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¿Qué es la empatía?
Para ser una persona empática hay que reunir una serie de características:
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No son extremistas. No creen que todo sea blanco o negro, saben que hay una
bonita gama de grises en medio. Por ejemplo, cuando les surge un conflicto no se
posicionan fácilmente, intentan buscar respuestas intermedias.
Son respetuosas y tolerantes. Las personas empáticas respetan las decisiones de los
demás, aunque ellos no hubiesen tomado esas mismas decisiones. Por ejemplo,
María y Juan son hermanos. Juan se ha enfadado con sus padres porque no le han
apoyado en uno de los momentos más importantes de su vida. María a pesar de que
no habría actuado de la misma manera, respeta a Juan, es empática, entiende la
situación y le ofrece su apoyo.
Entienden la comunicación no verbal. Se fijan tanto en el lenguaje verbal como en el
no verbal. Atienden a gestos, miradas, inflexiones y tonos de la voz, etc. Con lo
que consiguen no solo entender el mensaje verbal, si no extraer el mensaje emocional
que el lenguaje no verbal contiene.
Creen en la bondad de las personas. Cuando conocen a alguien, aunque esa persona
tenga “mala fama”, presuponen que la persona es buena hasta que no les
demuestre lo contrario. Creen que la gente es buena por naturaleza.
Pueden tener un estilo de comunicación pasivo. En ocasiones, el intentar entender a
los demás puede hacer que dejen de lado sus propios intereses y derechos. Por
ejemplo, en el caso de María, decide ser empática y apoyar a su hermano, aunque eso
le suponga tener un conflicto con sus padres.
Hablan con cuidado. Miden siempre sus palabras porque saben que según cómo
digan las cosas pueden hacer daño a la otra persona. Intentan ser cuidadosos y
expresarse con tacto teniendo el menor impacto negativo en el otro.
Entienden que cada persona es diferente. Comprenden que cada persona tiene unas
necesidades y que todos somos diferentes. Saben tratar a cada persona acorde a
sus circunstancias.
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Qué beneficios tiene la empatía
Los beneficios que tiene ser empático son muchos y muy buenos. Entre los principales
se encuentran: ayuda a sentirte mejor contigo mismo, ayuda en la resolución de
problemas, desarrolla las habilidades sociales, ayuda a tener respeto por el resto de
personas, ayuda a conectar mejor con otras personas, sube la autoestima propia, nos
hace ser respetables, ayuda a ser justos, ayuda a no juzgar a otros, fomenta el desarrollo
emocional, contribuye a la inteligencia emocional, etc.
Existe una serie de tareas que se pueden realizar para fomentar la empatía. Te
mostramos algunas de las más importantes:
o Desarrolla la escucha activa. Fue descrita por Carl Rogers, se trata de una técnica de
comunicación que hace que sepamos escuchar y entender lo que la otra persona
nos dice y que a la vez sepamos transmitirle que lo hemos entendido. No se trata
solo de oír, sino de escuchar y entender. Es importante que desarrolles la escucha
activa porque como hemos visto es una característica de las personas
empáticas. Aprende a escuchar lo que los otros te dicen mientras que tratas de
entenderlo y ofreces un feedback (retroalimentación).
o Vive sin prejuicios. Como hemos visto, las personas empáticas son respetuosas,
tolerantes y no juzgan a los demás. Quizás no estés de acuerdo con las decisiones de
otras personas, pero tienes que tratar de tomar distancia y entenderlas, aunque tú
no hubieses actuado de la misma manera.
o Sigue pautas saludables. Concéntrate en las expresiones verbales y no verbales de la
otra persona, contesta de una manera adecuada, responde en un tono afectivo similar
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al de la otra persona, muestra interés por lo que te está contando, concéntrate en
lo que no expresa con palabras, etc. (Bados y García, 2011).
o Entiéndete a ti mismo. Para entender al resto de personas y ser empático con
ellas primero lo tenemos que serlo con nosotros mismos. Intenta entenderte,
conocerte y ser empático con tus propios sentimientos y acciones.
¿Ejercicio de empatía?
Te proponemos un ejercicio para que intentes aumentar tu empatía. Este ejercicio fue
propuesto por García-Grau, Fusté, Balaguer, Ruíz y Arcos (s.f.).
