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Editorial Aurora
Caracas, 2023

Revisión y edición
Carlos Aquino G.

Diagramación
Alejandro Díaz M.

Diseño
Carolina Sandoval Q.

Portada
Carlos Marx. Fototipia de dibujo de 1949, del artista gráfico
soviético Nikolai N. Zhukov (1908-1973).

https://editorialaurora.home.blog
https://issuu.com/editorialaurora

2
CONTENIDO

3
Presentación

C arlos Marx y Federico Engels, además de la mi-


nuciosidad metódica que compartían para en-
frentar y desentrañar los problemas, desde jóvenes
se caracterizaron por el valor tanto de asumir sus
errores como de romper públicamente con concep-
ciones, personas u organizaciones. Asimismo, po-
seían la honestidad intelectual de reconocer aportes
positivos que hubiesen emanado de alguna de ellas.
Y eso lo hacían sin previsiones del «qué dirán», ni
con cálculos de coyunturales «visiones mayorita-
rias» o dejándose presionar por la «opinión pública».
Cuando Marx tenía 27 años recién cumplidos y
Engels 24 años, acordaron: «contrastar conjunta-
mente nuestro punto de vista con el ideológico de la fi-
losofía alemana; en realidad liquidar cuentas con
nuestra conciencia filosófica anterior.»i
De ese período y de ese proceso es el texto que po-
nemos a disposición del lector, acerca del cual, el Ins-
tituto de Marxismo-Leninismo (adjunto al Comité
Central del PCUS), puntualizara:
Carlos Marx escribió las Tesis sobre Feuerbach en
Bruselas, en la primaveraii de 1845, cuando había
terminado ya de desarrollar los rasgos principales
de su teoría materialista de la historia y había ex-
tendido el materialismo a la explicación de la socie-
dad humana. Según definición de Engels, es «…el
primer documento en que se contiene el germen ge-
nial de la nueva concepción del mundo»iii.

i
«Prólogo de la Contribución a la crítica de la Economía Política» (C. Marx, 1859), en
C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 1, Editorial Progreso, Moscú,
1976, p. 519.
ii
De mediados de marzo a mediados de junio.
iii
Véase en el apéndice, página 10, el texto de Engels ampliado.
4
En las Tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx pone al
descubierto el principal defecto de todo el materia-
lismo anterior, así como también del feuerba-
chianoiv: su carácter pasivo-contemplativo, la in-
comprensión de la importancia de la actividad re-
volucionaria, «práctica-crítica» del hombre. Marx
subraya el papel decisivo de la práctica revolucio-
naria para comprender y transformar el mundo.
Las Tesis sobre Feuerbach se encuentran en el
Cuaderno de notas de Marx correspondiente a los
años 1844-1847 y llevan el título Sobre Feuerbach. Al
editar en 1888 las Tesis, Engels las redactó, introdu-
ciendo en ellas algunos cambios con el fin de hacer
este documento, que Marx no se proponía publicar,
más comprensible para los lectores. […]v
Las Tesis se ofrecen tal y como las publicó Engels
en el apéndice de su libro Ludwig Feuerbach y el fin de
la filosofía clásica alemanavi, en el que se dieron a co-
nocer por primera vez. La traducción al españolvii la
tomamos del primer volumen de las Obras escogidas
en tres tomos de Marx y Engels (Editorial Progreso,
Moscú, 1976).
Finalmente, llamamos la atención sobre algunos
detalles formales que se verán a lo largo del texto. En
primer lugar, las cursivas y los paréntesis pertene-
cen al original. En segundo lugar, las notas al pie de
página incorporadas por nosotros están identifica-
das como notas de la Editorial (N. de la Edit.).

