marzo 2023 - Nº6

Procesos locales de institucionalización

de políticas y derechos culturales
con mirada federal
 Levrand, Norma
Procesos locales de institucionalización de políticas y derechos culturales con mirada federal / Norma Levrand ;
Ezequiel Valicenti. - 1a ed - Caseros : RGC Libros, 2023.
Libro digital, PDF

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ISBN 978-987-8488-31-8

1. Estudios Culturales. I. Valicenti, Ezequiel II. Título

CDD 306

COORDINACIÓN DE ESTE NÚMERO:

Norma Levrand y Ezequiel Valicenti

AUTORES QUE PARTICIPAN

EQUIPO EN ESTE NÚMERO
Coordinación editorial
María Ytatí Valle - Graciela Ciselli
Emiliano Fuentes Firmani,
Norma Levrand - Norma Bernardini
Nicolás Sticotti y Leandro Vovchuk
Natalia Díaz - Marietta Alicia Gedda
Corrección
Muñoz - Rayen Blanco - Hugo Macias
Sebastián Spano
Nicolás Azar - Gabriela Costaguta
Diseño Mariano García - Sergio Ramos Cebrián
Ana Uranga - www.melasa.com.ar Gerardo Dayub - Joaquín Fernández

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Editorial
Por Norma Levrand y Ezequiel Valicenti
L
a reflexión sobre la implementa-
ción de los derechos culturales en
Argentina resulta aún un área de
vacancia, tanto en el ámbito académico
como en los debates de la administración
pública. La presentación de actividades
aisladas, programas discontinuados y
procesos dispersos parecen proliferar en
la gestión cultural. Las prácticas desarti-
culadas conllevan el riesgo de que se pier-
dan los logros alcanzados en el territorio,
con la consecuente necesidad de volver a
empezar cada vez que se pone en marcha
un programa o una actividad determi-
nada. Además, la falta de continuidad
desalienta a los actores sociales a involu-
crarse de forma activa en el desarrollo de
la cultura.
Norma Levrand y Ezequiel Valicenti - 3
Ante este habitual escenario, la institu-
cionalización de las políticas públicas y
los derechos culturales permite mantener
acciones a través del tiempo –evitando
que los cambios políticos propios de la
democracia impliquen retrocesos impor-
tantes– y garantizar el acceso a los bienes
simbólicos y artísticos, como también a la
producción de bienes culturales.
El número especial que presentamos tie-
ne por objetivo dar visibilidad, poner en
valor y someter a discusión instrumentos
o mecanismos institucionales de diseño o
implementación de políticas públicas vin-
culadas al sector cultural, o de afirmación
de derechos culturales. La convocatoria
fue abierta y se recibieron diversas con-
tribuciones de distintos lugares del país y
del exterior. En este sentido, procuramos
seleccionar aquellos trabajos que presen-
tan descripciones y reflexiones relativas a
experiencias locales o regionales, teniendo
presente la centralidad del Estado como
garante de la promoción y el acceso a la
cultura como un bien público y un derecho
ciudadano.
El número comienza con una entrevista
a la actual presidenta del Consejo Federal
de Cultura, Patricia Herrera. El Consejo
es, quizás, el intento más importante
–y estable– para lograr mecanismos de
diseño y gestión de políticas públicas
sostenidas en el tiempo. En la entrevista,
su presidenta nos expone interesantes
reflexiones sobre la actualidad del orga-
nismo y sobre el rol que este cumple en el
desarrollo de proyectos regionales con los
que se promueven mecanismos de vincu-
lación entre provincias y entre provincias
y el Estado nacional.
Luego, se exhiben once contribuciones
sobre el tema que nos convoca. Si bien, en
conjunto con el equipo editor, hemos pro-
curado que la convocatoria llegue a las di-
ferentes latitudes de nuestro extenso país,
la limitación mencionada de políticas cul-
turales institucionalizadas y consolidadas
en muchos territorios explica la ausencia
4- [revista gestión cultural]
de representación de todas las provincias
en los artículos presentados.
En los textos que componen el número
se contemplan testimonios y análisis de,
entre otros, transformaciones institucio-
nales vividas o proyectadas para el campo
de la cultura; planificaciones y estrategias
de intervención en materia de políticas
públicas culturales; procesos legislativos
de consagración o desarrollo de derechos
culturales. Ahora bien, frente a la diversi-
dad de los trabajos, y de los enfoques que
proponen, hemos optado por presentarlos
a partir de agrupaciones, con el objetivo de
facilitar su lectura.
El primer grupo de trabajos se centra en
el análisis de diversos modelos de institu-
cionalización de los derechos culturales, a
partir de marcos teóricos provenientes de
las ciencias sociales. En este sentido, los
trabajos no solo comparten la descripción
de un estado de situación sino que tam-
bién permiten generar interesantes marcos
analíticos que eventualmente podrían repli-
carse en otras situaciones o territorios. Así,
el trabajo de María Ytatí Valle interpreta el
devenir de los organismos de gestión de la
cultura en Río Negro, a partir de la distin-
ción entre la política y lo político propuesta
por Mouffe (2011). Graciela Ciselli toma en
cuenta la situación en Comodoro Rivadavia
y analiza, desde un enfoque de derechos
humanos, los ámbitos en los cuales se han
desarrollado las políticas culturales de la
ciudad y los espacios para la participación
ciudadana. Mudando el eje hacia la región
centro, el trabajo de Norma Levrand y
Norma Bernardini aborda los cambios le-
gislativos en la provincia de Entre Ríos en
los últimos años, examinando el concepto
de cultura que trasuntan las leyes y los desa-
fíos que nacen de su implementación. Por
su parte, Natalia Díaz realiza un exhaus-
tivo análisis de los programas puestos en
marcha desde el Ministerio de Innovación
y Cultura de Santa Fe, considerando los sus-
tratos teóricos que permiten su fundamen-
tación, tales como las políticas de la imagi-
nación o las formas de rehumanización. En
este grupo, el artículo de Mariano García
aborda la construcción colectiva de políti-
cas audiovisuales en Córdoba, describiendo
su impacto y considerando los mecanismos
que aún deben fortalecerse.
El segundo grupo de artículos se nuclea a
partir del formato de descripción de ex-
periencias. La riqueza de estos trabajos
radica en la capacidad que han tenido los/
as autores/as para dar cuenta de intentos
concretos de formalización de políticas de
desarrollo de derechos culturales, muchos
Norma Levrand y Ezequiel Valicenti - 5
de ellos aún plenamente vigentes. Así, los
relatos funcionan como testimonios de
casos que pueden inspirar reflexiones ana-
líticas sobre el tema que aquí debatimos.
Gabriela Costaguta relata cómo, a partir
de una tesis de tecnicatura en gestión
cultural, nació la posibilidad de proponer
o intervenir en diversas iniciativas mu-
nicipales. A partir de sus palabras puede
reconstruirse el recorrido que desarrolla
un Estado municipal que intenta efectivi-
zar derechos culturales, con sus marchas y
contramarchas. Gerardo Dayub construye
sus reflexiones en torno a una serie de
ordenanzas municipales de la ciudad de
Paraná y a las tensiones que se generan
en la implementación de estructuras de
institucionalización. Joaquín Fernández
nos presenta un relato vital que involucra
la constitución de una asociación de mú-
sicos locales, la presentación de proyectos
de ordenanza y una red de espacios cul-
turales. El último de los trabajos de este
grupo es una crónica grupal que anuncia
la creación de una red de espacios cultu-
rales de Santiago del Estero. El relato de
sus protagonistas permite tomar contacto
directo con los mecanismos que se ponen
en marcha cuando se asume la necesidad
de formalizar y fortalecer los vínculos
institucionales.
Finalmente, se integran dos trabajos
provenientes de Chile y de España. Los
aportes resultan de interés por incorpo-
rar experiencias de países con los que
compartimos raíces culturales y modelos
administrativos estatales. La riqueza de
estas experiencias posibilita reflexionar
sobre las articulaciones entre lo barrial,
lo local y las políticas generadas a nivel
nacional, tanto en relación a su imple-
mentación como también al impacto en
las comunidades. En ambos casos, la par-
ticipación de referentes culturales y la in-
clusión de personas que, inicialmente, no
estaban vinculadas a la cultura visibiliza la
incidencia de la garantía de los derechos
culturales en la mejora de la calidad de
vida de las poblaciones. También se ana-
lizan las dificultades que han atravesado
estas políticas en cada caso, advirtiendo
los desafíos que resulta necesario sortear.
6- [revista gestión cultural]
Por último, como suele ser habitual en
los números especiales que propone la
Revista de Gestión Cultural, presentamos
una serie de fotografías de la fotógrafa y
diseñadora Paz Mosca titulada Geografía
Sensorial.
Sobre el final solo nos resta agradecer al
equipo de RGC Ediciones por habernos
convocado a la tarea de coordinar este
número especial. Anhelamos que este
aporte pueda contribuir a la reflexión
sobre la importancia de consolidar con-
diciones institucionales o normativas
que permitan el acceso y la participación
de los/as habitantes en la vida cultural de
la comunidad, y que, asimismo, pueda
llamar la atención sobre la necesidad de
contar con mayores estudios analíticos
sobre el diseño, la gestión y la medición
de políticas públicas relativas a derechos
culturales

11 Entrevista a Patricia Herrera
POR NORMA LEVRAND Y
EZEQUIEL VALICENTI
19 Ejes a considerar en el análisis
de las políticas culturales en las
provincias: el caso de Río Negro
POR MARÍA YTATÍ VALLE
33 Transformaciones en el sector
cultural de Comodoro Rivadavia:
el activismo comunitario y las
políticas públicas municipales
(2002-2022)
POR GRACIELA CISELLI
43 derechos
Institucionalización jurídica de
culturales en Entre Ríos
POR NORMA LEVRAND Y
NORMA BERNARDINI
55 Políticas culturales del Ministerio
de Innovación y Cultura (MIC) de
Santa Fe. 2007-2019
POR NATALIA DÍAZ
67 Políticas audiovisuales en
Córdoba, una construcción
colectiva. El caso de APAC
POR MARIANO GARCÍA
Geografía sensorial
POR MARÍA PAZ MOSCA
87
Itinerario de una gestora cultural
en las políticas culturales locales
POR GABRIELA COSTAGUTA 77
Nuevas herramientas, nuevas
oportunidades.
El caso de Paraná
95
POR GERARDO DAYUB
Un camino 103
de militancia cultural
POR JOAQUÍN FERNÁNDEZ
Red de espacios culturales
Santiago del Estero
113
POR RAYEN BLANCO,
HUGO MACIAS Y NICOLÁS AZAR
Programa creando Chile en mi
barrio: una problematización
119
del acceso a la cultura
POR MARIETTA ALICIA GEDDA MUÑOZ
Breve aproximación histórica
129
a los espacios culturales de
proximidad de la ciudad de
Barcelona, y su relación con la
materialización de los derechos
culturales
POR SERGIO RAMOS CEBRIÁN
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La gestión cultural Artes escénicas

latinoamericana música y covid

ABRIL 2021 - Nº2

en la Mondiacult en América
2022 Latina
Artes escénicas,
música y covid
en América Latina

Aportes de la Industrias
Gestión Cultural culturales,
a las Políticas territorios
Culturales. y convergencia
A 15 años del digital
Congreso
Argentino de
Cultura

Puntos de cultura. Los Nuevos Gestión cultural Creación heroíca Los patrimonios
Cultura viva Bárbaros. en la Argentina GUILLERMO son políticos
en movimiento La aventura política EMILIANO FUENTES VALDIZAN ANA LAURA ELBIRT /
CELIO TURINO de Fora do Eixo FIRMANI / GUERRERO JUAN IGNACIO
RODRIGO SAVAZONI JOSÉ TASAT (COORD.) MUÑOZ (COMP.)
8- [revista gestión cultural]
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Norma Levrand y Ezequiel Valicenti - 9

