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ENC: Ucrania/ ¿A quién debe beneficiar la recuperación?.

[Vitaly Dudin]

De: Robert Ponge r.ponge@ufrgs.br


Para: Robert Ponge r.ponge@ufrgs.br
Data: dom., 10 de jul. de 2022, 22:36
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bounces@listas.chasque.net] Em nome de Ernesto Herrera
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Para: boletin-prensa@listas.chasque.net
Assunto: Ucrania/ ¿A quién debe beneficiar la recuperación?. [Vitaly Dudin]

Correspondencia de Prensa
10 de julio 2022
https://correspondenciadeprensa.com/
redacción y suscripciones
germain@montevideo.com.uy

Ucrania

¿A quién debe beneficiar la recuperación?

Vitaly Dudin, member of the Left Opposition in Kyiv and pro bono lawyer for the
independent trade union Zakhyst Pratsi (Defence of Labour).
OpenDemocracy, 4-7-2022 Em inglês:
https://www.opendemocracy.net/en/odr/ukraine-rebuild-liberal-reforms-trade-
unions/
https://www.opendemocracy.net/
Traducción de Viento Sur
https://vientosur.info/

Esta semana se reúnen en Suiza altos funcionarios ucranianos y occidentales para


hablar de la reconstrucción del país. La Conferencia por la Recuperación de Ucrania,
que tiene lugar en Lugano, está destinada a juntar a gobiernos y empresas privadas

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para hablar de inversiones y de las reformas necesarias para apoyarlas.

La guerra de Rusia contra Ucrania no solo ha causado miles de muertes y de


desplazamientos, sino que también ha supuesto un desafío extremo para el bienestar
económico de Ucrania. Y es su clase trabajadora la que paga los platos rotos. Mientras
que las empresas ucranianas sufren la destrucción de inmuebles e infraestructuras,
más del 80 % de las muertes en el lugar de trabajo las ha causado el ejército ruso
desde el 24 de febrero. Cada día muere una persona en su lugar de trabajo en Ucrania.
De acuerdo con los datos oficiales, esto incluye al personal ferroviario y sanitario y a
los trabajadores y trabajadoras de otros sectores públicos . Se prevé que Ucrania
pierda este año alrededor del 50 % de su PIB a causa de la invasión rusa. Cientos de
empresas han quedado destruidas y debido a ello se han perdido un 30 % de los
puestos de trabajo. Según el Financial Times, a finales de año la tasa de desempleo en
Ucrania será del 25 %, la más alta de Europa.

Hasta ahora, las empresas ucranianas han tenido mano libre para afrontar los retos de
la invasión rusa. Las agencias estatales han aflojado el control sobre el mercado
laboral, mientras que el parlamento y el gobierno impulsan reformas radicales de este
mercado que de materializarse privarán a la clase trabajadora ucraniana de sus
derechos. Sin embargo, mientras millones de personas tratan de imaginar cómo
sobrevivir al colapso económico ucraniano, hay otra cuestión que asoma en el
horizonte: ¿qué ocurrirá cuando termine la guerra? Probablemente, el futuro equilibrio
de poder económico y prosperidad en el país vendrá determinado por los cambios que
se introducen ahora en Ucrania.

El cambio económico en cierne

La guerra de Rusia ha reducido, como era de prever, los costes laborales en Ucrania.
En mayo, los salarios cayeron un 10 % con respecto al periodo de preguerra. Los
salarios ofrecidos para puestos de trabajo en sectores como la extracción de materias
primas, la seguridad y los trabajos manuales casi se han reducido a la mitad. Existe
una percepción creciente de que los efectos negativos de la crisis del mercado de
trabajo afectan más a la clase trabajadora que a las empresas. El pueblo ucraniano
estaba dispuesto a asumir cualquier dificultad inmediatamente después de la invasión
rusa, pero a medida que se ha ido prolongando la guerra, no todo el mundo piensa que
la situación actual –en la que las empresas obtienen ventajas frente a la clase
trabajadora– es justa.

