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Ciencias Sociales – Prof. Franco Cortes

En diciembre de 1829, la Sala de
Representantes de la Provincia de
Buenos Aires eligió a Juan Manuel de Rosas como gobernador por un período de tres años.
Contaba con el apoyo de grupos sociales altos –hacendados y comerciantes– y de los
sectores populares del campo y la ciudad.
Dadas las circunstancias de violencia política de la etapa anterior y los enfrentamientos que
persistían en el Interior, al nuevo gobernador se le concedieron facultades extraordinarias,
es decir, la posibilidad de suspender garantías individuales (por ejemplo, la libertad de
expresión). También se le otorgó el título de restaurador de las leyes, por haber
restablecido las instituciones provinciales.
Rosas ordenó las finanzas provinciales y controló el gasto público. Su gobernación fue un
período de prosperidad económica en Buenos Aires. Al mismo tiempo, siguió una política
intransigente con respecto a sus enemigos políticos, los unitarios, y persiguió a la prensa
opositora a su gobierno. Como símbolo de la Federación estableció el uso de la divisa
punzó, obligatoria para empleados civiles, eclesiásticos y militares.
Mientras Rosas construía su poder en
Buenos Aires, en el Interior apareció la
figura de José María Paz, un militar unitario que tomó el poder en la provincia de Córdoba.
Desde este territorio, Paz derrotó al caudillo riojano Facundo Quiroga en las batallas de La
Tablada y Oncativo. Así, los unitarios extendieron su poder a otras provincias, formándose
la Liga del Interior en 1830.
Al mismo tiempo, en el Litoral se consolidó otro bloque. En 1831, Buenos Aires, Entre Ríos
y Santa Fe establecieron una alianza denominada Pacto Federal. Sus objetivos eran
enfrentar a las fuerzas unitarias del Interior y formar una Comisión Representativa de los
gobiernos del Litoral, con facultades para celebrar la paz, declarar la guerra e invitar a las
demás provincias a unirse bajo el sistema federal.
En mayo de 1831, cuando Paz se disponía a atacar a las fuerzas santafesinas, fue
sorprendido por un grupo de enemigos, que lo tomó prisionero. En los meses siguientes,
los ejércitos federales dirigidos por Estanislao López y Facundo Quiroga se impusieron a la
Liga del Interior, con una serie de victorias que culminaron en Tucumán. Hacia fines de
1831, todas las provincias habían adherido al Pacto Federal. Como resultado de la guerra
civil, tres caudillos federales pasaron a controlar la situación en el Río de la Plata: Facundo
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Quiroga en el Interior, Estanislao López en el Litoral y Juan Manuel de Rosas en Buenos
Aires.
En 1832, la Legislatura bonaerense eligió a Rosas para un segundo período de gobierno.
Pero él rechazó el cargo porque no se le renovaron las facultades extraordinarias. Prefirió,
en cambio, alejarse de la ciudad y realizar una campaña contra los pueblos indígenas del
sur en 1833. ¿Qué restauró el Restaurador?
En 1829, la Legislatura exaltó la figura de
Rosas mediante su ascenso al grado militar de
brigadier general, la entrega de una medalla y
En Buenos Aires, asumió como gobernador el
el título de “Restaurador de las Leyes” y las
federal Juan Ramón Balcarce, quien debió
instituciones de la provincia de Buenos Aires.
enfrentar serios problemas económicos y la
división de los federales. Los federales Se lo presentaba, así, como el hombre que
apostólicos, organizados por Rosas y su esposa devolvería el orden a la provincia después de
Encarnación Ezcurra, mantuvieron su fidelidad al una década de enfrentamientos y, a la vez,
Restaurador, en tanto los federales lomos como el opositor a las ideas liberales de los
negros, doctrinarios o cismáticos, fueron sus unitarios. La iglesia le dio su apoyo, ya que lo
opositores. La disidencia se manifestó en los consideraba capaz de poner freno a las
diarios que defendían una u otra posición. tendencias secularizadoras que había
adoptado Rivadavia.
Un juicio contra el diario rosista “El Restaurador
de las Leyes” dio lugar a una maniobra política de
los federales apostólicos, quienes convencieron
a los sectores populares de que Rosas sería
juzgado. Alentados por Encarnación Ezcurra, en
noviembre de 1833, sus partidarios produjeron
un levantamiento conocido como la Revolución
de los Restauradores. La legislatura, presionada
por estos grupos, tuvo que ceder y reemplazó a
Balcarce por Juan José Viamonte. Este tampoco
pudo conciliar a los dos sectores del federalismo
y renunció en junio de 1834. El gobierno quedó
en manos del presidente de la legislatura, Manuel
Vicente Maza.
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LA VUELTA DEL ORDEN POLÍTICO ROSISTA En 1835, un asesinato político
conmovió al país. El caudillo riojano
Facundo Quiroga, enviado en una misión pacificadora para solucionar un conflicto entre
los gobernadores de Tucumán y Salta, fue asesinado en la localidad cordobesa de Barranca
Yaco. Sus asesinos seguían ordenes de los hermanos Reinafé, caudillos que controlaban
entonces la provincia de Córdoba.
