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Nunca anhelé ser conocido como un teólogo o académico. Mi pasión es enseñar y predicar la
Palabra de Dios. Me interesa conocer lo que dice la Biblia. Todos mis intereses buscan estar
fundados en la Biblia, y mi deseo es basarme en las Escrituras en todo lo que enseño. Predica la
Palabra Así es como me he aproximado al ministerio desde el principio. Esto es todo lo que me
he esforzado a hacer—predicar la Palabra. Hoy en día, muchos pastores están bajo una
tremenda presión creyendo que deben saber hacer todo, menos predicar la Palabra. Los
expertos les dicen que para que crezca su congregación en números, deben tratar con las
oradores que solamente motivan a su audiencia. Son advertidos a tocar temas que para la gente
son un tanto desagradables. Muchos han abandonado la predicación bíblica por sermones
devocionales que han sido diseñados para que la gente se sienta bien con sí misma. Algunos
han reemplazado la predicación con dramas y otras formas de entretenimiento. Pero para el
pastor cuya pasión es la predicación bíblica, tiene solo una opción: “Que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
Cuando Pablo le escribió esas palabras a Timoteo, agregó su advertencia profética: “Porque
vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se
dale-a-la-gente-lo-que-quieren, que es tan común hoy en día. No le urgió a Timoteo tomar una
encuesta para saber lo que desea la gente. Él le ordenó a predicar la Palabra—fielmente, con
reprensión y paciencia. En realidad, este mandato no traería aprobación del mundo para
Timoteo. ¡Pablo advirtió al pastor joven del sufrimiento y las penas! Pablo no le ayudó a ser
éxito en el mundo. Él le urgió al pastor joven a ser bíblico—no importaba cuales fueran las
mensaje de la cruz es piedra de tropiezo para algunos (1 Corintios 1:23; Gálatas 5:11) y nada
más que necedad para otros (1 Corintios 1:23).Pero nunca hemos sido autorizados a acortar el
mensaje, o a adaptarlo para que quede conforme a lo que la gente prefiere. Pablo se lo hizo muy
claro a Timoteo a finales del capítulo 3: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16, énfasis
agregado). Esta es la Palabra que debe ser predicada: todo el consejo de Dios (Hechos
20:27).En el capítulo uno, Pablo le había dicho a Timoteo, “Retén la forma de las sanas palabras
que de mí oíste” (v. 13). Él se refería a cada palabra revelada en la Escritura. Le urgió a Timoteo
que “Guarde…el tesoro que te ha sido encomendado. “Después en el capítulo dos le dijo que
estudiara la Palabra y que la manejara con precisión (2:15). Ahora le estaba diciendo que la
proclamara. Así que la fiel tarea del ministro gira alrededor de la Palabra de Dios—
propia filosofía del ministerio diciendo: “de la cual fui hecho ministro, según la administración
de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de
Dios” (v. 25, énfasis agregado). Primera de Corintios lo lleva un paso más allá: “Así que,
hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia
de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado” (1 Cor. 2:2). En otras palabras, su meta como predicador no fue
entretener a la gente con su estilo retórico, o divertirlos con su inteligencia, su humor, nuevas
enseñar fielmente la Palabra, ella necesita estar en el centro de nuestra filosofía ministerial.
Cualquier otro método substituye la voz de Dios por la sabiduría humana; suya fue la voz que
Ningún mensaje humano viene con una estampa de divina autoridad—solamente la Palabra de
Dios. ¿Cómo se atrevería cualquier pastor a sustituirlo con otro mensaje? Francamente no
entiendo a los predicadores quienes están dispuestos a abdicar este privilegio solemne. ¿Por
qué debemos predicar la sabiduría de los hombres cuando tenemos el privilegio de predicar la
Palabra de Dios? Insta a tiempo y fuera de tiempo, Un trabajo que nunca termina es el nuestro.