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Estas ventajas se han puesto de manifiesto en la decisión del parlamento ucraniano de
revocar partes importantes de la legislación laboral a favor de las empresas. Sobre
todo, las empresas pueden ahora suspender contratos de trabajo: en este caso, el
trabajador no percibe el salario, pero se sigue considerando ocupado. En efecto, miles
de trabajadores de empresas privadas han estado desempleados durante meses sin
ninguna justificación oficial debido a la falta de control legal. A primeros de abril de
2022, unos cinco millones de ciudadanos solicitaron prestaciones por falta de ingresos,
pero a finales de mayo el número registrado de personas en paro era de 308.000, es
decir, 16 veces menos.

Ucrania se ha convertido así, más que antes, en el paraíso de los empleadores en la


sombra, que no emplean a nadie oficialmente. Desde la invasión rusa, el Estado ha
cancelado todas las inspecciones laborales en tiempo de guerra y ha dejado de
controlar las deudas salariales, un problema endémico de la clase trabajadora
ucraniana. Miles de personas contratadas por empresas privadas han estado
efectivamente desempleadas durante meses sin ninguna justificación oficial. Al mismo
tiempo, Ucrania se enfrenta al hecho de que seis millones de personas, en su mayoría
mujeres, han abandonado el país. En Europa, algunas de ellas –aunque no todas, ni
mucho menos– han encontrado trabajo en países en que los salarios son más altos, se
cumplen las leyes y la vivienda y las guarderías son asequibles. El retorno de las
madres jóvenes para trabajar en ciudades relativamente pacificadas es improbable.

Hay sociólogos que prevén que tras el levantamiento de la ley marcial, que prohíbe
actualmente a los hombres de menos de 60 años salir del país, Ucrania experimentará
una nueva ola de emigración, en que los hombres irán al extranjero en busca de
trabajo, a reunirse con sus familias o buscar un refugio seguro frente a un conflicto que
perdurará. Para tratar de evitar que este cambio demográfico se vuelva permanente,
Ucrania tendrá que replantearse su política socioeconómica, para animar a la gente a
permanecer en el país y no irse al extranjero.

¿Reconstrucción o antiutopía?

Tareas como la reconstrucción de infraestructuras, el relanzamiento de la producción


industrial y la satisfacción de las necesidades humanas pueden abordarse dentro del
amplio contexto sociohumanitario de la reconstrucción. Sin embargo, aunque existen
ejemplos de mejores prácticas, incluso de la Organización Internacional del Trabajo, es
improbable que la reconstrucción de Ucrania vaya a tener en cuenta los puntos de vista
de la población y sus intereses a largo plazo. Hasta ahora, los planes de reconstrucción

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se han ajustado en gran medida a las tradiciones neoliberales. Un plan, elaborado por
funcionarios del gobierno, expertos reconocidos y asociaciones empresariales, se
inspira ampliamente en los principios de desregulación y liberalización. No cabe duda
de que estos principios formarán la base del llamado análogo del Plan Marshall que
propondrán a los socios europeos.

Sin embargo, mientras tanto, el gobierno ucraniano ya está poniendo en práctica


algunas medidas. Por ejemplo, después de que Rusia destruyera grandes empresas
industriales, el Estado quiere concentrarse en el desarrollo de microempresas para
relanzar la economía. Las propuestas del gobierno para la reconstrucción se reducen a
asegurar los préstamos a pequeños empresarios o a la formación en tecnologías de la
información y las comunicaciones. Estas medidas pudieron funcionar en tiempo de paz,
pero hoy el desarrollo del trabajo autónomo se verá obstaculizado por la destrucción de
la infraestructura del país, el escaso poder adquisitivo de la población y la inestabilidad
general. Estos factores estructurales pueden impedir que pequeñas empresas
establezcan cadenas de suministro y encuentren a sus consumidores.

