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Decaimiento del gobierno de la UDP y de la política boliviana desde una visión periodística y

politológica.
Nombre del autor: Adrián Samuel Calvo Flores
Introducción
Es sabido que el periodismo y los medios de comunicación jugaron y juegan un papel
fundamental en cuanto al juego de poder y político del país, en propias palabras de Alcides
Arguedas, el periodismo funciona de manera global (puesto a que no es algo que se limite
exclusivamente al caso boliviano, sino que su influencia se puede observar en todo el mundo,
teniendo como mayor ejemplo al caso Watergate1) como un poder más dentro del Estado.

Es justamente esta capacidad de influir que tienen los medios que se los puede convertir en una
herramienta de análisis y estrategia dentro de la política nacional, al fin y al cabo, por mucho que
el periodismo en su idealización, tendría que ser un ente imparcial, lo cierto es que siempre
existe una inclinación mas o menos marcada hacia un lineamiento político, social, cultural, etc.

En base a esto se puede realizar un análisis de los periódicos bolivianos del siglo XX, más
concretamente durante la época post dictatorial o bien, del inicio de la recuperación de la
democracia, principalmente por que se tenía mayor libertad de prensa y se puede tener una visión
mucho más clara del lineamiento de un periódico y en base a esto generar un estudio evolutivo
del primer gobierno democráticamente elegido después de los gobiernos de facto de los años 70
y su posterior decaimiento debido a la crisis económica, política y social que afectaban al país en
ese entonces.

Un decaimiento que tiene bastantes componentes y que el realizar el estudio hemerográfico


puede resultar de bastante utilidad para reflejar por lo menos en parte la visión de los medios de
comunicación y de la ciudadanía (esto debido a la influencia que tenía la prensa sobre la
sociedad civil) sobre el gobierno de Hernán Siles Zuazo, su gabinete, la oposición y los actores
políticos y sociales en general de este episodio de la historia boliviana.

El Diario 1982
1
El caso Watergate fue uno de los más grandes escándalos políticos de la historia estadounidense, implicando
espionaje del partido republicano hacia el partido demócrata; la investigación realizada por los periodistas del
Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward escaló hasta que finalmente el presidente de los Estados
Unidos, Richard Nixon presentó su dimisión al cargo.
Funcionando como uno de los medios periodísticos más longevos de la historia del país, El
Diario no se vería apartado de este gran acontecimiento político-social como lo fue la
recuperación de la democracia, con un ambiente de optimismo, después de 2 años y 25 días se
abría el congreso, símbolo constante y de alguna manera, un sinónimo de un Estado democrático,
para posteriormente elegir a Hernán Siles Zuazo como el presidente de la república de Bolivia.
El Diario retrataba y expresaba optimismo ¿en que sentido?, las dictaduras militares habían
dejado un fuerte ambiente negativo en el país, dando como herencia una crisis económica,
política y social, existía la esperanza de que el gobierno de la UDP pudiera solucionar estos
problemas, anclado además en las grandes masas sociales que apoyaban a la coalición de
izquierda, se generó una barra muy alta de expectativas alrededor de la gestión de Siles Zuazo;
Bolivia, un país empobrecido y también ¿por qué no? Depresivo.

El Diario expresaba esta ilusión sobre Hernán Siles, en sus editoriales donde manifestaban el
deseo de una construcción de país y en las esperanzas en un nuevo gobierno democrático, pero
sin perder el realismo donde de igual manera recalcan que existe una fuerte crisis económica y
posiblemente un fantasma inflacionario rondando en el país, donde los precios iban subiendo
cada vez más, esto como dijimos antes, como parte del legado dictatorial, expresado en el
excesivo gasto público y un déficit fiscal.

Al mismo tiempo existía preocupación y se enfatizaba bastante en sus editoriales sobre el papel
del legislativo en cuanto a las decisiones que debían tomarse rápidamente, esto debido a que el
gobierno de la UDP no contaba con la cantidad de representantes necesarios dentro del la
Asamblea legislativa para poder aprobar leyes y demás resoluciones necesarias de manera
eficiente, esto es un aspecto fundamental puesto a que para resolver o aplacar las crisis
económica que empezaba a hundirse cada vez más (era una constante que en sus titulares y
noticias relevantes existan noticias sobre aumentos de precios en relación al sueldo de la
población).

De alguna manera, lo que se publicaba en las noticias y en la editorial de El Diario, funcionaba


también como prefacio de lo que estaba por acontecer en el país y de cierta forma nos indica que
la inflación que sufrió el país y las distintas crisis que existieron en el país pudieron ser previstas,
en este caso previstas por El Diario y refleja que con un apropiado estudio prospectivo se podrían
haber realizado medidas para evitar o aplacar de alguna forma la crisis que se ahondaría en el
gobierno de la UDP.

El Diario 1983

Ya para el año 1983, la crisis económica, alimentaria y política se iba convirtiendo cada vez más
en una realidad tangible y a la vista de todos, El Diario no haría caso omiso de esto y en sus
editoriales, destacaban como el gobierno de la UDP, a un escaso año de haber iniciado funciones,
tenía la constante de no respetar la constitución y de priorizar la politiquería en lugar de
solucionar los problemas de carácter más urgente, como las sequías en la zona andina,
destruyendo por completo los cultivos o las inundaciones en el oriente boliviano.

La politiquería de la que hablamos antes, se refiere sobre todo a la crisis política partidaria que se
vivía no solamente en el poder legislativo, ( recordemos que un año antes El Diario presentaba
preocupación por la falta de cohesión y de acuerdos dentro del parlamento) sino que además
dentro de la propia coalición de la UDP ya empezaban a presentar fracturas internas, con
cuestionamientos constantes a la cúpula de poder, esto antes sus tibias medidas para aplacar las
distintas crisis que se producían en él país para lo cual él gobierno no llegaba a generar
soluciones algunas. El mismo desmoronamiento se podía ver con organizaciones afiliadas o que
funcionaban como parte del sector movilizado de la izquierda boliviana como lo era la COB, la
cual llegaba a tener un poder desmesurado y una injerencia extrema, mostrando el peor lado del
corporativismo sindical, donde las decisiones pasaban en una especie de cogobierno entre la
UDP y la COB.

Esto último dicho va de la mano con la crisis ministerial que llevaba el gobierno, prueba de ellos
fueron los tres cambios de gabinete en los diez primeros meses de gestión, donde miembros de la
COB eran incluidos dentro del gabinete ministerial.

La propia editorial hablaba de una dictadura del proletariado, aludiendo además a que las
organizaciones políticas no habían madurado, ante la poca capacidad de generar
individualidades. Quejas no faltaban, contra los constantes paros y huelgas que existían en el
país, sin deslegitimar los problemas evidentes del país, pero que aún así muchos conflictos que
podrían ser resueltos fácilmente o que ya estaban prácticamente acordados, seguían siendo
excusa para la conflictividad en el país, al mismo tiempo esto reflejaba la poca capacidad de
resolver conflictos que tenía el gobierno y sus dependencias.

