Buenos Aires, Argentina

Viernes 17 de febrero de 2023

AÑO LXXXVII Nº 35 TOMO LA LEY 2023-A ISSN: 0024-1636 - RNPI: 5074180

Doctrina

El impacto de las nuevas tecnologías sobre

la dignidad y los derechos en los finales de la vida
El derecho a morir
Ana Marcela Wolkowicz Marianela Fernández Oliva
Abogada. Profesora asociada de la materia Derecho Privado Parte General Abogada. Doctora en Derecho. Docente investigadora adjunta exclusiva CIC-CIUNR,
Cátedra “A”, Facultad de Derecho (UNR). Miembro representante titular por la Facultad de Derecho (UNR). Directora del Centro de Investigaciones en Derecho de
Facultad de Derecho (UNR) del Consejo Universitario de Inclusión-Dirección la Salud, Facultad de Derecho (UNR).
de Inclusión y Accesibilidad Área de Derechos Humanos (UNR).

SUMARIO: I. Introducción.— II. Eutanasia: concepto y clasificaciones.— III. Normativa vinculada del derecho argentino.— IV. Principios bioéticos: impacto de las nuevas tecnologías
en los finales de la vida.— V. Referencia general sobre proyectos de ley en Argentina para solicitar y recibir ayuda para morir dignamente.— VI. Palabras finales.

I. Introducción
El significado de la muerte se ha construi-
do y se construye a lo largo de la historia de
acuerdo con el momento cultural, religioso,
político y social concreto; ha surgido y sur-
girá en definitiva de distintos consensos co-
lectivos (1). Como fuera que se configure su
significado, Occidente es por regla general
una cultura negatoria de la muerte; en mu-
cho, la historia de la medicina muestra un
inmemorial esfuerzo de hombres y mujeres
para hacer ceder los límites físicos y psíqui-
cos opuestos a su salud. Los adelantos de la
revolución científico-técnica de las ciencias
de la vida en la posmodernidad, entre otros
productos, han permitido la prolongación de
la vida como nunca antes; a partir de la apli-
cación de estas nuevas tecnologías de pro-
yecciones ciclópeas en muchos casos se co-
loca al paciente (persona sobre cuya salud se
trata) en condiciones que afectan sin duda
alguna su dignidad, porque, como nos dice
el Doctor Mario Sebastiani, “calidad de vida
es también darle el derecho al que sufre de
que pueda decidir cuándo y cómo morir” (2).
La medicina, con perspectiva bioética, el
Derecho —en clave de salud, y el Derecho
de la Salud como rama transversal— tienen
por delante el desafío de dar respuestas ju-
rídicas, incluso, regulando y permitiendo
en los casos que legalmente corresponda
el derecho de toda persona humana a soli-
citar y recibir la ayuda necesaria para morir
dignamente. El derecho a decidir sobre los
finales de la vida como derecho personalísi-
mo está inescindiblemente unido a la plena
autonomía del paciente en la decisión final
de la propia vida que comprende el derecho
de morir dignamente. Esto no significa más
que el reconocimiento de la inviolabilidad
de la persona humana, pues se relaciona con
conductas autorreferentes, en una unión in-
separable entre autonomía personal (auto-
nomía de la voluntad vital) y dignidad; que
implica la garantía de ejercer el derecho en
el marco de la regulación del artículo 19 de la
Constitución Nacional y de todo el plexo de
convencionalidad del artículo 75 inciso 22.
II. Eutanasia: concepto y clasificaciones
Enmarcado el tema en el derecho perso-
nalísimo de vivir y morir dignamente, ana-
lizaremos la eutanasia.
La palabra eutanasia deriva del griego eu
(bien) thánatos (muerte), o “buena muerte”,
tal como quiso expresarlo Francis Bacon,
quien utilizara el término en el siglo XVII
en la acepción actual. Una de las posibles
construcciones de la eutanasia puede per-
mitir definirla como “el proceso de antici-
par la muerte de una persona que padece
una enfermedad irreversible y que, por su
causa, vive en condiciones vitales muy pre-
carias, en el plano físico, psíquico y moral,
que pueden ser clasificados como indignas
de su humanidad” (3).
Existen múltiples criterios para su clasifi-
cación, pero, a los fines del presente traba-
jo, nos referiremos a aquella que distingue
entre eutanasia activa y pasiva por un lado;
y voluntaria, involuntaria y no voluntaria,
por otro. La eutanasia activa es toda acción
directa producida por una persona distinta
del paciente, que tiene por objeto finalizar
con la vida de este para evitar dolor, sufri-
mientos y dificultades extremas e insupe-
rables (encarnizamiento terapéutico). Esta
definición, ampliamente aceptada en la
medicina, en especial en especialidades
críticas, “permite despejar cualquier duda
sobre los alcances de la definición de la
eutanasia, excluyéndose varias hipótesis,
algunas mal denominadas formas pasivas,
que se vinculan con la promoción de la
dignidad en los finales de vida, sobre todo
aquellas que tienen que ver con la absten-
ción o retiro del soporte vital” (4).
Cuando se da por terminado el uso de
cualquier medio excepcional empleado
con el objeto de mantener con vida a una
persona cuyo estado de salud es irreversi-
ble, tal como lo regulan la ley 26.529 refor-
mada por la ley de muerte digna 26.742 y lo
dispuesto por el artículo 59 inc. g del CCyC,
dichas prácticas no constituyen prácticas
eutanásicas, por ello las denominadas for-
mas pasivas traen confusión y deberían
desestimarse.
La eutanasia voluntaria se produce cuan-
do el paciente toma la decisión de dar fin a
su proyecto vital cuando está en condicio-
nes de hacerlo eficazmente. La eutanasia no
voluntaria se da cuando la decisión de dar
fin a la vida es tomada por terceros distintos
de la persona de cuya salud se trata, ya sean
médicos o familiares: por ejemplo, cuando
el paciente se encuentra en estado de coma
o cuando el paciente no es capaz de com-
prender la elección entre la vida y la muer-
te encontrándose, pues, imposibilitado para
consentir. Por último, el caso de la eutana-
sia involuntaria se opera cuando la persona
a quien se da muerte tiene capacidad para
consentir en su propia muerte, pero no lo
hace; ya sea porque no se le pregunta o por-
que se le pregunta y esta expresa que desea
seguir viviendo.
En relación con la eutanasia activa, en Ar-
gentina la práctica implica la responsabi-
lidad penal para el que la ejecute, siendo
en el caso aplicable igualmente la figura

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) Quien desee profundizar v., ARIÈS, Philippe, “His-
toria de la muerte en Occidente desde la Edad Media
hasta nuestros días “,El Acantilado, Barcelona, 2000,
trad. Francisco Carbajo y Richard Perrin.
(2) CARBAJAL, M., “Su autor es el reconocido médi-
co Mario Sebastiani. Un libro para el debate sobre la
eutanasia”, en Pagina12, 20 de noviembre de 2022, en
https://www.pagina12.com.ar/491953-un-libro-pa-
ra-el-debate-sobre-la-eutanasia
(3) BLANCO, L. G, “Muerte digna. Consideraciones
bioético-jurídicas”, Ad-Hoc, Buenos Aires, 1997, p. 31;
BLANCO, L. G., “La ley de muerte digna en el marco ético
y jurídico de la ley de derechos de los pacientes”, en Muer-
te Digna, La Ley, Buenos Aires, 2013, p. 159 y ss.
(4) MAGLIO, Ignacio - WIERZBA, Sandra, “El Derecho
en los finales de la vida: muerte digna”, LA LEY, 2015-E,
663.

Bibliografía JCiv. y Com. 11a Nom., Rosario, 13/10/2022. - Vázquez Fe- Caducidad de instancia
rreyra, Roberto Antonio c. Banco Santander s/ Demanda de Requisitos del acto interruptivo. Aptitud impulsoria del
La crisis de la argumentación pública derecho de consumo. 4 procedimiento.
Autor: Ricardo Pablo Reca. Comentario: María Gabriela CNCiv., sala J, 16/12/2022. - S., M. E. c. M., E. B. s/Daños y
Ábalos 3 Un fallo aleccionador para las entidades financieras perjuicios. 7
María Agustina Otaola 4
Nota a fallo Sucesión testamentaria
Jurisprudencia Revocación del testamento por matrimonio posterior del
Defensa del consumidor causante.
Tarjeta de débito retenida en cajero automático. Obliga- Insolvencia fraudulenta
CNCiv., sala A, 14/12/2022. - A., T. L. s/ sucesión testamen-
ción de seguridad. Deber de información. Falta de asis- Despojo del patrimonio. Conocimiento de un proceso en
taria. 8
tencia efectiva. Daño moral. Daño punitivo. su contra.
CNCrim. y Correc., sala I, 29/12/2022. - F. A., D.y H., E. s/ in-
CORREO solvencia fraudulenta. 6
ARGENTINO FRANQUEO A PAGAR

CENTRAL B CUENTA N° 10269F1

2 | Viernes 17 de febrero de 2023
regulada en el artículo 79 del Código Penal
al disponer: “Se aplicará reclusión o prisión
de ocho a veinticinco años, al que matare a
otro siempre que en este código no se esta-
bleciere otra pena”; o en su caso, podría ser
operativo el artículo 83 Cód. Penal que dis-
pone: “Será reprimido con prisión de uno a
cuatro años, el que instigare a otro al suici-
dio o le ayudare a cometerlo, si el suicidio se
hubiese tentado o consumado”.
Entendemos que la eutanasia activa es el
único supuesto de hecho que configura en
nuestro sistema jurídico un delito penal. El
concepto de eutanasia pasiva, tal como lo
expresamos más arriba, ha de ser debida-
mente deslindado, siempre que la decisión
del retiro de medidas de soporte vital, el re-
chazo de hidratación, alimentación o reani-
mación artificial, son medidas que en todo
caso y dependiendo de la situación en con-
creto importan el límite con la distanasia (o
también llamado, ensañamiento terapéuti-
co) y no constituyen eutanasia. Así también
lo ha entendido la Corte Suprema en el caso
“Marcelo Diez” (5) cuando expresó que “la
decisión de aceptar o rechazar un trata-
miento médico constituye un ejercicio de
la autodeterminación que asiste a toda per-
sona por imperio constitucional. En efecto,
esta Corte, en innumerables precedentes,
ha resaltado el valor de la autodetermina-
ción de la persona humana con fundamen-
to en el artículo 19 de la Constitución Na-
cional, no solo como límite a la injerencia
del Estado en las decisiones del individuo
concernientes a su plan de vida, sino tam-
bién como ámbito soberano de este para
la toma de decisiones libres vinculadas a sí
mismo (Fallos: 332:1963; 335:799). En este
orden, ha dejado claramente establecido
que el artículo 19 de la Constitución Na-
cional otorga al individuo un ámbito de li-
bertad en el cual puede adoptar libremente
las decisiones fundamentales acerca de su
persona, sin interferencia alguna por parte
del Estado o de los particulares, en tanto
dichas decisiones no violen los derechos de
terceros”.
III. Normativa vinculada del derecho argen-
tino
La ley 26.742, del 9 de mayo del 2012 lla-
mada de “muerte digna”, constituyó una
modificación significativa a la ley 26.529 de
octubre de 2009, de los Derechos del Pa-
ciente en su relación con los Profesionales e
Instituciones de la Salud, puesto que impli-
có para determinados supuestos el rechazo
de medidas de soporte vital.
Así, la persona tiene derecho a aceptar o
rechazar determinadas terapias o procedi-
mientos médicos o biológicos, con o sin ex-
presión de causa, como así también a revo-
car posteriormente su manifestación de la
voluntad. Los niños, niñas y adolescentes
tienen derecho a intervenir, a los fines de la
toma de decisión, sobre terapias o procedi-
mientos médicos o biológicos que involu-
cren su vida o salud (6).
En el marco de esta potestad, el pacien-
te que presente una enfermedad irrever-
sible, incurable o se encuentre en estadio
terminal, o haya sufrido lesiones que lo
coloquen en igual situación, informado en
forma fehaciente, tiene el derecho a ma-
nifestar su voluntad en cuanto al rechazo
de procedimientos quirúrgicos, de reani-
mación artificial o al retiro de medidas de
soporte vital cuando sean extraordinarias
o desproporcionadas en relación con la
perspectiva de mejoría, o produzcan un
sufrimiento desmesurado. También podrá
rechazar procedimientos de hidratación
(5) CSJ, 376/2013 (49-D), CS1D., “D., M. A. s/ decla-
ración de incapacidad”, 07/07/2015, TR LALEY AR/
JUR/24366/2015.
