encuentra sujeto a dicho plazo, sin embargo las consecuencias del mismo -
obtención de elementos probatorios-, no pueden cesar sus efectos, pues
precisamente el objetivo de recabar estos elementos de prueba es para ser usado
en actos jurídicos futuros para el éxito de la averiguación.

Entonces, para la actualización de esta causal de improcedencia no es necesario


solo que la autoridad emisora del acto derogue o revoque el mismo, sino que es
imprescindible que sus consecuencias sean destruidas de manera “absoluta,
completa e incondicional, como si se hubiere otorgado el amparo y restituido al
quejoso en el pleno goce del derecho transgredido…”; por lo tanto, se concluye
que cuando el acto reclamado en el juicio de amparo lo constituye una orden de
arraigo, no se actualiza la causal de improcedencia referida ya que sus
consecuencias -elementos de prueba recabados en el proceso- subsistirán para
actos posteriores.

En lo personal, me parece interesante el criterio sustentado por la Primera Sala,


pues contrario a lo que se podría pensar, el dejar sin efectos una orden de arraigo
no actualiza la causal de improcedencia referida, a menos que también se
destruyan los efectos de sus consecuencias, sin embargo ello implicaría que no se
le podría otorgar valor alguno a los elementos probatorios que son recabados en
su proceso, por ello es que no es dable decir que se actualiza esta causal, si que
ello implique que no se pueda actualizar alguna diversa.

A mi consideración este criterio se encuentra encaminado a respetar la garantía


de seguridad jurídica, ya que conforme a esta, toda persona tiene derecho a que
se le administre justicia de manera pronta, completa e imparcial; por lo que al no
poder configurarse la referida causal en el caso concreto, ello lleva a que de no
actualizarse una diversa, el juzgador debe efectuar un análisis completo del acto
reclamado y las violaciones que son alegadas por el quejoso cuando se tiene
como acto reclamado una orden de arraigo.

Bibliografía
- Suprema Corte de Justicia de la Nación. Estudios introductorios sobre el juicio de amparo.
Tomo 2, La improcedencia de la acción de amparo. México, 2018.

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