No solamente tenemos que predicar la Palabra, lo tenemos que hacer a pesar de la opinión de
otros alrededor de nosotros. Es mandato que sigamos fieles cuando este tipo de predicación es
tolerada—pero también cuando no. Debemos enfrentar que hoy en día, predicar la Palabra está
fuera de tiempo. La filosofía de hoy dice que la verdad de la Biblia plenamente declarada es algo
anticuado y no tiene caso. “Los congregantes ya no quieren que se les predique,” dice esta
filosofía. “La generación de hoy no se sentará en las bancas de la iglesia para aguantar que
alguien se pare frente a ellos y les predique. Ellos son productos de una sociedad que se deja
manejar por lo contemporáneo, y necesitan una experiencia religiosa que les agrade en sus
propios términos. ”Pero Pablo dice que el ministro excelente debe ser fiel a predicar la Palabra
hasta cuando sea considerado anticuado. La expresión que él usa es “estar listo”. El término
griego que se usa es “epistemi”, y literalmente significa “pararse al lado”. Da la idea de estar
ansioso. Esta palabra fue frecuentemente usada para describir a un soldado, un militar,
siempre en su guardia, preparado para hacer su deber. Pablo estaba hablando de un ansia
explosiva para predicar, como la de Jeremías, quien dijo que la Palabra de Dios era como
lumbre dentro de sus huesos. Esto era lo que le estaba exigiendo a Timoteo. No desánimo, sino
que estuviera listo. No indecisión, sino que fuera audaz. No pláticas que motiven, sino la
Palabra de Dios. Redarguye, reprende, y exhorta Pablo también dio instrucciones sobre el tono
de su predicación. Él usa dos palabras que tienen una connotación negativa, y otra que tiene
connotación positiva: redarguye, reprende, y exhorta. Todo el ministerio valioso debe tener un
con su comisión. Hace algunos años, escuché una entrevista por la radio de un predicador que
es muy conocido por su énfasis en pensar positivamente. Este hombre había declarado por
escrito, que con perseverancia trata de evitar mencionar el pecado en sus predicaciones porque
siente que las personas ya están abrumadas con bastante culpa. El que lo entrevistaba le
preguntó que cómo podía justificar una práctica como esta. El pastor le contestó diciendo que
había tomado esa decisión desde el principio de su ministerio, para poder enfocarse en las
necesidades de las personas y no en atacar su pecado. Pero la necesidad más profunda que
tiene la gente es el de confesar y superar su pecado. Así que la predicación que no confronta y
la gente. Quizás se sentirán mejor. Y quizás responderán con entusiasmo hacia el predicador,
pero esto no es lo mismo que responderle a la verdadera necesidad que tiene la gente. El
redargüir, reprender, y exhortar es lo mismo que predicar la Palabra, porque estos son los
mismos ministerios que realizan las Escrituras. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16). Note el
mismo balance del tono positivo y negativo. Reprender y corregir es negativo; enseñar e
instruir es positivo. El tono positivo también es crucial. La palabra “exhortar” es paracleto, que
significa “animar.” Un predicador excelente confronta el pecado y después anima a pecadores
arrepentidos a conducir sus vidas de una manera justa. Lo ha de hacer “con toda paciencia y
doctrina” (4:2). En 1 Tesalonicenses 2:11, Pablo dijo, “como el padre a sus hijos, exhortábamos
y consolábamos”. Muchas veces esto requiere mucha paciencia e instrucción. Pero el ministro
difíciles Hay una urgencia en lo que Pablo le encomienda a Timoteo: “Porque vendrá tiempo
cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontarán maestros
conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3). Esa es una profecía que tiene
reminiscencias de aquellas que se encuentran en 2 Timoteo 3:1 (“También debes saber esto:
que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos”) y en 1 Timoteo 4:1 (“Pero el Espíritu
dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe”). Esta, entonces, es
la tercera advertencia que Pablo le da a Timoteo sobre los tiempos difíciles que se acercaban.
Noten la progresión de las advertencias: En la primera, dijo que el tiempo vendrá cuando la
acercaban a la iglesia. Ahora en la tercera, sugiere que el tiempo vendrá cuando aquellos en la
iglesia no soportarán la sana doctrina, pero desearán que les hagan cosquillas a los oídos. Esto
que confronta. Las iglesias ignoran la enseñanza bíblica sobre el papel de las mujeres, la
homosexualidad, y otros temas que están cargados de política. El medio humano ha superado
el mensaje divino. Esto es evidencia que hay concesiones serias con la doctrina. Si la iglesia no
se arrepiente, estos errores y otros como este se convertirán en una epidemia. Note que Pablo
no está sugiriendo que la manera para alcanzar a una sociedad es ablandar el mensaje para que
las personas se sientan cómodas. Sino, todo lo opuesto. Este tipo de cosquilleo de oídos es
deplorable. Pablo le urge a Timoteo a estar dispuesto a sufrir por el amor de la verdad, y que
continúe predicando la Palabra fielmente. Un apetito por este tipo de predicación tendrá un
final horrible. El versículo 4 dice que estas personas en última instancia “apartarán de la
verdad el oído y se volverán a las fábulas”. Ellos mismos se harán victimas de su propio rechazo
de la verdad. “Y apartarán” está escrito en la voz activa. La gente por su propia voluntad escoge
tomar esta acción. “Y se volverán a las fábulas” está escrito en la voz pasiva. Describe lo que les
pasa. Una vez apartándose de la verdad, se harán víctimas de la decepción. Al momento que se
aparten de la verdad, se hacen esclavos de Satanás. La verdad de Dios no le hace cosquillas a los
Predicadores de la Palabra deben tener cuidado de mantener este balance. Siempre han
existido hombres tras el pulpito quienes se les acercan grandes multitudes porque son
tipo de predicación quizás sea popular, pero no necesariamente tiene poder. Nadie puede
predicar con poder si no está predicando la Palabra. Y ningún predicador fiel diluye ni
pasto