Editorial Aurora
Mayo de 2023.

iv
Véase el apéndice, página 12.
v
C. Marx y F. Engels, Op. cit., p. 547.
vi
Escrito a comienzos de 1886, publicado primero ese mismo año en los números
4 y 5 de la revista Die Neue Zeit («Tiempos Nuevos»), y luego editado en folleto
aparte, en 1888, en Stuttgart.
vii
De su publicación en alemán, y cotejado con el manuscrito de Marx.
5
1
El defecto fundamental de todo el materia-
lismo anterior –incluido el de Feuerbach– es que
sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad,
bajo la forma de objeto o de contemplación, pero
no como actividad sensorial humana, no como
práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el
lado activo fuese desarrollado por el idealismo,
por oposición al materialismo, pero sólo de un
modo abstracto, ya que el idealismo, natural-
mente, no conoce la actividad real, sensorial,
como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales,
realmente distintos de los objetos conceptuales;
pero tampoco él concibe la propia actividad hu-
mana como una actividad objetiva. Por eso, en La
esencia del cristianismo sólo considera la actitud
teórica como la auténticamente humana, mien-
tras que concibe y fija la práctica sólo en su forma
suciamente judaica de manifestarse. Por tanto,
no comprende la importancia de la actuación
«revolucionaria», «práctico-crítica».
2
El problema de si al pensamiento humano se
le puede atribuir una verdad objetiva, no es un
problema teórico, sino un problema práctico. Es
en la práctica donde el hombre tiene que demos-
trar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la
terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre
la realidad o irrealidad de un pensamiento que se
6
aísla de la práctica, es un problema puramente
escolástico1.
3
La teoría materialista de que los hombres son
producto de las circunstancias y de la educación,
y de que, por tanto, los hombres modificados son
producto de circunstancias distintas y de una
educación modificada, olvida que son los hom-
bres, precisamente, los que hacen que cambien
las circunstancias y que el propio educador nece-
sita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a
la división de la sociedad en dos partes, una de las
cuales está por encima de la sociedad (así, por ej.,
en Robert Owen2).
La coincidencia de la modificación de las cir-
cunstancias y de la actividad humana sólo puede
concebirse y entenderse racionalmente como
práctica revolucionaria.
4
Feuerbach arranca de la autoenajenación reli-
giosa, del desdoblamiento del mundo en un
mundo religioso, imaginario, y otro real. Su co-
metido consiste en disolver el mundo religioso,
reduciéndolo a su base terrenal. No advierte que,
después de realizada esta labor, queda por hacer

1
«Con tal denominación se designó toda la filosofía medieval […]; como también, por
el especial modo de filosofar que le era propio. La filosofía medieval se hallaba por
entero al servicio del dogmatismo eclesiástico, […] y por eso, no investigaba la na-
turaleza y la realidad circundante […]. De aquí que se llamen “escolástico”, todo ra-
zonamiento estéril, apartado de la realidad; toda filosofía barata, el discurso vacuo
y la sola especulación con nociones y argumentos, sin referirlos a los hechos ni a la
práctica.», P. Iudin y M. Rosental, Diccionario de filosofía y sociología marxista,
Editorial Séneca, Buenos Aires, 1965 (N. de la Edit.)
2
Robert Owen (1771-1858), gran socialista utópico galés. «Afirmaba que el hombre
es un producto de las circunstancias y que su carácter se forma al margen de su
voluntad. No son los hombres los culpables por sus defectos y sus vicios, sino el ré-
gimen social en que viven.», M. Rosental y P. Iudin, Diccionario filosófico abreviado,
Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1960 (N. de la Edit.)
7
lo principal. En efecto, el que la base terrenal se
separe de sí misma y se plasme en las nubes como
reino independiente, sólo puede explicarse por el
propio desgarramiento y la contradicción de esta
base terrenal consigo misma. Por tanto, lo pri-
mero que hay que hacer es comprender ésta en
su contradicción y luego revolucionarla práctica-
mente eliminando la contradicción. Por consi-
guiente, después de descubrir, v gr.3, en la familia
terrenal el secreto de la sagrada familia, hay que
criticar teóricamente y revolucionar práctica-
mente aquélla.
5
Feuerbach, no contento con el pensamiento
abstracto, apela a la contemplación sensorial; pero
no concibe la sensoriedad como una actividad
sensorial humana práctica.
6
Feuerbach diluye la esencia religiosa en la
esencia humana. Pero la esencia humana no es
algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en
su realidad, el conjunto de las relaciones sociales.
Feuerbach, que no se ocupa de la crítica de
esta esencia real, se ve, por tanto, obligado:
1) A hacer abstracción de la trayectoria histó-
rica, enfocando para sí el sentimiento religioso
(Gemüt) y presuponiendo un individuo humano
abstracto, aislado.
2) En él, la esencia humana sólo puede conce-
birse como «género», como una generalidad in-

