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INTRODUCCIÓN
EL SERMÓN ANTERIOR: EN CRISTO HAY VICTORIA
Juan 17:17
17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
NTV
Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad.
Al estar siendo sarandeaos lo que debemos dudar del apoyo del Señor y de
la victoria por medio de la ayuda de Él. JAMAS debemos pensar que
estamos solos, o que Dios nos a abandonado, o que nos saldremos de la
situación que estamos viviendo, Saldremos adelante!!! NO porque nosotros
somos campeones, sino porque contamos con la ayuda del Señor.
Al saber que alguien esta siendo zarandeado por las dificiles pruebas, una
de las cosas que debemos de hacer es orar por esa persona, interceder por
ella en oración por que su fe no le falte con la confianza que NO le
faltará pues el Señor intercede porque esto no suceda nunca, y porque
Dios contesta las oraciones conforme a su voluntad, y la voluntad de
Dios es que ninguna de sus ovejas se pierda.
D. La fe tambalearase
“una vez vuelto”
“una vez vuelto” El apostol Pedro tambaleo en su fe en el Señor, al ver los
acontecimientos se debilito y secido ante la presión, las amenzas de los
acontecimiento y nego al Señor
E. La fe tiende a recuperarse
“una vez vuelto”
Pedró tambaleo, pero luego se arrepentio y volvio al grupo de los
discipulos, porque la fe salvadora no se puede perder, puede tambalear,
pero no puede exterminarse por que la fe salvadora perdudable, no se
puede perder por un error o pecado, podemos pecar pero volveremos al
Señor arrepentidos.
Su recuperación nos enseña el carácter perdurable e indestructible de la
fe. “Su recuperación demuestra el indestructible poder de la fe salvadora
que Dios misericordiosamente concede a los suyos.” (comentario Jhon
Macarthur)
Cuando fallemos lo que necesitamos es arrepentirnos.
Lucas 22:61-62
61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la
palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me
negarás tres veces. 62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
F. La fe es fortalecida
“ confirma a tus hermanos”
CONCLUSIÓN:
EL SEÑOR QUE NOS ESCOGIO Y SALVO, NUNCA DEJARA QUE NOS
PERDAMOS.