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 Introducción

Las expediciones de junio 1959, aunque resultaron un fracaso militar porque no


alcanzaron sus objetivos tácticos ni estratégicos, por sus características y proyecciones
revolucionarias, así como por los efectos que produjeron en la sociedad dominicana,
fueron las más importantes de todas las actividades de los exiliados, ya que marcaron el
inicio del derrumbe definitivo de la tiranía y el incremento de la lucha interna con la
formación de un amplio movimiento oposicionista que culminó con el ajusticiamiento
de Trujillo.3 En efecto, el período coyuntural que se inició el 14 de junio de 1959 y se
extendió hasta el 30 de mayo de 1961, fue el más importante de la historia del régimen
de Trujillo, porque en él se resumió la crisis de la tiranía, reflejo de su podredumbre y
de la depresión económica que había comenzado en 1954, como una proyección de la
crisis del capitalismo mundial. Ciertamente, en el quinquenio 1955-1959 Trujillo tuvo
que recurrir a la consecutiva y creciente emisión de papel moneda inorgánico” para
adquirir la Compañía Eléctrica de Santo Domingo (actual CDEE), para financiar los
gastos de la llamada Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, y para adquirir
los ingenios que integraban el desmantelado y saqueado Consejo Estatal del Azúcar
(CEA).

 Desarrollo
Cuba, y el temor a los preparativos de las expediciones militares de 1959 que le
obligaron a reforzar el aparato represivo para controlar y aplastar el creciente
movimiento clandestino. Toda esta situación afectó adversamente el comercio exterior
al producirse un déficit en la balanza de pagos que, al querer compensarlo Trujillo con
crecientes emisiones “inorgánicas”, agravó la crisis económica que, al devenir en
política e histórica de su régimen, concluyó con su derrumbe final en 1961.4 Situación
internacional en el Caribe y el exilio dominicano La situación internacional en el Caribe
incidió también, muy marcadamente, en la crisis histórica del régimen de Trujillo,
particularmente a partir de los siguientes sucesos: primero, con el derrocamiento del
dictador Gustavo Rojas Pinilla de Colombia en mayo de 1957; segundo, con el
derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez de Venezuela a fines de enero, de
1958; y tercero con la vergonzosa huida del tirano Fulgencio Batista, de Cuba el 31 de
diciembre de dicho año, ante el incontenible avance de los revolucionarios de la Sierra
Maestra comandados por Fidel Castro Ruz. Estos acontecimientos políticos, muy en
especial el triunfo de la Revolución Cubana al despuntar el año de 1959, provocaron un
radical cambio histórico en la geopolítica caribeña, que enardeció los ánimos de los
exiliados dominicanos, dispersos y divididos, hasta alcanzar niveles de euforia al
considerar próximo el fin de Trujillo. En febrero de 1958, siendo cabeza de la Junta de
Gobierno de Venezuela el contralmirante Wolfang Larrazábal, ligado por nexos
familiares a los dominicanos, se constituyó, con el

apoyo de Acción Democrática (AD) de Rómulo Betancourt, la Unión Patriótica


Dominicana de Venezuela (UPD), que de inmediato inició amplios contactos con otras
organizaciones antitrujillistas con el propósito de lograr la unidad de los exiliados
dominicanos. El Frente Unido Dominicano de Cuba que, a petición de la UPD de
Venezuela, pasó a llamarse Unión Patriótica Dominicana de Cuba, el Frente Unido
Dominicano de Puerto Rico, el Frente Dominicano de Nueva York, el Partido Socialista
Popular, el Frente Independiente Democrático de Venezuela y la Unión Patriótica
Dominicana de los Estados Unidos, acordaron celebrar un congreso unitario en
diciembre de dicho año; fecha que fue propuesta por el desenlace que se veía venir en
Cuba ante la ofensiva de las columnas guerrilleras del Movimiento Revolucionario 26
de Julio. El 7 de diciembre de 1958, aterrizó en el occidente de la Sierra Maestra un
avión C-46 cargado de armas y pertrechos bélicos, en especial ametralladoras calibre 30
y 50, así como bazucas y explosivos enviados por la UPD de Venezuela y Wolfgang
Larrazábal, a Fidel Castro para el empuje final contra Batista. En el avión iba también
Manuel Urrutia, quien fue el primer Presidente de la Cuba Revolucionaria, y Enrique
Jiménez Moya con un mensaje de la UPD de Venezuela firmado por el Dr. Francisco
Castellanos, Rinaldo Sintjago Pou, Cecilio Grullón y Miguel Ángel Gómez Rodríguez,
en el que le pidieron al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana ayuda para iniciar
el entrenamiento militar en la Sierra Maestra de un selecto grupo de dominicanos que,
después del derrocamiento de Batista, se lanzaría a combatir contra Trujillo.