Esta noticia instaló el miedo en la sociedad y justificó la opinión de que la situación de las
provincias era inestable e insegura. Maza renunció y la legislatura de Buenos Aires,
respondiendo a la demanda de un gobierno fuerte, nombró gobernador a Rosas.
Nuevamente se le concedieron facultades extraordinarias y un mayor poder mediante la
suma del poder público. Esta delegación de poderes significaba que el gobernador, además
de ejercer el Poder Ejecutivo, podía intervenir en los otros dos, el Legislativo y el Judicial.
Pocos días después, un plebiscito (básicamente, una convocatoria para votar) confirmó a
Rosas el amplio apoyo de la ciudadanía.
Rosas ejerció un fuerte poder en su provincia. Con medidas represivas persiguió a toda la
oposición y contó con instituciones dóciles, como la legislatura, que se renovaba
anualmente mediante un sistema de lista única. Cada cinco años era reelecto en el cargo
de gobernador, como una simple formalidad.
Una vez consolidado su predominio en Buenos Aires y, tras la muerte natural de Estanislao
López en 1838, Rosas quedó como el caudillo más poderoso del Río de la Plata. Así pudo
imponer su idea de no convocar a un Congreso Constituyente y de conformar una unidad
mediante la delegación del manejo de las relaciones exteriores en su persona. De esta
manera se conformó la
LA POLÍTICA REPRESIVA DEL RÉGIMEN ROSISTA Confederación Argentina.
Rosas, al igual que en su primer
gobierno, contó con un gran apoyo en la provincia de Buenos Aires. Hacendados,
comerciantes, militares, sectores medios y clases bajas de la ciudad y la campaña apoyaron
su gestión, convencidos del papel como promotor del orden y la prosperidad bonaerense.
Adhesiones similares obtuvo en las provincias al conformarse la Confederación.
Sin embargo, para Rosas, el restablecimiento del orden implicaba acallar toda voz
opositora, ya se tratará de unitarios o de federales contrarios a sus políticas. Impuso el uso
obligatorio de la cinta punzó, como símbolo de incondicionalidad política.
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Contaba con la Sociedad Popular Restauradora, un grupo de rosistas incondicionales
organizados en un club político por su mujer en 1833. Algunos integrantes de esta
sociedad formaban un grupo semiclandestino que realizaba acciones violentas y represivas
contra los enemigos políticos, la Mazorca. Lo llamaron así porque la proximidad de los
granos en la espiga de maíz simbolizaba la unión entre sus miembros. Debido a la
persecución del régimen rosista, muchos opositores optaron por exiliarse. La ciudad de
Montevideo fue el centro principal donde se reunieron los unitarios y los federales
cismáticos que huían de la represión.
Para lograr un acuerdo con las
LA POLÍTICA ECONÓMICA Y LOS CONFLICTOS
provincias del Interior, Rosas
promulgó en 1835 la llamada “ley de
aduana”, por la que establecía ciertos impuestos a los bienes que llegaban del exterior con
el fin de proteger las economías regionales.
No obstante, Rosas continuó con la política de puerto único que significa que el comercio
exterior de la Confederación Argentina solo se realizaría a través del puerto de Buenos
Aires. Esto perjudicaba seriamente los intereses comerciales de las provincias del Litoral
(Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos). Por esta razón, en 1839 el gobernador de Corrientes
inició un levantamiento que fue derrotado por las tropas de Rosas.
Ese mismo año, con apoyo francés y de los emigrados a Montevideo, el general Juan Lavalle
(quien había fusilado a Manuel Dorrego en 1829) invadió la provincia de Entre Ríos para
iniciar una campaña militar contra el gobernador de Buenos Aires. Derrotado por Rosas en
1830 y sin el apoyo que esperaba de la población del Litoral, Lavalle se dirigió al Norte,
donde se unió con Gregorio Araoz de Lamadrid, que había sublevado a la mayoría de las
provincias del Interior. Sin embargo, este intento también fue un fracaso y los unitarios
nuevamente fueron derrotados.
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ACTIVIDAD I
1) Realicen un cuadro comparativo comparando los dos gobiernos
rosistas.
Primer gobierno Segundo gobierno
(1829-1832) (1835-1852)
Forma en que llega al
poder
Atribuciones que se le
otorgan
Principales medidas
políticas
2) ¿Por qué a Rosas se le llamaba “el Restaurador de las Leyes”?
3) ¿Quiénes eran los principales caudillos federales y que regiones
controlaban? Ayudense con el mapa para mencionar las provincias.
4) ¿Qué hizo Rosas con sus opositores? ¿Qué organizaciones surgieron
para atacar a los enemigos del rosismo?
5) ¿Qué problemas económicos tenía la Confederación Argentina?