Al mismo tiempo de toda la crisis alrededor de la izquierda boliviana, la editorial de El Diario,


destacaba que la oposición liderada por el MNR y el ADN, se mostraba mucho más unificada y
con mayor capacidad de cohesión y de generar acuerdos que sus contrapartes, este siendo un
factor clave para el decaimiento del gobierno de la UDP, puesto a que el estancamiento político
dentro del parlamento se vio en gran medida agravado por el no poder generar acuerdos entre
una izquierda deteriorada y la derecha unificada, claramente el desbalance de poder se empezaba
a notar mucho más en ese punto.

Más allá de la evidente crisis política que nos relata El Diario, igual se hacía mucho énfasis en la
crisis económico y en como las medidas que se tomaban para aplacarlas, aparte de ser bastante
laxas, también se pueden considerar “incompletas”, esto tomado directamente de su sector
editorial.

¿Incompletas por qué? principalmente por el hecho de que medidas como el aumento salarial
(algo constantemente pedido por la COB) para así igualar la escalada de precios que se tenía la
cual llegó a aumentar en un 100% en relación al anterior año, no iban acompañadas de otras
medidas para congelar o paralizar los precios, si bien los salarios aumentaban en un 25%, los
precios seguían duplicándose, haciendo que la canasta familiar sea algo complicado de mantener,
generando a su vez una burbuja inflacionaria que iba creciendo cada vez más a consecuencia de
estas medidas.

Citando directamente a su editorial: “lo que hacen con la mano, lo borran con el codo”, dando
alusión a que no sirve de nada que los salarios aumenten si los precios igual siguen aumentando,
en un círculo vicioso económico.
El Diario 1984

Al igual que el anterior año se denota preocupación por no solo la increíble alza de precios que
se tuvo en el año, sino que sorprende la pasividad con la que se encarga al gobierno en relación a
los diferentes conflictos, además que en constantes articulados se presenta a Bolivia casi como
una anarquía.

Esta pasividad también interpretada como una intención del gobierno de Siles para otorgar
responsabilidades a los comités cívicos de las distintas ciudades de Bolivia y que al mismo
tiempo sean ellos quienes planteen las soluciones a la crisis, como una manera de lavarse las
manos ante las problemáticas del momento.

El país sumido en la pobreza extrema y dentro de no solo crisis políticas, económicas y sociales,
además existían crisis morales y espirituales, adentraban al país dentro de los peores indicadores
dentro de América, con una alta mortandad infantil y una baja esperanza de vida.

En El Diario, surgía la necesidad de una verdadera doctrina nacional (una problemática que
debiera haberse resuelto en la revolución nacional del 52) con la base interpretando las
necesidades del pueblo y entender las urgencias con carácter inmediato y posteriormente los
objetivos sociales, económicos y políticos.

Al mismo tiempo que se exigían soluciones a las crisis presentadas años atrás, igual se
presentaban nuevas problemáticas y se planteaba la descentralización como parte de la agenda,
donde se la pedía no solo desde su aspecto burocrático y administrativo, también desde lo
político, económico y social, además de sugerir la democratización de la elección a las
prefecturas, hoy conocidas como gobernaciones, hecho que ocurriría recién en el nuevo milenio.

¿Por qué descentralización?, el gobierno en su carácter centralizador cooptaba diversas funciones


y no daba cabida a ellos, incluido en cuanto a los trámites (recordemos que incluso para sacar la
cédula de identidad uno necesitaba ir hasta La Paz para sacarlo), no existía una correcta
distribución de poderes en Bolivia, yendo de igual forma a lo político y la centralización del
mismo poder político dentro de las mismas cúpulas de poder que vinieron de la época post guerra
del chaco y la revolución del 52, no existía renovación política (algo de lo que igual llamarían la
atención en El Diario).
Estas mismas esferas del poder vigentes desde los años 50 y 60, de igual manera se mantenían
como las únicas opciones políticas, desde el Nacionalismo Revolucionario hasta los extremismos
como ser el fascismo (nunca se llega a nombrar al ADN pero se lo da por aludido) y el
infantilismo de izquierda, este último ya en un punto bajísimo en cuanto a su credibilidad y
aceptación, con la UDP ya bastante fragmentada y con los partidos de izquierda atacándose entre
sí.

Es importante mencionar este hecho de las opciones políticas reinantes en el país debido a que en
ese año existían constantes pedidos de convocación a elecciones y de término de mandato de
Siles, Paz Zamora y del Parlamento, esto debido a que se habría cumplido el mandato otorgado
en las elecciones de 1979, las cuales fueron interrumpidas por el golpe militar del Coronel
Natusch Bush, estas exigencias de que termine el mandato de la UDP fue principalmente
impulsada por la Falange Boliviana y llegó a presentar recursos constitucionales para que se
convoquen a elecciones, algo que al final no se daría puesto a que el mandato oficial y posesión
del binomio Siles-Paz se dio recién en 1982.

En todo caso igual este acontecimiento puede dar pie al debate sobre si se debiera haber
convocado a nuevas elecciones en 1982 en lugar de tomar como vigentes las elecciones
interrumpidas de 1979, (algo que Siles Zuazo exigía) esto podría haber producido un cambio de
panorama especialmente en el panorama político del Parlamento y de la sociedad en general.

Justamente ahí entra otro de los puntos clave del debilitamiento del gobierno de la UDP, al no
existir un consenso entre organizaciones sociales y gobierno, las protestas, huelgas y paros, eran
extremadamente constantes en ese momento, El Diario nos hablaría de una corriente casi
epidémica de abandono de labores, además de que se referían a que en un régimen democrático
tendrían que existir soluciones pacíficas a todas las problemáticas que aquejaban a la población y
a los grupos, igualmente se hicieron comentarios comparativos de las democracias y las
dictaduras, y de como era más sencillo generar cohesión en estas últimas.

Por último, importante mencionar al fantasma de la inflación creciente dentro del país, llegando a
cotizarse a la moneda nacional en 7500 el dólar, acusando al modelo económico presentado en
1982 como la causa de todos los males, aún a pesar de que el gobierno mantenía su postura de
culpar a los gobiernos de facto del extremo endeudamiento público y de provocar la burbuja
inflacionaria.
El Diario lo consideraba una excusa, considerando que para 1984 ya habían pasado más de 2
años de gestión de la UDP, se hablaba de falsas promesas, puesto a que se prometía resolver la
crisis económica heredada por los gobiernos dictatoriales en 100 días a partir de la toma de
posesión, sin embargo 2 años después todavía se acusaba al pasado de ser el principal y único
causante de la crisis que atravesaba Bolivia.