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En muchas ocasiones nos cuesta tener empatía con una persona en concreto. Por ello, te
recomendamos que pienses en esa persona y que cojas un papel para que puedas escribir
la respuesta a las preguntas que te planteamos. En cursiva te mostramos un ejemplo de
cómo tendrías que hacerlo.
2. Describe las situaciones en las que te resulta difícil ser empático con esta
persona.
Me cuesta entender cuando mi amiga pretende controlar cada cosa que hago y me
pregunta constantemente qué voy a hacer.
3. Describe qué hace la otra persona para que te resulte difícil ser empático con ella
(por ejemplo, actitudes, expresiones, etc.).
Me llama muchas veces al día y me pregunta incluso lo que voy a poner para comer.
Además, cuando nos sentamos al lado mira la pantalla de mi móvil para intentar ver
las conversaciones que tengo con otras personas. También me crítica cuando salgo
con otros amigos.
Me hace sentir mal porque me agobia y me siento cohibida para hacer según qué
cosas. Muchas de las cosas que me pregunta no tienen sentido para ella ni tendría
porqué saberlas.
5. Reflexiona acerca de por qué la otra persona podría estar actuando de la manera
que lo está haciendo.
Puede ser que Alicia tenga miedo a quedarse sola o a que le dé de lado si salgo con
otras personas.
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6. Piensa en qué situaciones tú actúas de la misma manera que esa persona.
Puede ser que yo actúe de la misma manera con mi hermana porque en ocasiones
me pongo celosa cuando sale con otras personas.
Creo que ella piensa que la voy a dejar sola y que ya no voy a querer saber nada
más de ella.
Conclusiones
En resumen, la empatía es la habilidad que pueden tener las personas para ponerse en el
lugar de otros. Está relacionada con el apoyo, la compresión y la escucha activa. Las
personas empáticas saben escuchar, son sensibles, tolerantes, etc. Además, ser empático
tiene muchos beneficios, como el aumento de la autoestima o el desarrollo emocional.
La empatía se puede entrenar y desarrollar mediante la escucha activa, el respeto y una
serie de actividades y pautas.
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Vinculo positivo: Aprender a ser entrenadores emocionales
A raíz de lo anterior surge la duda, ¿Cómo podemos favorecer un vínculo positivo entre
nosotros? ¿Cómo podemos mejorar el trato entre familiares, hijos y/o compañeros? Creo
que la solución debe tomar como punto de partida la base proporcionada por la
experiencia profesional y el desarrollo del conocimiento actual.
Quisiera
enfocar este artículo a una de las áreas específicas relacionadas con este concepto de
vínculo positivo, a saber, la relación que establecen padres e hijos. Ello, porque los
vínculos familiares primarios son relevantes a lo largo de toda la vida adulta, razón por
la cual es menester considerar y ser conscientes de la gran necesidad que tienen los hijos
de sus padres, y también, entender que los hijos no sólo son “el futuro”, como
normalmente se dice, sino que también son el presente, y que siempre los padres serán
un referente emocional, y como tal, influyen en la vida de otra persona de forma directa.
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En esta especie de transferencia vivencial, contenida en este intercambio de relaciones,
los padres tienen el gran desafío de formular las condiciones necesarias para un vínculo
sano y adecuado con sus hijos, desafío que pretende formar relaciones sanas y
empáticas entre padres e hijos, y también en lo que respecta a todo tipo de relaciones.
Para poder establecer una relación positiva, deberemos considerar algunas premisas, a
saber, considerar la importancia que los padres tienen en la vida de sus hijos y como
estos hijos necesitan padres activos y sensibles frente a cada etapa y proceso de cambio
de sus vidas. Para aquello, será necesario implicarse emocionalmente con ellos,
brindarles tiempo, y dedicarles experiencias acordes con sus necesidades, que les
permitan tener un rol activo dentro del hogar.
Como segundo momento, u otra de las acciones que los padres deberían considerar, es
el trabajo exclusivo hacia protagonizar el amor y el cariño en la relación con sus hijos,
es decir, que los padres sean capaces de expresar de forma concreta aquello que sienten
por los hijos, a través de gestos y acciones emocionales.