 el pensamiento político y la recia personalidad histórica de Ernesto Che Guevara y la


influencia política que recibió de los acontecimientos sociales e internacionales durante
la primera mitad del siglo xx latinoamericano. Se resalta su carácter multifacético y sus
extraordinarias virtudes humanas, dignas de ser imitadas y continuadas por las presentes
y futuras generaciones, así como su activa participación en la formación y ejecución de
la política exterior de la Revolución Cubana.
El pensamiento político y la recia personalidad histórica de Ernesto Che Guevara tuvo
el inevitable influjo de la época en que nace y se desarrolla su vida, al igual que de los
acontecimientos sociales que estremecieron el continente latinoamericano durante la
primera mitad del siglo xx.
Es importante considerar al analizar los hechos sociales e históricos que más
influyeron en su formación como ser humano y revolucionario, la época profundamente
golpeada por la crisis económica mundial que se agudizó en 1929, con particular fuerza
en los países pobres y dependientes del Tercer Mundo.
Bajo esta profunda recesión económica mundial la vida política y social
latinoamericana se encontraba dominada por las oligarquías terratenientes y burguesas
que respondían a los intereses del capital imperialista foráneo, principalmente el
norteamericano, que con sus métodos de control neocoloniales aumentaron el
subdesarrollo y la deformación económica de todo el subcontinente americano. En el
contexto general de América Latina, la situación económica y política del país de
nacimiento del Che, Argentina, no era diferente.
La oligarquía fiscaliza, como fuerza hegemónica, la subdesarrollada economía,
profundiza la estructura latifundista y de clases, sin preocuparle en lo más mínimo los
legítimos intereses de las clases más humildes.
Fuera del ámbito latinoamericano se estaba dando un proceso político que influyó de
manera notoria en todos los acontecimientos políticos internacionales, la primera gran
experiencia práctica de una revolución socialista en la antigua Unión Soviética. Este
acontecimiento tuvo repercusión en las fuerzas progresistas del subcontinente y
contribuyó con mucha fuerza a la propagación de las ideas marxistas-leninistas, como
fuentes teóricas explicativas de los graves problemas sociales, económicos y de
explotación capitalista.
En esta compleja situación nacional e internacional se desarrollaron los primeros años
de la vida del Che. La lucha antiimperialista aumentó en muchas partes del continente y
el enfrentamiento a las burguesías pronorteamericanas era cada vez más agudo.
Posteriormente se produjo la guerra Civil Española y los latinoamericanos ofrecieron de
forma incondicional su apoyo al pueblo español, a continuación ocurrió la Segunda
Guerra Mundial con sus nefastos resultados en cuanto a las pérdidas que ocasionó en
términos humanos y materiales para los países involucrados.
A pesar de que su niñez y primera juventud transcurrieron de una forma u otra bajo la
incidencia de estos trascendentales e influyentes hechos internacionales, su formación
se desarrolla principalmente en el medio familiar y sobre todo bajo la influencia estable
y directa que siempre recibió de la comunicación con sus padres. Haber tenido la dicha
de tener un hogar donde se discutían los problemas políticos y económicos de América
Latina, fue para el Che muy importante en la conformación de sus primeras ideas sobre
lo justo y lo injusto, en sus posteriores inclinaciones, inquietudes y motivaciones
políticas.
Su madre Celia, fue una mujer sumamente inteligente, que estudió mucho durante su
vida. Hablaba el idioma francés con perfección y dominaba muy bien el inglés. Fue muy