En varios artículos se mencionó y acusó al “socialismo utópico” que pregonaba según ellos la
UDP y especialmente a su sector comunista dentro de la coalición, muchas veces
considerándolos los principales causantes de todos los problemas que atravesaba la sociedad
boliviana, incluso por encima del Presidente Siles.

En general se acusó bastante al entorno de Siles Zuazo, desde el MNR-I, pasando por el PCB,
tildándolos de oportunistas y de tomar los ministerios y repartírselos como si de una torta se
tratase, al final, el PCB terminó abandonando a la UDP, clavando el último clavo en el ataúd de
la ya en ese momento extinta coalición, terminó por desembocar en constantes pedidos de
renuncia y de aclamaciones pidiendo la convocatoria a elecciones para elegir a un nuevo
mandatario.

Con Bolivia sumido en una casi anarquía, con la economía por los suelos, El Diario informaba
que el 88% de la población se encontraba en la pobreza, el peso en constante ascenso donde a
pesar de los cambios oficiales y “regulados”, el mercado especulativo lo cotizaba en 20.000
pesos bolivianos el dólar, mostrando la poca autoridad que tenía el gobierno sobre los precios y
el mercado.

Lo que finalmente terminaría en el fin de la UDP sería la reunión entre agrupaciones políticas y
actores políticos en un hecho conciliado por la iglesia, (hecho que nos recuerda que el poder
político a esas alturas seguía fuertemente ligado a la iglesia como institución) donde se terminó
acordando el acortamiento del mandato de Siles Zuazo y la convocatoria a elecciones para 1985.

Un hecho importante de esta reunión es que se excluyó a las organizaciones sociales como ser la
COB, solo se consideraron para la reunión a aquellos partidos que tenían representación política
dentro del Congreso. Es importante resaltar esto puesto a que, si bien la COB no contaba con
representación política, era una fuerte institución con gran capacidad de influencia y
movimiento, al fin y al cabo, el gobierno de Siles le ofreció en reiteradas oportunidades el
cogobierno, muestra de la importancia y el poder que tenía y que hasta cierto punto mantiene la
Central Obrera.

El Diario, 1985.

Para este año, el gobierno de Siles, estando ya casi al desnudo, obtuvo un carácter básicamente
transitorio, en las páginas de El Diario se percibe que las determinaciones tomadas por la ya casi
pereciente presidencia de Siles son exclusivamente para complicar las cosas a su gobierno
sucesor.

Siendo un año eleccionario y con miradas al próximo proceso democrático existía poca fe en este
último, con una mirada mucho más pesimista en relación al año 1982 que veía con mucha
esperanza y optimismo el regreso a la democracia, pasó a un pensamiento mas de “peor que la
UDP no puede ser”, lo único que importaba en ese momento era que el gobierno de Siles saliera
del poder y que alguien salido de las urnas entre al poder, además vaticinando un posible fraude
desde todos los frentes, desde los frentes opositores como el MNR y el ADN, hasta incluso el
MNR-I que era oficialista mostrando como las instituciones democráticas estaban lejos de tener
un carácter maduro y serio.

Para este punto la ya extinta UDP se había convertido en el cáncer por decirlo de una manera de
la sociedad boliviana, considerándolo el peor gobierno en mucho tiempo que tuvo Bolivia,
incluso considerando a Hernán Siles como el enemigo del pueblo y la izquierda boliviana estaba
derrotada de antemano, esto considerando que el partido que participaría en las elecciones, el
MNR-I son y cito “hijos del gobierno hambreador de la UDP” además de considerarlos
“fracasados” y sin la posibilidad de sacar ni el 5% (en la realidad obtuvo un 5,48% así que no
estuvieron muy lejos de la realidad). Todo esto descrito es algo que reflejaría como la izquierda
fue enterrada a partir del fracaso de la UDP, con una seguidilla de gobiernos neoliberales hasta el
año 2005, lo terrible de su gestión donde se consideraba que estaba casi improvisada y con una
total carencia de una línea de dirección de hacia dónde llevar al país.

En esa época eleccionaria El Diario nos hablaba de como a consecuencia de esta terrible
experiencia con la izquierda, la población buscaría refugio de alguna manera en los gobiernos
militares, claramente pensando en Banzer como el claro candidato a la presidencia y como la
persona con mejores planes para el país, además de tener mayor vigencia que el tesista de la
revolución nacional del 52.

El 14 de Julio de 1985 se realizarían las elecciones para la presidencia, donde saldría triunfador
el Gral Hugo Banzer por una pequeña diferencia sobre el Dr Paz Estenssoro, al final como nadie
obtuvo el mínimo necesario para entrar directamente a la presidencia, (una constante durante
todo el periodo post dictatorial) mediante votación del Congreso saldría Víctor Paz Estenssoro
como el elegido para ser presidente de la República.

Conclusiones de la línea de El Diario

A lo largo de estos 4 años de gestión de la UDP, El Diario mantuvo una constante postura de
oposición hacia el gobierno de Siles Zuazo, con claras críticas hacia su gestión, poniendo
especial énfasis en la pasividad del gobierno ante los conflictos y las crisis que aquejaban a la
población, incluyendo la poca efectividad de las políticas económicas que se realizaban, igual
crítica existía hacia las organizaciones sociales y sus constantes paros, huelgas y marchas.

Por consiguiente existía una línea mucho más marcada hacia la derecha boliviana y
especialmente hacia la corriente adenista y hacia Hugo Banzer, esto se puede ver en los nulos
comentarios y críticas hacia los estancamientos políticos provocados por la el Congreso
mayoritariamente opositor, a pesar de que lo nombraron como un riesgo en 1982, no fue tomado
como una de las causantes de la debacle económica, social y política a la que estuvo sumida el
país, puesto a que básicamente cualquier intento de implementar políticas de cambio era
automáticamente rechazadas por el Congreso. Se llegó a mencionar a la fragmentada izquierda
en comparación con la unida oposición, más no se veía a esta última como parte del problema.

Incluso yendo más allá de lo presentado en los artículos dentro de El Diario, sorprende la
cantidad de propaganda política hacia los partidos opositores, incluyendo en época no electoral,
donde sacaban comunicados constantes en favor de diversas agrupaciones, poniendo especial
énfasis en el ADN, con Banzer Suárez a la cabeza. Esto nos dice dos cosas:

-Primero el obvio lineamiento político propagandístico


-Segundo que las instituciones democráticas y electorales tenían poco o nulo control acerca de la
propaganda electoral y partidaria o bien que de plano no existían regulaciones hacia la
propaganda de partidos, mostrando una vez más su ineficiencia e inmadurez institucional.

Presencia 1982.

El año de la vuelta a la democracia, no se vería tan optimista de parte de la editorial del periódico
Presencia, el regreso de los gobiernos civiles podía mostrar la fragilidad institucional que vivía el
país en ese momento, esto claro sin indicar que se debería haber regresado a los gobiernos
militares, el pensamiento de la editorial dejaba entrever, una mirada más realista en cierto punto
de sus análisis.