En definitiva, debemos saber utilizar nuestra capacidad desde lo más humano que
tenemos, aquello que nos hace modestamente sabios, esa capacidad reflexiva que sólo
es posible a través de un trabajo dedicado, para dar protagonismo a relaciones mediadas
de cariño.
He aprendido que incluso cuando no se tiene elección, la elección puede ser uno mismo,
por lo tanto, es fundamental protagonizar los vínculos desde lo más positivo posible,
marcando la infancia de los hijos con amor y dedicación, tarea que debe comenzar hoy.
Tengo plena convicción las personas, a lo largo de nuestra vida, olvidaremos aquello
que nos dijeron y aquello que hicimos, pero no lo que nos hicieron sentir. Por tanto,
relevo la importancia del vínculo positivo y su detallado trabajo que debemos realizar
diariamente en ello. Es fundamental que los padres tengan presente que son referentes
emocionales y que depositan en sus hijos las pautas de relaciones primarias.
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¿Qué es el vínculo positivo?
El vínculo positivo puede ser considerado como un prisma a través del cual las
personas le dan sentido a lo que viven, una especie de lente de observación del mundo,
que permite ir transmitiendo formas de relaciones sanas y protagonizadas de respeto y
cariño. De esta manera, constituye una especie de legado o herencia, que se transmite
emocionalmente. De ahí, surge la necesidad de preguntarse: ¿Qué es lo que quiero legar
yo? ¿Qué es lo que quiero que forme la herencia que transferiré?, como hijo, como
padre, como esposo. Esa es la pregunta que movilizará la forma del cambio. Aquel es el
inicio de una reflexión sensiblemente humanizada. Detenernos será altamente
fundamental, entendiendo que somos los actores principales, secundarios y extras de
nuestra vida. Queda en nuestras manos activas, posibilitar vínculos positivos y gestarlos
desde el inicio de la vida.
Considero que existen múltiples formas posibles de favorecer una relación positiva y
estar al servicio emocional del otro. Esa es una tarea que muchos psicólogos
emprendimos y promovemos constantemente, para que cada padre pueda ser
el entrenador emocional de sus hijos, lo que significa ayudarles a sostener y sentir las
emociones que van descubriendo día a día, siendo un ejemplo de gestación emocional,
dejando expresar una relación permitida de emociones. Lo anterior quiere decir que
tanto padres como hijos podrán ser capaces de ubicar y llamar por nombre a sus
emociones, y sabrán que una emoción puede tener múltiples expresiones,
implementando una riqueza de vocabulario afectivo, que impactará en las acciones y
resoluciones de la vida de cada niño.
Finalmente, la tarea de los padres es acompañar a sus hijos y detenerse en la tarea
mayor, que es pensar y actuar, dedicándose entera y cariñosamente hacia ellos.
No es posible olvidar, que los padres son los referentes emocionales en los primeros
años de los hijos, y que es misión de los padres cuidar ese espacio simbólico emocional.
Es trascendental generar entornos donde la alegría importe y prevalezca por sobre otras
emociones. Lo anterior, puede idearse como una escuela de vida en el hogar, donde los
hijos florecerán… y los padres lo pasarán mucho mejor.
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Cómo vincularse sanamente con los demás
En Psicología Positiva consideramos que los vínculos interpersonales son una de las
fuentes más poderosas para crear una felicidad real y sostenible. Veamos hoy cómo
mejorar la calidad de nuestros lazos.
¿Por qué los demás importan? Las relaciones con los demás nos proporcionan una
conexión emocional, apoyo, seguridad, impactan positivamente sobre nuestro bienestar
emocional y nuestra salud psíquica.
La soledad no elegida puede llegar a ser muy desesperante, pero a veces sin darte
cuenta, eres tú mismo el que va creando ese abismo, alejándote de los demás,
escogiendo personas que no son agradables o siendo intolerante. Recuerda, está en tus
manos generar el cambio y te voy a ayudar en el proceso con estos puntos a tomar en
consideración.
Respeto mutuo
No siempre pensarán igual, pero tener derecho a compartir lo que cada uno piensa sin
ser atacado por el otro ayuda a construir una relación sólida. El respeto también implica
comprender los espacios individuales, no querer cambiar al otro y hablar sin críticas
destructivas.