10 - [revista gestión cultural]
Entrevista a Patricia Herrera
Secretaria de Culturas
de la Provincia de La Rioja y
presidenta del Consejo Federal de Cultura
Por Norma Levrand y Ezequiel Valicenti para RGC
E
l Consejo Federal de Cultura y
Educación se creó en 1979, con la Ley
Nº 22.047. Sin embargo, en el mar-
co de un gobierno de facto, las prioridades
y atribuciones de este organismo fueron
limitadas. La vuelta a la democracia y su
afianzamiento a través de los años eviden-
ciaron la necesidad de contar con un ámbito
que nuclee a representantes de los organis-
mos de cultura provinciales y que permita
coordinar acciones. Así toma impulso el
Consejo Federal de Cultura, que posee un
órgano ejecutivo y una asamblea, integrada
por el ministro de Cultura de la Nación, y
los ministros de cultura provinciales y de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En los últimos años, el Consejo se ha resig-
nificado a partir de la participación activa
de los representantes locales en las reu-
niones ordinarias de la Asamblea. Entre
sus objetivos principales se encuentran la
coordinación regional de políticas cultu-
rales establecidas por el Estado Nacional
y la vinculación entre los organismos de
cultura. Asimismo, se abordan cuestiones
relativas a las estrategias de promoción
de actividades culturales en el territorio
nacional y a los espacios de vinculación
cultural entre las provincias.
Para cumplir estos objetivos, el Consejo
Federal de Cultura ha desarrollado pro-
yectos regionales desde 2016 y, a partir
de 2018, ha implementado políticas de
fortalecimiento del sector, tales como be-
cas, capacitaciones, ferias y seminarios. El
sostenimiento de los proyectos regionales
Entrevista - 11
y de las medidas de financiamiento se lo-
gra gracias a un acuerdo con el Ministerio
de Cultura de la Nación, que transfiere
fondos para desarrollar los mismos. Esta
articulación permite federalizar el acceso
a la cultura y generar políticas y proyectos
que posibilitan a las comunidades impul-
sar y desarrollar actividades culturales de
manera sostenida en el tiempo.
Para este número especial de Revista de
Gestión Cultural entrevistamos a la actual
presidenta del Consejo Federal de Cultura,
Patricia Herrera, quien también cumple
su función como secretaria de Culturas
de La Rioja. Ella es profesora nacional de
Danzas y gestora cultural. Fue presidenta
de la Agencia de Cultura y subsecreta-
ria de Música y Danza en el Gobierno de
la Provincia de La Rioja. También se ha
desempeñado como docente en escuelas
municipales, provinciales y privadas con
amplia participación en proyectos cultu-
rales y sociales.
RGC: ¿Cuáles son las acciones que lleva
adelante el Consejo Federal de Cultura
(CFC)?
Patricia Herrera: El CFC se conforma,
primordialmente, como un organismo
interjurisdiccional de concertación, es
decir que busca llegar a acuerdos entre las
12 - [revista gestión cultural]
distintas jurisdicciones, dialogando, coor-
dinando y planificando políticas necesa-
rias en materia de desarrollo, crecimiento
del sector industrial ligado a las culturas y
sostenibilidad en la política de cuidado y
preservación del patrimonio.
Uno de los objetivos destacados es pro-
mover la integración, la cooperación y
el fortalecimiento de las identidades re-
gionales, para favorecer el desarrollo y
contribuir a la construcción de un sentido
federal de la cultura.
El CFC viene trabajando todos los años en
la creación y armado de proyectos regionales;
cada región presenta uno o varios proyectos
en diferentes temáticas. Dichos proyectos
son financiados por el Ministerio de Cultura
de la Nación y de las provincias que forman
parte del CFC. Los resultados favorables de
estos proyectos profundizan el trabajo con-
junto y el desarrollo cultural regional.
Es importante mencionar el programa de
becas de formación en gestión cultural
y en proyectos colaborativos, con la in-
tención de generar nuevos espacios con
oportunidades para todos los sectores que
construyen la diversidad cultural.
También, durante la pandemia, se llevaron
a cabo programas de acompañamiento y
apoyo económico para sectores de las in-
dustrias culturales afectados por la situa-
ción sanitaria. Fue prioritario para el CFC
asegurar que la información llegue a cada
hacedor y hacedora cultural de cada rincón
del país.
Durante dos años consecutivos llevamos
a cabo en Tecnópolis, junto al Ministerio
de Cultura, a través de la Secretaría de
Desarrollo Cultural, “Argentina Unida
se muestra”, con cuatro espacios impor-
tantes: Patrio federal, donde un escenario
genera un encuentro federal y festivo en
formato de peña con artistas de todo el
país. El Paseo federal, destinado a la pro-
moción y venta de productos regionales.
Un Auditorio, con espectáculos, conversa-
torios, conferencias y otras acciones for-
mativas que permitieron abrir el diálogo y
tejer lazos entre todas las provincias. Y la
Muestra, una inmensa exposición de todo
el país que reúne artistas de cada provin-
cia, combinando y vinculando el talento,
revalorizando y rescatando las técnicas,
como así también creando nuevos forma-
tos de difusión y promoción turística y cul-
tural a través de la muestra. Por ejemplo, el
año pasado se realizó la temática “Cultura,
tecnología e innovación” y este año se ex-
puso a íconos identitarios de soberanía
provinciales y regionales.
El Consejo Federal de Cultura está en cada
acción cultural que se lleva a cabo, ya sea
desde las provincias o como bloques regio-
nales con una mirada integral que aporte
al crecimiento y transformación de las cul-
turas en todo el territorio argentino.
RGC: ¿Cómo se construye el vínculo entre
el Estado Nacional, desde su Ministerio
de Cultura y los organismos provinciales?
¿Cuál es la dinámica de ese vínculo?
PH: El Ministerio de Cultura de la Nación
tiene una visión amplificada sobre la polí-
tica cultural que abarca todo el territorio
nacional y contempla a todos los trabaja-
dores y trabajadoras de la cultura en cada
punto del país. Para poder ejecutar un plan
de acción que le permita desarrollar esa
política, debe estar ligado directamente a
la noción del federalismo.
El concepto “cultura” se ha modificado, reafir-
mando y hasta ampliando, con el paso de los
años y de las gestiones. El arte, la expresión,
el oficio, el patrimonio, la identidad, todos
son parte de un mismo sentido, y cada pro-
vincia tiene una realidad diferente y aplica
un formato para gestionar y transformarse;
en ese sentido, el Ministerio de Cultura de la
Nación se vincula con cada provincia desde
la apertura del diálogo, el financiamiento de
proyectos innovadores, el apoyo y apuesta al
ENTREVISTA - 13
 Institucionalizar las políticas culturales significa dar un marco
de integración al plan estratégico de la gestión de Gobierno,
crecimiento y desarrollo, la creación de espa-
cios de divulgación, promoción y difusión, la
producción de ámbitos de formación, ya sea
en el oficio o en la actividad económica que
sostiene al campo cultural, y además cumple
el rol de eje político que proyecta la mirada
institucional sobre la cultura en todo el país.
En este sentido, el vínculo entre el CFC y el
Ministerio de Cultura es permanente, todas
las acciones que lleva a cabo el CFC se hacen
en forma conjunta con el Ministerio, tenien-
do en cuenta que dentro del organigrama
del Ministerio de Cultura se encuentra la
Dirección de Coordinación del Consejo
Federal, cuyo director es Gustavo Romero,
que depende de la Secretaría de Desarrollo
Cultural, a cargo de Lucrecia Cardoso.
Por Estatuto, el CFC se reúne por lo me-
nos dos veces al año en asambleas ordina-
rias; es el órgano máximo del Consejo y el
Ministerio de Cultura forma parte de esa
Asamblea.
El CFC, además, tiene una junta ejecuti-
va: Presidencia, Vicepresidencia Primera,
14 - [revista gestión cultural]
es materializar las decisiones.
Vicepresidencia Segunda, Secretaría
General, Secretaría de Coordinación,
Secretaría de Comunicación y Prensa,
Secretaría de Actas y Tesorería, que man-
tiene reuniones de trabajo periódicas.
La dinámica de la comunicación es fre-
cuente, presencial o virtual; mantenemos
reuniones regionales por diferentes te-
máticas que surgen en torno a la gestión
de cada provincia, de cada región o entre
bloques regionales como Norte Grande,
siendo la coordinación del CFC receptores
generales.
RGC: Dado que el dossier procura focali-
zar en la institucionalización de las polí-
ticas culturales, ¿cómo se desarrolla este
tema en el marco del CFC?
PH: El CFC tiene como objetivo proponer
la creación de espacios de vinculación en-
tre organismos oficiales y no oficiales, aso-
ciaciones, instituciones y agrupaciones
que tengan en común garantizar a los y las
ciudadanas el acceso a la cultura en su di-
versidad, como así también la posibilidad
de contribuir en ella. Institucionalizar las
políticas culturales significa dar un mar-
co de integración al plan estratégico de la
gestión de Gobierno, es materializar las
decisiones y llevarlas a cabo.
El órgano máximo del consejo es la asam-
blea. Es donde se discuten las políticas
culturales, y donde se toman las decisio-
nes de las diferentes acciones y políticas a
implementar.
RGC: ¿Consideran el desarrollo de instru-
mentos normativos como parte de esta
institucionalización? ¿Qué herramientas
o debates se dan en el marco del CFC en
este aspecto?
PH: Si bien es la Asamblea del Consejo
donde se toman las decisiones, to-
das las acciones que realizamos con el
Ministerio de Cultura y otros organis-
mos las hacemos mediante Convenios de
Colaboración. Los instrumentos norma-
tivos son necesarios en la institucionali-
zación de las políticas culturales, siempre
y cuando coexistan con la apertura de
diálogo y la flexibilidad, ya que no todas
las provincias tienen la misma realidad
en materia cultural. Como dije antes, el
concepto de cultura es muy amplio y hay
que aplicar perspectiva.
Cabe mencionar que nos debemos una
Ley del Consejo Federal de Cultura. Hubo
presentaciones de proyectos, y sería im-
portante que el Consejo avance en este
sentido. Es necesario un marco normati-
vo apropiado que legalice y jerarquice su
institucionalidad.
RGC: ¿De qué manera se incorpora la
perspectiva de derechos a las acciones que
se desarrollan en el CFC?
PH: Toda acción que realiza el Consejo tie-
ne en cuenta como fin esencial garantizar
los derechos, a la perspectiva de género, a
la diversidad cultural, a la identidad, a la
participación de la vida cultural, a la liber-
tad de expresión.
RGC: ¿Cuáles son los principales resul-
tados del trabajo en el seno del CFC que
destacaría?
PH: El trabajo conjunto, el compromiso
político cultural de las y los miembros de
CFC. El Consejo ha posibilitado hechos
culturales relevantes como la realización
de proyectos que consolidaron el trabajo
intra e interregional. Se ha logrado expan-
dir la circulación de bienes entre regiones
y se ha difundido la acción de cada una de
ellas. Han crecido con gran dinamismo los
entes culturales regionales que promueven
ENTREVISTA - 15
y coordinan la actividad cultural, la identi-
dad regional.
En los casos del Consejo Regional Norte
Cultura, del Ente Cultural Patagonia, de la
Región Centro y del Ente Cultural Región
NEA, se ha trabajado intensamente para
que se consoliden. Año tras año, el Consejo
avanza para romper barreras y hacer del
territorio nacional un concierto de voces,
de creaciones y de proyectos.
Nuestro país abarca un inmenso territorio
con una agenda muy variada y con gran-
des proyectos y propuestas. Con el equipo
del CFC nos queda trabajo por delante,
visitar otras provincias, acompañar nue-
vos espacios de integración y aportar a la
transformación cultural de cada provincia
con un eje federal.
RGC: ¿Cuáles son los desafíos para el CFC
en los próximos años?
PH: Atender a cada situación y a cada no-
ción que engloba el amplio concepto de
la cultura en su diversidad es un desafío
diario. Todos los días procuramos avan-
zar en materia de derechos, de creación
de nuevos espacios, de consolidación de
proyectos, de financiamiento, teniendo
en cuenta que hablamos de trabajadores y
trabajadoras que dedican su vida al arte,
la expresión, la investigación o la gestión,
que crecen y se desarrollan, y eso aporta
significativamente al país, no solo des-
de lo económico sino también desde lo
identitario.
Que exista un Consejo Federal de Cultura
y pueda servir de núcleo para todas aque-
llas gestiones a lo largo y ancho del país
es un logro que conlleva una enorme
responsabilidad.
Cómo mencioné, la creación de una Ley de
Consejo Federal de Cultura, que legalice y
jerarquice su institucionalidad, sería un
avance del federalismo en materia cultu-
ral, de manera tal de que se constituya en
una de las herramientas principales de la
gestión cultural de cada gestión, mirando
siempre hacia el futuro con una visión de
avance y desarrollo.
No hay que olvidar que esta reactivación
en la economía de la cultura viene luego de
dos años donde el sector fue muy golpea-
do por la pandemia y también, anterior-
mente, por una gestión que no la priorizó.
No debemos permitirnos como país no
avanzar en la construcción de un protoco-
lo cultural ante momentos de crisis, ese ha
sido un ejemplo importante que debemos
tener siempre en cuenta
ENTREVISTA - 17
18 - [revista gestión cultural]
Ejes a considerar en el análisis
de las políticas culturales en las
provincias: el caso de Río Negro
Por María Ytati Valle
C
onsideramos que el análisis de las
políticas culturales necesita inter-
pretarse en torno a la distinción
entre la política y lo político, propuesta por
Chantal Mouffe (2011), es decir, preguntar-
nos en el marco de la conflictividad de lo
político, qué orden pretenden instituir las
políticas culturales.
Por esta razón advertimos que los es-
tudios de las políticas culturales deben
desarrollarse desde perspectivas inter-
disciplinarias, que tomen en cuenta su
territorialización e historización, que
permitan observar los distintos actores,
grupos y tensiones que se gestan en tor-
no a estas, como así también no solo la
legislación o programas, sino cómo estos
se pusieron en práctica, qué regiones
fueron beneficiadas, qué impactos tuvie-
ron, cómo se implementaron esas políti-
cas, qué demandas se generaron, si fueron
evaluados, y qué resultados se observaron.
Estudiar en los discursos de los funciona-
rios qué definiciones en torno al concepto
de cultura y otros términos como arte, ar-
tista, artesanía, identidad, memoria, con-
formaron esta trama de significaciones
que implican las políticas culturales. Esta
propuesta metodológica surge de nuestro
estudio de caso, las políticas culturales en
Río Negro.
A modo introductorio, en este trabajo
señalaremos algunos ejes a considerar
en el estudio de las políticas culturales en
las provincias, especialmente en las que
como Río Negro tuvieron un pasado como
María Ytati Valle - 19
Territorios Nacionales. Consideramos
las políticas culturales como políticas
públicas, como procesos sociales en los
cuales es posible ver desagregados en su
accionar a los sectores de los aparatos
estatales y también a los de la sociedad
(Díaz, 1998). De esta manera se configu-
ran campos de relaciones sociales, rela-
ciones de poder que suponen relaciones
de fuerza en la producción instrumental
y simbólica al adoptar sucesivas tomas
de posiciones y actuar en consecuencia,
transformando la realidad. Las políticas
culturales implican diseños de interven-
ción deliberados que pretenden por dis-
tintos medios obtener los efectos desea-
dos (Brunner, 1988). Las definiciones de
estas son diversas (García Canclini, 1987;
Bruner, 1987; entre otros) pero coinciden
en la importancia de analizar las distin-
tas concepciones de cultura, considerar
los niveles jurisdiccionales, atender a la
finalidad, que como especifica la Unesco
(2017), procuran ejercer un efecto directo
en las expresiones culturales de las per-
sonas, grupos o sociedades, en particular
la creación, producción, difusión y dis-
tribución de las actividades y los bienes
y servicios culturales y el acceso a ellos.
El estudio de las políticas culturales
en Argentina tiene un reciente interés,
20 - [revista gestión cultural]
especialmente aquellas desarrolladas
desde 1983, (Lacarrieu y Cerdeira, 2016;
Zamorano, 2016; Alonso, 2020; Fernandez,
2020; entre otros). En Río Negro, Mónica
Larrañaga y Pablo Bulcourf (2009) com-
pilaron un abordaje general a modo de
marco teórico conceptual, considerando
las políticas culturales como sustenta-
doras de ciudadanía, ya sea para definir
una gestión cultural o para el análisis
de prácticas y marcos regulatorios de-
sarrollados desde 1983. Por su parte,
Mónica Larrañaga y Eliana Medvedev
(2009, 2010) recuperaron las distintas
concepciones de cultura y destacaron
el ingreso del derecho a la misma como
normativa constitucional en la reforma
de la Carta Magna de 1988. También en el
ámbito jurídico presentaron un recorrido
bibliográfico desde la Ciencia Política y
las diversas definiciones contemporáneas
del concepto de cultura como apuntes
para la construcción de un proyecto de
ley provincial de cultura. Finalmente,
nuestros estudios ligados a las políticas
culturales implementadas por quienes
detentaban el poder cristalizado en el go-
bierno que nos permitieron afirmar que
estas se constituyeron como herramientas
para la construcción de hegemonía (Valle,
2012, 2016, 2020).
Entendemos el área de Cultura como es-
pacio de construcción y lucha de poder, de
tensiones que escapan a la mera instru-
mentación de medidas, ya sea advirtiendo
en las trayectorias de los funcionarios,
las alianzas, adhesiones, complicidades,
lógicas individuales, los mecanismos de
disciplinamiento interno, las relaciones
interministeriales y con administraciones
de otras jurisdicciones, como así también
los niveles de incidencia e interrelación
con asociaciones y agrupaciones que con-
formaron el campo artístico y científico.
Cabe aclarar que el concepto de campo
(Bourdieu, 1995), específicamente en el
ámbito cultural requiere una redefinición
en el caso de las provincias.1 En Río Negro
advertimos que el rol del Estado es deci-
sivo, especialmente en las instituciones
de consagración y legitimación como así
también a nivel presupuestario. Este eje
es importante especialmente frente a po-
siciones políticas que plantean la ausencia
del Estado y lo dejan librado a la acción
por parte de la sociedad civil y el mercado
de estas políticas. ¿Cómo podría pensarse
estas posiciones en localidades con menos
de 3000 habitantes basadas en el desarro-
llo de economías primarias si el Estado no
se constituye en un actor en la promoción
y fomento de acciones culturales?
De esta manera, el área de Cultura no solo
conjuga los debates propios del campo
cultural y de la administración pública,
sino que es el espacio privilegiado que
relaciona política y cultura. Se trataría de
observar la tensión entre los discursos y las
prácticas, ya que los estudios de medidas
o leyes en forma aislada conllevan a una
pérdida de perspectivas de la complejidad
que implica el concepto de cultura, cuya
definición no puede pensarse separada del
de hegemonía, como propusiera Raymond
Williams (2009).
La burocratización del área de
Cultura
La provincia de Río Negro se ubica en el
norte de la Patagonia; su capital Viedma
tiene una larga tradición en la historia del
país. Fundada en 1779, en sus inicios juris-
diccionalmente dependió del Virreinato
del Río de la Plata (1776-1810); luego, del
dominio de la provincia de Buenos Aires
(1820-1878), posteriormente se consti-
tuyó en capital de la Gobernación de la
Patagonia (Ley Nacional Nº 954/1878) hasta
que en 1884 se originaron los Territorios
Nacionales de Neuquén, Río Negro,
Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego,
medida considerada como una solución
María Ytati Valle - 21
provisoria al dilema planteado por la in-
corporación de las regiones hasta enton-
ces bajo dominio indígena (Ruffini, 2007).
En el marco de las políticas de ciudada-
no integrado (Romero, 2004) llevadas
a cabo por las presidencias peronistas
(1946-1955), se inició el proceso de provin-
cialización de los Territorios Nacionales.
Durante la segunda presidencia de Juan
Domingo Perón (1952-1955) se consoli-
daron procesos de provincialización, se
crearon las provincias de Eva Perón (La
Pampa) y Presidente Perón (Chaco),2 y la
de Misiones,3 y el 15 de junio de 1955 se
sancionó la Ley Nº 14.408, que declaró
como provincias a Formosa, Neuquén,
Chubut, Santa Cruz y Río Negro. El gol-
pe cívico-militar de 1955 paralizó por dos
años la convocatoria a la constituyente
para las nuevas provincias.
En 1957 se sancionó la Constitución de Río
Negro, y a partir de entonces se llamó a
elecciones. En 1958 asumió el primer go-
bernador. Esta etapa estuvo signada por la
interrupción de gobiernos democráticos
por golpes cívico-militares, la proscrip-
ción del peronismo y el comunismo, con
la excepción del triunfo eleccionario del
Partido Blanco (neoperonista) en 1962,
que finalmente no pudo acceder a la
22 - [revista gestión cultural]
gobernación. En 1973, por primera vez en
la historia provincial, asumió un goberna-
dor peronista, Mario José Franco, quien
fue depuesto por la dictadura cívico-mili-
tar (1976-1983). En 1983, se inició un nuevo
período con la apertura democrática y un
predominio político del radicalismo a par-
tir de la asunción del gobernador Osvaldo
Álvarez Guerrero. La hegemonía radical
se mantuvo hasta el año 2011, cuando
asumió como gobernador por el Frente
para la Victoria, Carlos Soria, quien fue
sucedido luego de su asesinato en enero
del 2012 por el vicegobernador Alberto
Weretilneck, quien formó el partido pro-
vincial Juntos Somos Río Negro, actual-
mente en el gobierno.
Consideramos que la conformación de
un área específica en el organigrama del
Poder Ejecutivo se constituye en un sím-
bolo de la concepción de cultura de los
distintos gobiernos. En Río Negro, en la
primera etapa de provincialización, esta
área se constituyó como Dirección, depen-
diente del Ministerio de Asuntos Sociales,
mantuvo un crecimiento en sus funciones
y definiciones de organigrama como así
también en su presupuesto hasta 1976,
cuando la dictadura cívico-militar pro-
dujo un achicamiento de fondos, dismi-
nución de personal y medidas tendientes
al disciplinamiento del área. Recién con el
regreso de la democracia en 1983 la nueva
Ley de Ministerios (Nº 1791) creó una car-
tera de Educación y Cultura, hasta que, en
1987, nuevamente el área pasó a depender
del Ministerio de Asuntos Sociales, el cual
se encargaría de salud, educación, investi-
gación científica y técnica, fomento inte-
gral de la cultura, formación de la mujer,
comunidades aborígenes, coordinación
con el ente provincial de turismo, asisten-
cia de menores, madres, ancianos, y de-
porte y recreación (Ley Nº 2210). Se inició
así una nueva tendencia de achicamiento
presupuestario y pérdida de importancia
del área en el gobierno, como observamos
al pertenecer Cultura a este “gran ministe-
rio” de Asuntos Sociales.
En el marco de la aplicación de políticas
neoliberales y reforma del Estado, estu-
diado por Hugo Villca (2004) entre otros,
se observó el desmantelamiento de las
estructuras providencialistas del Estado
provincial. Entonces, en 1996 se sancionó
la Ley Nº 3017 que creó tres ministerios:
Hacienda, Economía y Gobierno, Trabajo
y Asuntos Sociales. En este último quedó
incluida Cultura, a diferencia de Turismo,
Acción Social, Educación y Salud Pública,
que se constituyeron como Secretarías de
Estado.
En diciembre de 1999, por Ley Nº 3.128,
se creó nuevamente el Ministerio de
Educación y Cultura, junto a los de Salud
y Desarrollo Social, Economía, Gobierno
y de Coordinación. En este contexto de
corrimiento del Estado en la implemen-
tación de políticas culturales, se sancionó
la Ley Nº 3738/2003, para el fomento de la
actividad privada en actividades cultura-
les. La misma disponía de la creación de
un Consejo Provincial de Mecenazgo que
sería convocado por la autoridad de apli-
cación, que era la Secretaría de Cultura.
Esta ley estipulaba la creación de un Fondo
Solidario para el fomento de la Cultura,
que sería administrado por el Consejo y
estaría integrado por aportes de privados,
de los gobiernos provinciales y nacionales.
Recién se reglamentó dos años después
por Decreto Nº 1598/2005. A la fecha no
hemos observado documentos que den
cuenta de su implementación y/o evalua-
ción por parte de las autoridades provin-
ciales. A partir de la política que constituyó
esta ley, el área de Cultura provincial pasó
a conformarse como Agencia del Estado
limitando el rol de este a un coordinador
de propuestas del ámbito privado.
En noviembre de 2011 la nueva Ley de
Ministerios Nº 4712 estipuló que Cultura
dependiera de la Cartera de Desarrollo
María Ytati Valle - 23
Social, a diferencia de Turismo que pasó
a ser un ministerio. El nuevo gobierno
en 2012 modificó el organigrama y se
creó el Ministerio de Turismo, Cultura
y Deportes, hasta que en noviembre del
2021 la Ley Nº 5537 creó la Secretaría de
Estado de Cultura.
Para futuros análisis será necesario ob-
servar la relación entre estos cambios en
el área de Cultura con los desarrollados a
nivel nacional y que funcionaron en mu-
chos casos como ejemplares.
Hasta aquí advertimos que el área de
Cultura en Río Negro se mantuvo mu-
chos años como Dirección, Subsecretaría
y el mayor rango fue el de Secretaría de
Estado que ostenta en la actualidad, pero
lejos de ello, las partidas presupuestarias
que hemos analizado tendieron a la suba
entre 1958 y 1976, y una tendencia a la baja
desde 1976-1983. Luego nos encontramos
con una ausencia de estudios hasta los
informes del Sistema de información
cultural de la Argentina (SInCA) que ana-
lizó los presupuestos entre 2001 y 2014 y
observó una tendencia estable que osciló
en un 0,20% destinándose en su mayoría
a personal.
En el 2014 el empleo cultural registrado
era de 954 puestos de trabajo. Este último
24 - [revista gestión cultural]
dato no se consideró como fundamento
para el proyecto presentado en el 2020 y
sancionado como Ley Nº 5521/2021, que
considera como política prioritaria del
Estado, el desarrollo, la promoción y el
fomento de las Industrias Creativas y
Culturales en la provincia, lo cual lleva
a preguntarnos hasta dónde se preten-
de modificar y reconocer la economía
de la cultura como un eje a considerar a
nivel provincial. La ley sancionada crea
el Registro de Industrias Creativas y
Culturales de Río Negro, constituye como
autoridad de aplicación a la Secretaría de
Cultura, que entre sus funciones está la
capacitación y la creación bajo su órbita
del Laboratorio de Industrias Creativas y
Culturales, que contiene el observatorio
e incubadora de industrias culturales y
creativas. El Laboratorio tiene como fi-
nalidad el desarrollo de acciones destina-
das a la generación de ideas de negocios,
productos o servicios y la recopilación,
análisis y transferencias de información
sobre este sector. El área de Cultura de-
terminará el acceso a financiamiento
para las industrias creativas y culturales,
mediante la gestión de créditos a una
tasa de interés competitiva para el inicio,
desarrollo y sustentabilidad de aquellas
industrias previamente registradas, como
así también administrará los recursos del
Fondo para el Desarrollo de Industrias
Creativas y Culturales; el mismo estará
formado por recursos provinciales, de pro-
gramas nacionales y provinciales y de otros
organismos como así también donaciones.
Cabe recordar que Río Negro carece de un
banco provincial, entonces de dónde pro-
vendrían los créditos con tasas especiales;
además, esta nueva ley genera interro-
gantes respecto a su implementación, ya
que se observa un fuerte poder dado a la
autoridad de aplicación. Proponemos un
futuro análisis comparativo entre esta ley
y la ley de mecenazgo ya mencionada.
Organismos
interjurisdiccionales y su
impacto en las provincias
Un eje a considerar en el análisis de las po-
líticas culturales en las provincias es la re-
lación entre estas y los organismos inter-
jurisdiccionales. En el caso de Río Negro:
el Fondo Nacional de las Artes (FNA), el
Consejo Federal de Inversiones (CFI) y el
actual Consejo Federal de Cultura.
El Fondo Nacional de las Artes creado por
Decreto-ley Nº 1224/1958 como ente autó-
nomo dentro de la administración pública
nacional descentralizada, con autarquía
funcional administrativa y financiera, se
relacionó con el Poder Ejecutivo a través
del Ministerio de Hacienda de la Nación.
En 1969 por Decreto Nº 1443 fue transfe-
rido al área del Ministerio de Educación
y Justicia. El Fondo retomó el modelo del
británico Arts Council of Great Britain (1945),
que desde sus inicios organizó un sistema
de subsidios y préstamos con garantía
prendaria e hipotecaria, para estimular,
desarrollar, salvaguardar y promover ac-
tividades artísticas en el país. Durante
la primera etapa de provincialización de
Río Negro, iniciada en 1958, observamos
especialmente en la ciudad de Viedma una
fuerte presencia del FNA a través de sub-
sidios, capacitaciones, subvenciones para
pago de transporte y horas cátedras para
docentes y jurados, constituyéndose en un
actor a considerar a la hora de evaluar las
políticas culturales. Como ejemplo señala-
mos el crédito y el asesoramiento brindado
para la construcción del Centro Municipal
de Cultura de Viedma (Valle, 2012).
El Consejo Federal de Inversiones surgió
a partir de una necesidad manifiesta en
la primera reunión de gobernadores cele-
brada en 1958. Luego, en 1959, se firmó su
acta de constitución que lo definió como
organismo permanente de investigación,
María Ytati Valle - 25
coordinación y asesoramiento, encar-
gado de recomendar las medidas ne-
cesarias para una adecuada política de
inversiones y una mejor utilización de
los distintos medios económicos condu-
centes al logro de un desarrollo basado
en la descentralización. Las líneas de
trabajo son definidas en asamblea por
los representantes de cada jurisdicción.
Específicamente en el área de Cultura ob-
servamos no solo su impacto en la inves-
tigación –área no considerada desde los
gobiernos provinciales a partir del cierre
del Centro de Investigaciones Científicas
de la provincia–, sino también a partir de
la implementación de seminarios, capa-
citaciones y financiamiento para elabo-
ración y puesta en marcha de proyectos
artísticos. De esta manera, el estudio
de las políticas culturales en Río Negro,
especialmente desde 1983, requiere el
análisis de esta línea de cooperación. El
CFI se constituyó en actor dominante
desde las políticas de desfinanciamiento
del área de Cultura, a partir de 1995 con
fuerte impacto en los primeros diez años
del siglo XXI.
Finalmente, las políticas culturales en
las provincias requieren del análisis de
la relación que establecieron entre estas
en el marco del actual Consejo Federal de
26 - [revista gestión cultural]
Cultura, cuyo antecedente fue el Consejo
Federal de Coordinación Cultural crea-
do en 1972 por Decreto-ley Nº 19.473.
En la gestión del ministro de Cultura y
Educación de la Nación, Rafael Llerena
Amadeo, durante la última dictadura
cívico-militar, en el marco del achica-
miento del Estado y a partir de concebir
la educación como un instrumento para
la difusión de los valores culturales que
pretendían imponer, se estableció por
Decreto-ley Nº 22.047 la creación del
Consejo Federal de Cultura y Educación
que unificó el Consejo Federal de
Educación –Ley Nº 19.682– y el Consejo
Federal de Coordinación Cultural, medi-
da justificada para obtener un enfoque
único y coordinado.4 La primera asam-
blea extraordinaria se realizó en 1980.
Esta se conformó para la construcción del
alma del ciudadano, que debía “asegurar
la vigencia de la cultura nacional, su pro-
yección en el mundo y la consolidación de
los valores éticos cristianos enraizados
en la tradición del país”.5 El organismo se
encargó de proponer políticas y acciones
para el desarrollo cultural de la Nación,
estipuló un orden de prioridades, un uso
“racional” de recursos, una evaluación
de los resultados, de manera que la ac-
ción cultural y educativa se estructurara
y consolidara por cauces institucionales
como la familia, los municipios, las pro-
vincias y la Nación. El gobierno dictato-
rial consideraba a las provincias como el
magma del que emanaría el saber telúri-
co, el saber de la tierra como un saber na-
tural, espontáneo y carente de conflicto.
Para las Fuerzas Armadas, las provincias
a través del Consejo debían asumir el
federalismo y la soberanía “imbuidos de
los valores de la digna moral cristiana, la
tradición nacional, conscientes de la dig-
nidad con la ayuda de Dios”.6
Desarrollaron un plan sobre política cultu-
ral en áreas de frontera, consideraron ne-
cesario luchar contra la incorporación de
formas culturales foráneas de países limí-
trofes y especialmente ante la conducta de
los inmigrantes que mantenían su cultura
de origen y obstaculizaban la integración
de la configuración de la Nación.7
En el Consejo también se generó la política
de disciplinamiento, a través de las diser-
taciones sobre el “peligro de la subversión”
a cargo del coronel Agustín Valladares.
En 1984, con la restauración democrática
por Decreto Nacional Nº 943 se dio con-
tinuidad al Consejo Federal de Cultura
y Educación, se hizo hincapié en el res-
peto por las autonomías provinciales a
diferencia del fuerte centralismo que tuvo
este durante la etapa dictatorial.
A modo de cierre
Lejos de una conclusión, hasta aquí
destacamos ejes de especificidad y de
problematización a considerar para el
análisis de las políticas culturales en las
provincias, en torno a la relación entre
la política y lo político que nos obliga
a no dejar de lado los procesos históri-
cos-sociales, las pujas de poder que se
desarrollan en el ámbito político, pero
también pensar la escala provincial a la
luz de las relaciones con la nación y las
municipalidades.
Nuestra ubicación en Río Negro cobra im-
portancia dado que podría plantearse un
estudio comparativo para observar conti-
nuidades con las otras jóvenes provincias
ex Territorios Nacionales y diferencias de
las políticas culturales de las provincias
de larga tradición, como así también con
aquellas desarrolladas en localidades “cen-
trales” como la actual Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Estas discontinuidades
llevarían a observar un modo específico a
la hora de abordar la tensión entre autono-
mía y dependencia.
María Ytati Valle - 27
Consideramos que el análisis de políticas
culturales requiere reconocer las relacio-
nes entre gobiernos y las instituciones
interjurisdiccionales, como observamos
entre Río Negro y el FNA, CFI y el Consejo
Federal de Cultura. Pero también las re-
laciones en el ámbito provincial con las
comunidades de pueblos originarios,
las universidades y la prensa entre otros
actores. Especialmente, el periodismo
cultural en Río Negro. Señalamos como
ejemplo el periódico La Calle (1979-1989),
y el suplemento Ojo de Pez, editado en los
diarios Noticias de la Costa y Río Negro, en
sus distintos suplementos. Pero también
cabe señalar este último como un actor
trascendental para el análisis por la acción
de la familia fundadora del diario8 en la
formación de la Asociación Civil Casa de
la Cultura de General Roca y la Fundación
Cultural Patagonia
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Cultura y Educación. Salta, 3-5 diciembre 1981.
Anexos. Centro Nacional de Documentación y
Legislación Educativas. Buenos Aires.
María Ytati Valle - 29
Decreto Nacional Nº 943/1984 Notas
Decreto Nº 1443/1969
1 Sobre este eje debemos señalar los estudios
Decreto Nº 1598/2005 de Ana Teresa Martinez (2007, 2008).
Decreto Nº 15.667/1951 2 República Argentina. Ley Nacional Nº
14.037/1951 y Decretos Nº 15.667/1951 y 15.668/1951.
Decreto Nº 15.668/1951 3 República Argentina. Ley Nacional Nº
Decreto-ley Nº 1224/1958 14.294/1953.
4 COMISION DE ASUNTOS LEGISLATIVOS
Decreto-ley Nº 19.473/1972
(1979) Nota del proyecto de ley firmado por Lle-
Decreto-ley Nº 22.047 rena Amadeo dirigida al Presidente de la Nación
Ley de Ministerios Nº 1791/1983 refrendada por el Ministerio del Interior, 20 de
junio de 1979. Versión mimeo. En AGN. Archivo
Ley de Ministerios Nº 4712/2011 Intermedio de la Nación.
Ley Nacional Nº 14.037/1951 5 COMISION DE ASUNTOS LEGISLATIVOS.
Nota del proyecto de ley firmado por Llerena
Ley Nacional Nº 14.294/1953
Amadeo… op. cit. p. 1.
Ley Nacional Nº 954/1878 6 Diario Río Negro, 23 de noviembre de 1979 p.15
Ley Nº 14.408/1955 col 3. Sesión Consejo Federal en Esquel.
7 CONSEJO FEDERAL DE CULTURA Y EDU-
Ley Nº 19.682 CACION (1982) V Asamblea Ordinaria Consejo
Ley Nº 2210/1987. Federal de Cultura y Educación. Salta, 3-5 di-
ciembre 1981. Anexos. Centro Nacional de Do-
Ley Nº 3017/1996
cumentación y Legislación Educativas. Buenos
Ley Nº 3128/1999 Aires y CONSEJO FEDERAL DE CULTURA Y
Ley Nº 3738/2003 EDUCACION (1982) Proyecto Patagonia en VI
Asamblea Usuahia 1982. Centro Nacional de Do-
Ley Nº 5521/2021 cumentación y Legislación Educativas. Buenos
Ley Nº 5537/2021 Aires p. 118.
8 En 1912, Fernando Emilio Rajneri fundó Ge-
neral Roca, el periódico que luego se constituiría
en el diario Río Negro.

30 - [revista gestión cultural]

 ¿quiénes somos?

