El panecillo más tierno y agradable de la panadería española es,
además, muy sencillo de hacer en casa. Prepárate a disfrutarlo recién hecho aunque no seas un experto en masas.
La receta que utilizo es de Eulalia W. Petit, del magnífico blog Un Pedazo
de Pan, de obligado seguimiento si queréis aprender habilidades panaderas con todo su fundamento. Ella utiliza harinas variadas en sus molletes, pero para simplificar os indicamos el uso únicamente de harina panificable, papel para el que os puede servir cualquier harina corriente de supermercado (ojo, no de fuerza ni de repostería, corriente sin más).
Dificultad
Para ser una masa, es fácil.
Ingredientes
• 500 g de harina panificable
• 325 ml de agua • 10 g de sal • 3 g de levadura de panadería liofilizada (o 10 g de levadura fresca) • 50 ml de aceite de oliva virgen
Preparación
1. En un bol, mezclar todos los ingredientes excepto el aceite de
oliva. Amasar a mano o con robot un minuto y dejar reposar 10 minutos.
2. Añadir entonces el aceite de oliva y amasar en intervalos de un
minuto, separados por reposos de la masa de 10 minutos (el reposo amasa, como dice Ibán Yarza), hasta que la masa esté fina y elástica (por lo menos 3-4 ciclos).
3. Hacer una bola con la masa -estará pegajosilla, debéis resistir la
tentación de poner más harina o los panecillos saldrán más pesados- y ponerla en un recipiente engrasado con aceite. Tapar y dejar que fermente hasta que doble su tamaño. 4. Cuando la masa haya doblado, pasarla a la encimera bien enharinada o espolvoreada con sémola. Aplastarla con la mano para quitarle el gas de la primera fermentación.
5. Hacer un rollo con la masa, como si fuera un brazo de gitano, en
forma de barra grande.
6. Cortar el rollo en 8 rodajas cuanto más parejas, mejor (de unos
110 g). Girar cada rodaja para que el corte mire hacia arriba y aplastarla con los dedos en forma de zapatilla/óvalo. Espolvorear a conciencia los cortes de la masa con harina o sémola para que no se peguen.
7. Colocar los molletes bien enharinados sobre un paño, también
espolvoreado de harina y tapar con plástico para que vuelvan a fermentar. Crecerán apreciablemente (necesitarán por lo menos una hora).
8. Cuando los panecillos hayan doblado el volumen (más o menos),
pasarlos con cuidado a una bandeja forrada de papel de hornear, volteándolos.
9. Cocer en el horno previamente calentado a 220° -en la solera
(base) del horno, si no tenéis piedra para pizza ni nada parecido- en dos tandas de cuatro panecillos, durante 12-15 minutos, hasta que hayan crecido un poco y estén empezando a coger color.
10. No deben tostarse casi; cuando estén listos sacarlos a una
rejilla para que enfríen del todo. Y a rellenarlos con exquisiteces, tostados o sin tostar, abiertos o sin abrir: no vamos a coartar vuestro libre albedrío.