Es probable que el plan más amplio que se presenta en Lugano esta semana se
basará, al menos en parte, en ideas desarrolladas en A Blueprint for the Reconstruction
of Ukraine, (https://cepr.org/sites/default/files/news/BlueprintReconstructionUkraine.pdf)
publicado por un grupo de economistas internacionales en abril. Este boceto propone:
1) introducir contratos de trabajo más flexibles y eliminar la legislación laboral que
dificulte el desarrollo de una política económica liberal; 2) ofrecer subsidios públicos
para atraer a empresas extranjeras; 3) un amplio programa de privatizaciones,
incluidos los principales bancos de Ucrania; 4) apoyo crediticio prioritario al sector
exportador; 5) lanzamiento de obras públicas con un uso intensivo de mano de obra no
cualificada para restablecer la infraestructura; 6) crear una agencia tecnocrática que
canalice la ayuda extranjera.

El riesgo principal es que la privatización y la reducción del empleo público destruyan


puestos de trabajo protegidos y que los de nueva creación sean precarios. También
existe la amenaza de que los proyectos de infraestructura enriquezcan nada más que a
empresas extranjeras. El ninguneo del papel de las organizaciones sindicales en el
proceso de reconstrucción intensificará los problemas del empleo en negro, del
desempleo y de la desigualdad. No obstante, hay alternativas que tener en cuenta de
cara a la reconstrucción de Ucrania. En última instancia, el objetivo no debería la
reconstrucción de un capitalismo periférico, sino introducir elementos de economía
social y solidaria en el país:

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Base económica sostenible. Hay que dar prioridad a la construcción de plantas de
producción e infraestructuras que permitan crear puestos de trabajo protegidos a
escala, mejorar el nivel tecnológico de la economía y fomentar la demanda interior y no
la exportación. El principal inversor debe ser el Estado, que es capaz de movilizar los
recursos necesarios.
Aumento de la confianza del público. Para orientar el dinero en la dirección adecuada,
es preciso que toda la sociedad ucraniana se implique en el proceso de decisión.
Hacen falta sindicatos para apoyar los proyectos de infraestructura y las prioridades de
inversión.

Empleo asegurado. Abolición de las leyes de guerra que otorgan a las empresas
ucranianas el derechos a suspender sus obligaciones derivadas de los contratos
individuales y los convenios colectivos. La inspección de trabajo debe disponer de los
medios y poderes necesarios para supervisar los puestos de trabajo. Las obras
públicas de gran envergadura deben incluir la cualificación de la mano de obra a fin de
mejorar sus perspectivas profesionales. Deben establecerse subsidios para las
empresas que empleen a grupos vulnerables, aumenten los salarios o impliquen e los
sindicatos en la toma de decisiones.

La empresa privada ha demostrado ser extremadamente irresponsable durante la


crisis. La sociedad ucraniana de posguerra necesita integración, que deberá
asegurarse mediante el desarrollo de empresas públicas y cooperativas que no
generen beneficios en detrimento de la sociedad y el medio ambiente. Ucrania se
enfrenta a una tarea colosal ante la enorme destrucción y la necesidad de relanzar la
industria, pero las políticas neoliberales no aportan nada en este sentido. Hace falta
una estrategia basada en la intervención del gobierno en la economía y la financiación
de programas de empleo. Esto requiere a su vez una política de redistribución
mediante impuestos y la confiscación de la riqueza excedentaria de la gente más rica
del país. Esto sería una manifestación concreta de la política hace tiempo prometida de
desmantelamiento de la oligarquía, que por lo visto ha desaparecido de la agenda
política desde el comienzo de la guerra.

A corto plazo, la guerra de Rusia ha debilitado el poder de la clase trabajadora


ucraniana. Pero a largo plazo, el movimiento obrero ucraniano puede intensificar su
movilización y mejorar las condiciones de trabajo. A pesar del pesimismo, la sociedad
ucraniana cree en un modelo de reconstrucción más justo.

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Libre de virus. www.avast.com

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