En la web
www.lupatcomodoro.com
En Facebook
LUPAT Asociación Civil

Comodoro Rivadavia, Chubut

32 - [revista gestión cultural]
Transformaciones en el sector
cultural de Comodoro Rivadavia: el
activismo comunitario y las políticas
públicas municipales (2002-2022)
Por Graciela Ciselli
D
esde comienzos del siglo XXI el
sector cultural ha sido objeto de
consideración en las políticas pú-
blicas del municipio de Comodoro Rivadavia,
relacionadas con la gestión de los bienes
patrimoniales como recurso turístico local,
el funcionamiento de los espacios culturales
independientes y el fomento de actividades
vinculadas al ocio y la recreación, para lo cual
ha generado normativa que buscó dar res-
puesta a los reclamos de dichos sectores. La
ciudad es uno de los centros urbanos con ma-
yor población de la Patagonia, cuenta con una
universidad pública, institutos superiores
con orientación artística y numerosos grupos
que generan constantemente actividades,
por lo que es un escenario propicio para la
promoción del campo artístico, literario, edi-
torial, teatral, musical por parte del Estado
municipal. Interesa, entonces, profundizar
en aquellas políticas que acompañaron al-
gunas de las demandas mencionadas a tra-
vés de la sanción de ordenanzas referidas al
régimen patrimonial, el apoyo a la creación
artística y a los espacios culturales.
La preservación del
patrimonio cultural y la
participación ciudadana
El tratamiento de los bienes patrimoniales
tiene un recorrido que data de fines de la dé-
cada del ochenta con la primera Ordenanza
que creaba la Comisión Evaluadora de
Patrimonio Cultural y Natural como aseso-
ra del gobierno municipal, pero no fue sino
hasta los noventa cuando, en el marco del
proceso de privatización de las empresas del
Graciela Ciselli - 33
Estado, se potenciaron algunas prácticas li-
gadas al origen histórico de la ciudad. Esta
dinamización de la vida cultural fue pro-
movida en el siglo XXI, de modo sostenido,
tanto desde la sociedad civil a través de un
proceso de fuertes activaciones patrimo-
niales y de la concreción de nuevos circuitos
culturales vinculados a las identidades so-
cioterritoriales como por parte del gobierno
local con normativa y creación de circuitos
turísticos vinculados al pasado petrolero y
ferroviario de la ciudad.
La desarticulación de los ferrocarriles es-
tatales desde 1978, la privatización de YPF
(1989-1999) y la modificación en la gestión
estatal del puerto marcaron la emergencia
de nuevos objetos patrimonializables en
distintos puntos de la ciudad. En especial
en la zona norte, vinculada a los viejos
campamentos o pueblos petroleros hoy
devenidos en barrios históricos, donde va-
rios edificios industriales habían quedado
en desuso. Apenas iniciado este nuevo si-
glo, grupos de vecinos comenzaron a orga-
nizarse con acciones no gubernamentales
en pos de la revalorización y preservación
del patrimonio histórico-cultural barrial.
Uno de los primeros en activarse fue el de ex
ypefianos que vivían en el ex campamento
central de la empresa petrolera estatal. El
34 - [revista gestión cultural]
sentido de pertenencia construido en torno
a la empresa YPF, social y espacialmente
localizado en el Barrio General Mosconi
–también conocido como Km 3–, los mo-
tivó a actuar en defensa de algunos bienes
transferidos a la municipalidad con la pro-
mesa de su uso público, pero con riesgo de
ser vendidos a privados. Como una manera
de descomprimir la tensión social en ese
sector de la ciudad, el Concejo Deliberante
sancionó en 2014 la Ordenanza Nº 11.501
declarando al Barrio General Mosconi, jun-
to a otros cuatros barrios, como Patrimonio
Cultural (Ciselli, 2015). Esta Ordenanza
encomendó también inventariar y señali-
zar los bienes culturales y naturales de los
cinco barrios declarados (barrios Km 3, Km
5, Km 8, Astra y Diadema); elaborar norma-
tiva para su preservación e incorporarlos
en un circuito turístico cultural. La sanción
de dicha norma significó un avance hacia la
protección de edificios y lugares vinculados
a la historia e identidad comodorense, la
refuncionalización de viejos talleres y de
estaciones ferroviarias, y la generación de
nuevos espacios culturales.
Poco tiempo después, fue sancionada la
Ordenanza Nº 11.533/2014. A casi treinta
años de la norma que creaba a la Comisión,
sus miembros plantearon la necesidad
de actualizarla, acorde con el mandato
 Las pugnas entre el interés del desarrollo inmobiliario y el interés colectivo
forman parte de este nuevo desafío, ya que las decisiones respecto a las
constitucional y enmarcada en el sistema
jurídico actual. En ella se reconocía a la
nueva Comisión Evaluadora de Patrimonio
Histórico, Cultural y Natural (CEPHCyN),
conformada hoy por un equipo interdiscipli-
nario proveniente de diversos organismos,
como consultora y asesora de los poderes
Ejecutivo y Legislativo municipal. En pos de
su cumplimiento se ampliaron sus funcio-
nes en lo referente a la protección, gestión e
intervención del patrimonio, especialmente
arquitectónico/edificado, y en la coordina-
ción de acciones tendientes a la participa-
ción ciudadana para la detección y selección
de bienes que sean considerados significati-
vos por la propia comunidad. Las pugnas en-
tre el interés del desarrollo inmobiliario y el
interés colectivo forman parte de este nuevo
desafío, ya que las decisiones respecto a las
declaratorias siguen siendo políticas, más
aún con las modificatorias donde, nueva-
1 trabajan en forma conjunta con las ONG y
mente, la Comisión deja de ser vinculante a
menos que lo solicite el Ejecutivo municipal.
En la norma se contemplan nuevos criterios
de valoración2 y concepciones de la gestión
declaratorias siguen siendo políticas.
del patrimonio en la ciudad que toman
como antecedente, principios y guías pro-
venientes de organismos internacionales
vinculados a la cultura. El soft law ha tenido
influencia en la preservación, conserva-
ción, gestión e intervención del patrimo-
nio por la vía de los expertos o técnicos
en patrimonio, e incluso, a través de las
Recomendaciones de ICOMOS Argentina.
Complementaria con la Ordenanza Nº
11.501 –que declaraba a 5 barrios patrimo-
niales– se sanciona en 2016 la Ordenanza
Nº 12.087 que incorporaba 132 Bienes al
Registro Permanente de Bienes de Valor
Patrimonial.
A la participación de las comunidades ba-
rriales se han sumado equipos interdisci-
plinarios desde la Universidad Nacional de
la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) que
la CEPHCyN.
Otra decisión jurídica política fue la
formulación de Pioneros 2030 o Plan
Estratégico de Turismo del Municipio
Graciela Ciselli - 35
de Comodoro Rivadavia, presentado en
mayo de 2020, que define a la ciudad
como marítima, con un “entorno paisa-
jístico único y diferencial”. En agosto de
2021, el Concejo Deliberante aprobó la
Ordenanza que garantizaba su continui-
dad transformándolo de plan en política
de Estado con el objetivo de potenciar la
actividad turística cultural en Comodoro
Rivadavia.
El objetivo del Plan es convertir a
Comodoro Rivadavia en “uno de los diez
principales destinos de reuniones del
país, por su movimiento económico y
empresarial y por ser un polo generador
de conocimientos en la Patagonia, que
dan marco a sus infraestructuras moder-
nas y de calidad, su oferta de entreteni-
miento y al profesionalismo y hospitali-
dad de sus recursos humanos”, además
de plantearla como “puerta de entrada
de cruceros en sus recorridos patagóni-
cos y antárticos” (p. 8). Por ese motivo se
enfatiza que la ciudad posee un estilo de
vida propio, barrios históricos vivos, con
una gastronomía derivada de su diversi-
dad cultural migratoria, conectada a “la
inmensidad de sus campos y la bravura
de su mar austral, que invitan a experi-
mentarlos de manera activa y a través de
los sentidos”.
36 - [revista gestión cultural]
Para posicionar a la ciudad como marca
turística se pusieron en valor aquellos es-
pacios vinculados a la identidad petrolera
y ferroviaria, a la diversidad cultural de
los grupos migratorios y los pueblos ori-
ginarios. En este marco se conceptualizó
como “Barrios con encanto” a los cinco
barrios históricos declarados en 2014,
buscando destacar sus atributos estéti-
cos, su historia y su patrimonio tangible
e inmaterial para que se transformen no
solo en íconos turísticos de la ciudad sino
para el uso y disfrute de sus habitantes
y visitantes a través del programa de la
Dirección de Turismo “Turistas por un
día” (Fig. 1). Respecto de la conservación
del patrimonio, también se elaboró un
programa especial vinculado a la conser-
vación y puesta en valor del patrimonio de
los barrios seleccionados al que se suma
la creación de un Fondo de Compra de
Bienes Patrimoniales para proteger aque-
llos bienes patrimoniales en riesgo y una
campaña de sensibilización ciudadana
sobre la importancia social, económica y
ambiental del mismo.
Bajo el programa “Vivamos Comodoro”
se activaron fiestas y festividades de la
ciudad en general y de sus barrios en
particular y visibilizaron manifestaciones
culturales y deportivas locales.
La creación del Fondo Editorial
Municipal
En la ciudad el movimiento literario es
de larga data por lo que la posibilidad
de publicar libros por parte de poetas,
escritores e investigadores acompañaría
el crecimiento de la industria del libro.
Conocido por la sigla FEMU, el Fondo
Editorial Municipal nació en el año 2020
con la finalidad de fomentar la produc-
ción y edición de libros de autores loca-
les y regionales, la democratización de
la lectura y la circulación de la palabra,
estimular la creatividad, la libre expre-
sión y favorecer una cultura viva y en
movimiento.
El FEMU depende de la Secretaría de
Cultura y se encuentra asesorado por
un Consejo Consultivo integrado por la
Secretaría de Cultura del Municipio; el
presidente de la Comisión de Cultura del
Concejo Deliberante; dos docentes inves-
tigadores de la Universidad Nacional de
la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB); y
un/una artista de la Escuela de Arte Nº
806. Entre sus funciones está la de orga-
nizar y financiar encuentros literarios,
charlas, conferencias, capacitaciones,
ferias literarias –entre ellas la Feria
Internacional del Libro-, presentaciones
de autores y sus derivaciones artísticas y
culturales.
Asimismo, prevé la realización de un concur-
so anual literario denominado “Convocatoria
Fondo Editorial Municipal”, destinado a
escritores y escritoras de la ciudad para la
edición y publicación de sus obras. Los parti-
cipantes pueden postular una única produc-
ción literaria en las categorías novela, poesía,
ensayo, cuento y literatura infanto-juvenil que
es evaluada por un jurado de tres miembros
vinculados a la actividad literaria, cultural
y académica, designados por el Consejo
Consultivo del Fondo. El financiamiento del
Fondo está previsto de la afectación del 0,5%
de la recaudación proveniente del Impuesto
Automotor.
Para participar activamente de las pro-
puestas del Fondo se habilitó un Registro
de Inscripción Permanente FEMU, en el
que pueden anotarse gratuitamente edito-
riales, editores, productores, escritores de
todos los géneros literarios, diseñadores,
correctores, imprentas, dibujantes, artis-
tas, gráficas, y toda persona o institución
aspirante a la realización de publicaciones,
impresiones o cualquier otra actividad que
cumpla con los propósitos del Fondo, que
acrediten una antigüedad mínima de dos
años de residencia en la ciudad.
Graciela Ciselli - 37
La regulación de espacios
culturales independientes
A la creación de centros culturales muni-
cipales, como el Centro de Exposiciones
y promoción Turística (CEPTur), en 1993,
en el refuncionalizado edificio de la ex
Usina de Comodoro Rivadavia, le siguie-
ron algunos otros espacios para exposi-
ciones como el Museo Ferroportuario,
en 2001, o el Museo Chalet Huergo, en
2004.
La segunda década del siglo XXI fue
testigo de un doble movimiento que fa-
voreció el desarrollo de las actividades
culturales con una activa participación
de los comodorenses. Por un lado, la exis-
tencia de dos espacios culturales de gran
envergadura: el edificio del Predio Ferial,
de unos 3600 metros cuadrados, situado
en la zona norte sobre la ruta nacional
Nº 3 que cuenta con un amplísimo espa-
cio para estacionamiento y actividades
al aire libre que fue inaugurado el lunes
13 de diciembre de 2010, en coincidencia
con el Día del Petróleo, y un moderno y
amplio centro cultural, de unos 5350 me-
tros cuadrados, con capacidad de albergar
a 1200 personas, más 234 en el auditorio
en el casco fundacional, que fue inaugu-
rado el 23 de febrero de 2011, para el 110º
38 - [revista gestión cultural]
aniversario de la ciudad, en los ex edificios
de la Administración del Puerto.
El siguiente espacio público fue el Centro
de Información Pública abierto a la co-
munidad en el día del aniversario de la
ciudad, el 23 de febrero de 2015, el Centro
Cultural “Andrés Jozwicki”, finalizado a
fines de 2016, y el Centro Cultural de Km.
8 (conocido por la sigla CCK8), una obra
de restauración que vio la luz en 2019 y
que permite la realización de numerosas
actividades (Fig. 2). Estos dos últimos
espacios están ubicados en barrios de la
zona norte.
La arquitecta responsable de la obra del
CCK8 le manifestaba a la prensa local que
esa remodelación “es parte de una serie
de intervenciones que abordan la relación
entre el patrimonio industrial y la dimen-
sión cultural del territorio: el problema de
las ruinas y equipamientos desafectados
por los procesos de reconversión produc-
tiva en la cuenca petrolera del Golfo San
Jorge. La novedad de este enfoque radica
en poner en relación el concepto de patri-
monio histórico con los restos materiales
de la industrialización, reformulados
como bienes culturales en su triple con-
dición de recurso para la dinamización
socioeconómica, memoria del lugar y seña
de identidad colectiva” (Diario Crónica, 7 de
febrero de 2019).
De modo contemporáneo a la formulación
de estas políticas públicas culturales se fue
desarrollando una activa “movida cultu-
ral”. Collage Espacio Social y Cultural fue
uno de esos lugares convocantes de auto-
gestión pioneros en la ciudad que permi-
tió reunir a una gran cantidad de artistas,
colaboradores y espectadores. Así, Collage
se convirtió en referente de convocatorias,
presentaciones, exposiciones, festivales,
espectáculos, presentaciones de libros,
recitales de los más diferentes géneros
musicales, teatro, ferias o cine, y continúa
hoy con clases gimnásticas, talleres, mues-
tras, conferencias, con lo que se ha ganado
un lugar dentro de los reductos del arte
comodorense que luchó por convertirse en
un espacio alternativo de arte permanen-
te. Un espacio que se ha sostenido a través
del esfuerzo de su promotor y un grupo de
colaboradores quienes han buscado man-
tener un escenario popular que incluyó
espectáculos a la gorra o ferias gastronó-
micas que permitieron reunir fondos para
cumplir con cada requerimiento (Diario
Crónica, 25 de abril de 2021).
En 2016, la prensa local reconocía la exis-
tencia de Collage y Chévere (en el centro
de la ciudad); Infinito Espacio Urbano, El
Domo (en Km 3); La Feria (en Km 12); Patio
Cultural La Pastora (en Km 8); La Vela
Maya (en el barrio Abel Amaya) y El Bunker
(en la UNPSJB) (Diario El Patagónico, 19 de
junio de 2016).
Durante toda la década, grupos, institu-
ciones y sindicatos comenzaron a reunirse
y a elevar propuestas tendientes a la habi-
litación no comercial de los espacios inde-
pendientes donde se desarrollaban activi-
dades artísticas y sociales como El Rincón
Cultural, La Parra Comunitaria, El Domo,
el Kultural 5 y Collage, que lograron sobre-
vivir frente a otros que fueron clausurados
en los últimos años por no ajustarse a lo
exigido por la Dirección de habilitaciones
municipales. En estos últimos años se han
creado otros como LUPAT Asociación Civil y
el Rincón de los Recuerdos, ambos ubicados
en diferentes barrios de la zona norte de la
ciudad, entre otros que están emergiendo.
Luego de varios años de gestiones el
Concejo Deliberante aprobó la ordenanza
que regula los espacios culturales indepen-
dientes en Comodoro Rivadavia, nutrién-
dose especialmente de dos proyectos, uno
presentado por la Asamblea Multisectorial
por la Cultura en 2019 y otro del bloque
Frente de Todos.
Graciela Ciselli - 39
El objetivo de los diversos sectores cultu-
rales fue construir una normativa igua-
litaria e inclusiva, que pudiera abarcar
todos los espacios culturales que hasta
hoy debían encuadrarse en actividades
comerciales para funcionar. Al ser con-
siderados espacios culturales no comer-
ciales han solicitado que sea la Secretaría
de Cultura la responsable de la regu-
lación de las actividades y no el área de
Habilitaciones Comerciales, con lo cual
todavía resta ver cómo se resolverá esa
situación.
La Ordenanza Nº 15.804/2021 establece
que se considerarán Espacios Culturales
Independientes (ECI) a los espacios no
convencionales, experimentales o mul-
tifuncionales donde se realice la produc-
ción, formación, investigación y pro-
moción del arte y la cultura, que estos
serán clasificados según su capacidad y
actividad que desarrolle: Multiespacio
Cultural (propuesta artística y socio-
cultural, podrán incluir buffet que no
supere el 30% de su horario de funcio-
namiento); Casa/taller de Artistas (do-
micilio particular que destine un sector
a la realización de actividades cultu-
rales que no superen la cantidad de 40
espectadores y que pueden contar con
un servicio mínimo de buffet); Sala de
40 - [revista gestión cultural]
Teatro Independiente; Sala de ensayo y
estudio de grabación; Bar Cultural (la
gastronómica será la actividad principal
y contarán con un mínimo del 30% de
su horario de funcionamiento dedica-
do en simultáneo a actividades cultu-
rales); Club Cultural (donde los socios
pueden realizar actividades culturales a
elección).
La ordenanza también crea un Registro
Municipal de Espacios Culturales (RMEC)
que estará bajo la órbita de la Secretaría
de Cultura, y con esto se busca el trabajo
conjunto entre los proyectos indepen-
dientes y el Estado. Esto significa que se
podrá contar con los espacios indepen-
dientes para actividades organizadas por
el municipio, tales como la Feria del Libro
o el aniversario de la ciudad y con un pro-
grama de inclusión para promover activi-
dades recreativas y culturales en sectores
vulnerables, el dictado de talleres barria-
les que fomenten la cultura comunitaria,
y para financiarlo se destinará el 0,5% de
los ingresos provenientes del impuesto
de patente de los automotores.
Desde un enfoque de derechos huma-
nos, podemos asumir que las ordenanzas
municipales brindan un nuevo campo
de acción para los ciudadanos en torno a
la participación activa en la vida cultural
de su microterritorio. Desde el reconoci-
miento de las autonomías municipales en
la Reforma de 1994, son los gobiernos loca-
les quienes asumen la prestación de servi-
cios, el cuidado del ambiente y también la
protección, gestión e intervención del pa-
trimonio local, considerando a la cultura
como un contenido transversal a cualquier
política pública municipal
Bibliografía
Ciselli, G., Hernández, M. y Duplatt, A. (2018).
El patrimonio cultural en la normativa
municipal de Comodoro Rivadavia, Argentina
(1985-2016). Revista Sophia Austral, 85-104.
Notas
1 Fue modificada por Ordenanza Nº
11.533-1/2018 y luego por la Ordenanza Nº
15.629/2021.
2 El art. 2.a de la Ordenanza Nº 15.629/2021
establece que la Comisión evaluará “el grado
de relevancia de Edificios, Espacios Urbanos,
Paisajes, áreas de Parques o Naturales, Obras
de arte y manifestaciones culturales tanto en
sus valores intrínsecos como en su significa-
ción dentro del entorno urbano o natural in-
mediato”.
Graciela Ciselli - 41
Fuente: Vista del centro cívico de la ciudad de Victoria.
Créditos: Norma Bernardini

42 - [revista gestión cultural]

Institucionalización jurídica de
derechos culturales en Entre Ríos1
Por Norma Levrand y Norma Bernardini
A menudo se ha señalado que los derechos
culturales han generado poca atención
por parte de los operadores jurídicos.
Algunos autores refieren a los mismos
como derechos subdesarrollados (Meyer-​
Bisch, 1993), la cenicienta de los derechos
humanos (Stamatopoulou, 2007) o como
derechos subestimados y empobrecidos
(Colombato, 2012). La insuficiencia de de-
sarrollos normativos y de teoría jurídica
en el ámbito de los derechos culturales se
evidencia en estas afirmaciones.
Las normas jurídicas constituyen uno
de los aspectos de la regulación de com-
portamientos y expectativas de las insti-
tuciones, junto a patrones políticos y de
interacción, sus productos y los planes tra-
zados sobre las mismas (Schedler, 2000).
Norma Levrand y Norma Bernardini - 43
De este modo, la ausencia de regulaciones
da cuenta de una carencia que repercute
en las políticas públicas sobre derechos
culturales. En Argentina, las normas sobre
derechos culturales se han desarrollado
de modo fragmentario, disperso secto-
rialmente y con importantes ámbitos de
vacancia (Levrand, 2021). A su vez, en vir-
tud de la organización federal del Estado
argentino, las competencias regulatorias
sobre los derechos culturales se distribu-
yen heterogéneamente.
Este trabajo propone analizar la regula-
ción que forma parte de la institucionali-
zación de la política pública de cultura en
la Provincia de Entre Ríos. La provincia
modificó su Carta Magna en el año 2008,
incorporando expresamente el derecho a
la cultura como un derecho fundamental
(art. 26). Desde entonces, un conjunto de
proyectos legislativos y programas im-
plementados desde el Estado procuran
garantizar el cumplimiento de la manda
constitucional. A partir del análisis de los
textos legislativos aprobados se interpreta
la arquitectura normativa que regula la
cultura en la provincia. Luego, se identi-
fican algunos desafíos en la instituciona-
lización de las políticas culturales a partir
de experiencias y noticias periodísticas.
Se presentan reflexiones finales que plas-
man aquellos interrogantes que pueden
ser punto de partida para nuevos trabajos.
Arquitectura normativa
de la legislación cultural en
Entre Ríos
Para comenzar a describir esta estructu-
ra, pueden identificarse como pilares de
la misma a las cláusulas contenidas en la
Constitución provincial. No obstante, los
derechos y garantías reconocidos en la
Constitución nacional operan como ci-
mientos que ofrecen soporte y fundamen-
to a su desarrollo. Como se indicó, en 2008
entró en vigencia la nueva Constitución
de la Provincia de Entre Ríos, que in-
corporó nuevos derechos y garantías en
44 - [revista gestión cultural]
consonancia con la Constitución nacional.
Entre ellos, el artículo 26 se dedica a los
derechos culturales:
La cultura es un derecho fundamen-
tal. El Estado impulsa las siguientes
acciones, entre otras: la promoción,
protección y difusión del folclore, las
artesanías y demás manifestaciones;
el reconocimiento a la identidad y res-
peto a la diversidad cultural, la con-
vivencia, la tolerancia y la inclusión
social, estimulando el intercambio
desde una perspectiva latinoameri-
cana; la protección, preservación y
divulgación de los bienes culturales, el
patrimonio tangible e intangible, his-
tórico, artístico, arqueológico, arqui-
tectónico y paisajístico; la aplicación
de las nuevas tecnologías de la comu-
nicación para la producción cultural.
Los fondos para su financiamiento
no podrán ser inferiores al uno por
ciento de las rentas no afectadas del
total de las autorizadas en la ley de
presupuesto.
En la cláusula constitucional resulta re-
levante la consideración de la cultura
como un derecho fundamental. Para
Correa Henao (2003), este carácter im-
plica que prevalecen sobre otras normas
precedentes o posteriores, que obligan a
todos los poderes del Estado, que no re-
quieren un desarrollo legal para su apli-
cación y que deben tenerse como criterios
hermenéuticos preferentes en la aplica-
ción o creación de normas jurídicas. A su
vez, en la misma se individualizan algunas
manifestaciones que son consideradas re-
levantes y deben ser promocionadas, pro-
tegidas y difundidas por el Estado.
Entre las principales normas jurídicas,
que en la metáfora arquitectónica confor-
man los muros entre los cuales se desplie-
gan y ejercen los derechos culturales en
Entre Ríos, algunas se dedican al patri-
monio cultural, otras a las artesanías, en
tanto que un tercer grupo regula algunas
industrias culturales. Un análisis porme-
norizado de cada una de las normas exce-
de la extensión prevista para este trabajo,
por lo cual se focaliza en la concepción de
cultura que trasunta cada una de ellas.
La Ley Nº 9686/2006 tiene como objetivo
la preservación y protección del patrimo-
nio arqueológico y paleontológico. En su
artículo segundo define estos términos,
de manera concordante con la regula-
ción nacional (Ley Nº 25.743 y Decreto Nº
1022/2004). Estos objetos son bienes del
dominio público provincial. Asimismo,
Norma Levrand y Norma Bernardini - 45
se consideran objetos arqueológicos por
extensión a los restos de seres humanos.
En estos casos, se prevén disposiciones
que procuran el acuerdo previo con las
comunidades indígenas, requiriendo
su consentimiento previo e informado.
Posteriormente, en 2016 se aprobó la Ley
Nº 10.420 adhiriendo a la Ley Nacional Nº
25.517 que ordena la restitución y puesta a
disposición de los pueblos originarios los
restos mortales que formen parte de mu-
seos y/o colecciones públicas y privadas.
En 2018 se sancionó la Ley Nº 10.659 con
el objetivo de proteger, desarrollar, pro-
mover, difundir y comercializar las arte-
sanías producidas en el ámbito provincial,
reconociendo a las y los artesanos como
trabajadores de la cultura y procurando la
salvaguarda de las técnicas y procesos de
producción artesanales. Tanto la ley como
el Decreto reglamentario Nº 480/2021 pro-
curan distinguir las artesanías de otros
productos, para lo cual establecen defini-
ciones e incluyen una clasificación de las
artesanías según su significación cultural.
Además de las características distintivas
relacionadas al método de producción,
las materias primas y la contribución del
o la artesano/a, la ley indica que la arte-
sanía debe revestir una significación so-
ciocultural. En el decreto reglamentario
se clasifican las artesanías en indígena,
tradicional popular y contemporánea
correspondiendo a sendas significacio-
nes socioculturales. En cada una de estas
categorías, la significación corresponde a
diversos atributos; la artesanía indígena
constituye expresión material de la cultura
de las comunidades y se realiza para sa-
tisfacer necesidades sociales, la artesanía
tradicional popular es un factor de identi-
dad de la comunidad, en tanto que la arte-
sanía contemporánea tiende a destacar la
creatividad individual.
La ley designa como autoridad de aplica-
ción a la Secretaría de Turismo y Cultura,
asimismo crea el Consejo Consultivo que
trabajará en forma conjunta con la auto-
ridad de aplicación. También se crea un
Registro Provincial de Artesanos.
Esta cultura tradicional también será
objeto de una norma específica, la Ley
Nº 10.740 (2019) de Rescate, Protección
y Promoción de la Cultura Tradicional
Entrerriana. Si la ley de artesanías refe-
ría a la fusión de las culturas americana y
europea, esta ley entiende como “identi-
dad entrerriana” a “los usos y costumbres
transmitidos generacionalmente, desde la
diversidad en el origen y la mixtura” junto
a “todo lo co-construido desde espacios
46 - [revista gestión cultural]
temporales compartidos, el lenguaje, la
historia, las creencias, las leyendas, las
manifestaciones musicales, danzas, arte-
sanías y gastronomía, así como también
la relación del hombre con el paisaje” (art.
1). La amplitud del concepto incluye mani-
festaciones materiales como inmateriales,
generando una concepción amplia que
considera a la cultura como todo hecho
humano con significación.
Se designa a la Secretaría de Cultura y
Turismo como autoridad de aplicación,
quien tiene la facultad de desarrollar ac-
ciones destinadas a los fines de la ley. En
sus 42 artículos, la ley establece medidas
para la investigación y divulgación de las
manifestaciones culturales tradicionalis-
tas y lenguas ancestrales; crea las embaja-
das culturales que tienen como finalidad
representar la cultura de la provincia en
presentaciones oficiales, festivales y otros
eventos; crea un registro de cultores popu-
lares; establece normas de protección de
jineteadas y eventos ecuestres y normas
relativas a la constitución de agrupaciones
tradicionalistas.
La norma parece partir de la consideración
de la necesidad de rescatar, investigar y
enseñar algunas prácticas culturales de
los pueblos nativos entrerrianos (como el
chaná y charrúa). Por otra parte, dedica
un gran número de artículos a la difusión
de la cultura tradicional, asociando la
misma al arquetipo gauchesco, como em-
blema de identidad rural. En ambos casos,
la tradición o prácticas se presentan de
modo estático, anclado en el tiempo. Esto
puede ejemplificarse a partir de uno de los
artículos que establece las características
de las agrupaciones tradicionalistas: “Los
hombres deberán respetar la vestimenta
tradicional entrerriana, pudiendo recrear
uniformes históricos de la Caballería de
los Ejércitos Entrerrianos (...). Las muje-
res deberán respetar la vestimenta tradi-
cional entrerriana, debiendo para desfilar
hacerlo sentada de costado o enancada”
(art. 35).
Esta selección de referentes de sentido
para su salvaguarda y difusión se comple-
tó en 2021, luego de varios años de debates
en la legislatura provincial, al sancionar
la Ley Nº 10.911 de Patrimonio Cultural
Provincial Material e Inmaterial. En la
2
misma se realizan activaciones patrimo-
niales a partir de una nueva selección de
elementos y un ordenamiento e interpre-
tación que remiten a pautas internaciona-
les sobre la conservación y salvaguarda de
referentes identitarios.
Norma Levrand y Norma Bernardini - 47
Los conceptos que enuncia el artículo 3 de
la ley, patrimonio cultural material e in-
material, corresponden a definiciones que
se encuentran estabilizadas en el ámbito
jurídico internacional a partir de diversas
convenciones promovidas por Unesco. Sin
embargo, resulta de interés la incorpora-
ción de jardines históricos, espacios pú-
blicos, colecciones y fondos documentales
entre los bienes del patrimonio material.
La ley prevé como autoridad de aplicación
a la Secretaría de Turismo y Cultura y crea
una Comisión para la Preservación del
Patrimonio Cultural como un órgano ase-
sor. Esta norma articula la declaración de
interés histórico-cultural de edificios, lu-
gares y sitios realizada mediante Decreto
Nº 6676/2003 con la implementación del
Relevamiento del Patrimonio Cultural
Inmaterial, que se realiza desde 2015 en la
provincia.
En 2021 también se sancionó la Ley Nº 10.931
que declara de interés público y esencial
para el desarrollo de la cultura a la actividad
teatral independiente. Así, su artículo se-
gundo declara “patrimonio artístico mate-
rial e inmaterial del pueblo entrerriano” a la
actividad teatral, estableciendo su promo-
ción estatal. Si bien la ley se titula “Teatro
Independiente”, en su artículo 4 define la
actividad teatral, y en el artículo 5 indica
que la actividad teatral “será independiente
cuando reúna las siguientes característi-
cas: independencia funcional, orgánica,
económica y jerárquica de instituciones u
organismos públicos municipales, provin-
ciales o nacionales o de empresas privadas
de cualquier índole y de gestión autónoma”.
Pese a esta definición sumamente restric-
tiva de la actividad teatral independiente,
el artículo 7 establece como beneficiarios a
los espacios escénicos convencionales y no
convencionales con capacidad menor a 300
localidades además de los espectáculos o
grupos que se incluyan en la definición del
artículo 5. La ley crea el Consejo Provincial
de Teatro Independiente y establece un fon-
do especial para su promoción.
Ese mismo año se aprueba la Regulación
de la Industria Audiovisual en el Territorio
de la Provincia de Entre Ríos mediante la
Ley Nº 10.937. Fruto de la movilización del
sector audiovisual desde 2018, dicha ley
establece medidas para la promoción de la
industria audiovisual, como también para
la difusión y conservación de obras como
integrantes del patrimonio cultural provin-
cial. Nuevamente se alude a la preservación
de la memoria y la identidad entrerrianas
como núcleos de sentido que justifican par-
te del articulado. Así, entre sus objetivos se
48 - [revista gestión cultural]
mencionan: garantizar el derecho a la liber-
tad de expresión en las obras cinematográ-
ficas y audiovisuales, promover la industria
audiovisual y difundir sus producciones,
articular programas y acciones con otras
instituciones y organismos gubernamen-
tales y promover la paridad de género en la
industria audiovisual. Se crea el Instituto
Autárquico Audiovisual de Entre Ríos y se
crea un Fondo de Fomento Audiovisual. Sin
embargo, al momento en que se escriben
estas líneas no se encuentra reglamentada,
por lo cual muchas de sus disposiciones aún
no son efectivas.
Una particular institucionalización de las
políticas culturales se produjo durante la
pandemia por Covid-19 en Entre Ríos, mo-
mento en el cual comenzó a funcionar un
mecanismo de concertación de las políticas
culturales de los municipios entrerrianos.
Este mecanismo se formalizó a través del
Decreto Nº 1549/2020 y posteriormente se
transformó en la Ley Nº 10.928/2021 como
Consejo Provincial de Cultura. Sus finali-
dades son articular las políticas culturales,
fortalecer las áreas culturales municipales,
comunales y de juntas de gobierno; gene-
rar instancias de formación y capacitación
para sus integrantes y analizar cuestiones
referentes a la organización y promoción
de actividades culturales.
 Fuente: Agrupación gauchesca El Mirador, Costa Doll, Departamento Diamante,
Entre Ríos. Créditos: Rocío Manasero.
Como puede observarse, en los últimos años
se incrementaron las disposiciones legales
que regulan ámbitos de desarrollo de los
derechos culturales en la provincia de Entre
Ríos, como también su institucionalización.
Desafíos en la
institucionalización
de las políticas culturales
en Entre Ríos
La lectura preliminar de las disposiciones
legales permite vislumbrar desafíos en su
institucionalización y aplicación.
Si se remite al Decreto Nº 6676/2003 que
declara de interés histórico cultural a
Norma Levrand y Norma Bernardini - 49
edificios y sitios históricos en la provincia
de Entre Ríos y se analiza su inventario, se
observa que contiene 598 edificios y sitios
catalogados. El mismo consigna datos
sobre el uso original y actual, propietario
actual, proyectista/constructor, año de
construcción y ubicación. El 4% de estos
bienes está actualmente sin uso, 17% tiene
uso actual de vivienda, 11% educación, 7,5%
administración pública, 8% culto, 2% par-
ques y plazas, entre otros.
En gran parte de los edificios con un uso
original de vivienda, el mismo ha sido
modificado a usos públicos, administrati-
vos, culturales, o comercio. De acuerdo al
propietario actual, se observa que el 39%
pertenece a diferentes jurisdicciones del
Estado (nacional, provincial, municipal).
En el listado se encuentran sitios y asen-
tamientos urbanos.3 En algunos casos,
como Villa Domínguez, se menciona como
propietario actual al municipio y en otros
como Aldea Protestante y Aldea Brasilera
se consigna “no corresponde”. El caso de
Pueblo Liebig es significativo ya que parte
de lo catalogado es propiedad privada y
parte conforma la actual planta urbana de
la localidad con sus diferentes situaciones
de propiedad y uso.
Una cuestión relevante respecto a este
inventario es su actualización perma-
nente. Según información periodística,
la Secretaría de Cultura de la provincia,
a través de su Área Patrimonio Cultural y
Ambiental, durante la pandemia se abocó
a investigar y catalogar nuevos sitios para
sumar al inventario.4
Esta recopilación de datos no busca ser ta-
xativa, sino que espera ilustrar acerca de la
complejidad de la puesta en práctica de la
legislación. Observar estos números lleva a
considerar la actual noción de patrimonio
y su capacidad para incluir a las comuni-
dades que lo viven en su día a día. También
es necesario reflexionar acerca de la capaci-
dad de decisión de las áreas y organismos
50 - [revista gestión cultural]
de aplicación de estas leyes, como sobre la
necesaria integración de jurisdicciones en
la toma de decisiones. Este entrecruza-
miento jurisdiccional puede producir nu-
dos indisolubles ante desencuentros o, por
el contrario, lograr acciones de gran alcance
si las responsabilidades son organizadas,
equilibradas y potenciadas entre todos
(Olmos, 2008).
En este sentido, los sitios como Pueblo
Liebig, Aldea Brasilera, Aldea Protestante,
cuentan con planes de ordenamiento terri-
torial local, legislación sobre habilitación de
actividades productivas a nivel local y pro-
vincial, sus jurisdicciones forman parte de
planes nacionales y provinciales de turismo
y otras instancias de planificación a corto,
mediano y largo plazo. En el caso particular
de Pueblo Liebig, se ha sumado en el últi-
mo tiempo una escala mayor: se desarrolla
una postulación a la Lista del Patrimonio
Mundial de Unesco.5 Con este proyecto se
espera, además, coordinar las acciones con
el ex Frigorífico Anglo de Fray Bentos en la
República Oriental del Uruguay. Cabe recor-
dar que hasta el año 2019, Pueblo Liebig fue
una Junta de Gobierno, y en diciembre de ese
año fue declarada municipio. Este cambio
genera muchas oportunidades para la loca-
lidad, que puede de esta manera orientar su
desarrollo de manera autónoma y también
muchos desafíos en la organización de nue-
vos mecanismos para su gestión.
El caso del centro histórico de la ciudad de
Victoria, si bien no está catalogado como
sitio en la legislación provincial (sí, sus
edificios emblemáticos) es un interesante
ejemplo de articulación de escalas. El mis-
mo está declarado bien de interés histórico
nacional por la Ley Nº 25.686/2002, incluye
23 manzanas del centro histórico, comer-
cial e institucional de la ciudad. El germen
de esta protección fue una iniciativa de la
comunidad a fin de evitar el reemplazo del
patrimonio por tipologías de edificios en
altura entre medianeras. En la actualidad
existen normativas locales que acompañan
a la ley nacional, siendo un gran desafío
articular identidad y crecimiento, y respeto
por las escalas urbanas originarias frente a
la presión inmobiliaria.
Un párrafo especial requiere la considera-
ción de la participación de las comunidades
y los individuos en la institucionalización
de estas políticas culturales. Varias normas
jurídicas prevén la creación de consejos
consultivos o asesores. En algunos casos,
su conformación garantiza la participación
representativa de los diversos colectivos
involucrados. Así, el Consejo Consultivo
de la actividad artesanal incluye, además
Norma Levrand y Norma Bernardini - 51
de los representantes de organismos pú-
blicos, a 17 artesanos, uno por cada de-
partamento provincial, designados por el
Poder Ejecutivo. Por otra parte, el Consejo
Provincial del Teatro Independiente se in-
tegra con cinco representantes, por cada
una de las regiones que establece la ley, ele-
gidos por voto directo de los miembros de
la comunidad regional.
En otros casos, predomina una confor-
mación experta en estos organismos. Ello
ocurre, entre otras, con la Comisión para
la Preservación del Patrimonio Cultural y
de manera parcial en el Consejo Provincial
Asesor de las embajadas culturales previsto
en la Ley Nº 10.740. Las prácticas técnicas
que los expertos imprimen en la produc-
ción de conocimiento y en los procesos de
desarrollo de políticas culturales se eviden-
cian en las significaciones que traducen
estos organismos al cumplir su rol asesor.
Reflexiones finales
La existencia de normas jurídicas es uno de
los aspectos de la institucionalización de la
política sobre derechos culturales. En Entre
Ríos, la sanción de un conjunto de normas
que regulan temáticas de patrimonio cul-
tural material e inmaterial, prácticas cul-
turales tradicionales e industrias culturales
como el teatro y la actividad audiovisual, ha
expandido esta institucionalización.
Sin embargo, su implementación es in-
cipiente. En los bienes del patrimonio
cultural, se destaca la yuxtaposición de ju-
risdicciones con competencias que exigen
la coordinación de políticas sobre espacios
habitados. Por otra parte, el giro hacia la
participación en las políticas públicas se
visibiliza en la incorporación de órganos
colegiados que asesoran en las decisiones
que refieren a sus propias prácticas
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(2008).
Decreto Nº 1022/2004
Decreto Nº 1549/2020
Decreto Nº 128/2022 Notas
Decreto Nº 6676/2003 1 Este trabajo es resultado del PICT 2020 Serie
Decreto Nº 674/2017 (República Argentina) A “Obstáculos y potencialidades de la tutela ju-
rídico-institucional del patrimonio cultural en
Decreto reglamentario Nº 480/2021 Entre Ríos” financiado por la Agencia Nacional
Ley Nº 10.147/2012 (Provincia de Entre Ríos) de Promoción de la Investigación, el Desarrollo
Tecnológico y la Innovación.
Ley Nº 10.420/2020 2 La ley mencionada fue reglamentada en
Ley Nº 10.659/2018 2022, a través del Decreto Nº 128.
3 Pueden mencionarse Aldea brasilera, Aldea
Ley Nº 10.740/2019 De Rescate, Protección Protestante, Pueblo Liebig (Ley provincial Nº
y Promoción de la Cultura Tradicional 10.147/2012 y Decreto nacional Nº 674/2017),
Punta Gorda, Estación Rocamora, Campamen-
Entrerriana to de Calá (campos agrícolas), Nueva Federa-
Ley Nº 10.911/2021 De Patrimonio Cultural ción, Villa Domínguez (planta urbana), Puerto
Viejo Paraná, Calle Salta en Paraná (corredor
Provincial Material e Inmaterial urbano) y Área Puerto Nuevo (Paraná).
Ley Nº 10.928/2021 4 “El patrimonio de Entre Ríos incorporó seis
nuevos bienes”, 25/08/2021, Portal Uno, Entre
Ley Nº 10.931/2021 Ríos. https://www.unoentrerios.com.ar/la-pro-
Ley Nº 10.937/2021 vincia/el-patrimonio-rios-incorporo-seis-nue-
vos-bienes-n2683435.html
Ley Nº 25.686/2002
5 “Postulación de Pueblo Liebig ante la
Ley Nº 25.743/2003 Protección del Patrimonio UNESCO, como Patrimonio Histórico de la
Arqueológico y Paleontológico Humanidad”. Portal Colonense. https://www.
portalcolonense.com.ar/postulacion-an-
Ley Nº 9686/2006 te-la-unesco-de-pueblo-liebig-como-patrimo-
nio-historico-de-la-humanidad/

Norma Levrand y Norma Bernardini - 53

 La Redonda Arte y vida cotidiana, 2017.