(6) Ley 26.529, “Derechos del paciente, historia clíni-
o alimentación cuando produzcan como
único efecto la prolongación en el tiempo
de ese estadio terminal irreversible o incu-
rable. Este artículo es replicado a la letra por
el artículo 59 del CCyC e implica que toda
actuación profesional en el ámbito médico
sanitario, sea público o privado, requiere,
con carácter general y dentro de los límites
que se fijen por vía reglamentaria, el previo
consentimiento informado del paciente,
incluso en el supuesto de incapacidad del
paciente, o imposibilidad de brindar el con-
sentimiento informado a causa de su estado
físico o psíquico, en que podrá ser dado por
las personas mencionadas en el artículo 21
de la ley 24.193, con los requisitos y con el
orden de prelación allí establecido. Sin per-
juicio de la aplicación del párrafo anterior,
deberá garantizarse que el paciente, en la
medida de sus posibilidades, participe en
la toma de decisiones a lo largo del proceso
de salud.
Se ha pretendido con esta normativa evi-
tar los embates de la “medicina defensiva”,
la radicalización del llamado “síndrome
judicial”, que han ocasionado —y en algu-
nos casos implicaron— serias limitaciones
a la eficacia normativa de estas decisiones;
incluso las tomadas por directivas antici-
padas, provocando el terrible desgaste que
supone la judicialización de los supuestos
en los que la salud está en juego. Por caso,
podemos señalar el paradigmático caso “Al-
barracín Nieves” en donde se dio paso a la
judicialización de una situación de salud
prevista por el mismo paciente. En ocasión
del caso “Albarracín”, la Corte Suprema de
Justicia de la Nación expresó que el pacien-
te había dejado plasmada su voluntad, con
relación a una situación como la que se
había generado, al obrar en el expediente
un documento que daba cuenta de “direc-
tivas anticipadas” en el que expresamente
se negaba a recibir transfusiones de sangre,
aunque peligrase su vida. Las directivas
anticipadas debían ser aceptadas por los
médicos, habida cuenta de que resguarda-
ban el principio constitucional de libertad
de autodeterminación del Sr. Albarracín,
entendido como soporte de conductas au-
torreferentes.
El nudo radica entonces en establecer
cuándo las medidas de soporte vital resul-
tan desproporcionadas y en este sentido
cuál es el límite al uso de las nuevas tecno-
logías en los finales de la vida para evitar a
toda costa la muerte.
Por otra parte, resulta adecuada en esta
instancia referirnos a los cuidados palia-
tivos, que, en cuanto a su acceso, fueron
regulados recientemente, por la ley espe-
cial 27.678, sancionada el 5 de julio del 2022.
Esta normativa resulta de una larga dis-
cusión política y económica en materia de
la especificidad de atención de la salud en
los finales de la vida, y se convierte en la ló-
gica proyectada de una de las formas en la
cual cada persona humana puede transitar
su proyecto vital en salud. Esta norma será
una pieza clave en el cuidado de personas
de cuya salud se trate y que requieran pres-
taciones integrales sobre cuidados paliati-
vos en sus distintas modalidades, en el ám-
bito público, privado y de la seguridad so-
cial y el acompañamiento a sus familias. De
todas formas, no puede entenderse que con
la sanción de esta ley se salda la materia so-
bre la habilitación para proyectar todos los
finales de la vida; los cuidados paliativos ya
se encontraban regulados y, tal como refie-
re el art. 59 del CCyC, se constituyen en un
derecho que tienen todas las personas que
lo soliciten en la atención de su enferme-
ca y consentimiento informado”, art. 5; Decreto Nacional
1089/2012 (Anexo I); Código Civil y Comercial de la Na-
ción, art. 26, 52 y ss.
(7) Quien desee ampliar v. GHERARDI, C. R., “Vida
dad o padecimiento; entendemos por ello
que los proyectos de ley de legalización de
la eutanasia, esto es, el derecho de solicitar
y recibir ayuda para morir dignamente, han
de correr en su propia lógica para asegurar
la decisión autorreferente en los finales de
la vida evitando, so pretexto de cuidados
paliativos (y dependiendo del caso singula-
rizado), el ensañamiento terapéutico.
IV. Principios bioéticos: impacto de las nue-
vas tecnologías en los finales de la vida
Llegados a este punto, nos preguntamos
sobre cuál es el impacto de las tecnologías
en la salud, más precisamente en el ejerci-
cio de la autonomía de la voluntad vital rela-
tiva al desarrollo del proyecto vital. Nuestra
posmodernidad nos emplaza, como decía-
mos, en el núcleo de una revolución de las
ciencias de la vida (7). Las posibilidades de
preservar, mejorar y alargar nuestra vida bio-
lógica parecen no tener techo. La aplicación
de las tecnologías basadas en los descubri-
mientos de la ciencia, desde la biotecnolo-
gía y la nanotecnología, hasta la medicina
personalizada de precisión parecen hacer
posible cada vez con más claridad nuestro
antiguo deseo de inmortalidad. Pero, al mis-
mo tiempo, este proceso global de interven-
ción humana sobre la vida y el destino de
la especie trae como nunca dilemas sobre
cómo la aplicación de todos estos avances
sin precedentes se relaciona con el proceso
de la muerte: desde la nueva invisibilización
y negación de la muerte, hasta los límites en
los que la tecnología puede intervenir en el
sostenimiento de la vida de las personas hu-
manas.
¿“Debemos hacer” todo lo que “podemos
hacer”? Esta pregunta que incluye múlti-
ples aristas cuenta entre ellas las relativas
a la toma de decisiones en los finales de
la vida: la posibilidad de que las personas
humanas decidan cuándo y cómo finalizar
su proyecto vital cuando su desarrollo se
ha tornado contrario a su convicción sobre
las condiciones de dignidad de todo el pro-
ceso. Elementos que creemos importante
traer a esta reflexión son los principios de
la bioética que sirven, en aquella discipli-
na, como bases que orientan la toma de
decisiones en aquellos casos donde existen
conflictos éticos. En la formulación origi-
nal en su matriz anglosajona son cuatro:
el principio de beneficencia, el principio de
no maleficencia, el principio de autonomía
y el principio de justicia. Brevemente pode-
mos referir que el principio de beneficencia
es aquel por el cual implica positivamente
la actitud y la obligación de hacer el bien
al otro; por su parte el principio de no ma-
leficencia es aquel que establece la obliga-
ción de no dañar al otro, esto es, no hacer
mal a otro ser humano (sobre este se ancla
el principio “no matarás” expresado en el
Juramento Hipocrático: “no me dejaré lle-
var por ninguna súplica para administrar a
nadie ninguna droga letal, como tampoco
le aconsejaré”). El tercer principio es el de
autonomía, que tan importantes aportes
ha realizado al horizonte del Derecho. Este
principio reconoce a toda persona humana
como un fin en sí mismo, libre cuya libertad
debe ser respetada y promovida, con espe-
cial referencia a las personas en trama de
vulnerabilidad (niños, niñas y adolescentes,
personas con padecimiento mental, perso-
nas con discapacidad, personas con acceso
limitado a bienes económicos y simbólicos,
personas con acceso limitado a los servicios
de asistencia médica, mujeres, personas de
género no dominante, etc.). Entre estas últi-
mas se encuentran muy especialmente las
personas cuya salud se trata (pacientes).
Por último, el principio de justicia implica el
y muerte en terapia intensiva. Estrategias para cono-
cer y participar en las decisiones”, Biblos, Buenos Aires,
2007
deber de respetar los derechos de las per-
sonas humanas en el marco de la igualdad
concreta fundamental.
En el caso de la toma de decisiones en
los finales de la vida todos los principios
se hallan comprometidos, pero muy espe-
cialmente la relación que se establece entre
los principios de no maleficencia y de auto-
nomía. Por un lado, el primero establece el
deber de no dañar a otro, pero, por el otro,
la autonomía bioética hace necesario el co-
rrelativo deber de respetar la voluntad de
quien es protagonista de su propia vida y
de su muerte: el paciente. Pero nos pregun-
tamos: ¿están verdaderamente en pugna?
Si el principio de no maleficencia implica
el deber de no dañar, no implica entonces
al mismo tiempo la necesidad de evitar la
realización de actos médicos que configu-
ren un encarnizamiento terapéutico. En
todo caso parece evidente que es necesa-
rio, en cada caso concreto, establecer cómo
se configura el concepto de daño, siempre
que mantener la vida biológica a como dé
lugar, en ciertas circunstancias vitales, im-
plica condenar a personas humanas con-
cretas, sobre cuya salud se trata, a vivir en
condiciones incompatibles con sus ideas
de dignidad.
Por otro lado, el principio de beneficen-
cia ha de ser la guía que lleve de la mano
el uso de la tecnología posmoderna para el
mejoramiento y sostenimiento de la vida.
La aplicación de las nuevas tecnologías im-
plica el deber de actuar en beneficio del ser
humano promoviendo los legítimos intere-
ses del paciente y evitando los perjuicios (o
sea fomentar el buen uso de la mejor tecno-
logía para que no implique ensañamiento
terapéutico)
V. Referencia general sobre proyectos de ley
en Argentina para solicitar y recibir ayuda
para morir dignamente
Ante la alternativa de una regulación in-
tegral en materia de eutanasia en Argentina
(término que lleva consigo una carga social
y cultural simbólica negativa), nos pregun-
tamos si la ley de muerte digna da respuestas
suficientes para la toma de decisiones respe-
tuosas de la autonomía y de la dignidad en
los finales de la vida. Sobre todo, cuando es-
tas decisiones no afectan a terceros. Qué su-
cede en los casos como el de Alfonso Oliva,
cuando lo que se requiere no es el rechazo de
medidas de soporte vital, si no la ayuda ne-
cesaria para morir dignamente; cuando las
condiciones del padecimiento se tornan in-
soportables; ¿la dignidad está unida a la “na-
turalidad del ritmo de la muerte”? ¿Quién de-
cide qué fin es “digno” y cuáles son los funda-
mentos de esa construcción axiológica?
Actualmente existen en Argentina cin-
co proyectos de ley que han ingresado al
Congreso para su tratamiento. El Proyecto
denominado de “Buena Muerte. Regula-
ción de la Eutanasia”, cuyos autores son
los diputados nacionales Alfredo Cornejo,
Jimena Latorre (por Mendoza) y Alejan-
dro Cacace por (San Luis) (25 de noviem-
bre 2021 Expte 4597-D-2021), reiterado en
abril del 2022 en la Cámara de Senadores
por el actual senador Alfredo Cornejo. Por
su parte, se presentó el proyecto denomi-
nado “Ley Alfonso. Derecho a la prestación
de ayuda para morir dignamente” cuyas
autoras son las diputadas Gabriela Esté-
vez, Mara Brawer, Carla Carrizo, Carolina
Gaillard, Mónica Macha, Cecilia Moreau
y Florencia Lampreabe (Expte. 4734-D-
2021, 6 de diciembre 2021). Otro proyecto
presentado se denomina “Regulación de la
eutanasia y la muerte asistida” cuyos auto-
res son el senador por Mendoza Julio Co-
bos y Pamela Verasay (Expte 3956-D-2022
8 de agosto 2022), reiterado en la Cámara
de Diputados en septiembre del 2022 . El
11 de agosto del 2022 la diputada Caroli-
na Moisés del FdT presentó el proyecto de

ley “Derecho a la prestación de ayuda para
morir dignamente” (Expte. 4092-D-2022).
Finalmente, el 13 de septiembre de 2022 la
Dip. Mara Brawer, presentó en la Cámara
de Diputados de la Nación Argentina el
proyecto para legalizar la eutanasia y el
suicidio asistido (Expediente 4855-D-2022
- TP 139/2022).
El denominado proyecto Ley Alfonso,
lleva ese nombre en homenaje al Cordo-
bés Alfonso Oliva, quien falleció a los 36
años por una Esclerosis Lateral Amiotrófica
(ELA) con un padecimiento psíquico enor-
me, al no poder mover más que sus pesta-
ñas (8). El joven reclamó una norma que les
permita a pacientes terminales o con enfer-
medades que causen situaciones de vida
insoportables poder poner fin a sus días.
Ante una enfermedad grave e incurable o
un padecimiento grave, crónico e imposibi-
litante, en los términos establecidos en los
proyectos referenciados y cumplimentando
rigurosamente sus requisitos, cuyo análisis
pormenorizado haremos en otro trabajo, la
persona puede solicitar y recibir la presta-
ción de ayuda para morir, en los servicios
del sistema de salud, y acceder a toda la in-
formación necesaria para recibir dicha ayu-
da; estas leyes además de tomar la jurispru-
dencia argentina (caso “Bahamondez”) (9)
(“Marcelo Diez”, Corte Suprema) han teni-
do en cuenta la experiencia de Colombia y
España (España admite la eutanasia desde
el año 2020) (10).
