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HERENCIA II (Genética de Poblaciones)

I. Objetivos
* Familiarizarse con la herencia no mendeliana, y estudiar un ejemplo de esta, la codominancia
* Aprender como calcular y utilizar parámetros comúnmente utilizados en la genética de poblaciones,
específicamente las frecuencias fenotípicas, genotípicas y alélicas
* Comprender cómo estas frecuencias se relacionan entre sí, y cómo se pueden estimar unas de otras a
partir del principio de equilibrio Hardy-Weinberg
II. Introducción
A partir de los experimentos de Gregor Mendel (1822-1884), se llegó a la conclusión de que los rasgos
hereditarios se transmiten, y se distribuyen de una generación a otra, en forma de unidades separadas que se
mantienen invariables a lo largo de las generaciones. Esto nos permite calcular los genotipos y fenotipos de
generaciones futuras siguiendo simples leyes probabilísticas. Los rasgos o caracteres fenotípicos cuyo patrón
hereditario siguen los postulados de Mendel se conocen como ‘mendelianos’. Estos caracteres suelen ser de
naturaleza discreta o discontinua, es decir, los podemos clasificar en tipos bien distintos y sin intermedios
(e.g. semillas arrugadas o lisas, verdes o amarillas; flores blancas o violetas). Además, son determinados por
un solo gen (herencia monogénica), y un alelo siempre domina completamente sobre el otro (es decir, el
fenotipo recesivo solo se manifiesta si el individuo recibió un alelo recesivo de ambos padres). Finalmente, si
se estudia más de un carácter a la vez (e.g. color y textura de semilla), los genes que los determinan deben
estar ubicados en cromosomas distintos (de lo contrario no se segregarán de manera independiente).
Los caracteres mendelianos han sido de gran utilidad para establecer las leyes básicas de la herencia; sin
embargo, como suele suceder en la ciencia, conforme más aprendemos, vemos que los casos rara vez son tan
simples. Así, la mayor parte de la herencia se ha determinado como ‘no mendeliana’, resultando la
aplicación de la genética mendeliana bastante restringida. Por un lado, la mayoría de las características
fenotípicas, no pueden clasificarse en clases discretas (e.g. grande o pequeño; delgado o grueso), sino que
presentan una variación continua (e.g. tamaño o grosor del organismo, patrones de coloración en animales).
Como los caracteres continuos a menudo se pueden medir y se les da un valor cuantitativo, el área de la
genética que estudia este modo de herencia se conoce como genética cuantitativa. Por otro lado, su herencia
responde a varios o muchísimos genes (herencia poligénica). De hecho, entre más se estudia la herencia de
un caracter, más genes involucrados se detectan. Si lo piensas, esto no es de extrañar, ya que el organismo
sólo cuenta con una cantidad determinada de genes, y, solamente con estos, debe de completar todos los
complejos detalles de su fenotipo. De esta manera, caracteres “mendelianos” que antes eran utilizados en la
enseñanza de la biología (incluido este curso), ahora resultan ser cuantitativos y poligénicos. Por ejemplo, la
forma en que se adhieren los lóbulos de la oreja a la mejilla, analizada en la práctica anterior, usualmente se
dividía en dos fenotipos discretos, "libres “y “fusionados". Sin embargo, estudios más recientes han
encontrado una variación continua en el punto de unión, indicando que el carácter no se ajusta al mito simple
de un locus, dos alelos. Lo mismo puede decirse de caracteres como la capacidad de arrollar la lengua, la
presencia del “pico de belleza” en la frente, o de camanances. Finalmente, la mayoría de alelos no responden
a un simple patrón de dominancia completa, donde el alelo se expresa o no; más bien, ambos alelos suelen
expresarse, y el fenotipo heterocigoto termina siendo distinto al de cualquiera de los homocigotos.
Ahora imagina todos estos factores actuando a la vez: ¡Varios genes determinando un carácter, cada alelo
de cada gen expresándose en cierto grado y dependiendo de la combinación de alelos presentes en otros
genes! ¡Con razón los fenotipos no suelen ser discretos!