54 - [revista gestión cultural]

Políticas culturales
del Ministerio de Innovación y
Cultura (MIC) de Santa Fe.
2007-2019
Por Natalia Díaz
Este artículo presenta parte del proceso
de estructuración del MIC entre los años
2007 a 2019 y algunas de las políticas que
produjo. Esta síntesis se encuentra am-
pliamente desarrollada y analizada en la
tesis doctoral de mi autoría, denominada:
“Educación y cultura: metáforas del mun-
do común. Las políticas del Ministerio de
Innovación y Cultura. Santa Fe, Argentina.
2007-2019”, dirigida por la Dra. Ma. Silvia
Serra, en el doctorado “Sentidos, teorías y
prácticas de la educación”, FHUC, UNL.
Dicho trabajo estudió las relaciones entre edu-
cación y cultura en el diseño de las políticas del
MIC. Comprendemos las políticas culturales
y educativas como las que generan prácticas
de transmisión cultural en una conjunción de
legados y herencias inmersas en sociedades
de enorme conflictividad social y cuya cohe-
sión está en permanente riesgo de disolución.
La posición que adoptamos nos instala en el
lugar de pensar formas de ‘rehumanización’
(Cornú, 2005). Consideramos que la produc-
ción de políticas públicas impulsadas por el
MIC durante los años en análisis pone en
cuestión algunos ordenamientos de saberes
legítimos, formas de comprender movimien-
tos y la propia existencia de los sujetos en los
procesos de transmisión, ampliando dere-
chos educativos y culturales.
La estructuración del MIC
de Santa Fe
El MIC se crea en diciembre de 2007 sobre la
base de la Secretaría de Cultura que formaba
Natalia Díaz - 55
parte del Ministerio de Educación provincial
(MEP). El Decreto Nº 161/2003, firmado por
el gobernador ingeniero Jorge Obeid, modi-
ficó la estructura orgánica del MEP y aprobó
una Secretaría de Cultura bajo la dependen-
cia directa del titular de la cartera y, como
organismo superior, una Subsecretaría de
Cultura (en el organigrama anterior existía
una Subsecretaría de Cultura dentro del
MEP, Decreto Nº 292/98).
Desde la creación del MIC, la funcionaria
que ocupó el cargo de ministra fue ‘Chiqui’
González, actriz, directora, dramaturga y
docente. El equipo de gestión desarrolló
políticas culturales y educativas desde una
perspectiva centrada en vivir una ciuda-
danía plena que sea desplegada a través de
experiencias entrelazadas con la imagina-
ción, en espacios públicos bellos, creados
y recreados especialmente.
La estructura organizativa del Ministerio
fue creciendo a lo largo de los doce años en
estudio. Durante los primeros cuatro años
de gobierno el Ministerio estuvo conforma-
do por tres secretarías: General, Innovacio-
nes Culturales y Producciones e Industrias
Culturales; tres subsecretarías: Gestión
Cultural, Gestión y Planificación y Coordi-
nación Técnica y Administrativa; y diez di-
recciones provinciales: Educación Artística,
56 - [revista gestión cultural]
Patrimonio, Programas Socioeducativos,
Infraestructuras Culturales, Producciones
Artísticas, Producciones Culturales, Ges-
tión Financiera y Presupuestaria, Gestión
Técnico Legal, Relaciones Institucionales y
de Políticas de Juventud. Las dos últimas di-
recciones provinciales mencionadas depen-
dían directamente de la ministra (Decreto
Nº 34/2007).
Con este organigrama, se comenzaría a
sentar los cimientos, no solo respecto del
contenido específico sino también de todo
lo relacionado con una reconfiguración en
las formas de “hacer política”, concebir y
gestionar lo cultural y lo educativo.
Ni bien comienza la gestión, año 2008,
a través del Decreto Provincial Nº 63, se
conforma el Gabinete Social “cuyo objeti-
vo fue elaborar una estrategia integral de
gobierno destinada a apoyar y beneficiar a
las personas y grupos familiares más des-
protegidos, con la finalidad de erradicar la
extrema pobreza del territorio provincial”
(Decreto Nº 270/09).
Una de las políticas que impulsó fue el
Programa Aleros de Santa Fe, que se crea
“con el objetivo de posibilitar el ejerci-
cio de la ciudadanía plena” (Decreto Nº
270/09), con un enfoque de intervención
integral de la población más vulnerable,
combinando apoyos asistenciales, de pro-
moción e inclusión social. El otro progra-
ma que interesa destacar fue denominado
“Fábrica Cultural”, una propuesta lúdi-
co-educativa y de formación en artes y ofi-
cios. Luego se incorporaron a las políticas
culturales los espacios La Redonda, Arte
y Vida Cotidiana y La Esquina Encendida
para idear el Tríptico de la Imaginación.
Con el cambio de gobierno en el año 2011 y
la continuidad del FPCyS en el mismo, se
amplía el organigrama del MIC modifican-
do los nombres y funciones de las secreta-
rías, siendo que además se ampliaron las
direcciones a 13 dependencias. Asimismo,
continuaron las estrategias transversales
impulsadas a través del Gabinete Social.
Durante los cuatro años de la gestión de
Bonfatti como gobernador, se implementó
el Plan Abre, el cual permitió la identifica-
ción de barrios priorizados por su estado
de vulnerabilidad y la coordinación de
políticas interministeriales. En octubre de
2014, se sucedieron una serie de cambios
en la estructura del MIC cuando se jerar-
quizaron dos direcciones provinciales: de
Planificación y Diseño Institucional y la de
Organismos Estables.
En diciembre de 2015, nuevamente con el
cambio de gobierno y la continuidad por
tercer mandato consecutivo a nivel provin-
cial del FPCyS, se modifica el organigrama
del MIC, acrecentando fuertemente las
áreas de intervención. Continúan las tres
secretarías ministeriales, ampliándose las
subsecretarías en 7 dependencias y las di-
recciones quedan establecidas 18 áreas de
trabajo. Conformación ministerial que se
mantuvo estable, con unas pequeñas mo-
dificaciones realizadas en 2016 (Decreto
Nº 2761), en 2017 (Decreto Nº 1384) y en
2018 (Decreto Nº 1474), que no cambian
sustancialmente el organigrama.
El relevamiento de las políticas impul-
sadas por el MIC nos remite al menos a
tres características: 1. la generación de
producciones culturales (audiovisuales,
artísticas, literarias, musicales, video-
juegos, transmedia, editoriales, diseño);
2. la consolidación de la educación ar-
tística, los centros culturales, las biblio-
tecas populares, los elencos estables,
bandas, coros y museos provinciales y 3.
la reapropiación y recreación de espacios
culturales-sociales-educativos.
Un asunto relevante para considerar
es la importancia que fue adquiriendo
para el sostenimiento de las propuestas
la estructuración organizacional de los
diferentes espacios creados. Para ello se
Natalia Díaz - 57
 La trama que se teje en la puesta en marcha de cada política ofrece pistas
para comprender el estrecho lazo entre lo que admite nacimientos (educación)
y lo que sostiene convivencias (cultura).

fueron institucionalizando –a través del propiamente dichas, se elaboraron líneas

establecimiento de decretos– tanto los
recientemente instituidos como aquellos
que estaban en funcionamiento.
En diciembre de 2014, a través del Decreto
Nº 5018, se aprueban las estructuras or-
gánicas del Centro Cultural Provincial y
los Museos Provinciales y, durante el año
2015 se aprobaron las creaciones de las
diversas infraestructuras culturales en las
ciudades de Santa Fe y Rosario. En junio
de 2016 a través del Decreto Nº 1332 se de-
finen las estructuras organizativas de La
Redonda, Arte y Vida Cotidiana; El Cairo
Cine Público; La Esquina Encendida; Casa
Arijón; Plataforma Lavardén y Teatro
Ideal.
Aquí, dejamos bosquejada una forma de
pensar y organizar un ministerio en el que
coexisten sentidos para la transmisión
cultural. Tanto en sus aspectos admi-
nistrativos y jurídicos como en los con-
tenidos y formas culturales y educativas
de trabajo con una fuerte impronta hacia
la participación ciudadana, incluyendo
a sectores olvidados –infancias y juven-
tudes– como eje central de las acciones y
se fue instalando una modalidad de hacer
políticas públicas desde un enfoque estéti-
co y poético democrático, colectivo y bello.
Políticas de la imaginación
La expresión “políticas de la imaginación”
intenta recuperar el espíritu explorador
del historiador del arte Didi-Huberman
(2008) quien sostiene que estas permiten
asumir una posición relacionada con la
infancia, invitan a animarse a tener una
mirada “ingenua, inquieta, excesiva, mó-
vil, lúdica, no doctrinal ante las imáge-
nes” pues no se teme a ser fascinado por
ellas porque las “habitamos” ni tampoco
a la manipulación porque nos sentimos
“libres” de ellas. El autor entiende la ima-
ginación como forma de conocimiento,

58 - [revista gestión cultural]

