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Editorial Aurora
Caracas, 2023
Revisión y edición
Carlos Aquino G.
Diagramación
Alejandro Díaz M.
Diseño
Carolina Sandoval Q.
Portada
Carlos Marx. Fototipia de dibujo de 1949, del artista gráfico
soviético Nikolai N. Zhukov (1908-1973).
https://editorialaurora.home.blog
https://issuu.com/editorialaurora
2
CONTENIDO
3
Presentación
i
«Prólogo de la Contribución a la crítica de la Economía Política» (C. Marx, 1859), en
C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 1, Editorial Progreso, Moscú,
1976, p. 519.
ii
De mediados de marzo a mediados de junio.
iii
Véase en el apéndice, página 10, el texto de Engels ampliado.
4
En las Tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx pone al
descubierto el principal defecto de todo el materia-
lismo anterior, así como también del feuerba-
chianoiv: su carácter pasivo-contemplativo, la in-
comprensión de la importancia de la actividad re-
volucionaria, «práctica-crítica» del hombre. Marx
subraya el papel decisivo de la práctica revolucio-
naria para comprender y transformar el mundo.
Las Tesis sobre Feuerbach se encuentran en el
Cuaderno de notas de Marx correspondiente a los
años 1844-1847 y llevan el título Sobre Feuerbach. Al
editar en 1888 las Tesis, Engels las redactó, introdu-
ciendo en ellas algunos cambios con el fin de hacer
este documento, que Marx no se proponía publicar,
más comprensible para los lectores. […]v
Las Tesis se ofrecen tal y como las publicó Engels
en el apéndice de su libro Ludwig Feuerbach y el fin de
la filosofía clásica alemanavi, en el que se dieron a co-
nocer por primera vez. La traducción al españolvii la
tomamos del primer volumen de las Obras escogidas
en tres tomos de Marx y Engels (Editorial Progreso,
Moscú, 1976).
Finalmente, llamamos la atención sobre algunos
detalles formales que se verán a lo largo del texto. En
primer lugar, las cursivas y los paréntesis pertene-
cen al original. En segundo lugar, las notas al pie de
página incorporadas por nosotros están identifica-
das como notas de la Editorial (N. de la Edit.).
Editorial Aurora
Mayo de 2023.
iv
Véase el apéndice, página 12.
v
C. Marx y F. Engels, Op. cit., p. 547.
vi
Escrito a comienzos de 1886, publicado primero ese mismo año en los números
4 y 5 de la revista Die Neue Zeit («Tiempos Nuevos»), y luego editado en folleto
aparte, en 1888, en Stuttgart.
vii
De su publicación en alemán, y cotejado con el manuscrito de Marx.
5
1
El defecto fundamental de todo el materia-
lismo anterior –incluido el de Feuerbach– es que
sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad,
bajo la forma de objeto o de contemplación, pero
no como actividad sensorial humana, no como
práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el
lado activo fuese desarrollado por el idealismo,
por oposición al materialismo, pero sólo de un
modo abstracto, ya que el idealismo, natural-
mente, no conoce la actividad real, sensorial,
como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales,
realmente distintos de los objetos conceptuales;
pero tampoco él concibe la propia actividad hu-
mana como una actividad objetiva. Por eso, en La
esencia del cristianismo sólo considera la actitud
teórica como la auténticamente humana, mien-
tras que concibe y fija la práctica sólo en su forma
suciamente judaica de manifestarse. Por tanto,
no comprende la importancia de la actuación
«revolucionaria», «práctico-crítica».
2
El problema de si al pensamiento humano se
le puede atribuir una verdad objetiva, no es un
problema teórico, sino un problema práctico. Es
en la práctica donde el hombre tiene que demos-
trar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la
terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre
la realidad o irrealidad de un pensamiento que se
6
aísla de la práctica, es un problema puramente
escolástico1.
3
La teoría materialista de que los hombres son
producto de las circunstancias y de la educación,
y de que, por tanto, los hombres modificados son
producto de circunstancias distintas y de una
educación modificada, olvida que son los hom-
bres, precisamente, los que hacen que cambien
las circunstancias y que el propio educador nece-
sita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a
la división de la sociedad en dos partes, una de las
cuales está por encima de la sociedad (así, por ej.,
en Robert Owen2).
La coincidencia de la modificación de las cir-
cunstancias y de la actividad humana sólo puede
concebirse y entenderse racionalmente como
práctica revolucionaria.
4
Feuerbach arranca de la autoenajenación reli-
giosa, del desdoblamiento del mundo en un
mundo religioso, imaginario, y otro real. Su co-
metido consiste en disolver el mundo religioso,
reduciéndolo a su base terrenal. No advierte que,
después de realizada esta labor, queda por hacer
1
«Con tal denominación se designó toda la filosofía medieval […]; como también, por
el especial modo de filosofar que le era propio. La filosofía medieval se hallaba por
entero al servicio del dogmatismo eclesiástico, […] y por eso, no investigaba la na-
turaleza y la realidad circundante […]. De aquí que se llamen “escolástico”, todo ra-
zonamiento estéril, apartado de la realidad; toda filosofía barata, el discurso vacuo
y la sola especulación con nociones y argumentos, sin referirlos a los hechos ni a la
práctica.», P. Iudin y M. Rosental, Diccionario de filosofía y sociología marxista,
Editorial Séneca, Buenos Aires, 1965 (N. de la Edit.)
