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Lo negativo: implementación y operación

Las principales dificultades se han encontrado en el campo de la


implementación y operación. Si los programas sociales son entendidos como
cadenas logísticas de producción de servicios, es evidente que la puesta en
marcha de nuevos diseños requiere de revisiones de los procesos operativos
de modo que puedan detectarse los cuellos de botella que pueden dificultar la
implementación. Esto es doblemente importante cuando se pueden prever
restricciones estructurales que condicionan el flujo de los procesos como son
las condiciones geográficas adversas de los centros poblados donde se
concentra la mayor pobreza del país y limitaciones de los recursos humanos
disponibles, dada la baja calidad en algunos casos y la elevada rotación en
otros. Asimismo, es importante reconocer que, en el caso de la producción de
un servicio social, los ciudadanos beneficiarios no son simples receptores de la
ayuda, sino que reaccionarán estratégicamente a la misma modificando su
comportamiento y posiblemente los supuestos sobre los cuales se construyó el
diseño. Por ello, la implementación de pilotos en la etapa pre-operativa y
destinar recursos (relativamente elevados en términos porcentuales) en
actividades de monitoreo y supervisión en la etapa inicial de operación es una
medida costo-efectiva en términos de preservación de calidad de la
intervención.

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