como deformación de lo formado, des-
montaje (nunca destrucción). Por ello está
destinada a las multiplicidades, separacio-
nes, constelaciones, metamorfosis. Esta
idea nos ayuda a transmitir una concep-
ción para pensar políticas y, en particular,
las que se estudian en el presente artículo.
Durante los años 2007 a 2011, se produ-
jeron movimientos desde el MIC que in-
tentaron aproximar acciones en el marco
de múltiples iniciativas y que permitieron
afianzar las propuestas, dando organi-
cidad a los espacios creados y otorgando
nuevas normativas a los centros culturales,
bandas estables, museos, algunos proyec-
tos y producciones renovadas.
La posibilidad de producción de políticas
transversales se instaló en la agenda del
Gobierno a través de la conformación del
Gabinete Social y, particularmente, con las
relaciones permanentes entre las minis-
tras de Educación e Innovación y Cultura.
Los primeros cuatro años de gobierno del
FPCyS fueron de efervescencia en cuanto
a la producción de políticas, conformán-
dose lo que denominamos tres sistemas
articulados de gestión: el itinerante, el
de fomento y el radial. El itinerante lo
entendemos como una serie de apues-
tas ‘móviles’, de diferente característica,
tiempo e intensidad que se impulsaron
para alcanzar a diversos públicos. Tenían
la particularidad de constituir ‘montajes’
que viajaban por ciudades y pueblos de
toda la provincia; es decir, procuraban
construir arraigo territorial. El sistema de
fomento estaba pensado como un impulso
a la producción artística, cultural y edu-
cativa provincial a través del despliegue
de propuestas audiovisuales, literarias,
escénicas, cinematográficas. Y, por último,
el radial estuvo dirigido a espacios cultu-
rales, sociales y educativos que se crearon,
resignificaron o re-funcionalizaron para
dar vigor a proyectos de formación, pro-
ducción artística, cultural, museística, de
participación ciudadana, para las infan-
cias y las familias. Entre otros encontra-
mos las 17 escuelas artísticas, el Tríptico de
la Imaginación, Aleros, Museos.
Un apartado especial merece la cuestión
de la participación de la juventud en el
gobierno del FPCyS. Al comienzo de la
gestión se crearon el Gabinete Joven y
la Dirección Provincial de Políticas de
la Juventud, en el marco del MIC. La
idea fuerza era conformar un grupo de
aproximadamente 30 jóvenes, con la im-
pronta de constituirse en actores priori-
tarios del desarrollo provincial a través
de su participación en la formulación
Natalia Díaz - 59
de políticas públicas en los diferentes
ministerios.
Además de las políticas impulsadas por el
Gabinete Joven, se desplegaron una serie
de programas y proyectos que describire-
mos a continuación.
De las políticas producidas durante el
año 2008 interesan destacar: Espacio
Santafesino, La Compañía de la Media
Luna, Lo Quiero Ya!, Perfume de Mujer,
Mirada Maestra, la Plaza de la Casa, Cine
El Cairo y Plataforma Lavardén.
El sistema de fomento tuvo varias inicia-
tivas; por un lado, podemos mencionar a
Espacio Santafesino, programa dedicado
a fomentar empresas y emprendimien-
tos de base cultural y creativa a través de
acciones de promoción del desarrollo de
la producción audiovisual, transmedia,
editorial, fonográfica, de diseño y de
videojuegos en todo el territorio provin-
cial. Por otro lado, se estimuló la recu-
peración de espacios con la finalidad de
promover diferentes propuestas, como el
Cine El Cairo que es la única sala pública
de cine de Rosario.
Además, fue recuperada Plataforma
Lavardén, como una propuesta cultural
integral que, con sede en la ciudad de
60 - [revista gestión cultural]
Rosario, convocara al público de toda la
provincia. Pensada como una constela-
ción de espacios para las artes, el rumbo
que el edificio toma arranca por rescatar
una construcción arquitectónica patrimo-
nial y dotarla de vida cultural bajo el de-
nominador común del cruce de lenguajes
y expresiones artísticas.
Los programas itinerantes, si bien fueron
acotados en el tiempo, tuvieron una im-
pronta de mucha influencia en todos los
que participaron: organizadores, artis-
tas, ciudadanos y ciudadanas. Podemos
mencionar una mixta configuración de
ideas y concepciones acerca de la cultu-
ra, las infancias, los procesos de forma-
ción y creativos, las puestas en escena, la
convocatoria.
Por su parte, La Compañía de la Media
Luna estuvo constituida por un equipo
de 16 artistas de la ciudad de Rosario que
imaginaron y concretaron una propues-
ta itinerante y recorrieron pueblos de la
provincia de Santa Fe ofreciendo la ins-
talación de una kermesse con 18 puestos
y un espectáculo central que consistía en
una obra de teatro, artes circenses y mú-
sica. Una de las ideas centrales era que
el movimiento artístico pudiera per-
manecer; es decir, después de ocurrida
la puesta en escena, los participantes
de los pueblos continuaban trabajando
sobre aquella propuesta que les hubiese
interesado o sobre una idea que siguiera
latente, con la capacitación y el aseso-
ramiento de La Compañía de la Media
Luna.
Lo Quiero Ya! fue un programa cultural
pensado junto al Gabinete Joven que propo-
nía espectáculos y actividades en espacios
públicos y Perfume de Mujer tuvo la inten-
ción de recorrer las localidades y homena-
jear a las ciudades con nombre femeninos
–100 en toda la provincia– con espectácu-
los gratuitos. Y La Plaza de la Casa fue un
programa donde los vecinos de todas las
edades pudieron disfrutar de encuentros
en la plaza 25 de Mayo de la ciudad de Santa
Fe, frente a la Casa de Gobierno, a partir de
una propuesta cultural.
El sistema radial tuvo variadas iniciativas,
una de ellas impulsada por los ministerios
de Innovación y Cultura y de Educación
fue Mirada Maestra: ciclo de conferencias
y experiencias destinadas a maestros y
maestras. Se dispuso un “pasaporte cultu-
ral” para docentes, con el cual podían acce-
der gratuitamente a espectáculos, cursos,
seminarios y también obtenían descuen-
tos relacionados con el entretenimiento.
En 2009 surge el emblemático Programa
Alero, como ya se mencionó, a través del
Decreto Nº 270/09, y que se planteaba ge-
nerar posibilidades para mejorar las con-
diciones de vida e inclusión en sectores
priorizados de la provincia de Santa Fe,
con la finalidad de desarrollar capacidades
para el ejercicio de la ciudadanía plena. La
responsabilidad de concreción de las accio-
nes estuvo a cargo del Gabinete Social. En
junio de 2016 se inaugura y pone en marcha
el espacio construido en el barrio Coronel
Dorrego, al noreste de la capital provincial,
denominado “Alero. Nacer hasta los 100
años”.
Y en 2010 se instala e inaugura el Tríptico
de la Imaginación en la ciudad de Santa
Fe: El Molino Fábrica Cultural, La Redonda
y La Esquina Encendida fueron espacios
creados como una política de articulación
entre la innovación cultural, la obra pú-
blica y la recuperación del espacio público
como ejes centrales para el pleno ejercicio
de la ciudadanía.
En 2011, con el cambio de gobierno, hay
una apuesta por el sistema de fomento.
Se establece Señal Santa Fe como un canal
de televisión argentino, propiedad de la
Secretaría de Producciones e Industrias
Culturales del MIC y la Secretaría de
Comunicación Social del Ministerio de
Gobierno y Reforma del Estado de la
Provincia, para el desarrollo de conteni-
dos audiovisuales con el objetivo de poner
en común memoria, historia y cultura
santafesina.
A partir de 2012 surgen nuevas iniciati-
vas para alcanzar toda la extensión del
territorio santafesino, de allí que se crea
Territorio de Encuentros, programa que
proponía un sistema regional de dis-
cusión, diseño, selección y acompaña-
miento técnico y económico de proyectos
elaborados por áreas de Cultura de go-
biernos locales o grupos culturales orga-
nizados. Contaba con diferentes líneas de
trabajo: recopilación y sistematización
de información cultural de la provincia,
asesoramiento técnico para el desarrollo
de políticas culturales y promoción de
proyectos de impacto local y regional. El
principal objetivo era compartir infor-
mación de la realidad de la provincia en
esta temática.
Lazos de Origen fue un proyecto educativo,
artístico, de aprendizajes múltiples en todo
el territorio, que intentó articular el MIC
con las instituciones de formación artísti-
ca, estudiantes y egresados de escuelas de
arte para vivir la experiencia de volver a
62 - [revista gestión cultural]
pueblos y ciudades a emprender proyectos
de formación y producción socioculturales.
Por su parte, Querer, Creer, Crear.
Culturas en Movimiento, un programa iti-
nerante, sale a recorrer las micro regiones
de la provincia para crear con todos sus
actores culturales sucesos, encuentros y
circuitos que pongan en valor las capaci-
dades artísticas y creaciones de músicos,
bailarines, artesanos y microemprende-
dores santafesinos.
En 2013, entran en vigencia las Residencias
Culturales, las cuales fueron una práctica
de formación rentada, destinada a jóvenes
de entre 18 y 25 años, con una duración de
entre 10 y 12 meses, donde estudiantes y
trabajadores de distintas disciplinas tuvie-
ron la oportunidad de realizar un trayecto
de aprendizajes, de vincular el conoci-
miento teórico y el desarrollo profesional
con diversas experiencias y prácticas en
diferentes espacios dependientes del MIC.
También, se concreta el Congresito de los
Chicos. Miles de niños y niñas de locali-
dades santafesinas, diferentes provincias
argentinas y países latinoamericanos se
reunieron en Rosario y Santa Fe para con-
memorar los 30 años de la recuperación
de la democracia en la Argentina hablando
sobre la felicidad.
Y, en 2014 se pone en marcha la Orden de la
Bicicleta, propuesta que se planificó den-
tro del Plan Abre, con la intención de llegar
a numerosas zonas y generar instancias
de encuentro, aprendizaje y juego entre
los ciudadanos. Se reinaugura Casa Arijón
como un espacio donde los vecinos del ba-
rrio pudieran acercarse con la lógica de los
viejos clubes de barrio, se apropiasen de
un lugar al que se pueda ir cuando se tie-
ne ganas y tiempo, sin tener que cumplir
horarios, porque se lo siente como propio.
Durante el tercer gobierno del FPCyS (2015-
2019), se mantuvieron la mayoría de las
políticas iniciadas con innovaciones prin-
cipalmente en los programas itinerantes
y se profundizaron los intentos por arti-
cular acciones interministeriales. En 2016
comienza a circular Periplo Colectivo. Se
trató de una iniciativa de los ministerios de
Innovación y Cultura y de Infraestructura y
Transporte que ofrecía recorridos gratuitos
por la provincia de Santa Fe con el objetivo
de acercar a todos la posibilidad de viajar,
conocer y encontrarse para compartir his-
torias y costumbres.
Y en 2018, CALEIDOCICLO: El Cuerpo
en Movimiento. Desde el MIC en articu-
lación con el MEP, se trabajó en distintas
líneas de acción y alcances en el territorio
santafesino, con diferentes impactos y
poblaciones escolares. Cada propuesta
procuró consolidar un modo particular
de promover procesos de enseñanza y
aprendizaje.
En este mismo año, dentro del sistema
radial, Sapukay: la Casa de Fernando Birri,
una vivienda ubicada en la ciudad San
José del Rincón, donada por el cineasta al
Gobierno, comenzó a producir diferentes
propuestas de talleres y actividades, en
particular, vinculados con el mundo del
cine para niños y niñas.
En 2019 se reinaugura la Casa de la Cultura,
cuyo propósito fue que se constituya en
sede ministerial y un foco de propues-
tas culturales abiertas a la participación
ciudadana.
Como se puede observar, la trama que
se teje en la puesta en marcha de cada
política ofrece pistas para comprender
el estrecho lazo entre lo que admite na-
cimientos (educación) y lo que sostiene
convivencias (cultura), en un despliegue
de acciones que fueron apuestas arries-
gadas, en una sociedad que comenzaba
a interpretar, participar, experimentar y
conocer nuevas formas de aproximarse a
lo público
Natalia Díaz - 63
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Modificación de la Orgánica.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2008). Decreto Nº 151. Aprueba
la estructura programática del Ministerio
de Innovación y Cultura y modifica la del
Ministerio de Educación.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2008). Decreto Nº 3256. Amplía la
estructura programática.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2011). Decreto Nº 56 Modificación
de la estructura orgánico funcional.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2011). Decreto Nº 1622. Cambios
en la estructura programática.
Ministerio de Innovación y Cultura.
Provincia de Santa Fe. (2014). Decreto Nº
5018. Aprobación de estructuras orgánicas
del Centro Cultural Provincial y Museos
Provinciales de Bellas Artes, Ciencias
Naturales, Históricos, Etnográfico y Colonial y
Parque Arqueológico.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2015). Decreto Nº 172 Modificación
de la estructura orgánico funcional.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2015). Decreto Nº 4441. Creación
de espacios culturales.
Ministerio de Innovación y Cultura.
Provincia de Santa Fe. (2015). Decreto
Nº 252. Modificación de la estructura
orgánico-funcional.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia de
Santa Fe. (2016). Con perspectiva joven. Apuntes
para una política de juventud. Observatorio de
Políticas de Juventud. Santa Fe.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2016). Decreto Nº 1332 y 2284.
Creación de estructuras orgánicas de “El
Molino Fábrica Cultural”, “La Redonda Arte
y Vida Cotidiana”; “El Cairo Cine Público” y
“La Esquina Encendida”, dependientes de
la Secretaría de Producciones, Industrias y
Espacios Culturales y “Casa Arijón, Espacio
Cultural del Saladillo”; “Plataforma Lavardén”
y “Teatro Ideal”, dependientes de la Secretaría
General de Programaciones.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2016). Decreto Nº 2761. Modifica-
ción de la estructura orgánico-funcional.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2017). Decreto Nº 1384. Modifica-
ción de la estructura orgánico-funcional.
Ministerio de Innovación y Cultura. Provincia
de Santa Fe. (2018). Decreto Nº 1474 Modifica-
ción de la estructura orgánico-funcional.
Natalia Díaz - 65
66 - [revista gestión cultural]
Políticas audiovisuales
en Córdoba, una construcción
colectiva. El caso de APAC
Por Mariano García
D
urante casi una década, a partir
del estreno simultáneo de tres
películas, producidas localmente
y financiadas por el INCAA: “De carava-
na”, “El invierno de los raros” e “Hipólito”,
que dio origen al sello Cine Cordobés en
2010, y en torno a una mesa de actores
del sector autoconvocados y organizados,
se trabajó –intensa y creativamente– en
una estrategia de posicionamiento y for-
talecimiento sectorial y regional. De ese
gesto aglutinante de lo colectivo, que a
su vez reconoce antecedentes históricos y
políticos muy significativos, surgió la im-
pronta de un largo recorrido de prácticas
colectivas, aprendizajes, ensayos y acier-
tos/errores preliminares, que culminó en
un relevamiento preciso de las fortalezas y
debilidades, de los requerimientos funda-
mentales del sector, que luego confluyeron
en los documentos iniciales presentados
como proyecto de ley provincial, y que faci-
litaron la gestión política para su posterior
exposición y tratamiento parlamentario.
El proceso de construcción y fortaleci-
miento de ese colectivo en su complejidad,
la creación de espacios de debate y disposi-
tivos de toma de decisiones, y el aprovecha-
miento estratégico de las oportunidades
que brindaron, en su momento, un con-
junto de políticas culturales impulsadas
desde los Estados nacional y provincial,
fueron las claves de la eficiencia del trabajo
que desembocó en un proyecto legislativo
ampliamente debatido y consensuado que
tomó cuerpo y, que a través de la gestión y
Mariano García - 67
la mejora continua, le brinda respuesta a
miles de artistas, técnicos de la industria
audiovisual.
De ese proceso que no ha terminado, y que
ahora encuentra nuevos objetivos a nivel
regional en la provincia, y a nivel federal
en el país, da cuenta esta reseña con la
intención de colaborar a la construcción
del conocimiento colectivo en incidencia
sobre políticas públicas culturales.
Antecedentes
En 1986 se promueve una ley provincial
que toma estado parlamentario pero
no alcanza a ser promulgada. Luego,
el Decreto Nº 1748/2008, impulsado
por un grupo de productores que lue-
go se constituirán como Asociación de
Productores Audiovisuales de Córdoba
(APAC), e instrumentado por la Agencia
Córdoba Cultura y el INCAA, desarrolla el
Programa de Aportes Reintegrables para
la Industria Cinematográfica Cordobesa
que se constituye en una herramienta tan-
gible y un hecho fundacional en términos
de descentralización para el surgimiento
de nuevas realizaciones. A partir de la
Clínica de Proyectos de 2006, con el decre-
to reglamentado en 2008, los realizadores
cordobeses incursionan en nuevos modos
68 - [revista gestión cultural]
de producir, extendiendo horizontes des-
de lo artístico y cultural hacia el universo
ampliado que representa la industria ci-
nematográfica y del audiovisual.
En 2008, aquel grupo iniciático de pro-
ductores que habían participado de ins-
tancias de capacitación y que producen
mancomunadamente, se conforman
formalmente como APAC, motor de una
producción colectiva; descentralizando el
cine y el audiovisual argentino de manera
colaborativa y colectiva, con el espíritu de
la construcción de políticas de Estado.
En 2010, además del estreno simultá-
neo de las tres películas que ingresaron
al circuito comercial y de los festivales
internacionales, en las que cosecharon
premios y menciones dando cuenta de
calidad y potencial del audiovisual hecho
en Córdoba, como el éxito de taquilla que
significó el largometraje “De caravana”
(Rosendo Ruiz), se produjeron cinco series
de ficción y una importante cantidad de
documentales y contenidos para las plata-
formas y canales de gestión estatal (TDA).
En este contexto de ebullición produc-
tiva inédita, de oportunidades reales de
expansión, en 2011, el Poder Ejecutivo
provincial ingresa un nuevo proyecto de
fomento a la producción cinematográfica
local, que también toma estado parlamen-
tario y luego queda sin efecto por falta de
acuerdo dentro del sector audiovisual local
sobre los alcances del proyecto.
Ante esta nueva interrupción queda cla-
ramente expuesto hacia el interior de los
grupos organizados, que el conjunto de
sus actores no estaba preparado, maduro
política ni sectorialmente, para operar
sobre sus propias necesidades, artísticas,
sociales, financieras ni jurídicas.
Es en ese momento crítico que APAC,
siempre bajo la lógica de fomentar y traba-
jar por las condiciones del audiovisual en
el contexto de la Asociación, lee una opor-
tunidad en la coyuntura política nacional
y regional, en la propia fuerza del trabajo
hecho y el camino recorrido, y propone
la conformación de un ámbito formal y
operativo para un reposicionamiento vi-
goroso, y para la redacción de un texto de
ley que contemplara una mayor amplitud
en cuanto a géneros y formatos que eran
reclamados por realizadores no organiza-
dos en la entidad. Esto obedeció no solo al
espíritu inclusivo del colectivo. Es que –en
un contexto mundial en plena transición
que incluso analizaba la posibilidad de
“apagones analógicos”– resultaba, aunque
incipiente, muy prometedora la aparición
de plataformas y nuevos consumos a través
de servicios de streaming, de herramientas
que ni siquiera se podían vislumbrar, pero
que habría de incluir.
La construcción de los
consensos
Es en esta riqueza de diversidad que se
presenta el ADN de la Mesa del Audiovisual
Cordobés, que hoy ejerce la representación
para la regulación de la ley (Consejo Asesor
del Polo Audiovisual Córdoba) en favor
de la ampliación de derechos y beneficios
para el sector, donde radica su amplia ca-
pacidad operativa y de consensos. Pero es
también, y a la vez, la fuente de los mayo-
res desafíos en materia de gestión política
en general, y de las demandas singulares
en particular.
A partir de la fallida sanción de 2011 se
trabajó en una convocatoria amplia y en
una laboriosa construcción de disposi-
tivos de funcionamiento democrático.
Acciones conjuntas de divulgación, capa-
citación y formación, de debate y puesta
en común de intereses, la resolución de
conflictos puntuales y de multiplicidad de
caracteres, y sobre todo un empecinado
ejercicio del consenso, dieron como resul-
tado la conformación de la Mesa, figura
Mariano García - 69
abarcativa e inclusiva de la que participan
APAC, CAPAC, Córdoba Produce, APA,
Universidades y representantes gremia-
les. Hasta ese momento, las acciones no
eran pocas pero sí difusas, atomizadas y
concentradas en la discusión de inquie-
tudes parciales pero internas. Sobre el
trabajo concreto se logró leer el entorno,
estudiar el comportamiento y las posi-
ciones de los interlocutores del sector
público y privado, y eso permitió abordar
la demanda de políticas públicas de ma-
nera mucho más clara pero sobre todo,
eficiente.
Con todas las dificultades que ofrece ga-
rantizar la igualdad sin negar las diver-
sidades, las organizaciones, a través de
sus voceros y portadores del liderazgo de
cada una de ellas, integraron un equipo
de entre 5 y 10 personas que se abocaron
a la tarea de recoger necesidades y reque-
rimientos, condensarlos, y redactar las
bases de una nueva ley que no cayera en
el camino.
A partir de encontrar un único y potente
interés común, el de poder vivir profesio-
nalmente del audiovisual, con continui-
dad y sin tener que apelar a otros empleos
para autofinanciarse. Tras un arduo,
laborioso, y por momentos extenuante
70 - [revista gestión cultural]
camino, surgió el documento de ocho
puntos básicos que posteriormente se
convirtieron en el cuerpo de la ley:
1. Declaración de Interés cultural.
2. Declaración como actividad industrial.
3. Empleo local: productores locales y
mayoría de personal técnico y artístico
cordobés.
4. Fondo de fomento concursable para el
desarrollo, producción, coproducción y
distribución.
5. Promoción industrial: incentivos im-
positivos y fiscales.
6. Comisión de filmaciones e
internacionalización.
7. Organismo de aplicación con consejo
asesor.
8. Financiamiento con fuentes de asigna-
ción directa.
Este consolidado expresado, en apa-
riencia, de forma simple y escueta, es la
síntesis final de un sinnúmero de ideas
complejas elaboradas de manera tal que
expresan con claridad y eficacia los objeti-
vos conjuntos y una clara direccionalidad
hacia una ley amplia y flexible, pasible de
adaptarse y dar respuestas nuevas a los re-
querimientos que surgen continuamente
en una industria tan dinámica como es el
audiovisual.
La construcción política: un
factor determinante
Entre 2008 y 2014, como resultado del tra-
bajo y los aprendizajes, la organización
hacia adentro de la Mesa había madurado
y se había consolidado un contexto favora-
ble a nivel nacional y provincial. Un trabajo
meticuloso, casi artesanal de aproximación
y sensibilización, con representantes de la
vida pública y del sector político dio sus fru-
tos. En el 2015, año electoral, se presentó el
proyecto de los ocho puntos a las tres fuer-
zas políticas que tenían chances electorales
de administrar la provincia, y las tres inclu-
yeron el proyecto de ley en sus plataformas
electorales. Un año después, la ley sancio-
nada entraba en proceso de reglamenta-
ción, como constatación de que el esfuerzo
puesto en esta experiencia no solo favorece
a un sector determinado, ni al desarrollo re-
gional, sino que aporta y muy especialmen-
te a la construcción de ciudadanía.
Una nueva etapa: el polo,
el consejo y los tipos de
financiamiento
En el año 2016, tras la promulgación de
la Ley Provincial Nº 10.381, se crea el Polo
Audiovisual Córdoba, dependiente del
Ministerio de Industria que, en articula-
ción con la Agencia Córdoba Cultura, vin-
cula los dos ámbitos de desarrollo natural
de la actividad.
A partir de ese momento el Polo pasa a
contar con un coordinador y presidente
del Consejo Asesor integrado por 2 repre-
sentantes por los productores audiovisua-
les de la provincia; 1 por productores de vi-
deojuegos; 1 en representación del ámbito
sindical vinculado a la industria. Mientras
que por el sector público intervienen 1 re-
presentante por el Ministerio de Industria;
1 por Cultura, y 1 por Educación, este últi-
mo incorporado a pedido de los legislado-
res durante el tratamiento de la Ley.
En septiembre de 2017 el Consejo Asesor
aprobó el primer Plan de Fomento. A co-
mienzos de 2018 el segundo, y sucesiva-
mente hasta el 2020 –año de la pandemia–,
el tercer y cuarto plan. El Plan de Fomento
es una suerte de “paraguas general” que in-
cluye diferentes instrumentos de fomento y
promoción. Se distinguen a grandes rasgos
los subsidios concursables, y los llamados
incentivos, que se otorgan a todos los pro-
yectos que cumplan los requisitos y según
disponibilidad presupuestaria. 
Entre los primeros se implementaron con-
cursos para el otorgamiento de subsidios
Mariano García - 71
para las etapas de desarrollo y para la de
Un conjunto de políticas culturales impulsadas desde los Estados nacional
y provincial, fueron las claves de la eficiencia del trabajo que desembocó en
un proyecto legislativo ampliamente debatido y consensuado.
de producción. Esta línea está disponible
para proyectos de ficción, documental,
animación y videojuegos. Para la fase de
producción pueden aplicar proyectos de
ficción, documental y animación en todos
los formatos: largometrajes (opera pri-
ma), series, cortos universitarios y cortos
comunitarios.
También entre los subsidios hay una línea,
diferente a la de los concursos, denomi-
nada “Incentivos”, que se enfocan en las
etapas de co-producción y posproduc-
ción. Otro instrumento de financiamiento
vigente es el Subsidio Reintegrable, vigen-
te desde el Decreto de 2008, y que incor-
pora a la nueva ley en articulación con el
INCAA. Consiste en el aporte por parte del
gobierno de Córdoba de un monto a tasa
cero para el rodaje, que luego el INCAA
reintegra al Fondo provincial para reasig-
narse a un nuevo proyecto.
A partir de una propuesta de APAC, a la
que suscribieron el resto de las organi-
zaciones y representantes del Consejo, a
72 - [revista gestión cultural]
definieron cuatro ejes transversales que, a
la hora de evaluar proyectos para distintas
convocatorias del Plan, se consideran y
otorgan mayor mérito y calificación para
la obtención de beneficios a aquellos que
no solo cumplan sino que superen las pre-
misas y cupos definidos en las bases.
Estos ejes están ligados a superar la ocupa-
ción del 51% que se exige en la ley de mano
de obra local, tanto artística como técnica,
a la calificación de esos trabajadores en
puestos de jefatura de área y otros rangos
jerárquicos, y a la equidad de género en
cada área técnica. En base a este mecanis-
mo, que de mínima condiciona y de máxi-
ma alienta a los presentantes a desarrollar
políticas laborales, de género y de federali-
zación, la ley aporta a las buenas prácticas,
a la equidad, el desarrollo económico y el
bien común desde un estado embrionario
tanto de los proyectos como de una indus-
tria incipiente y en vías de expansión.
En el año 2021, fue incorporado, a pro-
puesta de las comisiones de estudiantes
universitarios de APAC y el Colectivo
de Cineastas de Córdoba, el programa
Aprendices Audiovisuales que obliga a
los proyectos beneficiarios a contratar un
mínimo de 2 estudiantes (con equidad de
género), fomentando su inserción al ám-
bito laboral y alimentando el semillero de
talentos.
Medir los impactos: el
Observatorio Audiovisual
Córdoba
En el año 2019, la APAC crea el Observatorio
Audiovisual Córdoba (OAC) con el objetivo
de conformar un sistema de información
sobre la industria audiovisual de la re-
gión que sirva para el diseño de políticas
y la toma de decisiones. El OAC-APAC
desarrolla el Estudio Permanente de la
Actividad Audiovisual (EPAA) como herra-
mienta que permite generar información
estadística sectorial para la descripción,
evaluación y proyección de la producción
audiovisual local, y se propone identificar
y medir las características particulares del
sector reconociendo las tendencias que
orientan su desarrollo.
En su informe del año 2021, de las pro-
ductoras cordobesas relevadas, el 60%
se ha constituido en la última década
(2010-2020). La antigüedad promedio es
de 9 años, confirmándose la tendencia
histórica de la audiovisualidad regional
en Argentina. Como datos desagregados,
se observa que un 37% del total inició sus
actividades entre 2010 y 2016, un 21% del
total entre 2008 y 2009, y un 23% entre
2017 y 2019. Estos porcentajes discrimina-
dos muestran un movimiento significati-
vo durante los años en los que se discutió
e implementó el Plan de Fomento de la
Industria Cinematográfica cordobesa por
parte de la Secretaría de Cultura de la
provincia con financiamiento del INCAA
(2008-2009); y también durante el perío-
do correspondiente a la implementación
de los concursos del Polo Audiovisual
Córdoba. Interrogadas acerca de la eta-
pa en la que la productora obtuvo mayor
trabajo, en las respuestas se advierte una
tendencia en crecimiento desde 2017 hasta
2019. El 72% afirma que fueron significati-
vas las políticas nacionales y, por otro lado,
el 93% reconoce la relevancia e impacto del
Polo Audiovisual Córdoba.
La federalización: un
horizonte permanente
APAC nace como respuesta a la problemá-
tica de la producción históricamente con-
centrada en Buenos Aires y busca evitar
Mariano García - 73
que se replique el mismo esquema centra-
lizado, ahora en la Capital provincial. Por
eso, desde el 2017 crea sedes regionales
mediante grupos de asociada/os en Villa
María, San Francisco, Río Cuarto y Marcos
Juárez. Así, y siempre a través del Consejo
Asesor, se alentó la creación de centros
regionales del Polo Audiovisual. En una
primera etapa se ha concretado el centro
de Animación de Unquillo, co-gestionado
por la asociación de animadores APA y
un Centro Regional en la ciudad de Villa
María co-gestionado con APAC, y en Río
Cuarto con el centro comercial local.
Territorios audiovisuales: la
hora de las políticas regionales
Abonando el trabajo de descentralización,
APAC promueve el concepto de “multipo-
laridad glocal” fomentando la creación y
articulación de diversos polos regionales
que promuevan el desarrollo en y desde las
regiones, con proyección internacional.
En ese marco, el colectivo de productores
trabaja desde el 2021 en la sanción de or-
denanzas audiovisuales desde los conse-
jos deliberantes locales.
Los ejes de estas nuevas políticas públicas
se basan en la adhesión a las leyes vin-
culadas a la actividad audiovisual y a la
74 - [revista gestión cultural]
flamante economía del conocimiento, la
creación de un fondo para el desarrollo
de contenidos audiovisuales locales, la
implementación de promociones para la
realización de rodajes con la constitución
de oficinas de filmaciones, y la articula-
ción de las productoras de cada región con
el entramado público y privado para pro-
mover el empleo local y el desarrollo de sus
capacidades productivas y creativas.
En el año 2022, se encuentran en estado
parlamentario la Ordenanza Audiovisual
de la ciudad de Villa María y la Ordenanza
Paola Suárez de Córdoba capital, en ho-
menaje a la expresidenta de la asocia-
ción, quien fuera una de las principales
impulsoras de la Ley Audiovisual y de
la inserción de Córdoba en la industria
internacional.
Beneficios en lista de espera:
riesgos y mecanismos a
fortalecer
Algunos riesgos de esta construcción
comenzaron a vislumbrarse a finales del
año 2019. El Polo Audiovisual Córdoba,
de manera inconsulta con el sector, pasó
de la órbita del Ministerio de Industria a
la órbita de la Agencia Córdoba Cultura,
respondiendo a necesidades de política
interna de la gestión, sin renovación del
Consejo Asesor, ni la participación de
los representantes del sector público de
Industria y Educación. Fue la primera vez
que el carácter no vinculante del Consejo
pudo verificarse en la práctica, provocan-
do –en parte– que no se recuperen a la
fecha la capacidad económica del Plan de
Fomento, con subejecuciones presupues-
tarias de más del 50% (surgidas por las
prioridades derivadas de la pandemia en
2020), y un crecimiento del gasto opera-
tivo, llegando al 2022 sin un presupuesto
total anual y un plan integral conocido
por parte del sector, como había sucedido
en el período 2017-2019 en la órbita del
Ministerio de Industria.
Como parte de la hoja de ruta trazada en
la ley, restan implementarse instrumentos
imprescindibles como créditos de capital
de trabajo y compra de equipamiento; po-
líticas de apoyo a estrenos y distribución;
el registro público de profesionales locales
y el cumplimiento de todos los objetivos de
la comisión de filmaciones.
Para completar la promoción de la pro-
ducción en el campo audiovisual como
expresión cultural de los pueblos y como
industria al servicio del desarrollo social,
y como política de Estado, desde el sector
se considera como clave el logro de un
consejo asesor con decisiones vinculantes,
que sean aplicadas por el Estado provincial
a través de sus distintos organismos, sin la
creación de nuevas estructuras que au-
menten el gasto operativo; como el logro de
un financiamiento mediante asignaciones
económicas directas con porcentajes sobre
gravámenes existentes vinculados direc-
ta o indirectamente con la actividad, que
garanticen el financiamiento a mediano y
largo plazo, en sintonía con los tiempos de
desarrollo de los proyectos audiovisuales.
Preservando la diversidad expresiva e
identitaria propias de políticas culturales
participativas y descentralizadas, sensibi-
lizando, y sumando permanentemente a
nuevos “militantes” del campo audiovisual
y sobre la base de este largo camino reco-
rrido, con aciertos, errores y aprendizajes,
siempre en proceso de mejora continua,
desde APAC seguimos apostando al cre-
cimiento y consolidación de la actividad.
Con posiciones claras: desde el desarrollo
de la industria, la construcción de ciuda-
danía, la participación y la ampliación de
Derechos Culturales
Mariano García - 75
76 - [revista gestión cultural]
Itinerario de una gestora cultural
en las políticas culturales locales
Por Gabriela Costaguta
E
n el amplio marco que encontramos
dentro de las políticas culturales,
prima facie se puede adelantar que
existen dos caminos que no siempre se
encuentran. Por un lado, la actividad de
las legislaturas con sus distintas variantes
y fines, y por el otro, la función que cum-
plen de manera individual aquellos que
abrazamos la actividad sin ningún tipo de
condicionamientos, sobre todo políticos, en
los que se encuentran inmersos los que le-
gislan. En este caso trataré el contexto en el
que se encuentra el tema dentro del Partido
de General Pueyrredon, mi espacio de resi-
dencia y de trabajo, del cual resumiré algu-
nas aristas en las que el gestor asume una
actividad tomando el lugar del Estado pero
sin ningún tipo de apoyo por parte de este.
En el año 2006 realizaba mi tesis para
la Tecnicatura en Gestión Cultural de la
Universidad Nacional de Mar del Plata.
Había elegido como tema para la misma
la conformación de una biblioteca en el
Centro de Recepción de Menores de Batán,
basada en el propósito del deber moral
insoslayable de todo individuo, perso-
nalísimo desde la Declaración Universal
de los Derechos Humanos (1948). Como
se sabe, dicho ordenamiento garantiza a
toda persona el derecho a obtener, desde
la organización que le ofrezca el Estado,
la satisfacción de sus derechos cultura-
les. Cabe recordar que la Unesco postula
que las políticas culturales deben encarar
acciones concretas con miras a asegurar
a cada uno las mismas posibilidades de
Gabriela Costaguta - 77
oportunidades en la vida cultural, y que
se deberán priorizar las posibilidades de
participación de aquellos que pertenecen
a grupos minoritarios u ocupan un lugar
desfavorecido en la sociedad.
Los considerandos del proyecto para la
instalación de la biblioteca también tenían
en cuenta el Manifiesto de la Unesco sobre
bibliotecas públicas:
La biblioteca pública presta sus servi-
cios sobre la base de igualdad de acceso
de todas las personas, independiente-
mente de su edad, raza, sexo, religión,
nacionalidad, idioma o condición so-
cial. Debe contar ademas con servicios
específicos para quienes por una u otra
razón no puedan valerse de los servi-
cios y materiales ordinarios, por ejem-
plo, minorías lingüísticas, deficientes
físicos y mentales, enfermos o reclusos
(Unesco, 1994).
Además del ordenamiento del organis-
mo, se tuvo en cuenta que en la Provincia
de Buenos Aires se implementaba el
Programa de Libertad Asistida para jóve-
nes en conflicto con la ley penal y que los
jueces de menores derivaban al Programa.
Allí se especifica con respecto a los jóvenes
con salidas temporarias:
78 - [revista gestión cultural]
En lo que respecta al tratamiento de
los jóvenes tutelados, centramos la ac-
tividad en propiciar modificaciones en
el modo de vinculación con su mundo
interno y externo, a través de la activi-
dad grupal como eje central del abordar
institucional sin dejar de instrumentar
otras técnicas, como la individual e
institucional, complementándose unas
con otras. La tarea planteada consiste en
modificar el modo de convivencia apre-
hendiendo nuevas reglas de convivencia
acorde con lo establecido legalmente
(Ministerio de Desarrollo Humano,
Subsecretaría de Minoridad, Dirección
de Programas Alternativos, 2006).
Por otra parte el programa de libertad
asistida prevé “Implementar una red que
garantice a los adolescentes su incorpora-
ción en actividades educativas, de capaci-
tación laboral, socio culturales”. Y obser-
vábamos que no existe tal red, menos aún
la incorporación a un programa sociocul-
tural. Entonces se concluyó que existe en
el Centro de Recepción de Menores una
necesidad de identificación cultural y una
propuesta legislada pero no un servicio
para satisfacerla.
Atento el ordenamiento citado, pretendí
con los medios que contaba de tratar de
favorecer la evolución cultural del joven
residente para colaborar con el ejercicio de
su reinserción en el medio desde el mismo
espacio en el que se encuentra localizado.
Resultaba fundamental que estos jóvenes
se identificaran con el ciudadano común
para no encontrarse en una posición de
continuo confronte y desventaja con este y
que, además, conozca que tiene derecho a
un programa cultural como cualquier otro
integrante de la comunidad. Que sepan
asumir sus derechos –y que se encuen-
tra incluido dentro de un programa que
protege su desarrollo y fomente valores–
puede significar un paso importante para
evitar transgredir el de sus semejantes.
Fue entonces que consideré que la mi-
sión como gestora cultural era llevar la
propuesta como un ejercicio de práctica
profesional en donde la principal premisa
fue la organización de la biblioteca. Me
hice cargo de publicar notas en diarios
de la localidad requiriendo material pri-
vado para la misma, y conté con el apoyo
de ciudadanos comunes que se sintieron
identificados con la propuesta, procedien-
do a la recolección de generosos aportes,
en algunos casos con importantes títulos.
Conseguí, además, la autorización de la
esposa del pintor Alberto Bruzzone, un
artista preponderante en el imaginario
colectivo, para la imposición del nombre
de la biblioteca. También solicité y obtu-
ve las declaraciones de Interés Municipal
del Intendente del Municipio (Registro
Nº 1466/2008), de Interés Cultural por
el Secretario de Cultura (Registro Nº
0875/2007) y de Interés Educativo por
el Secretario de Educación (Registro Nº
1685/2008). Por las diversas y engorrosas
circunstancias que tuve que atravesar
para cumplir el cometido, junto al conoci-
miento de la superposición de las distintas
escalas de gobierno, profundicé el trata-
miento de las políticas culturales que se
implementaban en el Partido de General
Pueyrredon, más allá de la legislación
oportunista, coincidente en general con
llamados electorales y cuya ejecución se
detenía allí mismo.
Más aún, comencé una investigación sobre
las ordenanzas destinadas a cultura dentro
del Municipio. La misma abarcó un perío-
do de diez años. Es importante remarcar
que mi propósito se vio favorecido porque
existe aquí una Base de Datos de Normas
Municipales a la que se puede acceder por
Internet. Este es un tema para destacar
favorablemente ya que aún hoy, muchos
municipios de la Provincia de Buenos
Aires no cuentan con este servicio, y desde
mi punto de vista, priva a los ciudadanos
Gabriela Costaguta - 79
de una información rápida y abarcativa
de las políticas culturales de su territorio.
Supongo habrá que acceder a la legislatu-
ra provincial para que ello suceda.
Las conclusiones de la investigación las
podemos resumir en dos puntos. Como
adelanté los años electorales aumentan los
proyectos de ordenanza en materia cultu-
ral, pero las políticas de cultura tienen un
espectro limitado a dos polos: el apoyo a las
artes (resumidas en declaratoria de vecinos
destacados, visitantes ilustres, etc.) o el
políticos anclados en la supuesta necesi-
dad de un sector cultural.
En relación a estas experiencias, propuse
la realización de Consejos Vecinales de
Cultura, en cuyo expediente de inicio se
cita entre sus considerandos parte de mi
investigación y considera la creación de
estos consejos como "una herramienta
útil", siendo su misión:
Fortalecer el rol de la gestión cultural a
través de la participación ciudadana en

mantenimiento del patrimonio tangible.1 forma descentralizada, en un marco en

donde se puedan visualizar las necesi-
Al mismo tiempo, decidí participar ac-
dades concretas de cada barrio y sec-
tivamente en diversas instancias de la
tor, pudiendo ofrecer miradas, inicia-
creación de normas. Intervine en los
tivas y proyectos que puedan derivar en
foros de trabajo para la creación del
medidas concretas que pueda tomar la
Registro Municipal de Música de autores
Secretaría de Cultura o en proyectos de
marplatenses del año 2014 y el Primer
ordenanza que puedan ser presentados
Foro de Fortalecimiento para los Centros
en el Honorable Concejo Deliberante.
Culturales Independientes (2016),2 el cual
dejó una clara exposición de la utilización En ese marco se propuso que los princi-
de algunos concejales a sus propios fines pios rectores del programa se orientaran

Que sepan asumir sus derechos –y que se encuentra incluido dentro

de un programa que protege su desarrollo y fomente valores– puede significar
un paso importante para evitar transgredir el de sus semejantes.

80 - [revista gestión cultural]

a considerar las necesidades culturales
como un bien público y un derecho de la
comunidad, promover la diversidad y el
desarrollo cultural garantizando la inter-
culturalidad, incentivar la participación
ciudadana para el pleno desarrollo de la
ciudadanía cultural, fortalecer la libertad
de manifestarse sobre las necesidades
culturales, y revalorizar la función social
y transformadora de la cultura visuali-
zando las necesidades concretas de cada
barrio e invitando a los vecinos a partici-
par de propuestas y proyectos que puedan
satisfacerlas.
También realicé diversos aportes a los
proyectos de ordenanzas de los programas
Bono Cultural (2018), PromoVer (2018),
que se trata de un régimen de promoción
y fomento de producción de contenidos
audiovisuales, y Cultura Abierta (2018).
En relación a este último proyecto, se bus-
ca “regular espacios de participación, la
elaboración de políticas públicas en mate-
ria cultural, así como nuevos métodos de
financiamiento y el estímulo e incentivo
de la participación privada en la imple-
mentación de todos aquellos proyectos
que se enmarquen en las distintas áreas
de la cultura, como también a la promo-
ción, protección o impulso del Patrimonio
Histórico Cultural”.3 Y mi aporte se dirigió
a solicitar que en la formulación de objeti-
vos se considere “la libertad cultural como
dimensión de la libertad humana”, según el
Informe sobre Desarrollo Humano 2004,
y la inclusión de “diversidad cultural” en
el artículo correspondiente, expresiones
hasta hoy ausentes en la legislación local.4
Falta de conexión entre las
políticas culturales y su
aplicación efectiva
Los ejemplos citados precedentemente
tienen además otra línea de análisis: nin-
guna de las normas citadas se han hecho
efectivas en la práctica.
Uno de los primeros problemas es que
todas estas políticas deben pasar por el
órgano de gobierno y gestión que es la
Secretaría de Cultura local. La misma
tiene un presupuesto que no supera el 3%
del porcentaje del Presupuesto Municipal,
y casi el 90% es destinado a sueldos. Los
empleados de la Secretaría son aproxima-
damente 300 de los cuales el 29% son mú-
sicos, el 39% técnicos y tan solo el 7% pro-
fesionales, lo demás se divide entre cargos
jerárquicos, arquitectos, bibliotecarios,
personal de mantenimiento y cajeros.5
Gabriela Costaguta - 81
Además de las actividades prácticas de la
gestión, programación y mantenimiento
de los diversos espacios que pertenecen
a la Secretaría, las ordenanzas mencio-
nadas, las que ya estaban aprobadas con
anterioridad y además las que se apro-
baron en estos últimos años generan una
sobrecarga de labores. Tampoco existe el
Registro Municipal de Centros Culturales
Independientes según impone la orde-
nanza. Esto se puede deber a varios facto-
res. Una de las pautas que debían cumplir
estos espacios era la de constituirse en
asociación civil sin fines de lucro, funda-
ción, cooperativa o mutual, en todos los
casos con personería jurídica. Otra, que
debían adaptar los espacios físicos a los
requerimientos que el Municipio estable-
ce para otorgar la habilitación necesaria.
O sea, trabas de todo tipo para el desarro-
llo de estos grupos culturales.
No se pusieron en funcionamiento los
Consejos Vecinales de Cultura, el Bono
Cultural, el PromoVer, y tantos otros. De
esto se trata cuando se habla de un desen-
cuentro entre las políticas y las acciones.
No hay una articulación entre la Secretaría de
Cultura y otros espacios del Municipio, como
por ejemplo, la Secretaría de Educación,
que permitan evitar superposición de
82 - [revista gestión cultural]
programas muy similares o la colaboración
entre ellos para llevar adelante algunas de las
ordenanzas.
Todas estas observaciones se relacionan
también con una falta de interés por el
personal jerárquico de la Secretaría de
Cultura a los fines de dar cumplimiento o
generar acciones que permitan llevar ade-
lante las políticas culturales propuestas.
Conclusiones
En resumen, lo que se observa en rela-
ción a las políticas culturales del Partido
de General Pueyrredon es una tensión
entre los partidos políticos opositores y el
gobierno local que afectan los derechos
culturales de la población. Actualmente,
es un espectro generalizado que limita el
ejercicio político de los partidos a tratar
de atacar lo que propone el otro. El tema
cultura sigue ocupando el último término
de las necesidades de los políticos, una con-
ducta reiterada. No se trata de mostrar la
parte negativa del tema cultural pero que-
da claro que se asiste de manera cotidiana
a la forma que se incrementa el deterioro
del acervo intelectual. Como corolario de
lo todo lo antedicho sirve decir que, exis-
tiendo carreras universitarias en el medio
de la especialidad en gestión cultural con
numerosos graduados y que solo son con-
vocados a ejercer cargos una mínima frac-
ción de ellos (con relaciones con el poder
político) no es más que invocar el problema
y la falta de aplicación de la solución
Bibliografía
Costaguta, G. (2016). Políticas culturales
en el Partido de General Pueyrredon: un
análisis cuantitativo para la acción des-
de la gestión cultural. En VII Seminário
Internacional de Políticas Culturais (pp.
872-880). Casa Rui Barbosa, Rio de Janeiro.
https://www.academia.edu/26217773/
Anais_do_VII_Semin%C3%A1rio_
Internacional_de_Pol%C3%ADticas_Culturais_
Funda%C3%A7%C3%A3o_Casa_de_Rui_Barbosa
Costaguta, G. (2016). Primer Foro de
Fortalecimiento para los Centros Culturales
Independientes. Gestión cultural.
https://gestioncultural-gc.blogspot.
com/2016/01/1-foro-por-el-fortalecimien-
to-de-los.html
Costaguta, G. (2018). Cultura Abierta. https://
gestioncultural-gc.blogspot.com/2018/05/cul-
tura-abierta.html
Honorable Concejo Deliberante (2018).
Ordenanza para la Creación del Programa
Cultura Abierta. http://www.concejo.mdp.
gob.ar/expedientes/ficha_expediente.
php?anio=2018&tipo=E&numero=1461
Unesco (1948). Declaración Universal de los
Derechos Humanos. https://www.argentina.
gob.ar/sites/default/files/derechoshuma-
nos_publicaciones_colecciondebolsillo_03_de-
claracion_universal_ddhh.pdf
Unesco (1948). Manifiesto de la Unesco sobre
Bibliotecas Públicas. https://cdn.ifla.org/
wp-content/uploads/files/assets/public-libra-
ries/publications/PL-manifesto/pl-manifes-
to-es.pdf
Tertulia Virtual de Gestión Cultural.
#ImpulsaCultura. Invitada Ana Lía Verón
(Argentina) 28-08-2020. https://www.youtube.
com/watch?v=FWNDuwAF_SY&t=1879s&ab_
channel=canalalmagesto
Notas
1 El trabajo completo se puede ver en Costagu-
ta (2016).
2 h t t p s : / / g e s t i o n c u l t u ra l - g c.b l o g s p o t .
com/2016/01/1-foro-por-el-fortalecimien-
to-de-los.html
3 http://www.concejo.mdp.gob.ar/expe-
dientes/ficha_expediente.php?anio=2018&ti-
po=E&numero=1461
4 h t t p s : / / g e s t i o n c u l t u ra l - g c.b l o g s p o t .
com/2018/05/cultura-abierta.html
5 Tertulia Virtual de Gestión Cultural. #Impul-
saCultura. Invitada Ana Lía Verón (Argentina),
28-08-2020. https://www.youtube.com/watch?-
v=FWNDuwAF_SY&t=1879s&ab_channel=cana-
lalmagesto
Gabriela Costaguta - 83
84 - [revista gestión cultural]
Herramientas legales
para la cultura
Virginia Juárez
Editorial: La Reforma, Marzo, 2021 (Córdoba, Argentina)

Se trata de un compendio de leyes culturales que abarcan

las distintas industrias creativas de la Provincia de
Córdoba, y su correspondiente legislación a nivel Nacional.
Además de incluir leyes sobre exenciones impositivas,
Ayuda al Capital Emprendedor, Mecenazgo, entre otras.
contacto: herramientaslegales22@gmail.com

Mati-ando
El mate como patrimonio cultural
inmaterial de Entre Ríos
AUTORES:
Alcaino, Gonzalo | Levrand, Norma
Metivié, Mariángeles | Staffolani, Claudio
Tessio Conca, Eliana
EDITORIAL: FUNDACIÓN LA HENDIJA

Gabriela Costaguta - 85
La invención
de la política cultural
PHILIPPE URFALINO

Tres festivales
escénicos en Lima
De 1998 al 2022

CARINA MORENO BACA

Introducción
a la gestión
cultural internacional
RAPHAELA HENZE

WWW.RGCEDICIONES.COM.AR
GEOGRAFÍA SENSORIAL

Por María Paz Mosca

Cada cuerpo está habitado por experiencias, cada cuerpo es un territorio con una historia
y una geografía distinta. Las huellas en la piel, en el paisaje, evidencian las experiencias
que lo transforman. Deícticos de cambios naturales y de incisiones que irrumpen nuestro
territorio.