En el Derecho comparado vale la pena
recordar las legislaciones que admiten la
práctica, como es el caso de Holanda des-
(8) LONGO, P. O; “Regulación jurídica de la eutanasia
activa. Una deuda pendiente. Una respuesta necesaria”,
en JA, Dir. L. D. Crovi, Thomson Reuters, Buenos Aires,
viernes 08/04/2022, II, fasc. 1, p. 1 y ss.
(9) CS, “Bahamondez, Marcelo s/ medida cautelar”,
06/04/1996, Fallos: 316:479.
(10) Ley española de Eutanasia, Ley Orgánica 3/2021,
Bibliografía
La crisis de
la argumentación pública
Autor: Ricardo Pablo Reca
Editorial: Librería Editora Platense,
La Plata, 2022, ps. 412.
I. La obra en comentario es una flamante
muestra del caudal de conocimientos que
caracteriza al eximio publicista platense
Ricardo Pablo Reca, quien ofrece en esta
oportunidad sus agudas reflexiones y su rica
experiencia en los ámbitos académicos y po-
líticos que trascienden las fronteras provin-
ciales y nacionales. Se trata de una meditada
y cuidadosa recolección de artículos que se
suman a las ya conocidas obras, como su
“Derecho Urbanístico”, en tres tomos, La Ley,
2002, “Reflexiones sobre el régimen munici-
pal Bonaerense”; Librería Editora Platense,
2013, “Instituciones del Area Metropolita-
na”; Legislatura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, 2022, entre otras.
La dilatada trayectoria académica y públi-
ca del autor es digna de destacarse, desde el
grado, donde se desempeña como profesor
titular de Derecho Público Provincial y Mu-
nicipal de la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Sociales de la Universidad Nacional de La
Plata, hasta el posgrado en importantes uni-
versidades, marcando una fuerte presencia
especialmente en la dirección del Instituto
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
de 2001, Bélgica desde 2002, Luxemburgo
desde 2009, Canadá desde 2016, Nueva
Zelanda desde 2021. También se ha legis-
lado sobre el suicidio asistido habilitándo-
lo como práctica legal en Alemania, Suiza,
en el Estado australiano de Victoria, en los
Estados de California, Colorado, Hawaii,
New Jersey, Oregón, Vermont y Washing-
ton de los EE.UU. En Latinoamérica se ha
regulado por ley la toma de decisiones para
la muerte digna (con sus especificidades
particulares) en Uruguay (país en el que ac-
tualmente se encuentra en tratamiento un
proyecto de ley que despenaliza y regula la
eutanasia y el suicidio asistido), Chile (con
situación similar a la de Uruguay y México).
En países como Colombia su Corte Consti-
tucional ha admitido la eutanasia, incluso,
recientemente, en ocasión de enfermedad
no terminal, como fue el caso “Martha Li-
gia Sepúlveda” (11), de igual modo resolvió
el 11er Juzgado Constitucional de la Corte
Superior de Lima en el caso de Ana Estrada
Ugarte (12); en Italia, el Tribunal Constitu-
cional acaba de autorizar el suicidio asis-
tido de Federico Carbone (13), conocido
como “Mario”, que por más de dos años lu-
chó por este derecho, luego de haber que-
dado tetrapléjico como consecuencia de un
accidente.
VI. Palabras finales
En las historias de vida de Martha Se-
púlveda, Ramón Sampedro en España,
Estrada Ugarte, Marcelo Diez, y la de tan-
tos otros y otras que han debido batallar
por años en los estrados judiciales, con
sufrimiento gravoso y muchas veces in-
de 24 de marzo 2021; Quien desee ampliar v. TERRIBAS i
SALA, Núria, “Proposición de Ley Orgánica de regulación
de la eutanasia en España: oportunidad y desafío”, SJA
09/12/2020, 105, TR LALEY AR/DOC/3596/2020.
(11) Corte Constitucional de Colombia, Senten-
cia C-233/21, caso “Martha Sepúlveda Ligia”, en
https://www.corteconstitucional.gov.co/Relato-
de Política y Gestión Pública de la misma
Facultad en la Universidad platense. A ello
se suma su función de asesoramiento en
las Cámaras de Senadores y de Diputados
de la Provincia de Buenos Aires, habiendo
siendo de esta última también su secretario
legislativo. Además, ha sido consultor de la
Comisión Técnica Asesora sobre el Trasla-
do de la Capital, Subsecretario Interior de la
Fiscalía de Estado de la Provincia de Buenos
Aires, Asesor académico del Consejo de la
Magistratura de la misma provincia. Apode-
rado de la H. Convención Constituyente de
la Provincia de Buenos Aires en el conflic-
to ante la Suprema Corte de Justicia, entre
otros cargos. Estos antecedentes se ponen
de manifiesto en este libro, fruto de años de
lecturas, reflexiones, participaciones acadé-
micas y públicas, todo ello combinado con
madurez en el pensamiento y valentía en las
conclusiones.
II. La obra se estructura en seis medulosos
capítulos, presidida por una introducción y
un apéndice documental como cierre, des-
tacándose al final de cada capítulo una re-
seña, a modo de resumen clarificador, de las
principales ideas desarrolladas en cada uno.
En las palabras preliminares, el autor se ocu-
pa de mostrar como hoja de ruta la ilación
esmerada de los temas que se van enhebran-
do en este libro, los cuales tienen como pun-
to de encuentro la crisis de la argumentación
pública, pasando revista luego a la Conven-
ción Constituyente bonaerense de 1994, la
situación de los municipios en la provincia,
la institucionalización del área metropolita-
na y la complejidad de la vida urbana, para
digno, para obtener su derecho a morir,
se avizora que el debate es necesario,
para poder darle el derecho a la persona
que sufre de decidir cómo y cuándo morir
en los términos de una regulación legal.
Lentamente la cultura de nuestro país se
abre para la reflexión sobre los finales
de la vida, su tránsito y el derecho de las
personas de decidir sobre su desarrollo
y conclusión. Las nuevas tecnologías y
su impacto en la prolongación de la vida
han puesto a nuestro alcance como nunca
antes la posibilidad de prolongar la vida a
límites insospechados, y al mismo tiem-
po la promesa de permanecer y trascurrir
es el telón de fondo en el que se puede
deshumanizar la muerte, sin perder de
vista que calidad de vida es poder decidir
cómo morir.
La práctica de la eutanasia genera posi-
ciones encontradas a causa de su enorme
complejidad: sus raíces —que se afincan
en lo profundo de convicciones ideológi-
cas, éticas, religiosas, filosóficas— y la nota
sensibilísima que implica reflexionar sobre
la muerte para el ser humano occidental.
Las ciencias de la vida y la tecnología tienen
por objeto final proteger, mejorar y salvar
vidas humanas, pero esto no puede hacer-
se a riesgo de poner al paciente en una si-
tuación dañosa, lo que sería inadmisible.
En casos específicos, en los que sostener la
vida biológica es incompatible con el desa-
rrollo del proyecto vital en condiciones de
dignidad, el remedio que debe ser propor-
cionado por la medicina y el derecho es el
derecho del paciente a solicitar se lo ayude
a morir dignamente.
ria/2021/C-233-21.htm
(12) Corte Superior de Justicia de Lima, Déci-
mo primer Juzgado Constitucional, Expediente:
00573-2020-0-1801-JR-DC-11, “Ana Milagros Estra-
da Ugarte s/ Acción de amparo”, en https://www.pen-
samientopenal.com.ar/fallos/49763-peru-eutana-
sia-muerte-digna-autorizan-no-aplicar-tipo-penal-so-
finalizar con la enseñanza pública en clave
de formación ciudadana.
Comienza el primer capítulo que se titula
la crisis de la argumentación pública, califi-
cada como el síndrome de la permanente in-
auguración, adelantando que se mostrarán
reiteraciones disvaliosas. Así se adentra en
la grave y actual problemática de la corrup-
ción, sus alcances estructurales, con el análi-
sis de las normas constitucionales e interna-
cionales, la crítica a la normativa penal por
su insuficiencia. Como antídoto se plantea la
necesaria transparencia tanto en el régimen
electoral como en el plano institucional, que
permitirá la efectivización de la gobernabi-
lidad en el marco de la globalización. Cierra
el capítulo la formulación de la deliberación
pública como espacio de legitimación.
El segundo capítulo se detiene en la Con-
vención Constituyente Bonaerense de 1994,
que subtitula muy gráficamente como hipó-
tesis sobre una omisión. En esa línea analiza
el contexto histórico y político de dicha Con-
vención, el impacto del proceso de reforma
constitucional nacional concomitante, ello
sin perjuicio de adentrarse también en el
conflicto judicial que atravesó la Conven-
ción bonaerense. El abordaje se completa
con la historia constitucional de la Provincia
desde su primera conformación institucio-
nal en 1821, el primer estatuto fundamen-
tal de 1854, el análisis de la Constitución de
1934, para terminar con la revisión crítica
del accionar de la Convención de 1994 y la
gran omisión que se vislumbra en relación al
régimen municipal.
Viernes 17 de febrero de 2023 | 3
Por nuestra parte sostenemos que la au-
tonomía de la voluntad en materia de salud
es axial para el pleno desarrollo de los De-
rechos Humanos, entre los que contamos el
derecho a morir de acuerdo con las propias
convicciones que se desarrollaron a lo lar-
go de la vida. La “muerte digna no es dejar
ni hacer morir; es permitir morir... signifi-
ca evitar el encarnizamiento terapéutico y
evitar que cualquier interferencia, médica,
religiosa, o jurídica, pueda impedir eso que
cada persona puede concebir como un mo-
rir con dignidad” (14).
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/288/2023
Más información
Chechile, Ana María - Lopes, Cecilia, “Morir
dignamente según las propias convicciones.
Eutanasia y suicidio asistido. El derecho a
elegir cuándo morir”, LA LEY, 2022-F, 272,
TR LALEY AR/DOC/3317/2022
Zabalza, Guillermina, “Cuidados paliativos,
eutanasia y suicidio asistido. Tendencias le-
gislativas en argentina”, SJA 18/11/2022, 1, JA
2022-IV, TR LALEY AR/DOC/3124/2022
Libro recomendado
Tratado de Derecho a la Salud
Autores: Lovece, Graciela I. - Weingarten,
Celia
Edición: 2ª Actualizada y ampliada, 2020
Editorial: La Ley, Buenos Aires
bre-homicidio-piadoso-y
(13) Nurse24It, “Mario died, the first case of assisted
suicide in Italy”, https://www.nurse24.it/infermiere/at-
tualita-infermieri/morto-mario-primo-caso-suicidio-as-
sistito-italia.html
(14) MAGLIO, Ignacio - WIERZBA, Sandra, ob. cit.
El tercer capítulo se ocupa de lleno de la
temática local bonaerense bajo el lúcido
subtítulo de crónica de una involución. A su
ya conocido libro “Reflexiones sobre el régi-
men municipal bonaerense” (Librería Edito-
ra Platense, 2013), agrega la reformulación
de su visión crítica sobre aspectos medulares
del régimen municipal desde la falta de re-
conocimiento de la autonomía institucional,
la configuración centralista de los partidos y
las delegaciones, la imperiosa necesidad de
regionalización, el ejercicio de la autonomía
política con la problemática de las reeleccio-
nes, todo ello en el complejo contexto de la
extensión y densidad demográfica que ca-
racteriza a esta importante provincia.
Se concatena lo reseñado con el cuarto
capítulo referido a la institucionalización
del área metropolitana, aportando una pers-
pectiva desde la Provincia de Buenos Aires.
Señala el autor las importantes falencias a
subsanar desde el reconocimiento indis-
pensable de la autonomía municipal con
la reestructuración competencial, nuevos
municipios con renovado modelo organi-
zativo, adecuación de la ley orgánica muni-
cipal, para dar lugar a la consagración del
Área Metropolitana de Buenos Aires. Intro-
duce consideraciones de peso sobre aspec-
tos urbanísticos y ambientales que unidos
a criterios de descentralización conducen a
plantear la necesaria organización que me-
rece el AMBA tanto como los municipios en
la Provincia.
En el capítulo quinto se abordan las con-
sideraciones acerca de la aptitud urbana,
4 | Viernes 17 de febrero de 2023
entendida como las garantías esenciales
que otorgan sentido y sustentabilidad a las
finalidades del comportamiento ciudada-
no, lo cual implica una intervención públi-
ca sobre el crecimiento de una zona, área o
asentamiento que, considerando el interés
colectivo, contemple su uso predominante y
el indispensable equipamiento comunitario.