2
Robert Owen (1771-1858), gran socialista utópico galés. «Afirmaba que el hombre
es un producto de las circunstancias y que su carácter se forma al margen de su
voluntad. No son los hombres los culpables por sus defectos y sus vicios, sino el ré-
gimen social en que viven.», M. Rosental y P. Iudin, Diccionario filosófico abreviado,
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1960 (N. de la Edit.)
7
lo principal. En efecto, el que la base terrenal se
separe de sí misma y se plasme en las nubes como
reino independiente, sólo puede explicarse por el
propio desgarramiento y la contradicción de esta
base terrenal consigo misma. Por tanto, lo pri-
mero que hay que hacer es comprender ésta en
su contradicción y luego revolucionarla práctica-
mente eliminando la contradicción. Por consi-
guiente, después de descubrir, v gr.3, en la familia
terrenal el secreto de la sagrada familia, hay que
criticar teóricamente y revolucionar práctica-
mente aquélla.
5
Feuerbach, no contento con el pensamiento
abstracto, apela a la contemplación sensorial; pero
no concibe la sensoriedad como una actividad
sensorial humana práctica.
6
Feuerbach diluye la esencia religiosa en la
esencia humana. Pero la esencia humana no es
algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en
su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.
Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de
esta esencia real, se ve, por tanto, obligado:
1) A hacer abstracción de la trayectoria histó-
rica, enfocando para sí el sentimiento religioso
(Gemüt) y presuponiendo un individuo humano
abstracto, aislado.
2) En él, la esencia humana sólo puede conce-
birse como «género», como una generalidad in-
3
Abreviatura de la expresión latina verbi gratia, «verbigracia»: «ejemplo (|| he-
cho o texto que se cita para autorizar un aserto).», Real Academia Española, Dic-
cionario de la lengua española, 23ª edición, 2014 (N. de la Edit.)
8
terna, muda, que se limita a unir naturalmente
los muchos individuos.
7
Feuerbach no ve, por tanto, que el «senti-
miento religioso» es también un producto social y
que el individuo abstracto que él analiza perte-
nece, en realidad, a una determinada forma de
sociedad.
8
La vida social es, en esencia, práctica. Todos los
misterios que descarrían la teoría hacia el misti-
cismo, encuentran su solución racional en la
práctica humana y en la comprensión de esta
práctica.
9
A lo que más llega el materialismo contempla-
tivo, es decir, el materialismo que no concibe la
sensoriedad como actividad práctica, es a con-
templar a los distintos individuos dentro de la
«sociedad civil».
10
El punto de vista del antiguo materialismo es
la sociedad «civil»; el del nuevo materialismo, la
sociedad humana o la humanidad socializada.
11
Los filósofos no han hecho más que interpretar
de diversos modos el mundo, pero de lo que se
trata es de transformarlo.
* * *
9
Apéndice
1
Véase la nota VI de la presentación (N. de la Edit.)
2
C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 3, Editorial Progreso, Moscú,
1974, pp. 353-354 (N. de la Edit.)
3
Engels se refiere a él y a Marx (N. de la Edit.)
4
Desde que cuatro décadas antes, en 1845-1846, ambos elaboraran el manuscrito
de La ideología alemana (N. de la Edit.)
5
C. Marx y F. Engels, La ideología alemana. Crítica de la novísima filosofía alemana,
representada por Feuerbach, B. Bauer y Stirner y del socialismo alemán represen-
tado por sus diversos profetas. Es una obra inacabada de Marx y Engels, publicada
10
terminada6. La parte acabada se reduce a una ex-
posición de la concepción materialista de la histo-
ria, que sólo demuestra cuán incompletos eran to-
davía, por aquel entonces, nuestros conocimientos
de la historia económica. En el manuscrito no fi-
gura la crítica de la doctrina feuerbachiana; no ser-
vía, pues, para el objeto deseado. En cambio, he en-
contrado en un viejo cuaderno de Marx las once te-
sis sobre Feuerbach que se insertan en el apéndice.
Trátase de notas tomadas para desarrollarlas más
tarde, notas escritas a vuelapluma y no destinadas
en modo alguno a la publicación, pero de un valor
inapreciable por ser el primer documento en que
se contiene el germen genial de la nueva concep-
ción del mundo.
Londres, 21 de febrero de 1888
Federico Engels
1
M. Rosental y P. Iudin, Diccionario filosófico abreviado, Ediciones Pueblos Unidos,
Montevideo, 1960, pp. 187-189 (N. de la Edit.)
13
La Editorial Aurora valora altamente
su opinión acerca del contenido, diseño
y diagramación de la presente publicación.
Igualmente, agradece cualquier otra sugerencia.
editorialaurora1917@gmail.com
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