Comunicarse asertivamente
Aprender a escuchar sin estar ocupado pensando en qué vas a responderle a esa persona.
Decir sin miedo lo que piensas, con firmeza pero sin imponerse. Tienen derecho a ser
diferentes.
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Emociones dañinas a raya
La ira, el egoísmo, la competencia, la envidia, la agresividad y también la desconfianza,
debilitan los vínculos. Así que si te encuentras sintiendo algo de esto, es mejor que
intentes comprender cuál es la raíz de esa emoción y trabajes de inmediato sobre ello.
Empatía
Debes ser capaz de reconocer los sentimientos del otro, de lograr ponerte en su lugar y
respetar sus necesidades y gustos. Siempre y cuando exista de la otra parte el mismo
respeto, todo puede intentar comprenderse. Las relaciones positivas son equitativas, tú
das, pero también debes recibir. Cuando uno de los dos brinda más que la otra parte,
puede sentirse mal y ese vínculo no llegará a ser sanador.
Manejar las discusiones de manera constructiva
Es inevitable que ante personas distintas surjan conflictos, debes hablar las cosas en el
momento oportuno, no dejes pasar lo que te molesta, sé abierto en el dialogo, no temas
pedir algo
o marcar límites. Recuerda de no atacar a tu interlocutor, estas charlas deben ser con
cuidado de no herir susceptibilidades.
Una actitud positiva
No siempre esperes lo peor de los demás, no todos quieren atacarte o abusarse de tu
confianza. Comienza a ser abierto y tener criterio con quienes te rodean. Busca personas
optimistas que te apoyen, tú mismo se constructivo con los demás a la hora de elogiar y
alegrarte por las victorias ajenas.
Habilidades sociales:
Son también nuestras aliadas a la hora de conocer nuevas personas o mantener vínculos
saludables.
El lenguaje no verbal influye mucho en cómo los demás te interpretan. Puedes ser
alguien muy dulce, pero si tu mirada es muy fría y tu cuerpo se muestra tenso y a la
defensiva, los demás podrían leerte como una persona antipática.
Debes intentar mirar a tu interlocutor a los ojos o en la zona superior del rostro, la
mirada es el complemento de una conversación, si el otro se da cuenta que lo estás
mirando lo entiende como señal de que estás prestando atención.
Sonreír es señal de simpatía y calidez, facilita la comunicación. Presta atención a cómo
está tu cuerpo, ¿encoges tus hombros? ¿cierras los puños? ¿tu cuerpo se muestra
demasiado tensionado?
Los gestos que haces con tus manos o cabeza son importantes también, muestra las
manos abiertas, no cruces los brazos, deja que tu interlocutor vea que estás atento y
receptivo ante la comunicación.
Es tan importante el contenido de tu mensaje como la manera en que lo
transmites. Muchas veces querrás ofrecer una idea distinta o un argumento válido, pero
si tu mensaje es hiriente, prepotente o dicho de un modo agresivo, por más razón que
tengas, tu interlocutor se pondrá a la defensiva y no estará de acuerdo en nada de lo que
digas o tal vez ni te escuche. Sé claro, firme y sobre todo respetuoso a la hora de
comunicar algo al otro.
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¿Qué puedes hacer para actuar de una manera más asertiva?
Valorarte, no enojarte por cualquier nimiedad, evita amenazar a los demás, no ignores a
los demás, admite tus errores y equivocaciones. No temas decir lo que sientes ni pedir
explicaciones.
Espero que estos pequeños consejos puedan ayudarte a la hora de establecer relaciones
más sanas con los demás. Practica estos consejos y amplía tu red social de una manera
positiva.
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centros de enseñanza y la posibilidad de formación permanente de los educadores.
Cuando estos promueven y desarrollan en el aula la educación basada en emociones, los
educadores son percibidos por sus alumnos como ejemplos a seguir e imitar. De tal
modo, esto genera un clima áulico de “respeto y confianza” con los educandos. Cuando
los niños sienten un clima armónico actúan con mayor seguridad. Por ello el educador
tiene un papel fundamental de intermediario con el conocimiento y con los vínculos
en el aula, teniendo cualidades empáticas y flexibles ante las posibles situaciones
de carácter abierto, dando lugar a la participación activa en el proceso de
aprendizaje.