En este sentido, se describe a partir de fenó-
menos contrapuestos, desde el ordenamien-
to territorial, la problemática de los barrios
cerrados, los loteos y fraccionamientos, la
complejidad de los asentamientos informa-
les, con análisis legislativo y de políticas pú-
blicas, unido a la consabida falta de autono-
mía municipal.
Finalmente, el capítulo sexto pone el foco
en la formación ciudadana a partir del com-
Nota a fallo
Defensa del
consumidor
Tarjeta de débito retenida en cajero automá-
tico. Obligación de seguridad. Deber de in-
formación. Falta de asistencia efectiva. Daño
moral. Daño punitivo.
1. - Ha quedado probado que luego de la re-
tención de la tarjeta por parte del cajero,
el sistema no le brindó al actor constan-
cia alguna de la falla ni tampoco fue auxi-
liado o informado por persona alguna de
la entidad demandada —a pesar de que
en dicho momento había dependientes
de la entidad trabajando—. De ello se
desprende que la respuesta de la accio-
nada fue insuficiente, sin que el consu-
midor contara con ayuda y/o asistencia
efectiva, ni tampoco con información
clara y precisa de la forma en que debía
proceder, y de cómo se lograría superar
el inconveniente dentro de plazos y pa-
rámetros de lógica.
2. - Le cabe al banco demandado la respon-
sabilidad por violación al correcto fun-
cionamiento del sistema de cajeros au-
tomáticos, la cual resulta ser una obliga-
ción de resultado, consistente en evitar
operaciones fallidas que puedan perjudi-
car al consumidor.
(*) el fallo no se encuentra firme.
Un fallo aleccionador para las entidades financieras
María Agustina Otaola
Abogada (UNC). Doctora en Derecho y Ciencias Sociales (UNC). Magister en Derecho y Argumentación Jurídica (UNC). Master en Derecho de los Negocios Internacionales (Univ.
Complutense de Madrid. Exbecaria de Posgrado CONICET. Docente adjunta (UCSE). Socia en Estudio Jurídico “Otaola y Asociados”. Directora de Asuntos Legales de la Secretaría
de Energía de la Provincia de Jujuy.
SUMARIO: I. Introducción.— II. Un fallo aleccionador para las entidades financieras.— III. El deber de garantizar el correcto funcionamiento de los cajeros au-
tomáticos como una obligación de resultado.— IV. El daño punitivo.— V. Conclusiones.
I. Introducción
En fecha 13 de octubre de 2022, el Juzga-
do de Primera Instancia Civil y Comercial,
11a nominación, de la ciudad de Rosario, se
expidió en autos “Vázquez Ferreyra, Rober-
to Antonio c/ Banco Santander s/ demanda
de derecho de consumo”, emitiendo una re-
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
promiso de la enseñanza pública, con el ne-
cesario involucramiento de las universida-
des nacionales, el ejercicio de su autonomía
consagrada en el art. 75 inc. 19 de la Consti-
tución Nacional, los perfiles de los docentes
y de los estudiantes, mostrando la larga tra-
yectoria académica que caracteriza al autor
y su compromiso con la educación pública y
los valores democráticos. Se puntualiza que
la enseñanza excede la mera instrucción
y constituye un hecho social y político, en
cuyo alcance la formación ciudadana expre-
sa el significado de la experiencia universita-
ria en la conformación de nuestra identidad
colectiva.
Por último, el apéndice documental que
corona la obra está dedicado a completar
las consideraciones expuestas en torno a
3. - El deber de seguridad de la operatoria in-
cluye, en el caso de cajeros automáticos,
la debida respuesta que debe brindar el
sistema en caso de inconveniente, dán-
dole al consumidor una solución rápida,
eficaz, clara, comprensible y completa en
términos de información.
4. - El banco tiene la obligación de garantizar
la seguridad del sistema de cajeros, los
cuales deben resultar confiables y ase-
gurar que no se produzcan daños en el
patrimonio del usuario.
5. - La entidad bancaria debe brindar al
cliente una prestación funcional prepa-
rada para hacer frente a previsibles fallas
del sistema, arbitrando todos los medios
para evitar que dicho riesgo se concrete
en un daño.
6. - Si bien el actor logró comunicarse con
una línea telefónica, el banco solo regis-
tró el reclamo sin brindarle mayor infor-
mación o auxilio, violando así el deber de
información a cargo del proveedor, quien
está obligado a suministrar al consumi-
dor en forma cierta, clara y detallada
todo lo relacionado con las característi-
cas esenciales, garantías y solución de
inconvenientes de los bienes y servicios
que comercializa, nada de lo cual acaeció
en el caso bajo análisis.
7. - Si bien el actor no pudo extraer efectivo,
sí tuvo la libre disposición de sus fondos,
solución aleccionadora para las entidades
bancarias.
En cuanto a los hechos que motivaron la
litis, el actor acreditó ser cliente del banco
demandado, con el que tiene contratado
cuenta corriente, caja de ahorro en pesos y
dólares y tarjetas de crédito. Destacó en el
escrito de demanda que es de público y no-
torio conocimiento que desde que comenzó
la pandemia los bancos son las únicas en-
la Convención Constituyente provincial de
1994, con la ley 11.488 que declara la nece-
sidad de la reforma de la Constitución bo-
naerense, el reglamento de la Convención,
motivo del conflicto y de la consecuente
suspensión de sus actividades, el dictamen
sobre la interpretación del concepto de ma-
yorías, que sustentó la posición finalmente
predominante, y los artículos publicados
en “El Parlamentario” y el semanario “El
Constituyente” que, a tal efecto, reflejaron
los hechos acaecidos y la opinión del autor.
A ello se suma el dictamen del Procurador
de la Suprema Corte de Justicia provincial y
la sentencia definitiva del Máximo Tribunal
sobre el conflicto de poderes y el respectivo
voto en disidencia. De esta forma se desta-
ca la intención del autor de colaborar con
la propia Convención y sus fines, mostran-
ya sea realizando pagos, transferencias e
inversiones por alguna otra vía que no re-
quería de la tarjeta retenida y/o la extrac-
ción de efectivo. No se acreditó el perjui-
cio económico concreto que le generó la
imposibilidad de disponer del efectivo,
más allá de las incomodidades o moles-
tias operativas y anímicas que ello puede
haber conllevado.
8. - Las dificultades técnicas, la falta de aten-
ción, la indiferencia de los empleados
bancarios, sumado esto a las molestias
de no poder contar con dinero efectivo
por un lapso de aproximadamente una
semana, con más el estado emocional
de nerviosismo del actor consecuencia
del suceso, poseen virtualidad suficien-
te para la concesión de la indemnización
del daño moral.
9. - Es procedente la indemnización del
daño punitivo, ya que ha quedado acre-
ditado que ha habido falta de atención,
información y destrato hacia el consu-
midor. Ante el desperfecto técnico ge-
nerado por el cajero automático la en-
tidad accionada se ha manejado con
absoluto desprecio del actor en varias
ocasiones.
Cuantificación del daño
El hecho dañoso:
Trato indigno a consumidor.
tidades que no han reabierto normalmente
sus casas de atención al público; como así
también que, para hacer el más elemental
trámite, hay que pedir turnos, los que son
dados “a gusto y piacere de la entidad ban-
caria”.
Adujo que, por cuestiones de edad, duran-
te la pandemia se radicó en la ciudad de Fu-
nes, donde —para afrontar el pago de diver-
sos servicios— le resultaba imprescindible
do su constante preocupación y sus aportes
para intentar enderezar los obstáculos que
se iban presentando.
III. A modo de síntesis, la breve reseña
efectuada muestra a las claras el compromi-
so y la convicción que con renovada fuerza y
optimismo caracteriza a Ricardo Pablo Reca
en el abordaje de los temas descriptos. El re-
sultado es un formidable aporte bibliográfi-
co de indispensable consulta en los ámbitos
políticos, partidarios, académicos y profe-
sionales. La prestigiosa Escuela de La Plata
está de fiesta con esta obra.
María Gabriela Ábalos
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/287/2023
Referencias de la víctima:
Sexo: Masculino.
Actividad: Abogado.
Componentes del daño:
Daño extrapatrimonial
Daño moral genérico: $200.000,00
Daño patrimonial
Daños varios:
Gastos de escribano: $7.000,00
Daño punitivo: $250.000,00
JCiv. y Com. 11a Nom., Rosario, 13/10/2022. -
Vázquez Ferreyra, Roberto Antonio c. Banco
Santander s/ Demanda de derecho de con-
sumo (*).
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/146779/2022]
Costas
Se imponen a la demanda vencida.
Intereses
Se aplica la tasa del 8% anual hasta el dic-
tado de la sentencia, y luego, la tasa activa.
[El fallo in extenso puede consultarse en
Atención al Cliente, https://www.laleynext.
com.ar o en Proview]
contar con dinero en efectivo, advirtiendo
que el uso de cajeros automáticos implica
una severa limitación, debido a que no se
pueden realizar extracciones diarias supe-
riores a $50.000; como, así también, que si se
utilizan cajeros ajenos a la entidad bancaria
de pertenencia, se debe abonar un costo adi-
cional.
Asimismo, advirtió el actor que la restric-
ción de límite diario disponible sin dudas

redunda en un beneficio económico para
la entidad bancaria, mientras que el hecho
de mantener cerradas sus sucursales, o con
atención más que limitada, hacen presumi-
ble que las entidades bancarias han logrado
una importante disminución de costos.
En particular, el hecho que agravió al actor
aconteció el día jueves 3 de junio de 2021,
en horas de la tarde, cuando se dirigió a los
cajeros del Banco Santander a retirar dinero
efectivo, y al introducir la tarjeta Banelco de
su titularidad emitida por el banco deman-
dado en uno de los cajeros automáticos se
oscureció la pantalla, y este le retuvo la tar-
jeta; sin devolverla y sin emitir constancia
alguna. Contó que trató de que alguien del
banco lo ayude, ya que, si bien el banco es-
taba cerrado, había personal en su interior
trabajando y podían observar la situación a
través de los vidrios. Sin embargo, no obtu-
vo respuesta alguna. Arguyó que su angustia
era intensa, pues no sabía si la operación se
había realizado o si existía riesgo de que el
dinero sea expedido más tarde y se lo lleve
un tercero, etc.
Manifestó el actor que, luego de varios
intentos, logró comunicarse con un 0800 de
la demandada, donde lo mantuvieron un
largo rato en línea, pasándolo de un interno
a otro, hasta que finalmente y luego de casi
una hora de espera, una persona le infor-
mó que había tomado nota del reclamo y se
comunicaría con él; sin recibir información
alguna sobre la situación narrada. Luego
intentó solicitar un turno de ventanilla para
sacar dinero al día siguiente (viernes) por la
proximidad del fin de semana, y sin éxito,
ya que solo había turnos disponibles para
la semana siguiente;, y al no contar con su
tarjeta Banelco, no tuvo manera de acceder
a sus fondos. Apenas el día lunes 7 de junio,
es decir cuatro días después, le enviaron un
e-mail informando que la tarjeta quedó rete-
nida en el banco y que contaba con un plazo
de 48 horas para ir a retirarla, caso contrario
la destruirían. No le brindaron más informa-
ción y menos aún ofrecieron disculpas por
las molestias.
Continuó relatando que, pese a sus múl-
tiples ocupaciones, habiéndole dado un exi-
guo plazo de horas, lo llevaron a concurrir
al banco el día 8 de junio aproximadamen-
te a las 14 horas, oportunidad en la que el
guardia detrás del vidrio le manifestó que la
atención era solo hasta las 13 horas. Insistió
en ser atendido por personal del banco, sin
resultado. Refiere que estaba muy nervioso
por el absoluto destrato por parte de la enti-
dad bancaria.
Al día siguiente concurrió a la entidad
con la presencia de una escribana, ya que
necesitaba contar con dinero y no disponía
del mismo, habiendo transcurrido ya una
semana desde el suceso. Luego de varios mi-
nutos de espera, y ante la negativa por parte
del guardia de permitirle el ingreso junto a
la escribana, lo recibió el gerente junto a la
notaria y se le hizo entrega de la nueva tar-
jeta de débito. En dicha oportunidad solici-
tó por escrito información detallada sobre
lo ocurrido; recibiendo una respuesta de la
entidad solo diecinueve días después, donde
se le informó sucintamente que la tarjeta fue
retenida debido a un “inconveniente técni-
co”. Señala el actor que dicho inconveniente
técnico demuestra a las claras un vicio en el
sistema, lo que genera una clara responsabi-
lidad objetiva. El banco es dueño y guardián
del cajero automático y, como tal, debe res-
ponder por su mal funcionamiento.