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Dominancia Incompleta y Codominancia
Quizás el caso más sencillo de genética no mendeliana es donde la herencia todavía es monogénica, pero un
alelo no domina completamente sobre los otros; es decir, los fenotipos de ambos alelos se expresan al menos
en cierto grado. En el pasado, los genetistas han hecho una distinción entre los dos tipos de herencia
definidos abajo; sin embargo, su distinción a veces no es tan sencilla, o es incluso subjetiva, y los
mecanismos moleculares detrás de ambos suelen ser similares.
En la dominancia incompleta, el fenotipo heterocigoto es más como un intermedio entre ambos fenotipos.
Un ejemplo que suele darse son algunas flores donde los fenotipos homocigotos son rojo o blanco según el
alelo, y donde el heterocigoto presenta un color rosado.
En la codominancia, el fenotipo heterocigoto presenta ambos fenotipos de manera discreta; es decir, no es
exactamente un intermedio. Contrastando con el ejemplo anterior, aquí la flor no sería rosada, sino que
tendría manchas completamente rojas y manchas completamente blancas. Un caso común de codominancia
está dado por los ‘tipos sanguíneos ABO’ en humanos. Estos corresponden a un sistema de antígenos y
anticuerpos producidos según los distintos tipos de sangre. Son importantísimos en la medicina, ya que
determinan si el organismo puede o no aceptar transfusiones sanguíneas de otro individuo. Estudiaremos este
caso durante el laboratorio.

Genética de Poblaciones
La genética mendeliana y no mendeliana proporcionan las reglas para la transmisión de rasgos de padres a
hijos, y, por extensión, las probabilidades para la transmisión de genotipos a través de generaciones
familiares sucesivas (pedigrí o genealogía). Sin embargo, cuando muestreamos una población, no estamos
viendo una sola genealogía, sino más bien una colección compleja de ellas en un conjunto heterogéneo de
individuos. ¿Cuáles son las reglas de transmisión para la población en este caso? Por ejemplo, ¿qué sucede
con las frecuencias de los alelos de una generación a la siguiente dentro de una población? ¿Qué pasa con la
frecuencia de los genotipos? Con el tiempo, ¿la frecuencia de alelos recesivos tiende a disminuir o
desaparecer de la población? ¿Qué ocurre con las frecuencias genotípicas, fenotípicas y alélicas dentro de
una población cuando se toman en cuenta procesos como migración o cambios en su tamaño?
La genética de poblaciones estudia todos estos aspectos, y sus fundamentos teóricos proporcionan algunas
respuestas a estas preguntas, extendiendo las reglas hereditarias que operan dentro de una genealogía a reglas
para el comportamiento de genes en una población. Más importante aún, al establecer cómo se comportan las
variantes genéticas en una población, esta rama de la biología permite entender cómo evolucionan las
especies a través del tiempo. En primer lugar, es la genética la que en gran medida determina cómo serán los
organismos, y por ende, cómo podrán interactuar con el ambiente y la comunidad que los rodea. Sin
embargo, nada hacemos estudiando individuos aislados, ya que estos formarán parte de una población; todos
los aspectos del individuo deben ser considerados en términos relativos, es decir, contrastándolo con respecto
a otros miembros de la población. Por ejemplo, puede ser que algunos individuos sobrevivan mejor que otros
o se reproduzcan más, contribuyendo en mayor proporción a la composición genética de futuras
generaciones. Adicionalmente, puede haber factores externos que causen cambios en el tamaño de la
población, o que faciliten el intercambio de inmigrantes con otras poblaciones vecinas. Así, las especies
pueden evolucionar mediante cambios graduales en las frecuencias alélicas de sus poblaciones. Esto lo verás
con mayor detalle la siguiente semana.
En esta práctica, nos enfocaremos primero en estudiar algunos parámetros utilizados en la genética de
poblaciones. En específico, deberás conocer y saber calcular las siguientes frecuencias, cuya utilidad verás
más adelante.
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Recuerda: Una frecuencia se refiere a qué tan común o abundante es algo dentro de un todo. Así, todas las
frecuencias deben variar entre 0–1, y deben sumar a 1 (ó al 100% si trabajas con porcentajes en lugar de
decimales).