Durante el ASPO 2020 salí en la búsqueda de nuevos paisajes para sobrellevar el encierro y
conservar la distancia humana. Realice dos registros: uno invernal, con textura analógica,
territorios naturales de mi localidad, y el segundo en digital, un paisaje que había olvida-
do como propio: mi cuerpo. Hoy 2022, reflexiono sobre mi archivo fotográfico en pande-
mia y encuentro el vínculo conceptual entre ambos registros. Como El Paisaje, esta es una
obra en constante cambio y de infinidad de tomas. En estos dípticos queda registrado solo
un momento de esa geografía en constante transformación que de a poco vuelvo a habitar
conscientemente.

María Paz Mosca - 87

88 - [revista gestión cultural]
María Paz Mosca - 89
90 - [revista gestión cultural]
María Paz Mosca - 91
92 - [revista gestión cultural]
María Paz Mosca - 93
94 - [revista gestión cultural]
Nuevas herramientas, nuevas
oportunidades. El caso de Paraná
Por Gerardo A. Dayub
Territorio y jerarquización
política
Paraná no es una sola ciudad. Son muchas,
diferentes y simultáneas. Hay una enorme
diversidad en su aparente homogeneidad.
La inequidad territorial es inequidad cul-
tural. Los sujetos de la política cultural no
son les artistas, son los ciudadanos/as.
En esta urbe, la visibilización de esos
rostros múltiples lo permitió el inicio del
reconocimiento informativo y gráfico del
territorio cultural de actuación, el Mapeo
Cultural (Ordenanza Nº 8667/07), instru-
mento de acercamiento a la dimensión
simbólica del territorio, puesto en marcha
en 2004. Una multiplicidad de agentes,
instituciones, espacios, historia cultural
propia, normativas y condiciones dadas,
definían regiones culturales cuyos límites
no pertenecían a la convencionalidad de
los distritos y funciones tradicionales de
un asentamiento urbano. Intervenir es
siempre estar formando parte de algo, que
nunca es nada.
Previo a la acción, este fue un necesario
paso instrumental de democratización
cultural. El propio territorio se conoció
mejor a sí mismo y para cada contexto
modificó el modo de gestionar el vínculo
y el interés local. No solo responder con
propuestas adecuadas a las demandas
sino advertir las necesidades y trabajar la
“no demanda" necesaria, como la autoesti-
ma grupal y la capacidad organizativa del
territorio. Se descentralizaron políticas
Gerardo A. Dayub - 95
para cubrir con mayor certeza y amplitud
los programas.
Claro que, para el desarrollo de programas
y proyectos del plan, son necesarias las de-
cisiones políticas. Entonces, ¿cuál es el rol
de la “cultura” en la administración públi-
ca? Democratizar la dimensión política de
la cultura es fundamental para jerarquizar
el área y desarrollar políticas municipales.
Por eso desde 2003, pasar de una
Dirección a Secretaría de Cultura fue un
anhelo mayoritario y primer instrumento
para empoderar la ejecución. Condición
cumplida en acuerdo y consenso con todo
el arco cultural de la ciudad para efecti-
vizar las políticas. Esta jerarquización,
permitió formar parte de la reunión de
gabinete, decidir los proyectos y los presu-
puestos. La negociación. No hay gestos en
política, hay negociación. Por primera vez
se democratizó el espacio de debate, de
igual a igual con otras áreas de servicios
hegemónicas del municipio. Sin interme-
diaciones la decisión política es directa.
Se articuló lo político y lo técnico de cada
programa o proyecto. Fue posible no solo
hacerse cargo, sino conducir y defender el
derecho presupuestario a la cultura: expo-
nerse socialmente sabiendo que se condu-
ce un plan; donde la responsabilidad con
96 - [revista gestión cultural]
decisión recompone lo institucional. Pero
esta oportunidad duró hasta 2019, siendo
recurrente el consecuente deterioro de la
fortaleza en la capacidad institucional de
gestión.
Institución y organización
Quisiera dar algunas precisiones para evi-
tar confusiones que desvirtúan la función
institucional. Cuando se habla de insti-
tuciones, hablamos de organismos que
cumplen una misión y establecen finali-
dades (razón de existir), modos de operar
y llevar adelante objetivos, su administra-
ción, control, expuestos en las reglamen-
taciones y estatutos propios de cada ins-
titución. Su función es guiar y conservar
el espíritu y la conducta institucional que
rige para todos sus miembros y funcionar
acorde a sus fines. Luego están las organi-
zaciones de esas instituciones, conforma-
das por personas, donde se ordenan las ta-
reas, roles y actividades. Imaginemos un
club. Es una institución con sus estatutos
y reglamentos; y además tiene su organi-
zación: deportistas, técnicos/as, prepara-
doras/es físicos, dirigentes, etc.
Ahora, cuando en pleno funcionamiento,
la organización sustituye a la institución
y toma su lugar, determinando todo sin,
 El eje fundamental que aún hegemoniza las políticas culturales en cada
ciudad, es y seguirá siendo la democracia para el desarrollo integrador
de un país que dé contenido social, sentido y vigencia real a los derechos
esenciales como derechos humanos fundamentales.

respetar y negando la institucionalidad, Dos herramientas

comienzan los problemas porque desapa-
rece el criterio establecido, representativo
y guía de lo institucional. Aparece el caos;
la voluntad personal o de grupo circuns-
tancial que decide a su gusto, vulnerando
los lineamientos institucionales y operan-
do a su antojo. Esto es lo que a menudo
sucede, la adulteración institucional im-
pidiendo establecer o garantizar derechos.
Es habitual que la organización política
reemplace o viole la institucionalidad gu-
bernamental. Hasta se crean legislaciones
para no obligarse a cumplir las anteriores;
ordenanzas que reflejan derechos y parti-
cipación en proyectos y/o actividades que
rara vez se cumplen o nunca. Las ordenan-
zas son herramientas de ejecución políti-
ca, como las leyes en el orden provincial, es
institucionales
a) Cuando hablamos de institucionalizar
también nos referimos a instrumentos
políticos como el Plan Director de Cultura
de Paraná (Ordenanza Nº 8666/07), que
ordena y sigue un proceso de prácticas
de gestión con ejes y objetivos precisos:
implementar un modelo de redistribu-
ción democrática de servicios y bienes
culturales; fortalecer la cadena de la pro-
ducción, circulación y consumo artístico;
mejorar la red de infraestructura local;
recuperación del espacio público y el pa-
trimonio; posicionar a Paraná como plaza
disponible para tránsito y producción de
acontecimientos culturales científicos
y tecnológicos; potenciar proyectos de
cooperación.

así como están pensadas las instituciones. Cada eje sugiere y proyecta programas
Pero, la “praxis política” ha desarrollado instrumentales que pueden desarrollarse
negativamente caminos más cortos, harto según lo “emergente y lo principal”. Hago
burocráticos y conflictivos. la aclaración porque ambas cosas son

Gerardo A. Dayub - 97
importantes, aunque “lo primero” es más
demandante desde la comunidad, que “lo
principal”, de menor demanda y mayor
responsabilidad institucional.
Un diagnóstico territorial permite es-
tablecer regiones culturales en el mapa
cultural y distribuir mejor el presupuesto
y demás recursos para cada sector urbano,
respondiendo a las necesidades y deman-
das con propuestas diversas y así benefi-
ciar más equitativamente a la ciudadanía.
Los ejemplos siguientes han beneficiado a
la ciudad con continuidad según los perío-
dos municipales, aunque no siempre se han
mantenido en el tiempo en otras gestiones,
cercenando la finalidad social de las polí-
ticas. Otras se han retomado a favor de la
ciudadanía como la creación y cumplimien-
to de ordenanzas culturales; promoción de
organizaciones sociales independientes;
eventos identitarios barriales; distribución
de capacitación y trabajo local con talleristas
barriales; autogestión y organización co-
munitaria; circuitos de artes y espectáculos;
visitas educativas a instituciones culturales;
formación artística especializada; concur-
sos anuales de coproducción, de teatro y
música; becas; promoción económica para
innovadores en producción; legislación cul-
tural; capacitación y profesionalización en
98 - [revista gestión cultural]
gestión cultural; convenios de cooperación
con entidades privadas y públicas; defensa
del patrimonio histórico local; convenios
con universidades de gestión mixta; gestión
con integración a Mercociudades; ciclos de
pensadores argentinos; institucionaliza-
ción de las técnicas circenses; participación
semanal de artistas locales en el Teatro 3 de
Febrero; articulación con programas provin-
ciales; promoción de las fiestas tradicionales
e innovaciones; articulación con el calenda-
rio turístico; gestiones mixtas y coproduc-
ción con organizaciones independientes;
normativas de artes y circo; encuentros y
muestras latinoamericanas; y otros tantos
acontecimientos articulados y distribuidos
en función de la planificación del tiempo, el
presupuesto y estructuración del personal
que siempre es conflictivo y requiere bue-
nos vínculos y estrategias de organización
y ejecución. Por último, es importante men-
cionar que, por este plan, se pensó y creó la
carrera universitaria en Gestión Cultural en
la UNER (2015), que no hubiese sido posible
sin esta iniciativa, con aprovechamiento de
alcance provincial y regional.
Estas instrumentaciones de planes y po-
líticas, permiten mejorar la calidad y la
gestión de las propuestas públicas y forta-
lecer aquellas inquietudes que provengan y
emerjan de procesos dinámicos del propio
FEICAC-Cultura Emergente-Cooperativa Cultural Antilope
territorio. Y sobre todo, ordenar a los sec-
tores productivos en materia artística y
cultural, sabiendo cual es el plan público de
cultura, cómo pueden contribuir al mismo
y de qué modo involucrarse y coproducir
programas y proyectos, haciendo efectiva
la participación real en el proceso cultural
local, adquiriendo su verdadera dimensión
política en el ejercicio real de construir los
derechos fuera de la retórica habitual.
b) Otra herramienta imprescindible para
nuestra ciudad es la existencia de un ins-
trumento de democratización presupues-
taria materializado en el Fondo Económico
de Incentivo a las Culturas, las Artes y las
Ciencias (FEICAC, Ordenanza Nº 8595/06).
Cuenta con el apoyo y la apropiación a lo lar-
go del tiempo de la comunidad paranaense.
Pero también es digno y justo decir que fue un
anhelo mayoritario desde siempre sortear el
consabido discurso de “no hay dinero para el
área cultural municipal”. Esta lucha pasó del
reclamo a la gestión. Se decidió políticamente
llevarlo a cabo e institucionalmente resolver
una modalidad donde la ciudadanía año tras
año pueda contar con recursos económicos
para concretar sus proyectos.
La idea del FEICAC era que la decisión de
los recursos no estuviera en manos de la
voluntad personal de un ocasional inten-
dente municipal, sino establecerlo jurídi-
camente, como derecho en la normativa
Gerardo A. Dayub - 99
municipal. Fondos que, entre otros apor-
tes y donaciones, se integra con el 10% de
la recaudación de la aplicación de multas
previstas en la legislación municipal; de
la concesión por el uso de la cartelería pú-
blica; e ingresos derivados del Teatro 3 de
Febrero y el Centro Cultural Juan L. Ortiz,
hoy en día un despojo de galpón abando-
nado y destruido.
Es así que, a lo largo del tiempo, (con inte-
rrupciones y discontinuidades) la aplica-
ción de esta ordenanza viene beneficiando
muchos proyectos y sigue siendo convo-
cante para los creadores/as como inter-
mediarios, ya que la beneficiaria final ha
sido siempre la comunidad paranaense.
Se concursa en cuatro rubros: microem-
prendimientos culturales con proyección
social sin fines de lucro; emprendimientos
asociativos culturales, científicos y artísti-
cos, con o sin fines de lucro; producción de
diseños, ediciones discográficas, editoria-
les y audiovisuales independientes; pre-
servación, montaje, restauración y puesta
en valor del patrimonio artístico, histórico
y arquitectónico de la ciudad.
Si bien los plazos, organización y control
deben mejorarse, la institucionalidad
de esta herramienta funciona; pero aun
100 - [revista gestión cultural]
es resistida por el poder político ya que,
cada tanto, interrumpe las convocato-
rias anuales porque no está a merced de
sus decisiones, implicando una lucha
constante de la militancia cultural para-
naense para preservar el derecho a que
los dineros públicos del FEICAC estén
allí en la cantidad que corresponda (ha-
bitualmente se ocultan los montos depo-
sitados) rindiendo cuenta públicamente
ante la ciudad.
Estoicos y humildes, estos alcances ins-
trumentales defienden derechos, opor-
tunidades y presupuestos para un sector
negado históricamente y apoyan las
necesidades culturales de la ciudadanía
frustradas en sus posibilidades de promo-
ción. No porque sin el apoyo del Estado
no se puedan hacer; sino porque se ha
demostrado que el poder cultural de los
ciudadanos lucha y luchará siempre con-
tra estas adversidades que obstaculizan
las conquistas logradas.
El eje fundamental que aún hegemoniza
las políticas culturales en cada ciudad,
es y seguirá siendo la democracia para el
desarrollo integrador de un país que dé
contenido social, sentido y vigencia real
a los derechos esenciales como derechos
humanos fundamentales
NOVEDAD

Sentarse
a la mesa chica:
cultura y
gobiernos locales
ORGANIZADORES:
PABLO MENDES CALADO
CHRISTIAN MORALES

Sentarse a la mesa chica: cultura y gobiernos

locales se propone ocupar ese vacío a partir de
la articulación de trabajos que reflexionan desde
las muy diversas situacionalidades de sus autores
y autoras. Por este motivo en el libro podrán
encontrar desde la sistematización de prácticas
de gestión cultural en ciudades y provincias
argentinas, hasta análisis sobre la implementación
de políticas culturales locales que trascienden
incluso las fronteras del país.
Esperamos que la lectura de estos trabajos, que
abordan casos particulares de políticas culturales
locales (públicas, privadas o de la sociedad civil)
o bien problematizan en torno a la posibilidad
de horizontes alternativos para las políticas
culturales en general, contribuyan al trabajo y
la formación de profesionales y estudiantes del
sector, y especialmente, que colaboren para que
las políticas culturales puedan ganar una mayor
trascendencia en la agenda local.
102 - [revista gestión cultural]
Un camino de militancia cultural
Por Joaquín Fernández
A
través de este artículo intentaré
describir sintéticamente algunas
circunstancias trascendentales
de mi andar militante dentro de la cultura.
Al igual de lo que le sucede a muchísimas
de las personas que me inspiraron (y lo
siguen haciendo), nos encontramos en un
camino que se reconfigura todo el tiempo,
producto del incesante bullir de nuestros
territorios inquietos. Lejos de adjudicar
méritos y describir un modo acertado de
recorrerlo, propongo conocer una expe-
riencia que tal vez despierte inquietudes o
sirva como referencia para echar luz sobre
lo que viene.
El Proyecto Respuestas Alternativas y
Unificación de Estrategias Legitimables
para Actores Sociales (R.A.Y.U.E.L.A.S.) es
una iniciativa que trabaja con una pobla-
ción infanto-juvenil dentro del Hospital
Nacional Baldomero Sommer, ubicado en
la ciudad de General Rodríguez, provincia
de Buenos Aires, a 24 km del casco urbano,
fundado para el tratamiento de la lepra.
Allí se configuró una comunidad con todas
sus instituciones, desde un cementerio
hasta la comisaría, pasando por su propia
capilla, escuela primaria, proveedurías y
clubes.
Tuve la suerte de haber sido convocado
para trabajar desde el inicio por mi padre,
el doctor Horacio Fernández, ideólogo de
la iniciativa junto a un excelente grupo de
compañeras trabajadoras sociales, para
realizar distintas actividades como talle-
res de música y lectura, acompañamiento
Joaquín Fernández - 103
social, apoyo escolar, tareas administrati-
vas intrahospitalarias y fundamentalmen-
te conformar el equipo de fútbol callejero.
Fue a partir de esta particular disciplina
que tomé mayor conciencia de la impor-
tancia de lo colectivo como herramienta
de transformación popular. Se trata de
una alternativa al tradicional deporte que
nació en un barrio de la vecina ciudad de
Moreno, más precisamente en El Chaco, a
través de un club denominado Defensores
del Chaco. Allí, un grupo de vecinas y ve-
cinos advirtieron que los campeonatos de
fútbol se tornaban cada vez más violentos,
a punto tal de tener que requisar a quienes
participaban para constatar que no lle-
vasen armas. Decidieron entonces echar
mano a las reglas y cambiarlas buscando
en cada partido una oportunidad para
poner en juego valores ligados a la sana
convivencia y al respeto. Algunos cambios
fueron que cada equipo debía ser mixto,
no había arbitraje, antes de comenzar se
reunían los equipos en una mediación
coordinada por alguien del entorno que
proponía las reglas, las cuales usualmente
versaban sobre: lateral con mano o pie, se
puede o no tirarse al piso para marcar, el
gol de la mujer vale simple o doble y otras
cuestiones propias del juego. Más allá
de ese acuerdo, el resultado se punteaba
104 - [revista gestión cultural]
no solo por los goles sino también por el
respeto a la reglamentación decidida en
la mediación, que otorgaba un punto y
además, en todos los partidos, se obtenía
puntaje por respeto, solidaridad y coope-
ración. Esto es, un equipo podía ganar 3 a
0 pero si, por ejemplo, la mujer no parti-
cipaba del juego, o no se respetaba al rival
o había un uso desmedido del contacto
físico, el equipo podría perder el partido.
El marcador final se media en una deli-
beración al terminar el encuentro entre
quienes habían sido parte.
La novedosa iniciativa rápidamente co-
menzó a practicarse en los barrios más
populares del conurbano bonaerense, lue-
go Capital Federal, seguido por el resto del
país hasta hacerse internacional. Se llegó
a jugar un mundial de Fútbol Callejero pa-
ralelo al de FIFA en Sudáfrica, también en
Brasil y Rusia. Todo había nacido de la in-
quietud popular por resolver una situación
que les impedía disfrutar del deporte que
amaban, en otras palabras, satisfacer la
necesidad de ser parte de la identidad que
los define como practicantes de la cultura
futbolera. Hoy, la Fundación Defensores
del Chaco cuenta con una escuela que
brinda educación en todas sus instancias,
además de haber generado una conciencia
popular que hizo del barrio un lugar más
seguro basado en los valores de la buena
convivencia comunitaria.
En uno de los encuentros nacionales de fút-
bol callejero organizado por las distintas
experiencias colectivas que lo practicaban,
una de las cuales había sido desde sus ini-
cios el Proyecto R.A.Y.U.E.L.A.S., conocí
otro colectivo popular que tenía su sede en
el Barrio Cuartel V de Moreno: El Culebrón
Timbal. Esta experiencia de construcción
de ciudadanía cultural tenía como eje un
grupo musical del mismo nombre, a la cual
me uní casi inmediatamente.
Pero no trataba solo de un grupo musical,
también era un proyecto que involucraba
lo audiovisual y la gráfica artística a par-
tir del cómic, y además llevaba adelante
sólidos talleres barriales que iban desde
murga hasta radio, pasando por apoyo
escolar y teatro. Pero su trabajo territorial
tenía un peso novedoso: habían diseñado
una propuesta llamada Carta Popular en
la que le proponían al Estado un conjun-
to de medidas cosechadas en incesantes
Rápidamente entendimos que para implementar cambios
estructurales y demostrar solidez debíamos acceder a los
requisitos que el sistema democrático de participación exige.
deliberaciones barriales, que darían res-
puesta a necesidades específicas y que, a
su vez, mostrarían el destino del andar por
la senda de la organización popular.
El pueblo unido, siendo consciente de sus
problemas y proponiendo soluciones. En
este sentido, la experiencia del Culebrón
fue la puerta de entrada al conocimiento de
otra instancia de intervención ciudadana:
la democracia participativa. Basada en las
medidas adoptadas por el pueblo brasileño
a partir del gobierno de Lula, territorializa-
das, entre otras instancias de incidencia de-
mocrática, por los revolucionarios Puntos
de Cultura, la participación organizada
en el diseño de políticas públicas tenía su
manifiesto mediante la intervención en el
Concejo Deliberante del partido bonaeren-
se de San Miguel, a través del cual se ha-
bía podido lograr la promulgación de una
ordenanza que habilitaba la aplicación del
llamado “Presupuesto Participativo”, per-
mitiendo a la ciudadanía la utilización de
un porcentaje del presupuesto municipal
Joaquín Fernández - 105
como recurso para la resolución de proble-
mas identificados en espacios de delibe-
ración comunitaria. En la actualidad, San
Miguel tiene un tope mínimo del 5% presu-
puestario para dicha instancia.
En ese orden de ideas y hechos, mi partici-
pación como militante cultural se construía
a la luz de intervenciones colectivas en el
quehacer público, organizadas fundamen-
talmente desde la interpretación de proble-
máticas territoriales, para desde allí crear
y planificar con sensibilidad, estrategias
que me permiten formar parte activa de la
cultura política. Sensibilidad, observación,
diagramación, organización, coraje, volun-
tad, congruencia; ingredientes-herramien-
tas primitivas y permanentes de la reestruc-
turación cultural que aclamaba un entorno
cada vez más políticamente inquieto.
Institucionalización de las
políticas culturales musicales
Desde mi profesión de músico me fue fácil
identificarme con aquellos valores impres-
cindibles para materializar inspiraciones.
Así pues, divisé un referente que planteaba
una propuesta impensada para mí, toman-
do en consideración el lugar desde dónde
lo hacía: Néstor Kirchner le pedía a la
clase dirigente imaginación y creatividad
106 - [revista gestión cultural]
para resolver las necesidades populares.
Entendí que había una conexión entre mi
tarea diaria de compositor y la de “creador”
de circunstancias políticas que mejoren
las condiciones de vida de todas y todos.
Entonces, ¿el arte no es solo cultura?, o
mejor, ¿hay cultura más allá del arte?, o
más profundo aún, ¿puedo aplicar(me)
en ámbitos no artísticos para concretar
ideales que incorporé desde la música?
En el andar de estas vicisitudes, conozco
desde el Culebrón a la Unión de Músicos
Independientes (UMI) que, junto a otras
asociaciones civiles, planteaban un proyec-
to de promulgación de la Ley Nacional de
la Música, que entre diferentes medidas,
proponía la creación del Instituto Nacional
de la Música (INAMU). La iniciativa tra-
taba de aunar los esfuerzos diarios de un
sector del arte a través de la institucionali-
zación de un espacio que tenía como obje-
tivo central mejorar las condiciones sobre
las cuales se desarrolla la actividad. En ese
contexto, además del largo camino de mi-
litancia transcurrido, ahora se pretendía
fortalecer el proyecto junto al Estado y no
a sus espaldas, ni a su lado.
La famosa y archicitada coyuntura daba
lugar a que la inspiración ocupe espacios
de poder político. La sanción de la Ley Nº
26.801/12 de la Música habilitó la creación
del INAMU y a partir de ese momento
nuestra profesión cambió para siempre.
Nacía una forma de participación nove-
dosa y potente que creaba como nunca
antes una nueva ciudadanía cultural para
la música nacional: el diseño conjunto de
políticas públicas tenía su establecimiento
institucional manteniendo, además, una
celosa autonomía administrativa que tal
vez se emparentaba con la libertad nece-
saria para todo proceso creativo. Diego
Boris, su presidente en dos mandatos y
principal referente de esta dinámica de
participación política, junto a otras y otros
artistas, fueron portavoces del proceso,
inspirando a muchísimas personas con
inquietudes similares, entre las cuales me
encontraba junto a artistas y colegas de mi
ciudad. Vale decir que la entrega militan-
te de quienes crearon el INAMU quedará
para siempre en la memoria de las perso-
nas que buscamos el buen vivir sirviéndo-
nos de cualquiera de las herramientas que
en suerte el destino pone, no sin misterio,
en nuestras manos.
Al mismo tiempo, en mi localidad, el presi-
dente del Honorable Concejo Deliberante,
Carlos Paz, referente histórico del pero-
nismo y protagonista de muchísimas ini-
ciativas vinculadas a los valores más altos
de la democracia, crea el programa “HCD
a puertas abiertas”, a través del cual se rea-
lizaban distintos encuentros basados en la
premisa de configurar al cuerpo legislativo
como un espacio de intercambio y cons-
trucción junto a la ciudadanía. La novedad
y el poder de dicha política pública genera-
ron una apertura de participación popular
que dejaba ver, a su vez, una voluntad de
ampliación democrática, inédita en nues-
tra ciudad. En este contexto fue que se rea-
liza una charla a cargo del presidente del
INAMU, Diego Boris, a la que asistimos
unas cuantas personas que teníamos en
común la profesión y cierto recelo, confeso
entre dientes, porque participaríamos de
un episodio musical en un lugar teórica-
mente lejano a nuestros ideales artísticos.
Sin embargo, resultó ser el puntapié de un
trayecto de militancia que comenzaba a
afianzarse provisto de voluntad transfor-
madora y comprometida.
Boris no solo nos inspiró a formalizar nues-
tra prematura intervención como colectivo
organizado, sino que también brindó un
panorama sobre cómo generar iniciativas
que fuesen trascendentales para la profe-
sión. Rápidamente entendimos que para
implementar cambios estructurales y de-
mostrar solidez debíamos acceder a los
requisitos que el sistema democrático de
participación exige. Los tomamos como
Joaquín Fernández - 107
 Demostramos de esta forma que la voluntad política no tiene
barreras cuando encuentra un canal de conexión directa
con la necesidad popular.

pruebas, mas no como impedimentos. personas involucradas; esto es, dar lugar
Vimos a la burocracia como una oportuni- a la deliberación en pos del consenso po-
dad para demostrar que tan lejos quería- pular, para la elaboración de propuestas
mos llegar con nuestra propuesta. Así fue concretas que combustionen un empuje
que constituimos Músicxs Rodriguenses orientado hacia un plan de participación y
Organizadxs (MuRO). El primer paso es- diseño conjunto con el Estado.
taba dado. Manifestar la intención de me-
Luego de un año entero de debates y
jorar las condiciones estructurales sobre
análisis territorial, diseñado a través de
las cuales llevábamos adelante la profesión
encuentros semanales, encuestas y en-
debía estar acompañada por adquirir la
trevistas, concluimos que había dos cir-
personería jurídica, al mismo tiempo que
cunstancias claves que atentaban contra el
generábamos instancias de diálogo para
progreso del circuito musical y que podían
comprender las distintas miradas sobre la
resolverse en un par de movimientos or-
realidad de la escena. Escuchar al territorio
ganizativos consensuados y estratégicos.
del que formábamos parte pero habiendo
Por un lado, teníamos una larga tradición
asumido una responsabilidad evidencia-
de eventos musicales de amplia convoca-
da en la organización, cooperación, ayu-
toria en los que muy pocas veces partici-
da mutua y horizontalidad. Nadie mejor
paban propuestas locales y, por el otro, no
que las y los protagonistas para saber qué
había agenda musical que pudiera plani-
necesitábamos y cómo podíamos dar res-
ficarse a largo plazo. Considerando que
puestas precisas y contundentes. Además,
eran circunstancias que vinculaban una
nos dimos cuenta que la legitimidad de las
gestión pública municipal, planteamos un
medidas que llevaríamos adelante estaría
modo de intervención en el que había que
dada por la capacidad de escucha de las
relacionarse con el Estado.