Por su parte, la entidad accionada no
contestó la demanda y, en consecuencia,
se hizo efectivo el apercibimiento dispues-
(1) Cfm. REIMUNDÍN, Ricardo, “Derecho Procesal Civil”,
Viracocha, 1956, t. I, ps. 426/7.
(2) Jerarquía constitucional, tratados internacionales,
to en el Código de Procedimiento Civil de la
jurisdicción, “resultando tácitamente reco-
nocidos los hechos invocados por la actora
en sustento de su pretensión, configurán-
dose así una presunción legal iuris tantum,
que determina la inversión de la carga de la
prueba” (1).
A continuación, luego de referir que la
cuestión debía resolverse en el ámbito de
la ley 24.240, siendo que el contrato banca-
rio constituye un contrato de consumo, el
sentenciante concluyó que “es evidente que
le cabe a la accionada responsabilidad por
violación al correcto funcionamiento del sis-
tema de cajeros automáticos, la cual resulta
ser una obligación de resultado, consistente
en evitar operaciones fallidas que puedan
perjudicar al consumidor”.
En cuanto al reclamo por parte del actor
del rubro “daño patrimonial”, por la indis-
ponibilidad de sus fondos desde el día 3 de
junio de 2021 hasta el día 9 de junio de 2021,
el juez consideró improcedente este rubro,
en razón de haber quedado demostrado que
pese a la imposibilidad de extraer dinero
efectivo, del resumen de cuenta aportado
por el actor resulta que, durante el período
indicado, este pudo realizar diversos mo-
vimientos tales como el pago de servicios,
transferencias y constitución de plazo fijo.
Con respecto al rubro daño moral peticio-
nado, el sentenciante lo estimó procedente,
entendiendo que es evidente que las dificul-
tades técnicas, la falta de atención e indife-
rencia, sumado esto a las molestias de no
poder contar con dinero efectivo y el estado
de nerviosismo del actor, poseen virtualidad
suficiente para justificar la acogida de este
rubro.
En relación con la petición de condena
por daño punitivo se estimó procedente
este rubro, por considerar que ha quedado
acreditado que ha habido falta de atención,
información y destrato hacia el consumidor.
En definitiva, el Juzgado de Primera Ins-
tancia Civil y Comercial, 11a Nominación
de la ciudad de Rosario acogió la preten-
sión del actor y resolvió condenar al Banco
Santander S.A. a pagar al actor la suma de
pesos doscientos catorce mil ($214.000), im-
poniendo la sanción punitiva prevista en el
artículo 52 bis de la ley 24.240 por la suma de
pesos doscientos cincuenta mil ($250.000).
II. Un fallo aleccionador para las entidades
financieras
La plataforma fáctica del fallo que se co-
menta saca a la luz una temática que viven a
diario distintos usuarios de servicios finan-
cieros; que sin embargo la gran mayoría de
las veces no confluyen en una acción judi-
cial. Ello evidencia que, de algún modo, los
consumidores de este tipo de servicios esta-
mos “acostumbrados” al modus operandi de
las entidades bancarias, aunque ello ocasio-
ne permanentes inconvenientes, molestias y
“malos ratos”. Como contrapartida, las enti-
dades financieras están “cómodas” con esta
mecánica que redunda en un beneficio para
sus arcas, a la vez que genera molestias a dia-
rio a los usuarios del sistema. Es por eso que
el resolutorio constituye una lección para las
entidades financieras, al dejar en evidencia
que los proveedores de servicios financie-
ros muchas veces se desenvuelven a gusto y
piacere, mientras que los usuarios no tienen
más opción que ponerse al día a su ritmo.
El sentenciante es contundente al afir-
mar que la entidad bancaria debe brindar al
cliente una prestación funcional, arbitrando
todos los medios para evitar que eventuales
principio pro homine. Sum. de fallo, 9 de noviembre de
2015, SAIJ.
fallas en el sistema se concreten en un daño
al consumidor. Y expone: “al haberse susti-
tuido el sistema de atención “humana” por
el “automático”, la entidad debe otorgar al
cliente la misma seguridad que existe cuan-
do la operación se hubiera hecho a través del
primero”. Como es sabido, la automatización
de los canales de atención que utilizan los
bancos excluyó casi por completo la aten-
ción personalizada. Existe un porcentaje de
la sociedad para quienes el acceso a dichos
canales automáticos es sumamente dificul-
toso y a veces incluso imposible (personas
de mayor edad, personas que habitan en
zonas inhóspitas, por mencionar algunos
ejemplos). Esta circunstancia deriva en un
incumplimiento del deber de brindar infor-
mación asequible al consumidor y de dis-
pensar un trato digno.
III. El deber de garantizar el correcto funcio-
namiento de los cajeros automáticos como
una obligación de resultado
El juez fundó su decisión en la transgre-
sión del deber de garantizar la seguridad del
sistema de cajeros automáticos, los cuales
deben resultar confiables y asegurar que no
se produzcan daños en el patrimonio del
usuario, calificando dicho deber como una
obligación de resultado. Dicha calificación
implica que la entidad financiera no podrá
exonerarse de responsabilidad aludiendo
falta de culpa en el hecho concreto.
La conclusión arribada tiene sentido si
pensamos que la entidad financiera utiliza
canales automáticos, telefónicos, internet y
cajeros automáticos para prestar sus servi-
cios, imponiendo esto a los consumidores
que muchas veces prefieren la atención per-
sonalizada. Sin embargo, cuando se preten-
de acceder a información o recibir atención
personal, los bancos imponen al consumi-
dor un camino que conlleva llamados tele-
fónicos a líneas que implican varios minu-
tos —incluso a veces horas— de espera, ges-
tión de claves, trámites online, entre otros.
Cuando el consumidor se encuentra en una
situación de apuro, como lo refirió el actor
en el caso que se analiza, no es preciso esfor-
zarse demasiado para colegir que tal espera
y burocracia repercute de manera negativa
en el ánimo del consumidor, llevándolo mu-
chas veces a estados de desesperación, an-
gustia y malestar.
En el resolutorio, el juez consideró con
buen tino que el usuario tiene derecho a la
seguridad en la operatoria del mecanismo
habilitado por la entidad. En tal lógica, es el
banco que dispuso la utilización de dicho
medio el que debe responder por fallas del
sistema de cajeros automáticos; llegando
a esta conclusión por interpretando el ar-
tículo 1107 del CCyC que refiere a la infor-
mación sobre los medios electrónicos en
virtud del principio protectorio.
En conclusión, es el proveedor quien ha
generado el riesgo de la utilización de un
medio de comercialización automatizado y,
por lo tanto, es este quien debe asumir dicho
riesgo.
IV. El daño punitivo
En el fallo que se analiza el juzgador se en-
rola en la doctrina dominante que sostiene
la excepcionalidad en la procedencia de este
rubro, entendiendo que debe ser empleado
con prudencia, ante supuestos en los que se
evidencie una intencionalidad de obtener
provecho económico del accionar antijurí-
dico de la demandada.
En el caso particular, se estimó procedente
este rubro por haberse acreditado que hubo
falta de atención, información y destrato ha-
cia el consumidor. En particular, consideró
que, ante el desperfecto técnico generado
por el cajero automático, la entidad acciona-
da se manejó con absoluto desprecio hacia
Viernes 17 de febrero de 2023 | 5
el consumidor actor en reiteradas oportuni-
dades.
El razonamiento expuesto en este punto
es —a nuestro criterio— acertado y resulta
de una armoniosa interpretación del orde-
namiento legal integralmente considerado.
Sin embargo, resulta opinable el monto por
el cual procedió tal rubro. En efecto, si se tie-
ne presente la finalidad de la sanción pecu-
niaria, que en palabras del juzgador, citando
a Pizarro, se define como “sumas de dinero
que los tribunales mandan a pagar a la vícti-
ma de ciertos ilícitos... que están destinados
a punir graves inconductas del demandado
y a prevenir hechos similares en el futuro”.
Para que pueda cumplirse con dicha finali-
dad, con acierto se ha dicho que la gradua-
ción de la sanción debe tener relación con
el patrimonio del sujeto sancionado. En esta
inteligencia, la suma reconocida en concep-
to de sanción punitiva parece exigua para
aleccionar a la entidad demandada.
V. Conclusiones
Podemos afirmar casi con certeza, que toda
persona humana es usuaria de servicios fi-
nancieros a su mayoría de edad; por lo que
este vínculo jurídico es en la actualidad un
hecho impuesto y no una opción. Dicha cir-
cunstancia coloca a las entidades financieras
en una posición de franca ventaja con relación
al usuario del servicio financiero y, por lo tan-
to, el desequilibrio propio de las relaciones de
consumo, en este tipo específico de vínculo
jurídico, se incrementa notoriamente.
Al hecho impuesto debemos adicionarle
las características de este tipo de vínculo
jurídico, en el que cada vez prevalece más
el uso de tecnologías, colocando al consu-
midor en una situación de mayor vulnera-
bilidad.
Al momento de efectuar la contratación
existe una situación de desequilibrio tal,
que no nos encontramos ante una relación
contractual típica; y el equilibrio o paridad
entre los contratantes no es una caracterís-
tica presente. Por ello, no caben dudas que
el tratamiento de los casos como el que se
comenta debe ser abordado desde una pers-
pectiva de derechos humanos y en el marco
de la ley 24.240.
Desde una perspectiva constitucional y
con base en nuestro ordenamiento jurídico
integralmente considerado se impone la re-
solución dispuesta en los autos, poniendo el
eje de atención y protección en el consumi-
dor y la persona humana. “En definitiva, el
principio pro homine como criterio de inter-
pretación reclama estar siempre a la norma
más favorable a la vigencia de los derechos,
es decir, se debe acudir a la más amplia o a la
interpretación más extensiva cuando se trata
de reconocer derechos protegidos” (2).
El juzgamiento tuvo en miras la transgre-
sión de dos deberes angulares del sistema
consumeril: el deber de dispensar un trato
digno, contemplado en el artículo 8 bis, y el
deber de información, expresamente con-
sagrado en el artículo 4º de la LDC, siendo
estos deberes fundamentales y que pesan
sobre la parte fuerte de la relación de consu-
mo, con el objetivo de menguar la asimetría
original entre las partes.
Como se dijo, el fallo in comento constitu-
ye una lección a las entidades financieras, al
exponer contundentemente que deben velar
por la seguridad de las operaciones que se
realizan a través de los cajeros automáticos
que se imponen al consumidor; dejando a
la luz conductas recurrentes de los bancos
que ocasionan perjuicios a diario a distintos
consumidores, por los que sin embargo no
suelen reclamar judicialmente.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/289/2023
6 | Viernes 17 de febrero de 2023
Jurisprudencia
Insolvencia
fraudulenta
Despojo del patrimonio. Conocimiento de
un proceso en su contra.
1. - Que los imputados se hayan despoja-
do de su patrimonio, así como por la
existencia de un fondo fiduciario donde
los integrantes del contrato en cues-
tión son exclusivamente miembros de
la familia, conforman indicios robustos
de que su intención fue insolventarse
de modo no cumplir con sus obligacio-
nes.
2. - Las personas imputadas actuaron sa-
biendo de la existencia de un proceso
en su contra y que las maniobras sobre
su patrimonio dificultarían o imposibi-
litarían el cumplimiento de sus obliga-
ciones legales.
3. - El dolo requerido por el delito de insol-
vencia fraudulenta responde al propósi-
to de perjudicar al acreedor, porque la
ley no castiga el incumplimiento doloso
de la obligación, sino la dolosa frustra-
ción de su cumplimiento forzado por los
medios enunciados en el tipo, que son
la destrucción, la inutilización, el daño
o la ocultación de bienes del patrimo-
nio, ya se trate de cosas o, en el caso
de la ocultación, también de bienes in-
materiales cuya existencia sea disimu-
lable.
CNCrim. y Correc., sala I, 29/12/2022. - F.
A., D.y H., E. s/ insolvencia fraudulenta.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/188506/2022]
2ª Instancia.- Buenos Aires, diciembre 29
de 2022.
Considerando:
De los hechos:
Conforme se desprende del auto recu-
rrido: “...La presente causa se inició a raíz
de la denuncia realizada el 6 de marzo de
2020 por la Dra. Cecilia Beatriz Novelle,
en su carácter de apoderada de D. E. M.,
ante la Oficina de Sorteos de la Excma.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional de la Capital Fe-
deral.
En aquella oportunidad, como al mo-
mento de su ratificación de fs. 210/214,
acusó a D. J. F. A. y a E. C. H. de la comisión
del delito de insolvencia fraudulenta. Ello
toda vez que M. se desempeña como mar-
chand —compra y venta de obras de arte—
desde hace más de 35 años y en el marco
de su actividad conoció a H., quien en un
momento le ofreció a la venta dos cuadros.
