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El documento describe la escuela ideal que promueve la calidad educativa a través de estándares y una educación inclusiva, equitativa y democrática para todos los estudiantes. La autora argumenta que se requiere la responsabilidad compartida de la comunidad educativa y el uso eficiente de los recursos para alcanzar esta visión de una escuela que evalúa el progreso de cada estudiante de manera individualizada. También enfatiza que la inclusión no es opcional sino un derecho garantizado por la constitución ecuatoriana.
El documento describe la escuela ideal que promueve la calidad educativa a través de estándares y una educación inclusiva, equitativa y democrática para todos los estudiantes. La autora argumenta que se requiere la responsabilidad compartida de la comunidad educativa y el uso eficiente de los recursos para alcanzar esta visión de una escuela que evalúa el progreso de cada estudiante de manera individualizada. También enfatiza que la inclusión no es opcional sino un derecho garantizado por la constitución ecuatoriana.
El documento describe la escuela ideal que promueve la calidad educativa a través de estándares y una educación inclusiva, equitativa y democrática para todos los estudiantes. La autora argumenta que se requiere la responsabilidad compartida de la comunidad educativa y el uso eficiente de los recursos para alcanzar esta visión de una escuela que evalúa el progreso de cada estudiante de manera individualizada. También enfatiza que la inclusión no es opcional sino un derecho garantizado por la constitución ecuatoriana.
Hoy, en Ecuador contamos con estándares de calidad educativa, que son puntos de referencia para medir el avance y sostenimiento de la calidad en las instituciones educativas. El resultado que deriva de los estándares, es garantizar una educación de calidad, tal como lo establece nuestra Constitución. Para alcanzar la escuela que sueño, debemos adquirir responsabilidades compartidas con la comunidad educativa mediante mecanismos estratégicos, analizando las áreas de mejoras, para una construcción que garanticen la calidad de la institución. Partir de una base y crear objetivos realizables, que puedan ser verificados en el proceso, haciendo uso eficiente de los recursos con los que se cuenta y a su vez mejorarlos. La escuela de mis sueños, es una ESCUELA INCLUSIVA, EQUITATIVA Y DEMOCRÁTICA. Una escuela en donde los docentes se conviertan en recursos y apoyo que guía a sus estudiantes en el proceso de aprendizaje. Una escuela que forme personas con sentido democrático y desarrolle un espíritu crítico. Una escuela donde se evalué el progreso de sus estudiantes de forma global, teniendo en cuenta sus capacidades de forma individualizada. La inclusión educativa no puede ser vista como una opción, sino más bien como una transformación, pues es un derecho que tienen todas las niñas, niños y adolescentes a una educación de calidad. En nuestro país no todos entienden lo que es la educación inclusiva, a pesar de que la normativa legal lo estable, nuestra realidad es otra, las instituciones educativas tan solo abren las puertas para recibir a las niñas, niños y adolescentes con habilidades diferentes o con necesidades educativas especiales, pero no garantizan el derecho a la educación de calidad. Ecuador en las últimas décadas ha evolucionado con políticas educativas orientadas a una transformación, con leyes y normativas que impulsan la inclusión, pero se necesita de la responsabilidad social para que se convierta en una realidad, de docentes, padres de familia, autoridades y funcionarios. Reducir la desigualdad debería convertirse en nuestro propósito de vida, los avances son notables, la historia lo muestra y las garantías para lograrlo existen en el sistema ecuatoriano, pues nos ha otorgado herramientas tales como: • Constitución de la República de 2008 • Plan Decenal de Educación • Plan Nacional del Buen Vivir • Ley Orgánica de Educación Intercultural • Ley Orgánica de Educación Superior En consecuencia, estamos en la obligación de hacer un análisis, para demostrar que la inclusión involucra cambios y modificaciones, que debemos proponer y aceptar, como una responsabilidad social, y llegados a este punto evidenciar la igualdad, la equidad, pero sobre todo el respeto a la diversidad, como lo establece el estado ecuatoriano. Todo el mundo a lo largo de los años ha hablado de inclusión, pero no en todos esos años se ha educado para la inclusión. Entonces si enseñamos a la sociedad a aceptar la diversidad, no estaríamos hablando en la actualidad de inclusión, sino más bien de una convivencia armónica. Lcda. Evelin Sandoval Chichande