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Recuerda que Dios creó el sexo ("hombre y mujer los creó", Génesis 1,27)
pero que distorsionado o mal usado puede destruir vidas y familias.
“Parto de la premisa de que Dios creó el sexo para ser disfrutado entre
el hombre y la mujer en un matrimonio comprometido. El debate tras
esa premisa es para otro día. Peroentender cómo está diseñada esta
relación puede ayudar a responder muchas preguntas”, escribe la
doctora Carol.
1. Es desprendida, no egoísta
Una relación sexual sana tiene que ver más con dar que con recibir. El
esposo y la esposa se enfocan más en satisfacer las necesidades del
otro que en cumplir sus propios deseos. Si ambos se centran en el otro,
la mayoría de las dificultades se superan. El qué hacer, o cómo, cuándo,
donde, cuántas veces… esas preguntas se responden, en la mayor parte de
los casos, yendo en la dirección de lo que el cónyuge quiere.
2. Es honesta
El esposo y la esposa pueden ver las preguntas del “cómo, cuándo, donde,
con qué frecuencia” de forma distinta, pero ambos expresarán con
honestidad y amabilidad sus deseos, miedos, frustraciones y más.
Aunque ambos intentan cumplir con las necesidades del otro, ninguno se
sentirá forzado a implicarse sexualmente en algo que les haga luego sentir
resentimiento hacia el otro.
5. Es regularmente irregular
La vida sexual puede ir cambiando: de frecuente a ocasional, de
emocionante a confortable, de satisfactorio a frustrante… depende de la
salud física, el estrés de la vida y otros factores. En una relación sana, el
esposo y la esposa están comprometidos a unirse físicamente, a reconectar
así con frecuencia, pero con libertad, sin presiones legalistas.
6. Es exclusiva
Los cónyuges se mirarán el uno al otro exclusivamente, no mirarán a
ningún otro lugar para el cumplimiento de sus deseos y necesidades
sexuales. La intimidad sexual con una tercera persona está fuera de los
límites de una sexualidad sana, pero lo mismo sucede con la pornografía, el
exceso de intimidad emocional con otra persona, etc…
7. Es segura y sanadora
Una relación sexual sana permite exponerse, vulnerable, sin ser herido. La
relación sexual (o su aplazamiento) no se usa para castigar, para
controlar ni para herir. Que te vean por completo, que te conozcan, y que
aún así te amen y acepten, es una experiencia maravillosa y sanadora, que
sana heridas específicas del pasado, o las comunes de la debilidad
humana.
8. Es imperfectamente perfecta
Cada matrimonio es la unión de dos personas imperfectas, y lo mismo
sucede con sus relaciones sexuales. Como en cualquier otro ámbito de la
vida matrimonial, casi con seguridad en algún momento herirás a tu
cónyuge, y él te herirá a ti. Por lo tanto, una relación sexual sana incluye
el perdón sincero y una mejoría continua.