Está en la página 1de 3

HORA DE JUEGO DIAGNÓSTICA SEGÚN SARA PAÍN

De acuerdo a “La hora de juego diagnóstica”, como es entendida por Alicia


Fernández, "este espacio de encuentro entre el psicopedagogo y el niño, supera la clásica
dicotomía de test proyectivo-test de inteligencia y ayuda a observar cómo operan aquellos
aspectos que tradicionalmente han sido contemplados en forma aislada….Permite
observar la dinámica del aprendizaje" (1)
Esta evaluación se toma a niños mayores de tres años y menores de nueve. Sara Pain
distingue tres momentos en el juego que se encuentran presentes en el aprendizaje.
De acuerdo a esta autora, el jugar y el aprender presentan momentos análogos. El primer
nivel se corresponde con llamado “inventario”, por ejemplo, cuando leemos un libro en
primer lugar, observamos de qué se trata, medimos la extensión, su temática, etc. En
segundo lugar, en un segundo nivel de comprensión,  tratamos de establecer relaciones
entre los contenidos, es decir “organizamos” el material. Integramos estos saberes a otros
ya aprendidos, Y por último, tal vez podemos apropiarnos de lo leído, y es probable que
nos olvidemos de este libro y su autor, este momento es el llamado de “apropiación”.

Un caso, a modo de ejemplo:


Se le da la consigna a un niño, que llamaremos:  Juan. El se dirige a la caja y retira la tapa.
Comienza a explorar el  contenido de la caja y retira un paquete de plastilina de color azul,
la coloca en una taza. Luego toma otra plastilina, la saca de su envoltorio y la coloca en
otra taza.
Luego retira de la caja una cajita, un cuchillo de plástico y comienza a cortar la plastilina
que se encuentra en la taza. Luego saca lápices de colores y crayones, también al
encontrar una plastilina de color verde, la saca de su frasco que contenía lentejas, lo
destapa y saca algunas lentejas colocándolas  en una plastilina que se encuentra en una
taza. Toma el cuchillo y trata de unir.
Continúa buscando objetos en la caja, toma el frasco de plástico chiquito y comienza a
meter la plastilina que había puesto en una de las tazas, lo llena y le coloca la tapa.
Después abre la tapa y lo saca….
Retira los trozos de plastilina que se encuentran en las tazas y los une. Intenta sacar la
plastilina del envase plástico del envase plástico, pero no puede. Comienza a armar toma
unos ladrillos y los pega a la plastilina que había unido anteriormente, frente a la pregunta
de la entrevistadora responde que está armando un robot. Pega los ladrillos a la plastilina
con plasticola.
Sigue buscando en la caja y toma papel glasé, los deja a  un costado de la mesa. Intenta
sacar nuevamente la plastilina del frasco plástico, pero ahora con un palito de helado. Saca
un poquito y a usa para ponérsela  como cabeza al robot.
Saca un elefante y un auto. Saca unos animales y los comienza a nombrar. Abandona los
autos y los animales. Luego continúa con el robot, les hace ojos y boca. Luego dice: “le
faltan brazos, ¿cómo los hago?”.  Antes de que la psicopedagoga responda, deja de
trabajar con el robot y continúa con los autos y los animales.
Se le comenta a Juan que restan diez minutos para terminar. Guarda los animales en la
caja. Continúa armando el robot y le hace la cabeza más grande y los brazos.
Intenta poner los animales sobre los autos, pero se le caen. 
Luego guarda los crayones y los lápices. Toma la plasticola y les pone un  poco al robot. Lo
deja  trata de sacar punta al lápiz.
Juan antes de finalizar le dice a la psicopedagoga: “este robot te lo quiero regalar a vos
para que juegues, y después lo guardes y no lo rompas”.

Interpretación:
 De acuerdo, entonces  a los tres niveles del juego, es decir:
1) inventario; 2) organización; 3) integración-apropiación, se puede considerar que este
niño realiza una exploración de los elementos, los busca, los manipula, intenta   algunas
cosas con ellos, intenta armar algunos juegos que después abandona y finalmente a partir
de muchos elementos que ha elegido de la caja  y a los que no le ha encontrado ninguna
utilidad, y ante la pregunta de la entrevistadora, le coloca nombre a su producción. De tal
manera que la integración que logra de los elementos es bastante caótica, sin ninguna
planificación, ha seleccionado elementos al azar, sin una hipótesis previa y su producción
final es bastante casual, lo cual hace pensar que el nivel de juego alcanzado, de acuerdo a
Sara Paín, se puede pensar entre un nivel de inventario  y de una incipiente organización
de algunos elementos con un éxito relativo.
No existe mucha coherencia en su organización: Juan abandona la mayoría de los
elementos tomados y con algunos de ellos improvisa un objeto al que le adjudicará un
nombre en forma casi casual.
Juan no puede mantener una distancia adecuada con el objeto que le permita observarlo
antes de tomarlo, así los tomará en forma indiscriminada, sin poder seleccionarlos
previamente, actitud necesaria, la de discriminación del objeto, para que el aprendizaje sea
posible. Si un niño le presta atención a todos los estímulos a la vez, no le será posible
detenerse a reflexionar acerca de las consignas que debe cumplir en el trabajo planteado.
Por otro lado, como dije antes, nunca tuvo una hipótesis al comenzar y su solución
final: "Es un robot" es un intento rápido para salir de paso, sin reflexión. Se puede inferir,
que por lo mismo, que  ante una tarea escolar que debe organizar, es probable que le
resulte dificultoso anticipar como comenzarla y posteriormente lograr resolverla
adecuadamente. Su aprendizaje tal vez circule en un intento reiterado de ensayo y error,
por tanteos, sin anticipaciones operatorias.
Por todo lo que despliega en su juego se puede pensar en las dificultades que Juan
enfrenta en su producción escolar: escasa capacidad de apropiación sobre los objetos, si
bien se puede pensar que tiene algunas estrategias para resolver una situación ante el
apremio del adulto, que aunque no es muy consistente, demuestra cierta coherencia
argumentativa.
En este sentido se puede pensar, que Juan necesita la intervención y la ayuda del adulto
para lograr cierta organización de su tarea.

Bibliografía:

 (1) Alicia Fernández, “La inteligencia atrapada”, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires,
1987

También podría gustarte