Ocurrió posteriormente que, el 30 de abril
de 1998, su poderdante finalmente adqui-
rió esas obras, concretando la operación en
el Banco Mercurio, ocasión en que la ven-
dedora le extendió un recibo de su puño y
letra, declarando “...que los cuadros no re-
conocían gravámenes”.
Meses después H. le ofreció a M. un lote
de 64 obras que aquel terminó compran-
do el 10 de julio de 1998 por un valor de
U$S 200.000, que fueron pagados en efec-
tivo. Dicho acto también se instrumen-
tó —como en el caso anterior— mediante
un recibo.
M. envió las obras a dos marqueros de
su confianza a efectos de que las acondi-
cionaran y así poder ofrecerlas a la venta.
Algunos meses después empezó a recibir
comentarios acerca de la existencia de un
litigio respecto de los cuadros que H. le
había vendido; informándose en una so-
licitada la existencia de la causa Nº 973,
caratulada “H., E. s/ malversación de cau-
dales...”, del Juzgado Federal de Campana,
en la que se había dispuesto el embargo
de las obras que él había adquirido de
buena fe.
El 2 de febrero de 1999 el nombrado M.
hizo una denuncia penal que recayó en el
ex Juzgado de Instrucción Nº 28, cuyo titu-
lar puso a disposición de dicha judicatura
las obras en cuestión. A instancias de ese
proceso confirmó que los cuadros adquiri-
dos de H. se encontraban embargados por
disposición del Juzgado Civil Nº 76, en los
autos “F. A., D. J. c. H., E. C. s/ medidas...”
(expediente Nº  65.726/97), concluyendo
que H. le vendió las obras de arte sabiendo
que las mismas se hallaban embargadas.
Señaló que ella era la depositaria judicial
de dichas obras y que había sido intimada
por el Juez embargante para que las restitu-
yera al tribunal.
Relató que a raíz de una denuncia que
hizo F. A. en la Justicia Federal de Campa-
na, en febrero de 1999 se allanó la vivienda
de M., ocasión en la que se le informó que
se buscaban los cuadros que había adqui-
rido de la nombrada H. y que, en caso de
que estuvieran en su domicilio, debían ser
secuestrados. El 9 de febrero de 1999 M.
declaró como testigo en esa misma causa
manifestando que las obras requeridas es-
taban en la marquería de N. M.
Posteriormente M. fue designado depo-
sitario judicial de las obras por ese mismo
Tribunal Federal y las depositó en el Banco
de la Ciudad de Buenos Aires. En ese mo-
mento el titular del ex Juzgado Instrucción
Nº 28 dispuso que aquellas se encontraran
a la orden conjunta de ambas dependen-
cias.
Pese a ello los cuadros terminaron que-
dando a disposición del Juzgado Civil
Nº 76, cuyo Magistrado a cargo, el 4 de
marzo de 1999, resolvió en el aludido ex-
pediente 65.726/97 designar a F. A. como
depositario judicial de todos ellos.
Sostuvo que este último retiró los cua-
dros de la mencionada entidad crediticia,
los llevó a una casa de campo pertenecien-
te a su sociedad “L. D. M. SA” y que tras di-
versos reclamos judiciales de M. se intimó
a F. A. para que restituyera las obras.
Dicha intimación le fue notificada a F. A.
el 23 de diciembre de 1999. El 3 de febre-
ro de 2000 informó al tribunal que el 14 de
enero anterior le habían robado las obras
de arte de las que era Depositario M. ac-
cionó judicialmente contra H. y F. A. por
daños y perjuicios, y en marzo de 2017 el
Juzgado Nacional en lo Civil Nº 35 resol-
vió favorablemente la demanda en favor
del querellante, confirmando el Tribunal
de Alzada el decisorio el 19 de diciembre
de 2018.
Al proceder sus letrados patrocinantes
a la ejecución de la sentencia, advirtieron
que los demandados carecían de bienes y
cuentas a su nombre. Pese a ello, explicó
que ambos mantienen un elevado nivel de
vida, constituyendo F. A. el “Fideicomiso
L. D. M.” a través de la Escritura Pública
Nº (...) cuando ya se había trabado embar-
go preventivo sobre las acciones de su titu-
laridad en la sociedad comercial.
Todas esas conductas, a su entender, tu-
vieron por objeto quitar los activos de la
sociedad que el nombrado presidía y de
la que resultaba principal accionista, para
frustrar los efectos de la sentencia que lo
condenó.
Expuso que también había sido accionis-
ta del Instituto Argentino de Diagnóstico y
Tratamiento y también se desprendió de
esas acciones, como así también lo hizo en
junio de 2014 F. A. respecto de las hectáreas
del predio de su propiedad...”
Análisis del caso:
I. El defensor de F. A. se refirió especí-
ficamente a la reducción de las participa-
ciones societarias de su defendido. Al res-
pecto aclaró que solo tenía un 0.04% que
eran las que se requerían para la elección
de horarios en los consultorios externos y
que, en el 2009, cuando comenzó a trabajar
en el Sanatorio de la Trinidad, vendió las
acciones sobre las que no pesaba embargo
alguno, pues no se aceptaba que los mé-
dicos colaboren con ambas empresas. En
otro orden de argumentos señaló respecto
de los movimientos de las empresas “L. D.
M. SA” y “Fideicomiso L. d. m.”, que ambas
eran ajenas a su asistido.
Por su parte, la defensa de E. C. H. insis-
tió en el argumento que ya había propor-
cionado su asistida respecto de que la ven-
ta en 2009 de la parte que le correspondía
del inmueble de José Hernández (…), fue
para obtener dinero para subsistir y luego
de efectuar una consulta con sus abogados
que la asesoraron y refirieron que no había
impedimento legal alguno. Aportó tam-
bién certificado de discapacidad para jus-
tificar su imposibilidad de generar ingre-
sos. Por otro lado, la defensa sostuvo que
al momento de la venta no había ninguna
decisión judicial que le exigiera una obli-
gación económica, y que tampoco había
pruebas que demostraran que H. tuviera
conocimiento de obligación civil alguna
que restringiera la disponibilidad sobre su
patrimonio. En todo caso, como ella señaló
no podía descartarse que hubiera obrado
influenciada por un error de tipo inevitable
a causa del asesoramiento legal que recibió
de sus letrados.
II. Ahora bien, llegado el momento de
resolver, coincidimos con el análisis de la
prueba que realizó la jueza de instrucción,
en cuanto a que resulta suficiente para
tener por acreditado el hecho que se les
atribuye (artículo 306 del Código Procesal
Penal).
Es necesario recordar seguidamente al-
gunas precisiones que ha dado la doctrina
sobre el delito de insolvencia fraudulenta,
previsto en el artículo 179, inciso segun-
do del CP, este consiste en frustrar mali-
ciosamente, en todo o en parte, mediante
alguno de los seis modos comisivos que
describe el tipo (destruir, inutilizar, da-
ñar, ocultar o hacer desaparecer bienes
propios o disminuir fraudulentamente su
valor), los derechos crediticios de uno o
más acreedores, ejercidos en juicio. Es de-
cir, que ello debe ocurrir durante el curso
de un proceso, o después de una sentencia
condenatoria.
Sobre el tema refiere Pérez Lance que
“Cualquiera de nosotros puede usar y dis-
poner de su propiedad a su antojo. Sin em-
bargo, la insolvencia fraudulenta opone un
claro límite a esas potestades, al consagrar
un deber de abstención de determinados
actos que debilitan el patrimonio. Y ese de-
ber, ¿de dónde surge? Según se desprende
de nuestras regulaciones civiles, el patri-
monio se erige en la prenda común de los
acreedores. De ello puede extraerse un de-
ber genérico de cuidado del deudor, pues
el reconocimiento constitucional del dere-
cho de propiedad también genera un deber
legal: mantener y conservar el patrimonio
frente a los demás, al menos dentro de cier-
tos límites de intangibilidad o integridad”
(cfr. Pérez Lance, Adrián, AA.VV. “Delitos
contra la propiedad”, Luis F. Niño, director,
Tomo 2, ps. 931 y ss., capítulo “Insolvencia
Fraudulenta”, Ad Hoc, Bs. As., 2011).
Explica el autor que la obligación de tu-
tela del propio patrimonio queda aún más
acotada con el requisito objetivo y tempo-
ral que exige el tipo penal, de que el acto
de menoscabo se produzca durante el
curso de un proceso o luego de una sen-
tencia condenatoria. “Recién una vez que
el titular del patrimonio se encuentra en
una posición que reúne esas característi-
cas, su deber de abstención de actos mu-
tiladores —verdaderos o aparentes— se
conmina con la imposición de una pena,
con el objeto de evitar que, de esta mane-
ra, su conducta frustre la satisfacción del
crédito del acreedor. Esta es la función que
a mi entender asume la referencia tem-
poral típica, al reforzar la constitución de
un deber que tiene en mira el patrimonio
ajeno como objeto de tutela... En síntesis
de todo lo expuesto, sin necesidad todavía
de acudir al especial aspecto subjetivo del
tipo, creo que es posible definir objetiva-
mente este delito de un modo razonable,
a través de la infracción de un deber de
actuación que, si bien tiene por objeto el
patrimonio del mismo autor y por tanto
constituye regularmente un ámbito cons-
titucionalmente impune, integrado como
queda a las demás referencias brindadas
por el propio precepto penal, asigna váli-
damente al titular un compromiso, tem-
poralmente acotado, destinado a impedir
las actuaciones que impliquen una muti-
lación patrimonial que a su vez repercute
en un patrimonio ajeno”.
Sebastián Soler, por otra parte, indica
que “(...) la acción definitoria de esta figu-
ra consiste en frustrar en todo o en parte
el cumplimiento de obligaciones civiles
en determinadas condiciones y de deter-
minada manera. Este núcleo de la figura
asume mucha importancia, porque ade-
más de señalar el momento consumativo,
acuerda sentido a los enunciados restantes
de la ley, también definitorios de la acción.
Alguno de estos enunciados, muestran que
en este caso, lo mismo que en la quiebra
fraudulenta, los derechos de los acreedores
no se frustran por insolvencia real sino por
simulación de insolvencia. Nada importa
que un deudor venda algo de su patrimo-
nio, por un precio que razonablemente
corresponda y que en su patrimonio se
mantengan los fondos provenientes de la
operación. Lo inadmisible es que salga el
bien y no entre el dinero correspondiente.
Esa fisonomía adquirirá el hecho cuando
se trate de ocultar o de hacer desaparecer
bienes del patrimonio, y esta será la forma
más frecuente del hecho. Las leyes moder-
nas, sin embargo, se caracterizan en este
punto no solo por abarcar las operaciones
de enajenación sin el ingreso en el patri-
monio del valor correspondiente al bien
enajenado, sino que tienden a abarcar con
bastante amplitud otros actos que por igual
conducirán a burlar las pretensiones legíti-
mas del acreedor.” (cf. Soler, Sebastián, De-
recho Penal Argentino, Ed. Tipográfica Edi-
tora Argentina, Buenos Aires, 1978, Tomo
IV, ps. 443/444).
Examinado el caso a la luz de la doctrina,
justamente, en sus presentaciones ningu-
no de los imputados controvierte haberse
despojado de lo que quedaba de su patri-
monio sino tan solo justifican por qué lo

hicieron, negando que el propósito haya
sido frustrar el pago de las obligaciones
del juicio que se les seguía desde 2003 en
la causa Nº 33664/03 “M., D. E. c. H., E. C. y
otros s/ daños y perjuicios”, en el que el 17
de marzo de 2017 el Juzgado Nacional en lo
Civil Nº 35 resolvió favorablemente la de-
manda, confirmando el Tribunal de Alzada
el decisorio el 19 de diciembre de 2018.
Ambos arguyen otros motivos: H. su ne-
cesidad de subsistencia, pero casualmente
la propiedad pasó a mano de uno de sus
hijos, mientras que F. A. dijo que la venta
de sus acciones del IADT fue por su nuevo
trabajo en La Trinidad, pero tampoco ex-
plicó ni aporto constancias que den cuen-
ta del ingreso en su patrimonio del dinero
procedente de esa venta. En este sentido,
es cierto, como señaló la defensa, que no
había impedimentos para que esa venta se
efectúe, pero siempre que se mantuviera
en su patrimonio los fondos provenientes
de la operación.