Un realismo que se puede ver claramente cuando indicaban que la entrada de un nuevo gobierno
democrático y civil no significaba que se produciría un milagro económico, esto ante la ya
creciente crisis heredada por los gobiernos militares. La instalación del nuevo gobierno no
significaría la solución automática de todos los problemas del país.

Es muy importante analizar el anterior punto, pues fue justamente esa expectativa de la que nos
hablaba la editorial de Presencia, uno de los primeros factores presentados que conllevo al
hundimiento de la UDP, las excesivas ilusiones y el optimismo entre la población, la ciudadanía
que se encontraba agotada y frustrada, con un aire depresivo básicamente generalizado, quería
encontrar en esta coalición de izquierda, liderada por un ya experimentado Hernán Siles Zuazo,
las soluciones a todos los problemas que le aquejaban.

Cuando la población y las organizaciones sociales se encontraron de frente con la realidad de que
la UDP no podría solucionar rápidamente las distintas crisis que aquejaban al país, se pasó a un
estado constante de insatisfacción, desaprobación y de ira si se lo podría llamar de alguna
manera.

Ante estos problemas, la editorial de Presencia, exigía e instruía a construir una unidad nacional
para enfrentar estas crisis dentro del país, tomando como bandera a los representantes políticos y
a sus respectivos partidos políticos. Este sistema de partidos sería parte de varios problemas que
Presencia igualmente terminaría destacando, no como algo presente en ese momento, más bien
como algo desde un punto de vista prospectiva.
Con una mirada preocupante por la excesiva polarización en el sistema de partidos boliviano y su
división constante, el análisis que se nos presentaba dice que en los partidos políticos debe
primar la libertad y al mismo tiempo generar acuerdos y no llegar a los extremos. Todo esto
dicho igualmente es parte de los principales problemas que tenía el gobierno de la UDP, la
ingobernabilidad que existía a causa de la división de partidos y la polarización del sistema de
partidos fueron punto clave, no solo en el año 1982, sino en toda la gestión, hasta el punto que se
terminaría acortando su mandato debido a una negociación entre partidos.

Igual de importante era la participación de las organizaciones sociales y cívicas que en Presencia
lo definirían como parte de la “dinámica social” de estos grupos, el funcionamiento de esta
dinámica social funcionaría casi perpetua en nuestro país y a su vez es imposible impedir su
participación, este punto es clave por que resalta el poder que tenía y tiene hasta ahora las
organizaciones sociales, como haciendo un análisis histórico de nuestro país, se convirtieron en
parte de nuestro ADN y por ende sería muy complicado reducir su injerencia, aún más en un
contexto post gobiernos de facto.

Parte de estos dos últimos puntos relatados es el del extremo fanatismo y el nepotismo presente
en las instituciones públicas, la corrupción generalizada dentro de estas últimas igualmente era
algo parte de los gobiernos militares, al mismo tiempo que la improvisación dentro de estos, los
gobiernos militares generaron buena parte de los problemas de la UDP, siendo algo que se
recalcó bastantes veces por Presencia, mostrando la gran herencia de problemas que tenía Hernán
Siles, recibiendo un régimen constitucional lamentable pero que aún así, el gobierno tenía la
obligación de actuar con serenidad y responsabilidad, problemas que al final no serían
solucionados o al menos aplacados en los 100 días que Siles prometió como un punto y aparte,
con problemas sociales, políticos, económicos y alimentarios, estos últimos siendo atribuidos por
la editorial de Presencia a la subvención de alimentos y al contrabando y venda paralela de
productos, a un panadero le convenía más vender su harina subvencionada en el interior o
exterior del país que hacer pan. Este problema sería solo un ejemplo de como el funcionamiento
del gobierno y las políticas públicas que generaban, estaban mal direccionadas.
Presencia, 1983.

Desde la editorial existen constantes denuncias hacia los supuestos defensores de la democracia,
es decir, hacia las instituciones gubernamentales y estatales de realizar ataques hacia la propia
democracia, vulnerándola y transformando el sistema del país en un libertinaje.

Estas denuncias, serían una constante, no solo hacia los excesos del gobierno de la UDP, sino
además hacia como el sistema del país se iba deformando cada vez más, Presencia destacaba que
si bien ya no se vivía en un estado de inmoralidad y perversión como se vivía en épocas de la
dictadura, existían problemas vigentes que el gobierno ante su falta de autoridad no se veía capaz
de resolver, desde la misma disolución de la coalición, donde se iba desmembrando como si de
un pollo en una carnicería se tratara, hasta el continuo y “sin precedentes” desgaste partidario,
algo que no solo afectaba a la UDP, sino que estaba presente en varios de los partidos de Bolivia,
al mismo tiempo se destacan las continuas huelgas, paros y marchas que provocaban un desorden
generalizado, este dato generó una comparación desde la Editorial de Presencia donde se
observaba la situación de Europa y de Japón posterior a la segunda guerra mundial y donde la
mayoría de las regiones europeas y de Japón estaban destruidas producto de la guerra y que aún
así pudieron levantarlo a base de “trabajo duro y sacrificios”, además de que no se hacían
huelgas y paros, que esas medidas solo sirven para perjudicar al país, con un descenso en la
producción, además de que existía la constante de exigir constantemente aumentos del salario
nacional, algo que no era respaldado por un aumento de la riqueza, por lo que se generaba un
aumento salarial artificial puesto a que los sueldos subían pero los precios también por lo que se
generaba un circulo de aumento precios y de sueldos que a la larga no era sostenible y ahondaba
aún más la crisis económica que azotaba al país.

Misma crisis económica que se reflejaba en la gran situación de dependencia, desempleo y una
inflación en alza que como ya dijimos era causada por el círculo de aumento del salario y de los
precios, además de muchos otros factores, desde la editorial se instruye a que el gobierno deje las
conveniencias partidarias y busque afrontar la realidad de la nación.

Esto último mencionado es algo que la editorial enfatizó bastante, incluso un año antes durante la
posesión de Siles Zuazo se nos mencionaba el como los gobiernos militares básicamente
improvisaban al momento de hacer decisiones y no hacían un análisis de la realidad nacional,
pues, básicamente pasó algo parecido con Siles Zuazo, con quejas sobre como su gobierno no
fue capaz de ver claramente como era Bolivia y generar políticas públicas acordes a nuestra
realidad.

Igual punto importante era el de la “improvisación” y casi anarquía que reinaba en el país, un
actor que siempre fue foco de atención para Presencia fue el de las organizaciones sociales y más
específicamente en la COB, la editorial denunciaba en repetidas oportunidades el pésimo papel
que ejercían los sindicatos, donde reinaba la corrupción, cambiando el propósito mismo de su
existencia que debiera ser el de defensores de los trabajadores a ser entes estratégicos y de
alianzas de poder, además de ser una piedra en el zapato constante para el gobierno de Siles
Zuazo, produciendo y fomentando paros en el país y la falta de productividad, no aceptar
reestructuración en la economía del país y de crear como ya vimos antes medidas artificiales.