3
Abreviatura de la expresión latina verbi gratia, «verbigracia»: «ejemplo (|| he-
cho o texto que se cita para autorizar un aserto).», Real Academia Española, Dic-
cionario de la lengua española, 23ª edición, 2014 (N. de la Edit.)
8
terna, muda, que se limita a unir naturalmente
los muchos individuos.
7
Feuerbach no ve, por tanto, que el «senti-
miento religioso» es también un producto social y
que el individuo abstracto que él analiza perte-
nece, en realidad, a una determinada forma de
sociedad.
8
La vida social es, en esencia, práctica. Todos los
misterios que descarrían la teoría hacia el misti-
cismo, encuentran su solución racional en la
práctica humana y en la comprensión de esta
práctica.
9
A lo que más llega el materialismo contempla-
tivo, es decir, el materialismo que no concibe la
sensoriedad como actividad práctica, es a con-
templar a los distintos individuos dentro de la
«sociedad civil».
10
El punto de vista del antiguo materialismo es
la sociedad «civil»; el del nuevo materialismo, la
sociedad humana o la humanidad socializada.
11
Los filósofos no han hecho más que interpretar
de diversos modos el mundo, pero de lo que se
trata es de transformarlo.

* * *

9
Apéndice

Nota preliminar2, para la primera edición (1888)

[…] Acerca de nuestra actitud3 ante Hegel, nos


hemos pronunciado alguna que otra vez, pero
nunca de un modo completo y detallado. De Feuer-
bach, aunque en ciertos aspectos representa un es-
labón intermedio entre la filosofía hegeliana y
nuestra concepción, no habíamos vuelto a ocupar-
nos nunca4.
[…] parecíame cada vez más necesario exponer,
de un modo conciso y sistemático, nuestra actitud
ante la filosofía hegeliana, mostrar cómo nos había
servido de punto de partida y cómo nos separamos
de ella. Parecíame también que era saldar una
deuda de honor, reconocer plenamente la influen-
cia que Feuerbach, más que ningún otro filósofo
posthegeliano, ejerciera sobre nosotros durante
nuestro período de embate y lucha. […]
Antes de mandar estas líneas a la imprenta, he
vuelto a buscar y a repasar el viejo manuscrito de
1845-465. La parte dedicada a Feuerbach no está

1
Véase la nota VI de la presentación (N. de la Edit.)
2
C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 3, Editorial Progreso, Moscú,
1974, pp. 353-354 (N. de la Edit.)
3
Engels se refiere a él y a Marx (N. de la Edit.)
4
Desde que cuatro décadas antes, en 1845-1846, ambos elaboraran el manuscrito
de La ideología alemana (N. de la Edit.)
5
C. Marx y F. Engels, La ideología alemana. Crítica de la novísima filosofía alemana,
representada por Feuerbach, B. Bauer y Stirner y del socialismo alemán represen-
tado por sus diversos profetas. Es una obra inacabada de Marx y Engels, publicada
10
terminada6. La parte acabada se reduce a una ex-
posición de la concepción materialista de la histo-
ria, que sólo demuestra cuán incompletos eran to-
davía, por aquel entonces, nuestros conocimientos
de la historia económica. En el manuscrito no fi-
gura la crítica de la doctrina feuerbachiana; no ser-
vía, pues, para el objeto deseado. En cambio, he en-
contrado en un viejo cuaderno de Marx las once te-
sis sobre Feuerbach que se insertan en el apéndice.
Trátase de notas tomadas para desarrollarlas más
tarde, notas escritas a vuelapluma y no destinadas
en modo alguno a la publicación, pero de un valor
inapreciable por ser el primer documento en que
se contiene el germen genial de la nueva concep-
ción del mundo.
Londres, 21 de febrero de 1888
Federico Engels

→ por primera vez en la URSS en 1932 (N. de la Edit.)