108 - [revista gestión cultural]

Nuestro primer inconveniente sucedió
cuando dimos con una realidad política
desfavorable, ya que la ciudad tenía un
gobierno que no favorecía el trabajo colec-
tivo y barrial, en consonancia con lo que
ocurría a nivel nacional. Sin querer entrar
en disputas partidarias, encontramos que
el órgano estatal más representativo de la
voluntad popular en su cuestión política no
era el Ejecutivo si no el Legislativo, toda vez
que allí se desarrolla el escenario ideológica
e institucionalmente más democrático y
diverso de nuestro organigrama político y
social. Debíamos generar una ley, un texto
que garantizara la duración de las propues-
tas más allá de cualquier gestión guberna-
mental. Descubrimos entonces que existía
una forma de crear una ordenanza a través
de un derecho ciudadano que nos asiste a
todas y todos por igual: la banca participati-
va o banca del pueblo. Similar a la Bancada
Ativista en Brasil, la posibilidad de legisla-
ción popular era la chance que teníamos de
representar el interés del sector musical en
un ámbito político de creación normativa.
Teníamos que diagramar las ordenanzas,
para lo cual nos servimos del antecedente
de otra organización de músicas y músi-
cos, SOMA (Santa Fe), y elaboramos dos
proyectos para presentar en una sesión del
Concejo Deliberante.
Los requisitos eran no pertenecer a nin-
guna organización partidaria, presentar
un anteproyecto para que habilitara el uso
del derecho para luego ser convocados a
sesionar. Una vez en el recinto, nos darían
10 minutos para plantear nuestras proposi-
ciones. Sin embargo, en vez de eso, ya en la
sesión, preferimos dar a cada espacio polí-
tico-parlamentario copias de los proyectos
y hacer una exposición que reflejara nuestra
postura filosófica, ideológica y política so-
bre el contenido que sostenían los planteos.
Propusimos la promulgación de una orde-
nanza llamada Telonero Obligatorio, que
garantizara la presentación de una banda o
solista previo a cualquier show convocante
que se realice en nuestra ciudad (con obli-
gatoriedad si era organizado por el muni-
cipio) y la realización del Ciclo Municipal
de Música en los Barrios, que constaba de
un show mensual en el que participaban
4 propuestas locales, con sus respectivos
honorarios garantizando su derecho como
trabajadores de la cultura, a realizarse en
distintos barrios de la ciudad, primordial-
mente en lugares donde el Estado nunca
se había hecho presente a través de activi-
dades similares. Ambas iniciativas fueron
aprobadas de forma unánime. El primer
paso como asociación civil que busca inter-
venir en el territorio junto al Estado a través
Joaquín Fernández - 109
del diseño mancomunado de políticas pú-
blicas culturales, había sido dado con éxito.
No queríamos un Estado que nos asis-
tiera, queríamos sentarnos en la misma
mesa cuando se tratase de nuestros inte-
reses; es decir, un Estado red que no pro-
ponga enredarnos en medidas obsoletas y
lejanas a la realidad.
Rápidamente pasamos de concretar ac-
ciones asociativas propias a interactuar
con otros colectivos culturales. Así fue
como creamos la red de espacios cultu-
rales Comunidad Activa, para territoria-
lizar intereses más profundos en busca
de promover instancias que movilicen la
situación cultural. Respondía esto tam-
bién a que el gobierno no implementaba
el Ciclo Municipal aprobado por el HCD
a pesar de recibir el reclamo permanen-
te de quienes desarrollamos la profesión
musical. Hicimos nuestro ciclo, sin pedir
nada al Estado, con jornadas multiartísti-
cas en los espacios culturales de la ciudad
que se encuentran mayoritariamente en
los barrios más populosos, además de la
zona céntrica. Demostramos de esta forma
que la voluntad política no tiene barreras
cuando encuentra un canal de conexión
directa con la necesidad popular. Mientras
tanto, volvimos a visitar el HCD, esta vez
110 - [revista gestión cultural]
para proponer desde la Red otro proyecto
que sería también aprobado, esta vez sin
necesidad de utilizar la Banca. Recorrimos
las oficinas de todos los sectores políticos
y encontramos un único y contundente
apoyo en lo que en ese entonces era Unidad
Ciudadana, lo que bastó para su aproba-
ción. La idea se llamó “Acceso a la infor-
mación pública” y tenía como objetivo que
se transmitieran las sesiones del Concejo
Deliberante para que toda la sociedad ten-
ga la posibilidad de acceder a lo que delibe-
raban las y los representantes populares en
el órgano legislativo. De esta forma, quedó
evidenciado nuevamente que el Estado so-
mos todas y todos sin distinción.
Actualmente, el HCD cuenta con un canal
de YouTube a través del cual se pueden
ver en vivo todas las sesiones y además
con un apartado en la página oficial del
municipio, en la que es posible conocer a
quienes nos representan. También, luego
de un par de años, el municipio ejecutó lo
que había sido decidido en el recinto par-
lamentario, logrando de esta manera que
los dos proyectos presentados a través de
la Banca se hicieran vigentes. Aunque por
distintas razones aún no pudo repetirse
el ciclo, la Ordenanza Nº 4243 Telonero
Obligatorio goza hoy de plena vigencia.
Reflexiones finales
Sabemos que la pandemia puso en sus-
penso muchos de los planes que pudieron
pensarse con anterioridad a su aparición,
poniendo sobre la mesa la necesidad de
dar respuesta a problemáticas más urgen-
tes y sobre todo inéditas. Aun así, tenemos
la posibilidad de aplicar medidas que per-
mitan favorecer la participación popular
para codiseñar acciones estatales y comu-
nitarias conducentes hacia el buen vivir.
Las reglas son nuestras cuando logramos
poner en evidencia la voluntad de escu-
cha, escalón necesario hacia el consenso
y la unión ciudadana. Tal vez sean los es-
pacios culturales los que puedan albergar
físicamente este proceso de deliberación,
siempre que sea posible incorporar en el
territorio la idea de que la cultura no solo
es arte, ampliando la tradicional oferta y el
abanico de actividades que se proponen en
estos puntos culturales, y que tiene que ver
con un concepto difícil de definir pero que
sin dudas es más amplio, parámetro sufi-
ciente para, entre otras cosas, entender ro-
les, responsabilidades y derechos. Después
de todo, la participación ciudadana es una
cuestión cultural que puede plantearse
y proponerse, sobre todo, porque cuenta
con la legitimidad evidenciada en antece-
dentes como los aquí descriptos. La de-
mocracia precisa amplitud, proyección y
protección; la cultura tiene herramientas
para darle vida a esta y otras necesidades
que esperan ser descubiertas en los rinco-
nes más identitarios de la comunidad
Joaquín Fernández - 111
112 - [revista gestión cultural]
Red de Espacios Culturales
Santiago del Estero (RECSE)
Por Rayen Blanco, Hugo Macias y Nicolás Azar
D
urante los años 2015/2016, en
Santiago del Estero emergieron
una diversidad de espacios cultu-
rales, cada uno con su propia identidad e
impronta. Sin embargo, aquel tiempo fue
también el de los grandes recortes presu-
puestarios estatales para las áreas cultura-
les a lo largo y ancho de nuestro país. Estos
recortes dejaron relegada la promoción
cultural casi exclusivamente al esfuerzo
individual, lo que claramente dificultó la
subsistencia de los establecimientos y es-
tructuras destinadas a la actividad cultural
en general, y en particular a aquellos de
inicio reciente, tales como La Cooperativa
Del Estéreo, Focus Sala y El Observatorio
Centro Cultural.
Rayen Blanco, Hugo Macias y Nicolás Azar - 113
Sin embargo, fue justamente en aquel pe-
ríodo que estos espacios y agrupaciones
cumplieron un rol fundamental en orden
a la contención social, constituyéndose
como refugios de las más diversas formas
de expresión artística, la música, el teatro
y la danza. Con gran esfuerzo autogestivo,
los espacios culturales comenzaron a for-
talecerse; sostuvieron actividades regular-
mente, fomentaron la participación social
y comunitaria mediante el incentivo, pro-
moción y desarrollo de proyectos artísticos
de gran impacto local.
Luego de varios años de arduo trabajo, con
la llegada de la pandemia de Covid-19 y la
instauración del aislamiento social pre-
ventivo y obligatorio, aquel creciente mo-
vimiento sociocultural se vio súbitamente
truncado. Estas medidas afectaron radi-
calmente la presencialidad y la regulari-
dad de las actividades, rompiendo el nexo
fundamental de intercambio, del cual se
nutre la actividad cultural: el vínculo con
el otro.
La prolongación de este escenario en el
tiempo, implicó finalmente el cierre total
de la actividad cultural y generó una si-
tuación crítica para quienes sosteníamos
aquellos espacios. Ante esta emergencia
cultural, obligados a buscar nuevas for-
mas de vinculación que permitieran la
supervivencia de nuestra actividad, nace
la RECSE.
Nuestra Red emerge, casi espontánea-
mente, a partir de la necesidad común de
generar vínculos que permitieran la con-
servación y promoción de la cultura, evi-
tando así el cierre definitivo de nuestros
espacios, a los que entendemos esenciales
para la vida de una sociedad.
Con el incipiente regreso a la presencia-
lidad durante la pospandemia, comen-
zamos a vivir una etapa de reapertura y
reordenamiento. Con gran esfuerzo mili-
tante y activismo cultural, surgieron nue-
vas formas de organización orientadas a
mejorar la comunicación y a implementar
estrategias, ahora en Red. Con trabajo
114 - [revista gestión cultural]
colaborativo, procuramos la construc-
ción de políticas culturales de base, que
respondieran a la necesidad real de los
espacios y de la comunidad situada en la
territorialidad. Sin embargo, enmarcados
en un escenario de crisis social y econó-
mica, no hemos podido aún alcanzar los
niveles óptimos de confort en infraestruc-
tura para la realización de las actividades
culturales en la mayoría de estos espacios,
y por ello confiamos en que el esfuerzo
conjunto nos permitirá lograr los objeti-
vos trazados.
Para construir ese camino, han resultado
vitales las distintas líneas de subsidios
impulsados por el Gobierno nacional y el
Ministerio de Cultura de la Nación. Estas
ayudas ha sido instrumentadas a través de
diferentes organismos gubernamentales
tales como Instituto Nacional del Teatro
(INT), el Fondo Nacional de las Artes
(FNA), Instituto Nacional de la Música
(INAMU) y el Instituto Nacional de Cine
y Artes Audiovisuales (INCAA). También,
a nivel local, a través del Programa de
Inclusión Deportiva, Social, Cultural y
Turística impulsado por el Gobierno de la
Provincia de Santiago del Estero. Dicho
programa ha sido de gran colaboración
para la actividad que desplegamos, pues
otorga financiamiento e incentivo a
proyectos destinados a obras básicas de
mejoras en las instituciones culturales y
deportivas de toda la provincia; como así
también a proyectos que apoyan al sector
turístico mediante acciones y capacitacio-
nes, destinadas a ayudar a las asociaciones
y cámaras representativas a mejorar la
oferta turística.
En este complejo entramado de inciden-
cias político-sociales, como una necesidad
natural y vital, la RECSE surge desde la
sinergia y se conforma –en primera ins-
tancia– como medio de sostén, de red de
contención, de sostenimiento y creación
de vínculos, de medio para viabilizar la
empatía.
Sin ánimos de aventurarnos a ensayar una
definición acabada, y desde aquella per-
cepción colectiva y común, la Red entiende
a la Cultura como una construcción socio-
cultural, como un derecho y no como un
bien al servicio del entretenimiento banal
o la mera acción lúdica. Desde el quehacer
cotidiano, se apunta a la comunicación ac-
tiva, a la construcción de un lazo social en
función de un fin cultural y artístico.
Con plena participación popular, sin ex-
clusiones, la Red despliega sus esfuerzos
desde el compromiso con el respeto y la
consideración del "otro" como un par. De
Rayen Blanco, Hugo Macias y Nicolás Azar - 115
tal modo, mediante la implementación
de acciones positivas para la igualdad y
la inclusión, la RECSE trabaja desde la
diversidad, respetando y acentuando la
singularidad y el valor de cada individuo
en el despliegue estratégico de la actividad
artística y cultural. Esta visión procura
producir un efecto beneficioso para la
condición y posición de las mujeres, con-
trarrestando los efectos de la discrimina-
ción histórica, promoviendo la igualdad de
género y oportunidades y fortaleciendo el
ejercicio y la defensa de sus derechos.
Desde aquella perspectiva, nos considera-
mos centros aglutinadores, generadores
de narrativas y rumbos; puntos vinculan-
tes de profesionales de la cultura, crea-
dores, productores, gestores y artistas.
Nuestra convicción es que el camino ade-
cuado solo es posible siendo conscientes
de la interdependencia y la colaboración
mutua.
Mediante el impulso y la conformación de
esta Red, procuramos fortalecer el trabajo
conjunto, construyendo desde la mirada
colectiva y transformadora un anclaje fun-
damental para pensarnos en el presente y
proyectarnos hacia el futuro.
La RECSE se presenta principalmen-
te como una acción de colaboración y
asociación entre los espacios culturales
que, mediante la cooperación y la pro-
moción, permitirá difundir y visibilizar
artistas, brindar educación y formación
artística, y llevar a cabo gestión y pro-
ducción cultural, entre otras. Además,
la Red se instituye como un espacio para
compartir experiencias, proponer en-
cuentros que nos vinculen, realizar pla-
nes y programas compartidos y también
proyectar talleres, encuentros e itine-
rancias artísticas que permitan generar
nuevas audiencias.
Es por esto que manifestamos y postula-
mos como objetivos colectivos:
‒‒ Fortalecer la identidad, valorando la di-
versidad cultural de nuestro país en ge-
neral y nuestra provincia en particular.
‒‒ Promover el desarrollo de políticas cultu-
rales en conjunto con otras organizacio-
nes e instituciones, propiciando la circu-
lación, producción y promoción creativa
de contenidos culturales y artísticos en el
territorio (físicos y/o virtuales).
‒‒ Promocionar el rol social de la cultura,
entendida como agente estratégico en
el desarrollo individual y colectivo.
116 - [revista gestión cultural]
‒‒ Fomentar y generar herramientas
digitales abiertas, accesibles y colabo-
rativas, para mejorar la comunicación
y el acceso a contenidos desde y hacia
cada espacio cultural.
‒‒ Fomentar e impulsar la actividad cul-
tural, comunicacional y audiovisual, a
partir de la adquisición, promoción y/o
generación de instrumentos de pro-
moción y financiamiento, tales como
becas, fondos, préstamos, subsidios,
mecenazgos, etc., de índole provincial
y nacional públicos y privados.
‒‒ Generar empleo profesional en el ám-
bito cultural para artistas, músicos,
bailarines, actores, gestores, técnicos y
otros profesionales que se desarrollen
en el ámbito de la cultura.
‒‒ Promover la formación y la educación
artística.
‒‒ Trabajar de forma organizada para el
logro de los objetivos comunes.
La RECSE se encuentra interpelada por
las tensiones socioculturales que nos
atraviesan. La fuerza que nos aglutina es
la promoción de la cultura como objetivo
común de todos los espacios culturales.
Nuestra conformación parte de la acepta-
ción de la complejidad de nuestro tiempo,
Nuestra Red emerge, casi espontáneamente, a partir de la necesidad común de
generar vínculos que permitieran la conservación y promoción de la cultura,
evitando así el cierre definitivo de nuestros espacios, a los que entendemos
esenciales para la vida de una sociedad.

reconociendo las diversidades y proyec- decisiones que propendan tanto al desa-

tándonos hacia el futuro desde la realidad
de la cultura, la cual entendemos como
emergente, independiente, autogestiva,
descentralizada, local e identitaria.
Entendemos que la formulación de pro-
puestas y la adquisición de aprendizajes
del arte en general, conforman una estruc-
tura fenomenal para la construcción de
subjetividades y mecanismos de relacio-
namiento. A partir de allí, buscamos visi-
bilizar aspectos sustanciales en los que el
Estado puede intervenir, fortaleciendo sa-
beres vinculados al quehacer cultural y sus
múltiples expresiones, mediante la promo-
ción de políticas públicas para el sector.
Desde esta perspectiva diversa, participati-
va e igualitaria, la red busca promover una
agenda de eventos individuales y grupales,
a un costo más bajo, generando un circui-
to de artistas, talleristas y eventos, lo cual
permitirá tener una visión panorámica del
sector cultural y posibilitará la adopción de
rrollo del trabajo artístico y cultural, como
a la conservación y promoción de la cultura
a nivel socio-comunitario.
A partir de procesos de participación fede-
rada, democrática y de libre expresión, con
particular respeto a la diversidad de áreas
de conocimiento y formaciones artísticas
de sus participantes, la red actúa como
mediadora o facilitadora entre los creado-
res del arte y los consumidores culturales.
Actualmente, y gracias a la conformación
de la Red y el trabajo mancomunado que
venimos desplegando, se están generando
nuevos espacios de diálogo con los repre-
sentantes de diversas organizaciones,
públicas, privadas y de la sociedad civil,
instituciones municipales, provinciales
y nacionales. Confiamos firmemente en
que la senda trazada solo nos conducirá al
logro de los objetivos mediante el esfuerzo
conjunto y somos conscientes de que aún
queda mucho camino por recorrer

Rayen Blanco, Hugo Macias y Nicolás Azar - 117

Viaje Patrimonial a la localidad de Chiloé en el marco del programa “Creando Chile en mi barrio”.
Créditos de la autora.

118 - [revista gestión cultural]

Programa
Creando Chile en mi Barrio:
una problematización
del acceso a la cultura
Por Marietta Alicia Gedda Muñoz

L
a política cultural de nuestro país
cuenta con más de una década de
existencia, la cual es implementada
por el actual Ministerio de las Culturas, las
Artes y el Patrimonio, ex Consejo Nacional
de la Cultura y de las Artes (CNCA). El
documento “Chile quiere más cultura.
Definiciones de política cultural 2005-
2010”, materializa la primera política gu-
bernamental cuyo tercer ámbito de acción
se enfocó en la participación ciudadana en
cultura, en un proceso paulatino hacia la
democratización del consumo cultural. En
este contexto, en el 2007 nace el programa
Creando Chile en mi Barrio, cuyo objeti-
vo central era facilitar el acceso a bienes
simbólicos y servicios artísticos, cultura-
les y patrimoniales de los habitantes de
barrios económicamente vulnerables y
geográficamente apartados. En el período
2008-2010, fui parte de la implementación
de este programa en el rol de animadora
sociocultural, en el barrio Los Coigues
de la comuna de Victoria, región de La
Araucanía.
El programa representó un hito en el
desarrollo de la institucionalidad cultu-
ral, la cual era reconocida en la sociedad
nacional por administrar los Fondos de
Cultura dirigido a los y las artistas, pero
que en ese momento incorporaba la inter-
vención social comunitaria a sus objetivos
estratégicos. El alcance del programa era
tal, que la historia de vida de cientos de
personas fue marcada por nuevas expe-
riencias y consumos culturales que hasta

Marietta Alicia Gedda Muñoz - 119

ese entonces se veían lejanos y distantes.
Hoy emerge la oportunidad de volver la
mirada al programa y su marco de sen-
tido, iluminando su comprensión desde
nuevas ópticas que permiten visualizarlo
como un mecanismo de inclusión social,
en respuesta a ciertas condiciones socia-
les, culturales y políticas que incidían en
un estado de cosas que se debía transfor-
mar. Así, las principales preguntas que
guían esta reflexión son ¿qué enfoque(s)
de exclusión/inclusión subyacen a la lógi-
ca de este programa y cómo se manifies-
tan? ¿Qué significado tiene el acceso a una
cultura, a unas artes y unos patrimonios
por parte de sectores excluidos de sus
“beneficios”? ¿Qué concepción de cultura
fundamentaba este propósito? ¿Cómo era
la participación ciudadana en el programa
analizado y cómo esta se relaciona con el
consumo cultural y la estructura social?
Implementar el programa implicaba,
para un animador cultural, insertarse
paulatinamente a la comuna y al barrio
seleccionado con el objetivo de socializar
el programa y establecer redes a través de
relaciones interpersonales guiadas por
el objetivo común de administrar par-
ticipativamente los recursos humanos
y pecuniarios asociados. Esta inserción
se realizó a través de las autoridades
120 - [revista gestión cultural]
políticas locales y generando alianzas con
el municipio a través del centro cultural y
su encargado de cultura, así como con los
medios de comunicación más importan-
tes de la comuna y el barrio (radios y canal
de televisión). Al mismo tiempo, se realizó
el diagnóstico del desarrollo artístico cul-
tural de Los Coigües, generando un catas-
tro tanto de artistas y cultores como de las
agrupaciones comunitarias del territorio
(juntas de vecinos, talleres laborales,
agrupaciones artísticas, etc.), así como de
instituciones de carácter formativo como
escuelas, liceos y jardines infantiles. Esta
fase de instalación incluyó la elaboración
participativa de un plan de desarrollo ar-
tístico-cultural con los líderes comunita-
rios detectados, a quienes se contactó me-
diante un acercamiento a sus domicilios y
a los espacios de reunión social, siendo la
junta de vecinos el epicentro de la vincu-
lación, en la cual se gestionaba un espacio
para que los animadores socializaran el
programa. El componente artístico se
desplegó desde un comienzo, ya que era el
sello distintivo del programa –arrancando
con un lanzamiento que convocó a músi-
cos chilenos de trayectoria en el gimnasio
del barrio–, al cual asistieron más de mil
personas. Así, el fomento a la creatividad a
través de las artes junto a la participación
ciudadana en torno al desarrollo cultural,
fueron los ejes centrales de la iniciativa.
Una vez instalado el programa y afianzados
los lazos con los actores más relevantes, se
dio paso a la ejecución del plan de desarro-
llo artístico cultural, para el cual se asignó
un presupuesto que se transparentaba a la
comunidad. El plan se organizó en base a
los intereses detectados en el barrio y a los
lineamientos del programa, y consistió en
la planificación de talleres formativos en
las temáticas de telar mapuche, marione-
tas gigantes, grafiti profesional y muralis-
mo arquitectónico; viajes patrimoniales a
Chiloé, Valparaíso y Lago Budi; interven-
ciones públicas comunitarias a través del
muralismo; presentación de obras teatra-
les regionales y puesta en valor de artistas
visuales barriales, por mencionar las ac-
ciones más significativas. Conjuntamente,
en el barrio se recibían las itinerancias
nacionales de consagrados artistas escé-
nicos y musicales, cuyos contenidos eran
definidos desde el nivel central del CNCA
(Santiago). En el marco de este proceso, es
relevante señalar que las personas que se
sumaron a la ejecución del programa fue-
ron, por una parte, líderes comunitarios
que ya ejercían este rol con anterioridad
(presidente de junta de vecinos, directora
de taller laboral de mujeres, director de
colegio), y personas –con sus familias–
que asumieron un rol activo respecto a los
demás habitantes del barrio, destacando
la participación de mujeres-madres que
estimulaban a otras familias a sumarse, y
algunos jóvenes vinculados a las artes que
ejercían un liderazgo positivo sobre sus
pares. La participación se organizaba en
base a grupos etarios, siendo las mujeres,
niños y adultos mayores quienes ejercían
una participación más constante, en con-
traste a la baja participación de los hom-
bres adultos, debido a su alta ocupación en
el trabajo, principalmente como obreros
de construcción. En cuanto a los intere-
ses, las mujeres adultas y adultas mayores
se enfocaban al desarrollo de actividades
artísticas manuales, pues resultaba ser lo
más familiar acorde a sus gustos y ocupa-
ciones previas, al igual que para los niños y
adolescentes –aunque desde otras expre-
siones como grafiti, marionetas, muralis-
mo–, y los adultos hombres se sumaban a
los viajes patrimoniales que se realizaban
los fines de semana, acompañando a sus
familias. La participación era transversal a
todos los grupos etarios cuando se trataba
de las artes escénicas (danza, música y tea-
tro), debido en gran parte a su emplaza-
miento en escenarios ubicados en espacios
públicos y abiertos a la comunidad. Junto
Marietta Alicia Gedda Muñoz - 121
al desarrollo de las acciones ya menciona- al ser elegidos somos categorizados como
das, los animadores alentaron la creación “población vulnerable”. He ahí el primer
de una agrupación artística-cultural que signo que devela una relación asimétrica
emergiera del barrio, y que una vez fina- entre el Estado y los habitantes del barrio,
lizado el programa le diera sustentabili- en la cual estos últimos son receptores de
dad al trabajo realizado, fomentando la su intervención integradora en tanto “su-
participación de sus habitantes en el flujo jetos carentes de cultura”. Además, la ad-
artístico cultural de la comuna. herencia de los/as vecinos/as al programa,
bajo el supuesto de que las artes evitarán
Durante la ejecución del programa, los
el consumo de estupefacientes entre los
habitantes de Los Coigües manifestaron
jóvenes –debido a que ofrecen una ocupa-
que “había otras poblaciones más vulne-
ción creativa del tiempo libre o de ocio–, se
rables que ellos” que también necesitaban
puede interpretar desde el tercer modo na-
“la ayuda” del programa, lo que nos puede
rrativo planteado por los autores, referido
llevar a suponer que el diagnóstico de la
a que “la presencia reiterativa de la droga,
realidad de cada región para la elección de
sobre todo en las mujeres de los sectores
los barrios no estaba completo, es decir, el
populares, testimonia un temor posicio-
conocimiento del territorio era, al parecer,
nal que se encarna con otro temor propia-
más bien inicial. No obstante –y como no
mente materno: el que los hijos caigan en
sabemos con exactitud cuáles fueron todos
su consumo” (Araujo y Martucelli, 2011).
los criterios utilizados en la selección–, sí
La inconsistencia posicional vivenciada en
podemos explicar esta percepción desde
este barrio de la comuna –que es masiva en
la tercera fuente de inconsistencia posi-
los sectores populares– es coherente con el
cional señalada por Araujo y Martucelli
interés manifestado en participar del pro-
(2011), a saber, los “peligros y amenazas
grama, en tanto este ofrecía la oportunidad
urbanas” como marca de la distancia so-
de “protegerse de los riesgos” a través del
cial. Esta lógica de comparación apunta a
fortalecimiento de las redes sociales que
una intención de dignificación, la cual se
provocaran una proximidad reductora del
reafirma con la sensación de ser elegidos
miedo e incertidumbre.
como barrio y sentirse beneficiados por el
Estado en un sentido ambivalente: somos Junto a lo anterior, se presenta como
especiales en tanto fuimos elegidos, pero mecanismo de exclusión el que otras

122 - [revista gestión cultural]

poblaciones aledañas manifestaran “ce-
los” del barrio elegido, al establecerse un
límite territorial de participación que
debían aplicar los animadores en la pla-
nificación y ejecución de las acciones del
plan de desarrollo cultural, cautelando que
los beneficiarios fueran preferentemente
habitantes de Los Coigües. Al respecto,
ciertos actores municipales expresaron
descontento frente a la focalización en
un solo barrio, más aún ante las múltiples
necesidades de índole artística, cultural
y patrimonial en otros sectores con alta
vulnerabilidad. Aquí es útil aludir a la dis-
tinción entre el modelo de equidad (subsi-
tal –basado en un modelo igualitario– las
políticas públicas culturales no apuntan
a generar una transformación profunda
a la desigualdad. Como indica Garretón
(2014), el Estado no se ocupa de distribuir
los recursos en la sociedad, que permita
que todos sus miembros puedan ejercer
sus derechos (justicia social), sino que
implementa políticas públicas “paliativas”
que, en este caso, ofrecen un paquete de
recursos acotados que mientras dure el
programa permitirá a una muestra de ba-
rrios vulnerables acceder a una serie de ex-
periencias y nuevos conocimientos sobre
las artes, la cultura y el patrimonio, pero

diario con los “excluidos”) y el modelo de que muy probablemente después de finali-

igualdad (beneficios para todos por igual), zado, retornen a su habitus más afianzado,

en tanto las políticas liberales consideran relacionado a su posición social.

que solo algunos pueden ser beneficiarios
de ayudas sociales, en base a sus caracte-
rísticas individuales y niveles de consumo.
Debido a que en Chile no contamos con un
Estado de bienestar propiamente como
Desde el enfoque de atributos individua-
les, la política cultural observa que los
barrios vulnerables y populares se carac-
terizan por estar y vivir al margen de una
cultura, arte y patrimonio que el programa

La participación era transversal a todos los grupos etarios cuando

se trataba de las artes escénicas (danza, música y teatro), debido
en gran parte a su emplazamiento en escenarios ubicados en
espacios públicos y abiertos a la comunidad.