Se puede hablar de la misma manera de los partidos políticos que fueron múltiples veces
denunciados por Presencia por transformarse y manejarse bajo un foco de ambiciones y de
caudillismo, con una gran incapacidad para encontrar un modelo democrático eficiente para
nuestras instituciones, generando en una falta de cohesión entre partidos, sociedad civil y
organizaciones políticas y cívicas, dificultando aún más la creación de una nueva estructura
económica.

Ante la falta de una reestructuración económica, la población y más específicamente, el sector


privado caía en la incertidumbre, puesto a que no podrían realizar cambios particulares debido a
temor de que vaya en contramarea de alguna medida que pudiese tomar el gobierno, igual punto
importante es justamente el de la poca capacidad decisional del gobierno, donde las ejecuciones
de medidas y políticas públicas eran siempre tardías y entorpecían la buena gobernanza del país
y de la confianza en las instituciones políticas.

Igual esto se podía reflejar en el factor dólar y su cotización, ya para el año 1983, el dólar seguía
subiendo en relación al boliviano y se podía ver la creación de un mercado informal para el
cambio de divisas, mostrando la inutilidad de las determinaciones en papel que pudieran tomar
desde el gobierno boliviano y el Banco Central de Bolivia, porque este mercado informal regía y
tenía mucha más validez que el tipo de cambio oficial que dictaba el gobierno, mostrando la
fragilidad de las instituciones políticas y públicas.
La especulación y la informalidad se convirtieron en una constante en el país que para rematar su
desgracia y ya como si alguna fuerza superior estuviera en contra del país, se produjeron graves
sequías e inundaciones en el país, bajando aún más una producción ya mermadas por los
constantes paros y huelgas, generando una desviación de las materias primas y alimenticias hacia
mercados más estables e informales, ya sea desde el exterior o interior del país, pero no
siguiendo el conducto regular y normado que debiera tener. En definitiva, para este año se había
perdido el Estado de Derecho que tanto se anhelaba con la recuperación de la democracia en el
país.

Presencia, 1984.

La ingobernabilidad dentro del gobierno de la UDP ya había alcanzado niveles muy superiores
para este punto, en este caso reflejada en los constantes cambios ministeriales que existieron
desde la posesión de Hernán Siles y las pugnas internas entre estos mismo, con una falta de
claridad dentro del gabinete, con una sensación de abandono e improvisación, algo que como
habrán visto para este punto era una constante durante esta gestión, la editorial veía y decía que
“parece que los ministros nunca hubieran tenido contacto entre ellos”.

Para rellenar este vacío de poder que dejaba el gobierno, se podía observar una extrema
injerencia de parte de la COB, a la editorial de Presencia no le tembló la mano para volver a
criticar la forma de manejo que tenía esta organización social y además criticaba las propuestas
que presentó la COB para resolver la crisis económica, llama la atención que en ninguno de sus
puntos a tratar se habla de mejorar la producción del país o el trabajo, por lo que se vuelve a
recalcar desde la editorial la mirada que se tiene sobre la COB de no presentar soluciones viables
o bien, soluciones artificiales y sin miradas a largo plazo.

Tras las constantes crisis, la Iglesia se estableció como un actor fundamental para generar una
conciliación y lograr una solución ante la crisis, se podía ver incluso a un Hernán Siles haciendo
huelga de hambre ante la impotencia de no poder gobernar, la reunión se veía como una
posibilidad de escapar de la crisis.

La falta de la conciliación en el país se podía ver en los distintos actores políticos, con una clara
desunión, la cual, desde la editorial de Presencia se ve como un problema constante a la hora de
encontrar soluciones.
Una desunión que se puede ver claramente traducida en las constantes huelgas, paros y bloqueos,
que como se puede observar, se convirtieron en el principal foco de atención del periódico
Presencia, donde se realizaban estos conflictos en vez de buscar soluciones reales, generando
según la perspectiva de la editorial, un peligro para el sistema democrático, considerando que
ante la falta de autoridad se llegaba a un nivel comparable con el de una anarquía, además de
rellenar esta falta de autoridad con un exceso de poder de diversos actores, con influencia y con
la capacidad de imponer decisiones en terrenos que no les corresponde, haciendo clara alusión a
la COB y la extrema influencia que tenía sobre el gobierno, hasta el punto de tener a efectos
prácticos un cogobierno con la UDP y tener capacidad decisional sobre asuntos que realmente no
le correspondían.

Debido a esto, existía mucha expectativa alrededor de la reunión propiciada por la Iglesia, donde
se lo veía como una vía de solución a la crisis, llama particularmente la atención como Presencia
pone tantos focos en los pronunciamientos de la Iglesia, no solamente en la reunión de
conciliación que propiciaron, además por cada llamamiento a la paz o en general cada que salen
las cabecillas de la Iglesia en las noticias, existía bastante apoyo de parte de la editorial.

Aún así, el direccionado catolicismo dentro de la editorial de Presencia, no influye en lo que


conllevaría esta reunión de conciliación que sería el acortamiento de mandato de Hernán Siles
como la solución planteada para aplacar las crisis en el país, especialmente la crisis política y
social que se desbordaba como espuma y se escurría de las manos del por entonces presidente de
Bolivia.

Al mismo tiempo, el acortamiento de mandato se veía como una oportunidad de reestructurar un


congreso en crisis, como una manera de recuperar la confianza política de la ciudadanía,
básicamente dar un lavado a la política boliviana con nuevos actores políticos, una política
boliviana que como vimos anteriormente se encontraba en un nivel de confianza extremadamente
bajo.

Finalmente es importante señalar que este acortamiento de mandato sería el primer clavo del
ataúd de la izquierda boliviana, puestos a que era más que evidente su fracaso al declarar que
este acortamiento era una victoria para la derecha ya que seguramente ganarían ellos las
elecciones, dejando en evidencia su fracaso y su debilidad, además del desgaste que tenían
debido a las malas gestiones y a las distintas crisis que tuvo el país.
Presencia, 1985.

Desde la editorial se presentaban constantes quejas sobre la ingobernabilidad observada en el


país, no solo debido a las organizaciones sociales, además se involucra a la oposición, la cual
constantemente generaba bloqueos políticos y empantanamientos al gobierno de Siles Zuazo.

Mismos partidos políticos que según la editorial de Presencia se encontraban excesivamente


polarizados y divididos; recordemos uno de los temores del periódico durante los primeros años
de gobierno, miedo acerca de la división política que generara ingobernabilidad.

En este caso Presencia se enfocaba en la poca diferenciación entre partidos políticos, esto en
miras de las elecciones presidenciales de ese año, donde de un solo partido grande existían
múltiples derivaciones y que según la editorial esto se debía a los intereses particulares y
minoritarios de unos cuantos.

