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Modos suposicionales
Los científicos sociales enfocan la realidad y la explicación de distintas
maneras, dependiendo de sus supuestos acerca de lo que es una perspectiva
legítima sobre ambas. Una forma de conceptualizar dichos supuestos es en
cuadrarlos en cuatro dimensiones (para la relación de los modos suposicio
nales con las estrategias analíticas, véase Figura 6.1). Estas son la dimensión
inductivo-deductiva, subjetivo-objetiva, generativo-verificativa y constructi
vo-enumerativa. Por lo común, la investigación etnográfica se aproxima a los
extremos generativo, inductivo, constructivo y subjetivo de estos cuatro con
tinuos. Los diseños como Ja experimentación suelen estar más cerca de los
extremos opuestos.
E N T R E L A IN D U CCIO N Y L A D ED U CC IO N
R ESU M EN
El diseño etnográfico
Las reconstrucciones culturales que requieren estrategias de investigación
congruentes (fenomenológicas, empíricas y naturalistas, holistas y multimo-
dales) tienden a reflejar, más que otros tipos de investigación, los modos su
posicionales de inducción, generación, construcción y subjetividad. Una for
ma corriente de arrojar luz sobre los componentes del diseño etnográfico es
contrastarlos con los elemente» típicos del diseño experimental. M is h le r
(1979) por ejemplo, afirma que la etnografía pone el acento en los métodos
cualitativos, la validez de los resultados, los análisis globales de los fenóme
nos y las variables ile proceso, mientras que la experimentación subraya los
métodos cuantitativos, la fiabilidad de las mediciones, el análisis de las partes
o componentes de los fenómenos y las variables resultado. Como constructo
arquetípico, por tanto, la etnografía se distingue de la experimentación y
otros diseños positivistas, basándose su contribución al progreso científico
en esa diferencia.
Independientemente de su elección de un modelo heurístico general, to
dos los investigadores sociales comparten un ámbito común de decisiones
relativas al proceso de investigación (véase Capítulo II). Desarrollan un enfo
que o un problema situado dentro de una perspectiva teórica o independien
te respecto de cualquier teoría; escogen fuentes de datos que posibilitan el
examen del enfoque o el problema; asumen una determinada posición o rol
hacia dichas fuentes de datos; desarrollan procedimientos de recogida de da
tos de esas fuentes, y analizan los datos obtenidos según su relevancia para el
enfoque o el problema. Las convenciones empleadas por los etnógrafos en la
adopción de estes decisiones se traten a continuación. Se indica cómo dichas
convenciones contrastan con las de los experimentos prototípicos y se identi
fican las relaciones entre aquéllas y los modos suposicionales que comúnmen
te asume el etnógrafo.
T E O R IA P R IM E R O O T E O R IA D ES P U ES
S E L E C C IO N Y M U ES T R E O
Los medios con que los etnógrafos llevan a cabo sus muestreos y selec
ciones difieren, en cierta medida, de los empleados en la investigación experi
mental. La mayoría de los descubrimientos comprobados a través de experi
mentos, diseños de muestras y estudios cuasi-experimentales con sujetos se
leccionados, tienen como fin su generalización a una población más amplia.
R e ic h a r d t y C o o k (1979) señalan, sin en.^rgo, que dicha generalización
sólo puede realizarse cuando los sujetos han sido seleccionados al azar en
tre la población total a la que se aplican los descubrimientos, y que tal con
dición estadística se cumple en pocos casos. Para legitimar sus generaliza
ciones, los experimentadores y analistas de muestras suelen depender más
bien de los controles de diseño, del tamaño de las muestras y de los supues
tos de equivalencia.
Por su parte, los etnógrafos se basan en las convenciones de una selec
ción pragmática y teóricamente informada en lugar de en el muestreo pro
babilístico (véase Capítulo III); raramente están en situación de acceder si
quiera a las condiciones previas no estadísticas de la generalización. Como
consecuencia de ello, aspiran a la comparabilidad y traducibilidad de los des
cubrimientos, en lugar de pretender la transferencia directa de los resultados
a grupos no investigados. Para cualquier estudio, la comparabilidad y traduci
bilidad son factores que pueden contribuir a su generalización; para la legiti
midad de la investigación etnográfica, resultan imprescindibles.