Frecuencias fenotípicas: qué tan común es un fenotipo en su población


# individuos con el fenotipo
# total de individuos

Frecuencias genotípicas: qué tan común es un genotipo en su población


# individuos con el genotipo
# total de individuos

Frecuencias alélicas: qué tan común es un alelo (de un gen) con respecto a todos los alelos para ese gen en
la población. Fíjate que aquí la división es entre el total de alelos para ese gen, y, como sabemos que cada
individuo solo tiene dos alelos por locus, simplemente multiplicas el total de individuos por dos.
# copias del alelo en la población
# total de alelos en la población (o # total de individuos x 2)

Algo muy importante es que estas frecuencias se relacionan entre sí. Recuerda que los genotipos están
determinados por los alelos, y los fenotipos por los genotipos. Si las frecuencias alélicas cambian, también
lo hará el resto. De igual manera, si en una población solo sobreviven ciertos fenotipos, las frecuencias
genotípicas y alélicas se verán afectadas.

Como imaginarás, de estas tres, las frecuencias fenotípicas son las más fáciles de obtener, solamente
observas y cuentas fenotipos ¡y estás listo! Al contrario, ¿cómo sabes cuántas veces está presente en la
población un determinado alelo o genotipo? Para esto requieres complejas metodologías biomoleculares que
aíslan y amplifican el ADN de interés. No obstante, hay un caso donde puedes obtener las frecuencias
genotípicas (y con ellas las alélicas) a partir de las frecuencias fenotípicas. Este caso corresponde a caracteres
que manifiestan codominancia. En tales casos, el genotipo heterocigoto muestra un fenotipo distinto al de
cualquiera de los homocigotos, así, los tres genotipos posibles se pueden identificar mediante sus fenotipos
(i.e. ¡las frecuencias fenotípicas y genotípicas serán exactamente iguales!). Una vez que conoces las
frecuencias genotípicas, puedes calcular las frecuencias alélicas con la siguiente fórmula sencilla:

p = (#individuosA1A1 x 2 + #individuosA1A2)
# Total de individuos x 2

Donde p = frecuencia del alelo A1

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Fíjate que en dos instancias de esta fórmula multiplicas por 2; esto debido a que cada individuo tiene dos
alelos (en el caso de los homocigotos, estos tienen dos alelos A1; en el caso del total de individuos, cada uno
de ellos tiene dos alelos cualesquiera). No multiplicas por 2 a los heterocigotos, quienes solo tienen una
copia del alelo en cuestión.
Puedes llamar a la frecuencia del alelo A2 como q
Esta frecuencia la puedes obtener exactamente de la misma manera en que obtuviste p (pero enfocándote en
el alelo A2). Si tienes el caso sencillo donde solamente existen dos alelos en la población, también puedes
obtener q como
q = 1-p
(porque p y q deben sumar a 1)

En casos de dominancia completa no puedes hacer esto, ya que no sabes cuántos de los individuos con el
fenotipo dominante son homocigotos, y cuántos heterocigotos. Sin embargo, en tales casos, todavía podemos
obtener un aproximado de las frecuencias genotípicas y alélicas aplicando el principio de Hardy-Weinberg,
explicado a continuación.