Marietta Alicia Gedda Muñoz - 123

debe poner a su alcance. No se trata aquí
de, por ejemplo, abrir intencionadamente
espacios de interacción o acercamiento
entre “ricos y pobres” –dicho coloquial-
mente–, ni tampoco de crear estrategias
ligadas a lo cultural para salir de la vulne-
rabilidad, sino que el foco es aumentar el
consumo de bienes y servicios culturales
de los habitantes de un barrio geográfi-
camente “apartado” mediante diversos
recursos, sobre todo externos a ellos mis-
mos, brindados por la figura de un Estado
persistentemente asistencial cuya gestión
puede “amortiguar” por un período la
abismante desigualdad que mantiene a
cada actor social en su respectiva posición
social.
El enfoque de apropiación de oportunida-
des ofrece algunas luces a la comprensión
de su lógica. El Creando Chile en mi Barrio
se enfrentó, desde un fuerte componente
ideológico, a la clausura social existente en
el ámbito de las artes, la cultura y el patri-
monio. Si “las clases se definen por el ac-
ceso a ciertas oportunidades económicas
y por la exclusión de las mismas” (Wright,
2012), los individuos que acceden a dichos
beneficios ponen en práctica otros meca-
nismos para excluir de su acceso a los gru-
pos populares. En lo práctico, un ejemplo
de esto es el alto costo de pagar un taller
124 - [revista gestión cultural]
de telar mapuche de un año de duración,
con los materiales e insumos asociados
a su ejecución, lo cual se considera como
“exclusivo” por dichas condiciones que
el programa financió para los habitantes
del barrio, otorgando un “paliativo” a esta
clausura social. A su vez, en base a este en-
foque, podemos aventurarnos a sostener
que el programa aparece como una estra-
tegia de acercamiento de la “clase popular”
al capital cultural de clases sociales más
acomodadas, en tanto la primera aparece
excluida tanto del capital como de las cre-
denciales educativas, a decir de Wright.
Si bien desde la lógica del programa no es
explícita esta intención, la interrelación es
evidente en los contenidos de los servicios
y bienes artístico-culturales que se ofre-
cen a los beneficiarios.
Otro aspecto clave de analizar es el con-
sumo cultural a través de la participación
ciudadana, uno de los propósitos centra-
les del programa, ya que el acceso a la cul-
tura por parte de los habitantes del barrio
estaría dada por esa integración a un flujo
de bienes y servicios culturales distintos a
los habituales, y estimularlo contribuiría
a restaurar el ideal de la “democratiza-
ción” cultural a través del ejercicio de un
conjunto de derechos culturales histó-
ricamente negados. Esta preocupación
 Imagen de la Agrupación Cultural Los Coigues, de la comuna de Victoria,
región de La Araucanía. Créditos de la autora
se puede entender si miramos la historia
reciente de América Latina, y Chile en
particular. Como arguye Garretón (2014),
las dictaduras militares dieron origen a
luchas reivindicativas de la democracia
política y los derechos ciudadanos, “pero
las transformaciones económicas bajo
la égida del neoliberalismo, desgracia-
damente le dieron a este giro un sello de
individualismo radical ligado al consumo,
al mercado y a la competencia, con lo que
se debilitó el concepto de ciudadanía como
un sujeto colectivo”, frente a lo cual la
política cultural hizo suya la misión de for-
talecer la cohesión social y la vida comu-
nitaria en los sectores populares, de cara
a los procesos de globalización y creciente
masificación del consumo bajo el modelo
económico imperante. Este planteamien-
to nos permite dar paso a explorar el con-
cepto de consumo cultural, en su relación
con la estructura social y la concepción de
cultura dominante. Para Bourdieu (1991),
la cultura se manifiesta ante todo como
un instrumento útil concebido a con-
ciencia para marcar diferencias de clase y
Marietta Alicia Gedda Muñoz - 125
salvaguardarlas. “Hubo un tiempo en que
cada oferta artística estaba dirigida a una
clase social específica, y solo a esa clase,
en tanto que era aceptada única –o pri-
mordialmente– por esa clase” (Bauman,
2011). Lo anterior constata que el progra-
ma operaba prioritariamente bajo el con-
cepto moderno de cultura: “De la palabra
cultura se infería un acuerdo planeado
y esperado entre quienes poseían el co-
nocimiento y los incultos. El proyecto de
ilustración otorgaba a la cultura el estatus
de herramienta básica para la construc-
ción de un Estado y un Estado Nación, a
la vez que confiaba esa herramienta a la
clase instruida” (Bauman, 2011). Así las co-
sas, el programa se basa en el concepto de
cultura moderno, aunque integra a su vez
rasgos del nuevo paradigma de la cultura
asociado a la transformación de los indivi-
duos en clientes, en el que se circunscribe
la noción de consumo cultural. Así, “la
función de la cultura no consiste en satis-
facer necesidades existentes sino en crear
necesidades nuevas, mientras se mantie-
nen aquellas que ya están afianzadas o
permanentemente satisfechas” (Bauman,
2011), lo que se observa en la nueva oferta
artístico cultural presentada a sus ha-
bitantes, compuesta tanto de símbolos
novedosos como de elementos culturales
126 - [revista gestión cultural]
familiares, ampliando el consumo cultural
de manera que se genere una integración
temporal a la cultura dominante e instalar
la necesidad de acceder a este flujo cultu-
ral una vez finalizado el apoyo del progra-
ma, con recursos humanos, económicos y
culturales que, siendo realistas, no pue-
den ser instalados y/o modificados en un
breve período. A este respecto, Güell (2012)
señala que “ni la fuerza de las estratifica-
ciones elimina completamente la libertad
de composición de los estilos de vida, ni el
mundo de consumo ofrece completa liber-
tad para ello”.
El programa plantea, por consiguiente,
una contradicción entre el acceso que ge-
nera al consumo cultural, las capacidades
que instala para que este nuevo consumo
trascienda la duración limitada de sus
beneficios y la “subyugación” de los sec-
tores populares a la cultura dominante.
Bauman (2011) sostiene que en un mo-
mento posmoderno o de “sociedad líqui-
da”, la cultura se asocia más bien a la liber-
tad individual de elegir como ideal y como
práctica, lo que supone además que la cul-
tura “sirve no tanto a las estratificaciones y
divisiones de la sociedad como al mercado
de consumo”, visión que se contrapone a
la moderna en la cual, como discutimos, el
foco es acercar la cultura dominante a los
excluidos de ella, como estrategia de inte-
gración social, según la cual los sectores
culturales estarían “desprovistos de cultu-
ra”. Efectivamente, podríamos discutir si
existe violencia simbólica en la operativa
del programa, sobre todo en los momen-
tos en que queda en mayor evidencia la
asimetría entre “cultos e incultos”. En este
marco, el concepto de interculturalidad
que plantea este autor sería un vehículo
para articular críticas contextuales a la
cultura dominante, de manera que quede
en evidencia la real y profunda diversidad
cultural del territorio.
Este ejercicio de análisis nos ha permi-
tido acercamos a construir una mirada
crítica y analítica del programa, dejando
planteadas algunas problemáticas que
pueden aportar al estudio y seguimiento
de los programas de intervención cultu-
ral, en tanto tienen que ver directamente
con las transformaciones socioculturales
que impulsa la institucionalidad cultural
y que subyacen a las políticas públicas. La
ambivalencia y contradicción del “acceso
a la cultura”, apegada al espíritu moder-
no y el concepto de cultura dominante
que invisibiliza los contextos; la catego-
rización y estigmatización asociadas a
los sectores populares en la lógica de las
relaciones asimétricas gerenciadas por
el Estado como entidad integradora; los
“peligros y amenazas urbanas” frente a las
cuales las artes y los lazos comunitarios
figuran como estrategia de protección; el
insuficiente conocimiento y valoración de
las artes, culturas y patrimonios locales
en consistencia con la concepción de los
sectores populares como carenciados; la
persistencia de un modelo de equidad que
fundamenta estrategias cortoplacistas con
baja sustentabilidad y un ejercicio “tem-
poral” de derechos y consumos culturales,
o en otras palabras, estrategias paliativas
que no consiguen alterar la estructura so-
cial de clases ni ampliar la plena libertad
de los individuos y comunidades a través
del ejercicio de derechos culturales –más
que de consumos– anclados a un auténtico
modelo de igualdad
Marietta Alicia Gedda Muñoz - 127
128 - [revista gestión cultural]
Breve aproximación histórica a los
espacios culturales de proximidad
de la ciudad de Barcelona y
su relación con la materialización
de los derechos culturales
Por Sergio Ramos Cebrián
Cuando hablamos de “espacios culturales
de proximidad” nos referimos a ese tipo de
infraestructura cultural pública ubicada
en los barrios, comunidades o ruralida-
des, orientada a facilitar los derechos de
acceso, disfrute y participación cultural,
y que, absurdamente, suele ser el recurso
cultural menos valorado e infrafinanciado,
a pesar de ser los equipamientos culturales
más cercanos a la ciudadanía.
La historia de los espacios de la ciudad
de Barcelona1 muestra las oportunida-
des culturales de su población. Su relato
manifiesta el proceso de institución de
los derechos culturales. Como veremos,
empezaron como espacios para el con-
trol, la instrucción y la capacitación de la
población. Hasta llegar, en la actualidad,
a orientarse, principalmente, al consumo
cultural y, algo menos, a la creatividad co-
lectiva de la ciudadanía.
El proyecto de los derechos culturales de-
pende de las estrategias de las políticas
culturales. Y los espacios culturales de
proximidad son una de las piezas centrales
de la política pública destinada a conseguir
la materialización de los derechos cultura-
les de la ciudadanía.
El presente artículo presenta una aproxi-
mación a su historia (el ejercicio podría
aplicarse a cualquier ciudad). El objetivo es
mostrar brevemente cómo se materializan
los márgenes de desarrollo de los derechos
culturales a partir de la evolución y el uso
de las infraestructuras culturales de una
ciudad. Así, atender a los motivos y las
Sergio Ramos Cebrián - 129
decisiones que activa la política cultural
relativa a los espacios culturales de proxi-
midad en cada momento, amplía o limita
la consolidación de los derechos culturales.
Siguiendo la idea de que “las infraestruc-
turas […] son políticas materializadas […]
pueden, por tanto, segregar como articular
comunidades” (Rowan, 2016, p. 55).
A pesar de que los primeros presupuestos
específicos para la cultura pública fueron
aprobados en 1908, la política cultural de
Barcelona viene de lejos, cuando iglesia
y burguesía comandaban la cultura de la
ciudad.
Aparición de los espacios
culturales de proximidad en la
ciudad
La historia de estos espacios se inicia con
los primeros cafés ubicados en las proxi-
midades de los primeros teatros. En la
ciudad de Barcelona, el primer café se
inauguró en 1750 (Villar, 2008). Aquellos
lugares politizados tenían como particu-
laridad las espontáneas tertulias que se
organizaban, fomentaban ideas que a la
alta burguesía de la época le provocaba
temor a revuelta.
Cerca de finales del siglo XVIII, la
130 - [revista gestión cultural]
clase dominante decide intensificar la
promoción de otro tipo de espacios cul-
turales denominados “ateneos” (Arnabat
y Ferré-Trill, 2017; Theros, 2015; Barcelona
Cultura, 2019) para alejar a la población de
los “males” de las tabernas y los cafés.
La misión de aquellos ateneos fue facilitar el
control y la capacitación dirigida de la masa
popular. Las fábricas necesitaban mano de
obra barata y mínimamente instruida. La
manera de formar a la población fue crear
ateneos. Para atraerlos, frente al café, la be-
bida de captación fue el chocolate. “Los que
tomaban chocolate eran los eclesiásticos y
realistas, mientras que los que tomaban café
eran los laicos y liberales” (Villar, 2008, p.
121). La politización de los espacios cultura-
les de proximidad estaba en marcha. Se ini-
cia la batalla por la instauración de derechos
en la proximidad cultural.
Los ateneos fueron promocionados por el
poder eclesiástico, la clase burguesa y el
movimiento obrero.2 Cada uno de aquellos
promotores tenía sus motivos y razones.
Continuar la misión evangélica, instruir
y capacitar para la productividad o lograr
la emancipación de la clase obrera. Así, la
idea de que “la escuela es en el campo cul-
tural, lo que la iglesia en el campo religio-
so” (Bourdieu, 2014, p. 317) se visualiza en
aquellos originales ateneos. Esos espacios
abrieron la puerta a la facilitación de dere-
chos. El cultivo e instrucción de la población
puso las bases de una emergente sociedad
productiva, cohesionada y capitalista, obje-
tivo de las clases dominantes de la ciudad,
consolidando el sistema de clases y el con-
sumo cultural. En este sentido, los ateneos
se convirtieron en eficaces dispositivos para
el orden y el control social.3
Primeras demandas del
derecho a la cultura
A principios del siglo XX, la red de ateneos
centra la actividad sociocultural de proximi-
dad en las ciudades. Los mentores amplia-
ban su red de espacios para estar cerca de
la población e influir en su instrucción. Por
ejemplo, el Ateneu Obrer de Barcelona llegó a te-
ner en 1907 “unos 1000 alumnos […]. A partir
de 1912 pasó a ser controlado por sectores de
la burguesía vinculados al catolicismo social”
(Monés y Pujol, 2010, p. 117).
El mecenazgo de la burguesía fue captan-
do masa social alrededor de la creación es-
tética. Así, la creación de una amplia red de
grupos de canto coral serviría para fomen-
tar la participación cultural y mantener a
la población en contacto con la estética y
la cultura nacional.4 Muchas de aquellas
formaciones realizaban su actividad en los
ateneos. Así fue calando la idea de que la
práctica y la capacitación en determinada
cultura eran necesarias para el ascenso
social, mientras las prácticas culturales
consideradas “menores” iban desapare-
ciendo bajo el manto cultural dominante.
El derecho cultural se limitaba al acceso y
disfrute de una determinada cultura.
En un momento en que la inversión pú-
blica en cultura era nula, la instrucción
cultural se convirtió en una reivindicación
social. Para los ateneos obreros, “la cultura
se convertía en una necesidad ineludible
pues la falta de escolarización constituía
una de las principales indefensiones de
los obreros frente a la burguesía” (Monés,
2010, p. 111). Por ejemplo, en Barcelona,
“bajo el lema el pueblo tiene derecho a la cultu-
ra. Queremos la educación de nuestros hijos, la
primera campaña Pro Educación Popular
se gesta en 1918” (Grup Desbordes de la
Cultura, 2017, p. 13).
Los años treinta y la
imposición de la dictadura
cultural
Los ateneos fueron los ejes troncales de
las posibilidades educativas y culturales
de las clases populares de la ciudad. Los
Sergio Ramos Cebrián - 131
grandes equipamientos se reservaban
para las clases privilegiadas (con mati-
ces, sigue ocurriendo). Durante los años
treinta, la II República española im-
pulsa una innovadora legislación para
extender y promocionar los derechos
culturales. Los espacios protagonizan
la promoción y la descentralización
cultural. Principalmente, los archivos
históricos, las bibliotecas y el impulso
de las Casas del Pueblo. La guerra por el
golpe franquista transforma los casales
de juventud y los ateneos en espacios de
organización social y política al servi-
cio de la defensa de la ciudad, contra el
fascismo.5
La estrategia cultural de la dictadura fue
imponer el nacional-catolicismo, e in-
tensificar el control social. Las Casas de
la Cultura se transforman en “los inefa-
bles Teleclubs postulados a partir del año
1962 […] (y) las Aulas de Cultura creadas
mediante Orden Ministerial del 3 de julio
de 1974 […] con el objetivo de ser centros
de convivencia y de difusión cultural”
(Miralles y Saboya, 2000). La proximidad
cultural franquista, creada a espejo de las
políticas culturales socialdemócratas de
André Malraux (Baltà, 2016), ahonda en la
tutela y vigilancia de la población. La polí-
tica cultural panóptica (Foucault, 2003) de
132 - [revista gestión cultural]
la dictadura utilizó los espacios culturales
de proximidad, hasta su final, como una
estrategia de control social absoluto.
¿Democratización cultural o
democracia cultural?
Con la llegada de la democracia al Estado
español (1978), la nueva política cultural
se diseña sobre los cimientos de cuarenta
años de dictadura (Quaggio, 2014). En el
último tercio del siglo XX, las políticas de
proximidad cultural retoman el ambicioso
proceso estatal de descentralización cul-
tural. La idea es que la cultura como bien
y servicio público llegue a cada rincón del
territorio y alcance a la totalidad de la ciu-
dadanía. Se refuerzan las competencias
culturales de las ciudades (BOE, 1985). El
Estado deja de ser el único y hegemónico
gestor de la cultura pública institucional.
Se activan las diferentes escalas6 de la ges-
tión pública de la cultura. Los derechos
culturales serán también asunto de las
políticas culturales de las ciudades.
La estrategia de democratización cultural
basa la actividad en llevar la cultura a cada
rincón del territorio, motivo de crítica de
los partidarios de la democracia cultural.
Pues la democratización mantiene un
“claro paternalismo dirigista, dejando

Señalética del centro cívico La Sagrera “La
Barraca” del Distrito de Sant Andreu.
muy marcado el límite insalvable entre
productores y consumidores” (López de
Aguileta, 2000, p. 40). En cambio, en la
democracia cultural:
El derecho de la cultura ya no se entien-
de como un mero derecho a consumir
arte desde el simple papel del especta-
dor […]. La cultura deja de concebirse
como un simple objeto, primándose
más la actividad o el proceso que el
consumo de productos elaborados por
otros. Se rompe el monolitismo, ad-
mitiendo la pluralidad de subculturas
igualmente válidas que la oficial (p. 41).
Consecuentemente, se visualizan dife-
rencias relevantes a la hora de pensar las
estrategias relativas a las infraestructuras
culturales.
De los centros cívicos a los
laboratorios comunitarios
Durante los años ochenta se inicia en
Barcelona la creación de una amplia red
de centros cívicos destinados a dinamizar
y democratizar la cultura de proximidad.
En los primeros momentos la iniciativa
del ayuntamiento no fue bien recibida. Las
asociaciones vecinales veían en aquella red
un nuevo intento, ahora en democracia,
de tutelar la cultura de la ciudadanía. Así,
“frente a los ojos de los vecinos, los Centros
Cívicos aparecían como una caricatura o
una mala copia de los Ateneos, como una
versión institucionalizada de los Ateneos
Populares” (Sánchez, 2015, p. 139).
A finales del siglo XX la casi cincuente-
na de centros cívicos desplegados por
la ciudad vuelven a sufrir una crisis
de legitimidad. La política cultural de
proximidad se había orientado al fomento
de las industrias culturales y el consumo
cultural, denominado “giro gerencialista”
(Sánchez, 2015) y la corriente neoliberal ca-
pitanea la política cultural. Iniciado el siglo
Sergio Ramos Cebrián - 133
XXI, el gobierno de la ciudad crea nuevos
espacios culturales públicos ahondando
en la idea de profesionalización y consu-
mo cultural. Por ejemplo, las Fábricas de
Creación se crean como espacios orien-
tados a la experimentación artística y
la cultura profesional (Ajuntament de
Barcelona, 2020). Además, la burocrati-
zación de la gestión pública complica los
procesos culturales.
Como respuesta al modelo institucional,
diferentes colectivos de la ciudad impul-
san espacios culturales alternativos en
forma de emergentes laboratorios ciuda-
danos y comunitarios donde se desarro-
llan nuevas e innovadoras formas de hacer
cultura no tuteladas por el poder público
(Marrero, 2008), poniendo en conflicto la
estabilidad institucional de la cultura co-
munitaria, y ampliando la comprensión
clásica de los derechos culturales. Así, los
derechos de participación protagonizan
las demandas de una nueva, innovadora
y activa ciudadanía cultural (Subirats y
García, 2015; Martínez, 2018; Del Campo y
Estévez, 2020).
Además, las Convenciones Unesco sobre
la diversidad cultural de la primera déca-
da del siglo XXI, animaban a conseguir la
legitimidad de esas otras formas de hacer
134 - [revista gestión cultural]
cultural no institucionales que habitan la
ciudad (Unesco, 2001; 2003; 2005). Aunque
el discurso de la diversidad cultural no des-
hace el colonialismo incrustado en las políti-
cas culturales institucionales, y presenta en
la actualidad retos importantes en relación
con los derechos culturales (Barreiro, 2021).
Actualidad de los espacios
culturales y sus derechos
asociados
En la actualidad, en la ciudad de Barcelona
convive una amplia red de espacios cultura-
les de proximidad: bibliotecas, Fábricas de
Creación, centros cívicos, ateneos, Espais
Joves, Casales de Barrio, Espacios Vacíos,
Espacios de Cultura Viva, espacios alterna-
tivos (Ramos Cebrián, 2021). Cada cual con
su especial misión, valores y objetivos. Cada
uno orientado a materializar derechos cul-
turales. Aunque, la mayoría, concentrados
y ocupados en ser escenario de exhibición o
aula de formación. Pocos a fomentar la par-
ticipación cultural no dirigida.
En los últimos años, los movimientos socia-
les y culturales de la ciudad han provocado
que el ayuntamiento de Barcelona explore
alternativas relativas a los espacios cultu-
rales de proximidad y su oportunidad de-
mocrática. La municipalidad ha empezado
Puerta de entrada de un centro cívico de Barcelona.
a reconocer esas nuevas formas de hacer
cultura alternativa que se producen en la
ciudad. En concreto, algunas basadas en la
cogestión y la autogestión cultural, que de-
sarrollan diferentes colectivos alternativos
y comunitarios. Para ello, se diseña una
nueva normativa que facilite su encaje ins-
titucional. La llegada al consistorio (2015) de
los partidos surgidos del movimiento 15M
(2011) consolida esta apuesta por legitimar y
legalizar esas nuevas formas de hacer cultu-
ra en la ciudad (Barbieri, 2018).
En este contexto, en el año 2019, Barcelona
presenta el programa de patrimonio
ciudadano de uso y gestión comunita-
ria (Ajuntament de Barcelona, 2019).
Destinado a fomentar los procesos de
cogestión y autogestión cultural, y la via-
bilidad de los laboratorios ciudadanos
creados en el territorio. Abriendo la posi-
bilidad para materializar nuevos derechos
culturales, no limitados al consumo o al
disfrute del catálogo de oferta pública pre-
viamente diseñada (Ramos Cebrián, 2019).
Se pretende “facilitar administrativamen-
te” que el colectivo activista o vecinal pueda
generar, experimentar y hacer su propia
cultura dentro de un marco normativo que
lo permita. Encajar las maneras de hacer
Sergio Ramos Cebrián - 135
 Exposición del centro cívico construido recientemente en Barcelona (2015) que obtuvo
el premio LEED Platinum, máximo galardón a la sostenibilidad de edificios a nivel
internacional.

cultura contemporánea con la cultura ins-
titucional. Superar el concepto estricto de
la “tutela institucional”. Y las formas clási-
cas y verticalistas de la política de Estado,
incluso de la “democratización cultural”.
En favor del diseño de un contexto nor-
mativo que permita una “administración
compartida” de los asuntos culturales de la
ciudad, entre ciudadanía e instituciones,
siguiendo el ejemplo italiano del cuidado
del bien común (Tornos, 2017a; 2017b).
Para consolidar la nueva estrategia cultural,
la ciudad de Barcelona presenta (2021) un
ambicioso Plan orientado a los Derechos
culturales (Ajuntament de Barcelona, 2021;
Ramos Cebrián, 2022).
El mantra del consumo y la
mancha de la desigualdad
cultural
Pero el mantra del consumo cultural con-
tinúa latiendo en la ciudad. Los espacios
culturales públicos, privados o comunita-
rios, continúan centrando su actividad en
diseñar una oferta cultural más o menos

136 - [revista gestión cultural]

comercial. Los datos apuntan a que estos
nuevos espacios incorporados por la nueva
regulación mantienen, mayoritariamente,
la línea de dotación de contenidos y pro-
gramación cultural para el consumo cul-
tural (Ramos Cebrián, 2021). Así, los dere-
chos de participación siguen siendo el reto
pendiente de las políticas culturales (2020).
Y la desigualdad cultural el mal endémico
enquistado en la ciudad (INAEM, 2020).
Las infraestructuras culturales mutan con el
tiempo. En la actualidad experimentan una
atención institucional creciente para con-
vertirse en nodos culturales de la cotidiani-
dad, facilitadores de derechos culturales
para la ciudadanía. El problema es la mag-
nética tendencia institucional para convertir
la cultura en consumo, que condiciona la po-
lítica cultural y limita el desarrollo de los de-
rechos culturales, ligados a la participación.
Conclusiones
La política cultural de la ciudad de
Barcelona despliega una amplia gama de
infraestructuras para la materialización
de los derechos culturales. Si bien su
política cultural desarrolla muchas opor-
tunidades para satisfacer el derecho cul-
tural de acceso y disfrute a la cultura, son
pocas para los derechos de participación,
limitando las opciones para materializar
los derechos culturales, en sentido pleno.
A pesar de la evolución de las infraestructu-
ras culturales, en la actualidad, el consumo
cultural sigue siendo el primer motor de
la cultura de proximidad en la ciudad. Lo
que indica que la política cultural de ins-
trucción y consumo es hegemónica. Dicho
de otra manera, los derechos culturales de
acceso y disfrute están asegurados pero los
derechos de participación están desatendi-
dos. Así, la relación espacios culturales de
proximidad y derechos culturales indica el
déficit de la descentralización del Estado
que no consigue explotar el potencial de los
derechos culturales.
Atender al funcionamiento de las infraes-
tructuras culturales informa sobre la re-
levancia de los derechos culturales, sobre
el tipo de derechos que estamos promo-
cionando. Si esa política cultural es para
instruir, dar placer y/o participar, una po-
lítica cultural puede asegurar los derechos
de formación, capacitación y disfrute, y
tener una materialización deficitaria de
los derechos de participación cultural.
Más allá de las particularidades de la ciu-
dad de Barcelona, conviene atender la rela-
ción entre infraestructuras y derechos cul-
turales. Según los espacios culturales que
Sergio Ramos Cebrián - 137
posea un territorio así es el desarrollo y la
materialización de sus derechos asociados.
Especialmente en los espacios culturales
de proximidad. Pues en ese tipo de equi-
pamiento se observa el grado del derecho
cultural que promociona una ciudad, si es
pasivo y centrado en el consumo, o es activo
y fomenta la participación plena.
Dicho de otra manera, observando el fun-
cionamiento de los espacios culturales
sabemos si la ciudad es de todas o sigue
siendo de alguien, de otros.
Si quieres saber cómo se tratan los dere-
chos culturales en tu comunidad, ya sabes,
observa sus espacios culturales de proxi-
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Notas
1 La política cultural de Barcelona (Catalunya,
España) es modelo para muchas ciudades (Mar-
tínez et al. 2011; Martínez y Rius-Ulldemolins,
2012). En 2021 ha presentado un inaudito y am-
bicioso plan orientado a los derechos culturales
(Ajuntament de Barcelona, 2021; Ramos, 2022).
2 “Los ateneos obreros se desarrollan a partir
de la segunda mitad del siglo XIX con finalida-
des cooperativas y educativas y dieron especial
importancia a la enseñanza de la lectura, la es-
critura y las cuatro reglas” (Monés, 2010, p. 113).
3 Si las políticas culturales nacieron para evi-
tar la anarquía (Arnold, 2010), tienen en los es-
pacios culturales una de sus mejores defensas.
4 “Las primeras preocupaciones por la ele-
vación cultural de los obreros provienen del
movimiento coral impulsado por Anselm Clavé
que sacaba a los obreros de las tabernas para en-
señarles a cantar” (Consejo Escolar del Estado,
2010, p. 113).
5 “En los Casals de Joventut (ya no los llamá-
bamos “radios”, porque nos habíamos moder-
nizado, teníamos que hacer ‘aggiornamento’),
ya solo quedaban chicas, algún ‘peoner’ o muti-
lados, como Leopoldo Cebrián o Pinós […]. Los
dos habían perdido el brazo en el frente y los
dos tenían una autoridad bien ganada. Siempre
arriba y abajo se les veía noche y día, organizan-
do brigadistas de todo tipo: de ayudas al campe-
sinado, en los servicios auxiliares, en la sanidad
de guerra, en el comité de refugiados” (Pàmies,
1974, p. 148).
6 En el Estado español existen cinco jurisdic-
ciones de la gestión pública de la cultura: escala
internacional (Unesco); escala Comunitaria Eu-
ropea; escala Estatal, escala Autonómica o Fe-
deral, y escala Municipal (local o rural) (Ramos,
2021).
Sergio Ramos Cebrián - 141
NOVEDADES

Teatro comunitario
en tiempos de Covid-19
Dificultades, estrategias y proyecciones
CLARISA FERNÁNDEZ,
CAMILA MERCADO Y
LOLA PROAÑO GÓMEZ

Estado de situación
del tango en la
Argentina 2020
Aspectos sociolaborales,
profesionales y organizacionales
MATÍAS ZARLENGA, HERNÁN MOREL Y
AGUSTINA COLOMA

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142 - [revista gestión cultural]