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Primer parcial - Filosofía

Cátedra Naishtat, comisión: 4


1º Cuatrimestre de 2022

Docente: Laura Herrera


Alumna: María Regina Schanzenbach D.N.I. 43.085.328

Citas elegidas:
Kant
“Pero esta metafísica de las costumbres –totalmente separada y sin mezcla alguna de
antropología, ni de teología, ni de física o hiperfísica, o menos aún de cualidades ocultas
– no es sólo un sustrato indispensable de todo conocimiento teórico y seguramente
determinado de los deberes, sino al mismo tiempo un desiderátum de la mayor
importancia para la verdadera realización de sus preceptos. Porque la representación
pura del deber, y en general, de la ley moral, sin mezcla alguna de adiciones ajenas
provenientes de estímulos empíricos, tiene sobre el corazón humano, por el solo camino
de la razón –que con esto se da cuenta por primera vez de que puede ser por sí misma
una razón también práctica-, una influencia tan superior a todos los demás móviles que
pudieran sacarse del campo empírico, que –consciente de su dignidad- desprecia estos
últimos y puede poco a poco transformarse en su dueña. En cambio, una teoría de la
moralidad que esté mezclada y compuesta de móviles sacados de los sentimientos y de
las inclinaciones, y al mismo tiempo de conceptos racionales, tiene que dejar el ánimo
oscilante entre causas determinantes diversas, irreductibles a un principio y que pueden
conducir al bien sólo de manera contingente y a veces determinar el mal”. Kant,
Fundamentación a la Metafísica de las Costumbres, ed. Las cuarenta pp. 59-60 // Ed.
Ateneo pp. 496-497

Hegel
“Este tratado, pues, en tanto contiene la ciencia del estado, no debe ser otra cosa que el
intento de concebir y exponer el estado como algo en sí mismo racional. En su carácter
de escrito filosófico, nada más alejado de él que la pretensión de construir un estado tal
como debe ser. La enseñanza que puede radicar en él no consiste en enseñar al estado
cómo debe ser, sino en enseñar cómo él, el universo ético, debe ser conocido. (…) La
tarea de la filosofía es concebir lo que es, pues lo que es, es la razón. En lo que respecta
al individuo, cada uno es, por otra parte, hijo de su tiempo; del mismo modo, la filosofía
es su tiempo aprehendido en pensamientos (…)” Hegel, Rasgos fundamentales de la
Filosofía del Derecho, Prefacio.
Respuestas:

Kant

A lo largo de la obra Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, Kant intenta


demostrar la posibilidad de realización de dicha metafísica. Es importante comprender
qué encuadra este concepto dentro del campo del conocimiento racional: la filosofía,
bajo los preceptos kantianos.

Al comienzo de la cita podemos observar cómo el autor refiere a una


Metafísica particular de las costumbres y la distingue de otros tipos de conocimiento;
esto quiere decir que hay determinados límites en el abarcamiento de esta Metafísica.
Primeramente, esta se aboca a un conocimiento de tipo material, es decir, está dirigida
hacia el estudio de los objetos y las leyes que los regulan. Sin embargo, no se trata aquí
de objetos de estudio empíricos, como sería el caso de la física o la antropología
pragmática, sino objetos de los cuales no se tiene experiencia sensible, y es
precisamente en esto último donde reside la denominación de Metafísica. 

La pretensión de Kant es hallar una moral que funcione como una legislación
universal, que sea de carácter puro, a priori. Esta pretensión resulta innovadora en el
sentido de que, previo a la contribución kantiana, el estudio de la moral se pensaba en
términos de una búsqueda de la “felicidad”, o una “buena vida”. Crítico de esta
visión, Kant considera a la felicidad como subjetiva y contingente: se encuentra en una
relación de total dependencia con las particularidades humanas. En lenguaje kantiano,
se critica por un lado su formulación mediante imperativos hipotéticos, los cuales
poseen un carácter asertórico: están fundamentados en la experiencia sensible e indican
el modo en que debemos obrar con relación a un fin específico; y por otro, el carácter
subjetivo de esta moral, que hace que se separe en principios diversos que no pueden ser
sintetizados en una ley moral suprema y singular.

Por el contrario, lo que Kant intenta explicarnos en la cita es lo que él propone como


una moral apodíctica, buena en sí misma y no como medio para conseguir un fin.
Además, posee otras dos cualidades: concierne a acciones que un sujeto puede querer
universalizar; y por otro, rige para todos sin excepciones, cual ley de la naturaleza.
El sustento de esta moral se encuentra en el desarrollo del concepto del deber, en el
cual su principio máximo es el de una buena voluntad, que actúa por deber. Por eso la
cita nos menciona que esta metafísica de las costumbres es una base sustancial para
lograr el conocimiento de los deberes, es decir, es indispensable para entender cómo
debemos comportarnos, desarraigados de nuestras inclinaciones y deseos en tanto
voluntades impuras.