emprendedora, con ideas avanzadas para su época, en cuanto al papel y el lugar que
debe tener el sexo femenino en la sociedad. Desde el punto de vista político se
caracterizó por ser de pensamiento liberal.
Su padre Ernesto fue de ideas socialistas. Al respecto él mismo contó en un
interesante libro que escribió sobre su hijo el Che
Con estas influencias del medio familiar y el esfuerzo autodidacta que siempre
caracterizó su espíritu de superación personal alcanzó un hábito insuperable de lectura,
lo que con el transcurso del tiempo le permitió poseer una enorme cultura literaria,
filosófica y política. Entre esas primeras lecturas estuvieron los libros de Freud, de
Dumas padre, Mallarmé en su lengua original y la poesía de Charles Baudelaire. Más
tarde leyó la poesía española de Federico García Lorca, Antonio Machado y los versos
del poeta chileno Pablo Neruda.
Después de estas lecturas iniciales surgió su diccionario filosófico, con apenas 17
años de edad, porque se había dado cuenta que él y sus compañeros de estudio los
necesitaban. Este primer escrito del Che tiene un valor documental e histórico enorme,
pues nos permite conocer sus primeras impresiones e ideas sobre la vida, la sociedad en
general y el hombre.
En este diccionario dividido en siete cuadernos se encuentran determinados conceptos
de diversos pensadores y tendencias expresadas desde posiciones ideológicas y
filosóficas diferentes al marxismo, que demuestran las profundas inquietudes filosóficas
que tenía el Che en la búsqueda de lo que para él constituía el encuentro de la verdad
filosófica. Posteriormente en sus últimos cuadernos refuerza el estudio detallado del
surgimiento y desarrollo del marxismo.
En general en estos cuadernos el joven Guevara reflejó su dedicación especial al
estudio de la historia de la filosofía y en particular de la filosofía marxista, encontrando
en esta y en el pensamiento de Lenin, el valor científico, revolucionario y práctico
necesario para la formación de una conciencia nueva en los hombres destinados a hacer
la transformación revolucionaria de la sociedad.
Analizando este primer periodo de la vida del Che nos damos cuenta que desde muy
joven se cuestionó el mundo exterior que lo rodeaba, del profundo interés que tomó en
explicarse ese mundo circundante haciendo énfasis en el pensamiento filosófico-
materialista antiguo, hasta llegar a Marx, Engels, Lenin, José Martí, Ingenieros, Julio
Antonio Mella, Aníbal Ponce y las ideas creadoras de Mariátegui.
El hecho que el Che alcanzara profundos conocimientos de historia de la filosofía y
realizara agudos análisis sobre la evolución materialista de la historia demostrando sus
solidas concepciones marxistas-leninistas, no nos permite afirmar que su ideario ético
estaba completamente formado. En esto desempeñó un papel fundamental una serie de
acontecimientos personales, históricos y sociales que nos parecen haber sido decisivos
en la consolidación de su carácter y personalidad.
Entre esos hechos se encuentran sus viajes por América Latina, el primero iniciado en
1950, cuando todavía era un estudiante de medicina, y el segundo en 1953, después de
graduado. Estos dos viajes por el continente americano le ayudaron a vincular los
conocimientos teóricos alcanzados con la cruda y conmovedora realidad
latinoamericana.
En 1950 recorrió en motocicleta doce de las provincias argentinas, al totalizar más de
4 500 km comprendidos entre Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y
Formosa por el Norte; Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza por el Este, y San
Luis y Córdoba por el centro. De este primer viaje recogió impresiones en su diario y
abordó, con espíritu crítico, todo lo que había visto a su alrededor sobre la necesidad de