Introducción al principio de Hardy-Weinberg (HW)


Imagina que tenemos una población grande donde los individuos se reproducen al azar (cada individuo se
reproduce en proporciones similares y sin importar cuáles sean sus parejas). Cada vez que la población entra
en la fase de reproducción sexual, se combinan partes de los genomas de machos y hembras para formar el
genotipo de los nuevos individuos que nacieron. Si simulamos el proceso de apareamiento al azar, todos los
gametos tienen igual probabilidad de unirse y formar los individuos de la siguiente generación (Fig. 1). Nota
que esta figura ejemplifica un caso de dominancia completa, y por ende usa los alelos A y a; sin embargo,
aplica exactamente igual para casos de codominancia, con los alelos A1 y A2).
Si prestas atención, verás que esta figura básicamente corresponde a un ♀
cuadro de Punnett, solo que, en este caso, en lugar de mostrar un
apareamiento entre dos individuos, mostramos el apareamiento entre los
miembros de la población. Así, en lugar de poner alelos en cada fila y
columna, ponemos más bien sus frecuencias en la población (p y q).
Como ves, la frecuencia de cada genotipo posible (AA, Aa y aa) estará
determinada por la frecuencia de cada alelo. Si observas las casillas del ♂
Cuadro de Punnett, verás que las frecuencias de estos genotipos posibles
son, respectivamente: p2, pq, pq y q2. Esto equivale a: p2, 2pq, q2.

Figura 1. Simulación de la
Esto te puede recordar el resultado de la siguiente expresión binomial: reproducción azarosa en una población
y la descendencia resultante.
(p + q)2 = p2 + 2pq + q2 = 1
donde:
(p + q)2 simboliza el cruce: machos y hembras con frecuencias p y q se reproducen entre sí
p2 corresponde a la frecuencia genotípica de AA,
2pq a la frecuencia genotípica de Aa, y
q2 a la frecuencia genotípica de aa

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Es esta ecuación la que utilizarás para estimar las frecuencias alélicas a partir de fenotipos en el caso de
dominancia completa. Decimos estimar porque esto se hace bajo ciertos supuestos que pueden o no
cumplirse.
En el siguiente cuadro se muestra como, a partir de las frecuencias de los fenotipos dominante y recesivo,
puedes obtener el resto de frecuencias. Sigue estos pasos (detallados en el cuadro): 1) Como el fenotipo
recesivo solamente puede ser causado por el genotipo recesivo, sus frecuencias son iguales, así, q2 = 0.36. 2)
Una vez tienes q2, puedes obtener q simplemente aplicando la raíz cuadrada; (√0.36 = 0.6). 3) Como p + q =
1, obtienes p como 1-q (p = 0.4) 4) Una vez tienes p, simplemente obtienes p2 y 2pq introduciendo los
valores apropiados.

Frecuencia Fenotípica 0.64 0.36


Frecuencia Genotípica Paso 4) Paso 4) Paso 1)
2=
p 0.16 2pq = 0.48 q2 = 0.36
Frecuencia Alélica Paso 3) Paso 2)
p = 1 – q = 0.4 q = √0.36 = 0.6

Puedes corroborar tus resultados asegurándote que p2 + 2pq + q2 = 1. En efecto, 0.16 + 0.48 + 0.36 = 1

Este procedimiento es muy útil para estimar frecuencias alélicas y genotípicas en casos que no sean de
codominancia. Sin embargo, recuerda que todo este cuadro parte del supuesto que los individuos de la
población ¡se reproducen al azar! (Fig. 1), algo que también implica que todos los genotipos tienen la misma
probabilidad de producir descendientes. Esto se conoce como el supuesto de ‘equilibrio HW’, que verás con
mayor detalle en la siguiente práctica. Por el momento, pregúntate ¿qué tipos de condiciones puedan llevar a
la violación de este supuesto? ¿en qué circunstancias puede ser que los individuos que forman la población se
reproduzcan de una manera no proporcional?

¿Para qué nos sirven estas frecuencias alélicas?


Una vez obtienes tus frecuencias alélicas (reales o estimadas), podemos utilizar estas para calcular las
frecuencias genotípicas y fenotípicas de generaciones futuras. De nuevo, esto lo haces asumiendo equilibrio
HW. Lo importante del equilibrio HW, es que, mientras los individuos sigan reproduciéndose al azar
(produciendo el cuadro de Punnett mostrado en la figura 1), las frecuencias alélicas se mantendrán
EXACTAMENTE IGUAL a través de generaciones, y por ende, también las frecuencias genotípicas y
fenotípicas.
Esto implica que, si conoces las frecuencias actuales, ¡conoces las futuras! (o al menos puedes predecir con
gran exactitud sus valores mientras la población se mantenga en equilibrio HW).