Pero además de presentar un determinado tipo de moral y diferenciarla de aquello que


no es, Kant en esta cita nos destaca la noción práctica de la Metafísica de las
Costumbres, “la verdadera realización de sus preceptos”,  y referido a esta esfera nos
menciona un proceso mediante el cual la razón, en un estado de consciencia, descarta
los “estímulos empíricos”, es decir los deseos e inclinaciones inherentes a las
voluntades impuras y “se transforma en su dueña”. A lo que Kant hace referencia aquí
es al concepto de autonomía, la capacidad de una voluntad de determinarse a sí misma,
de darse su propia ley moral. De este modo, al obrar uno podrá preguntarse a si
mismo  ¿puedo querer que esta máxima sea universalizable?

Esto significa que el hombre, como sujeto que posee inclinaciones y deseos, es capaz
de constreñir estas impurezas mediante leyes morales logrando así actuar por
deber, y ser por tanto, una buena voluntad.
Hegel
En esta cita, lo que Hegel nos plantea es comprender la verdad de la institución estatal
y la manera en que esto debe realizarse. Es decir, existe una realidad efectiva del
Estado, desligada de la contingencia, y es posible acceder a ella.
Si en este tratado Hegel estudia la realización de la idea de libertad, esto quiere decir
que el mundo de las ideas no comprende un entramado fenoménico al cual es
imposible acceder. El análisis del Estado de Hegel no tiene una propuesta
transformadora del mismo, no se trata de “cómo debe ser” sino más bien de “cómo
debe ser conocido”. Pero no solo en relación con esta institución en particular, sino que
es la tarea propia de la Filosofía la de comprender el desarrollo de los individuos y las
instituciones que estos generan. Por ende, esta tarea solo es posible en la medida en que
un proceso ya haya finalizado. Esta función histórica de la filosofía otorga un límite
temporal: no podemos trascender el presente y, por ende, el individuo es “hijo de su
propio tiempo”.
Ahora bien, esta forma de conocer tiene determinadas características: se trata de
comprender mediante la razón procesos históricos que ya han culminado, donde el
espíritu se ha desplegado mediante un proceso dialéctico y ha llegado a su punto más
álgido, logrando, en el marco del espíritu objetivo, una institución dotada de razón.
Este proceso dialéctico se divide en triadas en donde la síntesis, su punto más álgido,
supera pero al mismo tiempo contiene los dos preceptos anteriores: la afirmación y la
negación -aufhebung-. Al suponer instancias superadoras, nos muestra una visión
progresiva de los sujetos y las relaciones entre ellos. No olvidemos que el sujeto
hegeliano conforma su identidad en la relación de oposición a un otro, y las
instituciones, además de ser un producto de dichas relaciones entre sujetos, sirven
justamente para regularlas; a su vez la institución resultante tendrá una relación de
oposición frente a otras instituciones. En el caso del Estado este será, universal y
concreto frente a la familia y la sociedad civil, pero particular con relación a otros
estados.
Este tipo de análisis del desarrollo del espíritu mediante la dialéctica representa la
manera en que “el universo ético debe ser conocido”, a la que refiere el autor en la
cita. Así, dentro del despliegue del espíritu objetivo, superando al derecho abstracto y a
la moral, nos sitúa en el momento ético.
Dentro de este universo, el Estado es el resultado de otro proceso dialéctico que
sintetiza a la familia y a la sociedad civil. Hay una idea de inmanencia de razón en las
instituciones, pues es mediante el desarrollo histórico -el cual es dialéctico- que el
espíritu se despliega de manera progresiva y culmina en una institución, en este caso, el
Estado,
De este modo, es posible acceder al núcleo de racionalidad que se despliega en las
instituciones, pues como indica la cita, el Estado “es en sí mismo racional” y, si
consideramos que “todo lo racional es real, y todo lo real es racional”, podemos, por
ende, conocerlo.
La propuesta de Hegel es innovadora frente a la filosofía romántica, la cual busca
entender al Estado, alejándose de la razón y abriendo un abanico de teorías contingentes
que no permite ver el factor permanente en la institución estatal.
Además, Hegel al buscar encontrar la verdad o el fundamento de la institución a partir
del desarrollo histórico del espíritu, se opone tanto al "comportamiento del alma
ingenua", la cual obedece los mandatos del Estado sin emitir razonamiento o juicio
alguno, como a los críticos del Estado que en su multiplicidad de interpretaciones
producen una negación del mismo.
Bibliografía utilizada:

 Hegel, G. W. F. (2000). Rasgos fundamentales de la filosofía del derecho.


Madrid: Biblioteca Nueva.

 Kant, I. (1951). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Buenos


Aires: El Ateneo.

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