La comparabilidad exige en primer lugar que, en la medida de lo posible,
el etnógrafo utilice una terminología y unos marcos analíticos normalizados
y no idiosincrásicos. Además, las características del grupo estudiado o de los
constructos generados han de estar definidas con el suficiente detalle c o t o
para hacer posible la comparación con otros grupos semejantes y diferentes
( R o s e n b l a t t , 1981; W o l c o t t , 1973). La traducibilidad supone un nivel de
explicitación de los métodos de investigación, categorías analíticas y caracte
rísticas de fenómenos y grupos que permita la realización de comparaciones
con confianza y sentido a) entre distintos grupos y b ) de los resultados del
estudio con tos de otras disciplinas. La comparabilidad y la traducibilidad
constituyen el fundamento de las comparaciones. Ambas cumplen, para el
etnógrafo, una función similar a la de los fines de las investigaciones más
controladas: la posibilidad de generalizar los resultados y de elaborar enun
ciados causales.
Supuestos unos comparativos, los etnógrafos pueden optar por estudiar
ciertos fenómenos porque son semejantes, o bien porque difieren sistemática
mente en dimensiones concretas. En ambos casos, lo que intentan es la gene
ración, clarificación, perfeccionamiento y validación de constructos. Este
método puede emplearse para comparar fenómenos identificados en un solo
escenario de investigación (G laser y S t r a u s s , 1967), o bien para examinar
fenómenos especiales en distintos contextos (p. ej., C a s s e ll , 1978; H e r r io t t ,
1977; H e r r io t t y G ross , 1979; R ist , 1981; S ta k e y Ea s l e y , 1978; T ik u n o f f ,
Be r l in e r y R is t , 1975; W a x , 1979; W h it in g , 1963).
PRECONCEPCIONES Y POSCONCEPCIONES
ACO M O D ACIO N Y M A N IP U LA C IO N
T R IA N G U L A C IO N Y C O N V E R G E N C IA
R ESU M EN
E T N O G R A F IA E D U C A T IV A
•Véase B .M A LIN O W S K I L a vida sexual de tos SQ¡va¡es.;2* ed.. Madrid, Morata, 1971. ÍM de! R. h
50, eran cada vez menos numerosos los grupos aborígenes aislados de la so
ciedad industrial. Los antropólogos descubrieron que ya no podían llegar a
sociedades relativamente estáticas; por el contrario, y al igual que los soció
logos, se veían obligados a considerar tanto la industrialización como el con
tacto* el cambio y la asimilación culturales. Ambas disciplinas debían adap
tarse a una sociedad industrial. Así, sus poblaciones y problemas respectivos
empezaron a converger.
Sin embargo, persistieron diferencias importantes en el enfoque y el mé
todo. Como disciplina, la sociología ponía el acento en la tecnología de la in
vestigación: muestreos, instrumental y análisis estadísticos. Ello se debía a la
actividad de los sociólogos con poblaciones demasiado grandes para ser estu
diadas en su totalidad. Los antropólogos, por su parte, subrayaban los aspec
tos interpersonales de la investigación, como el ganar el acceso al campo, la
«lección de informantes y el trabajo con ellos y las relaciones de tipo ético
con los participantes, lo cual reflejaba ya lo peculiar y crítico de su rol como
investigadores. Esto no equivale a afirmar que los antropólogos desconozcan
la técnica y los sociólogos ignoren a las personas que responden a sus encues
tas. Sin embargo, la etnografía, tal como la practican los antropólogos, Ha
conservado características de arte y de ciencia, mientras que la sociología se
ha centrado más en los aspectos técnico-científicos de la investigación. Los
antropólogos han conservado su enfoque tradicional porque la reconstruc
ción cultural, al igual que la narración histórica, se hace más clara y creíble
cuando existe una sensibilidad hacia los matices del significado y la actividad
humana y cuando el lenguaje es fluido y tiene valor estético. Simultáneamen
te, la comparabilidad y la legitimidad requieren sistemas metodológicos des
critos con precisión y registros sistemáticos de los procedimientos de los inves
tigadores de campo. No obstante, en los últimos años los métodologos de la
antropología han comenzado a abordar tanto los fundamentos artísticos como
las exigencias científicas del diseño etnográfico (p.ej., A g a r , 1980; F r e il ic h »
1970; Pe l t o y Pe l t o , 1978; Po w d e r m a k e r , 1966; S p in d l e r , 1970; S p r a d l e y ,
1979; W a x , 1971; W il l ia m s , 1967).