Gold, A. (2015) plantea que existen aspectos de carácter vincular que son muy
complejos y de ellos dependen el impacto que puede tener en las emociones. Todas
esas personas que logran impactar son considerados según el autor cómo “agentes
de salud mental”, los primeros agentes son la familia y en el siguiente orden los
educadores. Estos últimos tienen una gran importancia debido a su vínculo con la
psiquis del niño en desarrollo y el trabajo diario. Este impacto puede ser tanto
positivo cómo negativo, teniendo en cuenta la posibilidad del docente del control, el
manejo de información y el desarrollo de emociones. Cuando un docente logra para
un alumno ser significativo, probablemente tenga un alto nivel de transformarse en
agente de salud mental, logrando el aumento del autoestima de sus alumnos, percepción
de habilidades propias y el valor atribuido como ser humano. Una percepción del niño
de ser amado, aceptado, atención a sus necesidades, comunicación adecuada,
autorregulación de estrategias, respeto, empatía y tiempo dedicado, entrelaza esos
vínculos, impactando emocionalmente. Este impacto no se da en todos los maestros,
quienes sí lo logran son los llamados “agentes de salud mental”. Para que se origine un
ambiente positivo, deben vincularse desde un clima que promueva el fortalecimiento,
una habilidad para crearlo es un buen desarrollo comunicativo. El niño no sólo se ve en
ese caso favorecido con los conocimientos, sino que también incrementa habilidades
sociales y de regulación emocional. De acuerdo a Bisquerra, R. (2011), la
autorregulación emocional en los niños es procesada de diversas maneras y no siempre
de la manera más adecuada, es decir que produzca situaciones armónicas, por tal motivo
el niño debe de poder expresar sus emociones y para que sea posible, los educadores
deben dar garantía de ello brindándole la oportunidad de expresarse y fortaleciendo esas
aptitudes con la creación de estrategias de aprendizaje que posibiliten la
resolución pacífica de conflictos, creando un ambiente armonioso.
Trabajo colaborativo
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apreciar sus aspectos constitutivos; entre los que más se destacan están la autoridad, la
negociación y los procesos de diálogo que se dan al interior del grupo, la reciprocidad,
la responsabilidad y las relaciones sociales.
Para, el trabajo colaborativo posee una serie de características que lo diferencian del
trabajo en grupo y de otras modalidades de organización grupal. Algunas de ellas son
las siguientes:
Hay una clara responsabilidad individual de cada miembro del grupo para el alcance
de la meta final.
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Dada su habitual confusión, cabe mencionar que el aprendizaje colaborativo se
diferencia del cooperativo. En este último, se hace una división marcada de la tarea que
cada miembro debe realizar, y la responsabilidad del desarrollo de construcción de
saberes recae fundamentalmente en el profesor. En cambio, con el primero, el
colaborativo, las metas son comunes a lo largo de todo el proceso y la autogestión de los
conocimientos se hace cada vez más evidente. Como lo expone [13], “cada paradigma
representa un extremo del proceso de enseñanza-aprendizaje que va de ser altamente
estructurado por el profesor (cooperativo) hasta dejar la responsabilidad del aprendizaje
principalmente en el estudiante (colaborativo)”. Ambos tipos de aprendizaje,
cooperativo y colaborativo, se fundamentan en el constructivismo. Sin embargo, el
cooperativo responde a la vertiente piagetiana y el colaborativo al enfoque sociocultural
[14].
Para incorporar en el aula el trabajo colaborativo como una estrategia didáctica para
la enseñanza-aprendizaje, y, que como se mencionó anteriormente, redunde en un
aprendizaje colaborativo, se hace necesaria la utilización de técnicas que lleven a la
práctica la estrategia.
Las Técnicas de Aprendizaje Colaborativo (TAC), más comunes y las que vayan
surgiendo de la experiencia educativa, según [3], pueden organizarse en categorías que
comparten aspectos fundamentales, a pesar de que las líneas divisorias no son precisas.
Esta organización se muestra en la Tabla 2.
Tabla 2.
Categorías de TAC.
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basada en trabajo colaborativo se puede componer de enfoques y recursos de varias
TAC.
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