6
La ideología alemana constaba de dos tomos, el primero de los cuales contenía la
crítica de la filosofía posthegeliana. El manuscrito del capítulo 1 del primer tomo
consta de tres partes en borrador y dos, pasadas en limpio, del comienzo del
mismo (N. de la Edit.)
11
Ludwig Feuerbach (1804-1872)

Eminente materialista del período premarxista,


que proclamó y defendió en Alemania el materia-
lismo y el ateísmo en la década del treinta del siglo
XIX, ideólogo de la burguesía democrática. Fue
idealista hegeliano en sus comienzos, hasta que
rompió definitivamente con el idealismo y se unió
al materialismo. En su obra Crítica de la filosofía he-
geliana (1839), se pronunció resueltamente contra
el sistema idealista de Hegel [1770-1831]. Feuer-
bach vinculaba su crítica del idealismo con la de la
religión. Y mostró que el idealismo en general, y
más particularmente el de Hegel, constituye el
fundamento teórico de la religión, que la doctrina
de Hegel sobre la prioridad de la idea y su meta-
morfosis en naturaleza, no es otra cosa que el
dogma cristiano de la creación del mundo expre-
sado bajo una forma racional. Pero esta crítica es
unilateral. Al renunciar al idealismo de Hegel, Feu-
erbach arrojó por la borda la dialéctica hegeliana
sin extraer de ella su núcleo racional: la teoría del
desarrollo y del cambio. No supo generalizar los
grandes descubrimientos del siglo XIX y elaborar,
sobre esa base, una concepción dialéctica de la na-
turaleza.
[…] su teoría del conocimiento, como su mate-
rialismo en su totalidad, reviste un carácter con-
templativo, metafísico. Feuerbach no comprendió
el pasaje dialéctico de la sensación al pensamiento,
de lo particular a lo general, el papel de la abstrac-
ción en el conocimiento. No comprendió que en el
conocimiento, la actividad práctica de los hombres
cuenta en forma decisiva.
12
[…]
La doctrina social de Feuerbach se refleja de
manera notable en su moral. Es allí donde se mani-
fiesta muy particularmente la estrechez de su filo-
sofía. Su moral tiene por principio fundamental la
simpatía mutua de los hombres, su aspiración a la
felicidad. Para que los hombres sean felices, decía
Feuerbach, deben amarse los unos a los otros. El
«amor» es para él una panacea. Al predicar el amor
universal en una sociedad dividida en clases anta-
gónicas, Feuerbach arranca de su filosofía cuantos
valores revolucionarios podía tener. La moral de
Feuerbach es una moral burguesa que predica la
paz social, diluye el antagonismo de los intereses
de clase, y niega la lucha de clases.
Los aspectos positivos y negativos de la filosofía
de Feuerbach son puestos en evidencia en las Tesis
sobre Feuerbach, de Marx, y en la obra de En-
gels Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica
alemana. Las insuficiencias de su materialismo no
disminuyen sin embargo, la importancia histórica
de Feuerbach, quien ejerció una gran influencia
sobre Marx y Engels en el período en que se forma-
ban las concepciones filosóficas de éstos. Pero el
materialismo de Marx y Engels se distingue del de
Feuerbach, porque aquéllos supieron extraer el
«núcleo central» y lo desarrollaron en una filosofía
científica después de haber desechado la escoria
idealista, ético-religiosa. […]1

1
M. Rosental y P. Iudin, Diccionario filosófico abreviado, Ediciones Pueblos Unidos,
Montevideo, 1960, pp. 187-189 (N. de la Edit.)
13
La Editorial Aurora valora altamente
su opinión acerca del contenido, diseño
y diagramación de la presente publicación.
Igualmente, agradece cualquier otra sugerencia.

editorialaurora1917@gmail.com

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