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Por ejemplo, utilizando los valores de p y q calculados anteriormente, imagina que esta población se sigue
reproduciendo, y en un futuro alcanzará un tamaño de 1000 individuos. ¿Puedes predecir cuántos individuos
tendrá cada genotipo y fenotipo? Intenta resolverlo primero, luego corrobora tu respuesta en el siguiente
cuadro.
Número de individuos AA + Aa = 640 aa = 360
con cada fenotipo
Número de individuos AA = 160 Aa = 480 aa = 360
con cada genotipo (0.16*1000) (0.48*1000) (0.36 * 1000)
Frecuencia Alélica p = 0.4 q = 0.6

III. Procedimiento
Durante este laboratorio, realizarás un solo ejercicio que te permitirá poner en práctica el cálculo de
frecuencias genéticas y el principio de Hardy-Weinberg a medida que aprendes sobre los tipos sanguíneos en
humanos y su herencia.

Ejercicio 1
Genética de Poblaciones
(Codominancia & Dominancia Completa)
Los sistemas sanguíneos ABO y Rh
El análisis de los grupos sanguíneos en humanos ocupa un lugar especial en la genética: primero, por su
importancia clínica en las transfusiones de sangre y en los casos de incompatibilidad sanguínea entre la
madre y el feto (que ocasiona la enfermedad hemolítica del recién nacido); segundo, por sus contribuciones
al establecimiento de varios principios genéticos. Los tipos sanguíneos básicamente se dan por la presencia
de distintas glicoproteínas en la superficie de los glóbulos rojos (eritrocitos), llamadas antígenos. En
realidad, este nombre aplica para cualquier molécula foránea que ingrese a nuestro cuerpo, las cuales pueden
ocasionar una respuesta inmune si el individuo presenta los anticuerpos que las detectan (los anticuerpos
son proteínas que fluyen en el plasma sanguíneo). En el caso de los antígenos de los eritrocitos, si existen
anticuerpos que los detectan, la respuesta inmune produce un aglutamiento sanguíneo, pudiendo resultar fatal
si no se trata (esto dependerá de varios factores del paciente, así como de la cantidad de sangre transferida).
¡Afortunadamente, los seres humanos no desarrollamos anticuerpos para los antígenos que presentamos en
nuestros propios eritrocitos!, sino, solamente para los antígenos presentes en los eritrocitos de grupos
sanguíneos distintos a los nuestros.
En la actualidad, sabemos que existen al menos 33 “sistemas” de grupos sanguíneos (representando más de
300 antígenos), y que de hecho sistemas análogos existen en otros vertebrados. Los más importantes en
humanos lo constituyen el sistema ABO y el Rh (o ‘factor Rhesus’, por su descubrimiento original en
macacos). En realidad, todavía desconocemos mucho sobre la razón de ser y el origen evolutivo de estos
tipos sanguíneos. Al parecer, varios de estos antígenos juegan papeles importantes en el metabolismo celular
del eritrocito, por ejemplo, funcionando como proteínas transportadoras, o como receptores de moléculas.
Otros antígenos sanguíneos, como los asociados al sistema ABO, incluso se encuentran en otras células y
tejidos del individuo. Sin embargo, ninguno en específico es crucial para la supervivencia del individuo.

