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9 rasgos de una vida sexual sana en el matrimonio cristiano: más

allá del cómo, cuándo y cuánto

Reflexionando sobre las dificultades que pueden aparecer en la vida sexual de un


matrimonio cristiano ha detectado 9 características que se deben tener en cuenta.

Recuerda que Dios creó el sexo ("hombre y mujer los creó", Génesis 1,27) pero que
distorsionado o mal usado puede destruir vidas y familias.

“Parto de la premisa de que Dios creó el sexo para ser disfrutado entre el hombre y la
mujer en un matrimonio comprometido. El debate tras esa premisa es para otro día. Pero
entender cómo está diseñada esta relación puede ayudar a responder muchas
preguntas”,

Una relación sexual sana:

1. Es desprendida, no egoísta


Una relación sexual sana tiene que ver más con dar que con recibir. El esposo y la esposa se
enfocan más en satisfacer las necesidades del otro que en cumplir sus propios deseos. Si
ambos se centran en el otro, la mayoría de las dificultades se superan. El qué hacer, o
cómo, cuándo, donde, cuántas veces… esas preguntas se responden, en la mayor parte de
los casos, yendo en la dirección de lo que el cónyuge quiere.
 
2. Es honesta
El esposo y la esposa pueden ver las preguntas del “cómo, cuándo, donde, con qué
frecuencia” de forma distinta, pero ambos expresarán con honestidad y amabilidad sus
deseos, miedos, frustraciones y más. Aunque ambos intentan cumplir con las necesidades
del otro, ninguno se sentirá forzado a implicarse sexualmente en algo que les haga luego
sentir resentimiento hacia el otro.

 
3. Tiene etapas, temporadas
La vida, y el matrimonio, tienen estaciones, temporadas, con distintas necesidades en lo
íntimo. No cada encuentro sexual tendrá el mismo nivel de emoción o satisfacción. Los
aspectos más importantes del sexo cambiarán en las distintas etapas del matrimonio.
 
4. Es relevante, importante
El sexo no es “solo sexo”, es un tipo de intimidad entre esposo y esposa realmente
importante. Se ha de tratar como algo valioso, un don precioso que vale la pena guardar,
en el que se ha de trabajar, en el que vale la pena mejorar, hacerlo prioritario, invertir en
ello, rezar por ello. No hay que menospreciarlo como un añadido menor.
 
5. Es regularmente irregular
La vida sexual puede ir cambiando: de frecuente a ocasional, de emocionante a confortable,
de satisfactorio a frustrante… depende de la salud física, el estrés de la vida y otros
factores. En una relación sana, el esposo y la esposa están comprometidos a unirse
físicamente, a reconectar así con frecuencia, pero con libertad, sin presiones legalistas.

 
6. Es exclusiva
Los cónyuges se mirarán el uno al otro exclusivamente, no mirarán a ningún otro
lugar para el cumplimiento de sus deseos y necesidades sexuales. La intimidad sexual con
una tercera persona está fuera de los límites de una sexualidad sana, pero lo mismo sucede
con la pornografía, el exceso de intimidad emocional con otra persona, etc…
 
7. Es segura y sanadora
Una relación sexual sana permite exponerse, vulnerable, sin ser herido. La relación sexual
(o su aplazamiento) no se usa para castigar, para controlar ni para herir. Que te vean
por completo, que te conozcan, y que aún así te amen y acepten, es una experiencia
maravillosa y sanadora, que sana heridas específicas del pasado, o las comunes de la
debilidad humana.
 
8. Es imperfectamente perfecta
Cada matrimonio es la unión de dos personas imperfectas, y lo mismo sucede con sus
relaciones sexuales. Como en cualquier otro ámbito de la vida matrimonial, casi con
seguridad en algún momento herirás a tu cónyuge, y él te herirá a ti. Por lo tanto, una
relación sexual sana incluye el perdón sincero y una mejoría continua.
 
9. Es más que física
El acto sexual es el aspecto físico de una intimidad bien trabajada. Por eso, nunca es “sólo
sexo”. Esta intimidad completa incluye amistad, perdón, lazos emocionales,
entendimiento mutuo y conexión espiritual. La sexualidad marital completa incluye
todas esas cosas.
 
-Hay muchos matrimonios cristianos donde el sexo no cumple todas estas condiciones, pero
eso no significa que no sea posible.

-Si tenéis una buena vida sexual, ¡celebradlo! A Dios le gusta.


 
-Si estáis casados y vuestra relación sexual no es muy buena, no os rindáis. A veces hay
que trabajar en mejorar lo sexual, pero otras veces tendréis que trabajar antes otros
aspectos de vuestro matrimonio y eso hará que mejore vuestra intimidad.
 
-Si no estás casado, no te rindas. El miedo, la culpa, la desesperación y otros mensajes
negativos pueden presionarte para que aceptes algo menos que el matrimonio. Te animo a
que te reserves para lo mejor.

No hay “Diez pasos garantizados para una relación sexual impresionante”. Una relación
sana en una pareja cristiana es un asunto de crecimiento, compromiso y gracia de
Dios. Requiere esfuerzo y vale la pena trabajar por ella.

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