Aún así, para Presencia, el principal problema del país (y también su causante) seguían siendo
las organizaciones sociales, tales como la COMIBOL o la COB, las cuales se mantenían
inexpugnables en su posición, aún a pesar de mantenerse en déficit (en el caso de la COMIBOL)
y de tratar de compensar esta falta de liquidez con constantes aumentos de salario, claramente
acompañados de huelgas, paros y bloqueos para lograr esto, logrando que se fomente el desorden
generalizado en el país y contribuir a la inflación. De todas maneras, el gobierno no podía
simplemente ignorar las peticiones de estas organizaciones sociales, ya que, si se ignoraban sus
peticiones, se corría el riesgo de que colapsen y por consecuencia, miles de personas quedaran
desempleadas.

Justamente estos pedidos que rozaban lo irracional (puesto a que los déficits eran provocados por
la propia COMIBOL) eran parte fundamental de los desastres ocurridos en el país y sin estar
acordes a la realidad boliviana, se puede decir que las organizaciones sociales vivían en una
burbuja social, donde se planteaban cosas y supuestas sociales a las crisis que aquejaban al país,
iban totalmente en contra de lo que debiera hacerse, sin una mínima capacidad de planeamiento y
de análisis crítico de la situación del país, en la gran mayoría de los casos las propuestas y
medidas de las organizaciones sociales eran contraproducentes con la crisis de país, además
generar fuertes situaciones de ingobernabilidad.
Avanzando más durante el año eleccionario se podía ver una gran preocupación acerca del como
se afrontaría la realidad boliviana posterior a las elecciones, con la inoperancia del gobierno,
tentando la posibilidad de aplazar las elecciones constantemente, además de que no existía la
certidumbre de que el problema del empantanamiento político no siga posterior a la posesión de
un nuevo gobierno o bien que de plano no exista un nuevo gobierno, puesto a que los registros de
ese entonces detallaban que ningún gobierno entregó el gobierno a su opositor, ya sea con
métodos constitucionales o inconstitucionales.

Conclusiones de la mirada del periódico Presencia.

A diferencia de El Diario, el cual constantemente atacaba al gobierno y lo tildaba de inoperante y


de ser la principal causa de todos los males en Bolivia, Presencia toma una mirada más
acusadora hacia los movimientos y organizaciones sociales, durante buena parte de el presente
análisis se pudo ver como los atacaban constantemente y con justa razón, puesto a que las
medidas que tomaban organizaciones como la COB principalmente, perjudicaban en demasía a
la crisis política, social y económica del país.

En cuanto a si lineamiento político, en Presencia eran más centrados y sin tener una clara
dirección política, porque si bien atacaban constantemente a los movimientos sociales, de igual
manera se criticaba el actuar del gobierno y a la oposición, en el caso de los últimos se señalaba
especialmente el poco actuar y la poca autoridad que emanaba el gobierno de Siles Zuazo y por
el otro, se acusaba a la oposición de ir en contramarea constantemente con el oficialismo y de
poner trabas y obstáculos, donde se generaban numerosos empantanamientos políticos.

Igual es importante señalar la incidencia de la religión dentro de Presencia, ocupando varios


apartados de sus periódicos para la visita del Papa Juan Pablo II, además de aplaudir y recibir
con bombos y platillos la mediación de la Iglesia durante el acortamiento de mandato de Hernán
Siles, e incluso señalar que varios de los problemas no solo de Bolivia, sino además de la
ideología capitalista y marxista era su poca fé y cristiandad.

En cuanto a la propaganda electoral existía mayor diversidad en comparación con El Diario, con
diversos frentes en su haber, sobre todo del MIR y del MNR.
Última Hora, 1982.

La editorial de Última Hora empieza teniendo un lineamiento curioso, especialmente si lo


comparamos con los dos anteriormente analizados periódicos, donde apoya los movimientos
sociales y todo lo que conllevaba consigo, es decir, las huelgas, paros y demás, señalando que
funcionaban como un gran mecanismo del pueblo para recuperar a la democraica

En todo caso la editorial comienza el seguimiento al retorno a la democracia con un punto que
fue importante a tratar en los tres periódicos analizados en el presente ensayo, el de la pobre
situación política, social y económica del Estado boliviano con la que se recibiría al nuevo
gobierno de Hernán Siles Zuazo.

Igual temor existía hacia la falta de productividad en un país básicamente quebrado y de como el
mayor peligro para la recién reinaugurada democracia era la discusión política, el destape de
nuevos negocios y los atentados hacia los movimientos de masas. En los primeros dos puntos no
estamos viendo nada nuevo si lo comparamos con los otros periódicos analizados, fue una
constancia el miedo al empantanamiento político, así como la desunión y la división entre
partidos, de igual manera era constante el temor hacia la corrupción dentro de los gobiernos, sin
embargo, Última hora pone sobre la mesa que sería un paso atrás para la democracia el atacar de
alguna manera a los movimientos de masas, es decir a instituciones como la COB, COMIBOL, o
bien, la por entonces nueva CSUTCB, como vimos siendo consideradas pilar en la recuperación
de la democracia, especialmente la primera por su capacidad movilizadora y de influencia.

Igual llama la atención el como acotan que uno de los puntos importante a tratar para una
reconstrucción nacional es la de mejorar las condiciones de trabajo y de mejorar los sueldos para
los trabajadores, esto para generar movimiento económico, (mientras mas ganen los trabajadores,
más podrían gastar según esta lógica) algo que como vimos, traería graves consecuencias al país.

El apoyar a los movimientos sociales e indicar que el gobierno tiene que tratar primero que nada
los problemas centrales del país como la reactivación de la economía antes que la geopolítica
internacional o bien las peleas entre los partidos.

Tratar estos problemas de manera eficiente y rápida fueron pedidos constantes de parte de la
editorial que además pedía respeto hacia las propias medidas del gobierno, las cuales eran vistas
con disgusto por algunos sectores de la sociedad, la editorial decía que tales medidas debían ser
acatadas pues venían directamente por un gobierno elegido democráticamente por el pueblo.

Última Hora, 1983.

A partir de este año existiría un gran cambio en cuanto a la línea editorial y de pensamiento
crítico del periódico, (hubo un cambio dentro de la jefatura editorial, pasando el mando de
Mariano Baptista a Jorge Siles), pasando de tener un pensamiento alineado a los movimientos
sociales y de masa, a directamente todo lo contrario.

La editorial destacaba que la estatización fue un gran fracaso, puesto a que ninguna de las
empresas estatales generaba ganancias, es decir que eran deficitarias y que, de igual forma,
ninguno de los dos sistemas políticos que gobernaron el país, (esto hablando desde la
conformación de la república) ya sean los liberales o los socialistas, habían sido efectivos. Por un
lado, teníamos a los Barones del estaño, los cuales aparte de poseer una enorme riqueza que
opacaba al mismo Estado boliviano, también poseían enorme influencia política en el gobierno,
formando políticas públicas que beneficiaban a los más ricos del país. Por el otro lado teníamos,
como ya dijimos antes, empresas deficitarias que solo absorbían el dinero y los recursos del
Estado, además de estar inmersos en la corrupción estatal.