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En las sociedades ancestrales, la incompatibilidad entre grupos sanguíneos se manifestaba únicamente como
la enfermedad hemolítica del recién nacido (EHRN), ya que este era el único momento donde dos
individuos podían intercambiar cantidades importantes de sangre (ya fuese a través de la placenta o por
sangrados durante el embarazo o el parto). En la EHRN, los anticuerpos de la madre detectan los antígenos
producidos por el feto cuando este no presenta el mismo grupo sanguíneo que la madre. En el primer
embarazo esto no resulta tan grave, ya que el cuerpo de la madre no cuenta con suficiente tiempo para montar
una respuesta inmune aguda. No obstante, si los siguientes embarazos involucran fetos con el mismo sistema
incompatible con el de la madre, la respuesta inmune materna destruirá los eritrocitos fetales. Esto resulta en
consecuencias graves, que van desde anemia severa en el recién nacido, hasta pérdidas durante el embarazo o
posparto. El principal grupo sanguíneo asociado a la EHRN es el Rh. El sistema Rh, descrito por K.
Landsteiner y A.S. Weir en 1940, es genéticamente complejo, pero se puede describir como codificado por
un único par de alelos D y d, donde las personas Rh+ son DD o Dd y expresan el antígeno (aproximadamente
el 85% de la población mundial). Las personas Rh- son dd y no expresan el antígeno. Debido a que la
mayoría de la población es Rh+, la probabilidad de que una madre RH- se exponga a un feto Rh+ y desarrolle
anticuerpos es alta (en efecto, esta era una de las principales razones de embarazos fallidos durante el
pasado). En la actualidad, una madre Rh- es tratada mediante profilaxis, inyectando pequeñas cantidades de
anticuerpos anti-Rh+ para que estos reaccionen con los antígenos del feto, evitando así que se desencadene la
respuesta inmune de la madre (i.e., es mejor que los antígenos sean atacados por anticuerpos sintéticos a que
la madre “aprenda” a desarrollar estos mismos anticuerpos y los produzca en forma masiva durante
siguientes embarazos). Si esta profilaxis no se realizó, y la madre ya generó sus propios anticuerpos durante
algún embarazo pasado, en embarazos siguientes se debe monitorear constantemente tanto el feto como la
madre, midiendo la cantidad de antígenos y anticuerpos que circulan en la sangre en caso de que se necesite
una intervención (e.g., transfusión sanguínea del feto).
En contraste, las incompatibilidades en el sistema ABO no suelen ser tan relevantes durante el embarazo, en
parte porque los anticuerpos maternos se “diluyen”, atacando otros tejidos del feto que también presentan el
antígeno, sin causar mayor daño en ninguno. No obstante, este sistema adquirió gran relevancia con el
descubrimiento y aplicación de las transfusiones sanguíneas. En efecto, este fue el primer sistema sanguíneo
en descubrirse en 1901 (K. Landsteiner, permio nobel 1930), ya que desde varios años atrás se venían
realizando transfusiones sanguíneas, y muchas de estas resultaban en la muerte del paciente. Este sistema es
el más conocido, y está formado por 3 alelos (IA, IB y IO) que codifican para los fenotipos sanguíneos A, B y
O. Los alelos IA e IB son dominantes sobre el alelo Io, pero codominantes entre sí (Fig.1). En un heterocigoto
IAIB, los alelos codominantes se expresan de manera completa y equitativa, produciendo una condición
fenotípicamente distinta a cualquiera de los otros fenotipos. Así, el alelo A codifica para la presencia del
antígeno A en la superficie de los glóbulos rojos, mientras el alelo B codifica para el antígeno B. El alelo O
no produce antígeno, contrario al fenotipo AB en el cual, los eritrocitos presentan ambos antígenos (A y B).
Por otro lado, desde muy temprano en el desarrollo del individuo, cada uno de estos fenotipos desarrolla
anticuerpos contra los antígenos que no presenta en sus propios eritrocitos. Si te estás preguntando ¿por qué
sucede esto?, ya que no ha habido contacto alguno con la sangre de otro individuo, ¡vas por muy buen
camino! Resulta que los antígenos A y B son comunes en la naturaleza, encontrándose por ejemplo en las
membranas de otras células procariotas y eucariotas. De esta manera, el individuo es expuesto a estos
antígenos por el aire o la dieta y desarrolla una respuesta inmune cuando esos antígenos no son iguales a los
de sus eritrocitos.

