Está en la página 1de 3

Módulo: Comunicación en los ámbitos escolar y profesional.

Segunda Unidad R.A 2.2 Lectura de comprensión y semántica del lenguaje

La pila eléctrica

Este aparato, semejante en el fondo, como lo haré ver más adelante, y hasta en su forma, según lo acabo de
construir, al órgano eléctrico natural del torpedo, de la anguila temblorosa, etc., más bien que a la botella de
Leyden o a las baterías eléctricas conocidas, quisiera llamarlo órgano eléctrico artificial.

Y, en verdad, ¿no está acaso, como aquél, compuesto únicamente de cuerpos conductores?
¿No es, además, activo por sí mismo, sin previa carga, sin la ayuda de una electricidad cualquiera,
excitada por algunos de los medios conocidos hasta ahora, actuando sin cesar y sin descanso, en fin,
capaz de producir, en todo momento, conmociones más o menos fuertes, según las circunstancias;
conmociones que se redoblan a cada tacto y que, repetidas con frecuencia o continuadas durante
algún tiempo, ¿producen el mismo entumecimiento de los miembros que hace sentir el torpedo?

Haré aquí una descripción más detallada de este aparato y algunos otros análogos, como también
de las experiencias más notables realizadas con los mismos.

Me proveí de algunas docenas de pequeñas placas redondas o discos de cobre, latón o, mejor, de
plata, de una pulgada de diámetro más o menos ( monedas, por ejemplo), y de un número igual de
placas de estaño o, lo que es mucho mejor, de zinc, más o menos de la misma forma y tamaño que
las anteriores; digo más o menos de la misma forma y tamaño, porque la exactitud no es un requisito
indispensable y, en general, el tamaño y la forma de estas piezas metálicas son arbitrarios; se debe
cuidar solamente que se las puede colocar cómodamente unas sobre otras en forma de columna.

Preparo, además, un número bastante grande de ruedecillas de cartón, cuero o de cualquier otra
materia esponjosa, capaz de absorber y conservar mucha agua o humedad, pues es necesario, para
el éxito de la experiencia, que estén bien empapadas. Estas ruedecillas, que llamaré discos mojados,
las hago un poco más pequeñas que los discos o platillos metálicos a fin de que interpuestas entre
éstos, no sobresalgan.
Módulo: Comunicación en los ámbitos escolar y profesional.
Segunda Unidad R.A 2.2 Lectura de comprensión y semántica del lenguaje

Ya con estas piezas en buen estado, es decir, los discos metálicos bien limpios y secos, y los otros
no metálicos bien empapados de agua común o, lo que es mucho mejor, de agua salada,
ligeramente enjugados para que no goteen, no tengo más que acomodarlos en forma conveniente, y
esto es un trabajo simple y fácil.

Dispongo, pues, horizontalmente sobre una mesa o banco cualquiera, uno de los discos metálicos,
por ejemplo, uno de plata, y sobre éste adapto uno de zinc. Sobre el segundo coloco uno de los discos
mojados y después otro de plata, seguido inmediatamente, por otro de zinc, al que hago acompañar
todavía por un disco mojado. Continúo de la misma manera, acoplando un disco de plata con uno de
zinc, y siempre en el mismo sentido, es decir, la plata abajo y el zinc arriba, o viceversa, según como
se haya comenzado, e intercalado entre cada uno de estos pares, un disco mojado. Sigo formando
con estos pisos una misma columna hasta la altura qué puede lograrse sin que se desplome.

Si la columna llega a contener cerca de 20 de estos pisos o pares metálicos, ya es capaz no sólo de
dar señales en el electrómetro de Cavallo acoplado a condensadores de más de diez o quince grados
y de cargar a este condensador hasta el punto de producir una chispa, etc., sino también de hacer
cosquillear los dedos al tocar sus dos extremidades (la cabeza y el pie de la columna) con uno o varios
pequeños golpes, más o menos frecuentes, según como se repitan estos contactos. Cada uno de estos
golpes recuerda, perfectamente, la ligera conmoción que hace sentir una botella de Leyden
débilmente cargada aún, o, en fin, un torpedo extremadamente lánguido, que imita, todavía mejor,
los efectos de mi aparato por la sucesión de golpes repetidos que pueden dar sin parar.

Alejandro Volta
Fragmento de una carta a la Royal Society de Londres (1800)
Antología de textos científicos SEP, México, 1990, pp 91-92
Módulo: Comunicación en los ámbitos escolar y profesional.
Segunda Unidad R.A 2.2 Lectura de comprensión y semántica del lenguaje

Responde las siguientes preguntas:

1. ¿A qué semeja según Volta el aparato que acababa de construir?


2. ¿Cómo quiso llamar a su invento Alejandro Volta?
3. ¿Por qué comenta que el aparato aludido es activo por sí mismo?
4. ¿Qué producen en los miembros humanos, las conmociones que surgen del artefacto inventado?
5. ¿Cómo eran las placas que Volta usó para inventar la pila?
6. ¿en qué forma debían acomodarse las placas?
7. ¿Qué otro material además de las placas metálicas debía ir interpuesto entre éstas?
8. ¿De qué metales eran las placas que usó Volta y en qué orden las acomodó?
9. Al llegar la columna a contener 20 de los pares metálicos, ¿qué reacciones obtenía el experimentador?
10. ¿Cuál es el artefacto que inventó Volta y qué usos tiene actualmente?

Actividad

Realiza en tu cuaderno una paráfrasis mecánica del texto titulado La pila eléctrica

También podría gustarte