Lo dicho se puede traducir de igual forma en la formación de extremos dentro de la política


nacional, debido a su vez a la mala gestión del gobierno, atribuido a la poca autoridad que
ejercían y a su eficacia decisional. Esta formación provoca que existan diversos discursos
fuertemente inspirados en las extremas izquierdas y extremas derechas de todo el mundo,
(pudiendo ser Cuba o Estados Unidos como ejemplos discursivos) mostrando la disconformidad
de los activos políticos con la gestión del gobierno.

Otro apartado donde se diferencian entre la editorial de Última Hora de 1982 con la de 1983 y
posteriores años, es la crítica existente y constante a los pedidos de aumento de salario básico
que proponían las organizaciones sociales, especialmente la COB, incluso yendo aparte de que
estos aumentos de salario se traducían generalmente en aceleradores y causantes de la inflación
que afectaban duramente al país, según Última Hora y según reportes del Gobierno, los salarios
de los maestros con el aumento que exigían en ese momento, haría que se equipararán al salario
de los ministros del Estado y del propio Presidente de la República.
De igual forma, la editorial, en su balance del primer año del gobierno de Siles, destacaba de
forma positiva la preservación del sistema democrático y la institucionalidad en el país, esto
como algo importantísimo considerando que es el primer año de vida democrática en Bolivia en
varias décadas, además de mencionar el afianzamiento de la libertad y de los derechos civiles en
el país, algo que lo diferencia de los anteriores periódicos ya mencionados, que para este punto
ya atacaban al periódico de ir en contra de las libertades personales.

Por otro lado, y aunque parezca contradictorio con el aparatado institucional, se lamentaban
acerca de los cambios constantes en la alta administración gubernamental, es decir los gabinetes
ministeriales, cambios que eran bastante comunes en aquel momento y demostraban una fuerte
crisis temprana de institucionalidad dentro del Gobierno. Igualmente, dentro de su “saldo
negativo” del 1er año de Hernán Siles en el poder, acotaban las malas decisiones económicas del
gobierno, además de que no se atendieron bien a los servicios exteriores del país, es decir a
nuestras relaciones internacionales.

Junto con estos problemas institucionales, existían constantes ideas que flotaban alrededor de un
posible golpe de Estado, la editorial instaba a que se defienda al proceso democrático y de
mantener al gobierno constitucional. Estos hechos nos muestran de manera mucho más
fehaciente que la institucionalidad del gobierno de la UDP, colgaba básicamente con un hilo y
que a apenas 1 años de reinaugurada la democracia en al país, ya empezaba mostrar diversas
grietas y con poca capacidad de control y de autoridad, llegando a tener su primer acercamiento a
la COB en busca de ejercer el Cogobierno, algo a lo que la editorial de Ultima Hora se opondría
rotundamente, indicando que el gobierno no puede compartir funciones o bien otorgar poderes a
entes no gubernamentales y particulares como la COB.

La pasividad del gobierno de Siles, igual se puede ver reflejada de alguna manera en sus medidas
económicas, optando por medidas económicas gradualistas, algo igualmente criticado por la
editorial, en lugar de tomar terapias más rápidas y de shock, siendo justamente esto lo que
efectuaría Víctor Paz Estenssoro una vez asumió el poder luego de la caída de la UDP.
Última Hora, 1984.

La editorial criticaba el desconformismo de múltiples actores políticos y económicos, además de


la inoperancia del congreso, los cuales se centraban en nimiedades y cosas mucho menos
importantes que las diferentes crisis que afectaban al país.

Igualmente se señala como el Poder Ejecutivo era eclipsado u opacado de sus funciones por
entes externos o por organismos que no tienen funciones reales dentro del gobierno, claramente
señalando a las organizaciones sociales, las cuales metían la mano dentro del gobierno e incluso
eran parte del gabinete ministerial en algunos casos, mostrando una vez más la débil
institucionalidad que se tenía en ese momento en el gobierno de la UDP.

Una UDP, que liderada por Siles, el cual recibía ataques que desde el punto de vista de la
editorial, eran injustificados e irracionales en algunos casos, Siles, era bombardeado por críticas
desde todos los frentes posibles, Última Hora decía de que más allá de “la línea o falta de línea”
de las políticas de Siles, la mayoría de críticas dirigidas al Presidente eran sumamente
rebuscadas, se indicaba que por un lado el sector comunista criticaba que no aceptara y aplicara
las propuestas que daba la COB para salir de la crisis generalizada, y por el otro lado opuesto, se
criticaba el hecho de que la UDP no rompiera lazos con la COB y de que mantuviera relaciones
directas con ella, es decir, desde el punto de vista de la editorial, no solamente los ataques que se
hacían a Siles eran injustificados y rebuscados, sino que además eran ataques desde todos los
lados y lineamientos posibles, haciendo que no pudiera hacer nada sin recibir críticas, estando en
un total estado de ingobernabilidad.

Es por ello que se crearon bastantes expectativas alrededor de la reunión convocada por la Iglesia
para una conciliación y generación de soluciones a la crisis, se instaba desde la editorial a tener
una reunión a consciencia para así aplacar la crisis y no terminar agravándola, igualmente existía
la queja constante con la idea de una posible renuncia del presidente, puesto a que esto
significaría un retroceso en nuestra institucionalidad democrática y en los avances democráticos
que tuvo la nación.

Se considera que la acción del congreso estaba quedando insuficiente para hacer frente a las
crisis que aquejaban al país, esto debido a que las mayores iniciativas salían justamente de entes
particulares o externos, ya sea la COB con sus constantes (racionales o no) pedidos y propuestas
o la Iglesia con su función como moderadora de la reunión de partidos políticos, esto demostraba
que existía injerencia o bien incapacidad y ocio de parte de la política del gobierno y de los
parlamentarios.

El ocio es un término que usarían constantemente durante este periodo, la editorial atacaría a la
COB, culpándolas no solo de causar las huelgas, las cuales tienen como consecuencia fuertes
costes económicos al país, sino que además acostumbran a la sociedad a un constante estado de
ocio, la población ya estaba preparada y acostumbrada a que cada cierto tiempo las ciudades se
paralicen, que las instituciones educativas y las universidades dejen de funcionar.

Críticas a la COB que aumentarían al presentarse otra huelga que coincidiría con la reunión de
conciliación, desde la editorial se piensa que esto es con intereses políticos y presionar para una
renuncia del presidente.

Última Hora, 1985.