El conflicto de larga data, incluso antes
de iniciado el juicio donde H. y F. A. fueran
demandados civilmente por el querellan-
te, los actos por los que se despojaron de
su patrimonio, no desmentidos que antes
se detallaran, así como la existencia un
fondo fiduciario donde los integrantes del
contrato en cuestión son exclusivamente
miembros de la familia, conforman indi-
cios robustos de que su intención fue insol-
ventarse de modo no cumplir con las obli-
gaciones que podría llegar a surgir a partir
de ese proceso.
Asimismo, en cuanto a las alegaciones de
las defensas respecto de la ausencia de uno
de los requisitos típicos de la norma citada,
en tanto no habría existido una actividad
maliciosa por parte de las personas impu-
tadas, es preciso señalar que el dolo reque-
rido responde al propósito de perjudicar
al acreedor, porque “...la ley no castiga el
incumplimiento doloso de la obligación
sino la dolosa frustración de su cumpli-
miento forzado por los medios enunciados
en el tipo, que son la destrucción, la inuti-
lización, el daño o la ocultación de bienes
del patrimonio, ya se trate de cosas o, en el
caso de la ocultación, también de bienes
inmateriales cuya existencia sea disimula-
ble. Además, se menciona la disminución
fraudulenta del valor de los bienes que
integran el patrimonio, actividad que solo
puede realizarse por medio de actos jurídi-
cos que tengan ese efecto; se trata de accio-
nes simuladoras de la insolvencia (consti-
tución de gravámenes u obligaciones ficti-
cias, ventas simuladas), pero nada obsta a
que sean creadoras de insolvencia efectiva
(venta efectiva de los bienes, donaciones,
etc.)...” (D’Alessio, Andrés J. —Director—
Divito, Mauro A. —Coordinador—, “Código
Penal de la Nación. Comentado y Anotado”.
Parte especial, p. 548 de la versión digital).
Sobre el particular en la causa
Nº 7858/2010/PL1/CNC1 “Udler, G. J. y
otros s/ insolvencia procesal fraudulenta”
(Reg. 809/2017 del 5/9/2017 de la Cáma-
ra Nacional de Casación en lo Criminal y
Correccional, Sala 3), señaló en cuanto al
tipo subjetivo, y con remisión al trabajo
de Pérez Lance que “...se trata de un delito
de dolo directo en el que el conocimien-
to debe recaer sobre la existencia de una
obligación civil, de un proceso o de una
sentencia relativa a su satisfacción, la rea-
lización de un acto mutilador de su propio
patrimonio, la frustración del patrimonio
del acreedor a través del incumplimiento
de la obligación y la relación objetiva de
imputación entre el acto de disminución
patrimonial y la frustración de la obliga-
ción. Agrega que el tipo contiene un plus
intencional que refuerza el aspecto conati-
vo del dolo, a través de los términos “ma-
liciosamente” que operan como enlace
entre la acción del deudor sobre su patri-
monio y el perjuicio del acreedor al que esa
conducta debe estar encaminada. Refiere
el autor citado que la especial dirección de
la intención —y de la acción— destructiva,
que se exige apuntada a la frustración de la
garantía en detrimento del patrimonio del
acreedor triunfante, conecta directamen-
te este especial elemento subjetivo con el
bien jurídico tutelado. Es por este motivo
que se presenta más bien como un elemen-
to subjetivo del tipo —o del injusto— y no
como un elemento de la culpabilidad... me
parece que aquí esta disposición interna
del sujeto, en realidad se plasma y exte-
rioriza en aquella especial dirección de la
voluntad: la frustración del cumplimiento
de las obligaciones. Incluso podría direc-
tamente eliminarse el término “maliciosa-
mente” del tipo legal, sin que ello gravitara
decisivamente en su aplicabilidad...”.
En este marco jurídico, por lo expresado
puede sostenerse, al menos con el grado de
probabilidad que se requiere en esta ins-
tancia, que las personas imputadas actua-
ron sabiendo de la existencia de un proce-
so en su contra y que las maniobras sobre
su patrimonio dificultarían o imposibilita-
rían el cumplimiento de sus obligaciones
legales.
En definitiva, las consideraciones ex-
puestas fueron correctamente ponderadas
en la decisión en revisión y la prueba teni-
da en cuenta resulta suficiente para avan-
zar a la etapa siguiente del proceso.
Por ello, se resuelve: Confirmar el auto
apelado en cuanto fue materia de recurso
(artículo 455 del CPPN). Se deja constan-
cia de que el juez Jorge Luis Rimondi, ti-
tular de la vocalía Nº 5, no interviene por
haber sido designado para subrogar en la
vocalía Nº 7 de la CNCCC y de que la jueza
Magdalena Laíño lo hace en su condición
de subrogante de la vocalía Nº 14; mientras
que el juez Mariano A. Scotto, subrogante
en la vocalía Nº 5, no interviene por estar
abocado a sus tareas en la Sala VII de esta
Cámara y por haberse logrado mayoría con
nuestro voto conjunto. Notifíquese a las
partes mediante cédula electrónica confor-
me a lo dispuesto por la Acordada 38/2013
de la CSJN, comuníquese mediante DEO y
devuélvase al juzgado de origen. — Pablo
G. Lucero. — Magdalena Laíño.
Caducidad de
instancia
Requisitos del acto interruptivo. Aptitud
impulsoria del procedimiento.
1. - La petición de parte —para tener efec-
tos interruptivos de la caducidad de ins-
tancia— debe guardar directa relación
con la marcha normal del proceso y su-
jetarse a su estado y desarrollo, resul-
tando ineficaz la que carece de influen-
cia sobre la prosecución de la instancia
y no innova en cuanto a su situación.
2. - Para revestir verdadera aptitud impul-
soria del procedimiento, y suficiente vir-
tualidad interruptiva del curso de la ca-
ducidad de la instancia, la petición de
parte debe guardar directa relación con
la marcha normal del proceso y sujetar-
se a su estado y condiciones de desarro-
llo, resultando en consecuencia inocua
la actuación que carezca de influencia
sobre la prosecución efectiva de la ins-
tancia y no innove en cuanto a su situa-
ción
CNCiv., sala J, 16/12/2022. - S., M. E. c. M.,
E. B. s/Daños y perjuicios.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/178735/2022]
Costas
Se imponen a la vencida.
2ª Instancia.- Buenos Aires, diciembre 16
de 2022.
Considerando: I. Contra la resolución de
fs. 209 (07/11/2022), que decretó operada la
caducidad de instancia, se alza la parte acto-
ra a fs. 210 (11/11/2022 incorp. 14/11/2022),
quien expresa agravios a fs.  212/214
(20/11/2022 incorp. 28/11/2022). Corrido
el traslado de ley pertinente, el mismo fue
contestado a fs. 216/217 (01/12/2022 in-
corp. 02/12/2022) por el demandado.
II. En primer lugar, cabe señalar que la
caducidad o perención de la instancia cons-
tituye un modo de extinción del proceso
que tiene lugar cuando en su transcurso no
se cumple acto de impulso alguno durante
todo el tiempo establecido por la ley.
La inactividad, como presupuesto de la
caducidad de la instancia, significa la pa-
ralización del trámite, exteriorizándose
esta circunstancia por la no ejecución de
alguna de las partes o por el órgano judicial
de actos idóneos para impulsar el procedi-
miento, hacia su fin natural que es el dicta-
do de la sentencia.
Por otra parte, nuestro Máximo Tribu-
nal ha establecido que la caducidad de la
instancia es un modo anormal de termina-
ción del proceso, cuyo fundamento reside
en la presunción de abandono de la causa,
motivo por el cual su interpretación debe
ser restrictiva y la aplicación que de ella se
haga debe adecuarse a ese carácter (CSJN,
Fallos: 323:3204, y ED, 196-673, Nº 3 y 4).
(Ver, asimismo, esta Sala en autos “M., V.
A. c. Z., SA s/ daños y perjuicios” (Expte.
Nº 81.884/2016), del 08/02/2022).
El presente instituto obedece a razones
de interés público, que exigen que los pro-
cesos no permanezcan sin impulso indefi-
nidamente; no solo porque la subsistencia
de la litis es contraria al restablecimiento
del orden público, sino porque la relación
procesal también comprende al órgano
jurisdiccional, y esa vinculación no puede
quedar supeditada en el tiempo al arbitrio
de las partes, a quienes en materia civil
corresponde el impulso del procedimien-
to (Conf. CNCiv., esta Sala J, “G., S. B. c. P.
De. I. s/ desalojo por vencimiento de con-
trato”, del 09/08/2021; ídem en autos “N., J.
C. c. V., J. M. s/ daños y perjuicios” (Expte.
Nº 13.766/2019) del 30/12/2021; ídem au-
tos “P. A., Y. M. c. Obra Social de Técnicos
de Vuelo de Líneas Aéreas y otros s / da-
ños y perjuicios” (Expte. Nº 86.765/2017)
del 07/02/2022; y autos “V., R. E. c. C., N.
L. y otro s/ daños y perjuicios” (Expte.
Nº 25.536/2018), del 23/03/2022).
III. En el caso concreto de autos, a fs. 201
(con fecha 21/02/2022) se proveyó la pre-
sentación efectuada a fs. 200 por el deman-
dado.
A fs. 203 (con fecha 02/03/2022) se hizo
saber a la parte actora lo requerido por el
perito psicólogo.
A fs. 204 (14/09/2022 incorp. 20/09/2022)
la parte actora solicitó la producción de
la prueba pericial psicológica en extraña
jurisdicción, lo que fue proveído a fs. 205
(20/09/2022), denegando lo peticionado,
atento haber denunciado en el escrito inicial
un domicilio en la provincia de Córdoba, y
haber consentido la designación de un peri-
to psicólogo en esta jurisdicción, al momen-
to de celebrarse la audiencia preliminar.
A fs. 206 (con fecha 17/10/2022 in-
corp. 21/10/2022) el demandado acusa la
caducidad de la instancia.
Viernes 17 de febrero de 2023 | 7
Es así que, analizadas las constancias de
autos, y adoptando la postura procesal más
benigna, corresponde tomar como última
actuación impulsora el proveído de fs. 203
(de fecha 02/03/2022).
Ello así por cuanto la presentación de
fs. 204 (14/09/2022 incorp. 20/09/2022) no
resultó una actuación útil y tendiente a la
prosecución del proceso.
En ese sentido, corresponde aclarar que
la petición de parte —para tener efectos
interruptivos de la caducidad de instan-
cia— debe guardar directa relación con la
marcha normal del proceso y sujetarse a su
estado y desarrollo, resultando ineficaz la
que carece de influencia sobre la prosecu-
ción de la instancia y no innova en cuanto
a su situación (CSJN, 31/03/1992, LA LEY,
1993-B, 740, Nº 9034). Asimismo, no tienen
efecto interruptivo las actuaciones cumpli-
das luego de operado el plazo de caduci-
dad, al igual que les presentaciones extem-
poráneas, inoficiosas e inoperantes.
De partir de la premisa de que no cual-
quier acto realizado en el curso del proce-
so tiene aptitud impulsora para enervar el
transcurso del término de perención, cabe
concluir que carece de idoneidad para ha-
cer avanzar el procedimiento y por tanto
no tienen carácter interruptivo de la pe-
rención de la instancia (art. 310 y 311, Cód.
Proc. Civ. y Com. de la Nación), los actos
mencionados por la recurrente en su me-
morial.
Es que para revestir verdadera aptitud
impulsoria del procedimiento, y suficien-
te virtualidad interruptiva del curso de la
caducidad de la instancia, la petición de
parte debe guardar directa relación con la
marcha normal del proceso y sujetarse a su
estado y condiciones de desarrollo, resul-
tando en consecuencia inocua la actuación
que carezca de influencia sobre la prose-
cución efectiva de la instancia y no innove
en cuanto a su situación (CNCiv.Com.Fed.,
Sala I, 16/09/1986, LA LEY, 1987-A, 461, DJ
1987-1-855).
Ello así, porque no basta que exista ac-
tividad, sino que necesario que la misma
haga avanzar la causa cumpliendo diferen-
tes estadios que integran su contenido a fin
de que adquieran su completo desarrollo.
Teniendo en cuenta ello, corresponde
concluir que, desde la última actuación útil
de fs. 203 (de fecha 02/03/2022) hasta el
acuse de caducidad formulado por la parte
demandada a fs. 206 (con fecha 17/10/2022
incorp. 21/10/2022), y aun descontando
el plazo de la feria judicial de invierno, ha
transcurrido el plazo previsto por el art. 310
inc. 1º del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Na-
ción, sin que la parte actora haya efectuado
actividad tendiente a la prosecución de los
presentes y con aptitud para hacer avanzar
el proceso.
