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2 Si ustedes desean algo, y no lo obtienen, entonces matan.

Si arden de
envidia y no consiguen lo que desean, entonces discuten y luchan.

Tenemos un gran deseo por acumular posesiones materiales ( desde ser el


mejor de la clase, de tener el mejor videojuego que el otro,e tc) . Y ¡Nunca
estamos satisfechos! ¡Siempre queremos más!

Y, sin embargo, nos sentimos frustrados cuando no conseguimos lo que


queremos. El anhelo insatisfecho, se vuelve tan poderoso, que hasta podemos
pisotear a otros, si sentimos que se están interponiendo en nuestro camino.
Santiago dice, “ustedes matan”. El usa la palabra matar, en gran parte, en
sentido figurado. Literalmente, no matamos, pero la ira, los celos, y la
crueldad, que provocan, son asesinatos …

2b Si arden de envidia y no consiguen lo que desean, entonces discuten y


luchan. Queremos tener más cosas,… y mejores cosas que otros. Y por
alcanzarlas, nos peleamos, y nos devoramos, unos a otros.

2-3 Pero no obtienen lo que desean, porque no piden; 3 y cuando piden


algo, no lo reciben porque lo piden con malas intenciones, para gastarlo
en sus propios placeres.

Este versículo nos enseña que la oración debe ser siempre nuestro primer
recurso… nuestro enfoque primordial. “¡NO EL DISCUTIR, ¡NO EL PELEAR.”
Más bien, ¡ORAR! Santiago dice,” Pero no obtienen lo que desean, porque no
piden.”

Jesús dice en Mateo 7:7-8, “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán;


llamen, y se les abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca,
encuentra; y al que llama, se le abre.”

4 ¡Ay, gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es


enemistad con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del mundo, se
declara enemigo de Dios.

Él es un Dios celoso, que no compartirá, el lugar que le corresponde en


nuestros corazones, CON NADA NI CON NADIE.

Pero nosotros, los seres humanos, dejamos que el mundo nos distraiga.

Santiago declara que si amamos los placeres pecadores del mundo, o las
buenas cosas del mundo, MAS DE LO QUE AMAMOS A DIOS, entonces
cometemos adulterio espiritual.

4b Todo aquel que quiera ser amigo del mundo, se declara enemigo de
Dios.

Jesús dice en Juan 15:14-15 ““Ustedes son mis amigos, si hacen lo que Yo les
mando.” Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su
señor; Yo los he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de Mi Padre,
se las he dado a conocer a ustedes.”
Abrahán y Moisés. Abrahán caminó tan cerca del Señor, que Dios se refirió a
él, como Su amigo. Y Moisés habló con Dios “cara a cara,” como un hombre le
habla a su amigo.

Jesús llamó a Sus discípulos, AMIGOS. Se había formado, una amistad tan


íntima entre ellos, que Jesús quería compartir con Sus amigos, lo que había en
Su corazón.

SI TÚ NO PUEDES DECIR “EN ESTE MOMENTO”, QUE ERES AMIGO DE


DIOS, entonces te recomiendo que te comprometas, “de ahora en adelante,” a
buscar a Dios con todo tu corazón. ¡Jesús anhela ser tu Amigo!

6 Pero la gracia que Él nos da es mayor. Por eso dice: “Dios se opone a
los soberbios, y da gracia a los humildes.”

El orgullo es el gran enemigo de la cristiana. El orgullo es una


opinión demasiada elevada de uno misma. El orgullo te motiva a hacer
cosas, que no reflejan bien a Cristo, y que te impiden hacer lo que le da gloria a
Dios.

El orgullo influenció a Adán y a Eva a querer ser como Dios. El orgullo motivó a
Caín a matar a su hermano Abel. El orgullo provocó a los hermanos de José a
venderlo, como esclavo. El orgullo causó que el Rey Saúl se resintiera, tan con
David, que trató de matarlo varias veces.

¡ES LA HUMILDAD LO QUE COMPLACE A DIOS! Si eres humilde, Dios te


honrará. Si el orgullo se ha metido en alguna área de tu vida, pídele a Dios que
te de victoria sobre éste, antes de que el orgullo te robe de lo que Dios
tiene para ti.

Cuando tenemos éxito, nosotros también podemos perder la noción de nuestra


propia debilidad, y dejar que nuestros corazones se llenen de un orgullo
destructivo. Santiago nos dice que no seamos orgullosos, sino más bien,
humildes ante Dios, y ante la gente.

“Dios se opone a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Nuestros logros,


éxitos, o grandeza, no se originan en nosotras mismas. Son el producto de la
gracia inigualable de Dios, de la cual dependemos eternamente. La gracia de
Dios es amor infinito, que se expresa a sí mismo, en su bondad infinita.

A veces, cuando nos juzgan injustamente en nuestros colegios o algún lugar en


específico, estamos tentadas a molestarnos, o a murmurar a espaldas de
otros, o a tratar de desquitarnos.

Cuando nos tenemos que enfrentar a la injusticia, que el Señor nos ayude a no


desquitarnos, para no dañar nuestro testimonio, haciendo una escena. Por Su
gracia, podremos mantener nuestra actitud pura, y nuestras intenciones,
conforme a Su voluntad.

Y cuando lo hacemos, demostramos que confiamos que Dios traerá algo


bueno, de lo malo.

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