buscar soluciones a los males sociales de los pueblos.
En 1951, en compañía de su amigo Alberto Granado, emprendió su primer viaje por
el continente. El viaje lo inició en la “Poderosa 2”, la bicicleta de su amigo Granado,
que se rompió para siempre en Chile, al segundo mes de la marcha. Luego continuaron
un recorrido que los llevó por Bolivia, Perú y Colombia, para terminar en Caracas
donde se quedó Granado, pero Ernesto continuó con un viaje no programado hasta
Miami para poder regresar a La Argentina.
Una de las vivencias que más le conmovió en este largo viaje fue conocer el sistema
de explotación a que son sometidos los mineros chilenos cuando visitó las minas de
Chuquicamata, de donde extrajo lecciones imperecederas de la situación social de ese
pueblo.
El próximo país que visitó fue Perú. En este sació el interés por conocer la historia de
la civilización incaica y el centro de su cultura simbolizada en Machu-Pichu. Su
sentimiento revolucionario y latinoamericano que comenzaba a crecer al observar el
panorama de desolación en estos pueblos del sur se fortaleció constatando la
depauperación del indio y la destrucción de la historia de la cultura incaica.
Este primer viaje por la región latinoamericana le permitió ver el grado de
subdesarrollo de los pueblos, la miseria y la pobreza de las clases más humildes de estas
sociedades. Indudablemente este primer contacto con la pobreza y los desposeídos del
continente, contribuyó a formar en él un alto espíritu humanista y revolucionario, que lo
llevó posteriormente a la lucha de la Sierra Maestra en Cuba y a dar su generosa vida en
los cerros bolivianos.
Igualmente, al concluir este primer periplo quedó fortalecido su sentimiento
latinoamericanista y el ideal bolivariano de una Latinoamérica unida, pues ya estaba
convencido de los enormes peligros que entrañaba la falta de unión en la defensa de la
soberanía y la independencia de estos pueblos.
Volvió a su país natal en 1952 para terminar sus estudios de medicina y recomenzar
otro nuevo viaje por América Latina. En julio de 1953 emprendió su segundo viaje por
Latinoamérica y en el transcurso de este se define cuál sería su posición final en la lucha
de los pueblos por su liberación y la revolución social.
El segundo viaje lo realizó en tren, desde Buenos Aires a Bolivia, país donde caería
años después heroicamente y tenía lugar una revolución con carácter antiimperialista y
antioligárquica, ya que se habían tomado una serie de medidas que decretaron la
nacionalización de las minas, la reforma agraria y la desaparición del ejército. Sobre la
revolución boliviana analizó con profundidad las causas de su fracaso y el papel que
desempeñó Estados Unidos en su derrota. Sin terminar de ver el desenvolvimiento de
estos acontecimientos se trasladó a Perú, país que había visitado en su primer viaje, en
este observó nuevamente el deterioro socioeconómico de la población indígena y la
belleza de Machu-Pichu.
De Perú regresó a Ecuador, y aquí estuvo muy poco tiempo, pues la idea de ir a
Centroamérica le resultó más interesante. Es así que llega a Panamá en una embarcación
para seguir viaje a Guatemala mediante su preferido método de caminatas. Este
recorrido por Centroamérica significó mucho para el Che, porque pudo corroborar el
grado de dependencia y subdesarrollo de estos pequeños países, la explotación de los
monopolios y el servilismo de los gobiernos de turno en estas naciones, así como la
soberanía limitada y la miseria de las clases sociales con menos posibilidades
económicas, que desde entonces convierten a Latinoamérica, en su conjunto, en la
región de mayor desigualdad económica e injusticias en la distribución de las riquezas.