En este sentido, corresponde remarcar
que la existencia de una instancia que se
abre desde el mismo momento en que se
introduce la demanda, hace surgir la car-
ga procesal de instar el procedimiento, lo
que implica realizar actos idóneos para
impulsarlo. La conducta contraria supone
una inactividad que configura uno de los
supuestos de hecho de la caducidad de la
instancia (conf. Morello y Otros, “Códigos
Procesales...”, T. IV-A, p. 94, Ed. Rubinzal
Culzoni).
En virtud del principio dispositivo, las
partes asumen la carga de impulsar el trá-
mite del proceso hasta ponerlo en condi-
ciones de decidirlo. De allí que la inacti-
vidad prolongada de las mismas —que se
traduce en el incumplimiento de la carga
de impulsar— configura una presunción
de abandono tácito de la instancia por par-
8 | Viernes 17 de febrero de 2023
te del interesado. (conf. CNCiv., esta Sala J,
“H. A. A. c. Olazabal SA y otro s/ Consigna-
ción”, 04/12/2014, entre otros).
En efecto, en tanto que en el proceso
civil rige el principio dispositivo, a la ac-
tora se le imponía impulsar el curso de la
instancia (conf. esta Sala “J” expedien-
te Nº 63009/2016 “Sanjuan Lorena A. c.
EN —M Transporte— y otro s/ daños y
perjuicios” del 21/05/2021, íd., expediente
Nº 97256/13 “R., F. G. c. G, E. y otros s/ des-
alojo: intrusos” del 29/06/2021).
Es así que los argumentos vertidos por la
apelante no alcanzan a conmover los fun-
damentos brindados por la primer senten-
ciante en el fallo en recurso.
Por lo que la conclusión a la que arriba-
ra la jueza de la anterior instancia, resulta
adecuada a derecho y a las constancias de
autos, por lo que corresponde desestimar
las quejas planteadas en este aspecto y
confirmar el fallo recurrido sobre el parti-
cular.
IV. En mérito a las consideraciones pre-
cedentes, el Tribunal, resuelve: 1)  Confir-
mar la resolución recurrida. 2) Con costas
de Alzada a la apelante vencida (arts. 68, 69
y concs. del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Na-
ción). Regístrese, notifíquese electrónica-
mente a las partes por cédula por Secreta-
ría, comuníquese a la Dirección de Comu-
nicación Pública de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (Acordada Nº 15/2013
art. 4º) y oportunamente devuélvanse. —
Beatriz A. Verón. — Gabriela M. Scolarici.
— Maximiliano L. Caia.
Sucesión
testamentaria
Revocación del testamento por matrimonio
posterior del causante.
1. - La revocación legal del testamento
como consecuencia del matrimonio ul-
terior del testador se funda en un prin-
cipio lógico que se sustenta en la pre-
suposición de que aquel al contraer
ulterior matrimonio no ha podido por
principio mantener las mismas volun-
tades expresadas antes del cambio de
su estado, ya que el matrimonio no solo
por razón de afecto modifica la situa-
ción preexistente, sino que nuevos de-
beres legales crean una situación nue-
va. Es un supuesto de revocación que
opera ipso iure, no dependiendo de ac-
ción de persona interesada. De ello se
deriva que, comprobado el matrimonio
en fecha posterior a la del testamento,
el juez debe declarar la revocación de
oficio y sin sustanciación.
2. - Si bien el actual Código admite la posi-
bilidad de que se conserve la vigencia
del testamento previo al matrimonio,
si el autor del acto ha prestablecido la
Director Editorial: Fulvio G. Santarelli
Jefa de Redacción: Yamila Cagliero
Editores: Nicolás R. Acerbi Elia Reátegui Hehn
Valderrama Érica Rodríguez
Florencia Candia Marlene Slattery
Jonathan A. Linovich
subsistencia de efectos posteriores a él,
mediante disposición expresa de man-
tener como válida su expresión de vo-
luntad sin que obste ello su enlace, tal
situación no se verifica en la especie.
CNCiv., sala A, 14/12/2022. - A., T. L. s/ su-
cesión testamentaria.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/177724/2022]
Costas
Se imponen a la apelante vencida.
2ª Instancia.- Buenos Aires, diciembre 14
de 2022.
Considerando: I. Vienen los autos a esta
Alzada en virtud del recurso de apelación
interpuesto subsidiariamente el 13 de sep-
tiembre de 2022, cuyo traslado fue con-
testado el 11 de octubre de 2022, contra el
pronunciamiento del 8 de septiembre de
2022, mantenido el 5 de octubre de 2022,
en tanto declara la revocación del testa-
mento en virtud del matrimonio posterior
del causante.
II. La revocación legal del testamento
como consecuencia del matrimonio ulte-
rior del testador se funda en un principio
lógico que se sustenta en la presuposición
de que el testador al contraer ulterior ma-
trimonio no ha podido por principio man-
tener las mismas voluntades expresadas
antes del cambio de su estado, ya que el
matrimonio no solo por razón de afecto
modifica la situación preexistente, sino
que nuevos deberes legales crean una si-
tuación nueva (conf. Zannoni, Eduardo A.
“Derecho de las sucesiones”, T. 2, p. 593,
núm. 1475).
En similares términos se ha dicho que la
revocación legal nace del desplazamiento
de deberes y la confirmación de afectos
que el matrimonio supone. Nace, ade-
más, de la creación de un nuevo heredero
forzoso, el cónyuge, que no pudo figurar,
al menos en tal carácter, en el testamento
anterior, y que entraña la limitación de dis-
poner resultante de la legítima reconocida
a dicho cónyuge (conf. Fassi, Santiago C.
“Tratado de los testamentos”, T. 2, p. 145,
núm. 1397).
Por lo demás, el supuesto de revocación
opera ipso iure, no dependiendo de acción
de persona interesada. De ello se deriva
que, comprobado el matrimonio en fecha
posterior a la del testamento, el Juez debe
declarar la revocación de oficio y sin sus-
tanciación (conf. Fassi, Santiago C., obra
citada, T. 2, p. 147, núm. 1399; íd. esta Sala,
R. 591.441 del 14/12/2011).
En la especie, si bien la causante otorgó
testamento por acto público el 26 de di-
ciembre de 2014 (Escritura Nº 679), institu-
yendo heredera a G. M. A., lo cierto es que
PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I.
Administración, Comercialización y Redacción:
Tucumán 1471 (C. P. 1050 AAC)
Bs. As. República Argentina
Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda,
Provincia de Buenos Aires.
el 16 de julio de 2019 contrajo segundas
nupcias con L. N. C. (ver acta de matrimo-
nio).
A partir de lo expuesto, se advierte que,
tal como lo señala el derogado art. 3826
del Cód. Civil y el actual art. 2514 del Cód.
Civil y Comercial, el matrimonio posterior
contraído por la causante importó la revo-
cación legal del testamento celebrado con
anterioridad.
No se pierde de vista que, en su actual
redacción, el Código admite la posibilidad
de que se conserve la vigencia del testa-
mento previo al matrimonio si el autor del
acto ha prestablecido la subsistencia de
efectos posteriores a él, mediante disposi-
ción expresa de mantener como válida su
expresión de voluntad sin que obste ello su
enlace (conf. arg. Lorenzetti, Ricardo Luis,
“Código Civil y Comercial de la Nación,
anotado, concordado y comentado”, T. XI,
ps. 166/167, comentario del Dr. Marcos M.
Córdoba al art. 2514). Empero, tal situación
no se verifica en la especie.
En efecto, de su lectura se advierte que la
causante se limitó a instituir como herede-
ra a la apelante, sin hacer alusión alguna al
supuesto mencionado: “Tercera: Que insti-
tuye heredera de todos sus bienes muebles
e inmuebles a doña G. M. A., argentina,
casada, nacida el 11 de enero de 1966, con
Documental Nacional de Identidad ..., do-
miciliada en ..., Ciudad de Buenos Aires.-
Cuarta: Declara que es su voluntad que el
presente testamento revoque cualquier
otra disposición anterior, valiendo como
única y exclusiva voluntad sobre el destino
de sus bienes para después de su muerte.-
No teniendo la otorgante otras disposicio-
nes que dictarme procedí a leerlo en voz
alta, a la testadora, quien se ratificó en su
contenido en presencia de los testigos...”.
Finalmente, cabe señalar que la causan-
te, luego del matrimonio, pudo ratificar las
disposiciones testamentarias contenidas
en el instrumento datado en el año 2014 y
no lo ha hecho, con lo cual la solución legal
es la que se impone en el sub lite. Vale decir
que debe presuponerse que, si su voluntad
era la de mantener la institución heredi-
taria a favor de la apelante, debió otorgar
un nuevo testamento con posterioridad a
la celebración del nuevo matrimonio, cosa
que no hizo (conf. arg. CNCiv., Sala F, “R.,
Edictos
El Juzgado Nacional de Primera Ins- presente deberá ser publicado por
tancia en lo Civil y Comercial Federal dos veces en un lapso de quince días
Nº 8 a cargo del Dr. Marcelo Gota, en el diario LA LEY.
secretaría Nº 16, sito en Libertad 731
7º piso de Capital Federal, hace sa-
ber que ALEXANDER BOGATYREV
de nacionalidad RUSA con pasapor-
te: nº 764577946 ha peticionado la
concesión de la ciudadanía argenti- El Juzgado Nacional de Primera Ins-
na, a fin de que los interesados ha- tancia en lo Civil y Comercial Federal
gan saber a este Juzgado las circuns- Nº 8 a cargo del Dr. Marcelo Gota,
tancias que pudiesen obstar a dicho secretaría Nº 16 a mi cargo, sito en Li-
pedido. Publíquese por dos días. El bertad 731 7º piso de Capital Federal,
Thomsonreuterslaley
TRLaLey
J. C.” del 15/04/2011, Cita: TR LALEY AR/
JUR/22183/2011).
Las demás alocuciones formuladas no
pueden ser motivo de pronunciamiento en
este proceso, por cuanto que, en los casos
que el testamento se ha reputado ministe-
rio legis revocado por el matrimonio ulte-
rior, debe promoverse la acción ordinaria
petitoria hereditaria, correspondiendo
acreditar allí por el demandante que el tes-
tamento conserva vigencia, confirmando
la institución con el matrimonio ulterior
o porque se tuvo en vista el matrimonio
al tiempo de testar (esta Sala, 27/05/1963,
LA LEY, 111-486).
Idéntico temperamento corresponde adop-
tar respecto de las pretensiones referidas a la
“redargución de falsedad de la partida de
matrimonio”, la “nulidad de matrimonio”
y al “matrimonio in extremis”, que la ape-
lante luego plasmara en su presentación
del 22 de septiembre de 2022, por cuanto
dichos planteos exceden el objeto de au-
tos. Máxime si se repara que el anterior
sentenciante se pronunció en ese mis-
mo sentido en las providencias del 15 de
septiembre de 2022 y 29 de septiembre
de 2022, las que se encuentran firmes y
consentidas.
De lo expuesto se concluye que, no dán-
dose circunstancia excepcional alguna que
torne inaplicable las normas en estudio,
corresponde confirmar la decisión recurri-
da.
En atención a los fundamentos vertidos
precedentemente, de conformidad con lo
dictaminado por el Sr. Fiscal de Cámara,
se resuelve: Confirmar el pronunciamien-
to del 8 de septiembre de 2022, manteni-
do el 5 de octubre de 2022. Con costas a la
apelante vencida (art. 69, párrafo primero,
y 68, párrafo primero, del Código Procesal).
Notifíquese al Sr. Fiscal de Cámara y a los
interesados en los términos de las Acor-
dadas 38/2013, 31/2011 y concordantes.
Publíquese en el Centro de Comunicación
Pública de la CSJN (conf. Acordadas 15 y
24/2013 —del 14 y 21 de agosto de 2013,
respectivamente—) y oportunamente de-
vuélvanse. El Dr. Ricardo Li Rosi no inter-
viene por encontrarse en uso de licencia
(art. 109 del Reglamento para la Justicia
Nacional). — Carlos A. Calvo Costa. — Se-
bastián Picasso.
hace saber que MILTON EUDORO
BUENDÍA OROZCO de nacionalidad
ecuatoriana con DNI 95.409.534 ha
Buenos Aires, 2 de diciembre de peticionado la concesión de la ciu-
2022 dadanía argentina, a fin de que los
Juan Martín Gavaldá, sec. interesados hagan saber a este Juz-
LA LEY: I. 17/02/23 V. 17/02/23 gado las circunstancias que pudiesen
obstar a dicho pedido. Publíquese
por dos días.
Buenos Aires, 10 de octubre de 2022
Juan Martín Gavaldá, sec.
LA LEY: I. 17/02/23 V. 17/02/23
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