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Figura 1. Esquema de la relación entre el tipo sanguíneo, los antígenos celulares y los anticuerpos del plasma en el sistema ABO.
La última columna del cuadro indica las circunstancias en que se produce un aglutinamiento entre los antígenos presentes en los
eritrocitos del paciente, y anticuerpos sintéticos que se agregan en pruebas de laboratorio para averiguar el tipo de sangre del
paciente.
Existen dos pruebas básicas para averiguar el tipo sanguíneo de una persona. La prueba usual consiste en
agregar anticuerpos sintéticos a una gota de sangre de la persona y ver si esta aglutina o no. Basta con
observar con cuál anticuerpo aglutina la sangre para saber que sus eritrocitos presentan el antígeno detectado
por ese anticuerpo (e.g., si la sangre reacciona con el anticuerpo Anti-A, quiere decir que la sangre del
individuo es tipo A, sus eritrocitos presentan dicho antígeno). Esta prueba es muy directa de interpretar; los
tipos de reacciones posibles se muestran en la última columna del cuadro asociado a la figura 1. La otra
prueba posible es agregar más bien antígenos sintéticos a una muestra de plasma del paciente. La sangre
aglutinará si el plasma presenta los anticuerpos que detectan el antígeno agregado. Esta prueba es igual de
eficiente, pero para interpretarla hay que pensar “al revés”: si la muestra reacciona con un antígeno B, quiere
decir que el tipo sanguíneo de la persona es A (¡no B!), puesto que el tipo sanguíneo A es el único que
produce anticuerpos anti-B.
En resumen, vemos que el descubrimiento y nomenclatura de los sistemas sanguíneos se ha venido haciendo
de modo fragmentario, a manera de prueba y error; primero detectamos casos donde las transfusiones
sanguíneas o interacciones madre-feto se complicaban, y tras múltiples observaciones y análisis logramos
entender la razón detrás de ello. Esto ha resultado en nuestro entendimiento actual y un gran avance médico y
social. No obstante, algunos casos de abortos espontáneos (especialmente en cruces entre etnias poco
estudiadas) podrían representar casos de incompatibilidad sanguínea debido a potenciales grupos sanguíneos
desconocidos hasta la fecha.

Durante este ejercicio, determinarás qué grupos sanguíneos presentan los estudiantes del laboratorio para los
sistemas ABO y Rh. Luego obtendrás las frecuencias para estos fenotipos, genotipos y alelos. Como notaste,
el sistema ABO tiene tres alelos en lugar de dos. Por esto, deberás utilizar la siguiente modificación de la
ecuación original de Hardy-Weinberg.
Sean p, q y r la representación de las frecuencias de los alelos A, B y O respectivamente. Dado que son tres
alelos, se tiene que:
p+ q + r = 1

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Las frecuencias fenotípicas se siguen calculando de igual manera:

Número de individuos de un fenotipo


Número total de individuos

Si se conocen las frecuencias fenotípicas de los tipos sanguíneos, es posible estimar las frecuencias para los
tres alelos del sistema ABO bajo el supuesto de equilibrio HW. En el siguiente ejemplo, se muestra cómo
calcular estas frecuencias. Aunque el ejemplo muestra un caso donde no hubo fenotipos AB, el
procedimiento aplica cuanto están presentes todos los fenotipos, con la diferencia de que el supuesto de
equilibrio HW es todavía más importante.

En una muestra se observaron las siguientes frecuencias para tipos sanguíneos: A=0.53; B=0.21; O=0.26.
Primero coloca las frecuencias calculadas en el cuadro, como se muestra a continuación:

A B AB O
Frecuencia Fenotípica 0.53 0.21 0 0.26
Frecuencia Genotípica
Frecuencia Alélica

De acuerdo con las condiciones de Hardy-Weinberg, la frecuencia de los genotipos vendrá dada por

(p+ q + r)2 = p2+ q2+ r2 + 2pq + 2pr + 2qr = 1

Debido a que el alelo IO es recesivo, la frecuencia fenotípica del tipo sanguíneo O en la población es igual a
la frecuencia del genotipo recesivo r2. Así,
r2 = 0.26
r = √0.26
r = 0.51