Adolfo Gilly pareciera pertenecer a una especie difícil de encontrar en el mundo político
latinoamericano desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad: aquella de los
que combinan la militancia política con la elaboración intelectual marxista. Es uno de
aquellos hombres que en la historia del movimiento socialista han sido capaces de llevar
a cabo una actividad incansable de dirigente revolucionario y, a la vez, elaborar una
obra que obedece a los criterios académicos de la investigación científica, al punto de
conseguir el respeto de los medios universitarios. En el sentido de que la teoría marxista
es una “guía para la acción” -según los términos de Friedrich Engels-, donde la
“producción teórica” es una dimensión esencial e inseparable de la lucha de clases y no
una gimnasia especulativa; la actividad intelectual de Gilly puede concebirse como una
parte integrante de su actividad revolucionaria. Dicho de otra manera, nos encontramos
ante un caso de producción teórica que es consecuencia de la militancia política,
cuestión que se transparenta a través de todas sus publicaciones - incluidas obras
mayores como La Revolución Interrumpida o El Cardenismo: una utopía mexicana -,
que encuentran un ámbito de lectores que va más allá de los rangos trotskistas en los
cuales el autor se destacó.

2Nacido en el año 1928 en la ciudad de Buenos Aires, Adolfo Atilio Malvagni Gilly


comenzó su militancia en 1946, uniéndose a la Juventud Socialista - ala juvenil del
Partido Socialista Argentino- cuando a finales de los años cuarenta, juntamente con
Guillermo Almeyra decidió integrarse a la tendencia posadista (por su fundador Rómulo
Cristallli, alias “J. Posadas”) de la Cuarta Internacional. Dicha opción, se fundamentó en
que, por aquella época, el otro grupo trotskista de importancia en Argentina (el GOM-
POR de Nahuel Moreno) mantenía una línea de fuerte hostilidad hacia el peronismo
(Gilly 2010, 29). Respecto de su formación intelectual, el mismo Gilly reconocía que
sus principales influencias provenían de la militancia, siendo éste un rasgo clave de su
personalidad combativa:

Mi compromiso inicial con el movimiento revolucionario llegó primero, los libros


después. Lo que leía parecía de veras que confirmaba lo que mi experiencia y mi
intuición ya me habían indicado. De hecho, creo que este es generalmente el caso: uno
se encamina a la rebelión por sentimientos, no por pensamientos. (…) Recuerdo que
leí La Revolución Traicionada de Trotsky cuando tenía dieciocho años, pero lo que
realmente me hizo aproximarme al trotskismo fueron dos artículos de Trotsky sobre
Lázaro Cárdenas que analizaban las continuas oscilaciones del gobierno mexicano
posrevolucionario entre la subordinación al imperialismo y la defensa de los intereses de
los trabajadores. En opinión de Trotsky, esta variación se debía a la debilidad de la
burguesía nacional al relativo poder del proletariado. En su opinión, el cardenismo era
una forma sui generis de bonapartismo, que intentaba elevarse ‘por encima de las
clases’, haciendo concesiones a los trabajadores con el fin de asegurarse cierto espacio
de maniobra contra el capital extranjero. Me sentí vivamente impresionado por la fuerza
de los argumentos de Trotsky. (Gilly 2010, pp. 30-31).

3Esta primera impresión -la configuración que adquiere una revolución de masas en un


país subordinado al imperialismo- marcará una continuidad en su línea de pensamiento
mediante la producción de una masa importante de escritos. Pero, en el caso de Gilly, la
cantidad rara vez afectó a la calidad: se adhiriera o se rechace cualquiera de sus escritos
políticos o historiográficos, no caben dudas que se constituyen en documentos de gran
riqueza y estimulantes para la discusión.

4Óscar de Pablo (2005), sostiene que los escritos del periodista argentino - es necesario
hacer recordar que adquirió la ciudadanía mexicana en 1982- dieron forma al
movimiento trotskista en México “(…) en dos de sus momentos clave (…): su etapa
heroica de los años sesenta y su disolución masiva en el nacionalismo cardenista
en 1988” (p. 21). Esta concepción, que mantiene la visión en la cual Gilly se constituyó
en vocero de tendencias históricas contradictorias, fue compartida en términos generales
por otros autores destacables como Carlos Illades (2012) o Massimo Modonesi (2003).
Esta perspectiva, sin embargo, tiende a soslayar las continuidades – o más bien a
resaltar una ruptura- de determinada línea de pensamiento. La obra de Gilly aporta una
interesante alternativa marxista a las explicaciones burguesas, socialdemócratas y
estalinistas sobre la revolución en América Latina, ya que nuestro autor enfatiza lo que
estas últimas niegan: el rol jugado por las clases “subalternas” (trabajadores y
campesinado) durante el proceso revolucionario en un país colonial; y sobre todo las
posibilidades de una organización autónoma y democrática de sus luchas en la
consecución y construcción de un poder socialista.