Los ataques de la editorial hacia la COB no pararían, considerándolas en ese año eleccionario
como un objeto obstaculizador de Bolivia, la gran huelga general de marzo se vio, al igual que la
anterior durante la reunión de conciliación como una medida irracional hecha para desestabilizar
al gobierno.

El desorden general visto durante la etapa final del gobierno, fue una constante queja de Última
Hora, especialmente cuando nos referimos a la relación que mantenían con la COB y
considerando el estado en el que se encontraban, debían enfocarse mucho más en el bienestar del
país que en el suyo propio.

Se volvía a señalar que la huelga general tenía claras connotaciones políticas, esto buscando la
renuncia del presidente Siles e interrumpir las elecciones de ese año, se indica que las huelgas y
paros generados son para que se cumpla absolutamente todo lo que exigen las organizaciones,
sin tener en cuenta la situación del país.

Se hablan de constantes declaraciones de odio, donde múltiples actores políticos dicen ser
defensores de los más necesitados y por ende que sus rivales políticos eran aquellos que atacaban
al pueblo y actuaban en contra de ellos, una discursiva bastante de “héroe-villano” que abundaba
en la política nacional de ese momento, como vimos anteriormente, el país se encontraba
bastante polarizado políticamente hablando, lo que generaba disputas frecuentes y brechas cada
vez más amplias entre los distintos lineamientos políticos.

Un término interesante dado por la editorial es el de denominar a todo lo sucedido con los paros
y huelgas como algo producido por una “dictadura lechinista”, esto claramente por el máximo
dirigente de la COB, Juan Lechín Oquendo, donde se manejaba a los trabajadores como meros
números y también como si se trataran de tropas, en busca de desestabilizar a Siles, con su gran
capacidad movilizadora, buscaba desde el punto de vista de la editorial, perpetuarse en el poder,
cancelando las elecciones y generando una dictadura de ultra izquierda, esto claramente a
sabiendas de que en un proceso democrático establecido como se debía, la izquierda no tendría
ninguna oportunidad de ganar, debido al pésimo manejo de la UDP, esta dictadura de ultra
izquierda, no sería aceptada por los sectores del oriente, generando unas fracturas y quiebres en
la misma idea de “nación boliviana” que pudieran ser irreversibles.

Se aclaró que no hacía falta ser un especialista en encuestas o en datos para saber que la
ciudadanía despreciaba a la izquierda marxista en Bolivia y que en las elecciones votarían por el
trabajo y no por la ociosidad y las huelgas.

Finalmente, la editorial nos hablaba de que Juan Lechín y sus colaboradores debían asumir
responsabilidades por sus irracionales actos, además de volver a recalcar que todas las constantes
huelgas y paros estaban diseñadas para atacar la gobernabilidad del presidente saliente, paros y
huelgas que ya no eran apoyadas por la población boliviana, aquellas huelgas y paros que
constantemente ocasionaban millonarias pérdidas al país debido a la no productividad, todo esto
dejaba en evidencia la mala praxis de los jefes sindicales.

Se pudo ver en este último año de gobierno de la UDP, que Última Hora no escatimaba en
criticar el accionar de los movimientos sindicalistas, acusándolos de no solo causar daño
económico al Estado, sino de además intentar generar una dictadura de izquierda,
desestabilizando al gobierno y a la propia institucionalidad democrática.
Conclusiones de la mirada del periódico “Última Hora”

Un periódico que se dividió en dos en el periodo de tiempo del presente análisis, pudo demostrar
claramente como el cambiar un puesto como el de jefe editorial puede cambiar totalmente la
mirada del periódico, se pudo ver que al principio durante la inauguración del periodo
democrático, se defendía a los movimientos sociales y de masas como bastiones en defensa de la
democracia, mientras que ya adentrados en el año 1985, se los acusaba de dictadores de
izquierda y de desestabilizadores de justamente el proceso democrático.

Su editorial, acusaba constantemente a la COB, no solamente de perjudicar económicamente al


país, sino de además conspirar directamente en contra del gobierno de Siles, donde si bien no los
consideraría como un periódico alineado al gobierno, puesto a que, si llegan críticas hacia el
oficialismo, sobre todo se atacaba al sindicalismo y a las constantes medidas que se tomaban.

Conclusiones generales.

Al hacer el análisis de 3 diferentes periódicos, durante la gestión de la UDP, (1982-1985) quedó


bastante claro el como cada editorial, llega a tomar puntos de vista e interpretaciones sobre un
mismo acontecimiento, con una clara línea de evolución del gobierno de Hernán Siles Zuazo,
cada uno de los periódicos podía criticar al actor o actores políticos que consideren como
causantes de la crisis, en el caso de El Diario, se criticaba en mayor medida al gobierno, a Siles y
a sus ministros, mostrando una mirada más opositora, incluso sugiriendo durante la reunión de
conciliación de 1984 que el presidente Siles debía renunciar, algo que Última Hora se opondría
rotundamente puesto a que iría en contra del proceso democrático.

Sin ir más lejos, en las mismas propagandas electorales con miradas a las elecciones de 1985, se
podía observar como existía mayor presencia de partidos de oposición en los espacios
publicitarios de El Diario, de hecho, no se pudo observar ni una sola propaganda de partidos de
ultra izquierda, bien considerados como los hijos de la UDP.

Presencia se alineaba más al centro, criticando por un lado la pasividad del gobierno, pero
también acusando a los demás actores políticos que interrumpían y socavaban la estabilidad y la
gobernanza, .
Como bien dijimos al principio del presente texto, el periodismo juega un papel importante, no
solo para la difusión de noticias y hechos trascendentes, también para la difusión de ideas y de
líneas de pensamiento, en el caso del presente trabajo, se puede ver como los 3 periódicos están
claramente alineados, con posturas claras y críticas constantes.

Como dijimos, muchas veces el pensamiento de un periódico o de un medio de comunicación


informativo puede no solo influir en la percepción que tenga la población sobre un problema,
sino que también puede reflejarlo y mostrar cual era la situación que vivía la población y los
mayores problemas que tenían.

Desde la incapacidad del gobierno de resolver los conflictos y aplacar la crisis económica,
pasando por una oposición y un sistema de partidos divisorio y confrontativo, el cual generaba
empantanamientos políticos, y también uno de las partes más señaladas fueron sin duda los
movimientos sindicales, teniendo a Última Hora como el periódico más critico respecto a estos,
acusándolos de ser básicamente una dictadura, paralizando el país cada poco tiempo y generando
pérdidas económicas y desorden generalizado.

Los periódicos estudiados, aún desde sus lineamientos políticos, podían ser una mirada de todos
los conflictos y crisis que ocurrían en ese momento en el país, mostrando un decaimiento que ya
podía ser predicho, aún desde sus inicios, con todos los problemas heredados y las crisis ya
existentes, se puede decir que la caída de la UDP y de Hernán Siles Zuazo podía verse aún desde
su posesión y juramento, siendo esto algo que nos decían los periódicos de ese momento.

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