A B AB O
Frecuencia Fenotípica 0.53 0.21 0 0.26
Frecuencia Genotípica
Frecuencia Alélica 0.51

Utilizando el valor estimado para r, es posible calcular las frecuencias de los alelos IA e IB. El alelo IA está
presente en dos genotipos, IAIA y IAIO. La frecuencia del genotipo IAIA viene representada por p2 (según las
condiciones de Hardy-Weinberg desarrolladas anteriormente), y la de IAIO por 2pr. Por consiguiente,
combinando las frecuencias genotípicas de A y O, se obtiene que
p2 + 2pr + r2 = 0.53 + 0.26
Si se resume el término de la izquierda, y se suma a la derecha, se obtiene
(p+ r)2 = 0.79
p + r = √0.79
p = 0.89 – r
p = 0.89 – 0.51 = 0.38

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A B AB O
Frecuencia Fenotípica 0.53 0.21 0 0.26
Frecuencia Genotípica
Frecuencia Alélica 0.38 0.51

Conociendo el valor de p y r, se puede determinar la frecuencia del alelo IB,


p+q+r=1
q=1–p–r
q = 1 – 0.38 – 0.51
q = 0.11
A B AB O
Frecuencia Fenotípica 0.53 0.21 0 0.26
Frecuencia Genotípica
Frecuencia Alélica 0.38 0.11 0.51

Utilizando los valores de las frecuencias alélicas (p, q y r), se procede al cálculo de las frecuencias
genotípicas, utilizando la fórmula desarrollada a partir de los principios de Hardy-Weinberg
(p+ q + r)2 = p2+ q2+ r2 + 2pq + 2pr + 2qr = 1

Genotipo Frecuencia Genotípica


IA IA p2 = (0.38)2 = 0.14
IA IO 2pr = 2*0.38*0.51 = 0.39
IB IB q2= (0.11)2 = 0.01
IB IO 2qr = 2*0.11*0.51 = 0.11
A B
I I 2pq = 2*0.38*0.11 = 0.084
IO IO r2 = (0.51)2 = 0.26
De forma que es posible completar el cuadro con los valores requeridos, de la siguiente manera,

A B AB O
Frecuencia Fenotípica 0.53 0.21 0 0.26
Frecuencia Genotípica 0.14 0.39 0.01 0.11 0.084 0.26
Frecuencia Alélica 0.38 0.11 0.51

Es importante recordar, que al tratarse de frecuencias, la suma de cada fila deberá ser igual a 1, para
corroborar que los cálculos se hayan efectuado de forma adecuada.

A B AB O
Frecuencia Fenotípica 0.53 0.21 0 0.26 =1
Frecuencia Genotípica 0.14 0.39 0.01 0.11 0.084 0.26 =1
Frecuencia Alélica 0.38 0.11 0.51 =1
Prohibida la reproducción parcial o total de este manual
UNIVERSIDAD DE COSTA RICA
Soley-Guardia M. & Romero Vásquez A. Manual de Laboratorio de Biología General
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PROCEDIMIENTO EXPERIMENTAL
1. Para este laboratorio, deberás traer la información necesaria de tu grupo sanguíneo (sistema ABO y RH).
Puedes encontrarlo en tu licencia o registro de nacimiento (alternativamente consúltalo en el Expediente
Digital Único (EDUS) de la CCSS a través de la web).
2. Durante la clase se compilará la información de los grupos sanguíneos para todos los estudiantes, y con
base en esto deberás completar tu reporte. En específico, deberás calcular las frecuencias alélicas de
ambos sistemas sanguíneos asumiendo equilibrio Hardy-Weinberg.
3. Como ejercicio adicional, deberás interpretar una prueba usual de sangre para determinar el tipo
sanguíneo de un paciente hipotético, y así determinar qué tipo de sangre podría suministrársele durante
una transfusión.

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