En el presente trabajo realizaremos un recorrido por una serie de escritos, donde Adolfo
Gilly aporta una respuesta compleja, coherente y bien fundada empíricamente sobre la
lucha de clases en América Latina y de sus procesos revolucionarios. En este punto es
necesario anticipar, que desde aquí realizamos un recorte sobre los procesos de Cuba,
Guatemala y México, ya que las intervenciones de nuestro autor no se agotan en estos
países. Sin embargo, consideramos importante subrayar que desde la experiencia
guatemalteca del movimiento revolucionario de Marco Antonio Yon Sosa, pasando por
el estudio de la Revolución Mexicana hasta el análisis del régimen del general Lázaro
Cárdenas, Gilly nos explica que la revolución es producto de relaciones sociales
específicas, históricamente definidas, entre los seres humanos y las fuerzas de
producción materiales que constriñen su accionar. Asimismo, cabe formular una
advertencia metodológica: si bien se hace necesario implementar una evaluación
relacional entre el aporte teórico del autor y la empresa militante que alimenta dichas
contribuciones; también consideramos la posibilidad de realizar una separación entre su
contribución al análisis marxista y la descripción de sus innumerables escritos sobre
cuestiones coyunturales, o de sus proclamaciones políticas tendientes muy a menudo a
expresar una serie de deseos más que realidades, como es muy común en este tipo de
literatura.

6Nuestro objetivo, entonces, es poner en relieve los aspectos fundamentales de la


contribución de Gilly que puedan ser reconocidos y apreciados, independientemente de
todo juzgamiento sobre las elecciones políticas y organizacionales por las cuales el
autor intenta traducir sus convicciones marxistas, en virtud del lazo indisoluble entre
teoría y praxis revolucionaria. A partir de este recorrido, podremos observar que, en el
conjunto del análisis, priman las continuidades más que las rupturas.

El nombre de Movimiento Revolucionario 14 de Junio-14J nace de la inspiración de la


Gesta Gloriosa de Constanza, Maimón y Estero Hondo del 14 y 20 de junio de 1959,
que fue una expedición formada por 198 hombres, dominicanos en el exilio y un grupo
de extranjeros, de diversas ideologías, que apoyaron al Movimiento de Liberación
Dominicana con el interés de darle término a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.
Esa expedición que no tuvo éxito en el orden militar, sembró la semilla de libertad e
inspiró a los creadores del Movimiento Revolucionario 14 de Junio para colocarle ese
nombre en honor de los héroes y mártires de esa gesta.

El Movimiento Revolucionario 14 de Junio, también conocido como Agrupación


Política 14 de Junio, abreviado 14J (y 1J4) fue un movimiento de izquierda de
la República Dominicana que luchaba en contra de la dictadura de Rafael Leónidas
Trujillo y que estaba liderado por los abogados y activistas dominicanos Manolo
Tavárez Justo y Minerva Mirabal.
Luego del golpe de Estado militar perpetrado el 25 de septiembre de 1963 derrotando el
gobierno constitucional del profesor Juan Bosch, el  28 de noviembre, el Movimiento
Revolucionario 14 de Junio se alzó en armas en las montañas de Las Manaclas contra el
Triunvirato, un gobierno colegiado integrado por Emilio de los Santos, Ramón Tapia
Espinal y Manuel Tavares Espaillat. Los insurrectos formaron seis frentes dirigidos por
Manolo Tavárez, su líder.

El triunviro Tavares Espaillat acudió a la televisora estatal a pedir a los guerrilleros que
se entregaran bajo palabra de que serían respetados sus derechos.

Acogiéndose a las garantías públicas que había dado solemnemente el gobierno del
Triunvirato se entregaron y fueron fusilados. Junto a su líder fueron fusilados 14
compañeros más.

En 1960 se inician las conversaciones para establecer un movimiento que los agrupara y
consolidara todos los espacios antitrujillistas que existían. Y en efecto, en el último
encuentro para tratar ese tema, realizado Valverde, se decidió fundar una organización
revolucionaria de nombre Movimiento Revolucionario 14 de Junio, en homenaje a los
dominicanos de la "Gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo", de quienes
adoptaron también el "Programa Mínimo".

Salieron en las noches frías de enero, sometieron a los muchachos a la muerte, otros
tantos recibieron las torturas y la mayoría fue a parar a "la 40", donde el dolor era la
norma y la noche interminable. El mismo Tavárez fue a parar a aquella cárcel, hasta que
fue trasladado a la cárcel de Puerto Plata, pero ya el complot estaba forjado. El traslado
a Puerto Plata tenía el objetivo de obligar a las hermanas Mirabal, casadas dos con los
presos, a viajar continuamente a aquella ciudad, y a utilizar la peligrosa carretera que
discurría a través de las montañas. Esto sirvió para que el régimen fraguara su más
horrendo crimen. Las tres hermanas fueron cobardemente asesinadas mientras
regresaban de Puerto Plata, en un lóbrego lugar llamado "La Cumbre", donde hoy existe
una escuela que lleva su nombre. Con este crimen espantoso, la dictadura trujillista
aceleraba su decadencia.

La cruel represión desatada contra los miembros del 14J produjo un sentimiento de
indignación generalizada en la población dominicana, aumentando significativamente
los niveles de descontento ya existentes contra el régimen.

 .

 El foquismo es una teoría revolucionaria propuesta por primera vez por Amadeo


Bordiga pero desarrollada por Louis Althusser y Régis Debray, y llevada a cabo
por primera vez por el Che Guevara.[cita  requerida]

 En su texto La guerra de guerrillas, Guevara postuló que la experiencia de


la Revolución Cubana demostraba que «no siempre hay que esperar a que se den
todas las condiciones para la revolución», ya que un pequeño foco que iniciara
acciones típicas de la guerra de guerrillas podría lograr con relativa rapidez que
la revolución se extendiera, obteniendo así el levantamiento de las masas y el
derrocamiento del régimen. El Che consideraba válidas estas consideraciones
principalmente para los países con menos desarrollo industrial, y sostenía que
los «focos» debían tomar como base social al campesinado.

 La teoría se puso en práctica, en manos del propio Guevara, por primera vez en
el Congo, con Laurent-Désiré Kabila, y por segunda vez en Bolivia. Ninguno de
los intentos tuvo éxito; el segundo de ellos finalizó con la captura y asesinato del
Che en Bolivia y su grupo de revolucionarios por parte de fuerzas del ejército de
ese país, apoyadas por la CIA estadounidense.1

 Durante la década de 1970 y también durante la de 1980, grupos de diversas


tendencias políticas (no sólo en países subdesarrollados) tomaron al foquismo
como estrategia, como en el caso salvadoreño, formando las Fuerzas Populares
de Liberación Farabundo Martí (FPL) en la lucha contra la dictadura militar del
país. Ninguno pudo llevar adelante una revolución socialista. El foquismo ha
recibido numerosas y fuertes críticas desde el marxismo, y muchas veces ha sido
confundido con el método mismo de la guerra de guerrillas [cita  requerida], el cual
fue ampliamente utilizado en diversos procesos revolucionarios socialistas
triunfantes en lugares tales como Rusia, China, Yugoslavia, Cuba, Vietnam,
entre otros.

Conclucion

Es importante considerar al analizar los hechos sociales e históricos que más


influyeron en su formación como ser humano y revolucionario, la época profundamente
golpeada por la crisis económica mundial que se agudizó en 1929, con particular fuerza
en los países pobres y dependientes del Tercer Mundo.

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https://books.openedition.org/ariadnaediciones/6539?lang=en

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